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versão impressa ISSN 1909-0455

Rev. P+L vol.11 no.2 Caldas jul./dez. 2016

https://doi.org/10.22507/pml.v11n2a8 

DOI: http://dx.doi.org/10.22507/pml.v11n2a8

Laudato sí... una bioética por el cuidado de la casa común: mediación entre la ecología y la ecoteología*

Laudato sí... bioethics to take care of the common home: mediation between ecology and ecotheology

Laudato si… uma bioética pelo cuidado da casa comum: mediação entre a ecologia e a ecoteologia

Fernando Antonio Zapata Muriel **

*Artículo original presentado en mesa temática del Congreso Iberoamericano de Bioética, realizado en UPB Medellín-Colombia, agosto 17-19 de 2016 .
** Doctor en Teología doble titulación canónica y civil en la UPB Medellín (2014); Psicólogo (USB 2001) y magíster en Psicología (USB, 2010), docente-capellán en la Corporación Universitaria Lasallista, proyecto GIES, Facultad de Ciencias Sociales. Caldas, Colombia

Autor para correspondencia: Fernando Antonio Zapata Muriel, correo: fezapata@lasallista.edu.co; zafernando@hotmail.com.

Artículo recibido: 30/09/2016; Artículo aprobado: 30/11/2016

Hoy «cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta» (Papa Francisco, 2015, n.56).


RESUMEN

Introducción. Laudato sí es una relectura del cántico de las creaturas de Francisco de Asís, y es, además, un grito de auxilio del Papa Francisco en nombre de la Iglesia, un grito a Dios y al hombre posmoderno a que cuide, proteja y haga un buen uso de los recursos de la madre Tierra.
Objetivo.
Realizar una hermenéutica argumentativa y dialógica sobre la encíclica Laudato si, del Papa Francisco, como una mediación entre la ecología y la ecoteología, en pro del cuidado del planeta.
Materiales y método. Dicho estudio se hará guiado por el método hermenéutico, y con la ayuda "del ver-juzgar-actuar, propuesto por J. Cardijn, como método teológico-pastoral.
Resultado.
Todo está conectado. El cosmos, así como el ser humano son realidades holistas, que han de estudiarse como red de sistemas interconectados e interdependientes, en pro del cuidado de la oikia común, la naturaleza que ha sido encomendada al hombre como cuidador, cultivador y transformador.
Conclusiones.
Para salvaguardar el medio ambiente, la creación, el Papa hace algunas propuestas, entre las que destaca que toda ecología ha de propender por ser una ecología integral (¿ecoteología?) que incluya lo cultural, lo espiritual y lo axiológico, la justicia y caridad como valores cardinales.

Palabras clave: Laudato si, ecología, medio ambiente. axiología.


ABSTRACT

Introduction. Laudato si is a re-reading of Francis of Assisis' Canticle of Creatures and also is a cry for help from Pope Francis on behalf of the Church, a cry to God and to postmodern men, asking for the care and the good use of mother Hearth's resources.
Objective.
Make an argumentative and dialogic hermeneutical study about Pope Francis' Laudato si encyclical as mediation between ecology and ecotheology for the benefit of the care of the planet.
Materials and method.
Such study will be made taking the hermeneutical method as a guide, and with the help of J. Cardijn's "see, judge, act" as a theological-pastoral method.
Result.
Everything is connected. Cosmos and human beings are all hollistic realities that must be studied as an inter-connected and inter- depending systems' network, in order to take care of the common oikia, the nature that has been given to mankind as care takers, cultivators and transformers.
Conclusions. To keep the environment -the Creation- Pope Francis proposes some initiatives, among which we remark that every ecological endeavor must be addressed to an integral ecology (ecotheology?) that includes culture, spirituality, axiology, charity and justice as cardinal values.

Key words: Laudato si, ecology, environment, axiology.


RESUMO

Introdução. Laudato si ´é uma releitura do cântico das criaturas de Francisco de Assis, e é, ademais, um grito de auxílio do Papa Francisco em nome da Igreja, um grito a Deus e ao homem pós-moderno a que cuide, proteja e faça um bom uso dos recursos da Mãe Terra. Objetivo. Realizar uma hermenêutica argumentativa e dialógica sobre a encíclica Laudato si, do Papa Francisco, como uma mediação entre a ecologia e a ecoteologia, em pró do cuidado do planeta. Materiais e método. Dito estudo se fará guiado pelo método hermenêutico, e com a ajuda “do ver-julgar-atuar, proposto por J. Cardijn, como método teológico-pastoral. Resultado. Todo está conectado. O cosmos, assim como o ser humano são realidades holistas, que hão de estudar-se como rede de sistemas interconectados e interdependentes, em pró do cuidado da oikia comum, a natureza que há sido encomendada ao homem como cuidador, cultivador e transformador. Conclusões. Para salvaguardar o meio ambiente, a criação, o Papa faz algumas propostas, entre as que destaca que toda ecologia há de propender por ser uma ecologia integral (ecoteologia?) que inclua o cultural, o espiritual e o axiológico, a justiça e caridade como valores cardinais.

Palavras chave: laudato, ecologia, meio ambiente, axiologia.


INTRODUCCIÓN

Laudato sí es una relectura del cantico de las creaturas de Francisco de Asís, una propuesta ecoteólogica, un grito de auxilio del Papa Francisco a Dios y al hombre posmoderno a que cuide de esta, su casa común.

Con este artículo se pretende realizar una hermenéutica argumentativa y dialógica sobre esta encíclica del Papa Francisco, que media entre la ecología y la ecoteología, en pro del cuidado del planeta.

Dicho estudio se hará guiado por el método hermenéutico, y con la ayuda "del ver-juzgar-actuar como método teológico-pastoral. Propuesto por J. Cardijn, este se remonta al método de revisión de vida, surgido en el seno de las propuestas pastorales de la Juventud Obrera Católica (JOC) que animaba el P. Joseph Cardijn en la década de los treinta del siglo XX" y se retomó luego en la revisión de vida en ámbitos latinoamericanos (Biord, 2004).

El Papa Francisco inspira esta novedosa encíclica como también su pontificado en su onomástico Francisco de Asís; su estilo de vida cautiva por su sencillez, su amor y su alegría, por su horizontalidad en la relación con todos los seres de este planeta, desde el Sol, la Luna, el agua, el lobo, el árbol, la muerte y el ser humano; todos ellos eran sus hermanos, bajo el cuidado y la protección de una única madre: la Tierra. Él mismo ratifica:

Creo que Francisco de Asís es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo (Papa Francisco, 2015, n./2).

Hoy el asunto ecológico es,no solo complejo sino, además, delicado. Científicos, líderes políticos y religiosos han llamado la atención sobre el tema; asimismo, diversos campos del conocimiento y, en ellos, investigadores y pensadores, expresan su preocupación por esto.

Este "Hoy" (con mayúscula) tiene un sentido no tanto cronológico, como sí teológico; es por ello, un Kairos, o tiempo de gracia; es el "Hoy", que hemos de aprovechar para salvar el planeta, la oikia o casa de la humanidad y de todos los seres que la habitan.

Entran en juego acá la fe y la razón, la ciencia y la religión, la ciencia y el humanismo, la biología y la bioética. "La fe y la razón, afirmaba Juan Pablo II (1998, l) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. En este sentido el Papa Francisco (2015, n.62) añade:

No ignoro que, en el campo de la política y del pensamiento, algunos rechazan con fuerza la idea de un Creador, o la consideran irrelevante, hasta el punto de relegar al ámbito de lo irracional la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para un desarrollo pleno de la humanidad...; sin embargo, la ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas.

Por ello es importante promover, en una dinámica inter y transdisciplinaria, que ciencia y religión indaguen y trabajen en pro de suscitar una ecología integral, que dé el puesto adecuado al hombre, y evite todo antropocentrismo y biologicismo.

Para lograr tal fin, es importante operar conceptos como bioética ambiental, ecología y ecoteología. Téngase en cuenta que la bioética surge en Wisconsin, Estados Unidos, con Van Rensselaer Potter (1971), quien tiene como mayor inquietud la preocupación ecológica ya avizorada por J. Leopold (2005) en la segunda mitad del siglo XX y por el mismo H. Jonas (1995), con principio de responsabilidad en 1970. Desde Potter, la rama ambiental y la rama biomédica serán la principal preocupación de la bioética.

La bioética ambiental es concebida como el análisis del impacto de las biotecnologías en el medio ambiente. Puleo (2011) argumenta que la ética ambiental piensa al ser humano en relación con su medio ambiente, entendido como el escenario en donde los humanos podemos seguir creciendo en un "desarrollo sostenible" a condición de que economicemos los recursos no renovables.

Leopold (2005), en su Ética de la tierra, enseña la centralidad que la responsabilidad humana tiene en el universo del valor. Todos los seres vivos son valiosos, pero solo el humano es responsable de sus actos y, por ende, de los valores. "Lo quieras o no eres un rey -afirma Leopold recordando la novela de Robinson Crusoe- pues, al marcharte dejas el mundo diferente de como era antes; dejas tu huella en la Tierra".

Asímismo, Jonas (1995) en su obra cumbre El principio de responsabilidad pide que se preserve la condición de existencia de la humanidad y muestra la vulnerabilidad que la acción humana suscita ante la fragilidad natural de la vida. El interés del hombre ha de identificarse con el de otros seres vivos de la Naturaleza; ella es nuestra oikia (casa) común.

De Siqueira (2009, p. 175), al comentar a Jonas, afirma que "el ser humano requiere contestar con su propio ser a una noción más amplia y radical de la responsabilidad que es la referente a la naturaleza humana y extrahumana".

La ética ambiental defiende a seres individuales, nunca a un ecosistema, pues solo los individuos tienen la capacidad de sentir y de ser fines en sí mismos. Según lo afirma Taylor (1998): "en último término es el bien (o el bienestar, la salud) de los organismos individuales, considerados como entidades que tienen valor inherente, lo que determina nuestras relaciones morales con las bio-comunidades silvestres de la Tierra".

Por su parte, la ecología es definida por Haeckel (citado en Acot P., 1990), como "la ciencia de las relaciones del organismo con el medio ambiente, incluidas, en sentido amplio, todas las condiciones de existencia". Es también el estudio de la naturaleza, los objetos y los fenómenos naturales (Lincoln, & Boxshall, 1987); es, además, la "relación, inter-acción y diálogo de todas las cosas existentes (vivientes o no) entre sí y con todo lo que existe, real o potencial... todo lo que existe coexiste. Todo lo que coexiste preexiste. (Boff, 1982, p. 19).

