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CS

versão impressa ISSN 2011-0324

CS  no.40 Cali maio/ago. 2023  Epub 28-Dez-2023

https://doi.org/10.18046/recs.i40.5777 

Documentos

Ciencias sociales y humanas: retos y desafíos. Entrevista a Bexi Perdomo y Tomás Darío Marín Velásquez*

Social and Human Sciences, Challenges: Interview with Bexi Perdomo and Tomás Darío Marín Velásquez

Juan Joel Linares-SimancasI 
http://orcid.org/0000-0002-7739-0903

I Investigador independiente. Magíster en Literatura Latinoamericana, investigador independiente, Universidad de Los Andes (Venezuela). Licenciado en Educación, mención Castellano y Literatura, Núcleo Universitario "Rafael Rangel", Universidad de Los Andes (Venezuela). Correo electrónico: caicare1@gmail.com


Nota introductoria

En la actualidad, como ha señalado Ferrán (2015), las ciencias sociales y humanas padecen de un ostracismo debido a su falta de visibilidad en las bases de datos. Esta situación pone de manifiesto una de las mayores dificultades a la hora de hacer un balance de la producción científica en esta área. Aunado a este panorama, existe muy poca -por no decir nula- inversión en temas de desarrollo, otorgamiento de becas, proyectos de investigación, entre otras actividades inherentes a estos campos (a diferencia de las ciencias exactas), por parte no solo de los Estados, sino también de las instituciones educativas, cuestión que, de algún modo, genera distancia y propicia que las ciencias sociales y humanas no reciban un justo reconocimiento. A su vez, existen los niveles de impacto, también de autores, e incluso de instituciones de renombre, así como de las citas que reciben. Por lo general, se acude a bases de datos como The Institute for Scientific Information (ISI, ahora conocido como Clarivate Analytics).

Estos modelos siguen siendo cuestionados por "limitaciones de cobertura y exactitud de las bases de datos del ISI, metodología empleada para el cálculo del factor impacto, y la incorrecta interpretación de este indicador" (Borrego; Urbano, 2006: 13). El primero de ellos, solo por mencionar uno, excluye materiales de gran relevancia para la comunidad científica como monografías, actas de congresos o informes, además de cartas al editor que, como señalan Borrego y Urbano (2006), son ampliamente citadas en determinados ámbitos.

Otro de los aspectos tiene que ver con la fragilidad de cobertura en función de su área geográfica o en cuanto al idioma en que se publican los artículos, dando un amplio reconocimiento a títulos anglosajones. Este escenario afecta de forma contundente a las ciencias exactas, pero también a las ciencias sociales y humanas que, por su naturaleza, son editadas en revistas en lenguas nacionales, no obstante, estas no cuentan con indexaciones por el ISI (Borrego; Urbano, 2006), que es posible hallar en el servidor de WOS y, que permite a los investigadores no sólo identificar qué artículos se citan con mayor frecuencia sino también saber quiénes lo hacen.

Para el 2014, y por iniciativa de la Revista Chilena de Literatura, junto a editores de varias revistas latinoamericanas dedicadas a las humanidades, se firmó un documento en el que se señala que, en los últimos años, ha habido un incremento en la valoración de la producción científica en áreas como las ciencias exactas y naturales, dejando al margen otras producciones humanas y sociales. Se añade que, por lo general, los modelos de medición se basan exclusivamente en prácticas de las ciencias exactas y aplicadas, ignorando otras como las mencionadas. Como criterio predominante, se identifica un acentuado privilegio por el paper, por encima de otros formatos como el ensayo, tan importantes para la comunidad científica.

En esta entrevista, y de forma especial, quisimos conocer de primera fuente dos miradas alrededor de los niveles de impacto que tienen las ciencias sociales y humanas en el mundo académico, y del panorama contemporáneo de las áreas convocadas para este dossier. La primera mirada corresponde a la docente e investigadora universitaria Bexi Perdomo, doctora en Ciencias Humanas por la Universidad de Los Andes (Venezuela), magíster en Educación, licenciada en Educación y abogada. Actualmente es docente investigadora nombrada en la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), Perú. Miembro del consejo editorial y revisora en revistas científicas de varios países.

La segunda corresponde al académico Tomás Darío Marín-Velásquez, quien es ingeniero químico y magíster en Gestión y Auditorías Ambientales con Orientación en Ingeniería y Tecnología Ambiental (Medio Ambiente y Sostenibilidad). Docente de pre y posgrado de la Universidad de Oriente (Venezuela), también con una reconocida trayectoria en el ámbito de la investigación científica en varios países.

Profesores, gracias por haber accedido a la entrevista y ser parte de este número especial, "Aproximaciones emergentes sobre la generación de conocimiento científico", convocado por la Revista CS.

Juan Joel Linares-Simancas (JJLS): ¿Cuál es el panorama actual de las publicaciones en áreas como las ciencias sociales y las humanidades en América Latina?, ¿existe una valoración y un justo reconocimiento?

Bexi Perdomo (BP): En Latinoamérica, al igual que en el resto del mundo, la publicación científica ha sido objeto de transformaciones cualitativas y cuantitativas, es decir, ha habido cambios en las políticas y formas de concebir, incentivar y evaluar la investigación, y en el volumen de revistas y artículos científicos producidos en las últimas décadas. Las ciencias sociales y humanísticas también han sufrido estos cambios.

Si bien ha habido un incremento en cuanto a los espacios en que los investigadores pueden compartir los resultados de sus investigaciones científicas (mayor número de revistas arbitradas), también es cierto que sigue existiendo una brecha importante para los investigadores en las ciencias sociales en relación con otras áreas, como las ciencias de la salud y las ingenierías. Parte de esto se explica por los presupuestos que se destinan para la investigación en Latinoamérica. De estos escasos presupuestos, la prioridad se orienta a ciencia y tecnología, bajo la premisa de que es una inversión más directa para conseguir posibilidades de desarrollo local y regional, dejando una mínima porción a las ciencias sociales y humanas. En consecuencia, la inversión en divulgación científica también es escasa para estas últimas, tanto para la creación y el mantenimiento de revistas científicas arbitradas como para que los autores publiquen en ellas.

¿Existe una valoración y un justo reconocimiento? Definitivamente no, considero que falta camino y terreno por ganar. Por ejemplo, la cantidad de opciones para fondos concursables en ciencias sociales y humanidades comparada con las otras áreas sigue siendo muy baja y, en este sentido, la probabilidad de los investigadores latinoamericanos de publicar en revistas consideradas de alto impacto es muy baja; no solo porque no se cuenta con los recursos para ejecutar grandes proyectos, sino porque los montos por procesamiento de artículos (conocido como APC) es muy elevado y pocos tienen acceso a recursos para este propósito.

Sin embargo, considero que aún no se ha comprendido que lo que se estudia desde las ciencias sociales y las humanidades también es fundamental para el desarrollo de un país, como el caso del estudio y creación de propuestas educativas que es preciso en Latinoamérica, donde el nivel educativo suele ser muy bajo. Estudiar y comprender los diferentes fenómenos sociales permitirá la generación de políticas y propuestas orientadas a enfrentar y, en el mejor de los escenarios, solucionar problemas sociales como la violencia, el suicidio adolescente, las brechas de género, entre otros, que impiden que un país avance.

Tomás Darío Marín (TDM): En la actualidad, y desde el año 2018, se ha evidenciado un aumento en las publicaciones científicas en el área de las ciencias sociales, sobre todo en la subárea de educación. Sin embargo, la producción sigue siendo baja y las temáticas tratadas tienen relevancia muy regionalizada y, en algunos casos, son de ámbito muy local de los países, lo que hace que su valoración respecto a las citaciones recibidas sea baja, e incida en su reconocimiento ya que, aun cuando puedan plantear asuntos importantes, son de un campo limitado, además de que la mayoría son publicadas en español, lo que también resta reconocimiento.

JJLS: ¿Cuáles son las dificultades de aplicación de los métodos bibliométricos en las ciencias sociales y humanas?

BP: Uno de los problemas que observo en materia de mediciones bibliométricas está asociado con no tomar en consideración las diferencias disciplinares y la brecha de oportunidades relacionada con la cantidad de revistas disponibles para divulgar la información. Hay investigadores que se concentran en el estudio de problemas locales y, en consecuencia, no son de interés para investigadores en otros países, por lo que consiguen pocas o ninguna cita. No obstante, el mismo estudio puede tener una gran relevancia en el contexto en el cual se desarrolló. En ese sentido, el autor se ve perjudicado (al ser evaluado) y puede tomar la decisión de realizar otros estudios con menos impacto local, pero mayor visibilidad internacional, para alcanzar los ansiados índices internacionales que lo miden en su propio país.

El otro problema es que, debido a que somos evaluados en función del impacto de las revistas y las exigencias que alimentan métricas como el índice H, los autores latinoamericanos tienden a publicar resultados de sus estudios en revistas internacionales (e incluso en lengua extranjera para obtener mayor visibilidad), aun cuando se trata de temas de interés nacional y regional, porque las universidades los miden por este índice -producto de la valoración de los pares internacionales, expresado en las llamadas revistas de impacto- y no por el valor real que los resultados significan para su país y su región.

Mi duda es: si van a medir a los autores en función de estas métricas, ¿qué se está haciendo para que Latinoamérica cuente con revistas en las grandes bases de datos que se han impuesto como el estándar de oro de la calidad de la producción científica? Yo sigo citando buenos estudios por su contenido y rigor científico, más allá de la indexación de su revista. Creo que es importante visibilizar el trabajo de colegas por su valor y no por un interés egoísta de elevar tus propias métricas.

TDM: Actualmente existen herramientas web y páginas de editoriales importantes como Elsevier o Clarivate Analytic, que proporcionan una serie de indicadores bibliométricos en todos los campos de la investigación y publicación, por lo que yo considero que la principal dificultad es el desconocimiento de estas herramientas y de su correcto uso.

JJLS: No cabe duda de que el principal vehículo que tienen los investigadores para dar a conocer sus aportes son las revistas científicas, sin embargo, actualmente existen barreras que impiden que se visibilicen de forma adecuada, puesto que hay procesos de valoración que, en ocasiones, no son los más idóneos. Lo anterior genera un distanciamiento con lo que se piensa que debe ser un trabajo científico de gran repercusión, no solo para las ciencias sociales o humanas, sino también para aquellas conocidas como exactas. Según su experiencia, ¿a qué se debe este fenómeno?

BP: Los autores son víctimas del tratamiento hegemónico del que ha sido objeto la publicación científica en términos de su valoración. Se ha aceptado en la comunidad científica que las revistas calificadas como más prestigiosas suelen ser las que se encuentran dentro de las bases de datos Scopus o Web of Science (WoS) y, en consecuencia, son las que tienden a ser más consultadas, porque un insumo de prestigio en la elaboración de una investigación da cuenta de su solidez y calidad.

Estas grandes bases de datos manejan unos índices bibliométricos que las clasifican internamente, haciendo como más deseables (para consultar y publicar) las ubicadas en los mejores cuartiles. Esta práctica disminuye la visibilidad de las publicaciones que no forman parte de esa élite. Se va generando una tendencia que afecta a autores cuyos artículos son publicados en otras bases de datos que contienen excelentes publicaciones de interés para el ámbito iberoamericano, como Redalyc y SciELO, pues pocas de las revistas que están en estas se encuentran simultáneamente en Scopus o WoS. En resumen, los autores prefieren consultar las revistas en estas últimas bases de datos pues saben que, si publican en otras, los grandes autores -llamados así por sus métricas según los dos titanes de la valoración científica- no leerán ni citarán sus trabajos. Además, las métricas que interesan son las que publican estos dos grandes líderes de la medición, por lo que las citas en revistas que no están indexadas allí, no son de interés.

No obstante, cuando intentan publicar en estas revistas de las tierras prometidas de la visibilidad y las métricas, se encuentran con diversas dificultades como altas tasas de rechazo, preferencia por temas globales antes que regionales o nacionales, idioma de publicación, limitantes en cuanto a números de autores, y las diferentes políticas de acceso abierto que pueden conllevar a elevados montos por APC que el investigador no puede cubrir.

Pareciera que, en lugar de luchar por posicionarnos como líderes latinoamericanos en materia de publicación científica, se nos obliga a correr tras los estándares impuestos por países con realidades sociales y económicas muy diferentes a la nuestra. ¿Por qué no construir una propuesta de métricas con valor y visibilidad internacional, pero acorde a las realidades disciplinares y regionales?

TDM: En mi opinión, considero que el principal problema radica en que las revistas más importantes son editadas por editoriales privadas que se lucran con la publicación de artículos y que, para ubicar un trabajo en ellas, se debe pagar cantidades de dinero que son privativas para la mayoría de quienes investigan en América Latina, lo que incide en su ubicación a nivel internacional. Esto lleva a que los investigadores, sobre todo los docentes, tengan que publicar sus trabajos en revistas de menor impacto y, en muchos casos, de sus propias universidades, lo que les resta importancia a nivel internacional, e incluso son poco valorados para los sistemas de ubicación de investigadores en los países de la región, sin importar la relevancia del tema tratado.

JJLS: Actualmente se evalúa tomando en cuenta el impacto de las revistas, así como de los autores, pero también de las instituciones a las cuales pertenecen, dejando de lado otros aspectos que pueden ser clave, sin embargo, aún existen estos criterios que determinan la calidad de un artículo científico.

BP: Se trata de políticas que se han creado en contextos particulares y que luego se han masificado en las diferentes disciplinas y regiones geográficas, sin tomar en consideración sus particularidades. Un buen artículo científico refleja una investigación cuyo rigor es incuestionable, que se expresa con un registro lingüístico apropiado y ajustado a las prácticas sociodiscursivas de la comunidad académica disciplinar de la que emana y a la cual se dirige. Además, es aquel que divulga una investigación que ha abordado un problema de interés dentro de una comunidad disciplinar y en un contexto social, geográfico o cultural definido, pudiendo contribuir a la transformación de realidades.

Sin embargo, en la actualidad, es valorado en función de lo que piensen otros investigadores y de cuántas citas reciba. Me permito hacer una analogía que puede resultar muy osada, pero que tiene sentido: se empuja a los investigadores (especialmente a los más recientes) a ser una especie de influencers, no porque influyen en los cambios a partir de sus estudios, sino porque van detrás de muchos likes (citas) de otros. En este sentido, encontramos excelentes autores que son poco citados, pero cuyos artículos pueden ser un modelo a seguir por la calidad de fondo y forma en su contenido.

TDM: Sí, uno de los temas de investigación en el ámbito bibliométrico es la relevancia o no de indicadores como el factor de impacto, el cual, en su esencia, tiene algunos inconvenientes. Aunque se utiliza para clasificar los artículos y las revistas de acuerdo con su área de conocimiento, esto hace que algunas áreas específicas tengan desventaja respecto a otras. Por ejemplo, la de educación es más competitiva y amplia que otras, como la literatura. Esto hace que las revistas de literatura se ubiquen en posiciones altas con factores de impacto bajos, en comparación con las de educación, que necesitan de factores mayores para ubicarse mejor.

JJLS: En nuestro contexto latinoamericano existe una marcada tendencia a sobreestimar títulos anglosajones, en especial americanos, generando rechazo hacia todo lo demás. Este escenario ha traído como consecuencia diversas lecturas, entre las cuales se podría mencionar que no hay una valoración, ni mucho menos un reconocimiento, a lo que se escribe e investiga en Latinoamérica, sobre todo en áreas como las ciencias sociales o humanísticas.

BP: Este fenómeno de la preferencia por lo presentado en inglés es producto, en algunos casos, de seguir tendencias sin entender su verdadera razón de ser. En otros casos obedece a que, desde la universidad, los tutores y jurados de tesis exigen un porcentaje de artículos en inglés porque así lo han visto en algunas revistas científicas o porque creen que lo publicado en esta lengua es mejor, en lugar de exigir un recorrido de la investigación científica realizada en el país y en la región.

La valoración de lo propio, su pertinencia y verdadera importancia, se ha diluido en un medio en el que las métricas y seguir las pautas, aun cuando estas no se ajusten a nuestro contexto, parece ser lo que más importa. Se ha creado una matriz de opinión que considera que si está en inglés es mejor o de más calidad, pero esto no es necesariamente cierto, aunque muchos investigadores latinoamericanos publican en inglés, ya que este se ha posicionado como el idioma para divulgar conocimiento científico a nivel global.

Recientemente realicé dos investigaciones sobre exigencias editoriales a los autores en dos disciplinas de las ciencias sociales. En ambas encontramos que, independientemente que el idioma del país de la revista no sea inglés, algunas lo exigen como única lengua para que los autores publiquen; por su parte, en las revistas que publican en más de un idioma, el inglés es el factor común. En este sentido, la tendencia es que las búsquedas de información se hagan directamente este idioma, ya que se obtendrán mayores resultados. Esto nos lleva otra vez a un círculo: los autores saben que si publican en inglés tendrán más visibilidad y posibilidades de ser citados.

Esta preferencia de títulos de artículos y de revistas en inglés ha generado que algunas de estas, para no perder visibilidad por tener el nombre en español, lo presentan en ambos idiomas. No solo se da la sensación de que se desvaloriza lo que producimos, sino que nos mimetizamos para adquirir valor por parecer-nos a otros, y no por nuestra propia identidad y aporte.

TDM: Sí, es evidente el predominio de la valoración de los artículos con base en su idioma de publicación, y los sistemas de clasificación de investigadores en América Latina tienen marcado sesgo hacia publicaciones en inglés, en detrimento de las publicaciones en los otros dos idiomas utilizados en la región: español y portugués. Lo cierto es que la calidad de las investigaciones no tiene que ver con el idioma en que se publiquen, pero el sistema de publicación a nivel internacional y su adopción del inglés como lengua franca de la ciencia ha contribuido a sostener la creencia de que todo lo que se publique en dicho idioma es de mayor relevancia.

JJLS: Sabemos que las llamadas ciencias exactas, naturales y físicas gozan de un reconocimiento, catalogado incluso en ediciones y publicaciones del primer orden o de la bien conocida corriente principal, a diferencia de las ciencias sociales o humanísticas -aun cuando históricamente han incidido en la producción de conocimientos y en la generación de nuevos conceptos culturales importantes para la región-. Sin embargo, la medición de calidad tiene en cuenta estos criterios que, aunque son importantes, no lo son para quienes determinan qué es lo que debe ser incluido, sobre todo en bases como WoS o Scopus, que escasamente "reflejan la producción de ciencias sociales y humanísticas de la región" (Babini, 2019: 106)1. ¿A qué se debe esto?

BP: No podría responder categóricamente a esta pregunta sin haber realizado un estudio que profundice sobre el tema, pero me permitiré contestarla a nivel de opinión, con base en la experiencia en lugar de la evidencia.

Las comunidades académicas y científicas son lo que John Swales catalogó como comunidades discursivas. Estas responden a ciertas características comunes entre sí, pero que las diferencian de otras. Las comunidades discursivas no son globales, por el contrario, hay suficiente evidencia empírica que indica que existen variaciones entre culturas e idiomas. En consecuencia, se observan (y así lo han registrado múltiples estudios) prácticas sociocognitivas y sociodiscursivas que satisfacen las necesidades que dichas comunidades van identificando y validando. ¿Por qué hago mención de esto? Es erróneo marcar pautas únicas relacionadas con la divulgación científica y pretender que sean eficientes por igual para todos. Por ejemplo, no es lo mismo enseñar a investigar y publicar en ciencias naturales que enseñar sociología. No porque un grupo sea mejor o peor, sino porque sus objetos de estudio son diferentes, sus comunidades discursivas manejan códigos diferentes, que deben ser identificados y comprendidos para que funcionen eficientemente en la publicación científica de interés para cada comunidad.

Los criterios impuestos para la valoración científica, en su mayoría, se ajustan a la naturaleza de la investigación y divulgación de las ciencias exactas (en forma y cantidad). Esto se da, probablemente, porque históricamente han ganado el reconocimiento como ciencia -recordemos que las ciencias sociales antes no eran consideradas como tal-, y así como hace años tenían el poder de decir lo que era o no científico, hoy pretenden pautar la forma en que se decide la calidad de cómo se hace y se divulga la ciencia, pese a sus diferencias.

Hay métodos que se ajustan a las ciencias exactas y métodos propios de las ciencias sociales, por esto, no es razonable que la medición de la producción científica sea igual para ambas si parten de premisas ontológicas y epistemológicas diferentes, y satisfacen necesidades de públicos diferentes.

TDM: Eso tiene un origen en las primeras revistas científicas, las cuales surgieron a raíz del auge de las ciencias naturales y exactas; algunas han permanecido hasta hoy ubicadas en los primeros lugares de los sistemas de indexación. Si revisamos las revistas de mayor impacto en bases de datos como Scopus o WoS, notaremos que son del área de ciencias naturales y exactas, por su antigüedad y trascendencia, lo que hace que, a revistas de ciencias sociales y humanas, relativamente más recientes, se les haga difícil igualarlas.

Sumado a lo anterior, sistemas de clasificación como los utilizados por WoS, se basan en los mismos indicadores para todas las revistas, independientemente del área, lo que deja a algunas de estas-sobre todo las de sociales y humanísticas- en desventaja, por eso, vemos que en los núcleos Arts & Humanities Citation Index (A&HCI) y Social Sciences Citation Index (SSCI) existe una menor cantidad de revistas, en comparación con el núcleo Science Citation Index Expanded (SCIE), en el que se encuentran las publicaciones de ciencias naturales y exactas.

JJLS: Existe un marcado desafío para las ciencias sociales y humanas. ¿Cuál es el panorama real sobre estos campos?

BP: Creo que más que uno, las ciencias sociales y humanas enfrentan varios desafíos en el ámbito de la producción y la divulgación científica. Primero, conseguir un mayor reconocimiento dentro de las universidades en cuanto a su valor y aporte para el desarrollo local y regional. Segundo, generar espacios de discusión en los cuales se debata la idoneidad de los criterios de establecimiento de calidad y valor de los estudios, y analizar opciones para el reconocimiento del trabajo de los investigadores latinoamericanos en ciencias sociales y humanidades ante los ojos del mundo. Finalmente, así como se han defendido validado los métodos propios de las ciencias sociales en el ámbito científico, se deben proponer reglas de juego que permitan reconocer el verdadero valor de la investigación y su divulgación.

TDM: Este es un campo en expansión respecto a las temáticas de investigación y se ha visto que, en los últimos años, se han incrementado las publicaciones, sobre todo en bases de datos importantes como SciELO y Scopus. Esto indica que el panorama tiende a ganar terreno respecto a otras áreas de conocimiento, sin embargo, la producción y la calidad de los trabajos aún es baja, lo que genera un interés limitado, que se sesga hacia profesionales de la misma área que buscan publicaciones para citar, creando un círculo de trabajos repetitivos. Lo anterior implica que el crecimiento sea también limitado por lo que se deben visualizar temáticas actuales que puedan ser de importancia para toda la comunidad científica.

JJLS: ¿Cuál es el papel de las ciencias sociales y humanas en el actual contexto?

BP: Esta pregunta llevaría a una respuesta muy amplia. Me limitaré a opinar que los investigadores latinoamericanos en ciencias sociales y humanidades debemos seguir investigando para el desarrollo y no para los likes. Además, las universidades deben entender que medirnos con estándares que nos empujan a dejar el interés por la región es sumarse al atraso, pues dejamos de investigar aquello que nos ayuda como país o como región para tener mayor posibilidad de visibilidad como investigadores. En su lugar, es preciso generar nuevos espacios para la divulgación y fortalecer aquellas revistas que ya existen, pero que no gozan del reconocimiento necesario.

TDM: Las ciencias sociales y humanas han tenido una importancia crucial en el desarrollo de la civilización a través del tiempo, sin embargo, siempre han estado bajo la sombra de las ciencias naturales y exactas, principalmente, porque el método científico está direccionado hacia estas últimas. Su papel debe ser más activo y de producción científica de relevancia, sobre todo en las áreas de educación y literatura, las cuales son fundamentales en el desarrollo de los países y las regiones. También, se deben promocionar las revistas científicas de calidad en esta área, en las que se den a conocer los avances de la investigación social y humanística.

JJLS: ¿Qué respuestas obtenemos de ellas?

BP: Indudablemente, en el contexto latinoamericano, las ciencias sociales juegan un rol muy importante que ha sido subestimado. Si bien se precisan estudios que sean de interés global, Latinoamérica requiere estudios locales y regionales que respondan a las necesidades de nuestra región desde diferentes miradas epistemológicas.

Es imprescindible que se entienda que desde estas áreas y sus disciplinas (sociología, educación, psicología, entre otras) es posible impulsar una transformación de fondo para la región y disminuir las brechas y desigualdades tanto internas como externas.

TDM: El ser humano es un ser social, por lo tanto, en las ciencias sociales y humanas se encuentran respuestas que se refieren a la convivencia y a la supervivencia como sociedad en su conjunto. Estas ciencias son claves para el desarrollo del ser humano como persona individual y desde su pertenencia a un colectivo dentro del sistema social, es decir, son el fundamento de la humanidad.

JJLS: ¿Existen alternativas viables para las ciencias sociales y humanísticas en materia de medición de calidad?

BP: Creo que se debe partir del estudio profundo de aquellos aspectos de las actuales formas de medición que no se ajustan, y generar propuestas acordes con la realidad regional, pero con la suficiente solidez para gozar del reconocimiento internacional.

A mi juicio, debería haber criterios de calidad e inclusión en bases de datos reconocidas que respeten no solo estas diferencias disciplinares, sino también las regionales. Pues, insisto, lo que es de mucho valor en ciencias sociales y humanidades no debe medirse solo por su impacto global, sino también (por no decir que, en algunos casos, exclusivamente) por su capacidad de comprensión y transformación de los fenómenos y realidades que estudia.

TDM: Actualmente, considero que no. Esto porque los sistemas de medición fueron creados para las ciencias naturales y exactas, por lo que hay indicadores que no son aplicables a otras áreas, sin embargo, se aplican, lo que pone a las ciencias sociales y humanas en desventaja.

Cada área de conocimiento tiene sus particularidades que se deben tomar en cuenta para una valoración de calidad más acorde. La única manera viable es la creación de indicadores de impacto propios para las ciencias sociales y humanas, y que las mismas no compitan contra las ciencias naturales y exactas.

JJLS: ¿Cuál es el papel de las ciencias sociales y humanísticas en la pospandemia?

BP: La pandemia ha significado un aprendizaje en todos los ámbitos. El hombre se ha dado cuenta no solo de su alto grado de vulnerabilidad, sino de su capacidad de respuesta ante situaciones inéditas. Las ciencias sociales y humanísticas, a partir de esta vivencia, juegan un rol más importante para comprender cómo esta pandemia ha marcado un antes y un después, y de qué manera podemos prepararnos emocional, laboral, psicológica y educativamente para mirar la realidad y las posibilidades de progreso más allá de la zona de confort; y estar preparados para eventos globales o regionales que reten la resiliencia y la creatividad.

El aprovechamiento de la tecnología en tiempos de pandemia ha despertado nuevas formas de ver y hacer las cosas. Es mucho lo que hay que estudiar detrás de estos fenómenos, y cómo impulsan el desarrollo de un país en un contexto de sostenibilidad, con respeto por la vida de los seres humanos, los animales y el medioambiente en general.

TDM: Es evidente que todas las ciencias se deben redefinir y ajustar a la realidad pospandemia, ya que esta ha ocasionado un punto de inflexión en la curva de desarrollo de la sociedad. En el caso particular de las ciencias sociales y humanas, considero que tienen un desafío importante, ya que la pandemia puso en evidencia deficiencias en la vida conjunta, sobre todo en cuanto a los valores, el respeto y la convivencia.

Por esto, dichas ciencias, deben enfocar sus líneas de acción hacia la creación de una sociedad más humanitaria, con menos diferencias y menos discriminación.

Referencias

1. Babini, Dominique (2019). Las ciencias sociales de América Latina y la oportunidad de contribuir con indicadores de evaluación. En Sistemas de evaluación y edición universitaria (pp. 105-135), coordinado por Manfred Acero-Gómez. Bogotá: ASEUC. [ Links ]

2. Borrego, Ángel; Urbano, Cristóbal (2006). La evaluación de revistas científicas en Ciencias Sociales y Humanidades. Información, Cultura y Sociedad: Revista del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas, 14, 11-27. Recuperado de http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/ICS/article/view/886Links ]

3. Ferrán, Mateo (2015). Producción científica en español en humanidades y ciencias sociales. Algunas propuestas desde Dialnet. El Profesional de la Información, 24(5), 509-515. http://dx.doi.org/10.3145/epi.2015.sep.01 Links ]

* Entrevista llevada a cabo vía correo electrónico el 24 de septiembre de 2022 en la ciudad de Lima, Perú. Proyecto independiente, producto parcial de investigación, financiado con recursos propios.

1 La cursiva es nuestra.

Cómo citar: Linares-Simancas, Juan Joel (2023). Ciencias sociales y humanas: retos y desafíos. Entrevista a Bexi Perdomo y Tomás Darío Marín Velásquez. Revista CS, 40, 337-349. https://doi.org/10.18046/recs.i40.5777

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