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Revista Científica General José María Córdova

Print version ISSN 1900-6586On-line version ISSN 2500-7645

Rev. Cient. Gen. José María Córdova vol.18 no.32 Bogotá Oct./Dec. 2020  Epub Oct 01, 2020

https://doi.org/10.21830/19006586.630 

Política y estrategia

La línea estratégica de la insurgencia: un modelo de análisis para la seguridad nacional

The insurgency's strategic line: a national security model of analysis

Jorge Alberto Eduardo Segura Manonegra1 

1Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid, España https://orcid.org/0000-0003-0589-0375 jsegura187@alumno.uned.es


Resumen.

Esta investigación busca determinar la línea estratégica de la insurgencia con una metodología más completa que la convencional, que solo mide cuantitativamente indicadores tácticos, ya que esta genera dudas cuando se aprecian otros objetivos alcanzados o dejados de alcanzar por la insurgencia. Se utilizó como caso de estudio la estrategia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia entre 2000 y 2014. Tras identificar y homologar cuatro indicadores estratégicos, se logró determinar su línea estratégica y cuantificar su debilitamiento en un 61% hacia el final del periodo, como producto tanto de sus errores como de la Estrategia de Seguridad Nacional. Estos resultados pueden facilitar el análisis y la definición de la estrategia de seguridad nacional ante un conflicto insurgente, tanto para el caso colombiano como para otros similares en el mundo.

Palabras clave: conflicto armado interno; estrategia de seguridad nacional; estrategia militar; Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia; FARC; guerrilla

ABSTRACT.

This study seeks to determine the insurgency's strategic line using a more comprehensive meth- odology than the standard one used, which only measures tactical indicators quantitatively, raising doubts when appreciating other insurgency fulfilled or non-fulfilled objectives. Using the Revolutionary Armed Forces of Colombia's strategy between 2000 and 2014 as a case study, four strategic indicators were iden- tified and standardized, and the strategic line was determined. A weakening of 61% towards the end of the period was quantified, resulting from both their errors and the National Security Strategy. These results may favor the National Security Strategy's analysis and definition facing an insurgent conflict both for the Colombian case and other similar cases worldwide.

Keywords: Revolutionary Armed Forces of Colombia; FARC; internal armed conflict; military strategy; national security strategy; revolutionary guerrilla

Introducción

A finales de 2016, el Gobierno de Colombia logró la firma del Acuerdo de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), después de 52 años de confrontación. No obstante, aunque este fue el principal grupo insurgente del conflicto, aún quedan varias organizaciones guerrilleras, como las propias disidencias de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y algunas fracciones del Ejército Popular de Liberación (EPL), generadoras de violencia en el territorio nacional y con alta injerencia en los países vecinos. El trabajo de Connable y Libicki (2010), que analizó 89 grupos insurgentes alrededor del mundo en los últimos sesenta años, encontró que 17 de esos grupos aún continúan en conflicto (pp. 159-162). La insurgencia, entonces, ha sido y seguirá siendo un reto para la seguridad nacional e internacional.

En este sentido, los gobiernos deben tomar decisiones en el marco de su estrategia de seguridad para contrarrestar las amenazas y riesgos que los grupos insurgentes representan para la nación. Y esto implica enfrentar dilemas en sus estrategias. Por un lado, se les exige conducir las operaciones militares que permitan neutralizar los grupos guerrilleros. Por otro, tienen la obligación de buscar una salida política con esos mismos grupos. Si bien ambos caminos parecen independientes y contradictorios, en verdad, por el contrario, deben ser complementarios e incluyentes, con el objetivo de obtener una estrategia integral que dé solución al conflicto. Para cumplir con estos difíciles retos, es determinante conocer el grado de fortalecimiento o debilitamiento de la insurgencia.

Con este fin, el conocimiento de indicadores para determinar las estrategias de la insurgencia y su fortalecimiento o debilitamiento como organización puede ayudar al gobernante y a sus planificadores estratégicos a analizar y tomar las decisiones adecuadas en relación con la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN). Esta información permitiría contestar varias preguntas estratégicas: ¿la ESN es pertinente, coherente y adecuada para los fines políticos del Estado?; ¿la ESN está bien planeada, conducida e implementada para neutralizar la insurgencia?; ¿cuáles otros elementos en el modo (el cómo) y en los medios (recursos e instrumentos) requiere la ESN para alcanzar los fines políticos? Y especialmente: ¿qué momento y cuáles condiciones son los más adecuados para buscar una salida política al conflicto?

El objetivo de este artículo es identificar la línea estratégica de la insurgencia mediante la determinación de indicadores. Este propósito permite construir y entender una línea de fortalecimiento o debilitamiento estratégico de la insurgencia. El análisis de esta línea puede ser una herramienta que ayude a la toma de decisiones políticas y a la formulación de estrategias para la seguridad nacional, en la búsqueda de dar solución a un conflicto insurgente.

Así, en este trabajo se entiende la línea estratégica de la insurgencia como el nivel de fortaleza o debilitamiento de un grupo guerrillero para alcanzar sus objetivos principales. Normalmente, en las diferentes clases de conflicto, al realizar este análisis solo se tienen en cuenta los indicadores tácticos, como las bajas, ya sean muertos en combate, heridos o capturados, entregas voluntarias o desertores ocasionados a las guerrillas. Pero este análisis solo táctico y cuantitativo ha dejado dudas cuando se aprecian otros objetivos alcanzados o dejados de alcanzar por las partes enfrentadas, como en el caso de la guerra de Vietnam: “En el caso de Vietnam, los indicadores tácticos fueron por lo tanto engañosos: ocultaron un cambio hacia la derrota estratégica” (Connable & Libicki, 2010), p. 24, traducción propia). La investigación de Connable y Libicki sugiere un análisis que, además de indicadores cuantitativos, incluya indicadores cualitativos, y que además estudie cada caso por separado para tener en cuenta el contexto y las circunstancias. En atención a ello, este trabajo parte de una combinación de análisis cuantitativo y cualitativo, por lo cual propone una metodología mixta que, además de los datos tácticos de un conflicto, considere también otros indicadores para obtener un análisis estratégico más completo.

La metodología utilizada en este trabajo es descriptiva, y se basa en la compilación y análisis de la información cualitativa y cuantitativa del conflicto colombiano entre los años 2000 y 2014; específicamente, se utiliza como caso de estudio la estrategia de las FARC. Las amenazas y riesgos que hoy en día enfrentan los Estados en términos de seguridad son similares; en un mundo globalizado, las amenazas también han mutado en el mismo sentido. De hecho, en los últimos años ha habido un crecimiento inédito en interactividad entre las diferentes clases de redes ilícitas, como también entre emergentes organizaciones híbridas (Matfess & Miklaucic, 2016, p. ix), que usan métodos característicos de terroristas y grupos criminales. Hasta 2014, las FARC, principal grupo analizado en este artículo, no fueron ajenas a los métodos antes mencionados.

La recolección de información fue realizada mediante solicitudes formales a las fuentes oficiales, como los ministerios de Defensa Nacional y Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación, las Fuerzas Militares, la Policía Nacional; documentos oficiales publicados en la web, diferentes fundaciones especializadas en temas de conflicto y paz, las bases de datos del Centro de Memoria Histórica (s. f.), documentos propios de las FARC, así como entrevistas a altos funcionarios de las Fuerzas Militares, a expertos en el conflicto colombiano y a investigaciones publicadas en libros y artículos sobre el tema.

La determinación del grado de fortalecimiento o debilitamiento de la estrategia de las FARC, en el periodo de 2000 a 2014, consistió en seis pasos. Primero, y teniendo en cuenta la teoría convencional insurgente y contrainsurgente, se identificaron aquellos indicadores que expresan el fortalecimiento o debilitamiento de la insurgencia. El segundo consistió en determinar las investigaciones actuales sobre insurgencias alrededor del mundo, que establecen indicadores para entender cómo la insurgencia llega a su fin. El tercer paso precisó los objetivos de la estrategia de la insurgencia -en este caso, los de las FARC- en el periodo de 2000 a 2014. El cuarto paso consistió en un análisis cualitativo mediante una matriz de homologación de indicadores, e incluyó determinantes para una guerrilla fortalecida o debilitada. Los cuatro indicadores obtenidos como resultado se utilizaron como objeto de análisis y ejes para la construcción de la línea estratégica de las FARC.

Como quinto paso, mediante un análisis cuantitativo y cualitativo, se describió el comportamiento de cada indicador en el periodo de estudio. Finalmente, el sexto paso fue la determinación de la línea estratégica de las FARC mediante un análisis cuantitativo y la normalización de indicadores1 para facilitar su interpretación. En la Figura 1 se ilustra la metodología y el procedimiento utilizado.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 1 Metodología y procedimiento para construir la línea estratégica de la insurgencia.  

1. Teoría insurgente convencional

Esta parte de la investigación se concentró en seleccionar las autoridades reconocidas en el tema de insurgencia y contrainsurgencia. Para ello, se verificó que cumplieran con tres características: que sus conceptos fueran resultados de análisis de conflictos insurgentes contemporáneos, al menos con la época inicial de las FARC (década de 1960); que los conceptos se hayan dado sobre un conflicto o conflictos con algunas características básicas, observadas también en el caso colombiano; y, por último, que sus conceptos tuvieran vigencia en los conflictos actuales de diferentes países.

La selección comenzó con Mao Tse-Tung, Escritos militares (1967). Aunque el conflicto chino difiere en gran medida del colombiano, “Mao es un maestro de la estrategia que va a transformar una banda de insurgentes en un ejército victorioso, gracias a una estrategia adaptada” (Coutau-Bégarie, 2002, p. 256). Asimismo, los conceptos de Mao, con su insurgencia comunista rural, dieron origen a otros conceptos ajustados a nuevas problemáticas y escenarios, como la insurgencia comunista de Ho Chi Minh y la teoría del foco del Che Guevara. El general vietnamita Vō Nguyên Giáp trajo nuevos elementos filosóficos a través de Guerra de pueblo, ejército del pueblo, texto inspirador también de contemporáneos y futuros conflictos (Connable & Libicki, 2010, p. 7).

David Galula, con su obra Counterinsurgency warfare, theory and practice, es el que más se aproxima a las tres características mencionadas. Propone unos indicadores o requisitos para que una insurgencia sea exitosa. Estos indicadores, como bien se observa adelante, coinciden en conflictos como los de China, Vietnam y Cuba (2006, pp. 11-28):

  • Necesidad de una causa cuyo uso estratégico, como táctica de manipulación, pueda transformarse en una insurgencia fuerte.

  • Condiciones geográficas adecuadas, lo que incluye factores como apoyo de la población, bordes internacionales, terreno, clima, economía, tamaño del país y su localización.

  • Apoyo exterior, lo que incluye aspectos políticos, técnicos, morales, financieros y militares.

2. Las investigaciones recientes sobre insurgencias

Los estudios realizados por el National Defense Research Institute (RAND), en la obra How insurgencies end, dirigida por Connable y Martin Libicki (2010), es una investigación actualizada, completa y pertinente para este trabajo. Dicha obra hace un análisis comparativo, en forma cuantitativa y cualitativa, de 89 casos de estudio de insurgencias alrededor del mundo, con lecciones de literatura en insurgencia y contrainsurgencia. Sus autores proponen los siguientes indicadores para evidenciar cuándo una organización insurgente se encuentra en una declinación terminal (Connable & Libicki, 2010, p. 18):

  • Un incremento de insurgentes entregados o desertores, particularmente del más alto nivel en los cuadros de mando.

  • Un mayor número de inteligencia accionable suministrada por la población.

  • Una eliminación del santuario interno y externo, como área de retaguardia y refugio seguro.

  • Un mayor precio a pagar por la insurgencia para obtener material, servicios e información.

  • Una caída significativa de apoyo internacional, incluido el soporte financiero.

3. Estrategia de la insurgencia

Para enfocarse en el caso de estudio de las FARC en el conflicto colombiano, se requería identificar su estrategia. Se logró establecer cuáles fueron los objetivos que esta guerrilla se impuso a través de sus planes, expresados en las “conferencias”, como esta organización las denominaba. Estas conferencias consistían en el máximo órgano de gobierno de la organización guerrillera. En ellas se diseñaban y discutían los principales planes, entre ellos el plan estratégico de las FARC, desarrollado durante la Séptima Conferencia en 1982. El plan está explicado en el documento La historia de las FARC-EP. Conclusiones de la Séptima Conferencia2 (FARC, 1982). En esta conferencia se formularon las siguientes conclusiones, que a la postre se convertirían en los objetivos del plan estratégico:

  • Diseño de una estrategia militar de las FARC, un cambio en el modo de operar, una nueva concepción operacional y un modelo táctico irregular hacia la integración de un ejército revolucionario.

  • Definición del centro de despliegue estratégico hacia la cordillera Oriental.

  • Pasar de lo rural a lo urbano, adquiriendo la urbanización del conflicto como categoría estratégica.

  • Necesidad del fortalecimiento logístico y militar, especialmente armas.

  • Búsqueda de alianzas con demás agrupaciones guerrilleras.

  • Intensificación del trabajo de masas, para fortalecer el movimiento político.

  • Incremento del reclutamiento, mediante la creación de comisiones para fortalecer sus efectivos.

4. Matriz de análisis y homologación de indicadores

Con base en el desarrollo de los tres primeros pasos, en los cuales se combinó lo teórico con lo práctico, se prosiguió con un análisis cualitativo y la respectiva homologación de los indicadores encontrados (Tabla 1). Esta homologación significa interpretar los conceptos extraídos de las diferentes fuentes con el mismo significado, lo que permite llegar a un indicador común. Para que el análisis y la homologación fueran funcionales, se siguieron estos criterios metodológicos:

  • Los indicadores se alinearon en forma horizontal de acuerdo con su relación con los tres elementos fundamentales de la estrategia: fines, modo y medios (columna 1).

  • Para establecer la relación entre estos, se resaltaron las palabras clave de cada uno (columnas 2, 3 y 4), lo que facilitó el análisis cualitativo.

  • Los objetivos del plan estratégico de las FARC fueron analizados de igual modo como indicadores.

  • El resultado del análisis cualitativo, que interpreta los conceptos de las diferentes fuentes, corresponde a los cuatro indicadores descritos en la columna 5.

Tabla 1. Matriz de análisis y homologación de indicadores. 

Elementos estrategia Connable & Libicki Gaula y otras fuentes Plan estratégico de las FARC (Séptima conferencia) Indicadores como resultado
Fines Mayor número de inteligencia accionable suministrada por el apoyo de la población. Necesidad de una causa cuyo uso estratégico como táctica de manipulación pueda transformarse en una insurgencia fuerte. Apoyo de población. Intensificar el trabajo de masas para fortalecer el movimiento político. 1. Indicador político. Se fundamenta en el apoyo de la población y su movimiento político.
Modo Eliminación del santuario interno y externo como área de retaguardia. Condiciones geográficas adecuadas. Diseño de estrategia militar e integración de ejército revolucionario. Pasar el centro de despliegue estratégico de lo rural a lo urbano. Buscar alianzas con otras guerrillas. 2. Indicador de la iniciativa armada. Se fundamenta en la libertad de acción de las FARC para llevar a cabo sus planes y acciones militares; la ofensiva o defensa táctica y estratégica.
Medios Un incremento de insurgentes entregados o desertores particularmente del más alto nivel en los cuadros de mando. Incrementar el reclutamiento mediante la creación de comisiones, y capacitación de cuadros. 3. Indicador de estructura organizacional. Se fundamenta en el recurso humano: efectivos y cuadros de mando.
La insurgencia debe pagar más por material, servicios e información. Caída significativa del apoyo internacional, incluyendo soporte financiero. Soporte exterior (abarca lo político, técnico, moral, financiero y militar.) La necesidad del fortalecimiento logístico militar (armas). 4. Indicador financiero. Se fundamenta en los recursos económicos y materiales para su logística.

Fuente: Elaboración propia.

Con este procedimiento se logró determinar los principales indicadores para evaluar el fortalecimiento o debilitamiento de la estrategia de una insurgencia. Así, los cuatro indicadores resultantes de la matriz de análisis y homologación de indicadores son: 1) indicador político, 2) indicador de la iniciativa armada, 3) indicador de la estructura organizacional, e 4) indicador de finanzas. El análisis de estos indicadores resulta indispensable para entender y construir la línea estratégica de la insurgencia.

5. Análisis cuantitativo y cualitativo de indicadores

Una vez determinados los cuatro indicadores que conforman la esencia de la estrategia de las FARC, se procedió al análisis cuantitativo y cualitativo de cada uno de ellos.

5.1 Indicador político

El indicador político, fundamentado en el apoyo de la población y su movimiento político, se encuentra representado en la valoración del apoyo que las FARC tuvieron entre la población durante el periodo de estudio. Se seleccionó el Estudio Gallup Poll, realizado por la firma Invamer, entre los años 2000 y 2014, para conocer en términos de favorabilidad cuánto representaba el apoyo de las FARC en la población. Se estableció también el grado de favorabilidad que los colombianos tenían en las cinco instituciones más representativas del Gobierno relacionadas con la ENS. Con esto se logró tener un análisis comparativo de favorabilidad entre estas instituciones con las FARC (Figura 2).

Fuente: Elaboración propia con base en el Estudio Gallup Poll (Invamer, 2000-2014).

Figura 2 Imagen favorable de instituciones del Estado versus imagen favorable de las FARC (2000 a 2014)3

Como se puede observar, la favorabilidad de los colombianos respecto a las cinco instituciones seleccionadas promedió un 51% durante el periodo de estudio. Entre 2013 y 2014 se observa una caída en la favorabilidad de las instituciones de casi 11% y 15%, respectivamente, con relación a la media, lo que coincide con la tensión política del país y su polarización con respecto a los diálogos entre el Gobierno y las FARC en La Habana. La institución que más jalonó el promedio hacia arriba fueron las Fuerzas Militares; por el contrario, la que marcó el descenso fue el Congreso de la República. Las otras tres instancias (Fiscalía, Policía y Presidencia) se mantuvieron cercanas a la media aritmética de la línea.

Por otro lado, las FARC tuvieron permanentemente una popularidad baja durante ese periodo, con un promedio general que oscilaba en el 2%. Su máxima popularidad la alcanzaron en los años 2009 y 2014, con tan solo un 4%. Estos dos años serían las excepciones en que esta guerrilla tuvo un relativo repunte. El primer caso obedecería a un intento de la misma guerrilla por reorientar su estrategia mediante el Plan Renacer en 2008, lo que se explica en el próximo párrafo. Y el segundo caso coincide con el inicio de los diálogos entre el Gobierno y esta guerrilla. Pero ¿qué explica el reducido apoyo político que, en términos generales, tuvieron las FARC durante todo el periodo de estudio? El siguiente análisis brinda algunas respuestas.

Como toda insurgencia, las FARC tenían el objetivo central de fortalecer su movimiento político. Sin embargo, esta guerrilla le dio prioridad a la estrategia militar y financiera más que a la línea política (Ospina, 2014, p. 20). De hecho, llegaron a los diálogos de paz en el Caguán (1998-2002) con una bandera militar. Desde la zona de distensión concedida por el Gobierno para esos diálogos (42 000 kilómetros cuadrados sin Fuerza Pública), las FARC lanzaron las acciones militares más ambiciosas desde su creación4. La propia organización hizo una evaluación de su estrategia en la que se dio cuenta de la pérdida cada vez mayor del apoyo de la población. Obligadas, entonces, a ajustar la estrategia diseñaron el Plan Renacer5 en 2008, con el fin de retomar la bandera política y evitar su derrota como movimiento guerrillero. Aunque el apoyo siguió siendo mínimo, al apreciar la Figura 2 se puede inferir que este plan tuvo algún efecto positivo en su estrategia, pues las FARC tuvieron un repunte en su favorabilidad para 2008 y 2009.

La prioridad de la estrategia militar también los afectó en su favorabilidad debido al uso de herramientas terroristas, en muchas ocasiones contra la misma población civil.

Las FARC realizaron 4719 acciones terroristas hasta 2012, cuando comenzaron a hacer compromisos en la mesa de diálogo de La Habana (Figura 3). Esto representó el 43% de todas las acciones ocasionadas por los diferentes grupos ilegales. El ELN sería responsable del 40% y otros grupos, del 17%.

Nota: La variable “Otros” incluye a los grupos de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y a aquellos que surgieron después de su desmovilización. Se incorporan los catalogados por la Directiva 015 del 22 de abril de 2016 del Ministerio de Defensa como “grupos armados organizados” (GAO). Fuente: Elaboración propia6.