De acuerdo con el Papa Francisco (2015, n.138): "la ecología estudia las relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan. También exige sentarse a pensar y a discutir acerca de las condiciones de vida y de supervivencia de una sociedad, con la honestidad para poner en duda modelos de desarrollo, producción y consumo".

En síntesis, la ecología es "la ciencia y el arte de las relaciones y de los seres relacionados" (Boff, 1982, p.23); la ecología, se convierte así en ecoteología; ella permite entender de mejor manera la teología de la creación cristiana. La creación, puede entenderse,

Como un juego de la expresión divina, danza de su amor, espejo en el cual él mismo ve cómo él proyecta compañeros en su vida y comunión. En este sentido, cada ser es mensajero de Dios, su representante y sacramento. Cada uno es digno, debe ser acogido y escuchado (Boff, 1982, p.53).

Esta teología de la creación tiene importantes consecuencias antropológicas.

En esta ecoteología aparece el lugar singular del ser humano. El no está encima sino dentro y al final de la creación [...] la relación que el ser humano tiene con la creación es fundamentalmente de responsabilidad [...] (la libertad humana) se realiza al interior del mundo que el ser humano no creó, pero en el que se encuentra (Boff, 1982, p.54).

Boff (1982), en este texto, habla de un "pan-en-teísmo cristiano": todo en Dios y Dios en todo. Todo está en Dios, todo es templo de Dios y siempre estamos en Dios (Hch 17,28). El pan-en-teísmo "nos permite abrazar el universo con sumo afecto, porque abrazamos al propio Dios-Trinidad. De esta experiencia nace una nueva espiritualidad integradora, holística, capaz de unir el cielo con la tierra" (Boff, 1982, p.57-58).

En esta misma línea, la teología según, Ruiz de la Peña (1985), tiene la obligación y el derecho de esclarecer con humildad su pretendida contribución a tan grave problema;de redescubrir en la fe, sin caer en el concordismo, elementos verdaderamente ecológicos, que favorezcan una sana y equilibrada interrelación Dios-hombre-mundo.

Aún más, toda la creación, desde el macrocosmos hasta el ser vivo menos complejo goza de una interioridad propia, de autodeterminación, intencionalidad y, por tanto, libertad. Estas características son posibles en la creación por la profunda cercanía de Dios con ella; Dios es tan íntimo y cercano a todas sus obras porque las ama; por ello se habla de panenteísmo; Dios actúa desde dentro de cada criatura, potenciándola para que traspase las fronteras de sí misma.

El valor intrínseco de cada ser está en el dinamismo divino que lo mueve a evolucionar, más allá de la utilidad para el hombre. (Garcés y Giraldo, 2014). El gran aporte de esta corriente teológica a la ecoteología es el concepto de panenteísmo. Sin embargo, se constatan algunos puntos débiles en esta teología del proceso: la renuncia al antropocentrismo para abrazar una especie de biocentrismo; por otra parte, la creación es entendida desde un panpsiquismo (Castellón, s. f.).

En ella, todo está conectado. el hombre en sus 248 partes, en sus diversas dimensiones, en su ser y estar en el mundo, en su existir en y con Dios, en su ser ciudadano del mundo vive su ser político y relacional recordando siempre su responsabilidad para con su casa y consigo mismo.

El enfoque empleado por el Papa es inter y transdisciplinar; su mirada es holística y sistémica: el mundo, el hombre son una red de sistemas, donde todo está conectado; él propone una ecoteología diferente del panteísmo, del pan-en-teísmo, de otros credos, también del antropocentrismo y el biocentrismo; su pretensión es crear conciencia de una ecoteología, o ecología integral, en la que el espíritu y la responsabilidad humana lleven al hombre a asumir responsablemente su tarea de cuidar, proteger, cultivar la creación.

Según Capra (2015)

[el] pensamiento sistémico del Papa Francisco, ya que invita a pensar la vida en términos de conectividad, de relaciones, tomando en cuenta los patrones y el contexto. Elementos cruciales a la hora de reseñar los organismos vivos, los sistemas sociales, o los ecosistemas.

Más adelante añade:

[...] la ecología profunda implica la transformación de los valores antropocéntricos hacia los valores ecocéntricos; así todos los seres vivos pertenecen a comunidades ecológicas, conectadas interdependientemente. La bioética propuesta por el papa propende por conectar la ética y el bien común" Capra (2015).

Y a esto cabe agregar que el Papa utiliza un lenguaje científico de modo adecuado; vocablos como holístico, "paradigma", "reduccionismo", "microorganismos", "partículas subatómicas", "salto cuántico", entre otros, están bien ajustadas en su discurso. Además, el Papa enfatiza los valores y la ética de la ecología profunda, y deja conocer su "alfabetización ecológica" en torno a la organización de los ecosistemas.

El hombre es principio y fin de la creación, es administrador de ella, pero no su dueño; por ello, no puede hacer parte de aquella cultura que la sociedad tecnocrática y consumista llama de los descartables; el ser humano merece el reconocimiento de su dignidad, que es diferente al valor dado a los animales y al precio de las cosas: al hombre no se le puede objetivar o instrumentalizar como lo hace la tecnocracia, ni mucho menos poner precio al estilo de la sociedad de consumo, donde se compran y se venden seres humanos como mercancías (trata de blancas).

Al Papa le interesa tanto el hombre de hoy como las futuras generaciones; ¿qué mundo les estamos preparando? Le preocupan el relativismo moral y la amoralidad de la sociedad neoliberal tecnócrata y consumista.

A continuación se revisarán algunos apartados de la encíclica a partir del método ver-juzgar-actuar, propuesto por Cardijn (s. f.), con el fin de enseñar la realidad que vive el hombre hoy en el campo de la ecología integral, iluminar, a partir de la Sagrada Escritura, la tradición, el magisterio y otros estudiosos, el actuar, para mirar a qué se ha de comprometer el hombre de hoy si quiere cuidar realmente esta casa común.

MATERIALES Y MÉTODOS

Ver

"El ver significa conocer la realidad tal como se presenta. con sus fenómenos más importantes para la pastoral y sus perspectivas. es una visión selectiva, guiada por una cosmovisión cristiana" (Secretariado Nacional de Pastoral Social, s. f. p.19). En palabras de Biord, (2004, p.2) "El "ver" se propone analizar un hecho de vida con el fin de descubrir actitudes y modos de pensar, y valoraciones y comportamientos. Se buscan las causas y se analizan las consecuencias que pueden tener en las personas en las comunidades y en las organizaciones sociales. El acento se pone en la persona, no en las ideas ni en las cosas". Lo que significa que el ver toca con los hechos y los seres humanos, no con ideas, ni con interpretaciones.

Aspectos positivos

En el contexto actual de la geopolítica, la economía y la ecología mundial, podría preguntarse el lector: ¿Qué aspectos positivos presenta esta sociedad? El Papa resalta algunos ejemplos de la bondad que brota del corazón del hombre que no se deja robar el corazón del acelerado y devastador ritmo de la sociedad neoliberal, tecnócrata y consumista, y valora el ritmo de la natural evolución biológica; afirma el Papa Francisco (2015, n.58):

En algunos países hay ejemplos positivos de logros en la mejora del ambiente, como la purificación de algunos ríos que han estado contaminados durante muchas décadas, o la recuperación de bosques autóctonos, o el embellecimiento de paisajes con obras de saneamiento ambiental, o proyectos edilicios de gran valor estético, o avances en la producción de energía no contaminante, en la mejora del transporte público. Estas acciones no resuelven los problemas globales, pero confirman que el ser humano todavía es capaz de intervenir positivamente.

Y añade que hoy, la sociedad, en buena medida, "está entrando en una etapa de mayor conciencia. Se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta" (Papa Francisco, 2015, n.19).

Asuntos problemáticos

El Sumo Pontífice reseña algunas dificultades grandes a los que estamos sometidos: problemas como contaminación, basura y cultura del descarte, "la tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería" (Papa Francisco, 2015, n.21), y añade: "estos problemas están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura" (Papa Francisco, 2015, n.22).

Tecnocracia, sociedad de consumo y antropocentrismo moderno, paradójicamente, han terminado colocando la razón técnica sobre la realidad, han alienado al ser humano que no siente ya la naturaleza como casa común o refugio viviente.

Desde otra mirada, el Papa Francisco (2015, n.25) subraya las dificultades originadas por el cambio climático:

"El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad. Los peores impactos probablemente recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo". Los más afectados son los pobres y los migrantes por la falta de recursos para subsistir e, incluso, algunas especies animales y vegetales incapaces de adaptarse a las altas temperaturas.

Otra gran dificultad destacada por el Papa Francisco (2015, n.28) es la falta de agua potable, generadora de muchas muertes y enfermedades en los sectores excluidos de la sociedad, y la apropiación inadecuada que ciertas multinacionales hacen de este recurso indispensable para los ecosistemas y para la vida humana. El Papa destaca sobre todo: "La pobreza del agua social se da especialmente en África, donde grandes sectores de la población no acceden al agua potable segura, o padecen sequías que dificultan la producción de alimentos" (Papa Francisco, 2015, n.28).

Unido a este, aparece otro gran problema, cual es la pérdida de biodiversidad: "cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, pérdidas para siempre. La inmensa mayoría se extingue por razones que tienen que ver con alguna acción humana" (Papa Francisco, 2015, n.33). Otros componentes del cambio global destacados por el Papa Francisco (2015, n.46) son:

Los efectos laborales de algunas innovaciones tecnológicas, la exclusión social, la inequidad en la disponibilidad y el consumo de energía y de otros servicios, la fragmentación social, el crecimiento de la violencia y el surgimiento de nuevas formas de agresividad social, el narcotráfico y el consumo creciente de drogas entre los más jóvenes, la pérdida de identidad.

El Papa acentúa sobre todo la inequidad social, ya que las peores consecuencias de estas problemáticas las sufren los más pobres:

No suele haber conciencia clara de los problemas que afectan part icularmente a los excluidos. Ellos son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas. Hoy están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice. de hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar (Papa Francisco, 2015, n.49).

