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versión impresa ISSN 2011-0324

CS  no.13 Cali ene./jun. 2014

 

RESEÑAS

 

Comentarios sobre libros, artículos y otros documentos

 

Joan Wallach Scott (2012) Parité! Equidad de género y la crisis del universalismo francés.
México, México D.F: Fondo de Cultura Económica. 268 pp.
Por: Andrés Felipe Castelar C. Profesor de la Universidad Icesi

Este libro reconstruye los principales hitos del proceso de reconocimiento de la paridad en la representación electoral francesa entre los años 1992 y 2000. Sin embargo, también sirve de excusa para reconocer las transformaciones de las reivindicaciones feministas desde fines del siglo pasado. La tensión entre lo particular y lo universal, un debate aún abierto dentro de las discusiones sobre género, se ubica en el centro de la discusión.

Con un estilo pausado, minucioso, propio de sus trabajos anteriores, la autora reconstruye el capítulo más reciente de una historia que ya completa dos siglos y que refleja un cambio histórico sin precedentes: la participación de las mujeres en la política occidental. Joan Scott es quizás una de las autoras más reconocidas del feminismo norteamericano, lo que hace que el libro sea aún más llamativo: es escrito por una historiadora estadounidense que se acerca al caso francés, haciendo a un lado la rivalidad entre ambas orillas del Atlántico con el fin de comprender las particularidades que condujeron a este logro. A diferencia de los procesos norteamericanos, que conocemos comúnmente como 'acciones afirmativas' o 'discriminación positiva', el argumento francés no buscaba resolver las necesidades de grupos específicos para disminuir la brecha frente al resto de la población; por el contrario, las mujeres que lideraron esta reforma se ampararon en el principio opuesto: la universalidad de lo sexual. Dado que somos seres sexuados, es decir, que no nos podemos pensar por fuera de la oposición de base hombre/mujer, resulta imposible en la política borrar este rasgo esencial, por lo que era necesario validarlo en las urnas. De ahí que, desde junio del 2000, en Francia la mitad de los candidatos a cargos públicos por elección popular deban ser mujeres.

Estructura del libro

El libro está dividido en seis capítulos, cada uno de los cuales aborda un tema crucial dentro de la lucha por la paridad en la representación política. El primero de ellos se llama 'La crisis de la representación', y reconstruye los fundamentos de la reivindicación por la paridad. Desde 1789, el republicanismo universalista prácticamente sentó las bases de la identidad francesa. No obstante, queda la pregunta sobre por qué la Asamblea Nacional ha estado compuesta solamente por hombres si la mitad (o un poco más) de la nación está conformada por mujeres.

Han sido, entonces, 200 años de olvido histórico en el que se ha sostenido, tal como en otros países, que la abstracción denominada 'el hombre' abarcaba a los ciudadanos franceses, varones y a mujeres por igual. Pese a ello, solamente desde 1944 las mujeres tienen acceso al sufragio. Al mismo tiempo, desde la violenta descolonización de Argelia los problemas por la nacionalización de hijos y nietos de los franceses del Norte de África han evidenciado los problemas del país para aceptar la universalidad de la ciudadanía, habida cuenta de su republicanismo a ultranza, que por ejemplo exigía a los judíos la renuncia total a su credo y a su nación para asignar la nacionalidad gala. Así, la década del 80 fue un llamado a ampliar la participación en este debate de la 'sociedad civil'.

El segundo capítulo se llama 'El rechazo de las cuotas', y analiza los argumentos empleados contra la 'respuesta multicultural' frente a la desigualdad de la mujer durante la década del 80. El esquema de políticas sectorizadas, o sistemas de cuotas, para favorecer grupos minoritarios ha sido rechazado de plano por la sociedad francesa, incluso por activistas feministas, debido a que atentaba contra el esquema universalista tradicional y perpetuaría la condición de inferioridad de la mujer. Sin embargo, los políticos recurrieron a otro tipo de recursos, más jerárquicos y quizás menos efectivos. Durante la Presidencia de Mitterrand se fomentó una recomposición paulatina en los cargos de los partidos políticos y del gabinete presidencial que asignó a mujeres carteras como salud y los asuntos de la mujer. Empero, las iniciativas que pretendieron intervenir en los sistemas de distribución de la representación electoral fueron archivadas.

Más adelante, en 'El dilema de la diferencia', la autora entra de lleno en el debate posterior a la celebración del Bicentenario de la Revolución Francesa. Lo que tradicionalmente fue visto como un riesgo para la universalidad del pensamiento (que implicaba darle cabida al modo de pensar femenino) se convirtió en una oportunidad para reconocer la condición paritaria entre los sexos ocultada desde siempre. Pero esta iniciativa no sería liderada en razón de una compensación histórica sino como de un proceso mucho más cercano a lo filosófico: la sexualización del 'individuo de la nación'. El capítulo analiza en detalle las diversas críticas que recibió esta propuesta, tanto desde la izquierda como desde el republicanismo más ortodoxo, así como las respuestas que las feministas dieron mediante manifiestos y entrevistas en la prensa.

Posteriormente, en 'La campaña por la paridad', Scott presenta de forma cronológica el proceso en el que la paridad se convierte paulatinamente en un movimiento político, sólido, apoyado por procesos propios de la democracia participativa como la conformación de redes de mujeres, el uso de lemas de propaganda, el ejercicio de presión política y del cabildeo, la firma de manifiestos, hasta el debate en la Asamblea Nacional previo en las elecciones legislativas.

Los dos capítulos restantes son 'El discurso de la pareja' y 'El poder de la ley'. Este debate político, que involucró a fondo a la sociedad civil, se produjo en una época en la que también se discutía el derecho de las parejas homosexuales por legalizar su unión, lo que generó una controversia no solamente en Francia sino en toda Europa. La estrategia jurídica conocida como PaCS (Pacto de Solidaridad Civil) fue la solución que finalmente se aprobó en 1999. Mediante este Pacto se reconocen jurídicamente las uniones entre a las parejas homosexuales, pero sin darles derechos plenos como los derechos de las parejas heterosexuales casadas, pero garantizando el acceso a la seguridad social, el estatus de cónyuge, entre otros derechos. Este debate no hizo sino fortalecer los argumentos de la paridad, al hacerlos más complejos. Si las parejas homosexuales pedían igualdad, ¿por qué se hacía necesario remarcar la diferencia entre hombres y mujeres?

