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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

versión On-line ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.11 no.21 Medellín ene./jun. 2019

https://doi.org/10.15446/historelo.v11n21.72407 

Reportes

El comercio en los epistolarios del siglo XIX. Acercamiento al Archivo de Mamerto García Montoya, 1843-1847

The Commerce in the Epistolary of the Nineteenth Centuary: Approach to the Archive of Mamerto García Montoya, 1843-1847

O comercio nos epistolários do século XIX. Aproximação ao Arquivo de Mamerto García Montoya, 1843-1847

Leidy Diana Uribe Betancur* 

* Historiadora por Universidad de Antioquia (Medellín, Antioquia) Colombia. Es integrante del Grupo de Investigación en Historia Empresarial Universidad Eafit. El artículo es resultado de la elaboración del Catálogo de la Serie Correspondencia (1840-1871) del Fondo Mamerto García Montoya financiado por el Programa de Apoyo al Desarrollo de Archivos Iberoamericanos - ADAI de España y dirigido por María Isabel Duarte Gandica, directora de la Sala de Patrimonio Documental de la Universidad Eafit. Correo electrónico:lduribe@hotmail.com orcid.org/0000-0003-1366-2209


Resumen

El correo fue el principal medio de comunicación en Colombia durante el siglo XIX. Interesan, en este caso, de lo transportado y distribuido por el sistema postal, las cartas privadas. Estas proporcionan datos valiosos sobre el contexto histórico en el que fueron escritas y sobre quienes las crearon. Además, contienen información privilegiada para conocer las relaciones comerciales, sociales y políticas de la época. Por tal motivo se presenta en este artículo una valoración documental de las cartas enviadas y recibidas por Mamerto García Montoya (1818-1881) durante el período 1843-1847. Este comerciante nació en Rionegro (Antioquia) y desarrolló actividades comerciales como la minería, el giro de letras de cambio, el comercio exterior y la intermediación en la acuñación de oro. Así, a través de esta valoración se busca evidenciar la utilidad de la correspondencia como fuente para la investigación histórica, en este caso, para el estudio del comercio en Antioquia durante el siglo XIX.

Palabras claves: Mamerto García Montoya; correspondencia; valoración de los documentos; comercio; Antioquia; siglo XIX

Abstract

The mail was the main means of communication in Colombia during the nineteenth century. In this case, what was transported and distributed by the postal system; such as, the private letters, is appealing. These provided valuable data on the historical context in which they were written, and on those who created them. In addition, they contained privilege information, in order to know the social and political relations of that time. For this reason, in this paper, it is presented a document valoration of all the written, also, sent letters by Mamerto García Montoya (1818-1881) during the period of 1843-1847. This merchant was born in Rionegro (Antioquia) and developed business activities, like mining, the bill of exchange transferring, foreign trading, thus the intermediation in the minting gold. Through this assessment, it is seeked to demostrate the usefulness of the correspondence may have as a source for historical research. In this case, for the commerce study in Antioquia during the nineteenth century.

Keywords: Mamerto García Montoya; correspondence; documentary valuation; commerce; Antioquia; 19th century

Resumo

O correio foi o principal meio de comunicação na Colômbia durante o século XIX. Interessam, neste caso, do transportado e distribuído pelo sistema postal, as cartas particulares. Estas proporcionam dados valiosos sobre o contexto histórico no qual foram escritas e sobre quem as criou. Além disso, contêm informação privilegiada para conhecer as relações comerciais, sociais e políticas da época. Por esse motivo, apresenta-se neste artigo uma avaliação documental das cartas enviadas e recebidas por Mamerto García Montoya (1818-1881) durante o período 1843-1847. Este comerciante nasceu em Rionegro (Antioquia) e desenvolveu atividades comerciais como a mineração, a remessa de letras de câmbio, o comércio exterior e a intermediação na cunhagem de ouro. Desta forma, através desta avaliação procura-se evidenciar a utilidade da correspondência como fonte para a pesquisa histórica, neste caso, para o estudo do comércio em Antioquia durante o século XIX.

Palavras-chave: Mamerto García Montoya; correspondência; avaliação dos documentos; comercio; Antioquia; século XIX

Introducción

El artículo presenta una valoración documental de la correspondencia enviada y recibida por Mamerto García Montoya desde 1843 hasta 1847. Este comerciante liberal de Rionegro, localidad del oriente antioqueño, nació en 1818 en el seno de una reconocida familia de la élite política y comercial de la región. Como otros hombres de negocios de la segunda mitad del siglo XIX, García Montoya se dedicó a diferentes actividades económicas. En su archivo personal se encuentran cartas que contienen información sobre el funcionamiento de sociedades mineras, la importación de mercancías desde Inglaterra y Francia, la venta e intermediación en la acuñación de oro y el giro de letras de cambio, entre otros.

Dichas actividades tuvieron lugar en un contexto económico y político precario. La infraestructura nacional para las comunicaciones tardó bastante en desarrollarse, debido a que por lo menos nueve guerras civiles tuvieron lugar en diferentes zonas del país y la identidad política, en ciertas coyunturas, podía constituir un serio problema.1 A pesar de esta situación, en varias regiones había una significativa actividad comercial liderada por las élites locales. Entre las condiciones necesarias para el desarrollo de dicha actividad, se encontraba la conformación de redes comerciales, una organización informal alrededor de la cual un conjunto de agentes económicos compartía un interés común: obtener ganancias a partir del comercio.

Partiendo del contenido de dicha correspondencia, se propone reflexionar acerca de la importancia de los epistolarios y su utilidad como fuente para la investigación histórica, destacando el valor de estos para el estudio del comercio en Antioquia durante el siglo XIX. A partir de esta cuestión se pretende dar respuesta a dos preguntas claves: ¿Qué valor tienen las cartas enviadas y recibidas por García Montoya? ¿Por qué son útiles e importantes los epistolarios en la investigación histórica?

Para lograr el anterior propósito se revisaron algunas investigaciones que recurren a los epistolarios como fuente de consulta; textos como, La ruta del oro: una economía primaria exportadora, Antioquia 1850-1890, de María Mercedes Botero (2007a) y El comercio de importación en Bogotá en el siglo XIX: Francisco Vargas un comerciante de corte inglés, de Frank Safford (2003), constituyen referentes sobre la utilidad de las cartas para los procesos de investigación histórica. Así, en el presente artículo se aborda a modo de contexto, la comunicación y los correos, se presenta también una descripción de los aspectos físicos más relevantes del archivo en cuestión, del personaje y de las principales actividades comerciales desarrolladas por el mismo, entre ellas, la importación de mercancías extranjeras y el envío de remesas a Inglaterra durante los años 1846 y 1847.

La delimitación espacial del objeto de estudio se centra en Rionegro, lugar de residencia de García Montoya, y en Antioquia, ámbito en el que realizaba sus negocios. Sin embargo, es necesario considerar que también residió cierto tiempo en la ciudad de Bogotá, se comunicaba con agentes de la costa Caribe colombiana y de otros puertos como el de Honda, Remolino y Nare, además viajó a Inglaterra para atender los negocios de importación. Es conveniente entonces, partir de un centro local y regional sin perder de vista el ámbito internacional que sea pertinente.

El criterio fundamental para establecer el período de estudio, como ya se mencionó, fue la información contenida en las cartas enviadas y recibidas por García Montoya, y mostrar cómo entre 1843 a 1847 se desarrollaron algunas actividades económicas propias de la época. Esta correspondencia y la bibliografía secundaria sobre el periodo revelan cómo hacia mediados del siglo XIX en Colombia comenzó a darse un aumento en el volumen de las transacciones del comercio interno y externo. En Antioquia, esta tendencia positiva, se evidenció en el creciente número de sociedades comerciales y el aumento de la explotación aurífera. Por tanto, el periodo de estudio abarca la década 1840, tiempo durante el cual incrementaron las relaciones directas con Inglaterra y Francia. El aumento de las exportaciones de frutos tropicales abrió nuevas opciones en la compra de letras de cambio, lo cual facilitó el establecimiento de relaciones directas entre los comerciantes colombianos con casas comerciales en Inglaterra, Francia y otros países.

El concepto valoración documental fue clave en esta exploración. El archivo está compuesto por un conjunto de documentos que dado su valor primario y secundario constituyen una fuente de consulta e investigación. Los valores primarios son los que tienen los documentos a partir de su creación o recepción y se definen por la importancia y el uso que tiene la documentación para la institución generadora. Pueden describirse dentro de tres categorías: administrativo, legal y fiscal. Los valores secundarios son los que adquieren los documentos una vez que pierden sus valores primarios y tienen utilidad histórica y social, porque la información que contienen es relevante para la sociedad por ser testimonio del origen, desarrollo y evolución de un acontecimiento y sirve como fuente para futuras investigaciones y pueden tener: valor informativo, valor evidente y valor institucional (Schellenberg 1987).

Considerando lo anterior, en este artículo se describe una parte de la actividad comercial desarrollada por el personaje en cuestión con el propósito de evidenciar su utilidad como fuente primaria para los investigadores. La metodología implementada consistió en el análisis y catalogación de la serie correspondencia bajo los procedimientos vigentes de la disciplina Archivística y la Bibliotecología. Cada una de las cartas que conforman la serie Correspondencia fue analizada y se ingresó a la base de datos la información más relevante relativa a la clasificación de los documentos, fechas, lugares, nombre de los corresponsales, palabras claves y principales temáticas encontradas en ellas.2 Posteriormente la información reunida fue analizada y complementada con la bibliografía secundaria relativa al tema.

El artículo, por su carácter exploratorio, aporta entonces al conocimiento de un actor poco estudiado en la historia regional; ayudará a divulgar la existencia de la documentación producida por el mismo y a clarificar desde una perspectiva más amplia la utilidad de la correspondencia que reposa en los archivos empresariales para el estudio de diversos temas en materia económica, política, social y de diversa índole, en este caso concreto en lo referente a la actividad comercial de algunos empresarios antioqueños del siglo XIX.

Aspectos generales del Archivo personal de Mamerto García Montoya 1814-1941

La documentación reposa en la Sala de Patrimonio Documental ubicada en la Biblioteca Luis Echavarría Villegas de la Universidad Eafit en la ciudad de Medellín. Allí reposan también colecciones de materiales bibliográficos, hemerográficos y archivísticos. Obras de gran valor histórico, artístico y cultural por su contenido, encuademación, ilustración, tamaño, antigüedad, rareza y calidad física.

Pertenece a esta Sala Patrimonial una colección conformada por 150 archivos adquiridos mediante donación y compra. En ella se encuentran archivos personales y familiares, de empresas, banca, ganadería, agricultura, entre otros. Dentro de estos se destacan aquellos relacionados con la historia empresarial antioqueña de mediados del siglo XIX hasta el siglo XX. Ejemplo de ellos son el Archivo Botero Arango (1843-1940), Archivo Familia Bravo (1846-1917), Archivo Salinas de Cundinamarca (1860-1906), Archivo Juan Gonzalo Restrepo Londoño (1950-2006), Archivo Noticiero Económico de Antioquia de J. Enrique Ríos (1975-2006), Archivo José María Uribe Uribe (1831-1921), Archivo Pedro Nel Ospina Vásquez - hijo (1912-1976), Archivo Luis Ospina Vásquez (1910-1977), Archivo Manuel Ospina Vásquez (1898-1969), Archivo Mariano Ospina Rodríguez (1826-1912), Archivo Familia Escobar Villegas (1870-1989), Archivo General Pedro Nel Ospina Vásquez (1874-1927), entre otros.3

En 2011 y por compra a Manuel Arango, llegan a la Sala Patrimonial los documentos relacionados con la actividad comercial, social y política de García Montoya. Estos cubren un período de más de cien años (1814-1941) y actualmente se encuentran organizados de acuerdo con los principios archivísticos correspondientes (clasificación, ordenación y descripción), están almacenados en cajas y carpetas con sus respectivos códigos, y se disponen en un inventario que facilita la búsqueda de la información, como lo muestra la tabla 1.

Tabla 1 Inventario Mamerto García Montoya 

Fuente: Universidad Eafit, Sala de Patrimonio Documental, "Inventario, Archivo Mamerto García Montoya 1814-1941", http://www.eafit.edu.co/biblioteca/sala-patrimonio-documental/SiteAssets/Paginas/archivo-historia-empresarial/Mamerto%20Garc%C3%ADa%20Montoya.pdf

En el archivo existen tres series documentales:

  • Correspondencia: da cuenta de sus relaciones comerciales, políticas, sociales y familiares.

  • Contabilidad: reúne facturas, recibos de pago, inventarios y pedidos de mercancías a casas extranjeras.

  • Minas: contiene información acerca del negocio de la minería y su administración.

Igualmente encontramos algunos escritos con temas sobre política y poesía y recortes de prensa con artículos escritos por el mismo García Montoya. Su archivo incluye información hasta 1941, debido a que conserva documentación de la Hacienda La Selva, propiedad de su hijo Laureano García Montoya, ubicada en San Francisco, un pueblo cafetero del departamento de Cundinamarca.

De todo este acervo documental, una parte de la Serie Correspondencia se encuentra catalogada.4 El total de cartas catalogadas es de 3 292 de las cuales 2 772 corresponden a cartas recibidas, 498 son cartas enviadas y 22 son los documentos anexos a las cartas. El contenido de esta correspondencia aborda en su mayoría, temáticas relacionadas con la producción y venta de oro, transporte de mercancías, comercio exterior, importaciones, giro de letras de cambio, ganadería, comercio de tabaco, entre otros.

El valor de los epistolarios como fuente para la investigación histórica

Es indiscutible la importancia de los contenidos que conserva la correspondencia privada y oficial que reposa en los archivos de algunas instituciones. Las cartas, en su conjunto, adquieren valor pues constituyen una fuente primaria para la investigación histórica. Los epistolarios aportan información privilegiada para reconstruir los contextos históricos en el que fueron escritos y son testimonio de las relaciones comerciales, políticas, culturales y sociales en torno a quienes las redactaron. En la disciplina Historia, la correspondencia epistolar privada, en cuanto medio de comunicación entre personas, es la única fuente documental que revela las interacciones directas, no mediatizadas institucionalmente, entre actores sociales; a su vez, posibilita el estudio de las relaciones interpersonales y de las redes sociales tejidas por las élites (Imízcoz y Lara 2011, 4).

En Colombia, los correos por donde se transportaban las cartas, fueron el medio de comunicación preferido desde la época colonial hasta el siglo XIX, dado que, la complicada geografía del territorio condicionó el desarrollo de los medios de transporte. Bajo la necesidad de la Corona española de establecer una comunicación efectiva en sus virreinatos, se creó un sistema de correos que fue reorganizado por los virreyes durante el siglo XVIII. Debido al mal estado de los caminos las cartas, se transportaban en mula o a pie hasta los puertos en donde continuaban su recorrido a través de las piraguas (Cote 2013).

Posteriormente en los primeros años del siglo XIX, pese a la guerra, el correo interno en la Nueva Granada se fortaleció dada la necesidad de circular noticias sobre la Revolución de independencia. En 1822, bajo el gobierno de Francisco de Paula Santander, se puso en marcha el funcionamiento de los Correos Nacionales de la República (Zambrano 2013), en 1832 se estableció la Administración principal de Correos y, en 1843, se expidió el primer estatuto republicano de correos dando inicio al establecimiento de las primeras normas republicanas en la materia (Arango, Santamaría y Peinado 1996, 81-82).

Con la instauración de la navegación a vapor, el río Magdalena se convirtió en el eje central para el transporte de los correos, en torno a éste, confluyeron los caminos por donde se movilizaban las mercancías y las cartas. A pesar de las guerras civiles y la inestabilidad política en el trascurso del siglo XIX, el sistema postal realizó grandes cambios hacia su modernización. Se trazaron redes de comunicación que conformaron una estructura articulada a comienzos del siglo XX. Tanto el servicio postal como el telegráfico fueron los medios de comunicación cruciales en la vida política, económica, social y cultural del país durante este periodo (Gutiérrez 2014). A través del correo se transportaron y distribuyeron encomiendas, valores, impresos oficiales, prensa, libros y en especial la correspondencia.

En este contexto se enmarca el valor de los epistolarios que se conservan de siglos atrás pues contienen información exclusiva que permite comprender diversos aspectos históricos del territorio en cuestión. De la misma forma que la correspondencia privada y la prensa de mediados del siglo XIX jugaron un papel fundamental en la construcción de la nación y de la opinión pública, como espacio de participación política moderna (Jurado 2012), las cartas también son valiosas al momento de abordar temas económicos puesto que en ellas se encuentran asuntos relativos al comercio y los comerciantes, sus redes e intercambios, los tipos de mercancías, las sociedades mercantiles, las formas de pago y otros.

Un buen ejemplo de investigaciones realizadas a partir del análisis de los epistolarios es las ya mencionadas de Botero (2007b), quien recurrió a la consulta de la correspondencia comercial de la Compañía Minera de Antioquia y de la firma Fernando Restrepo e Hijos (1867-1905), las cuales desarrollaron sus negocios durante el siglo XIX; y la realizada por Safford (2010, 375-406) sobre el comercio de importación en Bogotá durante el siglo XIX, cuya fuente principal fue el archivo de las cartas y libros de cuentas de Francisco Vargas y Hermanos.

Los epistolarios que hacen parte de los archivos comerciales se convierten del anterior modo en una de las fuentes primarias más valiosas para la investigación en Historia económica y empresarial. Es el caso de la correspondencia que conforma el archivo de García Montoya, una fuente nueva que posibilita la identificación de líneas de investigación que contribuyen a plantear interrogantes sobre temas relacionados con el comercio, la política y el gobierno en Antioquia y Colombia durante el siglo XIX.

¿Quién fue Mamerto García Montoya?

García Montoya, como ya se mencionó, nació en Rionegro, Provincia de Antioquia, el 11 de mayo de 1818,5 año durante el cual se da inicio a la campaña libertadora de la Nueva Granada liderada por Simón Bolívar y su ejército patriota con el fin de resistir a la reconquista española. También eran tiempos de incipiente formación política, debilidad administrativa y guerras civiles en el territorio colombiano, todo ello como preámbulo al nacimiento de la vida republicana.

García Montoya fue el séptimo hijo de la familia conformada por Sinforoso García Salgar (1782-1867) (figura 1) y María Josefa Cesárea Montoya Zapata (1793-1867), ambos pertenecientes a la élite comercial de Rionegro.6 Su padre llegó a esta ciudad procedente de la provincia de Girón, Santander en 1807.7 Se destacó como vecino notable de Rionegro donde radicó sus negocios de comercio y de minería. Además de adelantar actividades económicas, su participación en política fue apreciable, hizo parte de la élite política y militar de la Independencia (Uribe y Álvarez 1998, 421), fue partidario del movimiento libertador desde 1810 y ayudó en las luchas que tuvieron lugar en la costa atlántica, tras las victorias conseguidas por su amigo José María Córdova (Molina y Castaño 1988, 246). También intervino, como subteniente de Rionegro, en el aparato militar conformado por don Juan del Corral; aparato que más tarde se constituiría en el Ejército libertador de Antioquia (Uribe y Álvarez 1998, 389). En 1817, después de haber sido indultado en Santafé de Antioquia por la Corona española, sirvió como garante de la "lealtad y neutralidad futura" de otros amnistiados adeptos a la causa patriótica. De acuerdo con María Uribe y Jesús Álvarez (1998 254, 289), entre 1814 y 1820, por lo general, fueron los comerciantes importantes de las localidades quienes garantizaron el futuro buen comportamiento de sus vecinos para con la monarquía. Sinforoso aparece en los documentos de la época como "comerciante minero", de posición política "republicana" y garante de la conducta de once individuos.

Cortesía: Casa de la Convención, Rionegro

Figura 1 Sinforoso García Salgar, padre de Mamerto García Montoya 

Por otra parte, María Josefa Montoya era hija de don José María Montoya Duque y Estrada (1757-1834), doctor en Derecho del Colegio de San Bartolomé, y de María Josefa Zapata y Ossa (1752-1838) (Restrepo 2016). El abuelo materno de Mamerto García fue uno de los hombres más ricos e influyentes de la provincia de Antioquia, a quien se le conoció como el "patriarca de Rionegro" (Molina 2003). Fue catalogado como un gran comerciante importador y miembro de la élite mercantil de esa ciudad. Además de negociar con mercancías como ropa, cacao, cueros y mulas, incursionó en el negocio del transporte fluvial ensayando los primeros vapores por el río Magdalena (Uribe y Álvarez 1998, 419).8 Ocupó varios cargos públicos, entre ellos teniente de oficiales reales, ayudante mayor de milicias y alcalde de primer voto de Rionegro.9 Como su yerno Sinforoso, José María Montoya fue partidario de la Independencia. Hacia 1811, se desempeñó como presidente del Estado Antioquia y se encargó de la dirección política del movimiento libertador por algunos años. A pesar de ello, en 1816, el coronel Francisco Warleta, encargado de la Pacificación de Antioquia durante la reconquista española, exoneró a toda la familia de Montoya, incluidos "sus yernos don Sinforoso García e Indalecio González" (Uribe y Álvarez 1998, 365).

La madre era, además, hermana de Francisco Javier Demetrio Nepomuceno "Pacho" Montoya Zapata, considerado como uno de los empresarios colombianos más exitosos e influyentes de la primera mitad del siglo XIX (Molina 2003). Se dedicó, entre múltiples negocios, a la importación y exportación de mercancías y a la consolidación de empresas de caminos y navegación a vapor, entre ellas la reconocida Compañía Montoya Sáenz. De igual forma, dos de las tías de Mamerto por línea materna, Mariana y Ana María, se casaron con célebres personajes de la época, el político e historiador antioqueño José Manuel Restrepo y el comerciante español Pedro Sáenz López, respectivamente.10

Como puede apreciarse, García Montoya creció en una ambiente familiar en el que predominaba el prestigio social, político y económico. Tal vez no fue una casualidad que su padre llegara a la próspera localidad de Rionegro. Desde mediados del siglo XVIII, esta ciudad, junto con Santafé de Antioquia y Medellín, era uno de los centros más poblados y más importantes en cuanto al movimiento comercial de la provincia de Antioquia.

Para cuando era un adulto, Rionegro continuaba con una activa vida comercial y agrícola. Era la puerta de acceso a Antioquia, un centro de abastecimiento y de distribución "no sólo en los frentes mineros de colonización, sino también para Medellín, a donde llegaban importantes cargamentos por el alto de Santa Elena" (Casas 1985, 197). Se congregaban en la localidad comerciantes ricos y grandes, medianos y pequeños.

En esta próspera ciudad compartió el hogar con siete hermanos: Teresa, María Francisca, Laureano, María de los Dolores, Luis María, María Damiana y Luis María García Montoya.11 Más tarde, cuando tenía 27 años, estableció su propio hogar. El 22 de febrero de 1846, contrajo matrimonio con su prima Petronila Ortiz Montoya, hija de José Estanislao Ortiz Sarasti (1797-1849) de Honda y de María Nicolasa Norberta Montoya Zapata (1805-1830) de Rionegro.12 Esta alianza familiar que se sellaba a través del matrimonio entre primos o entre tíos y sobrinas era práctica común entre las familias más acaudaladas e influyentes de finales de la colonia y del siglo XIX, pues de esta forma se consolidaba y preservaba el capital económico, político y social heredado por el núcleo familiar (Uribe y Álvarez 1998, 49-93). De la unión de Mamerto y Petronila nacieron nueve hijos: Luis, Francisco, Petronila, María Teresa, María Jesús, Manuel Isidro, Estanislao José, Norberta y Laureano García Ortiz.13

García Montoya pudo aprender entonces, de una larga tradición de negocios en los que participaba su familia: de su padre Sinforoso, de su abuelo José María y de su tío Francisco. Esta formación empresarial en la que estuvo inmerso desde pequeño lo haría posteriormente miembro de la red comercial de Francisco Montoya y de las asociaciones conformadas por sus amigos y parientes, quienes fueron importantes figuras del mundo comercial y político de Antioquia y del país como se expondrá más adelante. Asimismo, recibió una fuerte influencia política e ideológica por parte de esta élite.

En las primeras décadas del siglo XIX, la Revolución de Independencia provocó un estancamiento económico en el país. Para lograr la prosperidad en el territorio era necesario enfrentar difíciles condiciones, como la nula tecnificación por falta de un sistema educativo moderno, las pésimas vías de comunicación, las dificultades que significaba un clima tropical "malsano" que entorpecía la explotación de las tierras y la poca inversión por falta de capital (los inversionistas extranjeros preferían asegurar sus capitales en Europa antes que dejarlos propensos a las arbitrariedades de los gobiernos y caudillos políticos levantados en armas) (Molina 2003). Sumado a esto, la política proteccionista y el exceso de impuestos desmotivaba la inversión por parte de los comerciantes. Este débil entorno económico e institucional republicano propició la intervención de los comerciantes de la época en los asuntos del Estado.

García Montoya fue uno de esos comerciantes, además de estar inscrito en una tradición familiar en la que la política era usual, su participación en ese ámbito parecía hacer viables sus negocios, buscó por este medio que la situación política restringiera lo menos posible sus actividades económicas.

La doctrina económica liberal y del librecambismo, introducidos desde finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, influyeron en los intereses personales y familiares de García Montoya, quien se orientó hacia un pensamiento de corte liberal. Esto se manifestó en su interés por promover las facilidades en la importación y el libre cambio. Al respecto escribió sobre las ventajas de ese sistema para Antioquia:

La libre concurrencia de mercancías favorecería la industria y los cambios, origen del adelanto y progreso de la producción nacional, los productores extranjeros encontrarían beneficios ciertos en nuestros mercados sin temores de que ningún obstáculo contrariara sus cálculos, los productores naturales ganarían por la mayor facilidad para sus especulaciones y por el aumento preciso de su riqueza al poder obtener con más ventaja los artículos que necesitaran.14

Pero no fueron sólo asuntos económicos los que le llevaron a adoptar el liberalismo como ideología política. Algunos hechos en los que estuvieron involucrados miembros de la familia Montoya lo orientaron hacia la corriente del partido liberal. Como ya se mostró, su familia participó de manera activa en el movimiento independentista. Más tarde, en 1829, su padre Sinforoso asistió a las reuniones convocadas por el general José María Córdova en Rionegro, quien se levantó en contra de las propuestas dictatoriales y monárquicas de Simón Bolívar.

Este suceso parece haber sido importante en la definición de la tendencia política que predominó en Rionegro durante el resto de la centuria y en la vida personal de García Montoya, teniendo en cuenta la cercanía de su familia con el general Tomás Cipriano de Mosquera lo cual llevó a que en su casa se realizara la Convención de Rionegro, por esta misma razón, formó parte de los ilustres que se reunieron en esa ciudad para llevar a cabo la creación de la nueva carta constitucional en 1863 (Molina y Castaño 1988, 248).

Por su participación en política fue nombrado Agente Principal de bienes desamortizados en el Estado de Antioquia en 1865, cargo que ejerció solo durante un año, pues al contribuir con la expropiación y remates de los bienes de la Iglesia, sintió la presión del clero que respondió atemorizando a los empleados y rematadores de bienes.15

Además de ejercer cargos públicos en el transcurso de su vida política, se dedicó a leer y promover la circulación de prensa liberal en Rionegro y Medellín, entregándola a sus suscriptores.16 En especial, se consagró a la distribución del periódico El Continental (por recomendación de Rafael Núñez) y de La Protesta, junto con Pascual Bravo, a quien señalaba la importancia de escribir "para que los pueblos se desengañaran de sus gobernantes."17 Además de estos periódicos, era lector, si se siguen las suscripciones que tenía, de los ejemplares publicados por las imprentas Nacional, Echeverría Hermanos, El Mosaico, la de Francisco Torres Amagá, el Neogranadino, El Porvenir y La Gaceta Oficial; aparte de reconocidos periódicos como El Tiempo y La Opinión.18

Dentro de los cargos que desempeñó como hombre público se destacan: Agente Consular de su Majestad el rey de Suecia y Noruega en 1846, Juez Primero Suplente del Juzgado Municipal de Rionegro en 1856 y Prefecto del departamento de Rionegro en 1862.19 Asimismo, formó parte de los ilustres que se reunieron en esa ciudad para llevar a cabo la Convención que expediría la nueva carta constitucional de 1863 y fue nombrado Representante a la Cámara Provincial por la provincia de Córdoba.20

En 1877, ocupó el cargo de Administrador de Hacienda y Correos de Antioquia, oficio que lo privó temporalmente de su libertad al ser encarcelado durante unos días por la pérdida de un dinero, en su defensa argumentó no haber cometido falta alguna y añadió que su detención obedecía a su orientación política.21 Más tarde, en el contexto de las agitaciones que promovieron los radicales en Antioquia después de 1877, con la intención de liberar a este Estado del dominio conservador, García Montoya apoyó el golpe militar que Jorge Isaacs y Ricardo Gaitán Obeso adelantaron en contra de las fuerzas conservadoras.22

Además de participar en el ámbito de la administración pública, intervino en el campo educativo. Después de realizar estudios de derecho en el Colegio Mayor del Rosario en Bogotá, se desempeñó como catedrático de Filosofía y Gramática en la casa de Educación Secundaria de Rionegro en 1840; también, contribuyó en la fundación de la misma.23 Igualmente, fue nombrado miembro corresponsal honorario de la Academia Literaria del Colegio del Estado en Medellín e hizo parte del plantel educativo La Paz en la misma ciudad.24

García Montoya no solo fue un hombre dedicado a los negocios y a la política, estas actividades estuvieron acompañadas por un permanente ejercicio intelectual que lo impulsó a leer y distribuir entre sus partidarios obras de literatura como Los Miserables de Víctor Hugo y Las Memorias de Napoleón.25 Así mismo, en compañía de su tío político José Manuel Restrepo, contribuyó en la venta de la famosa obra Historia de la Nueva Granada, cuyo autor fue el mismo Restrepo.26

Aquejado por sus constantes dolores en el pecho que lo hacían permanecer durante varios días en la cama27, falleció el 3 de enero de 1881 a la edad de 63 años en Bogotá. Como se verá en líneas siguientes, este personaje pudo aprender de una larga tradición comercial en la que participó su familia; especialmente su padre Sinforoso, su abuelo José María (figura 2) y su tío Francisco Montoya; una parte de su legado comercial será descrito a continuación.

Cortesía: Casa de la Convención, Rionegro

Figura 2 José María Montoya Duque, abuelo materno de Mamerto García 

El comercio en las cartas de García Montoya, 1843-1847

A mediados del siglo XIX Antioquia experimentó un gran desarrollo comercial debido, entre otras causas, a la expansión de la minería, al establecimiento de intercambios comerciales en otras regiones del país y a la vinculación de la economía colombiana al comercio exterior (Botero 1988, 243). Fue entonces cuando se organizaron sociedades comerciales tanto en Medellín como en otras localidades, entre ellas, Rionegro.

Desde finales del siglo XVIII, esta ciudad, junto con Santafé de Antioquia y Medellín, era uno de los centros comerciales más importante de la Provincia. La llegada de nuevos comerciantes a la localidad fue producto, de la dinámica vida económica (minería, agricultura y ganadería), del atractivo negocio del comercio que era estimulado por la minería del norte y del oriente antioqueño, (Casas 1985, 93-94) es decir, por mineros que compraban mercancías con oro en polvo y, finalmente, del enérgico proceso de colonización de nuevas tierras en la provincia.

En este lugar García Montoya empezó a desarrollar su actividad comercial. En la correspondencia se encuentran varios registros que muestran cómo, desde el año 1843 en adelante, se dio inicio al negocio de giro y cubrimiento de letras de cambio, llamadas también libranzas, libramientos u órdenes de pago. Estas letras fueron el medio para liquidar el valor de las barras de oro que se comercializaban en ese entonces, además fueron el instrumento predominante en el negocio cambiario a lo largo del siglo XIX y a través del cual se transaban las "divisas" (Botero 2007b). El hecho de que García Montoya se dedicara a este tipo de transacciones es reflejo de su intervención en la compra-venta de oro, al igual que su participación en algunas compañías mineras que tuvieron un gran incremento en la producción del mineral durante la época.

Las empresas mineras más importantes en las cuales tuvo participación estaban ubicadas en Remedios, Santa Rosa de Osos, Santo Domingo, Amalfi, y Frontino.28 Además del Zancudo, fue socio propietario con su padre Sinforoso de las minas Nemeñeme o Bolivia29 y Juan Criollo, a la vez que de las propiedades territoriales de Pocune, (bastante extensas, situadas en Remedios y Segovia), junto con los minerales del cerro de Frontino.

Estos últimos se vendieron a la compañía inglesa denominada Mariquita y Nueva Granada en 1852 cuyos representantes eran John Whitefford y John Hear-ne Breffil.30 La mina comprendía un cerro cruzado por venas metálicas con una extensión de tres millas de ancho, sus propietarios la habían explotado precariamente utilizando tan solo dos molinos de pisones y en 1851 había producido 25 651 castellanos (Botero 2007a, 100-122). La compañía Mariquita y Nueva Granada vendió dichas minas a la compañía inglesa The Frontino and Bolivia Gold Mining Company en 1863 (Molina y Castaño 1988, 250-252).

De igual manera, algunas de sus cartas contienen instrucciones sobre el trabajo en estas minas, el transporte de herramientas y las especificaciones para proveer de víveres a las mismas. Otras empresas mineras sobre las cuales se hace mención en la correspondencia son: Minerales de La Paja ubicada en Sonsón, mina El Nuci-to en Santo Domigo, mina Nudillales en Concepción y las minas Cruces y ánimas, éstas últimas hicieron parte de la compañía formada por Francisco Montoya, Juan Antonio Montoya, Juan de Dios Aranzazu y Juan C. Campuzano en la región de Santa Rosa de Osos desde 1820 (Safford 1977).

La acumulación de capital, producto de la minería, permitió que García Montoya se interesara en otras actividades comerciales entre 1844 y 1845, por lo cual se estableció en Bogotá y desde allí se dedicó a la venta de mercancías importadas desde Inglaterra y Francia en representación de la sociedad comercial Lorenzana y Compañía de Rionegro.31 Para efectuar la venta de los cargamentos extranjeros, se informaba del estado de las plazas en las cuales se debía vender y proceder de acuerdo a las indicaciones de sus socios. A su vez, estos informaban a través de las cartas, el costo total de los fletes por el transporte de las mercancías desde Santa Marta hasta Mom-pox y de allí hasta la bodega en Bogotá, se incluían también los gastos en el puerto de Santa Marta y los derechos de importación (alcabalas, caminos y sueldos militares).32

De igual manera, los socios y conocidos en Rionegro le remitían barras y granos de oro para que este se encargara de llevarlo a acuñar y luego, con el producto de la amonedación de dichas piezas, hacer efectivas las letras de cambio pendientes o, en caso contrario, agregar las ganancias a los fondos de estos (figura 3). En algunos casos los comerciantes solicitaban realizar la compra de mercancías con el oro acuñado y despacharlas a Rionegro, por todas estas transacciones comerciales García Montoya recibía las respectivas comisiones.33

Fuente: AMGM, Correspondencia Recibida, mayo 7 de 1844, MGM-10, f. 39

Figura 3 Letra de Cambio a favor de Mariano Duque y a cargo de Rudecindo Lince Maya 

Entre los comerciantes que realizaban pedidos a Mamerto, además de Lorenzana y Compañía, se destacaron Rudecindo Lince Maya y José Tobón, ambos de Rionegro. Las mercancías más solicitadas eran las piezas de mantas surtidas finas y coreanas, lienzos caseros, capisayos34, camisas tunjanas, colchas, cordobanes, ponchos, zarazas, badanas de yerba, gamuzas, madejas de hilos, botines, libras de té, salchichón español, confites de colores, panadería francesa y hasta libros sobre gramática, ortografía y aritmética (tabla 2).35 Es evidente como la red comercial de la cual hacía parte García Montoya tenía como factor cohesionador las ganancias provenientes de actividades comerciales; sin embargo, no debe perderse de vista que otros elementos importantes se integraron a la red, entre ellos: los lazos de consanguinidad, la amistad, la identidad política y la solidaridad (Forestier 2010).36 A medida que el comercio local se desarrollaba, los empresarios y socios de García, encontraron que era fácil dar un giro a sus negocios y destinar parte de su capital en el comercio de dinero. Esta actividad estaba destinada en gran medida al comercio exterior (Uribe 1989, 39-50).

Tabla 2 Pedido de mercancías Rudecindo Lince Maya, 13 de febrero 1845 

Fuente: AMGM, Correspondencia Enviada y Correspondencia Recibida, documentos varios.

N de A: Según la RAE Se entiende por soche aquella piel sin pelo y curtida de un borrego, venado o chivo.

Comercio exterior, 1846-1847

Luego de su estadía en Bogotá, García Montoya regresó a Rionegro en 1846 y en el mes de junio viajó a Europa con el objetivo inicial de establecer por sí mismo, como agente de Lorenzana y Compañía, una casa comercial independiente de la de los señores Montoya y Sáenz establecidos ya en Londres. Mientras se lograba tal fin, debía vender las remesas de oro envidas por la Compañía y a su vez comprar mercancías para importar en la Nueva Granada.

Dentro de las instrucciones para el buen éxito de los negocios transmitidas por Lorenzana y Compañía se señaló que todas las operaciones y transacciones debían verificarse a nombre de la casa comercial, al llegar a Londres, García Montoya debía abrir una póliza para asegurar el oro remitido desde Antioquia, en especial por 60 mil pesos que serían remitidos en el mes de septiembre, además debía asegurarse del modo de vender el oro de manera ventajosa proporcionado un corredor que se dedicara a estas operaciones.

Como recomendación especial, debía estudiar de manera detallada el funcionamiento de los negocios ingleses y establecer relaciones con las casas comerciales ubicadas allí. Consultar en Liverpool los términos y modos para realizar las ventas de tabaco, azúcar, añil37 y principalmente las remesas de oro. La venta de estos productos se pretendía realizar a manera de ensayo para verificar el éxito de las exportaciones y las utilidades que se pudieran obtener como se muestra en la tabla 3. Se le solicitó además reserva en el manejo de los negocios recomendados, particularmente en las especulaciones, e informarse, con cautela, del giro de las demás casas comerciales granadinas establecidas en Inglaterra y de todos los cargamentos que se embarquen en Liverpool con el fin de dar un buen giro a los negocios.

Tabla 3 Barras y granos de oro fundido enviados a Londres por Lorenzana y Compañía el 2 de septiembre de 1846 

Fuente: AMGM, Correspondencia recibida, 1846, MGM-16, f. 37.

Los fondos de Lorenzana y Compañía debían ser depositados en el Banco de Inglaterra. Así mismo, García Montoya debía llevar el registro de la contabilidad y las facturas de las compras y tener un banquero para manejar los fondos al cual se le podían girar las letras de cambio y así pagar las mercancías.

La operación de elegir un banquero es la más delicada de las que tiene el señor García que desempeñar, pues sobre la solidez y buena reputación del banquero que se elija debe reposar entera confianza para depositar nuestros fondos, como también para adquirir buen crédito con los fabricantes, agentes y demás relaciones que se formen, asegurando por este medio el éxito de nuestras especulaciones.38

Luego de conseguir un banquero con buena reputación para girar letras de cambio, García Montoya debía presentarse ante el agente encargado de las compras a las fábricas y arreglar el término al que se debían girar estas. Una vez que se ajustaran y recibieran las mercancías se daban las letras a los fabricantes en Manchester pues estos, por lo general, condecían un plazo de 90 días para el pago. Era necesario, además, informarse de los descuentos de los géneros a importar y las rebajas que hacían los enfardeladores.

Las casas comisionistas con las cuales García Montoya estableció los negocios en Inglaterra fueron A&S Henry y Compañía de Manchester, Stiebel Brothers y G.E Balleras, ambos ubicados en Liverpool. Estos agentes cobraban un porcentaje de comisión por la intermediación en la compra y embarque de las mercancías, en el caso de A&S Henry y Co., se decía que eran agentes con una buena reputación y poseían buenas máquinas para enfardelar las mercancías.

Dentro de los gastos que la casa comercial Lorenzana y Compañía debía cubrirse incluyó la conducción de las mercancías hasta los diques, los gastos y comisión de embarque, el papel sellado, y el flete hasta Santa Marta. Luego de comprar las mercancías estas debían ser enviadas al puerto de Liverpool puesto que allí se embarcaban, al mismo tiempo que, se recibían los cargamentos de frutos enviados desde la Nueva Granada y otros países.

Una vez que las mercancías se embarcaban en los buques y luego de varios meses, arribaban al puerto de Santa Marta, desde allí emprendían un recorrido por el rio Magdalena que era la ruta principal para la introducción de productos al interior del país. En torno a este rio se construyeron bodegas en donde se almacenaban los cargamentos. En la correspondencia se muestra como estas cargas llegaban al puerto de Honda y de allí se distribuían por las bodegas de Remolino, las bodegas de Nare y las bodegas del Nus. Hasta mediados de la década 1850 el tráfico hacia Medellín se efectuaba partiendo de Puerto Nare, subiendo en champanes por las aguas del río Nare hasta un sitio denominado Remolinos, donde los comerciantes habían construido una bodega. Desde allí se ascendía la montaña -en carguero o lomo de mula- en dirección a Canoas, Guatapé, El Peñol, Marinilla y Rionegro (María Mercedes 1988, 79).

En una reseña sobre los productos importados, enviada por Lorenzana y Compañía a García Montoya, se especificaban los colores y estilos de acuerdo al gusto y las necesidades de los mercados granadinos, se señalaba que la novedad era la que más agradaba en estos lugares, por lo tanto, algunas telas debían ser con diseños nuevos, de diferentes pintas y colores. Dentro de estas mercancías, por lo general textiles, se encontraron muselinas de lana y seda, lana para bordar, sombreros para montar, cueros chaloteados, trajes de lino bordados de colores, zaracería de colores, géneros de calzón, paños, géneros de lana para pantalón, madapolanes y pañuelería.39

En 1847 las intenciones de Nazario Lorenzana y sus socios de establecer una casa comercial en Inglaterra se vieron aplazadas debido al mal estado de salud de nuestro personaje y a que se requería tener negocios de alguna importancia, tanto de importación de frutos a Inglaterra como de compra y envío de mercancías inglesas a la Nueva Granada, y así tener las utilidades suficientes para compensar los fuertes gastos que demandaba la creación de tal oficina. Sumado a esto, el estado de las especulaciones mercantiles de la Compañía y, en general la situación de los negocios en el país, no permitía a los comerciantes invertir grandes sumas de dinero en el establecimiento de casas comerciales.

Cuando no se puede sacar gran ventaja de las especulaciones mercantiles que se emprenden y que, en tales casos, aconseja la prudencia suspender estos costosos pasos mientras tanto que se adquieren en esa, mayores conocimientos y aquí se pueda proporcionar envío de algunos frutos que dejen ventajas y sobre lo que trabajamos actualmente, llamándonos la atención la producción de tabaco en Ocaña y exportar también el mineral de cobre, entonces ya el establecimiento de la casa será más fácil, cómodo y lucrativo, pues que al efecto, además de los recursos de la casa nos faltarán otros amigos que con dinero de contado se nos dirijan para ser en ella atendidos y despachados sus negocios, agregándose que para éste caso, ya habrá usted aprendido el idioma y por medio de este recurso se informará de todo lo que sea necesario para conducir los negocios de una casa en esa.40

Mientras se lograba tal fin, García Montoya debía continuar con la compra y despacho de mercancías, sin embargo, se decidió que Montoya Sáenz y Compañía, en cabeza de Francisco Montoya, asumiera el despacho de los negocios en Londres y García viajara a París con el fin de establecer negocios con la casa comisionista Sarret y Gardere a lo cual se dedicó en 1848 hasta su regreso a Rionegro en el mes de septiembre del mismo año.41 Vale la pena destacar que por esta época los sistemas tributarios de herencia colonial centrados en los monopolios del tabaco y el aguardiente constituían un serio obstáculo para la actividad económica privada lo cual constituyó un factor decisivo en el poco crecimiento de esta casa comercial. De manera simultánea, el crédito externo fue cada vez más difícil y los plazos más cortos, la rotación del dinero era muy lenta y los riesgos muy altos, el comerciante tenia que esperar largos plazos para recuperar su dinero, razón por la cual, los intereses deberían ser altos, encareciéndose las mercancías en Antioquia (Botero Herrera 1983, 108)

Pese a estas dificultades, se muestra en la tabla 4, algunos socios y casas comerciales con los cuales estableció negocios García Montoya, demostrando con ello que fue uno de los negociantes que sirvió como sostén del circuito comercial de Antioquia y como modelo para futuras generaciones de empresarios antioqueños y rionegreros, pues tuvo una participación activa en empresas mineras, en intercambios comerciales de casas de importación y en transacciones monetarias en ciudades como Bogotá y Rionegro y en Europa. Las actividades comerciales estimularon, años después, el proceso de acumulación de capital por parte de los empresarios antioqueños. Al igual que García Montoya, estas personas combinaron sus inversiones en sectores muy diversos: comercio, minería, agricultura, ganadería, transporte, préstamo en dinero, y negocios de diversa índole con el Estado (Botero Herrera 1983).

