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Historia y MEMORIA

versión impresa ISSN 2027-5137

Hist.mem.  no.20 Tunja ene./jun. 2020  Epub 30-Dic-2019

https://doi.org/10.19053/20275137.n20.2020.10311 

Presentación

Editorial: Memorias sociales y culturales. Un debate en construcción

Olga Yanet Acuña Rodríguez1  1
http://orcid.org/0000-0001-6273-2715

1Docente Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia


Historia y memoria ha centrado su atención en los recientes debates sobre uso y abusos de la memoria. Desde diversos enfoques y perspectivas se ha hecho alusión a los análisis sobre la memoria: la memoria individual, la memoria colectiva, la memoria de las víctimas, la memoria cultural y la memoria pública. Los temas sobre memoria están relacionados con la forma de abordar al sujeto, sus recuerdos, sus olvidos, sus representaciones; pero también a la forma como han sido construidos esos recuerdos, las intencionalidades de los olvidos y omisiones; sin desconocer el uso y abuso del concepto mismo de memoria. Al respecto, Alon Confino, refiere que historia y memoria se han desarrollado en un campo fragmentado, carente de reflexiones críticas, teorías y métodos, de evaluación sistemática; aunque podría ser una tendencia del conocimiento histórico, no se han sistematizado los problemas y objetos de estudio que den cuenta de un enfoque en este campo del conocimiento2, que se ha venido discutiendo desde hace aproximadamente dos décadas.

Según Peter Burke en las últimas décadas ha habido una «explosión de la memoria», para aludir al interés que ha despertado la temática y cómo ha dado lugar a estudios relacionados con museos, exposiciones, películas, programas de televisión, al igual que un sinnúmero de libros y artículos. Pero lo paradójico según el autor es que, aunque haya una gran proliferación de trabajos que pretenden dar cuenta del tema de la memoria, éste es un aspecto cada vez menos comprendido. En los últimos tiempos se han producido una serie de trabajos que dan cuenta de otro tipo de memoria, «las memorias públicas» o memorias culturales, que están más cercanas a las conmemoraciones, rituales, exposiciones, conferencias o libros3.

Burke plantean dos tipos de memoria, por una parte, la memoria social y por la otra, la memoria cultural. Con respecto a la primera se refiere a los actores sociales, sus recuerdos y a la forma como han construido esos recuerdos. En el segundo caso es decir en cuanto a la memoria cultural alude a ciertas conmemoraciones, lugares y procesos que dan cuenta de un archivo o repertorio de símbolos, imágenes y estereotipos que han sido utilizados y apropiados por un determinado grupo4. Así, las versiones sobre la memoria cultural están referidas más a instituciones, sus imaginarios, las acciones de los gobiernos para preservar o conservar determinados recuerdos, para conmemorar hechos, igualmente para reivindicar lugares que los gobiernos construyen para recrear eventos significativos, aunque en ocasiones son ajenos a los grupos sociales porque desdibujan las vivencias, recuerdos, experiencias y tradiciones de los actores sociales.

El campo de los estudios sobre memoria cultural – «cultural memory», se deriva de referentes teóricos abordados por Clifford Geertz, para referirse a la memoria de los grupos o memoria colectiva. En las apreciaciones de Astrid Erll, el recuerdo nunca es puramente individual, puesto que siempre está inherentemente moldeado por el contexto, el individuo adquiere un esquema para recordar el pasado y codificarlo de acuerdo con las nuevas experiencias, que en la mayoría de ocasiones se moldean por factores externos. En ese sentido, un primer aspecto es que se asocia la memoria al contexto socio- cultural; en el segundo se refiere a un orden simbólico mediado por instituciones, prácticas y grupos sociales que han construido un pasado compartido5. Así, para Earll, desde los años ochenta, ha emergido un campo de análisis denominado «new memory studies».

Al abordar la memoria en el marco de la historia cultural y dar cuenta de fenómenos históricos, con el propósito de contribuir a la comprensión de formas de transmisión de los recuerdos públicos, de sus esquemas de representación, de la invención de la tradición y de los olvidos, hablamos de otros grupos sociales y sus tradiciones, pero también de las políticas de Estado que pretenden «conmemorar» o construir un escenario público para conservar los recuerdos. Esto nos acerca a lo que Sandra Rodríguez ha denominado como configuración de la identidad nacional o construcción de la memoria oficial, aludiendo a los usos públicos del pasado y a la formación de políticas sobre memoria6, de que memoria? Esta es justamente la pregunta que infieren este tipo de estudios, que se han acercado a la configuración de imaginarios y símbolos o mentalidades colectiva.

