SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.25 número1Aproximaciones al cambio curricular como tránsito epistémico en la formación del trabajo social en ColombiaMetodología de intervención en Trabajo Social: contribuciones para su análisis índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Revista eleuthera

versión impresa ISSN 2011-4532

Rev. eleuthera vol.25 no.1 Manizales ene./jun. 2023  Epub 04-Ene-2024

https://doi.org/10.17151/eleu.2023.25.1.10 

Enfoques

Análisis sobre la reificación en el pensamiento de Marx y Lukács

Analysis on reification in the thought of Marx and Lukács

Marisol Valencia-Orrego1 

1 Universidad Federal Rural de Río de Janeiro. Río de Janeiro, Brasil. E-mail: marisolvalencia@ufrrj.br. orcid.org/0000-0003-1386-2390. https://scholar.google.es/citations?user=ymBgPKEAAAAJ&hl=es.


Resumen

Objetivo.

Analizar la reificación en la consciencia de la clase trabajadora basados en G. Lukács y también, en el trabajo maduro de Marx en el capítulo primero de El capital, cuando trata de la mercancía e investiga el valor de uso y valor que abren caminos para los debates de la concepción marxista acerca del fetichismo de las mercancías.

Metodología.

Investigación teórica, basada en obras de la teoría social y política del pensamiento marxiano y del marxismo a través del método histórico-dialéctico.

Conclusiones.

La reificación, la alienación y el fetichismo, son fenómenos inherentes a la sociedad burguesa que se reproduce en el modo de producción capitalista y es tarea de los trabajadores sociales entender los efectos en la historia y en la consciencia de los seres humanos que buscan un proyecto emancipatorio.

Palabras clave: Reificación; alienación; fetichismo; mercancía; historia

Abstract

Objective:

To analyze the reification in the consciousness of the working class based on G. Lukács, and, on the mature work of Marx in the first chapter of The Capital, when he deals with the commodity and investigates the use value and value, which open ways for the debates of the Marxist conception about the fetishism of commodities.

Methodology:

theoretical research, based on works of the social and political theory of Marxist thought and Marxism through the historical-dialectical method.

Conclusions:

reification, alienation and fetishism are phenomena inherent to bourgeois society reproduced in the capitalist mode of production, and it is the task of social workers to understand the effects on history and on the consciousness of human beings seeking an emancipatory project.

Key Words: Reification; alienation; fetishism; commodity; history

Introducción

Dice Marx Sobre las mercancías:

Toda cosa útil como el hierro, el papel, etc., debe considerarse desde un doble punto de vista: el de la calidad y el de la cantidad. Cada una de estas cosas es un conjunto de muchas propiedades y puede, por tanto, ser útil bajo diferentes aspectos. Descubrir estos diversos aspectos, y por tanto las múltiples formas de uso de las cosas, es un acto histórico.

(Marx, 2013, p. 113)

Este artículo se produjo en el contexto de estudios de doctorado en Servicio Social en la Universidad Federal de Río de Janeiro entre los años 2014-2019, en el que se estudiaron los fundamentos del Servicio Social brasileño, para ello se hizo un acercamiento a los fundamentos de la teoría social y política del pensamiento marxiano y del marxismo con el fin entender las particularidades del debate histórico-crítico. Para esta empresa se buscó identificar los aspectos que se desprenden de la reificación en la consciencia “proletaria”1, basados en Lukács y sus estudios sobre la consciencia de la clase trabajadora sin ser esta única y exclusivamente la que se inserta en la fábrica, y también, en el trabajo maduro de Marx, en el capítulo primero de El capital, que trata de la mercancía y del estudio del valor de uso y del valor, que abren los caminos para los debates en torno de la concepción marxista acerca del fetichismo de las mercancías.

Fueron identificados algunos problemas teóricos que se desprenden de la concepción del fetichismo, la reificación y la alienación, entendidos como categorías teóricas que han sido objeto de estudio y producción de conocimiento de algunos reconocidos estudiosos del pensamiento de Marx y de la teoría marxista, que han buscado posicionar los ejes de los “dilemas” (que se extienden por varias de las obras fundantes de esta tradición teórico-metodológica). Con fundamento en el método, buscan articular y pensar la realidad social, con la pretensión de conocer la incidencia que tiene el modo de reproducción social del capitalismo en el papel ejercido por la burguesía y la clase trabajadora en los diferentes momentos históricos.

Entre las objetivos que se tienen para abordar estos problemas, están, describir el contexto del debate teórico a partir del cual Marx articula a la categoría trabajo y fuerzas productivas, el análisis histórico que describe el fetichismo de las mercancías y el fenómeno de la reificación, considerando estos fenómenos reales, concretos y transversales al universo vital de los sujetos en el modo de producción capitalista que se extiende a lo largo de la historia del “capitalismo moderno” y contemporáneo. Describir también, los ámbitos de influencia de la reificación, la trascendencia de la esfera de la economía política capitalista y su estructura mercantil, alcanzando el orden de la filosofía en torno al ser, la consciencia, el conocimiento, el pensamiento, la totalidad, la concepción de mundo, la alienación, y la praxis, etc., conceptos de los que se desprenden formas objetivas y subjetivas, las primeras, correlativas al fetichismo de las mercancías y las segundas, como consecuencia del comportamiento de los sujetos, que lleva a la práctica cotidiana los problemas ideológicos inherentes al capitalismo.

Sobre el fenómeno de la reificación

La reificación según Lukács es un proceso que condiciona el entendimiento y asimilación de los límites y capacidades materiales que tienen los sujetos para reconocer en la inmediaticidad los efectos prácticos de la estructura reificada en la consciencia. Este fenómeno, analizado en el marco del capitalismo, contiene de manera encubierta el sentido intrínseco de las relaciones sociales a través de las cuales se reproduce el capitalismo a partir del “enigma de la estructura de las mercancías” (Lukács, 1974, p. 97).

Este enigma de las estructuras de las mercancías se refiere al aspecto encubierto de las condiciones vitales en las que se reproduce la sociedad, siendo; por lo tanto, parte esencial de problemas ontológicos (del ser), que han merecido análisis históricos y cuyo alcance trasciende la particularidad del conocimiento, o su restricción a un área de investigación de una determinada ciencia.

El fenómeno de la reificación, según el análisis de Marx, existe cuando una relación social toma la forma de una cosa. Objetivar y cosificar es tornar una relación entre personas un objeto o cosa, o en último caso, algo que no es. Por lo tanto, la reificación o las formas reificadas como fenómeno existente en el capitalismo le extraen a las relaciones sociales la dimensión histórica, lo que quiere decir que la persona, en este caso, que en determinado momento desplegó su fuerza física e intelectual en el desarrollo de su fuerza de trabajo para la creación o transformación de las condiciones vitales en sociedad por medio del proceso productivo, generó, como consecuencia de este proceso, una mercancía o un valor material e inclusive inmaterial ahora en tiempos de protección de propiedad intelectual, quien pierde su carácter creador e histórico y se percibe como algo que no es, en relación con el producto final materializado en la mercancía.

Esa percepción es material, filosófica e ideológicamente compleja, pues el capitalismo y sus determinaciones materiales extrapolan la órbita empírica. Ese aparente y engañoso paso por los sentidos que atraviesa la mercancía en el proceso productivo conlleva a ignorar las “mediaciones de segunda orden” que se producen entre la producción y el consumo y por lo tanto, inducen a que se produzca el fenómeno de la reificación en la consciencia de los sujetos, como dice Marx:

Las relaciones de producción burguesas son la última forma contradictoria del proceso de producción social, contradictoria no en el sentido de contradicción individual, sino una contradicción que surge de las condiciones de existencia social de los individuos. Sin embargo, las fuerzas productivas que se desarrollan dentro de la sociedad burguesa crean al mismo tiempo las condiciones materiales para resolver esta contradicción. (Marx, 1977, p. 25)

Las tendencias burguesas que promueven este tipo de formalismo y dualismo sin mediaciones causales, interfieren ideológicamente en el proceso histórico, aspecto que ha sido sistemáticamente denunciado por Mészáros (2009), como se confirma en las siguientes palabras:

Una vez más, es impensable explicar esta conjunción paradójica de las determinaciones materiales capitalistas con el formalismo filosófico haciendo hincapié en las funciones ideológicas históricamente específicas de los numerosos sistemas teóricos que comparten - y a su manera apoyan activamente, aunque no siempre conscientemente- el fundamento social inherentemente antagónico del capital. La función principal del formalismo (socialmente determinado y materialmente anclado) que encontramos en las más variadas concepciones burguesas del mundo es la de efectuar un gran cambio conceptual. El corolario ideológico de este cambio es la transferencia de los problemas y contradicciones de la vida real que se transponen desde su plano social dolorosamente real a la esfera legislativa de la razón formalmente omnipresente, con lo que se “trasciende” idealmente, en términos de los postulados formales más universalmente válidos, la conflictividad real. O cuando la mencionada suplantación general de contradicciones y antagonismos ya no es plausible, el corolario es el “ser como tal” formalista y “ontológicamente intrascendible”, como en el caso del existencialismo moderno. (Mészáros, 2009, p. 28)

Hacer esta flexión en la exposición sobre el debate tratado aquí, incluyendo las formas de particularización de la filosofía y después de las ciencias sociales, remite a los fenómenos que inciden en la problematización de la realidad sobre la que se configura la reificación y la determinante configuración de la concepción de mundo de la clase trabajadora, y como dice Marx, también de la burguesía.

El proletariado comparte, por lo tanto, la cosificación de todas las manifestaciones de la vida con la burguesía. Marx dice: “La clase propietaria y la clase del proletariado muestran la misma alienación del hombre de sí mismo”. La primera de estas clases se siente a gusto en esta alienación del yo y se siente confirmada por ella, sabe que la alienación es su propio poder y posee en ella la apariencia de una existencia humana; la segunda, sin embargo, se siente aniquilada por la alienación, aprende en ella su impotencia y la realidad de una existencia inhumana. (Lukács, 1974, p. 169)

Se tiene entonces un fenómeno social, la reificación; un proceso histórico, la constitución y reproducción filosófico-ideológica de la clase burguesa, que según Marx en El Capital, es “La base de sustentación del capitalismo (que) gira en torno de las mercancías2, pues es a partir de ellas que se mide la riqueza de las sociedades” (Marx, 2013, p. 113), y en este presupuesto se ancla la necesidad de la clase trabajadora subalterna, que vive del trabajo, de conocer las antinomias de la burguesía, para reconocer su papel y determinación en la reproducción social del modo capitalista de producción, en donde como dice Marx, la clase trabajadora, se siente aniquilada por la alienación en la que vive, en condiciones de vida que atentan contra sus propias condiciones humanas de reproducción social.

Estudiar los hechos históricos-sociales, políticos e ideológicos que sustentan el modo de producción capitalista permite adentrarse en el conocimiento del fenómeno de la reificación en la consciencia de la clase trabajadora, pasando necesariamente por el estudio y entendimiento de la mercancía como elemento histórico y la contradicción capital-trabajo que en ella se disputa. El estudio de los impactos filosóficos y podría decirse también psicológicos, que fundamentan la reproducción social capitalista que viven los sujetos de nuestro tiempo y los de tiempos futuros, contiene los elementos para comprender cómo ha sido descrito el problema, no solo en términos de comprensión teórica de la sociedad en la que vivimos, sino también de la realidad social que se disputa políticamente, para analizar los impactos sociales que tienen las clases que viven del trabajo. Esas contradicciones que son factores que se expresan en la “cuestión social” y base de sustentación laboral de los trabajadores sociales.

El carácter fetichista de la mercancía y la reificación

Como dice Marx (2013)“Una mercancía aparenta ser, a la primera vista, una cosa obvia, trivial” (p. 146), evidenciando que el “carácter fetichista de la mercancía”, tiene entonces además de una faceta aparente, otra que oculta, que mistifica. Y es sobre esta que se desarrolla buena parte del trabajo de Marx en El capital y en los Grundrisse.

Aquello que se oculta es llamado por el autor, de “una cosa muy intrincada, llena de sutilezas metafísicas y matices teleológicos”(Marx, 2013, p. 146), reforzando que dicha mistificación que complejiza la apariencia -misteriosa- no es el valor de uso de las mercancías, en parte porque lo que revelan las mercancías, es que ellas “satisface(n) necesidades humanas” y también porque “recibe estas propiedades como producto del trabajo humano” (Marx, 2013, p. 146), ya que según Marx, lo que le da “carácter enigmático a la mercancía”, “consiste, pues, en que refleja a los hombres los caracteres sociales de su trabajo, toma la forma de una relación social entre los productos del trabajo” (Marx, 2013, p. 147).

Ahora, pensando en este razonamiento desarrollado por Marx, es que se consigue entender la articulación de los elementos teóricos de investigación, histórico-filosófica-económica de su obra, que evidencia la disputa de las clases sociales. Es por ello, que el misterio que existe en la mercancía explora el secreto mistificante en la diversidad de sus formas en el capitalismo contemporáneo, en el ocultamiento denunciado por Marx, pues el fenómeno que da lugar al fetichismo se aprovecha de la metafísica y las bases filosóficas que todavía hoy lo envuelven en ese melindre teleológico3.

El melindre teleológico denunciado por Marx proveniente en su esencia y fundamentos del misticismo inherente a la filosofía clásica alemana, del idealismo subjetivista de Kant, Fichte y en otra parte, de Hegel, adquieren en la contemporaneidad la fisionomía de un debate que renace incólume y retorna del pasado sin daño alguno en su confusa estructura, por estar blindada por un “ejercito anistórico de intelectuales” de todas las áreas y especializaciones4.

El proceso de desarrollo de estas “tendencias” filosóficas que dieron lugar al ingreso del irracionalismo y hoy envuelven en un manto protector las artimañas que sustentan la “posmodernidad”, están inmersas en el eclecticismo, relativismo, ausencia de fundamentación, individualismo, pluralismo, entre otros problemas, que vistos más allá de la filosofía, tienen valor si son entendidos como problemas que parcializan, fragmentan y pulverizan la historia, el conocimiento y por tanto, la finalidad de las ciencias y de la política, influenciando las prácticas sociales que caracterizan a las civilizaciones “modernas” actuales.

Por ser el fetichismo un fenómeno que determina y condiciona las relaciones sociales y las mantiene en disputa, puesto que las clases sociales se reproducen sobre las bases de esta ficción, y debido a que la clase que vive del trabajo no siempre reconoce su poder reproductivo en el capitalismo y por ende, desconoce y/o ignora el impacto de este dilema inherente al modo de producción capitalista en su vida cotidiana, se acompañarán teóricamente los aspectos que envuelven el significado de “fetiche”.

En la búsqueda de la comprensión del problema, se encuentra que Lukács en su obra: El Joven Hegel y los problemas de la sociedad capitalista, dice que el desarrollo del análisis que se dedica a comprender el enigma de la mercancía en capitalismo tiene su origen en los estudios realizados por Marx a la filosofía alemana y son; por lo tanto, producto del desarrollo de la categoría alienación que Hegel desarrolló en la Fenomenología del espíritu5.

Como es natural, Hegel no tiene en este punto nociones claras, ya por el hecho de que no puede contemplar la base económica de las luchas de clases más como hechos sociales (pobre y rico), sin llegar a inferir del conocimiento de esos hechos consecuencias teoréticamente decisivas. Pero en su pensamiento se encuentra, de todos modos, determinados indicios del problema de la fetichización de los objetos sociales en el capitalismo, y hay que reconocer que Hegel es el único pensador del idealismo clásico alemán que ha presentido al menos esos problemas. (Lukács, 1985, p. 519)

Hegel, es uno de los principales representantes de la filosofía alemana, reconocido por sus aportes sobre el idealismo y la dialéctica, entre sus trabajos: Filosofía de la historia, La Fenomenología del espíritu, e histórico por sus aportes sobre filosofía del derecho. Debido a ello, puede confirmarse el gran avance que este pensador deja como legado, partiendo de la contemplación de los límites propios del filósofo de cara a su tiempo histórico. Es pertinente, por otro lado, establecer las mediaciones necesarias con los conceptos y categorías que se desarrollan posteriormente en el marxismo, en los que el inicio y transición en los contextos sociohistóricos que están transformándose con el paso de los periodos políticos, económicos, sociales e ideológicos revolucionarios y reformistas, determinantes para el capitalismo y las clases sobre las que este sistema se sustenta, lo que lleva a tratar teóricamente a las categorías de alienación; es decir, el fetichismo y finalmente, de reificación, conforme sus precursores críticos.

Se encuentra que, en el prefacio de El capital, Marx presenta un elemento importante factible de articulación al presupuesto problemático que se pretende desarrollar aquí. Él dice que “la dialéctica en Hegel está de cabeza para abajo y es necesario ponerla de cabeza para arriba”6. Pues bien, es sobre este elemento filosófico de la racionalidad que la alienación y el fetichismo tienen puntos de convergencia, donde se encuentran las claves para revelar los misterios que envuelven a la mercancía o el enigma de la estructura de las mercancías.

Volviendo a Hegel para entender el mundo teórico al que Marx dio vuelta, se encuentra que con base en los análisis hechos por Hegel, la categoría alienación trasciende el debate que remite exclusivamente a un problema filosófico y lo coloca, inclusive con los límites de su tiempo histórico, frente a un problema económico; sin embargo, el idealismo que se desarrolla en la filosofía alemana de aquel momento, limita parcialmente la comprensión del problema, ya que para Hegel la alienación, como describen Lefebvre & Guterman (2011), es “el fundamento absoluto del mundo y del proceso dialéctico, es la alienación de la Idea” (p. 84), y continúan:

Para Hegel, pues, la contradicción dialéctica es una consecuencia de la alienación. La idea (el Espíritu) es el motor y el fin de la contradicción: es lo que se opone a sí mismo y, en la contradicción, busca reencontrar su identidad consigo mismo. El movimiento ascendente de la lógica parece reconstruir el mundo a priori. En realidad, sólo redescubre, en el orden del conocimiento inverso del ser, las emanaciones de la Idea. El ser puro que parece ser el principio -y lo es para la lógica- no es, en el fondo, más que el límite inferior de la alienación. Y la lógica, que podría creerse productora del mundo (he aquí el supuesto panlogicismo de Hegel), es sólo el método humano para llegar a la Idea.

Es en esta teoría, más que en cualquier otra parte, donde se encuentra el equívoco del pensamiento hegeliano. La lógica más rigurosa y concreta se encuentra, de golpe, negada, inmersa en el psicologismo y el antropomorfismo, atada a una nebulosa operación mística. Otros llaman Amor, Voluntad, Dios, Vida, Nada, a lo que Hegel llamó Idea. ¿Valía la pena perseguir tal rigor sistemático para entregar la filosofía a lo que más odiaba: la fantasía subjetiva?

Marx y Engels, por el contrario, revelan en La Ideología Alemana la base histórica y práctica de la alienación: la división del trabajo y la separación del trabajo manual e intelectual. La totalidad social es y parece dispersa. El individuo sólo lo refleja parcialmente, de forma abstracta. Lo social y lo individual se duplican, se oponen; la disociación y el tormento se introducen en el hombre hasta el día en que esta situación “inhumana” sea superada. (Lefebvre & Guterman, 2011, pp. 84-85)

El momento transicional de la alienación como categoría jurídica y del mundo ideal, como era entendida por Hegel, a la forma como pasa a ser interpretada por Marx y los marxistas posteriores, ocupa un lugar hasta hoy complejo para su entendimiento por los problemas que enfrenta la filosofía. En cuanto a los problemas denunciados por Marx, como fue citado antes cuando dice que el análisis de la mercancía es “una cosa muy intrincada, llena de sutilezas metafísicas y melindres teleológicos” (Marx, 2013, p. 146), se encuentra que Lukács en el libro El Asalto a la Razón7, desarrolla un análisis histórico sucinto pero denso sobre el curso de la alienación como sustrato de la economía política que sustenta las bases jusnaturalistas del contrato social8 en relación a la libertad.

Las expresiones “enajenación” y “alienación” no son en sí mismas nuevas. Son sencillamente las traducciones de la palabra alienation, que aparece tanto en la economía inglesa para denominación de la mercancía como en casi todas las teorías jusnaturalistas del contrato social para denominar la pérdida de la libertad originaria, la transmisión o enajenación de la libertad originaria a favor de la sociedad nacida del contrato, Filosóficamente, en cuanto se me alcanza, el término “alienación” ha sido ya utilizado por Fichte, tanto en el sentido de que la posición de objeto es una alienación del sujeto como en el sentido de que el objeto debe concebirse como razón “alienada”. (Lukács, 1985, p. 518)

La inflexión a este tema es retomada por Lukács cuando analiza el capítulo: “El Trabajo y el problema de la teleología”, aquí, el autor remite a la problematización hecha por Marx al inicio en “La mercancía”, del libro: El capital, cuando expone que lo que envuelve a la mercancía en el melindre teleológico es la caracterización que se le da a lo -teleológico- en la filosofía clásica alemana.

Siguiendo esta misma línea de análisis, Lukács al referirse a Hegel afirma que:

El concreto análisis hegeliano del proceso del trabajo humano, muestra, pues, que la antinomia entre causalidad y teleología es en realidad una contradicción dialéctica en la cual se manifiesta la legalidad de una conexión real de la realidad objetiva misma en movimiento, en su constante reproducción. (Lukács, 1985, p. 331)

Y sobre la alienación había descrito previamente que,

En el concepto de alienación se expresa la convicción hegeliana de que este mundo de la economía domina al hombre, al que el individuo se encuentra entregado sin defensa, es simultáneamente, por esencia, indisolublemente, un producto del hombre mismo. En esta ambivalencia se encuentra la profunda y fecunda idea de “alienación”. [...] Por esta ambivalencia pudo convertirse dicha concepción en la forma más alta de la dialéctica en el desarrollo del pensamiento burgués. Pero esta ambivalencia se encuentra también el riesgo y la limitación idealistas de la filosofía hegeliana. La gran sobriedad realista de Hegel le lleva a recoger esa ambivalencia en la exposición de la sociedad burguesa y de su desarrollo, y a llevar sus contradicciones hasta la altura de una dialéctica consciente. A pesar de algunas ilusiones, Hegel contempla ese desarrollo de un modo demasiado realista como para poder pensar siquiera en una eliminación de la “alienación” en el marco del capitalismo. (Lukács, 1985, p. 331)

Lenin (como se citó en Lukács, 1985), comenta que Hegel “se convierte en un precursor del materialismo histórico” (p. 335), esto para explicar los momentos materialistas de Hegel en sus análisis históricos y económicos que son influenciados por Adam Smith9, uno de los principales economistas ingleses. Sin embargo, el punto que trasciende la crítica hecha por Hegel es apenas superada por Marx, al ponerlo en términos del propio Marx, de “cabeza para arriba”, al debatir la causalidad y la teleología10 y darle el sentido histórico de comprenderla como una(s) “categoría de la práctica, de la actividad humana”.

Pero esta idea no queda en Marx limitada al mero proceso de trabajo, al metabolismo entre el hombre y la naturaleza, sino que Marx la aplica a todos los terrenos de la práctica humana, especialmente a la entera actividad económica del hombre. (Lukács, 1985, p. 335)

Continuando con el análisis sobre la alienación para avanzar en los abordajes sobre fetichismo y reificación, pueden identificarse los progresos de Lukács en sus exposiciones sobre la alienación, articulándolo a la necesidad de una vinculación no solo terminológica, sino conceptual y categorial a partir de una perspectiva histórica, ya que según el autor:

En la Fenomenologíala “alienación” aparece finalmente a un alto nivel de generalización filosófica. El concepto se ha levantado ya considerablemente por encima de su terreno de origen y aplicación, el de la economía y la filosofía de la sociedad. A pesar de ello, en las aplicaciones filosóficas del término pueden precisamente con bastante detalle las diversas significaciones dimanantes de su aplicación originaria y de la posterior generalización filosófica. [...] la complicada relación sujeto-objeto enlazada con todo trabajo, con toda actividad económica del hombre. Aquí surge el problema de la objetividad de la sociedad, su desarrollo, las leyes del mismo, manteniéndose siempre la idea de que los hombres hacen ellos mismo su historia. La historia se concibe, pues, como un desarrollo dialéctico, complicado, rico en interacciones y contradicciones, protagonizado por la especie humana a través de la práctica de los individuos humanos socializados. Hegel ha dado un extraordinario paso adelante con la concepción dialéctica de la relación entre subjetividad y objetividad. (Lukács, 1985, pp. 518-519)

Esto lleva a entender que Marx y Engels alcanzaron a comprender la dimensión del debate que se trababa en la contradicción y tensión que envolvía a las clases sociales en disputa de proyectos de sociedad en su tiempo, supieron entender los intereses en tensión en los albores del desarrollo capitalista y se insertaron en la lucha política, que inclusive ante sus esfuerzos de resistencia11, se profundizaría en el nuevo orden del modelo societario que amplió la brecha histórica de desigualdad entre poseedores de la fuerza de trabajo y propietarios de los medios de producción.

Es imperativo entender el fenómeno del fetichismo de la mercancía como es descrito por Marx en su obra, así como también lo es, identificar en esas expresiones teóricas las similitudes y vigencia de sus relatos, estableciendo las necesarias ponderaciones históricas. Hacer las mediaciones con la realidad del modo de producción capitalista en la contemporaneidad, da la posibilidad de reconocer los aspectos objetivos del avance del capitalismo y su profundización en la base de la sustentación subjetiva y los avances en la consciencia de las clases sociales.

Según Marx, en el fetichismo de las mercancías, las maneras que se construyen social e históricamente sobre el trabajo y la mercancía, que son reproducidas por las clases sociales, se refieren a las atribuciones idealizadas y subjetivas que los sujetos dan a un objeto creado para satisfacción de necesidades “del estómago o de la imaginación” (Marx, 2013, p. 113).

El carácter misterioso de la forma mercantil consiste, por lo tanto, simplemente en que refleja a los hombres los caracteres sociales de su propio trabajo como caracteres objetivos de los productos del trabajo inclusive como propiedades sociales que son naturales a éstos, y por lo tanto refleja también la relación social entre los productores con el trabajo total, como una relación social entre objetos, existente fuera de los productores. Es por medio de este quid pro quo que los productos del trabajo se convierten en mercancías, en cosas sensibles, suprasensibles o sociales... No es más que una determinada relación social entre los propios hombres que asume aquí, para ellos, la forma fantasmal de una relación entre cosas. (Marx, 2013, p. 147)

Según Lukács en “La reificación y la consciencia del proletariado”, Marx explica que el problema de la mercancía tiene dos elementos que se bifurcan, exponiendo las contradicciones que la caracterizan. El primero, es que el fetiche de la mercancía existe como forma de objetividad, y el segundo, es que su determinación subjetiva incide en el comportamiento del sujeto; por tanto, ambos aspectos son cruciales para el entendimiento de dicho movimiento de la objetividad (objetivación-cosificación) que marca la subjetividad y crea un tipo de ideología en el capitalismo contemporáneo12. De la objetividad, el autor plantea que ella hace referencia a una objetividad ilusoria, que influencia a la vida cotidiana tanto al interior como al exterior de las relaciones sociales existentes en el modo de producción capitalista. Por ende, la forma como se establecen las relaciones mercantiles entre las personas no expresa, como aparenta, un dilema cuantitativo.

Para comprender los mecanismos de transición, transmisión y cambios que tienen las formas de alienación y fetichización de las relaciones sociales, se deben indagar las formas de manifestación de la reificación en la vida cotidiana. Para llegar a ese punto es necesario comprender los momentos que dan lugar a la producción de valor de uso; como expresa Lukács bebiendo de Marx, “Al principio, el capital mercantil no es más que el movimiento de mediación entre extremos que no domina y condiciones que no crea” (Lukács, 1974, p. 99) y continúa diciendo que es con la “categoría universal del ser social total, que la mercancía puede ser entendida en su esencia auténtica” (Lukács, 1974, p. 100).

La universalidad de la forma mercantil, condiciona tanto en el plano subjetivo como en el objetivo, una abstracción del trabajo humano que se objetiva en las mercancías. (Por otra parte, su posibilidad histórica está a su vez condicionada por la realización real de este proceso de abstracción). Objetivamente, la forma mercantil sólo se hace posible como forma de igualdad, de intercambiabilidad de objetos cualitativamente diferentes si se considera a estos objetos como formalmente iguales en esta relación, la única bajo la cual, por supuesto, adquieren su objetividad como mercancías. Así, el principio de su igualdad formal sólo puede fundarse en su esencia como productos del trabajo humano abstracto (por lo tanto, formalmente igual). Subjetivamente, esta igualdad formal del trabajo humano abstracto no sólo es el denominador común al que se reducen los diferentes objetos de la relación mercantil, sino que también se convierte en el principio real del proceso de producción de mercancías [...]. Sólo se trata de constatar que el trabajo abstracto, igual, comparable con precisión creciente por el tiempo del trabajo socialmente necesario, el funcionamiento de la división capitalista del trabajo que existe simultáneamente como producto y condición de la producción capitalista sólo surge en el curso de su evolución y sólo durante esta evolución se convierte, por lo tanto, en una categoría social que influye decisivamente en la forma de objetividad tanto de los objetos como de los sujetos de la sociedad así naciente, de su relación con la naturaleza y de las relaciones posibles en ella entre los hombres. (Lukács, 1974, p. 101-102)

Vemos pues, como la forma de valor se torna un elemento indispensable para separar el enigma de la mercancía y lo que se deriva a partir de este, el enigma del dinero, ambos conceptos existentes en el proceso productivo y en el que se desarrollan aspectos diferentes de la relación social en el modo de producción capitalista.

El fetichismo de las mercancías profundiza; por lo tanto, en el fenómeno que lleva al trabajo humano a convertirse en una actividad misteriosa. Se puede evidenciar que Marx, al comienzo de la Contribución a la crítica de la economía política, se refiere a la riqueza y a la burguesía de maneras diferentes, pero el valor de uso y el valor pasan a tener mayor protagonismo al pasar del primer párrafo al título 1 del primer capítulo, como se puede ver:

La riqueza de la burguesía aparece a primera vista como una inmensa acumulación de mercancías, y las mercancías tomadas aisladamente como la forma elemental de esta riqueza. (Marx, 1977, p. 31)

Al inicio de El capital, en la versión de la segunda edición, Marx coloca a la mercancía en un plano principal, dando a la explicación sobre el valor de uso y el valor un papel de centralidad.

Los dos factores de la mercancía: valor de uso y valor (sustancia del valor, magnitud del valor)

La riqueza de las sociedades en las que reina el modo de producción capitalista aparece como una “enorme colección de mercancías”, y la mercancía individual como su forma elemental. Nuestra investigación comienza, por tanto, con el análisis de la mercancía. (Marx, 2013, p. 113)

El primer capítulo de El Capital, “La mercancía”, sobre el que se desarrolla toda la investigación ulterior, se convierte en el punto nodal para que el público objetivo de su obra entendiera a donde se dirigía su contribución crítica.

En: La contribución a la crítica de la economía políticaMarx (1977), expone que:

Los valores de uso son, de manera inmediata, medios de subsistencia. Pero estos medios de existencia son en sí mismos productos de la vida social, el resultado del gasto de la fuerza vital humana, son trabajo materializado. Como materialización del trabajo social, todas las mercancías son cristalizaciones de una misma unidad, el trabajo, que se manifiesta en el valor de cambio que ahora vamos a estudiar (...)

De hecho, las diferencias objetivas de los valores de uso se manifiestan en el proceso de producción en forma de diferencias de actividad que dan lugar a los valores de uso. Es indiferente a la forma particular de trabajo en sí. Además, los diferentes valores de uso son el producto de la actividad de diferentes individuos, por lo tanto, el resultado de un trabajo diferenciado por su carácter individual. Pero como valores de cambio representan un trabajo igual y no diferenciado, es decir, un trabajo en el que la individualidad de los trabajadores está ligada. El trabajo creador de valor es, por tanto, un trabajo abstracto general. (pp. 32-33)

Haciendo referencia a la determinación de la racionalización del proceso de producción que estipula un cálculo eficiente del tiempo de trabajo necesario para la creación de determinada mercancía, Marx expresa, que en el capitalismo se llega a un nivel de racionalización tal, que se consigue separar en el trabajador sus “propiedades psicológicas del conjunto de su personalidad” (Marx, 2013, p 146), lo que hace más viable, la fragmentación del objeto de la producción, pues antes de esto, fue posible establecer la fragmentación de las condiciones inherentes al sujeto. Es necesario también entender sobre la ilustre descripción hecha por Marx en la referencia anterior, que para descubrir el manto misterioso que cubre a la mercancía en la sociedad capitalista, es fundamental entender el papel del trabajo humano abstracto.

La desapropiación de la fuerza y potencia humana a través del trabajo, con mecanismos de individualización, van llevando a las y los trabajadores a una pérdida de sentido de la vida en función de la reproducción social capitalista en la que la clase trabajadora queda atrapada. Sobre este sentido analítico de la escisión mística que se crea en el proceso de trabajo, Lukács describe el modo reproductivo que se instala en la subjetividad y objetividad de la realidad en la que vive la clase trabajadora, que a pesar de sus efectos nefastos continúa con su velo misterioso tanto en el individuo como en el colectivo social.

Por un lado, en efecto, su trabajo parcelario mecanizado, la objetivación de su fuerza de trabajo frente a su personalidad en su conjunto ya realizada por la venta de su fuerza de trabajo como mercancía se transforma en una realidad cotidiana duradera e insuperable, hasta el punto de que también aquí la personalidad se convierte en un espectador impotente de todo lo que ocurre con su propia existencia, una parcela aislada integrada en un sistema ajeno. Por otra parte, la descomposición mecánica del proceso de producción también rompe los lazos que en la producción “orgánica” vinculan a cada sujeto laboral, tomado uno por uno, a una comunidad. La mecanización de la producción los ha convertido, también en este sentido, en átomos aislados y abstractos, que la realización de su trabajo ya no reúne de forma inmediata y orgánica, y cuya cohesión está más bien exclusivamente y en grado cada vez mayor mediada por las leyes abstractas del mecanismo en el que se integran. (Lukács, 1974, pp. 104-105)

Creando; en consecuencia, un ambiente propicio, donde los problemas que median la racionalidad de los sujetos, o la razón de mundo que se crea como horizonte a seguir, se detiene en una separación de las relaciones sociales naturalizadas y como consecuencia la forma de vida se ve afectada a través de las leyes, pero no solo, y no simplemente, porque existen mediaciones que generan más complejidad a este hecho histórico que se produce como resultado de la filosofía moderna, sino que se entiende que toda forma de pensamiento se construye en un determinado tiempo histórico como soporte y sustrato de las relaciones en el MPC13. Lo que convierte en tema central de análisis, a la reificación de las relaciones en torno del trabajo en la sociedad capitalista contemporánea en donde el ser humano es una mercancía, pero no consigue identificarlo, pues es tan natural a este modo de producción por su carácter heterogéneo de alienación, en donde es más fácil concebir el fin del mundo como lo conocemos, que el fin del modo capitalista de producción.

Consideraciones finales

En este punto se está de cara a un problema que lleva a elaborar una pregunta: ¿Ha sido entendido el movimiento capitalista que se desarrolla a escala ampliada, de la misma forma que lo hacen también los mecanismos de penetración de la estructura de la reificación en la consciencia de los seres humanos? Como fue dicho por Marx y luego retomado por Lukács, se interpreta que este fenómeno se ha venido agudizando, por lo que se entiende que los mecanismos de penetración de la estructura de la reificación en la consciencia continúan afinándose, sobre todo, a partir de la creación de necesidades de la fantasía. Sobre este aspecto concreto vale la pena preguntar entonces: ¿Cómo saber cuáles han sido los efectos de los avances y progresiones realizados por la ideología burguesa en la actualidad?, y ¿Cuáles son los efectos de los mecanismos de reificación en la consciencia y pensamiento de la clase trabajadora, en particular y en general, de la sociedad capitalista? Véase la siguiente afirmación:

En el capital de los usuarios, este fetiche automático está, por tanto, en evidencia en su forma pura, el valor que se valora a sí mismo, el dinero que hace hijos, y ya no lleva ninguna marca de nacimiento bajo esta forma. La relación social se completa como la relación de una cosa, del dinero a sí mismo. En lugar de la transformación real del dinero en capital, todo lo que se muestra aquí es su forma desprovista de contenido... Así, crear valor, dar frutos como el manzano da manzanas, se ha convertido enteramente en una propiedad del dinero. Esto no es suficiente. El capital realmente activo se presenta, como hemos visto, de forma que no da rentas como capital activo sino como capital en sí inclusive, como capital financiero. Esto también se invierte: mientras que el interés es sólo una parte de la ganancia, es decir, de la plusvalía que el capital activo arranca al trabajador, el interés aparece ahora, por el contrario, como el verdadero fruto del capital, como la realidad primitiva, y la ganancia, convertida entonces en la forma de las ganancias del empresario, aparece como un mero accesorio y suplemento que se añade en el curso del proceso de reproducción. Aquí se completa la forma fetichista del capital y la representación del fetiche del capital. (Lukács, 1974, pp. 108-109)

Esta última referencia conduce a afirmar que, según Lukács, ya Marx en su tiempo tenía respuestas a estas preguntas, lo que deja el interrogante, que aunque tal vez “obvios” evidencian que la alienación se afina y afianza, explicitando que las apariencias obvias deben ser motivo de pregunta y duda e interés de desmitificación, pues con el relativismo, la ontología débil, el irracionalismo, la economía vulgar y otros rasgos refinados en la posmodernidad, la amenaza de los melindres teleológicos siguen causando efectos nefastos y produciendo retrocesos en la consciencia humana y en la vida humana. Es de esperarse que la peor parte la cargue la clase trabajadora, en tiempos donde se imponen los poderes hegemónicos del capital. Los ejemplos de Marx, no solo pueden constatarse en la cotidianidad de la vida de las ciudades, sino también en la estructura social y las formas de consciencia reconfiguradas en esta fase de la contradicción capital-trabajo, donde se implementan mecanismos fetichizados por la optimización de la alienación y la reificación.

Referencias

Heller, A. (2014). Cotidiano e história. Ed. Paz e terra. [ Links ]

Hobsbawn, E. (1979). A Era do Capital 1848-1875 (2.a ed.). Ed. Paz e terra. [ Links ]

Lefebvre, H. & Guterman, N. (2011). Cadernos sobre a Dialética de Hegel (Vol. 1). UFRJ. [ Links ]

Lenin, V. (1983). As Três fontes e as três partes constitutivas do marxismo (Vol. 4). (E. Parna, Ed.) São Paulo, Brasil: Global Editora. [ Links ]

Lukács, G. (1974). História e consciência de classe. Escorpião. [ Links ]

Lukács, G. (1985). El joven Hegel. Los problemas de la sociedad capitalista. Grijalbo. [ Links ]

Marx, K. (1977). Contribuição à crítica da economia política. Martins Fontes. [ Links ]

Marx, K. (2013). O capital livro I (Vol. 1). Boitempo. [ Links ]

Mészáros, I. (2008). Filosofia, ideologia e ciência social (Vol. 1). Boitempo. [ Links ]

Mészáros, I. (2009). Estrutura social e formas de consciência. Boitempo. [ Links ]

1 Basados en la obra de George Lukács: Historia y consciencia de clase. Estudios de dialéctica Marxista. (Lukács, 1974)

2 “La mercancía es antes de todo un objeto externo, una cosa que por medio de sus propiedades, satisface necesidades humanas de cualquier tipo. La naturaleza de esas necesidades —si, por ejemplo, ellas provienen del estómago o de la imaginación— no altera en nada la cuestión” (Marx, 2013, p. 113).

3 “Hay una tendencia a tratar la teleología en general como una forma de teología. Esto se debe, en gran medida, a que ambos estaban asociados de forma dominante en una importante vertiente de la tradición filosófica europea, cuyas explicaciones se formulaban en términos de “causas finales” y que, a su vez, se identificaban con la manifestación del propósito divino en el orden natural. Sin embargo, la identificación sumaria de teleología y teología no está justificada, ya que, como se mostrará más adelante, la teleología objetiva del trabajo es una parte esencial de cualquier explicación materialista histórica coherente del desarrollo social. Una explicación de este tipo, que tiene que ver con factores causales reales del desarrollo y no con esquemas preconcebidos, no tiene nada que ver con supuestos teológicos, aunque ciertas proposiciones teleológicas sean inseparables de ellos” (Mészáros, 2008, p. 122).

4 Sobre este tema véase: IV Kant, Hegel, Marx. A necessidade histórica e o ponto de vista da economía política (Mészáros, 2008, págs. 119-156).

5 “Se trata de la forma específicamente capitalista de la alienación, o sea de lo que luego Marx llamará fetichismo” (Lukács, 1985, p. 519).

6 “La mistificación que sufre la dialéctica en manos de Hegel no impide en absoluto que sea el primero en exponer, amplia y conscientemente, sus formas generales de movimiento. En él se encuentra al revés. Hay que desviarla para descubrir el núcleo racional dentro del envoltorio místico” (Marx, 2013, p. 91).

7 “La historia de la filosofía, lo mismo que la del arte y la de la literatura no es — como creen los historiadores burgueses—simplemente la historia de las ideas filosóficas o de las personalidades que las sustentan. Es el desarrollo de las fuerzas productivas, el desarrollo social, que las sustentan. Es el desarrollo de las fuerzas productivas, el desenvolvimiento de la lucha de clases, el que plantea problemas a la filosofía y señala a ésta los derroteros para su solución. Y los contornos fundamentales y decisivos de una filosofía, cualquiera que ella sea, no pueden ponerse de relieve sino a base del conocimiento de estas fuerzas motrices de orden primario” (Lukács, 1968, p. 3).

8 “Rousseau protestó contra las malas leyes y los malos gobiernos, destacando con gran coherencia en sus ensayos filosóficos los mismos principios que ejemplificó, de forma descriptiva, en sus novelas utópicas. Su punto de partida fue que la libertad y la igualdad, inherentes al hombre, son enajenadas y destruidas por instituciones sociales perversas, señalando así el camino de la regeneración en, El contrato social: En los malos gobiernos, la igualdad es sólo aparente e ilusoria: sólo sirve para mantener a los pobres en su pobreza y a los ricos en la posición que han usurpado. En verdad, las leyes son siempre útiles para los que poseen y perjudiciales para los que no tienen nada: de esto se deduce que el estado social es ventajoso para los hombres sólo cuando todos tienen algo y nadie tiene demasiado” (Mészáros, 2008, p. 202).

9 Nota a la segunda edición: Para demostrar “que el trabajo es la verdadera medida definitiva con la que se puede evaluar y comparar el valor de todas las mercancías en todos los tiempos” Dice A. Smith: “Cantidades iguales de trabajo deben, en todas las épocas y lugares, tener el mismo valor para el propio trabajador. En su estado normal de salud, de fuerza y de actividad, y con el grado medio de habilidad que puede poseer, el trabajador debe proporcionar siempre la parte que le corresponde de su descanso, de su libertad y de su felicidad”, Riqueza de las Naciones, libro I, c. V [p. 1.045]. El Partido Bolchevique, por un lado, confunde aquí (no en todas partes) la determinación del valor por medio de la cantidad de trabajo gastado en la producción de la mercancía con la determinación de los valores de la mercancía por medio del valor del trabajo, y pretende así demostrar que cantidades iguales de trabajo tienen siempre el mismo valor. Por otra parte, piensa que el trabajo, en la medida en que se incorpora al valor de las mercancías, sólo vale como gasto de fuerza de trabajo, pero aprehende este gasto como mero sacrificio de descanso, libertad y felicidad, pero no también como creatividad normal. Sin embargo, tiene en mente al asalariado moderno (Marx, 2013, p. 124).

10 “Todo trabajo es, por un lado, el gasto de fuerza de trabajo humana en sentido fisiológico, y gracias a esta propiedad del trabajo humano igual o abstracto genera el valor de las mercancías. Por otra parte, todo trabajo es el gasto de la fuerza de trabajo humana en una forma específica, determinada a la realización de un fin, y en esta calidad de trabajo concreto y útil produce valores de uso” (Marx, 2013, p. 124)

11 Para ampliar este tema, véase: Erik Hobsbawn (1979) en A Era do Capital 1848-1875 (2.a ed.). Ed. Paz (páginas 29-46).

12 Los estudios del capitalismo contemporáneos subsidian este debate; sin embargo, son otros los autores relevantes y marxistas que tratan seriamente el desarrollo del capitalismo en la contemporaneidad.

13 Pero el significado de la vida cotidiana, tal como su contenido, no es apenas heterogéneo, sino igualmente jerárquico. Sin embargo, diferentemente de la circunstancia de la heterogeneidad, la forma concreta de jerarquía no es eterna e inmutable, pero se modifica en función de las diferentes estructuras económico-sociales (Heller, 2014, p. 32).

Cómo citar este artículo: Valencia-Orrego, M. (2023). Análisis sobre la reificación en el pensamiento de Marx y Lukács. Revista Eleuthera, 25(1), 185-201. http://doi.org/10.17151/eleu.2023.25.1.10.

Recibido: 16 de Agosto de 2022; Aprobado: 01 de Marzo de 2023

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons