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Historia y MEMORIA

Print version ISSN 2027-5137

Hist.mem.  no.18 Tunja Jan./June 2019

https://doi.org/10.19053/20275137.n18.2019.8492 

Artículo de Investigación e Innovación

Mujeres en las letras y las artes en el sur de Colombia. 1930-1950*

Women of letters and arts in the south of Colombia. 1930-1950

Les femmes, les lettres et les arts dans le sud de la Colombie, 1930-1950

María Teresa Álvarez-Hoyos** 

Rosa Isabel Zarama-Rincón*** 

** Universidad de Nariño - Colombia. Doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia UPTC-RUDECOLOMBIA. Líneas de investigación en Historia de la cultura y de la educación, historia de las mujeres e historia regional. Publicaciones recientes: "La Escuela de Artes y Oficios de Pasto y las Escuelas Nocturnas de Artesanos", Manual Historia de Pasto Tomo XIX, Pasto: Academia Nariñense de Historia, 2018; "La educación de las mujeres y la influencia del catolicismo. Pasto, años 30 y 40 del siglo XX". Manual Historia de Pasto, Tomo XVIII. Pasto: Academia Nariñense de Historia, 2017; "La formación en artes y oficios en Pasto: el sueño de formar técnicos y hacer industria. 1800-1940". Memorias XVIII Congreso Colombiano de Historia, Medellín, octubre 2017. mariatealvarez@udenar.edu.co, https://orcid.org/0000-0002-6289-1473.

*** Academia Nariñense de Historia - Colombia. Investigadora independiente. Líneas de investigación: Historia de la vida cotidiana, Historia de la mujer, Historia regional. "¡Muchachos, a comer pan fresco a Pasto, que lo hay muy bueno!", Panaderos y pan en Pasto, 1743-1851. Manual Historia de Pasto, tomo XIX, Academia Nariñense de Historia (ed.), San Juan de Pasto, Alcaldía Municipal de Pasto y Secretaría de Cultura, 2018, 148-179. "Comercio y producción de barniz de Pasto en los siglos XVIII y XIX", Manual Historia de Pasto, tomo XVIII, Academia Nariñense de Historia (ed.), San Juan de Pasto, Alcaldía Municipal de Pasto y Secretaría de Cultura, 2017, 53-81. rosa_isabelz@hotmail.com; https://orcid.org/0000-0001-8066-0655.


Resumen

Este trabajo se propone hacer visible a un grupo de mujeres del sur de Colombia, la mayoría docentes, que en los años treinta y cuarenta del siglo XX se dedicaron a la poesía y a la composición musical, estableciendo una ruptura con los modelos de feminidad predicados por la hegemonía conservadora. La apertura hacia nuevos espacios políticos y culturales que propició la República Liberal y las redes de sociabilidad que surgieron entre estas intelectuales y los escritores y músicos de la época, las impulsaron a superar el aislamiento geográfico del departamento y a difundir sus creaciones en la región y el país.

Para estudiar este colectivo se utilizó el análisis prosopográfico o de biografía colectiva, que permitió identificar las características comunes al grupo y las peculiaridades individuales. Se encontró que los entornos familiares conectados con la vida intelectual o artística favorecieron el desempeño de este colectivo, así como también, la vinculación con redes de sociabilidad, ya que estas facilitaron su entrada a nuevas experiencias en el trabajo escritural y artístico.

Palabras clave: mujeres intelectuales; poetas; artistas; redes de sociabilidad; República Liberal

Abstract

This paper aims at visibilizing a group of women in the south of Colombia in the 1930s and 1940s, mostly teachers, who were poets and musical composers, breaking with models of femininity preached by the conservative hegemony. The Liberal Republic promoted new political and cultural spaces, and the sociability network that arose between these intellectuals and the writers and musicians of the time helped these women artists to overcome geographical isolation and disseminate their artwork in the region and the country. Propopograpic analysis was used to study this collective, leading to the identification of group characteristics, as well as individual peculiarities. It was found that family environments connected with intellectual or artistic life favored the development of this collective, as well as sociability networks, which promoted new experiences with writing and artistic work for these women.

Key words: intellectual women; poets; artists; sociability networks; Liberal; Republic

Résumé

Cet article cherche à rendre visible un groupe de femmes du sud de la Colombie, enseignantes pour la plupart, qui dans les années 1930 et 1940 se son adonnées à la poésie et à la composition musicale, en établissant une rupture avec les modèles de féminité prêchée par l'hégémonie conservatrice. L'ouverture, facilitée par la République libérale, de nouveaux espaces politiques et culturels et les réseaux de sociabilité surgis entre lesdites intellectuelles et les écrivains et musiciens de l'époque ont permis à ces femmes de briser l'isolement géographique du département et de diffuser leurs créations dans la région et dans l'ensemble du pays. Pour étudier ce groupe, nous avons fait une analyse prosopographique (dite aussi biographie collective), afin d'identifier les caractéristiques communes et les particularités individuelles. Nous avons ainsi découvert que les environnements familiaux et la vie intellectuelle ou artistique ont favorisé la performance du groupe et le développement des réseaux de sociabilité, qui, à leur tour, leur ont donné accès à de nouvelles expériences littéraires et artistiques.

Mots-clés: femmes intellectuelles; poètes; artistes; réseaux de sociabilité; République libérale

1. Introducción

El presente artículo trata sobre la historia de la producción artística y literaria de un grupo de mujeres nariñenses que se destacaron por sus creaciones en las letras y las artes, y por ser animadoras de la vida cultural en el período comprendido entre 1930 y 1950. Las obras de estas damas reflejan la existencia de un colectivo femenino interesado en expresar la riqueza de su mundo interior, en participar de la vida social y política y en establecer ruptura con el silencio que caracterizó a las generaciones de mujeres que las antecedieron.

Para este trabajo se seleccionó a aquellas que desarrollaron dichas actividades con cierta continuidad durante varias décadas y que lograron reconocimiento en el medio. Ellas fueron: María de la Cruz Hinestrosa de Rosero, más conocida como Maruja Hinestrosa, Cecilia Guerrero Orbegozo, Rosario Conto de Cabrera, Josefina Villota Portilla, Laura Imelda Jurado, la franciscana María Celina de la Dolorosa, Emma Inés Medina de Moncayo y Blanca Ortiz de Sánchez Montenegro. Sus producciones fueron de importancia en la época, ya que se constituyeron en un grupo de pioneras en publicar, difundir y enriquecer el arte y la cultura, aunque tales creaciones no tuvieran igual difusión que las producciones masculinas que publicó la prensa de la época. Así mismo, se trató de establecer si hubo un proyecto común, algo como una especie de ideario que las relacionara y cómo participaron de las transformaciones culturales que impulsó la República Liberal, en los años treinta y cuarenta del siglo XX.

Por lo anotado, hemos denominado intelectuales1 a este grupo de mujeres, cuya acción y pensamiento impulsó nuevas formas de ser y estar en la sociedad, así se desenvolvieran dentro de las pautas que imponía un entorno tradicionalista y restrictivo hacia el papel femenino.

El artículo se fundamenta en los resultados de la investigación denominada «Imaginarios de nación y construcción de la memoria regional en las publicaciones periódicas del sur de Colombia 1930-1954»2 y se basa en las pesquisas realizadas en revistas y periódicos de la región en los años seleccionados, obras escritas por las biografiadas o acerca de ellas, junto con testimonios orales y escritos tanto de familiares como de conocidos de estas.