En 'El poder de la ley', Scott recoge los principales logros obtenidos por esta iniciativa en el Legislativo y en el Ejecutivo. Las reformas y los decretos reglamentarios que fueron emanados a partir de junio del 2000 han sido, según ella, verdaderos avances en el plano de la paridad. Además de la recomposición de los participantes en la Asamblea Nacional, esta ley logró que la participación de las mujeres en la vida política francesa empezara a ser mucho más notoria y que el lenguaje en las campañas se sensibilizara frente a la invisibilización de lo femenino. Además, puso en evidencia otras necesidades igualmente sentidas, como lo han sido la crisis de la credibilidad en la política actual.

Críticas y comentarios

El libro es de gran utilidad para quienes deseen comprender los cambios producidos en el discurso feminista francés en los últimos 30 años. La aparición de nuevos actores (inmigrantes, parejas homosexuales) hizo más compleja la lucha de las mujeres, pero también la enriquecieron con cambios en las de mandas al Estado. También es un aporte significativo a la historia intelectual de este movimiento, en la medida en que introduce las transformaciones discursivas, las tensiones internas, y las estrategias de las líderes francesas en este proceso político. Además, presenta alternativas a los argumentos de trabajo ya conocidos y empleados para defender a las mujeres, como los basados en el respeto de las minorías. La perspectiva francesa, en cambio, se centra en la universalidad de la diferencia sexual.

Hay capítulos que pueden analizarse por separado y que serán de gran validez a la hora de comprender otro tipo de lecturas. Este es el caso de 'El rechazo de las cuotas', que hace una interpretación distinta de las acciones afirmativas como modalidad de intervención en las políticas de cambio social. Este capítulo es un ejercicio de apertura sosegada ante el modo continental de pensar la política, mucho más abstracto y universalista, frente al esquema pragmático anglosajón. Asimismo, el capítulo sobre 'El dilema de la diferencia' compendia los argumentos que permiten dar sentido a la tensión entre lo universal y lo particular. Para la mirada francesa posterior a la paridad, el dato sexual dejaría de ser un rasgo aislado que ponía en desventaja a las mujeres, y empezaría a ser visto como un elemento constitutivo de lo que somos como seres políticos.

Lo mismo ocurre con el capítulo de 'El discurso de la pareja', que es una aproximación minuciosa y sopesada al tema de la legalización de las uniones de parejas del mismo sexo y que da cuenta de los resultados del PaCS. Las voces que más se opusieron a esta iniciativa no provinieron de los sectores reaccionarios de la sociedad, sino de políticos, líderes sociales e incluso miembros de la academia que empezaron a esgrimir argumentos desde ambas orillas del espectro político en contra del reconocimiento pleno de la diversidad sexual. Incluso, no se ocultaron los temores sobre la crisis de la institución matrimonial y el miedo frente al deterioro de la identidad francesa. Hoy en día cada vez más parejas heterosexuales acuden a este Pacto en vez de casarse, en tanto este recurso es visto como una alternativa más flexible e igualitaria sin el peso de la eternidad (basta el mutuo acuerdo entre las partes para que se disuelva).

Pero el capítulo que más se destaca es el de 'La campaña por la paridad', que presenta de forma esquemática las estrategias empleadas en la campaña a favor de la paridad en la representación. Presenta un buen caso de trabajo en equipo en el que se evidencia la organización entre mujeres, el uso de una serie de tácticas en todos los flancos de la política, desde la publicidad hasta incidencia en los tomadores de decisión, pasando por la convocatoria a las intelectuales y la participación continua en los medios. Es una muestra de que en política sí es posible lograr cambios sociales por la vía de la participación ciudadana.


 

Laurent, E. (2013)La batalla del autismo. De la clínica a la política. Buenos Aires: Grama Ediciones. 257 pp.
Por: Ximena Castro. Psicoanalista y profesora de la Universidad Icesi

El autor de este libro, Eric Laurent, hace parte de la generación de psicoanalistas que se formó con Jacques Lacan en París. Como miembro activo de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, catedrático del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de Paris 8 y autor de numerosos artículos y libros traducidos a más de siete lenguas, Laurent ha liderado importantes combates epistémicos relacionados con el lugar del psicoanálisis en el mundo de hoy. En este libro, el autor recorre con gran lucidez y precisión las vicisitudes de una batalla contemporánea: la del autismo. Se trata de una batalla donde convergen los sujetos autistas, en busca de un tratamiento digno en el cual se aloje su singularidad, y los psicoanalistas, quienes junto con otros terapeutas han resistido al intento político–burocrático de promover un tratamiento único para el autismo en varios países de Europa. Es una batalla por la diversidad y por la pluralidad de planteamientos, en contra de políticas sanitarias autoritarias que pretenden el control biopolítico de las poblaciones. Una batalla donde se trasponen tres frentes: clínica, política y ética.

Laurent emprende su recorrido narrando los principales sucesos que dieron inicio a la batalla. En febrero de 2012, el autismo en Francia recibió la etiqueta de 'Gran causa nacional', movilizando toda suerte de estrategias mediáticas y promoviendo una campaña de lobby destinada a polarizar los debates con el fin imponer una solución universal lista para ser usada. La preocupación por el autismo se basa en la presencia cada vez más insistente de este diagnóstico. Desde la publicación del DSM–IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, por sus siglas en inglés) en 1994, el número de casos incluidos en esta categoría ha progresado a un ritmo epidémico. En los albores de la polémica publicación del DSM–V, el autismo, re–nominado 'Trastornos del espectro autístico', alcanza la frecuencia de un niño en 100. Según los cálculos de un experto, bajo este ritmo de crecimiento pronto un niño de cada cincuenta sería considerado autista.

El primer golpe bajo durante la campaña mediática lo recibió el psicoanálisis, a través de un documental cuyo fin era caricaturizar y denigrar el abordaje psicoanalítico del autismo. El segundo golpe consistió en un cuestionamiento generalizado a los profesionales que atienden autistas, argumentando un supuesto 'retraso francés', de la mano con la formulación de un proyecto de ley con el objetivo de prohibir el psicoanálisis y todas las terapias relacionales inspiradas de él, en el campo del tratamiento del autismo. Finalmente, el terreno ya estaba lo suficientemente abonado para que la 'recomendación de buena práctica' de la HAS (Alta Autoridad de la Salud en Francia) se hiciera pública en marzo de 2012, asumiendo el supuesto triunfo del conductismo bajo la forma de una técnica terapéutica conocida por las siglas ABA (Applied Behavioral Analysis), y presentándolo como el único tratamiento científicamente válido para el tratamiento del autismo.

Estas medidas políticas y legislativas, cuyos ecos en otros países europeos (particularmente en Bélgica y España) no se hicieron esperar, suscitaron respuestas enérgicas por parte de psicoanalistas y otros practicantes vinculados a instituciones especializadas en el tratamiento del autismo. La réplica de los autistas y de sus padres también encontró su canal de expresión. Laurent logra condensar y a la vez deconstruir los argumentos de los diferentes protagonistas, sosteniendo una postura crítica frente a los mecanismos que conciernen la clasificación, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad mental en el mundo actual, tomando como ejemplo la llamada 'epidemia del autismo'.

El autor señala que el diagnóstico del autismo, así como la cuestión de las causas, no han dejado de suscitar polémica desde que el psiquiatra Leo Kanner aisló la sintomatología autística en 1943. Las disputas y los desacuerdos se ubican en torno a factores genéticos y epigenéticos durante el embarazo; a anomalías inmunitarias y alteraciones en el desarrollo de los genes y del cerebro; a reacciones a ciertas vacunas, e incluso a factores como la obesidad de las madres, la edad de los padres, el uso de antidepresivos, el exceso de testosterona, el déficit de oxitocina, etcétera. Los factores causales posibles no dejan de multiplicarse en la medida que se sustentan en estudios estadísticos que arrojan toda suerte de correlaciones entre variables. En cualquier caso, la cuestión de las causas no está zanjada, y Laurent es muy claro en afirmar que hace parte de una generación de psicoanalistas que, desde hace medio siglo, se libró de 'la absurda hipótesis de que el autismo sería culpa de los padres y en particular de las madres' (Laurent, 2013: 12). Derrumbando un prejuicio ampliamente difundido de que la perspectiva psicoanalítica atribuiría la causa del autismo a una falta parental, el autor argumenta a favor de la necesidad de distinguir el registro de la causa biológica, aún por descubrir, y de las dificultades que el niño autista plantea en la relación con el otro, siempre diferente en cada sujeto, aunque existan ciertas homologías estructurales.

En el prólogo del libro se responde a la pregunta '¿por qué la batalla del autismo?', aludiendo a los actores que libran la batalla. En primer lugar, los autistas y padres de autistas, quienes luchan cotidianamente por el reconocimiento de su condición así como por tratamientos eficaces y dignos. En segundo lugar, los psicoanalistas y otros terapeutas, quienes luchan por mantenerse en el campo de juego, resistiendo a los partidarios de una línea cientificista que pretenden instrumentalizar los resultados obtenidos por las investigaciones en biología y genética para invalidar todo abordaje relacional. Estos últimos, aglutinados en un poderoso grupo de presión, no solamente preconizan un abordaje unicausal y reduccionista del autismo, considerándolo un 'trastorno' puramente cognitivo, sino que también promueven como único tratamiento admisible métodos educativos centrados en el aprendizaje de funciones elementales.

La primera sección del libro, cuyo título es 'La causa del autismo', hace énfasis en la importancia de defender el autismo en la arena pública e incluso en la justicia. Presentada por Laurent como 'work in progress' y no como búsqueda de una causa última, en este apartado se recorren los principales referentes históricos y conceptuales de la clínica psicoanalítica del autismo. El autor atribuye los fundamentos del abordaje psicoanalítico del autismo al trabajo realizado por Rosine y Robert Lefort en Francia después de la segunda guerra mundial, considerándolos pioneros en la aplicación del psicoanálisis a casos de autismo y psicosis graves en niños. Sin desconocer los aportes significativos de otros psicoanalistas que también propusieron un abordaje del autismo, tales como Bruno Bettelheim, Donald Meltzer y Frances Tustin, el autor recoge las elaboraciones clínico–teóricas de los Lefort reunidas en dos obras: El nacimiento del Otro (1980) yLa distinción del autismo (2003). Ésta última, publicada cuatro años antes de su muerte, presenta una lectura de los testimonios de autistas célebres como Temple Grandin, Donna Williams, Birger Sellin, así como de reconocidos autores con 'rasgos autísticos' como Poe, Dostoievski, Pascal y Proust.

La originalidad innovadora de los Lefort radicó, según Laurent, en el desarrollo de varias puntuaciones conceptuales orientadas por la enseñanza de Lacan. En primera instancia, la elaboración de un psicoanálisis con niños 'prevenido contra los sortilegios de lo imaginario' (Laurent, 2013: 41), tomando distancia de la adherencias kleinianas de algunos psicoanalistas lacanianos como Francoise Dolto, al igual que de la importancia por ellas concedidas a las proyecciones y las imágenes del cuerpo. Los Lefort hicieron énfasis en su negativa a guiarse por la denominada 'relación de objeto', orientándose más bien por la referencia a la 'falta de objeto' tal como fue desarrollada por Lacan en el Seminario 4, en el cual se critica el excesivo énfasis del psicoanálisis inglés en un intercambio recíproco entre el sujeto y supartenaire por medio de un objeto. Para Lacan, esta perspectiva pasaba por alto la centralidad del planteamiento freudiano del correlato entre el objeto y su pérdida. Para Freud y Lacan, el objeto del que se trata en psicoanálisis es un objeto fundamentalmente y para siempre perdido, es decir, que 'introduce al sujeto, no a un intercambio, sino a una nada. Por el contrario, a lo real no le falta nada. Solo la 'falta de objeto' articula estos dos niveles del sujeto y lo real'. (Laurent, 2013: 42).

De esta forma, orientados por la categoría de 'lo real' en la enseñanza de Lacan, los Lefort lograron deshacerse de las idolatrías del cuerpo y sus imágenes, evitando los callejones sin salida en los que se encontrarían algunos psicoanalistas de la orientación kleiniana. Para ellos, era preciso retomar el psicoanálisis con niños al nivel en el que el cuerpo se presenta de un modo privilegiado como un cuerpo de significante. 'Significante, sin duda, pero en el que lo real tiene todo su lugar a partir del objeto a, y si el sujeto aparece como un efecto de real, ello es ciertamente en el niño' (Lefort citado por Laurent, 2013: 43).

Las contribuciones de los Lefort al abordaje psicoanalítico del autismo abrieron el camino a otros desarrollos teóricos inspirados en los conceptos lacanianos de objeto, la lengua, el goce del Uno, el significante amo (S1), y que iluminan los interrogantes clínicos en torno de la relación particular que tienen los autistas con los objetos, con el otro y con su cuerpo. Los casos clínicos presentados por los psicoanalistas lacanianos dan cuenta de las dificultades de los sujetos autistas de separarse de su lugar como doble (ejemplificado por el testimonio de la autista Sandrine Bonnaire), así como de las dificultades que experimenta el sujeto autista en lo que se refiere al desprendimiento de las envolturas del cuerpo que, en él, tienen la función de piel–armadura (ilustrado por la lectura que hace Laurent del caso de Bettelheim, conocido como el 'niño–máquina'). Dichos casos dan cuenta, igualmente, de las manifestaciones extremas de sensibilidad auditiva, presente en muchos autistas, donde se aísla la centralidad del objeto–voz como portador de la marca de la singularidad que el sujeto autista no soporta, manifestando su rechazo radical a la interlocución (casos de Jean–Claude Maleval, quien organiza la clínica del autismo a partir del lugar del objeto voz). Éstos dan cuenta, finalmente, de la fragmentación corporal del sujeto autista que sólo es superada a costa del encierro en un 'caparazón'.

Más allá de los aportes teóricos y de las herramientas conceptuales que permiten una lectura más fina de los fenómenos en juego en la clínica del autismo, Laurent subraya que lo que interesa al psicoanálisis no es producir una teoría separada de su efectividad. Esta posición resuena con el enunciado de J.A. Miller en la ntroducción al método psicoanalítico:I 'no hay clínica sin ética'. Teniendo en cuenta que el psicoanálisis es ante todo una praxis, el esfuerzo mayor se dirige a ejercer la práctica del modo más inteligente y eficaz, sin dejarse desviar por pseudo–preguntas y sin seguir pistas estériles, intentando mantenerse lo más cerca posible de aquello que interesa a los niños autistas. Es pertinente entonces preguntarse ¿en qué consiste la aplicación del psicoanálisis al autismo? Laurent responde: 'Se trata de permitirle al sujeto desprenderse de su estado de repliegue homeostático en el cuerpo encapsulado. Ello supone hacerse el nuevo partenaire del sujeto fuera de toda reciprocidad imaginaria y sin la función de la interlocución simbólica' (Laurent, 2013: 54). De ahí la importancia de defender y legitimar un abordaje relacional del autismo, donde el terapeuta presta su presencia y su cuerpo en la dirección del tratamiento. Rosine Lefort, en su obra El nacimiento del Otro, expone su proceder clínico en el caso de Marie–Francoise, donde por medio de idas, venidas y trayectorias en torno al objeto del otro, conduce a la niña a desprender un objeto del cuerpo de la analista, permitiendo un movimiento metonímico hacia otros objetos del mundo y encontrando una salida a su encapsulamiento.

El recorrido por los fundamentos de la clínica psicoanalítica lacaniana del autismo, ilustrada con casos clínicos y comentarios doctos de los testimonios de autistas célebres (entre los cuales se destaca la invención singular de la autista estadounidense, Temple Grandin, quien ha logrado destacarse como zootecnista gracias a su creación de dispositivos destinados a minimizar el sufrimiento animal en la industria ganadera), culmina en la primera sección del libro con un llamado a visibilizar el trabajo que se hace en instituciones psicoanalíticamente orientadas para el tratamiento del autismo. La presentación, supervisión y discusión de casos clínicos, los testimonios de los autistas y de sus padres sobre su experiencia en estos dispositivos, así como la difusión responsable de los efectos de estos tratamientos, son necesarios para contrarrestar la tendencia conductista que pretende imponerse como único tratamiento válido. Sin caer en la falsa dicotomía desplegada en los medios sobre el autismo, entre la fetichización de la causa físico–química y la búsqueda de un culpable, el psicoanálisis propende por la invención y la singularidad del sujeto autista en un abordaje uno por uno.

Contrario a lo que suele difundirse en las campañas de denigración del psicoanálisis, una institución psicoanalíticamente orientada no es una institución donde se promueve una escucha pasiva, en el polo opuesto al de las instituciones que defienden rutinas activas y repetitivas de aprendizaje. Antes bien, una institución orientada por el psicoanálisis es un lugar donde se despliega una gran actividad y donde la presencia del otro es efectivamente requerida. El cuerpo del otro, analista o terapeuta, en cierta posición, es necesario para conseguir una estabilización, manteniendo una distancia con toda tentación de protocolización y tecnificación de los procedimientos. La invención consiste también en proponer en cada caso un modo de proceder particular, de tal manera que la presencia del otro pueda ser soportada por el sujeto autista y éste pueda hacerse a un cuerpo.

La segunda parte del libro, titulada 'Crónica de un disfuncionamiento de mocrático', aborda la transición del ámbito clínico hacia el campo ético–político. Aquí, Laurent analiza minuciosamente los aspectos más sobresalientes de la campaña de lobby antipsicoanálisis que llegó a su culmen en Francia en el primer semestre del año 2012. El autor sostiene que el autismo es revelador de ciertas tendencias disfuncionales del sistema democrático moderno, tomando como referencia el caso de la burocracia sanitaria francesa, sin desconocer que es un fenómeno que habría que pensar a nivel más global.

La campaña de marketing político, destinada a devaluar el psicoanálisis y mejor promover el método de 'análisis aplicado del comportamiento' (ABA – Applied Behavioral Analysis), se situaba bajo los vaticinios de la ciencia, que supuestamente habría demostrado la causa biológica del autismo. Esta campaña se llevó a cabo pasando por alto una serie de publicaciones científicas, entre ellos la prestigiosa revista Nature, donde se concluía que ninguna de las diversas hipótesis emitidas sobre el factor causal del autismo se habría confirmado, y desconociendo enteramente la importancia de la dimensión relacional del sujeto autista. En esta sección del libro, Laurent hace un recorrido de los resultados de diferentes investigaciones sobre el autismo, subrayando que éste es actualmente uno de los escasos 'trastornos psiquiátricos' de la clasificación DSM en los que la reducción de la condición a un 'desequilibrio químico' no es admitida, como sí lo es, por ejemplo, en el caso de la depresión. Se constata que hasta el momento no se ha propuesto una medicación específica para el autismo.

Con respecto al 'análisis aplicado del comportamiento' (ABA), método estructurado por la oposición recompensa–castigo consistente en una repetición intensiva de comportamientos simples especialmente reservado a los autistas, Laurent presenta una serie de objeciones de orden ético, técnico y económico que provienen no sólo del lado de los psicoanalistas, sino de otras corrientes neurológicas, psiquiátricas, psicológicas y de los mismos sujetos tratados. En el plano ético, la objeción se refiere a la cantidad y variedad de castigos que pueden llegar a ejercerse para lograr la 'concentración' del sujeto. Por un lado, algunos practicantes han sido objeto de quejas por comportamientos no éticos y, por otro lado, los padres convertidos en educadores intensivos de sus hijos han sufrido de una suerte de síndrome de 'burnout'. Tanto en Estados Unidos como en Canadá, las técnicas ABA con castigos ya se consideran anticuadas, y se propone en su lugar una serie de abordajes mixtos que buscan estimular las particularidades del niño.

La objeción de orden económico al método ABA se refiere al costo del educador de tiempo completo para cada niño. Finalmente, la objeción de orden técnico alude a la fiabilidad y validez estadística de los estudios que éste método emplea para argumentar una eficacia científicamente comprobada. Para argumentar las objeciones técnicas, éticas y económicas, Laurent acude principalmente a los estudios y publicaciones realizados por el equipo canadiense del neurocientífico L. Mottron, donde trabaja la investigadora autista, M. Dawson, quien publicó en 2004 un trabajo sobre los desafíos éticos de la industria ABA del autismo.

Otro aspecto que Laurent examina en profundidad en este apartado del libro concierne a la disfuncionalidad de las burocracias sanitarias, tomando como caso de estudio las agencias francesas de administración de la salud, en particular la HAS (Alta Autoridad de Salud). Por medio de una lectura juiciosa de documentos oficiales, artículos de prensa y entrevistas a altos funcionarios del Estado, el autor expone cómo, bajo la máscara de un consenso formalizado, se logró imponer un modo de proceder autoritario y sectario, relegando cabalmente los principios democráticos y obstruyendo toda posibilidad de avanzar en la investigación clínica sobre el autismo. El resultado: no solamente el psicoanálisis y otras terapias relacionales excluidas del campo de juego, sino también la desautorización por parte de la HAS de otros esfuerzos de quienes tratan de hablar la lengua de los protocolos de investigación (entre ellos la técnica del 'packing'). En la crónica detallada de Laurent sobre los acontecimientos alrededor de la publicación de la 'recomendación de buena práctica' de la HAS en el año 2012, se narra cómo paidopsiquiatras prominentes, jefes de servicio en instituciones hospitalarias, psicólogos y psicoanalistas se reagrupan en torno a un rechazo, expresando sus argumentos, visibilizando los resultados de su trabajo y revitalizando la pluralidad en la arena democrática.

En los últimos subcapítulos del libro, Eric Laurent articula al menos tres críticas importantes de acentuar: 1) la confusión de la educación con el aprendizaje, que se hace patente en los métodos conductuales y que es denunciada en primer lugar por los sujetos autistas; 2) las dificultades, paradojas y falacias detrás de la EBM (Evidence–based medicine) y su efecto en el fenómeno del autismo; y 3) la crisis de los sistemas de clasificación de la enfermedad mental, ilustrada a través del caso del DSM y las polémicas en torno a la publicación de su quinta edición.

En relación con la primera crítica, Laurent señala la tautología que se en cierra en la consideración exclusiva de los métodos conductuales: estos comienzan decretando que solo la conducta es medible y observable, para luego afirmar que la supresión del comportamiento inadecuado, obtenida mediante un método dirigido específicamente al cambio conductual, es igualmente lo único objetivable y medible. De ahí, esta postura concluye que sólo un método dedicado a erradicar cada rasgo conductual desviado permite resultados objetivables y medibles con la certidumbre de una relación de causa a efecto. El autor también hace referencia al testimonio de varios autistas que han escrito sobre sus experiencias educativas, entre ellos G. Bernot. Se trata de un autista francés que se ha sublevado frente a la identificación de la educación con los aprendizajes conductistas, y que afirma que por recibir su diagnóstico tardíamente pudo escapar a lo que había sido prescrito autoritariamente como educación. Lo que él anhela es un aprendizaje por inmersión en el saber, y no un protocolo predefinido de aprendizajes simples. H. Bond, inglés, también autista, artista y escritor, si bien reconoce que pudo desarrollar algunas estrategias sociales a partir de las terapias cognitivo–conductuales, defiende por encima de cualquier aspecto la singularidad de su condición, acogiéndose a una fórmula que escuchó en un congreso reciente sobre autismo: 'Nadie quiere ser amado como normal, –cada cual quiere ser amado por lo que hay de único en él' (Laurent, 2013: 200).

Los otros aportes críticos de Laurent, relacionados con lo que él llama las 'errancias estadísticas', 'la búsqueda enloquecida de pruebas' y las zonas de incertidumbre de los diagnósticos y etiología de las enfermedades mentales, le permiten situar la necesidad y legitimidad del discurso psicoanalítico en el concurso de la diversidad de saberes y en el debate público. La siguiente cita logra sintetizar la forma como la 'batalla del autismo' nos instruye sobre el inapelable anudamiento de la dimensión clínica, política y ética, tema que Laurent desarrolla magistralmente en esta obra:

El psicoanálisis es una disciplina crítica que ayuda a mantener viva la distancia ética necesaria respecto de los anhelos de erradicación a toda costa de los síntomas que molestan, o de conformidad frente a ellos. Nos ayudará a despertar de las pesadillas autoritarias que surgen, como falsas soluciones y falsas ventanas, ante las dificultades crecientes de las burocracias sanitarias para gestionar contextos multifactoriales en los que la ciencia solo puede indicar vías de investigación posible, sin disponer, con todo, LA solución infalible al problema al que se enfrenta. Las tentaciones autoritarias se reactivan precisamente en las zonas donde el modelo 'problema– solución', promovido como la panacea, alcanza sus límites. El campo del autismo es una de ellas, y por eso puede ser el lugar de elección para un disfuncionamiento democrático, o algo aún peor (Laurent, 2013: 215).

En la conclusión, la cual lleva como título 'Los lugares del saber', Laurent retoma los aportes originales de Jacques Lacan al debate epistemológico de su época –y que en la actualidad conservan su pertinencia– sobre la relación entre el saber, lo real y la ciencia. Este breve repaso de los planteamientos lacanianos, así como de los debates contemporáneos en torno a la intersección entre el campo de las matemáticas y de la física, le permiten a Laurent argumentar en torno a la independencia de las hipótesis psicoanalíticas del cuerpo, el sujeto y el objeto autístico, con respecto a las variaciones acerca de la naturaleza biológica del autismo.

El abordaje psicoanalítico del autismo no depende de las proposiciones inesperadas ni de las hipótesis radicales, tales como los estudios más recientes que tratan la disparidad entre niños y niñas respecto del autismo, proponiendo un factor causal hormonal, o la hipótesis emitida según la cual el autismo tendría la misma estructura biológica de las enfermedades autoinmunes. El abordaje psicoanalítico del autismo se sostiene en la medida en que los mismos sujetos, en algunos casos representados por asociaciones, reconocen que el psicoanálisis les ha brindado un lugar donde se toma en cuenta respetuosamente su subjetividad y donde se acogen sus invenciones, sin referirse a una norma social y conductual.


 

Robert Faulkner y Howard Becker. (2011). El Jazz en Acción. La dinámica de los músicos sobre el escenario. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI Editories. 304 pp.
Por: Diana Marcela Solano. Profesora de la Universidad Icesi

Jazz en Acción es la respuesta a un fenómeno a primera vista curioso que Howard Becker advirtió desde la década de 1950 cuando trabajaba como músico de jazz en los bares de Chicago. Ahora, junto con el sociólogo y también músico de jazz Robert Faulkner, pretende develar desde una perspectiva sociológica esta cuestión: '¿Cómo es que varias personas que no han preparado su interpretación [musical] pueden sin embargo llevarla a cabo? ¿Cómo es posible que toquen juntos en forma lo bastante competente para satisfacer al encargado de un bar o a la novia de una boda o a la madre del jovencito cuyo bar mitzvah se festeja?' (Becker & Faulkner, 2011, p. 19). En concreto, la obra pretende responder, a partir de la teoría social, cómo hacen los 'músicos comunes', aquellos que están 'dispuestos a interpretar lo que se desea oír en la mayoría de los contratos, interesados en el jazz.... Pero que finalmente hacen lo que se les presenta [bodas, bar mitzvha, conciertos, toques privados, ensayos, clubes, bares, salones sociales y demás]' (Becker & Faulkner, 2011, p. 38), para ejecutar un reportorio musical aceptable sin haber tocado juntos si quiera una vez, o incluso sin conocer las mismas canciones. Para ello deben ser músicos 'competentes', es decir, con habilidades de lectura y oído e improvisación musical, sin importar las diferencias en cuanto al conjunto de canciones que conocen y les interesa conocer.

Con este objetivo en mente, los autores no buscan desarrollar una teoría general de las prácticas de los 'músicos comunes' en el escenario, pero tampoco hacer un relato diseminado de historias de vida. Consideran que, a partir de sus experiencias y entrevistas a otros músicos, es posible extraer los elementos comunes que permitan comprender una práctica propia de un grupo social con el alcance suficiente para ser explicativa pero no determinante.

Dicho de otro modo, esta teoría debe ser estudiada y confirmada en cada situación concreta. Bajo esta línea de razonamiento, la pregunta de investigación formulada y reformulada durante el trabajo encuentra en la interacción y en 'la situación' su principal fuente de información. Es en el instante que los actores negocian sus aprendizajes anteriores con las necesidades del momento cuando logran construir una obra colectiva y de calidad. No asumen una decisión única y previa, sino que 'deciden lo que hacen paso a paso' (Becker & Faulkner, 2011, p. 273) a través de varias negociaciones. De igual forma, en cada decisión y negociación que los músicos logran transar no sólo participan ellos; éstos son también influenciados de manera directa o indirecta por muchas personas como los empleadores, los músicos 'buscadores' de nuevas canciones, 'los líderes' y las fuentes a las que han tenido acceso. Su pasado es invitado al presente de acuerdo con las exigencias del repertorio.

Para comprender esta práctica, propia de un grupo específico de intérpretes, los autores se valen de su experiencia como músicos profesionales, los cuadernos de campo de Faulkner, quien toca el saxofón en una banda de jazz, y 50 entrevistas a músicos entre los 24 y 80 años. Adicionalmente, Becker y Faulkner hacen referencias a estudios previos sobre sociología de la música, la historia del jazz y la historia de Chicago, que les permiten estudiar la problemática en contexto para darle forma y sentido a una red de variables, a un conjunto de ingredientes que confluyen en el momento en que se ejecuta el repertorio. Estas variables y sus relaciones son presentadas de manera secuencial en el transcurso de nueve capítulos, de forma que el lector pueda comprender, gracias a un lenguaje claro y ameno, la forma en que los datos cobran sentido a partir de su interacción con otros datos.

Becker y Faulkner inician el texto con la descripción de tres 'escenas' que le permitan, al lector lego en esta materia, comprender 'el tipo de lugar y acontecimiento' del que están hablando (Becker & Faulkner, 2011, p. 20). Cada escena hace referencia a una época diferente. Becker recuerda una noche de trabajo típica en la década de 1950 cuando tocaba el piano en un bar tradicional de Chicago. Faulkner describe, con ayuda de lo registrado en su cuaderno de campo, una presentación en un bar de jazz a inicios del Siglo XIX. Finalmente, ambos resumen la descripción que hace el autor Bruce Macleod de 'una forma típica de trabajo musical –el club date–... en las décadas de 1970 y 1980' (Becker & Faulkner, 2011, p. 21).

Una vez presentado el campo de estudio, los autores dedican los capítulos dos, tres y cuatro a explicar los conceptos básicos del campo musical. En el segundo capítulo, 'El repertorio como actividad', los autores presentan definiciones que tienen como fin ubicar al lector en el lenguaje utilizado por entrevistadores y entrevistados. Describen términos como canción, acordes, cír culo de quintas; qué se define por improvisar; lo que se entiende por repertorio y ejecución, así como por escuchar, leer y saber una canción. Cada una de estas acciones es definida y estudiada a profundidad en tanto que hace parte del proceso por el cual deben pasar los músicos para comprenderse, unos y otros, en el escenario y lograr realizar una actividad conjunta competente.

Al igual que las actividades, los autores diferencian los objetos de esas actividades, es decir, las canciones. Las clasifican por las fuentes que permiten conocerlas; por el ritmo, el tono, la armonía y la melodía que requieren; por contar o no con una estructura básica para ser interpretada; así como por la época en que fueron publicadas; por si son famosas, standards o 'esotéricas' –es decir, poco conocidas. Una clasificación relacionada con la fuentes de producción de las canciones las divide en 'tradicionales', 'escritas por autores profesionales para consumo popular', 'escritas por músicos de jazz en general', y 'canciones que los músicos inventan durante su ejecución' (Becker & Faulkner, 2011, p. 43).

Los autores proceden de igual manera en el capítulo tres, 'Aprender canciones y construir un repertorio individual', cuando hacen referencia a las 'fuentes' (Becker & Faulkner, 2011, p. 69), pero en esta ocasión recopilan diferentes historias de músicos, incluyendo las de los autores, para describir la manera en que accedieron a las diversas fuentes de canciones:fake books, real books , radio, conciertos, internet, músicos buscadores, entre otras. Con este ejercicio Becker y Faulkner logran dos objetivos, a primera vista antagónicos, que constituyen su base metodológica. El primero de ellos consiste en mostrar las coincidencias entre las perspectivas de diferentes personas sobre un mismo fenómeno y, de esta manera, otorgarle validez y confiabilidad a las descripciones que ofrecen. El segundo objetivo se centra en evidenciar las diversas vías que existen para convertirse en un profesional de la música, lo que les será útil más adelante cuando expongan las diversas negociaciones que requiere el 'ponerse de acuerdo' al instante de la ejecución musical.

Una vez explicado lo anterior, los autores reconstruyen los escenarios pasados y presentes donde se encuentran los músicos comunes, y señalan cómo estos escenarios son producto de un conjunto de ingredientes que van hilando, relacionando, en la medida que las narrativas propias y ajenas los mencionan. Este ejercicio se desarrolla entre los capítulos tres y seis, los cuales tienen como objetivo principal evidenciar que 'las canciones, los lugares donde se tocan, las formas de conservación y distribución y las formas de aprender a tocar coexisten en una especie de simbiosis' (Becker & Faulkner, 2011, p. 145). Se trata de una simbiosis que, en definitiva, dará lugar al repertorio: los diferentes escenarios, por ejemplo, influyen en las prácticas, percepciones, exigencias e interacciones. Algunos son más restrictivos, otros les ofrecen más libertad en cuanto a la variedad y formas de interpretación; el tiempo que tocarán va ligado al número de canciones que deben conocer en conjunto y las exigencias de la noche; un auditorio de músicos o conocedores no es igual al de bailarines o el de un bar para socializar: ante el primero estarán más pendientes de los ritmos, mientras en el segundo podrán improvisar y explorar dado que la música no es lo principal. Igualmente, el tiempo es una variable que debe unirse al espacio, pues no es lo mismo el bar nocturno de clase media de hace 50 años que club de jazz del siglo XXI cuyos clientes van con la principal intención de escuchar a la banda (Becker & Faulkner, 2011, p. 19 a 39 ).

Los primeros cuatro capítulos, en síntesis, hacen referencia a la inescindible interacción entre la forma de aprender, las fuentes de información a las que se tiene acceso, las competencias que deben desarrollar los músicos, los lugares o escenarios donde son contratados y el repertorio producto de éstas variables desde la década de 1930 hasta los inicios del siglo XXI. Por su parte, en los capítulos cinco y seis, denominados 'Las cosas cambian', los autores se centran en explicar el cambio constante al que está expuesto el mundo del jazz. Acá, Bercker y Faulkner muestran, de manera muy breve, el '(...) panorama de las transformaciones ocurridas en los últimos ciento cincuenta años, aproximadamente (...)' (Becker & Faulkner, 2011, pág. 137), y cómo los cambios en el género musical afectaron al público del jazz, a los espacios destinados para su presentación y a sus intérpretes. En estos capítulos los autores reconstruyen la historia del jazz, al tiempo que despliegan los cambios sociales de la escena musical en las historias de vida de los músicos que entrevistaron. Transformaciones importantes como el aumento de variedad y proliferación de temas musicales, las innovaciones en las estructura armónica de la canciones (ya no están compuestas por fórmulas como los famosos standards de los años 50), la ampliación y especialización de las fuentes para acceder a las canciones, y los conciertos en auditorios restringidos (como los universitarios) que remplazan los bares y eventos que frecuentaban los músicos, son narradas por los entrevistados y armonizadas y concertadas por una historia global de la música.

El capítulo siete es presentado por los autores como aquel donde llegan a explicar lo que se propusieron desde el principio. Este capítulo es el encargado de recopilar y concentrar los procesos, personales y sociales, en el momento de la presentación musical o, como los describen Becker y Faulkner, en '¡La hora del show!' (Becker & Faulkner, 2011: 209). De acuerdo con este objetivo, el capítulo en cuestión está compuesto de diversas descripciones, a partir de entrevistas y observaciones, sobre lo que piensan y hacen los músicos cuando se encuentran en el escenario y se deben poner de acuerdo para ejecutar una presentación con calidad. A estas alturas del trabajo, los autores pueden ya explicar con fluidez la importancia que tienen aspectos como el líder de la banda, el tipo de escenario, las habilidades de los músicos, las discrepancias sobre las canciones, los tonos, los acordes y las melodías, pues todas estas variables, sus transiciones y permanencias han sido aclaradas en los capítulos previos.

En el transcurso del capítulo siete los autores muestran cómo el análisis transversal de las variables mencionadas les permitió reformular la pregunta de investigación, pues observaron que los aspectos comunes que permitían a los músicos realizar un actuación 'competente' sin haberse conocido antes del toque cada vez son más escasos, de manera que está cuestión no se desprende de conocimientos idénticos sino de las negociaciones. En este aspecto entran a mediar dos variables principales: las preferencias musicales y la ética profesional. Los intérpretes materializan el pasado y el presente del jazz en sus conocimientos, intereses y prácticas en el escenario. En este sentido, los autores encontraron que los músicos jóvenes tienden a preferir los temas de la línea del bebop y post–bop (subgéneros del jazz posteriores a las décadas de 1950 y 1960), que no cuenta con un repertorio delimitado y general como el del jazz de los años 1920 a 1950 –cuando la mayoría de artistas conocía un buen número de los famosos standards. Los nuevos temas carecen, además, de una estructura armónica básica, y la vía para conocerlos y pulir su interpretación tiende a ser académica, reemplazando el saber práctico y experiencial que solían tener los músicos de antes de la década de 1960. Para comprenderse en los escenarios propios de los 'músicos comunes', los jóvenes se han visto obligados a aprender también canciones standard, así como los más veteranos han precisado indagar en el mundo del bebop y post–bop. La obligación de investigar, conocer y practicar el pasado y presente del jazz, ha sido descrita por los actores como una obligación moral del músico o como un factor importante de la ética profesional.

La taxonomía musical será complementada en el capítulo octavo, donde los autores clasifican 'los resultados de la dinámica del escenario', es decir, los tipos de repertorios que ejecutan los músicos. Estos se diferencian según la estabilidad del grupo, el tamaño (número de canciones), la variabilidad ('de los sets y de la actuación' cada noche), la diversidad (variedad de temas) y la capacidad ('de improvisación que pueden permitirse los músicos'), así como de acuerdo con la relación entre estas variables (Becker & Faulkner, 2011, p. 250 y 251). En este apartado también se evidencia la relación entre los repertorios y las comunidades musicales, grupos de músicos que se conocen o que, sin saberlo, están relacionados entre sí por conocidos comunes, vinculados a su vez por un repertorio común. Sin embargo, este tipo de repertorios son cada vez más difíciles de lograr, debido a la gran diversificación de las fuentes de información y de creación musical en 'la situación del jazz contemporáneo' (Becker & Faulkner, 2011, p. 264).

Finalmente, el capítulo nueve, 'Jugando al juego del repertorio. Lo que queríamos saber y cómo aprendimos a hacer mejor las preguntas', le da forma epistemológica y metodológica a aquella idea subyacente en el texto que plantea que, si bien los actores se ven influenciados por los conocimientos y vivencias anteriores a un momento dado, éstos no se ven limitados por los hábitos o las formas tradicionales en que dichas actividades se han venido llevando a cabo. Los individuos negocian 'líneas de acción individuales' para poder coordinar una actividad común, un 'acto colectivo coherente', y en este negociar toman decisiones que van más allá de la tradición o del hábito y eligen 'lo que harán entre una variedad de alternativas que les propone la sociedad o la cultura' (Becker & Faulkner, 2011, p. 278 ). La teoría general de la negociación de los 'repertorios específicos de red' (Becker & Faulkner, 2011, p. 272), es el nombre que le otorgan los autores a lo que en otras palabras significa 'cuerpos de material que esperan que los otros integrantes del grupo sepan y estén dispuestos a tocar porque ya lo han hecho con frecuencia en el pasado'. Se trata, dicho de otra forma, de 'una gradual adaptación de la líneas de acción individuales hasta formar un acto colectivo coherente' (Becker & Faulkner, 2011, p. 275). Estas expresiones constituyen la relación que los autores efectuaron entre el sistema observado y procesos globales que se extraen de la misma, la teoría sociológica que subyace el proceso de observación y de entrevista.

En definitiva, Jazz en Acción es una obra que logra materializar la apuesta sociológica que promueve el sociólogo Howard Becker. Elaborada a partir de un lenguaje agradable y compresible para todo lector, sin importar su disciplina, consigue transmitir una apuesta sociológica desprovista de categorías y supuestos previos donde, con la precaución de no caer en la cruda y estéril descripción empírica, los actores guían la investigación y se encargan de explicar su propio mundo. Para ello, los autores muestran desde el principio cómo se desvanece su hipótesis inicial y aparecen otras respuestas en la medida que el campo y los actores presentan nuevas pistas. Son los mismos actores quienes advierten sobre las variables que deben ser analizadas y no el investigador quien define los elementos que componen su campo de estudio o quien acumula, desde una imagen predefinida, los datos que considera relevantes. Al tiempo, Becker y Faulkner tejen los relatos, identificando preocupaciones y satisfacciones comunes, para elaborar una construcción conceptual asentada en las versiones que recrean lo que sucede en el escenario musical y ofrecer, finalmente, una teoría general sólida y bien argumentada sobre la negociación de los 'repertorios específicos de red'. Acá, los autores proponen valiosas pistas para comprender lo que sucede, no sólo en cualquier escenario compuesto por músicos comunes, sino también en otras clases de acciones colectivas que requieren de acciones individuales negociadas y concertadas para su concreción. Ellos mismos lo explican al afirmar que 'lo que intenta hacer la sociología... no es contar historias de individuos sino narrar la historia de tipos de personas, en este caso los 'músicos comunes' (Becker & Faulkner, 2011, p. 286). Gracias a lo anterior, Jazz en Acción tiene la doble función de ser tanto un texto sobre músicos y jazz como un manual de sociología claro, agradable y sistemático que pretende enseñar, entre otras cosas, a 'revertir la secuencia explicativa y ver las diferencias como resultados de las definiciones que daba la gente en una red de relaciones grupales...' (Becker, 2011, p. 16).

 

Referencia

Becker, H. (2011). Trucos del oficio. Como conducir su investigación en ciencias sociales. Buenos Aires: Siglo XXI.         [ Links ]