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Historia y MEMORIA

Print version ISSN 2027-5137

Hist.mem.  no.11 Tunja July/Dec. 2015

 

El último Bolívar: renuncia y retiro del ejercicio del poder (1829-1830). Entre la autoridad y la legalidad*

The last Bolívar: resignation and retirement from power (1829-1830). Between authority and legality

Le dernier Bolivar: démission et renonciation de l'exercice du pouvoir (1829-1830). Entre l'autorité et la légalité

"Por Dios, venga Ud. pronto, pues de lo contrario, nos vamos a anegar en sangre, y Ud. será responsable porque estando en sus manos, no lo impide"1
Rafael Urdaneta, militar venezolano

Álvaro Acevedo Tarazona2
Carlos Iván Villamizar3
Universidad Industrial de Santander

* Este artículo es producto del proyecto de investigación titulado: "El último proyecto político de Bolívar: La constitución de Bolivia, la Convención de Ocaña y el Decreto Orgánico del 27 de agosto", inscrito en la VIE-UIS
1 Este fragmento, extraído de una de las cartas de Urdaneta que Bolívar no alcanzó a recibir por su fallecimiento, es una muestra contundente de la situación en que se encontraba Colombia en el contexto que se señala. Retomada en las "Memorias del General O'Leary", la carta reposa en el Archivo del Libertador, Rollo 3. (Bogotá, diciembre 7 de 1830, folio 32. Disponible en el siguiente vínculo: http://libertador.bolivarium.usb.ve/documento.php?id=11733f84.
2 Doctor Universidad de Huelva. Profesor Titular Universidad Industrial de Santander. Grupo de Investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (PSORHE). Bucaramanga, Colombia. tarazona20@gmail.com.
3 Estudiante de la Escuela de Historia de la Universidad Industrial de Santander. Asistente de Investigación del Grupo de Investigaciones Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas (PSORHE). Bucaramanga, Colombia.

Recepción: 19/01/2015 Evaluación: 12/02/2015 Aprobación: 13/05/2015
Artículo de Investigación e Innovación.


Resumen

En la documentación epistolar remitida por Bolívar, a través de las nociones de retiro y renuncia, se identificarán las posiciones políticas tomadas por Bolívar en sus cartas frente al ejercicio del poder, para tratar de señalar cómo estas posturas incidieron en la vida política de la sociedad colombiana de su época, y comprender así sus actuaciones en torno a la inevitable disolución del proyecto de Nación Colombiana durante los años 1829-1830. Este trabajo se realizó a partir del análisis de la correspondencia de Bolívar en estos años. De esta se extrajeron las posturas políticas planteadas por Bolívar relacionadas con su permanencia o retiro del cargo de presidente.

Palabras clave: Bolívar, disolución del proyecto nacional, correspondencia, unión, legalidad, retiro.


Abstract

In the epistolary documents mailed by Bolívar, through the notionsof retirement and resignation, we will identify the political positions that Bolívar adopted in his letters regarding the exercise of power,in order to point out how these positions inluenced the political life of Colombian society at the time, and thus, understand hisbehaviors regarding the inevitable dissolution of the project of Colombian Nation during 18291830. This work was developed through the analysis of hiscorrespondance from the time, from which the political positions formulated by Bolívar were extracted, in relation to his permanence or retirement from the presidential position.

Key words: Bolívar, dissolution of the national project, mail, union, legality, retirement.


Résumé

Au moyen des notions de démission et renonciation trouvés dans les lettres écrites par Bolivar, nous identifions les prises de positions politiques faites par le Libertador sur l'exercice du pouvoir, en essayant de montrer comment ces idées ont inluencé la vie politique de la société colombienne de l'époque, et en tentant de comprendre également ses activités relatives à la dissolution inévitable du projet de nation colombienne pendant les années 1829-1830. À partir de l'analyse de la correspondance de Bolivar pendant ces années, on cherche à comprendre ses positions politiques en rapport avec sa permanence ou sa démission du poste de président de la république.

Mots clés: Bolivar, dissolution du projet national, correspondance, union, légalité, démission.


1. Introducción

Hacia el final de su vida, Simón Bolívar padecía de una profunda decepción hacia aquello que él mismo había formado: "la nación colombiana". La tarde del 4 de mayo de 1830 supuestamente4 abandonó el ejercicio del poder5. Esta renuncia se dio en el marco de una situación bastante difícil para el proyecto de nación colombiano: los problemas del Estado se acumulaban y eran sentidos por Bolívar como propios, pues se encontraba absolutamente unido a la realización de la idea de nación que él denominaba "Colombia"6 y la cual había hecho suya, advirtiendo en múltiples ocasiones que con su partida se acabaría Colombia7, más conocida como la Gran Colombia. Para Gutiérrez Escudero, se puede observar "la obsesión del Libertador por crear "unidades supranacionales" -la Gran Colombia (Colombia, Ecuador y Venezuela) o la Confederación Andina (Bolivia y Perú)- que permitieran hacer frente juntas a todos los problemas y que inspiraran respeto tanto a los Estados Unidos como a Europa"8. Sobre ello, Castro Leiva señala que la República de Colombia, expresada en términos de una "unión", pasó de una unión efectiva a un principio ilusorio; todo ello, en algo más de una década9.

Cabe entonces indagar sobre la preocupación de Bolívar referida a los acontecimientos que culminaron en la desintegración de la República de Colombia durante los años 1829-1830. Si bien no es posible entrar en los vericuetos de la mente de Bolívar, seguramente estragada por las dificultades que se sucedían desde 1826 -fecha en la cual estalló la primera animadversión en contra de la República de Colombia, La Cosiata10-, es posible seguir sus actuaciones políticas mediante las cartas escritas por él, para intentar dar respuesta a esta pregunta: ¿cuál era el contenido político de las cartas de Bolívar en esta última etapa de su vida respecto a sus prácticas políticas? De ahí se desprenden otros interrogantes: ¿Permanecía aferrado al poder? ¿Hablaba solo de renunciar a la presidencia y continuar participando en la política, o definitivamente deseaba retirarse?

Para intentar responder a estas preguntas es importante identificar la toma de posiciones políticas que asumió Bolívar frente a diversas circunstancias, las cuales intentarán ser analizadas en este estudio: El "Congreso Admirable", reunión constitucional tras la cual Bolívar renunció y viajó a la región de Cartagena y Santa Marta; el nuevo gobierno de Joaquín Mosquera y la dictadura de Urdaneta, gobierno de facto durante el cual Bolívar falleció. Estas posiciones políticas no estaban inscritas en el marco de una identificación primordial de Bolívar sino situacional11, pues dependiendo de las circunstancias era desplegada una postura por él.

Metodológicamente se parte de la revisión de la documentación referida a la temática investigada, para aproximarse a identificar elementos argumentativos que permitan determinar las decisiones políticas asumidas por Bolívar. La postura asumida por Bolívar en este último periodo permite aproximarse a una comprensión de Bolívar en los acontecimientos de 1830 que marcaron profundamente el destino de Venezuela, Colombia y Ecuador, repúblicas actuales que tienen como origen inmediato la muerte del proyecto colombiano de Bolívar, hecho que se consumó en el año de 1830 con la muerte de Bolívar. El trabajo se inscribe en lo que historiográficamente se ha llamado "construcción de la Nación Colombiana"12, particularmente en la disolución de dicha experiencia nacional.

2. El Bolívar político: sus últimos años

A mediados de 1829 la posición de Bolívar se hallaba signada por los sucesos del año anterior: la convención de Ocaña13 y lo que se ha interpretado como una secuela de ella: la conspiración para matarle, la "Noche Septembrina" y la expedición del Decreto Orgánico del 27 de agosto de 182814 que otorgaba amplias facultades a Bolívar, pues creaba un régimen autócrata para contrarrestar las agresiones de la opinión pública de la época15. En la opinión pública, el fantasma de la disolución se hacía más fuerte. En una carta a su secretario de Relaciones Exteriores, Estanislao Vergara, fechada del 13 de julio de 1829, Bolívar afirmaba:

No pudiendo yo continuar por mucho tiempo a la cabeza del gobierno, luego que yo falte, el país se dividirá en medio de la guerra civil y de los desórdenes más espantosos [...] Para impedir daños tan horribles, que necesariamente deben suceder antes de diez años, es preferible dividir el país con legalidad, en paz y buena armonía16.

A juicio de Bolívar, tensiones irreparables (más abajo en la misma carta, tipificaba la existencia de al menos dos partidos adversos: el de Santander y el de Páez) sacudían a Colombia, por lo cual era necesario que esta se dividiese. Según él, los acontecimientos del año 28 habían direccionado su camino hacia la renuncia17. Creía también que el estado del país era caótico; además veía a la monarquía como inconveniente, pues solamente ahondaría las escisiones. En la misma carta, en seguida, es posible identificar cómo se veía a sí mismo:

En cuanto a mí, Vd. debe suponerme cansado de servir y fastidiado por tantas ingratitudes y crímenes que se cometen diariamente contra mí. Vd. vio el caso extremo en que me colocó la Gran Convención: de dejar sacrificar el país o de salvarlo a mi costa. El artículo de que Vd. me habla, es el más favorable que se ha podido escribir en mi honor, únicamente dice que mi usurpación es dichosa y cívica. ¡Yo usurpador! ¡Una usurpación cometida por mí! Mi amigo, esto es horrible; yo no puedo soportar esta idea, y el horror que me causa es tal que prefiero la ruina de Colombia a oírme llamar con ese epíteto18.

La recepción que tuvo el Decreto Orgánico, publicado casi un año atrás, fue motivo de algunas opiniones que, según Bolívar, eran negativas. Para Bolívar se trataba de calumnias que manchaban su imagen tildándolo de usurpador. Como se puede ver, Bolívar se defendía aduciendo que no podía hacer otra cosa, pues la situación política le había demandado una acción decidida "a su costa", esto era, incurrir en su propio perjuicio. Bolívar exhibía una sensibilidad a las opiniones negativas a su personalidad, porque su imagen construida (a la cual se le relacionaban palabras como "gloria", "honor" o "lugar en la historia") estaba por encima de todo, incluso por encima de su "Colombia". El honor era demasiado caro para Bolívar, cualquier expresión que él creía que lo mancillaba era muy mal vista. La opinión estaba dividida, como lo señala Martínez Garnica, en la "facción liberal y la facción servil"19, siendo esta última el mote que se le dio en la época a los partidarios de Bolívar. Las tensiones y críticas hicieron de la legislatura un campo de batalla. Estas facciones se originaron sobre el año de 1827. De estas confrontaciones surgió el Decreto Orgánico20, reafirmándose las opiniones que señalaban a Bolívar como un tirano y a sus seguidores como serviles.

Esta carta no es la primera ni la última en la que Bolívar expresó tener una determinación irresoluble para renunciar. Durante la segunda mitad de 1829 Bolívar se planteó seriamente esta posibilidad. Según él, la razón era su cansancio físico y mental. Tendiente hacia la introspección, Bolívar señalaba que no bastaba su voluntad para llevar a cabo la obra de gobierno21. Se pueden identificar las primeras alusiones a una renuncia, incluso, en la carta del 2 de febrero de 1829 a José María del Castillo y Rada22. En dicha carta son expuestos pensamientos bastante oscuros acerca del futuro de Colombia, señalando que se dividirá en dos o tres estados, acotando que lo que ha pasado el 25 de septiembre (noche septembrina) ha definido su destino y el de Colombia, concibiéndose a sí mismo como fuera del poder, y a Colombia dividida.

El tema de su incapacidad para continuar en el gobierno empieza a ser recurrente a finales de ese año cuando escribe nuevamente:

Todo esto y lo más que ocurra debe decidirlo el consejo, al cual me refiero en todo, todo, todo, pues estoy resuelto a no mandar más. Por lo mismo, deseo ardientemente separarme de todos los negocios públicos dependientes del Ejecutivo. Serviré hasta de verdugo si nombran un nuevo magistrado, y si no, ni de Dios. Esto es hecho, mi amigo: no porque tema nada, sino porque se debe esperar todo del buen estado de las cosas y del buen estado de la opinión, que no pudo ser nunca mejor. Hemos vencido moros y cristianos, mis amigos son los vencedores; yo ofrezco mis servicios y mi vida a la patria. Si fuere preciso la salvaremos nuevamente con mi autoridad, con mis amigos y con el ejército. Además de que ¿qué más ejército que la opinión?23.

Se pueden identificar tres elementos en esta carta: 1) Bolívar se muestra resuelto a abandonar el mando y a ofrecerse para toda clase de servicios, pero no desea ocupar el cargo de presidente; 2) Según él, el estado de la opinión "no pudo ser nunca mejor" y, 3) Bolívar ofrece servir al nuevo magistrado presidencial, y, si fuese preciso, volver a "salvar al país" utilizando sus tres bazas: su autoridad personal, sus amigos y el ejército. De esta forma se puede tipificar que la renuncia, al menos en esta etapa, no implicaba un aislamiento total de los asuntos del gobierno, tan solo el deseo de separarse de la máxima autoridad ejecutiva de la nación, aunque al servicio del nuevo gobierno. La idea de poner "otro magistrado" parece estar sustentada en el deseo ardiente de Bolívar de separarse del ejecutivo; no obstante, para esta época, el contexto indica que se vive un momento de gran tensión política con los cuerpos legislativos clausurados y Bolívar instalado en la dictadura. No obstante, ello no parece significar que Bolívar tenga la intención de permitir que otro sector político detente la primera magistratura. Al examinar la documentación, incluso se encuentra que quizás la primera intención de Bolívar es dejarle el mando a uno de sus "amigos"24, pues no se podría consentir entregarlo a la oposición.

