SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número39Ciudades sobrecargadas: la sobreexplotación de recursos como limitante del desarrollo sustentableAnálisis de los actores involucrados en el tratamiento de los residuos electrónicos de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), en la ciudad de Mar del Plata índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Antipoda. Revista de Antropología y Arqueología

versión impresa ISSN 1900-5407

Antipod. Rev. Antropol. Arqueol.  no.39 Bogotá ene./abr. 2020

https://doi.org/10.7440/antipoda39.2020.02 

Paralelos

Habitar ante la cotidianidad de la contaminación del agua: contestaciones a las actividades extractivas en las periferias urbanas de Ecuador *

Living in the Face of Daily Water Pollution: Responses to Extractive Activities in Ecuador’s Urban Peripheries

Habitar ante a cotidianidade da poluição da água: respostas às atividades extrativas nas periferias urbanas do Equador

Gustavo Durán** 

Manuel Bayón Jiménez*** 

Alejandra Bonilla**** 

** Doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesor titular de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Ecuador. Entre sus últimas publicaciones están: (en coautoría con Cristian Serrano) “Geografía de la fragmentación en el periurbano de Quito: un análisis de las nuevas centralidades Cumbayá-Tumbaco y San Antonio de Pichincha”, EURE. Revista Latinoamericana de Estudios Urbano Regionales 46, n.° 137 (2020): 247-271, http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612020000100247; (como compilador) Recomendaciones de políticas urbanas para el uso y la gestión del suelo en Cuenca (Ecuador: Editorial Flacso, 2019). gduran@flacso.edu.ec

*** Magíster en Estudios Urbanos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Ecuador. Coordinador de investigación del proyecto Contested Cities Ecuador, Flacso. Entre sus últimas publicaciones están: (en coautoría con Íñigo Arrazola Aranzábal) “Discusión del común multiescalar a partir del Territorio de los Pueblos Aislados”. Universitas. Revista de Ciencias Sociales y Humanas 32 (2020): 37-54; (en coautoría con Diana Vela-Almeida, Sofia Zaragocin e Íñigo Arrazola) “Imaginando territorios plurales de vida: Una lectura feminista de las resistencias en los movimientos socio-territoriales en el Ecuador”. Journal of Latin American Geography (2020): publicación anticipada. https://doi.org/10.1353/lag.0.0128 «mjimenezfl@flacso.edu.ec»

**** Magíster en Estudios Urbanos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Ecuador. Coordinadora de investigación del proyecto Contested Cities Ecuador, Flacso. apbonillam@gmail.com


Resumen:

Lago Agrio se conformó como una ciudad alrededor de la primera estación petrolera de la Amazonía y Santo Domingo de los Tsáchilas se urbanizó en torno a una pujante actividad comercial, en los intersticios de la ganadería a gran escala. Estos dos núcleos son hoy dos ciudades intermedias con un fuerte dinamismo urbano, en los que las actividades petroleras y ganaderas de gran escala, antes en su periferia, han quedado integradas dentro del continuo de la urbe. El objetivo de este artículo es desentrañar cómo se reconfiguran las violencias y disputas alrededor del agua, ante el crecimiento urbano y la conformación de las nuevas periferias en las ciudades con predominancia de actividades extractivas. El marco teórico-metodológico parte de los estudios urbanos para trazar un diálogo con la ecología política que, desde una mirada territorial, se adentra en lo cotidiano a partir de los métodos antropológicos, con el fin de observar cómo se produce el sufrimiento ambiental y las disputas que este dispara. El artículo concluye que la simbiosis entre crecimiento urbano, en ausencia de sistemas de tratamiento de aguas residuales, y presencia de actividades extractivas ha provocado que la contaminación de las aguas se haya acelerado, causando un fuerte sufrimiento ambiental. Pero a la vez, la pertenencia a la ciudad ha promovido formas diferentes de mediación con las autoridades, a través de la demanda de servicios urbanos. La originalidad del artículo está en el análisis de un conflicto socioambiental por el agua, en el que son claves los nuevos elementos que introduce la expansión dispersa de las ciudades, donde los derechos urbanos otorgan a las comunidades una herramienta para alejar las actividades extractivas y mitigar el sufrimiento ambiental.

Palabras clave: Contaminación; derecho a la ciudad; extractivismo; periferias urbanas; sufrimiento ambiental.

Abstract:

Lago Agrio was formed as a city around the first oil station in the Amazon, while Santo Domingo de los Tsáchilas became urbanized around a thriving commercial activity, in the interstices of large-scale cattle ranching. These two nuclei are today two intermediate cities with a high degree of urban dynamism, in which oil and large-scale livestock activities, previously on their periphery, have been integrated into the urban continuum. The purpose of this article is to unravel how violence and disputes around water are reconfigured in the face of urban growth and the formation of new peripheries in cities dominated by extractive activities. The theoretical-methodological framework is based on urban studies to draw up a dialogue with political ecology which, from a territorial viewpoint, explores daily life using anthropological methods, in order to observe what gives rise to environmental suffering and the disputes it triggers. The article concludes that the symbiosis between urban growth, in the absence of wastewater treatment systems, and the prevalence of extractive activities has caused water pollution to intensify in the midst of great environmental suffering. At the same time, however, belonging to the city has also promoted different forms of mediation with the authorities through the demand for urban services. The originality of the article lies in the analysis of a socio-environmental conflict over water, in which the new elements introduced by the dispersed expansion of cities are key, where urban rights give communities a tool to distance themselves from extractive activities to mitigate environmental suffering.

Keywords: Environmental suffering; extractivism; pollution; right to the city; urban peripheries.

Resumo:

Lago Agrio foi conformada como uma cidade ao redor da primeira estação petroleira da Amazônia, e Santo Domingo de los Tsáchilas foi urbanizada em torno de uma crescente atividade comercial, nos interstícios da criação de gado em grande escala. Esses dois núcleos são hoje duas cidades intermédias com forte dinamismo urbano, nos quais as atividades petroleiras e pecuárias de grande escala, antes em sua periferia, ficaram integradas dentro do contínuo da urbe. O objetivo deste artigo é analisar como as violências e as disputas ao redor da água são reconfiguradas ante o crescimento urbano e a formação das novas periferias nas cidades com predomínio de atividades extrativas. O enquadramento teórico-metodológico parte dos estudos urbanos para estabelecer um diálogo com a ecologia política que, de um olhar territorial, incursiona no cotidiano a partir dos métodos antropológicos, a fim de observar como o sofrimento ambiental e as disputas que este dispara são produzidos. O artigo conclui que a simbiose entre crescimento urbano, em ausência de sistemas de tratamento de águas residuais, e presença de atividades extrativas tem provocado que a poluição das águas seja acelerada em meio de um forte sofrimento ambiental. Contudo, por sua vez, o pertencimento à cidade tem promovido formas diferentes de mediação com as autoridades por meio da demanda de serviços urbanos. A originalidade deste artigo está na análise de um conflito socioambiental pela água, em que são fundamentais os novos elementos que a expansão dispersa das cidades introduz, em que os direitos urbanos outorgam às comunidades uma ferramenta para afastar as atividades extrativas e amenizar o sofrimento ambiental.

Palavras-chave: Contaminação; direito à cidade; extrativismo; periferias urbanas; sofrimento ambiental.

Introducción: la reciente urbanización de Lago Agrio y Santo Domingo de los Tsáchilas en torno a las actividades extractivas

Para ambas ciudades, por lo demás inexistentes hasta hace pocas décadas, y aunque con enormes diferencias, el curso catalizador de la urbanización está vinculado a actividades primarias de un capitalismo de alta escala, que provocan fuertes procesos de contaminación del agua. En los dos casos, el Estado se muestra inoperante en la salvaguarda de los derechos ambientales de las poblaciones, en medio de intensas dinámicas de crecimiento urbano que sitúan a las comunidades estudiadas en el área de la ciudad. Esta introducción explica los procesos históricos de conformación de dichas ciudades y su vínculo con el extractivismo. (Ver figura 1).

Fuente: los autores con base en coberturas del Sistema Nacional de Información (SNI), 2019.

Figura 1 Ubicación de las zonas de estudio (a) Lago Agrio (b) Santo Domingo 

Santo Domingo de los Tsáchilas es una ciudad que emerge como efecto colateral de las políticas nacionales que se aprovechan de su ubicación estratégica, dado que es un punto de unión entre la sierra y la costa, y entre los lugares de comercio y los puertos. Sin embargo, el proceso expansivo y la latente contaminación ambiental responden a la pujante y creciente agroindustria. En consecuencia, lo interesante de Santo Domingo de los Tsáchilas es que su origen y crecimiento exponencial responden a lógicas capitalistas impuestas en principio por el Estado y, posteriormente, por la actividad agroindustrial. En los años sesenta, en pleno auge de la reforma agraria y la colonización, inicia la configuración de las zonas aledañas a la ciudad. Por un lado, los hacendados obtenían grandes porciones de tierra y, por otro, las clases populares eran demandadas para limpiar la tierra, pero exigían servicios y comercios. A partir de esta dinámica se fue configurando el actual Santo Domingo de los Tsáchilas (Recalde 2018).

De forma paralela a la reforma agraria estaba la construcción de infraestructura vial, que permitía la conectividad con los grandes centros poblados del país. El dinamismo de la ciudad y la provincia, resultado de la presencia de múltiples empresas ganaderas, generó un interés de asentamiento entre individuos provenientes de otras jurisdicciones del país en busca de oportunidades. Por ende, de la mano de cooperativas y mediante fraccionamientos, la ciudad continuó expandiéndose (Torres y Torres 2009). La principal problemática de la expansión urbana y consolidación de la agroindustria es que terminó acorralando a los propietarios ancestrales del territorio: las comunidades tsáchilas. En la provincia existen siete de estas comunidades: Chigüilpe, Otongo-Mapali, El Poste, El Búa, Cóngoma, Peripa y Aguavil. Por su ubicación geográfica, las más afectadas son Peripa y Chigüilpe, que forman parte del periurbano de la ciudad y por esto fueron seleccionadas como estudios de caso en esta investigación. (Ver figura 2).

Fuente: los autores con base en coberturas del SNI, 2019.

Figura 2 Distribución de principales actividades contaminantes y comunas tsáchilas en la ciudad de Santo Domingo 

Durante años, las comunidades tsáchilas han presentado denuncias y quejas ante diferentes niveles y representantes del gobierno, sin obtener una respuesta satisfactoria. Por otro lado, las agroindustrias se han blindado en materia de contaminación, al argumentar que cumplen con todos los requerimientos ambientales y de tratamiento de agua, previa descarga en los ríos. A su vez, los gobiernos municipales de turno han discutido, por años, el sistema del tratamiento de aguas residuales y alcantarillado que, sin embargo, no han implementado. Actualmente, las aguas contaminadas se juntan con las aguas agroindustriales destruyendo el habitar de la población río abajo. Si bien la municipalidad explica que la planta de tratamiento está en proceso de construcción, el tiempo de espera (veinte años) es demasiado largo, si se parte del hecho de que las comunidades tsáchilas presentan condiciones deplorables tanto en el acceso al agua de consumo diario como en el acceso al agua subterránea de ríos y cascadas, que se utiliza para otras actividades cotidianas, culturales y ancestrales (León 2012).

En Lago Agrio la explotación comenzó en 1967, a cargo de la empresa estadounidense Texaco-Gulf. La actividad petrolera necesitó de una malla de oleoductos y logró que el Estado construyera una red de carreteras que unió la Amazonía a la sierra y a la costa. La explotación petrolera fue catalizadora del desarrollo urbano debido a su infraestructura (pozos, ductos, campamentos, vías de comunicación y telecomunicaciones). Ejemplo de ello son las ciudades de Lago Agrio, El Coca, Shushufindi y La Joya de los Sachas (Wilson, Bayón y Díez 2015).

Lago Agrio fue el primer gran campamento petrolero porque allí se localizó el pozo Lago Agrio-1, primero que produjo petróleo en la Amazonía, y la estación que lleva su mismo nombre. La denominación de la ciudad, Lago Agrio, corresponde a la traducción de Sour Lake, lugar del estado de Texas donde los primeros ingenieros estadounidenses dieron origen a la empresa Texaco. Sin embargo, el territorio original de la actividad petrolera pertenecía a la nacionalidad indígena(1) cofán, que sufrió un violento proceso de despojo por parte de la firma. En el caso de Lago Agrio, al igual que en el resto de la Amazonía norte, durante el siglo XX, entre los años sesenta y setenta, llegaron al territorio colonos procedentes de provincias de la costa y la sierra ecuatorianas, especialmente de Manabí, Loja y Azuay (Tapia 2004).

La ciudad ha crecido, alrededor de la estación petrolera, con una gran preponderancia de la actividad extractiva respecto a la institucionalidad del Estado. El núcleo poblado fue haciéndose parroquia, cantón y, posteriormente, capital de provincia. Su crecimiento, expresado en cerca de 100 000 habitantes, se ha dado en torno a más de veinte pozos petroleros y cuatro estaciones con numerosos mecheros, que contaminan el agua, el aire y el suelo.

Aquí hay que hacer referencias históricas, y es que las ciudades nuestras, en el caso de Nueva Loja (Lago Agrio) se han creado en torno a la infraestructura petrolera […] es una ciudad que está cruzada por tuberías de primera, segunda y tercera categoría, tanto gasoductos como oleoductos de crudo. (M. E., asesor de la Prefectura de Sucumbíos, entrevista con los autores, junio de 2019)

En el año 2006, lo que hoy es el barrio 25 de Febrero era un amplio terreno baldío con matorrales, montes y antiguos pozos de explotación petrolera. La contaminación derivada de esta industria, que durante décadas ha asolado el norte de la región, es uno de los motivos por los que Lago Agrio se ha convertido en la mayor ciudad de la Amazonía ecuatoriana. Por ello, y ante la necesidad de transitar de las formas de vida campesinas degradadas por la contaminación hacia las oportunidades de comercio y empleo que brinda la ciudad, la presencia de tres pozos petroleros abandonados en el barrio no fue considerada un problema por sus habitantes. Así, el sector se fue consolidando y llegó a ser considerado urbano en el 2010. La reapertura de pozos, entre 2013 y 2014, hizo que las violencias estructurales vinculadas a la contaminación petrolera, propias de la ciudad, se multiplicaran con todos sus efectos sociales y ambientales (Almeida 2014). Aunque muchos de los barrios de la ciudad tienen pozos operando en su perímetro, este es el único caso de reapertura y ampliación de plataformas, motivo por el cual fue seleccionado como caso de estudio de esta investigación. (Ver figura 3).

