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Historia y MEMORIA

versión impresa ISSN 2027-5137

Hist.mem.  no.24 Tunja ene./jun. 2022  Epub 01-Jun-2022

https://doi.org/10.19053/20275137.n24.2022.10842 

Artículo de Investigación e Innovación

¿De la casa a la plaza? Agencia y politicidad en las trayectorias de Adelina Dematti y Aída Bogo antes de su constitución en Madres de Plaza de Mayo*

From the house to the plaza? Agency and politicization in the trajectories of Adelina Dematti and Aída Bogo before joining the Mothers of Plaza de Mayo

De la maison à la place publique? Agence et politicité dans les trajectoires d'Adelina Dematti et Aída Bogo avant de devenir Madres de Plaza de Mayo

** Licenciada y Profesora en Sociología, por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Becaria doctoral del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Universidad Nacional de La Plata, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET). Integrante del Proyecto de Investigación «La Historia Reciente y los usos públicos del pasado: militancias, etnicidad y políticas de la memoria desde/en América Latina» del Centro de Investigaciones Socio-históricas (CISH, IdIHCS, UNLP/CONICET) y del Programa Interinstitucional de Estudios sobre Memorias, Migraciones, Exilios y Refugios (PIEMMER; UNLP, UERJ, UNS, USACH, UCH). H mariaemilianieto@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-8078-3441. Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS, UNLP-CONICET)- Argentina


Resumen

Este trabajo tiene como objetivo reflexionar en torno a las trayectorias y las experiencias de participación política de las mujeres que conformaron el movimiento de Madres de Plaza de Mayo (MPM), centrándose en el periodo previo a la incorporación a la organización; a partir de los casos de dos de sus integrantes: Adelina Dematti y Aída Bogo.

Recuperamos sus experiencias de participación en diferentes ámbitos de la esfera pública y analizamos la politicidad de sus trayectorias ligadas a las esferas privadas y al mundo del trabajo. En segundo lugar, identificamos cómo narran la experiencia de incorporación a la organización. Este abordaje permitirá poner de relieve que aun cuando estas mujeres han sido reconocidas como un agente central y protagonista de la resistencia a la dictadura, se han invisibilizado trayectorias de participación política previas; así como permitirá dar cuenta de las dimensiones políticas de las esferas denominadas socialmente como «privadas». Adoptamos un enfoque de tipo cualitativo para indagar en los sentidos y significados que ambas construyeron acerca de los acontecimientos vividos, a partir de la realización y el análisis de entrevistas. Recurrimos también al Fondo documental de Adelina Dematti de Alaye, integrante de Madres de Plaza de Mayo-La Plata.

Palabras clave: Madres de Plaza de Mayo; trayectorias; esferas público-privado; memorias; politicidad; agencia política

Abstract

The objective of this work is to reflect upon the trajectories and experiences of political participation of the women who were part of the Mothers of Plaza de Mayo movement, focusing on the period prior to their incorporation into the organization, based on the cases of two of their members: Adelina Dematti and Aída Bogo. Their experiences of participation in different areas of the public sphere were recovered and the politicization of their trajectories linked to the private spheres and the world of labor were analyzed. How they narrate the experience of their incorporation into the organization was identified. This approach will help to highlight that even when these women have been recognized as central agents and protagonists of the resistance to the dictatorship, their trajectories of prior political participation were invisibilized. It will also give account of the political dimensions of the spheres socially denominated as «private». A qualitative approach was adopted to enquire into the meanings that both women built around the events they went through, based on carrying out and analyzing interviews. The Adelina Dematti de Alaye Documental fund, a member of the Mothers of Plaza de Mayo-La Plata, was also consulted.

Key words: Mothers of Plaza de Mayo; trajectories; public-private spheres; memories; politicization; political agency

Résumé

Ce travail a pour but de réfléchir sur les trajectoires et les expériences de participation politique des femmes ayant formé le mouvement de Madres de Plaza de Mayo (MPM) en revenant sur la période précédente à l'arrivée à l'organisation à partir de deux cas : Adelina Dematti et Aída Bogo. On reprend leurs expériences de participation dans des milieux différents à la sphère publique et on analyse la politicité de ses trajectoires liées aux sphères privée et du travail. Deuxièmement, on identifie la manière dont elles racontent l'expérience de l'incorporation à l'organisation. Cela permet de mettre en relief le fait qu'une partie des femmes ont été reconnues comme un agent central de la résistance contre la dictature, même si cela implique le fait de mettre à l'écart des trajectoires politiques précédentes. Par ailleurs, cette procédure permet de rendre compte des dimensions politiques des sphères socialement dites «privées». On a utilisé une approche qualitative pour interroger les sens et les significations que ces femmes donnent à leur vécu à partir notamment d'entretiens. On a fait appel aussi au Fond Documentaire d'Adelina Dematti de Aleye, membre active des Madres de la Plaza de Mayo.

Mots-clés: Madres de la Plaza de Mayo; trajectoires; sphères publique et privée; mémoires; politicité; agence politique

1. Introducción

En Argentina los estudios sobre género y sexualidad centrados en el campo de la Historia Reciente han dado lugar a ricas producciones que, recuperaron el papel de las mujeres en diversos terrenos como las organizaciones político - militares, las luchas feministas por la ampliación de derechos o el terreno sindical, al tiempo que han cuestionado las divisiones tajantes entre los ámbitos público y privado para comprender sus experiencias vividas1. En esta línea, un conjunto de autoras/es2 ha destacado la presencia significativa de mujeres en las organizaciones de derechos humanos, que dieron lugar a nuevas formas de politicidad, donde la demanda privada adquirió una dimensión pública3.

En el caso de las Madres de Plaza de Mayo4, muchos trabajos dieron cuenta de los orígenes y la conformación de este colectivo, advirtiendo la politicidad que ya en sus inicios asumía5. Por su parte, los trabajos de Feijoó y Gogna, Barrancos, Morales6 inscribieron al colectivo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en una genealogía de larga data, en lo que respecta a la participación de las mujeres en el espacio público, a la vez que cuestionaron las miradas esencialistas, que han analizado esta experiencia como una respuesta espontánea. Dieron cuenta del proceso por el que estas mujeres lograron articular la maternidad, la defensa de la vida y el lenguaje de los derechos humanos, para constituir una resistencia central a la dictadura, inaugurando, de esta manera, un nuevo modo de ser madre.

Siguiendo a Jelin7, estas mujeres establecieron una nueva forma de politicidad, cuestionando las preexistentes, al instituir una nueva manera de relacionar el mundo político con la vida privada. Pusieron en tensión sentidos y representaciones sobre la maternidad y violaron la escisión público y privado, al irrumpir simbólica y materialmente en el espacio público y enfrentarse al poder político de facto8.

El presente trabajo se propone indagar en la diversidad de trayectorias de las mujeres que conformaron la organización MPM. Nos preguntamos quiénes eran esas mujeres que ante la desaparición de sus hijos e hijas, y luego de las fallidas búsquedas individuales, habían comenzado a organizarse, decidiendo ocupar el espacio público, la Plaza de Mayo (con su enorme significatividad y a contrapelo de la estrategia desplegada por los otros organismos). A diferencia de los trabajos señalados anteriormente, este artículo aborda las experiencias de participación y militancias de estas mujeres, previas a su constitución en MPM. En este sentido, nos proponemos problematizar un supuesto sostenido comúnmente que considera que estas mujeres eran «amas de casa sin experiencias políticas previas» y que fueron «arrojadas» al espacio público, al momento de la desaparición de sus hijos/ as. Gorini lo enuncia como «el pasaje de estas mujeres desde las relaciones de familia hacia las relaciones políticas»9.

Este abordaje permitirá poner de relieve que aun cuando las mujeres pertenecientes a MPM han sido reconocidas como un agente central y protagonista de la resistencia a la dictadura, se han invisibilizado trayectorias y experiencias de participación política previas, en relación a su pertenencia al mundo obrero y a la militancia y activismo en otras esferas. Por otra parte, permitirá dar cuenta de las dimensiones políticas de las esferas denominadas socialmente como «privadas». Como señala D'Antonio10 la subjetividad política que emerge ante la desaparición de los/as hijos/as no significa que las MPM no tuvieran una vida política anterior a los trágicos hechos.

Esta hipótesis puede resultar significativa, pues cuando identificamos algunas trayectorias de las integrantes de la organización nos encontramos con que lo que parece ser una excepcionalidad, atañe a un conjunto considerable de mujeres pertenecientes al colectivo. Podemos mencionar por ejemplo a Azucena Villaflor de De Vincenti, fundadora de MPM y trabajadora de una fábrica de vidrios y telefonista en la fábrica Siam, quien tuvo además participación sindical11; Esther Ballestrino de Careaga, maestra, bioquímica, militante del Partido Revolucionario Febrerista y fundadora del Movimiento Femenino del Paraguay, perseguida por la dictadura y exiliada en Argentina en 1947; Juanita Meller de Pargament, quien participó activamente en el anarquismo antes de casarse; Herminia Severini, enfermera y militante del Partido Comunista12; María Esther Biscayart de Tello, integrante del grupo anarquista Voluntad y Resistencia Libertaria; Sara Derotier de Cobacho, militante peronista, así como también el conjunto de MPM que fueron maestras, directoras y profesoras: Lidia Stella Mercedes Miy Uranga, Adelina Dematti de Alaye, Herenia Martínez de Sánchez Viamonte, Nelba Méndez de Falcone, Edna Copparoni de Ricetti, por mencionar sólo algunas.