Eso último, su gloria, es el elemento que perfila la connotación que Bolívar quería tener en la opinión pública: una imagen sin tacha. Pero, como ha sido mencionado, él no puede concebir una autoridad sin que cuente con su influencia y apoyo. Así lo escribe al general Mariano Montilla, prefecto del departamento del Magdalena, en carta del 30 de noviembre de 1829, en la cual expresa que está fastidiado de las calumnias y que, por ello, se retira del mando político, pero no del militar. Añade que "otro magistrado, como sea bueno, será sostenido por mí, mis amigos y el ejército. Será fuerte por las Leyes y por nuestra autorización. Yo le prestaré toda mi influencia: influencia que no me puede prestar nadie"25. Por tanto, Bolívar no abandona viejos contenidos políticos en sus cartas como son el personalismo y la autoridad. Aún considera que su asentimiento es indispensable para que gobierne un nuevo presidente, y que solo prestándole su influencia podría sostenerse. Inclusive, insinúa que un presidente requiere su autorización para ser fuerte. Esto indica que hay un proyecto por parte de Bolívar para influenciar al nuevo gobierno en caso de no lograr controlarlo. Este interés se explica al existir en la idea de Bolívar una marcada imposibilidad de concebir el proyecto de Colombia sin su participación. Por ello, se plantea continuar al menos entre los líderes de dicho proyecto, posiblemente no desde el ejercicio político, pero si señala la necesidad de su sanción para que gobierne un nuevo presidente. Es así como a finales de 1829, Bolívar termina por revelar un nombre que, según él, reúne todas las características: Sucre26. A la vez que afirma estar cansado y que definitivamente se irá, él ofrece sostener a Sucre "con alma y corazón"27, con la probabilidad de ser apoyado por todos los bolivarianos. Al insinuar este nombre, Bolívar piensa que contará con un afecto defensor de sus proyectos, quien seguramente actuará según sus consideraciones. Sin embargo, esta sorpresiva candidatura, que no logra tener calado en la opinión política, al parecer no deja de ser más que una leve insinuación.

Durante este periodo, en el cual Bolívar planea su salida del poder, es particularmente sensible a los ataques a su persona por parte de todos aquellos que identifica como enemigos suyos y de su creación denominada "Colombia". El mote de tirano lo irrita en particular y afirma que, según sus enemigos, habría que ser una víctima para no ser un tirano28. No cesa de quejarse de los pasquines que buscan lesionar su reputación política y personal, por ejemplo, los que se publican en Venezuela29. Ante la inminencia de su salida del poder, continúa librando una guerra para preservar su reputación, su honor y su gloria. Así, demuestra gran preocupación por la situación en Venezuela, pues, desde los sucesos de La Cosiata, Páez mandaba allí a sus anchas30. Bolívar se ocupa de Páez después de exponerle que está cansado y que quiere renunciar. Bolívar le dice que le jure que se someterá a la autoridad del nuevo presidente31. Con ello quizás buscaba impedir que Páez se insubordinara. Como teme que solo él sea capaz de contener a Páez, busca comprometerlo a acatar al nuevo gobierno32.

Otro hombre clave que merece la atención de Bolívar en este momento histórico es José María del Castillo y Rada. Con él, que por estas fechas fue su ministro principal, discutía acerca del ordenamiento legal que debía tener la república. Recomienda que se tenga en cuenta la voluntad popular a la hora de deliberar en el Congreso33, pero advierte la insostenible situación en Venezuela y llega a contemplar la posibilidad de la división de Colombia34. Ante este peligro, dice a Castillo que incluso se podrán hacer algunas concesiones de tipo federal; menciona, por ejemplo, la propuesta de que, a usanza de la Constitución de Angostura (1819), se divida la república en tres estados federales35. Agrega que quizás esta sea la única forma de mantener la unión y manifiesta su salida de la presidencia como base para la realización de todos estos proyectos36.

En enero, cuando se instauró el "Congreso Admirable", Bolívar indicó su renuncia definitiva a la presidencia. Sin embargo, como las deliberaciones del Congreso solo acababan de comenzar, Bolívar se vio obligado a continuar ejerciendo el cargo hasta el 4 de mayo de 1830. Entre tanto, Venezuela anunció su separación y fue enviada una comisión a negociar los términos de dicha determinación37. Bolívar, entonces, delegó el mando en Domingo Caicedo y se desplazó a la Quinta de Fucha38, ubicada en los suburbios de Bogotá. Desde allí "El Libertador" insistía en su perspectiva pesimista y no dejaba su lucha por verse favorecido por la opinión pública, pues le pide a Madrid que le ayude a aclarar las acusaciones que se hacen sobre él, en las que supuestamente pretendía instaurar una monarquía39. El asunto de la monarquía era, sin duda, la controversia política que más obsesionaba a Bolívar y, al parecer, la que más daño le hizo a su imagen pública. Por otra parte, Cuando el general José María Obando solicita su intervención, él le replica: "he muerto políticamente para siempre"40. En esta expresión supuestamente se afirma la idea del retiro, no solo renunciar sino abandonar por completo la vida política, pensamiento que parece ocupar en parte las cavilaciones de Bolívar. La idea del retiro probablemente se afirmó para Bolívar en el trascurso de las deliberaciones del Congreso. La incapacidad para contener la anarquía es resaltada como una de las principales causas por las cuales "El Padre de la Patria" deja el mando deinitivamente41. La correspondencia indica una gran decepción, una sensación de fracaso del proyecto de nación, obra que, como ya se dijo, Bolívar considera suya. Sin embargo, está por verse si realmente hay un retiro definitivo de Bolívar, cuya única certeza -según él- es la renuncia.

En una carta a Gabriel Camacho42 llegó a decir que jamás volvería a servir a semejantes ingratos43. Asimismo, se manifestaba preocupado por el dinero, porque, como su intención era embarcarse para ir a Europa, decía que allí necesitaría de este para subsistir con honor y decoro y para mantener su prestigio y el de la nación44. Mencionaba su desesperación cuando se declaraba perseguido, renegado y robado45. Debido quizás a esa sensación acentúa la necesidad de abandonar el país, y marcha hacia el litoral buscando puerto en Cartagena, según el mismo ha sugerido46. Así, Bolívar inició su periplo, embarcándose en Honda, río Magdalena abajo. Sin embargo, continuó carteándose con las principales personalidades del país. En su correspondencia se aprecian intenciones de salir del país47, pero también una preocupación por lo que él denominó "la precariedad del nuevo gobierno presidido por Joaquín Mosquera", escribiéndole a este que Colombia marchaba por "el camino de Buenos Aires"48, ejemplo de anarquía de la época. Instalado en Cartagena, recibía noticias alarmantes sobre el estado del nuevo gobierno y de cómo este parecía incapaz de alcanzar la estabilidad política49. Según él mismo explica en las cartas, las vacilaciones de Mosquera, acercándose a los simpatizantes del general Santander, eran vistas con preocupación: la inquietud venía de sus partidarios. De manera que este cambio de intereses y el in de la influencia bolivariana en la administración eran motivos de suma inquietud.

Mientras el gobierno de Mosquera apenas se organizaba por toda la Nueva Granada -según Bolívar- lo que quedaba de Colombia e incluso en la recién separada Venezuela lo reivindicaba y lo llamaba de nuevo al poder50. Es difícil determinar si esta era la verdadera intención de Bolívar, pero sí es posible afirmar que sus escritos son los de alguien convencido de su rol fundamental. No obstante, también varios militares y civiles estaban convencidos de la necesidad del regreso de Bolívar. Finalmente, en circunstancias que no son claras51, el 5 de septiembre de 1830 el General en Jefe Rafael Urdaneta efectuó un golpe de Estado en nombre de Bolívar. Sobre este asunto y las invitaciones de Urdaneta para que ocupara la presidencia, Bolívar escribió en los siguientes términos:

También me embaraza no poco la consideración que hago sobre la naturaleza de la autoridad que yo voy a aceptar y delegar. Su origen es vicioso, su extensión no se conoce y menos aún el término que ha de durar; ¿cómo se llamará, pues, este género de gobierno? La acefalia de un cuerpo de nación reclama imperiosamente una pronta medida de salud pública para establecer una autoridad y un orden legal. El primer acto se legitima por el restablecimiento de la tranquilidad pública y del imperio de las leyes; si no se hace así, el primer movimiento no es más que una usurpación, y el ejercicio de su autoridad, una tiranía, bien calificada52.

Manifestaba su preocupación por la legalidad de la autoridad que esperaba Urdaneta asumiera. Le parecía que la propuesta de Urdaneta estaba cargada de incertidumbre política y que se prestaba para malentendidos. Bolívar consideraba que la vía legítima era necesaria. Para él solo existía una vía legítima para llegar el poder: la electoral53. Al ser constitucionalmente consagrada tal vía, el impacto que causaba la carencia de esta legitimidad sería entendida como una tiranía. En esta idea, vale reiterar, Bolívar no expresaba dudas. Esta era una constante en Bolívar: si bien se le puede culpar de pretender un poder desmedido con base en su propia persona, siempre dijo buscar alguna legitimación, por ejemplo, en un congreso legislativo. Para Bolívar un asalto al poder se hallaba demasiado oscuro como para que expresase su apoyo directo. Fue bastante duro en su respuesta, pues advertía a Urdaneta que rayaba en la usurpación e incurriría en una tiranía si se decidía a ejercer el mando obtenido de esta usurpación. Sin embargo, este acto no era del todo repudiado por Bolívar, pues le sugería al mismo Urdaneta que buscara cierto grado de legitimidad electoral, restableciendo de esta manera "las leyes", los usos prescritos.

Sobre el gobierno de Urdaneta, Bolívar juzga que este carece de legitimidad. Sin embargo, en carta a Juan José Flórez discurre sobre los asuntos de Estado en términos ambiguos cuando declara que "la administración de Bogotá, presidida por Urdaneta, se conduce con bastante energía y no poca actividad"54. Estos mensajes de adhesión, de tinte propagandístico, quieren mostrar a Urdaneta como alguien respetuoso de la ley aunque acababa de asaltar el poder, como el mismo Bolívar ha admitido al afirmar sobre el gobierno de Urdaneta que su origen no es legal. La constante preocupación de Bolívar por el origen de la autoridad que Urdaneta le insiste que asuma, lo conduce a decir:

He sido nombrado presidente por toda Nueva Granada, mas no por la guarida de asesinos de Casanare y Popayán; y mientras tanto Urdaneta está desempeñando el Poder Ejecutivo con los ministros de su elección. Yo no he aceptado este cargo revolucionario porque la elección no es legítima; luego me he enfermado por lo que no he podido servir ni aun de súbdito. En tanto que todo esto pasa así, las elecciones se están verificando conforme a la ley, aunque fuera de tiempo, en algunas partes. Aseguran que tendré muchos votos, y puede ser que sea el que saque más, y entonces veremos el resultado. Vd. puede considerar si un hombre que ha sacado de la revolución las anteriores conclusiones por todo fruto tendrá ganas de ahogarse nuevamente después de haber salido del vientre de la ballena: esto es claro55.

Como Bolívar teme alimentar más rumores, no es de extrañar que, incluso, ruegue a Flórez que queme la carta cuando la lea56. No obstante, si se tiene en cuenta que Bolívar se alejó de la posibilidad de intervenir directamente en el gobierno, cabe preguntarse si el golpe de Urdaneta no era lo que Bolívar estaba esperando, puesto que él buscaba en 1829 a un militar que se hiciera cargo del ejecutivo. Como se expresó más arriba, a finales de 1829 Bolívar jugaba con la idea de instalar en el gobierno a alguien completamente "adicto" a su propia persona y que gobernara "por su autorización". ¿Y quién era más adicto que Urdaneta, cuyo primer acto de gobierno fue ofrecerle a Bolívar la presidencia? Por lo menos exteriormente, Urdaneta demuestra carecer de una ambición política autónoma, y se rinde ante los dictámenes de Bolívar, aun en las primeras horas de su gobierno. Parecía necesaria, según la lectura bolivariana de la época, la existencia de una autoridad fuerte, casi que omnímoda, con el in de evitar la anarquía, tal y como lo señala Rosendo Bolívar57. El propio Libertador se presenta como el encargado de conciliar los diversos intereses y salvar al país de la anarquía, por lo menos desde la sedición conocida como "La Cosiata"58. En ese orden de ideas, la figura de "El Libertador" estaba llamada a ocupar semejante lugar en el universo político de la época.

No obstante, las vacilaciones de Bolívar y la falta de un pronunciamiento claro59 como una proclama, por ejemplo, acerca de su papel, ya fuese como garante de Urdaneta o como presidente, permiten contemplar ciertas posibilidades: o no estaba enteramente cómodo con la toma del poder por parte de Urdaneta o ya estaba tan separado de estos negocios públicos que verdaderamente abandonaba los destinos de Colombia a su suerte y, por tanto, no estaba en disposición (suponiendo además, por sus cartas, que estaba enfermo) de asumir ni la presidencia ni alguna clase de autoridad que le hiciese partícipe del nuevo gobierno. Tan drástico cambio de opiniones (en diciembre de 1829 decía quedarse como «Generalísimo» del nuevo gobierno) solo puede ser entendida bajo noticias muy serias: los sucesos de Venezuela (separación definitiva), la enfermedad y el recrudecimiento de las injurias contra su persona.

Sin embargo, sus últimos pensamientos escritos exhiben enormes preocupaciones por lo que el futuro le deparará a Colombia. En los meses que siguieron a septiembre de 1830, Bolívar se dedicó a buscar el fortalecimiento de la posición de Urdaneta, pues ya desde los primeros momentos de esta administración se dedicó a entregar pensamientos como este, en carta a Estanislao Vergara, quien fuera uno de sus ministros: "Tenga Vd. la bondad de manifestar al general Urdaneta esta carta, y persuádalo Vd. de mi parte a que me crea su amigo y pronto a servirle en lo que pueda. Añádale Vd. que yo estoy muy lejos de pretender el mando, sea militar o civil y que yo deseo muy sinceramente que nuestros compatriotas lo coloquen en el más alto puesto de la república"60, pese a desaprobar en privado la conducta de este y rechazar el constante requerimiento de su regreso (escribe también a Vergara que "haga saber a todo el país, y sepan mis amigos y mis enemigos que yo no aspiro a nada y que veré con gusto a cualquiera de mis amigos en el primer puesto. En este caso ofrezco servir de cualquier cosa, pues lo que yo aborrezco más es la presidencia")61. No obstante, Bolívar no descartaba la posibilidad de asumir la presidencia para atraer a diversos sectores del bolivarianismo que se estaban desentendiendo de Urdaneta62. Esta ambigüedad es evidente: a la vez que rechaza la presidencia enciende en más de un corazón la esperanza de su regreso al poder; desaprueba la manera como Urdaneta asume el poder pero está dispuesto a inventar tretas para ayudar a sostenerlo. Esto se expresa en una carta que remitió a Estanislao Vergara el 25 de septiembre de 1830 desde Cartagena63, refiriéndose específicamente al tema de Urdaneta, el golpe y los pronunciamientos:

Dentro de tres días me voy hacia Santa Marta, por hacer ejercicio, por salir del fastidio en el que estoy y por mejorar de temperamento. Yo estoy aquí renegando, contra toda mi voluntad; pues he deseado irme a los infiernos, por salir de Colombia; pero el señor Juan de Francisco (Martín), a la cabeza de otra porción de importunos, me han tiranizado haciéndome quedar donde no puedo ni quiero vivir. Vd. me dirá que todo esto está en oposición con mi proclama y mi oficio al gobierno. Responderé que Santa María me hizo ver que Vds. se iban a dividir en mil partidos y se arruinaba completamente la patria si redondamente yo respondía que no aceptaba, ofrecí, pues, disimular, hablando vagamente de servir como ciudadano y como soldado. Sin embargo, no dejé de manifestar al General Urdaneta que yo no iba a Bogotá ni aceptaba el mando: lo mismo he dicho a los amigos. Por consiguiente, yo no he engañado a nadie sino a los enemigos para que no acaben con Vds. de repente y de nuevo64.

Bolívar detalla su relación con la toma del poder por parte de Urdaneta e insiste en su retiro definitivo y en que ha sido llamado por diversos sectores que se empezaban a dividir en su ausencia para consolidar la unión de sus partidarios políticos. Ninguno de estos partidarios, en especial aquellos que estaban en primera línea del mando político y militar -los «caudillos», si se les quiere llamar así-, concebían otro líder que no fuera Bolívar, y recelaban el uno del otro. Justo Briceño desconfiaba de Urdaneta65, puesto que todas las solicitudes hechas por Bolívar para que le enviara tropas a Urdaneta66 habían sido desatendidas, y Pedro Briceño Méndez67 no se decidía a ocupar una plaza ministerial en Bogotá, quizás porque no estaba muy convencido del mando de Urdaneta. Esas indecisiones son un acto consciente de quien se debate entre la idea de la unión y la legalidad. Para que hubiese unión tenía que violar más o menos la legalidad y dejar pasar la "usurpación" de Urdaneta haciendo de todo para sostenerlo. Y si se decantaba definitivamente por la legalidad, probablemente sus partidarios se atomizarían y se perdería cualquier posibilidad de una unión. De modo que la posición ambigua de Bolívar mediaba entre dos peligrosos extremos. Se trataba de balancear entre su reputación personal, que sería manchada si se ponía a la cabeza de un golpe de Estado, y la conservación de las últimas posibilidades de llevar a cabo su proyecto de Colombia, uniendo bajo su égida a sus partidarios.

De manera que se tipifica entonces una posible variación en su posición política: después de estar decidido a controlar el gobierno con su autoridad, parece considerar abandonarlo. Esta variación es evidenciable tomando desde las posturas de finales de 1829, en las cuales se esperaba influir al gobierno, si no dominarlo, hasta la situación de rechazo hacia cualquier responsabilidad política, en septiembre de 1830. En torno a esta última fecha, Bolívar sigue expresando que está fuera de su voluntad ir a ocupar la máxima autoridad. Se indigna por las presiones de sus partidarios, aparentemente fastidiado de ir a ocupar un puesto que ya no quiere y que dice ya no tener las fuerzas para ocupar solo por complacerlos y sostenerlos en la cabeza de un gobierno que para él, al parecer no es claro. Según la siguiente carta parece que perdió todo su interés por el gobierno:

Vds. instan mucho porque yo me vuelva un faccioso y me ponga a la cabeza de unos rebeldes; a lo menos este es todo el sentido de una carta muy larga del señor Aranda. He leído esta carta que ciertamente me ha llenado de disgusto, en lugar de animarme a cometer una acción criminal. No están ellos contentos todavía de haberme perdido en la opinión pública por los consejos de Ocaña y las infames actas y los proyectos de monarquía; sino que también se me quiere privar del honor personal, degradándome a la especie de los enemigos de la patria68.

Por tanto, a juicio de Bolívar, han sido estas presiones las que han arruinado al país: por las presiones de sus amigos y partidarios se perdió el rumbo en Ocaña, por ellos lo ligaron para siempre a la idea de la monarquía. Eventualmente, el mundo conspiraba contra el genio de su gloria: amigos y enemigos mancillan con sus opiniones y sus proyectos su posibilidad de llegar a la gloria, de consagrarse como el Libertador y el fundador de Colombia. Al recriminar a otros sus decisiones políticas, Bolívar demostraba cuán lleno de vanidad se encontraba. En su esfuerzo por salvar lo último que queda de su reputación, no duda de tachar a sus "amigos" de querer a toda costa menoscabar su gloria, cuando dice: "me exigen que yo sacrifique mi nombre de ciudadano honrado solo por llevar a cuatro emigrados a sus casas. Pues bien, no lo haré y le juro a Vd. que jamás volveré a tomar el mando, para no volver a ser ingrato con mis amigos ni cobarde con mis enemigos"69. Y añade: "yo les dejo a mis amigos el campo libre para que realcen su valor, su carácter y sus talentos. Con esto les proporciono el único bien que ellos necesitan; y los alivio de la carga de amar y servir a un ingrato"70. La acusación de ingratitud, venida de lo más rancio del bolivarianismo, en apariencia, le da el impulso que necesita para ponerse a salvo de las exhortaciones viciadas por el ansia de poder. Empero, en lugar de poner un océano de distancia entre él y estos males, Bolívar continúa recorriendo el litoral y, pasando por Soledad y Barranquilla, emprende la marcha hacia Santa Marta.

La afirmación de que a su salida sus partidarios se dividirían irreconciliablemente pesaba más que cualquier otra cosa, según el propio Bolívar reveló a Estanislao Vergara en la carta de septiembre de 1830. Su actitud frente a esta certidumbre es una especie de estado de indiferencia pasmosa; se consuela al enviar sugerencias a Urdaneta, que este al parecer toma por órdenes o consejos de un superior que debe aprehender, sin decidirse a intervenir directamente. Esto impide hablar en la actuación de Bolívar de un retiro con precisión, pues él mismo plantea notorias ambigüedades que parecen confundir, incluso, a sus más allegados "amigos": sigue llevando asuntos de gobierno e insiste, también, en ser el alma de su propio partido; no es un espectador inocente en la arena política. No hay mayor variación en las contradictorias posiciones de Bolívar, pues continúa dirigiendo los asuntos con su acostumbrado estilo de autoridad: decide quién ocupa los ministerios, a quién emplear en las guarniciones militares71, los comandantes de tropa. Se impone frente a su partido como un líder político y militar, presentando sus decisiones como "dictámenes"72. De esta forma, podría afirmarse que Bolívar todavía se concibe a sí mismo como el poseedor del poder, la persona llamada a ocupar la máxima autoridad política.

Esto es posible inferir al hacer un breve contraste. Si se toma la carta que Bolívar envía a Urdaneta el 31 de octubre de 1830, en ella este dice que "[...] es indispensable mandar armas, municiones y tropas al Valle (del Cauca), con un buen jefe. El mejor sería Jiménez o Castelli"73. Urdaneta, en carta del 7 de diciembre74 replica: "Probablemente mande también a Castelli al Valle del Cauca, para que se encargue de las operaciones contra López y Obando"75. Sobre el estado militar en Cúcuta, Bolívar comenta: "[...] Carrillo solo en Cúcuta será burlado y lo perderemos todo. Mande Vd. aunque sea a Murgenza de segundo y jefe de Estado Mayor o lo que quiera, pero que vaya Murgenza u otro oficial sagaz que no se deje envolver en Cúcuta"76. Sobre ello Urdaneta, en carta del 7 de diciembre, comenta:

Pienso mandar a Murgenza a Cúcuta: de más que allí como Ud dice se necesita un hombre menos candoroso que Carrillo, es mejor también más que pueda contener a Briceño cuando quiera hacer alguna calaverada; Murgenza tiene buen juicio, suspicacia y valor, y hay la favorable circunstancia de que el mismo Briceño se interesa que lo mande77.

Un observador inocente puede leer la gran influencia de Bolívar en el gobierno, pues hasta su última carta no dejó de ocuparse de estos asuntos: llega a escribirle a Urdaneta, desde que este último se tomó el poder, alrededor de 18 cartas e incluso hasta dos por día. De septiembre a diciembre de 1830 no hay destinatario que rivalice en cantidad de cartas con Urdaneta, solo se le aproxima Montilla con 13 cartas. En las cartas se tratan varios asuntos de Estado como la situación de Riohacha, insurrecta desde mediados de ese año78; la insurrección del Sur, donde José María Obando y José Hilario López incitaban a desconocer el gobierno de Urdaneta79; y el tema del General Justo Briceño, renuente a servir a las órdenes de otro que no fuese Bolívar80. Finalmente, prevalece en Bolívar la supuesta unión sobre la legalidad. Aunque en privado, Bolívar se suma a las filas del gobierno de Urdaneta como su principal patrocinador e inspirador; sus vanos esfuerzos por consolidar la posición de Urdaneta, principalmente frente al levantamiento del Sur y las "calaveradas" de Briceño, parecen no dejar lugar a dudas. La búsqueda del sometimiento del Istmo a "el Gobierno"81, y la confianza en la administración Urdaneta, ratificada por peticiones de adhesión a esta (como la que ya señalamos a Justo Briceño, y otra a Montilla)82 ratifican tal afirmación.

3. Conclusiones

Bolívar nunca se retiró del ejercicio del poder político pese a su renuncia. Por el contrario, hasta su última carta demuestra que ejerce su poder e influencia cuando intenta exhortar a Justo Briceño a tomar el partido de Urdaneta. Pese a su renuncia, de forma privada y mediante cartas a personalidades del gobierno, interviene en los asuntos políticos y continúa moviendo los hilos del sector que se le declara adicto; o, en palabras de Urdaneta, "sus buenos amigos idólatras de sus glorias"83. Por encima del deseo aparente de Bolívar de respaldar la legalidad y rechazar la toma del poder golpista protagonizada por Urdaneta, está la quimera de la Unión: unión de sus partidarios, unión del país, pues solo un gobierno inspirado en él podía garantizar la superación de ese trance. Nuevamente, en palabras de Urdaneta: "solo nos falta Ud. para dar impulso a los buenos patriotas del Sur y Venezuela"84. De manera que en estas regiones, donde la situación del Partido Bolivariano es crítica, aún existen, según Urdaneta, patriotas que solo necesitan a Bolívar para decidirse a actuar y reconstruir esa creación ya ilusoria que es, para la fecha, Colombia.

Quizás vale la pena acogerse un poco a la conclusión que entrega Iván Jaksic para este periodo, destacando que las ideas políticas del último Bolívar resultaban demasiado autoritarias, idiosincráticas y difíciles de aplicar sin la figura central de Bolívar85, necesaria para sustentar el peso del barroco universo político que se describe más arriba, lleno de facciones, intrigas e intereses de diversa índole.

De esas ideas se desprendían las ambiguas posiciones políticas de Bolívar: por un lado, el deseo de controlar el poder para frenar lo que consideraba era "anarquía", con lo cual se estaría hablando de una identificación política autoritaria; por otro lado, su deseo de respetar las legalidades y abandonar el poder al ser marginado de los primeros puestos políticos, dando cabida a otros posibles proyectos políticos, con lo cual se estaría hablando de una identificación política legalista, o situada en la legalidad, que es claro que establecían el desplazamiento de Bolívar desde el máximo puesto del poder hacia la posición de simple ciudadano.

El recorrido político por las cartas de Bolívar durante ese largo año permite advertir a un político poco claro en sus apreciaciones, dividido en sus ideas, oscilante entre las dos posiciones identificadas, pero orgánico cuando se trata de defender su reputación y su proyecto colombiano. Por su reputación y su proyecto, Bolívar estaba dispuesto a entregar lo que fuese necesario, aún si esto le costaba traicionar la legalidad y la autoridad devenida de esa legalidad.


Notas

4 Según cartas de Bolívar, el motivo de su viaje era el retiro. No obstante, como se intentará mostrar en estas líneas, de esta renuncia -realizada el 4 de mayo de 1830- al retiro de la vida pública de Bolívar hay mucho todavía que investigar.
5 Simón Bolívar, Obras completas. Cartas del Libertador comprendidas en el periodo 1799 a 8 de diciembre de 1830, testamento, proclamas y discursos (La Habana: Lex, 1947), Carta 2.239.
6 Véase al respecto: Armando Martínez Garnica, La ambición desmedida. Una nación continental llamada Colombia (Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá- IELAT, 2013).
7 En lo sucesivo, se comentará ampliamente este pensamiento y otros más, que son susceptibles de ser leídos con cierto cariz político.
8 Antonio Gutiérrez Escudero. Simón Bolívar: aproximación al pensamiento del Libertador Araucaria. Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades. Año 8, Nº 14 Segundo semestre de 2005.
9 Luis Castro Leiva. Obras. Tomo I. Para pensar a Bolívar. Fundación Polar-Universidad Católica Andrés Bello. Caracas, 2005, pág. 58.
10 Véase al respecto: José Félix Blanco y Ramón Azpurúa. Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de Colombia, Perú y Bolivia (Caracas: Imprenta Nacional, 1875-1878), Documentos 2.601, 2.617, 2.636, 2.641, 2.647, 2.652, 2.677 y 2.679. Se trata de un movimiento político, con visos juntitas (se trata de pronunciamientos de juntas municipales) que se dio en Venezuela. Asunto en el cual Páez salió implicado, pues se le acusó de negligencia, cuando menos. Los documentos dejan de ver las explicaciones ambiguas de Páez, presentándose como llamado por las municipalidades a salvaguardar sus derechos frente al despotismo centralista del encargado del poder ejecutivo durante la ausencia de Bolívar, el Vicepresidente Santander. También cabe destacar la proclama que dicta Bolívar al llegar a Puerto Cabello, y que básicamente es una clara invitación al olvido frente a los hechos que había protagonizado Páez. No duda en afirmar Bolívar: "Yo no he sabido lo que ha pasado" (Bolívar, Simón.: 1947 "Obras Completas. Cartas del Libertador comprendidas en el periodo 1799 a 8 de diciembre de 1830, testamento, proclamas y discursos"). (Vicente Lecuna, compilador). La Habana: Editorial LEX (en dos volúmenes). Discursos y Proclamas, número 161.
11 José Fernández De Rota. Nacionalismo, cultura y tradición. (Barcelona, Anthropos, 2005), 48.
12 Armando Martínez Garnica. La agenda de Colombia, 1819-1831, Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2008, Tomo I. 30.
13 Se trata de un intento de enmienda a la Constitución en la cual los delegados se dividieron en bandos irreconciliables, y hundieron así los proyectos bolivarianos de una transformación del Ejecutivo hacia una posición más centralista y dominante. Los delegados "bolivarianos" la abandonaron precipitadamente, terminando de esta forma la convención. Véase Louis Perú De Lacroix, Diario de Bucaramanga (Bucaramanga, Universidad Industrial de Santander, 2008). Consúltese también Tomás Polanco Alcántara, Simón Bolívar: ensayo de interpretación biográfica a través de sus documentos (Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1994).
14 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador (Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho, 1994), 230. El Decreto Orgánico reemplazó a la Constitución en muchos aspectos, y sometía al arbitrio de Bolívar, la gran mayoría de los asuntos de Estado.
15 De esa época data la siguiente estrofa que, según se dice, declamó el poeta y literato granadino Luis Vargas Tejada en alguna reunión política: "Si de Bolívar la letra con que empieza/y aquélla con la que acaba le quitamos, /«oliva» de la paz símbolo hallamos. /Esto quiere decir que la cabeza/al tirano y los pies cortar debemos/si es que una paz durable apetecemos". El texto se encuentra en Juan Manuel Roca, "La poesía y violencia en Colombia: la poesía colombiana frente al letargo", (Revista Casa Silva No. 15, (2002): 46-57). Acompaña a la trascripción del poema las siguiente palabras de Roca: "Me remito a este paraje tan lejano, con el in de señalar las diferencias al mirar el tema de las luchas violentas que desde la fundación del país nos han asolado. Violenta fue la forma como Luis Vargas Tejada pedía descuartizar a Bolívar para encontrar la paz, durante los sucesos septembrinos de 1828. Vargas, poeta y autor de sainetes teatrales y políticos participó con otros poetas en la conspiración contra Bolívar".
16 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador, 245. Carta a Estanislao Vergara escrita en el Campo de Buijó, frente a Guayaquil, el 13 de julio de 1829.
17 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador, 246. Se refiere a la Convención de Ocaña y a la Noche Septembrina.
18 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador, 246.
19 Armando Martínez Garnica. La agenda de Colombia, 1819-1831 (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2008) Tomo I, 24.
20 Armando Martínez Garnica. La agenda de Colombia... 25.
21 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.175 dirigida al "Señor Doctor José Ángel Álamo".
22 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 1.939 dirigida al "Señor Doctor José María del Castillo y Rada".
23 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.179 dirigida "Al señor Estanislao Vergara".
24 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.183 dirigida "Al señor José Fernández Madrid".
25 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.184 dirigida "Al señor General Mariano Montilla".
26 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.186 dirigida "Al señor General J. J. Flóres".
27 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.186.
28 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.188 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
29 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.199 dirigida "A S.E. el General J. A. Páez". Menciona la existencia de tales pasquines, pero no se ha rastreado la documentación que señala: Bolívar solo los comenta, mas no da luces que permita saber de cuáles se tratan y qué contenían.
30 John Lynch, Simón Bolívar, (Barcelona: Crítica, 2006), 295-302. Lynch aduce que en estas dificultades intestinas, originadas en una facción que buscaba la independencia de Venezuela y animaba a Páez como objeto de su causa, sigue el juicio de O'Leary.
31 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.199 dirigida "A S.E. el General J. A. Páez".
32 Esta carta es dejada por Páez sin respuesta, puesto que la última carta que le responde a Bolívar es la de noviembre 29 de 1830 (que lo hace en enero 15 de 1830). Tanto la carta de diciembre 16 de 1829 como la última carta enviada por Bolívar, la del 29 de diciembre de 1829, son dejadas sin respuesta. Dicha carta del 29 de diciembre de 1829 es la que contiene la propuesta de poner a Sucre como presidente.
33 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.200 dirigida "Al señor doctor José María del Castillo y Rada".
34 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.200.
35 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.200.
36 Sobre estos proyectos y más, Bolívar escribe a otro hombre fuerte del momento, Urdaneta. Bolívar en dicha carta se lamenta por el cariz que toman los acontecimientos en Venezuela y juzga que el origen de todo esto fueron "los sucesos del año de 26", es decir, La Cosiata. Véase, Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.202.
37 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.219 dirigida "al señor José Fernández Madrid".
38 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.219.
39 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.219.
40 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.220 dirigida "al señor General José María Obando".
41 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.237 dirigida "al señor José Fernández Madrid".
42 Gabriel Camacho es un civil, pariente de Bolívar, casado con una de sus sobrinas. Se permite hacerle tales confesiones también porque Camacho tiene cierta participación en el negocio de las minas de Aroa, propiedad de Bolívar que este busca vender.
43 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.241.
44 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.241.
45 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.241.
46 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.241 dirigida "al señor Gabriel Camacho".
47 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2248. Al señor vicepresidente Domingo Caycedo.
48 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2249.
49 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.259. En esta carta dirigida a José Fernández Madrid, tipificó diferentes levantamientos en el Sur, en Boyacá y en el Magdalena que hacían temer por la estabilidad del nuevo gobierno. A esto añadió los supuestos esfuerzos del presidente Mosquera por acercarse a los "demagogos", que él identificaba siempre con Santander.
50 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.253. Esta carta sin destinatario, el general P. Briceño Méndez argumenta que iba dirigida a él.
51 Bolívar alude al protagonismo del Batallón Callao, conminado por un grupo de "gamonales de la sabana" el 11 de agosto. Se suceden 16 días de manobras hasta que es derrotado el "partido pseudo-liberal". De esta forma, abandonan Mosquera y Caycedo sus cargos, y el 5 de septiembre Urdaneta asume las riendas del poder ejecutivo. Este confuso relato puede verse en una carta escrita a Pedro Alcántara Herrán, de octubre 11 de 1830. Véase Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.284. Martínez Garnica, a su vez, entrega el siguiente relato sobre la administración Mosquera: "Esta administración fue abatida por la rebelión del batallón Callao, mandado por el coronel venezolano Florencio Jiménez, y apoyada por las milicias de Zerrezuela y Facatativá. El motivo fue el ministerio de liberales exaltados y enemigos acérrimos del Libertador que había nombrado el presidente Mosquera. El general Rafael Urdaneta fue enviado por el gobierno a negociar con los rebeldes, pero aprovechó la circunstancia para ponerse al frente de la rebelión, extendida en la provincia del Socorro (18 de agosto) por el general venezolano Justo Briceño, en la provincia de Tunja (25 de agosto) por el coronel venezolano Pedro Mares, y en Honda y Mariquita por el coronel Joaquín Posada. En Cartagena y Mompós también se habían pronunciado los militares contra la facción exaltada que acompañaba a la Administración Mosquera". Martínez Garnica, Armando. La agenda de Colombia, 1819-1831 (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander, 2008) Tomo I. 123.
52 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.300. En esta extensa carta para Urdaneta, escrita el 4 de noviembre en Soledad, algunos días antes de la partida hacia Barranquilla, Bolívar por primera vez expone enteramente todos sus reparos y reflexiona acerca de los sucesos del golpe mostrando su preocupación por la legitimidad.
53 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.300.
54 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador, 274. Carta dirigida desde Barranquilla, el 9 de noviembre de 1830, a Juan José Flóres.
55 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador, 275.
56 Simón Bolívar, Doctrina de El Libertador, 276.
57 Rosendo Bolívar. Pensamiento político de Simón Bolívar. En Revista venezolana de Ciencia Política, Número 27, Caracas, enero-junio 2005. 135.
58 Simón Bolívar. 1947 "Obras Completas. Cartas del Libertador comprendidas en el periodo 1799 a 8 de diciembre de 1830, testamento, proclamas y discursos". (Vicente Lecuna, compilador). La Habana: Editorial LEX (en dos volúmenes) Documento 1433 "Al Sr José Rafael Arboleda Esta carta es reveladora en cuanto a la forma en la cual Bolívar se concibe dentro del Estado: describe una unión amenazada por la anarquía, la traición y los enemigos externos, que solo puede ser salvada por sí mismo, y no duda en aforar: "o la república se pierde, o se me confiere una inmensa autoridad".
59 La única proclama de Bolívar sobre este hecho es bastante ambigua. Data del 18 de septiembre de 1830 (Urdaneta se toma el poder el 4 de septiembre) y allí Bolívar solo ofrece sus servicios como ciudadano y soldado, aunque más adelante afirma: "muchos de vosotros me llamáis para que contribuya a librar la República de la disolución espantosa que la amenaza. Yo os prometo, penetrado de la más pura gratitud, corresponder en cuanto dependa de mis facultades, a la confianza con que me honráis. Os ofrezco todas mis fuerzas para cooperar a la reunión de la familia colombiana, ahora sumergida en los horrores de la guerra civil". De manera que Bolívar parece sumarse nuevamente a la política, aunque cabe anotar que no hace mayor esfuerzo por tomar la presidencia. Más bien desea actuar alejado de los grandes escenarios del poder, cuidando, sobre todo, su reputación. Ya se anotó cuánto lo espantaba que se le pudiera asociar con el golpe de Urdaneta. Ver: Simón Bolívar, Obras completas... Número 189 de la Sección "Discursos y Proclamas".
60 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.268.
61 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.268.
62 Reconoce su ardid en carta al general de división Pedro Alcántara Herrán. Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.284.
63 Sobre en particular también versan, en la correspondencia de Bolívar, las cartas 2282 (Escrita en Turbaco el 2 de octubre de 1830 y dirigida a Urdaneta), 2283 (a Justo Briceño, misma fecha, mismo lugar de la anterior)
64 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.280 dirigida "Al señor Estanislao Vergara".
65 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.317 dirigida al "Señor General Justo Briceño".
66 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.283 dirigida al "Señor General Justo Briceño".
67 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.331 dirigida "Al señor General Pedro Briceño Méndez".
68 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.269 dirigida al "Señor General P. Briceño Méndez".
69 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.269.
70 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.269.
71 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.297 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
72 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.315. En esta carta, dirigida a Montilla, dispone del empleo de segundo al mando del departamento del Magdalena, en el cual Montilla era prefecto. En el contexto del conflicto para someter a Riohacha, que parecía intentar agregarse a Venezuela, escribe "Este es mi dictamen, y que releven a Valdés.
73 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.305 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
74 Carta a Bolívar del 7 de diciembre de 1830 en Archivo del Libertador.
75 Carta a Bolívar del 7 de diciembre de 1830 en Archivo del Libertador.
76 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.305 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
77 Carta a Bolívar del 7 de diciembre de 1830 en Archivo del Libertador.
78 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.287 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
79 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.285 dirigida "al señor prefecto de Antioquia".
80 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.334 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
81 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.313 dirigida "A S.E. el General Rafael Urdaneta".
82 Simón Bolívar, Obras completas...Carta 2.291.
83 Carta a Bolívar del 7 de diciembre de 1830 en Archivo del Libertador.
84 Carta a Bolívar del 7 de diciembre de 1830 en Archivo del Libertador.
85 Iván Jaksic. "La República del orden: Simón Bolívar, Andrés Bello y las transformaciones del pensamiento político de la independencia." En Historia, Vol. 36, Santiago de Chile, (2003): 209.


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Citar este artículo:
Álvaro Acevedo Tarazona y Carlos Iván Villamizar, "El último Bolívar: renuncia y retiro del ejercicio del poder (1829-1830). Entre la autoridad y la legalidad", Historia Y MEMORIA, No. 11 (julio-diciembre, 2015): 213-239.