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Antipoda. Revista de Antropología y Arqueología

Print version ISSN 1900-5407

Antipod. Rev. Antropol. Arqueol.  no.43 Bogotá Jan./June 2021  Epub Apr 21, 2021

https://doi.org/10.7440/antipoda43.2021.05 

Paralelos

Cadena de favores y pagos: relaciones de endeudamiento transnacional de la población haitiana residente en Quilicura, Santiago de Chile*

Chain of Favors and Payments: Transnational Indebtedness Relations of the Haitian Population Residing in Quilicura, Santiago de Chile

Cadeia de favores e pagamentos: relações de endividamento transnacional da população haitiana residente em Quilicura, Santiago do Chile

Lorena Pérez-Roa** 

Caterine Galaz*** 

**Universidad de Chile Profesora e investigadora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Chile, Núcleo Relaciones Sociales y Luchas Sociales. Investigadora asociada al Centro Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder. loperez@uchile.cl

***Universidad de Chile Profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. Coordinadora del Núcleo Diversidad y Género: Abordajes Feministas Interseccionales (UCH) y coordinadora del Grupo de Trabajo Clacso Migraciones Sur-Sur. cgalazvalderrama@uchile.cl


Resumen:

este artículo se propone explorar las relaciones de endeudamiento formales e informales que los/as migrantes haitianos/as desarrollan en su trayectoria de migración en Chile. A través de un trabajo de campo realizado en 2019 en la comuna de Quilicura y a partir de una serie de dieciséis entrevistas realizadas a migrantes haitianos/as, se exploran desde un enfoque ecológico y moral las relaciones de endeudamiento formales e informales. Los principales resultados dan cuenta de la relevancia de las relaciones de ayuda entre la comunidad haitiana, que toman la forma de una cadena de favores que compromete la palabra de quien recibe ayuda y que no busca la retribución del monto adeudado. Por su parte, la inserción al endeudamiento formal se desarrolla de manera interrelacionada con el informal, en cuanto las experiencias con el mercado del crédito de la comunidad haitiana se materializan en saberes que circulan en la comunidad, así como en los aprendizajes que les permiten entender las oportunidades y los riesgos de estos sistemas de crédito formal. Cabe señalar que son escasos los textos que hayan analizado el endeudamiento migrante desde un enfoque ecológico que incluya la dimensión transnacional y que entienda la interrelación formal e informal de estos procesos.

Palabras clave: economía moral; endeudamiento; enfoque ecológico; migración haitiana; redes de apoyo

Abstract:

The purpose of this article is to explore the formal and informal indebtedness relationships that Haitian migrants engage during their migration trajectory in Chile. Based on fieldwork conducted in 2019 in the commune of Quilicura and a series of sixteen interviews with Haitian migrants, we explore formal and informal debt relations from an ecological and moral perspective. The main results show the relevance of aid relationships among the Haitian community, which take the form of a chain of favors that commits the recipient's word and does not seek repayment of the amount owed. In turn, involvement in formal indebtedness is interrelated with informal indebtedness, in that the Haitian community's experiences with the credit market materialize in common knowledge that circulates in the community, as well as in the learning that enables them to understand the opportunities and risks of these formal credit systems. It is worth noting that few texts have analyzed migrant indebtedness from an ecological perspective that includes the transnational dimension and understands the formal and informal interrelationship of these processes.

Keywords: Ecological approach; Haitian migration; indebtedness; moral economy; support networks

Resumo:

neste artigo, é proposto explorar as relações de endividamento formais e informais que os(as) migrantes haitianos(as) desenvolvem em sua trajetória de migração no Chile. A partir de um trabalho de campo realizado em 2019 na comunidade de Quilicura e de 16 entrevistas realizadas a migrantes haitianos(as), foram exploradas, sob uma abordagem ecológica e moral, as relações de endividamento formais e informais. Os principais resultados indicam a relevância das relações de ajuda entre a comunidade haitiana, que tomam a forma de uma cadeia de favores que compromete a palavra de quem recebe ajuda e que não procura a retribuição do valor endividado. Por sua vez, a inserção no endividamento formal é desenvolvida de maneira inter-relacionada com o informal, enquanto as experiências com o mercado do crédito da comunidade haitiana são materializadas em saberes que circulam na comunidade, bem como nas aprendizagens que lhes permitem entender as oportunidades e os riscos desses sistemas de crédito formal. Cabe destacar que são escassos os textos que analisam o endividamento migrante sob uma abordagem ecológica que inclua a dimensão transnacional e que entenda a inter-relação formal e informal desses processos.

Palavras-chave: abordagem ecológica; economia moral; endividamento; migração haitiana; redes de apoio

De migraciones y deudas

Según los datos de un estudio de caso realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM 2017), una de las características del proyecto migratorio haitiano es que se entiende como una apuesta económica familiar. Es decir, se sostiene en la promesa de que la migración de uno de sus miembros aportará, en el corto plazo, al bienestar económico de la familia en su conjunto. Esto bajo el supuesto de que la persona de la familia que migra enviará remesas una vez instalado en el país de destino. La emigración sería entonces una estrategia para la obtención de ingresos para cubrir los gastos de la familia y, de esa manera, poder garantizar una mejor calidad de vida (Gómez 2010). En este sentido, cuando el miembro de la familia envía remesas, paga una deuda adquirida con su familia de origen y mantiene activo un vínculo de reciprocidad (Núñez 2019).

En términos de flujos monetarios, la importancia de las remesas de los/as migrantes haitianos/as puede observarse, por ejemplo, en el incremento de los flujos financieros enviados desde Chile hacia Haití. En efecto, del total de los US 1 519 millones que fueron enviados al extranjero durante el 2018, un 16,6 % del total tuvo como destino a Haití (Banco Central de Chile 2018), proporción que aumentó en un 386 % con relación al año anterior.

Si bien los estudios migratorios han observado los elementos financieros predominantemente a partir del envío de remesas y de las implicancias económicas de este proceso, las transacciones económicas que se desarrollan en torno a los procesos migratorios son mucho más complejas. Cada envío implica una serie de decisiones sobre el monto por enviar, la frecuencia y el porcentaje de ingresos que serán destinados para las remesas, las cuales, a su vez, se cruzan con las posibilidades económicas que se les otorguen a los/as migrantes en las sociedades de recepción. Estas decisiones, lejos de ser neutras, están impregnadas de una serie de componentes sociales, culturales y simbólicos que, en los estudios sobre las remesas, tienden a asumirse como transacciones homogéneas (Villarreal, Greene y Niño 2017).

En este contexto, el presente artículo explora las relaciones de endeudamiento de la población haitiana en la comuna de Quilicura en Santiago de Chile. El análisis se centra en la premisa de que la trayectoria de los/as migrantes está cruzada por relaciones de endeudamiento de distinta naturaleza -formales e informales- que involucran múltiples dimensiones de la vida cotidiana conjugadas en términos sociales y culturales (Villarreal 2009). Asumimos que la migración sería un proceso en el cual los/as migrantes se endeudan a sí mismos/as y a sus familiares en la corriente migratoria (Stoll 2010). Nuestro interés es explorar las relaciones de endeudamiento informales (redes de apoyo) y formales (bancarias y créditos comerciales) y cómo ello afecta las experiencias de vida de las personas haitianas en Chile.

Para ello, centraremos nuestro análisis en dos dimensiones de este proceso: las redes de endeudamiento transnacionales que se establecen entre conocidos/as (endeudamiento informal) y los límites y posibilidades de acceso al sistema de endeudamiento formal chileno, enfatizando en los usos y valorizaciones de ambos tipos de endeudamiento. Para lograr este objetivo, este artículo se estructura a partir de cuatro apartados: en primer lugar, presentaremos algunos elementos de contexto sobre la migración haitiana en Chile; luego expondremos las herramientas conceptuales que guían este trabajo; en tercer lugar, daremos cuenta de la metodología cualitativa del estudio; y, finalmente, cerraremos con los resultados y las conclusiones.

La migración haitiana en Chile: estado de situación

La migración haitiana en Chile es particularmente relevante por dos razones: primero, por su rápido crecimiento en los últimos cuatro años y, segundo, por los procesos complejos que se entrecruzan para su integración social (Soto-Alvarado, Gil-Alonso y Pujadas-Rúbies 2019). De acuerdo con las últimas estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas y del Departamento de Extranjería y Migración (INE y DEM 2019), la comunidad haitiana es la tercera fuerza migratoria con un total de 179 338 personas viviendo en Chile, antecedida por los/as peruanos/as con 223 923 y los/as venezolanos/as con 288 233.

Si bien existe escasa información desagregada respecto a este colectivo en específico, para Canales (2019), la migración haitiana se identifica por ser esencialmente joven y masculina, con un 68 % de hombres (DEM 2017), un promedio etario que bordea los 30 años -con bajos porcentajes de población menor a 14 y mayor de 45 años- y económicamente activa. Esta estructura sociodemográfica explica, en cuanto es un flujo migratorio reciente, que no ha podido experimentar procesos de reagrupación familiar ni envejecer en Chile, así como el carácter laboral de su migración hacia el país (Canales 2019; Soto-Alvarado, Gil-Alonso y Pujadas-Rúbies 2019).

La principal ruta de acceso al territorio chileno es por vía aérea. Se arriba de manera regular por el aeropuerto internacional de Santiago, seguida por la vía terrestre mediante el paso Los Libertadores desde Brasil, con bajos niveles de uso de paso fronterizo no habilitado (Rojas et al. 2017). Haití se caracteriza por ser un país emigrante y, por tanto, se trata de una población con experiencias de movilidad territorial previas a su llegada a Chile. En este sentido, su estadía se plantea como transitoria, dadas las expectativas de retorno, o bien como un destino que les permita seguir su trayectoria hacia países del hemisferio norte (Rodríguez y Gissi 2019; Rojas, Amode y Vásquez 2015; Rojas et al. 2017; Toledo 2016).

Respecto a su distribución residencial, podemos mencionar su concentración en la Región Metropolitana en comunas con elevados índices de vulnerabilidad o en barrios y poblaciones de menores ingresos (Atisba 2018), los cuales constituyen zonas de concentración segregada (Rodríguez y Gissi 2019). Destacan las comunas de Quilicura con 14,7 %, Estación Central con un 11,1 % y Santiago con un 6,4 % (DEM 2017). Así, por ejemplo, en el sector San Luis-Parinacota de la comuna de Quilicura (figura 1), un 70 % del total de población migrante es de origen haitiano. En efecto, se trata de una zona con altos niveles de violencia, narcotráfico y mal estado de las viviendas y los espacios públicos (Atisba 2018). Adicionalmente, el deterioro de las viviendas y las casonas, la precaria calidad de las ampliaciones, las dinámicas de abuso en el subarriendo, el arriendo compartido multifamiliar y el hacinamiento se transforman en expresiones materiales que consolidan la vulnerabilidad social del colectivo migrante haitiano en Chile (Chaná 2019; OIM 2017).

Fuente: elaboración propia, 2020.

Figura 1 Mapa de Quilicura en la Región Metropolitana y sector San Luis-Parinacota 

El carácter de sus empleos -informales, sin contrato de trabajo, mal remunerados, con extensas jornadas y vinculados a ocupaciones de bajo nivel de calificación en las áreas de la construcción, el comercio informal, los servicios hoteleros y el aseo (DEM 2017; Canales 2019; Madriaga 2019; Rodríguez y Gissi 2019)- explicaría la segregación social, laboral, económica y territorial que enfrenta este colectivo (Rodríguez y Gissi 2019; Rojas, Amode y Vásquez 2015). Tal como sostienen Rojas, Amode y Vásquez (2015), en Chile la presencia de personas migrantes de origen haitiano ha puesto en mayor evidencia la estructura racista en que se construyó el Estado-nación y cómo tanto a nivel estructural como en la cotidianidad, a través de prácticas explícitas y sutiles, estas personas viven diversas formas discriminatorias por la conjunción de su color de piel, procedencia nacional y posición económica. Estos/as autores/as enfatizan que el racismo no solo es una actitud, sino que se construye estructuralmente, con base en el rechazo y la discriminación de ciertos colectivos sociales. A partir de ello, se termina justificando el desprecio cotidiano hacia ciertos sectores, la explotación y, en algunos casos, el exterminio.

Precisamente lo más relevante del perfil sociodemográfico de haitianos y haitianas en Chile es que no constituye una diferencia sustancial con el perfil promedio de la población chilena y, sin embargo, están expuestos/as de manera constante a prácticas de segregación. Ejemplo de ello es que solo se les permite trabajar en ciertos nichos laborales menos valorados y habitar espacios altamente densificados y poco requeridos por la población nacional, como también el hecho de que estén sometidos/as a actitudes racistas y xenófobas, tanto a nivel social como institucional (Canales 2019; Rodríguez y Gissi 2019; Soto-Alvarado, Gil-Alonso y Pujadas-Rúbies 2019).