Se utilizó el método prosopográfico o de biografía colectiva con el fin de establecer una visión retrospectiva de las características comunes del grupo, mediante el estudio colectivo de sus vidas3. Para ello se fijaron una serie de preguntas acerca del nacimiento y la muerte, los orígenes sociales y entorno familiar, educación, ocupaciones, vínculos con pares y producción artística y literaria. La información obtenida se combinó y comparó para buscar variables significativas que fueran compartidas por este grupo, de tal modo que permitiera obtener una panorámica del colectivo y de las condiciones del entorno.

2. La influencia del medio en la vida de las intelectuales

Al examinar la trayectoria biográfica de las intelectuales, se encuentra que casi todas procedían de familias pertenecientes a la élite intelectual de Pasto, cuyos padres y/o abuelos hicieron parte de la generación que contribuyó al logro de la autonomía regional con la creación del Departamento de Nariño, en 1904, o se destacaron en la escritura, el periodismo, la historia o las actividades cívicas en la región.

La escritura de las mujeres o su participación en el arte no era un proceso sencillo, a pesar de que los entornos familiares hubieran sido facilitadores y benévolos con sus intereses; la salida a lo público implicaba «despojarse del carácter de intocadas y misteriosas»4, dejar la casa, el santuario, y «salir de lo sagrado a lo profano»5, era someterse a los cánones impuestos por los varones y a la crítica masculina que, en el mejor de los casos, se expresaba «con un sabor de paternalismo condescendiente»6. Cabe anotar que también existió la censura femenina que no siempre vio con buenos ojos las acciones públicas de las mujeres.

Este grupo compartió experiencias que estimularon su producción cultural. En primer lugar, la relación muy cercana con la élite intelectual, predominantemente masculina, que, en las primeras décadas del siglo, se destacó a nivel nacional por sus trabajos de tipo humanístico en el campo de la historia, la literatura y la etnolingüística, y cuyo proyecto modernizador promovió la creación de instituciones como la Universidad de Nariño (1904), la Escuela Normal de Institutoras (1905), la Escuela Normal de Varones (1911) y el Centro de Historia (1910). En el campo de la infraestructura impulsó obras como el ferrocarril del Pacífico, la apertura de vías de comunicación y la artesanía del sombrero de paja toquilla, que se convirtió en el segundo renglón de exportación departamental después de la extracción de oro.

Aunque a nivel regional a comienzos del siglo XX son muy escasos los trabajos enfocados a mujeres que hayan tenido una actividad destacada en la poesía o en la música, se puede mencionar la compilación elaborada por el sacerdote oratoriano Samuel Delgado, Portaliras nariñenses (1928)7. Delgado recopiló poemas de religiosos, de intelectuales y poetisas de Nariño. De estas incluyó ocho poemas de igual número de autoras, entre quienes figuran la madre de Maruja Hinestrosa, Julia Chávez de Hinestrosa y la tía de Cecilia Guerrero, Concepción Feliza Orbegozo. El religioso, sin lugar a dudas, abrió un camino para la siguiente generación de poetas femeninas.

Como anota Robledo, acercarnos a la literatura «que recupera parte de la memoria y el universo simbólico de la mujer en su trasegar por la historia nacional no es fácil»8, tanto por la dificultad de encontrar la mayoría de obras, como por el hecho de que «exigen lecturas no ingenuas que conecten género y política para realizar una tarea similar a la de los arqueólogos: reescribir o recuperar los signos borrados de los arquetipos y subjetividades femeninas en las fisuras de los textos»9.

3. Nuevas oportunidades para las mujeres en la República Liberal

El surgimiento del grupo en estudio coincidió con la instauración de las reformas que puso en marcha la República Liberal en el campo de la cultura y los derechos civiles de las mujeres. Al inicio de la presidencia de Enrique Olaya Herrera (1930-1934), en diciembre de 1930, tuvo lugar en Bogotá, el IV Congreso Internacional Femenino, el cual despertó en la conciencia pública la decisión de tomar medidas en favor de las mujeres10. Entre las disposiciones más importantes fue el reconocimiento de los derechos civiles de las casadas, mediante la Ley 28 de 1932, «Reformas civiles régimen patrimonial en el matrimonio», que fue uno de los estatutos legales de mayor trascendencia en este gobierno. La ley «no fue solo un asunto de mujeres, sino un problema político y legal de la mayor importancia en el que se pusieron en juego valores dominantes»11. Con la Ley 28 entró en crisis la potestad marital, ya que la mujer pudo administrar y disponer libremente de sus bienes12. Hasta 1932, las mujeres casadas eran consideradas menores de edad, «constitucionalmente no tenían el derecho de comparecer ante los jueces, ni de manejar sus propios bienes (...), curiosamente para muchas mujeres esta independencia pareció no ser significativa e incluso llegó a resultar sospechosa»13.

En esos años, otro de los cambios que lograron las mujeres fue la reforma del sistema educativo en todos sus niveles «pues hasta 1933 el bachillerato en Colombia estaba restringido a los hombres»14. Los decretos 1487 de 1932 (13 de septiembre) y 227 de 1933 (2 de febrero) autorizaban que la mujer estudiara bachillerato. Sin embargo, su aplicación no era fácil, pues no existían colegios femeninos que ofrecieran tales estudios. Algunas jóvenes en diferentes lugares del país ingresaron en colegios masculinos, actuación que fue censurada por los obispos locales quienes «condenaron la educación mixta bajo amenaza de pecado mortal y excomunión»15.

La actividad cultural del Estado se enfocó en establecer mecanismos que permitieran la difusión y circulación del libro tales como la Biblioteca Aldeana16. El Ministerio de Educación Nacional, otorgó gran importancia al papel de los maestros y a los medios de comunicación como la prensa, la radiodifusión y la cinematografía. Las Ferias del Libro y las conferencias culturales también contribuyeron a la vinculación de la población con la cultura escrita y la empresa educativa17. Entre 1940 y 1945 la revista Ilustración Nariñense registró el éxito alcanzado por las ferias del libro en Pasto. En diciembre de 1940 reportaba la venta de veinte mil volúmenes, «muchos más que en Barranquilla y Popayán, resultando un verdadero récord si tenemos en cuenta nuestra densidad demográfica que no alcanza a 50 mil habitantes»18.

4. Esbozos biográficos de las intelectuales en estudio

Victoria Pereira Urdaneta o Sor Celina de la Dolorosa (Bogotá 1905 - Pasto 1987)

Hija del reconocido ingeniero e intelectual Fortunato Pereira Gamba y de María Urdaneta. Llegó a Pasto cuando su padre fue designado como primer decano de Ingeniería de la Universidad de Nariño, posteriormente, su familia se radicó en Túquerres porque el progenitor comenzó la explotación de minas de oro en Sotomayor. La muerte de la madre y las ocupaciones del ingeniero lejos de Túquerres hicieron que Victoria y sus hermanas Ana y Mercedes fueran internadas en el convento de las franciscanas. La religiosa suiza Caridad Brader se encargó de la educación de las pequeñas.