Figura 3 Acciones terroristas en Colombia (2000 a 2014). 

En el campo internacional, el apoyo, que en años anteriores había sido muy efectivo para las FARC, también fue reducido e, incluso, afectado cuando un buen número de países las reconoció como organización terrorista. Según César Torres del Río (2015), cuando en Colombia se dio término a la zona de despeje en el Caguán, las FARC fueron tipificadas como grupo terrorista tanto por el gobierno de Pastrana Arango como por la administración Bush, que insertó en la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos la persecución global del terrorismo, como reacción al ataque de la red terrorista Al-Qaeda contra las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2011 (Torres, 2015, p. 343). En total fueron 33 Estados, incluyendo la Unión Europea, los que le dieron reconocimiento de organización terrorista a las FARC a partir de 2002.

La otra estrategia de las FARC que impactó negativamente su favorabilidad fue la financiera. La relación que estableció esta guerrilla con el narcotráfico se convirtió en su principal recurso financiero, como se explica ampliamente al abordar el indicador de finanzas. Pero también se debe destacar el delito del secuestro con fines lucrativos como parte de su estrategia financiera. Esta práctica fue una de las que más afectó a la población, por cuanto los mismos civiles se convirtieron en objetivo militar para las FARC. Su objetivo principal con ello era obtener recursos, pero eso ocasionó un alto grado de repudio y de terror. De hecho, las acciones de secuestro y terrorismo derivaron en la percepción de que los colombianos estaban secuestrados en los cascos urbanos, puesto que la movilización por carreteras intermunicipales era muy riesgosa, ya que las personas podían ser víctimas de las acciones de las FARC antes mencionadas. La Figura 4 muestra cómo las FARC fue el principal grupo secuestrador en Colombia durante el periodo de estudio.

Nota: No incluye los casos perpetrados por delincuencia común. Fuente: Elaboración propia.

Figura 4. Secuestro por grupos ilegales en Colombia (2000 a 2014). 

De acuerdo con los datos obtenidos, las FARC secuestraron a 5332 personas, lo que representa el 50% de los secuestros realizados por parte de los grupos ilegales. Los secuestros del ELN conformaron el 36%, en tanto que otros grupos tuvieron una participación del 14%.

En resumen, respecto al indicador político, las FARC nunca lograron implementar una estrategia que llevara en la práctica a desarrollar un verdadero modelo insurgente, para el cual el movimiento social es fundamental y determinante. En este sentido, el plan estratégico carecía de coherencia. Por una parte, las FARC siempre pensaron el acceso al poder “como una cuestión de multitudes en agitación y movimiento”, como lo expresaba en diciembre de 2011 Timoleón Jiménez, en su calidad de comandante del Estado Mayor Central de las FARC (citado en Aguilera, 2013, p. 107). Su última fase debía estar marcada por una insurrección general, donde ellos guiaran a la mayor parte de la población bajo una bandera política que reclamara cambios al sistema. Sin embargo, por otra parte, su plan estratégico fue diseñado para constituirse en una máquina de producir terror a la población, sin importar recurrir a todas las formas ilegales de lucha. En consecuencia, no solo perdieron favorabilidad ante la población, sino también obtuvieron el repudio generalizado de ella.

5.2 Indicador de la iniciativa armada

El segundo indicador, la iniciativa armada, se fundamenta en la libertad de acción de las FARC para llevar a cabo sus planes militares. Es el grado de la ofensiva o defensa táctica y estratégica de la organización. Para establecer esta iniciativa, se escogieron siete indicadores sobre los delitos de las FARC para el periodo de estudio: 1) acciones bélicas contra civiles, 2) acciones contra la fuerza pública, 3) acciones contra la infraestructura del Estado (como torres de energía, puentes y vías, entre otras), 4) acciones terroristas, 5) secuestros, 6) masacres y 7) control del territorio. Una vez identificados, se hizo una normalización de indicadores, con el fin de promediarlos y obtener una media porcentual. En las Tablas 2 y 3 se registra la información correspondiente a los siete indicadores; la primera muestra el número de acciones realizadas por las FARC durante el periodo de estudio, y la segunda, el porcentaje histórico equivalente a dichas acciones.

Con los porcentajes obtenidos en la Tabla 3, se graficaron todos los indicadores normalizados, lo que permite una comparación objetiva de las variables (Figura 5). En esta figura se pueden valorar las tendencias generales en todos los siete indicadores de estudio, a partir de la visualización completa del comportamiento de las FARC en el periodo de estudio. Esto permite encontrar argumentos y aclarar la pertinencia de la selección de estos siete indicadores para determinar la iniciativa armada de las FARC.

Tabla 2. Número de acciones de las FARC (2000 a 2014)  

Acciones 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Total
Acciones bélicas contra civiles 42 42 62 25 17 17 11 10 3 5 11 12 9 4 6 276
Acciones contra fuerza pública 70 81 93 100 105 94 89 70 65 54 41 35 39 28 22 986
Acciones contra infraestructura 90 121 100 95 88 80 79 75 85 70 60 55 45 39 40 1122
Acciones terroristas 650 600 700 600 311 258 289 176 201 200 163 171 400 279 63 5061
Acciones 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 Total
Masacres 22 20 19 12 12 4 7 2 4 3 0 2 2 1 1 111
Secuestro 941 1026 1118 771 414 252 184 164 139 55 82 77 45 30 34 5332
Departamentos con registro de acciones 24 25 24 22 15 15 14 12 10 15 11 11 11 4 4 217
Total 1839 1915 2116 1625 962 720 673 509 507 402 368 363 551 385 170

Fuente: Elaboración propia.

Tabla 3. Acciones de las FARC en porcentajes históricos (2000 a 2014) 

Acciones 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Acciones bélicas contra civiles 68 68 100 40 27 27 18 16 5 8 18 19 15 6 10
Acciones contra fuerza pública 67 77 89 95 100 90 85 67 62 51 39 33 37 27 21
Acciones contra infraestructura 74 100 83 79 73 66 65 62 70 58 50 45 37 32 33
Acciones terroristas 93 86 100 86 44 37 41 25 29 29 23 24 57 40 9
Masacres 100 91 86 55 55 18 32 9 18 14 - 9 9 5 5
Secuestro 84 92 100 69 37 23 16 15 12 5 7 7 4 3 3
Departamentos con registro de acciones 96 100 96 88 60 60 56 48 40 60 44 44 44 16 16

Fuente: Elaboración propia con base en datos del Ministerio de Defensa, Fuerzas Militares, Policía Nacional y Centro Nacional de Memoria Histórica.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 5 Acciones de las FARC en porcentajes históricos (2000 a 2014). 

