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CS

versión impresa ISSN 2011-0324

CS  no.4 Cali jul./dic. 2009

https://doi.org/10.18046/recs.i4.440 

ARTÍCULOS

Doi: 10.18046/recs.i4.440

 

La élite en Cali algunos estudios empíricos

 

 

Faride Crespo Razeg

Universidad Icesi, Cali, Colombia.

 


Abstract

This article presents a bibliographical review of the main studies on the subject of "elites" in the city of Cali. The text summarizes the assumptions and conclusions of five empirical perspectives on the subject, which reveals how the "elites" have been studied according to their values; their methods and strategies to maintain hegemony at the political and economic level; and the role they have played in the development of the region. The author proposes questions that might open new research possibilities in this field.


 

 

Este artículo tiene como objetivo exponer las ideas principales de algunas investigaciones realizadas sobre el tema de las élites en Colombia, concretamente en la ciudad de Cali, y en esta tarea incluye trabajos hechos en otras regiones del país, como los desarrollados por Enrique Ogliastri en once ciudades colombianas. En la primera parte del artículo se presentan las tres corrientes que se distinguen dentro de la teoría de las élites. El texto continúa con una breve exposición de las investigaciones empíricas realizadas al respecto y, por último, presenta algunas conclusiones relacionales sobre tales investigaciones.

 

El concepto de élites

Para acercarse al tema es importante conocer qué se entiende por élite. Esta idea remite a la organización de la sociedad donde se observa la diferenciación de dos grupos (teniendo en cuenta los matices que se pueden establecer mediando en estos dos extremos de la estructura social): por un lado se encuentran quienes mandan o dominan, en otras palabras, quienes tiene el poder y, en el otro, quienes obedecen y son gobernados.

En las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo XX surge en los Estados Unidos un debate sobre la estructura de poder de la sociedad moderna, el cual presente dos corrientes: los elitistas y los pluralistas (Ogliastri y Dávila, 1988). En este sentido, la corriente elitista se desarrolla en un momento histórico muy particular (desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX), puesto que se está viviendo un auge de los movimientos revolucionarios y de las grandes movilizaciones sociales, y se percibe a la participación de las masas como un peligro para la estabilidad de la organización social. Por esta razón, los defensores de la corriente elitista consideran y defienden la concentración del poder en las manos de un pequeño grupo, el cual cuenta con un alto grado de unidad interna –lo que a su vez restringe el acceso al grupo– y altas cuotas de poder en la sociedad.

Uno de los argumentos más claros sobre la importancia de la conformación de tal grupo radica en la imposibilidad de sostener un modelo democrático directo, sistema en el que todos los ciudadanos de un Estado participarían en la toma de decisiones sobre el mismo. En este sentido, las razones que expresan los llamados teóricos elitistas varían entre las técnicas o la organización de las formas democráticas y el argumento que sostiene la mejor preparación y mayores capacidades que unas personas tienen sobre otras para dirigir o tener el poder en la toma de decisiones sociales. Suzzane Keller, una de sus más visibles representantes, ha considerado o definido al grupo élite como:

    [...] una minoría de individuos, destinados a servir a la colectividad en un sentido socialmente valioso. Las élites son minorías efectivas y responsables; efectivas por la realización de determinadas actividades que tienen interés y que a su vez se refieren a otras personas respecto de las cuales son responsables esas élites; socialmente son valiosas porque, en último término, son responsables de la realización de metas socialmente importantes y de la continuidad del orden social [...] (Keller, 1971: 14).

La segunda corriente, la pluralista, cuyos representantes más importantes son Robert Dahl y su escuela, defiende que el poder está fraccionado en grupos especializados, quienes sólo tienen influencia en el sector en el que se mueven. De esta forma se impide la conformación de una única élite de poder y se crea un esquema jerárquico entre élites y lo que llamaremos no élites. Esto genera un equilibrio de poderes, característica propia de las sociedades democráticas, ya que permite neutralizar tensiones y reconciliar intereses entre los diferentes grupos.

Para Dahl es de gran importancia el establecimiento de los Estados democráticos. Es en este sentido donde plantea que uno de los requisitos necesarios en el proceso democratizador es la igualdad política, lo cual entiende como un "(...) grupo de personas, unidas en una asociación, que concuerdan en su totalidad en el hecho de ser consideradas como iguales en la determinación de las políticas de asociación." (2003: 16). Así, las instituciones y las prácticas políticas desarrolladas desde finales del siglo XVIII hasta ahora –como las organizaciones de la sociedad civil, los partidos políticos o la opción de elegir al gobierno que va a manejar al Estado– son esenciales para lograr este objetivo. Entre estas instituciones Dahl presenta las que incluyen la elección de representantes gubernamentales –las elecciones libres donde los ciudadanos tienen derecho al voto– y las instituciones que tienen como objetivo proteger el derecho de los ciudadanos a la libre expresión y asociación con diferentes grupos políticos, grupos de interés y otras asociaciones necesarias para la participación en la vida política. Es este último grupo de instituciones las que Dahl denomina "pluralismo organizativo o asociativo" (2003).

Simultáneamente al desarrollo de esta polaridad, tomaba fuerza una tercera corriente, denominada marxista, que criticaba tanto a unos como a otros. Los estudios enmarcados en esta corriente tratan de ligar la élite del poder a la clase dominante o clase alta de la sociedad, teniendo en cuenta la estrecha vinculación de este grupo a las posiciones económicas que tienen los individuos en una sociedad. De este modo los miembros de la élite son los que poseen los medios de producción, mientras que el proletariado hace parte de la no élite. Otra de las críticas que presentaban los defensores de esta línea a las dos corrientes anteriores señalaba su carencia de estudios sobre el poder a nivel nacional (Domhoff, 1973), lo que se generó a partir de la obra de C. Wrigth Mills (1963). En este sentido, el planteamiento de uno de los exponentes de esta corriente, George William Domhoff, consiste en que el grupo élite, conformando la clase alta, es el que determina las acciones que guían a la sociedad. Así, el poder que tiene este grupo le permite intervenir en las decisiones políticas, sociales y económicas, teniendo en cuenta que estas disposiciones están enfocadas a satisfacer los intereses de la élite (Caminal Badía, 1996: 205).

Otro de los exponentes de esta corriente es Ralph Miliband, quien en su libro El Estado en la sociedad capitalista (1997) plantea que en las democracias occidentales gobierna el grupo que tiene el poder económico a través de instituciones democráticas. Además, señala que el poder del que goza lo que él llama clase (y que aquí se está denominando grupo) radica en el control que ésta ejerce sobre la vida económica de la sociedad, lo que le permite, a su vez, influenciar las decisiones políticas. Al igual que el planteamiento de Domhoff, Miliband considera que las decisiones que toma el grupo van encaminadas a la defensa de los intereses del mismo. Miliband se apoya en tres razones para defender su postura sobre la influencia de las decisiones en los intereses de grupo: a) La existencia de una continuidad en el origen social entre la burguesía y los miembros de la élite del Estado, ya que estos ocupan posiciones claves en el gobierno, en la administración y la judicatura; b)la capacidad que tiene la burguesía de ejercer el poder como un grupo de presión, por medio o gracias a contactos personales, en otras palabras, gracias al capital social que tienen los integrantes del grupo; c) la dependencia de la estructura gubernamental en los procesos de acumulación de capital (1997).

En suma, mientras los marxistas consideran que es importante estudiar el poder en la estructura social de un país como una unidad, los pluralistas y los elitistas han fraccionado al país por regiones, sin poder determinar, en realidad, cómo es el funcionamiento del poder en la estructura social completa. La importancia otorgada por los marxistas a la propiedad de los medios de producción como vía para acceder al poder político no dista mucho de la concepción elitista, según la cual el acceso al poder está determinado por las capacidades y la preparación de un grupo restringido para gobernar. De esta forma el tener mayor capital económico –ser dueños de los medios de producción en términos marxistas– le permite a tal grupo tener mayor asequibilidad a la preparación o formación de competencias para liderar. Estas dos corrientes tienen como factor común el poner en manos de unos pocos la dirección del Estado, cada una por razones que en primera instancia parecen diferentes, pero que no se revelan como tales ante un examen más cuidadoso. Algo contrario ocurre con el planteamiento democrático de Dahl, donde el pluralismo o participación de todos los miembros de la sociedad por medio de diferentes instancias1 influye de una manera u otra en las decisiones que se toman en el Estado, lo cual es prioritario para el manejo de la estructura democrática.

Sin diferenciar la corriente teórica a la que un investigador quiera adherirse o los resultados que la investigación arroje, se han señalado algunas preguntas importantes que los estudiosos de las élites han tratado de responder a lo largo de las investigaciones realizadas. De esta manera, Göran Therborn ha identificado o establecido tres enfoques para la realización de estos estudios, teniendo como punto central preguntas que el investigador se plantea al inicio del trabajo. En primera instancia se encuentra el enfoque subjetivista, que trata de localizar al sujeto del poder, donde Therborn pregunta: "¿Quién tiene el poder?" Tampoco deja este autor de plantearse cuestiones como: "¿Quién gobierna este país? ¿Quién domina en América? ¿Domina realmente alguien esta comunidad?" (1979: 152). Es notoria la presencia de preguntas implícita en las anteriores, tales como: ¿cuántos tienen el poder? ¿Cuáles son sus características?