Las vivencias con la comunidad influyeron para que con el paso de los años Ana y Victoria optaran por la vida religiosa. Ambas tuvieron talento para la poesía. Sor Celina aparentemente permaneció todo el tiempo en Nariño en donde se desempeñó como maestra de piano, poetisa, dramaturga, compositora y directora de coros y fue el alma de numerosas actividades artísticas de los colegios de las franciscanas en Ipiales y Pasto. Sus creaciones, en particular la poesía, se caracterizaron por la variedad de acuerdo con las circunstancias, pureza de estilo y vastedad. Participó y ganó varios concursos de poesía. Compuso obras que sirvieron a varias instituciones religiosas, oficiales y civiles, como el Himno a la Virgen de Las Lajas, su composición más interpretada:

Salve, llena de gracia,

Madre del mismo Dios

Oh Virgen de las Lajas

Danos tu bendición19.

Formó a algunas músicas y pianistas destacadas de Nariño quienes recuerdan su espíritu bondadoso y estricto y la motivación que les daba. Sor Celina influyó en la formación de otra de las biografiadas en este trabajo, la pianista Maruja Hinestrosa, «no solo en lo musical sino también en el espíritu rebelde y poco tradicionalista que, paradójicamente, ambas compartían»20. Otra alumna suya fue Ana Josefa Montenegro, música, pianista, directora de coros y profesora21. Debido a su condición de religiosa no salía mucho de los claustros, sin embargo, mantenía la amistad de algunas familias de Pasto, cuyas esposas e hijas la visitaban y con ellas compartían intereses artísticos. Entre esas damas se encuentran Emma Inés Medina, y Rosario Conto.

Blanca Ortiz de Sánchez Montenegro (Tumaco, 1908 -Bogotá, 1977).

Fue una mujer que se destacó por su inteligencia, profundo conocimiento literario y amabilidad22. La obra poética que se localizó corresponde a treinta poemas publicados inicialmente en 1938, aunque de acuerdo con su esposo Víctor Sánchez Montenegro escribió hasta aproximadamente 1949. Por lo tanto, su producción conocida se limita cronológicamente a esos años.

Se casó joven. Su cónyuge fue profesor de literatura e historia y, además de abogado, se desempeñó como escritor y traductor; con él compartió el amor por el conocimiento, siendo reconocidos en los círculos intelectuales de Pasto y Bogotá, ciudades en donde residieron. Prueba de esa afinidad cultural fue la obra de teatro La Pasajera23, que a finales de 1928 dramatizaron en el Teatro Imperial, cuyo autor fue Sánchez y su esposa la actriz principal24.

Fuente: Dávalos y Vargas, Colombia en el sur, 1941.

Foto n o 1 Blanca Ortiz de Sánchez M. 

En 1938 salió a la luz poemario Diafanidad25, en el que le cantó a Tumaco, al mar y a los marineros, con mucha delicadeza. Es una poesía romántica que fue alabada por la crítica26 y fue uno de los primeros libros de ese género publicados por una poeta nariñense. El poema Costaneras refleja las costumbres artísticas de la población negra del Pacífico nariñense:

Canto lejano de la marimba,

donde la raza morena llora;

en donde el negro con su cachimba,

hoja por hoja su alma desflora [...]27.

Fue agente de la librería Voluntad para Nariño (1940)28 y en 1949 fundó la librería Victoria en Pasto29, siendo la primera mujer librera en la ciudad. En un esbozo que escribió, Sánchez menciona que la autora tenía tres libros escritos: Perfiles eternos (esbozos de arte antiguo-prosa), El puerto de los romances (verso) y la Sombra divina; sin embargo, no hay evidencias de que esos materiales se hubiesen publicado. A finales de los años cincuenta el matrimonio se radicó de nuevo en Bogotá, en donde la poeta trabajó como docente30. Se desconocen los detalles de la fase final de su existencia.

Laura Imelda Jurado León (Guachucal, 1912 - Bogotá, 2010)

Hija de Segundo César Jurado y Pastora León. El abuelo, Fernando Jurado, quien amaba la literatura, le enseñó la sensibilidad hacia las letras31. Su padre fue excelente lector y escritor de poemas. Laura Imelda recibió grado de normalista en la Escuela Normal de Institutoras en 193232.

Fuente: Archivo familiar Cecilia Caicedo Jurado.

Foto n o 2 Laura Imelda Jurado León. 

Empezó a escribir poesía desde muy joven y recibió el apoyo de su coterráneo y amigo Luis Felipe de la Rosa (18871944), poeta romántico de gran importancia en la región, que vivió en Chile donde frecuentó círculos literarios y tuvo la oportunidad de conocer a Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Gabriela Mistral33. También tuvo amistad con el poeta y novelista Juan Álvarez Garzón (1898-1974), con el pedagogo y crítico literario Temístocles Pérez (1894-1977) y con la poeta Emma Inés Medina, compañera en la Escuela Normal. Con ellos hacían tertulias en casa de su hermana Amelia en Pasto, en las que recitaban y compartían sus experiencias literarias34. Ejerció como maestra en Pasto y Sandoná y junto con su hermana mayor, Hercilia, decidieron radicarse en Bogotá. Su hermana se hizo religiosa y Laura Imelda ingresó al magisterio.

En Bogotá contrajo matrimonio pero su marido murió tempranamente. En los años cincuenta se tiene noticia de los recitales poéticos que dio en Las Galerías Centrales de Arte35 y en el Teatro del Museo Nacional. En Pasto ofreció recitales en el Paraninfo de la Universidad de Nariño y en los Teatros Imperial y Alcázar de la ciudad. En 1956 se publicó la obra Al comienzo del amor, que despertó interés entre intelectuales de Bogotá y Pasto, pues «sus poemas son romances de la más honda inspiración, henchidos unos de veneno almibarado, con la vid de Verlaine y Baudelaire (...) De terneza entrañable los postreros, con el dejo soñado de la extinta reformadora austral (...) Laura Imelda es un valor destacado en los cenáculos literarios de la patria»36. En sus poemas no teme incorporar el erotismo y la pasión, ni desviarse de los modelos literarios populares en la época, aun a riesgo de no ser bien vista en su medio nativo y se atreve a sugerir otras opciones para la escritura femenina. Siguió muy de cerca la obra de Juana de Ibarbourou37. En el poema Tuya plasma con delicadeza la sensualidad y el erotismo:

Tuya, tuya;

infinitamente tuya,

cuando Dios mira a los mundos

en leves rayos de luna.

Cuando mi alma solloza

anegada en tu ternura;

cuando mi carne se extiende

lasciva, dócil y mustia,

bajo el peso de tu carne

ardiente, gentil, moruna [...]38.

La obra de Gabriela Mistral posiblemente fue un referente importante en la obra de Laura Imelda, tal como lo insinúa su contertulio Temístocles Pérez. En 1991 publicó la obra de teatro El Duende y la niña39, que no llegó a tener el éxito de Al comienzo del amor. Murió a los 98 años en la ciudad de Bogotá.

Josefina Villota Portilla (Pasto, 1913? - 2000?)

Hija de Rafael Villota Chávez y de Pastora Portilla. Su progenitor fue un comerciante emprendedor, filántropo y líder cultural quien a lomo de mula recorrió los pueblos de Nariño, llevando los equipos cinematográficos para proyectar películas, luego fundó el Teatro Imperial40. Fue la primera construcción hecha en Pasto para la presentación de diferentes eventos culturales y deportivos41. Las actividades de su padre le permitieron apreciar diversas expresiones culturales y, gracias a su carácter extrovertido, departir con artistas que pasaron por el lugar durante las giras terrestres que hicieron por Suramérica42.