El racismo institucional en torno a los/as haitianos/as en Chile se vincula con la construcción de un discurso y una política de tipo antimigratorio, que se arraigan en concepciones racistas y xenófobas (Canales 2019; Rodríguez y Gissi 2019). El hecho de exigir una visa en origen solo a algunas nacionalidades para entrar a Chile -entre ellas la haitiana- y de desarrollar un retorno humanitario dirigido solo a migrantes haitianos/as (Stang, Lara y Andrade 2020), así como los usos políticos y mediáticos en los últimos años de las expulsiones a migrantes, cuyo foco ha sido la población racializada, muestra que el país ha optado por una política selectiva en torno a la acogida migrante en el país. En dicha política, se ha situado a la población haitiana en un estatus menos valorado que otras nacionalidades.

Todo ello incide en las posibilidades efectivas que tiene la población haitiana para su inserción en igualdad de condiciones a otros colectivos migrantes en Chile, es decir, hacerse un lugar entre los/as otros/as. Según Gissi-Barbieri y Polo (2020), la exclusión es un proceso dinámico que puede llevar a que ciertos sectores sociales pasen de la vulnerabilidad al aislamiento y la dependencia y, por tanto, el proceso de integración social para estos grupos puede ser un proceso complejo de recorrer.

Herramientas teóricas

Un enfoque ecológico para explorar las relaciones de endeudamiento de la población migrante

La deuda, según David Graeber, es “solo un intercambio que no se ha llevado a cabo” (2011, 121) y se enmarca en términos nacionales, institucionales e individuales. Cada una de estas dimensiones desempeña un papel importante en las actividades que realizan los/as migrantes: mientras algunos/as inician sus trayectorias motivados/as por las deudas externas (Quintana 2004), otros/as se ven impulsados/as por los gobiernos de países deudores que ven en las remesas futuras de migrantes una oportunidad económica para sus países (O’Connell 2013), en tanto que otros/as entienden la deuda como una forma legítima de financiar los proyectos migratorios. En esta línea de análisis, las relaciones de endeudamiento tienen un rol central en la comprensión de los procesos migratorios.

Los estudios de la migración han presentado puntos de vista divergentes en torno a la deuda (Datta y Aznar 2019). Por un lado, la deuda se presenta como un factor que socava los ingresos sometiendo a los/as migrantes y sus familias a relaciones de explotación, mientras que, por otro lado, se observa cómo el crédito y la deuda facilitan la integración en los países de acogida y favorecen que los/as migrantes puedan alcanzar la movilidad social y económica (Platt et al. 2017).

Para Datta y Aznar (2019), explorar la migración a través de la deuda implica problematizar los límites espaciales y temporales de esta última, más allá de los impuestos por los Estados-nación. Para ello, los/as autores/as proponen asumir un enfoque ecológico de las deudas que reconozca, en la línea de los trabajos de Harker (2017), el papel activo que tiene el espacio en la creación, el mantenimiento y la eliminación de las relaciones de deuda. En el caso específico del análisis de los procesos de endeudamiento migrante, este enfoque permite desarrollar un doble proceso analítico que, en primer lugar, desdibuja las fronteras que tradicionalmente dividen las deudas formales de las informales, para comprender que estos procesos se desarrollan de forma interrelacionada; y, en segundo lugar, permite observar cómo estos procesos se extienden en el espacio transnacional.

Este enfoque entiende el endeudamiento como relaciones sociales que se constituyen de manera temporal y se construyen simultáneamente en diferentes espacios y tiempos. En este sentido, las poblaciones migrantes experimentarían una combinación financiera en cuanto participan paralelamente en la vida económica de los países de origen como en la de los de acogida (Levitt y Glick 2004).

En el caso específico de la población haitiana en Chile, la práctica financiera transnacional fue descrita en un trabajo etnográfico realizado en un cité de la comuna de Estación Central en Santiago (Núñez 2019). A partir del significado del dicho popular creole Yon ede Lot, el estudio analiza cómo circulan el dinero y los recursos de ayuda en el interior de la familia transnacional haitiana. Yon ede Lot es una expresión que puede traducirse como “siempre habrá alguien que deberá prestar ayuda, mientras que siempre habrá alguien que la necesite” (Núñez 2019, 86). Esta noción es utilizada por los/as migrantes haitianos/as para explicar la red de ayudas transnacionales que soporta sus intercambios económicos. Se trata de un soporte moral que trasciende la relación dual de intercambio y se configura en una red de encadenamiento de relaciones y vínculos de interacción e intercambio, más allá del individuo.

Para Núñez (2019), la categoría Yon ede Lot es entendida como un pacto moral vivencial que es transversal a la experiencia de los individuos, aprendida en la sociedad haitiana que sobrevive al proceso transnacional y se reconfigura con estos nuevos marcos de experiencia. Es una dinámica en la cual el objeto que se intercambia no es lo más relevante, sino más bien el valor es la confianza de saber que, en algún momento, quien da tendrá que recibir un capital moral para pedir ayuda. En este sentido, la relación de ayuda es también una inversión. Por otro lado, Núñez (2019) distingue en esta relación de ayuda el peso de las relaciones de jerarquía generacional y género. La ayuda se dirige principalmente a los hombres cuando emprenden proyectos migratorios, prioritariamente a los hombres mayores, en cuanto se entiende que ellos son los encargados de sostener económicamente a sus familias (Núñez 2019).

Las relaciones de endeudamiento observadas desde la economía moral

El concepto de economía moral ha conseguido cierta atención, dado que propone la yuxtaposición de dos dimensiones centrales de la vida humana que son a menudo abordadas como esferas distintas: la economía y la moral. Para Zelizer (2010), la moral es parte constituyente de las relaciones económicas en cuanto las transacciones económicas, cualquiera que sea su forma, no son moralmente neutras, pues se utilizan para clasificar, jerarquizar y valorizar las relaciones sociales. Bajo este supuesto, las economías morales existen a través de acciones, experiencias y representaciones que las personas les atribuyen. Así, la economía moral será entendida como un sistema de transferencias, intercambios, valoraciones y cálculos regidos por las nociones de lo correcto, lo incorrecto, lo bueno y lo malo (Minn 2016).

La economía moral en las relaciones de endeudamiento ha sido observada desde distintos ángulos. Wilkis (2015), en un trabajo etnográfico en la periferia de Buenos Aires, describe cómo las relaciones de endeudamiento de los sectores más pobres se construyen sobre la base del capital moral que los individuos deben desplegar para acceder a los recursos financieros. Este capital es entendido como una especie de garantía que las personas buscan transmitirles a los/as prestamistas, de manera que puedan confiar en sus capacidades de pago futuras. Este capital es un bien escaso que las personas de bajos recursos buscan movilizar en una constante lucha para que sus virtudes sean reconocidas y les permitan acceder a recursos económicos que no les serían accesibles de otra forma. Desde esta lectura, la moral sería una estrategia de acceso al mercado del crédito.

Davey (2019) analiza la moral de las relaciones de endeudamiento a partir de las asimetrías de poder que se producen en contexto de deuda. Estas asimetrías, que generalmente se observan a partir de las estrategias que los acreedores utilizan para el cumplimiento coercitivo de los plazos de reembolso o por la extracción económica que ejercen sobres los deudores, pueden, a juicio del autor, observarse en las disputas por la asignación moral al valor de la deuda que los distintos actores económicos y políticos buscan otorgarle. Específicamente, el autor analiza las prácticas de suspensión de pago de deudas que algunos/as deudores/as realizan para resistir a la moral dominante de la deuda y desprenderse así de la obligación moral de pagar y de la imagen de culpa e irresponsabilidad que esto conlleva. En este sentido, la moral de la deuda puede ser un campo de disputa con la moral gubernamental que tiende a entender el endeudamiento como un problema netamente de irresponsabilidad e incapacidad personal (Pathak 2014).

En los estudios migratorios, la moral ha sido observada principalmente a partir de la obligación moral, percibida por las poblaciones migrantes, de enviar remesas a las familias, independientemente de sus capacidades económicas (Palomera 2014). Esta obligación moral es también motivada por las familias que residen en los países de origen, quienes les reservan un lugar a los/as migrantes en las comunidades a través de las inversiones en tierras y/o viviendas, financiadas mediante una mezcla de salarios, ahorros y préstamos que los/as abocan a perseguir una ambición casi universal de regresar a casa en el futuro (Datta y Aznar 2019). En esta vía, las deudas serían obligaciones morales que construyen una densa red de deberes recíprocos.

Marco metodológico

En la investigación que da pie a este artículo, se analizaron las continuidades y discontinuidades que se producen en la inclusión de las personas haitianas y venezolanas en procesos de endeudamiento de distinta naturaleza en Chile. El estudio se llevó a cabo entre marzo y diciembre del 2019 en la comuna de Quilicura, uno de los territorios chilenos con mayor población migrante de origen haitiano. Fue realizado en el marco del Núcleo de Relaciones Socioeconómicas y Luchas Sociales de la Universidad de Chile, en colaboración con la Oficina de Migrantes y Refugiados/as de la Municipalidad de Quilicura, lo cual favoreció la entrada al campo y el contacto con personas informantes de los colectivos analizados, ya que esta entidad tiene un trabajo sostenido desde hace más de diez años con estos grupos sociales. El trabajo nace como una preocupación tanto del sector académico como de las organizaciones sociales migrantes del territorio vinculadas a la oficina ante el aumento de personas extranjeras endeudadas y su difícil situación económica.

Si bien en este estudio se levantó información sobre migrantes provenientes de Venezuela y Haití (Galaz y Pérez-Roa 2020), para los fines de este trabajo se presentarán exclusivamente los resultados relacionados con la población haitiana. Esta decisión se debe a que el material recolectado sobre esta población nos exigió ampliar el repertorio teórico que originalmente se enfocaba en los procesos de subjetivación que los procesos de endeudamiento favorecen, con el fin de observar estas dinámicas desde un enfoque relacional, transnacional y moral.

Los resultados se presentan desde un enfoque cualitativo (Strauss, Corbin y Zimmerman 2002) porque se buscó un acercamiento a las comprensiones subjetivas de los informantes respecto a la adquisición de deudas, sea con otras personas o con entidades financieras. Se realizaron dieciséis entrevistas en profundidad sobre las trayectorias de asentamiento en el país, de las cuales siete fueron realizadas a mujeres y nueve a hombres. En algunas de ellas, el trabajo de campo fue apoyado con facilitadores/as lingüísticos/as de creole, cercanos/as a las personas entrevistadas. Cabe decir que las autoras llevan varios años de trabajo de investigación en el territorio, en articulación con la Oficina de Migrantes de la comuna, por lo que son reconocidas por los colectivos migrantes residentes. Esto facilitó la participación de las personas en el estudio y permitió la confianza y la confidencialidad necesarias para la entrega de sus relatos. Los criterios de selección de los participantes fueron ser de origen haitiano, que residieran o trabajaran en Quilicura y que al momento de la entrevista estuvieran dentro del sistema financiero institucional (bancario o retail). Cada entrevista realizada cumplió con requisitos éticos formales y la firma de un consentimiento informado. La información se utilizó de manera confidencial y se cambiaron los nombres reales al momento de transcribir las entrevistas.

El material se sistematizó a partir de un análisis de contenido (Andréu 2002; Cáceres 2003) para resaltar aquellas secciones que “se refieren fundamentalmente a la comunicación simbólica o mensaje de los datos, que tratan en general, de fenómenos distintos de aquellos que son directamente observables” (Andréu 2002, 3). El análisis que presentamos a continuación se desarrolla a través de dos dimensiones del endeudamiento interrelacionadas, a saber, los procesos de endeudamiento informales a través de redes específicas haitianas y los procesos de endeudamiento formal a los cuales los migrantes acuden.

Endeudamiento informal: tejiendo una red de favores

Para las personas haitianas entrevistadas, las redes y la colaboración entre los miembros de lo que ellos/as consideran “su comunidad” (personas inmigradas de origen haitiano) son fundamentales en toda su trayectoria migratoria. Desde que se planifica y se selecciona quiénes del entorno familiar migrarán, el apoyo económico y material suele provenir de redes familiares, vecinales y de amistades para solventar el proyecto migratorio. Como señalan, generalmente es esta familia extendida la que sostiene económicamente los costos del viaje (pasajes, procesos de visado, instalación inicial, imprevistos, etc.). De esta manera y en la línea de los trabajos de Núñez (2019), el proceso migratorio es entendido por los/as participantes de esta investigación como un proyecto familiar y transnacional en el cual las personas emigradas se comprometen a apoyar a la distancia a su comunidad de cercanos en el país de origen. En la siguiente cita precisamente se relata este tipo de acuerdo moral para sostener su viaje:

Vengo a Chile con apoyo de mi gente por falta de trabajo en mi país, pero yo soy un contador […], yo estaba cobrando allá [y] no me es suficiente… y además pensando en que tenía que ayudar a mi familia de allá, por eso vine a Chile. (Entrevista con Pablo, hombre haitiano, 2019)1

Ahora bien, el tránsito por otros países se hace también posible gracias al apoyo que reciben de otras personas migrantes de origen haitiano. Este apoyo se materializa en la contribución directa en dinero, o bien a través de recibirlos/as en sus viviendas o apoyarlos/as en la manutención diaria. Se considera una práctica cultural común, como veremos en los relatos a continuación, apoyarse cuando alguno/a de la comunidad tiene necesidades específicas:

Cuando yo me vine, tenía una familia lejana aquí, pero tenía. Claro… me recibieron en su casa durante un mes. (Entrevista con Sergi, hombre haitiano, 2019)

