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versão impressa ISSN 1909-0455

Rev. P+L vol.10 no.1 Caldas jan./jun. 2015

 

La permacultura como aporte a la ética ecológica*

Permaculture as a contribution to ecological ethics

A permacultura como aporte à ética ecológica

María Eulalia García Marín **

La permacultura es la filosofía de trabajar con, y no en contra
de la naturaleza; de observación prolongada y reflexiva, en lugar
de labores prolongadas e inconscientes; de entender a las plantas y
los animales en todas sus funciones, en lugar de tratar a
las áreas como sistemas mono-productivos
Mollison, Bill, 1978.

* Este artículo original es fruto de la investigación realizada para la obtención del título Magíster en Filosofía, en la Universidad Pontificia Bolivariana, cuyo tema giró en torno a "La ética ecológica en Michel Serres: Una propuesta de reconciliación del ser humano con la Naturaleza" en 2014.
** Licenciada en Ciencias Sociales. Magíster en Filosofía. Docente titular de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín-Antioquia, Colombia.

1 Aunque el concepto permacultura aparece descrito en la obra Permaculture One: A Perennial Agriculture for Human Settlements de 1978, la interpretación que hago del mismo se da como resultado de haber vivido en la ecoaldea Sasardí, en el Urabá chocoano, y del entrenamiento que recibí con Albert Bates, el director del Centro Permacultural "The Farm" en el mes de septiembre del año 2000. Evento organizado por la Caravana Arco Iris para la paz y la Fundación Darién.
Correspondencia: María Eulalia García Marín, e-mail: gemaldos@gmail.com.edu.co

Artículo recibido: 19/02/2015; Artículo aprobado: 11/05/2015


Resumen

El concepto permacultura fue ideado por Bill Mollison y David Holmgren (1978)1 y propone una manera de vivir en armonía con la naturaleza, potenciando los recursos y generando excedentes, de la mano de una mentalidad de colaboración y no de competición, desde la que se propone vivir con calidad.

Uno de sus puntos centrales es la Ética de la permacultura, la cual se basa en el cuidado de la tierra, el cuidado de la gente y la generación de excedentes en tiempo, dinero y energía. Lo anterior es denominado por Mollison y Holmgren, creadores de esta cultura, una ética básica de la vida en la que se propone un life style diferente, basado en una cultura que permanece en el tiempo en armonía con la naturaleza, lo que redunda en un compromiso con la tierra, con el fin de conservarla.

Palabras clave: Permacultura, ética de la tierra, colaboración, excedente.


Abstract

The concept of permaculture was created by Bill Mollison and David Holmgren (1978)2 and proposes a way of living in harmony with nature, potentializing resources and generating surpluses along with a collaborative and not competitive mindset. From this proposal, a better life quality is intended.

One of its main points is permaculture ethics, based on taking care of earth, people and generation of surpluses under time,money and energy terms. Mollison and Holmgren call this life based ethics a proposal of a different life style based on a culture that lasts in time and is in harmony with nature,thus being a commitment with the conservation of earth.

Key words: Permaculture, earth ethics, collaboration, surplus.


Resumo

O conceito permacultura foi criado por Bill Mollison e David Holmgren (1978)3 e propõe uma maneira de viver em harmonia com a natureza, potenciando os recursos e gerando excedentes, da mão de uma mentalidade de colaboração e não de competição, desde a que se propõe viver com qualidade.

Um de seus pontos centrais é a Ética da permacultura, a qual se baseia no cuidado da terra, o cuidado da gente e a geração de excedentes em tempo, dinheiro e energia. O anterior é denominado por Mollison e Holmgren, criadores desta cultura, uma ética básica da vida na que se propõe um life style diferente,baseado numa cultura que permanece no tempo em harmonia com a natureza, o que redunda num compromisso com a terra, com o fim de conservá-la.

Palavras Chaves: Permacultura, ética da terra, colaboração, excedente.


Introducción

La permacultura es un sistema por el cual podemos existir en la tierra... de una manera tal que no destruimos continuamente la vida en la tierra.
Bill Mollison & Mia (2015)1

La permacultura es un concepto propuesto en 1978 por Bill Mollison y David Holmgren. En él se plantea una manera de vivir en armonía con la naturaleza, potenciando sus recursos, generando excedentes, de la mano de una mentalidad de colaboración y no de competición y desde la que se propone vivir con calidad.

Uno de sus puntos centrales lo constituye la ética de la permacultura, la cual se basa en el cuidado de la tierra,el cuidado de la gente y la generación de excedentes en tiempo,dinero y energía. A todo lo anterior sus creadores lo llamaron "una ética básica de la vida". En efecto, esta reflexión estará orientada por la siguiente pregunta: ¿Por qué la permacultura es una propuesta de ética ecológica? Para responderla, debemos dividir el escrito en dos puntos fundamentales: el primero de ellos, que denominamos El concepto de permacultura, y el segundo, La permacultura y la ética ecológica.

El concepto de permacultura

Si partimos de la definición de la permacultura planteada por Bill Mollison: "Un sistema de diseño para la creación de medioambientes humanos sostenibles" (Mollison, 1978, 5) que se extiende a todas las actividades que hacemos, la forma de construir, cultivar y en general la manera como vivimos, se puede considerar como una cultura que permanece en el tiempo, proponiendo una armonía con la naturaleza, y esta forma de vivir la encontramos en muchos de nuestros antepasados, campesinos y en algunas comunidades actuales, pueblos aborígenes (Calavia, 2006, 42) que se constituyen como sociedades simples que utilizan la mínima cantidad de artilugios técnicos, que parten de la observación de los espacios, los entornos y los ecosistemas para hacer las valoraciones de los recursos presentes con el fin de multiplicarlos, evitando el gasto innecesario de estos. Ello, con el fin de lograr una agricultura permanente, que aporte a la vivencia de una cultura superviviente, imitando los ciclos cerrados perfectos de la naturaleza en la que nada se desperdicia, todo vuelve a la cadena, en lo que llamamos hoy desde los autores Braungart y Mc Donough (2005, 186) un protocolo de la cuna a la cuna, en donde todo sirve, todo aporta y todo vuelve al origen, al inicio. Esta invitación plantea grandes retos, entre ellos, un cambio de mentalidad que nos permita acercarnos a una perspectiva de hacer las cosas de otra manera y que reta la inteligencia, las capacidades y la creatividad que poseemos para hacer más, porque nos instala en otras coordenadas que requieren nuevas formas de crear y actuar. Todo lo anterior se nos dificulta al vivir en una sociedad consumista, porque nuestras prácticas, referentes y modelos educativos responden a una cultura de consumo sin reflexión. Por lo tanto, pensar de manera permacultural es entrar a valorar conocimientos relacionados con prácticas que en algunos casos no hemos valorado lo suficiente, como hacer artesanías, cultivar los alimentos de una manera saludable, diseñar espacios habitables y paisajes de agua, restaurar los suelos de tal forma que vayan acompasados a los ritmos de la naturaleza, porque se le observa, y al hacerlo, el diseño no genera rupturas al no romper con su equilibrio. En efecto, se soluciona y resuelve cada necesidad de una manera sostenible, ya que se busca transformar, pero al hacerlo el resultado es restituir el orden presente en este gran ecosistema llamado Tierra.

Desde esta nueva posibilidad, se incluye una ética de la permacultura, condensada en tres grandes aspectos: el cuidado de la Tierra, con todo lo que ella contiene, esto es, los recursos, los ecosistemas y diferentes seres vivos; el cuidado de la gente, buscando satisfacer sus necesidades básicas, con énfasis en una convivencia armónica; y la distribución del tiempo sobrante, el dinero y los materiales hacia esos fines, es decir, la generación de un excedente de tiempo, dinero, energía, que permita ayudar a los otros, porque en esta perspectiva es muy importante la colaboración, el compartir, el intercambio, pues uno de los fines principales es transformar para mejorar de manera positiva la vida de quienes nos rodean. Todo lo anterior se traduce en que "los sistemas de permacultura también tienen una ética básica de la vida, la cual reconoce el valor intrínseco de cada cosa viviente" (Molison, 1978, 3).