Fuente: Ideal Femenino No. 5. 1936.

Foto n°. 3 Josefina Villota Portilla. 

En 1938 murió don Rafael. En plena juventud asumió la dirección del teatro y la jefatura del hogar. Para 1954, Pérez escribió que gerenciaba con acierto la «Casa Cinematográfica», agrega que sus cualidades trascendían la gestión cultural: era simpática y generosa, escribía con una pluma rica y encendida, además era una líder fuerte que estaba al servicio de los intereses de su ciudad43. Parafraseando a quienes escribieron sobre ella y a quienes la conocieron es posible decir: que ella amó a Pasto y que Pasto amó a Josefina Villota44.

Se destacó por promover actividades culturales, cívicas, religiosas y políticas; delegada por Nariño al Congreso Eucarístico Bolivariano en 1949 y candidata a la asamblea constituyente de 195345.

Desde muy joven demostró inclinación por la escritura. Trató diversos temas en artículos que se publicaron en las revistas locales y en el diario El Derecho en la columna «La Violetera», también colaboró en la radio. En 1945 publicó el artículo: «Los derechos políticos de la mujer» en la revista Agitación Femenina, periódico que propugnaba por los derechos y el sufragio femenino46. En el escrito, entre otros asuntos, expresó su negativa a que la mujer sufragara, a que el Estado la protegiera porque ellas no lo necesitaban, y además afirmó que «tan no es la mujer el símbolo de firmeza y equidad, que si contemplamos las fuentes de nuestro origen, ella es la causa de todo el malestar que aqueja la humanidad»47. Esas posturas, sin duda polémicas, provocaron una respuesta de la directora de la revista Ofelia Uribe de Acosta, quién la tachó de medieval y de no observar la situación de las féminas, en particular a las desposeídas quienes necesitaban el respaldo del Estado48. En el controvertible texto Villota animó a sus congéneres a prepararse y a nivelarse con el hombre para apoyarlo.

Tuvo un matrimonio infortunado por la infidelidad pública del esposo. Dejó de escribir y de figurar en la vida social y política de la ciudad y en sus últimos años padeció demencia senil49. Entretanto, su Teatro se desmoronaba: con el auge del transporte aéreo, los artistas ya no pasaban por Pasto y el Imperial sufrió la competencia de nuevos teatros y la calidad de los espectáculos decayó. Finalmente, en el 2000, la Universidad de Nariño compró el Teatro Imperial y lo recuperó para la ciudad50.

Cecilia Guerrero Orbegozo (Pasto, 1913-1951)

Nació en el seno de una familia muy conocida en la ciudad; hija del general Benjamín Guerrero y de Mercedes Orbegozo y nieta de Benigno Orbegozo, educador de gran importancia a fines del siglo XIX, quien formó a la generación de intelectuales que creó el Departamento de Nariño en 1904. El general Guerrero fue tenaz defensor de las doctrinas conservadoras y se desempeñó como diputado y congresista.

Fuente: Ideal Femenino, n° 13, 1937.

Foto n o 4 Cecilia Guerrero Orbegozo. 

Varios miembros de la familia se destacaron en los campos de la literatura, la historia y la música. Su tío, el general Gustavo S. Guerrero, fue autor de varios libros de poemas, historia y derecho51. Su hermano Carlos Augusto se dedicó a la poesía y su hermana Enna se destacó a nivel local en la ejecución del piano y en la composición. Cecilia estudió en el Liceo de la Merced, dirigido por religiosas franciscanas y en la Escuela Remington de Comercio52. Después del grado, trabajó como secretaria de la gerencia de la Casa Mettler y de la Universidad de Nariño.

Cultivó la escritura de poesías y narraciones cortas en periódicos y revistas culturales de Pasto, y a pesar de que falleció a temprana edad, la producción poética fue amplia, incursionando en un espacio masculino como era el campo literario, «al que con timidez se acercaban las mujeres cuidando de inscribirse en las orientaciones consideradas como legítimas en el marco social»53.

El literato Humberto Márquez en su estudio sobre la poesía religiosa en Nariño comenta que, en el caso de Cecilia, se advierte la impronta de algunas calidades de lo místico, «el sentido de totalidad, de universalidad, el asombro por todas las cosas, la fuerza del amor ligándola al mundo, es algo constante en su poesía»54.

En Las Doce (Autosemblanza) se reafirma la opinión de que su poesía es una «poesía cósmica», «para llegar al creador del cosmos»55:

[...] Y con cualquier motivo y en todos los parajes

Yo copio lo escondido de todos los paisajes (...)

Yo en nada veo vileza; para mí todo es bello

Y en todo considero del Creador un destello

Y las cosas me llevan al Señor Soberano

A aplaudir su belleza y a bendecir su mano

Y entonces, ... ¡qué delicia!... me siento tan chiquita

Cuando a mi ser comparo su grandeza infinita!56.

La poeta participó también en las causas sociales y fue pionera en el quehacer literario femenino en la región con la fundación y dirección de la revista cultural Ideal Femenino. Esta revista fue el órgano de la Acción Católica regional y de la Asociación de Damas de la Caridad, creada en octubre de 1935, a iniciativa de monseñor Juan Manuel González Arbeláez57. La publicación impulsó los postulados del catolicismo conservador y sacó adelante un proyecto editorial en el que las integrantes del equipo de redacción y otras colaboradoras incursionaron con poesías y ensayos cortos sobre la educación de la mujer, el feminismo, el comunismo, la situación de España, las obras de beneficencia, la disciplina y la moralidad, entre otros.

Sus poemas y escritos se publicaron en los diarios y revistas regionales. La muerte la sorprendió a temprana edad (38 años) en un accidente automovilístico. Su obra Rimas -Tuyas y mías quedó inédita, aunque buena parte de esta fue publicada en el libro Poetisas de Nariño.

Emma Inés Medina de Moncayo (Funes, 1913 - Pasto, 1984)

Hija de Rodolfo Medina y María de Jesús Madroñero. Su madre se graduó en la Escuela Normal de Popayán y Emma Inés estudió en la Escuela Normal de Institutoras de Pasto, donde obtuvo el título de Maestra de Escuela Superior. El gobierno nacional le otorgó una beca para estudiar en el Instituto Pedagógico Nacional de Bogotá, convirtiéndose en la primera mujer nariñense que obtuvo el título de Institutora Nacional. Procedía de una familia con intereses literarios y académicos; su hermano Edmundo, abogado, escribía prosa y poesía y su cuñado Neftalí Benavides fue un escritor reconocido en el medio local con el seudónimo de Kar A. Melo58.

Foto n o 5 Emma Inés Medina M. 

Era amiga de infancia de algunas de las biografiadas dados los lazos de amistad entre las familias, por lo que fueron frecuentes las tertulias en sus casas; también realizó recitales en el Teatro Imperial. En 1935 fue nombrada profesora de la Escuela Anexa a la Normal de Occidente y en agosto de 1937 asumió la dirección de la Escuela. Ocupó diferentes cargos docentes pero, en los años cuarenta, cuando nació su primer hijo dejó de escribir poesía y se retiró de la docencia59. Al quedar viuda, retomó su trabajo docente en diferentes instituciones educativas y fue directora de la Casa de la Cultura de Pasto60.

Emma Inés en sus escritos deja ver la influencia que ejerció Gabriela Mistral en aquellas mujeres que, como ella, integraban en su quehacer la pedagogía y la poesía. En el texto «La alegría de ser maestra» se refiere a la Oración de la Mistral: «Señor, haz que reprenda con dolor para saber que he corregido amando»61. En los poemas expresaba el fuerte vínculo que la unía a sus alumnos, tal como lo manifiesta en el poema Ruego por el alumno que murió:

Señor: (...)

Yo amaba a mis alumnos.

Pero la muerte un día

despetaló unas manos

paralizó unos labios

y levó hacia otro puerto

los barcos de unos ojos [...]62.

Sus poesías se publicaron con frecuencia en las páginas literarias de los periódicos y revistas locales y en las antologías de poesía ya mencionadas. Sus obras Caravana de Insomnios y Selección poética63, recogen lo mejor de su producción y se publicaron un año después de su muerte acaecida el 4 de abril de 1984.

Maruja Hinestrosa de Rosero (Pasto, 1914-2002)

María de la Cruz Hinestrosa Eraso, conocida como Maruja Hinestrosa, nació en el hogar formado por Roberto Hinestrosa y Julia Luisa Eraso. Su padre se desempeñó en la literatura, la prensa, la poesía, el derecho y la política, muy preocupado por las obras públicas y de progreso en el Departamento de Nariño64. La madre, de amplia cultura, incursionaba en la poesía y en el canto. El músico José Menandro Bastidas expresa que Maruja «es la compositora más visible de un grupo muy pequeño de mujeres nariñenses que dedicaron parte de sus vidas al trabajo compositivo»65, en una sociedad excluyente como la pastusa donde la composición estaba reservada a los varones66.

Fuente: Ilustración Nariñense, no 56, 1934.

Foto n o 6 Maruja Hinestrosa. 

En su formación musical, en los años veinte, fue alumna de la franciscana de origen alemán, Bautista, quien le aportó el rigor académico y el repertorio musical de origen europeo. Esta religiosa «le enseñó lo básico del piano por medio del método Czerny, empleado en todos los conservatorios del mundo en la actualidad»67. Por su parte, sor Celina Pereira, influyó en la joven pianista. Mesa resalta que las décadas de 1920 y 1930, además de ser los años de formación temprana de la artista, también fue la época en que inicia la radiodifusión y la producción discográfica en Colombia68.

Fuera del rigor académico de las aulas escolares, el mundo musical de Pasto le ofrecía otro tipo de alternativas que «condicionaron su afinidad por lenguajes musicales en los que se disipan las fronteras entre lo que comúnmente llamamos académico y popular»69. Según el testimonio de Luis Pasos Moncayo, la artista tendía a identificarse con la etiqueta de «popular»; sus pasillos Cafetero, Yagarí y el tango Amigo mío tuvieron gran aceptación en la radiodifusión local70. El Cafetero, su primera composición en ritmo de pasillo, se convirtió en un hito de la memoria musical regional e identificada como símbolo nacional.

Maruja inició sus presentaciones artísticas con la orquesta del Teatro Imperial, en compañía de su hermana Julia Luisa Hinestrosa y de Paulina Brando, violinista del ensamble. El director de la orquesta, Jeremías Quintero también influyó en la formación de la artista. Entre los aspectos sobresalientes de la compositora en la historia de la música en Nariño se menciona su capacidad de incursionar en espacios reservados a los varones, como la composición de tangos, probablemente en la década de los treinta71, hecho que a nivel femenino no se presentaba en ciudades de fuerte tradición tanguera. El tango, canción que era un género considerado exclusivamente masculino, tanto en la composición como en la ejecución al que no accedían las «mujeres respetables»72.

Entre sus obras se incluyen pasillos, valses, boleros, bambucos, tangos y baladas. La Fantasía sobre aires colombianos, según Mesa Martínez, es la más ambiciosa de las obras de Hinestrosa técnica y estructuralmente. Murió el 9 de enero de 2002.

Rosario del Carmen Conto de Cabrera (Pasto, 1919 - Bogotá, 2003)

Hija de Carlos Conto y María Teodolina Eloísa Moncayo. Se formó en un hogar católico y conservador, cultivadores de la poesía y de la música. Entre sus ascendientes se menciona a su abuela Juana Conto, quien celebraba las victorias liberales en la Guerra de los Mil Días ejecutando el acordeón73, y al poeta y político César Conto74. Su madre, fue una de las directoras de la revista Ideal Femenino.

Fuente: Ideal Femenino, no. 42, 1940.

Foto n o 7 Rosario Conto Moncayo. 

Estudió en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús (Bethlemitas), donde obtuvo grado en Comercio en 193975. Desde la infancia expresó sus habilidades como artista: escribía poesía, declamaba, bailaba y ejecutaba el piano, le impartió clases de música la religiosa italiana de apellido Gobino. Así mismo, el sacerdote Benjamín Belalcázar le dio clases de latín y recibió clases particulares por parte de jesuitas76. En Pasto, fue profesora de literatura en las Bethlemitas, donde era responsable de los recitales, audiciones, zarzuelas, cuadros alegóricos y veladas lírico musicales77.

Sus poemas y escritos en prosa abarcaron temáticas sentimentales, religiosas, familiares, patrióticas y regionales y circularon en las revistas y diarios locales. Participó en el comité de redacción de la revista Cultura Nariñense y en 1985 fue designada socia correspondiente de la Academia Nariñense de Historia78. Su producción histórica no ha sido publicada. Asimismo, se desempeñó como presidenta de la Asamblea de Nariño y gerente en empresas de la región. Participó en recitales con composiciones propias, como en el homenaje al poeta Luis Felipe de la Rosa y a través de la radio79 en eventos cívicos.

Después de fallecida, su hija María Carmen Cabrera de Mesías realizó la publicación de su obra poética titulada: Siempre un verso80. En los archivos familiares aún reposan numerosos manuscritos de sus trabajos históricos y literarios. Una estrofa del poema A mi viejo volcán refleja el cariño que sentía por su tierra y por sus coterráneos:

Galeras di: ¿se ha asustado mi gente?

La gente nueva que te creía ¿manso?

No te ha visto violento

Batir al viento tu penacho de humo

Ni luciendo tu casco

Con cimera de fuego [...]81.

5. Análisis Prosopográfico

El análisis prosopográfico o de biografía colectiva de las ocho intelectuales seleccionadas no agota todas las intelectuales de la región que habrían podido estudiarse, sin embargo, constituye una muestra representativa de las mujeres que hicieron parte de la vida intelectual y cultural en un periodo especialmente importante del siglo XX. La irrupción de este colectivo femenino que, aunque no es homogéneo en el tipo de producción literaria, sí fue pionero en la ruptura que establecieron con los anteriores modelos de feminidad ya que compartían el clima intelectual y cultural de la época y, desde sus espacios, lograron hacer evidente su presencia en el mundo de las letras. Su actuación en la «literatura regional o de periferia», como anota Verdugo82, significó sobreponerse a la insularidad a través de las lecturas poéticas y su vinculación con literatos reconocidos en la región.