Tabla 4 Socios y casas comerciales en la correspondencia de Mamerto García Montoya 

Fuente: AMGM, Correspondencia Enviada y Correspondencia Recibida, documentos varios.

La experiencia de Lorenzana y Compañía en asuntos de comercio exterior, aunque no contó con la duración que se esperaba, es uno de varios ejemplos que sirvieron como preámbulo y jugaron un papel importante para que futuras casas comerciales se aventuraran en este tipo de negocios. Ya para la década 1850 el incremento de las actividades comerciales en el país se tradujo en la conformación de un mayor número de sociedades comerciales dedicadas a la importación y exportación de mercancías. Además de productos agrícolas y pecuarios intercambiados entre los diferentes Estados que conformaron los Estados Unidos de Colombia desde 1853, también se negociaban mercancías extranjeras transportadas a través del río Magdalena en champanes, bongos, canoas y, más tarde, vapores. La aparición de nuevas firmas y de oportunidades económicas no solo se debió al aumento en la exportación, gradual y a veces esporádica, de productos como "tabaco, quina, metales preciosos, café, añil y sombreros de paja" (Botero 2007, 94), sino también a un nuevo ambiente económico impulsado por las reformas constitucionales de 1858 y 1863. De acuerdo con Luis Javier Ortiz (2008, 60), esas reformas promovidas por gobiernos liberales pretendían romper con los rastros de las instituciones coloniales e implantar un nuevo orden político, social y económico, en el que el Estado se liberalizara y en el que los individuos, en especial los que se insertaban en la dinámica del capitalismo mundial, tuvieran más libertades para actuar.

En medio de la variada actividad comercial emprendida por antioqueños de mediados del siglo XIX, se resalta el papel articulador jugado por el oro. Fue este el que dio la capacidad de dominar el comercio exterior, en tanto constituyó el patrón internacional de intercambio, de igual manera, las zonas mineras se conformaron como centros de intercambio, como mercados en los cuales se rescataba el oro a cambio de mercancías de consumo. (Botero Herrera 1983). Se destaca igualmente la conformación de una elite empresarial que, hacia 1853, correspondía a doscientas personas de mayores ingresos en Medellín, compuesta por comerciantes que vendían mercancías extranjeras, unos pocos propietarios de minas y los miembros jóvenes de esas familias. Estos individuos recibían cerca del 58.4 % del ingreso gravado y estaban dedicados al comercio (Brew 1977).

Con la formación de esta elite empresarial se llevaron a cabo los posteriores procesos de industrialización en Medellín y los municipios cercanos a comienzos del siglo XX. La acumulación de capital por parte de este grupo fue posible gracias a la minería y en especial a algunas actividades comerciales como las mencionadas en el presente texto, de estas, hicieron parte importante empresarios como Mamerto García Montoya, su familia, socios y conocidos. No en vano, se hace necesario considerar el papel jugado por estos comerciantes en la conformación de la elite empresarial en Antioquia y el significado que ello ha tenido en la historia económica a nivel local, regional y nacional.

Reflexiones finales

Con la anterior descripción del contenido de un epistolario producido por García Montoya en el ejercicio de su actividad comercial, se intentó evidenciar la utilidad y el valor histórico que poseen este conjunto de cartas, pues constituyen una fuente indispensable para el estudio sobre el desarrollo y evolución de varias actividades comerciales significativas durante la época en mención.

La correspondencia que conforma este archivo es una nueva fuente primaria que posibilita la identificación de líneas de investigación que contribuyen a plantear interrogantes sobre temas relacionados con el comercio y los comerciantes, sus redes e intercambios, los tipos de mercancías, las sociedades mercantiles, las formas de pago y otros temas comerciales durante el siglo XIX en Antioquia.

Entre las líneas temáticas más importantes destacamos la compra, embarque y transporte de mercancías desde Liverpool hasta la Nueva Granada, las redes comerciales en Manchester y Liverpool, venta de remesas de oro, exportación de tabaco, azúcar, cobre y añil, rutas para el transporte de productos importados (puertos, bodegas, caminos), tipos de géneros importados, préstamos, comisiones y giros de letras de cambio y las operaciones bancarias.

Este es pues el valioso contenido de una parte de las cartas que conforman la correspondencia enviada y recibida por García Montoya y sus socios. La información contenida en ella demuestra la habilidad y experiencia de los comerciantes del siglo XIX no solo en temas mercantiles sino también en el tema de las finanzas puesto que, a raíz del auge comercial que experimentaba Antioquia, las operaciones bancarias adquirieron mayor relevancia y las actividades del comercio y los negocios bancarios estuvieron estrechamente vinculados (Uribe 1989).

García Montoya se inscribe dentro de un modelo de amplia diversificación económica, común en la mayoría de los negociantes pertenecientes a la élite del país, que buscaba garantizar su liquidez monetaria y la reinversión de ganancias a través de esta práctica, obligado por un mercado interno estrecho, sujeto a calamidades sociales (como pestes, hambre y guerras) acontecimientos sobre los cuales encontramos testimonio en sus escritos.

Tal fue el caso de la guerra civil de 1860-1863 contra el régimen conservador la cual dejó empobrecido al país y con una angustiosa situación fiscal. Esta crisis económica afectó, de igual manera, la actividad comercial de García; los datos demuestran que disminuyó la introducción de mercancías extranjeras, aumentó el costo de los fletes de transporte y se suspendieron de los trabajos en algunas minas. A raíz de la crisis política y económica que tuvo lugar en estos años, el contenido de la correspondencia de García Montoya desde 1864 contiene, en su mayoría, temas en los cuales se evidencia la participación política a favor de la causa liberal, su desempeño en varios cargos públicos y en general la situación política del país, un tema que esta por analizar y que se encuentra abierto para futuras investigaciones.

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1Durante el período en estudio hubo cinco guerras civiles que afectaron de manera directa o indirecta al Estado Soberano de Antioquia. La inestabilidad política fue una característica del siglo XIX colombiano. En parte, ello impidió la consolidación de un Estado institucionalmente fuerte. En algunos archivos locales se encuentran documentos de la época (tanto de liberales como de conservadores) en los que se evidencia que la filiación política podía implicar problemas como el cobro de impuestos excesivos o detenciones arbitrarias en la cárcel. Mamerto García Montoya relata en sus cartas cómo la situación política y los constantes conflictos en las regiones colombianas impidieron la estabilidad económica de sus negocios.

2Esta información se puede consultar a través del catálogo público SINBAD de la Biblioteca Luis Echavarría Villegas.

3Ver de modo detallado: Eafit, Sala Patrimonial Documental, http://www.eafit.edu.co/biblioteca/sala-patrimonio-documental/paginas/colecciones.aspx

4Las epístolas que conforman el periodo (1840-1871) fueron analizadas y catalogadas por la autora en 2016.

5Universidad Eafit, Sala de Patrimonio Documental, "Inventario, Archivo Mamerto García Montoya 1814-1941", http://www.eafit.edu.co/biblioteca/sala-patrimonio-documental/SiteAssets/Paginas/archivo-historia-empresarial/Mamerto%20Garc%C3%ADa%20Montoya.pdf

6Biblioteca Nacional de Colombia, "Circulares recibidas por don Mamerto García, 1844-1880", http://www.bibliotecanacional.gov.co/content/circulares-recibidas-por-don-mamerto-garc%C3%AD-1844-1880

7Hijo de Manuel Isidro García Gómez (1733-1813) y María Ignacia Micaela De Salgar y Hermosilla. Cf. Genealogías de Colombia, http://www.genealogiasdecolombia.co/familia/Individuo.aspx?r=Sinforoso-Garc%C3%ADa-Salgar_04F7456462455461457

8De acuerdo con Álvaro León Casas (1985, 210-211, 215), entre 1804 y 1810, José María Montoya aparece, en una lista de 21 comerciantes, con 39 146 pesos por concepto de registros de introducción de cargas de mercancías a Rionegro. Sinforoso García aparece en quinto lugar con 9 586 pesos.

9Durante la Colonia, los comerciantes gozaron de un alto prestigio y poder. Según Álvaro Casas (1985, 138), hasta los comerciantes de medianos recursos "ocuparon en su mayoría los puestos en el cabildo municipal, y los más poderosos fueron Sargentos Mayores, Alcaldes Ordinarios y recibieron títulos como el de Álferez Real."

10Sobre las alianzas matrimoniales en esta familia escribió Álvaro Casas (1985, 214-215): "cuatro de los más destacados comerciantes de Rionegro se vincularon a la actividad comercial [de José María Montoya] gracias a los lazos matrimoniales que hicieron con cuatro de sus hijas. Ellos fueron: Luis Buelta Lorenzana, Sinforoso García, Pedro Sáenz López y Juan de Dios Vallejo. Además, para conservar el nudo y conservar la riqueza y negocios de la familia, no vaciló [Montoya] en casar a su hijo Francisco con una de sus nietas, Manuela, hija del capitán Pedro Sáenz y de su hija Ana de Montoya".

12Eafit, Sala Patrimonial Documental, "Inventario, Archivo Mamerto García Montoya 1814-1941".

13Este último se destacó por ser el primer egresado de Agronomía en Colombia, estudios que realizó en la Escuela de Ciencias Naturales y Agronómicas en Bogotá. En 1904 formó parte de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Bogotá y en 1925, de la junta directiva del Banco de la República. Eafit, Sala Patrimonial Documental, "Inventario, Archivo Mamerto García Montoya 1814-1941".

14Archivo Mamerto García Montoya (en adelante AMGM), Correspondencia Enviada, n.d., Mamerto García Montoya (en adelante MGM)-8, ff. 44-45v.

15AMGM, Correspondencia Enviada, mayo 3 de 1865, MGM-7, ff. 35-35v; febrero 6 de 1866, MGM-4, ff. 78-79.

16AMGM, Correspondencia Enviada, mayo 22 de 1864, MGM-4, ff. 33v-34.

17AMGM, Correspondencia Enviada, agosto 13 de 1856, MGM-1, ff. 38v-40.

18AMGM, Correspondencia Enviada, diciembre 10 de 1857, MGM-2, ff. 60-60v. Diciembre 22 de 1856, MGM-2, f. 3v

19AMGM, Correspondencia Recibida, noviembre 01 de 1846, MGM-16, ff. 1-2v. MGM-2, f. 6.

20AMGM, Correspondencia Recibida, septiembre 18 de 1852, MGM-23, f. 47.

21AMGM, Correspondencia Recibida, marzo de 1877, MGM-7, ff. 76-76v.

22AMGM, Correspondencia Enviada, n.d., MGM-8, ff. 10-10v..

23AMGM, Correspondencia Enviada, n.d., MGM-10, f. 5; n.d., MGM-8, ff. 38-39.

24AMGM, Correspondencia Enviada, junio 14 de 1865, MGM-4, ff. 90v-91; diciembre 17 de 1875, MGM-7, f. 78.

25AMGM, Correspondencia Enviada, agosto 22 de 1857, MGM-C-2, f. 48v.

26AMGM, Correspondencia Enviada, agosto 25 de 1859, MGM-C-3, ff. 57v-58.

27AMGM, Correspondencia Enviada, agosto 18 de 1858, MGM-2, ff. 83-84.

28AMGM, Correspondencia Enviada, enero 7 de 1853, MGM-6, ff. 41v-42.

29AMGM, Correspondencia Enviada, enero 7 de 1853, MGM-6, ff. 41v-42.

30AMGM, Correspondencia Enviada, diciembre 15 de 1852, MGM-1, f 13.

31Esta Sociedad estaba conformada por Nazario Luis Lorenzana Montoya (1807-1877) primo de Mamerto García Montoya y nieto de Cayetano Buelta Lorenzana y por Pedro María González. En 1847 la Sociedad cambió su nombre por Lorenzana y Mejía, en la correspondencia no se especifica el nombre de otros socios. Ver AMGM, Correspondencia Recibida, Julio 7 de 1847, MGM-17, f. 65.

32AMGM, Correspondencia Recibida, marzo 21 y abril 17 de 1844, MGM-12, ff. 26 y 30.

33AMGM, Correspondencia Recibida, abril 24 de 1844, MGM-10, ff. 33-34v.

34Según la Real Academia de la Lengua española (RAE) un capisayo es una vestidura corta a manera de capotillo abierto, que sirve de capa y sayo usada por los obispos. El término de cordobán designa al cuero de cabra o macho cabrío de alta calidad, muy ligero y suave, que se obtenía mediante la curtición vegetal con sustancias especiales, entre ellas los taninos obtenidos a partir del zumaque. La zaraza corresponde a una Tela de algodón, muy ancha, muy fina y con listas o flores estampadas. Por su parte una badana es la piel curtida, suave y fina, de carnero u oveja o una tira de este cuero o de otro material que se cose al borde interior de la copa del sombrero para evitar que se manche con el sudor.

35AMGM, Correspondencia Recibida, septiembre 18 de 1844, MGM-11, F53.

36De acuerdo con Albane Forestier, la amistad en los negocios consiste en una relación de reciprocidad en la que vale mucho la confianza, la gratitud y los intereses mutuos. No obstante, estas relaciones pueden ser ambiguas. Así por ejemplo, en algunas ocasiones un comerciante podía ganarse enemigos por rechazar a un cliente que había sido recomendado por otro amigo.

37El añil comercializado corresponde a un arbusto perenne de la familia de las papilionáceas, de tallo derecho, hojas compuestas, flores rojizas en espiga o racimo, y fruto en vaina arqueada, con granillos lustrosos, muy duros, parduzcos o verdosos y a veces grises.

38AMGM, Correspondencia Recibida, agosto 9 de 1846, MGM-16, ff. 29-30.

39AMGM, Correspondencia Recibida, junio 9 de 1846, MGM-16, ff. 53-54. Se entiende como madapolán a la tela blanca de algodón, parecida al percal y de buena calidad, originaria de Madapolam, barrio de la ciudad india de Narasapur.

40AMGM, Correspondencia Recibida, enero 12 de 1847, MGM-16, f. 73.

41AMGM, Correspondencia Recibida, mayo 21 de 1847, MGM-16, f. 37.

Cómo citar este artículo:

MLA: Uribe Betancur, L. D. "El comercio en los epistolarios del siglo XIX. Acercamiento al Archivo de Mamerto García Montoya, 1843-1847". HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local 10. N.° 21 (2019): 350-388. DOI: http://dx.doi.org/10.15446/historelo.v11n21.72407

APA: Uribe Betancur, L. D. (2019). "El comercio en los epistolarios del siglo XIX. Acercamiento al Archivo de Mamerto García Montoya, 1843-1847". HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local. 10 (N.° 21), 350-388. DOI: http://dx.doi.org/10.15446/historelo.v11n21.72407

CHICAGO: Uribe Betancur, Leidy Diana. 2019. "El comercio en los epistolarios del siglo XIX. Acercamiento al Archivo de Mamerto García Montoya, 1843-1847". HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local. 10 (21): 350-388. DOI: http://dx.doi.org/10.15446/historelo.v11n21.72407

Conflicto de interés: la autora manifiesta no presentar conflicto de interés alguno

Recibido: 24 de Mayo de 2018; Aprobado: 08 de Agosto de 2018

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