Fuente: los autores con base en coberturas del SNI, 2019.

Figura 3 Ciudad de Lago Agrio, infraestructura petrolera de salud y educación, y el barrio 25 de Febrero 

Una vez enunciados los procesos urbanos y su problemática, el artículo realiza un marco teórico para mostrar los aportes y originalidad del enfoque. A continuación, propone un marco metodológico que haga explicita la estrategia seguida. Y, finalmente, detalla los principales elementos empíricos con el propósito de iniciar un diálogo entre estos y la teoría, que desembocará en las conclusiones.

Intersecciones teóricas: violencias y contestaciones en las periferias urbanas extractivas

Existen fuertes intersecciones entre los estudios urbanos y socioambientales sobre las periferias de las ciudades, y las violencias que despliega el extractivismo en dichos contextos. En la actualidad, hay una perspectiva creciente de análisis que considera los procesos de protourbanización, a través de las infraestructuras viales, como formas de promover un tipo de expansión extendida, donde el crecimiento de las principales ciudades está asociado a la expansión de nuevas fronteras urbanas (Brenner 2014; Monte-Mor 2014).

Estas infraestructuras se configuran como expansores urbanos y las principales actividades capitalistas constituyen la fuerza que impulsa la generación de nuevas vías para sus operaciones. Las carreteras son construidas por el Estado como una forma de apoyar, mediante capital fijo, la expansión de las inversiones (Harvey 1990; Topalov 2001). En el caso de las dos ciudades, dichos expansores son fundamentales. Ante el crecimiento cada vez más disperso de las ciudades, estos van absorbiendo territorios que antes eran considerados como rurales promoviendo la segregación urbana (Borja 2004; Delgado 2003; Prévôt 2001).

Desde el punto de vista de las problemáticas ambientales que comporta, es en los espacios intersticiales de transición, desde lo rural a una incipiente urbanización, que se producen las mayores tensiones (Alberto 2009). La conversión de territorios agrarios y de protección en áreas metropolitanas ha promovido una profunda discusión sobre los impactos ambientales que genera la expansión de la mancha urbana (Correa 2002; Hernández 2016). Dentro del ciclo metabólico del capitalismo, que estudia la ecología política y analiza sus impactos, y en tanto consumidoras de materias primas y productoras de deshechos, las ciudades y sus dinámicas socioambientales también son comprendidas como sistemas de excreción (Sóliz 2017). Por lo anterior, el agua, como servicio urbano en disputa, se ha convertido en un importante eje de análisis de los territorios hidrosociales, a partir de interrogantes sobre: cómo se controla su captación, cómo se genera el servicio público o privado y cómo se distribuye el impacto de su contaminación (Damonte 2015; Durán 2015). El crecimiento espacial de las ciudades cruza estas variables desde el punto de vista socioambiental.

Los expansores urbanos, en el contexto de la ecología política, se ponen en diálogo con las principales actividades capitalistas que son dominantes en la producción del espacio. En el caso de las megaurbes, los ámbitos de expansión urbana se encuentran en la construcción de nuevas viviendas, por lo que se configuran como área de reserva para la especulación inmobiliaria (Pradilla 2002). Sin embargo, en la predominancia del extractivismo, los núcleos urbanos de enclave se basan en la extracción de la renta de la tierra mediante complejos agroindustriales, mineros, petroleros, pesqueros o forestales, conectados por ambiciosos planes de nuevas carreteras, puertos, hidrovías o aeropuertos a lo largo de la región (Wilson y Bayón 2017). Por ende, el concepto de extractivismo comprende, además de la actividad minera y petrolera, las actividades agroindustriales a gran escala (Gudynas 2009).

Las ciudades estudiadas en este artículo se enmarcan en dos ejes emergentes de urbanización que, en el caso de Ecuador, caracterizan los rasgos de las relaciones entre territorio y capital en contextos de acumulación extractiva. En la región costera ha aparecido un nuevo eje urbano interno, a partir de la existencia de metrópolis de servicios y de comercialización de mercancías agrarias como el banano, el arroz y la palma, caracterizado por altas tasas de migración desde el campo, concordantes con la expansión del agronegocio que ha propiciado extensas periferias urbanas (Narváez et al. 2020). En la región amazónica se conjugan planes de infraestructura multimodal con la expansión de flujos de capital, en la apertura de las fronteras petrolera, minera y agroindustrial, por lo que pequeños poblados de servicios se han convertido en nuevas ciudades (Bayón 2019).

En los espacios urbanos de enclave se producen múltiples violencias en la vida cotidiana de los habitantes más segregados. Una de las más significativas en las ciudades latinoamericanas se origina por la migración desde el campo (Schiavo et al. 2013). Podríamos decir que hay una violencia que se crea en las ciudades como resultado del desplazamiento, la cual es absorbida por una dualidad entre formalidad e informalidad, en la que la mayoría de población llega a las periferias informales. La llegada de población rural a estos espacios periurbanos ha hecho que la producción social del hábitat, por medio de la autoconstrucción, se convierta en la única posibilidad de los sectores populares para acceder a vivienda y a un espacio urbano (De Mattos 2010; Hidalgo y Janoschka 2014).

Cuando las periferias se constituyen además como áreas de producción extractivista, las violencias contra los sectores populares urbanos se multiplican, vinculadas al riesgo ambiental, por la presencia de actividades contaminantes (Iturralde 2015). El concepto de sufrimiento ambiental explica, desde una perspectiva cultural, la violencia a la que son sometidos los sujetos segregados, expuestos a una alta toxicidad, ante el evidente abandono del Estado que dirige su protección al capital contaminante y no a los derechos de la población (Auyero y Swintún 2008; Castillo-Gallardo 2016). En las ciudades latinoamericanas, esto debe ser observado desde el racismo ambiental, ya que la composición étnica y racial, así como la clase, de los barrios y comunidades donde son ubicadas las actividades más contaminantes es un factor determinante (Checker 2005).

Pero sería muy limitado ver estos espacios solo como productores de violencias sin ver las contestaciones que las propias violencias motivan, las cuales configuran una creciente disputa de los habitantes de estos barrios, por acceder a los servicios que brinda la modernidad urbana, aunque esta sea resultado de la creación de enclaves extractivos (Lukas y Durán s. f.). La perspectiva más desarrollada en ecología política, sobre el conflicto socioambiental, se vincula a la lucha contra la inserción del extractivismo en el territorio de las comunidades (Martínez 2005; Sabatini 1997). En este artículo, proponemos una mirada que aborde las contestaciones por la calidad de vida en el ámbito urbano, desde el derecho a la ciudad (Harvey 2008; Lefebvre 1969).

Si bien los procesos emancipadores pueden considerarse activos y políticamente conscientes, la experiencia de las luchas en América Latina también nos hace comprender que las contestaciones, además, pueden ser una práctica diaria inconsciente, internalizada en los hábitos de las personas (Didi-Huberman y Miller 2017). Las resistencias emanan desde los derechos a la vivienda, al hábitat, a los servicios básicos, al territorio, a la ciudad y a la no ciudad (Bayón 2016). Asimismo, deben mirarse los componentes de raza y género en la conformación de sujetos que responden y disputan las periferias urbanas racializadas, en función del acceso que se produce a entornos más o menos contaminados.