Del grupo analizado, cuatro nacieron en Pasto, tres en poblaciones de Nariño y una en Bogotá. Sin embargo, las historias personales refieren que la mayoría (7) vivieron en Pasto desde temprana edad, y una de ellas probablemente desde la juventud. Es posible que la necesidad de brindar una mejor educación para sus hijas, motivara el traslado de las familias a la capital del departamento. En el caso de sor Celina, es su padre quien viene de Bogotá a Pasto a dirigir la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Nariño (1905) y, en 1911, se instala con su familia en Túquerres para dedicarse a la explotación minera. De Blanca Ortiz no se tienen datos acerca de su desplazamiento desde Tumaco a Pasto. Las fechas de nacimiento se ubican entre 1905 y 1919, y el periodo vital se extendió hasta la primera década del siglo XXI en cuatro casos. Cecilia falleció tempranamente a causa de un accidente (1951) y tres entre los años setenta y ochenta del siglo XX.

La formación de las biografiadas correspondió a la oferta educativa de la época: cinco estudiaron en colegios de religiosas, ya fuera con la comunidad franciscana o bethlemita83, Celina, Rosario, Maruja, Josefina y Cecilia y dos en la Escuela Normal de Institutoras de carácter público, Emma Inés y Laura. Las dos normalistas y Celina se dedicaron a la enseñanza, Cecilia y Rosario estudiaron Comercio, Maruja adelantó estudios de música con monjas franciscanas y profesores particulares y se dedicó a la composición e interpretación musical. De Blanca se carece de información, pero tanto ella como Rosario fueron docentes por temporadas. Josefina gerenció el teatro de su propiedad que a la vez era casa cinematográfica y espacio para presentar eventos culturales.

El medio familiar cumplió un papel muy importante, ya que los padres trataron de proporcionar una educación esmerada, en lo posible para la época, y al examinar las características de los padres, madres, hermanos y abuelos se observa que tuvieron una vida intelectual activa, vinculados ya sea al periodismo, la academia, la política, las asociaciones de tipo religioso, la interpretación musical o la literatura. La pertenencia a redes familiares con trayectorias en el mundo de las letras o del arte, favoreció el surgimiento de este colectivo femenino que pudo mantener una producción suficiente para ser conocida en los espacios culturales de la región. En el caso de Blanca, en que se desconoce la procedencia familiar, el esposo cumple el papel de vincularla al sector intelectual al que pertenecía.

La orientación política de la mayoría de las familias del grupo estudiado era conservadora, con relaciones muy estrechas con la jerarquía católica. Tres de las intelectuales, Cecilia, Rosario y Josefina, en 1935, pertenecían a la Acción Católica, dirigida por monseñor José Manuel González Arbeláez84. De casi todas se conoce su vinculación a obras sociales, a través de organizaciones de la Iglesia católica.

Las poetas y artistas se agruparon en diferentes redes de sociabilidad como las reuniones familiares, las tertulias, las organizaciones de caridad, los medios de comunicación como la prensa y la radio, las orquestas y los grupos musicales, lo que les permitió afianzar los vínculos entre pares y dar a conocer sus producciones. En estos espacios se generaba un productivo dialogo de artistas, escritoras, escritores y amigos con las complicidades que se generaban entre ellos, lo que facilitaba organizar recitales y conciertos, brindar ayuda al amigo enfermo, hacer labor social, etc. Recibieron la influencia y apoyo de poetas como Luis Felipe de la Rosa, Guillermo Edmundo Chaves o Juan Álvarez Garzón, que les transmitieron las vivencias tanto del romanticismo como de las vanguardias que surgían en el sur del continente. Fueron conmovidas también por la poesía de Gabriela Mistral quien, como alguna de ellas, tejió poesía alrededor de su vida como maestra, y asistieron a recitales como los de Laura Victoria85, cuya poesía de enfoque erótico rompía con los convencionalismos vigentes.

Tuvieron una preocupación común: dar a conocer su pensamiento a través de sus poemas, cantarle a los temas del entorno, expresar los sentimientos religiosos o aquellos que les tocaban su emotividad y regalar a las otras u otros con sus poemas. No se observa en los poemas o en los ensayos un pensamiento rebelde que cuestionara su posición en la sociedad o frente al varón, es más bien de fervor ante Dios o de exaltación de la naturaleza y del entorno y no se infringen los cánones aceptados para los poemas femeninos. En el caso de Laura Imelda, se aprecia un pensamiento menos atado a las convenciones sociales y más influencia de poetas latinoamericanas como la Ibarbourou; Laura hizo del erotismo un tema de sus versos, lo trató con pasión y delicadeza, demostrando la madurez alcanzada en la escritura.

Las intelectuales estudiadas realizaron actividades que demuestran que estaban conectadas con la literatura, los medios de comunicación, las artes escénicas, la política y el periodismo. A través de los registros en prensa y revistas se aprecian datos como los siguientes: Blanca expuso en la Voz de Bogotá «una improvisación en que hizo el análisis de la vida intelectual del Departamento de Nariño con exquisito conocimiento y amplio criterio de dama intelectual que honra las letras patrias»86. La misma poeta, elaboró con Víctor Sánchez, su esposo, una recreación de textos de Don Quijote, mitificando a sus personajes desde contextos propios, «[...] textos que asumen de frente la parodia, el pastiche, la sátira o la ironía»87.

6. Conclusiones

Los testimonios de vida que se tejen en las historias de las mujeres seleccionadas para este trabajo, contribuyen a la construcción de la memoria colectiva de la región y la nación, ya que sus historias particulares ayudan a desvelar los mecanismos a través de los cuales hicieron su entrada a lo público y cómo lograron quebrar estereotipos que «socialmente han pretendido limitar tanto la voz como la presencia artística de la mujer»88. Su irrupción en una sociedad tradicional que apenas despertaba a la modernidad, las obligó a romper con las viejas tradiciones del silencio y el encerramiento, y darse a conocer en un medio no siempre grato con la presencia femenina en la vida pública, condiciones que validan la actividad de estas intelectuales.

En este grupo, más que un proyecto cultural común se observa una eclosión de subjetividades que consiguieron manifestarse a través de las oportunidades que alcanzaron a partir de los años treinta, tanto en la prensa, revistas culturales o en los escenarios públicos. El análisis prosopográfico permitió identificar unos entornos familiares que favorecieron su desempeño por el contacto directo con las élites intelectuales de la región, lo que significaba en la práctica la ampliación del espectro cultural, acceso a bibliotecas particulares, a los medios de comunicación y a las publicaciones. Se identificó también la importancia de las redes de sociabilidad en diferentes ámbitos, lo que les permitió vivir de cerca la influencia de las tendencias románticas y de vanguardia de los poetas y escritores del medio, y enriquecerse con lo que les aportaban en los intercambios y tertulias con ellos.

El aislamiento que imponía el medio geográfico lo contrarrestaron con los lazos que establecieron entre ellas y/o con los escritores, poetas, músicos o, en los proyectos de origen religioso. El tipo de poesía que hicieron respondió al momento histórico-cultural que vivían; aquellas que se establecieron en la capital del país se empaparon de las nuevas tendencias y lo reflejaron en sus creaciones, pero todas, así fuera dentro del romanticismo todavía predominante, fueron pioneras en la ruptura e incitaron a su entorno a cambiar la concepción acerca del papel femenino en la cultura. Numerosos hombres y mujeres de la región admiraron el talento de estas mujeres y creyeron en sus capacidades; los medios de comunicación, representantes de la iglesia en algunos casos, instituciones sociales y gentes del común acogieron, estimularon y ayudaron a difundir el trabajo intelectual de este colectivo femenino al que consideraron parte del capital cultural de la región.

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* El artículo se deriva de la investigación "Imaginarios de nación y construcción de la memoria regional en las publicaciones periódicas del sur de Colombia 1930-1954", realizada en 2010 por María Teresa Álvarez Hoyos, como trabajo de año sabático. Contó con el apoyo de la Universidad de Nariño y el DAAD de la Embajada de Alemania. Para este artículo las autoras adelantaron nuevas pesquisas con recursos propios.

Citar este artículo: Álvarez María Teresa y Zarama Rosa Isabel «Mujeres en las letras y las artes en el sur de Colombia». Historia Y MEMORIA, n° 18 (2019): DOI: https://doi.org/10.19053/20275137. n°18.2019.8492.

1Gilberto Loaiza menciona que los intelectuales han sido objeto de reflexión histórica tanto como productores sistemáticos de ideas y de símbolos de todo orden, como también, por ser individuos portadores y reproductores de ideas, sentimientos, concepciones del mundo y costumbres que pueden considerarse específicos de la condición del intelectual. En: «Hombres de sociedades (masonería y sociabilidad político- intelectual en Colombia e Hispanoamérica durante la segunda mitad del siglo XIX)» (Ponencia al XI Congreso Nacional de Historia, Santafé de Bogotá, Universidad Nacional, agosto de 2000).

2Trabajo de Investigación a partir del cual se identificaron temáticas como la que se desarrolla en este artículo.

3Lawrence Stone, El Pasado y el Presente (México: Fondo de Cultura Económica, 1968), 61.

4Ángela Inés, Robledo. «Escritoras de la nación. Apuntes sobre la construcción de una simbólica de lo reprimido», en Mujer, nación, identidad y ciudadanía. Siglos XIX y XX. IX Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado (Bogotá: CERLALC, Universidad Nacional de Colombia, 2005), 195-196.

5Robledo, Escritoras de la nación, 196.

6María Mercedes, Jaramillo y Betty Osorio, de Negret. «Escritoras colombianas del siglo XX», en Las mujeres en la historia de Colombia. Mujeres y Cultura. Tomo III, Consejería Presidencial para la Política Social (Bogotá: Editorial Norma, 1995), 166.

7Samuel Delgado, Portaliras Nariñenses (Quito: Tipografía Salesiana, 1928), 556.

8Robledo, Escritoras de la nación, 198.

9Robledo, Escritoras de la nación, 198.

10Lucy M. Cohen, Colombianas en la vanguardia (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2001), 41.

11Cohen, Colombianas, 102-103.

12Ofelia, Uribe de Acosta. Una voz insurgente (Bogotá: Editorial Guadalupe, 1963), 332.

13Elvira, Cuervo de Jaramillo. «Discurso inaugural», en Memorias IX Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado. Mujer, nación, identidad y ciudadanía (Bogotá, Museo Nacional de Colombia, octubre de 2004), 15.

14Cohen, Colombianas, 126.

15Cohen cita al obispo de Cali quien «amenazó a los padres de familia con someterlos a censura e interdicción si mantenían a sus hijas en el colegio [de Sevilla, Valle]». Cohen, Colombianas, 156-163. El obispo de Pasto en 1937, censuró la coeducación en la Facultad de Comercio de la Universidad de Nariño y la condenó públicamente «bajo pena de pecado mortal, a los padres y madres de familia, que continúen enviando a sus hijas a la Universidad, mientras no se les dé a ellas separadamente la enseñanza». Gabriela Hernández, «Ignacio Rodríguez Guerrero 1909-1983», en Personajes importantes en la historia de la Universidad de Nariño (Pasto: Universidad de Nariño, 2001), 138.

16La Biblioteca Aldeana estaba integrada por obras maestras de la literatura universal, libros para la segunda enseñanza y cartillas técnicas nacionales y extranjeras, relacionadas con el hombre, la agricultura y la industria. Además, contenía la Selección Samper Ortega que comprendía textos muy importantes de la literatura e historia de Colombia.

17Renán, Silva, República Liberal, intelectuales y cultura popular (Medellín: La Carreta Editores, 2005), 32-35.

18«Nariño y la Feria del Libro», Ilustración Nariñense, Pasto (diciembre 1940): 46.

19Himno de la Virgen de las Lajas. Acceso, el 28 de junio de 2018, http://ipitimes.com/himno-virgen-las-lajas.htm.

20Luis Gabriel, Mesa Martínez. Maruja Hinestrosa, la identidad nariñense a través de su piano (Pasto: Fondo Mixto de Cultura, 2014), 19.

21Ana Josefa Montenegro de Pérez (profesora de piano), entrevista Rosa Isabel Zarama, 22 de febrero de 2018.

22Manuel Zarama (historiador), entrevista Rosa Isabel Zarama, 26 de diciembre de 2017. Nora De la Calle de Moncayo (amiga de la poeta), entrevista Rosa Isabel Zarama, 18 de mayo de 2018.

23Víctor, Sánchez Montenegro. La Pasajera, (Pasto: s.e. 1928).

24«La velada en beneficio de los niños pobres en El Imperial», Ilustración Nariñense, Pasto, No. 31, (diciembre 1928): 27 - 28.

25Blanca, Ortiz de Sánchez Montenegro. Diafanidad (Bogotá: Escuelas Gráficas Salesianas, 1938), 108.

26Jorge, Senén Muñoz «Apuntes sobre la poesía en Nariño», El Derecho, Pasto, 20 de enero de 1939, 6.

27Ortiz de Sánchez Montenegro. Diafanidad, 11.

28Víctor, Sánchez Montenegro. Los comuneros del sur, Historia y folklore nariñense (Pasto: Imprenta del Departamento, 1940), 42.

29Víctor, Sánchez Montenegro. prólogo a Poesía de Teófilo Albán Ramos (Pasto: Imprenta Departamental, 1949), cxxxv.

30Livia Stella, Melo Lancheros. Valores femeninos de Colombia (Bogotá: Canal Ramírez, 1967) 568-569.

31Cecilia, Caicedo Jurado. (literata, sobrina de la poeta) entrevista María Teresa Álvarez, 21 de febrero de 2018.

32Temístocles, Pérez Delgado. 7 Mujeres de mi tierra (Pasto: 1974), 6.

33Rogelio, Echavarría. Quien es quien en la poesía colombiana, 1995 (Beca de investigación en periodismo cultural, Bogotá, Colcultura, 1994). Acceso el 24 de abril de 2018, http://babel.banrepcultural.org/cdm/singleitem/collection/p17054coll10/id/2733/rec/1.

34Caicedo, entrevista.

35Carlos, Clavijo Rubio. Del Semanario La Nación, expresa que su poesía la define como a uno de los auténticos poetas de la última generación. Programa de Mano de los Recitales, Bogotá, 29 de septiembre de 1954.

36Pérez, 7 mujeres, 6.

37Juana de Ibarbourou (Melo, 1892- Montevideo, 1979). Recibió el título de Juana de América. Su estilo inicial fue apasionado y sensual dentro de la órbita modernista, vinculándose luego al vanguardismo. Su verso con el tiempo, ganó serenidad y melancolía haciéndola alcanzar el Premio Nacional de Literatura en 1959. Acceso el 24 de abril de 2018, http://amediavoz.com/ibarbourou.htmtLAS%20LENGUAS%20 DE%20DIAMANTE.

38Laura Imelda. Al comienzo del amor (Bogotá, Editorial Iqueima, 1956), 37.