El segundo enfoque deja de lado al sujeto y se interesa por la cantidad, por la pregunta: ¿cuánto poder? En este sentido se concentra en el intercambio y en la acumulación del poder, más que en la distribución del mismo. En otras palabras, el énfasis recae en el poder para más que en el poder sobre. Este enfoque Therborn lo ha denominado como económico (1979). Por último se encuentra el enfoque materialista histórico, el cual no se diferencia prácticamente de la corriente marxista, donde lo que se plantea son preguntas sobre el ejercicio en sí: ¿cuál es el carácter del poder? ¿Cómo se ejerce? Bajo esta lógica, lo que se busca es definir la naturaleza del poder teniendo como punto de partida los procesos sociales de reproducción y transformación, alejándose del sujeto y de la cantidad (1979).

 

Las élites en la región. Estudios empíricos

Entre los estudios que han abordado el tema de la élite (o de las élites) en Colombia, y en especial en la ciudad de Cali, bien sea directa o indirectamente, se encuentran los textos Valores, desarrollo e historia, compilados por Irving Webber y Alfredo Ocampo Zamorano (1975); las investigaciones de John Walton tituladas Elites and Economic Development: Comparative Studies on the Political Economy of Latin American Cities (1977); tres monografías de Enrique Ogliastri (1988–1989); el libro Colombia, ciudad y violencia de Álvaro Camacho y Álvaro Guzmán (1990) y la tesis de maestría en sociología titulada "Elite política, fracciones políticas y algunas políticas públicas en Cali, 1958–1998" de José Darío Sáenz (2003). Se puede hablar de un tratamiento directo o indirecto del tema de las élites según el interés que presentan algunas de estas investigaciones en estudiar aspectos como el desarrollo, la modernización o la estructura de poder, los cuales, aunque no plantean directamente la cuestión de las élites, otorgan un papel importante a este concepto.

Antes de iniciar la exposición de estos estudios empíricos es importante tener en cuenta que, aunque las investigaciones se suscriben a un mismo espacio (bien sea la ciudad de Cali u otras ciudades colombianas), estas se llevaron a cabo en momentos diferentes, lo que naturalmente implica tener en cuenta que las ciudades estudiadas han cambiado entre una investigación y otra. Por ende, los datos recogidos para una investigación realizada en un momento determinado no serán necesariamente válidos para un momento posterior, así se trate del mismo lugar, lo que además plantea cambios en los resultados obtenidos. Es importante leer los textos teniendo en cuenta la dimensión temporal, ya que al relacionar los estudios para sacar conclusiones se podrían sobre o sub–valorar algunas relaciones encontradas, es más, se podrían relacionar elementos que sólo tendrían correspondencia en la misma temporalidad.

 

Élites y valores

El texto compilado por Webber y Ocampo (1975) se relaciona con el tema de las élites de forma indirecta, puesto que el problema de investigación es, básicamente, la relación de las orientaciones de valores2 con la modernización de una comunidad, y busca determinar la función de los dirigentes políticos y de estudiantes de sexo masculino en el proceso modernizador. El libro se plantea así como propósito:

    [...] descubrir las orientaciones de dirigentes prominentes y de estudiantes de sexo masculino de último año de bachillerato en comunidades que se encontrasen en puntos marcadamente diferentes en el continuum del desarrollo socioeconómico y en la tasa de dicho desarrollo (1975: 74).

La hipótesis principal que se plantean los autores en este estudio es la existencia de una relación entre el estado de la modernidad de una comunidad –en este caso tres ciudades colombianas: Medellín, Cali y Popayán– y las orientaciones de valores de un grupo de "dirigentes prominentes", tal como lo llaman los autores.

Para confirmar o rechazar la hipótesis, los investigadores utilizaron técnicas como la encuesta y la entrevista. En este sentido, se encuestaron y entrevistaron a diferentes grupos de personas, tomadas aleatoriamente de acuerdo a los sectores escogidos3 y teniendo en cuenta algunas características como: el nivel educativo, el cargo laboral que desempeña al momento de la aplicación del instrumento, la edad y el sexo, entre otras. De esta forma se intentó determinar su orientación de valores y saber el impacto de ésta en el desarrollo de las ciudades. Se destaca que el instrumento que utilizaron fue el desarrollado por Kluckhohn, el cual ha sido utilizado en investigaciones semejantes, una de ellas en Nuevo Méjico, donde se estudiaron cinco comunidades en 1951. Más tarde Kluckhohn adaptó el instrumento para utilizarlo en una investigación similar en Boston (Webber y Ocampo, 1975: 73).

Los resultados de la investigación están orientados, básicamente, a confirmar o rechazar la hipótesis que se había propuesto para el estudio, es decir, determinar la existencia de una relación, tanto de los estudiantes como de los "dirigentes prominentes", con el desarrollo de las ciudades. Además, es importante tener en cuenta que estos resultados están en clave de la teoría de Kluckhohn sobre la orientación de valores de estos dos grupos. Para los investigadores, los resultados de la investigación "[...] son interesantes, sugestivos, pero incompletos [...]" (Webber y Ocampo, 1975: 225), ya que, aunque éstos permiten corroborar la hipótesis principal, se encuentra que también existe una relación fuerte entre la modernidad de las ciudades estudiadas y los resultados de las orientaciones de valores de los estudiantes, lo que desconcierta a los investigadores, puesto que se trata de un hallazgo inesperado.

Ahora bien, teniendo en cuenta el tema de los dirigentes y los resultados que presenta la investigación es importante destacar algunos puntos relevantes. En primer lugar, las orientaciones de valores de los dirigentes son, en su gran mayoría, compatibles; además de que existe una continuidad de los mismos de generación en generación, considerando que existen algunos cambios en el medio que respetan esta continuidad. De igual forma, se hallaron tres características estructurales entre el grupo de los "dirigentes prominentes" que están relacionadas con el nivel de modernidad que se encontró. En primera instancia se observa que el grado de educación recibida se relaciona con una forma de vida moderna, donde los que tenían educación universitaria o con estudios en el exterior se podían considerar como los más modernos. Una segunda característica es que los sectores de donde se obtuvieron las muestras de los dirigentes con valores menos modernos fueron el eclesiástico y el docente, al contrario de los otros sectores estudiados como el industrial, comercial, bancario, gubernamental y cuasigubernamental. Y por último como tercera característica, la edad resultó ser un factor explicativo, ya que, entre más jóvenes, los dirigentes tendían a ser más modernos.

En esta investigación se observa como Webber y Ocampo, proponiéndose la obtención de una muestra representativa de las personas que toman decisiones en la ciudad, han dividido o fraccionado a este grupo de "dirigentes prominentes" según sectores económicos, lo cual lleva a pensar que los investigadores que desarrollaron este estudio siguieron un enfoque pluralista; aunque, como se dijo al principio, este estudio no está directamente relacionado con el tema de las élites, lo cual se observa en que el propósito de la investigación no se relaciona con establecer quiénes, cuántos o cómo se observa el poder en estas ciudades, sino que se enmarca en el tema del desarrollo y la modernización de las ciudades.

 

Clases sociales y poder local

La investigación realizada por Enrique Ogliastri y Carlos Dávila, Estructura de poder y desarrollo en once ciudades intermedias de Colombia (1988), es el punto de partida de otras dos investigaciones realizadas por Ogliastri sobre el mismo tema. Es interesante observar como el autor aprovecha las entrevistas realizadas en este primer estudio como datos secundarios para los dos siguientes. El objetivo principal de esta primera investigación era, en palabras de los autores,

    [...] abordar el estudio del poder en ciudades colombianas en forma que permitiera examinar aspectos específicos de la realidad del poder local y regional a mediados de los años setenta [...][es importante ya que] el trabajo apunta a la generación de explicaciones frente a una realidad compleja y muy poco estudiada a nivel regional. (Ogliastri y Dávila, 1988: 46)

En este sentido, las otras dos investigaciones tenían, como se dijo anteriormente, objetivos relacionados. Por un lado la monografía Fracciones de la clase de la burguesía de ciudades intermedias de Colombia: Un estudio sociológico (Ogliastri, 1989) pretende estudiar las características y las interrelaciones de las fracciones de clase que se encuentran en la élite (o la clase burguesa dominante), y relacionar estas características e interrelaciones con la estructura económica de las regiones. De esta forma se acota la presente investigación al mismo espacio (las once ciudades del estudio anterior) y se toma la muestra que se había establecido para esta investigación.

La tercera investigación que realiza Ogliastri sobre el tema de las élites se titula Estructura de poder y clases sociales: La democracia oligárquica en Colombia (1989). En ella el autor pretende estudiar la estructura de poder dominante en Colombia a partir de cinco clases que ha clasificado de la siguiente forma: la gran burguesía, que está representada por los propietarios de las grandes empresas y haciendas; el proletariado, que vive de su fuerza de trabajo; la pequeña burguesía, o sea, los artesanos, campesinos dueños de un pedazo de tierra, empleados de nivel medio y proveedores independientes; el semiproletariado, es decir, desempleados y sub–ocupados, categoría donde, según el autor, se encuentra el conjunto de clases que han emigrado del campo hacia las ciudades; y, por último, la burguesía intermedia, representada por los hijos de grandes propietarios cuya fortuna familiar resultó dividida entre la progenie y que por razones de temperamento, educación, o identificación con su carrera profesional no resultaron interesados o hábiles para aumentar la fortuna en los negocios de la familia.

Los resultados de estas investigaciones permiten establecer que en Colombia (en las once ciudades estudiadas) el poder está concentrado en la gran burguesía y no hay participación de los sectores populares en la toma de decisiones. Ahora bien, esta élite se encuentra fraccionada por sectores económicos –ganadero, agrícola, comercial e industrial–, aunque tales segmentos no están lo suficientemente diferenciados debido a la alta relación con los inversores, fenómeno que el autor denomina faccionalismos trenzados. En palabras de los investigadores: "la estructura de poder en Colombia es de faccionalismos trenzados: hay una serie de puntos de división pero estas fracciones no son suficientemente diferenciadas entre sí, ni fuertes" (Ogliastri y Dávila, 1988: 49).

 

Hegemonía y filantropía

Álvaro Camacho y Álvaro Guzmán en el libro Colombia, ciudad y violencia (1990) plantean que "el circulo de personas influyentes" (1990: 190) de la ciudad de Cali se ha ampliado y cómo la estructura social de tal círculo se ha diversificado, aunque se sigue caracterizando por la concentración de riqueza y poder. De esta forma, los autores se preguntan qué ha pasado para que el andamiaje institucional siga funcionando. A esta pregunta responden de la siguiente forma

    [...] es necesario comprender cómo el mecanismo de construcción y conservación de la hegemonía opera mediante un conjunto de resortes de cierta eficacia, entre los cuales se destaca prioritariamente el ejercicio de la filantropía que despliegan los sectores dominantes (Camacho y Guzmán, 1990:198).

Así, los autores presentan cómo la élite de la ciudad propone una política filantrópica, que hace parte del carácter del "círculo de las personas influyentes", asumiéndolo como un mecanismo racional diseñado a la conservación de su legitimidad social. El objetivo de esta política es impulsar y resaltar tanto el civismo como el sentido de pertenencia a la ciudad, propiciando la participación ciudadana y diferentes procesos de integración social. Ahora bien, los autores plantean que esta política caracteriza a una verdadera burguesía local, en otras palabras, "[...] una fuerza social que toma la ciudad como su espacio de acción, busca moldearla a una imagen de organicidad [...]" (1990: 190). Es en este sentido que los autores señalan que "el círculo de personas influyentes" ha tratado de organizar a la ciudad a través de una hegemonía filantrópica. Es importante señalar que los integrantes del "círculo de personas influyentes" hace parte de la clase alta, en términos como la denomina Miliband. Por esta razón, tales personas no sólo están en capacidad, sino que también tienen el poder de tomar decisiones importantes para producir cambios en la ciudad, que la llevarán a transformaciones que ellos consideran correctas o satisfactorias, en este caso específico implementando acciones para lograr el objetivo de la política.

 

Concentración del poder político

El estudio de José Darío Sáenz titulado "Elite política, fracciones políticas y algunas políticas públicas en Cali, 1958–1998" (2003) trata, por un lado, de ubicar y distinguir la élite política de Santiago de Cali en las últimas cuatro décadas del siglo XX. El autor persigue este objetivo por medio del enfoque subjetivista propuesto por Therborn, donde se pregunta por quiénes tienen el poder y cuáles son sus características. Un segundo objetivo de la investigación es determinar aspectos como la base socio–política organizada a través de las fracciones políticas locales y las decisiones que escenifican el proceso de toma de decisiones de dicho grupo, cristalizadas en políticas públicas y tomadas en espacios de políticas institucionales. En este sentido, la hipótesis central del trabajo de Sáenz es que

    [...] las formas de dominación política transitan, en primer lugar, desde el ejercicio directo de lo político por parte de los poseedores de los medios de producción; en segundo lugar, los denominados polivados, y, en tercer lugar, a formas elitarias de poder político propiamente dicho, como quienes cristalizan cuadros de dominación política moderna (2003: 20).

En el estudio el autor hace una relación entre miembros de la élite y cargos a los que han podido acceder durante el periodo estudiado. Así, expone un listado de los miembros del grupo de poder, seleccionándolos de acuerdo a la cantidad de cargos políticos que han ocupado, y específica que en el listado deben ir los miembros que han estado en por lo menos seis cargos.4 De igual forma, determina cuáles de estos miembros han hecho parte de los cargos mencionados anteriormente, teniendo en cuenta que un mismo miembro puede haber sido parte de dos o más cargos a lo largo de su carrera política; por ejemplo, una misma persona ha podido ser parte del concejo de la ciudad y de la asamblea departamental, obviamente en diferentes periodos.

En su investigación Sáenz también recoge información sobre los rasgos característicos de los miembros de la élite política, entre los que se pueden nombrar: los barrios donde viven, los nombres de los colegios y universidades donde han estudiado, actividades económicas a las que se han dedicado, entre otras. Estas son algunas de las características que le han permitido al investigador determinar que se trata de un grupo más o menos homogéneo, cuyos miembros comparten rasgos de sus estilos de vida, que "[...] de alguna manera los diferencia socialmente, aunque varían, por supuesto, su atuendo de una generación a otra" (2003: 21).

Es importante aclarar que esta última frase, "de una generación a otra", se debe a que el autor también plantea que el poder político de la ciudad de Cali, entre 1958 y 1998, ha estado en manos de un grupo de personas que, aunque cambian de cargos, permanecen en posiciones de poder a lo largo del tiempo estudiado, y donde los hijos de los primeros miembros han entrado a formar parte del mismo grupo. De esta forma se podría entender cómo un grupo de "familias élites" han tenido el poder en la región durante cuatro décadas. Ahora bien, de esta forma los integrantes del grupo logran adquirir una cierta identidad grupal, la cual va siendo transmitida de generación en generación, puesto que no sólo el proceso de formación, la estructura familiar y el proceso de socialización de cada uno de los miembros es similar, sino también el círculo en el que se mueven, los lugares a los que acceden, etc.

 

Élites y desarrollo

Por último es conveniente comentar un estudio muy particular que, aunque se desarrolla en el contexto de dos países latinoamericanos, no ha sido traducido al español. Se trata de la investigación realizada por John Walton, titulada Elites an Economic Development: Comparative Studies on the Political Economy of Latin American Cities (1977).5 Este estudio nace a raíz del interés del autor por estudiar el poder y el desarrollo político en Guadalajara y Cali, siguiendo la idea de una investigación que había realizado en Estados Unidos sobre política urbana. La pregunta central en el desarrollo de la investigación fue: "¿en qué forma la distribución del poder político promueve o retarda el desarrollo económico, y por qué? (1977: 3).6 De esta forma, el autor se propuso conocer y comparar las estructuras de poder de cuatro ciudades: dos mexicanas –Guadalajara y Monterrey– y dos colombianas –Cali y Medellín– .

La tesis central de Walton sobre Cali, específicamente, es que la clase alta de industriales y financistas constituye el centro de la categoría nodal de las personas influyentes, pero también están presentes representantes del sector agropecuario, del gobierno y de la educación (1977: 97). El autor realiza una caracterización de los miembros que tienen el poder económico en la ciudad y los clasifica en dos grupos. Por un lado se encuentran los terratenientes, quienes son los que ejercen dominación sobre el sector rural. En palabras del autor: "[...] El sector rural es dominado por grandes élites terratenientes que emplean a la mayoría de la población como trabajadores agrícolas [...] (1977: 64).7 Y, por otro lado, está el grupo élite que controla al sector manufacturero, el cual presenta un considerable crecimiento entre los años 1945 y 1953 (1977: 60).

    La industria, controlada por élites locales y extranjeras, es de origen reciente y tiende a ser intensiva en capital, lo cual crea una pequeña burguesía laboral en medio de una mucho más grande fuerza laboral migrante y sin capacitación [...]. En resumen, el patrón de estratificación social es claramente desigual (Walton, 1977: 64).8

Estos dos grupos conforman una élite que es la que tiene el poder en la estructura social, aunque, como se observa, cada uno controla un sector diferente de la economía –el agropecuario y el industrial.

De igual forma, el autor relaciona los miembros del grupo con las posiciones de poder que existen en la ciudad, lo cual implica mayor concentración de influencia. Por ejemplo, dos de las familias principales de la industria local son también dueñas de los dos principales periódicos de la ciudad (1977: 85), y por lo menos un tercio de las personas influyentes son propietarias de grandes terrenos agrícolas o son hijos de terratenientes con grandes compañías. Por otra parte, se presenta mayor circulación de estas personas en las clases más elevadas. Por ejemplo, tres de las personas más influyentes en la ciudad son ex–alcaldes, y varios de los dirigentes públicos han pasado a ocupar altos cargos en empresas privadas (1977: 85)

    Los resultados indican que el poder es mantenido por alianza de individuos prominentes que se mueven en posiciones claves en los sectores públicos y privados; los roles de liderazgo son indiferenciados. Dentro del sector privado, muchos grandes industriales han adquirido sus fortunas en la agricultura antes de expandirse a la industria; las élites terratenientes e industriales se superponen de forma significativa (Walton, 1977: 86).9

Para sustentar esta afirmación, Walton presenta, al igual que lo hace Sáenz en su investigación, unas tablas de correlación entre los miembros de la élite que ejercen cargos en el sector privado (funcionarios claves con poder para tomar decisiones y representantes en juntas directivas) y en el sector público (funcionarios administrativos de alto rango) (1977: 93).

Por otro lado, es interesante observar cómo el autor hace uso de la técnica de entrevistas para cuantificar diferentes aspectos. Por ejemplo, al plantearse el guión de la entrevista, Walton determina unos puntos importantes sobre los que desea hablar con los personajes que él ha considerado influyentes o con poder para tomar decisiones en la ciudad. De esta forma, al preguntar por ejemplo sobre el desarrollo de la ciudad, el investigador hace un listado sobre las cosas que los entrevistados mencionan como importantes en este proceso y en sus percepciones sobre los avances de la región y los problemas claves que enfrenta (1977: 124). A partir de este listado, el autor ha construido unas tablas sobre las cuales ha determinado cuáles son las cosas que para estos personajes han sido más importantes y cuáles menos, de acuerdo a la cantidad de veces que aparecen en sus respuestas.

Como se puede observar, uno de los propósitos más importantes de la investigación de Walton es establecer las relaciones que tienen los diferentes grupos élites entre sí, para de esta forma poder hacer una caracterización de ellos y establecer realmente quiénes son. En este aspecto, la investigación de Walton se compagina con las hechas por Sáenz y Ogliastri, las cuales le ofrecen al lector una imagen de los miembros de las élites, detallando aspectos como nivel educativo, estudios realizados (tanto fuera como dentro del país), actividad laboral que realizan, sectores en los que han trabajado, método de obtención de la posición presente (influencia familiar, ascenso social), membrecía a organizaciones y a clubes prestigiosos de la ciudad, estrato socio–económico, movilidad social, etc.

 

Conclusiones

Para poder plantear algunas conclusiones a partir de las investigaciones expuestas sobre la estructura de poder de la ciudad de Cali es importante tener en cuenta tres aspectos. En primera instancia, se debe recordar la observación hecha al principio del artículo, la cual advertía que se debe tener sumo cuidado al establecer comparaciones entre los resultados de estas investigaciones debido a que cada una de ellas se desarrolló en diferentes marcos temporales. Por esta razón son diferentes las dinámicas, la composición y el contexto social con los que trabajan los autores al momento de recoger datos y de relacionarlos en cada investigación. En otro sentido, también es importante plantear específicamente que cada uno de los estudios tiene actores de investigación específicos. Por ejemplo, la investigación liderada por Ocampo y Webber se enfoca en los estudiantes y en los denominados "dirigentes prominentes"; a su vez, el estudio de Sáenz se enmarca en la élite política de la ciudad. Por último, es también importante conocer los factores especiales de cada uno de los estudios. Mientras el estudio de Ocampo y Webber se enfoca en establecer la relación entre la orientación de valores y el desarrollo de las ciudades, el estudio de Walton se propone hacer una comparación de la estructura de poder en el marco del desarrollo de cuatro ciudades. Teniendo presente estos tres puntos, se tratará a continuación de establecer una aproximación a algunas conclusiones.

De acuerdo a los diferentes momentos históricos en los que se enmarcan los estudios, y a partir de los datos y resultados que presentan los investigadores, se puede establecer una trayectoria del desarrollo de la ciudad. En primera instancia, se podría pensar que la estructura de poder de la ciudad no ha sufrido grandes transformaciones, dado que las decisiones claves de la misma las ha tomado una élite económica junto a una élite política que no se diferencian entre sí, según la idea de facciones trenzadas que plantea Ogliastri. No se debe olvidar, para sustentar esta afirmación, el poder que tendría el "círculo de personas influyentes" y el estado hegemónico que la élite no querría perder y que la lleva a establecer una política filantrópica, que es vista como un "mecanismo de construcción y conservación de la hegemonía" (Camacho y Guzmán, 1990: 198).

Ahora bien, los estudios también permiten observar cómo los cambios que se han dado dentro del grupo han estado circunscritos a una rotación de los mismos miembros en diferentes cargos. Así, las investigaciones de Sáenz y Walton señalan, al configurar el grupo, cómo personajes específicos han ocupado diferentes puestos públicos (alcalde, gobernador, senador, etc.). Otra posibilidad de reconfiguración del grupo, sobre todo en el tiempo, ha sido por transmisión familiar, lo que, además de mantener el poder de la ciudad en unas pocas manos, garantiza la homogeneidad del grupo en lo que se refiere a su capital cultural, económico y social, que "[...] de alguna manera los diferencia socialmente, aunque varían, por supuesto, su atuendo de una generación a otra" (Sáenz, 2003: 21).

A pesar de esto, es importante resaltar un cambio que se ha presentado en las últimas elecciones de alcaldes en la ciudad de Cali, en lo que se refiere a la transmisión de poder de la élite política. Las últimas personas en ocupar este cargo no han pertenecido a la élite económica tradicional (terratenientes o industriales), si se sigue el estudio de Walton, ni han provenido tampoco de la élite política. Se ha tratado de alcaldes que han experimentado un ascenso en la estructura social y así han llegado a ocupar posiciones desde donde tienen el poder de toma de decisiones.

En otro sentido, después de analizar estas investigaciones se observa que las preguntas realizadas por los estudiosos del tema en la región están particularmente enfocadas a conocer las características de la élite y el impacto que tiene su poder en las ciudades, como es el caso del estudio de Webber y Ocampo. Sin embargo, los investigadores dejan de lado preguntas como: ¿cuánto poder tiene la élite? o ¿cuál es el carácter de este poder?, aspectos que se relacionan con el enfoque subjetivista de Therborn. Sería importante, en próximos estudios sobre la élite de la ciudad, plantear preguntas de este tipo, sin dejar de lado el enfoque subjetivista, ya que, como se ha mencionado, a partir de la elección popular de alcaldes del año 2001 han llegado a ocupar este cargo público personas que no provienen a la élite tradicional, lo cual puede indicar que es posible que la estructura de poder en la ciudad de Cali haya cambiado en los últimos años.

 


NOTAS AL PIE DE PÁGINA

1. Bien sea por medio de los estamentos gubernamentales, por movimientos sociales o acciones políticas.

2. "Orientaciones de valores son principios complejos pero definitivamente dechados (modelos ordenados afiliativamente) que resultan de la combinación o juego transaccional de tres elementos analíticamente diferenciables del proceso evaluador: el cognoscitivo, el afectivo y el directivo; los cuales dan orden y dirección a la corriente siempre fluyente de actos y pensamientos humanos, en cuanto éstos se refieren a la solución de problemas comunes al género humano" (Webber y Sandoval, 1975:27).

3. Los sectores escogidos fueron: eclesiástico, docente, industrial, comercial, bancario, gubernamental y cuasigubernamental.

4. Previamente el autor ha definido los cargos políticos que entran en la investigación: alcaldía, gobernación, concejo, asamblea, senado y cámara de representantes.

5. "Élites y desarrollo económico: Estudios comparativos sobre la economía política de ciudades latinoamericanas". (Traducción del editor)

6. Traducción del editor. El texto original en inglés dice: "¿What way does the distribución of political power promote or retard economic development, and why?" (1977: 3).

7. Traducción del editor. El texto en inglés es el siguiente: "[...] The rural sector is dominated by large landowning elites that employ the bulk of the population as agricultural workers [...]" (Walton, 1977: 64).

8. Traducción del editor. El original dice: "Manufacturing controlled by local and foreign elites is of recent origin and tends to be capital intensive, creating a small labor bourgeoisie in the midst of a much larger unskilled and migrant labor force [...] In short, the pattern of social stratification is distinctively inegalitarian" (Walton, 1977: 64).

9. Traducción del editor. El texto original es el siguiente: "The results indicate that power is held by alliance of prominent individuals who move among key positions in the public and private sectors; leadership roles are undifferentiated. Within the private sector many of the top industrialists acquired their fortunes in agriculture before expanding into industry; landed and industrial elites overlap substantially" (Walton, 1977: 86).


 

Bibliografía

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