SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.21REPRESENTING “EL BOGOTAZO” IN COLOMBIA: NOTES FOR ITS UNDERSTANDING AS A “POLITICAL SHOCK” TO RECONSIDER THE CONFLICT AND THE POST-AGREEMENTCOLLECTIVE REPAIR IMPULSE COMMITTEES AND THEIR GROUP DYNAMICS. CIÉNAGA DEL OPÓN CASES AND POPULAR FEMALE ORGANIZATION índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Revista eleuthera

versão impressa ISSN 2011-4532

Rev. eleuthera vol.21  Manizales jul./dez. 2019

https://doi.org/10.17151/eleu.2019.21.6 

Enfoques

MARX: EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA POLÍTICA COMO CRÍTICA ONTOLÓGICA*

MARX: THE METHOD OF POLITICAL ECONOMY AS ONTOLOGICAL CRITIQUE

Mario Duayer** 

** Universidad Federal Fluminense. Niterói, RJ, Brasil. E-mail: mduayer@id.uff.br. orcid.org/0000-0001-5885-6037.


Resumen

Objetivo.

Este artículo tiene por objetivo discutir la llamada cuestión del método en Marx. El debate en torno a las cuestiones metodológicas en la tradición marxista se basa en gran parte en el famoso texto titulado “El Método de la Economía Política”.

Metodología.

La metodología empleada es la crítica inmanente de los materiales abordados.

Resultados.

De ese modo, la crítica desarrollada en el artículo procura mostrar, en primer lugar, que es una grave equivocación sugerir que Marx establece allí las líneas generales de su método; en segundo, y más relevante, que, con la excepción de Lukács, las interpretaciones más influyentes no pueden dar cuenta de la orientación ontológica del texto marxiano, justamente la dimensión fundamental de su crítica.

Conclusión.

El conjunto de esos aspectos constituye el resultado alcanzado y las conclusiones del trabajo.

Palabras clave: método; Marx; crítica ontológica; economía política

Abstract

Objective.

This paper has the purpose to discuss the so-called method issue in the Marxist tradition. Most of the debate is based on the well-known text by Marx The Method of Political Economy.

Methodology.

The methodology used is the immanent criticism of the material examined.

Results.

The criticism developed in the article tries to show, first of all, that it is a serious mistake to suggest that Marx establishes the general lines of his method there. Secondly, and still more relevant, that with the exception of Lukács, the most influential interpretations cannot account for the ontological orientation of the Marxian text, precisely the fundamental dimension of its critique.

Conclusion.

These aspects constitute the results reached and the conclusions of the work.

Key words: method; Marx; ontological critique; political economy

Introducción

Este artículo discute la llamada cuestión del método en Marx. El debate en torno a las cuestiones metodológicas en la tradición marxista se basa en gran parte en el famoso texto titulado “El Método de la Economía Política”, que aparece en la “Introducción” de los Grundrisse (Marx, 2011a). Aunque inacabada y no publicada por el autor, constituye la única obra en que Marx trata de modo explícito de cuestiones relativas al método. Es natural, por lo tanto, que sea referencia obligatoria en las disputas teóricas sobre el método de Marx.

Como el artículo consiste en una contribución crítica en el interior de la tradición marxista, vale advertir, y no sólo por cortesía protocolar, que otras dimensiones de la obra de los autores aquí mencionados no están en cuestión: los comentarios críticos se concentran únicamente en las interpretaciones del “Método”. Se debe reconocer el valor de sus obras en la divulgación del texto marxiano, además de servir para ampliar y enriquecer importantes aspectos que de él se desdoblan.

La crítica desarrollada en el artículo procura mostrar, en primer lugar, que es una grave equivocación sugerir que Marx establece allí las líneas generales de su método; en segundo, y más relevante, que, con la excepción de Lukács1, las interpretaciones más influyentes no pueden dar cuenta de la orientación ontológica del texto marxiano, justamente la dimensión fundamental de su crítica. Con ese propósito, el artículo comienza transcribiendo los pasajes de la obra de Marx de mayor interés para la discusión. A continuación, comenta su examen elaborado por algunos autores para ilustrar los elementos más característicos de lo que se puede considerar a su interpretación estándar. Por último, sostiene que Marx describe allí los procedimientos de la ciencia en general y no de su método, razón por la cual se puede inferir que la resolución de la cuestión no es propiamente de método, gnoseológica o epistemológica sino ontológica.

Discusión

¿El Método de Marx?

No hay cómo elaborar la crítica sin citar el extenso pasaje inicial del “Método de la Economía Política” que sintetiza las ideas de Marx. Para facilitar la exposición y discusión, se optó por destacar en itálico los pasajes del texto más comentados en la literatura:

Si consideramos un país dado desde un punto de vista político-económico, comenzamos con su población, su división en clases, la ciudad, el campo, el mar, las diferentes ramas de producción, la importación y la exportación, la producción y el consumo anuales, los precios de las mercancías, etc.

Parece ser correcto empezar por lo real y lo concreto, por el presupuesto efectivo, y por lo tanto, en el caso de la economía, por ejemplo, empezar por la población, que es el fundamento y el sujeto del acto social de producción como un todo. Considerado de manera más rigurosa, sin embargo, esto se muestra falso. La población es una abstracción cuando dejo de fuera, p. por ejemplo, las clases de las cuales está constituida. Estas clases, a su vez, son una palabra vacía si desconozco los elementos en los que se basan. P. ej., Trabajo asalariado, capital, etc. Estos suponen cambio, división del trabajo, precio, etc. El capital, p. por ejemplo, no es nada sin el trabajo asalariado, sin el valor, sin el dinero, sin el precio, etc. Por eso, si yo comenzara por la población, esta sería una representación caótica del todo y, por medio de una determinación más precisa, llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples; del concreto representado [llegaría] a conceptos abstractos [Abstrakta] cada vez más finos, hasta que hubiera llegado a las determinaciones más simples. De ahí tendría que dar comienzo el viaje de regreso hasta que finalmente se llegue de nuevo a la población, pero esta vez no como la representación caótica de un todo, sino como una rica totalidad de múltiples determinaciones y relaciones. La primera vía fue la que tomó históricamente la Economía en su génesis. Los economistas del siglo XVII, p. ej., comienzan siempre con el todo viviente, la población, la nación, el Estado, muchos Estados, etc.; pero siempre terminan con algunas relaciones determinantes, abstractas y generales, tales como división del trabajo, dinero, valor, etc., que descubren por medio del análisis. Tan pronto estos momentos singulares fueron más o menos fijados y abstractos, comenzaron los sistemas económicos, que se elevaron de lo simple, como trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio, hasta el Estado, el intercambio entre las naciones y el mercado mundial. El último es manifiestamente el método científicamente correcto. El concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de la diversidad. Por esta razón, el concreto aparece en el pensamiento como proceso de la síntesis, como resultado, no como punto de partida, no obstante sea el punto de partida efectivo y, en consecuencia, también el punto de partida de la intuición y de la representación. En la primera vía, la representación plena fue volatilizada en una determinación abstracta; en la segunda, las determinaciones abstractas llevan a la reproducción del concreto por medio del pensamiento. (Marx, 2011a, p. 54)

Como se ilustra a continuación, en general estos dos primeros párrafos se han utilizado para asegurar o sugerir que Marx considera suyo el segundo método -el viaje de retorno-, el método científicamente correcto. Callinicos (2004) por ejemplo, después de haber citado el pasaje concluye que este

Por lo tanto, es el método de análisis de Marx… [Entonces] vamos primero de lo concreto a lo abstracto, descomponemos lo concreto en sus “determinaciones más simples” y luego de lo abstracto al concreto, usando aquellas determinaciones para reconstruir el todo. Veremos ese método en operación cuando Marx analiza la sociedad capitalista en El Capital. (p. 74)

Carchedi (2011) parece defender una interpretación idéntica. Citando el pasaje de Marx de que sería necesario “dar inicio al viaje de regreso hasta que finalmente llegase de nuevo a la población, pero esta vez no como la representación caótica de un todo, sino como una rica totalidad de múltiples determinaciones y relaciones”, él subraya que

[eso] es lo que Marx denomina “concreto en el pensamiento”. La fase de volver a montar es la deducción dialéctica, el desdoblamiento (reconstrucción en el pensamiento) de nociones de la realidad más y más concretas, detalladas y articuladas derivadas de su estado potencial. Cada etapa en el desdoblamiento es una conclusión (temporal), pero también la premisa para el próximo paso en la cadena de deducciones. (Carchedi, 2011, p. 46)

El autor describe el proceso del conocimiento expuesto por Marx en términos de inducción y deducción dialéctica, distintos de sus equivalentes en la lógica formal. No es el caso de discutir aquí esta propuesta de Carchedi (2011) pero se dice que “el punto de partida de la inducción de Marx es de hecho la realidad empírica” (p. 46), queda claro que para él, Marx habla de su propio método.

Foley ciertamente comparte interpretación semejante cuando, al asegurar que el “doble movimiento es diseminado en los escritos de Marx”, juzga que El Capital puede ser visto como:

El movimiento para reconstruir en el pensamiento la totalidad compleja de las relaciones sociales capitalistas iniciando a partir de las abstracciones más simples -mercancía, valor, dinero- y, finalmente, llegar a las formas más complejas y distorsionadas, por ejemplo, el mercado de capitales y crisis. (Foley, 1986, p. 4)

Basu, en working paper del Departamento de Economía de la Universidad de Massachusetts (Amherst)- famoso por su tradición marxista-, está convencido de que desde los Grundrisse hasta la redacción de El Capital, Marx puso en práctica su comprensión del “método correcto de la economía política”, que habría sido mostrado de manera detallada en la “Introducción”.

Según el autor, Marx explica que “ascender de lo abstracto a lo concreto es el único camino científico para entender una realidad concreta como la sociedad capitalista”. Tal movimiento termina “con una síntesis estructurada de determinaciones, que es la manera como Marx visualizó la reproducción en el pensamiento de la realidad concreta que él estaba analizando” (Basu, 2017, p. 6).

En su análisis del “Método de la Economía Política”, Netto (2011) observa que “el método de Marx” no es el producto de súbito y genial insight, sino de largo proceso de investigación. En su opinión, en la “Introducción”, después de 15 años de estudios, están formulados “con precisión los elementos centrales” del método de Marx. Aun según el autor, las pocas páginas de la obra presentan sintetizadas “las bases del método que viabilizó el análisis contenido en El Capital y la fundación de la teoría social de Marx” (p. 19).

El autor recuerda que, en el proceso de conocimiento, de elaboración teórica o de apropiación teórica del objeto propuesto por Marx,

Uno empieza “por lo real y lo concreto”, que aparecen como datos; por el análisis, uno y otro elementos son abstraídos y, progresivamente, con el avance del análisis, se llega a conceptos, a abstracciones que remiten a determinaciones más simples. (Netto, 2011, p. 42)

Y complementa, apoyado en el texto marxiano, que este fue el método adoptado por la economía en su génesis. Sin embargo, en la continuación de su análisis, Netto (2011) desprecia un elemento crucial del argumento de Marx. De hecho, según él, para Marx el procedimiento analítico fue necesario para la emergencia de la economía política, pero no es suficiente para “reproducir idealmente (teóricamente) lo ‘real’ y lo ‘concreto’. De posesión de las determinaciones más simples, como recomienda Marx, sería necesario hacer el viaje de vuelta y llegar a la población, no más como representación caótica de la totalidad, sino “como una rica totalidad de determinaciones y relaciones diversas”. Es este viaje de vuelta, concluye él, que Marx caracteriza como “el método adecuado para la elaboración teórica.”Y remata con la afirmación de Marx: “El último método es manifiestamente el método científicamente exacto” (Netto, 2011, p. 43).

No es posible afirmar que, para Netto, Marx se refiere a su método al mencionar el viaje de vuelta como el método científicamente exacto. Sin embargo, la forma como presenta y comenta los pasajes del texto marxiano sin duda induce al lector a esa conclusión. De hecho, a pesar de haber advertido que “no le [al lector] ofrecemos, en nombre de Marx, un conjunto de reglas para orientar la investigación” (Netto, 2011. pp. 51-52), él cierra el análisis de la siguiente forma:

El conocimiento teórico es […] para Marx, el conocimiento del concreto, que constituye la realidad, pero que no se ofrece inmediatamente al pensamiento: debe ser reproducido por éste y sólo “el viaje de modo inverso” permite esta reproducción. […] El concreto a que llega el pensamiento por el método que Marx considera “científicamente exacto” (el “concreto pensado”) es un producto del pensamiento que realiza “el viaje de modo inverso”. Marx no duda en calificar este método como aquel “que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto”, “único modo por el cual ‘el cerebro pensante’ se apropia del mundo”. (Netto, 2011. pp. 44-45)

La conclusión equivocada que se puede deducir de su análisis resulta, a nuestro juicio, de su omisión del paso, esencial del texto comentado en que Marx afirma que los “sistemas económicos se elevaron de lo simple, como división del trabajo, necesidad, valor de cambio, hasta el Estado, el intercambio entre las naciones y el mercado mundial” (Marx, 2011a, p 54). Por sistemas económicos, claro, Marx quiere decir teorías económicas que, por lo tanto, hicieron el “viaje de retorno”. Ahora bien, si para él la ciencia económica hizo el “viaje inverso”, Marx no podía considerar exclusivamente suyo ese “método científicamente correcto”.

Quartim de Moraes2 también analiza en detalle el “Método de la Economía Política” y, a diferencia de los autores analizados anteriormente, no parece considerar que Marx expone allí lo que sería su método. Sin embargo, a pesar de las interesantes contribuciones que presenta para el esclarecimiento de las posiciones de Marx, a mi ver su análisis no se muestra concluyente.

Su exposición comienza destacando el carácter aparentemente paradójico de la afirmación inicial de Marx de que el punto de partida correcto es lo real y lo concreto, el presupuesto efectivo, para luego sostener que, siendo más riguroso, eso se muestra falso. En lugar de paradójico, diría que tal ambigüedad podría ser vista como expediente retórico para despertar la atención del lector, aprovechando la perplejidad provocada por tal ambigüedad. Quartim (2017) interpreta de otra manera, notando, por supuesto, que no es eso lo que Marx pretende sostener. Reafirma, con Marx, que aunque la población sea “el fundamento y el sujeto del acto social de producción”, es una abstracción si ignoro sus determinaciones y, por lo tanto, alcanzo solamente una “representación caótica del todo”. Con respecto al hecho de que, en el texto marxiano, “representación venga asociada al caos… y asimilada a una abstracción”; Quartim enfatiza algo importante para comprender el argumento de Marx, y que en general no se subraya:

Todo sustantivo común es un universal y… el resultado necesariamente abstracto de una generalización operada en la práctica de la comunicación social. Transpuestos del lenguaje corriente para el discurso teórico, los sustantivos… mantienen un núcleo semántico básico sobre el cual incide el esfuerzo del conocimiento científico. Tanto en la economía política como en la biología, por población se entiende una colectividad compuesta de individuos viviendo en un área determinada. Es evidente que en este nivel de generalidad, la noción no designa un conocimiento, sino un objeto a ser conocido, el cual, sin embargo, es susceptible de ser progresivamente determinado con precisión. (Quartim, 2017, p. 44)

En realidad, al hablar de “representación caótica del todo”, Marx se refiere a la forma más inmediata de considerar un país desde el punto de vista político-económico, es decir, con “su población, su división en clases, la ciudad, el campo, el mar, las diferentes ramas de producción, la importación y la exportación, la producción y el consumo anuales, los precios de las mercancías, etc. “Por consiguiente, a diferencia de lo que se desprende del texto de Quartim, no es sólo un universal abstracto como cualquier sustantivo común, ya que se especifica con esas determinaciones. Además, es importante subrayar que, a pesar de abstracta, se trata aún de un tipo de conocimiento, una representación que, por caótica que sea, consiste en una inteligibilidad del mundo-pre-teórica, pre-científica-, presuposición de la práctica social de los sujetos. Paradójicamente, Quartim parece concordar con ello, pues al hacer una crítica a la interpretación de Althusser del texto marxiano -que aquí no viene al caso-, reclama que:

[Althusser] también debería explicar que antes de servir como materia prima de la producción teórica, las intuiciones y representaciones constituyen el acervo léxico de cada idioma, que resulta de la práctica social. […] Ellas cristalizan el pensamiento social acumulado en cada momento histórico y proporcionan al conocimiento el acervo de ideas que constituyen los materiales sobre los cuales opera el trabajo de la teoría. (Quartim, 2015, pp. 79-80)

A pesar de esclarecedor, creo que el pasaje merece reparación, pues, tal como Marx sugiere en el pasaje en cuestión, pero también en otros momentos3, parece ser más adecuado invertir la proposición de Quartim y afirmar que las intuiciones y representaciones constituyen el acervo de las figuraciones del mundo, presupuesto irreductible de la práctica social y, en esa condición, son de hecho el material a partir del cual se construyen las teorías. Esta inversión no solo es más correcta cronológica y conceptualmente, pues el acervo léxico no existe apartado y “antes” de la aprehensión conceptual de la realidad4, sino que también explicita una obviedad, a saber, que la realidad social siendo producto de la práctica intencional de los sujetos, siempre tiene que ser figurada, concebida por ellos de alguna manera.

En una formulación alternativa de la misma idea, del truismo de que cualquier actividad humana tiene por presupuesto necesario la existencia de estructuras sociales, Bhaskar (1989) concluye que la sociedad proporciona medios, reglas y recursos para todo lo que hacemos. Significa decir que la sociedad con sus estructuras es condición necesaria para cualquier actividad teleológica. De ello se infiere que nosotros no creamos la sociedad, que siempre preexiste a nuestras acciones. Lo que hacemos con nuestra práctica es reproducir y/o transformar las estructuras sociales -materiales y espirituales- que son condición de nuestra práctica cotidiana. En las palabras del autor: “el mundo social es reproducido o transformado en la vida cotidiana” (Bhaskar, 1989, pp. 3-4). Y si la práctica intencional actúa sobre estructuras preexistentes, reproduciéndolas o transformándolas, se sigue que algún tipo de conocimiento de las estructuras es condición de la práctica. Dicho de otra forma, se puede concluir que nuestras aprehensiones de la realidad no son el resultado de lo que “captamos en la percepción sensorial, pero son resultados de las teorías [y/o representaciones - MD] en términos de las cuales nuestra aprehensión de las cosas es organizada.” (Bhaskar, 1989, pp. 60-61). En ese sentido, se puede afirmar que Marx, al decir que siempre se inicia por la población se refiere no a un mero sustantivo sino a una representación de la población que, en ausencia de una ciencia económica, era condición necesaria para los agentes en la vida económica real. No hay duda de que eso es lo que Marx tiene en mente cuando nota que

(…) si yo comenzara por la población, ésta sería una representación caótica del todo y, por medio de una determinación más precisa, llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples; del concreto representado [llegaría] a conceptos abstractos [Abstrakta] cada vez más finos, hasta que hubiera llegado a las determinaciones más simples.

(…) [la] primera vía [el camino de ida - MD] fue la que tomó históricamente la Economía en su génesis. Los economistas del siglo XVII, p. ej., comienzan siempre con el todo viviente, la población, la nación, el Estado, muchos Estados, etc.; pero siempre terminan con algunas relaciones determinantes, abstractas y generales, tales como división del trabajo, dinero, valor, etc., que descubren por medio del análisis. (Marx, 2011a, p. 54)

La economía, por lo tanto, en su fase de formación, comienza con la representación de la población de los agentes reales de la producción social. Quartim (2017) es más enfático al subrayar que para los economistas del siglo XVII “no había otro modo… de avanzar en el análisis económico” (p. 45), de modo que Marx no tendría razón para calificar de falso tal camino. Cosa que Marx, para él, tácitamente, admite tras el argumento:

Tan pronto esos momentos singulares fueron más o menos fijados y abstractos, comenzaron los sistemas económicos, que se elevaron de lo simple, como trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio, hasta el Estado, el intercambio entre las naciones y el mercado mundial. El último es manifiestamente el método científicamente correcto. El concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de la diversidad. Por esta razón, el concreto aparece en el pensamiento como proceso de la síntesis, como resultado, no como punto de partida, no obstante sea el punto de partida efectivo y, en consecuencia, también el punto de partida de la intuición y de la representación. En la primera vía, la representación plena fue volatilizada en una determinación abstracta; en la segunda, las determinaciones abstractas llevan a la reproducción del concreto por medio del pensamiento. (Marx, 2011a, p. 54)

Interpretado de manera adecuada, el argumento de Marx puede ser así descrito: los responsables de la génesis de la economía no tenían por dónde empezar a no ser por la(s) representación(es) corriente(s) de los agentes reales de la producción social. Como señala Lukács (2011), “la totalidad de la naturaleza puede ser inferida de muchas maneras, por más riguroso que sea el razonamiento; en el campo social, al contrario, la totalidad siempre está dada de modo inmediato” (p.304). Es sobre esa totalidad siempre inmediatamente dada que actúan los sujetos que, por lo tanto, siempre tienen que figurarla de alguna forma. De ese modo, puesto que la realidad social es siempre representada5, aquellos economistas partieron de esas representaciones para, por medio del análisis, descubrir “algunas relaciones determinantes, abstractas y generales, tales como división del trabajo, dinero, valor, etc.” El conocimiento así adquirido, se infiere del texto de Marx, retorna a la práctica y la hace más eficaz, pues ahora los sujetos actúan conociendo algunas estructuras y legalidades.

Con respecto al doble viaje -de ida y vuelta- del texto marxiano, Quartim contribuye a disolver el pseudoproblema con una formulación muy simple y directa, cuando, al resaltar la dificultad de comprender la proposición de Marx, sostiene que:

[p]arece obvio que lejos de oponerse al primer camino, el segundo lo presupone. El primero parte de las representaciones del lenguaje corriente para disolver la representación en determinaciones abstractas. El segundo de ellas se sirve para forjar las herramientas analíticas que permiten reproducir lo “concreto en el pensamiento”. (Quartim, 2017, p. 45)

Este es justamente uno de los puntos centrales de la posición defendida en el presente artículo. Sin embargo, no por las mismas razones presentadas por Quartim que atribuye a Marx el error de presentar como dos caminos lo que consistiría en tres momentos de un solo proceso -de formación de la teoría económica-, equívoco que habría generado el carácter paradójico de la “Introducción”. De acuerdo con el autor, Marx no facilita la comprensión de su argumento en la medida en que califica como falso el primer camino. En su opinión: “Marx segmenta artificialmente la historia de la formación de la teoría económica, presentando como dos caminos (uno que termina, otro que comienza en las “determinaciones abstractas”) los tres momentos de un mismo proceso” (Quartim, 2017, p.45).

En virtud de esta interpretación, Quartim arriesga una hipótesis para explicar lo que considera la “paradoja de los dos caminos”. Según él, Marx no atribuye a los primeros economistas el error en partir del primer camino, sino a los análisis que parten:

De la representación oscura de un todo vivo en el siglo XIX, cuando los elementos simples, identificados por el análisis, ya habían permitido que los sistemas económicos se elevaran hasta el Estado… La gran tarea teórica que debía ser llevada adelante, en la segunda mitad del siglo XIX, era la crítica de la economía política tal como había sido elaborada por Adam Smith en el último tercio del siglo XVIII y por David Ricardo y otros en las primeras décadas del XIX. (Quartim, 2017, p. 46)

En realidad, si hay algo que se puede calificar de artificial sin duda es la hipótesis levantada por Quartim, que no encuentra ningún amparo directo o indirecto en el original. Al contrario de lo que él propone, el problema para Marx no consiste en que los primeros economistas erraron por no haber hecho el camino de vuelta, por no haber totalizado a partir de las relaciones y determinaciones descubiertas. En realidad, el problema es que no abandonaron la representación de la totalidad de la cual partieron, mantuvieron las nociones sobre la realidad inmediatamente dada, ahora acrecentadas de las determinaciones descubiertas y, por eso, estaban dispensados de totalizar.

En síntesis, pretendemos haber ilustrado en esa sección la interpretación muy diseminada según la cual el “viaje de retorno” es marca distintiva y exclusiva del método de Marx, excepción hecha a la contribución de Quartim, que, sin embargo, no es concluyente.

En la siguiente sección se mostrará que la equivocación de esos análisis tiene su origen en el hecho de que se circunscriben al, digamos, problema del método, mientras que el análisis de Marx evidencia justamente que el problema es de carácter ontológico. Lo que se trata de probar en la próxima sección.

Crítica ontológica

La primera cosa por observar para la adecuada interpretación del pensamiento de Marx es su declaración categórica sobre la instauración de los sistemas económicos. Como se ha visto arriba, él afirma que,

[…] tan pronto como esos momentos singulares fueron más o menos fijados y abstractos, comenzaron los sistemas económicos, que se elevaron delo simple, como trabajo, división del trabajo, necesidad, valor de cambio, hasta el Estado, el intercambio entre las naciones y el mercado mundial. El último es manifiestamente el método científicamente correcto. (Marx, 2011a, p. 54)

Ahora bien, si para Marx la economía así procedió, no cabe duda de que para él la economía emplea el método científicamente correcto. Siendo así, no tiene fundamento declarar que el segundo método, el viaje de retorno, es el método de Marx.

En realidad, Marx no podría incluso tener la ambición de ser el poseedor del copyright del método científicamente correcto, pues el viaje de retorno no es más que el proceso de síntesis, objetivo último del proceso de análisis de cualquier ciencia, es decir, de totalización. En efecto, para Kuruma (1969)

La vía descendente, para Marx, es la premisa indispensable de la vía ascendente. Afirmar que el último es el método científicamente correcto es decir, creo que la economía política como ciencia sólo se instaura con las varias piezas de conocimiento económico formando un sistema […]. (p. s/p)

¿De qué le sirve a la ciencia interrumpir el proceso en su momento analítico y, con ello, permanecer con un conjunto inarticulado de conceptos abstractos? Incapaz, por consiguiente, de producir cualquier conocimiento sobre la realidad investigada, más allá del fenoménico. En suma, el significado fundamental de la explicación de Marx puede ser así expresado: toda ciencia totaliza, forma una figuración de la realidad en cuestión, una reproducción del concreto, resultado del proceso de síntesis. Hace el viaje de retorno con los elementos obtenidos en el proceso de análisis. Inaugura una nueva ontología u ofrece argumentos científicos para ontología(s) corriente(s). Por lo tanto, es posible asegurar que para él el problema de la ciencia no es totalizar, sino de qué manera totaliza. Y a partir de qué categorías6.

Cuestión a mi ver tratada por Marx (aunque en comentario marginal), en la sección sobre el fetichismo de la mercancía de El Capital:

La reflexión sobre las formas de la vida humana, por lo tanto, también su análisis científico, toma un camino contrario al del desarrollo real. Inicia post festum y, por lo tanto, con los resultados acabados del proceso de desarrollo. Las formas que designan los productos del trabajo como mercancías y que de ese modo se presuponen a la circulación de las mercancías ya poseen la fijeza de las formas naturales de la vida social antes que los hombres procuren justificar para sí mismos, no el carácter histórico de esas formas -que ellos, antes, consideran como inmutables-, pero su contenido. Así, fue solamente el análisis de los precios de las mercancías que condujo a la determinación de la grandeza de valor, y solamente la expresión monetaria conjunta de las mercancías que condujo a la fijación de su carácter de valor. Sin embargo, es justamente esa forma acabada -la forma-dinero- del mundo de las mercancías que oculta realmente, en vez de revelar, el carácter social de los trabajos privados y, con ello, las relaciones sociales de los trabajadores privados. […]

Tales formas constituyen… las categorías de la Economía burguesa. Son formas de pensamiento socialmente válidas, por lo tanto, objetivas para las relaciones de producción de ese modo social de producción históricamente determinado, la producción de mercancías. (Marx, 2011b, pp. 210-11)

La economía burguesa, defiende Marx, es una forma de pensamiento socialmente válida, objetiva para esas relaciones de producción, cuyo contenido busca investigar. Significa decir, consiste en una totalización, en una figuración, una ontología científica de la sociedad capitalista. Parte de la representación, como todas las teorías, de ella se distancia y distingue, pero en el proceso hipostasia esa forma de vida y, por lo tanto, es a-histórica. Pero ciertamente se pregunta por su estructura y su dinámica - en un tiempo lógico, sin historia, es decir, sin cambios sustantivos7.

Parte de la totalidad acabada, plenamente desarrollada, ignora su carácter histórico, procede analíticamente, y produce una síntesis ricamente articulada, sin historia.

Evaluación totalmente distinta hace Marx de lo que denomina de economía vulgar, precursora de la tradición neoclásica. En el capítulo 48 del LIII, de El Capital, titulado La Fórmula Trinitaria, así la analiza:

La economía vulgar no hace nada más que traducir, sistematizar y apologizar doctrinariamente las ideas de los agentes presos en las relaciones de producción burguesas. No nos debe sorprender… que la economía vulgar se sienta… a la voluntad precisamente en la forma de manifestación extrañada de las relaciones económicas, en las que aparecen, prima facie, como contradicciones perfectas y absurdas -y toda la ciencia sería superflua si la forma de manifestación y la esencia de las cosas coinciden inmediatamente-, y que esas relaciones le parezcan tanto más evidentes cuanto más en ellas se oculta su conexión interna, pero que son familiares para las ideas ordinarias. Por eso la economía vulgar no tiene la mínima idea de que la trinidad de la que parte - tierra-renta; el capital-interés; trabajo-salario o precio del trabajo -subentiende tres composiciones prima facie imposibles. (Marx, 2017, p. 768)

Por eso, es también natural que la economía vulgar, que no es más que una traducción didáctica, más o menos doctrinal, de las ideas cotidianas de los agentes efectivos de la producción, y que las organiza en cierto orden comprensible, encuentre justamente en esa trinidad en que está apagada toda conexión interna, la base natural y libre de toda duda de su superficial pomposidad. (Marx, 2017, p. 779)

Aquí Marx advierte que la economía vulgar parte de la representación de los agentes cautivos de las relaciones de la economía capitalista y, en lugar de progresivamente de ella diferenciarse, hace precisamente lo opuesto: mantiene la ontología (figuración/totalización) generada y necesitada inmediatamente por tales relaciones y las sistematiza mediante el aparato científico y, hecho eso, retorna a los agentes como forma de pensamiento más eficaz en la práctica inmediata8, con el sello de la ciencia.

Como se indicó en la presentación, intenté mostrar, primero, que las usuales interpretaciones del “Método de la Economía Política” contrarían directamente el texto de Marx. Cosa que el propio título de la sección deja patente, pues indica que se trata de El Método de la Economía Política, y no del Método de la Crítica de la Economía Política. Segundo, con base en textos del proprio Marx, fue posible sostener que toda ciencia totaliza. Totaliza (sintetiza) la economía vulgar; totaliza la economía política; y totaliza la crítica de la economía política, es decir, para Marx tales totalizaciones constituyen ontologías con fuerza social9. Ofrecen a los sujetos la imagen, refrendada por el prestigio de la ciencia, por medio de la cual se sitúan en sus relaciones recíprocas y con el mundo natural.

Si toda ciencia totaliza, significa el mundo para los sujetos y, además, provee un aparato científico para gestionarlo, administrarlo, es decir, es eficaz en la práctica, entonces el embate teórico decisivo entre sistemas teóricos se da en el plano ontológico - las ontologías en disputa, modos radicalmente distintos de concebir como es el mundo. En otras palabras, crítica de hecho, crítica sustantiva, es crítica ontológica. Si, como vimos en Marx, la economía política es forma de pensamiento válida y objetiva para la vida social bajo el capital, si es ciencia económica al servicio de la administración de esa sociedad, si expresa y refuerza las nociones ontológicas espontáneamente generadas, si con su prestigio no sólo eleva las ideas corrientes a la figuración exclusiva de la sociedad, sino que también proporciona las técnicas para reproducirla, entonces la crítica de la economía política, como crítica sustantiva, crea inteligibilidad de la estructura y de la dinámica de la sociedad regida por el capital radicalmente distinta, en primer lugar restituyéndole la historicidad y, en consecuencia, abriendo a la práctica humana la posibilidad de su transformación. Contribuye, en fin, para crear otra ontología en que la humanidad no está condenada a la infinita reproducción de lo mismo, o a ser mera espectadora de la historia como absoluta contingencia.

Referencias

Basu, D. (2017). The Structure and Content of Das Kapital. Working Paper, Dept. of Economics, of Massachusetts (Amherst), 12. Economic & Political Weekly, 52(37). [ Links ]

Bhaskar, R. (1989). Reclaiming Reality. London: Verso. [ Links ]

Callinicos, A. (2004). The Revolutionary Ideas of Karl Marx. London: Bookmarks. [ Links ]

Carchedi, G. (2011). Behind the Crisis: Marx’s Dialectics of Value and Knowledge. Leiden: Brill. [ Links ]

Duayer, M. (2006). Anti-Realismo e Absolutas Crenças Relativas. Margem Esquerda, 8, 109-130. [ Links ]

Duayer, M. (2015). Jorge Luis Borges, filosofia da ciência e crítica ontológica: verdade e emancipação. Margem Esquerda, (24), 87-110. [ Links ]

Foley, D. (1986). Understanding capital: Marx’s Economic Theory. Cambridge: Harvard Univ. Press. [ Links ]

Kuruma, S. (1969). Discussion of Marx’s Method. Recuperado de https://www.marxists.org/archive/kuruma/method-discussion1.htm. [ Links ]

Lukács, G. (2011). Para uma Ontologia do Ser Social I. São Paulo, Brasil: Boitempo. [ Links ]

Lukács, G. (2013). Para uma Ontologia do Ser Social II. São Paulo, Brasil: Boitempo. [ Links ]

Marx, K. (2011a). Grundrisse. São Paulo, Brasil: Boitempo. [ Links ]

Marx, K. (2011b). O Capital, LI. São Paulo, Brasil: Boitempo. [ Links ]

Marx, K. (2017). O Capital, LIII. São Paulo, Brasil: Boitempo. [ Links ]

Netto, J.P. (2011). Introdução ao Estudo do Método de Marx. São Paulo, Brasil: Expressão Popular. [ Links ]

Postone, M. (2003). Time, Labor, and Social Domination. New York: Cambridge University Press. [ Links ]

Quartim de Moraes, J. (2015). Las abstracciones, entre la ideología y la ciencia. Representaciones, XI(1), 67-83. [ Links ]

Quartim de Moraes, J. (2017). As abstrações,entre a ideologia e a ciência. Crítica Marxista, (44), 43-56. [ Links ]

* Este artículo fue desarrollado en el contexto del proyecto de investigación sobre ontología crítica.

Como citar este artículo: Duayer, M. (2014). Marx: el método de la economía política como crítica ontológica. Revista Eleuthera, 21, 91-105. DOI: 10.17151/eleu.2019.21.6.

1Ver Lukács (2012), capítulo IV, sección 2, para el análisis detallado del tema elaborado por el autor.

2Sin la debida autorización del autor, de aquí en adelante usaremos solamente Quartim en las referencias, pues como teórico marxista es ampliamente conocido.

3Ver a continuación en la página 9, el pasaje en que critica la economía vulgar en el capítulo titulado Fórmula Trinitaria.

4Como defiende Lukács: “Ya hemos visto cómo el poner teleológico conscientemente realizado provoca un distanciamiento en el reflejo de la realidad y cómo, con ese distanciamiento, nace la relación sujeto-objeto en el sentido propio del término. Estos dos momentos implican simultáneamente el surgimiento de la comprensión conceptual de los fenómenos de la realidad y su expresión adecuada a través del lenguaje. (...) En efecto, palabra y concepto, lenguaje y pensamiento conceptual son elementos vinculados del complejo que se llama ser social, lo que significa que sólo pueden ser comprendidos en su verdadera esencia relacionados con el análisis ontológico de él y reconociendo las funciones reales que ellos ejercen dentro de este complejo”(Lukács, 2013, pp. 84-85).

5Sobre este tema, (ver también Duayer 2015, pp. 87-110; 2006, pp. 109-130).

6Lukács (2011) recuerda que el camino de Marx desde lo abstracto a la totalidad concreta “no puede partir de una abstracción cualquiera, [...] porque, considerado aisladamente, cualquier fenómeno podría, una vez transformado en ‘elemento’ por medio de la abstracción, ser tomado como punto de partida; sólo que tal camino no llevaría jamás a la comprensión de la totalidad” (p. 312).

7En cuanto a las temporalidades características del capitalismo – tiempo abstracto y tiempo histórico –, ver Postone (2003), en particular capítulo 8. Según el autor, “la dialéctica de las dos dimensiones del trabajo en el capitalismo también puede ser entendida temporalmente, como una dialéctica de dos formas de tiempo. [...] la dialéctica del trabajo concreto y abstracto resulta en una dinámica intrínseca caracterizada por una peculiar treadmill effect.”

8Ver Duayer (2006).

9En cuanto al poder social de la ontología, dice Lukács (2013): “[...] independientemente del grado de conciencia, todas las representaciones ontológicas de los hombres son ampliamente influenciadas por la sociedad, no importa si el componente dominante es la vida cotidiana, la fe religiosa, etcétera. Estas representaciones cumplen un papel muy influyente en la praxis social de los hombres y con frecuencia se condensan en un poder social...” (p. 95).

Recibido: 15 de Noviembre de 2018; Aprobado: 10 de Mayo de 2019

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons