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CS

Print version ISSN 2011-0324

CS  no.30 Cali Jan./Apr. 2020

 

Presentación

Trayectorias políticas e intelectuales afrocolombianas: perspectivas y metodologías para su estudio

José Antonio Caicedo-Ortiz* 

Carlos A. Valderrama** 

Luis Ernesto Valencia-Angulo** 

* Universidad del Cauca, Editor invitado Cali, enero de 2020

** Universidad Icesi, Editor invitado Cali, enero de 2020

*** Universidad del Pacífico, Editor invitado Cali, enero de 2020


La presente edición de Revista CS tiene como objetivo contribuir a la discusión sobre la emergencia, el desarrollo y la consolidación del pensamiento afrocolombiano. Nos aventuramos en una tarea compleja en la medida en que se trata de un campo de estudio relativamente nuevo en Colombia, que apenas emerge en algunas disciplinas de las ciencias sociales, las humanidades en general y los estudios afrocolombianos en particular. Comprender las trayectorias de los y las afrocolombianas desde el campo intelectual representa una apuesta no solo epistémica, sino política, como quiera que estas biografías dan cuenta de posiciones de sujeto, contextos, contenidos y visiones de mundo acerca de las distintas formas como se ha asumido la afrocolombianidad por los propios sujetos de la diáspora africana. Por ello, consideramos que su desarrollo constituye un área de estudio que aporta elementos sustanciales para la comprensión de las luchas sociales afrocolombianas del pasado y del presente desde la perspectiva de la producción del conocimiento.

Este proyecto tiene como objetivo general poner en el centro del debate del pensamiento intelectual colombiano algunos puntos de reflexión acerca de las relaciones de poder/saber sobre las cuales se ciernen los debates sobre la intelectualidad y, de modo fundamental, abrir un campo de debate político-epistémico que ha tenido poco desarrollo en nuestro país, aun en el campo de los estudios afrocolombianos: el de las trayectorias intelectuales afrocolombianas1, las cuales tienen por lo menos casi un siglo y medio de existencia. En este número hemos optado por las trayectorias intelectuales de lo que podríamos llamar campo de pensamiento afrodiaspórico en Colombia, pero con la plena conciencia de que el presente número se centra en el ámbito de la producción letrada, sin desconocer otros escenarios de creación intelectual. Teniendo en cuenta que todavía la intelectualidad afrocolombiana no ha sido estudiada, debatida y reflexionada de forma prolongada y sistemática, se hace necesario abrir este diálogo para tal fin. En este orden de ideas, ponemos los siguientes tres planos de análisis que consideramos centrales para el debate, a sabiendas de que pueden existir muchos otros.

La intelectualidad afrocolombiana es una tradición negada en Colombia

En la historia de Colombia, se puede constatar la presencia de intelectuales afrocolombianos que tuvieron trascendencia en la vida pública, por lo menos, desde finales del siglo XIX. La existencia de archivos escritos u orales son testimonio de una época en la que podemos rastrear los imaginarios de aquellos y aquellas que dejaron constancia de su paso por el tiempo defendiendo la causa de la raza.

En los primeros tiempos de la república, una minoría de ilustrados descendientes de los antiguos esclavizados logró incursionar en esferas de poder, sin necesariamente contar con una defensa abierta y sistemática de su condición racial y de su historia. Fue en la primera mitad del siglo XIX, en un contexto marcado por el centralismo político conservador y el culto republicano a la hispanidad, que el mulataje representado en algunas figuras se insertó en la esfera parlamentaria y se constituyó en una expresión de la ilustración negra temprana para la época. Líderes como Juan José Nieto, el primer presidente “negro” en el marco del régimen federal, borrado de la historia presidencial colombiana, al igual que Manuel Ezequiel Corrales o Manuel Pájaro Herrera, se convirtieron no solo en destacados políticos en la región del Caribe colombiano, sino en hombres de letras e “historiadores de la república”, con la característica de no ser blancos y aprovechar su condición de iluminados por la educación, con lo que lograron un inusitado ascenso social que, en ese tiempo como ahora, estaba condicionado por el privilegio racial.

Sin embargo, el hito del intelectual afrocolombiano tiene sus antecedentes a finales del siglo XIX cuando el poeta momposino Candelario Obeso (1849-1884) destelló en el ambiente político y literario al denunciar, de forma tímida todavía, el racismo y la subvaloración de la cultura popular de los bogas del río Magdalena, su lugar de origen. Obeso inaugura la escritura de la afirmación racial en Colombiapues su figura en sí representa la imagen de una boga letrada, quien forjó una destacada trayectoria literaria e intelectual en la opacidad del tiempo posabolicionista.

Pero si tuviéramos que denotar una generación de intelectuales afrocolombianos, es necesario remontarse a la primera mitad del siglo XX, fundamentalmente a la década del cuarenta, en lo que podríamos llamar una tradición literaria, poética y ensayística de negros y mulatos, iniciada por el poeta cartagenero Jorge Artel (1909-1994) y continuada por una camada de escritores que cultivaron una literature racializada, como los hermanos Zapata Olivella, los escritores del Pacífico Arnoldo Palacios, Hugo Salazar Valdés, Rogelio Velásquez y Teresa Martínez de Varela, entre otros. La generación del cuarenta constituye un capítulo seminal en la historia intelectual afrocolombiana del siglo XX (Caicedo-Ortiz, 2017), la cual fue revitalizada con otras presencias en la década del setenta y ochenta como Amir Smith Córdoba, Sancy Mosquera y Juan de Dios Mosquera.

Sus obras, posiciones de sujeto y acciones de gestión cultural y desarrollos políticos, representan una posición integral en defensa de la raza, la cultura negra y sus lugares de origen; la condena abierta de la herencia esclavista; reflexiones y debates que emergieron mucho antes que Colombia se autoproclamara multiétnica y pluricultural en la década del noventa del siglo XX. Consideramos que podemos hablar sin temor a equívocos de una tradición intelectual afrocolombiana, que en diferentes épocas y espacios y en medio de su dispersión geográfica, ha batallado desde sus posturas, ideas y proyectos en pro de la defensa cultural y política en la historia de Colombia. Sacar del silencio esta tradición y reconocer su historicidad y complejidad es uno de los objetivos de este proyecto editorial.

Intelectualidad afrocolombiana, un nuevo campo de estudio

Desde el momento del surgimiento de las ciencias sociales, siglo XVIII (Wallerstein, 1996), y de los diferentes campos de estudios que han ido apareciendo en su interior, la necesidad de ayudar a resolver problemas sociales ha sido parte de su razón de ser o, para decirlo en términos más precisos, ha sido la justificación formal y pública desde donde se ha construido su legitimidad. En este sentido, hablar de intelectualidad afrocolombiana como un nuevo campo de estudio dentro de las ciencias sociales colombianas en general y en el ámbito de los estudios afrocolombianos, en particular, es pertinente; su justificación tendría un punto de partida a esgrimir en un debate, pues estamos hablando de la necesidad de hacer justicia a un grupo humano históricamente menospreciado y maltratado de diferentes formas. Un hecho inhumano, de suma gravedad, que la sociedad colombiana debe afrontar si, en realidad, desea construir unos niveles de convivencia en los que el genuino respeto por la vida y la diversidad se constituyan en la ruta a seguir del presente y de las futuras generaciones.

Ayudar a comprender que, desde la segunda mitad del siglo XIX, una serie de afrocolombianos y afrocolombianas han realizado un sinnúmero de trabajos vitales para su comunidad en particular y para la sociedad colombiana en general debe ser un imperativo ético-político y epistémico que la academia colombiana debe asumir de manera profunda, teniendo presente que en muchos de estos trabajos hay formación (formal e informal), recursividad, postura crítica, compromiso y autonomía, todo un cúmulo de cualidades que deben gozar de una debida valoración académica.

En la actualidad, hay algunos trabajos que contribuyen a su entendimiento. En los últimos cinco años, una serie de investigaciones, especialmente trabajos doctorales, vienen cumpliendo esta tarea de comprender las trayectorias intelectuales con diversos abordajes teóricos, perspectivas y enfoques (Arboleda-Quiñónez, 2011; Caicedo-Ortiz, 2013; Valderrama, 2014; García-Rincón, 2016; Valencia-Angulo, 2019; entre otros)2. Sin embargo, es necesario ampliar el espectro de análisis y considerar trayectorias políticas e intelectuales de líderes, militantes, intelectuales, mujeres y hombres que han contribuido desde diferentes lugares de enunciación étnico-racial, política e ideológica a la tradición intelectual afrocolombiana. Por otro lado, se requiere discutir aspectos teóricos, conceptuales y metodológicos apropiados para su estudio y comprensión en Colombia. En este sentido, el presente número de Revista CS es también un intento por contribuir a la consolidación del campo de estudio sobre trayectorias intelectuales afrocolombianas como un espacio quegenere debates académicos que permitan proponer nuevas aproximaciones para su estudio desde perspectivas críticas a las luchas sociales afrocolombianas.

Discutir la pertinencia de estos debates como trabajo intelectual es algo que fortalece y oxigena a la academia colombiana, la saca de los estrechos márgenes en los que ha venido funcionando y la invita a revisar dentro de sus parámetros interpretativos qué es funcional con el eurocentrismo, la nordomanía, el racismo, el machismo y demás problemas sociales que impiden un buen desenvolvimiento de la sociedad colombiana. La otra parte se podría encontrar en el papel que han desempeñado las ciencias sociales en la construcción de los mecanismos de poder, dominio, control funcional con intereses particulares o caros al bien común de la humanidad.

La agenda antirracista, un rasgo esencial de la intelectualidad afrocolombiana

Uno de los aspectos centrales de las trayectorias políticas e intelectuales negras y afro-colombianas ha sido su carácter antirracista. No solo denunciar el racismo, la opresión y la explotación y visibilizar sus triunfos y victorias, sino también realizar acciones concretas que permitan su superación. Lo que el lector encontrará en esta edición es un pensamiento que articula pensamiento y acción política antirracista. De ahí que hablamos de pensamiento intelectual y político. Creemos que esta postura antirracista de los intelectuales afrocolombianos deviene de un diálogo permanente, profundo y dialéctico con sus experiencias vividas de racismo, sus propias interpretaciones y reflexiones críticas sobre ellas y sus realidades cotidianas, reflexiones y acciones políticas que parten de lo que Arboleda ha llamado como suficiencias íntimas (2016), y que en esta edición han sido ampliadas a suficiencias pragmática y creativa por Jorge Enrique García-Rincón. Estas encuentran resonancia en la producción de conocimientos y prácticas políticas de intelectuales en la diáspora africana. En otras palabras, es un pensamiento antirracista que parte de las reflexiones íntimas y cotidianas y de los aportes que corrientes afrodiaspóricas (nacionalismo negro, el New Negro, el panafricanismo, la negritud, la desobediencia civil, los musulmanes negros, las perspectivas africanistas, entre otros) han hecho para entender el racismo “a la colombiana”.

