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Fronteras de la Historia

versão impressa ISSN 2027-4688

Front. hist. vol.19 no.2 Bogotá jul./dez. 2014

 

Guerra, política y administración en Valladolid de Michoacán: la formación profesional y la gestión del intendente Manuel Merino, 1776-1821

CARLOS JUÁREZ NIETO
Morelia, México: Secretaría de Cultura; Gobierno del Estado de Michoacán
2012 - ISBN: 978-607-8201-12-9 - 757 pp.

MOISÉS GUZMÁN PÉREZ
Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México


La obra que ahora reseñamos es el resultado de la tesis doctoral defendida por Carlos Juárez Nieto en el mes de junio de 2011 en el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, Michoacán, México, ante un selecto jurado presidido por el historiador Carlos Herrejón Peredo y otros cuatro académicos de reconocido prestigio. Con esta investigación el autor corona una trayectoria profesional exitosa (obtuvo el título de doctor aprobado por unanimidad con mención honorífica), al tiempo que nos ofrece una fresca y renovada visión de la transición política que experimentó la provincia de Valladolid de Michoacán, desde la implantación del sistema de intendencias en la Nueva España, en 1787, hasta la consumación de la Independencia por el Ejército Trigarante de Agustín de Iturbide el 27 de septiembre de 1821.

Juárez Nieto es un historiador consolidado, con amplia experiencia en el medio académico como investigador y docente. Esta obra se suma a otros libros de su autoría, igual de originales y relevantes para la historia social y política del actual estado de Michoacán, que cronológicamente abarcan desde las últimas décadas del siglo XVIII hasta los primeros lustros de la centuria siguiente, y a innumerables artículos y ensayos sobre diversos temas de la historia colonial y liberal mexicana, difundidos en libros y revistas de su especialidad1. Estamos ante una obra pionera que desde ahora se nos presenta como un modelo para imitar. Si bien ya existían estudios sobre este tipo de funcionarios reales en la misma área geográfica, como los de Iván Franco Cáceres, quien en varios libros y artículos se ocupó de las administraciones de Juan Antonio de Riaño (1787-1791) y Felipe Díaz de Ortega (1792-1809), debemos decir que el de Juárez Nieto podría mirarse como una continuación de aquellos, puesto que centró su atención en la etapa colonial tardía y la guerra insurgente, para concluir con la extinción legal de las intendencias al momento de promulgarse la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos el 4 de octubre de 1824.

El libro está estructurado en seis extensos capítulos acompañados de conclusiones, cuadros, apéndice documental y fuentes de información. Los dos primeros se refieren al adiestramiento burocrático de Manuel Merino desde su llegada a la villa de Chihuahua, al norte de la Nueva España, donde se asentó por el año de 1772 junto a su hermano Casimiro; a sus primeras experiencias como cadete en la cuarta compañía volante de la Nueva Vizcaya, en tiempos del virrey Antonio María de Bucareli y Urzúa; a su paso por la comandancia general de Provincias Internas, y a los distintos puestos que desempeñó, primero como funcionario en la secretaría del virreinato y luego en la intendencia de México, donde ejerció el empleo principal en calidad de interino. El tercero trata de lo que aconteció en la intendencia de Valladolid de Michoacán desde la crisis política de 1808, con las abdicaciones de la familia real en Bayona, hasta los comienzos de la guerra insurgente; de la difícil y accidentada llegada de Merino a la ciudad, luego de haber estado preso por los insurgentes, y de los primeros pasos de su gestión administrativa, marcada por las dificultades que representaba atender debidamente los distintos ramos del gobierno, en medio de la incertidumbre causada por el conflicto armado.

El cuarto capítulo explica las ambigüedades del proyecto liberal gaditano y su limitadísima aplicación en la provincia michoacana debido a la guerra, así como las controversias que generó la creación del Ayuntamiento Constitucional en la capital de la intendencia homónima. Este es, sin duda, uno de los apartados más significativos porque nos permite conocer el verdadero influjo de la Constitución de Cádiz en la provincia michoacana y, de paso, ayuda a matizar las afirmaciones de algunos historiadores que la consideraron vigente en gran parte del territorio novohispano. El quinto capítulo se refiere al todavía poco estudiado en México "sexenio absolutista" y al ambiguo establecimiento de la intendencia, en donde la Iglesia y el viejo cabildo civil, nuevamente instalado y en funciones, se convirtieron en los principales protagonistas de la política local en esos años. Cierra la obra el sexto capítulo, dedicado al restablecimiento de la Constitución española en 1820, más liberal y radical que en su primera etapa, con un auge tremendo de ayuntamientos constitucionales y una reorganización político administrativa apoyada en la Diputación Provincial; después, se refiere al movimiento por la independencia que estalló en Iguala el 24 de febrero de 1821, encabezado entonces por Agustín de Iturbide, al ocaso de la intendencia tras la promulgación de la Constitución federal de 1824, y termina con los últimos años de vida de Merino, el funcionario riojano que hasta el final de sus días mantuvo su fidelidad al rey y a la Corona española.

Otra cosa que se debe ponderar de esta obra es la exhaustividad de las fuentes: nueve repositorios documentales de México y España, dos colecciones periódicas de la ciudad de México, once colecciones de impresos decimonónicos, cuatro instrumentos de trabajo, una diversidad de documentos y compilaciones de fuentes editadas y más de medio centenar de artículos especializados son los materiales en que está sustentado este riguroso y bien logrado libro de historia. Dignos de mencionar son el Archivo General de Indias y el Archivo General de Simancas, ambos en la península ibérica, así como el indispensable Archivo General de la Nación de México y el Archivo Histórico Casa de Morelos en Morelia. Desde el punto de vista metodológico el libro también resulta revelador por varios aspectos. Primero, porque, tomando como eje de estudio la actividad militar, política y administrativa de un personaje (Merino), nos acerca al conocimiento del hombre y su circunstancia, marcada por los cambios profundos que introdujo la dinastía borbónica en Nueva España con sus reformas. Es el retorno a la biografía, pero también al estudio de actores políticos y sociales concretos, de las continuidades y rupturas que experimentaron y que podemos entender en el tiempo corto y a través de sus acciones. Y más significativo aún, porque se trata de un personaje clave de la contrainsurgencia que, como suele suceder con este tipo de figuras, al ser estudiado nos hace más comprensibles su contexto y sus problemas.

El libro es revelador también por el enfoque que nos presenta al conectar y cruzar la historia institucional con la biografía política, las redes sociales y los vínculos económicos de la oligarquía vallisoletana del momento. En efecto, para explicar ese proceso tan complejo y lleno de vicisitudes que fue la revolución de independencia, Juárez Nieto tomó como ejes articuladores el origen y la conformación de la oligarquía regional en dicha provincia, el proceso de la guerra insurgente (que, aunque diezmada, coadyuvaría al logro de la independencia) y, por último, el funcionamiento administrativo de la intendencia en medio de un conflicto bélico. Todo esto es visto por intermedio de la figura de Manuel Merino y Moreno, quien tuvo que enfrentar en Valladolid la revolución de Hidalgo y Allende y quien, como empleado al servicio del monarca, habría de obstaculizar la aplicación de la Constitución de Cádiz en los territorios de su jurisdicción en las dos ocasiones en que se trató de implantar en el reino.

Hay otro aspecto que me parece central en esta obra de Juárez Nieto. Es lo relativo al estudio de los problemas que enfrentó la intendencia entre 1810 y 1821, no solo por el fenómeno de la guerra, que puso a la autoridad civil y eclesiástica por debajo del poder militar, y de ello da cuenta este libro a la luz del conflicto que se suscitó entre el intendente Merino y el comandante realista Torcuato Trujillo; también por las disposiciones liberales de las Cortes de Cádiz que limitaron el poder de los intendentes e introdujeron cambios importantes en el organigrama político-administrativo de la intendencia por medio de las diputaciones provinciales y los ayuntamientos constitucionales, las dos instituciones gaditanas de mayor impacto revolucionario en aquel extenso virreinato.

Asimismo, otro punto relevante de esta obra es que nos permite observar continuidades interesantes en el funcionamiento político-administrativo durante el periodo de los borbones, durante la lucha insurgente e incluso después de la consumación de la independencia, a través del caso de los intendentes y subdelegados que siguieron actuando en la vida política de provincias y localidades, solo que entonces en un nuevo marco constitucional (la república federal) y con un nombre distinto. Es cierto, el estudio es más político que institucional, debido quizá al estado de guerra imperante en la época. Pero, aún así, el lector puede apreciar la serie de medidas de orden político, económico y administrativo tomadas por el intendente Merino para paliar un poco la crítica situación en que se debatían los vecinos de la capital de la intendencia por causa del enfrentamiento armado.

También, el estudio es valioso porque permite apreciar la supervivencia de instituciones de cariz modernizador introducidas por la monarquía borbónica en gran parte de sus territorios, instituciones que contribuyeron a rediseñar la composición y estructura organizativa de los futuros Estados soberanos. Si bien las entidades de la federación son mucho más que la sola burocracia heredada del régimen borbónico, es en el sistema de intendencias donde podemos apreciar su primera incubación, redinamizada por el papel de las oligarquías locales y regionales en los cabildos. Así lo expone el autor en esta obra:

El estudio de una institución colonial como la intendencia nos lleva de inmediato a establecer los alcances y limitaciones de una organización o estructura burocrática y política que fue clave en el proyecto reformista borbónico, y la cual sirvió de referencia, no solo para delimitar el territorio de los que serían más tarde los incipientes estados en el México independiente, sino de algunas funciones que llegaron a tener los comisarios de Hacienda, los gobernadores y los prefectos en el mismo periodo. (29)

Vale la pena ponderar, igualmente, el interés que el autor ha mostrado por la perspectiva cultural mediante el análisis que hace de las prácticas rituales, de las ceremonias de jura de obediencia y de las redes de sociabilidad que se desarrollaron en la ciudad capital de la intendencia. Estas redes fueron auspiciadas por una minoría intelectual vinculada con el cabildo eclesiástico de Valladolid y con la oligarquía detentadora del poder político, enquistada en el "ilustre ayuntamiento".

La obra no solo es una historia de la intendencia, es además una historia sobre el protagonismo que ganó la Iglesia por medio de su obispo electo Manuel Abad y Queipo y del grupo de canónigos que conformaban el cabildo eclesiástico, quienes le ayudarán a aquel en el gobierno de la diócesis durante sus ocasionales ausencias. Y también, sobre el quehacer de la comandancia militar que estuvo en manos de distintos jefes realistas, entre los que destacan Torcuato Trujillo Zafra y Monsalve, terrible represor de las libertades públicas; Ciriaco de Llano, quien derrotó al caudillo José María Morelos en las afueras de Valladolid en diciembre de 1813, y Matías Martín de Aguirre, aquel antiguo capitán del Regimiento Provincial de Dragones Fieles del Potosí que entonces, en su nuevo empleo, se encargaría de pacificar la provincia.

Solo me atrevería a hacer un cuestionamiento a este excelente libro: la falta de claridad en la elaboración de los mapas y la mala impresión de los mismos. Lo deseable hubiera sido reproducir esas cartas en un tamaño más grande, que permitiera al lector apreciar con mayor claridad la información que se quería resaltar. Además, no siempre hay referencias a los mapas en el texto, lo que hace pensar que solo fueron colocados para tratar de "llenar un vacío" y no para darles un mayor sustento a la argumentación y a la explicación. Esto, desde luego, no demerita los aportes de la investigación de Juárez Nieto, pues la obra revela muchas cosas nuevas cuando nos sumergimos en su lectura. Estoy seguro de que esta publicación se convertirá en una referencia obligada para todos aquellos estudiosos de las instituciones coloniales en las postrimerías del virreinato, de las guerras de independencia y de los primeros atisbos de organización liberal republicana, tanto en México como en Hispanoamérica.


Notas
1 Véanse los títulos de sus libros al final de esta reseña.


BIBLIOGRAFÍA

Franco Cáceres, Iván. La intendencia de Valladolid de Michoacán: 1786-1809. Reforma administrativa y exacción fiscal en una región de la Nueva España. México: Fondo de Cultura Económica; Instituto Michoacano de Cultura, 2001. Impreso.         [ Links ]

Juárez Nieto, Carlos. La oligarquía y el poder político en Valladolid de Michoacán 1785-1810. Morelia: Congreso del Estado de Michoacán de Ocampo; Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; Instituto Nacional de Antropología e Historia; Instituto Michoacano de Cultura, 1994. Impreso.         [ Links ]

Juárez Nieto, Carlos. El proceso político de la independencia en Valladolid de Michoacán, 1808-1821. Morelia: Centro Regional Michoacán del INAH; Instituto de Investigaciones Históricas; Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2008. Impreso.         [ Links ]

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