Mi familia me ayudó para venir. Ya tenía familia aquí que también ayudó. Viví con la familia aquí seis meses más o menos con ella. (Entrevista con Charles, hombre haitiano, 2019)

En caso de que me ocurra algo así malo… yo tengo mi familia en Haití, tengo mi familia en Estados Unidos; en caso de emergencia, ellos me pueden ayudar, después devuelvo la plata. (Entrevista con John, hombre haitiano, 2019)

Por ello, existen prácticas de endeudamiento informales que refieren a préstamos entre amigos/as y/o familiares para acceder a diversos productos. Según los/as entrevistados/as, se prefiere recurrir al soporte de la red que a entidades o instituciones formales. Esto se vincula con rasgos culturales específicos que le otorgan un peso moral a la palabra comprometida y que sostienen una red de intercambios económicos y de ayudas transnacionales, tal como lo explica el siguiente entrevistado:

Tenemos una cultura así, cada uno que salió adelante tiene que acompañar a los que quedan, o sea, a los que están en el país y si vienen aquí. (Entrevista con Sergi, hombre haitiano, 2019)

Estas prácticas se comprenden como favores y se concretan entre pares, es decir, entre amigos/as y/o familiares, lo cual es transversal a los años de estancia en Chile. Estos préstamos no se ven como acciones que deban tener una retribución económica necesariamente, sino que está la posibilidad de devolver por medio de otros favores, con lo que se genera una cadena de apoyo (Núñez 2019). Así, la confianza está puesta en el trato de palabra entre redes de conocidos/as y familiares, ya que la palabra empeñada es una norma sociocultural que asume un peso y que genera confianza en la devolución posterior.

Este tipo de dinámicas tiene una temporalidad y una materialidad diferentes a los préstamos económicos formales que se pueden encontrar en instituciones financieras. Generalmente, se tiene en cuenta la situación actual de la persona en términos emocionales, laborales y económicos, ya que la dinámica préstamos-devolución es una forma de compromiso que involucra una variable moral y subjetiva. Los apoyos que se describen en sus trayectorias pasan por diversas etapas. Por un lado, en un primer momento, algunos/as reciben alojamiento, dinero para gastos mínimos como movilidad, información respecto a diversos aspectos de vivir en Chile, entre otros. Con el tiempo, estos apoyos van disminuyendo, pero no siempre acaban. Por otra parte, esta deuda moral descrita anteriormente se refleja en la forma en que las personas haitianas describen el envío de remesas a sus países: para ellos/as funciona como una forma de obligación. Las remesas no se ven como préstamos, sino como una forma de apoyo necesario e imprescindible a quienes se quedan, pero a la vez como un modo de retribución moral por el apoyo recibido al inicio de la trayectoria de los/as migrantes.

Ahora bien, en un contexto de ingresos precarios, el envío de remesas implica que los migrantes tomen decisiones sobre los montos, las frecuencias y el destino de las ayudas económicas (Villarreal, Greene y Niño 2017). Para ello, jerarquizan las ayudas en función de las necesidades económicas y las posibilidades que otros miembros de la familia pueden brindar:

Tenía que tener plata siempre, cada vez, antiguamente. Pero cuando tuve mi hijo, mi responsabilidad [fue] un poco mayor que lo que tenía que hacer antiguamente, entonces he decidido, yo he hablado con mi familia, con mis hermanos, ellos están trabajando, a ellos no les interesa mi plata, pero mi mamá es un deber para mí, porque mi mamá no trabaja y, para todo lo que ella ha hecho, tengo que acompañarla. (Entrevista con Sergi, hombre haitiano, 2019)

Las dificultades para poder cumplir con el envío de remesas se explican principalmente por los bajos salarios que perciben. En este sentido, los hogares deben ajustar sus gastos desarrollando una economía de subsistencia centrada en sus necesidades básicas y limitando el envío de remesas a Haití. Así lo refleja el siguiente relato:

Estamos trabajando por el sueldo mínimo… No es suficiente para mandar allá, hay que dejar para comer, pagar pasaje, salud, todo eso… No alcanza, lo intentamos. (Entrevista con Pablo, hombre haitiano, 2019)2

Precisamente, una de las principales problemáticas que enfrentan las personas migrantes de origen haitiano se refiere a la inserción sociolaboral, obstaculizada con frecuencia por diversos factores. Uno de los más evidentes es la diferencia idiomática, en cuanto les dificulta comprender completamente los acuerdos laborales, lo cual motiva además ciertos abusos por parte de los/as empleadores/as. Asimismo, para algunos/as, la imposibilidad de obtener reconocimiento formal de sus estudios en Haití les impide ejercer sus carreras profesionales.

Al respecto, las personas entrevistadas manifestaron acceder a espacios formales de trabajo, pero en aquellos nichos laborales que la comunidad chilena no valora o desprecia para sí, bien sea porque son mal remunerados o se desarrollan en condiciones de precariedad -principalmente servicios de limpieza, construcción, cocina, entre otros-. Acceder solo a estos espacios de trabajo les cercena el ideal de generar ahorros, ya que deben destinar una gran cantidad de recursos a su economía de subsistencia (Galaz y Pérez-Roa 2020). En el siguiente extracto, precisamente, la persona señala que una problemática constante es la falta de solvencia económica:

Llegamos buscando un nuevo país, a ver cómo puede echarlo más para delante […] también en un país, buscamos un país que es más avanzado para uno, pero en verdad no ha sido fácil porque es difícil el trabajo. (Entrevista con John, hombre haitiano, 2019)

En los relatos recabados, especialmente entre los hombres haitianos entrevistados, se enfatiza el hecho de que no puedan trabajar en lo que estudiaron, lo cual evidencia su molestia por no poder acceder con ello a un estatus social diferente ni a un mejor nivel salarial. Esto nos habla de que el proceso de instalación en Chile tiene como efecto, en algunos casos como el haitiano, un desclasamiento social (Jiménez 2011). Esta sensación de desclasamiento les inquieta particularmente porque, a la vez, sienten el peso de su compromiso ético en origen, la deuda moral asumida con su comunidad una vez iniciado el viaje. En ese sentido, se produce un sentimiento de pérdida del valor simbólico que representaba tener una posición social, pese a que quizás económicamente la situación en el contexto de origen no fuera estable (Galaz y Pérez-Roa 2020). De esta forma, a pesar de los obstáculos, despliegan constantemente un esfuerzo por recuperar aquella estabilidad y comodidad, pero también por demostrarle a su colectivo que no han perdido su antiguo estatus en el nuevo contexto.

Yo me fui al sur un tiempo… allí tenía dos trabajos: en construcción y en agronomía. Entonces es extraño porque son dos trabajos distintos… pero pude hacer alguna cosa, pequeña, de lo que estudié. (Entrevista con Paul, hombre haitiano, 2019)

En las entrevistas, los/as migrantes haitianos enfatizan en que es casi imposible conseguir la homologación de sus estudios terciarios, lo que los pone en desventaja permanente frente a otros colectivos migrantes. Esto se debe a la dificultad de disponer de sus títulos traducidos del francés al español y homologados al sistema chileno, tal como los solicita el Estado, lo cual se considera como parte de las barreras burocráticas que específicamente se encuentran las personas haitianas y no otros grupos migrantes. En ese sentido, lo viven como parte de la discriminación que padecen como colectivo, tanto institucional como relacionalmente, y que los lleva a insertarse solo en determinados nichos laborales más precarizados:

Juntamos el sueldo y ahí pagamos casa, luz, el agua y el cable, después sacamos para la Bip [la tarjeta del sistema de transporte público] y mandamos a la familia también y después lo que queda para la comida acá… No trabajamos en las profesiones, aquí no se puede… Yo, limpieza, y él, en Copec [Compañía de Petróleos de Chile]. (Entrevista a Moira, mujer haitiana, 2019)

No te valoran. Te miran mal, no les importa cómo vistas… Solo ven que eres haitiano y te dan solo trabajos de fuerza, y no claros. (Entrevista con Charles, hombre haitiano, 2019)

Las personas haitianas perciben constantemente la discriminación que viven, tanto la referida al modo en que las personas chilenas se relacionan con ellas como también a formas más estructurales que, en su conjunción, les impiden ubicarse mejor socioeconómicamente en el país. No obstante, ante ello, desarrollan diferentes estrategias de apoyo intergrupal que les permiten ir sorteando estas dificultades. En este sentido, nuestro trabajo da cuenta de cómo los/as migrantes haitianos/as tejen una red de relaciones de ayuda que se construye tanto en el país de origen como en el de recepción e incluso en otros países donde viven cercanos suyos, mediante lo cual generan lazos trasnacionales de respaldo. Esta simultaneidad da cuenta de cómo la circulación de soportes ocurre a nivel relacional en una trayectoria de múltiples procesos de ayuda mutua y no tanto en el espacio físico en el que viven actualmente.

Circuitos de endeudamiento formal: límites y posibilidades de acceso al crédito

El sistema de créditos de consumo en Chile tiene dos vías principales de acceso: los créditos bancarios, operados por los bancos establecidos en Chile3, y el sistema de crédito de casas comerciales o retail. Estas modalidades crediticias tienen distintos sistemas de regulación y requisitos de entrada, entre los cuales los más accesibles son los de los créditos de casas comerciales, así como los más comunes en los hogares de menores ingresos, los más desregularizados, con menores protecciones asociadas y los que cobran las tasas de interés más altas (Pérez-Roa y Gómez 2020). Si bien no existe una cifra clara sobre la prevalencia del endeudamiento formal en la población migrante, el último informe sobre deuda morosa del primer trimestre de 2020 (Equifax y Universidad San Sebastián 2020) señala que, del total de deudores morosos en Chile, el 3,9 % son extranjeros y que su mora promedio asciende a CLP 1 644 880 (US 2 060 aproximadamente).

En este sentido, se prestó atención a la relación de la población migrante con la oferta crediticia que deriva de estas instituciones y a la cual pueden acceder bajo estrictos requisitos. Para poder insertarse en los circuitos de endeudamiento, las personas migrantes de origen haitiano presentan dos dificultades principales cuando llevan poco tiempo de inserción en Chile: por un lado, el hecho de que muchos de los trabajos a los que acceden suelen ser precarizados y también informales hace que tanto la banca como las casas comerciales no les brinden oportunidades de acceso; y por otro, algunas de las personas entrevistadas manifiestan desconfianza frente a las instituciones bancarias y otras entidades. En el siguiente caso, esto se explica claramente:

El motivo principal de por qué no lo tengo [tarjetas] es porque, ejemplo, si compro una cosa a crédito ahora, y si tengo que pagar en quince días más, y si no alcanza a tener plata, en un día más me empieza a cobrar. Por eso, yo prefiero tratar de juntar y comprar las cosas más adelante cuando tenga dinero. (Entrevista con Anne, mujer haitiana, 2019)

No obstante, con el tiempo, las personas entrevistadas dicen valorar el crédito como una “oportunidad” para poder solventar el alto costo de la vida en el país, incluso cuando la deuda emerge como una extensión salarial. Aun así, para las personas haitianas es importante tener claridad de su uso y solo aparece justificado para saciar alguna necesidad particular que no puede ser subsanada con el sueldo mensual. Pero también las personas entrevistadas destacan que, aunque algunos/as quisieran acceder, los requisitos que se exigen son difíciles de cumplir por el tipo de empleo que desarrollan.

No, no voy a decir que es algo malo, porque uno debe para su necesidad. Por eso, para mí, deber no es algo malo; a lo contrario, es algo bueno, porque si por ejemplo necesito comprar una camisa y no tengo dinero, en efectivo, y tengo una tarjeta, lo puedo comprar. Para mí, eso es una necesidad, no es nada malo… cuando tengo trabajo más estable. (Entrevista con Neal, hombre haitiano, 2019)

Normalmente, para la persona que tiene mucho gasto o mucha carga, hijo o así, le conviene tener una tarjeta, porque si de repente necesita algo y no tiene nadie que te presta la plata, puede pedir un avance en efectivo, es mucho. Es importante tener una tarjeta una persona que tiene una familia, un cargo grande, pero como yo no tengo hijo por el momento y no tengo tanto cargo, emergencia, no lo uso, no es necesario. (Entrevista con Charles, hombre haitiano, 2019)

De esta manera, la mayoría señala que endeudarse puede convertirse en algo problemático si finalmente la deuda nunca llega a pagarse e incluso puede generar intranquilidad o miedo frente a que su estabilidad administrativa en el país se vea afectada.

No me gusta de la tarjeta de crédito, siempre una deuda pendiente, siempre, aun si compras algo, se borró toda deuda, se queda algo, y te van a decir que la deuda que queda es el seguro de la tarjeta y así. No me gusta. (Entrevista con Charles, hombre haitiano, 2019)

En ese sentido, sobre todo mujeres haitianas entrevistadas destacan la importancia de ahorrar más que el uso de créditos o de acudir a redes antes que a la banca. Pero a la vez, constantemente, aquellas personas migrantes con más tiempo de residencia adquieren claridad de que los nichos laborales donde pueden insertarse son inestables y precarios y que eso no les garantiza poder mantener una deuda a largo plazo. En el siguiente extracto, la persona reflexiona sobre el problema que puede representar a largo plazo asumir una deuda que no pueda financiarse en caso de una crisis laboral, como es el pago de un crédito hipotecario:

Cada vez puede ser que sea fiasco para una persona, esa idea de la ventaja del banco. Por ejemplo, ¿comprar una casa a crédito, cierto? Entonces tendría que pagar la casa en veinte a treinta años y llevas diez años pagando, o quince por ahí pagando, pero el año dieciséis no puedo, me quedo sin trabajo. Entonces, ¿qué va a hacer el banco? Va a embargar la casa, embargar la gente de la casa y tomar la casa y la plata que yo había gastado. ¿Me la van a devolver? Nunca. Entonces, ¿cuál es la política? Siempre es la ventaja para el banco. Por eso, no me gusta la política del banco; igual, en todos lados los bancos son iguales. (Entrevista con Sergi, hombre haitiano, 2019)

De esta manera, en algunos relatos se plantea como un problema la deuda, ya que está asociada a consecuencias socioeconómicas, como el hecho de aparecer en Dicom4 y que esto pueda afectar su trayectoria de inserción en el país. Por tanto, en casi todas las personas entrevistadas se evidencia una actitud de autocontrol para entrar en la rueda crediticia. Para los/as entrevistados/as, al ingresar en un proceso de endeudamiento, sienten un descontrol personal que les impide mantener una estabilidad emocional y material en este nuevo contexto.

Es malo pedir mucho, es malo tener mucho crédito y todo eso, porque te pueden meter en… ¿cómo se llama? ¿En problemas? En Dicom. Y ahí no puedes ni viajar ni hacer nada, entonces… pero mi padre, yo creo que es diferente porque él lo hace. (Entrevista con Charles, hombre haitiano, 2019)

Por otro lado, se destaca cierta diferenciación por género en la consideración de un endeudamiento formal: las mujeres haitianas muestran más desconfianza que los hombres frente a los créditos con instituciones antes que frente a los personales. Esta desconfianza de las mujeres se vincula con una forma de relación más comunitaria que solían establecer en sus contextos de origen (préstamos entre amistades-familia). Como se ve en la siguiente cita, el temor a la institucionalidad chilena -de la cual no se comprende el funcionamiento completamente- y la confianza en la palabra de las personas generan que la primera opción siempre sea la red comunitaria:

Yo presté a un amigo o pedirle a mi marido, y eso, al banco no, porque no me gusta… En Haití no es fácil hacer negocios, si uno pide un préstamo es un riesgo, porque no es fácil… Está eso de Dicom… es un riesgo en Haití y aquí también… mejor a las personas. (Entrevista con Joanne, mujer haitiana, 2019)5

Con el tiempo, sobre todo quienes llevan viviendo más de cinco años en territorio chileno, comienzan a comprender el funcionamiento de los créditos formales y pueden diferenciar -no exentos/as de algunas malas experiencias- aquellos otorgados por casas comerciales o retail de aquellos provenientes de la banca pública o privada. En los relatos, el crédito bancario aparece como una oportunidad porque se considera como “una institución segura”. Sin embargo, otros/as migrantes haitianos/as con menos tiempo de residencia manifiestan un cierto rechazo y desconfianza ante las instituciones bancarias producto de la forma de funcionamiento del sistema crediticio en Haití. En cuanto a las tiendas de retail, estas se han convertido en Chile en instituciones económicas y crediticias que posibilitan avances en efectivo o bienes de manera anticipada. Según lo observado en algunos casos de personas haitianas, los créditos a los que se accede por medio de estas tiendas de retail tienen usos específicos, ligados principalmente al pago de gastos básicos mensuales o artículos del hogar, principalmente como una extensión salarial (alquiler de vivienda, alimentación, transporte, vestimenta, pago de celulares).

Generalmente, la información respecto a este tipo de crédito se comunica a través de personas que han accedido a este anteriormente. Sin embargo, entre los/as entrevistados existe una queja abierta frente a estas tiendas de retail porque muchas veces dan facilidades, pero sin entregar una información más profunda sobre las tasas y otras características de los créditos, lo que termina generando un endeudamiento mayor al esperado por la persona solicitante. En ese sentido, el hecho de no manejar el idioma español en profundidad provoca que algunas personas haitianas se vean más afectadas por situaciones que consideran injustas e, incluso, de engaño por parte de estas casas comerciales. Pese a que se accede en algunos casos a estos créditos de tiendas de retail, el relato constantemente señala que se está “haciendo un mal negocio” al endeudarse con dichas casas comerciales, considerando sus bajos salarios. Esto se visualiza en la siguiente cita:

Es como la tarjeta Hites, a mí no me gustó, ¿sabes por qué? La mantención es muy alta. Es que tengo que pagar todo el mes, tengo un interés que tengo que pagar en el banco, nunca se va a ahorrar algo. Es que cuesta para hacer un negocio. Antes de hacerlo para mí, tengo que tener mi propio dinero y después puedo hacerlo mejor. (Entrevista con Leandre, hombre haitiano, 2019)

Claro, es una cosa automática, entonces ¿yo?, no [ríe], yo, esos diez mil pesos, en un año, ¡noventa! Entonces por eso no me gusta tarjetas de crédito, no me gusta nada… [pausa] Me gusta mi vida tranquila, no me gusta dolores de cabeza. (Entrevista con Paul, hombre haitiano, 2019)

A pesar de las profundas diferencias existentes entre el sistema financiero haitiano y el chileno, las personas entrevistadas logran establecer distinciones entre el sistema bancario y el del retail. Reconocen el peso de las instituciones formales, los riesgos asociados y lo perjudicial que puede resultar endeudarse con este, debido a las altas tasas de interés y los cobros abusivos. A pesar de lo confuso del lenguaje financiero y de la voracidad del sistema crediticio chileno -en términos de publicidad y transversalidad-, el sistema de circulación de información oral comunitaria les permite protegerse de un sistema que puede profundizar sus precariedades económicas. En este sentido, la red social que construyen las familias haitianas no solo les permite soportar materialmente la ayuda entre unos/as y otros/as, sino también circular la información dentro de la comunidad traduciendo el lenguaje financiero a una experiencia económica concreta.

Conclusiones

Tal como exploramos en el artículo, las relaciones de endeudamiento formales e informales que los/as migrantes haitianos/as desarrollan en su trayectoria en Chile se extienden más allá de los límites espaciales y transnacionales impuestos por el Estado-nación (Datta y Aznar 2019) e involucran prácticas y experiencias de representaciones morales (Minn 2016). En este sentido, nuestra premisa de trabajo fue que la trayectoria de los/as migrantes haitianos/as en Chile está cruzada por relaciones de endeudamiento de distinta naturaleza (formales e informales) que involucran múltiples dimensiones de la vida cotidiana que se conjugan en términos sociales y culturales y afectan sus trayectorias de vida.

En cuanto a las relaciones de endeudamiento informales, nuestro análisis da cuenta de la articulación de un tejido de relaciones sociales que los/as migrantes haitianos/as van construyendo para poder responder tanto a sus necesidades de subsistencia cotidiana como a los requerimientos económicos de las remesas que envían a sus familiares o cercanos. Esta red de relaciones de ayuda o intercambio o cadena de favores garantiza un piso mínimo de protección social que no es provista necesariamente por su inserción laboral. Esta cadena de favores también le permite a dicha población enfrentar de manera más colectiva que individual las discriminaciones a las que está expuesta, producto de un racismo tanto estructural como cotidiano. Si bien las disposiciones políticas actuales son expulsoras y de no acogida frente a la población haitiana (Stang, Lara y Andrade 2020) y las dinámicas de racismo y discriminación en su contra se han intensificado en los últimos años (Rojas, Amode y Vásquez 2015), el sostenimiento colectivo que ocurre de manera informal en su interior le permite aplicar tácticas de afrontamiento comunitario que superan el marco chileno.

Es importante tener en cuenta que la población haitiana en Chile se sitúa preferentemente en espacios laborales subordinados y precarizados, dadas las dinámicas de racionalización que se cruzan tanto institucional como socialmente (Tijoux y Córdova 2015). Esto implica que sus condiciones salariales no siempre les permiten responder al compromiso moral de envío de remesas, en cuanto deben ajustar sus condiciones a una economía de subsistencia.

En esta precariedad, las ayudas económicas se sostienen en una red de transferencias y préstamos entre conocidos que responde a rasgos culturales que entienden el lazo social a partir de un compromiso comunitario de relaciones de ayuda (Núñez 2019). Esta red toma la forma de una cadena de favores, que no necesariamente exige una retribución económica del monto prestado, sino, más bien, busca disponer a quien recibe la ayuda a tenderle una mano a otro miembro de la comunidad que la requiera en otro momento.

Otro rasgo de este proceso de endeudamiento informal es el valor de la palabra en el trato acordado. A diferencia de la normativa que regula jurídicamente los compromisos de pago y que tiende a institucionalizar estos procesos, para la comunidad haitiana es en la palabra empeñada donde se juega la confianza de retribución futura.

El peso que las relaciones de ayuda informal tienen en la experiencia de los/as migrantes haitianos/as en Chile contribuye a ampliar los repertorios con los que tradicionalmente entendemos las relaciones de endeudamiento en un doble sentido. Primero, evidencia la relevancia de superar la relación diádica deudor/acreedor, propia de los análisis económicos. En este sentido, nuestros resultados muestran cómo las personas migrantes haitianas no establecen un compromiso de pago con una persona en específico, sino con un sujeto social amplio, basado en un supuesto moral de retribución futura. Segundo, lo que se adeuda no necesariamente es traducible a una cantidad de dinero ni reducible a ello. Más allá de que las transferencias económicas se materialicen en una suma de dinero concreta, aluden a un proceso económico que se encuentra transversalmente vinculado a dimensiones culturales.

Ahora bien, los procesos de endeudamiento informal se desarrollan de manera interrelacionada con los de tipo formal. Las experiencias de la población haitiana con el mercado del crédito se materializan en saberes que circulan en la comunidad, como los aprendizajes que les permiten entender las oportunidades y los riesgos de estos sistemas de crédito formal. Las temporalidades asociadas a los tiempos de pago, las tasas de interés, los costos de mantención, los cobros abusivos, entre otras categorías económicas, circulan en los relatos a partir de la experiencia de otros miembros de la comunidad y generan reflexividades colectivas. En este sentido, los relatos sobre los usos, los significados y las prácticas financieras se cruzan con variables culturales y sociales que son parte constituyente de los procesos de endeudamiento.

Tanto la moral como la economía siempre superan las experiencias individuales y subjetivas para abarcar relaciones y redes sociales más amplias. Sin embargo y a pesar de las dinámicas de protección comunitaria, la falta de regulación del mercado de crédito en Chile favorece prácticas abusivas que exponen a los/as migrantes haitianos/as a situaciones financieras complejas. La falta de contrato laboral que garantice los pagos futuros y las cláusulas abusivas de algunos contratos de créditos que no son explicados son ejemplos de prácticas de expropiación financiera que requieren ser denunciadas.

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* Se agradece a la Iniciativa Científica Milenio de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), adjudicada al Centro Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder; al Grupo de Trabajo Clacso Migraciones Sur-Sur; al Núcleo Relaciones Socioeconómicas y Luchas Sociales y al Núcleo de Diversidad y Género: Abordajes Feministas Interseccionales, ambos del Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Chile y de los cuales son miembros Camila Acuña, Pamela Bravo, Scarleth Castillo, Daniela Castro, Claudia Délano, María Pía Díaz, Pedro Díaz, Javier Fernández, Francisca Flores, Catalina Fontecilla, M. José Martin, Valentina Meneses, Daniela Molina, Bárbara Navarro, María José Ortega y Cathalina Pereira, quienes conforman el equipo de esta investigación.

1 Esta cita fue utilizada parcialmente en otro artículo (Galaz y Pérez-Roa 2020), pero nos pareció imprescindible su uso en el presente artículo para explicar la relación moral con que se inicia el proyecto migratorio, lo que no fue profundizado antes.

2Esta cita fue utilizada parcialmente en otro artículo (Galaz y Pérez-Roa 2020), pero, en este caso, el sentido del análisis fue distinto porque se refiere a cómo los sueldos que perciben no les permiten enviar remesas y cumplir con esta obligación moral.

3Se entiende por bancos establecidos en Chile aquellos que son operativos en la actualidad y son fiscalizados. Catorce de ellos son privados nacionales, seis son privados internacionales y uno es estatal, a los que se suma el Banco Central de Chile que no es fiscalizado.

4Dicom es el registro actualizado que contiene información financiera y comercial de personas naturales y empresas respecto a deudas, la cual se proporciona desde la empresa trasnacional Equifax, que lleva el registro y vende los registros a terceros (Viñuela 2011).

5Esta cita fue utilizada en forma parcial en otro artículo (Galaz y Pérez-Roa 2020); sin embargo, el uso analítico aquí es evidenciar la aprehensión diferenciada entre hombres y mujeres respecto del crédito.

Cómo citar este artículo: Pérez-Roa, Lorena y Caterine Galaz. 2021. “Cadena de favores y pagos: relaciones de endeudamiento transnacional de la población haitiana residente en Quilicura, Santiago de Chile”. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología 43: 97-119. https://doi.org/10.7440/antipoda43.2021.05

Recibido: 31 de Julio de 2020; Aprobado: 28 de Enero de 2021

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