En estas páginas proponemos recuperar las trayectorias previas a constituirse en MPM de dos mujeres pertenecientes a este colectivo13: Adelina Dematti y Aída Bogo, para recuperar su inserción temprana en diferentes ámbitos de la esfera pública y analizar la politicidad de sus trayectorias. En el caso de Adelina atendiendo a su experiencia en el ámbito educativo, como maestra, directora e inspectora de la educación pública inicial y primaria. En el de Aída, recuperando su trayectoria como sastre y militante del sindicato del vestido durante los años '40. La elección de estos casos puede complejizar la mirada en torno a los recorridos militantes de las mujeres que integraron MPM, que muestran matices en torno a una misma experiencia: la desaparición forzada de un hijo/a y la consiguiente participación en la militancia humanitaria.

En segundo lugar, identificamos cómo ellas narran la experiencia de incorporación a la organización, el pasaje de la vida cotidiana a la participación, en la excepcionalidad de la desaparición de sus hijos/as. Planteamos, a modo de hipótesis, la existencia de un mito fundacional construido por las propias MPM: la idea de que eran amas de casa sin experiencias políticas previas. A nuestro modo de ver, esta idea-fuerza habilitó un nuevo modo de intervención política, en un contexto fuertemente represivo, a la vez que produjo el efecto de obturar la diversidad de trayectorias y se ancló sobre todo en una mirada mistificadora de la maternidad, como condición sagrada, presente en el imaginario cultural y social hegemónico. Es decir, nos preguntamos si es posible pensar en que fueron ellas mismas quienes silenciaron sus trayectorias y experiencias previas, como parte de su estrategia y objetivos políticos presentes. Y en ese sentido, si la estrategia llevada adelante por estas mujeres, pudo haber cristalizado en la existencia de un relato fundacional, que ligando una concepción tradicional de la maternidad y la identidad de «amas de casa», constituyó una memoria articuladora del grupo, que despolitizó estratégicamente las trayectorias de sus integrantes, para volverse agentes legítimos de sus demandas.

Partimos de una perspectiva que busca recuperar la agencia femenina en los procesos analizados, entendiendo por ésta al modo en que las mujeres interpelan las estructuras y códigos produciendo identidad y diferencia en respuesta a determinadas coyunturas de poder14. Esto supone concebir a las identidades como definiciones dinámicas, no esencializadas, ni prefijadas. Nos orienta en una mirada capaz de dar cuenta de las fisuras, resistencias y desplazamientos, situados, la mayoría de las veces, en los márgenes del poder hegemónico, en las prácticas micropolíticas15. Posicionadas en el lugar de agentes, aun cuando no lo hagan en nombre de la alteración de las desigualdades genéricas, la evidencia de género se vuelve perturbadora: «aunque no se inscriba en una lógica de "liberación de la mujer"' implica praxis y como tal un proceso de subjetivación que las desplaza del lugar tradicional»16 poniendo en cuestión el sentido común de lo que las mujeres pueden hacer, en el propio acto.

Adoptamos un enfoque de tipo cualitativo para indagar en los sentidos y significados que las entrevistadas construyeron acerca de los acontecimientos vividos. Por un lado, recurrimos al análisis y la realización de entrevistas para abordar sus perspectivas, las representaciones y sentidos que construyen sobre sus propias prácticas; sus subjetividades y memorias17. En el caso de Aída Bogo de Sarti nos basamos en una entrevista realizada por Patricia Flier en el año 2016, y en otra que pudimos hacerle en abril de 2017 en su casa de Monte Grande18. Para el caso de Adelina, quien falleció en el año 2016, recurrimos al repositorio oral de Memoria Abierta, donde se encuentra una entrevista realizada por Pablo Palomino en agosto de 2005, a la entrevista realizada por Alessandro Portelli en 2014 y al Fondo documental de Adelina Dematti de Alaye, integrante de Madres de Plaza de Mayo-La Plata, que donó al Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, con el interés de garantizar su acceso público y que fue declarado Patrimonio de la UNESCO en el año 2007.

2. ¿De lo privado a lo público?: la politicidad de las trayectorias previas

Adelina Dematti de Alaye nació en el año 1927 en la localidad de Chivilcoy y egresó como Maestra Normal Nacional19 en 1944. En sus primeros pasos de ejercicio de la docencia, fue parte de la fundación de los primeros jardines de infantes de la Provincia de Buenos Aires20. A lo largo de su vida se desempeñó también como docente de escuela inicial, directora, inspectora y preceptora en escuelas públicas de primaria y secundaria. Su itinerario recorre las localidades de la Provincia de Buenos Aires: Quenumá, Tapalqué, Tres Lomas, Azul, Brandsen, La Plata, entre otras tantas en las que ejerció. Adelina era también fotógrafa aficionada. A lo largo de su vida retrató con su cámara Kodak situaciones muy diversas de su cotidianeidad, como por ejemplo a sus alumnos y alumnas durante las clases y excursiones (algo muy particular ya que no estaba permitido realizar fotografías en esos ámbitos y era algo inusual entre las maestras) y luego las acciones que las MPM llevaron adelante como colectivo: marchas, difusión de volantes, ayunos en iglesias y actos.

Construyó también un enorme archivo, que donó en el año 2008 al Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. En él puede verse que Adelina escribía y registraba de manera cotidiana todo lo relativo a sus diferentes acciones. Su condición de docente se expresa en los múltiples materiales que elaboró: ponencias, ensayos, editoriales, apuntes, discursos, en los que a lo largo de toda su vida reflexionó de manera crítica sobre su práctica docente y la situación educativa de la Provincia de Buenos Aires. Su hijo Carlos Esteban Alaye, comenzó su militancia en la Federación Juvenil Comunista, integró la Unión de Estudiantes Secundarios. Ingresó a la carrera de Psicología y comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista y luego en Montoneros; era además obrero metalúrgico. Fue secuestrado y desaparecido en Ensenada, localidad en la que vivía, el 5 de mayo de 197721. Adelina se lanzó a su búsqueda inmediatamente y fue de las primeras en acudir a la Plaza de Mayo siendo muy activa en la conformación de MPM de la ciudad de La Plata. También participó activamente de diferentes organizaciones sociales vinculadas a los derechos humanos, entre ellas la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata y la Comisión Provincial por la Memoria. Formó parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la ciudad de La Plata, hasta poco tiempo antes de su fallecimiento el 24 de mayo de 2016.

Por su parte Aída Bogo de Sarti nació el 25 de junio de 1929 en la ciudad de Buenos Aires. Hija de inmigrantes españoles, a los pocos meses de nacer, sus padres decidieron irse a España. Aída retornó a nuestro país a los ocho años y medio. Su madre trabajaba como empleada doméstica en la casa de una familia empresaria, y tras el fallecimiento del padre de Aída se había vuelto a casar con un español. Con apenas 16 años Aída ingresó a trabajar a la sastrería de Marilú Bragance, en Buenos Aires y al poco tiempo se afilió al sindicato del vestido. Tiempo después se casó y tuvo dos hijas. La mayor de ellas, Beatriz, era militante del PRT-ERP y fue secuestrada y desaparecida el 17 de mayo de 1977. Aída se sumó al colectivo de MPM, invitada por Adelina. En la sede de Madres Línea Fundadora fue además quien se encargó desde sus inicios de dos tareas fundamentales, aunque poco visibles: por un lado, la conformación del archivo y por el otro, la realización de los pañuelos, poniendo en juego su oficio de sastre.

Un recorrido por sus biografías nos permite indagar en los modos en que la dimensión de lo político atravesó sus infancias, como ellas mismas dan cuenta en sus testimonios.

En el caso de Adelina vinculado a la militancia en la Unión Cívica Radical (UCR) de su hermano, dando cuenta de cómo la vida en Chivilcoy, en los años de su niñez, se vieron atravesados por el conflicto y la violencia política de la denominada Década Infame, que se inauguró en el año 1930 tras el derrocamiento por parte del General José Félix Uriburu al segundo mandato de Hipólito Yrigoyen (1928-1930)22. Tras la experiencia de la UCR en el poder desde 1916, se abrió un ciclo de restauración conservadora (que tuvo como protagonista a la oligarquía agraria), expresado en el primer golpe de Estado del siglo XX en Argentina, que suscitó fuertes enfrentamientos entre militantes radicales y conservadores23 «(...) más de una vez oíamos tiroteos en la esquina de nuestra casa, había siempre alguna refriega»24. El hermano mayor de Adelina participaba activamente en los comicios y según narra Adelina eso provocaba muchos temores en la familia, porque algo le sucediera.

[...] Pero la política yo desde, recuerdo que se yo, desde los 7, 8 años que había problemas muy muy graves (...) Claro, evidente que la participación de mi hermano hacía que fuera un tema y aunque no se hablaba delante de los menores, no sé cómo yo tenía siempre las orejas paradas. Este... en la época en que, un poco más grande, después, leía a escondidas los libros de mi hermano. Abría un mueble y ponía el libro abierto, en las vacaciones que antes no teníamos ni, tanta película ni cosa, hacían algo más productivo yo me leía los libros de... abría el libro en el cajón, cuando venía alguien cerraba y me ponía con mi muñeca. Mi hermano generalmente era fiscal radical en las elecciones y siempre lo sacaban25.

La referencia a la militancia política de su hermano, en la UCR, y dentro de este espacio en el sector «con más connotación social», según ella misma destaca, es un elemento importante porque estructura el relato de Adelina. Es la primera memoria sobre su vínculo con la política y se enlaza con el recuerdo de sus primeras lecturas a escondidas.

En el caso de Aída ella señala «en casa se hacía política, pero con la guerra [civil] española»26. La narrativa sobre su infancia está marcada por esta experiencia, ya que su padrastro era español y republicano. La familia solía asistir al Club Gallego y participar de los enfrentamientos con los grupos que apoyaban al franquismo.

[...]en casa se hablaba sí de la guerra civil española, y sí venían muchos de la guerra civil como Angelillo27, como Imperio Argentina, de la cual yo acompañaba al padrino de ella (señala a su hija), donde vive ella, el padrino y el chino y mi padrastro fuimos al Cine Solís ¡a tirarle tomates y huevo!28.

También cuenta que ella y sus primas solían participar de actividades culturales del Centro Lucense, el Centro Asturiano (sobre todo de sus bailes) y del Centro Gallego, lugar convertido en Sanatorio en el que años después daría a luz a sus dos hijas.

En estos pasajes podemos ver cómo las entrevistadas narran sus infancias atravesadas por los escenarios políticos de la época, que marcaron de manera nodal la cotidianidad de las vidas familiares, constituyéndose en las primeras memorias sobre sus vínculos con la política.

Por otro lado, en ambas trayectorias la inserción en el mundo laboral aparece como un clivaje importante, que redefinió sus posibilidades de autonomía e independencia. Como sostiene Nari29, desde fines del siglo XIX las mujeres comenzaron a incorporarse de manera masiva a los lugares no tradicionales de trabajo, los talleres y fábricas, aun prevaleciendo la idea, en amplios sectores sociales, de que esto constituía un problema para el ejercicio de la maternidad y el cuidado de niños y niñas. Los procesos más importantes ligados a la transformación de la inserción femenina en el mercado de trabajo fueron desde fines del siglo XIX, el aumento de mujeres obreras en el sector industrial y, a partir de la década de 1920, el aumento de empleadas en la administración pública y privada, y de maestras en el sector educativo. En ese proceso, las mujeres fueron incorporadas mayoritariamente a los trabajos que estaban adjudicados culturalmente al género femenino, reproduciendo los estereotipos de género. Las tareas consideradas una extensión de las «funciones naturales» del género femenino fueron sobre todo aquellas ligadas a la industria textil, del vestido, la limpieza, los alimentos, así como la socialización y cuidado de niños/as y adultos/as mayores (enfermería y docencia).

En el caso de Adelina, estudió entre 1942 y 1944 en la Escuela Normal mixta Domingo Faustino Sarmiento de Chivilcoy, de donde egresó con el título de Maestra Normal Nacional. Ejerció por primera vez en una escuelita de Quenumá en el Partido de Salliqueló (localidad que se encuentra en el interior de la Provincia de Buenos Aires). Con fuertes críticas al Peronismo (y proviniendo de una familia antiperonista) se incorporó a dar clases en los primeros jardines de infantes creados en la Provincia de Buenos Aires, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1945-1955), la mayoría de ellos en localidades muy pequeñas y alejadas de las grandes ciudades.

En el momento en que empiezan a crearse los jardines de infantes año '48 habían empezado, y ya se van multiplicando en la provincia [de Buenos Aires], entonces ya para el año '51 primero voy con una suplencia en Tapalqué y de ahí inauguramos ese jardín y nos mandan a armar el de Carhué. Yo ya estaba de novia y mi marido pide traslado al Banco de la Nación de Carhué que le llega en noviembre de ese año y en febrero del '52 nos casamos30.

Al estudiar su trayectoria llama la atención cómo la vida familiar se estructuró a partir de los ritmos laborales de Adelina y no los de su marido, quien era empleado de un Banco, un rasgo llamativo para la época donde era el trabajo del varón el que solía condicionar las formas de la vida familiar. Adelina enlaza en sus memorias la experiencia del magisterio con las vivencias de las mujeres de su familia (madre y hermanas):

En esa época hacían 4 años de escuela primaria, si hacían un año más podían dar clase, y dicen que a mi madre, llaman a los papás y le dicen "su hija podría estudiar y ser maestra", y los abuelos dijeron que no, cómo una niña iba a ir a trabajar de maestra31.

Mi madre tuvo que enfrentarse a eso de que las niñas no van a trabajar, mis hermanas mayores no estudiaron secundario pero, a la tercera... al Normal y la última que soy yo, la quinta de la familia, que soy yo, al Normal, y a recibirme, bueno y después seguí haciendo un profesorado, y empecé a ejercer...32.

Como veremos a lo largo de su testimonio, el ejercicio de la docencia está asociado a conquistar cierto grado de libertad: mientras para su madre fue algo prohibido, para ella significó la posibilidad de tener cierta autonomía e independencia, asociándola a un trabajo y no estrictamente a una «vocación».

En el caso de Aída, ella se encontraba viviendo con su madre, que era empleada doméstica de una familia acaudalada en Buenos Aires. Aída rememora su infancia en esa enorme mansión en la que trabajaba ayudando a su madre, así como las burlas que recibía de los niños, hijos de sus patrones, por su acento español. A los 16 años ingresó a trabajar a la sastrería Marilú Bragance.

Ese mundo a mí me cambió. A mí me cambió, porque empecé a tener amigas, ahí en plena Florida, donde a mí me gustaba mucho leer, muchísimo leer y entonces una de ellas me regaló ese de, de, en un libro chiquitito que tuve que leerlo con una lupa, del español, El Quijote, que me complicaba bastante, lo leí, estuve varias veces para entenderlo, pero, pero lo leí. Y después cuando estábamos ahí, que yo ya era más grande que estábamos yo iba, cuando había que dormir la siesta, yo no dormía, y me iba a la biblioteca y me buscaba los libros en castellano, porque había en francés, inglés y me los llevaba y yo hacía que dormía la siesta33.

Al poco tiempo de trabajar en la sastrería Aída se afilió al sindicato del vestido34, que se encontraba dentro de Luz y Fuerza. Cuenta que su superior le pidió autorización a su padrastro, enviándole una nota dentro de una pequeña caja de fósforos:

Bueno la cosa es de que ahí el oficial que se llamaba Emilio, ese no era ruso, me... había una caja de fósforos, chiquitita, chiquitita así (hace el dibujo con los dedos) y me pasa esa caja de fósforos y "guardála y abrila en tu casa"35. Claro, primero cuando mi papá, mi padrastro, dijo que sí, él entendía más porque al trabajar en el tranvía, conocer mucha gente, y bueno... decile que sí. Y después tuve que ir yo por la calle Maipú no me acuerdo la altura pero cruzando Corrientes, arriba de una azotea que había como una especie de oficina y ahí me... a escondidas ¿no? y no le tuve que decir a ninguna compañera porque parece que las otras dijeron que no[...]36.

Luego del permiso concedido y siendo la única de sus compañeras de Marilú Bragance, según cuenta, Aída se afilió y comenzó a participar en las actividades del sindicato del vestido, a sus 16 años. También señala que los patrones de su madre no veían con bueno ojos que ella se afiliara, y le exigían que se alejara de las actividades del sindicato. Las anécdotas y recuerdos que Aída rescata sobre su participación sindical se ligan al peronismo y centralmente a la lucha por el aguinaldo37. Ante la pregunta acerca de si participaba en actividades del sindicato cuenta:

Sí, como marchas sí, pero puesto ninguno, íbamos porque eso comenzó en la época... lo del aguinaldo no fue tan fácil, no fue tan fácil, se hizo porque las tiendas ahí en esa época, aun si eran para los obreros, que había muchas, muchos, se trabajaba mucho y Harrods, bueno ni te hablo lo que era y Gath y Cháves también, era de lo más alto, empezaron a pagar menos, entonces comenzaron a hacer eso. Fui a los picnic, a los picnic de la casa[. ..]38.

También recuerda como algo significativo cuando conoció a Eva Perón, a quien Marilú Bragance le hacía muchos de sus trajes. Rememora cuando, junto con otras trabajadoras, la espiaban detrás de las cortinas de la sastrería, la ocasión en que tuvo que acudir a su casa para tomarle las medidas de un traje y también cuando asistió a su masivo velorio:

Nosotros le hicimos mucha ropa, los trajecitos, hay un trajecito que vinieron unos periodistas que era un afiche, como los que hacemos nosotros ahí [en MPM] con papel así, donde ella estaba con un trajecito, que era el que la mesa nuestra lo habíamos hecho nosotros, en la mesa que estábamos, que era con unos ojitos de perdiz y tenía como una boina cruzado39.

Nosotros estábamos con Luz y fuerza, porque nos pusimos y estuvimos ocho horas, no era un gremio muy grande el del vestido, entonces Luz y fuerza si, Luz y fuerza era40.

En el caso de Adelina, si bien no tuvo una participación gremial ni partidaria, llevó adelante una militancia que podríamos caracterizar como social, ligada centralmente a la tarea educativa y a partir del desarrollo de actividades, para la comunidad que excedían las tareas que le demandaba su profesión, estrictamente.

Como señala Caldo41, las mujeres que se incorporaron al trabajo docente encontraron en dicho ejercicio una «posibilidad con sentido bifronte» extendiendo por un lado, su rol doméstico a una institución pública, al tiempo que esto les permitió estudiar, trabajar, escribir, leer, percibir un salario, vivir solas, mudarse a otros lados (por los traslados); es decir, «hacer uso de las herramientas de la vida pública e íntima, dos claves oficialmente negadas al género femenino»42. Muchas de estas docentes, pueden ser consideradas dentro del universo de los «otros intelectuales» que cuestionaron modelos pedagógicos dominantes, con sus prácticas y escritos y tensionaron el modelo vocacional y angelical de la maestra, situándola de cara a la vida social, sentimental, afectiva, pero también material y política43. Adelina puede pensarse dentro de este universo, si miramos con atención su trayectoria. Como mencionamos al comienzo, en las diferentes escuelas en las que trabajó como maestra, directora, inspectora y preceptora, elaboró discursos, materiales y actividades, orientadas a la reflexión, evaluación y formación.

