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Fronteras de la Historia

versión impresa ISSN 2027-4688

Front. hist. vol.24 no.2 Bogotá jul/dic. 2019

https://doi.org/10.22380/20274688.642 

Reseñas

Authority, Piracy, and Captivity in Colonial Spanish American Writing. Juan de Castellanos’s Elegies of Illustrious Men of the Indies Emiro Martínez Osorio Lanham: Maryland: Bucknell University Press 2016 | ISBN: 9781611487183 |155 pp.

LUIS FERNANDORESTREPO* 

* University of Arkansas, Fayetteville, Estados Unidos Orcid: https://orcid.org/0000-0003-2172-1045


La épica fue uno de los géneros literarios más prestigiosos de la modernidad temprana. Produjo una amplia variedad de textos épicos renacentistas y barrocos que ofrecen valiosas perspectivas del imperialismo ibérico y la conquista de América. Aunque la más conocida es La araucana de Alonso de Ercilla y Zúñiga, también están Os lusiadas de Luis de Camoes, Carlo famoso de Luis Zapata, La austriada de Juan Rufo, Cortés valeroso de Gabriel Lobo Lasso de la Vega, Arauco enamorado de Pedro de Oña, Argentina y conquista del Río de la Plata de Martín del Barco Centenera, Espejo de paciencia de Silvestre de Balboa, Armas antárticas de Juan de Miramontes Zuazola, Historia de Nueva México de Gaspar Pérez de Villagrá y Grandeza mexicana de Bernardo de Balbuena. También podemos añadir textos religiosos, como La cristiada de fray Diego de Hojeda, Jerusalén conquistada de Lope de Vega y San Ignacio de Loyola. Poema heroico de Hernando Domínguez Camargo. La lista podría ser más extensa y basta ver la antología Poesía heroica del imperio editada por Luis Rosales en los dos volúmenes publicados en la colección Biblioteca de Autores Españoles.

Las Elegías de varones ilustres de Indias (1589-1601) de Juan de Castellanos es un texto que no puede apreciarse adecuadamente sin familiaridad con el género desde la Antigüedad clásica hasta la época. Son pocos los especialistas que se dedican a este género y escasas las monografías sobre obras específicas, como el estudio de Emiro Martínez Osorio que nos ocupa en esta reseña: Autority, Piracy and Captivity in Colonial Spanish American Writing. Es la única monografía sobre el beneficiado de Tunja desde la publicación de Las auroras de sangre de William Ospina y Un nuevo reino imaginado, del suscrito, ambos de 1999. El libro de Martínez Osorio es un riguroso estudio que entra en diálogo con los últimos aportes de la crítica sobre la épica renacentista y los estudios poscoloniales. Resalta puntualmente cómo el texto de Castellanos estéticamente elabora una respuesta de los primeros conquistadores a las políticas imperiales y coloniales. La intervención de Castellanos se comprende al considerar la práctica clásica de la imitatio, que no consistía simplemente en copiar el modelo, sino en apropiárselo, adaptarlo, criticarlo o superarlo.

Por lo anterior, el principal aporte de este libro es demostrar la lectura crítica que hace Castellanos de La araucana, la epopeya clásica y la corriente petrarquista en la Península para afirmar una visión del imperialismo ibérico desde las Indias. El lugar común de la crítica que se ha ocupado de la obra de Castellanos ha sido aceptar muy literalmente la afirmación del beneficiado de haber escrito su texto en verso épico a petición de sus amigos enamorados de los dulces versos de La araucana. Las Elegías no son una simple imitación de La araucana. Si tenemos en cuenta la crítica a los conquistadores en La araucana, la crueldad y falta de prevención del conquistador Pedro de Valdivia, la mala defensa de la ciudad de Concepción o la cruel muerte de Caupolicán tras su conversión al cristianismo, no podemos dejar de considerar cómo los propios conquistadores y encomenderos leerían el texto de Ercilla. El hecho es que La araucana va a contracorriente de las múltiples peticiones de méritos y servicios enviadas desde las Indias a la Corona en busca de recibir reconocimientos y privilegios por expandir y defender los dominios hispanos de ultramar. La araucana defiende los ideales del imperialismo ibérico bajo Felipe II, a quien se dirige Ercilla. Es un texto que le sirve al poeta para hacerse su lugar en la cultura cortesana, mientras que las Elegías, de cabo a rabo, aboga a favor del lugar y los privilegios de los primeros conquistadores y encomenderos en las Indias.

En la introducción, Martínez Osorio presenta claramente cómo Ercilla se labra su propia imagen a través del texto, desde su reiterada interpelación a Felipe II (33 veces) y su propia inclusión en la narración. La propuesta estética de Ercilla libremente moldea las figuras indígenas para expresar ideales cortesanos, de nobleza, virtud y decoro, apelando a las últimas corrientes estéticas, de origen italiano, el petrarquismo de Garcilaso de la Vega, en particular.

Tras presentar los delineamientos estético-políticos de La araucana, en el primer capítulo se exponen las particularidades de la propuesta del beneficiado. Se resalta la perspectiva de los conquistadores y encomenderos como protagonistas del poema y se toma distancia de la idealización de las figuras indígenas de Ercilla. Castellanos resalta la importancia de los hechos mismos, las gestas de conquista, no su factura estética. Las Elegías amplían el marco espaciotemporal de La araucana, remontándose a Colón y afirmando que no puede haber edificio sin fundamento, en lo que no deja de ser una crítica implícita a la perspectiva parcial de Ercilla quien solo habla de la conquista de Chile. El poema del beneficiado tiene una nueva audiencia, no el monarca, como sucede con La araucana, sino sus compañeros en armas y españoles baquianos en las ciudades indianas. Castellanos explícitamente se distancia del concepto poético de lo "dulce" (dolce), de corte garcilasiano-petrarquista, tan caro a Ercilla, para pintar la conquista en términos que no borren los esfuerzos de los conquistadores, las adversidades enfrentadas o la barbarie de los indígenas.

En el segundo capítulo, Martínez Osorio examina dos pasajes de las Elegías que refutan la imagen idealizada de las mujeres indígenas en La araucana, Tegualda, Gualcolda y Glaura, cuyas historias de amor son intercaladas en el poema de Ercilla. El primer fragmento es la historia de la destrucción del fuerte La Navidad, dejado por Colón en su primer viaje, tratado en la "Elegía II". Con claras referencias a la Diana de Jorge de Montemayor, en el texto de Castellanos encontramos no unas castas heroínas, sino mujeres seductoras que causan la perdición de los conquistadores. La elegía cuenta los amores ilícitos entre la esposa del cacique Coaga Canari y un conquistador, parodiando el morir de amor del discurso amoroso. La otra figura femenina que contrasta con las castas mujeres indígenas de La araucana es La Gaitana, mujer salvaje, guerrera y caníbal, tratada en la "Elegía a la muerte de don Sebastián de Belalcázar". La muerte de Belalcázar es una historia de horror, en la cual el canibalismo, la crueldad y belicosidad de la cacica y los indígenas pijaos justifican la violencia colonial. El discurso misógino sirve para legitimar las guerras de conquista. Y, para que no quede duda, en esta elegía Castellanos presenta una lista de mujeres infames y crueles de la Antigüedad, como Medea, Tulia, Scylla y Procne.

Los capítulos 3 y 4 se enfocan en el Discurso del capitán Francisco Draque. En ambos es evidente una voz poética que habla desde las Américas, una apropiación del discurso imperial para defender intereses de la élite colonial. Los ataques de Drake a Santo Domingo, Lima y Cartagena son desastrosos debido a la falta de una élite marcial debidamente preparada para defender los puertos americanos. La carta al presidente de la Audiencia del Nuevo Reino y el desfile de conquistadores del interior que se preparan para ir a defender el puerto son dos instancias en las cuales se resalta el papel esencial que desempeñan los conquistadores y los encomenderos, como hombres de guerra, en la defensa del imperio. Es un llamado a la Corona a no entregar la administración de la colonia a burócratas o comerciantes, sino a los beneméritos varones ilustres.

El último capítulo se enfoca en una historia de cautiverio narrada en la "Elegía II", sobre la captura de un Juan de Salas, antiguo compañero de armas de Castellanos, dato que saca a relucir el beneficiado para autorizar su discurso. La historia sirve de preámbulo al segundo viaje de Colón. Martínez Osorio considera emblemático este relato de la propuesta estético-política de Castellanos por ser una historia que presenta la conquista como un acto redentor del dios cristiano y por presentar al conquistador como un vasallo ideal que posibilita la expansión imperial.

La narración contiene los elementos típicos de los relatos de cautiverio, un género muy popular en la época, con historias sobre la captura de cristianos por parte de los musulmanes y los otomanos. Por lo general están escritas en primera persona, y cuentan la captura, las tribulaciones físicas y mentales sufridas, los intentos de escape, el pago del rescate, las intercesiones divinas, el retorno al hogar y el reencuentro con los seres queridos. Juan de Salas permanece cautivo por tres años y logra escapar junto con un grupo de indígenas a los que convence de que lo sigan. Sin duda este capítulo muestra una de las dimensiones literarias de las extensas Elegías, donde la ficción sirve para delinear un proyecto político: resaltar la contribución de los conquistadores para así reclamar privilegios al rey en beneficio de este grupo y sus descendientes.

El libro tiene como anexo la traducción al inglés del exordio de la "Elegía I" de Castellanos, realizada por Martínez Osorio. Es una muestra que resalta lo beneficioso que sería una traducción del texto entero o unas buenas selecciones de este. En todo caso, por su rigor, y por contribuir no solo a una mejor comprensión del texto de Castellanos sino de la épica renacentista, sería muy provechoso traducir este estudio de Castellanos a nuestra lengua, la misma que ayudó a forjar el beneficiado.

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