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Luna Azul

Print version ISSN 1909-2474

Luna Azul  no.40 Manizales Jan./June 2015

https://doi.org/10.17151/luaz.2015.40.11 

APROXIMACIÓN A LA RACIONALIDAD AMBIENTAL DEL EXTRACTIVISMO EN UNA COMUNIDAD AFRODESCENDIENTE DEL PACÍFICO COLOMBIANO

APPROACHING THE ENVIRONMENTAL RATIONALE OF EXTRACTIVISM IN AN AFRO-DESCENDANT COMMUNITY FROM THE COLOMBIAN PACIFIC REGION

 

Mauricio Quintero-Ángel1

1. Ingeniero Agrícola. Ph.D.(c) en Ciencias Ambientales. Profesor de la Universidad del Valle, Cali, Colombia. mangelq@gmail.com

Recibido el 17 de febrero de 2014, aprobado el 2 de octubre de 2014, actualizado el 1 noviembre de 2014

DOI: 10.17151/luaz.2015.40.11

RESUMEN

Dado que el uso y transformación del territorio en el Pacífico colombiano se ha realizado a través de una serie de prácticas y lógicas ancestrales que empiezan a transformarse desde finales del siglo XX, a través del empleo de la observación participante, este artículo describe las prácticas extractivas en el Consejo Comunitario de San Marcos (Buenaventura, Colombia) a inicios del siglo XXI, buscando presentar una aproximación a la racionalidad ambiental asociada, que orienta las acciones. Se concluye que la orientación hacia el mercado o el autoabastecimiento de las actividades extractivas en San Marcos y la escala de la intervención asociada, permiten dilucidar dos racionalidades ambientales en conflicto: la depredadora asociada a la presión de la modernidad capitalista y la alterna asociada a la cosmovisión y concepción afrocolombiana de la naturaleza.

PALABRAS CLAVE

Conflicto ambiental, extractivismo, Pacífico colombiano, racionalidad ambiental.

ABSTRACT

Since the use and transformation of the territory in the Colombian Pacific Region was conducted through a series of ancestral practices and rationales that have started changing since the late 20th century.by the use of participant observation, this article describes the extractive practices in the Community Council of San Marcos (Buenaventura, Colombia) at the beginning of the 21st century in order to present an approach to the associated environmental rationale that supports the actions. It is concluded that the market-oriented and the self-sufficiency orientation of extractive activities in San Marcos and the associated scale of intervention elucidate two environmental rationales in conflict: the predatory associated with the pressure of modern capitalism and the alternative associated to the Colombian Afro-descendent worldview and conception of nature.

KEY WORDS

Environmental Conflict rationales, extrativism, Colombian Pacific Region.


INTRODUCCIÓN

En su relación con la naturaleza, desde la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, los pobladores afrodescendientes de la región del Pacífico al occidente de Colombia, han aprovechado bienes y servicios de la naturaleza a través de una serie de prácticas y lógicas ancestrales que denotan un importante conocimiento ecológico local, lo que ha permitido ciertos niveles de conservación ecológica y cultural del territorio.

No obstante, en las primeras décadas del siglo XXI, si bien se mantienen estas prácticas y lógicas ancestrales en el territorio, fuertes presiones exógenas tienden a transformarlas hacia prácticas intensivas que artificializan la naturaleza, con una lógica o racionalidad que no solo transforma las tradiciones, la cosmovisión y la tecnología propia de la cultura afrodescendiente, sino que además afecta negativamente el equilibrio dinámico de los ecosistemas y pone en riesgo su viabilidad en el tiempo.

Si bien la transformación de las prácticas o estrategias tradicionales de uso del territorio y la racionalidad ambiental2 asociada se presenta de manera similar en diversos lugares de la región del Pacífico colombiano3, la pretensión de este artículo es compartir una reflexión de esta transformación, a partir de una caso en el Pacífico sur, expecificamente en el Consejo Comunitario de San Marcos, en la zona rural de Buenaventura (Colombia).

El Consejo Comunitario de San Marcos se localiza en la zona rural del Distrito Especial de Buenaventura, en el corregimiento número 8, en la cuenca baja del río Anchicayá, en la vertiente Pacífica de la Cordillera Occidental, en el departamento del Valle del Cauca, Colombia (ver localización de San Marcos en la Figura 1), en cercanías al Parque Nacional Natural Farallones de Cali.

