Introducción
El presente artículo forma parte de una investigación doctoral concluida que cartografía y analiza diferentes experiencias de intervención cultural en la ciudad de La Plata (provincia de Buenos Aires, Argentina) en el período entre los años 2006 y 2015. Por intervención cultural se comprende aquí una multiplicidad de acciones que se gestan desde la producción cultural y que cruzan lenguajes, dispositivos, saberes y prácticas de la comunicación, las artes, las tecnologías. A su vez, son acciones que se apropian del espacio urbano al comprenderlo como «lugar practicado» (De Certeau, 2000; Delgado, 2007; Segura, 2010, 2013a) y al insertarse en los territorios, debates y enunciados públicos configuran el espacio público. Asimismo, dichas acciones pueden vincularse al campo de lo político al plantearse un nuevo «reparto de lo sensible» (Rancière, 2011, 2014) por medio de la visibilización de reclamos o conflictos, la denuncia de situaciones de injusticia y la intervención en la «gramática cultural» imperante.1 Es así que estas prácticas culturales contribuyen en la ampliación de los repertorios de la protesta social y la acción colectiva contemporánea. Desde allí puede comprenderse que aportan en la configuración de nuevas ciudadanías críticas en las sociedades contemporáneas -marcadas por las lógicas de la globalización y la massmediatización-, ciudadanías que se plantean cuestionar las formas tradicionales de la representación política.
En este escrito nos centraremos en la indagación de las construcciones mediáticas producidas por la prensa comercial de la ciudad de La Plata. Secundariamente, también se tensionan estos discursos mediáticos con las voces de algunas de las prácticas culturales locales. La perspectiva metodológica se constituye desde una analítica cultural que toma elementos del análisis de contenido cualitativo para la indagación de los discursos y mensajes mediáticos. También se utilizan algunas de las entrevistas en profundidad realizadas en el trabajo de campo de la investigación a integrantes de colectivos culturales de la ciudad.
La ciudad en los medios, los medios en la trama urbana
Muchos autores han destacado la importancia de investigar los medios de comunicación y, en particular, las representaciones mediáticas sobre distintas prácticas sociales (Badenes, 2009, 2012; Caggiano, 2005; Cebrelli y Rodríguez, 2013; Elizalde, 2005, 2013, 2015; Reguillo, 2000; Rincón, 2003; Rodríguez, 2011; Spivak, 2000).2 Entre ellos, Omar Rincón (2003: 245) sintetiza esta cuestión en cuatro puntos:
Para el campo de estudios de la comunicación, son un objeto irrenunciable. Se vuelve un imperativo investigar en los procesos y las lógicas mediáticas.
Constituyen los ejes centrales de la vida social contemporánea ya que su acción es significativa en las agendas de conversación, la toma de decisiones y la construcción de identidades comunes.
Tienen un papel estratégico en la construcción de una cultura popular mundializada, en la visibilidad estratégica que le otorga a las identidades locales y en la mediación y negociación que realizan entre lo local y lo mundial.
Tienen una historia de dispositivos, modos y estrategias de construir el mundo simbólico.
Pero ¿por qué indagar en los medios de comunicación para reflexionar sobre la ciudad y las intervenciones culturales que en ella se producen? En un artículo, Néstor García Canclini comprendía que las dinámicas de la vida urbana tienen que ser también reconocidas en los discursos e imaginarios que sobre las ciudades -y las personas que las habitan- realizan los medios: «La caracterización sociodemográfica del espacio urbano no alcanza a dar cuenta de sus nuevos significados si no incluye también la recomposición que les imprime la acción massmediática» (1996: 10). Para este autor, tanto los estudios urbanos como los comunicacionales abrían «la tendencia a entender la ciudad en relación con los procesos de comunicación y a estos vinculados con la trama urbana». De este modo, la ciudad «no es vista ya sólo como escenario para habitar y trabajar, y por tanto como simple organización espacial» (1996: 9). Por el contrario, la ciudad se constituye en una trama de sentidos, representaciones sociales y modos de habitar que son diferenciales, desiguales y que, muchas veces, colisionan.
Desde estos aportes se entienden los medios de comunicación como constructores de sentido sobre las ciudades. Pero, globalmente, se los reconoce como actores que proponen «marcos interpretativos de la experiencia colectiva a través de la construcción de acontecimientos, casos, testimonios y series, y a la focalización en ciertas prácticas y sujetos» (Elizalde, 2005: 25) que, de este modo, operan en y disputan las significaciones sociales. Se entenderá así que las representaciones mediáticas co-construyen determinados sentidos sociales.
Así, el presente artículo indaga en el discurso mediático de la prensa escrita en la ciudad de La Plata, centrando el análisis en el diario El Día, para analizar las representaciones sobre algunas prácticas culturales que acontecen en la ciudad. En parte, la decisión de atender a la prensa escrita se debe a que esta «se ha considerado el lugar privilegiado donde una sociedad se piensa» (Rincón, 2003: 246), por sobre otras plataformas y lenguajes. Se analiza la construcción de sentidos que produjo este medio local sobre diversas intervenciones culturales en la ciudad en los últimos diez años, momento singular de emergencia de prácticas culturales que se apropiaron de lo urbano.