Quienes habitan las periferias urbanas, producto de las reconfiguraciones espaciales, reclaman el derecho a ocupar la ciudad, no tratando de regresar a un pasado sin la expansión urbana extractiva, sino que, en medio de esta, buscan reconfigurar sus derechos y obtener una oportunidad en el ámbito de la ciudad. Este marco teórico nos permite ver la compleja relación que se produce entre expansión urbana, contaminación extractiva y lucha por los servicios básicos.

Entre los métodos espaciales y cualitativos en búsqueda de la vida cotidiana urbana alrededor del agua

La metodología consiste en realizar un análisis, a partir de la cotidianidad, del sufrimiento ambiental al que están expuestos los individuos que cohabitan con industrias altamente contaminantes y de sus contestaciones. Se combinan métodos de análisis histórico-espacial con métodos cualitativos, a fin de comprender, desde el individuo, la familia y la organización social, cómo se enfrentan las violencias capitalistas industriales. Para esto, se emplean instrumentos de recolección de datos como: entrevistas con los moradores de los barrios de estudio, entrevistas con el sector público vinculante y revisión documental del escenario.

Comprender la estructura del territorio, la forma en la que sus actores se han espacializado a lo largo de la historia y los poderes territoriales en disputa es fundamental para entender la producción de las formas urbanas actuales (Haesbaert 2015). Esto implica la documentación histórica y la representación estadístico-territorial de elementos cuantitativos y cualitativos de las estructuras económico-sociales, así como de las acciones y estrategias de diferentes sujetos. Se utilizan Sistemas de Información Geográfica (SIG) para territorializar los datos cualitativos recogidos. Estos datos constituyen información primaria, obtenida de fuentes oficiales, y son procesados en la escala macro de las ciudades para mostrar los desplazamientos de sectores populares, desde o hacia los barrios de estudio, así como la configuración de violencias. A nivel mesoescalar, se analiza la lógica de planificación territorial en los barrios estudiados, la historia y las dinámicas de implementación de la infraestructura urbana, en relación con la formulación de políticas públicas, a partir de entrevistas a profundidad con los funcionarios que tuvieron a su cargo la planificación y competencias relacionadas.

Desde un punto de vista cualitativo y microescalar, las entrevistas se centran en las trayectorias organizativas y de vida de las dirigencias barriales, a fin de entender cómo la política de vivienda ha influenciado o condicionado la elección locacional de las familias y sus consecuentes impactos. Las trayectorias de vida implican la reconstrucción del espacio-tiempo, a partir de los recuerdos y su verbalización, de forma premeditada y proyectiva al mismo tiempo (Taylor y Bogdan 1987). Di Virgilio entiende por trayectoria residencial “aquellas prácticas espaciales que involucran cambios en el lugar de residencia en la ciudad” (2009, 235). Seleccionamos entre 15 y 20 entrevistas en cada espacio de estudio, hicimos uso de recorridos y de observación participante como técnicas para contextualizar y entender las lógicas y procesos de vida en estos barrios; en especial, para comprender cómo las personas construyen lugares de significado en estos espacios objetados y de violencia estructural. Arturo (Escobar 2016), por ejemplo, habla del "diseño ontológico" como una forma de responder a las lógicas del capitalismo. Por su parte, (Ingold 2011) ha desarrollado la noción de “lugar”, como la forma de crear espacios con significados humanos y movimiento culturalmente definido.

Sufrimiento ambiental y disputas en diálogo con la urbanización periférica de las actividades extractivas

Entre la comuna tsáchila y la ciudad, inoperancia del Estado ante la contaminación y reclamos por el agua en Santo Domingo

Cuando empiezan a crecer las aguas el olor es tremendo, ahí es insoportable, como que un olor a azufre, no sé; pero, cuando comenzamos la época de sequía es lo mismo porque ya el agua comienza a evaporar y ese olor también comienza a resurgir. (A. D., Morador tsáchila de Chigüilpe, entrevista con los autores, noviembre de 2019)

En la tarde el olor es insoportable, no se puede ni comer por la cercanía de las granjas. (S. A., moradora tsáchila de Peripa, entrevista con los autores, noviembre de 2019)

La lógica expansiva ha convertido a Santo Domingo de los Tsáchilas en la tercera ciudad de Ecuador. No obstante, se trata de una metrópoli que se desenvuelve en medio de una carente planificación territorial y una fuerte inversión agroindustrial. Esta lógica expansiva despojó a la nacionalidad tsáchila de su territorio, la aglutinó en siete comunidades dispersas en la provincia de Santo Domingo y degradó su ambiente y habitar. En primer lugar, es necesario reconocer que el problema de la ausencia de planificación radica no solo en la diferenciación del espacio y en los procesos segregativos que despliega la ciudad alrededor de los cursos de agua, los cuales se vinculan a la topografía, sino también en el abandono frente a la provisión de servicios básicos como: agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.

El Gobierno Nacional, a través del Código Orgánico de Ordenamiento Territorial (Cootad), determinó las competencias de los diferentes niveles de gobierno. En relación con los gobiernos municipales destacan dos: control sobre el uso y ocupación del suelo del cantón; y prestar los servicios de agua potable, alcantarillado, depuración de aguas residuales, manejo de desechos sólidos, actividades de saneamiento ambiental, y aquellos que establezca la ley. A su vez, dentro de sus funciones están regular, prevenir y controlar la contaminación ambiental. El municipio, a pesar de la cercanía con las comunidades, se ha negado a planificar el desarrollo de la ciudad urbana vs la ciudad rural de los tsáchilas. En lo que concierne a la delimitación de uso de suelo, el municipio ha permitido ciertos usos en la zona sur de la ciudad donde se ubican las comunas tsáchilas. Por ejemplo, para entrar a Chigüilpe, sus moradores deben atravesar cementerios, clubs nocturnos, bodegas, lubricadoras y, por supuesto, grandes empresas ganaderas.

Se fue acabando lo que nosotros hemos tenido fuente de agua, poco a poco se nos fue acabando. Ahorita ya vivimos como cualquier persona común porque nosotros nunca fuimos acostumbrados a vivir así. Ahora, vivimos acorralados, ya no se puede hacer nada. Antes teníamos libertad para donde quiera trasladarnos, a bañar, a jugar. (P. O., moradora tsáchila de Peripa, entrevista con los autores, noviembre de 2019)

Por otro lado, en lo referente al agua y al control ambiental, el municipio no ha ofrecido garantías para su cumplimiento. La ciudad carece de una planta de tratamiento, en consecuencia, todas las aguas residuales de los hogares fluyen río abajo; no existe agua potable garantizada y el agua “potable” que ingresa a los hogares es exclusiva para la zona urbana. A pesar de la cercanía con las comunidades tsáchilas, la municipalidad no ha mostrado interés en conectarse a la red de agua de la ciudad, siendo claro que, anteriormente, las comunidades no lo necesitaban porque contaban con ríos limpios que eran sus fuentes de agua a través de pozos. No obstante, hoy en día, la contaminación y degradación ambiental de esos ríos imposibilita recolectar agua de los cauces, por lo que la comunidad demanda y requiere agua para consumo diario. (Ver figura 4).

Fuente: los autores con base en coberturas del SNI, 2019.

Figura 4 Sur de la ciudad de Santo Domingo y comunas de Peripa y Chigüilpe 

En segundo lugar, y en articulación con la precaria función de la municipalidad, a la carente planificación se suman los efectos de la actividad agroindustrial. La contaminación ambiental, especialmente reflejada en los ríos, es lo más alarmante para las comunidades. Esto se debe a que, para los tsáchilas, las fuentes hídricas son parte de la cultura y del habitar, pues desde tiempos ancestrales han sido espacios de recreación, alimentación, encuentro y uso cotidiano.

Yo me acuerdo de que, cuando éramos niños, esto no estaba así, ahorita estoy para mis 39 años, pero cuando yo tenía unos 16 o 15 años en estos ríos tranquilamente se podía hacer cualquier tipo de actividad: pescábamos, nos bañábamos, con esa agua cocinábamos; ahora, prácticamente, eso no se puede hacer porque es un foco tremendo de contaminación. (M. C., secretario de la nacionalidad tsáchila, entrevista con los autores, mayo de 2019)

Sin embargo, hoy los dueños originarios de este territorio han sido privados de su uso. Son múltiples las afectaciones que vive la comunidad: culturales, de salud y económicas, como resultado de las actividades agrícolas y turísticas que provocan un sufrimiento ambiental multidimensional.

Nuestra forma de vivir y tener para el sustento de toda la familia diaria viene de lo que es la producción agrícola. Estas aguas, al rato de ser utilizada, hace tremendo daño… los cultivos no quedan, no nacen, se quedan pasmados, nacen apenitas. (M. C., secretario de la nacionalidad tsáchila, entrevista con los autores, noviembre de 2019)

A pesar de que los efectos de la contaminación son evidentes, no se han adoptado medidas suficientes para eliminar esta afectación sobre los ríos y, por ende, tampoco sobre las comunidades, cuyos reclamos nos llevan al siguiente periplo: en el 2013, la Dirección de Ambiente reconoce la contaminación del Río Pove; en el 2014, se reporta la contaminación del Río Chigüilpe con líquidos aceitosos y negros; en el 2016, la Gobernación tsáchila presenta una denuncia ante la Fiscalía, dado que encontró manchas negras viscosas y docenas de peces muertos en los afluentes; en el 2017, se denuncia la contaminación de ríos por los criaderos e industrias dedicadas a la carne; en ese mismo año, con la colaboración del colectivo Acción Ecológica, se realiza la audiencia La verdad tras la industria de la carne, en donde se denuncia la continua contaminación en la zona y se presenta una investigación adelantada por estudiantes de la Universidad Politécnica Nacional del Ecuador, al respecto; en el 2018, continúan las quejas por la muerte de peces en los ríos que atraviesan las comunidades de Peripa, Chigüilpe y Poste. Hoy, pese a las múltiples denuncias, la situación se mantiene, la degradación continua y el sufrimiento ambiental perdura.

Las comunidades están expuestas a la desidia e indiferencia del Estado, del Ministerio del Ambiente, de la Dirección del Ambiente de la Gobernación y del mismo municipio cuando se trata de ejercer control sobre las grandes empresas. A su vez, están oprimidas por el capital agroindustrial que rige y opera en su territorio. La empresa agroalimentaria más grande del país, la Procesadora Nacional de Alimentos C. A. (Pronaca), tiene un porcentaje muy importante de su producción cárnica en las proximidades de las comunidades tsáchilas.

De aquí los funcionarios públicos podemos denunciar, pero por abajo siempre trabajan con plata, uno ¿qué se puede decir? Nada, quedar callado. Mejor por no tener enemistades se queda callado. (P. O., moradora tsáchila de Peripa, entrevista con los autores, noviembre de 2019)

Dentro de este contexto, la comunidad tsáchila demanda: una planta de tratamiento para aguas residuales urbanas; el control y rectoría sobre las agroindustrias, y garantías para acceder al agua potable. Si bien se trata de comunidades rurales, insertas en lo que se denomina “juntas de agua” -formas de organización comunal para la provisión de agua que se autosostienen mediante el pago de cuotas-, no cuentan con los instrumentos administrativos ni monetarios para su adecuado funcionamiento. Chigüilpe no ha presionado al municipio para la conexión a la red de agua potable, por temor a perder autonomía y por los excesivos precios que este puede llegar a cobrarle. Por su parte, los habitantes de Peripa han optado por migrar fuera de la comuna hacia el área oficialmente urbana, cercana a la vía, donde demandan la llegada de agua potable con base en las obligaciones municipales y sus derechos urbanos. En ambos casos, no existe la aspiración de que los ríos regresen a su estado anterior a la aparición de la agroindustria y la ciudad de Santo Domingo, pero es un reclamo cotidiano que los niveles de contaminación desciendan.

Mediaciones por los servicios básicos y la mitigación de la contaminación en los intersticios del poder omnímodo petrolero en Lago Agrio

La última vez aquí adentro de mi casa se entró todito ese nitrógeno o no sé, pero no sé qué maquinaria no la lograron controlar y un químico blanco se entró todito adentro de la casa; y mi mamá todita se enronchó, todita por efecto de este químico. Entonces, yo ya moví ECU (policía), Ministerio del Ambiente, Municipio, fui a la radio, les hice incidencia por todas partes y desde ahí no volvieron más. (D. T., integrante de la directiva del barrio 25 de Febrero, entrevista con los autores, junio de 2019)

En el barrio 25 de Febrero, la reapertura de los pozos y la ampliación de la Plataforma Lago Agrio-39 fue un proceso traumático y de ruptura social. La comunidad se oponía a la reentrada de Petroamazonas, la empresa pública con poder total sobre Lago Agrio. Tras la realización de paros y protestas, reprimidos por la policía, se entabló una negociación en la que la comunidad pedía la instalación de los servicios básicos como compensación: agua potable, alcantarillado, vías y espacios públicos. La compañía petrolera logró dividir al barrio mediante la construcción de una casa taller, en la que solo trabajaría una parte de las familias, y la promesa de contratar la confección de ropa para los trabajadores. Petroamazonas se escudó en las competencias municipales que existen para garantizar los servicios básicos urbanos, definidas en el Cootad.

La reapertura de las plataformas ocasionó el desplazamiento de una decena de familias, las cuales accedieron a la compensación económica que otorgó la empresa y salieron del barrio. También destruyó el espacio designado como área verde y comenzó todo un proceso de incremento exponencial de la contaminación. Adicionalmente, la reapertura de los pozos generó las dinámicas de contaminación del agua subsiguientes a la actividad petrolera. La inauguración de nuevos pozos en la Plataforma 39, los lodos derivados de la perforación y la producción de mayores desechos han intensificado el grado de contaminación del agua, tanto a nivel superficial como a nivel subterráneo.

No sé si será el agua, pero él (su hijo) tiene unas manchas y a mí también porque me empezaron a salir unas manchas por aquí, mi cuñada también tiene las mismas, pero más grandes. Entonces debe ser del agua porque la mayoría tiene pozo, varias personas. (J. C., joven habitante de las viviendas bajo la Plataforma 39, entrevista con los autores, junio de 2019)

Los animales domésticos ya no pueden beber de los esteros porque se enferman y mueren, y la escasa producción agrícola de complemento a la de subsistencia, como árboles de papaya y banano, alrededor de las casas, no da fruto. Esto puede constatarse mediante la observación, así como el fuerte olor y el tono turbio grisáceo que tiene el agua de pozo. Al incremento continuo de la contaminación se suma el suplicio periódico de la apertura de nuevos pozos petroleros. Las operaciones duran alrededor de 45 días, con cada pozo que perfora Petroamazonas, cada 6 a 10 meses. El trabajo se desarrolla durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana; y el ruido, derivado de los generadores de alto voltaje y del martilleo de máquinas industriales, se produce a escasos 50 metros de numerosas viviendas. (Ver figura 5).

Fuente: los autores con base en coberturas del SNI 2019.

Figura 5 Reapertura de plataformas y transformación del barrio 25 de Febrero 

Además, los químicos utilizados para la perforación, altamente tóxicos, generan accidentes periódicos.

El ruido, la vibración […] se me partieron las paredes de la casa, hubo problema de esos químicos que utilizan muy fuertes. Yo tengo mi niño pequeño que ya va a tener tres años, él sufre de bronquitis crónica por los químicos. (F. R., morador cercano a la plataforma Lago Agrio-39, entrevista con los autores, junio de 2019)

Poco después de nuestro trabajo de campo, uno de los mecheros utilizados en la operación explotó por la noche, generando pánico entre los habitantes. Quienes residen en el sector reconocen que si siguen allí es porque no encuentran otro lugar a donde mudarse, que reúna tal grado de centralidad, pero aceptarían viviendas sociales en programas que el gobierno está ejecutando. Sin embargo, el Estado no contempla ninguna prelación para las familias que se encuentran en este grado de riesgo y sufrimiento ambiental. A nivel de las instituciones provinciales, se reconoce el barrio 25 de Febrero como uno de los sectores más afectados por la contaminación:

En este momento, en el sector sureste de Lago Agrio existe una nueva plataforma, en el barrio 25 de Febrero en plena zona urbana, y en la noche a veces empiezan a trabajar en el bombeo y son sonidos que la población no soporta. Entonces en realidad el tema de la zona urbana se lo entiende como espacios incomprendidos, en donde una población por su necesidad de hábitat, ha tratado de buscar algún tipo de espacio que se pueda llamar vivienda. Lamentablemente los municipios son en la legislación totalmente débiles respecto a lo que significa poder normar en torno al ruido y al tema de las petroleras. (M. E., asesor de la Prefectura de Sucumbíos, entrevista con los autores, junio de 2019)

El municipio no logra asumir sus competencias, pese al reconocimiento, por parte del Estado, de la anomalía de la situación. Los funcionarios declaran que desconocen las normativas de ruido en espacios urbanos y cómo las empresas realizan el manejo de los deshechos petroleros, porque es un tema regulado por el Ministerio del Ambiente. El sentido común es que la actividad petrolera llegó antes que la ciudad, y que sería más barato reubicarla que relocalizar la infraestructura petrolera. La supremacía de Petroamazonas, respecto a los derechos ciudadanos, expresa esta forma de urbanismo de enclave extractivo:

Tenemos la tubería (petrolera) aquí al frente del colegio Napo, donde se piensa hacer un parque lineal hasta arriba hacía el monumento. Necesitamos que la tubería se entierre, que dejen para por lo menos poder sacar las aguas servidas, alcantarillado sanitario. Ya llevamos como cuatro administraciones y no dan paso […] Ellos (Petroamazonas) exigen que expropiemos. Pero ya son casas consolidadas y entonces eso implica quitar incluso las casas a las familias. Eso es un costo económico que a veces por eso se queda la construcción del parque y por eso son sectores que se han deprimido. (W. M., funcionario del área de planificación del municipio, entrevista con los autores, junio de 2019)

Para la ciudad la provisión de servicios básicos ha sido una lucha histórica. En el 2015, se logró inaugurar la planta de agua potable, la cual cubre a alrededor del 90 % del barrio 25 de Febrero, mientras que el 10 % restante continúa recibiendo agua de muy mala calidad, pues no ha tenido recursos para comprar los medidores y asumir los pagos mensuales. El reclamo fundamental del barrio en la actualidad, y de buena parte de la ciudad, son las obras de alcantarillado, pues las aguas servidas son otro foco importante de contaminación. Los reclamos del barrio 25 de Febrero se traducen en interacciones puntuales con el Estado, que responde de manera muy esporádica y a las peticiones de menor inversión pública, como el arreglo de vías no asfaltadas o la reparación de la casa comunal, toda vez que estas se tramitan a través de los presupuestos participativos de la ciudad. No obstante, la cercanía a las instituciones y al poder de Lago Agrio facilita la capacidad de generar presión. La pertenencia a la ciudad permite organizar comisiones de toda la directiva, compuesta en su mayoría por mujeres racializadas, que interceden ante medios de comunicación y responsables políticos, aunque el poder de Petroamazonas se manifieste en cada interacción:

Cuando tenemos el ruido excesivo porque ellos tienen un protocolo y tienen que respetar ciertos decibeles. Entonces me reuní con el concejal de aquí, que se llama Víctor Burbano. Él se comprometió en hacer un acercamiento acá, pero cuando vino, la compañía petrolera apaga las máquinas y ahí ponen bien bajito y es como que nosotros fuéramos burla de ellos. Ayer ya llegué muy cansada y quiero hacer un documento para pasarle a la Defensoría del Pueblo porque ellos nos indicaron que eso debíamos hacer. (D. T., integrante de la directiva del barrio 25 de Febrero, entrevista con los autores, junio de 2019)

La certeza de que en pocos lustros se agotará el petróleo de la Amazonía norte, donde comenzó su explotación hace más de 50 años, dibuja en las instituciones y barrios la necesidad de transitar a un escenario donde la actividad petrolera cese y sea necesario diseñar la transición. Mientras tanto, el poder de la compañía es muy fuerte, pero la pertenencia a la ciudad es uno de los elementos decisivos para mitigar las condiciones de vida que impone la contaminación petrolera.

Aportes para una mirada de las periferias urbanas como intersticios entre la legitimidad del extractivismo y la construcción del derecho a la ciudad

En los dos casos descritos se observa una urbanización de crecimiento acelerado, originada por la explotación petrolera y por las políticas extractivas y de reforma agraria, que conduce el Estado desarrollista. Este proceso sigue la lógica de la expansión del enclave, sin mediación del Estado en sus primeras fases y sin una política de provisión de servicios básicos, hasta que la ciudad es un hecho, y la inversión de capital fijo se centra en beneficio de las empresas extractivas. Tanto Lago Agrio como Santo Domingo crecen sin planificación, guiadas por las leyes del mercado, a través de expansores urbanos que pertenecen a lógicas de interconexión exógenas, ya sea el bombeo de petróleo o la ubicación de grandes centros de procesamiento agroindustrial.

Las características de este proceso, en ambas ciudades, desembocan en la suma de la contaminación provocada por las actividades ganaderas y petroleras que, mezclada con la ausencia de agua potable y alcantarillado, dispara los niveles de sufrimiento ambiental. Los dos barrios descritos en este artículo son paradigmáticos a este nivel. El agua se convierte en parte de la memoria territorial del proceso histórico de despojo de las condiciones de vida, así como en el elemento que muestra, de forma cotidiana, la agresión que suponen para la salud las actividades extractivas. Esta agresión tiene un componente determinante de racismo ambiental, pues las poblaciones más contaminadas son indígenas, en el caso de Santo Domingo, y migrantes afroecuatorianas, indígenas o montubias, en Lago Agrio.