San Marcos se ubica en una zona de vida de bosque húmedo tropical con precipitación promedio anual superior a 7000 mm, y corresponde a un territorio étnico de 3.689 ha (Ramírez, 2006a) en el que los pobladores actuales, unos 250 habitantes4 (aproximadamente 50 hogares), tienen una ancestralidad afrocolombiana de varias generaciones, y es gobernado por un Consejo Comunitario, que lleva su mismo nombre, el cual fue fundado en octubre de 1998, bajo la Ley 70 de 1993.

Dentro de la zonificación ecológica de San Marcos cerca del 83% del territorio tiene vocación para la conservación (especialmente en las zonas medio y alta) y un 3,3% para zonas productivas (Ramírez, 2006a) especialmente en la parte baja. El 77% del territorio es propiedad colectiva, el 12,5% es propiedad privada sin título, y el 10,5% con título (Ramírez, 2006b).

Este artículo describe las actividades extractivas actuales y la transformación de la naturaleza asociada en San Marcos en el Pacífico colombiano, buscando establecer una aproximación al entendimiento de la racionalidad ambiental que orienta las acciones, haciendo un llamado para el establecimiento de una nueva racionalidad que respete la otredad y en la que la ciencia y su aplicación técnica, deberá trabajar con el método científico y tener en cuenta el conocimiento tradicional, respetando la naturaleza y las comunidades.

METODOLOGÍA

Para establecer las actividades extractivas y la transformación de la naturaleza asociada a inicios del siglo XXI, se realizaron visitas periódicas entre enero de 2012 y octubre de 2013 al territorio colectivo de San Marcos. En cada visita se participó en actividades productivas y extractivas cotidianas, por lo que se empleo la observaron participante para obtener la información conforme a las categorías de análisis presentadas en la Tabla 1. De acuerdo con (Kawulich, 2006), la observación participante es el proceso que faculta a los investigadores a aprender acerca de las actividades de las personas en estudio en el escenario natural a través de la observación y participando en sus actividades.

Para Giddens (2001), la observación participante es un método etnográfico que junto a la entrevista a informantes clave, permite el estudio directo de personas o grupos durante un cierto período de tiempo, para conocer el comportamiento social, que pretende revelar los significados que sustentan las acciones sociales. No obstante, de acuerdo con Mayan (2001) el reto de la observación participante es convertirse en un "miembro" para comprender la naturaleza del grupo pero no al grado que el nivel de objetividad requerido para registrar y analizar las observaciones se pierda. En el estudio del uso y transformación de la naturaleza otros investigaciones han utilizado la etnografía, entre ellos Cordón y Toledo (2008) y García-Frapolli et al. (2008).

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Descripción de actividades extractivas en San Marcos

En el territorio de San Marcos se realizan cinco actividades extractivas que han sido evidenciadas a través de observación participante (Kawulich, 2006): cacería y extracción de vida silvestre, pesca, recolección de productos del bosque, extracción de oro y madera, que se describen a continuación:

- Caza y extracción de vida silvestre: se realiza mayoritariamente en fincas o zonas de producción agrícola, bosque secundario y conservado, a unos pocos kilómetros alrededor del centro poblado y los ríos donde se cazan especialmente especies pequeñas. No obstante, los animales más grandes como los monos, guaguas, zorras y venados se encuentran más lejos de las zonas pobladas. Los instrumentos más usados en la cacería son: piedra, rifle, machete, trampa y/o una combinación de estos. Aunque históricamente la cacería ha hecho parte del sistema de subsistencia del Pacífico, en San Marcos existe un mecanismo local de regulación que limita la cacería a fines de autoconsumo familiar. No obstante, algunos animales son extraídos del bosque como mascotas.

- Pesca: se realiza en el río Anchicayá y en la quebrada San Marcos, así como en sus afluentes menores tanto de día como de noche. Los instrumentos que se utilizan son: arpón y careta, anzuelo, lanza, machete, trampas (katanga) y/o una combinación de las anteriores. Las zonas predilectas de pesca de sabaletas, peces y camarón muchillá grandes, están en la quebrada San Marcos en la parte alta de la subcuenca, lo que puede sugerir formas insostenibles de pesca en la parte baja de la cuenca donde se asienta la población y solo se encuentran una gran diversidad de peces pequeños.

La pesca también es importante en los procesos de socialización y crianza de los niños, que en sus momentos de recreación y esparcimiento continuo en el río navegan y pescan emulando las técnicas de sus padres, lo que refuerza su conocimiento del entorno y sus procesos identitarios asociados a sus raíces afrodescendientes.

- Recolección: la recolección se realiza en las zonas productivas, bosque secundario y conservado e incluye la recolección de: i) leña en zonas cercanas a la vivienda, que se emplea principalmente como fuente energética alternativa al gas para cocinar; ii) madera, principalmente utilizada para la construcción de las viviendas, canoas, artesanías, bateas para extracción de oro y herramientas agrícolas; y iii) otros productos del bosque secundario o primario, guaduas que se usan para la fabricación de herramientas agrícolas, hierbas (medicinas, condimentos, para bebidas, etc.) y frutas silvestres, etc.

- Explotación de madera: en San Marcos en el pasado hubo un aserrío y hay una tradición de explotación de madera del bosque para el comercio nacional. No obstante, se pudo indagar que es una actividad a pequeña escala.

- Explotación de oro: se realizan dos tipos de explotación, una tradicional que se realiza en los ríos con el empleo de bateas, para ello se recoge material de arrastre del río y se lava manualmente en la batea. La segunda es la explotación mecanizada de oro que se realiza en los márgenes del río Anchicayá y en predios heredados con autorización del propietario, que recibe un porcentaje del oro extraído. Se emplean retroexcavadoras que extraen material del subsuelo y que posteriormente se lava en un clasificador con agua a presión para separar el oro.

Transformación ambiental asociada al extractivismo en San Marcos

Las actividades extractivas en San Marcos pueden dividirse en dos grupos: i) actividades extractivas orientadas al mercado: explotación de madera y oro, y ii) actividades extractivas de subsistencia: asociadas a la caza, pesca y recolección de madera y otros productos del bosque, como se muestra en la Figura 2.

Precisamente es la orientación hacia el autoabastecimiento familiar o la comercialización lo que parece determinar espacialmente las normas locales de apropiación, que presentan una flexibilidad que llega a ser contradictoria, por ejemplo, existe una norma local que restringe la cacería comercial, pero ninguna que restrinja la minería mecanizada y otras relaciones con la sociedad dominante, que contribuyen a la subsistencia de los pobladores, pero que suponen:

i) La afectación del patrimonio cultural inmaterial, por ejemplo con la llegada reciente de grupos religiosos que catalogan las prácticas de medicina tradicional, basada en plantas y productos del bosque, como brujería, limitando esas prácticas y la transmisión de ese conocimiento del entorno a las futuras generaciones, llegando a cambiar su trabajo para la recolección de estos productos por trabajo voluntario fuera de la comunidad en evangelización. ii) La degradación de los elementos naturales a través de prácticas de minería mecanizada y monocultivo que podrían explicar la mayor parte de la degradación de los ecosistemas y los paisajes.

Como se presentó anteriormente, la extracción de madera en San Marcos con fines comerciales aparentemente es una actividad de pequeña escala, especialmente para la venta de balso, aunque fue una actividad importante en el pasado. Respecto a la minería, y específicamente la extracción de oro, es una de las actividades tradicionales de su población afrocolombiana, que la ha desarrollado como fuente de ingresos para diversificar sus modos de vida. De hecho la historia del poblamiento del Pacífico está ligada al oro, cuando durante el periodo histórico de la colonia (entre el siglo XVI y el siglo XVIII), cientos de seres humanos fueron traídos a América como fuerza de trabajo esclava para actividades mineras por su valor comercial.

No obstante, las relaciones con el mercado en San Marcos y en general para el Pacífico han mantenido unas relaciones ambiguas de inserción/dependencia de la producción de los pobladores locales frente a los mercados externos nacionales e internacionales, que existe desde el siglo XIX hasta hoy (por ejemplo para la comercialización de madera, chontaduro, oro, etc.) (Hoffmann, 2004).

En San Marcos la extracción de oro principalmente se realiza a través de minería mecanizada, en unas relaciones inequitativas donde el dueño de la retroexcavadora (persona externas a la comunidad) recibe el 90% de los dividendos de la explotación, el Consejo Comunitario el 4%, y el dueño del terreno un 6% de los dividendos; No obstante, el dueño del terreno y el Consejo Comunitario reciben el 100% del impacto ambiental negativo significativo (ver Fotografía 1), asociado a la destrucción del bosque, la transformación del paisaje, la contaminación de las aguas subterráneas por el vertimiento de combustibles, la afectación de los modos de vida y la cultura local, entre otros.

El proceso de intervención para explotar oro se va transformando conforme se construye una trama de intereses económicos, de poder y el proceso se va tecnificando. Inicialmente la extracción de oro se hace a través de la actividad conocida como barequeo que implica el lavado de pequeñas cantidades de sedimentos de los ríos en bateas, posteriormente aparecen el canalón, la pica y la barra que aumentan el volumen de material lavado, y posteriormente aparecen las dragas y la retroexcavadoras que remueven grandes cantidades de suelo; presentándose un incremento del impacto ambiental negativo conforme la actividad se va tecnificando (ver Fotografía 2).

No obstante, la destrucción de ecosistemas y el alto impacto ambiental negativo, en los últimos años la creciente demanda mundial y los atractivos precios del oro, el mejoramiento de las condiciones de seguridad, incentivos estatales, y hallazgos recientes prometedores, han desatado en Colombia una nueva fiebre del oro. En 2010, por poner un ejemplo, de acuerdo con el British Geological Survey (2012) la producción de oro a nivel mundial ganó importancia, llegándose a aumentar la producción global a más de 2500 toneladas ese año, lo que en Colombia significó un incremento en la producción superior al 300% desde 2006, que provocó de acuerdo con Londoño (2009) que por lo menos 50 compañías de diferentes nacionalidades estén emprendiendo proyectos de exploración en territorio nacional, con inversiones cercanas a los 200 millones de dólares

Sin embargo, algunos indicios como el uso masivo de retroexcavadoras en explotaciones ilegales como la de San Marcos, indican que parte de la explotación del oro es controlada por organizaciones consolidadas ilegales, que controlan la explotación, el comercio, la seguridad e influyen en la autoridades locales, órganos de control y autoridades ambientales, entre otros, en un modelo de explotación y comercialización que intercambia el producto en bruto sin agregación de valor, manteniendo las zonas de explotación en la pobreza, e incluso como en el caso de San Marcos generando hechos violentos y desplazamiento forzado.

Por otra parte, las actividades extractivas orientadas al sostenimiento del hogar presentan un menor impacto ambiental, por ejemplo a través de la pesca tradicional con katanga, un instrumento construido con madera de guadua y fibras vegetales con una gran habilidad constructiva y belleza. La katanga es un cilindro formado por tiras delgadas de guadua, cerrado en un extremo y abierto parcialmente en el otro, con una ubicación estratégica de tiras delgadas y puntudas que permiten la entrada de los peces pero no su salida, y que se ha dividido en dos compartimientos similares para aumentar su capacidad de captura (ver Fotografía 3). La katanga se instala en las orillas de los ríos para la pesca de camarón, o en contracorriente en canales de poca profundidad para la pesca de peces, empleando un trincho para retener el agua y un sistema de fijación para evitar que en caso de una creciente, el río se la lleve.

Si bien el uso de la katanga también genera un impacto ambiental negativo asociado a la extracción de peces del río, que generalmente no se clasifican por tamaño, ni se devuelven los más pequeños al cauce, la escala de la intervención es muy pequeña por lo que no es un impacto ambiental negativo significativo. Por el contrario a la actividad se asocia un impacto ambiental positivo, al diversificar los modos de vida de la población y mantener la cultura local, que tradicionalmente ha tenido una estrategia polivalente de uso de los elementos naturales.

Aproximaciones a la racionalidad ambiental del extractivismo en San Marcos

Si bien la implicación de la razón en el significado de las acciones, escenifica la capacidad que ella tiene para orientar y dirigir la acción (González, s.f.), en el caso de San Marcos, la orientación hacia el mercado o el autoabastecimiento de las actividades extractivas y la escala de la intervención asociada, permiten dilucidar dos racionalidades ambientales: la depredadora y la alterna a la racionalidad capitalista; siendo ambas, de acuerdo con Torres-Carral (2009) racionalidades ambientales (en una, el ambiente aparece como atributo del capital; y en la otra, a la inversa), porque si bien las dos dan cuenta del ambiente, lo hacen de manera diferente: en tanto una relación en la que el ser humano se sirve de la naturaleza; o bien como en la que el ser humano también sirve a los ecosistemas.

Racionalidad ambiental depredadora

En Occidente ha imperado una racionalidad capitalista utilitarista de la naturaleza, donde el ser humano se considera un ser superior a todos los demás elementos bióticos y abióticos del planeta, y por lo tanto puede disponer de ellos, muy apoyado por los desarrollos de la ciencia moderna y por la idea de haber sido creado a la imagen y semejanza de Dios. Esta racionalidad utilitarista de la naturaleza presente en el capitalismo colombiano, se ha extendido ampliamente, e incluso ha llegado hasta San Marcos, donde se cambia la racionalidad tradicional mítica y de cuidado del bosque, que si bien se mantiene y un ejemplo de ello puede ser la katanga, se transforma con el comercio de chontaduro, la explotación mecanizada de oro y la llegada de religiones.

Bajo esta visión dominante del mundo, en San Marcos se desarrolla minería mecanizada que como se ha visto transforma drásticamente la naturaleza, pero que es el resultado del proyecto científico de la modernidad, que en los últimos tres siglos logró grandes avances tecnológicos, entre ellos, la máquina de vapor, el motor de combustión interna, la energía eléctrica, las líneas de producción, que cambiaron el trabajo manual por el trabajo con máquinas, aumentando la rapidez en la elaboración de los productos, reduciendo las necesidades de formación de los trabajadores, y aumentando las utilidades para el empresario, y que permitieron pasar de un capitalismo comercial al industrial.

Adicionalmente, esta racionalidad economicista ha permitido un gran avance en las tecnologías de la información, a las que actualmente empiezan a ligarse las formas de producción, pero también aparece la robótica, la nanotecnología y la biotecnología, que se vislumbran avanzarán las fronteras del conocimiento incluso llegando a cruces genéticos entre diferentes reinos. No obstante, los avances tecnológicos de los últimos tres siglos han facilitado muchas actividades humanas, también generaron importantes consecuencias socioambientales incluyendo la artificialización de la naturaleza, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la acidificación de los océanos, alteraciones al ciclo del nitrógeno, superando los limites planetarios (Rockstrom et al., 2009), aumentando la pobreza, el desempleo, entre otros, que ha llevado a la sociedad a una crisis civilizatoria (Leff, 2006).

Racionalidad ambiental alterna

De acuerdo con De Roux (1991, p.11), a partir de la abolición de la esclavitud en siglo XIX y contrariamente a lo esperado:

[…] muchos afrocolombianos prefirieron integrarse a la sociedad nacional aislándose de sus centros de influencia, y no por la vía de la servidumbre o la proletarización. Allí, recompusieron una cultura material adaptando tecnologías e inventando estrategias para sobrevivir; desarrollado formas ingeniosas de solidaridad y un ethos coherente con su inserción en un universo natural, así como creencias, ritos y ceremonias propias.

Bajo esta visión del mundo, en San Marcos se desarrolla la pesca con katanga, teniendo en cuenta que los ecosistemas han provisto el sustento a los grupos negros del Pacífico por varios siglos, por lo que de acuerdo con Escobar (2010), el mundo natural tiene una presencia íntima en el imaginario cultural de estos grupos, que es elaborada en los modelos y narrativas que han articulado de las tradiciones africanas, indígenas y católicas, y que a través de la narrativa, transmiten una ética ecológica de reciprocidad y conservación, que consiste en advertir a los humanos no abusar del uso de la naturaleza (por ejemplo, a través de algunas visiones del bosque que pretenden ahuyentar a los colonizadores y predadores humanos del bosque).

Las entidades naturales visibles como los animales, las plantas, los árboles, el oro, tienen dos aspectos contradictorios en estas narrativas que plantea Escobar (2010): ellos son abundantes, por lo que nunca pueden agotarse, pero también pueden alejarse en el espacio y tiempo, y desaparecer así del alcance de la gente. Cuando presionan demasiado o se los acorrala (por la excesiva pesca, caza, ruido, o destrucción del bosque), los seres naturales se alejan o pueden transformarse incluso en espantos o fieras del monte (Escobar, 2010).

El mundo natural concebido por los grupos negros del Pacífico, como ha sido mostrado por los etnógrafos (ver por ejemplo: Losonczy, 1993; Restrepo, 1996), puede verse como una compleja gramática del entorno o modelo local de naturaleza, que incluye prácticas rituales, el uso estructurado de espacios, un ordenamiento del universo en términos de mundos y niveles, y sistemas de clasificación y categorización de entidades. El modelo constituye un código cultural para la apropiación del territorio; que implica elaboradas formas de conocimiento y representaciones culturales, que más que una separación radical, presenta una continuidad entre lo que los modernos categorizan como los mundos biofísico, humano y sobrenatural (Escobar, 2010).

Ciencia y saberes en la racionalidad ambiental del extractivismo en San Marcos

Las actividades extractivas descritas para San Marcos, su racionalidad y las acciones estatales, privadas y ONGs que las promueven, evidencian un real y potencial conflicto en la planificación del territorio entre la conservación y el desarrollo; conflicto que es evidente para Buenaventura y el Pacífico colombiano cuando por un lado se considera el territorio como uno de los más ricos en biodiversidad del planeta, promulgando políticas de conservación ambiental y étnica, y por el otro cuando se considera al Pacífico como un polo de desarrollo de cara a las potencias asiáticas con miras a desarrollar puertos, carreteras y nuevos proyectos industriales (Alcaldía de Buenaventura, 2001; Rivas, 2004).

Las dos racionalidades ambientales, la depredadora y la alterna, presentes en San Marcos, están muy asociadas a la visión del desarrollo que impone la modernización occidental, que de acuerdo con Toledo, Alarcón-Cháires y Barón (2009, p. 341):

[…] establece como único referente el esquema bipolar entre "tradición" y "modernidad", únicamente explicado en función de los aspectos productivos y económicos (y a veces sociales y culturales) y que plantea el desarrollo rural como la transformación productiva de las formas campesinas, "tradicionales" o preindustriales en modalidades agroindustriales o "modernas", tanto en su versión estatal-socialista como en su versión de libre mercado.

Tal como lo proponen Toledo y Barrera-Bassols (2008), la modernización occidental también dio origen a una comparación entre los saberes locales y la ciencia occidental, que intenta demostrar la naturaleza pre-científica de los primeros; que se clasifican como sistemas altamente subjetivos e íntimamente vinculados a cosmovisiones basadas en la existencia de un mundo supranatural y, por lo tanto, su interpretación se considera cualitativa, sesgada y limitada, contraria a la comprensión racional, objetiva, analítica e intelectual de la ciencia occidental.

La supuesta superioridad de la ciencia occidental por su capacidad de aportar leyes y postulados universales que separan a la naturaleza de los dominios socioculturales, y que son corroborados mediante la experimentación y acumulación sistemática de datos cuantitativos, contrasta con los saberes locales que se estructuran mediante el conocimiento local concreto basado en observaciones meramente personales, la experimentación mediante el ensayo/error y la síntesis de los hechos y fenómenos (Toledo y Barrera-Bassols, 2008).

No puede dejar de señalarse que toda esta argumentación en favor de la ciencia ha sido severamente cuestionada por corrientes críticas como la escuela analítica especialmente con Whitehead y la escuela pragmatista con Quine, y que actualmente Morin (2005), sintetiza en tres principios limitantes: 1) determinismo universal: establece que el ser humano es capaz gracias a su inteligencia y sus sentidos de conocer no solamente todos los eventos pasados, sino también de predecir todos los eventos futuros; 2) reducción: busca conocer una totalidad mediante el análisis de sus componentes básicos; 3) disyunción: aísla y separa dificultades cognitivas, es decir fragmentos de la realidad, induciendo la separación entre disciplinas.

De acuerdo con Leff (2004) la crisis ambiental es un efecto del conocimiento, verdadero o falso, sobre lo real, sobre la materia, sobre el mundo, una crisis de las formas de comprensión del mundo, desde que el hombre aparece como un animal habitado por el lenguaje, que hace que la historia humana se separe de la historia natural, que sea una historia del significado y el sentido asignado por las palabras a las cosas y que genera las estrategias de poder en la teoría y en el saber que han trastocado lo real para forjar el sistema mundo moderno.

La crisis ambiental puede ser entendía, en palabras de Heidegger, como la existencia inauténtica que viene dada no solo por la inaceptación de la propia muerte, sino también por la relación que el Dasein mantiene con el mundo y con el resto de existentes, pues ocurre en ocasiones que el hombre se cosifica, queda atrapado en el mundo, sufriendo un proceso de alienación y despersonalización cuando se deja arrastrar por los otros Dasein, dejando de ser sí mismo (Terino-Agular, 2010). Lo anterior sugiere una reorganización del conocimiento como fundamento de una racionalidad ambiental, ya que como lo afirma un mayor Comcáac5 apuntando al firmamento: el sol, la luna, las estrellas y el mar, trabajan juntos, pero que además, los conocimientos coksar (blancos) no son de fiar, pues no sueñan nada (Luque, 2009).

Equivocadamente, se ha considerado que la solución a los problemas ambientales del mundo pasa por los desarrollos tecnológicos. No obstante, por los avances tecnológicos se construyen hoy aviones más eficientes que sus predecesores, pero su consumo energético es mayor por el crecimiento en la demanda y su uso extendido, por lo que el problema es más amplio y llega a ser un problema económico, político e incluso ético, lo que cuestiona el capitalismo y lleva un cambio en la forma en que los seres humanos se relacionan con el entorno.

Ante las consecuencias socioambientales de la visión utilitarista de la naturaleza, debe replantearse la ética dominante en los últimos siglos, y considerarse que no es solo con humanos, sino que tanto el ser humano como los demás elementos del mundo natural vivo experimentan6, lo que implica una racionalidad que respeta la otredad y en la que la ciencia y su aplicación técnica, deberá trabajar con el método científico y tener en cuenta el conocimiento tradicional respetando la naturaleza y las comunidades.

Importancia de la racionalidad alterna en el uso y transformación de la naturaleza en San Marcos

La construcción de un concepto de racionalidad ambiental capaz de orientar las acciones sociales hacia un futuro sustentable, está sobre la base de otros principios teóricos y éticos (Leff, 2004), que formarán los cimientos de una nueva racionalidad del uso y transformación del territorio de San Marcos.

La intención de este artículo no es indicar que la comunidad de San Marcos debe permanecer aislada y limitar las relaciones con el entorno y su acceso a la tecnología, para permanecer inalterada, y evitar la degradación de los ecosistemas y la pérdida de patrimonio cultural, pues como lo plantea Parsons (1961) las sociedades presentan una dinámica histórica, como consecuencia de la constante transformación de su entorno, de sus valores, normas o símbolos, y de sus propios miembros.

Además, no se puede desconocer un principio de realidad, que ubica a San Marcos en la región del Pacífico colombiano, una de las zonas con mayor población afrocolombiana y que contradictoriamente es una de las de mayor pobreza en la abundancia, pues es una de las regiones más ricas en biodiversidad del planeta (Vargas-S. & Bolaños-L., 1999), pero en la que su población presenta condiciones de vida muy inferiores a las de los promedios nacionales urbanos y rurales (Pachón, 2003; Barbary et al., 2004) y en la que existe presencia de grupos armados ilegales y la influencia del narcotráfico.

En este sentido, es fundamental que ante las presiones externas desde el mercado que cambia las formas tradicionales de relacionarse con el entorno y las formas de uso múltiple del territorio de San Marcos, que se ajustan a la oferta ambiental del territorio, se debe, reconocer, revalorar y recuperar la estrategia afrodescendiente de uso polivalente que contribuye a la conservación biológica y cultural del Pacífico, por lo que la ciencia, la tecnología y la innovación deben orientarse hacia la profundización y mejora de la estrategia polivalente de las comunidades del Pacífico y ofrecer alternativas e información para mantener las prácticas de pesca, caza, recolección, y obtención de oro en el marco de los límites de vocación productiva de los ecosistemas.

Adicionalmente, a la optimización de las formas de extracción y la estrategia de uso múltiple en el nivel productivo, el análisis debe ser más amplio como lo plantea Sevilla (2007), y debe centrarse también en el nivel socioeconómico, que representa las organizaciones sociales, las personas organizadas, solidarias, que no solo actúan sino que también elaboran conocimiento, comparten saberes, construyen solidaridad y establecen lazos y alianzas, y en el nivel a escala de la sociedad, cuestionando el concepto y el tipo de desarrollo, el rumbo de la humanidad y la manipulación del conocimiento y los avances tecnológicos como herramientas de dominación y acumulación.

Se trata de construir un nuevo paradigma productivo fundado en principios y bases de racionalidad ambiental alternativa, que implica una estrategia de deconstrucción de la racionalidad económica a través de actores sociales capaces de movilizar procesos políticos que conduzcan hacia las transformaciones productivas y del saber para alcanzar los propósitos de la sustentabilidad (Leff, 2006).

CONCLUSIONES

En San Marcos se realizan cinco actividades extractivas que responden a dos racionalidades ambientales y que pueden dividirse en dos grupos: i) actividades extractivas orientadas al mercado como son la explotación de madera y oro, y ii) actividades extractivas de subsistencia asociadas a la caza, pesca y recolección de madera y otros productos del bosque.

La orientación hacia el mercado o el autoabastecimiento de las actividades extractivas en San Marcos y la escala de la intervención asociada, permiten dilucidar dos racionalidades ambientales: la depredadora asociada a la presión de la modernidad capitalista y la alterna asociada a la cosmovisión y concepción afrocolombiana de la naturaleza.

Si bien las dos racionalidades dan cuenta del ambiente, lo hacen de manera diferente, la depredadora en una relación en la que el ser humano se sirve de la naturaleza para satisfacer sus necesidades y deseos sin ninguna consideración ética de respeto por ella, y la alterna en una relación en la que el ser humano también sirve a los ecosistemas, asociada a la cosmovisión y concepción de la naturaleza afrocolombiana, con una consideración ética de no abusar en el uso de la naturaleza.

Si bien en San Marcos todavía hay una predominancia de la racionalidad alterna de respeto por la naturaleza, que puede evidenciarse con el uso múltiple de la naturaleza, que todavía se conserva en la comunidad, y el empleo de algunas tecnologías como la katanga para algunas actividades extractivas, existe una fuerte presión desde la sociedad dominante a través de las lógicas comerciales, la religión y la tecnología, que está transformando esta racionalidad alterna, y que permite la coexistencias con la racionalidad depredadora.

Es importante, recordar que la predominancia en Occidente de la racionalidad capitalista utilitarista de la naturaleza, donde el ser humano se considera un ser superior a todos los demás elementos bióticos y abióticos del planeta, y por lo tanto puede disponer de ellos, muy apoyado por los desarrollos de la ciencia moderna, ha lleva a una crisis ambiental y del ser, en la que se han superado los límites planetarios (ver Rockstrom et al., 2009).

Ante las consecuencias socioambientales de la visión utilitarista de la naturaleza, debe replantearse la ética dominante en los últimos siglos, y considerarse que no solo es con humanos, sino que tanto el ser humano como los demás elementos del mundo natural vivo experimentan, lo que implica una racionalidad que respeta la otredad y en la que la ciencia y su aplicación técnica, deberá trabajar con el método científico y tener en cuenta el conocimiento tradicional respetando la naturaleza y las comunidades.

Para el Pacífico y especialmente para San Marcos, se deberá reconocer, revalorar y recuperar la estrategia afrodescendiente de uso polivalente que contribuye a la conservación biológica y cultural del Pacífico, y postular los cambios necesarios en la gestión del espacio rural para que predomine la racionalidad ambiental alternativa en la concepción de la producción, consumo y conservación, que permita mantener las prácticas de pesca, caza, recolección, y obtención de oro en el marco de los límites de vocación productiva de los ecosistemas.

AGRADECIMIENTOS

El autor desea expresar su agradecimiento a la comunidad de San Marcos, por su interés y apoyo en las entrevistas y visitas a sus unidades de apropiación. A la Universidad del Valle y a COLCIENCIAS, por su financiación para adelantar sus estudios doctorales, mediante la beca Francisco José de Caldas.

POTENCIAL CONFLICTO DE INTERESES

El desarrollo de la presente investigación no representó ningún tipo de conflicto de intereses.

FUENTES DE FINANCIACIÓN

Este artículo es producto del levamiento empírico de información sobre el uso y transformación del territorio de San Marcos, realizada en el marco de la investigación doctoral denominada "Apropiación de la naturaleza en una comunidad afrodescendiente del Pacífico colombiano ", responsabilidad exclusiva del autor, mediante la beca Francisco José de Caldas.


REFERENCIAS

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2. La racionalidad ambiental se entiende en este artículo como la implicación de la razón en el significado de las acciones frente al ambiente, que escenifica la capacidad que ella tiene para orientar y dirigir la acción, tal como lo propone González (s.f.).

3. Otros estudios reportan características similares en la apropiación de la naturaleza en diferentes lugares del Pacífico colombiano, entre ellos: Hoffmann (2004), Mosquera-Torres y Aprile-Gniset (2006) y Escobar (2010).

4. Datos suministrados por pobladores locales. Un 2% de la población son colonos no afrodescendientes.

5. Don Antonio Robles, presidente del Consejo de Ancianos Comcáac a la orilla de un atardecer de la Isla Tiburón (México).

6. Para ampliar esta idea consultar la obra de Alfred North Whitehead (1861-1947), especialmente sus planteamientos sobre la ética en The Concept of Nature (1920), publicado por Cambridge University Press.

Para citar este artículo: Quintero-Ángel, M. (2015). Aproximación a la racionalidad ambiental del extractivismo en una comunidad afrodescendiente del Pacífico colombiano. Revista Luna Azul, 40, 154-169. Recuperado de http://lunazul.ucaldas.edu.co/index.php?option=content&task=view&id=1005