Esta es una dimensión de su trayectoria importante a destacar, ya que expresa un compromiso respecto a su tarea como educadora, que va desde cuestiones ligadas a los debates pedagógicos de la época (en los que intervenía activamente produciendo ponencias, ensayos y reflexiones críticas) pero también respecto de las problemáticas sociales en las que se anclaba su tarea. A este elemento se le agrega también el afán de Adelina por conservar y guardar toda aquella documentación que consideraba relevante con respecto a su vida privada, a su actividad educativa, y posteriormente, por supuesto, a la desaparición de Carlos y todas las actividades referidas a su búsqueda. Esto se expresa en el enorme Fondo Documental que fue construyendo mucho antes de su militancia en MPM.

Del conjunto de materiales elaborados por Adelina llaman la atención, por ejemplo, sus discursos, producidos en ocasión de determinadas efemérides escolares y a partir de los cuales reflexionaba sobre sobre el contexto en que se inscribía la labor educativa en relación a acontecimientos políticos del momento. Es interesante destacar que una vez jubilada y hacia los años 2000, Adelina comenzó a visitar los jardines y escuelas en las que había dado clase, algunas veces para ser homenajeada pero centralmente, para participar de los actos por el 24 de marzo. En estos eventos solía leer discursos que ponían en diálogo la denuncia sobre lo acontecido durante la última dictadura militar con la situación política nacional, y el estado de la educación pública en aquel momento (los desafíos educativos y la situación laboral de los docentes).

En un discurso que dio el 15 de octubre del año 2004 en la escuela de Brandsen, al ser invitada años después de su desempeño como directora en dicha institución, Adelina recuperaba los vínculos entre la escuela y la comunidad educativa. Esta es una preocupación que aparece como una constante en sus narrativas y elaboraciones, entendiendo como necesario estrechar ese vínculo, para mejorar el trayecto educativo de niños y niñas.

Estar frente a ustedes como docente (jubilada) en un regreso a 30 años de mi alejamiento, me conmueve hasta lo más profundo (y por eso traje este escrito). Llegué en 1965 con mis hijos Carlos Esteban y Ma. del Carmen para hacerme cargo de la Dcion. del J de Infantes [Dirección del Jardín de Infantes] 901 (a mi pedido). Para nosotros fue muy importante conectarnos con esta comunidad, de la que guardamos valiosas vivencias; los chicos ingresaron a la entonces escuela primaria #1. Había una cierta reticencia respecto al funcionamiento del jardín, que no sólo se pudo superar sino que la comunidad toda se involucró en los cambios y proyectos que el personal proponía y realizaba. Tengo una palabra de agradecimiento inmenso para todos aquellos que con esfuerzo y dedicación lograron un cambio no solo en la capacidad instalada y provisión de material didáctico sino esencialmente en la relación comunidad-jardín [frase siguiente borroneada]. Y con qué expresión podré recordar y agradecer su labor a todo el personal y a cada una de ellas, cualquiera fuera el cargo o la función; padres y personal un día decidimos salir a la calle... cuadra, y estuvimos todos y Mónica, maestra del j. 903 era alumna del jardín 1, ella relacionó la feria de la expresión con ese hecho y... por eso hoy estoy invitada aquí y espero encontrarme con muchos más ex alumnos44.

Llama la atención el fragmento donde señala «padres y personal un día decidimos salir a la calle»45. Si bien lamentablemente no podemos saber más sobre esa anécdota, ni qué explica dicho acontecimiento, Adelina lo nombra como algo significativo para la memoria de esa escuela. Lo recuperamos por ser un elemento que podría dar cuenta de la manera en que Adelina se involucró en aquellos años con la comunidad educativa, en su tarea como directora, apelando a la participación social de diferentes actores, y a través de diferentes intervenciones. También podemos ver este compromiso en aquella nota dirigida al intendente de Brandsen, el 24 de abril de 1967 para solicitar ayuda ante el cierre del comedor de la escuela por falta de dinero. Debajo de la nota, escrito por Adelina de puño y letra dice «se logró por dirección de escuela»46. Estos elementos demuestran que la actividad de Adelina excedía de alguna manera la cuestión «profesional» y que se involucraba con la comunidad educativa de una manera comprometida generando acciones y demandas que desbordaban los canales formales y tradicionales de gestión, buscando mejorar las condiciones materiales de las escuelas en las que desarrollaba su tarea, así como de los niños que allí recurrían. Estos son elementos que nos hablan de su compromiso social con otras causas y que dan cuenta de una dimensión política, que atravesaba sus prácticas e intervenciones en el ámbito de la educación pública.

En el Fondo Documental también encontramos algunos discursos de años antes a su constitución en MPM. El 9 de julio de 1954, día en que se conmemora la independencia Argentina, Adelina finaliza diciendo «Nuestra Argentina es y será: socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana»47 y agrega en lápiz al lado: «ahora más que nunca pues fue necesario un 9 de julio de 194748, para que se despertaran y arraigaran los ideales de aquella hora. Porque fue necesario otro nombre: Perón para agregar a la historia y una voluntad e inteligencia como la suya para poder emular a los prohombres de julio»49. Este discurso resulta llamativo, en la medida en que Adelina señala en reiteradas entrevistas que ella era muy antiperonista en esos años. Podría tratarse de cierta adscripción o apropiación, por su parte, de algunos elementos de dicho imaginario político, como la justicia social, la soberanía, (algo que aparece en sus preocupaciones reiteradamente a lo largo de su vida y en su labor educativa) o podría dar cuenta también del clima de época, y la fuerte vinculación del pensamiento peronista en las instituciones educativas, lo que podría haberla llevado adoptar esas ideas, como un modo de responder adecuarse a las exigencias de ese momento.

Otra dimensión que cobra relevancia en el análisis de las trayectorias de las entrevistadas, tiene que ver con la relación que establecieron respecto a la militancia de sus hijos e hijas. En contraposición a las ideas que enfatizan que las MPM solían estar al margen o conocer poco sobre las actividades que sus hijos/as se encontraban realizando, las entrevistadas muestran tener conocimiento y hasta haber acompañado esa experiencia, en algunos momentos.

En el caso de Adelina ella es quien acompaña a Carlos en sus inicios como militante sobre todo en su búsqueda respecto a dónde militar.

Mi hijo me dejó dos mensajes muy duros, primero que cuando discutíamos lo de la militancia me dijo ¿y vos te crees mamá que mucho de lo que yo hago no lo aprendí de vos?... te acordás cuando el caso de una preceptora y el caso de la directora que no cobraba el sueldo y las exposiciones con la escuela y la reforma que yo criticaba que los docentes se quejaban y cuando tienen la posibilidad de una reforma son los primeros en no querer hacer, eso me hacía sentir. Porque cuando el mostró inquietudes hacia lo político yo le dije mirá estamos en un periodo en que hay muchos que hablan por lo tanto tenés la posibilidad de ir a escucharlos. Fue a escuchar socialistas, fue a escuchar de todo. No te comprometas con la primera opinión que encontrás, y así fue que primero estuvo muy cerca con lo que planteaba un preceptor de la escuela (...) Estuvo cerca del PC [Partido Comunista] y hasta que un día me dijo no, ya tomé la decisión voy con la JUP [Juventud Universitaria Peronista]50.

En el caso de Aída si bien se muestra más crítica al contar sobre los cambios que Beatriz atravesó al iniciarse en la militancia, da cuenta de que conocía dónde lo hacía y en diferentes episodios colaboraba cuando ella le pedía ayuda. A modo de ejemplo podemos mencionar cuando, ya estando Beatriz en la clandestinidad, la cobijó, junto con sus compañeros/as de militancia tras la represión al cuartel Monte Chingolo51:

A: Nosotras (se refiere a ella y su hija menor) estábamos escuchando la televisión, mi marido dormía arriba, no sentía nada porque se levantaba muy temprano a la mañana, cerraba, nosotras estábamos en el taller, y sentimos, se borró la televisión, y dijeron bombardearon esto, aquello. Ay a mí me agarró, dije ¡ésta está ahí! estoy segura. Bueno empezaron a tocar el timbre, en el timbre vinieron como diez, pero ella no venía.

E: ¿Venían a tu casa? ¿A quedarse a tu casa?

A: Si, los que habían venido ya conocían la casa. Entonces vinieron ahí, todavía no puedo ni pensar que fue cierto que pasé todo eso y que no venía. Hasta que de repente una hora y pico, apareció. ¿Qué hago? No tenía mucha comida, ni nada por el estilo, les di café con leche. Y les dije que en ese comedor, se metieran en ese comedor, que era grande como este comedor, y se tiraran todos... les di una cosas unos trapos, ni me acuerdo de donde los saqué eso. Y pusieron ahí, la encontraron a ella, y todos cuando la vieron se fueron adelante y hablaban despacito para que yo no lo escuchara (...) Este... yo tampoco soy tan tarada como para no saber de política, eh... se fue. A la mañana, que nos quedamos, se fueron a las tres, cuatro de la mañana52.

Estos relatos son interesantes porque matizarían la idea construida por las MPM fundada en la noción de «nuestros hijos nos parieron». Habilita la pregunta por aquello que estas mujeres pusieron en juego en la crianza y socialización de sus hijas e hijos, y pone en cuestión la mirada de la mujer como transmisora pasiva y reproductora de los valores dominantes, al interior de la familia.

3. Las narrativas del pasaje y la construcción de un mito fundacional

Como hemos señalado en el apartado anterior, las trayectorias de Aída y Adelina, así como las de muchas otras MPM, dan cuenta de una inserción temprana en la esfera pública y de procesos de construcción de autonomía y politización, previos a su inserción militante en el campo de los derechos humanos53. En este apartado nos preguntamos por las narrativas construidas por ellas mismas, en torno a sus inicios como MPM, en la excepcionalidad de la desaparición forzada de un hijo/a.

Al preguntarle por qué fueron las mujeres quienes protagonizaron esta experiencia Aída señala que ellas tuvieron una reacción distinta a la de los padres:

Los padres le echaban la culpa a las madres y le echaban la culpa a todo eso. Ellos y, que los chicos hicieron lo que no debían, entonces los padres no estaban en la plaza. Y porque también se tenía la idea de que llevan a los hombres, no a las mujeres. Y la cosa no fue así, todas cosas que uno fue maquinando. Y entonces él una semana, mi marido, no iba para nada a ningún acto, iba a los cementerios a averiguar por si esto, por lo otro54.

Aída señala dos elementos que explicarían el protagonismo público de las mujeres. En primer lugar, que los padres las responsabilizaban, en función del mandato patriarcal de cuidado y crianza, de que sus hijos hubiesen hecho «lo que no debían», léase militar, razón que las convertía en responsables de su búsqueda. En segundo lugar, resalta el carácter estratégico de esa decisión, fundado en la idea de que «llevan a los hombres, no a las mujeres». Aunque luego señala que «la cosa no fue así» atendiendo a la represión que vivieron en carne propia muchas de ellas55. Afirma también que no se trata de que los varones no asumieran ningún tipo de papel, pero sí de que fueron las mujeres quienes ocuparon el espacio público (o de mayor visibilidad). En su caso fue ella quien asumió las tareas consideradas más «políticas» desde el punto de vista convencional (ir a la plaza, participar de los actos), mientras su marido desarrolló otras, como ir a buscar información a los cementerios o ayudar a acondicionar la infraestructura del lugar donde se instaló el archivo de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.

Por su parte Adelina destaca el carácter político de las acciones de las MPM y narra también como una decisión propia y consciente de ellas mismas, que fuesen las mujeres y no los varones quienes se manifestaran públicamente:

Los maridos hacían lo suyo, ellos hacían el control, pero no le permitían, sus mujeres no se lo permitían, porque eso era como que se habló y se dijo 'si vienen los hombres nos van a perseguir más, porque van a decir que son políticos, partidistas', que se yo. Político sabíamos que era, aunque todavía hay quien dice no, no es político, y yo digo, no es partidista56.

Siempre estaban eh... cerca, igual cuando nos llevaron presos del congreso, presas, y Marta Vázquez lo ve al marido en una esquina, (...) él se quedó miró, observó todo y cazó el teléfono y a la media hora estaban todos circulando. Y otros se quedaban en la casa a atender los hijos y laburar porque fue, nosotros siempre reivindicamos la parte del hombre, porque primero fue una decisión de las mujeres: ustedes no57.

Enfatiza que fue una decisión de las mujeres correr de la escena a los varones y ocupar el espacio público, producto de la idea de que la figura masculina estaba más asociada a lo político y/o partidario, lo que implicaría mayores niveles de persecución, a la vez que podemos inferir, menor legitimidad, en un contexto donde cualquier tipo de militancia era susceptible de ser perseguida y reprimida. Según su narración, esta decisión implicó cierta inversión de los roles tradicionales, siendo las mujeres quienes ocuparon el espacio público, típicamente masculino, mientras que los padres se replegaron de dicha escena para encargarse de otras tareas (como atender a los hijos en la casa).

Como señalaron Feijoó y Gogna58, la decisión de ser las mujeres y no los varones quienes ocuparan la escena responde, en estas narrativas, centralmente a dos argumentos: aquel que remite a la división sexual del trabajo y el que establece que la condición de mujer y de madre ofrecían mayor seguridad. Por otra parte, dicha decisión aparece fundamentalmente como una táctica desplegada por las propias mujeres. Remite a un modo de resguardo a la vez que de legitimación del reclamo. Si bien ellas no lo enuncian así, podríamos interpretar que se trata de una operación política que buscaba sustraer lo político del discurso, para poder volverse legítima.

Considero que es posible pensar esta estrategia como un modo de agenciamiento político, es decir, como un trabajo militante que luego se constituyó en un mito de origen del grupo59. Podemos pensar que esto produjo como efecto el ocultamiento de las trayectorias previas de participación política de las integrantes del propio colectivo, y el énfasis en su condición de amas de casa (considerada a su vez una tarea no política de acuerdo a las representaciones culturales y sociales hegemónicas). Por otra parte, si analizamos el acta fundacional de la Asociación Civil Madres de Plaza de Mayo (1979) veremos el énfasis puesto en la desvinculación de la organización respecto de toda actividad política: «[...] Somos madres de detenidos desaparecidos y representamos a muchos millares de mujeres argentinas en igual situación. No nos mueve ningún objetivo político. Nadie nos ha convocado, ni nos impulsa o instrumenta»60. El texto incluye además, un artículo donde se prescribe «d)- Evitar la intromisión o influencia de factores políticos o sectoriales que desnaturalicen el carácter exclusivamente humanitario de la Asociación y la aparten de los objetivos que se expresan en su "Declaración de Principios"»61; sin embargo, las MPM establecieron vínculos estrechos con diferentes organizaciones políticas locales62, y también, con aquellas fundadas por exiliados y exiliadas63 en el exterior. En ese sentido, es preciso señalar que, en su derrotero, las MPM desarrollaron su acción política tanto en el plano local, como en el internacional. En el primero se abocaron sobre todo a ocupar el espacio público, presionando a partir de la publicación de solicitadas, la realización de actos, marchas y otras iniciativas, como por ejemplo los ayunos64.

En el ámbito internacional, desplegaron una activa militancia política y tejieron vínculos con amplios sectores de la comunidad internacional, encontrando allí otros interlocutores y espacios de escucha para sus reclamos65. Apelando a los instrumentos del Derecho Internacional Humanitario, desnudando específicamente la perversidad del sistema judicial argentino, gestaron importantes redes trasnacionales de solidaridad y denuncia. Las MPM denunciaron en el ámbito internacional los crímenes provocados por el terror estatal, jerarquizando la figura jurídica de la desaparición forzada, logrando también de este modo, erosionar la legitimidad del régimen dictatorial66.

Para comprender el contexto en que se gesta esta especie de mito fundacional del grupo, es importante reponer el contexto en el que se produjo, que habilitó y dio lugar a la configuración de determinados relatos y a la producción de determinadas memorias. Nos referimos a la narrativa humanitaria, relato constituido a partir de un imperativo moral basado en la adscripción a derechos inherentes a todo ser humano, que pone el eje en las vejaciones realizadas por los perpetradores a víctimas inocentes, sin establecer la relación de estos crímenes con un orden social, sin historizar ni dar cuenta de la politicidad de estas víctimas67. La narrativa humanitaria se constituyó al calor de la conformación del campo de organizaciones de derechos humanos, haciendo eje en los rasgos humanos de los y las desaparecidas y en su condición de víctimas de la represión estatal, silenciando sus militancias revolucionarias. «La restitución de la condición humana de las víctimas se realizó acompañada de un desplazamiento de sus trayectorias políticas»68. Despolitizar a las víctimas de la represión era un requisito para poder construir la denuncia y demanda por justicia. En ese marco los familiares directos se constituyeron en los representantes más legítimos del reclamo. Fue necesario mostrar un efecto de ruptura con respecto a las militancias revolucionarias y la constitución de un nuevo movimiento, en un contexto donde la represión clandestina continuaba ejerciéndose por parte del Estado y donde la dictadura todavía continuaba teniendo ciertos márgenes de legitimidad y apoyo social, respecto a sus discursos de «combate a la subversión»69. En ese marco es posible pensar que así cómo se produjo la despolitización de las víctimas, los familiares también debieron mostrarse como actores despolitizados.

En el caso de las MPM, la figura de la maternidad le añadió un componente específico a este proceso, en la medida en que este relato despolitizado, se unió a la figura «sagrada» de la maternidad, como construcción social. Lastra70 analiza el proceso de producción de una jerarquización de víctimas de la represión estatal, producido durante los años primeros años de la transición a la democracia, y cómo éste excluyó, por ejemplo, al exilio como repertorio de la represión, en las demandas de los organismos (aun cuando existió un vínculo estrecho entre estos actores). A su vez, este proceso tuvo como componente la construcción de una mirada mistificadora sobre las mujeres pertenecientes a MPM y su reclamo ante el secuestro y la desaparición de sus hijos e hijas, que adquirió enorme legitimidad social convirtiéndose en portavoces privilegiadas en el campo de los derechos humanos. Según trabajadores de la salud que participaban de los equipos de atención psicológica a MPM y familiares de víctimas de la violencia estatal, la figura de las mujeres cuyos hijos habían sido desaparecidos, sufrió un efecto mistificador, heroico, fuertemente anclado en la idea «sagrada» de la maternidad. Esto las habría constituido en una de las víctimas principales, de este imaginario jerarquizador (expresado en prácticas y discursos), que fue elaborado por los propios organismos y diferentes actores del campo de los derechos humanos (es decir, no sólo por las propias MPM). Como se ha señalado desde los cruces entre la teoría política y las teorías feministas, los familiares se apropiaron del modelo tradicional de familia, utilizado por la dictadura, para producir un discurso de oposición71. Los familiares, y específicamente las MPM, se inscribieron en el régimen de representación hegemónico y sostenido por las Fuerzas Armadas bajo la idea de la familia como la célula base de la sociedad. Un organismo en el cual las mujeres cumplían el rol y la responsabilidad de criar y reproducir la vida, bajo los valores de la Nación y el Estado. En este sentido, cobra relevancia comprender las prácticas y discursos, que las MPM construyeron a la luz del escenario de fuerzas, representaciones sociales y actores en juego, de un contexto específico. El relato que las MPM construyeron fue posible en el marco de la narrativa humanitaria consolidada durante la transición, y luego de producidos el Informe de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (1984) y el Juicio a las Juntas (1985). La obturación de las trayectorias previas, sobre todo de aquellas vinculadas a la militancia social, política, gremial, de las mujeres pertenecientes a MPM, puede ser explicado en este contexto, donde se tornaba necesario, a la vez que táctico, para construir la legitimidad de su demanda por justicia.

Por otra parte, nos interesa señalar que en el campo académico esto redundó en una visión de conjunto que tendió a reproducir, al menos en parte, este relato mistificador. Lo advertimos en el destacado trabajo de Gorini72, pero también en la mayoría de los trabajos sobre MPM que aun cuando historizan y desmontan las explicaciones que tienden a naturalizar y mostrar como espontánea la reacción de estas mujeres, no se han preguntado por este presupuesto: que la mayoría de las mujeres pertenecientes al colectivo eran solo amas de casa, que no contaban con experiencias políticas previas y que ante la desaparición de sus hijos e hijas fueron «arrojadas» desde la esfera privada al escenario público. Esto contribuyó a una visión de conjunto sostenida en esas premisas. Como mencionamos, los trabajos de D'Antonio y Viano73 reponen una trama más compleja en relación a la mirada sobre quiénes eran esas mujeres y orientan a mirar esas biografías en sus desarrollos previos.

Poner en suspenso estas ideas tiene implicancias importantes, ya que permite, por un lado, visibilizar la agencia política de estas mujeres y experiencias de gran riqueza que las mismas traían consigo, antes de la desaparición de sus hijos e hijas. Por otra parte, evita la operación de reducir la adscripción de lo político a la esfera pública y de lo doméstico como propio de una dimensión meramente privada, en donde ser ama de casa no remitiría a ningún componente del orden político. En definitiva, la escisión entre esferas público y privada propia de una lógica burguesa, como lo ha destacado Oberti74, contribuye a invisibilizar la agencia femenina y la politización de las esferas denominadas «privadas». Se trata de interrogantes a seguir desarrollando, que merecen una mirada más atenta y profunda sobre estos procesos.

En cuanto a las trayectorias de las entrevistadas, cabe resaltar que ambas se abocaron centralmente a las tareas militantes una vez desaparecidos sus hijos/as. Adelina decidió jubilarse al poco tiempo para dedicarse exclusivamente a la búsqueda, ya que había agotado todas sus licencias de trabajo, y se le dificultaba poder participar de las rondas de cada jueves y las diferentes actividades. Aída, quien, en ese momento, realizaba trabajos de costura desde su casa, se abocó a las actividades de la organización y se dedicó centralmente a construir el archivo de Madres Línea-Fundadora, y a coser los pañuelos y las banderas utilizadas para las marchas. Al analizar sus narrativas observamos que se desdibujan las fronteras rígidas entre el ámbito privado (como esfera no política) y la esfera pública/política. Emerge la dimensión de la agencia en sus trayectorias, quedando al descubierto que la ocupación del espacio público no fue una respuesta espontánea, sino que estuvo teñida de decisiones, ponderaciones, en relación al contexto en el que estaban interviniendo.

4. Conclusiones

En el presente artículo nos propusimos indagar en las trayectorias que las mujeres pertenecientes al colectivo de Madres de Plaza de Mayo, construyeron antes de la desaparición de sus hijos e hijas, a partir de los casos de Aída Sarti y Adelina Dematti. Ambas trayectorias nos permitieron problematizar la idea recurrente de que las mujeres que integraron MPM no tenían experiencias políticas previas, ni participación en la esfera pública, al momento de la desaparición de sus hijos/as. En primer lugar, en ambos casos advertimos que el mundo familiar, doméstico y privado, aparece tempranamente politizado en sus testimonios. Sus primeras memorias en torno a sus vínculos con la política se inscriben narrativamente en el escenario familiar. Por otra parte, ambas describen procesos de construcción de espacios de autonomía que permitieron aumentar sus márgenes de libertad, desde antes de su constitución en militantes de derechos humanos. Estos procesos se asocian en general a sus experiencias vinculadas a la intervención en la vida pública, laboral, social y gremial. En el caso de Adelina por su larga trayectoria en el ámbito docente y en el caso de Aída como trabajadora en una sastrería y por su participación en el sindicato del vestido en los años '40.

Recuperar esas experiencias previas permitiría pensar en aquellos recursos y prácticas que estas mujeres traían consigo y que al momento de la desaparición de sus hijos e hijas movilizaron y pusieron a disposición de las nuevas estrategias y prácticas militantes. En el caso de Adelina su trayectoria habilita la pregunta por los vínculos entre estas mujeres y la experiencia del magisterio. Ya que muchas MPM fueron docentes, directoras de escuela, profesoras, indagar en las condiciones históricas del magisterio y de las tareas educativas, puede brindarnos interesantes pistas para comprender sus agencias políticas. La trayectoria de Aída nos devuelve también la pregunta por aquellas memorias obreras y la cuestión de clase a la hora de analizar las militancias de las MPM75.

Como señalamos, las narrativas en torno a su constitución en MPM dan cuenta de una decisión estratégica, reponiendo la dimensión de la agencia y la búsqueda por habilitar un modo de acción que se pudiera desplegar en un contexto fuertemente represivo, del que ellas fueron también víctimas directas. Como señala Franco (2017) la desaparición forzada no fue un crimen que suscitó la condena inmediata de la sociedad, sino que ésta se consolidó hacia la transición, requirió de un contexto histórico específico, que permitiera construir a los desaparecidos como víctimas inocentes y a sus madres como actores despolitizados. El trabajo hasta el momento realizado nos abre la pregunta por la existencia de un mito fundacional del colectivo de MPM, construido por ellas mismas como efecto de la propia estrategia desplegada y que permeó los análisis sobre esta experiencia, naturalizándolo. Algo que atañe de conjunto al campo de organizaciones de derechos humanos, en el marco de la construcción de la narrativa humanitaria, pero que en el caso de las MPM adquirió una forma específica, atravesada por un componente mistificador y sagrado de su condición materna, atendiendo a las concepciones sociales y culturales hegemónicas. Este mito o narrativa de pasaje de lo privado a lo público produjo, a nuestro modo de entender, dos efectos: por un lado, el de obturar la mirada sobre las experiencias de participación política que muchas de esas mujeres traían consigo, como militantes, activistas, trabajadoras, profesionales, que actuaban de hace tiempo en la esfera pública. Y, en segundo término, despolitizó aquellas prácticas y dimensiones del mundo de lo privado y/o doméstico, como si dichas esferas y sus actores no tuvieran agencia política. Pero, además, esta mirada se articuló y coadyudó a la narrativa que buscó despolitizar a las víctimas de la dictadura militar, soslayando la militancia revolucionaria de los desaparecidos.

Consideramos que desnaturalizar estas miradas nos permite realizar nuevas preguntas y repensar el abordaje en torno a las agencias políticas de las MPM, pero también ampliarlas para el análisis de la agencia femenina en el campo de los derechos humanos en general. Estas preguntas pueden contribuir a las investigaciones sobre sexualidad y género dentro del campo de la Historia Reciente y los estudios sobre memorias. Este análisis supone, a su vez, problematizar los abordajes que tienden a pensar las esferas públicas y privadas como profundamente escindidas, así como aquellas que tienden a mantener como un supuesto el carácter despolitizado de las últimas. El abordaje de las trayectorias femeninas permite ver cómo estas esferas se constituyen mutuamente y son porosas. Así como revela que las mujeres tensionan estas prescripciones y las redefinen constantemente en sus propias biografías.

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* Este trabajo es producto de la tesis de grado para obtener el título de la Licenciatura en Sociología de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, titulada: «Y también 'Madres': un acercamiento a las memorias y experiencias políticas de Aída Bogo de Sarti y Adelina Dematti de Alaye». La investigación fue financiada por las becas de entrenamiento de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC).

1Alejandra Oberti, Las revolucionarias. Militancia, vida cotidiana y afectividad en los setenta (Buenos Aires, Edhasa, 2015), 17; Vera Carnovale, Los combatientes. Historia del PRT-ERP (Buenos Aires: Siglo XXI editores. 2009), 250; Andrea Andújar, Rutas Argentinas hasta el fin. Mujeres, política y piquetes (1996-2001) (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2014), 53; Débora D'Antonio, comp., Deseo y represión. Sexualidad, género y Estado en la historia argentina reciente (Buenos Aires: Imago Mundi, 2015), 23.

2María del Carmen Feijoó y Mónica Gogna, «Las mujeres en la transición a la democracia», en Los nuevos movimientos sociales/2 - Derechos Humanos. Obreros. Barrios, comp. Elizabeth Jelin (Buenos Aires: CEAL, 1985), 41-82; Dora Barrancos, Mujeres, entre la casa y la plaza (Buenos Aires: Sudamericana, 2008), 148-163; Rubén Kotler, «Mujeres militantes en el movimiento de Derechos Humanos de Argentina. El caso Tucumán», Revista Amnis vol. 8, (2008): 1, doi: https://doi.org/10.4000/amnis.573; Elizabeth Jelin, La Lucha por el pasado: Cómo construimos la memoria social (Buenos Aires: Siglo XXI, 2017), 69-71; Débora D'Antonio, «Redes de denuncias políticas y jurídicas por violaciones a los derechos humanos en el plano internacional: el rol de las Madres de Plaza de Mayo (Argentina, 1976-1983)», Travesía vol. 20, n° 2 (2018): 15-44, doi: https://doi.org/10.31050/1852.1568.n38.19126.

3Jelin, Los nuevos movimientos sociales/2)..., 23.

4En adelante para abreviar utilizaré la sigla MPM.

5Jean Pierre Bousquet, Las locas de la Plaza (Buenos Aires: El Cid Editor, 1983), 51-60; Rubén Kotler, «Los Movimientos Sociales: formas de resistencia a la dictadura. Madres de Detenidos Desaparecidos de Tucumán» (Tesis de doctorado, Universidad de Buenos Aires, 2006), 13; Ulises Gorini, La rebelión de las Madres. Historia de las madres de Plaza de Mayo (Buenos Aires: Grupo Editorial Norma, 2006), 79-88; Luciano Alonso, Luchas en plazas vacías de sueños. Movimiento de derechos humanos, orden local y acción antisistémica en Santa Fe (Rosario: Prohistoria, 2011), 33-100; Marianela Scocco, El viento sigue soplando. Los orígenes de Madres de Plaza 25 de Mayo de Rosario (1977-1985) (Rosario: Último Recurso, 2016), 55-76.

6Feijoó y Gogna, «Las mujeres en la transición a la democracia...», 41-82; Barrancos, Mujeres, entre la casa y la plaza..., 144-163; Virginia Morales, «La subversión del grito. Repensando la emergencia de las Madres de Plaza de Mayo», Revista Mora vol.21, n° 1 (2010): 37-61, doi: https://doi.org/10.34096/mora.n21.2398.

7Jelin, Los nuevos movimientos sociales. , 34.

8Feijoó y Gogna, «Las mujeres en la transición a la democracia...», 41-82.

9Gorini, La rebelión de las Madres..., 22.

10Débora D'Antonio, «Las Madres de Plaza de Mayo y la apertura de un camino de resistencias. Argentina, última dictadura Militar. 1976-1983», Nuestra América. Revista de Estudios sobre la Cultura Latinoamericana, n° 2 (2006): 29-40.

11Enrique Arrosagaray, Biografía de Azucena Villaflor. Creadora del movimiento Madres de Plaza de Mayo (Ituzaingó: Editorial Cienflores, 2014), 37-39.

12Cristina Viano, «Mujeres y movimientos sociales: un acercamiento a Madres de Plaza de Mayo desde una historia de vida», en Historia oral y militancia política en México y en Argentina, et al., Gerardo Necoechea Gracia (Buenos Aires: El Colectivo/ FFyL-UBA, 2008), 61-82.

13Un trabajo más extenso sobre sus biografías puede encontrarse en: María Emilia Nieto, «Y también "Madres": un acercamiento a las memorias y experiencias políticas de Aída Bogo de Sarti y Adelina Dematti de Alaye, Madres de Plaza de Mayo» (Tesis de grado, UNLP, 2017), 31-69.

14Nelly Richard, Feminismo, género y diferencia(s) (Santiago de Chile: Palinodia, 2008), 45.

15Teresa De Lauretis, «La tecnología del género», Revista Mora, n° 2 (1996): 6-34, acceso el 3 de marzo de 2018, http://www.caladona.org/grups/uploads/2012/01/teconologias-del-genero-teresa- de-lauretis.pdf.

16Oberti, Las revolucionarias..., 249.

17Alessandro Portelli, Historias Orales. Narración, Imaginación y dialogo (Rosario: Prohistoria/UNLP, 2016), 83-102.

18Se trata de una localidad de la Provincia de Buenos Aires, ubicada a 28 km. de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

19Las Escuelas Normales surgen en Argentina hacia 1869, con el objetivo de institucionalizar y profesionalizar la formación de las maestras y maestros del sistema educativo. Ésta tuvo un componente fuertemente moralizador. La tarea se centraba en convertir a los niños y niñas en ciudadanos del Estado. Si bien se crearon algunas Escuelas Normales para varones, la carrera magisterial estaba principalmente dirigida a las mujeres, «educadoras por excelencia» por considerarse que estaban «naturalmente» dispuestas a la enseñanza. Ver: Andrea Alliaud, Los maestros y su historia: los orígenes del magisterio argentino/1 (Buenos Aires: Centro editor de América Latina, 1993), 13-16.

20Durante las presidencias de Juan Domingo Perón (1945-1955) se llevó adelante un proceso de democratización social que abarcó, entre otros, el campo educativo. La inauguración de 1064 secciones de jardines de infantes se produjo en el marco de una política educativa, orientada a expandir la oferta educativa en todos los niveles y centralizar las diferentes acciones estatales. Se creó el Ministerio de Educación y como respuesta al fuerte vínculo entablado con la Iglesia Católica, en 1947 el peronismo convirtió en ley el decreto militar de 1943, que había instaurado la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. También creó en 1954 un Estatuto Docente, garantizando mayor estabilidad y un incremento en los salarios. Como señala Fiorucci la comunidad escolar fue fuertemente conmovida en todos sus niveles por el conflicto peronismo-antiperonismo, al calor de las diferentes políticas que éste impulsó. La escuela fue también pensada como un andamiaje generador de adhesión y consenso político. Sobre todo, a partir de 1952, el gobierno interpeló al gremio docente en la difusión de la doctrina política peronista, aun cuando gran parte de este sector se manifestara en las antípodas. El Estado produjo contenidos con esos fines y desplegó sanciones a quienes no se ajustaran a ellos, generando también un sistema de control, que se expresó por ejemplo en los sumarios realizados a docentes. Pero el peronismo también contó con importantes apoyos, gremiales y de la comunidad educativa. Ver: Mariano Plotkin, Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955) (Buenos Aires: Editorial Ariel, 1993) 145-165; Adriana Puiggrós, Peronismo: cultura política y educación (1945-1955) (Buenos Aires: Editorial Galerna, 1993), 71-186; Flavia Fiorucci, «El campo escolar bajo el peronismo (1946-1955)», Revista Historia de la Educación Latinoamericana vol. 14, n° 18 (2012): 139-154.

21Para más información sobre la biografía de Carlos Alaye, ver: Ana Julia Ramírez y Margarita Merbilhaá, ed., Memorias del BIM: Biografías. Las víctimas de la Fuerza de Tareas 5 en La Plata, Berisso y Ensenada (La Plata: Universidad Nacional de La Plata, 2015), 53-55, acceso el 15 de abril de 2017, http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.373/pm.373.pdf.

22El radicalismo tuvo su expresión partidaria en la UCR, pero se trató de una corriente política más amplia. En ella convivieron dos importantes tendencias expresadas en la corriente yrigoyenista y la alvearista. La primera llevó adelante, durante los gobiernos de Hipólito Yrigoyen, un proceso de democratización social, construyendo una base con un componente popular, que tuvo como principal protagonista a los sectores medios. Impulsó reformas sociales, en beneficio de estos sectores, aunque también recurrió a la represión de importantes huelgas. Los hechos conocidos como la Semana Trágica (1919) y la denominada Patagonia Rebelde (1920 1922) se produjeron en un contexto de ascenso del movimiento obrero y la presencia, en su seno, de importantes tendencias políticas radicalizadas. En contraposición al yrigoyenismo se encontraba la corriente «antipersonalista», impulsada por Marcelo T. de Alvear, que se oponía a Yrigoyen y lo que consideraban un liderazgo verticalista. Se caracterizó por ser el ala más conservadora del radicalismo y apoyó el golpe de 1930.

23En un primer momento la Unión Cívica Radical desarrolló una política de abstención electoral, hasta 1935 cuando volvió a participar denunciando las maniobras abiertas de fraude por parte del gobierno de facto, que caracterizaron los distintos comicios. Ver: Dolores Béjar, «La construcción del fraude y los partidos políticos en la Argentina de los años treinta», Sociohistórica, n° 15-16 (2004): 65-97.

24Adelina Dematti de Alaye (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por Alessandro Portelli, La Plata, 2014. Disponible en el Archivo Sonoro «Franco Coggiola» del Circolo Gianni Bosio, Roma.

25Adelina Dematti de Alaye (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por Pablo Palomino, La Plata, 1 de agosto de 2005. Disponible en Memoria Abierta.

26Aída Bogo de Sarti, (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por María Emilia Nieto, Monte Grande, abril de 2017.

27Angelillo fue un destacado actor y cantautor madrileño que debió exiliarse en Buenos Aires durante el franquismo, producto de su persecución y censura.

28Bogo, entrevista. Es necesario señalar que la Guerra Civil Española provocó gran impacto en Argentina, donde la comunidad española era muy importante. Gran parte de la sociedad y de las instituciones de la colectividad, se vieron atravesadas por los alineamientos a ambos bandos, destacándose la organización en favor de los republicanos en los Comités de Ayuda al pueblo español. Como señala Casas (2005) en el caso de los republicanos, su influencia en el espacio público se expresó en clubes de barrio, bibliotecas, plazas y con mucha fuerza en clubes como los mencionados por Aída. Éstos se vieron fuertemente tensionados, entre sus bases y las comisiones directivas, que en muchos casos pretendían manifestarse como neutrales, ante los acontecimientos. En el caso del Centro Gallego, mencionado por Aída, y también el Centro Asturiano, la tendencia republicana ganó las elecciones internas, constituyéndose en un polo importante del republicanismo. Mientras que los franquistas tenían como principal centro de referencia a la Cámara Española de Comercio de Buenos Aires. Ver: Saúl Luis Casas, La guerra civil española y la lucha antifascista en Argentina 1939-1941 (España: Libros Electrónicos Colección Veracruz de la Fundación Cátedra Iberoamericana, 2007), 23-34.

29Marcela Nari, Políticas de maternidad y maternalismo político. Buenos Aires, 1890-1940 (Buenos Aires: Biblos, 2004), 78-84.

30Dematti, entrevista.

31Adelina Dematti de Alaye (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por Alessandro Portelli, La Plata, 2014. Disponible en el Archivo Sonoro «Franco Coggiola» del Circolo Gianni Bosio, Roma.

32Dematti, entrevista.

33Aída Bogo de Sarti (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por Patricia Flier, Buenos Aires, 2016.

34Hacia el año 1943 los/as trabajadores/as del vestido se agrupaban en la denominada Federación Obrera del Vestido, que era conducida por el Partido Comunista. Tras el advenimiento del peronismo, y la disputa por contrarrestar la influencia del comunismo, un sector conducido por Ramón Méndez, quien estaba muy cercano a la Secretaría de Trabajo y Previsión, se separó y fundó el Sindicato de Obreros Sastres.

35Aída Bogo de Sarti, (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por María Emilia Nieto, Monte Grande, abril de 2017.

36Bogo, entrevista.

37En el año 1945 Perón, a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión dictó una resolución, el decreto 33302, estableciendo el pago del aguinaldo para los empleados públicos y para todos los trabajadores que tuvieran relación de dependencia en el orden empresarial y comercial.

38Bogo, entrevista.

39Bogo, entrevista.

40Bogo, entrevista.

41Paula Caldo, «Maestras y mercado editorial», en La historia argentina en perspectiva local y regional: nuevas miradas para viejos problemas. Tomo 2, coord. Susana Bandieri y Sandra Fernández (Buenos Aires: Teseo 2017), 53.

42Caldo, «Maestras y mercado editorial», 57.

43Caldo, «Tizas y Apuntes: costumbres en común. Maestras, libros y prácticas de enseñanza en la Argentina de 1930», 115-139.

44«Discurso elaborado para el acto en la Escuela de Brandsen» 15 de octubre de 2004, Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona (AHPBA), La Plata — Argentina, Fondo documental de Adelina Dematti de Alaye, integrante de Madres de Plaza de Mayo-La Plata, Serie 1: Adelina Ethel Dematti de Alaye. Ss1.4.

45AHPBA, «Discurso elaborado para el acto en la Escuela de Brandsen», Ss 1.4.

46«Nota al intendente de Brandsen para solicitar ayuda ante cierre del comedor escuela» Brandsen, 24 de abril de 1967, Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona (AHPB), La Plata-Argentina, Sección Historia Reciente, Fondo documental de Adelina Dematti de Alaye, integrante de Madres de Plaza de Mayo-La Plata, S. 1: Adelina Ethel Dematti de Alaye,. Ss1.4.

47«Discurso 9 de julio de 1954», Brandsen, 1954, Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona (AHPB), La Plata-Argentina. Sección Historia Reciente. Fondo documental de Adelina Dematti de Alaye, integrante de Madres de Plaza de Mayo-La Plata, S. 1: Adelina Ethel Dematti de Alaye. Ss1.4

48Adelina pone en relación la conmemoración del 9 de julio de 1816, día de la declaración de la independencia argentina, con el 9 de julio de 1947, día en que el presidente Juan Domingo Perón proclamó la independencia económica.

49AHPB, «Discurso 9 de julio de 1954», Ss. 1.4

50Adelina Dematti de Alaye (Madre de Plaza de Mayo — Línea Fundadora), entrevista por Pablo Palomino, La Plata, 1 de agosto de 2005. Disponible en Memoria Abierta.

51El 23 de diciembre de 1975, el ERP realizó un operativo de gran envergadura, atacando el batallón de arsenales del Ejército Domingo Viejo Bueno, ubicado en la localidad bonaerense de Monte Chingolo. El operativo fue duramente reprimido por el Ejército provocando el asesinato de 30 militantes.

52Bogo, entrevista.

53Santiago Cueto Rúa, «Apuntes para pensar el campo de los derechos humanos y la memoria», en Memoria y violencia en el siglo XX: Horizontes de un proyecto de investigación, coord. Emmanuel Kahan, Santiago Cueto Rúa, Laura Graciela Rodríguez (La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Estudios-Investigaciones; 65, 2018), 89-115, acceso el 25 de febrero de 2018, http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.613/pm.613.pdf.

54Bogo, entrevista.

55El 8 de diciembre de 1977 desaparecieron las MPM fundadoras María Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, junto con el grupo secuestrado en la Iglesia de la Santa Cruz. Dos días después fue secuestrada y desaparecida Azucena Villaflor, también fundadora y referente central de Madres de Plaza de Mayo. Además, muchas otras mujeres de este colectivo sufrieron constantes allanamientos violentos en sus casas y algunas fueron detenidas en centros clandestinos de detención y luego liberadas.

56Dematti, entrevista.

57Dematti, entrevista.

58Feijoó y Gogna, «Las mujeres en la transición a la democracia...», 41-82.

59Copello plantea entender lo mitos fundadores de las organizaciones, como resultado de un trabajo militante que los hace existir. Ver: David Copello, «El discurso de la víctima militante en la temprana posdictadura: Madres de Plaza de Mayo, actores paraorganizacionales y redes informales en la construcción discursiva de la lucha por los derechos humanos en la Argentina», Revista Nuevo Mundo, Mundos Nuevos, (2018): 12, doi: https://doi.org/10.4000/nuevomundo.74622.

60«Declaración de Principios. Acta fundacional de la Asociación Civil Madres de Plaza de Mayo, 22 de agosto de 1979, La Plata,» Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, acceso el 5 de mayo de 2016, https://web.archive.org/web/20120813160905/ http://www.madresfundadoras.org.ar/pagina/declaracindeprincipiosao1979/24.

61«Declaración de Principios. Acta fundacional de la Asociación Civil Madres de Plaza de Mayo».

62D'Antonio, «Redes de denuncias políticas y jurídicas...»,15-44;

63Silvina Jensen. «Los exiliados argentinos y las luchas por la justicia (1976-1981)», Estudios, n° 38 (2017): 13-30, doi: https://doi.org/10.31050/1852.1568.n38.19126.

64El día 12 de diciembre de 1981 las MPM iniciaron de manera sorpresiva un ayuno en la Catedral de Quilmes, un día después de la realización de la primera Marcha de la Resistencia. El ayuno o huelga de hambre duró 10 días y en un primer momento fue llevada adelante por un grupo de Madres entre ellas Adelina Dematti, Nora Cortiñas, Hebe de Bonafini, Laureana de Rivelli, Nélida de Chidichimo y Dora Pérez, luego se irían sumando el resto de las integrantes.

65Luis Zarranz, El mundo es un pañuelo: viajes al exterior de las Madres de Plaza de Mayo, 1978-1990, tomo I (La Plata: EDULP, 2018), 25-190.

66D'Antonio, «Redes de denuncias políticas y jurídicas...», 15-44.

67Emilio Crenzel, La historia política del Nunca Más. La memoria de las desapariciones en la Argentina (Buenos Aires: Siglo XXI, 2008),105-129.

68Santiago Cueto Rúa, «Hijos de víctimas del terrorismo de Estado: Justicia, identidad y memoria en el movimiento de derechos humanos en Argentina, 1995-2008», Historia crítica, n° 40 (2010): 127, doi: https://doi.org/10.7440/histcrit40.2010.08.

69Marina Franco, El final del silencio: Dictadura, sociedad y derechos humanos en la transición (Argentina, 1979-1983) (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2018), 39-87.

70Soledad Lastra, «¿Víctimas de primera o de segunda categoría? La compleja construcción social de una "jerarquía de las víctimas" en la Argentina posdictadura (1983-1987)», Revista Páginas vol. 11, n° 27 (2019): 18, doi: http://dx.doi.org/10.35305/rp.v11i27.370.

71Judith Filc, Entre el parentesco y la política. Familia y dictadura, 1976-1983 (Biblos: Buenos Aires, 1997), 61-99.

72Gorini, La rebelión de las Madres..., 73.

73Viano, «Mujeres y movimientos sociales...», 61-82; D'Antonio, «Las Madres de Plaza de Mayo...», 29-40.

74Oberti, Las revolucionarias..., 17.

75Luciano Alonso, «Terror de Estado y luchas pro derechos humanos en Argentina: las dimensiones ocluidas», Revista Ayer 107/, (3) (2017): 99-124.

Citar este artículo: Nieto, María Emilia. «¿De la casa a la plaza? Agencia y politicidad en las trayectorias de Adelina Dematti y Aída Bogo antes de su constitución en Madres de Plaza de Mayo». História Y MEMORIA, n° 24 (2022): 305-343. DOI: https:/doi.org/10.19053/20275137.n24.2022.10842.

Recibido: 09 de Abril de 2020; Revisado: 15 de Julio de 2020; Aprobado: 14 de Abril de 2021

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