Sin embargo, el agua es también un elemento de movilización y búsqueda de alternativas que genera contestaciones a distintas escalas, y que se entrelaza con la producción urbana. Tanto en el caso de Lago Agrio como en el de Santo Domingo, la presión política y demográfica se ha traducido en la ejecución de grandes obras de agua potable y alcantarillado. Si bien son aún insuficientes, y los tiempos estimados en los que se cubrirá al 100 % de la población urbana son largos, muestran la disputa de los gobiernos locales ante el Estado por la provisión de presupuestos que devengan en servicios básicos como parte de los derechos de la población.

En ambos casos, la respuesta institucional es aún muy escasa. Los actores capitalistas de estos conflictos socioambientales tienen poder por encima de las instituciones del Estado. En el caso de Santo Domingo las empresas agroindustriales como Pronaca tienen una capacidad de influencia enorme, pero Petroamazonas, como compañía estatal petrolera, genera un poder difícilmente comparable en Lago Agrio. La producción de la ciudad y del agua urbana continúan siendo un reflejo de las formas dominantes de capital extractivo en el territorio.

Los sectores indígenas de las comunas tsáchilas y los previamente campesinos que llegaron al barrio 25 de Febrero consideran el factor urbano como ineludible. Desde esa realidad, formulan una combinación de reclamos ambientales y territoriales presentes en conflictos socioambientales rurales, pero también establecen formas de reclamo y estrategias propias del ámbito urbano. Algunos ejemplos observados en este artículo son: la cercanía a las instituciones de los gobiernos locales y oficinas del Estado, que facilita una presión más cotidiana; la obligación de provisión de servicios básicos de agua y alcantarillado por parte de los municipios, que se convierte en una herramienta para mejorar las condiciones de vida, y la posibilidad de ejercer presión junto al resto de la ciudad para lograr inversiones del Estado. (Ver figura 6).

Fuente: los autores a partir de los datos cuantitativos y cualitativos de la investigación, 2020.

Figura 6 Tabla comparativa de los dos casos 

A manera de conclusiones

Esta investigación muestra la necesidad de abordar las intersecciones entre ecología política y geografía urbana, en el estudio de los conflictos socioambientales urbanos, mediante miradas antropológicas del sufrimiento ambiental. El artículo logra analizar las formas de violencia y contestación que se producen en el ámbito de la urbanización periférica de enclave extractivo.

Una primera conclusión es que existe una superposición que se retroalimenta, entre las violencias de la periurbanización y las actividades extractivas: las poblaciones que viven en la ausencia de servicios básicos en las ciudades, y en las proximidades a la contaminación de las actividades petroleras o agroindustriales, viven formas específicas de sufrimiento ambiental.

Una segunda conclusión es que las formas de contestación se desenvuelven de forma distinta a otros conflictos socioambientales vinculados al extractivismo. La cercanía a los centros de poder políticos y mediáticos, los efectos de la presión política ejercida por la aglomeración de personas y la utilización de un catálogo de derechos legalmente reconocidos en el territorio urbano imponen obligaciones concretas al Estado y facilitan las estrategias específicas que han sido detalladas en este artículo. Desde una perspectiva de la vida cotidiana, la capacidad de mediación que han tenido los barrios y comunidades implica una reducción del sufrimiento ambiental al abrir escenarios de respuesta a la violencia estructural.

En términos teóricos, este artículo concluye que es necesario analizar la urbanización periférica superando la perspectiva de que la producción de la ciudad es, en sí misma, una forma neta de destrucción ambiental. Los periurbanos de las ciudades extractivas se configuran como resultado del desplazamiento, que tiene como telón de fondo graves violencias estructurales. No obstante, en estos espacios también surgen sujetos políticos que disputan el sentido de lo urbano y mitigan tales violencias.

Referencias

Alberto, Juan Antonio. 2009. “Geografía y crecimiento urbano. Paisajes y problemas ambientales”, 11: (enero-junio). Resistencia: Instituto de Geografía (Igunne). https://hum.unne.edu.ar/revistas/geoweb/Geo11/contenidos/paisa1.htmLinks ]

Almeida, Alexandra. 2014. Informe pericial de la práctica operacional de Petroamazonas EP. Quito: Acción Ecológica. https://es.scribd.com/document/282317455/Petroamazonas-Del-Mito-a-La-RealidadLinks ]

Auyero, Javier y Débora Swistun. 2008. Inflamable. Estudio del sufrimiento ambiental. Buenos Aires: Paidós. [ Links ]

Bayón Jiménez, Manuel. 2016. “Comunidades rururbanas de Quito: entre el empresarialismo y el derecho a la ciudad”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 56: 103-122. https://doi.org/10.17141/iconos.56.2016.2068Links ]

Bayón Jiménez, Manuel. 2019. “Una mirada de la Amazonía a través de su urbanización en Geografía Crítica para detener el despojo de los territorios: teorías, experiencias y casos de trabajo en Ecuador”. En: Geografía crítica para detener el despojo de los territorios, coordinado por Manuel Bayón Jiménez y Nataly Torres, 193-207. Quito: Abya-Yala. [ Links ]

Borja, Jordi. 2004. “Los derechos en la globalización y el derecho a la ciudad”. Documento de trabajo 51, Fundación Alternativas. https://www.fundacionalternativas.org/public/storage/laboratorio_documentos_archivos/xmlimport-nIVnRv.pdfLinks ]

Brenner, Neil. 2014. “Theses on Urbanization”. En Implosions/Explosions: Towards a Study of Planetary Urbanization, editado por Neil Brenner, 181-202. Berlín: Jovis. [ Links ]

Castillo-Gallardo, Mayarí. 2016. “Desigualdades socioecológicas y sufrimiento ambiental en el conflicto ‘Polimetales’ en Arica”. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales 23 (72): 89-114. [ Links ]

Checker, Melissa. 2005. Polluted Promises. Enviromental Racism and the Search for Justice in a Southern Town. Nueva York: New York University Press. [ Links ]

Correa Restrepo, F. 2002. “Las dimensiones ambientales del crecimiento urbano”. Semestre Económico, 5 (10). https://revistas.udem.edu.co/index.php/economico/article/view/1386/1560Links ]

Damonte Valencia, Gerardo Héctor. 2015. “Redefiniendo territorios hidrosociales: control hídrico en el valle de Ica, Perú (1993-2013)”. Cuadernos de Desarrollo Rural 12 (76): 109-133. https://doi.org/10.11144/Javeriana.cdr12-76.rthcLinks ]

De Mattos, Carlos A. 2008. “Globalización, negocios inmobiliarios y mercantilización del desarrollo urbano”. En Lo urbano en su complejidad. Una lectura desde América Latina, coordinado por Marco Córdoba Montúfar, 37-62. Quito: Flacso / Ministerio de Cultura. [ Links ]

Delgado, Javier. 2003. “La urbanización difusa, arquetipo territorial de la ciudad-región”. Sociológica 18 (51): 13-48. [ Links ]

Di Virgilio, Ma. Mercedes. 2009. “Trayectorias residenciales y estrategias habitacionales entre familias de sectores populares y medios residentes en el área metropolitana de Buenos Aires, Argentina”, En Inter/secciones urbanas: origen y contexto en América Latina, coordinado por Jaime F. Erazo Espinosa, 233-257. Quito: Flacso / Ministerio de Cultura del Ecuador. [ Links ]

Didi-Huberman, Georges y Chris Miller. 2017. “Critical Image / Imaging Critique”. Oxford Art Journal 40 (2): 249-261. https://doi.org/10.1093/oxartj/kcx027Links ]

Durán, Gustavo. 2015. “Agua y pobreza en Santiago de Chile: morfología de la inequidad en la distribución del consumo domiciliario de agua potable”. EURE. Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales, 41 (124): 225-246. http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612015000400011Links ]

Escobar, Arturo. 2016. Autonomía y diseño: la realización de lo comunal. Popayán: Editorial Universidad del Cauca. [ Links ]

Erazo, Nancy. 2017. “La red urbana amazónica: análisis multiescalar de la dinámica de urbanización”. Tesis de Maestría, Flacso, Quito. [ Links ]

Gudynas, Eduardo. 2009. “Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo. Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual”. En Extractivismo, Política y Sociedad, editado por Centro Andino de Acción Popular (CAAP) / Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes), 187-225. Quito: Centro Andino de Acción Popular (CAAP) / Centro Latino Americano de Ecología Social (Claes). http://extractivismo.com/wpcontent/uploads/2016/06/GudynasExtractivismoSociedadDesarrollo09.pdfLinks ]

Haesbaert, Rogério. 2015. O Mito da des-territorialização. Río de Janeiro: Bertrand. [ Links ]

Harvey, David. 1990. Los límites del capital y la teoría marxista. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Harvey, David. 2008. “El derecho a la ciudad”. New Left Review 53: 23-39. [ Links ]

Hernández Puig, Santiago. 2016. “El periurbano, un espacio estratégico de oportunidad”. Biblio3W. Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales 21 (1.160). http://revistes.ub.edu/index.php/b3w/article/view/26341/27795Links ]

Hidalgo, Rodrigo y Michael Janoschka, eds. 2014. La Ciudad Neoliberal. Gentrificación y exclusión en Santiago de Chile, Buenos Aires, Ciudad de México y Madrid. Santiago de Chile: Serie Geolibros 19, Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile / Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma de Madrid. [ Links ]

Ingold, Tim. 2011. Being Alive: Essays on Movement, Knowledge and Description. Londres: Routledge. [ Links ]

Iturralde, Rosario Soledad. 2015. “Sufrimiento y riesgo ambiental. Un estudio de caso sobre las percepciones sociales de los vecinos de 30 de Agosto en el contexto de un conflicto socioambiental”. Cuadernos de antropología Social (41): 79-91. [ Links ]

Lefebvre, Henri. 1969. El Derecho a la Ciudad. Madrid: Ediciones Península. [ Links ]

León Vega, Xavier Alejandro. 2012. “Impactos económicos y sociales de la agroindustria avícola y porcícola en las poblaciones rurales de Santo Domingo de los Tsáchilas”. Tesis de Maestría en Desarrollo Territorial Rural. Quito Flacso. [ Links ]

Lukas, Michael y Gustavo Durán. Recién aprobado. “The International Political Economy of Cities and Urbanization in Latin America”. En: Routledge Handbook of International Political Economy. Conversations and Inquiries, editado por Ernesto Vivares, E. [ Links ]

Martínez Alier, Joan. 2005. El ecologismo de los pobres. Barcelona: Icaria Editorial. [ Links ]

Monte-Mor, Roberto Luis. 2014. “Extended Urbanization and Settlement Patterns in Brazil: An Environmental Approach”. En Implosions/Explosions: Towards a Study of Planetary Urbanization, editado por Neil Brenner, 109-120. Berlín: Jovis. [ Links ]

Narváez, Iván, Gustavo Durán, Manuel Bayón Jiménez y Jonathan Menoscal. 2020. “Espacio urbano periférico y la construcción social del riesgo en ciudades intermedias”. Revista Cuadernos de Vivienda y Urbanismo 25 (en prensa). [ Links ]

Pradilla Cobos, Emilio. 2002. “Campo y ciudad en el capitalismo actual”. Ciudades 54: 3-8. Puebla: RNIU. [ Links ]

Prévôt Schapira, Marie France. 2001. “Fragmentación espacial y social: conceptos y realidades”. Perfiles Latinoamericanos 9 (19): 33-56. [ Links ]

Recalde, Margoth. 2018. “Análisis del crecimiento urbano de la ciudad de Santo Domingo de los Colorados, en el período 1990-2010: geografía de un conflicto”. Trabajo de Investigación previo a la obtención del Título de Magister en Planificación Local y Regional, Universidad Central del Ecuador. [ Links ]

Sabatini, Francisco. 1997. “Conflictos ambientales y desarrollo sustentable de las regiones urbanas”. EURE. Revista de Estudios Urbano Regionales 22 (68): 77-91. [ Links ]

Schiavo, Ester, Paula Vera y Camilla dos Santos. 2013. “Los movimientos sociales y formas de urbanización metropolitana en el marco del posneoliberalismo. El caso de Giros en la ciudad de Rosario, Argentina”. QUID 16 (3): 157-169. https://publicaciones.sociales.uba.ar/index.php/quid16/article/view/1135/1023Links ]

Sóliz, María Fernanda. 2017. “¿Por qué un Ecologismo Popular de la basura?” En Ecología política de la basura: pensando los residuos desde el Sur, coordinado por María Fernanda Sóliz. Quito: Abya-Yala. [ Links ]

Tapia, Luis. 2004. Territorio, territorialidad y construcción regional amazónica. Quito: Abya-Yala. [ Links ]

Taylor, S. J. y R. Bogdan. 1987. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Barcelona: Paidós. [ Links ]

Topalov, Christian. 2001. La urbanización capitalista, algunos elementos para su análisis. Ciudad de México: Edicol. [ Links ]

Torres Egas, Víctor y Víctor Torres López. 2009. Santo Domingo cantón - provincia. Santo Domingo de los Colorados: Cobos Creative. [ Links ]

Wilson, Japhy y Manuel Bayón. 2017. “Fantastical Materializations: Interoceanic Infrastructures in the Ecuadorian Amazon”. Environment and Planning: Society and Space 35 (5): 836-854. [ Links ]

Wilson, Japhy, Manuel Bayón y Henar Díez. 2015. “Posneoliberalismo y urbanización planetaria en la Amazonía ecuatoriana”. Revista Economía 67 (105): 29-57. [ Links ]

* El artículo es resultado del Proyecto de Investigación “Contested Cities Ecuador: territorios en disputa y autoproducción de hábitat popular en el marco de la nueva agenda urbana global”, de Flacso-Ecuador, financiado por el Programa Inédita de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) con el apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

1 La Constitución del Ecuador de 2008 reconoce la presencia en el país de nacionalidades y pueblos indígenas. Como “pueblos” son considerados los diferentes grupos de la nacionalidad kichwa de la sierra, mientras que “nacionalidades” se refiere a aquellos grupos que comparten idioma y cultura.

Cómo citar este artículo: Durán, Gustavo, Manuel Bayón Jiménez y Alejandra Bonilla. 2020. “Habitar ante la cotidianidad de la contaminación del agua: contestaciones a las actividades extractivas en las periferias urbanas de Ecuador”. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 39: 17-39. https://doi.org/10.7440/antipoda39.2020.02

Recibido: 19 de Agosto de 2019; Aprobado: 23 de Enero de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons