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Aletheia. Revista de Desarrollo Humano, Educativo y Social Contemporáneo

On-line version ISSN 2145-0366

Aleth. rev. desarro. hum. educ. soc. contemp. vol.8 no.1 Bogotá Jan./June 2016

 

Mujeres activas: actoras sociales y políticas, una experiencia desde la Iniciativa Local de Paz de Facatativá-Cundinamarca*

Active Women: Social and Political Agents, an Experience from the Local Initiative for Peace in Facatativá- Cundinamarca

Mulheres ativas: atoras sociais e políticas, uma experiência desde a Iniciativa Local de Paz de Facatativá - Cundinamarca

Francy Yovana Velandia Castrillón**

* Este artículo de investigación científica presenta avances de la investigación "Las condiciones y modos de construcción de subjetividades políticas para la paz, en jóvenes de organizaciones interétnicas y feministas desde una perspectiva intergeneracional, adelantada por el equipo del que forma parte la autora, del programa "Sentidos y prácticas políticas de niños, niñas y jóvenes en contextos de vulnerabilidad en el eje cafetero, Antioquia y Bogotá: un camino posible de consolidación de la democracia, la paz y la reconciliación mediante procesos de formación ciudadana", del Consorcio Niños, Niñas y Jóvenes Constructores de Paz: Democracia, Reconciliación y Paz, cofinanciado por Colciencias. Código 12 35 543 31810. Contrato 959 2012. Área Ciencias Sociales.
** Psicóloga, Universidad Santo Tomás. Magíster en Desarrollo Educativo y Social por la Universidad Pedagógica Nacional-Cinde. Colombia. Candidata a doctora en Educación, Universidad de la Salle en Costa Rica. Docente de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: yovanavelandia@yahoo.es.

Recibido: 11/02/2016
Evaluado: 24/06/2016


Resumen

El propósito de este estudio es presentar los resultados preliminares de la investigación: "las condiciones y modos de construcción de subjetividades políticas para la paz en jóvenes de organizaciones interétnicas y feministas desde una perspectiva intergeneracional". Esta investigación surge a partir de una de las Iniciativas Locales de Paz (ILP) a sistematizar ubicada en el municipio de Facatativá- Cundinamarca, llamada "Mujeres Activas" que se pregunta por la configuración de estas mujeres como un sujeto político. Al interior de la ILP esta configuración se establece a partir de una variedad de prácticas en donde las mujeres tienen la posibilidad de desarrollar distintos tipos de funciones y habilidades, a nivel productivo, religioso, comunitario y social, las cuales han contribuido al desarrollo de procesos de construcción de paz que se traducen en transformaciones a nivel personal y comunitario.

Palabras clave: Prácticas, acciones, empoderamiento, sororidad, sujeto político femenino, género.


Abstract

This article presents the preliminary results from the research: "Conditions and manners in the construction of political subjectivities for peace in young people of interethnic and feminists organizations from an intergenerational perspective". The research emerges from the systematization of the Local Initiative for Peace (ILP) in the municipality of Facatativá-Cundinamarca, so called "Active Women" which inquires for the configuration of these women as political subjects. Inside the ILP, this configuration is established from a variety of practices where women have the possibility of developing different types of functions and abilities in productive, religious, communitarian and social level. This has contributed to the development of peace construction processes that translate into personal and communitarian transformations.

Keywords: Practices, actions, empowerment, sisterhood, feminine political subject, genre.


Resumo

O propósito deste artigo é apresentar os resultados preliminares da pesquisa: "as condições e os modos de construção de subjetividades políticas para a paz em jovens de organizações interétnicas e feministas desde uma perspectiva intergeracional". Esta pesquisa surge a partir de uma das Iniciativas Locais de Paz (ILP) do município de Facatativá - Cundinamanrca, chamada Mujeres Activas (Mulheres ativas) que visa configurar essas mulheres como agentes políticos. No interior da ILP, estabelecem- se uma variedade de práticas onde as mulheres podem desenvolver várias habilidades produtivas, religiosas, comunitárias e sociais, para elas contribuírem ao desenvolvimento de processos de paz refletidos em transformações ao nível pessoal e comunitário.

Palavras chave: Prácticas, acciones, empoderamiento, sororidad, sujeto político femenino, género.


Introducción

En este artículo se presentan los resultados parciales de una de las sistematizaciones de las ocho iniciativas locales de paz (ILP) que promueven y acompañan el Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS) y Ficonpaz. La investigación está relacionada con la ILP Mujeres Activas, que se desarrolla en Facatativá (Cundinamarca). Desde aquí se detendrá sobre dos ejes de comprensión.

El primero, hace alusión a las acciones y prácticas que promueven las mujeres a través de sus procesos de construcción como colectivo. Y el segundo, trata acerca de los sentidos que se configuran para empoderarse y a su vez configurarse como sujetos políticos desde su acción.

Es importante precisar que los resultados no son una manera totalizante de percibir y comprender el accionar político de estas mujeres, sino la muestra de un quehacer en el marco de lo institucional -por las prácticas que se derivan alrededor de la iglesia- que además se vuelve instituyente, al develar otro lugar y forma de lo político para este colectivo de mujeres.

El problema de investigación

En el desarrollo del presente artículo, la participación se vincula directamente con el empoderamiento, entendido como un movimiento o un proceso de adquisición del poder, implementado con el fin de alcanzar un objetivo específico (Le Bossé y Dufort, 2002). Según Rapapport (1987), el empoderamiento es, ante todo, un mecanismo a través del cual las personas, organizaciones y comunidades tienen la posibilidad de obtener un dominio sobre sí mismas, estableciendo un control personal en relación con el contexto político o social al cual pertenecen.

De esta manera, la participación se vincula al empoderamiento en el sentido propuesto por Rogers (1977), como un proceso que ayuda a facilitar las libertades del individuo y de su contexto, incidiendo de manera positiva en la relación que las personas establecen con su entorno inmediato. Por tanto, el empoderamiento ayuda a modificar esquemas mentales y a mejorar la capacidad de las personas para la transformación de su realidad a través del ejercicio constante de su participación.

La promoción y el fortalecimiento de la participación y del empoderamiento de las mujeres en iniciativas sociales desde las cuales se promueve la construcción de la paz son relevantes para el desarrollo colectivo de propuestas que tomen en consideración sus representaciones de mundo y ayuden a superar las fragmentaciones sociales que experimentan a través de la identificación de sus problemas comunes. En palabras de Herrera (2002), el diseño y la implementación de escenarios de participación por parte de las mujeres permite promover relaciones basadas en el diálogo y la comprensión, entre ellas mismas, con sus familias y con el entorno.

Las iniciativas locales de paz (ILP) se desarrollan en diferentes lugares de la geografía nacional. El centro para este artículo es la experiencia que se promueve en el municipio de Facatativá (Cundinamarca), lugar en el que se acompañó al grupo de quince mujeres líderes con edades entre los 13 y los 65 años, habitantes de los barrios la Arboleda, Juan Pablo y el Portal de María, de estratos uno y dos, ubicados en el occidente del municipio. La actividad productiva y económica de sus habitantes se basa en los cultivos de flores y la producción agrícola de papa, arveja, maíz, hortalizas y algunos cultivos de fresa; y de ingresos informales por medio de ventas por catálogos, elaboración de tamales y cuidado de niños. Las líderes de la ILP son madres cabeza de familia que se encuentran en estado de vulnerabilidad y mujeres que han pasado por episodios de violencia intrafamiliar, física, psicológica y sexual. Es a partir de esta realidad que se conforman como grupo para generar estrategias de construcción de paz.

