Un 30 de noviembre de 1972, en una reunión que convocó a 46 cirujanos, se fundó la “Sociedad Colombiana de Cirujanos Generales”, que hoy conocemos como la Asociación Colombiana de Cirugía (ACC). La iniciativa surgió de la necesidad de unir a los cirujanos generales del país, con varios objetivos especialmente relacionados con mantener altos estándares en el desarrollo de la cirugía, con calidad científica y humana, así como defender el ejercicio profesional de la especialidad.

Como lo expresara el Premio Nobel, Jacques Monod, hacia 1979, la evolución surge “del azar y la necesidad”. Formar la ACC requirió de ambos elementos.

Han pasado 50 años y mucho ha evolucionado la cirugía desde entonces. Pero la historia debe ir ligada al entorno social y político de la sociedad donde ocurre. Y la historia de la cirugía en Colombia en los últimos 50 años, transcurre en un país donde la escalada de la violencia llegó a su pico máximo en los años 90’s. Fue así como la cirugía del trauma tuvo un desarrollo muy importante en nuestro país.

Tan involucrada ha estado la ACC, que en el 1975 su primer Curso de Actualización tuvo como tema central, el trauma. En adelante, muchos Congresos lo escogieron como tema central y nos visitaron los más importantes cirujanos de trauma internacionales. Hoy en día, los grupos de cirugía de trauma colombianos tienen visibilidad internacional en este tema.

No es infrecuente que, cuando conocemos un cirujano latinoamericano y sabe que venimos de Colombia, inmediatamente cita la cirugía de trauma, cuando no ha venido a hacer rotaciones de Trauma, especialmente en la ciudad de Cali, donde sus cirujanos se han convertido en referentes internacionales por sus publicaciones. Tampoco se puede pasar por alto el desarrollo de importantes centros en Bogotá y Medellín, con sobresalientes escuelas de cirugía del trauma y aportes científicos en diferentes momentos de esta historia.

Otro desarrollo en el cual tuvo relevancia la ACC fue la cirugía mínimamente invasiva. No es difícil pensar que, sin la difusión de la ACC, especialmente en sus Congresos y sus Cursos, la cirugía laparoscópica no se hubiera desarrollado de la misma forma como ocurrió. Y es que pasaron unos pocos años después de las primeras colecistectomías laparoscópicas en el mundo, para que al país nos llegara la técnica en un curso organizado por la entonces denominada, Sociedad Colombiana de Cirugía. En 1992 la Revista Colombiana de Cirugía publicó el primer trabajo cooperativo de la Sociedad Colombiana de Cirugía con la experiencia de 1078 casos de colecistectomía laparoscópica ¹.

Posteriormente, los Congresos Nacionales de Cirugía difundieron la expansión de la laparoscopia a la cirugía antirreflujo y luego a una gran diversidad de procedimientos, aún complejos e impensables previamente, como las gastrectomías y las hepatectomías, entre otros, pasando por el gran desarrollo de la cirugía bariátrica.

Un pequeño acto del quehacer cotidiano del cirujano por excelencia, como es el retiro de los puntos de sus incisiones en el primer control postoperatorio, nos permite ver la evolución en estos 50 años. Cómo hemos pasado del retiro de 15 a 20 puntos separados en una laparotomía de 20-25 cm, al retiro de suturas continuas intradérmicas en incisiones de menor tamaño, hasta retirar apenas un punto en cada incisión de los puertos en la cirugía laparoscópica, o aún, a no retirar puntos con algunas técnicas más modernas.

No se puede dejar de mencionar el cáncer gástrico, uno de los tumores que causa más fallecimientos en Colombia. Los Congresos de la ACC han sido, en diferentes épocas y en la medida que ha evolucionado su manejo, el sitio de grandes debates con expertos nacionales e internacionales.

En 1986 vio la luz el primer número de la Revista Colombiana de Cirugía, órgano de difusión por excelencia de la ACC, con unas portadas que al inicio incluían obras de arte de artistas colombianos, casi siempre médicos. La revista ha evolucionado también, cada vez con una mayor difusión y con un contenido que ha crecido en volumen, pero también en la calidad metodológica y temática de sus artículos. Se ha adecuado a la tecnología moderna y está disponible en bases de datos internacionales, con un creciente número de artículos internacionales.

¿Que nos queda en el futuro próximo? Muchos retos, mencionamos algunos, como la interacción entre la cirugía general y las subespecialidades quirúrgicas. La ACC acoge tanto a los cirujanos generales como a los subespecialistas de la cirugía, y pretende ser el eje articulador entre las mismas. Hay un necesario diálogo en muchos campos, incluyendo la educación, la formación y la actualización, de los cirujanos generales en los linderos con las subespecialidades.

En la implementación de nuevas técnicas, ya se vislumbran en el futuro próximo las técnicas mínimamente invasivas asistidas por robot. En el momento hay un solo modelo disponible, pero seguramente en la próxima década se introducirán nuevos modelos y tecnologías. La cirugía guiada por fluorescencia es un campo en desarrollo con grandes posibilidades de aplicaciones; actualmente está disponible el verde de indocianina, pero probablemente en los años siguientes aparecerán nuevos agentes de fluorescencia, que inclusive podrían marcar células tumorales o algunos tejidos específicos. La inteligencia artificial, también con un creciente número de aplicaciones en cirugía, requerirá nutrirse de la información de muchas cirugías, con posibilidad de participación en nuestro país, en algo que nos parece lejano por momentos. La educación con nuevos modelos de simulación posiblemente nos lleve a cambios importantes en el entrenamiento quirúrgico.

Nos queda también un papel importante en la participación inclusiva de todos los sectores de la sociedad. La ACC en sus estatutos otorga iguales derechos a sus asociados, pero el reto es que se dé esta participación en la práctica. Es evidente desde hace varios años la mayor participación de mujeres en los diferentes programas de posgrado de cirugía, y el relevo progresivo debe reflejarse en todos los aspectos de la ACC, así como la incursión en las diferentes regiones del país.

Finalmente, aunque la ACC no participa en actividades políticas, como está estipulado en los Estatutos, ha sido y sigue siendo interlocutor de los cirujanos ante el gobierno colombiano y diferentes entes internacionales. Esta participación será vital en los próximos años, ahora que se anuncia una profunda reforma a nuestro sistema de salud.

Al destacar de manera muy resumida el papel de la ACC en la vida quirúrgica nacional en estos últimos 50 años y dejar planteados los retos futuros, intencionalmente no he mencionado nombres propios, por dos razones: primero, porque seguramente dejaría por fuera importantes aportes de muchos cirujanos y, segundo, porque el mensaje final es que la Asociación no es de una persona o un grupo de cirujanos, la ACC pertenece a todos sus asociados.

Larga vida a nuestra Asociación!