La propuesta de tomar solamente a la prensa escrita de la ciudad puede resultar limitante si lo comparamos con la diversificación y gran cantidad de otros medios que existen actualmente, e incluso que se desarrollan en La Plata (agencias de noticias, medios electrónicos, radios públicas y privadas-comerciales, comunitarias, señales de televisión de aire y por cable, etc.). Una razón es la accesibilidad de la muestra y los materiales (los diarios y publicaciones impresas suelen ordenar y archivar sus producciones, y las hemerotecas catalogan estos materiales). Otra razón, más importante, es el lugar privilegiado que siguen ocupando los medios impresos en La Plata. Principalmente el diario El Día en tanto tradicional matutino y como medio de comunicación en el que la ciudad «se informa», «se expresa» y «se piensa», aunque queda claro que en esa construcción mediática -que se presenta como abierta y democrática- existen muchas voces y formas de la ciudad que quedan por fuera.3
Perspectiva metodológica
En la definición de Klaus Krippendorff se entiende al «análisis de contenidos» como «una técnica de investigación destinada a formular, a partir de ciertos datos, inferencias reproducibles y válidas que puedan aplicarse a su contexto» (1990: 28). Los objetos a analizar pueden ser textos u otro material con significado. Tomando la propuesta de este autor, se considera que el análisis de contenidos, en tanto una técnica recurrente en el análisis clásico cuantitativo, puede ser enriquecida con procedimientos interpretativos. Es decir, desde una mirada cualitativa que dé cuenta, por ejemplo, del contexto en el que se inscriben los textos o de cuestiones latentes (Marradi, Archenti y Piovani, 2007: 291-292). Al ampliar su definición -en la orientación y aplicación que aquí interesa- puede ser entendido como un procedimiento sistemático ideado con el objetivo de examinar el contenido de una información publicada por los medios de comunicación (en este caso, diarios) para obtener datos empíricos con los cuales trabajar en las hipótesis o preguntas de investigación. De este modo, adopta como unidad de análisis el mensaje.
Para la utilización de esta técnica interpretativa se construyó primero un universo amplio de textualidades periodísticas en medios gráficos y digitales: notas, notas de opinión, crónicas periodísticas y editoriales en diarios y revistas locales, provinciales y nacionales sobre las intervenciones urbanas en la Argentina y, particularmente, en La Plata (entre los medios comerciales: los diarios El Día, Hoy, Diagonales, La Nación, Clarín, Página /12 y revista Ñ; entre los medios alternativos: revista La Pulseada, portal Prensa de Frente, Indymedia La Plata, Diario Contexto, entre otros). Finalmente, se decidió delimitar un corpus material de análisis en las publicaciones del diario de tirada local y regional El Día, tanto de su versión impresa como en su versión web. Esta decisión se corresponde con una caracterización del lugar que ocupa ese medio en la configuración de sentidos sobre y en la ciudad de La Plata, más allá de las distancias de mirada y posición que se tiene con ese medio. A la vez, en la contabilización de los materiales, fue el medio periodístico local de mayor cobertura, produciendo varias notas sobre cuestiones vinculadas a los intereses de la investigación (caracterizaciones sobre la ciudad, lo público y la cultura local).
El caso del diario El Día
¿Por qué El Día?
La elección del diario El Día correspondió al supuesto de que ese medio de comunicación es un «actor político» (Borrat, 1989)4 de importancia en la construcción de los discursos y sentidos que se configuran sobre y en la ciudad de La Plata. Puede decirse que es el principal medio que define agenda de discusión en la ciudad. Al mismo tiempo, en el acopio de materiales periodísticos y su cuantificación, fue este medio el que más publicaciones realizó sobre las cuestiones que interesan para este análisis, planteando no sólo «preocupaciones sentidas» por los «vecinos» de la ciudad, sino sobre todo una posición fuerte y contraria a ciertos tipos de intervenciones gráfico-visuales urbanas.
El Día fue fundado en 1884 y es considerado unos de los primeros medios de prensa de la ciudad. En 1955 con la dictadura autodenominada «Revolución Libertadora», David Kraiselburd -que era cronista del matutino desde 1928- integró el grupo empresario que se hizo del medio. En 1961 se transformó en su director y el principal accionista.5 Su hijo Raúl Kraiselburd asumió la dirección del diario desde 1974, luego de que David Kraiselburd fuera secuestrado y asesinado por la organización Montoneros. Se puede decir que la tendencia de la línea e intencionalidad editorial de El Día ha mantenido una mirada conservadora y que ha brindado su apoyo a los oficialismos locales en el poder. También ha dado respaldo desde sus páginas a la última dictadura cívico-militar en el país (1976-1983). Según Badenes «la relación con la dictadura fue de colaboración y apoyo, si bien no pertenece al grupo de empresas periodísticas con mayor compromiso, asociadas al negocio de Papel Prensa» (Badenes, 2012: 51).6
En relación a su circulación, según datos del Instituto Verificador de Circulaciones -IVC-, en noviembre de 2016 El Día tenía una circulación neta pagada de casi 26.000 ejemplares diarios y es la edición paga más vendida de la ciudad.7 En los últimos años se puede observar que El Día comenzó a modificar sus estrategias periodística y de negocios, en parte, con el rediseño de su sitio web en el que ha incorporado varias actualizaciones diarias de noticias, ha realizado una ampliación de publicaciones producidas para la web, ha asignado importantes espacios para las publicidades pagas en la cabecera y los laterales de su sitio y ha generado perfiles en varias redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Google+, Youtube) enlazadas con su web. Según el sitio Alexa -especializado en estadísticas web- la página www.eldia.com ocupa, a diciembre de 2016, el puesto 235 entre los sitios web más vistos de la Argentina. Pero lidera el ranking de las web más visitadas en La Plata, por sobre la página del diario Hoy -su competidor directo- y delante también de la página del Municipio, la web de venta y alquiler de inmuebles SIOC y el portal de la UNLP.8 De este modo, se puede inferir que si bien la versión impresa del medio fue perdiendo peso en el mercado de diarios y revistas -en términos de volumen de ventas-, El Día se mantiene como principal medio de comunicación en la región. A su vez, El Día no es únicamente un diario y su web. Forma parte de un grupo empresario Kraiselburd dedicado a los medios que cuenta también con la agencia Noticias Argentinas, los diarios El Plata y Popular, las radios La Redonda y FM Diez y tres canales de televisión por cable.
Los materiales y la propuesta de análisis
Al perseguir como objetivo el análisis de los discursos y las representaciones mediáticas que se realizan sobre las intervenciones culturales en la ciudad en el período 2007-2015, la primera acción consistió en la búsqueda aleatoria y el acopio de publicaciones aparecidas en diferentes medios de comunicación, la intención fue explorar la red de textualidades mediáticas. Dentro de lo que se puede denominar como «prensa comercial», se encontraron publicaciones de los medios mencionados antes, tanto en sus soportes impresos como digitales.9 Luego se decidió seleccionar y sistematizar para el análisis el material publicado únicamente en El Día, por las razones ya expuestas: importancia local del medio y cantidad de publicaciones realizadas por dicho medio.
El corpus material definitivo de análisis está compuesto por 44 textos periodísticos entre notas, notas breves, crónicas, entrevistas, editoriales y columnas de opinión, publicados entre los años 2007 y 2015 por el diario El Día.10 La construcción de este universo es exhaustiva y tiene el objetivo de poder indagar en algunos materiales periodísticos concretos publicados durante la temporalidad que es objeto de este artículo.
Como se mencionó antes, el análisis fue realizado desde una propia adaptación de los criterios que propone Klaus Krippendorff (1990) para el análisis de contenido cualitativo. La utilización de esta técnica se inició con la sistematización del material recabado. Luego se realizó un cuadro descriptivo sobre esas publicaciones. De dichas publicaciones se tuvieron en cuenta e indagaron: titulares, volantas, bajadas, recuadros, titulares secundarios y fotografías. También el tipo de textualidad, las fuentes de información y los actores locales relevantes. El definitivo cuadro descriptivo de los materiales se organizó en orden cronológico ascendente con los siguientes ítems: fecha, tipo de texto, aspectos narrativos (título, cuerpo de texto, prácticas mencionadas, fuentes de información y aspectos visuales -uso de imágenes-) (ver anexo).
Los objetivos del análisis se articulan entre sí. A efectos analíticos fueron separados en 1) marcar las formas, recurrencias y el énfasis en el discurso del medio (qué economía simbólica utiliza) y 2) inferencias que den cuenta de las construcciones de sentido que realiza El Día sobre la ciudad y las intervenciones culturales (qué posicionamiento e intencionalidad editorial persigue, qué sentidos produce). A continuación se presenta el análisis pormenorizado.
El análisis y los resultados
La guerra contra el vandalismo
Se parte de entender que El Día ejerce un tipo de periodismo tradicional y, en muchos casos, su intencionalidad editorial presenta una mirada conservadora y elitista sobre diversas situaciones y cuestiones de la realidad política y social de la ciudad, el país y el mundo. Esto produce desde el inicio un fuerte contraste con las prácticas emergentes de intervención cultural que se indagan en la investigación, que de modo rápido se pueden entender como «alternativas», «no-institucionales» y «emergentes» (López, 2017). A los propósitos del artículo, dicho contraste podía ser productivo para explorar y confrontar diferentes miradas sobre la ciudad y la cultura urbana.
En tal sentido, las primeras inferencias que se tenían sobre la posición elitista y conservadora sobre la ciudad y la cultura de un medio de comunicación como el diario El Día se pudieron corroborar en las lecturas y descripciones de las publicaciones seleccionadas: las referencias al cuidado y la limpieza de la ciudad son recurrentes en su construcción discursiva. La Plata sería una ciudad que hay que cuidar y procurar que esté limpia (¿aséptica?) frente a las acciones que la atacan, la invaden y la contaminan.
Sin embargo, si bien sostiene un discurso que apela al cuidado y limpieza de la ciudad, llamando a ejercitar políticas punitivas y de control que tendría que llevar a cabo el Estado, principalmente el Estado local: «sancionar con el máximo rigor legal previsto a los transgresores», también encuentra otra manera de pensar esas situaciones. A su vez, en relación a la cultura, en las publicaciones de este diario no se apela únicamente a una idea de las Bellas Artes, aunque siempre le reserva un lugar destacado. Estas dos cuestiones -la ciudad limpia y la cultura como Bellas Artes- están presentes, lo novedoso es que se encuentra algo más en la economía simbólica de sus publicaciones. La operación de sentido que realiza El Día se complejiza cuando el medio recupera de manera positiva, y toma para esa perspectiva conservadora, a las prácticas tanto del «muralismo» como del «arte urbano» y el «street art». De este modo, para El Día estos conceptos y «prácticas artísticas» funcionan como sinónimo de «embellecimiento de la ciudad» y como acciones de combate al «vandalismo» y los «ataques» del grafiti y las pintadas, la «plaga de aerosoles» y el «escracho ilegal». Como dice el diario en una de sus publicaciones: «el arte protege la pared». Esta operación discursiva implica a) limitar la acción de estas prácticas como productores de sentido; b) quitarles su potencial crítico-conflictual para pensar y hacer la ciudad; y c) reforzar un binarismo conservador entre algo que sería artístico y estilizado frente a algo que sería ilegal y no-estilizado.
Para profundizar lo dicho hasta aquí, según El Día aquellas acciones que serían ilegales y no-estilizadas solo buscan perjudicar a los «vecinos», causar un «daño» y hasta «atacar» o «despertar el temor» de los habitantes (identificados como «vecinos», «propietarios», «frentistas»). Por el contrario, el «muralismo embellece» instituciones de la ciudad y lleva adelante un «trabajo comunitario» en el que se encuentran «artistas » y «vecinos» generalmente alrededor de alguna causa o institución social. El «arte callejero»/«arte urbano», por su parte, «le pinta la cara a la ciudad»: «embellece casas particulares» y se convierte en una «tendencia que crece» entre los «frentistas». También produce «coloridas galerías urbanas» con «figuras nacionales e internacionales» y «le cambia la cara» a los hospitales de la ciudad con un «mensaje de esperanza». Ambas «intervenciones artísticas» son, para el centenario diario platense, protagonistas de la «explosión de la imagen» y «el color» que se observa en las paredes de la ciudad y también son herramientas válidas «frente al flagelo del grafiti» y el «avance del aerosol», utilizadas tanto por la ciudadanía como por las instituciones. Representan así una «defensa» de bienes, espacios y personas.
Por cuestiones de estética urbana, para dotar a las fachadas de valor simbólico o simplemente como forma de contrarrestar el vandalismo que producen los grafitis, en muchas viviendas e instituciones se hacen los más diversos murales. (El Día, 7/12/2014).
«La casa se destaca y el plus fue que me salvó de los grafitis» contó la dueña de la casa. (El Día, 24/08/2015).
Esta operación que realiza el medio se completa con el tipo de fuentes de información que menciona en sus publicaciones. La principal fuente son aquellos que denomina como «los vecinos» y sus variantes: «propietarios», «dueños», «frentistas» y «comerciantes »; lo que da cuenta de cierta pretensión de dar voz a los que el diario considera los afectados directos del «flagelo del grafiti» y el «avance del aerosol», así también a los que ganan «belleza» en sus frentes. Otras importantes fuentes de información que menciona son las oficiales: «las autoridades», el Municipio -la administración de ese momento y el concejo deliberante- y la policía, entendidos como los ámbitos que tienen que velar y controlar que este tipo de acciones (el grafiti, el garabato, la pintada callejera, la pintada política) no sucedan, proteger a los edificios públicos y privados de los «ataques».11
El dibujo apareció en la madrugada [...], a unos cinco metros de altura, alarmó a los vecinos del lugar y reencendió el debate por las pintadas callejeras, que avanzan sin control en la Ciudad. (El Día, 14/08/2012).
Los vecinos no vieron al grafitero, pero sí las huellas de sus zapatillas trepando por una pared lateral, lo cual les generó indignación por la pintada y temor. (El Día, 19/08/2012).
Dañar el patrimonio público es un acto de vandalismo y desaprensión al que le cabe una efectiva sanción. (El Día, 31/08/2007).
Según detallaron fuentes policiales en su reporte, en poder de los adolescentes secuestraron «10 aerosoles marca KWT de diferentes colores, 42 picos, un par de guantes, una tijera metálica y una mochila color gris» (El Día, 3/07/2015).
Cualquier frente de vivienda, comercio, institución o edificio público, monumento, señalética, y hasta el pavimento, se sabe, son objeto de pintadas, y el material que viene en aerosol es el más utilizado para esa clase de vandalismo. Hace muchos años que la modalidad «grafitera» se ensaña con los espacios limpios de la vía pública, y eso es así aunque ha habido más de un proyecto que buscó terminar con ese accionar. (El Día, 18/04/2015).
Estos verdaderos atentados que afean el espacio público no sólo requieren de una mayor fiscalización municipal, en el sentido de aplicar las reglamentaciones vigentes a los autores de estas agresiones, sino que reclama asimismo la realización de campañas educativas -que puedan ser tan persistentes como persuasivas- destinadas a que se tome conciencia de que los frentes de los edificios forman parte del patrimonio urbanístico y que éste pertenece a todos, no a quienes deciden, en base a un erróneo concepto de lo que debe ser la libertad, utilizarlos para hacer propaganda. (El Día, 5/09/2015).
Sin embargo, como se afirmó antes, también el diario se encarga de relevar algunas prácticas y actores que intervienen en la ciudad y los recupera como fuentes de información. De este modo, El Día recurre la voz de algunos «artistas callejeros» de la ciudad (Luxor y Lumpenbola, principalmente, pero también refiere las prácticas de otros productores como Acra, Bruno Sirota, el encuentro ZigZag).
Las respuestas de Luxor ante la insistencia del periodista para que realice algún comentario negativo sobre el grafiti y que lo asimile con un «daño», pueden ser una interesante muestra de la operación de sentido de El Día y, a su vez, de la salida -¿juguetona?- que este productor visual propone para pensar las situaciones que se pueden vivenciar en la ciudad:
-Hay muchos vecinos que se quejan por los daños que les causan las pinturas en sus frentes... usted lo sabrá bien. Dicen que esos daños les originan costos económicos elevados, cuando quieren borrar esas pintadas.
-A mí nunca nadie me dijo que lo que hago puede causarles un daño. De modo que no puedo hablar por lo que hacen los demás.
-En realidad, las mayores quejas son contra los grafiti. Hay gente disconforme con esto, gente que le desagrada...
-Siempre me interesaron los grafitis, pero nunca los hice. Me parecen algo hermoso.
-Perdón por la insistencia, pero si un día ve que al frente de su casa lo embadurnaron con leyendas y pintadas... ¿no le molestaría?
-No, para nada. No tengo apego a los bienes materiales. (El Día, 3/02/2013).
Pero es principalmente la voz de aquellos que llama «los especialistas» -con sus variantes: «las investigaciones», «los investigadores», «los profesores»- a los que este medio asigna más espacio para enunciar sus discursos y exponer su mirada sobre la ciudad. Cristina Terzaghi, docente de la Carrera de Muralismo y vicedecana de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata, es la persona más consultada, en tanto «especialista», por su práctica muralista-educativa (artista y docente). El discurso de Terzaghi -la pintura mural es dañada por el grafiti, el muralismo tiene que ser perdurable y monumental-, funciona como elemento destacado, legitimado y legitimador, en tanto discurso especializado, en la batalla contra el grafiti y todas las inscripciones visuales «no artísticas»; batalla que El Día emprende desde sus publicaciones. Terzaghi se suma a las voces que reclaman que esta actividad en las paredes de domicilios particulares e instituciones sea regulada por el Municipio.
El incipiente muralismo platense también encuentra un obstáculo: la falta de conciencia de la población, que se puede constatar cada vez que una pintura mural aparece salpicada de grafittis. (Cristina Terzaghi, El Día, 19/09/2010).
La artista y docente se mostró preocupada por la gran cantidad de firmas y escritos que no corresponden a expresiones artísticas y se observan en paredones. Aunque interpretó que son cuestiones generacionales que pueden obedecer a inseguridades, cree que estropean muchos edificios públicos y privados. «Hay grafiteros que son buenísimos, pero pasa algo en esta Ciudad que no nos podemos explicar; hay vecinos que nos preguntan qué les enseñamos a nuestros alumnos», dijo la docente. En relación a la decisión de muchos vecinos de pintar murales en las fachadas de sus viviendas para desalentar las pintadas políticas u otro tipo de garabatos, Terzaghi evaluó que eso se hace más para prevenir el vandalismo que por amor al arte. (Cristina Terzaghi, El Día, 7/12/2014).
Todas las recuperaciones que realiza el diario de otras voces -«los artistas», «los especialistas», «los vecinos/frentistas»- así como los diferentes formatos de escritura y piezas que emplea: los editoriales que marcan la posición del medio, crónicas, columnas de opinión, entrevistas y galerías de imágenes- dan cuenta de ciertos matices diferenciales al pensar la ciudad y las inscripciones que se producen y circulan en ella. De este modo se puede plantear que detrás de El Día, entendido como un «actor político» de relevancia en la ciudad, existe una complejidad discursiva y de sentido. Es decir, El Día como un actor que, en el marco de una línea editorial, es polifónico. Esta cuestión es clave para no perder la complejidad del análisis de las representaciones mediáticas o correr el riesgo de invisibilizarla.
Un paisaje a contemplar
En líneas generales, en las publicaciones analizadas de El Día el sentido de ciudad es acotado. Parecería que la ciudad es principalmente el mobiliario urbano, las paredes, los muros y los frentes; en esas materializaciones urbanísticas parece quedar reducida, se trata de una «ciudad objeto». En relación con esto, se produce una mirada tradicional que entiende a la ciudad como un espacio para la contemplación: un «paisaje urbano», una «postal urbana», un «enorme lienzo». Así es que a este «paisaje-ciudad» solo se debe dar cuenta y mirar, una experiencia urbana limitada: «vida contemplativa». Pero esta mirada adquiere algunos matices: a) sin salir de ese paradigma objetual, considera a la ciudad como un objeto sensible: que «sufre», «llora», que está «indefensa» y «pierde la batalla»; b) se actualiza (y se modifica en algún punto) al incorporar ciertas tendencias gráficas-visuales no tradicionales ni propias de las Bellas Artes: el «muralismo», el «arte callejero» o el «arte urbano» están habilitados a «intervenir» en el paisaje siempre que sea para «embellecer» y «frenar el vandalismo». De este modo, en la construcción de sentido que realiza El Día sobre la ciudad se introduce cierta praxis social, algo de «vida activa».12 En varias publicaciones estas prácticas se consideran positivamente, y se excluye a aquellas otras expresiones que se identifican como negativas; principalmente el grafiti, pero también las pintadas de todo tipo: políticas, personales, de hinchadas. Esta mirada, a su vez, refuerza sentidos binarios sobre lo que sería legal o ilegal, legítimo o ilegítimo, bello o «escracho visual», artístico o no-artístico, actividad con pedido de permiso o acción clandestina. También sobre lo que sería el cuidado o el vandalismo, lo propio de esta ciudad y lo que sería un flagelo/un cuerpo extraño/plaga que hay que quitarse de encima por todos los medios.13 Para El Día cuando esas otras intervenciones actúan se produce un daño, la ciudad «sufre» y, aun con varias acciones para frenarlas, sigue «perdiendo la batalla frente a las pintadas y grafitis».
Por último, en cuanto a otras prácticas de intervención cultural que se han realizado en La Plata en esa misma temporalidad, pocas han recibido cobertura en este medio. Se encontraron algunas excepciones: a) las intervenciones y obras de las acciones de los interventores visuales Luxor, Lumpenbola y Acra (los dos primeros tuvieron varias notas en diferentes años); b) dos intervenciones disruptivas en el espacio urbano: la notificación tergiversada de ARBA (Agencia de Recaudación provincial) en relación al femicidio de Sandra Ayala Gamboa, y la campaña «Hacé como José» que denunciaba el aumento del boleto del transporte público local (esta última con un tratamiento menor); c) dos eventos colectivos: la «Muestra Ambulante» y el encuentro «ZigZag» (este último fue una de las noticias de tapa y recibió una extensa nota).
Las primeras intervenciones -como ya se refirió antes- son consideradas por el medio como «prácticas artísticas» que con su «explosión de color embellecen la ciudad» y son tomadas por los vecinos y las instituciones como «recurso del arte para frenar el vandalismo» (El Día, 3/09/2015). Los interventores son identificados como «artistas» o «artistas urbanos».
Sobre las segundas intervenciones, en las publicaciones de El Día se puede reconocer un tratamiento distinto. Por un lado, «Hacé como José» fue tomado con seriedad, se informa sobre la iniciativa de José María Martínez y de la Asamblea «Contra el tarifazo » y se recupera textualmente su voz, expresada en la conferencia de prensa que José montó en la Plaza San Martín ante varios medios locales. Si bien la cobertura de El Día fue breve, se cumplió el objetivo de la campaña de visibilizar en los medios el reclamo sobre el aumento del boleto de colectivo. De este modo José, un docente de la ciudad que como otros trabajadores viaja en micro -pero también personaje de fábula para discutir sobre el «tarifazo»- adquirió mayor estado público por la acción de los medios. Por otro lado, se puede reconocer una carga negativa en el tratamiento mediático de El Día sobre las «notificaciones falsas» de ARBA, acción que no fue reivindicada o referida por ningún grupo o interventor pero que está articulada con los reclamos llevados adelante desde la «Asamblea Justicia por Sandra». Según la nota del diario:
Los contribuyentes que se vieron involucrados en esta extraña «convocatoria» no comprenden si se trata de una burla grosera o si responde a una maniobra por parte de gente que de alguna manera está relacionada con el caso de Ayala Gamboa. Sea cual fuere el origen de estas comunicaciones «truchas» no se entiende cuál pudo haber sido el objetivo ni qué se gana molestando a la gente que concurrió, preocupada por la intimación, a la sede de 7 y 46. (El Día, 21/08/2009).
Sin embargo, también aquí se puede plantear que algunos de los objetivos de esa acción cultural -que El Día dice no entender- se cumplieron: visibilizar en los medios el reclamo por el femicidio de Sandra Ayala Gamboa, y que se trataba de un crimen impune. Cuestiones de las que el diario hace eco. Lo que no se consiguió es vincular a ARBA con lo que sucedió con Sandra, en tanto encubrimiento de un femicidio.
La intimación resultó falsa, según advirtió una vez que se lo indicaron en esas oficinas: no sólo no había salido del organismo sino que además en la nota se la invitaba a «esclarecer el caso» con Sandra Ayala Gamboa. Ese es el nombre de la joven que fue asesinada en 2007 en el edificio en el que ahora funciona ARBA y por quien su familia reclama justicia desde entonces.
[...] El cuerpo de Sandra Ayala Gamboa -de 21 años y peruana de origen- fue hallado en un baño de un edificio de la ex dirección de Rentas -hoy ARBA-. Antes de matarla, según las primeras pericias, abusaron sexualmente de ella. La familia de la joven demanda desde hace tiempo -con protestas incluidas- que el crimen no quede impune, ya que la investigación judicial no ha dado en dos años y medio señales de avance, a pesar de que el gobierno provincial ha ofrecido una recompensa de 70 mil pesos para quien aporte datos sobre el caso.
Igual que Ana, otros contribuyentes recibieron la «notificación» y en ARBA tuvieron que aclararles que «alguien está haciendo una broma de mal gusto», de acuerdo a las respuestas que aseguran haber obtenido quienes respondieron a la convocatoria que, creyeron, se había efectuado desde la agencia recaudadora de impuestos.
Voceros de ARBA indicaron que en el teléfono 0-800 de la repartición se atendieron numerosos llamados de vecinos que habían recibido esas notificaciones. «Son totalmente falsas», remarcaron, y comunicaron que instruyeron al personal para que informe a la gente que las recibió que no fueron emitidas desde esa dependencia. (El Día, 21/08/2009).
Por último, sobre el tercer grupo de intervenciones culturales mencionadas en las publicaciones de El Día, la «Muestra Ambulante» (2009) y «Zig Zag» (2012) son identificados como eventos artísticos. De la Muestra Ambulante se reproducen fragmentos de lo que claramente son gacetillas de prensa (una invita a la presentación del libro-catálogo de la «Muestra Ambulante» y la otra informa sobre algunas de las actividades de la Muestra de ese año), esto da cuenta de que se trabajó sobre gestión mediática de la comunicación desde la coordinación de la Muestra. Por su parte, el encuentro «Zig Zag» fue una de las noticias de tapa en su versión impresa, acompañada incluso por una imagen referencial de grafiteros en plena acción: «Cumbre internacional de grafitis: le pintan la cara a la Ciudad» (El Día, 14/10/2012); aunque hacia el final de la nota interior se aclara que el espacio abarca además otras expresiones como el video, la fotografía, la danza, el teatro y la pintura de caballete. En toda la nota se encuentra un tratamiento positivo del evento: «artistas de diversas partes del mundo», «maestros del grafiti artístico», «son verdaderas obras de arte». También se encuentran fragmentos de gacetillas de prensa (datos de referencia del evento y actividades) y se recupera la palabra de los involucrados.
«La idea es organizar encuentros autogestivos donde se generen redes que nos permitan aprender de otras experiencias y pensar nuestras propias prácticas», dijo ayer uno de los maestros del grafiti artístico sobre el encuentro que se desarrolla en La Plata. [...]
«Intervenimos en el espacio público porque es un lugar privilegiado para retomar la palabra», completó otro de los artistas. (El Día, 14/10/2012).
La versión web de la nota sobre «Zig Zag», a su vez, está acompañada por una extensa galería de imágenes; suman en total 13 fotografías del evento, todas de pintadas en paredes y muros.
Narrativas diferenciales sobre la ciudad
El análisis de las publicaciones de El Día muestra que este medio no ha relevado a la gran mayoría de las prácticas de intervención cultural que se realizaron en La Plata entre los años 2007 y 2015.14 Parece que estas prácticas no están en la órbita de lo que este diario considera noticiable. Pero existen algunas excepciones. Este diario que, como se planteó, ocupa una posición central en el sistema de medios privados de la ciudad, parece más preocupado en dar la batalla cotidiana contra el «grafiti vandálico». Para ello (o contra estas prácticas), como se analizó, El Día utiliza una economía discursiva estigmatizante, similar a las páginas asignadas a los hechos policiales y delictivos: realizan «ataques», producen daño a la propiedad, generan «alerta y miedo» entre los vecinos, «no se salva nadie» de su accionar. Así como una mirada estética de valoración negativa: no puede ser considerado arte, «las paredes lloran».
Por su parte, al comparar estos enunciados del medio con las construcciones discursivas de algunas de las intervenciones culturales locales se puede reconocer una fuerte tensión. En lo que sigue de este apartado se presentarán algunas voces de dichas prácticas culturales, recuperadas en el trabajo de campo por medio de entrevistas en profundidad. La intención no es mostrar los sentidos «correctos» sobre lo que es la ciudad y sobre lo que debería expresar el diario al momento de referirir esas prácticas, sino plantear algunas tensiones entre las construcciones discursivas y las narraciones sobre la ciudad que configuran.
Para el grupo La Grieta -organizador de las «Muestras Ambulantes»- frente a los circuitos de la ciudad que modelan la vida, se generan en ella y en el barrio propuestas culturales que producen encuentros inesperados entre desconocidos y tensionan los límites entre lo público y lo privado. Así es que la Muestra Ambulante es una «geografía inquieta» que busca tejer lazos, proponer derivas y habitar la cotidianeidad. Discutir el auto-encerramiento vecinal y proponer «la silla en la vereda». La Grieta realiza una descripción crítica de ciudad y despliega una poética que dé cuenta de una ética del encuentro y la exploración:
La ciudad, en alguna medida traduce el mundo. Este mundo que se viene complicando. Compliquémonos entonces estos días con el ánimo de fiesta y de las luces encendidas. Vibran los colores sedientos, quieren más sed todavía, de otras voces nuevas, de canto, de goce y risa. La Muestra Ambulante es una geografía inquieta; intervenir en el barrio impone otro tipo de lógicas, ya no se trata de pensar un gran festival con sus horarios, sus personalidades sino abrirse a un inventario donde la ruptura hable, diga sus cosas, fabule o nos ‘salve’ un poco de tanta capa caída y abrace, entonces, alguna expectativa. Folleto-catálogo de la MA 3 (2006).
La ciudad se mueve, los vecinos salen a la calle, se encuentran. El arte está vivo. La cultura en las veredas. Folleto-catálogo de la MA 4 (2007).
En la poética de Sienvolando, otro de los colectivos de intervención cultural que se activó en La Plata entre el 2002 y el 2009, la ciudad es un «ser vivo» que va cambiando, no puede quedar inmutable en las visualidades y formas de decir, así es que existen múltiples miradas que se expresan en su «piel», la intervienen y allí se genera un diálogo tenso. En tal sentido, Ernesto, uno de sus integrantes, sostiene que pensaban a la ciudad «desde una radicalidad absoluta, de hecho hacíamos los murales esperando que los escrachen». Es por eso que dejaban en ellos zonas para que los intervengan otros; y agrega: «desde ese lugar lo pensábamos como un espacio de comunicación radical» (Entrevista a Ernesto). A su vez lo público se configuraba en Sienvolando como una «red de relaciones», en la vereda mientras se pintaba o se realizaban las acciones, en la web como espacio «ampliado», eran lugares para relacionarse con otros.