39Laura Imelda, Jurado León. El duende y la niña (Santa Fe de Bogotá: Editorial Época, 1991), 44.

40Según reporta Ilustración Nariñense, a Rafael Villota le debe Pasto «una de las obras que más aprestigian su progreso y que constituye el más fastuoso centro de esparcimiento que tiene la ciudad», no. 51 (noviembre 1933): 18.

41Rafael Villota, s.j. (sobrino de Josefina) entrevista Rosa Isabel Zarama, 29 de marzo de 2018.

42Isabel Moncayo de Cabrera (hija de Emma Inés Medina) entrevista Rosa Isabel Zarama, 18 de diciembre de 2017. Constanza Legarda (conocida de Josefina) entrevista Rosa Isabel Zarama, 28 de enero de 2018.

43Pérez, 7 mujeres, 12.

44Yolanda Martínez Santacruz (conocida) entrevista Rosa Isabel Zarama, 22 de diciembre de 2017. Pascual Barbato (conocido) entrevista Rosa Isabel Zarama, 26 de diciembre de 2017. Juan Carlos Conto (conocido) entrevista Rosa Isabel Zarama, 25 de diciembre de 2017.

45Villota Rafael, entrevista.

46Josefina Villota, «Los derechos políticos de la mujer, opiniones de doña Josefina Villota. Distinguida escritora Nariñense», Agitación Femenina, Tunja, No. 8, julio de 1945, 6, 24 - 25. Acceso 10 de mayo de 2018, http://bdigital.unal.edu.co/43384/35/No.8%20jul.1945.pdf.

47Villota, «Los derechos políticos, 24.

48Ofelia Uribe de Acosta, «Con doña Josefina Villota», Agitación Femenina, Tunja, No. 8, julio de 1945, 8 y 26. Acceso 10 de mayo de 2018, http://bdigital.unal.edu.co/43384/35/No.8%20jul.1945.pdf.

49Moncayo de Cabrera, entrevista.

50«El Teatro Imperial vuelve a la vida», El Tiempo, Bogotá, 27 de junio de 2001. Acceso 10 de febrero de 2018, http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-434734.

51Manuel, Zarama. Nuestros años dorados. Pasto, su historia y sus personajes (Pasto: s.e., 2017), 238.

52«Graduados de la Escuela Remington de Comercio», Ilustración Nariñense, No. 83 (agosto 1943).

53María Teresa, Alvarez Hoyos. «Dos mujeres nariñenses para recordar. Amalia Santander (siglo XIX) y Cecilia Guerrero Orbegozo (1913-1951)». Udenar periódico, Pasto, 13 de junio de 2016. Acceso 28 de junio de 2018. https://udenarperiodico.com/dos-mujeres-narinenses-recordar/.,

54Humberto Márquez Castaño. La poesía religiosa en Nariño (Pasto: IADAP Convenio Andrés Bello, 1989), 80.

55Manuel Antonio Villegas s.j., «La Poesía de Cecilia Guerrero Orbegozo», en Jaime Álvarez, Poetisas de Nariño (Pasto: Biblioteca Popular Nariñense, 1979), 13.

56Álvarez, J. Poetisas de Nariño, 17-18.

57Ruth, Cely. «Primer Aniversario», Ideal Femenino, Pasto, no. 5 (octubre, 1936): 1.

58Moncayo de Cabrera, (hija de Emma Inés) entrevista.

59Moncayo de Cabrera, entrevista.

60Moncayo de Cabrera, entrevista.

61Emma Inés Medina, «La alegría de ser maestra», Idearium, Órgano de la Escuela Normal de Occidente, Pasto, no. 7 (diciembre 1937): 284.

62Emma Inés, Medina de Moncayo. «Ruego por el alumno que murió», en Poetisas de Nariño, (Pasto: Biblioteca Popular Nariñense, 1979), 73-74.

63Emma Inés, Medina de Moncayo. Selección Poética (Guayaquil: s.e., 1985).

64Olegario, Medina. «Roberto Hinestrosa», Ilustración Nariñense, Pasto, No. 74 (diciembre 1940): 37.

65José Menandro, Bastidas España. Compositores nariñenses de la zona andina, 1860 - 1917 (Pasto: Editorial Universidad de Nariño, 2011), 277.

66Bastidas, Compositores, 278

67Bastidas, Compositores, 279

68Mesa, Maruja Hinestrosa, 28.

69Mesa, Maruja Hinestrosa, 26.

70Mesa, Maruja Hinestrosa, 30.

71Luis Gabriel Mesa anota que la artista en su entrevista a Lucía Pérez sugirió que sus boleros y tangos fueron compuestos en la época de soltera, es decir, antes de 1937. Mesa, Maruja Hinestrosa, 192.

72Carolina, Santamaría Delgado. «Tango's Reterritorialization in Medellin: Gardel's Myth and the Construction of a Tanguero Local Identity», Musical Quarterly, 2009b, vol. 92, fasc. 3-4, Oxford University Press. Citado por Mesa, Maruja Hinestrosa, 110.

73Pérez, 7 mujeres, 17.

74Juan Bautista, Conto Moncayo. Recuerdos del alma (San Juan de Pasto: 2014), 59-68.

75«Alumnas que acaban de recibir el grado en Comercio en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús», Ilustración Nariñense, Pasto, no 69 (junio 1939): 32.

76María Carmen Cabrera de Mesías (hija de la poeta), entrevista Autora (2), 21 de abril de 2018.

77Edgar Ricardo, Figueroa Santacruz. «Rosario del Carmen Conto de Cabrera y Clemencia Álvarez de Guerrero, "Las pioneras del periodismo femenino"», manuscrito, 2017.

78Conto, Recuerdos del alma, 60-61.

79Participó con un poema de su autoría en el homenaje a Pasto con motivo de la inauguración del aeropuerto de la ciudad. «Nuestra poetisa Sra. Rosario Conto de Cabrera», Ilustración Nariñense, Pasto, no 116 (marzo 1954).

80Rosario, Conto de Cabrera. Siempre un verso, poesía y prosa rimada, ed. María Carmen Cabrera de Mesías (Bogotá: Panamericana, 2016).

81Conto de Cabrera. Siempre un verso, 349.

82Jorge, Verdugo Ponce. Sobre el canon y la canonización de la narrativa, en Nariño en el siglo XX (Pasto: CEILAT, Universidad de Nariño, 2004), 16.

83El título otorgado por los colegios de religiosas era «Instrucción suficiente y grado superior» y las alumnas podían optar por pedagogía o comercio.

84Monseñor González era admirador de la falange española, de Francisco Franco y de las tendencias fascistas; adoptó una posición beligerante contra la implantación de una legislación laica.

85Gertrudis, Peñuela de Segura.

86«Disertación Literaria», Revista Letras, Pasto, no 9 (noviembre 1943): 56.

87Nelson, Romero Guzmán. «Miguel de Cervantes Saavedra y algunos personajes del Quijote de la Mancha como representaciones populares en la poesía colombiana», en Lygia Rodríguez, Vianna Pares y Liège Rinaldi de Assis Pacheco (eds.), Actas del Congreso Internacional «Culturas globalizadas: del Siglo de Oro al siglo XXI» (Pamplona: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2017), 372-377.

88Mesa, Maruja Hinestrosa, 33.

Recibido: 12 de Octubre de 2018; Revisado: 10 de Noviembre de 2018; Aprobado: 11 de Diciembre de 2018

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