La memoria social, tal vez ha sido más trabajada y reflexionada, desde los aportes de Marice Halbwachs, para quien la memoria se construye en esa interrelación entre lo individual y lo social, que él denomina marcos de la memoria colectiva7. La memoria social está relacionada con el ámbito y los escenarios en que se desarrolla la memoria individual, asociada a la formación de nociones temporales y espaciales, derivadas del lenguaje, de las costumbres y hábitos de los grupos8; a diferencia de la memoria colectiva, en tanto esta última se refiere a las identidades como lo plantea Jacques Le Goff, quien la refiere más a esas disputas por las identidades, particularmente sobre cómo los imaginarios se han apropiado de los procesos de construcción de memoria, en que el pasado ha sido instrumentalizado en función del poder, luego las tradiciones de los grupos en ocasiones se desdibujan. En ese sentido, los silencios revelan la manipulación, los usos y abusos de las construcciones del pasado9. Por su parte, Pierre Norá en la diferenciación que planta entre Historia y Memoria resalta que la memoria se nutre de recuerdos borrosos, empalmados, flotantes, globales, particulares o simbólicos; ésta se enraíza en lo concreto, el espacio, el gesto, la imagen y el objeto; mientras que la historia, por ser una operación intelectual, requiere análisis y discurso crítico10.

El tema de la memoria también ha sido asociado a la subjetividad y su relación con el contexto, en algunos casos desde la memoria de las víctimas, también cuando se recrean eventos de los ausentes, de los invisibilisados, que son otras maneras de comprender el protagonismo de los sectores populares. En estas versiones igualmente se alude a los recuerdos de víctimas, excluidos y omitidos, personajes que carecen o adolescentes de su propia historia, porque detrás de estos se encuentran versiones, personajes y eventos que se han querido silenciar.

Respecto a la memoria social, se parte de la concepción de que la memoria es un proceso y un producto construido socialmente a través de relaciones y prácticas sociales, donde el lenguaje y la comunicación cumplen un papel fundamental, según Sandra Rodríguez la memoria social es un producto de las relaciones intersubjetivas que se producen en diversos escenarios, donde se generan significados y representaciones, que son asumidos e interiorizados por los grupos y actores sociales en diferentes momentos11.

Definir la memoria como campo de conocimiento no es fácil, tampoco queremos que se convierta en una moda, el propósito de Historia Y MEMORIA es precisamente motivar debates conceptuales y metodológicos, que planteen otras perspectivas de análisis, no precisamente combates entre memorias, sino por la memoria, y sin desconocer la memoria oficial comprender las construcciones de memorias de otros grupos y actores sociales.

En la sección especial se encuentran 6 artículos en que el lector puede acercarse al reconocimiento y discusión de la memoria desde ámbitos distintos, sin embargo, iniciamos con los trabajos que creemos abordan la memoria social. En primer lugar, el artículo «Entre el “deber de memoria” y el uso político del olvido: México y Argentina frente el pasado reciente». Éste artículo analiza la memoria oficial, resaltando hechos de violencia acaecidos en Argentina durante los gobiernos de Cristina Fernández (2007 – 2015), y de Felipe Calderón en México (2006- 2012), que desde una perspectiva de la historia comparada da cuenta de las tensiones entre memoria y olvido, que atravesaron dos experiencias políticas latinoamericanas recientes, de signos ideológicos diferentes, que fueron implementadas por estos dos gobernantes en sus respetivos países, en las que se percibieron usos públicos del pasado en los discursos e iniciativas, que oscilaron entre la polarización y el silencio.

Continuado con el espacio geográfico argentino, el texto «La Historia oral y la narrativa como metodologías para el abordaje del terrorismo de Estado, siglo XX en Argentina», analiza el proceso político local- nacional, en que se estudian las subjetividades y experiencias de los protagonistas, producciones e intervenciones artísticas en el espacio urbano, que recrean la memoria de los desaparecidos y asesinados de la ciudad argentina de Ensenada, en que, para reparar a las víctimas se construyeron murales que dan cuenta del valor simbólico, social, cultural y político de las víctimas y la representación que este hecho tuvo para los grupos y sus familias. Desde esta perspectiva, la memoria es una categoría social, resultado de procesos colectivos que reivindican el papel del sujeto a través de los recuerdos representados en clave artística, que crea y recrea sentimientos de reconocimiento y dolor, a la vez que contribuyen a generar una reparación psíquica, para mirar de otra manera las sensaciones que les produjo el que la vida de sus amigos y familiares hubiera sido arrebatada por la dictadura.

En el artículo «así van a ser ustedes porque así los estamos formando: juventud, adoctrinamiento y fascistización en la dictadura chilena 1973 - 1983», se describen los acometidos llevados a cabo por las orgánicas de la dictadura cívico-militar chilena, Frente Juvenil de Unidad Nacional y Secretaría Nacional de la Juventud, referentes al adoctrinamiento de las y los jóvenes sobre principios ideológicos, mitos e identidades del régimen, con los que se pretendió que los jóvenes obedecieran y siguieran los lineamientos del sistema de gobierno. El artículo da cuenta de estas instancias educativas que fueron creadas para lograr producción y experimentación de subjetividades, que es denominado por el autor como fascistización, es decir un proceso pedagógico para lograr que los jóvenes investidos de identidades políticas o dogmatizados, asumieran que la dictadura miliar realizaba prácticas de represión y violencia contra la sociedad civil.

En la tendencia que teórica y metodológicamente refiere a los «memory studies», ubicamos los textos: «Museo de memoria histórica de Colombia (2012- 2019) ¿un lugar para el diálogo memorial?». El texto reflexiona sobre el proceso de construcción y gestión del museo de memoria histórica en Colombia, describe cómo los cambios gubernamentales afectaron la forma como se construye memoria desde lugares institucionales. Se plantea un debate interesante sobre el museo de la memoria, como lugar que representa las memorias de las víctimas, como referente central y lugar simbólico oficial donde se construye, narra y difunde la memoria de las víctimas del conflicto armado colombiano. Así, la autora pretende dar cuenta de cómo la consolidación del museo como institución del estado, debe contribuir a la reparación simbólica de las víctimas.

El artículo, «Los sacrificios del cuerpo: configuración, formas y evolución de la(s) memoria(s) de Blas de Lezo en la España de los siglos XVIII y XIX», en que se hace alusión a los usos públicos de la memoria sobre Blas de Lezo. A través de este personaje los autores dan cuenta de las pugnas, las tensiones y las estrategias de los escribanos a la hora de escribir y representar el pasado, asimismo de la forma de construir subjetividades, que se derivan de las percepciones sobre la vida de un personaje, que es visto como protagonista de la defensa de Cartagena de Indias sobre el asedio inglés de 1741. A la vez se analizan las narrativas que se construyeron sobre el imperio español en una época de convulsiones y cambios, que le otorgaron el protagonismo a la monarquía española.

Por su parte, el artículo «Historia y Memoria casi 10 años consolidando comunidad historiográfica. Una mirada desde la bibliometría». A partir de un estudio bibliométrico hace un análisis del impacto que ha tenido esta revista, como medio de comunicación y divulgación de avances y resultados de investigación en el campo de la historia social, en que la memoria es una categoría central porque permite comprender otros problemas, otros actores, otros escenarios; y sobre todo, otras fuentes para comprender las voces de los invisibilizados, de los marginados y de los grupos que han permanecido en el anonimato. Las prácticas editoriales, las temáticas, la diversidad de autores y su procedencia, así como los procesos de visibilización le han permitido a la revista posicionarse en el contexto nacional e internacional.

En el área libre encontramos tres artículos, el primero «Geometry of the form and designs of Ilkhani tombs' tower of Azerbaijan. Case study: Qarabagh Bardaeh tomb' tower», el texto resalta la importancia de la arquitectura de Azerbaijan durante los siglos XVII y XVIII, caracterizada por el estilo funerario con tumbas en forma de torres y decoradas con figuras geométricas. Estos estilos arquitectónicos se impusieron y se extendieron por la region hasta Khorasan y Turquestán en el Este de Asia Menor y parte norte de Egipto, a este tipo de monumentos religiosos se ha denominado Azerí. Este estilo de tumbas también se impusieron en la arquitectura islámica, como se puede apreciar en las tumbas de la torre de Qarabagh Bardaeh.

El segundo artículo de esta sección, «Orden y trascendencia en Ecuador: los conceptos de orden desde las reformas borbónicas a la República católica, 1748 – 1875», analiza, desde la perspectiva de la historia conceptual, el modelo de orden implementado en Ecuador, en un periodo de transición de la Monarquía Española a la construcción de un nuevo orden, el Republicano. El autor establece tres etapas: un orden estable y predecible asociado con el caudillismo respaldado por el ejército y los notales; un orden social amparado en la promesa de participación popular, que llevaría a transformar la noción democrática a partir de la soberanía popular; y la republica católica, donde el «orden» se sostenía en la moral cristiana y se orientaba hacia el fin último de la salvación, que infiere el retorno de una comunidad política sacralizada. En términos generales el concepto de orden planteado por Espinosa, para explicar la situación ecuatoriana, plantea una serie de oscilaciones que incidieron en la consolidación de modelos de orden y sociedad en la consolidación del Estado ecuatoriano a finales del siglo XVIII y siglo XIX.

Esta sección finaliza con el artículo «La “experiencia histórica” del alumnado y la historia oral en la enseñanza». Este texto plantea una reflexión interesante sobre cómo la historia oral puede ser un referente metodológico para la enseñanza de la historia. En sus consideraciones el autor resalta tres aspectos que considera centrales: el vivencial, el cognitivo y la aplicación práctica. Las vivencias se consideran una categoría y una fase importante porque contribuyen a establecer esa relación entre pasado y presente, mientras le proporcionan al estudiante un conocimiento que tiene para él un significado, el cual se desarrolla generando otras maneras de aprender: interpretar fuentes, comprender diversas perspectivas históricas, sintetizar y comunicar la información argumentando sus propios puntos de vista; igualmente la tercera estrategia propuesta es aplicar los aprendizajes, en todo tipo de situaciones y problemáticas sociales. Esto implica poner al estudiante ante desafíos de carácter intelectual que le permitan formar pensamiento y conciencia histórica.

En la sección Reseñas y debates encontramos el texto «La prensa como Fuente documental para el análisis y la investigación social», una reflexión metodológica sobre el uso de la prensa como Fuente para la investigación histórica. Igualmente, las reseñas de los textos: «Historias trasnacionales del arte y la política en los tiempos del telón de acero», elaborada por David Moriente; la reseña del libro: «Tomar la memoria por asalto. Reseña a “los dos demonios (recargados)”», elaborada por Diego Alejandro Toledo; y finalmente la reseña del texto: «De un lado y del otro. Mujeres contra y sandinistas en la revolución nicaragüense (1979 – 1990)», elaborada por Juan Carlos Jurado.

Con este número la Revista Historia Y MEMORIA motiva a los lectores a considerar otras acepciones sobre la memoria, centradas en la memoria social y la memoria cultural, cuyas reflexiones dan cuenta de actores sociales y sus representaciones, construcción de sujetos, percepción; y sobre los intereses ideológicos que se ponen juego en las representaciones o lugares de la memoria que se desligan de la memoria del poder. En las argumentaciones que se plantean en el área libre sobre las concepciones de orden, enseñanza de la historia y el arte, se abre un panorama interesante para comprender representaciones, experiencias y otras maneras de interpretar la sociedad. Con estos textos, al igual que con las reseñas, se espera generar reflexiones, otras interpretaciones y abrir el debate para la comprensión de las complejas relaciones que permanentemente se tejen, se entrecruzan y superponen.

2Alon Confino, «Collective Memory and Cultural History: Problems of Method,» The American Historical Review Vol. 102, n° 5 (1997): 1387 (1386 – 1403). Acceso el 19 de octubre de 2019, https://www.academia.edu/5800544/Collective_Memory_and_Cultural_History_Problems_of_Method, DOI: https://doi.org/10.1086/ahr/102.5.1386.

3Peter Burke, «Historia y memorias: un enfoque comparativo,» Isegoría Revista de filosofía moral y política, n° 45 (julio-diciembre 2011): 490, (489-499), DOI: https://doi.org/10.3989/isegoria.2011.i45.739

4Burke, «Historia y memorias: un enfoque comparativo,» 490.

5Astrid Erll, «Cultual memory studies: an introduction.» en Media and Cultural Memory / Medi undk Ulturelle Erimerung, ed. Herausgegeben von Astrid Erll y Ansgar Nünning (Berlin, Newyork: Water de Gruyter, 2008), 6.

6Sandra Patricia Rodríguez Ávila, «Memoria y Olvida: Usos Públicos del pasado desde la Academia Colombiana de Historia (1930- 1960)» (Tesis para optar el título de doctora en Historia, Universidad Nacional de Colombia, 2013), 27

7Maurice Halbwachs, Los marcos sociales de la memoria (Barcelona: Antropos, 2004), 26.

8Rodríguez Ávila, «Memoria y Olvida: Usos Públicos del pasado,» 31.

9Jacques Le Goff, El orden de la memoria. El tiempo como imaginario (Barcelona: Novo – Gràfik, 1991), 181-182.

10Pierre Norá, Les Lieux de memoire, traducción de Laura Massello (Uruguay: Trilce, 2008), 21.

11Rodríguez Ávila, «Memoria y Olvida: Usos Públicos del pasado,» 31.

1

Doctora en Historia, Universidad Pablo de Olavide, España. Docente Doctorado en Historia y Escuela de Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Editora Revista Historia y Memoria. Grupo de Investigación: Asociación Centro de Estudios Regionales.

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