De acuerdo con el Plan de desarrollo social de Facatativá (2012), el número de mujeres que participan en instancias de poder y cargos relevantes en el municipio es mínimo. Existe falta de oportunidades y capacitación. Un común denominador en muchas de ellas es la baja autoestima: no se tiene en cuenta a la mujer de forma equitativa, existe discriminación por género y subvaloración de sus capacidades y conocimientos. Esta realidad también la visibiliza el Observatorio de Asuntos de Género (2013), en donde se plantea que en la actualidad el municipio busca, a partir de iniciativas como la Casa de la Mujer, trabajar con la comunidad y aportar a la construcción de nuevas salidas con perspectiva de género, a la resolución de los problemas que las afectan.

A partir de lo anterior, surge el interés por indagar acerca de cómo las prácticas que desarrollan las Mujeres Activas en la ILP, auspiciada por el Secretariado Nacional de Pastoral Social del municipio de Facatativá, potencian un sujeto político femenino.

El objetivo general del presente artículo es analizar las prácticas de las Mujeres Activas que configuran un sujeto político femenino en la ILP del SNPS del municipio de Facatativá. Los objetivos específicos son describir e interpretar dichas prácticas (lo cual es relevante en la medida en que permiten comprender la manera en que se establece la participación política) y construir escenarios y espacios de paz a través de las prácticas que lidera el colectivo, desde los procesos que agencia la Pastoral Social en el municipio.

Considerando que las iniciativas de paz obedecen a la construcción colectiva de la comunidad para promover el desarrollo y agenciamiento de sus necesidades, se establecen como un colectivo con objetivos comunes; enfocados a mejorar el bienestar general y el progreso de la comunidad, de manera tal que se potencia un sujeto político femenino en la iniciativa adelantada por el SNPS en Facatativá, reconociendo sus experiencias, a través de los sentidos y prácticas que subyacen a este grupo de mujeres.

Horizonte metodológico

El horizonte metodológico está centrado en la producción de conocimiento que aporta a la comprensión y explicación de las condiciones y los modos de construcción de subjetividades políticas para la paz, que se instalan en diversos escenarios locales y territoriales de paz. Busca también dar cuenta de una diversidad de dispositivos metodológicos que interactúan e intervienen contribuyendo en la configuración de subjetividades de paz en el marco de acción de la Pastoral Social en Facatativá.

Así, desde un enfoque cualitativo, la presente investigación permite el acercamiento a las realidades sociales para comprenderlas e interpretarlas, a partir de la experiencia vivida por las mujeres que integran la ILP, y los actores que acompañan la experiencia desde el SNPS, fundamentado en la hermenéutica ontológica, que permite la interpretación de sentidos, que acepta y que entiende al sujeto en devenir a la vida misma. Según Alvarado, Gómez y Ospina (2014) a través de la hermenéutica se deconstruyen y construyen las narrativas, los textos, las simbologías, las expresiones, las prácticas, para poderlas reconfigurar comprensivamente en un diálogo con ellos. En este sentido, la perspectiva hermenéutica se centró en la expresión, en las reflexiones y en el devenir de los sujetos. Se buscó recuperar sentidos y significados, describiendo y recordando las prácticas. A su vez, permitió develar en los relatos de las mujeres líderes de la ILP, aquellas prácticas que permiten configurar un sujeto político femenino y que se constituyen como un aporte para la construcción de paz y transformación social.

La metodología se desarrolla a través de la sistematización de experiencias, entendida como un proceso investigativo a través del cual se genera un nuevo conocimiento, que se expresa como la capacidad comprensiva, explicativa y verbalizada de la experiencia (Escobar y Ramírez, 2010).

Desde la sistematización de experiencias se rescata la dimensión personal y biográfica de los acontecimientos, analizando las voces, percepciones e ideas de las personas, para explicar de manera compleja e integral el desarrollo de los fenómenos o hechos por los que se investiga.

Esta lógica hace que el conocimiento que produce la sistematización de experiencias implique el reconocimiento de su naturaleza singular y local (expresión de las nuevas epistemologías) y por tanto su imposibilidad para una pretensión de generalidad y universalidad, lo cual no implica desconocer las potencialidades que guarda la diseminación, socialización, comunicación y "replicación" contextualizadada de las experiencias (Consorcio Niños, Niñas y Jóvenes Constructores de Paz: Democracia, Reconciliación y Paz, 2012).

En este marco, la sistematización de experiencias se implementó como una herramienta relevante, adecuada y necesaria para analizar el mundo de los significados, los símbolos y las identidades, además de los elementos claves que componen los procesos de interrelación entre las personas.

Partiendo de la importancia del desarrollo de un método basado en la sistematización de experiencias, se utilizaron tres técnicas de recolección de la información, que se explican a continuación:

  • Grupo focal: los grupos focales se hicieron con las 15 mujeres líderes, quienes facilitaron un espacio de diálogo y participación en el cual hablaron sobre sus experiencias, y los aspectos más relevantes de la ILP. En este sentido, se realizaron tres sesiones con los grupos focales, que no solo resultaron fundamentales para realizar la sistematización de las experiencias en torno a la participación en el proyecto, sino que además facilitaron un contacto más directo y ameno con las mujeres líderes, por medio de unos procesos de comunicación asertivos. Principalmente, fueron dos las razones por las que se escogió la técnica de los grupos focales: en primer lugar, porque permitían generar sentimientos, creencias, discusiones y experiencias entre los participantes; y en segundo lugar, porque era posible obtener una multiplicidad de sentidos y significados que permitieran orientar el desarrollo de los objetivos.
  • Entrevistas semiestructuradas: por medio de las entrevistas se pretendía generar una relación directa entre el investigador y las mujeres participantes en el proyecto, el psicólogo que acompañó la iniciativa en sus inicios, el párroco de la iglesia del barrio La Arboleda, Javier Chízica, y monseñor Héctor Fabio Henao, quienes se convertían en una fuente fundamental para sistematizar la experiencia.
  • Talleres: para crear espacios de recuperación de la experiencia partiendo de la línea del tiempo de la misma, reconstruir la historia, e indagar sobre los sentidos y las prácticas que desarrollan las mujeres.

Hallazgos

A partir del trabajo realizado y con el fin de describir la manera en que se potencia el desarrollo de un sujeto político femenino a través de la ILP, la presentación de los hallazgos se establece en cuatro momentos: prácticas y acciones con voces activas, caminos de empoderamiento, sororidad femenina y hacia la configuración de un sujeto político femenino.

Prácticas y acciones con voces activas

Arendt (1996) define las prácticas y las acciones como escenarios en donde se potencia una acción política que permite la construcción de historias que conservan la memoria de sus agentes, y que en este caso corresponden a las actividades, acciones y estrategias que los actores desarrollan en el marco de su participación en las ILP.

Según Arendt (1996), la existencia se construye a partir de dos grandes actividades humanas, que son la acción y la palabra. A través de ellas se posibilita la participación política, en la cual la práctica y el discurso se constituyen como los elementos que determinan y orientan la acción. La pluralidad es una de las características fundamentales de la acción política, pues en la práctica se traduce en negociación, discurso, persuasión y compromiso, aspectos que solo pueden develarse si existe un espacio de aparición, en el cual se congregan las personas con el fin de deliberar, disentir o llegar a acuerdos relacionados con el bienestar de la comunidad. Por medio de estos espacios en donde se produce la deliberación, cada ciudadano se presenta como un individuo que posee unas concepciones únicas y unas experiencias particulares, como alguien que es sujeto de derechos y deberes ante los otros.

Es importante comprender la diferencia entre acción, labor y trabajo. Tal como la define Arendt (1996), la labor se refiere a los procesos biológicos del cuerpo, por medio de los cuales las personas producen aquello que es vitalmente necesario para subsistir, como alimentarse, beber, respirar, vestirse y dormir. Sin embargo, aunque la labor garantiza el desarrollo del proceso de vida, conduce a un declive progresivo, en la medida en que representa únicamente el movimiento circular de las funciones corporales, a través de procesos repetitivos.

En el trabajo, las personas fabrican con sus manos los objetos de uso, por medio de una actividad que no corresponde a aquello que es natural, y que en cambio genera un mundo artificial de cosas. En este sentido, la labor se refiere a los procesos vitales y el trabajo a las cosas artificiales; pero más allá de ello se encuentra la acción, que como se ha venido analizando es la respuesta que dan las personas al hecho de haber nacido, y es la única actividad que no está mediada por las cosas materiales, sino que corresponde a una condición humana de pluralidad, de vivir como ser distinto y único entre iguales.

Por medio de las prácticas de la acción, se fortalecen las capacidades y habilidades de las mujeres. El enfoque de capacidades se encuentra atravesado por una concepción particular de la libertad, entendida como la posibilidad que tienen las personas de alcanzar las cosas que les resultan valiosas ser o hacer (Nussbaum, 2012). Por tanto, una persona debe primero saber qué desea y qué valora, para luego desarrollar un conjunto de capacidades indispensables y lograr así sus objetivos. Según Araújo (2009), una sociedad libre es aquella en la cual las personas tienen un conjunto de capacidades que pueden explorar y aplicar, con la intención de tener el tipo de vida que consideran valioso.

Las prácticas de formación en la ILP están pensadas como oportunidad para generar cambios en cada una de las mujeres a través del fortalecimiento de sus habilidades sociales. Dentro de las prácticas de formación personal se encuentra que el componente principal de las reuniones de la ILP es el de charlas orientadoras, en donde se socializan temas relevantes sobre proyecto de vida, pautas de crianza y autoestima. Estas charlas pueden ser orientadas por un experto o por el mismo grupo de mujeres. En palabras de una de ellas:

Si queremos hablar sobre un tema entre nosotras mismas investigamos y dentro del grupo lo hablamos y hacemos como un estilo de foro. Por ejemplo lo del matoneo, todo eso lo investigamos, y para lo de drogadicción buscamos un tema de qué hablar y lo trabajamos entre nosotras. (M1, grupo focal, noviembre de 2013)

Las prácticas de formación personal, a partir de los planteamientos de Arendt (1996), se relacionan con la posibilidad que tienen las mujeres de hacerse visibles, pasando de una esfera privada y doméstica a una esfera pública. Al preguntarle a una de las mujeres participantes qué ha significado el desarrollo de la ILP en su vida, respondió: "Es un cambio ¡Claro total! ya uno deja la rutina de la cocina y ya va uno y participa de charlas, en donde se conoce con más gente o sea se siente uno grande" (M3, grupo focal, noviembre de 2013).

Las prácticas permiten que las mujeres se encuentren consigo mismas desde un acercamiento a lo que está más allá de sus labores diarias como amas de casa, como madres y esposas. En palabras de uno de los gestores de la iniciativa:

Al principio era timidez, entonces llegaban personas monosilábicas, sí, no, tal vez retraídas, dejaban un poco su futuro en manos de terceros entonces, no tomaban decisiones por sí mismas y cuando toman más confianza ya empiezan a participar mucho más de las actividades creo que fue muy importante el fortalecimiento del tema de habilidades comunicativas. (P1, entrevista febrero de 2014)

Los relatos de las mujeres frecuentemente describen las prácticas de formación personal como el espacio para encontrarse consigo mismas, para manifestarse desde una esfera en donde reconocen a los otros y otras, y en donde la acción revela su propio yo. Las prácticas permiten manifestar quién es cada una, develar su identidad y transformar su subjetividad: "Esos talleres y conferencias son importantes porque le ayudan a decirse a uno soy bonita, mi única misión no es lavar y planchar" (M1, grupo focal, marzo de 2014).

Al participar en la iniciativa, las mujeres no solo tienen la posibilidad de cambiar su entorno y su contexto, sino también de generar cambios profundos en sí mismas, revelando una nueva identidad que les permite establecer relaciones diferentes con los otros, y en donde pueden expresar su posición y sus ideas en escenarios de participación determinados por la práctica.

Para Alsop, Frost y Holland (2006) el desarrollo de una práctica que potencie la participación es un derecho que se logra a través de un proceso de construcción y lucha individual y colectiva con responsabilidad y organización, para garantizar que la opinión y expresión de las mujeres incida en forma propositiva en la toma de decisiones en todos los ámbitos. Este proceso de construcción debe fundamentarse en relaciones horizontales, con respeto y solidaridad, dejando de lado las formas decorativas, enunciativas y de manipulación.

En este sentido, el fortalecimiento de la participación es un proceso clave y fundamental para reconocer, valorar y potenciar las experiencias, las voces y los conocimientos de las mujeres, a través de los procesos que se construyen y se establecen para promover su práctica y acción, potenciando sus capacidades por medio del ejercicio constante de sus derechos, dentro de los que se destacan el de participación para incidir activamente en la transformación de los asuntos que las convocan a nivel de la familia, el bienestar de la comunidad y el desarrollo de oportunidades; con el fin de generar cambios en su entorno familiar y social, resignificando la convivencia, las relaciones interpersonales basadas en la solidaridad, y las fuentes de productividad, en aras de mejorar su calidad de vida.

En cuanto a las prácticas de formación técnica y el trabajo de artes y manualidades, estas se relacionan con la elaboración de papel reciclado, tejidos, tarjetería y madera country. Este tipo de prácticas son identificadas por el colectivo como un valor importante para el grupo, porque la elaboración de productos trasciende de lo instrumental a ser un espacio que las convoca para dialogar, para aprender, capacitarse e integrar a la comunidad alrededor de un proyecto específico. En palabras de Monseñor Henao, director del SNPS:

Ellas fabrican cosas, hacen arte convierten esas artesanías en productos y comienzan a recuperar entonces la dinámica de la comunidad, se convierten como una levadura, en esa levadura que es fermento en la masa, en esa levadura que hace que la masa se convierta en el pan. (P2, video Gente solidaria: Mujeres Activas)

De acuerdo con Monseñor, estas acciones tienen un impacto dentro de la ILP y dentro de la comunidad, pues con la elaboración de manualidades se busca la transformación de las comunidades y de sus realidades. Desde allí se encuentran también la formación para el emprendimiento, en la cual a partir de un capital semilla empiezan a trabajar la capacidad de gestión y el manejo de recursos. La elaboración de manualidades tiene un carácter político en la medida en que trasciende el uso y el consumo, y está destinada a la permanencia, lo que, para Monseñor, se relaciona con el liderazgo y la autogestión. Según las palabras del psicólogo de la ILP:

El grupo empieza a tener su propio acompañamiento directo de la Diócesis, dándose un buen proceso porque ellas mismas empezaron a gestionar recursos para sus proyectos, se visibilizaron ante las entidades públicas como la Alcaldía, la Cámara de Comercio, se les hizo una invitación hasta donde tengo entendido para liderar el tema de política pública de mujer, y poco a poco se han abierto el camino ya hacia lo productivo. Actualmente cuentan con el apoyo de la Cámara de Comercio con una vitrina que lograron gestionar, con una caladora, y ya es el proceso que el grupo ha hecho por sí mismo. (P1, entrevista, febrero de 2014)

En esta medida, tanto las prácticas de formación personal como las prácticas de formación técnica y para el emprendimiento se convierten en acciones políticas dentro de la ILP y en la articulación interinstitucional en diversos espacios de participación municipal, en la medida en que forman parte de la construcción social cotidiana de la realidad.

En este punto es importante considerar las palabras de Arendt (1996), quien plantea que la acción política permite la construcción de historias que conservan la memoria de sus agentes, y que la libertad es el rasgo esencial de la acción política, pues gracias a ella los seres humanos pueden renovar el mundo mediante sus nuevos proyectos.

En la ILP, la libertad se genera a través de las propuestas y proyectos que les brindan a las mujeres la oportunidad de encontrarse en escenarios alternos, y de plantearse nuevas formas de relacionarse con el mundo y con la comunidad, transformando continuamente su realidad a partir de su acción. Según las palabras de una de las mujeres participantes:

Hubo un componente muy importante que fue lo productivo. Desde el primer momento se nos pidió buscar algo productivo, pero hoy en día se nos dice que hay que hacer algo comunitario, entonces eso ha generado un tránsito entre lo productivo y lo comunitario. También lo productivo se volvió un espacio de esparcimiento, donde aprendimos a elaborar, cultura de madera, a hacer papel reciclado y ahorita estamos trabajando todo el tema de tarjetería con el papel reciclado y también sacando el tema del country para comercializar. (M2, grupo focal, noviembre de 2013).

Por otro lado, las acciones en la ILP constituyen el aporte al mundo de la vida política, porque sus prácticas están orientadas a lograr cambios sociales, a cambiar aquellas relaciones y realidades que vulneran la vida, la dignidad, los derechos y los territorios de las personas.

Sin embargo, Arendt (1986) plantea que la acción no puede concebirse sin el acompañamiento de las palabras, pues sin estas la acción perdería su capacidad de revelar un agente, un actor. Por ello, en la ILP se generan constantemente espacios de participación en los cuales las mujeres puedan expresar sus ideas, sentimientos, aquello que les preocupa y afecta su cotidianidad. En palabras del psicólogo de la ILP:

Precisamente hacía falta un espacio donde pudiesen lograr hacer un poco de catarsis, un poco de descarga emocional frente a las situaciones que les pasaban frente a sus trabajos, en sus casas, con sus esposos, con sus jefes y veíamos una constante, mujeres que sentían que en el grupo podían descansar con lo que contaban, con lo que decían. (P1, entrevista, febrero de 2014)

Por medio de estos espacios las mujeres se situaron como protagonistas de sus vidas. El diálogo se estableció como un dispositivo que mediaba la pesadez de sus contextos, resignificando sus experiencias entre la palabra y la escucha.

Cuando iniciamos fue como algo así como un espacio donde nos conociéramos, por ejemplo me conozco con mi vecina y ya y listo, pero con la del frente no. De la misma cuadra vivimos en el mismo barrio pero no nos conocemos, fue como esa integración de que ha sido bueno, pues nosotras que vendemos productos conocíamos gente pero había una señora que nada, ella era de la casa a llevarle el almuerzo a su esposo y a la iglesia venía a misa a la casa y ya, entonces aquí ya se integró y conoció amistades, porque mantenía muy aburrida. Otra fue porque siempre maltratada estaba sola, pero entonces sí estaba maltratada por los hijos igual solo estaba en la iglesia y en la casa. Entonces estos cursos eran como de superación, para entendernos. (M4, grupo focal, abril de 2013)

Cada una de las prácticas que se adelantan en la iniciativa está mediada por las palabras. Estas tienen todo un sentido en las mujeres de la ILP porque antes su voz era silenciada, consideraban que sus opiniones no eran importantes, que lo que expresaban no era valorado. Como lo expresa una de las participantes: "empieza uno a callarse, a ocultarse en la relación con otros". Ahora la palabra tiene todo un lugar protagónico para expresar y transformar esas situaciones. Encuentran que llegan a ser líderes a través de aquello que comunican y expresan en los discursos, relatos, asesorías que hacen a otras mujeres. Así, manifiestan sus emociones, sentimientos, sueños e ideales y pasan de una voz silenciada a una voz activa, que se escucha en sus hogares y comunidad. Esto fortalece su autoestima y genera cambios en las relaciones consigo mismas y con los otros porque a partir de la palabra se hacen visibles.

Es importante tener en cuenta que también se desarrollan en la ILP prácticas de formación espiritual, orientadas por una parte al crecimiento espiritual a través de las lecturas, charlas con el párroco y Monseñor, animándolas a incorporar prácticas espirituales a su vida por medio de la oración, el silencio y la reflexión. En palabras de una de las participantes: "Dios transforma nuestro corazón, para que todo nuestro ser esté en armonía con él". Además, las prácticas de formación espiritual fortalecen la participación de las mujeres en las actividades relacionadas con la parroquia, tales como lecturas durante la Eucaristía, catequesis dirigidas a niños y adolescentes del barrio.

Por parte de la parroquia, nosotras le colaboramos al padre con lecturas o cosas así, cuando se inició el grupo ahí iniciamos como las personas que estaban alrededor del lado del padre. Y gente que después entró, Claudia ya después quería pertenecer al grupo, ya después era catequista, es como esos espacios y por ejemplo a Consuelo y a mí no sé Amparito, nos buscan y nos dicen bueno es que me están dando tal cosa, es que tengo tal problema a dónde puedo ir. Ya la gente nos reconoce y nos buscan, y nosotras hacemos el contacto con el padre para que tengan una asesoría espiritual. (M1, grupo focal, noviembre de 2013)

Por otra parte, se lideraron reflexiones dirigidas a mejorar la comunidad, propuestas para acercar a los habitantes del barrio, a partir de espacios alternos a la capilla. Se realizaron dentro de las misas actividades de incidencia en favor de la prevención frente al maltrato y la violencia intrafamiliar, dentro de las cuales se destaca el performance, en donde las mujeres cuentan e interpretan las historias de sus vidas. A través de esta muestra escénica visibilizan la importancia de la denuncia y de mejorar la comunicación en la familia. Esta expresión artística incluye música, teatro y poesía. En este espacio, además, las mujeres entregan elementos simbólicos para comunicar mensajes en contra de la violencia, con el fin de que la misa se convierta en un espacio de reflexión e incidencia frente a estos temas. Según una de las participantes:

No es dentro de la misa, si no que cogimos en esa hora la gente que viene más. Según la cantidad de personas les colocamos una carita feliz. Nosotros tenemos planeado que una de nosotras se coloque un amuleto, bueno algo que sea de sensibilización. Con Juliana y el profesor de los monaguillos, nos va a ayudar a hacer una dramatización con los niños, también el padre sabe y él nos va a colaborar en el transcurso de la misa. Se va hacer la dramatización y después de la salida de la misa todas nosotras estaremos repartiendo kits que invitan a las mujeres, aunque todavía no se ha definido si es una mochilita. Está todavía indeciso, en ese kit va una jeringa con un mensaje y va con dulcecitos, va un probador de esos pequeñitos y va con un mensajito, van las venditas, las curitas con un mensajito y a los hombres se les entregará un botón, y pues afuera se va hacer un pendón grande donde habrá un mensaje para que las personas que vayan saliendo lo lean, y escriban lo que piensan. (M2, grupo focal, noviembre de 2013)

Como se puede apreciar, el desarrollo de la ILP se caracteriza por el uso del diálogo como una herramienta que les permite a las mujeres expresar sus representaciones de mundo y experiencias, así como reconocer la alteridad del otro.

El agenciamiento de los intereses y necesidades de las mujeres como colectivo, para incidir en los procesos de transformación social, se desarrolla a través de los espacios de participación y de formación, donde las mujeres llevan sus inquietudes, percepciones y vivencias de la esfera privada a la esfera pública, y se hacen responsables de sus propias ideas, evolucionan en sus esquemas mentales y mejoran su capacidad para transformar, por medio del ejercicio de la participación. Por tanto, gracias a la ILP las mujeres ya no solo realizan labores y trabajos, por medio de los cuales garantizan el desarrollo de sus procesos de vida, sino que además actúan políticamente por medio de la participación en unos espacios de congregación donde exponen y desarrollan propuestas para mejorar el bienestar propio y el colectivo.

Caminos de empoderamiento femenino

La presente investigación vincula el concepto de género como categoría, teniendo en cuenta que La ILP se caracteriza por ser un grupo conformado y liderado por mujeres que se agrupan para trabajar por su comunidad y promover acciones colectivas que permitan la transformación positiva de sus realidades. Según palabras de Lagarde (1997) "En la actualidad prevalece el encuentro entre mujeres en espacios que abarcan reuniones para pensar el mundo, entenderlo, criticarlo e incidir en su transformación". La categoría de género se desarrolla en este apartado a través del empoderamiento como posibilidad de transformación. Siguiendo a Montecino y Obach (1998):

El género no es una propiedad de los sujetos ni es un constructo fijo y terminado, condenado a una perpetua repetición. Ello abre la fascinante posibilidad de colocarnos frente a la "cuestión de género" desde una posición diferente a como lo hicimos décadas atrás. Nos impulsa a detectar y explicar cómo los sujetos se en-generan en y a través de una red compleja de discursos, prácticas e institucionalidades, históricamente situadas, que le otorgan sentido y valor a la definición de sí mismos y de su realidad. Ello implica abrir el interrogante acerca de qué, cómo y por qué invisten y negocian, en y a través de estos dispositivos, posiciones y sentidos singulares. (p. 38)

De esta manera, el género no puede verse como una categoría estática, pues está en constante transformación. En-generarse (transformarse) se relaciona con el cambio, en la medida en que las mujeres de la ILP toman nuevos caminos que se despliegan en el tránsito de sus subjetividades, reconfiguran sus intereses, sueños y temores en espacios de participación y generan acciones de reconocimiento y crecimiento personal. A partir de ello, han logrado transformar relaciones familiares con sus hijos y compañeros, cada día son más autónomas, conscientes y practicantes de sus derechos al descanso, a la recreación, a la salud, a la educación. Varias han reiniciado sus estudios. Algunas han terminado con relaciones de maltrato familiar. La mayoría se ha comprometido en una campaña permanente de No a la violencia contra la mujer. También contribuyen al fortalecimiento del tejido social desde la perspectiva de género, promueven y acompañan grupos de mujeres reforzando su autoestima, derechos y participación social y comunitaria.

A medida que se promueven esos cambios y trasformaciones por medio de la práctica y de la participación, se genera el empoderamiento como un proceso que ayuda a facilitar las libertades del individuo y de su contexto, se incide positivamente en la relación que las personas establecen son su entorno inmediato. Como prueba de ello, a continuación se muestran las palabras de una de las mujeres participantes:

Pues por la mañana generalmente uno está haciendo los oficios de la casa pero ya después de las 2:00 p m nuevamente yo quedo sola, entonces es como quedarse usted y decir como ¿yo qué estoy haciendo? como que los años se le van pasando y uno ahí quieto, y se siente uno como, suena como un poquito fea la palabra, pero como inútil. Las actividades que hacemos en el grupo me han hecho cambiar ese pensamiento, me siento creativa, que sí puedo hacer cosas. (M3, video Gente solidaria: Mujeres Activas)

Es así como las mujeres del colectivo han tenido que vivir una experiencia opresora, en donde se ha hecho presente la dominación y la anulación. De acuerdo con las palabras del psicólogo de la ILP:

Se juntan porque digamos... las mujeres traen una historia, tienen experiencias fuertes, digamos que experiencias de maltrato, fuertes, donde la pareja cuando las agredió les dislocó el cuello, temas de maltrato, de obligación, dominación, violencia económica... pero eran sus historias personales. Cuando uno empieza a compartir que esto le [sic] pasa a varias mujeres, o sea cuando se va haciendo una intervención en términos de reconocer que la historia no es su única historia sino que posiblemente tiene algo en común con ellas, empiezan a liberarse. (P1, entrevista, febrero de 2014)

Gracias al desarrollo del proyecto, las mujeres han tenido la posibilidad de relatar los sucesos traumáticos que han experimentado en su vida, lo cual les permite generar reflexiones sobre el pasado, compartir sus impresiones y de esta manera, aliviar de alguna forma el dolor que han vivido.

En palabras de Vélez (2001), relatar su opresión en colectivo genera para las mujeres una acción liberadora que adquiere nuevos significados a través de sus discursos. En este sentido, por medio del diálogo, el discurso y la participación las mujeres pasan de verse a sí mismas como seres-para-los-otros, en el sentido patriarcal, a seres para-sí, en la medida en que son capaces de enfrentar la opresión, de mejorar sus condiciones de vida, y de desarrollar continuamente sus capacidades.

Al dejar de ser un problema individual y convertirse en un asunto público, las mujeres han tenido la posibilidad de transformar un suceso cotidiano que se encontraba dentro de sus grupos familiares, y de esta forma se establece una acción política a partir del empoderamiento. En este sentido, el empoderamiento se entiende como un constante ejercicio de libertad y de autoridad que lleva a las mujeres a reconocerse como personas que son las únicas responsables de su propio bienestar. Siguiendo a Lagarde (1996), esta autoridad se manifiesta cuando cada mujer genera autoconfianza y seguridad subjetiva, lo cual le brinda la legitimidad para ser quien es, para tomar decisiones propias y llevarlas a la práctica.

En el caso de nosotras tuvimos a Nidia, que ella le tenía demasiado miedo al esposo. Estos encuentros le sirvieron a ella para salir de ese miedo que ella tenía y hablar, contar lo que le estaba pasando porque en los talleres que teníamos de valoración, de autoestima todo eso le ayudó a ella a enfrentar el problema que estaba viviendo con el esposo como con sus hijos y salió adelante y ya estudió y está ahorita bien. (M2, grupo focal, abril de 2014)

La dimensión práctica del empoderamiento es lograr que las mujeres no se sientan vulnerables, que no sean víctimas de ningún tipo de hostilidad emocional o ideológica, que no se expongan a la violencia y que tengan las capacidades para mejorar continuamente su situación. Por ello, en la ILP la violencia intrafamiliar es un punto de partida para promover acciones y prácticas colectivas, convocando a las mujeres para gestionar cambios en su hogar y para trabajar frente a la prevención y erradicación del maltrato en su comunidad.

De esta manera, las mujeres configuran su identidad como un sujeto social y político, en la medida en que se apoyan para transformar sus condiciones opresivas de vida y se convierten en sujetos históricos. En la ILP esto se manifiesta porque a través de sus prácticas las mujeres son capaces de transformar su realidad y con ello producir acontecimientos históricamente relevantes.

Bueno queremos que el grupo crezca y que lo que hemos aprendido nosotras, seamos las personas que transmitimos nuestro conocimiento a otras señoras, a otras mamás, niños. Estar apoyando lo de violencia intrafamiliar como que si nos buscan... como una red de apoyo para decirle a las señoras vaya a comisaria de familia, casa de la mujer, que si necesita una asesoría de abogado por ejemplo que vallan [sic] a Uniagraria que hay [sic] esta la doctora, que si necesitan algo espiritual le pedimos al padre si por favor la puede escuchar, como ellos tienen su tiempo también ocupado nosotros venimos a hacer como la red para que ellos nos ayuden, para saber dónde encaminarlos, qué puertas pueden tocar, dónde pueden recibir esas orientaciones pero siempre enfocado a lo social, en lo social a mantener lo familiar. (M1, grupo focal, abril de 2014)

En la ILP también se han desarrollado alianzas y convenios con organizaciones como la Casa de la Mujer, la Secretaría de Desarrollo Social, la Cámara de Comercio y las comisarías de familia, establecidas con el fin de prevenir la violencia intrafamiliar y transformar conciencias. Este tipo de prácticas fortalece la construcción de redes que se convierten en una vía para el empoderamiento de las mujeres, pues considerando las palabras de Lagarde (1996), este se entiende como un proceso de transformación por medio del cual las mujeres dejan de ser el objeto de los otros, para convertirse en sujetos de la propia vida, en seres-para-sí-mismas.

La relación de la ILP con la comunidad no es tan solo un espacio para la acción, sino también un proceso orientado a la toma de decisiones para la consecución de objetivos compartidos, con el fin de gestionar y resolver los conflictos que se presentan en el colectivo:

En el 2012 debido a que los salones en los que habían trabajado las diferentes reuniones y encuentros del grupo, se encontraban ocupados con los niños de catequesis, las mujeres activas se vieron obligadas a trabajar en la calle (andén frente a la parroquia). Las mujeres deciden pintar la calle como símbolo de su propuesta, de su trabajo y como oportunidad para apropiar un espacio representativo en la comunidad, en estas condiciones trabajan durante 6 meses y cuando llovía se reunían en la casa de Luz Nidia. (P3, entrevista, abril 2014)

Lo simbólico se traduce entonces en acción política, porque a partir de crear un espacio alterno y de pintarlo para visibilizar una propuesta, se trasciende hacia nuevas formas de asumir el poder. Las acciones políticas son la vía para el empoderamiento no solo dentro de la participación en partidos políticos, en contiendas electorales, sino en sus realidades más cercanas, dentro de la posibilidad que tienen las personas de intervenir a nivel político por medio de acciones, planes de acción y prácticas de incidencia.

La ILP ha propiciado en las mujeres una transformación hacia una subjetividad política femenina, a partir de las prácticas de formación para el emprendimiento relacionadas con la gestión y consolidación de redes para el agenciamiento de sus objetivos como horizonte del colectivo. A través de estas experiencias, se están configurando mujeres activas, participativas y conocedoras del lugar institucional del Estado ante sus necesidades y proyecciones colectivas, con la capacidad de incidir en la defensa y garantía de sus derechos. Según el psicólogo de la ILP:

Como sujetos políticos van creciendo en participación, creciendo en mecanismos, en el conocimiento de cómo hacer veeduría, de cómo hacer injerencia en diversas decisiones, escalan en entidades como la Casa de la Mujer, trabajan con las juntas de acción comunal. Se proyectan para trabajar todo el tema de violencia contra la mujer a partir de las acciones propias y el diseño de propuestas encaminadas a la prevención y erradicación de la violencia hacia ellas. (P1, entrevista, febrero de 2014)

Las acciones que han venido realizando las mujeres como grupo han configurado la iniciativa como sujeto político en la medida en que se desarrollan propuestas para visibilizar las opciones jurídicas y sociales que respaldan a la mujer y a la familia, respondiendo a diversas problemáticas dentro de las que se destacan el maltrato a la mujer y la violencia intrafamiliar. Las mujeres hacen su aparición en espacios diferentes a la política formal, así abren nuevos modos de participación, transforman lo que se entiende por democracia y política, y en el camino se inicia y consolida su construcción como sujetos políticos.

Sororidad: el valor que constituye a la ILP en sus prácticas de paz

En las sociedades actuales es común que se generen y desarrollen símbolos e imágenes particulares sobre el mundo, que agrupan a un conjunto de personas que comparten una construcción común de un marco de significados, y que con el tiempo pueden llegar a generar un impacto entre la población. Es necesario, según lo explica Araújo (2009), institucionalizar dichos marcos de significados, es decir, otorgarles una recepción política adecuada y brindarles el reconocimiento público adecuado.

Cabe mencionar que la constitución del sujeto político a través de la ILP se ha generado no solo a través de aspectos como la participación, sino desde el accionar político de la palabra que se hace discurso, el compromiso como práctica de la palabra que refiere Arendt; paralelo a ello se revela la hermandad y colaboración que se ha desarrollado entre las mujeres, que han entendido la importancia de aliarse para cambiar una realidad relacionada con la opresión, la vulneración y la violencia que todas, de una manera u otra, han experimentado. Este vínculo y hermandad es denominado por Lagarde (2006) como sororidad, término que proviene de latín sor, cuyo significado es hermana. Según las palabras del párroco del barrio:

El compromiso, yo lo diría así es la solidaridad. Es un grupo que si lo necesitas va a estar. Una vez mujer activa, mujer activa para siempre. Es decir, una vez que estés en el grupo siempre puedes volver al grupo y contar con el grupo. (P3, entrevista, abril 2014)

La solidaridad se plantea como uno de los principios católicos fundamentales del pensamiento social de la iglesia. Juan Pablo II la define como la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos.

La Casa Cultural Tejiendo Sororidades (2015) plantea que para lograr una sociedad en la que las huellas de la mujer sean visibles y en la que su forma de hacer configure realmente la convivencia humana, es necesario y prioritario que las mujeres reconozcan la importancia de salir de la opresión. Mujeres que han sido marginadas y maltratadas por siglos, cuya memoria de género les ha sido borrada y distorsionada, no pueden realizar su aporte, hasta tanto no hayan recuperado su ser, su identidad o estén en camino de hacerlo.

Se hace necesario para las mujeres recuperar su herencia femenina, encontrarse con sus madres, abuelas, tías, hermanas mayores... recuperar el orgullo de sus tradiciones de mujeres. Pero no sólo eso, es igualmente necesario recuperar la tradición de mujeres en la historia, la sociedad, la política, la iglesia, la educación... la mujer descubre que necesita espejos reales y fidedignos en los cuales mirarse y descubrirse. La memoria es algo que se hereda y se construye, pero es algo ineludible en los caminos de la subjetividad, las mujeres populares en este nuevo siglo están apenas iniciando esa construcción. (http://tejiendosororidades.com/quienes.html)

A partir de lo anterior, la iglesia plantea la importancia de tener como horizonte a la sororidad la cual supone apoyar e impulsar procesos en los que las mujeres puedan encontrarse y descubrirse a sí mismas. Sólo si ellas se convierten en mujeres plenas y conscientes, de caminos liberadores, podemos pensar en un universo de relaciones sociales, afectivas, políticas y económicas distintas; podemos pensar en un mundo distinto, transformado. Un mundo en el que la dinámica dominante no sea la del poder y la guerra, sino la de la colaboración y la acogida.

Yo sí valoro algo del grupo de mujeres activas y es que ellas no empezaron la experiencia de paz a partir de lo académico sino a partir de lo humano; eso es fundamental, la familia, encontrarse con la otra, ser tolerantes; eso son cosas muy humanas. A veces se piensa que las experiencias de paz están demasiado condicionadas a aprender cosas, no es aprender cosas, es vivir experiencias por eso creo que el éxito de esto es precisamente eso: el compartir con un ser humano, con otras mujeres, reconocerse, apoyarse, encontrarse, ser tolerantes. Ese es el secreto de la experiencia. (P3, entrevista, abril 2014).

Para el colectivo la solidaridad también está expresada en mantenerse unidas y colaborar para llevar a cabo los objetivos que se proyectan colectivamente.

En el grupo de nosotras hay mucha solidaridad porque si no, no nos estuviéramos reuniendo todavía, en mi caso nosotras somos muy unidas nos colaboramos mutuamente y siempre que tenemos un evento o algo que siempre estamos dispuestas a ayudar. (M4, grupo focal, abril de 2014)

La solidaridad en la iniciativa también implica el cuidado por el otro, pues mediante su red de apoyo buscan velar por la optimización de la calidad de vida, motivando a otras mujeres a vincularse.

Tuvimos un caso muy importante llegó una familia con una chica que estaba en condición de ideación e intención suicida, que ha tenido intentos de suicidio entonces el grupo se volvió una red de apoyo, la mamá se vinculó a la parroquia. Después del proceso ya esta persona ahorita está terminando su carrera y trabaja en un banco, entonces su vida empezó a cambiar, pienso que fue un punto importante. (P1, entrevista, febrero de 2014)

De acuerdo con Lagarde (2009), la alianza de las mujeres en el compromiso, es tan importante como la lucha contra otros fenómenos derivados de la opresión y por crear espacios en que las otras puedan desplegar nuevas posibilidades de vida. Por tanto, en la construcción de la sororidad es importante resignificar el liderazgo femenino que haga que la convivencia de las mujeres permita establecer relaciones de hermandad, confianza, fidelidad, apoyo y reconocimiento. En este punto es importante analizar la experiencia de una de las mujeres participantes:

En el caso de nosotras tuvimos a Nidia, que ella le tenía demasiado miedo al esposo... Estos encuentros le sirvieron a ella para salir de ese miedo que ella tenía y hablar, contar lo que le estaba pasando. Porque en los talleres que teníamos de valoración, de autoestima todo eso le ha ayudó a ella a enfrentar el problema que estaba viviendo con el esposo, con sus hijos y salió adelante y ya estudió y esta horita bien entonces todo esto le ayudó a ella. (P3, entrevista, abril de 2014)

A través de la sororidad las mujeres se sienten cómplices en una misma realidad social, y en conjunto se proponen trabajar, crear y convencer para mejorar sus vidas y tener la posibilidad de desarrollar sus capacidades. La sororidad está basada en una relación de amistad, pues en las amigas las mujeres encuentran a alguien de quien se puede aprender y a quien también se puede enseñar. De esta forma, a través del vínculo, de la unión de esfuerzos, del desarrollo conjunto y solidario de iniciativas, del compañerismo y la hermandad como condiciones fundamentales para superar una realidad negativa, las mujeres se establecen como un sujeto político, que aprende a reconocer sus dificultades en el espejo de otras mujeres, y a implementar soluciones concretas y efectivas a través de las cuales se genera el empoderamiento.

Hacia la configuración de un sujeto político femenino...

El desarrollo de un sujeto político no se reduce a una simple incorporación textual, a través de la cual los nuevos marcos de referencia se reglamenten y se fundamenten con unas leyes y decretos. Más allá de ello, los procesos de institucionalización requieren de la creación de políticas que permitan difundir los mensajes y las opiniones de los movimientos u organizaciones que esperan ser reconocidos, en medio de los debates públicos y de las tomas de decisiones a nivel regional o nacional.

En palabras de Vélez (2008), la reconstrucción de la identidad y subjetividad femenina debe partir de vincular sus ideas, expresiones y opiniones a la esfera pública, pues el desarrollo de la libertad tiene, precisamente, su principal efecto en el ámbito público. Trascender de lo privado a lo público se hace evidente en la participación comunitaria, en donde aparece visible el papel de la mujer frente a la mediación, la toma de decisiones, la creación de redes y la articulación interinstitucional.

Esta experiencia ha significado para nosotras un cambio total en nuestras vidas. Por eso tenemos nuestro lema "Hagamos con el corazón lo que no es posible construir con las manos" porque todo lo que parece imposible se vuelve realidad cuando se trabaja por los demás. Por eso, también el logotipo que tenemos estampado en nuestras camisetas que representa el cambio en nuestras vidas: es una flor, una rosa que significa crecer y florecer. (M1, grupo focal, abril de 2014)

La posibilidad que han construido las mujeres mediante la ILP es salir de los hogares, liberarse de aquella función que se les ha atribuido socialmente, a saber: preocuparse solo de los oficios del hogar y el cuidado de los hijos. A través de iniciativas de este tipo el papel de la mujer trasciende hacia la esfera social, hacia el lugar en el que sus ideales, sus proyectos y sus sueños se configuran como un conjunto de acciones para mejorar sus relaciones consigo mismas, con los demás y con el entorno, y se hacen sujetos de su realidad desde un lugar de mujer diferenciado.

Es necesario que la constitución de sujeto político femenino forme parte de la construcción de una ciudadanía democrática, basada en la configuración de una identidad política común (Vélez, 2008, p. 109). En este sentido, la constitución del sujeto político femenino surge de una articulación entre el conjunto de posiciones de sujeto que corresponden a la multiplicidad de relaciones sociales en que se inserta, y de una hegemonía vinculada mediante nuevas relaciones, prácticas e instituciones sociales igualitarias.

Finalmente, cabe reconocer que la configuración de un sujeto político en la ILP se establece por medio del desarrollo de acciones e iniciativas para la construcción de la paz, como ayudar en la parroquia, permanecer activas en todas las labores relacionadas con la formación y los grupos de ayuda, colaborar en la visibilización de las problemáticas, procurar ser creativas a la hora de vincular a la comunidad en sus problemáticas y en el desarrollo de soluciones para mejorar su bienestar, por medio del desarrollo de actividades e iniciativas que permitan sensibilizar a las personas sobre las situaciones que han debido afrontar.

De la experiencia de unas mujeres que vienen únicamente a la Eucaristía, pasan a ser líderes, personas que asumen proyectos y que pueden hablar con propiedad de una experiencia, son mujeres que participan más y hoy en día yo puedo decir a ciencia cierta que el grupo de Mujeres Activas les ha permitido explorar otras capacidades, otros talentos y las ha convertido en otras personas. Tal vez de las cosas que yo más valoro es que es un espacio diferente al de la casa para encontrarse con otras mujeres para compartir la vida un rato, para jugar un rato para encontrarse desde lo humano y esto las lleva a que la construcción de su identidad se vea atravesada por la importancia que le dan al compartir y vincularse con la comunidad. (P3, entrevista, abril de 2014)

De acuerdo con las palabras de Vélez (2008), la construcción de un sujeto político femenino exige la ampliación del campo de lucha por la igualdad, a partir de la generación de espacios en donde todas puedan tener una igualdad de oportunidades en las condiciones de participación, partiendo de posiciones iguales. Por lo tanto, aspectos como la autonomía, la individuación y la reflexión crítica son requisitos fundamentales que fortalecen la construcción de un sujeto político femenino. Como se ha visto, cada uno de estos aspectos ha sido tenido en cuenta en la consolidación de espacios y actividades a través de la ILP, razón por la cual hoy en día las mujeres cumplen un papel mucho más activo en la comunidad, en medio de la práctica continua de su participación y de sus propias iniciativas para mejorar el bienestar propio y de la comunidad.

La paz, en este sentido, se construye a través de actividades cotidianas, en donde las mujeres generan espacios para el encuentro e integración de la comunidad, para sensibilizar a las personas en torno a la importancia de erradicar la violencia y la opresión, y en el desarrollo continuo de sus habilidades y capacidades que les permitan enfrentar los retos que se les imponen en la cotidianidad, y a mejorar las posibilidad que tienen para salir adelante y transformar positivamente el autoconcepto que tienen sobre lo que significa ser mujer.

Conclusiones

Las mujeres, al reconocerse como sujetos singulares frente a los retos que propone la cotidianidad, se configuran como un sujeto político y social. La libertad se hace presente al entender que tanto hombres como mujeres tienen la tarea de transformar el mundo a través de sus acciones. Aunque históricamente se refleje una tendencia a la exclusión de la mujer, hoy en día esto ha cambiado hasta el punto de que las mujeres se integran a grupos e instituciones como líderes, agentes de cambio y de transformación, que a través de sus acciones empoderan a otras mujeres, permitiendo que muchas de ellas salgan de la opresión en la cual se encontraban debido al sistema de creencias que les impedía alcanzar sus metas y hacer valer su voz en los contextos en que se movían.

La solidaridad es el valor central que configura a las mujeres de la ILP en sus prácticas de paz. Por ser un valor recurrente en los relatos y narraciones, estas acciones se relacionan específicamente con el apoyo incondicional entre mujeres, sobre todo frente a las dificultades que se presentan en los momentos críticos de sus experiencias.

Dentro de los hallazgos de la investigación se encuentra que la solidaridad como práctica de la ILP va más allá de ser una práctica de cohesión social y de apoyo entre mujeres. Por lo tanto, las prácticas de solidaridad generan entre ellas un valor aún más amplio que se relaciona con la sororidad, que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas formas de opresión. La sororidad es una pieza fundamental de la ILP porque el compromiso parte de la toma de conciencia de las necesidades comunes y a su vez particulares de las mujeres, así como del empoderamiento que se establece entre ellas. Las acciones y prácticas que se adelantan no son para beneficio propio, porque la sororidad permite ver en la otra una alteridad para sí.

A través de la ILP se han desarrollado en las mujeres una serie de capacidades y competencias fundamentales para posibilitar la configuración de un sujeto político femenino, como la reflexión crítica en torno a la situación personal y de la comunidad y la autonomía para tomar sus propias decisiones. Principalmente, las mujeres han aprendido la importancia de la comunicación, de escuchar con atención, de sistematizar lo que expresan y lo que entienden, consultando la opinión de las demás para diseñar y concretar propuestas que ayuden a solucionar las preocupaciones del grupo. Por otro lado, han reconocido la importancia de aprender de las demás, de valorar las historias y experiencias de las otras participantes, y de construir conocimientos a partir de las narraciones de sus compañeras.

Todas las prácticas de la ILP están mediadas por la palabra. Antes para las mujeres las palabras eran silenciadas. Ahora la palabra tiene todo un lugar protagónico para resignificar las vivencias. Estas palabras potencian sus capacidades, las cuales han desarrollado a partir de la experiencia. En la actualidad han entendido que pueden asumir la crianza de sus hijos, trabajar y paralelo a ello ser líderes. Las mujeres han pasado de estar en la sombra a ser luz, han pasado de que su palabra sea silenciada a que sea escuchada. Han pasado de ser voz silenciada ante el maltrato a ser escuchadas en toda una comunidad. Su cuerpo también tiene ahora un lugar en esa nueva construcción subjetiva, pues un cuerpo que fue maltratado ahora ha pasado a ser visibilizado desde su acción política en muchos escenarios.

También se ha fortalecido la capacidad para discernir y gestionar las propuestas que merecen ser consultadas, posibilitar la participación de las demás en el grupo y considerar a sus compañeras con iguales derechos para desarrollar o emprender una acción colectiva. La estrategia que contempla el SNPS propone como elementos de la construcción de paz la capacidad de asumir riesgos, tener la voluntad de crear y promover iniciativas a nivel colectivo.

Así mismo, a través de las prácticas de la ILP las mujeres han consolidado la lucha en contra de la violencia en el municipio y en el sector que habitan a través de la prevención y la intervención, no solo en la parroquia sino en el trabajo de articulación interinstitucional que hacen, como una acción de incidencia política en el tema.

Si el tema de participación femenina se sigue abordando desde un único enfoque, relacionado con la opresión y la violencia, se corre el riesgo de promover y mantener la discriminación hacia las mujeres. En este sentido, el reconocimiento de las capacidades y de la participación de la mujer debe partir de una mirada integral sobre sus aportes a la sociedad y al desarrollo local.

La generación de programas e iniciativas que fortalezcan el papel de la mujer e incentiven sus labores, no debe reducirse a la única intención de promover una equidad de género, sino que deben, ante todo, basarse en la idea de potenciar sus capacidades, de brindarles espacios de participación, y de facilitarles las vías de comunicación con las autoridades locales y nacionales, lo cual representaría grandes beneficios a la economía del país y al desarrollo regional. En otras palabras, pensar la situación de las mujeres únicamente en términos de género, sin tener en cuenta las variables de tipo socioeconómico y político que se integran a este tema, sería reducir el problema, pues no se tendría en cuenta la potencialidad que tienen de convertirse en actoras de la sociedad que exigen justicia con base en un reconocimiento simbólico, con lo cual pueden alterar positivamente el curso de la sociedad.

Se concluye que la construcción de un sujeto político femenino en la ILP se establece a partir de una variedad de prácticas en las cuales las mujeres tienen la posibilidad de desarrollar distintos tipos de funciones y habilidades, a nivel productivo, religioso, comunitario y social. A través de su participación en las actividades y los procesos que se generan en la iniciativa, las mujeres no solo aprenden a contar sus experiencias e historias de vida, a compartir sus dudas y sus ideas, sino también a reconocer las historias de las demás, a volverse cómplices entre sí para conjugar el desarrollo de esfuerzos e iniciativas que les permitan superar sus situaciones negativas, a partir del desarrollo de estrategias conjuntas en donde, basadas en valores como la solidaridad, se pueda orientar el desarrollo de una vida plena, sin sufrir de una opresión y discriminación que comienza a ser tan solo parte del pasado.

A través de la participación en la iniciativa, las mujeres tienen la posibilidad de tomar decisiones por sí mismas, y de convertirse de esta manera en las responsables de sus propias acciones. Se convierten en sujetos que viven para sí mismas, que por medio de la participación se empoderan de su propia vida y de todos los escenarios en donde se desarrolla su cotidianidad. De esta forma, se puede concluir que la ILP les ha brindado a las mujeres la posibilidad de adquirir un papel protagónico en la formulación de estrategias para contribuir al desarrollo de la comunidad en la que viven, a través de programas en donde se genera la integración y sensibilización de la población, y en donde se hacen visibles los problemas que en el pasado se mantenían ocultos, y que hoy en día han llegado a la esfera de lo público.

Como cierre, las mujeres han contribuido al desarrollo de procesos de construcción de paz que establecen un sujeto político femenino, no solo en la generación conjunta y colaborativa de iniciativas para reducir y erradicar la violencia y la opresión contra ellas, sino también al hacer de determinados actos religiosos un lugar de reflexión social, en donde las personas sean conscientes de las problemáticas que se deben afrontar, y en donde se inicie un proceso que permita darle solución a los asuntos que impiden y limitan el desarrollo social de la comunidad.


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