Discurso

Señor alcalde Maurice Armitage, quiero darle un saludo y agradecerle por todo lo que ha hecho por Cali en estos años.

Me siento muy emocionado de recibir este reconocimiento, esta medalla al mérito, muy agradecido con la Fundación y todos sus directivos; gracias doctor Vicente Borrero, doctora Marcela Granados, doctor Alvaro Quintero, doctor Martín Watemberg y a todos por haber tenido la paciencia y haber compartido estos 25 años de trabajo. Gracias a mi familia, a mis padres, a mi esposa Sandrita, y a mis hijos Sebastián, Alejandro, Paulina y Jacobo, y a todos mis amigos y compañeros.

Quiero en estos minutos decir unas palabras, sobre todo para la generación que viene en camino.

Adams Cowley, fundador del Shock Trauma Center, en Baltimore, dijo: "Si puedo llegar a ti, detener el sangrado y restaurar la presión arterial en la primera hora después del accidente, quizá pueda salvarte". Esa fue la frase que utilizó el doctor Cowley para describir "la hora dorada". Él nunca estaba satisfecho; "Hemos hecho un gran trabajo", dijo durante un recorrido por el nuevo centro de trauma, "pero no hemos hecho lo suficiente, la gente sigue muriendo innecesariamente".

Esto lo dijo hace más de 40 años. Tuve la fortuna de conocerlo y estas palabras dejaron en mí una huella inmensa. Hoy, a pesar de todo el trabajo que han hecho los cirujanos en el mundo, incluidos nosotros, podemos decir que esto sigue sucediendo, "la gente sigue muriendo innecesariamente" a pesar de que cada vez ha disminuido más la brecha, esto sigue sucediendo. Pero, ¿cómo logramos disminuir esto al máximo?

Albert Einstein decía: "Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes", pero eso es lo que hacemos siempre, casi siempre hacemos lo mismo, es lo razonable, es como nos ha ido bien, es lo que está proyectado, lo que dice la literatura, es la norma, el dogma. Atreverse a hacer algo diferente nos cuesta mucho trabajo, es salir del estado de confort, cambiar los paradigmas e ir en contra del establecimiento; esto nos puede salir muy caro, la crítica, la oposición, las posibles demandas, las auditorías y, como dicen algunos amigos, éste con sus locuras y atrevimientos.

Nos enseñan a vivir con temor y esto hace que las cosas no cambien o que lo hagan muy lentamente. Hay que atreverse a hacer cosas diferentes y esperar resultados diferentes, hay que soñar para lograr resultados imposibles. Es necesario luchar, perseverar, arriesgar, no tener miedo al fracaso, ser resiliente, adaptarse positivamente a las situaciones adversas. Tener creatividad e innovación, esto es lo que distingue a los líderes de los seguidores.

Se deben tener convicciones firmes y claras, porque si llega a tus manos un paciente que sufre un trauma o un accidente muy grave y te llega vivo, ¡tiene que salir vivo! La vida de esa persona está en tus manos, tienes que tener el conocimiento, las destrezas y la seguridad para que los dos salgan adelante.

Cali lleva cuatro décadas viviendo una época de violencia impresionante; en los 90 era una de las ciudades más violentas del mundo, con una tasa de homicidios de más de 125 por 100.000 habitantes; para que ustedes vean la magnitud de este número, las tasas por encima de 20 son consideradas una epidemia. Hoy hemos mejorado mucho, pero aún es muy alta, la tasa de homicidios está ligeramente por debajo de 50 por 100.000.

¡Pero esta desgracia la hemos convertido en una gracia!, porque, entre las dificultades, se esconde la oportunidad. Aprendimos de esto, nos volvimos un equipo de médicos y cirujanos muy preparados para afrontar esta situación. Se sabe que por cada muerto hay de 4 a 6 heridos y, para poder traer de nuevo a la vida a estos heridos, hay que estar muy bien entrenados y conscientes de los hechos.

Cuando iniciamos a finales de los años 80, se moría entre el 70 y el 80 % de los pacientes graves heridos por arma de fuego; hoy se muere el 20 % de estos pacientes en este hospital.

"La educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo", dijo Nelson Mandela, la aplicamos nosotros en la cirugía de trauma, emergencias y cuidado intensivo. La habilidad del cirujano está en sus manos y en su cerebro, que le da seguridad, anticipación y resolución. Tienes que hacer en la vida algo que te apasione, y nosotros tenemos esa pasión.

Hemos aprendido que no solo debemos comprometernos con el paciente que tenemos en frente y que somos capaces de sacarlo adelante; por eso, esta experiencia adquirida la estamos trasformando en ciencia, escribimos científicamente lo que hacemos para que los médicos y los cirujanos del otro lado del mundo lo lean y, si a nosotros nos va bien con las nuevas técnicas, con la innovación, con los nuevos cambios que nos atrevemos a hacer, es posible que a ellos también les vaya bien. Entonces, estamos contribuyendo con la educación y la investigación y lo que es más valioso es que estamos ayudando con un grano de arena a salvar vidas acá y al otro lado del mundo. Tenemos que ser cirujanos que dejamos huella y no solo cicatrices.

Un líder debe formar líderes. En el caso nuestro, se tiene un fin y un objetivo común, pero, ellos, la nueva generación, deben seguir innovando y deben seguir rompiendo paradigmas hasta que logremos reducir la brecha de la mortalidad al máximo. Hemos creado una liga, una familia, una hermandad que se expande en Colombia y en Latinoamérica como los cirujanos pioneros que manejan el cuidado agudo del paciente, desde que ingresa a urgencias, se opera, se estabiliza, se reanima en la unidad de cuidados intensivos y se rehabilita; estamos contribuyendo a disminuir los años de vida perdida, la morbilidad y la mortalidad.

¿Cómo se construye una verdadera carrera académica? Desde mi percepción, se debe disfrutar trabajando, tener pasión por lo que se hace, sentir placer, disfrutar la cirugía y el trabajo en la unidad de cuidados intensivos, no tener estrés o disminuirlo al máximo, desarrollar habilidades manuales y cerebrales, siempre ir con una, dos o tres jugadas adelante, aprender a manejar el equipo, que todos trabajen coordinados y por un fin común: hay que ser un verdadero jugador de ajedrez.

Esa experiencia y ese conocimiento deben estar al alcance de todos y se deben transformar en un escrito; ese conocimiento debe convertirse en ciencia y debe ser transmitido. Ese legado, por pequeño que sea, cobra sentido cuando es útil para los demás.

Alonso Gómez, profesor emérito de cuidados intensivos, un día me dijo: "Lo más importante de todo, es que seas capaz de formar una escuela", eso es lo que estamos construyendo, la escuela para Colombia y el mundo de cirujanos con una base sólida en cuidados intensivos, cirujanos para la vida, comprometidos con sus pacientes, con la institución, con el país y con el conocimiento.

Hoy, después de las guerras de Irak y Afganistán, los militares han establecido los 10 a 15 minutos de platino; hay que lograr el control en ese tiempo, una hora en un paciente grave es demasiado tiempo. Los médicos en el mundo estamos trabajando arduamente para lograr este objetivo. No esperemos que el mundo nos lo muestre, porque esto no va a suceder. Mostrémosle nosotros al mundo que tenemos la capacidad, el valor y, lo más importante, los pacientes en riesgo; esta será nuestra contribución para disminuir la brecha al máximo. Entre todos, con el respaldo de la institución, lo lograremos.

Albert Einstein decía: "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".

Bienvenidos al futuro. Muchas gracias.

Carlos Alberto Ordóñez D., MD, FACS ordonezcarlosa@gmail.com