SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.24 issue1Intellectual production of the Colombian universities and teaching hospitals author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Revista Colombiana de Cirugía

Print version ISSN 2011-7582On-line version ISSN 2619-6107

rev. colomb. cir. vol.24 no.1 Bogotá Jan./Mar. 2009

 

La cirugía debe ser académica

Surgery should be academic

Saúl Rugeles, MD(1)

(1) Vicepresidente, Asociación Colombiana de Cirugía. Director Departamento de Cirugía Pontificia Universidad Javeriana.

Correspondencia: Saúl Rugeles, MD. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: saul.rugeles@gmail.com

Fecha de recibo: 11 de febrero de 2009. Fecha de aprobación: 12 de febrero de 2009.


En un editorial del año 2004 de esta revista, me preguntaba si era posible pensar en el ejercicio académico de la cirugía en Colombia. Me asaltaban dudas de la factibilidad de tal modelo, ante las amenazas tremendas del sistema de salud y la pasividad del mundo universitario que parecía sucumbir ante el galopante crecimiento de los entes administradores del mencionado sistema de aseguramiento. Hoy regreso a este espacio por invitación amable de sus editores y celebro el importante artículo de Mónica Bejarano “Producción intelectual de las universidades”.

La doctora Bejarano hace un interesante análisis de la producción intelectual de los programas de residencia de cirugía en Colombia por medio de una sencilla herramienta, la cuantificación de las participaciones en las diferentes modalidades de divulgación científica de la Asociación Colombiana de Cirugía. Aunque existen diferentes niveles de complejidad en los indicadores usados, es evidente que cerca de 50% de los programas existentes en Colombia no aparecen en ninguna de las modalidades y la producción total parece baja frente al número de residentes graduados por año, cual es un indicador indirecto del número de docentes. La conclusión es clara: la producción intelectual de los programas de residencia de cirugía es baja y, en muchos casos, inexistente.

La Asociación Colombiana de Cirugía está tabulando la información de la encuesta que adelantó entre sus miembros durante el 2008; los resultados preliminares demuestran que una de las variables que más influye en el desempeño de los cirujanos colombianos, es el grado de educación y de entrenamiento obtenido, y la producción científica que demuestran durante sus años de ejercicio. Es, pues, una paradoja que los programas de residencia descuiden un aspecto que tiene un gran impacto en el futuro de sus estudiantes de posgrado. La estructura académica obtenida en los años de entrenamiento marca una actitud de vida; no es sino con individuos estructurados, con espíritu crítico y con capacidad de generar un impacto en el medio, que un país logra alcanzar el desarrollo sostenible. Por lo tanto, lo académico, es decir, lo científico, lo ético, lo coherente, es inseparable del ejercicio de la cirugía y es mediante la práctica de esos valores que el cirujano colombiano podrá dejar una huella en su trascender diario.

¿Cuáles son las amenazas? En el editorial de 2004 presenté al avasallador sistema de seguridad social y a la debilidad del sistema universitario como los gestores del problema, pero años han pasado y he apreciado otros puntos de vista que comienzan a ofrecer nuevas respuestas. El sistema es una realidad innegable pero nosotros, los cirujanos, los protagonistas primarios de la obra, a veces sucumbimos. Negociamos nuestra escala de valores anteponiendo intereses particulares a los objetivos de la organización, perdiendo la conciencia del valor de lo público y lo comunitario, actuando de manera ligera en las decisiones cotidianas en las que el paciente pierde protagonismo y deja, en muchos casos, de ser el fin último de nuestro ejercicio. Nosotros, esa comunidad de excelentes profesionales y líderes colombianos, tenemos el poder de poner por delante los valores primarios de nuestra profesión: la ética civil, la integridad, el humanismo, la competitividad y la excelencia científica. No es necesario trabajar en instituciones de alta complejidad o en hospitales universitarios; la práctica de estos valores debe formar parte de nuestro diario vivir y ser la esencia de la docencia en los centros de formación de especialistas.

En este escenario, la investigación y la búsqueda de la verdad son un deber ético de todo cirujano. En otras palabras, no es necesario preguntar si vale la pena investigar o publicar: estas actividades son una obligación ligada a la esencia de nuestra profesión. Más allá de la vanidad y la fama que produce ver nuestros nombres en importantes foros científicos o revistas indexadas, es el deber primario de contribuir al avance de la ciencia lo que nos impone una obligación ineluctable de investigar y divulgar.

Hoy, no tengo duda de la respuesta a mi pregunta de hace cinco años: la cirugía debe ser académica.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License