Podemos ver el pensamiento antirracista en cada uno de los artículos y ensayos aquí presentados. Sus análisis así lo sugieren. En los trabajos desarrollados por cada uno de los autores, se observa el propósito explícito e implícito de la intelectualidad de recuperar la humanidad afrodescendiente arrebatada para fines utilitarios de la esclavitud y negada con fines de preservar el orden racial colonial en la república colombiana. María Elena Oliva, en “Más acá de la negritud: negrismo y negredumbre como categorías de reconocimiento en la primera mitad del siglo XX latinoamericano”, rastrea categorías que permiten ver la autodeterminación de cómo nombrarse, una acción política que visibiliza la experiencia heterogénea del ser afrodiaspórico. Darío Henao-Restrepo, en “La negredumbre en la novela colombiana”; Michael Birenbaum-Quintero, en “La audaz intelectualidad afro de Teófilo Potes”, y Alejandro Alzate, en “Entre la identidad y el compromiso: un acercamiento biopolítico a He visto la noche, de Manuel Zapata Olivella” analizan cómo la intelectualidad afrocolombiana propone, en palabras de Stuart Hall, una guerra de representación para re-valorizar las culturas y las experiencias africanas y negras en Colombia. El pensamiento humanista y antirracista se observa también en el trabajo de Jorge Enrique García-Rincón, “Educación y resistencia: la creación de un campo epistémico por la intelectualidad afrocolombiana”, y de Rudy Amanda Hurtado, “‘Quitate de mi escalera, no me hagás oscuridad’: Imágenes de lo ‘negro’ en la antropología colombiana 1930-1970”, relacionados con la insumisión epistémica y el archivo de los antropólogos afrocolombianos, respectivamente. Sus trabajos nos muestran cómo el pensamiento afrocolombiano propone alternativas educativas y de pensamiento radical de liberación y diversidad epistémicas en las ciencias sociales, pensamiento político que ha desarrollado suficiencias pragmáticas y creativas por fuera y por dentro del campo oficial de la educación y las ciencias sociales colombianas. Por todo lo anterior, consideramos que las trayectorias políticas e intelectuales Negras y afrocolombianas que aquí presentamos forman parte de la tradición intelectual radical de la diáspora africana, caracterizada por su rasgo de tradición, su agenda antirracista y el hecho de emerger como un nuevo campo de estudio.

Finalmente, como editores invitados en este número de Revista CS, agradecemos el espacio que de modo generoso nos abrió la revista. Consideramos que contribuye a la larga lucha contra el racismo epistémico denunciado por la intelectualidad afrocolombiana, tradición que se encuentra en cada uno de los artículos aquí presentados, sin comprometer la autonomía e independencia académica de cada autor y autora de este número.

A todas y todos, gracias por acudir al llamado de esta aventura intelectual. Esperamos con este esfuerzo contribuir a tal propósito.

Bibliografía

Arboleda-Quiñonez, Santiago (2016). Le han florecido nuevas estrellas al cielo. Suficiencias íntimas y clandestinización del pensamiento afrocolombiano. Cali: Poemia. [ Links ]

Caicedo-Ortiz, José Antonio (2013). A mano alzada… memoriaescritade la diáspora intelectual afrocolombiana. Popayán: Sentipensar. [ Links ]

Caicedo-Ortiz, José Antonio (2017). Escritura y diáspora afrocolombiana: militancia letrada de la raza. En Revue d’Études Décoloniales, 2. Recuperado de http://reseaudecolonial.org/2017/10/01/escritura-y-diaspora-afrocolombiana-militancia-letrada-de-la-razaLinks ]

García-Rincón, Jorge Enrique (2016). Por fuerade lacasadel amo: insumisión epistémicaocima-rronismointelectual en el pensamiento educativo afrocolombiano siglo XX. Pasto: Universidad de Nariño. [ Links ]

Valderrama, Carlos A. (2014). Black Politics of Folklore: Expanding the Sites and Forms of Politics in Colombia (Tesis de maestría). Recuperado de https://scholarworks.umass.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1000&context=masters_theses_2Links ]

Valencia-Angulo, Luis Ernesto (2019). Negro y afro. Lainvención de dos formas discursivas. Cali: Universidad Icesi. [ Links ]

Wallerstein, Immanuel (1996). Abrir las ciencias sociales. México: FCE. [ Links ]

1 Para la presente edición, manejamos una convocatoria plural que recogiera las distintas formas de la afrocolombianidad, incluyendo el pensamiento intelectual palenquero, raizal, feminismo negro y LGBTI. Sin embargo, no obtuvimos propuestas de artículos que trataran estas dimensiones de la intelectualidad afrocolombiana. Estos aspectos siguen siendo una ausencia evidente en el desarrollo de este debate que esperamos sea visible lo más pronto posible.

2Es muy importante considerar algunos artículos, investigaciones y libros pioneros que abordaron el tema de los escritores afrocolombianos, pero desde una perspectiva literaria. Entre ellos, Laurence E. Prescott y Marvin Lewis.

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