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CS

versión impresa ISSN 2011-0324

CS  no.1 Cali ene./jun. 2008

 

PRESENTACIÓN

 

Presentación

 

CS es el nombre de esta revista. Después de varias propuestas y discusiones, llegamos a la casi coincidencia de que convenía optar por el minimalismo de una indicación sugeridora. Aceptamos que el orden de las dos letras fuese el que impone el abecedario y decidimos que le nombre de la Facultad en las que naces esta publicación no fuese obligante. Pueden ser las iniciales de ''Ciencias Sociales'' o de ''Cultura y Sociedad'', nombres que conservan la validez de siglos de reflexión cambiante y siempre sometida a examen. Pero pueden ser, en cambio, letras primeras de términos que designan aspectos o realidades fuertes de la experiencia humana: ''campos'', ''contratos'', ''sentimientos'', ''saberes'', ''ciudades'', ''cuerpos'', ''símbolos'', ''sentidos''. Simplemente, nos pareció mejor que el nombre sólo evocara.

Años antes de que pudiera abrirse paso la idea de la revista, tuvimos un largo proceso de evaluación, de críticas, de discusiones, de consultas para la creación de los programas de Antropología, de Ciencia Política, de Sociología y de Psicología que hoy tenemos. Desde lo que entonces era Facultad de Derecho y Humanidades nació la decisión de ''abrir las Ciencias Sociales'' y de ampliar los diálogos interdisciplinarios en los que todos quedaríamos reconociéndonos en una indudable pluralidad. Múltiples diálogos distintos en donde las disciplinas se reconocerían recíprocamente en tiempos pacientes de trabajo creador de aperturas, de circulación, de nexos. Hoya ya podernos decir que así vamos avanzando en el diseño de procesos que ponderan poco a poco las diferencias disciplinarias y las coincidencias puntuales. Podemos decir también que, hasta ahora, eso nos ha resultado mejor que intentar la interdisciplinariedad en nombre de un imperativo abstracto. Por eso, más de una vez hemos puesto en cuarentena la metáfora de las fronteras: hay coincidencias que no están en los límites, sino en el corazón mismo de las cosas.

Abrir las Ciencias Sociales –el informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las Ciencias Sociales, coordinado por Inmmanuel Wallerstein– fue un texto de referencia en aquel largo proceso. No fue el único. Hubo muchos. Ninguno fue el principal. Declarados y compartidos unos; implícitos e indirectos otros. Desde uno de ellos nos llegó esta declaración de Thomas S. Kuhn: ''Si tuviera que escribir de nuevo La estructura de las revoluciones científicas, un concepto sobre el cual insistiría mucho más es el de puzzle solving, la solución de enigmas. Los científicos son educados para resolver interrogantes y hay una buena dosis de ideología involucrada en esta operación''. Era una respuesta (más larga que esta cita) a esta pregunta: ''¿De qué modo su teoría de los paradigmas incide sobre la responsabilidad ética de la ciencia?''. La pregunta que hizo Giovanna Borradori en Boston, en una tarde hace poco más de quince años. Se encuentra en Conversaciones filosóficas, un libro de entrevistas sobre ''el nuevo pensamiento norteamericano''. No hay que dejar que se desconecten la respuesta y la pregunta, centradas en la responsabilidad ética de la ciencia. ¿Qué puede ser allí esa responsabilidad? ¿No podría al menos ser semejante a la que está indicada justo al final del primer párrafo del prefacio de Las reglas del método sociológico? Allí escribió Emile Durkheim: ''Si buscar la paradoja es propio del sofista, evitarla cuando los hechos la imponen revelan un espíritu son coraje o carente de fe en la ciencia''. Supongamos que ''paradoja'' es otro nombre de enigma o de puzzle. Se trata de actuar con espíritu de coraje. Pero, ¿qué significa realmente actuar con coraje?

En aquel momento de formación consideramos que la mejor manera de responder a esa pregunta era reconocer que nuestro trabajo académico debía estar orientado a generar condiciones para la intervención en la realidad social. Comprender, evaluar y proponer formas de intervención social, solidarias, participativas, democráticas, que pongan como centro la dignidad humana, fue un derrotero que el proyecto asumió sin reservas. Participar activamente con diversos grupos en la construcción de una sociedad más justa puede ser un ideal ingenuo, pero al buscar la solución de paradojas, al tratar los enigmas que crea la existencia humana ''socialmente insociable'', al enfrentar los conflictos, siempre ha de persistir ese espíritu.

Para ello privilegiamos tres escenarios de interés, cuyas características los mostraban yuxtapuestos, con porosidades y vasos comunicantes, pero con especificidades y procesos concretos: la ciudad, los grupos y las organizaciones sociales, y el desarrollo de la vida político–pública de nuestra sociedad.

Sin duda la pregunta que subsiste en cómo hacerlo. Por lo pronto, quizá lo que mejor describe el modo de asumir este reto es de nuevo la figura del puzzle. Es evidente que tenemos una imagen de referencia, como en todo puzzle. Pero como sabemos desde hace algún tiempo, esa imagen nunca es la misma. Cambia con el contexto que la hace posible y con la diversidad e interacción de las múltiples perspectivas de análisis que la habitan.

A diferencia de los puzles de las jugueterías, los contornos de nuestras piezas no siempre encajan; hay piezas cuyos bordes se resisten a convivir con otros, y aquellos que antes se encontraban a la justa medida pronto parecen no encajar. Muy seguramente mañana, cuando estemos orgullosos de haber completado un rectilíneo borde a partir del cual continuar, nos daremos cuenta de que no estamos en el borde y quizá la línea no sea tan recta. Es un indicio reconfortante de que no todo es claridad: no todo es mundo ''iluminado''.

Así que para tratar de atrapar es imagen cambiante, las pocas piezas del rompecabezas que vamos ensamblando también deben poder variar. Pero no se piense que hemos asumido la tarea de Sísifo. En especial porque no estamos purgando ningún castigo, pero sobre todo porque no se trata de un esfuerzo inútil. La Universidad está decidida a actuar a partir de las certezas que va construyendo, con la preocupación que demanda el saber de la movilidad de las referencias pero con la seguridad que también da el encontrar bordes que se pueden unir.

Imposible e innecesario registrar aquí las referencias y las piezas que se han puesto en diálogo durante el tiempo razonablemente largo de nuestro trabajo. Pero cuando hemos encontrado figuras o disposiciones novedosas nunca se han convertido en erudición valiosa para sí misma. Recurrimos a ellas, o las evocamos cuando aportaban algo para estructurar mejor la comprensión de la realidad loca, regional, nacional, mundial. En vista de esa realidad, de su pasado todavía actual, de su presente denso y de su impredecible futuro, seguimos pensado la investigación, diseñando los nuevos programas, las avenidas que los atraviesan, las exploraciones con el derecho y con las disciplinas de las humanidades, activas desde la vida del núcleo común de todos los programas de esta universidad. El centro de las preocupaciones era y es esa realidad de grandes tensiones y conflictos que han ido formando y modificando campos aluvionales que son espacios para los debates, el estudio, las exploraciones, la interpretación, las decisiones prácticas.

Así, pues, como los deltas de los grandes ríos, este primer número recoge las comunicaciones presentadas en dos foros que nos han permitido poner a prueba nuestros presupuestos y clarificar los puntos en los que debemos seguir trabajando. El primero, sobre protección social. El otro, sobre intervención social. Los próximos números aportarán cuestiones actuales de la Ciencia Política, de la Antropología, de la Psicología Social, de la Sociología. Las áreas y los asuntos que el debate académico abrió y ensanchó en las últimas décadas no tendrán por qué ser excéntricas noticias de última hora.

El porvenir de esta publicación periódica hará que su nombre sea una evocación poliédrica y hará de este espacio un modo privilegiado de poner en discusión lo que estamos haciendo, cómo vamos con puzzle. Es, por supuesto, una forma de divulgarlo, de someterlo a debate, como es la obligación de la Universidad. Pero es también la manera cómo podemos tomar alguna distancia con respecto a nuestro trabajo, de mostrar diferencias internas de cómo vemos las cosas, y en particular de ver en qué se parece lo que presentamos a la imagen que discutimos o las diferencias que decidimos tener. Para más de un aspecto de este modo de concebir y realizar esta publicación fue un estímulo de la revista jurídica de nuestra Facultad: Precedente.

CS se convierte así en una especie de bitácora en la que vamos registrando el modo de ir construyendo nuestro rompecabezas. En estos días un columnista nos recordaba la frase de Oliver Wendell Holmes Jr., el influyente jurista norteamericano: ''Es mediante el esfuerzo como nos llega a suceder lo inevitable''. Con CS damos otro paso en la dirección que hemos expuesto, pues estamos seguros de que este pensar sin tregua siempre nos conducirá a encontrar conexiones para una sociedad mejor.

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