Esta ética de la permacultura tiene consistencia con la perspectiva de las tres ecologías en Félix Guattari: la de la naturaleza, la socius, y la psique, a partir de las cuales se insiste en su orden, en el cuidado de la tierra; una sabiduría para crear tejidos sociales que respondan a nuevas condiciones que beneficien las relaciones de pareja, de la familia, de la sociedad; en el mismo plano, una sabiduría que hace énfasis en lo mental para asumirnos mediante nuestras propias relaciones con nosotros, con nuestra espiritualidad e interioridad.

Con base en lo anterior, es válido afirmar que la permacultura es un aporte a la ética ecológica, ya que nos invita a vivir de otra manera, proponiéndonos estilos de vida diferentes como los que encontramos en las ecovillas, o ecoaldeas. Ella busca la colaboración, ayuda al intercambio de conocimientos, saberes, capacitaciones que redunden en el beneficio de todos; su aplicación se encuentra desde la década de los sesenta en pleno contexto de los movimientos de contracultura, entre ellos, los Hippies, cuando Albert Bates crea en Tennessee The Farm, propuesta que es considerada uno de los principales centros de formación en permacultura en el mundo, y donde se gestan aportes desde los diferentes saberes, con el estudio de tecnologías aplicadas, tecnologías limpias, y arquitecturas que van en concordancia con los ecosistemas.

Se constituye así un conocimiento que nos prepara en una pedagogía de lo impensable, lo inimaginable; que nos lleva a valorar cada recurso, aspecto, elemento, hecho o circunstancia que nos rodean, por pequeños o insignificantes que sean, ya que ahí puede radicar la diferencia de lo que hacemos, una vez que nos capacitamos para asumir otras maneras de vivir, que se salen de los parámetros establecidos por la cultura del consumismo. Se nos insta a desarrollar nuestra observación, a ser más recursivos, a generar valores agregados a partir de la sencillez y de lo simple en los elementos que en la vida cotidiana encontramos y en los que muchas veces no reparamos, permitiendo así nuevas posibilidades de vivir.

Imaginemos que visitamos un centro de permacultura y nos aplican un cuestionario de cien preguntas para evaluar qué conocimientos permaculturales poseemos y al finalizar nos damos cuenta de que solo dimos una respuesta, es decir, solo sabíamos clasificar los textos en un centro de documentación ambiental, pero no sabemos tocar instrumentos musicales, crear artesanías, identificar qué productos no son venenosos y podemos comerlos en caso de escasez, o cultivar, construir los filtros biológicos, hacer adobes con los recursos que tenemos a mano. Posiblemente la experiencia nos mostraría que hemos estudiado toda la vida, nos hemos preparado "tanto", pero esto no nos sirve en la vida propuesta desde la permacultura, a lo mejor nos sentimos en estado de shock, replanteando nuestras prioridades y conocimientos, o tal vez no nos parezca importante; cualquiera que haya sido su sentir, si esto nos llegara a pasar, posiblemente nos sentiríamos inútiles y nuestra admiración por esta forma de conocimiento aumentaría.

La permacultura y la ética ecológica

Encontramos en esta propuesta de la permacultura y de su ética, una preparación para la vida que enfatiza en hacer uso del sentido común como un ejercicio de la inteligencia, de tal manera que se potencien los conocimientos y los recursos; por ejemplo, en la forma como se distribuyen los espacios y las construcciones, aprovechando la salida o la puesta del sol para calentar las casas, construyendo colectores solares pasivos; creando filtros biológicos con los materiales que encontramos a nuestro alrededor; construyendo los muros, los hornos para hacer la comida con sencillos elementos hallados en los ecosistemas ubicados en el piso térmico frío. Del mismo modo cambia la percepción respecto a la presencia de la maleza que es considerada benéfica para los cultivos; así como algunos de los residuos que son empleados para calentar los pisos en lugares fríos, como es el caso del icopor para formar "cámaras" que aumenten la temperatura de los pisos.

En general,estas propuestas nos llevarían a la aplicación de conceptos tales como el de uso de energías renovables, tecnologías apropiadas, la agricultura orgánica, la construcción de casas autosuficientes, el cuidado de la cubierta vegetal, la elaboración de biodigestores para obtener gas metano y fertilizantes orgánicos. Se logra con todo ello un ajuste entre algunas prácticas milenarias y aspectos del presente aportados desde la ciencia y las tecnologías actuales, que buscan conservar los recursos naturales y la biocapacidad de los ecosistemas.

Podemos observar muchas de estas prácticas cuando visitamos aquellos lugares llamados ecoaldeas, o ecovillas, centros de instrucción que nos muestran otras formas de hacer, de vivir en consonancia con la Naturaleza, que se encuentran en diferentes partes del planeta y se agrupan en la red global de ecoaldeas (GEN) desde las cuales se propone la existencia de asentamientos humanos sostenibles, es decir, una forma de vida que busca vivir el presente con calidad, pero pensando también en las próximas generaciones a quienes se les legaría esta maravillosa experiencia. Dichos centros se encuentran en diferentes ecosistemas, como en el agua, el desierto, zonas agrestes, las que se convierten en testimonio viviente, y al hacerlo, nos enseñan cómo cuando el ser humano obra en consonancia con la naturaleza, es posible lograr "paraísos", "milagros" que se traducen en el resurgir de la vida, de la naturaleza, porque ella intenta volver a su esencia, es decir, a la physis.

Lo anterior lo podemos observar en el documental elaborado por Albert Bates titulado The hábitat Revolution. Allí se nos muestra la propuesta de estas comunidades que aspiran a vivir de otra manera y nos deja la inquietud de cómo crear otras opciones, que puedan ser más amigables con la naturaleza y que retan nuestra creatividad constantemente; en palabras de Ramón Folch: "La imaginación diseña nuevas realidades" (Folch, 1996, 39) que son acordes con nuestros retos, necesidades y sueños.

Igualmente encontramos en nuestro país grupos de personas deseosas de acoger estas propuestas de las ecoaldeas, y que han participado en procesos de formación permacultural, dentro y fuera de su territorio, aproximándose a estas experiencias de proponer una forma de vida más en consonancia con la naturaleza. Encontramos estos centros en la Serranía del Darién, en Cauca, Cundinamarca, Quindío, cada vez extendiéndose, porque hay comunidades ávidas de nuevas formas de vivir, que nos permitan pervivir.

La invitación es a vivir de una forma más sencilla, solidaria, fraternal y libre, usando menos recursos, con una mentalidad que conlleva el pensar en las otras especies y al hacerlo, reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones buscando preservarlas, lo que redunda en una convivencia más armónica entre los seres humanos mismos, y de estos con las demás especies.

Es de resaltar la experiencia en la región de Kerala, en la India, en donde se comparten los recursos, la riqueza disponible, los puestos de trabajo (Merkel, 2005, 40). Porque es considerado un lugar con calidad de vida, sus habitantes priorizan vivir tranquilamente, de manera plena, se enfocan en valores como "... la bondad, la compasión, el perdón y la reciprocidad" (Merkel, 2005,55). Aquí es el ser humano quien asume cómo vivir, qué hacer en sus prácticas de vida hacia la naturaleza.

Conclusiones

La permacultura es una propuesta de ética ecológica, porque reflexiona sobre nuestra forma de actuar, de vivir, y nos propone diversas maneras de obrar: cuidar la naturaleza, preservar la vida, hacer hincapié en el cuidado de los otros y de lo otro; en la medida en que hagamos usos racionales hoy guardamos para el mañana. La permacultura nos muestra otras opciones que podemos emprender como acciones que nos orienten a la construcción de una ética ecológica que propugna por el cuidado de la naturaleza, como totalidad en el sentido de la physis griega, y en el sentido de la misma naturaleza humana que se preserva a sí misma para resguardar lo demás.

De alguna manera, la permacultura nos transmite cierta inquietud en la medida que nos muestra otras perspectivas del quehacer cotidiano en nuestra constante relación con la tierra, en un momento que pareciera determinante para la humanidad, porque otras tendencias nos insisten en la deliberación sobre la manera como vivimos actualmente.

Por eso, en el trabajo de Mollison y Reny Mia Sllay La introducción a la permacultura, encontramos la siguiente cita que nos ilustra cómo aporta esta forma de vida al concepto de ética ecológica: "Basada en la observación de los sistemas naturales, la sabiduría contenida en los sistemas tradicionales de las granjas y el conocimiento científico moderno y la tecnología. Basado en modelos ecológicos, la permacultura crea una ecología cultivada" (Mollison, 1978, 5) porque caracteriza e identifica todo lo que nos rodea para potenciarlo al máximo, en el uso de los recursos y en las nuevas creaciones; es una ética construida paso a paso, en el que hacer del día a día, con paciencia y esmero.

Esta forma de hacer y de vivir parte de una elaboración mental que va muy de la mano con la filosofía del autor japonés Masanobu Fukuoka, quien propone: "trabajar con la Naturaleza" más que contra ella, al practicar una agricultura natural, en donde la premisa central es Wu-Wei (no-acción) (Tse, 1994, 64-84), intervenir lo menos posible a la naturaleza, esperando que ella por sí misma se autorregule de acuerdo con sus carencias, es decir, acompañarla en sus compases, ir de su mano y no frente a ella.

En este obrar ético con la Tierra, asistimos a una relación de crecimiento recíproco porque el ser humano al cultivarla, y cuidarla recibe de la Tierra ecos de silencio, serenidad. Tal es el caso de los campesinos que hacen parte de la red de reservas campesinas de Colombia, en la zona de la Laguna de la Cocha, en donde al trabajar la tierra, realizan prácticas asociadas al cultivo del espíritu, en un proceso de crecer en autoestima, lo que ha dado como resultados, mujeres líderes que se han dedicado hoy, a viajar dentro y fuera de nuestro país, replicando sus experiencias.

Es importante resaltar que en la permacultura se hace énfasis en la inclusión y aplicación de algunos conceptos propuestos en la cultura oriental que con su carga de significación insisten en un estilo de vida diferente, que busca elevar el espíritu. Por ejemplo, en la práctica del aikido se pretende la formación en la ausencia de conflictos como una vía para llegar a la paz, en términos de Fukuoka: "aikido en la Tierra" es rodar con los golpes, convirtiendo la adversidad en fortaleza para usar todo de manera positiva; en el arte marcial del karate, a partir de la utilización adecuada de la propia energía del individuo se busca no obsesionarse con nada, y se orientan las prácticas físicos- espirituales con el fin de ser mejores seres humanos; nos recuerda Fukuoka: "Hacer Karate en la tierra" para tratar de hacerla rendir con el uso de nuestra fortaleza" (Fukuoka, 1978, 7).

En la presentación de los siete dominios de acción permacultural, uno de los aspectos a considerar es la formación en este conocimiento para educarnos y aumentar el talento de las personas en la medida en que se insiste en desarrollar la creatividad, con el fin de dar respuestas y soluciones a las situaciones que se requieran en las zonas donde habitamos, porque en la visión de la permacultura se considera al ser humano como habitante en custodia del lugar donde vive; de esta manera la permacultura propone una forma de vivir con tecnologías apropiadas, con bajo costo, de larga duración.

Estas tecnologías apropiadas las podemos ejemplificar en algunas situaciones como la recolección de aguas lluvias, las cuales luego son usadas en diferentes actividades, dentro de las ecoaldeas; igualmente se realiza la recuperación de las aguas grises utilizando el loto san jacinto, porque sus raíces absorben los elementos contaminantes en un proceso que imita a la naturaleza al solucionar una problemática de contaminación del agua de manera "natural". También se pretende que el uso de la energía sea minúsculo, ya que se produce localmente, procurando minimizar los impactos ambientales. En síntesis, se trata de una propuesta de vivir en unión con la naturaleza, con los demás seres habitantes en ella a fin de no hacer realidad lo que la siguiente expresión sentencia: "si vivimos como si no existiera un mañana, crearemos justamente eso... un- no mañana" (Merkel, 2005,10).


Pie de página

1 Epígrafe tomado del texto, Introducción a la permacultura de Bill Mollison y Reny Mia Slay.


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