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CES Medicina Veterinaria y Zootecnia

On-line version ISSN 1900-9607

Ces. Med. Vet. Zootec. vol.14 no.1 Medellín Jan./Apr. 2019

 

Editorial

¿Será que la culpa es de la vaca?

Jhon Didier Ruiz Buitrago* 

* MV, PhD Editor en jefe.


Con las actuales crisis ambientales que se viven a nivel global, se presenta la incertidumbre que nos depara el futuro sobre la sostenibilidad y la conservación de la biodiversidad como una forma de garantizar nuestra propia existencia. Pero como acto reflejo queremos siempre encontrar cuales son los fenómenos responsables de todo este impacto nocivo sobre el planeta, y esta búsqueda de causas ha convertido a los sistemas de producción bovina en un objetivo público de los debates ambientales.

Un artículo sobre el impacto de la ganadería en los humedales explica que la desaparición de estos ecosistemas tiene varias razones, entre ellas, la expansión agrícola e industrial, la construcción de represas y el drenaje de sus aguas; sin embargo, el título del artículo dice: “Ganadería afecta el 63% de los humedales” 1, responsabilizándola del deterioro de los humedales y dejando en segundo plano los demás factores. No se deben menospreciar las consecuencias de una ganadería mal manejada sobre el ambiente, pero tampoco considerar que ella es la única responsable de dicho deterioro; el daño es multicausal, originado por las distintas actividades humanas, y así debe afrontarse el análisis.

Un estudio realizado por la Universidad de Oxford asegura que la producción de carne vacuna en Sudamérica requiere 10 veces más tierra y emite tres veces más gases de efecto invernadero que la de Europa 2. En este contexto, los autores Joseph Poore y Thomas Nemeck sugieren que dejar de consumir carne o leche de vaca es una de las acciones más efectivas que los consumidores pueden realizar para combatir el cambio climático 3; sin embargo, el experto André Mazzetto advierte que dejar de comer carne vacuna no es la única solución, pues si realmente se quiere tener un impacto significativo en el ambiente debes volar menos en avión, usar autos más eficientes y transporte público, etcétera. Eso tendría mayor impacto que dejar de comer carne dice Mazzetto; además, reconoce que hay mucho campo para mejorar la eficiencia de las fincas tropicales, pero advierte que el concentrado para el ganado de Europa es producido usualmente en otros países; factor que no se tiene en cuenta al comparar las producciones bovinas de Sudamérica y Europa 3. Los expertos reconocen que comer carne afecta al clima, pero que reducir el consumo de productos cárnicos no es el remedio para el medio ambiente y sí puede producir consecuencias nutricionales sobre la población 4; pues los micronutrientes y vitaminas aportados por la carne son de suma importancia para la nutrición humana.

Gran parte de la mala reputación de la ganadería se centra en el argumento de que es la mayor fuente de gases de efecto invernadero (GEI), en donde se estima que 51% de la emisión de GEI en el mundo procedían de la cría y procesado de ganado 4. Posteriormente, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos estimó que las mayores fuentes de GEI en este país durante 2016 fueron la producción eléctrica, el transporte y la industria con unos porcentajes de 28, 29 y 22%, respectivamente, de las emisiones totales y el 9% lo aportó la agricultura 5, porcentaje en el que la ganadería contribuye aproximadamente en un 4% 4.

Se ha planteado que, si los estadounidenses no consumiesen proteínas animales en sus alimentos, las emisiones de GEI del país solo se disminuirían en un 2,6%. Una investigación en la Universidad de California, afirma que si en el evento del Meatless Monday (lunes sin carne), se sumara toda población de los Estados Unidos se lograría una disminución del 0,5% en la emisión de GEI 4. Como se puede colegir de los anteriores estudios, el impacto ambiental de la ganadería en la producción GEI, aunque existente, no es de la magnitud que se había cuantificado en años anteriores, pero es cierto que debemos hacer esfuerzos desde todos los frentes: el industrial, el turístico, el de trans porte, el agropecuario, etcétera, a fin de contribuir a la solución de los problemas ambientales que generan las distintas actividades humanas.

En la actualidad hay un aumento de la demanda de proteína animal y especialmente de la proporcionada por la carne por los países en vías de desarrollo; pero, aun así, el consumo de carne per cápita en estas regiones todavía dista mucho de los consumos de los países desarrollados. Esto plantea una oportunidad de expansión para la ganadería en estos países. Para el 2050, la población mundial estará alrededor de los 10.000 millones de personas; lo que genera grandes retos en términos de seguridad alimentaria. No se deben desconocer que las plantas aportan nutrientes; pero la cantidad de estos nutrientes por cada ración de carne superan a las de las porciones de vegetales 4 .

Un factor a considerar en este reto de alimentar a la población mundial, radica en que no todas las tierras son útiles para la agricultura. Según la FAO, cerca del 50% de las tierras agrícolas de Latinoamérica y del Caribe no son aptas para cultivos, solo pueden ser utilizadas como tierras de pastoreo; por lo que podrían ser utilizadas para la ganadería y así obtener alimentos para las poblaciones humanas 6. Debido a que la energía de la celulosa de los pastos y otros forrajes, no es aprovechable por los humanos, y los bovinos y otros rumiantes si pueden aprovechar esta energía para convertirla en carne o leche, supone una posibilidad de utilizar tierras no cultivables para beneficio de la nutrición humana a través del ganado.

En la actualidad, el crecimiento de la población mundial enfrenta el reto de alimentar a esta población, y a la vez, conservar el medio ambiente. El deterioro de los sistemas naturales en general está asociado a las diferentes actividades humanas. Hemos sido, somos y seremos la especie que más impacto genera en el planeta, por tanto, buscar la solución no radica en señalar culpables únicos; en realidad debemos comprometernos en usar racional y eficientemente los recursos naturales para proporcionar bienestar a los seres humanos con criterios de sostenibilidad. Para esto debemos crear conciencia ambiental, asumiendo nuestra responsabilidad directa con cada actividad humana que realizamos y buscando el equilibrio de coexistencia con cada ser vivo en nuestro planeta, un reto que nunca hemos podido alcanzar desde que nos llamamos Homo sapiens, y esto no se logrará buscando chivos expiatorios en factores aislados; la responsabilidad es nuestra como especie y no como reza el título de esta editorial ¿será que la culpa es de la vaca?

Referencias

1. Correa MV. Ganadería afecta el 63% de los humedales. Periódico El Colombiano. 2019 febrero 5. [ Links ]

2. ¿Es dejar de comer carne de vaca realmente una solución para el cambio climático? Revista Semana Sostenible. 21 de diciembre de 2018. [ Links ]

3. Poore J, Nemecek T. Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers. Science. 360: 6392. 987-992. [ Links ]

4. Mitloehner F. Dejar de comer carne no va salvar el planeta. www.conversation.com. Diciembre 10 de 2018. [ Links ]

5. Inventory of U.S. Greenhouse Gas Emissions and Sinks. United States Environmental Protection Agency. https://www.epa.gov/ghgemissions/inventory-us-greenhouse-gas-emissionsand-sinks. 23 de abril del 2019. [ Links ]

6. FAO. Producción de alimento para el ganado. http://www.fao.org/3/X5320S/x5320s03.htm. 24 de abril de 2019. [ Links ]

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