Pero la inequidad afecta al hombre en sociedad, no solo al individuo, generando una deuda ecológica; algunos países son víctimas de esto:

Hay una verdadera «deuda ecológica», particularmente entre el Norte y el Sur, relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países. Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales, como la contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre (Papa Francisco, 2015, n.51).

Y añade:

La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el des arrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro (Papa Francisco, 2015, n.52).

El Papa, como gran profeta del mundo actual, como voz de los sin voz, insiste en no permitir la globalización de la indiferencia, y en que es menester una ética global de las relaciones internacionales; advierte sobre la tendencia al desarrollo de oligopolios en la producción de granos y de otros productos necesarios para su cultivo, que terminaría obligando a los campesinos a comprarlos a las empresas productoras (Francisco, 2015, n.134).

Juzgar

"El "juzgar" es el momento central de la revisión de vida. Se propone tomar posición frente al hecho analizado, explicitar el sentido que descubre la fe, la experiencia de Dios que conlleva y las llamadas de conversión que surgen de él" (Biord, 2004, p.2). El juzgar o iluminar implica enjuiciar la realidad a la luz de la palabra de Dios o de la Doctrina social de la Iglesia, para mostrar logros, carencias, necesidades, entre otros.

Ilumina este estudio el aporte de algunos estudiosos

Leopold (2000) ya había dicho que la primacía indiscriminada del progreso constituye un "paso en falso" de la humanidad. El hombre actual habrá de comprender que el mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano integral, ni la vida digna, ni mucho menos la inclusión social. El hombre hoy es víctima de un "superdesarrollo derrochador y consumista" (Papa Francisco, 2015, 109).

El cardenal Wuerl (2015) arguye sobre este gran escrito papal:

Laudato si es un documento que dialoga con diversos saberes, la pedagogía, la biología, la ingeniería, la psicología social, la filosofía y las culturas, en el que el Papa critica abierta y prudentemente los poderes financieros, políticos y tecnocráticos, -no tecnológicos-su crítica mayor es contra la ideología del neoliberalismo a ultranza, acelerado y devastador . que contra el poder político, invita a los líderes políticos, religiosos y económicos a unirse contra éste modelo de la economía mundial.

De igual modo afirma el cardenal y arzobispo de Washington, resaltando la valentía del Papa Francisco:

El Papa acude a Datos empíricos tomados de la realidad y al estilo del evangelio, y siguiendo una bioética personalista, parte de la primacía de la persona humana, indica que el hombre como afirmaba ya Kant es fin y nunca medio, y desde una posición biocentrista resalta la triple relación del hombre con la tierra -madre-con la creación, con el otro, y con Dios, con todos ellos ha de ser gestor de paz y bienestar promoviendo el desarrollo integral del cosmos. La auténtica ecología ha de ser humana y social (Wuerl, 2015).

Asimismo, Lowy (citado por Boff, 2016) sociólogo y filósofo franco-brasilero, argumenta respecto a la pregunta: ¿ataca la «Laudato Si'» frontalmente el sistema capitalista?, Responde:

Bergoglio no es marxista y la palabra «capitalismo» no aparece en la Encíclica. Pero queda muy claro que para él los dramáticos problemas ecológicos de nuestra época resultan de los «engranajes de la actual economía globalizada». es un sistema en el cual predominan «los intereses ilimitados de las empresas» y «una discutible racionalidad económica»... "un sistema mundial, donde predominan la especulación y el principio de maximización del lucro, y una búsqueda de rentabilidad financiera que tiende a ignorar todo el contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente".

Entrando en sintonía con la encíclica Laudato sí, como escrito luminario para el mundo actual se constata que:

El papa habla para todos sin distingo de religión, etnia o estrato social: La madre Tierra y la creación nos preceden

Para iluminar al hombre de hoy, creyente o secular, el Pontífice apunta una verdad clara: no somos Dios. La Tierra nos precede y nos ha sido dada (Francisco, 2015, 67), e invita a realizar una lectura adecuada del Génesis que invita a «dominar» la tierra (Gn 1,28). Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada, y recordar que invitan a «labrar y cuidar» el jardín del mundo (Gn 2,15). "Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar.

Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza" (Francisco, 2015, n.67). Implica que el ser humano respete las leyes de la naturaleza y el equilibrio entre los seres de este mundo (Francisco 2015, 68).

Somos administradores de los bienes de Dios y no dueños. La crisis medioambiental es más que un error técnico; es, ante todo, el resultado de la voluntad humana que maltratando la naturaleza ha decidido utilizarla como medio para exaltar el propio poder y bienestar. El problema ecológico es un problema moral (Juan hablo 11, 1990, n.3).

En este sentido, también la Torah judía propone normas, no solo en relación con los humanos, sino también en relación con los demás seres vivos:

"Si ves caído en el camino el asno o el buey de tu hermano, no te desentenderás de ellos [...] Cuando encuentres en el camino un nido de ave en un árbol o sobre la tierra, y esté la madre echada sobre los pichones o sobre los huevos, no tomarás a la madre con los hijos" (Dt 22,4.6). En esta línea, el descanso del séptimo día no se propone solo para el ser humano, sino también "para que reposen tu buey y tu asno" (Ex 23,/2). De este modo advertimos que la Biblia no da lugar a un antro-pocentrismo despótico que se desentienda de las demás criaturas (Francisco, 2015, 68).

El Papa Francisco (2015, n.8) retoma el aporte del patriarca Bartolomé, en torno a recobrar conciencia acerca de la responsabilidad, en el daño que cada uno hace hoy al planeta:

Que los seres humanos destruyan la diversidad biológica en la creación divina. degraden la integridad de la tierra y contribuyan al cambio climático, desnudando la tierra de sus bosques naturales o destruyendo sus zonas húmedas; que los seres humanos contaminen las aguas, el suelo, el aire. Todos estos son pecados. Añade: Porque "un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios" (Papa Francisco, 2015, n.8).

El Papa Francisco (2015, n.9) retoma la propuesta del Patriarca: "pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir. pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que necesita el mundo de Dios". Tal propuesta es posible, si el ser humano llega a esta convicción: "lo divino y lo humano se encuentran en el más pequeño detalle contenido en los vestidos sin costuras de la creación de Dios" (Papa Francisco, 2015, n.9).

El Papa Francisco (2015, n.69) insiste en que el hombre debe respetar la bondad propia de cada criatura para evitar un uso desordenado de las cosas, y añade:

El descuido en el empeño de cultivar y mantener una relación adecuada con el vecino, hacia el cual tengo el deber del cuidado y de la custodia, destruye mi relación interior conmigo mismo, con los demás, con Dios y con la tierra. Cuando todas estas relaciones son descuidadas, cuando la justicia ya no habita en la tierra, la Biblia nos dice que toda la vida está en peligro (Francisco, 2015, n.70).

Argumenta, además, que no es posible sostener una espiritualidad que olvide al Dios creador. De ese modo, se terminaría adorando otros poderes del mundo, o el hombre ocuparía el lugar del Señor, hasta pretender pisotear la realidad creada por él sin conocer límites (Francisco, 2015, n.75).

Creación y naturaleza

Francisco distingue también los conceptos creación y naturaleza, enfatiza sobre todo el primero:

Para la tradición judío-cristiana, decir «creación» es más que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado. La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la creación solo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos (Francisco, 2015, n.76), así, "todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios" (Francisco, 2015, n.84).

Para el cristiano, "la naturaleza es un continuo manantial de maravilla y de temor. Ella es, además, una continua revelación de lo divino" (Conferencia de los Obispos Católicos de Canadá (2003). Y en ella, a partir de los relatos bíblicos, el ser humano es concebido como sujeto, nunca reducible a la categoría de objeto. Él es imagen de Dios (Francisco, 2015, n.81).

Hoy puede afirmarse, que "el ser humano aprende a reconocerse a sí mismo en la relación con las demás criaturas, según Ricoeur (2009) "yo me autoexpreso al expresar el mundo; yo exploro mi propia sacralidad al intentar descifrar la del mundo".

Para el Papa, es perentoria la superación del antropocentrismo; no obstante, el ser humano ha de ser reconocido en su dignidad, y responsabilidad, distintas estas a la valoración dada a los demás seres vivos:

A veces se advierte una obsesión por negar toda preeminencia a la persona humana, y se lleva adelante una lucha por otras especies que no desarrollamos para defender la igual dignidad entre los seres humanos. Es verdad que debe preocuparnos que otros seres vivos no sean tratados irresponsablemente. Pero especialmente deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre nosotros, porque seguimos tolerando que unos se consideren más dignos que otros. Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria, sin posibilidades reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué hacer con lo que poseen, ostentan vanidosamente una supuesta superioridad. (Francisco, 2015, n.90).

Desde una perspectiva más compleja, el Papa enseña que todo en la naturaleza está relacionado, y todos los seres estamos juntos como hermanos en una maravillosa peregrinación, entrelazados por el amor. Por eso enfatiza que el medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. El hombre es solo el administrador de esta para bien de todos (cf. Papa Francisco, 2015, n.95).

Ciencia tecnología y tecnocracia

Respecto al poder de la tecnocracia que aliena al hombre y lo instrumentaliza, lo pone a competir, hasta perder a veces el sentido de vida, el encuentro con el otro, con la naturaleza, consigo mismo y con Dios. El Papa arguye los siguientes elementos:

Reconoce el valor de «la ciencia y la tecnología como maravillosos productos de la creatividad humana donada por Dios» (Papa Francisco, 2015, n.102), hace lectura de la historia moderna con la era industrial y de la Posmodernidad como era digital, tecnocientífica, biológica, quizá; por ello se atreve a decir:

No podemos ignorar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades que hemos adquirido nos dan un tremendo poder. nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo. Basta recordar las bombas atómicas lanzadas en pleno siglo XX (Papa Francisco, 2015, n.104).

Agrega el Papa que el hombre de hoy no advierte la seriedad de los desafíos que se presentan; así, citando a Guardini (1958, 111-1/2), atisba: "la posibilidad de que el hombre utilice mal el poder crece constantemente", cuando no está "sometido a norma alguna reguladora de la libertad, sino únicamente a los supuestos imperativos de la utilidad y de la seguridad". De esta intuición del Papa da cuenta la ausencia en la actualidad de una ética, de una cultura y de una espiritualidad que pongan límite a esta pulsión tanática humana.

Actuar

El "actuar", según Biord (2004, p.2) "se propone determinar aquellas actitudes que las personas deben cambiar en sus vidas, los criterios de juicio que deben ser transformados, los hábitos que son cuestionados por la Palabra de Dios y las acciones que se van a desarrollar". En otras palabras, la acción pastoral se comprometerá en promover aspectos positivos y disminuir los negativos (Secretariado Nacional de Pastoral social, s. f. p.20). Visto así, el actuar compromete al hombre de hoy a obrar en sintonía con aquello que dice y cree.

RESULTADOS

No hay ecología sin una adecuada antropología

Para El Papa, "la forma correcta de interpretar el concepto del ser humano como «señor» del universo consiste en entenderlo como administrador responsable" (Papa Francisco, 2015, n.116), y añade: "No habrá una nueva relación con la naturaleza sin un nuevo ser humano. No hay ecología sin una adecuada antropología (Papa Francisco, 2015, n.118).

El Ser humano necesita transformarse, renovarse desde dentro, para estar en condiciones de salvaguardar la casa común, no en vano afirma el sumo Pontífice: "si la crisis ecológica es una eclosión o una manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la modernidad, no podemos pretender sanar nuestra relación con la naturaleza y el ambiente sin sanar todas las relaciones básicas del ser humano (Papa Francisco, 2015, n.119).

En pro de la promoción de una ecología integral, el Papa urge por la creación de fuentes de trabajo, y por hacer de este un espacio que dignifique al hombre; el trabajo es una necesidad que garantiza sentido de vida, desarrollo humano, social y personal.

El Papa exhorta a invertir en las personas para obtener calidad de vida, y añade: "para que siga siendo posible dar empleo, es imperioso promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la creatividad empresarial (Papa Francisco, 2015, n./29).

En medio de la crisis ecológica actual, el Papa propone unas tareas que comprometen al hombre sin distingos de etnia, condición social, o rol que desempeña; lo importante en esto es la disposición que el ser humano tenga para cuidar su casa común y promover el sentido de dignidad y de valoración con todos los seres de la naturaleza; pide, sí, conectarse, trabajar interdependientemente, desde la horizontalidad y la humildad; para estos hombres el Papa reconoce esta realidad y propone un desafío:

Proteger nuestra casa común

El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar (Papa Francisco, 2015, n. 13).

La jerarquía de la Iglesia y los fieles cristianos no tienen por qué proponer una palabra definitiva; deben escuchar y promover el debate honesto entre los científicos, respetando la diversidad de opiniones, cultivando, en todo, la esperanza (cf. Papa Francisco, 2015, n.61).

En términos profilácticos, el Papa insiste en "cuidarse de las guerras y de la fabricación de armas nucleares y biológicas" (Papa Francisco, 2015, n.57); reseña, además, la importancia de promover el acceso al agua potable y segura como derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas.

Enfatiza también en la importancia de la investigación, que trabaje en pro de una ecología integral.

Es necesario invertir mucho más en investigación para entender mejor el comportamiento de los ecosistemas y analizar adecuadamente las diversas variables de impacto de cualquier modificación importante del ambiente. Porque todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros (Papa Francisco, 2015, n.42).

Un verdadero planteo ecológico requiere un verdadero planteo social

Hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres (Papa Francisco, 2015, n.49).

Es necesario que los países desarrollados contribuyan a resolver esta deuda limitando de manera importante el consumo de energía no renovable y aportando recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible (Papa Francisco, 2015, n.52).Y agrega:

Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecno-económico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia (Papa Francisco, 2015, n.53).

Necesitamos, por tanto, una solidaridad universal nueva, como dijo la conferencia de los Obispos de Sudáfrica (1999): "se necesitan los talent os y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios" (Papa Francisco, 2015, n.14).

El Papa es enfático en el compromiso que el hombre está llamado a establecer:

Hay que buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Se urge de una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y para cuidar la naturaleza (Papa Francisco, n.139).

CONCLUSIONES

Tenemos que pensar y actuar diferente

Hoy cobran valor las palabras de Boff (2016b):

Nadie siguió la sabia sentencia atribuida a Einstein: «el pensamiento que creó la crisis no puede ser el mismo que nos saque de la crisis». Tenemos que pensar y actuar diferente... Todavía se cree con convicción que este sistema sigue siendo bueno y válido, a pesar de la devastación ecológica que produce, poniendo en peligro las bases que sustentan la vida.

El texto del Papa Francisco (2015, n.16) se convierte en voz paradigmática y profética que rompe con estas palabras de Boff (2016b), pues plantea grandes interrogantes y retos al hombre de hoy que habrá de ser sensible a esta realidad y preparará bien la casa común a las futuras generaciones; cabe por ello, resaltar algunos ejes que atraviesan toda la encíclica: "la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnocracia".

En ese mismo orden el Papa invita:

[A] buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida (Papa Francisco, 2015, n.16).

Critica de modo fuerte la llamada cultura del relativismo como "patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto, obligándola a trabajos forzados, o convirtiéndola en esclava a causa de una deuda" (Papa Francisco, 2015, n.123).

Añade en ese sentido que "este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable" (Papa Francisco, 2015, n.30).

Invita a reconocer "que el crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y solidario" Culpar al aumento de la población y no al cons umismo extremo y selectivo de algunos es un modo de no enfrentar los problemas" (Papa Francisco, 2015, n.50).

Agrega que muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados por los poderosos, y por la falta de interés de los demás. Las actitudes de muchos van de la negación del problema a la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas (Papa Francisco, 2015, n.14).

Promueve el surgimiento de nuevos modelos de progreso; para ello, necesitamos "cambiar el modelo de desarrollo global; esto implica reflexionar responsablemente sobre el sentido de la economía y su finalidad" (Papa Francisco 2015, 136, n.137), e insiste en que "necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral, incorporando en un diálogo interdisciplinario los diversos aspectos de la crisis" (Papa Francisco, 2015, n.197).

La ecoteología

La ecoteología, que el Papa llama ecología integral, es: "inseparable de la noción de bien común... es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección" (Papa Francisco, 2015, n.156); ella requiere de la conexión del ser humano consigo mismo, con el otro, con la naturaleza y del ser creyente con Dios.

Requiere, también, el reconocimiento de que todo está conectado. Para lograr tal fin, el hombre ha de ir primeramente a su corazón, revisarse y cuestionarse seriamente: ¿Qué estoy haciendo por esta casa común llamada también planeta Tierra?

Las religiones hoy deben cobrar protagonismo

Hasta aquí el planteamiento del Papa Francisco de la urgencia de una ecología integral en pro del cuidado de esta casa común, pero vale la pena insistir hoy en el reto que tienen las diversas religiones en pro del cuidado del medio ambiente; ellas también están llamadas a ser voz de los que no tienen voz en la sociedad actual y a promover una ecoteología que ya se esboza en algunos textos sagrados.

Las religiones deben cobrar protagonismo en el mundo y asumir su verdadero rol cual es promover la dignidad humana y el valor de cada uno de los seres existentes en el universo; por esto vale la pena preguntar:

¿Pueden las religiones ayudar a superar la crisis ecológica? La respuesta es obvia y cada una de ellas ha de promover aquello escrito en sus libros sagrados o en sus cuerpos doctrinales. Véase, por ejemplo, el valor de lo ecológico y del hombre respecto a esta casa común, en las tres grandes religiones reveladas, monoteístas y éticas.

El judaísmo. La Biblia hebrea es clara al entender la Tierra como un don de Dios y que nosotros hemos sido colocados aquí para cuidarla y guardarla. "La Tierra es mía y vosotros sois huéspedes y forasteros" (Lv 25,23). El cristianismo heredó los valores del judaísmo. la Tierra es entregada a la responsabilidad de los seres humanos, pero estos no tienen un derecho absoluto sobre ella. Son huéspedes y peregrinos y deben cuidar de ella. San Francisco de Asís introdujo una actitud de fraternidad universal y de respeto a cada uno de los seres, hasta a las hierbas silvestres... En: https://outlook.live.com/owa/?path=/mail/search/rp2016-01-29 ¿Pueden las religiones ayudar a superar la crisis ecológica

También, el islam, como religión procedente del tronco judío, insistirá en lo efímera que es la vida humana, y lo iluso que es el poder y el tener, pues al dejar la tierra el hombre solo se lleva aquello que con su corazón da gloria a Dios, así es mejor ser buen administrador que sentirse dueño estulto de aquello que no nos pertenece. Quizás por eso:

El islam sigue las huellas del judaísmo y del cristianismo. También para él la Tierra y la naturaleza son creación de Dios, y han sido entregadas a la responsabilidad del ser humano. En el Corán se dice que tenemos nuestra morada aquí y por un corto tiempo podemos disfrutar de sus bienes (Sura 2,36). El Altísimo y Misericordioso nos da señales a través de la riqueza y la diversidad de la naturaleza que nos recuerdan constantemente su misericordia, con la cual dirige el mundo (Sura 45,3)". En https://outlook.live.com/owa/?path=/mail/search/rp2016-01-29 ¿Pueden las religiones ayudar a superar la crisis ecológica?

Hay, además, unos puntos convergentes en estas tres religiones: entender la Tierra como don y herencia y no como objeto para ser usado simplemente a su voluntad, como lo entendió la Modernidad. El ser humano es responsable de lo que recibió, debiendo cuidarla y guardarla. él no es dueño sino cuidador. La Tierra con su riqueza remite continuamente a su Creador.

En este sentido, es menester recordar que una posibilidad de diálogo interreligioso en torno al tema ecológico encuentra su oportunidad en las 7 tareas ecológicas de las religiones, a saber:

  1. Interpretar la condición humana en el cuadro de la vida planetaria.
  2. Desarrollar la conciencia ecológica.
  3. Participar de la elaboración de una epistemología ambiental.
  4. Promover la ética ecológica personal, comunitaria y global (Boff).
  5. Dialogar en conjunto sobre cuestiones ecológicas.
  6. Actuar en conjunto acerca de las tareas ecológicas.
  7. Re-encantar la naturaleza: no re-mitologizar (contenidos y valores de las mitologías). Cf. www.amerindiaenlared.org/.../ecoteologia-la-opcion-por-la-tierra-como-lugar-teologico... las 7 tareas ecológicas de las religiones.

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