SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.12 issue1Teacher Professional Identities: Identity Orientation and Educational ReformThe Positive Dimension of Extracurricular Activities in Childhood and Adolescence author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Aletheia. Revista de Desarrollo Humano, Educativo y Social Contemporáneo

On-line version ISSN 2145-0366

Aleth. rev. desarro. hum. educ. soc. contemp. vol.12 no.1 Bogotá Jan./June 2020  Epub Nov 20, 2020

 

Artículos de investigación

Complejidad emocional, fuerza colectiva y relaciones de poder en la participación política de jóvenes universitarios de Medellín

Emotional Complexity, Collective Strength and Power Relations in the Political Participation of University Students from Medellín

Complexidade emocional, força coletiva e relações de poder na participação política de jovens universitários de Medellín

Carlos Darío Patiño Gaviria* 

Luisa Fernanda Duque Monsalve** 

Daniela Díaz Arroyave*** 

Marizol Zuluaga Marín**** 

Julián Andrés Vásquez***** 

*Sociólogo , Magister en Educación y Desarrollo Humano. Candidato a Doctor en psicología. Docente-Investigador de la Universidad de San Buenaventura-Medellín

**Psicóloga, Magíster en Filosofía y docente investigadora de la Universidad de San Buenaventura.

***Psicóloga y Licenciada en educación Preescolar.

****Psicóloga y especialista en neuropsicopedagogía infantil.

*****Psicólogo, Estudiante de Maestría en filosofía.


Resumen

En este artículo se presentan los resultados de una investigación cualitativa, con método fenomenológico-hermenéutico, que buscó describir los sentimientos que los jóvenes universitarios de la ciudad de Medellín experimentan en el marco de sus prácticas de participación política, algunos que asumen el rol de representantes estudiantiles y otros que se autodenominan "desinteresados" frente a la política. Los resultados sugieren que los sentimientos de entusiasmo, empatía e indignación contribuyen a impulsar y sostener la participación política de los representantes estudiantiles, mientras que los sentimientos de apatía, miedo y frustración se asocian con la inhibición de la participación política, especialmente entre los autodenominados "desinteresados". En la discusión se plantea que los sentimientos políticos, sean animadores o inhibidores de la participación, forman constelaciones y emergen en relación con la posición que los jóvenes universitarios ocupan en las relaciones de poder propias de los ámbitos políticos en los que participan. Finalmente, se plantea que la forma diferenciada en que estos jóvenes participan se relaciona con el modo colectivo o privado como experimentan aquellos sentimientos.

Palabras clave: sentimientos; participación política; universitarios; representantes estudiantiles; apatía

Abstract

This article presents the results of a qualitative research that sought to understand the ways of feeling of young university students in the city of Medellín in relation to their practices of political participation, both among young people who assume the role of student representatives and among those who call themselves "disinterested". The results suggest that feelings of enthusiasm, empathy and indignation contribute to boost and sustain the political participation of student representatives, while feelings of apathy, fear and frustration are associated with the inhibition of political participation, especially among those who call themselves "disinterested". In the discussion, it is proposed that political feelings, whether they are animators or inhibitors of participation, form constellations and emerge in relation to the position that young university students occupy in the power relations typical of the political areas in which they participate. Finally, it is argued that the differentiated way in which these young people participate is related to the collective or private way as they experience those feelings.

Keywords: feelings; political participation; university students; student representatives; apathy

Resumo

Neste artigo são apresentados os resultados de uma pesquisa qualitativa, com um método fenomenológico-hermenêutico, que procurou descrever os sentimentos que jovens estudantes universitários da cidade de Medellín experimentam no âmbito de suas práticas de participação política, alguns assumindo o papel de representantes dos estudantes e outros que se dizem "desinteressados" em face da política. Os resultados sugerem que sentimentos de entusiasmo, empatia e indignação contribuem para promover e sustentar a participação política de representantes dos estudantes, enquanto sentimentos de apatia, medo e frustração estão associados à inibição da participação política, especialmente entre os autodenominados "desinteressados". Na discussão, propõe-se que sentimentos políticos, sejam eles animadores ou inibidores da participação, formam constelações e surgem em relação à posição que jovens estudantes universitários ocupam nas relações de poder típicas das esferas políticas em que participam. Por fim, afirma-se que a maneira diferenciada pela qual esses jovens participam está relacionada à maneira coletiva ou privada em que experimentam esses sentimentos.

Palavras chave: sentimentos; participação política; estudantes universitários; representantes de estudantes; apatia

Introducción

Estudios sobre participación política juvenil en Colombia han señalado una tendencia entre los universitarios a mostrarse escépticos frente a los mecanismos de participación política tradicionales (Acosta, Cubides y Galindo, 2012; Díaz y Carmona, 2013). Sin embargo, también muestran que algunos colectivos de jóvenes universitarios se organizan políticamente en torno a reivindicaciones identitarias, culturales, estéticas y en defensa de sus derechos sociales (Henao etal., 2008). En este estudio, precisamente, se incluyeron jóvenes que participan en colectivos universitarios asociados a diferentes movimientos sociales (ambientalistas, estudiantiles, indígenas, afrodescendientes, entre otros), pero también jóvenes que asumen el rol de representantes estudiantiles y otros que se autodenominan "desinteresados" frente a la política.

Para Sabucedo (1996, citado en Hatibovic, Sandoval y Cárdenas, 2012), la participación política se refiere a acciones intencionales, legales o no, entre individuos y grupos para apoyar o cuestionar lo que configura el ámbito político: toma de decisiones, autoridades y estructuras. Por su parte, Botero, Torres y Alvarado (2008) sugieren que la participación como acción política es un proceso por el cual los sujetos inciden y autodeterminan su existencia en relación con las condiciones de vida sociales y públicas, en las que se tejen sentidos, posiciones y discursos frente a la vida en interacción con las condiciones del contexto. Como se ve, los afectos no son nombrados explícitamente en estas comprensiones. No obstante, la categoría participación política ha tenido desplazamientos teóricos que están dando paso a conceptualizar las sensibilidades y los afectos concretos que tienen lugar en ella. En el marco del "giro afectivo" (Ahmed, 2015), se ha postulado que los afectos también son constitutivos de la experiencia política. Estos, a veces, sirven de impulso para que los sujetos asuman una posición frente a las realidades que viven y emprendan acciones políticas (Vargas, López y Guevara, 2009); otras veces, los afectos en la vida política ayudan a diferenciar el "nosotros" del "ellos". Así mismo, se ha señalado que los activistas políticos utilizan las emociones estratégicamente para crear ciertas situaciones en ventaja de su causa y llevar a los participantes a actuar con miras a fines colectivos (Goodwin, Jasper y Polletta, 2001). Así, en este estudio se reconoce no solo la importancia de las prácticas sino también de los sentimientos en la participación política.

Se ha partido de la premisa de que toda acción humana está precedida, acompañada y seguida por procesos afectivos (Goodwin, Jasper y Polletta, 2001; Fernández, 2004; Bonvillani, 2010). Sin negar su componente biológico y su función evolutiva, se reconoce el papel constituyente de las prácticas culturales en las respuestas afectivas, que definen su intensidad, frecuencia, modo de expresión y significado (Ovejero y Ramos, 2011). Particularmente, en este estudio se parte de la propuesta de la psicología colectiva (Fernández, 2004), la cual afirma que los sentimientos forman parte del universo de la afectividad, en el que también se integran las pasiones, los estados de ánimo y las emociones. Se los asume como construcciones históricas, y debido a ello, su comprensión exige pasar del plano individual para ubicarlas en la vida colectiva: en la intersubjetividad.

En el presente estudio se hace hincapié en que estos sentimientos emergen en medio de las relaciones de poder que se configuran en los ámbitos políticos en los que los jóvenes universitarios participan. En efecto, la universidad, en tanto espacio común en donde conviven actores con intereses que a veces convergen y a veces se contraponen, es un ámbito social constituido por redes de poder en las que los jóvenes se mueven realizando sus prácticas cotidianas, tomando decisiones y, a veces, buscando la transformación de los ordenamientos que allí tienen lugar. Las subjetividades juveniles, y con ellas los sentimientos, resultan implicadas en estas redes de poder. Aquí se entiende que el poder del que dispone una persona o grupo se expresa en acciones con las que pretende incidir sobre los comportamientos, presentes o futuros, de otros (Foucault, 1988). En esta perspectiva, el poder no es una esencia que se concentra o distribuye, sino que solo existe como acción en medio de las interacciones humanas.

Este estudio se ha preguntado, entonces, por los sentimientos que acompañan y orientan posturas políticas de los jóvenes universitarios, ya sea que sus acciones políticas se circunscriban al ámbito universitario o que ellas superen las fronteras institucionales. En particular, este estudio indaga por la experiencia de dos grupos de jóvenes: los que ejercen el rol de representantes estudiantiles y quienes se dicen desinteresados frente a la participación política. En relación con la representación estudiantil, cabe decir que alude a un rol desempeñado por algunos estudiantes en el marco del gobierno universitario, con el que se pretende aportar a la solución de las problemáticas que afectan a los estudiantes, sean académicas o de convivencia, velar por los derechos del estudiante en los espacios de toma de decisiones, promover el mejoramiento de la calidad de los procesos educativos y, en general, representar los intereses del estudiantado ante las instancias institucionales pertinentes1. El segundo conjunto de estudiantes a los que se refiere este estudio es al de los jóvenes "desinteresados"2. Se adopta también para ellos el término "apáticos", que es un modo como se nombran y reconocen a sí mismos quienes expresan su desinterés por la política. En algunas investigaciones (Pinilla y Muñoz, 2008; Plotno y Lederman, 2009; Sotelo y Numpaque, 2009; Hurtado, 2010; Varela, Atairo y Duarte, 2012; Carrazco, 2010; García etal., 2012), los autores coinciden en que la apatía es una expresión del agotamiento de las formas tradicionales de la política que excluye a los jóvenes, lo cual se traduce en deterioro de la imagen de esta y en la "despolitización" de la juventud universitaria.

Hablar de la participación política entre jóvenes universitarios, como se ha visto, implica ineludiblemente el reconocimiento de la dimensión afectiva como constitutiva de la acción (o inacción) que se lleva a cabo en cualquier escenario político. Ante la coexistencia de estudiantes políticamente activos (representantes estudiantiles) y de estudiantes desinteresados (apáticos), el objetivo del estudio ha sido describir los modos como los sentimientos experimentados por estos dos grupos de jóvenes son constituyentes y agenciantes de sus diferentes formas de asumir la participación política.

Metodología

Por tratarse de un estudio que apunta a los sentimientos y las significaciones relativas a fenómenos políticos, se tienen en cuenta las premisas del enfoque fenomenológico-hermenéutico (Vieytes, 2009). Mientras que, en principio, la fenomenología se interesa por los contenidos de la conciencia, la herme néutica atiende a la experiencia en relación con la acción humana, es decir, con su histo ricidad, la situación y el contexto, base de la comprensión. La hermenéutica trasciende la idea de interioridad y se ocupa del horizonte histórico de la acción y del lenguaje, entre los cuales se produce la construcción de la realidad intersubjetiva (Mateos, 2000; Mén dez, 2009; Ángel y Herrera, 2009). En este marco, los sentimientos se han de entender como experiencias subjetivas, pero de carácter histórico-social.

Desde esta perspectiva, los sentimientos políticos se hicieron objeto de reflexividad en el marco de las situaciones creadas por la investigación, en la cual se reconoce que la experiencia, además de tener un carácter individual, es compartida (y por tanto significada socialmente en la situación), por lo que se tuvo que atender tanto los sentimientos compartidos, como los personales.

Lo anterior amerita algunas claridades. En primera instancia, no se estudian los sentimientos en situaciones naturales, solo narradas por los protagonistas, lo cual indica que en la misma narración se descubren las situaciones en las que estos se producen. En segunda instancia, el objeto del sentimiento puede ser cualquier aspecto o nivel de participación, en cualquier espacio posible, aunque se haya privilegiado en algunos momentos la actividad política en la universidad.

Se llevaron a cabo una serie de estrategias basadas en la interacción y la construcción conjunta de saberes entre investigadores y colaboradores, por lo cual el estudio se orientó según un diseño cualitativo (Creswell, 2003). Los datos se generaron mediante 20 entrevistas, 17 grupales y 3 individuales, en las que participaron jóvenes pertenecientes a diferentes colectivos universitarios, y, como se ha mencionado, para este artículo se analizaron específicamente los datos correspondientes a dos grupos de jóvenes (representantes estudiantiles y "desinteresados").

Se siguieron criterios de heterogeneidad en cuanto a género, carácter público o privado de la universidad de procedencia y orientación ideológica. Participaron estudiantes de la Universidad de Antioquia (ÜDEA), la Universidad de San Buenaventura (ÜSB), la Universidad de Medellín (ÜM), el Politécnico Jaime Isaza Cadavid (PJIC), la Universidad Nacional de Colombia (UN) y la Universidad Católica Luis Amigó (ÜCLA). Para hallar a los participantes del estudio, se contactaron porteros y se utilizó la estrategia de bola de nieve (Galeano, 2003). El proceso de selección partió de una invitación intencionada de voluntarios a conversar sobre su condición de jóvenes universitarios y su participación política, paralelo a una exhortación para construir conocimientos en torno a los sentimientos políticos. El criterio de muestreo fue intencional, el cual se basó en la disposición para participar y en la idoneidad. Al respecto es importante señalar que, debido al tipo de diseño elegido, no se buscó conformar una muestra estadísticamente representativa, pero que sí tuviera representatividad cualitativa (Galeano, 2003).

Para generar los datos, se hicieron entrevistas abiertas y, después de un análisis preliminar de estas, se llevó a cabo una segunda fase de focalización y profundización mediante nuevas entrevistas que incluyeron a nuevos colaboradores, siguiendo la lógica del muestreo teórico (Galeano, 2003). Durante las entrevistas se diligenció un registro de observación con el que se identificaron estados emocionales a partir del comportamiento no verbal y que se trianguló con la transcripción de las entrevistas. Las entrevistas grupales giraron en torno tanto a temáticas propias de la condición de juventud y de universitarios de los participantes, como a su papel en la representación estudiantil de la universidad de la que hacen parte o su relación general con la participación política, y por supuesto, a los sentimientos relacionados con todo lo anterior. Entre los sentimientos sobre los que se ahondó, por cuanto emergían con fuerza, fueron: frustración, entusiasmo, miedo, desinterés, fraternidad e indignación. Las acciones políticas tratadas fueron las convencionales y las no convencionales3.

El plan de análisis se llevó a cabo según los procedimientos de categorización, codificación, reducción de datos y generación de categorías axiales, en lógica fenomenológico-hermenéutica. El procedimiento, técnicamente hablando, consistió en la inducción analítica: luego de establecer las acciones políticas y los sentimientos a trabajar (categorías sensibles de orden deductivo), en términos generales se efectuó un razonamiento inductivo sobre el material de entrevistas que condujo a replantear las categorías finales. De esta manera, se categorizaron complejos afectivos (por ejemplo, la indignación incluía sentimientos como enojo, rabia, inconformidad, molestia, ira) y situaciones de participación (comités, asambleas, marchas, convocatorias, representación en consejo de facultad). Así mismo, se descubrió la necesidad de definir, según los relatos, los objetos de sentimientos, creando un triángulo interpretativo entre sentimientos, situaciones y objetos, lo cual enriquecía el análisis. Posterior a eso, se codificaron en matriz de Excel los segmentos tematizados, y mediante comparación entre sí se identificaron tendencias que agrupaban conjuntos de testimonios, las cuales dieron lugar a las categorías axiales, que también fueron puestas en relación. Simultáneamente, se elaboraba un análisis intratextual para descubrir tendencias de la subjetividad política que amplificara la comprensión pretendida y así poderla reflejar en la escritura de los resultados (conservando principios de la descripción fenomenológica), alimentándose de esta forma la discusión posterior. Esta se llevó a través de una discusión entre los planteamientos de reconocidos investigadores en materia de sentimientos políticos, pero procurando construir, según nuestro marco de referencia y comprensión lograda, una versión avanzada sobre los sentimientos políticos. Para ello se tuvo en cuenta lo que a nuestro parecer consistía el sentido de totalidad hermenéutica, con respecto de la cual se fue logrando la comprensión de la manera como los componentes descritos se articulaban con dicha totalidad.

Resultados

Sentimientos que inhiben la participación política

Desinterés ante una participación política que no produce agrado

Entre los jóvenes no existe un puro interés o un puro desinterés por la política. Incluso aquellos que se autodenominan "apáti cos" manifiestan intereses esporádicos por cuestiones políticas, lo que los ha llevado a participar en eventos como el plebiscito por la paz, reuniones de la junta de acción comu nal de su barrio, recolección de firmas frente a situaciones de su universidad y eleccio nes presidenciales. Es de resaltar que entre estos jóvenes el desinterés se dirige, princi palmente, hacia la política "tradicional" que asocian con "los políticos" (profesionales de la política) y los mecanismos de participación estipulados por el Estado. Este también es el caso de algunos representantes estudian tiles que muestran un claro entusiasmo por la política universitaria, pero dejan ver su desinterés hacia otras formas de participa ción como la militancia en partidos políticos.

Es en las declaraciones de los jóvenes que se autodenominan "desinteresados" donde aparece con más fuerza la alusión a la apatía. Entre ellos dicho sentimiento se relaciona con una creencia: la inutilidad de cualquier acción que pretenda incidir en la configuración de las instituciones políticas existentes. Sienten que carecen de agencia para incidir sobre asuntos públicos, aduciendo que la corrupción y la excesiva burocracia entorpecen cualquier iniciativa. En este sentido, el fatalismo y la impotencia justifican su desinterés por la política, ya que están convencidos de que sus luchas no prosperarán ante la fuerza de lo instituido. En este sentido, un joven afirma:

Yo no tengo nada de poder ahí, por ejemplo, quién va a quedar de presidente, si yo voto o no voto por una persona no va a pasar nada porque antes de las elecciones ya se sabe quién va a ganar, así sea porque se compró los votos o porque hubo ahí mano negra. Entonces como que no me importa, porque las acciones que yo haga no van a tener el resultado que yo espero. (ED1, "Fernando", UCLA)

Estos sentimientos de impotencia se acompañan de creencias en que el mundo de "la política" no los afecta o no les corresponde, les es ajeno. Este es el caso de un joven que afirma: "A mí me desinteresa porque de pronto no me ha llegado a tocar tan personalmente eso de la política, o sea, no me ha afectado tanto en lo personal a mí... ¡no me gusta!" (ED1, "Fernando", LA). El "no sentirse afectado" da cuenta de un distanciamiento frente a diferentes acciones políticas, que van desde la participación en colectividades políticas o movimientos sociales, marchas o plantones, hasta debates o conversaciones sobre temas políticos: "escuchaba un debate y me aburría" (ED3, "Juan", USB); "Después de la campaña uno también se olvida [...] uno se deja de interesar por eso, porque no vuelve a salir en las redes sociales o en lo que uno normalmente hace como joven" (ED4, "Andrés", UM). Aquí, no afectarse es no estar implicado, no hacer parte.

Ahora bien, los mismos jóvenes manifiestan que cuando más se han sentido implicados en la política es precisamente cuando les ha tocado presenciar eventos de la vida pública (v.g. escándalos de corrupción) con los que han experimentado sensaciones de rabia, disgusto, asco o impotencia; se trata, entonces, de afectaciones que prefieren no experimentar. Una consecuencia de ello es que la participación política no adquiere un lugar significativo en la vida de los jóvenes, más bien, la sienten como una práctica ajena a ellos y poco importante en relación con sus intereses personales. En este sentido, el alejamiento frente a la participación política conlleva las ventajas subjetivas de evitar el malestar que asocian a "la política", y de reorientar sus sensibilidades hacia intereses y actividades que les resultan más gratificantes.

Miedo: separa los cuerpos mediante la imaginación del daño

Otro de los motivos por los que los jóvenes no participan en política es el miedo. Este sentimiento emerge en relación con los significados e imaginarios sobre la participación que, especialmente los "desinteresados", han construido en su interacción con los medios de comunicación o en el transcurso de los procesos de socialización familiar y escolar; incluso emerge en sus incipientes experiencias en el mundo de la política. Gracias a ello, algunas formas de participación política son entendidas por los jóvenes como particularmente peligrosas (v. g. las marchas), a lo que se suma el miedo provocado por las múltiples amenazas y agresiones hacia quienes, en el contexto nacional, se movilizan políticamente en contra de las injusticias que perciben. Al respecto un estudiante de Ingeniería Ambiental afirma:

¿Cuáles son las personas más asesinadas en Colombia?... los legisladores ambientales. ¿Por qué? Porque tratan de cambiar algo y los matan, lastimosamente en este país es así, entonces también el miedo en cuanto a la política es una reacción de muchos. No ir a una marcha por miedo, no ponerse en contra de un profesor por miedo, por perder una materia. (ED4, "Andrés", UM)

Estas dinámicas de intimidación también las identifican en otros escenarios: los barrios y las instituciones de educación superior, donde el miedo es producido en el marco de relaciones autoritarias que sirven a la conservación de los poderes instituidos. En estos contextos, la participación se minimiza por el temor de los jóvenes a "meterse en problemas", o poner en riesgo su bienestar o su lugar en la institución. El sentimiento de miedo emerge también al imaginar que sus pares los rechazarán o se burlarán de ellos si manifiestan interés por temas políticos. Así, en este caso el temor no se produce ante el daño físico sino ante la desaprobación social.

Así, el miedo tiende a desanimar la participación, especialmente cuando se vive de manera individual, esto es, cuando los jóvenes creen que no cuentan con el respaldo de otros para enfrentar las amenazas temidas. En este sentido, es posible afirmar que el miedo impide a los jóvenes juntar sus cuerpos y actuar colectivamente; el aislamiento refuerza los temores y desvanece el papel de otros sentimientos que también experimentan en relación con asuntos políticos, como la indignación o la compasión.

La frustración: producto de derrotas ante el poder instituido

Los representantes estudiantiles experimentan sentimientos de frustración principalmente cuando se encuentran con obstáculos impuestos por la misma institución universitaria que, entonces, se convierte en adversario político: "querías hacer muchas cosas, pero llegaba la parte institucional y te frenaba. entonces era ese 'no', pero el por qué no, no tenía respuesta, era: 'esas son las órdenes'" (RE1, "Gloria", USB).

La arbitrariedad, el autoritarismo, la inercia de un orden institucional que se resiste a cambiar y la falta de reconocimiento por parte de docentes y directivos cortan las alas de los jóvenes: las expectativas y los deseos de cambio que animan la participación se ven confrontados con una sensación de impotencia y esterilidad cuando no alcanzan la incidencia esperada o cuando no logran influir sobre la toma de decisiones (con lo que se crea un sentido de poca eficacia política). Esto sucede, por ejemplo, en los comités curriculares en los que participan los representantes estudiantiles:

En todo caso, mi opinión no tiene ninguna trascendencia, termina siendo una opinión más que en realidad no tiene ninguna incidencia en la decisión que se toma [.] la representación estudiantil es una figura tremendamente formal, que bien podría no estar. (RE4, "Luis", ÜDEA)

El fracaso en lograr lo que se han propuesto resulta doloroso para los representantes. También sufren con el decaimiento de la organización estudiantil cuando esta va sucumbiendo ante el desánimo, el desgaste y las desavenencias entre compañeros. Estos fracasos y problemas internos, vividos con decepción y malestar, a veces, incluso, han conducido a la desintegración de los colectivos estudiantiles.

Entre los desinteresados, el quietismo político y el abandono de sus esporádicas iniciativas están impregnados de sensaciones de derrota y humillación. Desfallecen ante la percepción de que no cuentan con recursos suficientes para lograr lo que se proponen, incluso cuando "constatan" que la lucha política requiere de un esfuerzo persistente que no desean realizar. Como sucede también en el caso del miedo, los jóvenes se autoprotegen privatizando sus sentimientos negativos, encerrándolos en un cuerpo que calla, tramitando lo injusto por vías personales e involucrándose en otro tipo de actividades. Al respecto un joven afirma:

Yo en la universidad intenté hacer como un cambio y varios intentamos como que rebelarnos, algo así, valer los derechos, y no pasó nada, entonces uno dice: "¡no, ya!", desilusionado. La política definitivamente no funciona y menos en este país [.] muchas veces me pongo a hacer otras cosas o me pongo a distraerme con algo que saque de la mente esa rabia, [.], manualidades, ver series, cosas que uno diga "ya qué, ya no pude hacer nada". (ED4, "Andrés", UM)

Tanto entre desinteresados como entre representantes, la frustración ante la derrota política puede inhibir la participación. No obstante, entre los segundos, los mecanismos con los que logran contrarrestar la frustración incluyen: lazos de fraternidad y solidaridad que se tejen en la colectividad de estudiantes y que les brindan un soporte emocional para no desfallecer en tiempos difíciles; sentimientos de entusiasmo como la "energía" juvenil; el deseo de conocimientos y experiencias; la "euforia" que se siente al buscar transformaciones y el anhelo de la victoria política; los ideales políticos irrenunciables que se unen a la esperanza de que es posible alcanzar lo que se han propuesto; la indignación que persiste y se transforma en deseo de superar las injusticias; la lectura de contexto que los preparara para anticipar los obstáculos, y la consciencia de los esfuerzos y sacrificios necesarios para sostener su causa.

Sentimientos que animan la participación política de los representantes

El entusiasmo y la fraternidad: emergen en la participación y ayudan a sostenerla

La fortaleza es un sentimiento personal y colectivo que se experimenta cuando los estudiantes se apropian del espacio universitario, sienten pertenencia por él y lo intervienen. Una aproximación militante a la academia promueve la convicción sobre la necesidad de participar, organizarse, informarse, la cual se requiere para animar a los demás a participar, incluso a los incrédulos: "Entonces hubo un momento en el que yo parecía incluso un vendedor, porque yo trataba como de generar en otros ese mismo impacto que me había generado a mí la participación política" (RE3, "Rodrigo", UM).

Esa sensación de fortaleza (o empoderamiento) se disfruta en acciones que promueven la autonomía estudiantil frente a la institución y crean espacios propios (ocultos a las miradas del poder) en los que reconocen sus propias capacidades4. A pesar de las múltiples frustraciones (p. ej., derrotas en elecciones), los representantes estudiantiles siguen animados a buscar nuevas estrategias de acción. El fracaso podría inmovilizar, pero hay motivos para insistir.

Eso que llaman "ganas" constituye una fuerza emocional que se opone a la resignación y comodidad de otros, la cual se convierte en el fundamento afectivo y distintivo de la forma en que algunos jóvenes viven la política, y se basan en la creencia de que es posible incidir en la transformación de la sociedad:

Yo creo que sí, así parezca insistente, yo creo que son las ganas que se pueden encontrar en el momento de la juventud, cuando uno es joven o piensa que en efecto uno puede y tiene las condiciones subjetivas para incidir en la sociedad. (RE4, "Luis", UDEA)

La inclinación a la participación se nutre de otros afectos: gusto por informarse sobre situaciones políticas del país; actitud, unión y fuerza para emprender las acciones que se han propuesto; y participar con miras a incidir en el mejoramiento de sus entornos y favorecer ciertas causas.

El reconocimiento de sus capacidades y logros por parte de otros (directivos y compañeros) produce satisfacción:

Y llega este año con la propuesta de la representación estudiantil con lo cual me sentía muy animada, bueno, me siento muy animada, porque de cierta manera nos hemos ganado un lugar dentro de la facultad [...], pienso que el lugar de nosotros está ahí, al menos un reconocimiento del trabajo que hemos hecho. (RE1, "Gloria", USB)

Son muchas las fuentes de entusiasmo, como también los efectos de este sobre la acción. Algunas acciones comunicativas se viven con satisfacción y entusiasmo, por ejemplo, debatir en clase sobre el impacto de las políticas gubernamentales en la profesión; inculcar ideas políticas en los compañeros o explicarles lo que ocurre en el país; las conversaciones con compañeros en las que se evalúan los aspectos positivos y negativos de su formación, y se acuerdan propuestas para hacer ante las instancias administrativas de la institución. Todas estas son acciones micropolíticas5. A esto se aúna el entusiasmo que se vive por el hecho de estar en un lugar (como el espacio universitario) abierto a un sinfín de opiniones o ideas políticas que permiten la discusión y el reconocimiento de sus posturas:

Yo también este semestre quedé de representante, entonces era encargado de recoger comentarios, [.] puedo complementar mis pensamientos con los pensamientos de otros compañeros, [.] o saber nuevas cosas que no se me habían pasado por la mente [...]. (RE5, "Marco", UCLA)

También hay situaciones colectivas cargadas de alegría y agrado que se viven en común, como cuando se actúa en conjunto con el propósito de posibilitar cambios y lograr el cumplimiento de objetivos. Dentro de estas situaciones colectivas se reconoce la participación en reuniones o espacios de debate (el comité estudiantil), donde se retroalimentan las propuestas de la representación estudiantil o donde intereses de diferentes estudiantes van confluyendo en intereses y necesidades comunes (académicas y culturales) impulsadas por la representación.

Se siente satisfacción compartida en el desarrollo de eventos que nacen de la representación estudiantil y que es la materialización del trabajo de los estudiantes, lo cual es significativo en cuanto logra que estos se agrupen y fraternicen a través de actividades recreativas y culturales en las que se salen de su rol académico acostumbrado. La construcción colectiva también redunda en el mantenimiento de estos afectos para seguir con propuestas y actividades que conduzcan a solucionar sus problemas o satisfacer sus necesidades.

La fraternidad y la solidaridad, que se consolidan al estar juntos, acompañarse, apoyarse, colaborarse entre sí, hacen que el proceso colectivo tenga la fortaleza suficiente para superar las dificultades: contrarrestan los sentimientos de miedo y hacen contrapeso a la frustración que constantemente resulta de los obstáculos que imponen las instancias de poder. En síntesis, la fraternidad relativa a tener a alguien al lado es un sentir común que une y anima a participar con fortaleza y confianza.

La complicidad con otros se convierte en una base emocional fundamental para la acción colectiva; para tener la fuerza política de los colectivos se necesita de identificación recíproca de sentires, inconformidades, pensamientos y planes de acción, implica el reconocimiento de la alteridad, pero la identificación de lo que los une en medio de la diferencia. En este sentido, la complicidad tiene un significado profundo en tanto expresa el vínculo que sostiene el lazo colectivo de la organización y la representación estudiantil. En efecto, el representante es solo un vocero de una colectividad que trabaja por ciertas causas, esta comunidad es todo el respaldo, la fuerza y el apoyo del representante, sobre todo en los momentos difíciles. La representación es una acción que requiere de soportes humanos; representar es tener respaldo y apoyo, no estar solo; su fuerza está en la compañía, la unidad de intereses comunes, el apoyo manifiesto, en últimas, en la fuerza del sentimiento solidario. Los objetivos compartidos son los que convocan y los sentimientos de fraternidad, que tal vez antes no existían, se van creando en medio de las acciones políticas: en las conversaciones sobre las problemáticas de la universidad y en la construcción de propuestas para solucionarlas, en la coordinación del trabajo conjunto para desarrollar diferentes actividades. Allí van emergiendo los lazos de amistad, pertenencia, confianza, solidaridad y apoyo. Por lo tanto, el trabajo en común hace vivir la acción política con el compañero como un encuentro y una posibilidad de construcción conjunta y solidaria: como algo de todos a la vez.

Entre los desinteresados no hay indicios de una proclividad entusiasta a la participación política, pero sí hay un agrado entreverado en sus actividades cotidianas, que son próximas a determinadas situaciones políticas, como cuando uno de los jóvenes dice: "Pero si hay alguna parte que diga como 'ambiental' o 'licencias', ahí sí me meto y me pongo a leer. Es como desinterés interesado con intereses" (ED4, "Andrés, UM).

Una forma de participación política, tal vez restringida, es la conversación de temas con tinte político (exclusión, diversidad sexual, medio ambiente, servicio militar). También hay agrado por participar de discusiones en redes sociales si son sobre temas "actuales e interesantes", como en los momentos previos al plebiscito por los acuerdos de La Habana. Así lo relata un joven: "C: (¿Involucrado en qué sentido?) En que he leído el tema, he estado presente en algunas conferencias de esto del proceso de paz y en esto del conflicto armado interno. Es lo que más me ha interesado. Me puse las pilas y fue muy genial lo que pasó con esto del proceso de paz [Lo dice con gozo]" (ED4, "Andrés", UM).

Entre los jóvenes desinteresados, la solidaridad se expresa como sensibilidad social ante asuntos como violaciones de derechos sexuales, afectaciones al medio ambiente, vinculación obligatoria de los jóvenes al servicio militar obligatorio, mortalidad infantil por escasez de agua. Sin embargo, excepto en el caso del voto, estos sentimientos de solidaridad no trascienden a otras acciones políticas, mucho menos a aquellas de carácter colectivo; tampoco hay lugar a sentimientos políticos de fraternidad al no existir vinculación a un grupo que trabaje en torno a estos propósitos.

La indignación: acompaña desde el inicio la acción política

La rabia, la indignación y la ira tienen unos objetos comunes entre los jóvenes: el poder autoritario y opresor, la injusticia, la desigualdad social y la corrupción de los políticos de profesión. Estos sentimientos llegan a operar como móviles para las luchas políticas de los representantes estudiantiles, dentro y fuera de la universidad, pues no habría inclinación hacia la organización y la acción sin un activante: la sensibilidad inconforme ante la existencia y mantenimiento de condiciones sociales de miseria y sufrimiento humano que despojan a las personas de sus derechos y patrimonio. En este sentido, la indignación que incita y mantiene la participación se acompaña de sentimientos de solidaridad y compasión, en especial ante ignominias sociales que son interpretadas bajo un discurso político:

Este país es un lugar donde la gente vive mal y la miseria está presente en cualquier esquina, [.] lo que a mí me motiva es el sufrimiento que uno ve todo el tiempo, que uno ve que se puede evitar [.] ese tipo de cosas son lo que pueden motivar a una persona a querer organizarse, a querer hacer algo. (RE4, "Luís", UDEA)

El cuerpo también siente la indignación ante los inadecuados manejos administrativos en la universidad, la corrupción en su interior y la marginación de ciertos discursos políticos. Así mismo, surge ante la experiencia de ser desconocidos, ignorados, burlados como representantes estudiantiles por parte de directivos y docentes; en estos casos sus expectativas de bienestar, justicia y reconocimiento se ven confrontados con los valores, las prácticas y las actitudes de quienes encarnan autoridad y poder, por ello la indignación se mezcla con inconformidad, frustración y decepción, con la consecuente deslegitimación de las instituciones universitarias. En estos casos la indignación activa la lucha: mandar cartas, persistir en las campañas, etc.

Sentimientos de rabia y frustración que no impulsan la acción política, sino que, por el contrario, la inhibe emergen cuando hay problemas en el colectivo de estudiantes: falta de comunicación, la incoherencia y la irresponsabilidad de los compañeros. Lo que fue una fortaleza, la colectividad fraterna y unida, deviene en desintegración. Este caso permite pensar nuevamente la necesidad de la unión colectiva para que la indignación pueda ser motor de la acción política, una condición que está ausente entre los desinteresados y que cuando falla entre los representantes también inhibe.

Entre los apáticos, la rabia se suscita en medio de situaciones en las que el poder se hace presente, en particular, al no sentir que se les reconoce en su subjetividad y diferencia, al ser igualados bajo la figura de ciudadanos al servicio del Estado, el cual obliga pero no responde a las demandas de justicia de estos: otorga licencias a empresas mineras que dañan el ambiente; los obliga a ser jurados de mesas de votación; se orienta por lógicas clientelistas y corruptas; impone bajo amenazas el sistema militar obligatorio.

Entre los distintos jóvenes hay dos rutas hacia la provocación de indignación: situaciones del ámbito público y casos particulares. Entre las primeras, adquieren relevancia los actos de corrupción y las decisiones del gobierno. Entre las segundas, se encuentran relaciones de autoritarismo y maltrato, por ejemplo, entre docente y estudiantes. La rabia se siente con más intensidad cuando los jóvenes sienten que no pueden hacerse nada al respecto: "Me da como rabia lo que decía. Pero igual llega un punto en el que uno se rinde porque por más rabia que tenga uno qué puede hacer. Impotencia" (ED3, "Juan", USB).

Ante estas situaciones la rabia deviene en un intenso sentimiento de "impotencia" que se privatiza: no hay nada que se pueda hacer ante el poder instituido que se siente como una fuerza avasalladora e inamovible: no hay cómo enfrentarlo y menos con quién combatirlo, se está solo ante ese gran poder y cualquier intento de modificar el estado de cosas solo culmina en "ganarse problemas". En síntesis, entre los apáticos, la indignación constituye una constelación de afectos que se encarna en cuerpos hastiados por la impotencia que se deriva de condiciones de desigualdad ante los recursos del poder, sus ejercicios autoritarios, sus abusos y sus efectos.

Entre intereses personales y procesos colectivos: diferencias entre representantes estudiantiles de universidades privadas y públicas

A continuación, se describe sucintamente lo que sería un propósito de este estudio: el establecimiento de diferencias entre representantes estudiantiles tanto en sus acciones políticas como en los sentimientos que las acompañan. Un aspecto central en el modo como entienden y le dan sentido a su papel de representantes estudiantiles de las universidades privadas es la dirección de sus acciones hacia el reconocimiento y la visibilización de sus actividades y de su condición de vocero estudiantil. En sus palabras, la pretensión es exigir reconocimiento, tener vocería ante la administración central de la universidad o ante un comité curricular, lograr visibilización propia y de los excluidos, y promover el protagonismo juvenil. Uno de los líderes entrevistados afirmó:

Sí, claro. Al conversar con todos y quererme meter en todo, eso me ha dado un gran campo para ser algo reconocido, entonces como "Este muchacho puede hacer algo, puede debatir, puede dar puntos de vista"; entonces creo que eso ha ayudado, no solo a mí sino a muchas personas, la facilidad para entablar relaciones, eso puede ayudar en el mundo político. (ED1, "Fernando", UCLA)

Otro de ellos expuso:

A diferencia de cuando estabas en el colegio, tenés una posición en la que por más chistoso que suene, en las charlas familiares ya te ven como ¡uy! el pela'o sabe de esto y aquello [...] puede participar, [.] cuando uno estaba en el colegio que no tenía ni idea de lo que significaba por ejemplo un referendo. (ED4, "Andrés", UM)

Entre sus objetos están: reclamos; propuestas culturales-académicas; promover la organización y participación estudiantil; mejorar procesos formativos-profesionalizantes. Uno de los logros magnificado es la realización de actividades culturales, las cuales emocionaban y fortalecían los vínculos con los estudiantes y, al materializar estas propuestas, afianzan su lugar como sujetos políticos. Como aspecto tangencial estarían las actividades políticas por fuera de la universidad, eventualmente participar en marchas o formar parte de un partido político, como es el caso de uno de los representantes estudiantiles que pertenece al partido Polo Democrático Alternativo, al cual representa en la universidad en la cual estudia.

El complejo afectivo del entusiasmo es el orientador de la subjetividad política del representante estudiantil de las universidades privadas, pero ello tiene su sentido y sus ingredientes. En primera instancia, está la motivación para participar, la cual, a pesar de algunas frustraciones, se alinea en torno al deseo de no dejarse ganar por el opositor; al éxtasis de la persistencia en la lucha; al deseo de reconocimiento y vivir la experiencia política en la universidad; recibir apoyo de otros estudiantes, en especial cuando los espacios colectivos son un logro de la representación; a las ganas de lograr algo o emprender las acciones y enfrentar las dificultades. En segunda instancia, está el agrado y la satisfacción obtenidos con la participación, que ha de reforzar la motivación en particular cuando se logra promover la participación política de los compañeros; convencer a otros a través de sus acciones comunicativas/políticas; al ver que el trabajo se materializa en logros políticos reconocidos por los demás; además de un sentimiento de fortaleza personal y colectivo por el empoderamiento logrado.

Otro representante sobre lo realizado en su universidad exponía:

[Sobre hacer actividad de recoger comentarios entre los estudiantes] Bien, es chévere. Puedo complementar mis pensamientos con las ideas y los pensamientos de otros compañeros, y ver que ellos también están pensando lo mismo o muchas cosas diferentes a lo que yo pienso, [.]. Entonces chévere esa labor de ser un vocero ahí. Chévere. eso se le manda un correo a la directora de programa, llenando un formato evaluativo, [...]. (ED1, "Fernando", UCLA)

Por su parte, en las universidades públicas la actividad política y la organización se van constituyendo de modo diferente. Las actividades pueden ser en el marco institucional o fuera de él. En primera instancia, aunque muchos jóvenes participan en las asambleas por cuenta propia, el lugar de los colectivos de jóvenes estudiantes cobra relevancia, desde los cuales se produce la socialización política con sentido colectivo y gremial. El interés es el bienestar de la universidad pública; el adversario es el Estado, representado en sus directivas, la policía o cualquier partido político. Además de esto, el interés político es alimentado en situaciones específicas articuladas a la actividad académica, siendo el horizonte la transformación social. Entre estas se cuentan: el activismo en la universidad; la asamblea estudiantil; las discusiones académico-políticas y la disciplina para asumirlas; los encuentros o simposios académicos en torno a causas sociales emergentes; diversos espacios juveniles de festividad; la pertenencia a grupos o colectivos como soporte clave de la actividad política. Igualmente hay diversidad de escenarios de actividad política, entre los que están: el campamento; el consejo superior de la universidad; las paredes de la institución educativa para hacer grafitis o murales; la movilización estudiantil; la lucha por la defensa de la educación superior; las marchas dentro o fuera de las sedes universitarias, el paro e incluso, algo fundamental y extramural, la participación comunitaria; la creación de performance; la politización de modos de vida como el veganismo y demás.

El espectro afectivo es muy amplio, varía según las experiencias de participación, los resultados que se derivan de ellas, y los objetivos buscados, no todos de carácter académico. Por ejemplo, el orgullo se siente por la amplitud de espacios culturales y emerge de la participación, sobre todo si el debate se toma con seriedad. El miedo se produce como consecuencia de la participación también, y a la vez la inhibe, pero es contrarrestado por la reflexión compartida con compañeros.

La fraternidad es fundamental, resulta como consecuencia de la participación y permite sostenerla en el tiempo; se trata de valorarla en el reconocimiento del otro y en la resistencia en comunidad. Un miembro de un colectivo, muy activo en asuntos de asamblea estudiantil, decía: "[Sobre la atmósfera] la actividad política se hace desde la parceria, desde el ser amigos. Aunque a veces son como cansoncitos, dependiendo del estado de ánimo de la gente [...]" (RE6, "Jorge", UDEA). El entusiasmo acompaña la situación de participación y permite sostenerla en el tiempo. Según varios líderes estudiantiles de diversas universidades públicas, la acción política es acompañada de y sentida con alegría, disfrute y satisfacción, en tanto su objetivo es la lucha conjunta en movimientos sociales y procesos populares. Ese mismo estado de ánimo la fortalece al punto que se defiende que con efervescencia se acompañan y animan los ejercicios del debate, fomentando la expresión.

La lealtad se invoca como criterio para mantenerse fieles a los principios de la organización y buscar que no se transgredan los principios de ella. A su vez, en tanto el apoyo facilita la participación, la unidad emerge de esta, la refuerza y la fortalece facilitando el contagio. En cuanto a la indignación, es un sentimiento que hay que mantener y provocar, toda vez que sirve para rechazar la manera en que el sistema aliena a los jóvenes; así mismo, anima la participación. En particular se experimenta ante la ausencia de participación estudiantil; ausencia de interlocución entre el Gobierno y la movilización; por rechazos a marcha; por el desconocimiento de la cultura afro; por la situación actual del país y el trato dado a campesinos; por el maltrato a animales y al medio ambiente. Un activista del pnc lo expresa de la siguiente manera: "[.] estoy haciendo algo por cambiar eso, pero como les digo es una contradicción porque lo hago mientras estoy sintiendo ese deseo, esa indignación, esa necesidad porque cambie eso, a su vez me voy sintiendo bien, sé que estoy haciendo algo realmente por ello" (RE7, "Alfonso", PJIC). Y otro de la UN expresaba su indignación así:

Quiero que la gente sienta este mismo tipo de indignación que yo sentía en ese momento, [.] el sentimiento no era de frustración, pero, en el fondo era indignación por lo que estaban haciendo, y yo lo cuento además porque. para ilustrar la antidemocracia universitaria, la política de privatización, etcétera. (RE8, "Alberto", UN)

Del lado de la indignación está la inconformidad, que se siente intensa y permanentemente en relación con la exclusión de carreras universitarias; limitar la universalidad del conocimiento; las pocas garantías para la permanencia estudiantil, pero a la vez se apela a ella para reclamar garantías estudiantiles (directivas universitarias).

La motivación se refuerza gracias a la experiencia de participación política, pues se potencia la adquisición de conductas que transforman la forma de vida de las participantes. El poder hacer es un sentimiento alimentado en el hacer. La incidencia de los líderes políticos refuerza la motivación para participar y la convicción en el poder del estudiante.

Discusión y conclusiones

Según los resultados de este estudio, puede plantearse que algunos sentimientos como la indignación, el entusiasmo y la fraternidad sirven de base a la participación política de los jóvenes universitarios, especialmente de aquellos que ejercen el rol de representantes estudiantiles. La indignación acompaña acciones transformadoras de situaciones condicionadas por los efectos devastadores de la dominación y la injusticia (Jasper, 2014; Nussbaum, 2018). Combatir los poderes homogeneizantes y discriminadores, que crean estereotipos sobre los jóvenes, es un motivo frecuente entre aquellos que se organizan en torno a prácticas de resistencia (Morales, Ávila y Arias, 2014). Mientras, los sentimientos de fraternidad y solidaridad constituyen una base importante para la participación en la medida en que generan sensaciones de unidad y apoyo, ligadas a la colectividad, que les hacen sentir que se tiene la fuerza para materializar sus iniciativas. Como afirma Martín-Baró (2005), ayudan al proceso de consolidación de los grupos al acentuar las características y semejanzas de estos. Los jóvenes se involucran y se mantienen en colectividades gracias a sentimientos de compañía, aceptación y pertenencia posibilitados por el grupo (Bermúdez et al., 2013). Finalmente, entre los sentimientos de entusiasmo que fundamentan la participación se identifican: el interés por las problemáticas de la vida universitaria o social y el deseo de incidir sobre ellas, la atracción por la beligerancia política, y el anhelo de reconocimiento. El entusiasta posee una energía con intensidad desbordante que hace que se exclamen cualquier cantidad de expresiones de alegría y apoyo recíproco. Quienes experimentan entusiasmo estiman que es posible conseguir algo que se desea (Espinar, 2002).

Por su parte, entre los jóvenes "desinteresados" el entusiasmo por la política es ocasional, se molestan ante condiciones de injusticia y son capaces de solidarizarse con otros. Sin embargo, la presencia de estos afectos no tiene efectos directos sobre el devenir de la participación política, pues existen otras que inhiben el entusiasmo; las creencias construidas en torno a la ineficacia política, la privatización del enojo y la ausencia de ideales colectivos, se articulan para aquietar una rabia fugaz.

A menos de que sean contrarrestados, los sentimientos como el desinterés, el miedo y la frustración inhiben la participación. Coincidiendo con Poma y Gravante (2013), el fatalismo y la impotencia actúan en contra del interés por la política. El miedo ante amenazas reales o imaginarias ligadas a representaciones sociales de peligrosidad de la participación política6, el temor ante las represalias provenientes de lugares de autoridad o la angustia social ante la burla o el rechazo son sentimientos que adquieren una función inhibitoria de la participación política cuando se viven individualmente. El miedo tiende a desanimar la participación y la frustración se convierte en fatalismo (Bonvillani, 2010; Goodwin et al., 2001) toda vez que las experiencias de derrota "convencen" a los sujetos de que es imposible incidir sobre lo instituido. Así, de manera similar a lo hallado en otros estudios, aquí la frustración se ha asociado con bajos niveles de eficacia política externa (Ferrer, 2006) y con la creencia en la poca incidencia de la acción juvenil (Valenzuela, 2007). Cabe recordar que los sentimientos de frustración también son experimentados por los representantes estudiantiles, pero estos últimos cuentan con algunos recursos colectivos y emocionales para contrarrestarlos: solidaridad, apoyo, además de resiliencia política (buen humor, autoestima colectiva y creación).

Otra cuestión que emerge de este análisis es que los sentimientos no necesariamente se crean y viven como efecto de estímulos objetivos, entiéndase objetos (actos, hechos, circunstancias empíricas) que "gatillan" una emoción. Antes de las acciones frustrantes, un halo de incertidumbre y pesimismo les acompaña, el fracaso deviene sentimiento, entreverado con sensaciones de dolor y sufrimiento, los cuales se apoderan de los cuerpos que expresan decaimiento y por ende, casi simultáneamente, los momentos son vividos con decepción y malestar, seguidos de sensaciones de derrota y humillación; todo esto se va combinando hasta producir acciones de autoprotección y privatización de sus sentimientos negativos, encerrándolos en un cuerpo que calla y se oculta. En síntesis, estos sentimientos constituyen una constelación en cierto sentido recursiva y autoorganizada.

La complejidad de la relación entre sentimientos y participación se ve reflejada en las diversas maneras como puede operar un mismo sentimiento que, según la situación, puede actuar como inhibidor y como potenciador de la participación política. Cuando la indignación de los representantes estudiantiles se dirige hacia situaciones que se entienden injustas, puede movilizar la acción política, pero tiende a desanimarla cuando es despertada por acciones de los miembros del propio colectivo. Además, es preciso señalar que los sentimientos no tienen solo la facultad de inhibir y potenciar, sino que pueden constituir, sostener o animar la participación política. A manera de ilustración, los sentimientos de entusiasmo que sirven de base a la participación también emergen ante los logros y los reconocimientos alcanzados a través de ella, y por lo tanto también son un efecto de la participación y retroalimentan todo el proceso, como quedó ilustrado entre estudiantes de universidades públicas.

En el marco de la participación política, como se ha mencionado, los sentimientos no aparecen aislados, ellos se entretejen, se refuerzan o contrarrestan entre sí. Por ejemplo, la fraternidad refuerza el entusiasmo por la acción política, que se disfruta mucho más cuando supone compartir momentos de compañerismo con otros; a su vez la alegría favorece la creación de la base colectiva que requieren los procesos de participación. La misma confluencia de emociones es señalada en el estudio de Cubides (2010). Otro caso es el de la indignación ante las injusticias que se mezcla con sentimientos de compasión ante al sufrimiento ajeno y que sirve de motor para ejercicios de resistencia política. También existen sentimientos que contrarrestan a otros o inhiben sus efectos. Así, en el caso de los jóvenes "desinteresados" el miedo frena el deseo de participar en la medida en que paraliza los cuerpos, mientras que la sensación de impotencia neutraliza el impulso a la lucha política incentivada por sentimientos de indignación. Por el contrario, en el caso de los representantes estudiantiles, los sentimientos de fraternidad, fortaleza y solidaridad que se crean al luchar por la misma causa proveen la fuerza necesaria para que la indignación pueda devenir en acción. La interpretación de los testimonios sugiere que los sentimientos de frustración son contrarrestados por los representantes estudiantiles mediante lazos de fraternidad, solidaridad y compromiso derivados de la unión colectiva; el entusiasmo y el "deseo de vencer" que se viven en medio de la participación; la esperanza en que es posible alcanzar las metas propuestas; la persistencia de la indignación que motiva a realizar cambios sobre las condiciones que generan agravio moral, entre otros.

En relación con su naturaleza performativa, en la investigación se pone de manifiesto que los sentimientos, especialmente de indignación y entusiasmo, tienen el potencial de contagiarse e intensificarse en medio de las acciones políticas. En razón de ello, los sentimientos son usados estratégicamente (Goodwin et al., 2001) por los representantes estudiantiles para crear una base colectiva que los respalde.

Una interpretación que aporta este estudio, y que se puede rastrear a lo largo de los resultados presentados, es que los sentimientos aludidos emergen en medio de las relaciones de poder que se producen en diferentes contextos (incluido el universitario) y tienen que ver con el lugar que ocupan los sujetos juveniles en esas relaciones. Aquí hay que tener en cuenta que, según la concepción del poder que se asume en esta investigación (ver introducción), este puede manifestarse en formas relacionales tan diferentes que van desde la dominación y el autoritarismo, hasta sus expresiones creativas como la autoafirmación, la resistencia y el empoderamiento (Fernández, 2004). Entre los universitarios desinteresados frente a la política se encuentran referencias frecuentes a sentimientos como el miedo y la frustración que se ligan a una percepción subjetiva de "falta" de poder para incidir en lo público. Estos jóvenes sienten desinterés hacia el mundo político precisamente por su sensación de impotencia, a la vez que experimentan miedo frente a ciertos poderes, castigadores y vengativos, que amenazan su existencia y con ello desaniman la participación. Pero, a la vez, el miedo y la impotencia son indicadores de lugares ocupados en estas relaciones. El poder los produce.

No obstante, aquellos mismos poderes opresores pueden ser objeto de sentimientos de indignación que motivan la participación en el sentido de la resistencia política, como ocurre en el caso de algunos representantes estudiantiles. Además, sentimientos de entusiasmo como la fortaleza, la esperanza y la alegría tienen lugar en situaciones en las que los jóvenes descubren su propia capacidad para participar políticamente y dar forma a la vida colectiva; de hecho, los representantes estudiantiles buscan estratégicamente transmitir estos sentimientos de entusiasmo con el fin de incrementar el poder de acción de su movimiento. Los representantes estudiantiles participan porque quieren incidir y ser reconocidos como actores protagonistas de su formación, y ante el logro de dicha incidencia experimentan una sensación de empoderamiento que, a manera de bucle recursivo, continúa animando su participación7. En síntesis, puede afirmarse que los sentimientos políticos son tales en la medida en que emergen en las relaciones de poder en las que participan los jóvenes.

Finalmente, en este apartado será importante discutir otra tendencia transversal a los resultados y que se refiere al hecho de que los jóvenes que muestran mayor desinterés hacia la política tienden a vivir de manera privada los sentimientos negativos que experimentan en relación con la participación, mientras que los representantes estudiantiles viven esos sentimientos junto con otros que son sus aliados en la colectividad de la que hacen parte. En el estudio se identifica que los jóvenes que tienden a sentir desinterés por la política en algunas ocasiones desarrollan acciones políticas cuando se sienten afectados en algún derecho. Sin embargo, su participación se despliega solo hasta donde perciben que sus intereses personales no están en riesgo; además, huyen del esfuerzo y compromiso propios de la participación en un colectivo. De esta manera, sin apoyo, fraternidad y solidaridad, tienden a resignar su deseo de tener alguna incidencia política y se repliegan en su vida privada. Esto se ve facilitado por el hecho de que dedican su tiempo a las ocupaciones de la vida universitaria, alineadas en su mayoría al ideal de la movilidad social8, o a las ocupaciones del tiempo libre colonizadas por la industria cultural9. Estos jóvenes buscan su bienestar vital en sus intereses privados, desentendiéndose de lo público.

En contraste, los representantes estudiantiles operan teniendo como base una colectividad estudiantil que los apoya (incluso en ocasiones cuentan con el soporte de partidos políticos). A estas formas organizativas subyace la constitución de un "nosotros" en medio del cual emerge una afectividad compartida basada en identificaciones recíprocas, vínculos solidarios y fraternos. En razón de ello, la camaradería, amistad, confianza y complicidad son vínculos afectivos que sostienen la unión colectiva de la organización estudiantil y proveen el apoyo necesario para hacer contrapeso al miedo y la frustración, sentimientos que suelen aparecer en determinado momento del ejercicio de la participación política. Nuestra conclusión es entonces que los sentimientos políticos no se producen sino en conexión con otros, que no son absolutos sino relativos al lugar de los sujetos en las relaciones de poder, y que el sentido de colectividad hace más poderosos los sentimientos que potencian la acción política y que permiten contrarrestar a aquellos que la amenazan

Referencias

Acosta, F., Cubides J. y Galindo L , . (2012). Condición política juvenil en la universidad. En S. Alvarado , S. Borelli y P. Vommaro (Eds.), Jóvenes, políticas y culturas: experiencias, acercamientos y diversidades (pp. 279-316). Clacso. http://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/alianza-cinde-umz/20130308124950/ Jovenes_politica_cultura.pdf. [ Links ]

Acosta, G. y Garcés, A. (2010). Ámbitos y escenarios de participación política juvenil en Medellín. Anagramas, 8, 15-31. revistas.udem.edu.co/index.php/anagramas/article/download/452/407. [ Links ]

Ahmed, S. (2015). La política cultural de las emociones. UNAM. [ Links ]

Ángel, D. y Herrera, J. (2009). La propuesta hermenéutica como crítica y como criterio del problema del método. Estudios Filosóficos, (43), 9-29. [ Links ]

Bonvillani, A. (2010). Jóvenes cordobeses: una cartografía de su emocionalidad política. Nómadas , ( 32 ), 27-44. http://www.ucentral.edu.co/images/stories/iesco/revista_nomadas/32/nomadas_32_2_b_jovenes_cordobeses_una_cartografia.pdf. [ Links ]

Bermúdez, D., Parra, D., Patarroyo, L. y Peña, M. (2013). Construcción de subjetividades en procesos de participación juvenil e incidencia en el desarrollo comunitario. Aletheia, 5 (1), 34-67. https://aletheia. cinde.org.co/index.php/ALETHEIA/article/ view/86/86. [ Links ]

Botero, P., Torres, J. y Alvarado, S. (2008). Perspectivas teóricas para comprender la categoría participación ciudadana-política juvenil en Colombia. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 6(2), 565-611. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_art-text&pid=S1692-715X2008000200005&l-ng=en&tlng=es. [ Links ]

Cáceres, M., Lorenzo, M. y Sola, M. (2009). El liderazgo estudiantil en la Universidad de Granada desde una dimensión introspectiva. Bordón, 61(1), 109-129. http://recyt.fecyt.es/index.php/BORDON/article/viewFile/28707/15335. [ Links ]

Camou, A., Prati, M. y Varela, S. (2014). Tras las huellas de la participación política. Un estudio sobre la experiencia reciente de estudiantes universitarios. Universidades, LXV(60 ), 6-25. http://www.udual.org/revistauniversidades/doss60-1.html. [ Links ]

Carrazco, G. (2010). Participación y tendencias políticas en estudiantes universitarios: el caso de la Universidad de Chile. Última Década, 18(32), 85-103. https://scielo.conicyt.cl/pdf/udecada/v18n32/art05.pdf. [ Links ]

Creswell, J. (2003). El diseño de la investigación cualitativa. Universidad de Chile. [ Links ]

Cubides, J. (2010). Jóvenes y política: ¿de objetos a sujetos de política? Revista Polemikós, (4), 63-77. [ Links ]

Díaz, A. & Carmona, O. L. (2013). Rasgos de sujeto político en jóvenes universitarios. Revista Tesis Psicológica, 8 (2), 164-177. http://www.redalyc.org/html/1390/139029743011/. [ Links ]

Espinar Álvarez, Á. (2002). Lo tremendo y lo fascinante: una caracterización de las emociones pentecostales. II Encuentro Metropolitano de Jóvenes Investigadores Sociales, UNMSM. http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/espinar.pdf. [ Links ]

Fernández, P. (2004). La afectividad colectiva. UNAM. [ Links ]

Ferrer, S. (2006). Jóvenes, participación y actitudes políticas en España, ¿son realmente tan diferentes? Revista de Estudios de Juventud, (75), 195-206. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2242239. [ Links ]

Foucault, M. (1988). El sujeto y el poder. Revista Mexicana de Sociología, 50(3), 3-20. http://terceridad.net/wordpress/wp-content/uploads/2011/10/Foucault-M.-El-sujeto-y-el-poder.pdfLinks ]

Galeano, M. E. (2003). El diseño en la investigación social cualitativa. En Diseño de proyectos en la investigación cualitativa (pp. 27-54). Universidad Eafit. [ Links ]

García, A. M., Gómez, E. A., Londoño, A. M. y Rincón, C. A. (2012). El uso de Internet en la configuración de las prácticas políticas de jóvenes universitarios [tesis de maestría]. Universidad de Manizales. [ Links ]

Goodwin, J., Jasper, J. y Polletta, F. (2001). Passionate politics. Emotions and social movements. The University of Chicago Press. [ Links ]

Hatibovic Díaz, F., Sandoval Moya, J. y Cárdenas Castro, M. (2012). "Posiciones de sujeto" y acción política universitaria: análisis de discurso de estudiantes de universidades de la región de valparaíso. Última Década , (37), 111-134. https://www.redalyc.org/pdf/195/19525296006.pdf. [ Links ]

Henao, J., Ocampo, A., Robledo, A. y Lozano, M. (2008). Los grupos juveniles universitarios y la formación ciudadana. Universitas Psychologica, 7(3), 853-867. http://sparta.javeriana.edu.co/psicologia/publicaciones/actualizarrevista/archivos/V07N03A17.pdf. [ Links ]

Hurtado, D. (2010). Los jóvenes de Medellín: ¿ciudadanos apáticos? Revista Nómadas , 32, 99-117. [ Links ]

Jasper, J. (2014). La construcción de la indignación: dinámica de la cólera en los movimientos de protesta. Emotion Review, 6(3), 208-213. [ Links ]

Martín-Baró, I. (2005). Acción e ideología. Psicología social desde Centroamérica. UCA. [ Links ]

Mateos, A. (2000). Sobre lo inexplicable de las emociones: apuntes sobre el desarrollo hermenéutico de la fenomenología. Thémata, (25), 279-284. [ Links ]

Méndez, G. (2009). La fenomenología-hermenéutica, una metodología Integrada para el abordaje de lo real. Revista Gerencia de la Investigación, 1 (1). [ Links ]

Montero, M. (1995). Modos alternativos de acción política. En Psicología de la acción política (pp. 90-109). Paidós. [ Links ]

Morales, M., Ávila, M. y Arias, G. (2014). Subjetividades políticas y prácticas de resistencia de jóvenes de dos organizaciones juveniles de las ciudades de Ibagué y Bogotá. Aletheia , 6(2), 60-77. https://aletheia.cinde.org.co/index.php/ALETHEIA/article/view/210. [ Links ]

Mouffe, C. H. (2007). En torno a lo político. Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Murcia, N. (2008). Jóvenes universitarios y universitarios: una condición de visibilidad aparente en Colombia. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud , 6(2), 821-8. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_abstract&pi-d=S1692-715X2008000200012. [ Links ]

Nussbaum, M. (2018). La ira y el perdón. Resentimiento, generosidad y justicia. Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Ovejero, A. y Ramos, J. (2011). Psicología social crítica. Biblioteca Nueva. [ Links ]

Pinilla, V. y Muñoz, G. (2008). Lo privado de lo público para jóvenes. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud , 6(2), 769-800. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77360210. [ Links ]

Plotno, G. y Lederman, F. (2009). Confianza y democracia: la visión de los estudiantes universitarios. Intersticios, 3, 1-20. http://www.intersticios.es/article/view/3380. [ Links ]

Poma, A. y Gravante, T. (2013). Emociones, protesta y cambio social. Una propuesta de análisis. Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad - RELACES, 5(13), 21-34. http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/242. [ Links ]

Rodríguez, E. (2017). Micropolítica escolar y liderazgo directivo en la escuela. Revista Educación, 41(1), 1-14. http://www.scielo.sa.cr/pdf/edu/v41n1/2215-2644-edu-41-01-00189.pdf. [ Links ]

Sotelo, A. y Numpaque, G. (2009). El concepto "política" en un grupo de jóvenes universitarios. Cuadernos de Lingüística Hispánica, (14), 159182. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3222/322227520011. [ Links ]

Scott, J. (1990). Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos ocultos. Era. [ Links ]

Valenzuela, K. (2007). Subjetividades políticas en grupos juveniles tradicionales y emergentes de la provincia de concepción. En Todo mi Derecho, 17(30), 1-32. [ Links ]

Varela, S., Atairo, D. y Duarte, Y. (2012) Universitarios y política: notas para una caracterización general de los estudiantes de la UNLP [ponencia]. VII Jornadas de Sociología de la UNLP, La Plata, Argentina. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.2321/ev.2321.pdf. [ Links ]

Vargas, V., López, L. y Guevara, N. (2009). Constitución de sujeto político: historias de vida política de mujeres líderes afrocolombianas. Universitas Psychologica , 8(3), 639-652. [ Links ]

Vieytes, R. (2009). Los métodos y campos de acción de la Investigación cualitativa. En A. Merino (Coord.), Investigación cualitativa en ciencias sociales (pp. 52-61). Cengage Learning [ Links ]

1 En pocas investigaciones la representación estudiantil ha sido estudiada como moda lidad de participación política (Camou, Prati y Varela, 2014; Acosta y Garcés, 2010; Cáceres, Lorenzo y Sola, 2009).

2El estudio mostrará qué tan desinteresados son, qué lógicas hay subyacentes a este posicionamiento y frente a qué ámbitos se muestran desinteresados.

3 Montero (1995) incluye entre las formas convencionales de acción política aquellas que siguen la línea de aceptación de las normas y son esperables en los ciudadanos, p. ej. el sufragio. Las no convencionales están ligadas a la protesta y trazan cauces diferentes de los estatuidos hasta el momento (marchas, plantones, acciones artísti cas, etc.).

4Los efectos del discurso oculto, bien sea normativos o emocionales, proceden de declaraciones que se censuran en presencia del poder (Scott, 1990).

5A este respecto puede consultarse Rodríguez (2017).

6Como afirma Ahmed (2015), la fantasía tiene un papel importante en la producción del miedo pues esta emoción está emparentada con la imaginación de un sufrimiento futuro que resultaría de una ame naza presente (sea que esta se realice o no).

7Por cierto, el deseo de reconocimiento por parte de la comunidad constituye fuente de motivación entre los representantes estudiantiles que no se encuentran entre los jóve nes desinteresados por la política. Por lo demás, como afirma Mouffe (2007), en los ambientes políticos que suelen ser provocadores, competitivos, conflictivos y enérgicos, se experimentan ciertas pasiones que, si bien resultan agradables para los represen tantes estudiantiles, no se viven con agrado de parte de los jóvenes desinteresados, que prefieren ambientes más orientados al confort, la tranquilidad y la diversidad, no a la beligerancia política.

8La orientación acrítica de la misma formación universitaria contribuye a este desenten dimiento frente a lo público, puesto que el enfoque prioritario en la profesionalización hace desaparecer entre los estudiantes el interés por las problemáticas sociales (Mur cia, 2008).

9Los jóvenes prefieren gastar su tiempo en videojuegos, series de televisión y películas, interactuar en las redes sociales, escuchar música o leer best sellers de literatura juve nil; de hecho, en función de estos hobbies algunos se reconocen como hipsters, gamers, geeks, noobsters, formas de nombrarse que expresan las identidades con las se reconocen en el marco de comunidades de gusto globales. Estas actividades les ofrecen entretenimiento, novedad y posibilidades de socialización que les ahorran el tener que enfrentarse con realidades políticas y sociales angustiantes, pues estas prácticas se realizan en espacios privados y protegidos de intromisiones no deseadas.

Cómo citar este artículo: Patiño Gaviria, C. D., Duque Monsalve, L. F., Díaz Arroyave, D., Zuluaga Marín, M., & Vásquez, J. A. A. (2020). Complejidad emocional, fuerza colectiva y relaciones de poder en la participación política de jóvenes universitarios de Medellín. Revista Aletheia, 12(1), 69-96

Recibido: 05 de Septiembre de 2019; Aprobado: 04 de Mayo de 2020

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons