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CS

Print version ISSN 2011-0324

CS  no.14 Cali July/Dec. 2014

https://doi.org/10.18046/recs.i14.1847 

DOCUMENTOS

La ciencia política como disciplina universitaria en Colombia**

Political science as an academic discipline in Colombia

 

A ciência política como uma disciplina acadêmica na Colômbia

Javier Duque Daza*

* Politólogo. Ph.D. en Ciencia Política, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Flacso, México. Profesor Universidad del Valle, Cali, Colombia. jduqued86@hotmail.com

Artículo de reflexión: recibido 08/09/2014 y aprobado 16/11/2014


RESUMEN

Este artículo analiza el estado actual de la ciencia política como disciplina universitaria en Colombia. A partir del concepto de institucionalización presenta una visión de conjunto de cinco componentes de la disciplina: la expansión de la docencia, los profesores, la investigación, las publicaciones, el reciente proceso de surgimiento de agremiaciones y la realización de los primeros congresos nacionales. El argumento central es que Colombia presenta un proceso de institucionalización reciente, con fortalezas y debilidades y un desarrollo desigual entre universidades. Se trata de una disciplina desarrollada especialmente en instituciones privadas y con limitaciones de acceso y alta concentración de la investigación, la formación doctoral y las publicaciones consolidadas.

Palabras clave: Ciencia política; Institucionalización; Disciplina; Universidad; Politólogos.


ABSTRACT

This paper analyzes the current state of political science as an academic discipline in Colombia. Considering the concept of institutionalization as a departure point, the author examines five discipline components, namely, the development of teaching, educators, research, publications, and the recent emergence of a profession association as well as the implementation of the first national congress. The author identifies strengths and weaknesses of the Colombia's recent institutionalization process and shows that the process has been uneven with regard to different Colombian universities. As it turned out, in Colombia, political science is a discipline developed primarily at private institutions, with a limited admission rates but with high concentration of research, doctoral training, and the number of academic publications.

Key words: Political Science, Institutionalization, Discipline, University, Political scientists.


RESUMO

Este artigo considera o estado atual da Ciência Política como disciplina acadêmica na Colômbia. Na base do conceito de institucionalização, oferece uma visão geral dos cinco componentes da disciplina, como são: a expansão do ensino, os professores, as pesquisas, as publicações e o recente surgimento de associações e o processo e implementação do primeiro congresso nacional. O argumento central é que a Colômbia tem um processo de institucionalização recente, com fortaleças, debilidades e um desenvolvimento díspar entre as universidades. Ciência Política é uma disciplina desenvolvida especialmente em instituições privadas e com acesso limitado, mais uma alta concentração de investigação, formação de doutorado e publicações consolidadas.

Palavras-chave: Ciência Política, Institucionalização, Disciplina, Universidade, Cientistas políticos.


Introducción

Hay diversas formas de abordar el estudio de una comunidad académica disciplinar. En términos de la ciencia, Thomas S. Kuhn (1979) sugiere hacer historia de las ciencias desde dos ámbitos: una historia interna, con acciones como el análisis de las publicaciones (manuales, libros y revistas) y de los enfoques teóricos, concepciones y subyacentes tradiciones teóricas que orientan la dinámica, evolución y pugnas entre paradigmas, que son el quehacer de los académicos; y una historia externa, esto es, situar los desarrollos científicos en su contexto cultural para así comprender mejor sus resultados e implicaciones (Barrientos, 2009). De este tipo hay diversos estudios sobre la ciencia política, aunque muy centrados en el desarrollo disciplinar en Estados Unidos y algunos países europeos (Almond, 2001; Almond y Genco 1977; Easton 1985, Finifter, 1983).

Otros enfatizan en los análisis bibliométricos para establecer balances de los autores y las obras de mayor influencia e impacto en la comunidad académica (Almond 2001; Goodin y Klingemann, 2001). Otros asumen la perspectiva del proceso de su institucionalización como disciplina, y el desarrollo de su campo profesional (Bulcourf y Cruz, 2004; Grediaga 1996; Miller 2001; Pérez-Liñán, 2010; Somit y Tanenhaus, 1986; Wallerstein, 1996; y Zamitiz, 1993). Desde esta perspectiva se analizan la conformación histórica de conocimientos propios de la Ciencia política, la constitución de su autonomía frente a otras disciplinas o "saberes afines", y la construcción de una comunidad académica.

Una tercera perspectiva, cercana a la anterior, diferencia tres ámbitos de desarrollo de la disciplina (Barrientos, 2009): uno, estructural, desarrollo de las estructuras organizativas constituidas en programas de formación e investigación; dos, intelectual, influencias teóricas y metodológicas en la formación y el ejercicio, en los medios en que publican, y en los estándares que desarrollan; y tres, la profesión, referido a su ejercicio en la docencia y la investigación, en el servicio público, asesores y consultores de medios de comunicación, y en general la interacción entre académicos en organizaciones y asociaciones.

Los dos últimos enfoques se refieren al proceso de institucionalización, mediante el cual una disciplina se hace autónoma, se diferencia de otras, desarrollando cuatro componentes centrales (Clark, 1972; Wallernstein, 1996; Barrientos, 2009; Pérez, 2000):

1. Componente epistémico. Una disciplina se ocupa de una parcela de la realidad, de un objeto cualificante respecto del cual asume una posición diferenciada de otras disciplinas, con sus propias teorías, conceptos y metodologías, aunque algunas de estas sean compartidas con otras disciplinas o retomadas de ellas. Un saber institucionalizado se diferencia tanto del sentido común como de otros saberes o disciplinas y construye su propio objeto, hace de él un tema propio, de tal forma que todos los que participan del campo reconocen su especificidad y validan su conocimiento.

2. Componente organizativo. La disciplina encuentra nichos organizativos autónomos y diferenciados que le proporcionan infraestructura y recursos para su desarrollo. El surgimiento de departamentos, facultades, institutos u otro tipo de instancias administrativas y académicas implican que la sociedad o una parte de ella consideran que la disciplina desempeña una función social, valora y legitima su existencia asignándole recursos e infraestructura para que cumpla sus labores de investigación, docencia e intervención social.

3. Los dos componentes anteriores permiten la instauración de cátedras, planes y programas conducentes a títulos de la disciplina que cuentan con legitimidad intelectual y formal; las credenciales otorgadas autorizan también el ejercicio profesional y se inscriben y sustentan en el marco legal. La docencia es acompañada por la investigación como acción de apropiación, producción y socialización de conocimiento. La socialización científica incluye el aprendizaje de repertorios, conocimientos, metodologías, técnicas, autores, enfoques y conceptos propios o incorporados de otras disciplinas, así como la internacionalización de valores y formas de comportamiento que identifican a los académicos, cada vez más estandarizados por la internacionalización cultural de formas y modelos de acreditación de las carreras, y de indexación y escalafón de las publicaciones (Pérez, 2000).

4. La constitución de una comunidad académica supone que los individuos se integran a ella a través de procesos formales e informales de educación, dirigidos al dominio del conocimiento y las herramientas que circulan entre pares e interlocutores, pautas de interacción que incluyen los títulos y los requisitos para acceder a ellos, las barreras de entrada y de validación de la producción que circula en las publicaciones. Dos elementos centrales de la institucionalización son el surgimiento de publicaciones especializadas de la disciplina, en donde se socializan los productos del quehacer de sus integrantes, y la existencia de agremiaciones profesionales que convocan a eventos regulares de la disciplina (congresos nacionales e internacionales), y que se convierten en escenarios de socialización y encuentro (Bulcourf y Cruz, 2004; Pérez-Liñán, 2010).

Una disciplina puede estar débil o fuertemente institucionalizada en las tres dimensiones, presentar grados intermedios, ser fuerte en docencia pero débil en otras dimensiones, o presentar sólo algunos componentes y otros no. La matriz sirve de guía en el análisis, pero en los casos aparecerán observaciones y matices; sirve también para comparar periodos y observar la evolución de la disciplina en uno o varios casos concretos.

A partir de estas consideraciones, el presente artículo analiza el desarrollo de la ciencia política en Colombia. El argumento central es que existe un proceso de institucionalización de la disciplina, con debilidades y diferentes grados de desarrollo en su interior:

1. En docencia hay una gran expansión de la oferta: han surgido unidades académicas autónomas y desde 2005 se ofrece el ciclo completo, de pregrado a doctorado, y se han multiplicado las maestrías; asimismo tienden a predominar los profesores con doctorado, formados en la disciplina y con dedicación de tiempo completo. No obstante, hay niveles muy desiguales, los mayores avances están en las universidades de Bogotá y, en menor medida, Cali y Medellín.

2. En investigación, la década 2002-2012 marca la diferencia en la conformación de grupos de investigación en los diversos sub-campos, que cuentan con más recursos e investigadores con estabilidad laboral, en un alto porcentaje con titulo de doctores; aunque tiende a darse la misma concentración en las tres ciudades, y especialmente en universidades privadas. El acceso a fondos para investigación sigue siendo limitado: la mayoría son recursos propios de las universidades, con muy poco aporte del Estado y del sector privado; también hay nuevas publicaciones indexadas a nivel nacional, pero con débil inserción en la comunidad internacional.

3. La comunidad académica presenta algunos indicadores de consolidación: se ha ampliado el número de politólogos, de profesores e investigadores con títulos de doctorado en el extranjero que aportan a su desarrollo; la indexación de revistas a nivel nacional y algunas a nivel internacional, ligada a la generalización del sistema de referencias; la vinculación de profesores mediante concursos públicos, el surgimiento de asociaciones y la realización de los primeros congresos nacionales de la disciplina.

Este artículo consta de seis apartados: el primero presenta un panorama de la expansión de la docencia, desde sus inicios en 1968 hasta el año 2012; el segundo presenta una sucinta caracterización de los profesores; el tercero y el cuarto dan un panorama del estado de la investigación y de las publicaciones, y el quinto reseña las asociaciones y eventos. Al final, se presentan las conclusiones y algunas consideraciones respecto al desarrollo de la ciencia política en Colombia respecto a los demás países de América latina.

¿Por qué la ciencia política en Colombia como objeto de estudio? Esta disciplina es la ciencia social con mayores desarrollos en la actualidad en el país. Después de más de cuatro décadas de desarrollo y varios artículos que han planteado aproximaciones a ella (Bejarano y Wills, 2005; Casas y Losada, 2008; Leal, 1988 y 1994; Losada, 2004; Murillo y Ungar, 2000), amerita una nueva mirada de conjunto, especialmente desde una perspectiva inexplorada hasta el momento en Colombia: la institucionalización disciplinar. De igual forma ha sucedido con otros balances sobre la Historia y el Derecho (Melo, 1988), la Sociología (Cataño, 1986; Restrepo, 1999), la Antropología (Barragán, 2001; Jimeno, 2007; Uribe, 2005), y la Economía (Díaz, 2008).

Este trabajo se propone contribuir a una mayor comprensión del desarrollo de las ciencias sociales en el país, que permita visualizar sus alcances y limitaciones y ponderar su trayectoria y evolución.

La expansión de programas de formación en Ciencia política

El primer programa en Ciencia política en el país lo ofreció la Universidad de los Andes en 1968; hasta 1993 fue el único; gradualmente la disciplina se fue expandiendo y en la última década alcanza 31 pregrados (ver Tabla 1). Durante un cuarto de siglo solo había politólogos formados en esta universidad, además de los titulados en las maestrías de la Universidad Javeriana (1972), de los Andes (1975, con una interrupción entre 1981 y 1988), y de la Universidad Externado (Maestría en Análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos, 1982). Un núcleo muy reducido, al lado de otros de las incipientes ciencias sociales como la Sociología, la Antropología y la Historia, que desde finales de la década de 1950 habían iniciado su proceso de institucionalización1.

En el país, la Ciencia política estuvo muchos años limitada a Bogotá; no existía mucho conocimiento acerca de qué eran los politólogos ni había un campo profesional que los demandara. Era considerada una subespecialidad de la Sociología, como sociología política, o era asumida como formación post gradual complementaria a otras ciencias sociales. El segundo pregrado en la disciplina fue creado en 1994 en la Universidad Nacional, más de un cuarto de siglo después del primero; luego vinieron otros y la disciplina se descentralizó, además de aumentar su oferta de maestrías y doctorados.

Tras la creación del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional (1986) y del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia (1990), se dio un proceso gradual de creación de pregrados y maestrías en el país. A mediados de la década de 1990 ya había en el país cinco pregrados y siete maestrías; una década después aumentó a ocho y diez, respectivamente. Crecía el número de personas identificadas como politólogos de formación, especialmente vinculados a la docencia universitaria. En Cali funcionó también una extensión de la Maestría de Estudios Políticos de la Universidad Javeriana, que graduó a muchos profesores universitarios del suroccidente del país. La década siguiente fue de crecimiento y proliferación hasta llegar a 31 pregrados, 20 maestrías y tres doctorados. En las Universidades de los Andes, Nacional y Externado se completó el ciclo de formación (ver Tablas 2 y 3).

Como se observa en la Gráfica 1, la oferta de formación en la disciplina se mantuvo reducida a un programa hasta 1993, luego hay un lento crecimiento hasta 2001, al siguiente año se superan la decena de pregrados y empieza un acelerado crecimiento. En la última década, el número de programas en ciencia política sobrepasó a las demás ciencias sociales.

En Colombia la enseñanza y la profesionalización de la disciplina fueron tardías y se limitaron a Bogotá hasta que empezó a diversificarse la oferta en la década de los 90. La ciencia política durante muchas décadas estuvo asociada al Derecho, la mayoría de los programas que formaban abogados ofrecían el título en Derecho y Ciencias Políticas; lo que condujo a homologar ambas disciplinas. Por iniciativa de algunos líderes académicos formados en el exterior y algunos extranjeros vinculados a la Universidad de los Andes, se creó el primer programa que conducía al título de Politólogo. La ciencia política se empezó a considerar como una disciplina autónoma, aunque su perfil profesional no era claro; hasta la década de los 80 en la denominación Estudios Políticos convergían diversas disciplinas sociales en el estudio de fenómenos políticos. Lentamente la disciplina delimitó su lugar en las universidades, especialmente en las privadas, en donde siempre ha sido predominante.

Desde el año 2000 se expanden y proliferan los programas en ciencia política, por varios factores. Por una parte, se amplió el número de politólogos graduados en carreras y en maestrías, y llegaron más investigadores formados en el exterior que impulsaron la disciplina; la Universidad Nacional incursionó en el campo, primero con el Instituto de Estudios Políticos, luego con la creación de la maestría y de una revista especializada, lo que produjo mayor reconocimiento social e institucional de la disciplina; otras universidades siguieron este camino. Por otra parte, ha existido en el país gran flexibilidad en las normas que regulan la creación de instituciones de educación superior (IES) y la apertura de programas: los requerimientos formales pueden cumplirse si se cuenta con inversionistas dispuestos, de ahí el gran número de instituciones privadas que hay en el país. No se requiere de tradición académica, ni de grupos de investigación establecidos ni experiencia previa en el campo de conocimiento, para crear un pregrado2. La limitación de cupos en universidades públicas y la creciente demanda de educación superior, ha incentivado la creación de instituciones y la oferta de nuevas carreras; lo cual se expresa en el alto predominio de instituciones privadas sobre las estatales. En cuarto lugar, en la medida en que el campo disciplinar de la ciencia política se fue conformando, surgieron nuevos ámbitos de ejercicio profesional para el politólogo: administración pública, ONG, agencias internacionales, asesorías a administraciones territoriales en planes de desarrollo y políticas sectoriales como convivencia ciudadana, participación, rendición de cuentas; así como en las propias universidades e institutos de investigación. En quinto lugar, los avances en el marketing, la centralidad de la propaganda y los medios en las campañas políticas, y la apertura del sistema político, que lo hizo más competitivo, generaron también una esfera de ejercicio profesional que fue incorporando a los egresados; produciendo a su vez una mayor demanda de politólogos3.

La expansión de la oferta en ciencia política en el país se ha dado en mayor proporción en las universidades privadas: 74,2% de los programas de pregrado; 25,8% en públicas. En maestría la proporción es similar; sólo tres universidades públicas la ofrecen. Lo mismo ocurre con el sistema universitario a nivel nacional, pero en mayores proporciones: el 60% de las universidades del país son privadas4. Un dato importante es que sólo tres décadas después de iniciarse el primer programa de ciencia política del país, en la Universidad de los Andes, empezaron a graduarse politólogos en universidades públicas; la disciplina tuvo desde sus comienzos una impronta de formación restringida y orientada a sectores sociales de altos ingresos, debido a los altos costos de la formación universitaria. En los últimos lustros esta situación ha cambiado parcialmente, pero sigue siendo predominante el número de politólogos formados en instituciones privadas.

Existe una alta concentración de los programas en Bogotá, que cuenta con el 44,8% de los pregrados; entre Bogotá, Medellín y Cali concentran cerca del 70% de la oferta: en maestrías 78% y la totalidad de doctorados. La ciencia política en Colombia es un campo de formación profesional altamente privatizado y con serias limitaciones de acceso.

En el proceso de expansión de la oferta se ha conservado la dualidad entre ciencia política y estudios políticos5. En los títulos de los programas se reflejan dos posiciones: los que asumen la denominación disciplinar de ciencia política y los que prefieren la interdisciplinar de estudios políticos; otras denominaciones, como Gobierno, no obstante, empiezan a ser claramente mayoritaria la identificación disciplinar: del total de 31 programas de pregrado 19 de ellos se denominan Ciencia Política (61,2%). En segundo lugar están los que se identifican principalmente con la denominación de Gobierno (12,9%), tres programas combinan Ciencia Política y Relaciones Internacionales (9,6%), los demás son combinaciones: uno de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos, dos de Gobierno y Relaciones Internacionales, uno combina Ciencia Política, Gobierno y relaciones Internacionales y un programa es sui géneris en su denominación: Estudios Políticos y Resolución de Conflictos.

En el año 2000 se graduaron los primeros politólogos de universidad pública, en la Universidad Nacional de Bogotá (Villamil, 2001); también desde el 2001 en Popayán, Cali, Medellín y otras ciudades. Entre 2001 y 2010 se han graduado cerca de cinco mil politólogos en el país y más de setecientos en maestría en ciencia política y denominaciones afines como Estudios Políticos y Gobierno. Con la proliferación de programas se pasó de un pequeño núcleo conformado por los egresados de universidades de Bogotá y los que regresaban con títulos del exterior, a una comunidad disciplinar numerosa. Ello ha repercutido en la organización de grupos de investigación, en las publicaciones y en la ampliación del campo profesional.

En síntesis: el proceso de institucionalización de la enseñanza de la ciencia política en Colombia fue lento y gradual hasta el año 2000, durante las dos primeras décadas sólo existió un programa de pregrado y estuvo limitado a universidades privadas de Bogotá, incluidas las maestrías. Luego vino la expansión y proliferación y se transitó de un pequeño núcleo de politólogos a un creciente grupo de profesionales, que cuenta con la posibilidad de formarse en el ciclo completo desde el pregrado hasta el doctorado, aunque este último nivel es de muy reciente conformación y está limitado a Bogotá.

Los profesores

La ciencia política contó desde sus inicios con profesores con doctorado formados en el exterior; en sus orígenes fue muy importante el impulso dado por líderes académicos que se habían formado en universidades de Estados Unidos y Europa, junto a los académicos extranjeros constituyeron la base del primer programa en la Universidad de los Andes y los inicios en la Universidad Javeriana6 (Leal, 1991; Sánchez, 1993). La formación doctoral de algunos pioneros, así como la llegada de profesores visitantes a la Universidad de los Andes y posteriormente a otras universidades, introdujeron enfoques y metodologías nuevas con las que la disciplina se fue perfilando como un saber empírico analítico con influencias del análisis sistémico y del conductismo, especialmente, en contraste con el marxismo que tendía a ser predominante en la sociología y otras ciencias sociales en el país, al menos hasta la década de 1970. Asimismo, se abrieron nuevas temáticas de estudio como las elecciones, los partidos, los comportamientos de los legisladores, el clientelismo, el Estado, la democracia. Posteriormente, aunque de forma más tardía y gradual, llegarán nuevas perspectivas y enfoques como la teoría de la elección racional, la cultura política y el neoinstitucionalismo. Especialmente en la última década se han visto más reflejadas en las publicaciones y en algunos de los programas de formación de grado y posgrado.

A la Universidad Javeriana y al Externado7 se vincularon, desde sus inicios, profesores con formación en el exterior, en el Iepri concurrieron académicos de diversas disciplinas, muchos de ellos formados en el exterior, que imprimieron una gran dinámica a los estudios en el campo8. En lo sucesivo los nuevos programas combinaron egresados de las maestrías del país con otros que se graduaron en universidades de Francia, Estados Unidos, Alemania y México, especialmente. Actualmente la mayoría de los profesores tienen alguno de sus títulos en el campo; hay un alto número de doctores9.

Hay 286 profesores vinculados de tiempo completo a programas de ciencia política, estudios políticos o gobierno, además de los contratistas catedráticos, que en la mayoría de casos son más numerosos que los de planta, pero sobre los cuales la información no está disponible, varía de un semestre a otro y algunos trabajan en varias universidades a la vez. Los profesores de tiempo completo son los que asumen las principales actividades de docencia en pregrado y posgrado y realizan investigación, derivado de su estabilidad y de los compromisos institucionales. En sus comienzos era muy claro el papel de algunos líderes académicos, fundadores de la disciplina en el país, concentrados en tres universidades de Bogotá (Andes, Javeriana y Externado); posteriormente se amplía el número con la incorporación de egresados de los mismos programas, la creación de los institutos, y el surgimiento de nuevos pregrados y posgrados. En la última década la comunidad académica ha crecido vigorosamente y ha hecho la transición hacia nuevas generaciones de politólogos.

Hay tres generaciones de académicos: Los iniciadores, varios ya mencionados, vinculados desde finales de la década de 1970 y la década de 1980; algunos son todavía académicos activos y vigentes. Los nuevos, que se han vinculado en la última década en que algunas universidades (Andes, Externado y Javeriana) han renovado casi completamente los profesores de los programas creados desde mediados de la década de 1990.

Aunque existe un alto porcentaje de profesionales provenientes de otras disciplinas; predominan en el global los que tienen alguno de sus títulos en la disciplina o afines a ella (Estudios Políticos, Gobierno, Política). En promedio cerca del 60% son politólogos de grado y/o postgrado (Maestría y/o doctorado). Con la creación de pregrados y maestrías ha sido mayor la incorporación de profesores formados en la disciplina, se ha ido transitando así, de un campo amplio en donde confluían abogados, sociólogos, historiadores, antropólogos y profesionales de otras disciplinas sociales, a un campo con mayor identificación, como puede verse en las más recientes convocatorias a concursos públicos de méritos, que son cada vez más disciplinares. Las universidades con mayor tradición en la disciplina, en las que fueron creados los primeros programas de pregrado y/o maestría, el porcentaje de politólogos es claramente mayoritario, en algunas superior al 80% (Universidad de los Andes, Externado), otras al 60% (Javeriana de Bogotá y Cali, Universidad del Rosario, del Cauca).

No obstante, en 16 universidades imperan profesores de otras disciplinas (57%), los nuevos programas suelen iniciarse con base en muy pocos profesores y generalmente de otras disciplinas; se forman politólogos en más de la mitad de programas del país con profesionales de otras disciplinas; se sigue asociando la ciencia política con las facultades de derecho, incluso en las dos universidades públicas más grandes del país (Nacional y Antioquia). Asimismo, en las dos universidades públicas en donde los programas fueron precedidos de la creación de institutos de estudios políticos, que han tenido un declarado sentido interdisciplinario, los porcentajes de profesores con título de politólogos son menores: Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia y el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.

En cuanto a los niveles de formación, el 42% de los profesores son titulados de doctorado, en porcentaje más alto que el promedio del sistema universitario colombiano10, aunque más bajo que el de países como México: donde el 89,7% de los profesores de ciencias sociales tienen doctorado, y donde la media en la universidades públicas es de 33,3% (Grediaga, 1996). No obstante, hay una alta concentración, pues el 88% de los doctores vinculados a estos programas están vinculados a universidades de Bogotá, Medellín y Cali, esto introduce un factor adicional diferenciador de la formación de politólogos, lo cual se refleja también en los grupos de investigación y en las publicaciones periódicas y estables altamente concentrados en las tres ciudades, especialmente en Bogotá.

Hay también politólogos vinculados a otras universidades en las cuales no existen programas de pregrado o posgrado en ciencia política, pero que ejercen docencia en asignaturas de servicios a diversos programas y/o hacen parte de sus grupos de investigación. Consultamos las bases de datos de Colciencias e identificamos a los que hacen parte de los grupos y tienen algún tipo de vinculación laboral con la universidad. El grupo más numeroso corresponde a la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP) que hace parte de sus cuatro grupos de investigación. En esta institución predominan los profesores contratistas catedráticos o de contratos temporales y en ella se ofrecen los pregrados de Administración Pública Territorial, tres tecnologías (en Gestión pública ambiental, Gestión pública financiera y Gestión pública contable), trece especializaciones y la maestría en Administración Pública, en todas hay asignaturas referidas a alguno de los sub campos de la ciencia política. Además esta institución realiza procesos de formación a los funcionarios públicos, consultoría y asesoría a entidades territoriales, gobernantes y funcionarios del sector público. En otras siete universidades también hay grupos de investigación en ciencia política que cuentan con politólogos entre sus investigadores: Universidades Autónoma de Occidente, Antonio Nariño, Santiago de Cali, Cooperativa, Universidades EAN, Minuto de Dios y del Magdalena11. Asimismo, en la Contraloría general de la Nación existe el grupo de investigación "Gobierno, corrupción y control en un entorno global", del cual también hacen parte tres politólogos. En conjunto registramos 361 politólogos vinculados a actividades académicas, pero el número es mayor pues hay grupos que no están oficialmente clasificados en Colciencias y en otras universidades hay profesores contratistas que tampoco aparecen en estos registros.

En general tiende a predominar la vinculación de los profesores a través de concursos de méritos. En las universidades públicas lo establece la normatividad y en las universidades privadas es cada vez más frecuente la convocatoria y en las de más prestigio se institucionalizó esta forma de vinculación, además en su mayoría incluyen como requisito el título de doctor y el dominio de un segundo idioma, además de publicaciones y experiencia previa. Este tipo de prácticas han permitido cualificar al profesorado y también se han introducido diversos incentivos a las publicaciones en revistas indexadas, así como a la asistencia con ponencias a congresos internaciones.

En síntesis, la comunidad académica de politólogos pasó de un pequeño núcleo en la década de 1970, un poco mayor en los años 80, a una amplia, numerosa y mejor cualificada en la última década. No obstante, hay una alta concentración de investigadores y docentes con título de doctores en las tres principales ciudades del país, donde se combina la doble condición de politólogos con títulos de PhD, lo cual le imprime una mayor identidad disciplinar. La gran mayoría de doctores se han formado en el exterior, en Estados Unidos, Francia, México y Alemania especialmente. En este sentido el país está rezagado respecto a países como México, Argentina, Brasil y Chile, donde los doctorados llevan varias décadas y en los que es mucho más alto el número de profesores con doctorado.

Las publicaciones seriadas

Uno de los componentes centrales de la institucionalización de una disciplina se refiere a la existencia de publicaciones especializadas que den cuenta de las investigaciones, reflexiones, sistematizaciones y análisis de sus diversos sub-campos. Asimismo, que sean periódicas y estables, que circulen de forma regular y sirvan de espacio de confluencia de quienes se sienten parte de la comunidad académica disciplinar, que escriben de acuerdo con exigencias y criterios académicos y se someten a dictamen y evaluación de parte de sus pares.

Durante las décadas del 70 y 80 en Colombia predominaron los análisis y estudios de índole sociológico, socio-jurídico y de historia política sobre los politológicos. Eran más los sociólogos, abogados, antropólogos e historiadores analizando fenómenos o hechos políticos que politólogos, lo cual se explicaba porque en el país había pocos politólogos de formación. Entre 1968 y 1985 circularon en el país revistas de ciencias sociales que reunían artículos de diversas disciplinas cuyas fronteras no estaban siempre claramente demarcadas.

Las primeras revistas fueron: Controversia, del Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep, creada en 1975, incluía artículos de diversas ciencias sociales. Ciencia política, del Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, creada en 1985, orientada especialmente a difundir artículos y traducciones de autores extranjeros o artículos periodísticos nacionales. Fidec publicaba la revista Avance, con breves artículos de análisis político de coyuntura. La Revista Javeriana publicaba también artículos politológicos de coyuntura, especialmente de profesores vinculados a la Maestría de Estudios Políticos. Entre otras publicaciones que incluían análisis políticos y escribían algunos politólogos: Documentos Políticos, que circuló entre 1958 y 1985, y Estudios Marxistas, entre 1972 y 1985; ambas del Partido Comunista Colombiano. Ideología y Sociedad circuló entre 1971 y 1978, reunía ensayos y análisis fundamentalmente marxistas escritos en su mayoría por profesores universitarios, sociólogos, economistas y abogados. Cuadernos Colombianos circuló entre 1974 y 1977, la mayoría de artículos son de historia, algunos pocos análisis que pueden incluirse dentro de los estudios políticos en su acepción más amplia. El Boletín Socio-económico del Cidse, de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, en el que se publicaron algunos artículos de análisis electoral, la mayoría de sociología y economía, las dos carreras de la Facultad de socio-economía de esta Universidad12.

A la par que se expandía la enseñanza y crecía la comunidad académica, surgieron también nuevas publicaciones; se pasó de dos revistas académicas de ciencia política o análisis político (Controversia y Ciencia Política) a doce revistas, once de ellas de universidades y la otra del Cinep. En la Universidad de Los Andes se empezó a publicar en 1986 la revista Colombia Internacional, inicialmente cuatro números orientados a las relaciones internacionales; en 1988 con secciones sobre relaciones internacionales, política mundial y documentos. El mismo año empezó a circular también la revista Foro, planteaba su interés en temáticas como política, sociología, derechos humanos, elecciones, participación ciudadana, libre comercio, desplazamiento forzado, relaciones internacionales, gobierno, sociedad, desarrollo local y regional.

En el Iepri de la Universidad Nacional surgió la revista Análisis político en mayo de 1987. Fue presentada como la alternativa de socialización de conocimiento desde una universidad pública, frente al predominio de universidades privadas en la ciencia política. Se proponía asumir el rol de la Universidad como actor critico de la sociedad, "conciencia crítica", no sólo para producir y socializar conocimiento, sino también para generar debates y propuestas de transformación social. En la Universidad Javeriana empezó a publicarse, en 1988 y de forma discontinua, la revista Papel Político de la Facultad de Estudios Interdisciplinarios; cuando la facultad fue cerrada se suspendió también la publicación de la revista, que renacería en 1995 en la nueva Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. A comienzos de la década de 1990, Estudios Políticos, del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia fue la primera revista publicada fuera de Bogotá; al igual que la mayoría de publicaciones sostenía una orientación interdisciplinaria. La segunda revista fuera de Bogotá fue Políticas, del Instituto de Estudios Jurídicos, Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad del Valle, creada en 1994, circularon diez números hasta 1998, luego tuvo una segunda época entre 2005 y 2008. Desde 1996, con una periodicidad anual, la revista OASIS del Observatorio de Análisis de los Sistemas Internacionales, uno de los grupos de investigación del CIPE, de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, énfasis en las relaciones internacionales. En los años siguientes fueron creadas nuevas revistas: Desafíos, en 1996, revista del Centro de Estudios Políticos e Internacionales (CEPI) de la Facultad de Ciencias políticas y Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario; Reflexión Política, de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en 1999; Perspectivas Internacionales de la Universidad Javeriana, sede Cali, en 2007; la revista Ciencia Política de la Facultad de Derecho y ciencia políticas de la Universidad Nacional; y Opera, de la Universidad Externado. Sólo ha desaparecido la revista Políticas, del programa de Estudios Políticos y Resolución de conflictos de la Universidad del Valle, que en su nueva época llegó hasta el número ocho.

El panorama presentado en la Tabla 6 incluye las revistas que se declaran del campo de la ciencia política o de los estudios políticos, excluimos la revista Foro, que tiene un carácter más abiertamente interdisciplinario. También en las publicaciones hay diferencias de calidad. En el país existe desde el año 2002 un sistema nacional de indexación de Colciencias, la entidad encargada de la regulación y del fomento de la investigación científica, avalúa las publicaciones y decide sobre su indexación con base en cuatro categorías, según la estabilidad y calidad de los artículos: A1, A2, B y C. De las once revistas vigentes diez están indexadas, ninguna en la máxima categoría, tres en categoría A2, dos en B y ocho en categoría C. Muy pocas revistas de la disciplina se proyectan como publicaciones de alta calidad y se ha creado una segmentación que hace más difícil la sobrevivencia de las revistas publicadas por fuera de Bogotá, que son las que tienen la mejor indexación. Por reconocimiento laboral y académico, los investigadores tienden a buscar las revistas mejor posicionadas que, a su vez, pueden elevar sus estándares y ser más exigentes con los autores y tienden a publicar especialmente artículos producto de investigaciones, más que ensayos, reflexiones o artículos de revisión.

La proyección internacional de las publicaciones es muy limitada. Sólo cuatro revistas están incorporadas a SciELO (Scientific Electronic Library Online) biblioteca virtual para América Latina, el Caribe, España y Portugal y sólo dos están incorporadas y de forma muy reciente en Scopus, la base bibliográfica de resúmenes y citas de artículos de revistas científicas que tiene acceso a más de 16.000 revistas del mundo. Esta es especialmente importante por cuanto ofrece también perfiles de los autores, su formación y publicaciones.

Por otra parte, son cada vez más frecuentes las publicaciones de politólogos colombianos en revistas extranjeras. De acuerdo con la revisión de la base de datos de Colciencias (Cvlac) en la última década han publicado en revistas internacionales setenta y cinco politólogos, las revistas con mayor frecuencia son, en Estados Unidos: International Journal of Politics, Culture And Society, Harvard Review of Latin America, Latin American Politics and Society, Current History e International Studies Perspectives. En Europa: Cahiers De Recherche Du Groupe De Recherche Sur L' Amérique Latine, Problemes D Amerique Latine e Iberoamericana. América Latina-España-Portugal y América Latina Hoy, Universidad de Salamanca. En América Latina: Revista de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile, Revista Polís; en Brasil: Opinião Pública, Ecuador: Ecuador Debate e Iconos, Flacso, Ecuador; en México: Revista Mexicana de Sociología, Convergencia, Foreing Affairs en español, Perfiles Internacionales, Flacso; en Argentina: Postdata; Venezuela: Nueva Sociedad. Canadá: Canadian Journal of Latin American And Caribbean Studies/Revue Canadienne Des Etudes Latino-Americaines Et Caraibes, University Of Toronto; Canadian Journal Of Development Studies/Revue Canadienne D Etudes Du Developpement. Con menor frecuencia en International Political Science Review; Política y Gobierno, México; Electoral Studies.

Son cada vez más numerosas las publicaciones en formato de libro de autor o colectivos en diversos sub campos; incorporan debates internacionales, nueva información y nuevas metodologías. Su balance escapa al propósito y alcance del presente artículo.

Los grupos de investigación

El desarrollo de la disciplina se ha reflejado también en la investigación. El Sistema de Ciencia y Tecnología ha impulsado en el país la creación formal de grupos de investigación como estrategia de desarrollo y avance colectivo de la investigación en el país. Aunque la canalización de recursos hacia los grupos y su actividad investigativa por parte de la entidad estatal Colciencias es muy limitada13, esta política ha servido para incentivar en las universidades y centros de investigación el trabajo colectivo y la agrupación de investigadores por afinidades e interés compartidos. Esta ha sido el caso de las ciencias políticas.

En sus inicios el tiempo dedicado a la investigación fue en la mayoría de los casos marginal y la docencia ocupaba la mayor parte de las labores académicas, existían pocos grupos de investigación y ellos jugaban un papel central algunos líderes académicos. En los registros de Colciencias se identifican siete grupos de investigación que se identifican como del campo de la ciencia política creados antes de 1990: uno en la Universidad de Los Andes conformado en su totalidad por politólogos; dos del Iepri de la Universidad Nacional conformados de forma interdisciplinaria y con presencia minoritaria de politólogos; dos en la Universidad Externado, en los cuales los politólogos también eran minoritarios respecto a profesionales de otras disciplinas y uno en el Instituto de Estudios políticos de la Universidad de Antioquia también interdisciplinario. Con el crecimiento de la comunidad académica el número de grupos se multiplicó y pasó de los nueve que había a finales de la década de 1990 a setenta y ocho en el 2012. Aunque es mayor el número de grupos que se autodefinen como del área de ciencia política, incluimos sólo aquellos que además tienen al menos un politólogo entre sus investigadores (ver tabla 7).

Respecto a los grupos podemos plantear algunas consideraciones:

1. Hay desarrollos muy desiguales y los grupos consolidados (categorías A1 y A) se concentran en universidades de Bogotá, especialmente en las tres universidades que cuentan con mayor desarrollo: de los Andes, Nacional y Externado. En el otro extremo, las universidades con menor desarrollo de la disciplina, no cuentan con grupos o estos están catalogados como grupos en formación (categoría D).

2. Hay programas de pregrado y/o posgrado en 36 universidades. En 25 de ellas hay al menos un grupo de investigación clasificado en Colciencias. En las universidades en donde hay maestrías y en las tres en las que existe el ciclo completo hasta doctorado, se concentra el mayor número de grupos de investigación. Ello expresa no sólo el cumplimiento de la normatividad existente, sino también el mayor desarrollo de la disciplina en donde se conjuntan la docencia en grado y posgrado, grupos de investigación, mayor número de profesores con doctorado y publicaciones periódicas estables. En contraste, los programas de más reciente formación cuentan con muy pocos profesores y carecen de grupos de investigación que les den soporte desde su creación. Se trata de programas que agregan debilidades institucionales y de disponibilidad de talento humano suficiente para darle soporte a las actividades de docencia que surgen desvinculadas de la investigación y amparados en la flexibilidad en las normas que regulan la formación en pregrados en el país. Otras universidades que cuentan con procesos de consolidación institucional y tienen pregrados no tienen grupos de investigación registrados y clasificados en Colciencias, lo cual no indica que no exista investigación, pues no toda la investigación en la disciplina pasa por los registros de Colciencias, cuya política de financiación es muy débil y con muy baja cobertura. Algunas instituciones financian con sus propios recursos la investigación y existen grupos o proyectos que no están en las bases de datos, aunque sí se reflejan en las publicaciones especializadas.

3. A los grupos pertenecen 590 investigadores con alguno de sus títulos en ciencia política (49,5%), frente a los de otras disciplinas que son 602 (50,5%). Este dato nos indica una conformación tendencialmente disciplinar, aunque con un alto peso de investigadores de otras disciplinas. Esta información nos brinda un panorama más completo de los profesores universitarios politólogos e indica que es mayor el número de académicos vinculados al sistema universitario a través de otras formas de contratación o de vínculos que los de profesores de planta. De los grupos hacen parte también estudiantes que se están en el proceso de investigación formativa y que en los próximos años se incorporarán a la comunidad académica como profesionales (no fueron incluidos).

4. De igual forma que ocurre con la concentración de los profesores con título de doctores, los grupos de investigación se concentran en Bogotá, aunque en este caso en mayor porción: el 78,3% de los grupos de ciencia política pertenecen a universidades de Bogotá, y dentro de estas la gran mayoría son de tres universidades: la Nacional, la Javeriana y la Universidad de los Andes (el 57% de los grupos del país en la disciplina).

5. Un segundo nivel de concentración se da en las universidades privadas, en las cuales está el 51,5% de los grupos de investigación, aunque es menor a su peso en el total de universidades privadas que cuentan con pregrados en el país (77,4%). Esto es debido al alto número de grupos que existen en la Universidad Nacional (14 grupos en la sede de Bogotá y tres más en Medellín, que corresponden al 25% del total), institución que además de tener el ciclo completo de pregrado, especializaciones, maestrías y doctorado, cuenta con la cuarta parte de los grupos de investigación en la disciplina en el país, el 20% de los investigadores integrados a grupos y que tienen alguno de sus títulos en la disciplina, además de los investigadores de otras disciplinas que pertenecen también a estos grupos.

6. Las universidades privadas con mayor consolidación en la disciplina son la Universidad de los Andes, la Universidad Externado y la Universidad Javeriana, ellas tienen la mayor oferta de formación en pregrado, maestrías y doctorado (las dos primeras), además tienen un alto porcentaje de profesores con título de doctores, grupos de investigación de soporte a todos los programas y revistas estables. Concentran el 23% de de investigación y el 30% de los investigadores con alguno de sus títulos en el campo de la ciencia política. Llama la atención el tamaño de algunos grupos como los de la Universidad Externado (Opera, que tiene 86 integrantes y Observatorio de los sistemas internacionales, que cuenta con 80 investigadores, incluidos 15 estudiantes), asimismo el grupo denominado Centro de Estudios Políticos e Internacionales (CEPI) de la Universidad del Rosario, el cual declara setenta investigadores, entre ellos siete estudiantes. Entre estos tres grupos suman la cuarta parte del total de investigadores, en algunos casos integrantes aparecen haciendo parte de otros grupos de investigación y muchos de ellos no son profesores de tiempo completo.

En suma: en la última década hay avances importantes en investigación, lo que se refleja en el surgimiento de grupos estables, aunque hay diversos niveles de desarrollo. Se reproduce la tendencia a la concentración en universidades de Bogotá, especialmente en instituciones privadas.

Los politólogos se organizan

La ciencia política lleva en su proceso de institucionalización cerca de medio siglo con una más temprana consolidación de la dimensión de docencia y de la investigación, con la heterogeneidad ya señalada. Algunos componentes de la comunidad académica son de más reciente formación, como las asociaciones profesionales, de las cuales existen en el país dos: la Asociación Colombiana de Ciencia Política y, dentro de esta, la Red Colombiana de Estudios Internacionales (Redintercol)14.

La Asociación Colombiana de Ciencia Política fue creada a finales del año 2006 por iniciativa de nueve universidades privadas (encabezadas por la Corporación Universitaria de Ibagué y las universidades de los Andes, Javeriana, Eafit, del Rosario, Icesi, Pontificia Bolivariana, del Norte y Sergio Arboleda) y tres públicas (Nacional, del Cauca y de Antioquia). En todas ellas funcionaban pregrados de ciencia política y en algunas también maestrías; con el crecimiento de los politólogos en el país, fu necesario crear una agremiación que difundiera y consolidara la disciplina en el país15. En sus estatutos se establece que la afiliación no es abierta a cualquier tipo de profesional, está expresamente dirigida a politólogos de grado o posgrado y, en casos especiales, a otros profesionales que tengan tradición en investigación en algún sub campo de la disciplina16. Este aspecto es relevante dada la tendencia en el país a considerar el amplio campo de los estudios políticos como disciplinar, de confluencia de diversas disciplinas sociales y de profesionales que proceden de la sociología, la historia, la filosofía y la economía que abordan fenómenos políticos. Este requerimiento le da mayor identidad a la asociación y orienta y permite ir superando la los límites abiertos del campo disciplinar y diferenciándolo de otros.

En el 2008 fue realizado el primer congreso con sede en la Universidad de los Andes en Bogotá y contó con más de mil asistentes, politólogos y de disciplinas afines. Se presentaron conferencias centrales y ponencias en ocho líneas temáticas que dan un panorama de los intereses temáticos y de los sub campos que se han perfilado. Hubo ochenta mesas y 189 ponencias. El segundo congreso se realizó en la Universidad del Norte en Barranquilla en el 2011, y se organizó con base en las mismas ocho líneas temáticas del primero, aunque se redujo de forma drástica los asistentes, cerca de 300 y fueron presentadas 161 ponencias (ver Tabla 8).

De la ACCPOL hace parte la Red colombiana de relaciones internacionales creada en con motivo de la celebración del primer congreso de esta asociación en 2006. Dentro de sus propósitos se incluyen fortalecer los estudios internacionales en Colombia, establecer flujos y conductos regulares de comunicación entre profesores e investigadores de diversos programas de relaciones internacionales que existen en el país e incidir positivamente en los debates nacionales sobre los temas internacionales. De ella hacen parte 16 universidades, la mayoría privadas17. Hasta el momento ha realizado dos congresos nacionales. El primero, en 2009 en la Universidad del Norte, tuvo como líneas temáticas las relaciones internacionales de Colombia, seguridad e integración, y globalización; el comité académico estuvo conformado solo por politólogos; asistieron setenta especialistas. El segundo en 2011, organizado por el Centro de Estudios Internacionales (CEI) del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo, y el Programa de Relaciones Internacionales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. El comité organizador estuvo conformado sólo por politólogos, y las cuatro líneas temáticas que agruparon las ponencias fueron de clara orientación disciplinar: 1) Las relaciones internacionales en tiempos de crisis; 2) política internacional de Colombia; 3) Seguridad e integración; 4) Globalización y migraciones.

En noviembre de 2012 se realizó en Medellín el primer Encuentro nacional de facultades y programas de ciencia política, convocado por la Universidad Eafit y la Pontificia Universidad Bolivariana en asocio con ACCPOL. Constituyó un lugar de encuentro para discutir el futuro de la asociación y algunos de los debates actuales en la ciencia política en el país. En febrero de 2013 se programó el segundo, con algunos invitados internacionales.

Aunque recientes, las asociaciones y los congresos nacionales de la disciplina constituyen otro indicador del avance en el proceso de institucionalización de la ciencia política en el país.

A manera de cierre

El artículo se propuso ofrecer una visión del desarrollo de la ciencia política en el país, teniendo como eje central el concepto y enfoque de la institucionalización. Nuestro punto de partida fue que existía un proceso de institucionalización desigual, con fortalezas y debilidades y con diferentes grados de desarrollo. Luego del recorrido anterior podemos concluir que la ciencia política en Colombia contiene todos los componentes propios de una disciplina institucionalizada, pero con un grado intermedio de desarrollo. Después de casi medio siglo desde sus orígenes, algunos de sus componentes son de muy reciente concreción.

Este desarrollo intermedio se expresa en fortalezas; por una parte, la expansión de la docencia con ciclo completo hasta el doctorado en algunas universidades; predominio de profesores e investigadores de la propia disciplina; un relativo alto porcentaje de doctores; publicaciones sometidas a procesos de referato e indexación nacional y, en menor medida, internacional; grupos estables que articulan las actividades de investigación; surgimiento de agremiaciones profesionales y la reciente realización de los primeros congresos nacionales.

Por otra parte, encontramos mucha heterogeneidad en la comunidad académica. Podemos diferenciar tres subconjuntos con base en los diversos componentes presentados: 1) un núcleo de la disciplina se ha consolidado en algunas universidades y ofrece la formación en el ciclo completo hasta el doctorado o maestrías de investigación. En ellas se concentra el mayor número de profesores con doctorado, las revistas de mayor prestigio nacional e incorporadas en índices internacionales; los grupos de investigación y profesores asisten con frecuencia a ponencias y eventos internacionales, y han publicado en revistas internacionales. Se concentran estas universidades en Bogotá, y parcialmente en Medellín y Cali. 2) Otro núcleo está en proceso de consolidación: cuenta con pregrado y en algunos casos con maestría; profesores con doctorado, aunque no la mayoría; grupos de investigación en proceso de consolidación y algunas revistas indexadas a nivel nacional. 3) Un núcleo con un desarrollo incipiente del cual hacen parte la mayoría de pregrados en universidades que no tienen maestrías; en algunos de ellos hay doctores, pero no es la tendencia predominante; la mayoría no cuenta con revistas estables e indexadas; sus grupos de investigación son recientes y con pocos desarrollos; y sus profesores asisten con poca frecuencia como ponentes a eventos internacionales, publican muy poco en el exterior, incluso en algunos casos tampoco en las revistas nacionales de mayor reconocimiento.

Aún con la heterogeneidad de situaciones, la ciencia política en Colombia presenta importantes desarrollos. Existen ya algunos de los componentes propios de una disciplina con fuerte institucionalización; otros son aún muy recientes, como las asociaciones profesionales, los congresos nacionales y las revistas especializadas por sub campos. Un hecho relevante es que la formación en la disciplina presenta una alta concentración territorial y en universidades privadas. Esto tiene implicaciones en el tipo de estudios que se hacen, en el ejercicio de la profesión, en acceso desigual a la educación superior y en el tamaño del núcleo fuerte de la disciplina, el cual sigue siendo muy restringido. Estos constituyen temas abiertos a posteriores indagaciones.

¿Cuál es el lugar de la ciencia política de Colombia respecto a América latina?: en América Latina la institucionalización ha sido más tardía que en los países europeos como Italia, Francia e Inglaterra, y que en estados Unidos, donde el proceso se inició desde finales del siglo XIX; por otra parte, ha sido desigual y heterogénea. El proceso se inició especialmente desde la década de 1960 y ha estado oscilando entre el predominio de los estudios políticos más de índole interdisciplinario, y la ciencia política, con un carácter disciplinar. Aunque la disciplina ha avanzado en autonomía y diferenciación de otras ciencias sociales, en la mayoría de los casos algunos componentes de la institucionalización han sido tardíos, como la conformación de asociaciones, las publicaciones con referato e indexación internacional y los eventos académicos periódicos y regularizados.

Como señala David Altman (2005) existen asimetrías en la institucionalización en los países latinoamericanos. De acuerdo con algunos criterios mínimos, como ofrecer títulos en los tres niveles universitarios, poseer programas de investigación consolidados, tener criterios claros para evaluar la calidad de la investigación, contar con una carrera profesional y académica que permita vivir a los politólogos de su trabajo, pueden dividirse los países en tres conjuntos: 1) los países en donde existen mayores desarrollos (Argentina18, México19, Brasil20), en los cuales hacen presencia mayores componentes propios de la institucionalización como programas de grado, maestrías y doctorados, asociaciones nacionales, revistas estables y periódicas. En estos países la disciplina fue impulsada por instituciones académicas consolidadas y de prestigio como la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, en México; el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, en 1967, con sede en Buenos Aires; el ILPES, el Centro de Estudios de Estado y Sociedad, CEDES, en Buenos Aires creado en 1975; el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, en México, fundado en 1930; y el Centro Brasilero de Análisis y Planeación, CEBRAP, creado en 1972. 2) los países que han presentado avances, pero no logran aún una adecuada institucionalización o algunos de sus componentes son de reciente constitución: Chile21, Colombia, Costa Rica, Uruguay y Venezuela; y 3) los demás países en los cuales el camino es todavía más largo. Dentro de este último grupo, aún es difícil hablar de una disciplina con cierta autonomía: Ecuador, Bolivia, Cuba, Guatemala, Paraguay, Perú, Bolivia, Honduras, Panamá, Nicaragua.

Sobre este proceso hay varios aspectos a destacar. Durante varias décadas, incluso hasta los años 70, era difícil diferenciar los estudios políticos adelantados por académicos de diversas disciplinas como sociólogos, abogados o historiadores que se ocupaban de problemas y temas políticos, de los propiamente politológicos realizados por profesionales formados en ciencia política. Había mucho análisis político, pero pocos estudios politológicos (Barrientos, 2009; Nohlen, 2007). Ello se explica por el relativo bajo número de politólogos graduados, por la tendencia de la sociología a comprender el estudio de los fenómenos sociales, y porque en las universidades apenas se estaban creando nichos organizativos para la ciencia política, en donde convergían profesionales de diversas disciplinas. Por otra parte, el predominio del marxismo durante los años 60 y 70 condujo a que los problemas políticos fueran desplazados por el estudio de la revolución, los modos de producción, las clases sociales; mientras que los problemas políticos eran considerados como epifenómenos y, en el mejor de los casos, como una variable dependiente de los procesos que se presentaban en otras esferas de la realidad. Asimismo, como lo subrayara Marcos Kaplan (1970), debido a que el proceso de autonomización recién iniciaba y predominaban otras disciplinas; los cientistas políticos en esos años no eran todavía un grupo profesional reconocido y valorado en las sociedades del subcontinente, por lo cual no existía tampoco un estatus social ni un mercado laboral para los politólogos. El relativo atraso en algunos países también se explica por la presencia de dictaduras militares; en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, los gobiernos restringieron durante largos periodos el desarrollo de las ciencias sociales y el pensamiento crítico; muchos académicos se desplazaron hacia México e impulsaron las ciencias sociales en este país que también recibió muchos exiliados españoles que huían de la dictadura franquista.

En la revisión de la disciplina, que recientemente hizo David Altman (2005) destaca: a) la democratización y las políticas de desregulación educativas produjeron la eclosión de programas de postgrado en la región, aunque con serias falencias, con muy pocas políticas fiscalizadoras de la enseñanza (a excepción de contados casos), en muchos países las entidades fiscalizadoras son juez y parte de la enseñanza universitaria; b) cada vez es más claro que no basta con un primer título, menos aún para ser contratado en el mundo académico, en los países principales se requiere ya de un título de doctor para ingresar a la carrera docente, así como en universidades de mayor desarrollo en otros países como Chile, Colombia, Costa Rica, Uruguay; c) como no existe una amplia oferta de doctorados en la mayoría de países, esta formación se ha dado en el exterior, lo cual ha fortalecido el desarrollo de la disciplina: algunos continúan su perfeccionamiento en el exterior y buscan trabajo en otros horizontes (especialmente el norteamericano), otros regresan a sus países de origen con títulos competitivos, lo cual tiende a generar una situación de conflicto interno: los que no lograron la obtención de un doctorado en universidades con programas potentes, se ven "amenazados" por las nuevas generaciones de académicos que vienen con el "último grito de la moda" en la disciplina. En varios centros académicos, los que se quedaron han recurrido a conductas de autoprotección de sus puestos de trabajo. Estas personas son los más acérrimos enemigos de establecer criterios transparentes para la "carrera académica". Otro aspecto importante se refiere al surgimiento y proliferación de los denominados analistas u opinadores políticos que se autodenominan politólogos y que proliferan en distintos medios de comunicación; asimismo, como lo señala Altman, también hay instituciones que se preocupan más por la presencia pública que por la investigación y el análisis sistemático y continuado, que le dan un sesgo característico a la disciplina.

En suma: aunque es una ciencia social relativamente joven, la ciencia política se ha institucionalizado como disciplina y ha logrado consolidarse en Estados Unidos y en Europa -en esta con un proceso más reciente, afectado por la dinámica socio-política y las guerras de primera mitad del siglo XX-, en América Latina el proceso es aún más tardío y heterogéneo, pero también ha encontrado en algunos países un camino a su institucionalización. En el caso colombiano, el avance en la última década es sobresaliente, si bien con diferencias apreciables por zonas y algunos núcleos de universidades.


NOTAS

** Este artículo es producto de la investigación "La construcción de una comunidad académica. La ciencia política en Colombia 1968-2012", financiada por el Ministerio Nacional de Educación y la Universidad del Valle (2012).

1 De este proceso nos ocupamos en otro texto (Duque, 2012). Otros artículos han abordado el proceso de institucionalización de la ciencia política en el país: (Bejarano y Wills, 2005; Cepeda,1983 y 1999; Leal, 1988, 1991 y 1994; Murillo y Ungar, 2000).

2 Los requisitos son los siguientes: contar con un plan educativo que incluya el propósito de producción, desarrollo y transmisión del conocimiento; los programas académicos y los procesos administrativos deben ser coherentes con la misión y vocación que identifique la naturaleza, el quehacer y las metas institucionales; deben tener una estructura orgánica que garantice el desarrollo académico y administrativo, y que incluya procedimientos de autoevaluación permanente; un plan de investigación científica y tecnológica que incluya proyectos concretos, recursos humanos calificados e infraestructura académica y física; tener un número suficiente de profesores con dedicación de 40 horas por semana y con formación de posgrado; ofrecer al menos tres programas en diferentes campos de la educación superior y un programa de Ciencias Básicas que les sirva de apoyo; y acreditar experiencia en investigación (Decreto 1212 de 1993).

3 Algunos de estos elementos los he planteado en mi trabajo "Tres momentos del proceso de institucionalización de la ciencia política en Colombia 1968-2012", en imprenta.

4 En la actualidad existen en Colombia 286 instituciones de educación superior (IES): 80 son públicas y 206 son privadas. El sistema colombiano cuenta con 32 universidades públicas y 48 privadas. De esas 286 IES, solamente 22 han obtenido hasta la fecha el reconocimiento de la acreditación de alta calidad (Corral, 2011).

5 Por motivo de espacio no abordamos el debate sobre cuál es la denominación más acertada: estudios políticos, ciencia política o ciencias políticas (Johnson, 1989; Somit y Tanenhaus, 1988).

6 Entre los fundadores en la Universidad de los Andes estuvieron Fernando Cepeda, maestría en ciencia política en New School For Social Research; Mario Latorre (1918-1988), abogado de la Universidad del Rosario, especialización en derecho en Roma, estudió luego en el London School of Economics y obtuvo su doctorado en Ciencia Política en la Universidad de París; Francisco Leal, sociólogo de la Universidad Nacional, con maestría en la misma universidad en sociología del Desarrollo y doctorado en la Universidad de Wisconsin y Dora Röthlisberger (1941-2003) quien estudió Ciencia Política en la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y tenía una maestría de la Universidad de George Washington. Entre los profesores visitantes de este periodo estuvieron James Payne, Ph.D. en Ciencia política de la Universidad de California y profesor de Yale University, Wesleyan University, Johns Hopkins University, and Texas University; Mauricio Solaun, con estudios en las universidades de Yale y California; Gary Hoskin, PhD en ciencia política de la Universidad de Illinois y maestría en Johns Hopkins University y profesor de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de los Andes durante varias décadas; Harvey Kline, PhD en Gobierno de la Universidad de Texas, profesor de la Universidad de los Andes entre 1968-1970, regresó en diversas ocasiones. También fueron profesores Bruce Bagley, PhD en ciencia política de la Universidad de California; Jonathan Hartlyn, PhD en ciencia política de la Universidad de Yale (Sánchez, 1994).

7 Entre los primeros profesores de la Javeriana estuvieron Rodrigo Losada, formado en teología en Heythrop College y Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana con un doctorado en ciencia política en Georgetown University; y Javier Sanín, graduado en Teología y Política y en la Maestría en estudios Políticos de la propia universidad y con una maestría en ciencia política en Institut d'Etudes Politiques de París, se vinculó a la docencia desde 1982 y en el externado el francés Pierre Gilhodes.

8 Entre sus fundadores estaban, además de Francisco Leal, Eduardo Pizarro León-Gómez, licenciado en sociología en Universidad de París VIII Vincennes, con dos maestrías, una de ellas en Institut D'etudes Politiques de París y la otra en la Universidad Externado, candidato a doctor por Institut D'etudes Politiques de París; Gonzalo Sánchez, filósofo y abogado de la Universidad Nacional, con maestría en gobierno en University Of Essex y posteriormente doctorado en sociología por Ecole Des Hautes Etudes; Willian Ramírez Tobón, sociólogo, magister en historia de la Universidad Nacional, doctorado en estudios sociales de América latina por Instituto de Altos Estudios de América Latina; Alejandro Reyes Posada, abogado de la Universidad Javeriana con maestría en sociología de Universidad de Berkeley; Iván Orozco Abad, abogado de la Universidad Javeriana y doctor en ciencias políticas por la Universidad de Maguncia, Alemania. Posteriormente se vincularon otros politólogos como Hugo Fazio, Socorro Ramírez.

9 No contamos con espacio suficiente para hacer una mayor descripción de la procedencia de los doctores formados en el exterior; solo cabe señalar que se trata de un número creciente. El título de doctorado ya es requisito básico para el ingreso de docentes, en algunas universidades.

10 En Colombia en 2002 sólo el 2,9% del total de profesores universitarios tenía título de doctor; en 2009 el 4,1%. 4.578 doctores sobre un total de 110.488 profesores. En maestría se ha presentado un mayor avance: en 2009 el 19% de los profesores tenía este título: Disponible en: http://www.javeriana.edu.co/puj/viceadm/telescopi/wp-content/uploads/INFORME-COLOMBIA-actualización-2011.pdf

11 En conjunto son 74 politólogos integrados a grupos de investigación: en la ESAP hay 45; en la EAN, nueve; en la Universidad Autónoma de Occidente, cinco; en la Universidad Minuto de Dios, cinco; en la Universidad del Magdalena, cuatro; en la Universidad Santiago de Cali, cuatro; y uno en la Antonio Nariño y en la Universidad Cooperativa (Colciencias, base de datos GrupLAC, en línea: www://201.234.78.173:8083/ ciencia-war/index.jsp. Consultada el 12 de julio de 2012).

12 Este apartado contó con los aportes del sociólogo Guillermo Sánchez, especialmente sobre el origen y tendencias de las revistas.

13 En una entrevista realizada al director de Colciencias Jaime Restrepo Cuartas, en el año 2012, en la revista Semana, este manifestó la desatención de parte del Gobierno central a la entidad: de los proyectos que se presentan por universidades y centros de investigación sólo se financia el 5% (en el 2011 de 5.000 se financiaron 250, aunque 1.500 habían sido muy bien evaluados), y se redujo drásticamente la financiación de jóvenes investigadores (Semana 7/7/2008 "No existe respaldo real del Gobierno a Colciencias", Recuperado: http:// www.semana.com/economia/no-existe-respaldo-real-del-gobierno-colciencias/180298-3.aspx

14 Otra asociación a la cual pertenecen también algunos politólogos es la Asociación Colombiana de Administradores Públicos (ACAP) creada en 1980.

15 Ministerio de Educación Nacional, Centro virtual de noticias 8/9/2006 "Se creó asociación Nacional de Ciencia Política". Disponible en: http://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/article-107511.html

16 Establece en sus estatutos: "los miembros de la asociación pueden ser politólogos (as), con título de pregrado, expedido por instituciones debidamente reconocidas en el país o en el exterior, las personas con título de maestría y/o doctorado en Ciencia Política o estudios políticos, otorgado por instituciones debidamente acreditadas en el país o en el exterior y otros profesionales en ciencias sociales y humanidades con trayectoria académica o investigativa en el área de la Ciencia Política o en campos afines a la Ciencia Política de acuerdo con los campos científicos definidos internacionalmente por la International Political Science Association (IPSA) y la Unesco." www://accpol.org/membresia.html

17 Las universidades privadas son: Corporación Universitaria de la Costa, Universidad Externado de Colombia, Universidad de la Sabana, Universidad de los Andes, Universidad del Rosario, Universidad del Norte, Universidad Icesi, Eafit, Jorge Tadeo Lozano, Universidad Javeriana, Universidad Sergio Arboleda, Universidad Tecnológica de Bolívar, Universidad Nueva Granada y Universidad San Martín; y las dos públicas son las universidades Nacional y de Antioquia. RedIntercol: http://www.redintercol.org/estudiospoliticos-colombia.htm. Consultada el 10 de agosto de 2012.

18 Aunque Argentina se vio afectada por dictaduras militares que ocasionaron el cierre de universidades y la salida a otros países de académicos e intelectuales, surgieron algunos líderes académicos de la disciplina con proyección internacional como Gino Germani, Torcuato Di Tella, Guillermo O'Donnell, quien fue presidente temporal de IPSA en 1991 (Leiras, Abal y D'Alessandro, 2005). Asimismo, cuenta con una Sociedad Nacional de Análisis Político creada en 1983 y ha realizado diez congresos nacionales de ciencia política entre 1993 y 2011; en 2002 fue creada la revista institucional que ha publicado doce números hasta el 2011. Hubo anteriormente una asociación de ciencia política creada en 1957, posteriormente desapareció y fue creado el Instituto de Ciencia Política en Universidad del Salvador en Argentina, inició en 1960 la licenciatura y 1964 el doctorado. En 2008 fue creada la Asociación Nacional de Politólogos (ANAP).

19 Algunos hitos importantes de su proceso: Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, hogar de la primera Escuela de Ciencias Políticas y Sociales, que se fundó en 1955, este año también apareció el primer número de la Revista de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, que actualmente se publica como Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales. En 1962 se fundó el Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, con el fin de formar especialistas para el servicio exterior mexicano. En 1991, la Licenciatura en Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico de México, ITAM; el Instituto Mexicano de Estudios Políticos, que fundó Jaime González Graff en 1974. Trimestre Político, publicada por el FCE entre 1975 y 1976; Perfiles Latinoamericanos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, sede México, desde 1991; Política y Gobierno, en 1994, del Centro de Investigación y Docencia Económica, CIDE, institución pública cuyo programa de Licenciatura de Ciencia Política y Relaciones Internacionales ilustra el impulso que la experiencia del CEI de El Colegio de México ha dado al desarrollo del estudio profesional de la política (Loaeza, 2005).

20 En este caso se trata de una institucionalización iniciada en 1965, cuando surgió el primer programa de postgrado en la Universidad Federal de Minas Gerais; una década después, en 1974, se abrió el primer doctorado en la Universidad de Sao Paulo, desde entonces el desarrollo de la disciplina ha sido acelerado. En los años 80 surgieron nuevos programas, pocos teniendo en cuenta las dimensiones del país; en 2005 existían 13 programas de postgrado, con tendencia al predominio de instituciones privadas. Han surgido publicaciones especializadas, la más visible Dados, incorporada a ISI, la base de datos de revistas científicas. En 1997 fue creada la Asociación Brasileña de Ciencia Política. Están presentes los diversos componentes de la institucionalización de una disciplina. Aunque se reconoce que la politología no ha logrado anclarse bien en el público, el impacto en los medios de comunicación y en el mundo de la política es creciente (Amorín, 2005).

21 De los cuales Chile es tal vez el de mayores desarrollos. Cuenta desde 1966 con la Asociación Chilena de Ciencia Política, refundada posteriormente en 1983 tras la interrupción durante la dictadura militar, en 1986 realizó el primer congreso nacional, del cual se han realizado diez versiones (véase página institucional: http://www.accp.cl/?page_id=134). También cuenta con doctorados prestigiosos en varias universidades y revistas como la Revista de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica fundada en 1979 y que ha publicado 32 volúmenes. En este país la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, creada en 1957 y dentro de ella la escuela Latinoamericana de ciencia política creada en 1973, así como Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y social, ILPES, creado en 1962, sirvieron de entidades propulsoras, pero su desarrollo fue afectado por la dictadura militar de Augusto Pinochet entre 1973-1989.


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