Dejando de lado el 2002, único año en que la mayor parte de los indicadores se ubicaban entre el 83% y 100%, las acciones que siempre tendieron a jalonar la iniciativa de las FARC durante el periodo de estudio fueron aquellas contra la fuerza pública y la infraestructura del país. Las primeras alcanzaron su máximo nivel en 2004, mientras que las segundas se mantuvieron entre el 79% y 70% en el periodo 2003-2008. Los indicadores que tuvieron cambios significativos que coincidieron en un reducido tiempo (2002 al 2005) fueron las acciones bélicas, al pasar del 100% a 27%; las masacres, del 86% al 18%; y los secuestros, del 100% al 23%. Los indicadores que cambiaron una tendencia decreciente hacia una creciente después de 2002 en un periodo de un solo un año fueron las acciones contra la infraestructura, al pasar del 62% al 70%, entre 2007 y 2008; los departamentos en que se presentaron acciones de las FARC (indicador territorial), al pasar de 40% al 60% de 2008 a 2009; y las acciones terroristas, del 24% al 57% de 2011 a 2012.

Estos resultados pueden explicar la dinámica entre las estrategias del Gobierno y la de las FARC o, como menciona Coutau-Bégarie cuando define la estrategia (2002, p. 74), la dialéctica de inteligencias en un medio conflictivo. Por ejemplo, cuando la ESN, a través de un mejor control territorial, impactó en la neutralización de acciones contra la población como el secuestro, las acciones bélicas y las masacres, la respuesta estratégica de las FARC, con su Plan Renacer, fue privilegiar las acciones contra la fuerza pública y la infraestructura, y trataron de dispersar sus acciones en el territorio. De esta forma se evidencia el interés de este grupo de cambiar su estrategia en busca de recuperar el apoyo de la población mediante el trabajo de masas, y, en consecuencia, su intento por retomar diferentes lugares donde habían sido controlados por la fuerza pública. Asimismo, los resultados muestran que las FARC intensificaron las acciones terroristas durante la época de inicio de los diálogos de La Habana entre 2011 y 2012.

En resumen, se observa la tendencia general descendiente de los indicadores de iniciativa armada entre 2003 y 2014, con excepción de los dos ya comentados. Esto resulta determinante para la evaluación de la ESN por parte del Gobierno, así como la dinámica de cada indicador, para tomar decisiones acertadas. Una vez hecho este ejercicio, y gracias a la armonización de los siete indicadores mediante su representación porcentual, se puede obtener una media aritmética que, como resultado, refleja la iniciativa armada de las FARC (Figura 6).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 6 Iniciativa armada de las FARC (2000 a 2014). 

En la Figura 6 también puede comprenderse que las FARC obtuvieron su máxima iniciativa durante el año 2002, representada en promedio aritmético del 93%. Asimismo, la iniciativa más baja la tuvieron en 2014 con un promedio de 14%. A partir de 2003, la iniciativa de esta guerrilla fue perdiendo peso, lo que coincidió con el inicio de la nueva ESN, materializada en la Política de Defensa y Seguridad Democrática (PDSD). Por ejemplo, la iniciativa de las FARC bajó en un solo año del 93% al 73%, es decir, 20 puntos porcentuales en un periodo muy corto, lo que demuestra las bondades de la nueva ESN desde su inicio.

También cabe destacar que, cuando el Gobierno decidió realizar acercamientos con las FARC para fines de negociación en los años 2010 y 2011, la iniciativa se encontraba en un 26%, y siguió descendiendo hasta el 14%, cuando iniciaron oficialmente las negociaciones a finales de 2014. El único cambio en esta tendencia descendiente constante de la iniciativa de las FARC se registró en el año 2012, situación, como se ha comentado, relacionada con la dinámica del inicio de los diálogos de La Habana.

5.3 Indicador de estructura organizacional

El tercer indicador, la estructura organizacional, se fundamenta en el recurso humano, es decir, en la cantidad de integrantes en armas con que contaba la organización, y cómo estos efectivos disminuyeron por efecto de la ESN, ya sea como producto de los combates con la fuerza pública, los procesos de judicialización y su respectiva captura, o por entregas voluntarias (deserciones o procesos de desmovilización). En las Figuras 7 y 8 se muestra el comportamiento general del indicador: en la primera se presentan las cifras de los integrantes en armas de las FARC, y en la segunda se hace una representación en porcentajes.

Fuente: Elaboración propia con base en datos obtenidos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (2020)

Figura 7 Integrantes en armas de las FARC (2000 a 2014). 

Fuente: Elaboración propia con base en datos obtenidos de la Dirección de Inteligencia del Ejército (2020).

Figura 8 Integrantes en armas de las FARC en porcentajes (2000 a 2014). 

En el año 2002, las FARC alcanzaron su máximo de efectivos al tener 20 760 integrantes en armas. A partir de ese año empezó una afectación continua en ese indicador y, en consecuencia, una tendencia descendiente que llegó a un mínimo de 6100 integrantes en armas en 2014. Es decir, en todo el periodo de estudio, las FARC tuvieron una reducción equivalente al 71% de sus efectivos. La mayor reducción de efectivos de esa guerrilla se registra entre 2003 y 2004, con una disminución porcentual de 22%. Se puede inferir que, en ese lapso, la ESN ya estaba en plena implementación con resultados exitosos sobre la estructura organizacional.

Pero también se observa que esta tendencia tuvo una especie de estancamiento entre 2008 y 2011. Las FARC mantuvieron sus hombres en armas sobre los 8000. Incluso, se presentó un pequeño incremento entre 2010 y 2011, cuando llegaron a tener 8090 hombres en armas. Esto obedecería a varias razones. Por el lado de la guerrilla, este estancamiento coincide con la formulación e implementación de su Plan Renacer, lo que permite deducir, entonces, que este plan tuvo un impacto favorable para las FARC.

Pero a esto se suma otra situación que afectó la ESN, en cuanto a su constante ofensiva. Se trata de los hechos sucedidos, especialmente entre 2006 y 2008, relacionados con varios de los muertos “-probablemente algunos guerrilleros muertos fuera de combate, pero ciertamente también algunos civiles- presentados [por la tropa] como resultados en combate. Lo que se llamó ‘falso positivo' [asesinato extrajudicial] fue una real pesadilla” (Pinzón, 2016, p. xxx)8. Esto particularmente afectó la legitimidad del Gobierno y de sus Fuerzas Militares, y produjo una inseguridad jurídica para la tropa que generó desconfianza en su actuación. De hecho, como se presenta en la Figura 8, el estancamiento de los resultados en la disminución de la estructura organizacional de las FARC se mantuvo en el 39% entre los años 2008 y 2011.

En la afectación de los integrantes en armas de las FARC se incluyen también los cuadros de mando o cabecillas de diferentes niveles que fueron neutralizados. En cualquier organización guerrillera, la pérdida de sus líderes tiene un impacto estratégico, debido a que el mando y control de la organización se debilita, y ello produce un fuerte impacto en la moral de sus miembros. Pero, sobre todo, tiene un significado especial en la estrategia de seguridad. Cuando el número de cabecillas afectados es elevado, significa que la fuerza pública tiene la iniciativa y la ofensiva, y está llegando a la retaguardia estratégica de la organización. Esto significa que su centro de gravedad, donde se origina la fuerza y la inteligencia de la organización, está siendo alcanzado, lo cual, en consecuencia, afecta la voluntad de lucha de una guerrilla. La neutralización de cuadros obedeció a una estrategia específica del Gobierno que, gracias a sus resultados positivos, dio esperanzas de victoria a la mayor parte de los colombianos. En la Figura 9 se representa la evolución de la afectación de los cabecillas.

Fuente: Elaboración propia con base en información obtenida del Ejército (2020).

Figura 9 Cabecillas de las FARC neutralizados en porcentajes (2000 a 2014). 

5.4 Indicador financiero

El cuarto es el indicador financiero, que se fundamenta en los recursos económicos y materiales para la logística de la organización. Para este trabajo se seleccionó el narcotráfico como la principal fuente financiera de las FARC durante el periodo de estudio. Si bien la extorsión, el secuestro y la explotación ilegal de minas de oro también fueron parte de sus finanzas, no se han tenido en cuenta en este trabajo por las siguientes razones. En primer lugar, la extorsión pasó a un segundo plano desde que las FARC se involucraron en la cadena del narcotráfico. Incluso desde principios de la década de los noventa, el narcotráfico ya había pasado a ser su principal fuente de financiación. Un trabajo realizado por el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional así lo confirma: “es claro que los recursos provenientes del narcotráfico han constituido el rubro fuerte de sus ingresos; hacia 1992, por ejemplo, se calculaba que los ingresos por drogas constituían el 70% del total de las entradas” (Aguilera, 2013, p. 74). En segundo lugar, los dividendos que dejó esta última actividad ilegal son enormes en comparación con la extorsión, lo que la hace irrelevante para sus finanzas. En tercer lugar, la obtención precisa de información no es fácil para el tema del secuestro ni para la minería ilegal. De hecho, grupos ilegales extorsionan a nombre de otros, lo que hace irreconocible el origen exacto de la actividad. En cuarto lugar, en el mismo sentido, tampoco hay estudios rigurosos para establecer la cantidad de recursos que las FARC obtenían por el secuestro y la extorsión como fuentes de financiación. Y por último, este trabajo no tiene por objeto cuantificar las finanzas de las FARC, sino solamente entender el comportamiento de este indicador en su estrategia. De forma que el narcotráfico permite el logro de este objetivo, como se explica a continuación.

El narcotráfico fue el combustible que incrementó los niveles de violencia durante el conflicto, ya que financió los grupos de guerrilla -en especial las FARC- y los paramilitares. El Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universidad de los Andes también concluyó en una investigación que: “Además del daño a las instituciones, la inseguridad y las muertes que causaron, estas actividades financiaron a grupos armados ilegales, como la guerrilla de las FARC y a grupos paramilitares en diferentes zonas del país” (Montenegro et al., 2019, p. 7).

El comportamiento del narcotráfico, entonces, resulta ser una herramienta aceptable de análisis para observar el indicador financiero de las FARC durante el periodo de estudio. Para ello se parte de los siguientes criterios. Si bien no se tienen datos concretos sobre la cantidad de recursos que las FARC obtuvieron como producto de su vinculación al narcotráfico (Davis et al., 2016, p. 138)9, la cantidad de los cultivos ilícitos puede dar una idea aproximada de la dinámica en la financiación de las FARC. Es decir, en la medida en que se disponga de una mayor o menor cantidad de hectáreas cultivadas en ciertas regiones de Colombia10, en esa misma proporción sería mayor o menor la fuente de financiación que las FARC tuvieron del narcotráfico.

En las Figuras 10 y 11 se muestra el indicador financiero con una tendencia decreciente constante. En el año 2000, Colombia tenía 163 000 hectáreas sembradas en hoja de coca, que representan el 100% durante el periodo de estudio. En estos primeros años también se inició la implementación del Plan Colombia, un paquete de ayuda militar estadounidense al país, asociado a los esfuerzos propios de la paz y de lucha contra el narcotráfico (Torres, 2015, p. 342). Esto explica el impacto del plan en la disminución rápida de los cultivos. Sin embargo, se aprecia un cambio brusco de la tendencia en 2007, cuando los cultivos aumentaron del 48% al 61%, en tan solo un año. Esta época también coincide con la disminución de la ofensiva en la ESN por causa de la pérdida de confianza y la inseguridad jurídica para operar, a raíz de los casos de falsos positivos ya mencionados.

Fuente: Elaboración propia con base en reportes del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) (2000-2014)

Figura 10 Cantidad de hectáreas sembradas de planta de coca (2000 a 2014). 

Fuente: Elaboración propia con base en reportes del Simci.

Figura 11 Hectáreas sembradas de la planta de coca en porcentajes (2000 a 2014). 

Finalmente, la tendencia de reducción se revirtió nuevamente en el periodo al pasar de 29% en 2013 -la más mínima del periodo- a 42% en 2014. Es la época de la negociación del Acuerdo de Paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC. En ese momento, el Gobierno cambió la estrategia de la aspersión aérea de los cultivos ilícitos para darle prioridad a programas de erradicación voluntaria, en el contexto de los diálogos de La Habana:

[...] esta tendencia de reducción se revierte a partir de 2014, luego de que se prohibiera la aspersión aérea en los parques nacionales. El incremento en los cultivos de coca coincide con el inicio de diálogos de paz del Gobierno con las FARC, y se agudiza en 2015 luego de que se suspendiera la aspersión con glifosato. En 2016, tras la firma del Acuerdo de Paz crece el número de hectáreas cultivadas, situación que se agudiza en 2017. (Montenegro et al., p. 19)

En consecuencia, el indicador financiero para el caso de las FARC se fundamentaba principalmente en su vinculación con la siembra y producción de la planta de coca. En tal sentido, en la medida que la ESN del Gobierno logró impactar y disminuir la siembra, las finanzas de las FARC fueron afectadas proporcionalmente. Por tanto, el comportamiento del indicador financiero en términos generales durante el periodo también tuvo un debilitamiento en la estrategia de las FARC. De hecho, como afirma el general Ospina (2014): “La logística basada en el narcotráfico también ha sido reducida significativamente [...]; la época de opulencia y el derroche es cosa del pasado, y el apoyo a futuras ofensivas totales ya no es posible” (p. 28).

6. Línea estratégica de las FARC y su debilitamiento

Como principal resultado de esta investigación, una vez analizados los indicadores según la metodología propuesta, se puede determinar la línea estratégica de las FARC, así como establecer su debilitamiento en el periodo de 2000 a 2014. Este resultado se obtuvo al establecer todos los indicadores analizados y representados en valores porcentuales, como se presenta en la Tabla 4. Esto se hizo mediante el análisis comparativo y simultáneo de los indicadores (Figura 12) y la determinación de la media aritmética de estos indicadores (Figura 13).

Tabla 4. Indicadores en porcentajes para la construcción de la línea estratégica de las FARC (2000 a 2014).  

Indicadores Porcentajes por año
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Iniciativa armada 83 88 93 73 57 46 45 35 34 32 26 26 29 18 14
Estructura organizacional 84 87 100 93 71 66 55 48 39 39 39 39 36 32 29
Financiero 100 89 63 53 49 53 48 51 50 45 38 39 29 29 42
Político 1 1 1 1 2 1 2 1 2 4 3 3 3 3 4

Fuente: Elaboración propia.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 12 Indicadores estratégicos de las FARC en términos porcentuales (2000 a 2014). 

En la Figura 12 se observa que el indicador político es el único que no presenta la tendencia decreciente ni un comportamiento similar a los demás. Como se analizó, la estrategia política de las FARC nunca tuvo los resultados esperados por parte de esta guerrilla. Todo lo contrario, su estrategia política, como se aprecia entre los cuatro principales indicadores de la estrategia de las FARC, fue su mayor error desde el principio del periodo. Por esta razón, el indicador político no influyó en la construcción final de la línea de debilitamiento estratégico de las FARC. En consecuencia, solo se tuvieron en cuenta los otros tres indicadores: la iniciativa armada, la estructura organizacional y el indicador financiero. De la media aritmética de estos tres se obtiene, finalmente, la línea estratégica de las FARC de 2000 a 2014, que en este caso refleja un debilitamiento estratégico (Figura 13).

Fuente: Elaboración propia.

Figura 13 Línea de debilitamiento estratégico de las FARC (2000 a 2014). 

En la Figura 13 se destaca que la línea estratégica de las FARC durante el periodo de estudio tuvo una tendencia decreciente constante, razón por la cual se denomina como “línea de debilitamiento”. Solo entre los años 2000 y 2002 se registra, con un paso de 89% a 85%, el sostenimiento de una línea de fortalecimiento estratégico de las FARC, sin tener en cuenta el indicador político. En los años subsiguientes se presenta la abrupta caída de la línea. De 2002 a 2004 decrece en 26%, la mayor caída en el periodo de estudio. Luego solo hay un pequeño cambio en la tendencia entre 2010 y 2011, cuando pasa del 34% al 35%, lo que representa una leve recuperación.

Además de presentar la línea estratégica de la insurgencia como principal resultado de la investigación, junto con la determinación de indicadores para el análisis de la ESN, este trabajo también arroja resultados interesantes derivados del análisis concreto del caso de las FARC, los cuales se resumen a continuación.

El nivel de debilitamiento estratégico de las FARC registrado brinda una apreciación objetiva y real sobre la situación de esta guerrilla para el periodo de estudio. El grado de debilitamiento alcanzó una diferencia de 61 puntos porcentuales, al pasar, de forma decreciente y constante, de una línea fortalecida en el 2000 con un 89% a su nivel más bajo, 27%, en 2013. Esta fecha coincide con el desarrollo del primer año de conversaciones entre el Gobierno y las FARC en La Habana. En otras palabras, el Gobierno de Colombia inició negociaciones con una guerrilla debilitada estratégicamente. Los cuatro indicadores analizados representan los pilares de la estrategia de una insurgencia. El análisis demuestra que, en la medida en que son afectados, la estrategia de la guerrilla se debilita, en especial el indicador político, que debería ser el más sólido. La investigación también demuestra que, en el caso de las FARC, este último fue su mayor error estratégico.

Finalmente, también se pueden discutir los hallazgos sobre la estrategia planteada por la guerrilla con miras a la ESN. Estos cuatro indicadores podrían ayudar al diseño y seguimiento de estrategias de seguridad. Si se quiere neutralizar una insurgencia, se deben tener planes concretos respecto a cada indicador. Además, ellos demandan una decisión política simultánea y permanente por parte del Estado, puesto que la no observancia de siquiera uno de estos indicadores puede afectar la estrategia de seguridad. Esto sucedió con el indicador financiero de las FARC; la decisión de cambiar la estrategia contra los cultivos ilícitos permitió en tan solo un año alguna recuperación en este grupo guerrillero; sin tener en cuenta el impacto en los otros grupos ilegales, en los que el narcotráfico también es su principal fuente de financiación.

Asimismo, la ESN puede enfrentar obstáculos que se deben prevenir, como la inseguridad jurídica en las tropas ocasionada en 2007, situación que fue aprovechada inmediatamente por las FARC. Otro reto para mejorar por parte del Gobierno es la falta de estrategia sobre el indicador político de la insurgencia. Si bien es cierto que este fue el mayor error estratégico de las FARC, no es menos cierto que la ESN sobre el indicador político fue limitada y careció de iniciativas como las formuladas para debilitar los otros tres indicadores.

7. Conclusiones

La identificación y análisis de estos cuatro indicadores permitió determinar la línea estratégica de un grupo insurgente durante un periodo de estudio. Con esta metodología se logró un análisis más completo del grado de debilitamiento o fortalecimiento estratégico de la guerrilla que el utilizado tradicionalmente, focalizado en el número de bajas de sus efectivos. Esta metodología puede servir como referente para otros conflictos insurgentes en el mundo. La identificación de estos cuatro indicadores: político, iniciativa armada, estructura organizacional y finanzas, se revela como determinante para el análisis tanto de una estrategia insurgente como de la ESN necesaria para contrarrestarla.

Gracias al hallazgo de la línea de debilitamiento estratégica de las FARC durante el periodo 2000 a 2014, que muestra una línea estratégica fortalecida en los dos primeros años, pero debilitada en los siguientes doce años, se puede ver que la ESN, durante los diferentes gobiernos del periodo, logró debilitar estratégicamente a las FARC en un 61%. La línea estratégica de las FARC permite entender, entonces, el impacto de la ESN, tanto de sus aciertos como de sus dificultades. Las lecciones derivadas de ello deben analizarse y aprenderse para que los gobiernos y su fuerza pública aprovechen las fortalezas y eviten los errores cometidos.

Esta investigación también permitió evidenciar los errores estratégicos de las FARC. La línea de debilitamiento estratégico muestra el cambio sustancial de planes al que fueron obligados como organización: de la toma del poder por las armas a una salida negociada. El plan estratégico elaborado en 1982, durante la Séptima Conferencia guerrillera, no fue sino un mito irrealizable desde todo punto de vista, que en el periodo analizado fracasó definitivamente. En ese sentido, el plan mismo se convirtió en su peor error; fue muy alto el costo que pagaron como organización por mantener vivo tanto el plan mismo como su enfoque militarista. El hecho de que mantuvieran este plan posiblemente se deba a que las FARC necesitaban, por un lado, justificar una supuesta causa ante sus miembros, a fin de mantener una cohesión y disciplina como organización; y, por otro, llegar a una mesa de diálogo con el Gobierno como una organización, aunque debilitada, con un plan e ideas fuertes como guerrilla, si bien con una escasa, pero aún vigente, posibilidad de hacer daño como organización armada.

Sin embargo, el debilitamiento constante de la línea estratégica de las FARC, que llegó a un mínimo del 27%, muestra una realidad diferente. Las FARC habían perdido la mayor parte de sus acumulados estratégicos, representados en los cuatro indicadores de estudio, especialmente su indicador político, el alma y sustento ideológico de toda insurgencia: “La mejor causa para el propósito de una insurgencia [exitosa] es que pueda atraer el número más grande de partidarios y repeler el mínimo de oponentes” (Galula, 2006, p. 13, traducción propia). En términos políticos, las FARC nunca tuvieron los resultados esperados de su plan estratégico. De acuerdo con esto, se evidencia que las FARC no tenían otra opción que entrar a las conversaciones con el Gobierno en 2012, para de esta forma lograr, mediante un acuerdo político, lo que no pudieron a través de un plan estratégico que privilegió la lucha armada, violenta y narcotizada, por encima de las ideas.

Esto también responde una de las preguntas de este trabajo: el momento escogido por el Gobierno para realizar las conversaciones con las FARC fue acertado, si se tiene en cuenta la línea de debilidad estratégica de este grupo alzado en armas. Sin embargo, a partir de los resultados obtenidos, surgen otras preguntas que demandan nuevos trabajos de investigación. Por ejemplo: ¿el Gobierno aprovechó el debilitamiento estratégico de las FARC en las conversaciones de La Habana para lograr una verdadera y sostenible paz para los colombianos? Y en este contexto, ¿se tomaron las decisiones políticas y estratégicas adecuadas relacionadas con la seguridad nacional? Por último, ¿cuáles fueron los aspectos de la ESN que pudieron influir en la línea de debilitamiento estratégico de las FARC?

Agradecimientos

El autor desea agradecer a las instituciones del sector Defensa y a aquellas relacionadas con la seguridad, por facilitar la obtención de la información necesaria para desarrollar el presente artículo.

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1La normalización de indicadores para fines estadísticos, según The Oxford dictionary of statistical terms (Dodge, 2003) significa, para casos básicos y sencillos, ajustar valores medidos en diferentes escalas respecto a una escala común, a menudo con base en un proceso de realizar promedios. Este concepto y procedimiento es el que se aplicó en esta investigación.

2Documento de 295 páginas, hallado en los campamentos de las FARC, en el cual describen las conclusiones de la Séptima Conferencia realizada en Cubaral, departamento del Meta, en 1982 (archivo del autor). Durante todo el conflicto, las FARC realizaron un total de diez conferencias. La última la hicieron tras finalizar los acuerdos de paz en 2016.

3Como instituciones más importantes del Estado, se tuvieron en cuenta las Fuerzas Militares, la Policía Nacional, el Congreso de la República, la Fiscalía General de la Nación, así como la Presidencia de la República. Luego se obtuvo la media aritmética representada. Los resultados de favorabilidad de las FARC se obtuvieron en forma similar. Es importante anotar que no se dispone de una medición anual, ni menos con otros periodos de tiempo mayor. La información, en consecuencia, se obtuvo de fuentes secundarias en las que se hizo pública la información de Gallup: revista Semana y periódicos El Espectador y El Tiempo. Esto demandó múltiples consultas (cerca de sesenta) de dichas fuentes desde 2000 hasta 2014.

4El periódico El Tiempo (Vásquez, 2000) reportaba 29 acciones violentas de las FARC durante los primeros diecinueve meses desde que iniciaron los diálogos del Caguán y las cuales tendrían procedencia desde la zona de distensión.

5De acuerdo con los documentos de inteligencia encontrados de las FARC, el plan trazaba varios objetivos de nivel estratégico: 1) estrechar las relaciones con el presidente de Venezuela Hugo Chávez, 2) consecución de misiles, 3) apoyo político a personajes importantes del país, 4) mejorar las relaciones con el ELN, y, principalmente, 5) fortalecimiento del Movimiento Bolivariano (MB) y el Partido Comunista Colombiano (PCC).

6La información sobre este tipo de acciones ilegales en Colombia no está concentrada en una sola fuente de información. Se contrastaron las bases de datos de la Policía Nacional (s. f.), el Ministerio de Defensa Nacional, el Comando del Ejército, la base de datos del Centro Nacional de Memoria Histórica y los documentos de investigación de la Fundación Ideas para la Paz (s. f.).

7Estos datos son el producto de mesas de trabajo interinstitucional. Al menos cada tres meses, y durante los últimos quince años, se reunían muchas de las instituciones y agencias de las Fuerzas Militares, Policía Nacional, delegados del sector Defensa y Fiscalía, entre otras, para establecer lo que se denominó el “conteo de la amenaza”. Este ejercicio fue tan serio que, cuando las FARC firmaron el Acuerdo de Paz con el Gobierno en 2016, los datos suministrados por esa guerrilla coincidían en su mayor parte con los de la inteligencia estatal en general.

8Juan Carlos Pinzón Bueno fue viceministro para la época de los hechos y ministro de Defensa de Colombia de 2011 a 2015.

9No obstante, hay datos aproximados, como el trabajo de David Spencer, profesor de contraterrorismo y con-n trainsurgencia en el Centro Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry (Washington D. C.), en el cual se calcula en 600 millones de dólares por año los recursos que las FARC obtenían del narcotráfico (entrevista realizada por el autor el 5 de octubre de 2018).

10La ubicación de la guerrilla de las FARC siempre coincidió con las áreas de cultivos ilícitos. De hecho, en aquellas áreas donde no había cultivos de hoja de coca ni presencia de la guerrilla, una vez se iniciaba esta actividad ilegal, las FARC se ubicaban en ellas rápidamente. Ejemplos de ello son Putumayo, Catatumbo y Chocó, entre otros; cuanto mayor era el auge de los cultivos de coca, mayor era la presencia de las FARC en la zona.

11 Para el Gobierno de Colombia, el informe del Simci tiene validez oficial debido a su metodología de medición, dirigida por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que consiste en el censo del 100% del territorio con influencia de cultivos de coca. Se distingue del informe que realiza el Departamento de Estado de Estados Unidos, ya que este consiste en cálculos a partir de fotos satelitales.

Sobre el autor

Jorge Alberto Eduardo Segura Manonegra es Mayor General en retiro del Ejército Nacional de Colombia. Candidato a doctor en seguridad internacional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Profesor de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”, conferencista y consultor con experiencia en planeación, implementación y evaluación de estrategias en seguridad nacional y hemisférica. https://orcid.org/0000-0003-0589-0375 - Contacto: jsegura187@alumno.uned.es

Citación: Segura Manonegra, J. A. E. (2020). La línea estratégica de la insurgencia: un modelo de análisis para la seguridad nacional. Revista Científica General José María Córdova, 18(32), 769-795. http://dx.doi.org/10.21830/19006586.630

Declaración de divulgación El autor declara que no existe ningún potencial conflicto de interés relacionado con el artículo. Este artículo de investigación se desarrolló como requisito en el programa doctoral de Seguridad Internacional en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Instituto Universitario Gutiérrez Mellado (IUGM), Madrid, España.

Financiamiento El autor no declara fuente de financiamiento para la realización de este artículo

Publicado en línea: 1.° de octubre de 2020

Recibido: 02 de Junio de 2019; Aprobado: 28 de Agosto de 2020

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