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CES Medicina Veterinaria y Zootecnia

On-line version ISSN 1900-9607

Ces. Med. Vet. Zootec. vol.15 no.1 Medellín Jan./Apr. 2020

 

Editorial

Homo megapraedator: impacto de la población humana sobre el ambiente

MV Jhon Didier Ruiz Buitrago PhD1  

1Editor en jefe, revista CES Medicina Veterinaria y Zootecnia.


El impacto que producimos sobre el planeta no es nuevo, y tal vez, sino corregimos nuestra forma de actuar, los daños pueden llegar a ser irreversibles. Todo este efecto nocivo sobre el planeta ha convertido muchas de las actividades humanas en objetivo público de los debates ambientales, y por eso, deberemos revisar muchas de ellas para reducir la huella ambiental actual. Pero para comprender nuestro papel sobre el ambiente es imperativo devolvernos en el tiempo y discutir el impacto sobre el planeta, que, desde la prehistoria, ha tenido el crecimiento de la humanidad.

La historia de la humanidad antes de la Era Industrial

El título de este texto Homo megapraedator (Hombre megapredador), hace referencia al efecto de la actividad humana sobre los recursos del planeta como consecuencia de toda su capacidad creativa e inventiva, pero sin la clara conciencia de los efectos a largo plazo que esta tiene sobre los recursos naturales. El autor Yuval Noah Harari en el libro “Homo Deus”, compara el hombre con los otros animales y se da al Homo sapiens, el status (sic) de un dios, pues durante estos últimos milenios esta especie se ha convertido en el más importante agente de cambio ecológico1.

El mismo autor, en otra publicación plantea que en la evolución humana han existido tres momentos importantes: la Revolución Cognitiva, la Revolución Agrícola y la Revolución Científica. En la “Revolución Cognitiva, los sapiens adquirieron la tecnología, las habilidades de organización, y quizá incluso, la visión necesaria para salir de Afroasia y colonizar el mundo exterior. Su primer logro fue la colonización de Australia hace unos 45.000 años” 2, 3. “El viaje de los primeros humanos a Australia es uno de los acontecimientos más importantes de la historia, fue la primera vez que un humano consiguió abandonar el sistema ecológico Afroasiático”... “El momento en que el primer cazador-recolector pisó una playa australiana fue el momento en el que el Homo sapiens ascendió el peldaño más alto en la cadena alimentaria en un continente en concreto, y a partir de entonces se convirtió en la especie más mortífera en los anales del planeta Tierra”... “Los colonizadores de Australia o de manera más precisa, sus conquistadores, no solo se adaptaron, sino que transformaron el ecosistema australiano hasta dejarlo irreconocible”... “De las 24 especies de animales que pesaban 50 kg o más, 23 se extinguieron. También desapareció un gran número de especies más pequeñas. Las cadenas alimentarias en todo el ecosistema australiano se descompusieron y reorganizaron”1.

Si la extinción australiana fuera un acontecimiento aislado podríamos conceder a los humanos el beneficio de la duda. Pero el registro histórico hace que Homo sapiens aparezca como un asesino ecológico en serie1, 3. Pero esto no solo fue en Australia, también en el continente americano se hicieron sentir los efectos ecológicos del Homo sapiens. “Dos mil años después de la llegada de los sapiens a América la mayoría de las especies únicas se habían extinguido. Según estimaciones actuales, en este corto intervalo Norteamérica perdió 34 de sus 47 géneros de mamíferos grandes y Sudamérica perdió 50 de un total de 60. Dentro de ellos se cuentan el felino dientes de sable, perezosos terrestres gigantes, los enormes leones, los caballos americanos nativos, los camellos americanos nativos, los roedores gigantes, los mamuts, etc.1 Esto implica que mucho antes de que domesticáramos plantas o animales ya estábamos afectando notablemente el sistema natural con consecuencias destructivas sobre el planeta.

“La Población de sapiens estaba tenuemente extendida sobre vastos territorios, antes de la revolución agrícola hace aproximadamente 10.000 a 12.000 años, la población humana de todo el planeta era aproximadamente de 5-10 millones de cazadores-recolectores nómadas”1, 4. Los cazadores-recolectores remodelaron completamente la ecología de nuestro planeta mucho antes de que se construyera la primera aldea agrícola1. Las catástrofes ecológicas se repitieron en innumerables ocasiones y a una escala menor después de la Revolución Agrícola. El registro arqueológico de una isla tras otra cuenta la misma triste historia3. La tragedia empieza con una escena que muestra a una población rica y variada de animales grandes, sin traza alguna de humanos. En la segunda escena, aparecen los sapiens y sigue rápidamente la tercera escena, en la que hombres y mujeres ocupan el centro del escenario, y la mayoría de los grandes animales, junto con muchos de los más pequeños, han desaparecido. Así ocurrió a lo largo de miles de islas que salpican el océano Atlántico, océano Índico, el océano Ártico y el mar Mediterráneo1.

La primera oleada de extinción, que acompañó a la expansión de los cazadores-recolectores, fue seguida por la segunda oleada de extinción, que acompañó la expansión de los agricultores. Todo esto permite evidenciar que “Nuestros antepasados no vivieron en armonía con la naturaleza”1.

La Revolución Agrícola empezó hace unos 10 o 12 mil años cuando los sapiens empezaron a dedicar todo su tiempo y esfuerzo a manipular la vida de unas pocas especies de plantas y animales3.

“Los agricultores labraron laboriosamente las tierras salvajes circundantes. Talaban bosques, excavaban canales, desbrazaban campos, construían casas, cavaban surcos, plantaban árboles frutales en metódicas hileras. El hábitat artificial resultante estaba destinado únicamente a los humanos y “a sus plantas y animales”1. Esta domesticación de plantas y animales llevó a aumentar la población humana cada vez más y con esto el aumento de la demanda de recursos3 y el inicio de la segunda fase del impacto ecológico de los sapiens sobre su entorno. Desde los albores de la agricultura hasta la actualidad, miles de millones de seres humanos armados con ramas, matamoscas, zapatos y sprays venenosos han librado una guerra implacable contra diligentes hormigas, furtivas cucarachas, las audaces arañas y los extraviados escarabajos que constantemente se infiltran en los domicilios humanos1.

La historia de la humanidad en la Era Industrial

Por último, en la Revolución Científica (inicia entre el siglo XVII y XVIII), se produce una transformación de la concepción del mundo desde una visión mágico-religiosa hacia una concepción científica del mismo, y surgió la ciencia moderna; con las posteriores revoluciones industriales1. Desde entonces y hasta la actualidad han ocurrido tres revoluciones industriales y estamos en los albores de cuarta revolución, que han sido producto del desarrollo científico de su época, pero al mismo tiempo han sido factores decisivos en el desarrollo de la ciencia moderna. Este cambio de paradigma potenció enormemente la capacidad de modificar nuestro entorno y este progreso científico-técnico ha posibilitado que el poder humano sobre el ambiente se incremente y cree una situación explosiva en la interacción entre el hombre, la sociedad y la naturaleza5. Esto ha llevado a que pudiéramos aumentar notablemente nuestras poblaciones humanas y por tanto la demanda de recursos sobre el sistema. Todo esto trata de un fenómeno sin antecedentes, nunca una sola especie ha cambiado por si sola la ecología terrestre; aunque antes existieron extinciones masivas, estas no fueron causadas por una especie animal o vegetal en especial, sino por fenómenos meteorológicos, geográficos o astronómicos1.

La explosión humana en la actualidad es insostenible en el tiempo. A comienzos del siglo XIX se estima que la población de Homo sapiens era de aproximadamente 1.000 millones de individuos4, lo que supone que durante la revolución agrícola y hasta el inicio de la revolución industrial, que abarcó un período de aproximadamente 10 mil años, tuvimos una tasa de crecimiento de la población humana de entre 90 mil y 100 mil individuos por año. Luego pasamos de 1.000 a 2.000 millones de personas al comienzo del siglo XX (una tasa de casi 10 millones/año) y si consideramos las tasas actuales de crecimiento que se calculan en aproximadamente 50 millones de personas por año,4 vemos como nuestro “éxito evolutivo” es la base del deterioro de nuestro planeta.

A manera de reflexión

Los datos muestran como el impacto del Homo megapraedator sobre el planeta debe ser nuestro principal abordaje con mira a la adquisición de hábitos que mitiguen los efectos sobre el ambiente, y no buscar sin remedio culpables, porque de una u otra forma todos los somos. Hemos sido, somos y seremos la especie que más impacto ambiental sobre tierra ha infligido6. Los problemas ambientales que hemos causado como especie, más que de carácter técnico-científico son principalmente problemas socioeconómicos y políticos7. Nuestro progreso como especie causa la desaparición de otras y lo especial de esta próxima extinción es que la especie que la está causando sabe que lo hace, y tiene la capacidad para revertirlo. La pregunta es: ¿estará dispuesta a hacerlo? o como lo propone Brigitte Baptiste exdirectora del Instituto Von Humboldt, quien señala que no se pueden transgredir “ciertos umbrales” de los ecosistemas, y que por eso: “hay que regular la velocidad de las transformaciones y “aplanar la curva o aplazar la curva de nosotros como plaga” pues debemos buscar cómo usar los recursos de nuestro planeta “sin devorar lo que nos queda de medio ambiente”8. Las soluciones las debemos traducir en propuestas políticas, económicas y sociales coherentes con la necesidad de salvar el planeta, y que conduzcan indefectiblemente a un cambio cultural que propenda por la conservación y la viabilidad de nuestra especie y de todas aquellas otras con las que convivimos.

Referencias

1 . Yuval Noah Harai. Homo Deus. Breve historia del mañana. Penguin Random House Grupo Editorial. Bogotá Colombia. 2016. [ Links ]

2 . Yuval Noah Harai. De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Penguin Random House Grupo Editorial. Bogotá Colombia. 2014. [ Links ]

3 . Jared Diamond, Armas, gérmenes y acero, Debate Editorial, abril de 2006. [ Links ]

4 . Sanchez de la Cruz D. La población creció de 85.000 personas a 10 millones al año con la revolución industrial. 25-05-2014. https://www.libremercado.com/2014-05-25/la-poblacion-crecio-de-85000-personas-a-10-millones-al-ano-con-la-revolucion-industrial-1276519459/Links ]

5 . Herrera Travieso, Delia Mercedes. (2007). Ciencia, Tecnología y Salud Ambiental. Humanidades Médicas, 7(1) Recuperado en 19 de marzo de 2020, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?scrip t=sci_arttext&pid=S1727-81202007000100009&lng=es&tlng=es. [ Links ]

6 . Ruiz JD. ¿será que la culpa es de la vaca? Revista CES Medicina Veterinaria y Zootecnia. Edi torial. 2019. [ Links ]

7 . Sánchez Rosado M. Perspectiva de solución de los problemas ambientales En: Demografía y ecología humana. Universidad Nacional Autónoma de México; 1993. p 2-3. [ Links ]

8 . Revista Semana. “Hay que aplanar la curva de nosotros como plaga”: Brigitte Baptiste. 15 de abril 2020. https://www.semana.com/semana-tv/semana-en-vivo/articulo/hay-que-apla nar-la-curva-de-nosotros-como-plaga-brigitte-baptiste/663768Links ]

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