Para Luxor -interventor visual que activa desde inicio de 2010 hasta la actualidad- la ciudad es principalmente la vida cotidiana y las historias de lucha, solidaridad y sensibilidad de las gentes que habitan en los barrios y que construyen disidencias. También se encuentra en Luxor una mirada respetuosa de las diversas inscripciones visuales que suceden en la ciudad,15 a las que en muchas ocasiones se propuso articular y hacer confluir en diferentes eventos y proyectos colectivos. En cuanto a la insistencia permanente del grafiti/pintada por estar presente en la calle durante los últimos años, Luxor lo ve como una «espacio ganado» a la ciudad gris:
Antes había una pared gris, ahora está un grafiti, te guste o no ese otro cantar, no estoy hablando de cosas estéticas. Cuando paso por una pared y no hay nada y después paso y hay una bomba o un grafiti, me pongo contento. Se superó una instancia, logramos ganar un espacio más, más allá de lo que pueda opinar de esa pintura. (Entrevista a Luxor).
Según Luli -colectivo que se activó entre 2009 y fines de 2011- la ciudad se configura en una multiplicidad de espacios que se cruzan: una gigantografía en la vía pública, un sticker, una movilización callejera, un cuaderno para colorear o un juego en Facebook. La ciudad es entonces, parte importante de esa red de discursos que intervienen en lo real.
En otros colectivos como: Siempre, La Unidad Muralista Hermanos Tello y Arte al Ataque, tres grupos culturales en La Plata, la ciudad es principalmente un espacio para desplegar la acción utilizando lenguajes y recursos diversos: gráfico-visuales, corporales, performáticos, lúdicos. Plantea Carlos de la UMHT que
La calle es un espacio completamente en disputa. [...] Cuando uno toma un territorio, piensa en un mural con calidad, que sea lindo, que sea agradable para el vecino. Que lo acepte, con un mensaje político bien claro y bien concreto. Lo que hacemos es empoderar la ciudadanía, empoderar el espacio. Es una pequeña batalla ganada a nivel territorial. Entonces, la ciudad pasa a ser... es parte de una batalla cultural. (Entrevista a Carlos).
Para todas estas prácticas locales de intervención cultural, la ciudad es un espacio de/en disputa material y simbólica que juega decididamente en la trama de sentidos y en las experiencias cotidianas que configuran lo público. Se puede reconocer que estas prácticas de intervención cultural producen cierto contra-discurso público sobre la ciudad y recuperar positivamente la dimensión conflictual de la realidad. Se trata de discursos diferentes y muchas veces opuestos a las construcciones discursivas hegemónicas -como las de un medio como El Día- y que buscan insertarse en la «gramática cultural» para producir otras miradas y sentidos sobre lo real.
Desde una dimensión global, todos estos discursos contribuyen a comprender las disputas por el sentido de la ciudad. Así, mientras que para El Día la ciudad de La Plata es una «paisaje» a contemplar que se vuelve peligroso cuando es atacado por el grafiti-vandálico o intervenciones visuales similares, desde muchas de las experiencias culturales la ciudad se configura desde otras cuestiones: el encuentro con otros, las geografías que se configuran en el habitar, y se pone atención en otros propósitos y posibilidades.
Palabras finales
Se considera que la estrategia construida por El Día refuerza principalmente algunos imaginarios tradicionales sobre la ciudad y el arte (limpieza, no conflictividad, belleza urbana, contemplación, paisaje urbano). A su vez, se puede interpretar que con esta construcción discursiva el medio promueve la indignación y criminalización hacia otras prácticas, sobre todo el grafiti y las pintadas callejeras, que no encajan en esos parámetros del «arte» y de la «ciudad»; por lo que serían ilegales, no-artísticas, vandálicas y alejadas de lo que se espera en la ciudad. Sin embargo, también se observó que en este ejercicio de producción de sentido, el diario incorpora para ese propósito algunas de las acciones que renuevan y dinamizan la cultura urbana y las prácticas culturales -que el medio encuentra en el street art y el muralismo- que serían legales, artísticas, desarrolladores de un trabajo comunitario, embellecedoras de la ciudad. Estas incorporaciones y recuperaciones realizadas por El Día plantean matices y miradas diferenciales sobre la ciudad en las propias publicaciones del medio, lo que da cuenta de una cierta polifonía, aun sosteniendo una marcada línea editorial contraria a muchas de las intervenciones culturales que acontecen en La Plata. Con todo lo expuesto, y reconociendo matices, se puede concluir que en la prensa comercial se configura una mirada binaria de la ciudad, sus formas de apropiación y las maneras de ejercer ciudadanía; de las diversas estéticas contemporáneas y de los procedimientos y modalidades del arte.
La indagación de los discursos mediáticos sobre diversas prácticas culturales, conforma un núcleo de interés para el campo de estudio cultural de los fenómenos contemporáneos. Asimismo, contribuye a densificar el estudio sobre la ciudad como una trama socio-cultural que se construye en sus narraciones, tensiones, segregaciones y desigualdades.