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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

On-line version ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.12 no.25 Medellín Sep./Dec. 2020

https://doi.org/10.15446/historelo.v12n25.83180 

Artículos

La Noble y Gentil procer. El centenario de La Pola, Tunja (1917)

The Noble and Gentle Heroin. The Centenary of La Pola, Tunja (1917)

A Nobre e Gentil prócer. O centenário de La Pola, Tunja (1917)

Abel Fernando Martínez-Martín* 

Andrés Ricardo Otálora-Cascante** 

* Doctor en Historia por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC); doctor en Medicina y Cirugía de la Universidad Nacional de Colombia. Decano y profesor asociado de la UPTC, Facultad de Ciencias de la Salud, Escuela de Medicina. Director del Grupo de Investigación Historia de la Salud en Boyacá-UPTC y del Museo de Historia de la Medicina y la Salud-UPTC. Este artículo es resultado del proyecto de investigación "La década de los centenarios en Tunja, 1910-1919", financiado por el Grupo de Investigación Historia de la Salud en Boyacá-UPTC de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Correo electrónico: abelfmartinez@gmail.com © https://orcid.org/0000-0002-4621-6072

** Doctor en Historia y Magister en Antropología por la Universidad Nacional de Colombia. Investigador del Grupo de Historia de la Salud en Boyacá-UPTC de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Actualmente trabaja en la Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá. Correo electrónico: arotalorac@unal.edu.co © https://orcid.org/0000-0002-0793-4602


Resumen

Este artículo aborda la fiesta nacional con motivo del centenario del fusilamiento de la heroína popular Policarpa Salavarrieta, La Pola, así como las celebraciones realizadas en Tunja (Colombia) en noviembre de 1917. Esta conmemoración hace parte de las fiestas patrias realizadas en la década de los centenarios (1910-1919) en la capital de Boyacá. Se consultaron archivos y bibliotecas en Tunja y Bogotá, publicaciones oficiales de la Académica Nacional de Historia y del Centro de Historia de Tunja, así como revistas ilustradas, que permitieron el análisis de las imágenes producidas en torno a la heroína. La década de los centenarios tuvo importantes implicaciones para el desarrollo urbano de la ciudad; el centenario de La Pola fue la penúltima fiesta nacional antes del centenario de Boyacá en 1919. Dentro del discurso de paz, progreso, modernidad, civilización y unidad, impulsado por el gobierno conservador y la Iglesia Católica, a través de la Academia Nacional de Historia y sus filiales regionales, la imagen de la mártir se emplea como ejemplo a imitar por las niñas y jóvenes de la República, dentro de un discurso pedagógico que buscaba integrar a las mujeres al proyecto de la Nación y del Pueblo Boyacense.

Palabras clave: Policarpa Salavarrieta; centenario; Independencia; fiesta nacional; Tunja; siglo XX

Abstract

This article depicts the national holiday on the occasion of the centenary of the execution of the popular heroine Policarpa Salavarrieta, La Pola, as well as the celebrations held in Tunja (Colombia) in November 1917. This commemoration is part of the national holidays celebrated in the centennial decade (1910-1919) in the capital of Boyacá. Archives and libraries in Tunja and Bogotá, official publications of the National History Academy and the Tunja History Centre were consulted, as well as illustrated magazines, which allowed the analysis of images issued in honor of the heroin. The decade of the centennials had important implications for the urban development of the city; the centenary of La Pola was the second last national holiday before the centenary of Boyacá in 1919. Within the discourse of peace, progress, modernity, civilization, and unity, driven by the conservative government and the Catholic Church, through the National Academy of History and its regional branches, the image of the martyr is used as an example to imitate by the girls and young ladies of the Republic, within a pedagogical discourse that sought to integrate women into the project of Nation and Boyacense People.

Keywords: Policarpa Salavarrieta; centenary; Independence; national holiday; Tunja; twentieth century

Resumo

Este artigo aborda a festa nacional com motivo do centenário do fuzilamento da heroína popular Policarpa Salavarrieta, La Pola, assim como as celebrações feitas em Tunja (Colômbia) em novembro de 1917. Esta comemoração faz parte das festas pátrias feitas na década dos centenários (1910-1919) na capital de Boyacá. Foram consultados arquivos e bibliotecas em Tunja e Bogotá, publicações oficiais da Académica Nacional de História e do Centro de História de Tunja, assim como revistas ilustradas, que permitiram as análises das imagens produzidas em torno à heroína. A década dos centenários teve importantes implicações para o desenvolvimento urbano da cidade; o centenário de La Pola foi a penúltima festa nacional antes do centenário de Boyacá em 1919. Dentro do discurso de paz, progresso, modernidade, civilização e unidade, promovido pelo governo conservador e a Igreja Católica, através da Academia Nacional de História e suas filiais regionais, a imagem da mártir for usada como exemplo a imitar pelas meninas e jovens da República, dentro de um discurso pedagógico que buscava integrar às mulheres ao projeto da Nação e do Povo de Boyaca.

Palavras-chave: Policarpa Salavarrieta; centenário; Independência; festa nacional; Tunja; século XX

Introducción

El 22 de junio de 2018, a pocas semanas de producirse el relevo presidencial en Colombia, apareció la poco conocida, tardía y corta Ley 1903 "Por medio de la cual se conmemora el bicentenario del sacrificio de la heroína nacional Policarpa Salavarrieta y se dictan varias disposiciones para celebrar sus aportes a la República". La Ley se refiere a una conmemoración póstuma, ya que en sus artículos primero y segundo señala que la Nación se vincula a los doscientos años del sacrificio de la heroína Policarpa Salavarrieta ocurrido el 14 de noviembre de 1817 en la plaza mayor de Santafé. Los artículos 3°, 4°, 5° y 8° expresan en futuro simple el verbo poder (ver tabla 1).

Tabla 1 Artículos de la Ley 1903 de 2018 enunciados en futuro simple1  

Fuente: República de Colombia, Diario Oficial 50.632, "Ley 1903 de 2018 (junio 22) Por medio de la cual se conmemora el bicentenario del sacrificio de la heroína nacional Policarpa Salavarrieta y se dictan varias disposiciones para celebrar sus aportes a la República", Bogotá, 22 de julio de 2018.2

El artículo 6° de esta ley, autoriza al Gobierno Nacional para que a través del Ministerio de Educación "desarrolle estrategias pedagógicas encaminadas a preservar en los estudiantes de las instituciones oficiales, el legado histórico de la heroína Policarpa Salavarrieta". El artículo 7°, anuncia la entrega a Guaduas de la ley en nota de estilo y el artículo 9°, ordena la inclusión de las partidas presupuestales para estas obras.

En 2017 la Gobernación de Cundinamarca y la Alcaldía de Guaduas celebraron el Bicentenario de La Pola en ese municipio con la reinauguración de la estatua de la heroína en el parque principal. En Bogotá, el Ministerio de Cultura y la Alcaldía Mayor lanzaron un libro e incluyeron la estatua de 1910 en el paseo de La Pola dentro del programa "Adopta un monumento" por parte de la Universidad de los Andes. La empresa postal 4-72 realizó la emisión filatélica "Policarpa Salavarrieta: Bicentenario de su Sacrificio 1817-2017".3 En Boyacá, una delegación de la Mesa Redonda Panamericana de Mujeres de Tunja se trasladó a Bogotá para los actos realizados en la iglesia de San Agustín, la plaza de Bolívar y la Academia Colombiana de Historia para conmemorar el bicentenario del fusilamiento de la heroína.

Este artículo de investigación regional sobre los actos patrios celebrados en la ciudad de Tunja, capital del Departamento de Boyacá los días 13, 14 y 15 de noviembre de 1917, reconstruye la conmemoración del sacrificio de la heroína Policarpa Salavarrieta, La Pola. Se enmarca en los estudios culturales de las fiestas nacionales celebradas en Tunja durante la década de los centenarios de la Independencia (1910-1919).

La Pola, temprana mártir de la República

El centenario del sacrificio de Policarpa Salavarrieta fue conmemorado en muchas ciudades y pueblos de Colombia en aquel mes de noviembre de 1917. Las celebraciones principales tuvieron lugar en Bogotá y en su natal Guaduas. El Gobierno Nacional en manos de la hegemonía conservadora, estableció todo tipo de juntas y comités oficiales de tipo nacional, departamental, provincial y municipal, conformados por las autoridades civiles y eclesiásticas bajo la dirección discursiva de la Academia Nacional de Historia y sus filiales departamentales, que tienen en esta celebración la última representación patriótica antes de la culminación de una década de celebraciones centenarias de la República (1910 a 1919), el centenario de la batalla de Boyacá.

A diferencia de todas las anteriores y posteriores fiestas patrias y en una historia nacional dirigida por la Academia Nacional, el centenario de La Pola da cabida a las acciones heroicas de esta mujer en la guerra de Independencia. En las representaciones de los festejos, en los cuales participan por primera vez, las mujeres -esposas de los gobernantes-, que organizaron asociaciones de caridad, colegios, normales y escuelas femeninas en torno al ejemplo de Policarpa Salavarrieta, prototipo de la heroína que se usó para la enseñanza de las virtudes patrias a las jóvenes de las escuelas de la República, ejemplo nacional, como lo fueron los mártires Antonio Ricaurte y Atanasio Girardot.

Policarpa Salavarrieta nació en la parroquia de San Miguel de Guaduas -provincia de Santafé- en 1795. Su familia se trasladó a la capital del virreinato por poco tiempo, ya que se disolvió tras la epidemia de viruela de 1802. Policarpa volvió a Guaduas y en 1817 se encontraba de vuelta en la capital, donde se desempeñó como costurera de algunas familias principales y se le conocía con el sobrenombre de La Pola. Se convirtió en una espía al servicio de la guerrilla de Los Almeyda, ubicados entre Chocontá y las poblaciones del valle de Tenza en comunicación directa con los Llanos orientales donde se refugiaban los patriotas que escaparon de la Reconquista.

Como espía, La Pola facilitaba el paso de desertores hacia los llanos a través del valle de Tenza, con destino a las tropas que estaba formando Francisco de Paula Santander. Al producirse la captura de su amante Alejo Sabaraín, los realistas dan con Policarpa y la encierran en el colegio de El Rosario en espera de la sentencia de muerte que un consejo de guerra, presidido por el gobernador militar de Santafé Juan Sámano, le impartió a ella y a otros nueve hombres, seis desertores y tres paisanos, incluido Sabaraín por los delitos de infidencia y espionaje. Fueron fusilados el 14 de noviembre de 1817. Los hermanos de La Pola, que pertenecían a la orden de agustinos calzados reclamaron su cadáver y lo enterraron en la iglesia de San Agustín (Museo Nacional de Colombia 1996, 38-39).

La noticia de su heroísmo fue tempranamente divulgada en el Correo del Orinoco (1820) y luego, en la Biblioteca Miscelánea de Literatura, Artes y Ciencias (1823). En 1887, Constancio Vargas, director de Instrucción Pública de Cundinamarca, escribió el drama Sámano en el que cuenta el consejo de guerra y fusilamiento de La Pola y en 1890 publicó Policarpa, novela historiada. Ya en el siglo XX, en 1957, Germán Arciniegas editó en Argentina La Pola y la Juventud romántica de Mitre (Mojica 2010, 139); el historiador Oswaldo Díaz Díaz, publicó en 1959, un libro sobre Manuel Salvador Díaz y su relación con el complot de Policarpa Salavarrieta y, en 1962 un estudio sobre Los Almeyda y la resistencia contra el ejército del rey. Con motivo del sesquicentenario del fusilamiento, el Congreso de 1967, designó el 14 de noviembre como el "día de la mujer colombiana" y la Asamblea del Departamento de Cundinamarca creó la Medalla al Mérito Policarpa Salavarrieta. En 1972, Paulo E. Forero publicó Las heroínas olvidadas de la Independencia (Forero 1972).

En la década de los noventa del siglo XX, con motivo del bicentenario del natalicio de La Pola, Beatriz Castro escribió el capítulo "Policarpa Salavarrieta" en Las Mujeres en la Historia de Colombia editado en 1995; en el mismo tomo, Aida Martínez publicó su capítulo: "Mujeres y Familia en el siglo XIX. 1819-1990". Beatriz González publicó en los Cuadernos Iconográficos n.° 1 del Museo Nacional de Colombia, dedicado a la exposición Policarpa 200 su texto "La iconográfica de Policarpa Salavarrieta"; Alicia Hincapié escribió el libro Tras la imagen y la presencia de Policarpa en 1996 y en el Boletín de Historia y Antigüedades, Roberto Velandia (1996) publicó su artículo "Las Mujeres Mártires de la Independencia".

En el siglo XXI, en 2001, Patricia Tovar escribió el capítulo "Las Policarpas de fin de siglo: mujeres, rebelión, conciencia y Derechos Humanos en Colombia". En el marco del Bicentenario de la Independencia de 2010, en el libro La Historia que no cesa: la Independencia de Colombia 1780-1830, Martha Lux Martelo escribió el capítulo "Las Mujeres de la Independencia en la Nueva Granada: acciones y contribuciones", en el mismo año, Sarah de Mojica dedicó un capítulo a la leyenda de Policarpa Salavarrieta en un libro editado por ella misma, junto con Carlos Rincón y Liliana Gómez. En 2011, Judith Colombia González Eraso publicó en el n.° 5 de HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local su artículo "Representaciones de las mujeres en la Independencia desde la historiografía colombiana". Para el 2012, el Ministerio de Cultura publicó la tesis de Maestría de Altos Estudios Sociales de la Universidad de San Martín (Argentina) de Carolina Vanegas Carrasco, dedicada a las estatuas de Bolívar y La Pola en el centenario de la Independencia de 1910 y en 2017, Sarah de Mojica publica un estudio literario sobre la obra de teatro ideada por Santander.

Un texto sobre Policarpa Salavarrieta, una biografía aparecida en 1948 escrita por Rafael Marriaga en Barranquilla causó muchos problemas al autor, primero con la municipalidad de Guaduas y luego por la defensa encendida que los académicos de la historia Enrique Ortega Ricaurte y José María Restrepo Sáenz hicieron a través de un folleto de 3000 ejemplares aparecido en el Boletín de Historia y Antigüedades con 24 documentos. Marriaga sostenía que La Pola era de origen ilegítimo, costurera, amante de Alejo Sabaraín, contrabandista de aguardiente, afirmando que la contribución de Policarpa a la patria fue una leyenda construida por historiadores, poetas y artistas (Rodríguez 2017, 43-45).

La historiadora Sandra Patricia Rodríguez afirma que "el trabajo histórico [de la Academia Nacional] está relacionado con la protección de la dignidad de los próceres y con la integridad de la patria" (Rodríguez 2017, 45). En definitiva, se puede afirmar que los miembros de la Academia Nacional de Historia, en especial entre 1930 y 1960, miembros de los dos partidos, reunían dos condiciones "se consideraban descendientes de una tradición patriótica que representaba en un mismo legado, los valores hispánicos y la genialidad y el sacrificio de los héroes de la Independencia", condición que los convertía en historiadores legítimos, en guardianes de la memoria y en fieles garantes del orden político del Estado (Rodríguez 2017, 46).

En conclusión, La Pola es la heroína con mayor popularidad en el país, ha inspirado discursos, obras de teatro, poesías, anagramas, pinturas, esculturas, grabados, portadas de revista, marcas comerciales,4 artículos, billetes,5 monedas,6 monumentos públicos, barrios,7 estaciones de transporte, municipios, series de radio y de televisión. La iconografía de la mártir está "íntimamente ligada al relato de su fusilamiento, que se mantuvo vivo a lo largo del siglo XIX por medio de numerosas biografías y obras de teatro" (Vanegas 2012, 94).

"La década de los centenarios"

El centenario de la Independencia nacional celebrado en Bogotá y en distintas ciudades del país en 1910, inició una serie de conmemoraciones de hechos relacionados con la Independencia de Colombia, sus constituciones, batallas, héroes, heroínas y mártires que terminarían en 1919 con el centenario de la consumación de la Independencia en el pantano de Vargas y el puente de Boyacá. En el caso de la ciudad de Tunja y el Departamento de Boyacá, sede geográfica de algunos de los más importantes de estos acontecimientos centenarios, el Gobierno Departamental -la Gobernación, la Asamblea y el Centro de Historia- ; la Diócesis de Tunja con el obispo Eduardo Maldonado Calvo al frente de esta poderosa institución que controlaba las fundaciones de caridad -hospicio para niños y niñas pobres, ancianato, hospital, lazareto de Boyacá- y la ciudad -representada por su Concejo Municipal, Alcaldía, colegios, escuelas normales, urbanas y rurales y el regimiento de veteranos- elaboran, desarrollan y desfilan en toda una sorprendente cantidad de fiestas nacionales que permanecieron ignoradas durante el Bicentenario.

Poco antes de 1910, la ciudad de Tunja se preparó para iniciar toda una década de fiesta nacional, la idea de la Gobernación de Boyacá en manos del partido Conservador y de la Diócesis de Tunja, administrada férreamente por el obispo Maldonado Calvo durante toda la década, no era solo celebrar los acontecimientos patrios, sino introducir la aislada provincia andina y su capital a la modernidad, al progreso y al mundo. Estas fiestas no solo fueron placas, discursos, publicaciones, poesías, izadas de bandera, ofrendas florales, desfiles de carros alegóricos y militares. Para Tunja y sus elites gobernantes fue una oportunidad única para traer a la antigua ciudad colonial al siglo XX y crear un sentimiento de unidad alrededor de un concepto aglutinante, el del Pueblo Boyacense.

Ojeda y Barón (2005, 82-83), plantean que: "la Conmemoración del Centenario de la Independencia, ancló su planteamiento en la urgencia de rehacer los fundamentos de la patria y los lazos de unidad nacional. Una imagen nacional orientada esencialmente hacia el interior se inició en 1910 teniendo como fechas claves 20 y 24 de Julio [...]". Si bien la celebración de 1910 en Bogotá fue la primera de esta década, no fue la única, a lo largo y ancho del país, hasta el 7 de agosto de 1919, se conmemoraron a los héroes, heroínas y mártires locales en otras ciudades del país, como Tunja o Cartagena (Román 2018). El libreto de las celebraciones puede resultarnos similar, sin embargo, cada una de las elites regionales tenían sus propios intereses en estas conmemoraciones. En el caso de Boyacá, centrado en Tunja, su capital, se planeó, programó y ejecutó toda una década de fiesta nacional, cuyos actores se repitieron en juntas patrióticas, comités organizadores, sociedades de ornato, gabinetes departamentales y municipales, cabildos eclesiásticos, dirección de instituciones académicas, bancos, comercios y centros de historia; que se turnaron los múltiples discursos e informes dirigidos al Pueblo Boyacense para quien toda esta labor pedagógica, patriótica y simbólica estaba diseñada (Martínez y Otálora 2011, 115-143).

El centenario del que trata este artículo es el de La Pola y corresponde a la penúltima fiesta nacional del ciclo de centenarios en Tunja.8 Hace parte de las conmemoraciones de los mártires de la independencia del Panteón Nacional (Tovar 1997, 130), que en la ciudad se celebraron en los centenarios de Antonio Ricaurte "héroe de San Mateo" de 1914 y de los "mártires de Tunja" en 1916 (Martínez y Otálora 2018, 81-104). La particularidad de las celebraciones de noviembre de 1917 radica en que tanto la conmemorada como las protagonistas de la fiesta fueron en su mayoría mujeres que integraron el comité departamental, y los comités provinciales y municipales, las escuelas y colegios femeninos que desfilaron, declamaron, tocaron fragmentos de ópera y pintaron en esos tres días de fiesta nacional. Los discursos e inauguraciones continuaron, sin embargo, en manos de los hombres gobernantes, académicos, banqueros, comerciantes y eclesiásticos. Eso sí, las obras de caridad y el público al que estaban dirigidos estos discursos y los actos conmemorativos fueron mujeres que oyeron como se exaltaba el papel femenino en la Independencia de Colombia, representadas por La Pola y con un llamado de las elites masculinas a que la mujer hiciera parte activa del proyecto del Pueblo Boyacense, en torno a la paz, la unión, el progreso y la modernidad de la distante provincia andina.

La Pola, heroína nacional

La Academia Nacional de Historia estableció relaciones explícitas con el Estado desde su fundación, pues la iniciativa fue promovida desde el Ministerio de Instrucción Pública de los gobiernos de la hegemonía conservadora. Los primeros miembros fueron nombrados mediante resolución oficial, así como sus funciones y metas fueron establecidas por el gobierno. La presencia mayoritaria del partido conservador en los fundadores hasta los años treinta del siglo XX, como sostiene acertadamente Rodríguez (2017, 42), "mantuvo la idea de un proyecto patriótico suprapartidista que consideraba el pasado como objeto de veneración y no como objeto de estudio, como arte de anticuario y no como ámbito de investigación para comprender el presente".

El Académico Roberto Velandia, en su libro conmemorativo por el centenario de la Academia de Historia publicado en 2001, explica la genealogía patriótica y misión que caracterizó a los académicos fundadores:

Todos ellos aportaron documentos originales de sus archivos familiares, conservados como legajos de sus padres y abuelos, próceres de la Independencia y de la República, en buena hora depositados en sus manos, quienes con devoción y sentimiento patrio los salvaron del olvido y de la muerte al llevarlos a las páginas de la historia, cumpliendo así el designio que les imponía su calidad de descendientes del procerato militar y civil de la República. ¿Quiénes más autorizados que ellos podrían estar para escribir la historia de Colombia? (Velandia 2001, 79).

En el marco de las celebraciones nacionales de la década de los centenarios con el fin de conmemorar el centenario del fusilamiento de La Pola, la Academia Nacional de Historia creó un comité integrado por mujeres en abril de 1917, oficializado por el Congreso que promulgó la Ley 10 del 4 de octubre que creó la Junta Nacional integrada por una comisión de señoras y señoritas, con la posibilidad de nombrar juntas subalternas en las capitales de los departamentos. Esta ley también declaró fiesta nacional el día 14 de noviembre, el cual sería destinado en los colegios y escuelas públicas a actos literarios que conmemoraran la muerte de la heroína y a: "presentarla como modelo de patriotismo a la niñez y a la juventud femenina".9 Para esta celebración el Congreso destinó seis mil pesos, mil de los cuales correspondían a los gastos de la celebración en Guaduas donde se sostenía, en medio de gran polémica académica pues nunca apareció la partida de bautismo (Posada 1917b), que había nacido la heroína el 26 de enero de 1795.10

Otro importante artículo de la Ley 10 es el cuarto que establece: "en consideración al sacrificio de Policarpa Salavarrieta, se autoriza al Gobierno para que otorgue a las mujeres que están sufriendo pena corporal, la gracia de una rebaja extraordinaria de la cuarta parte del tiempo", exceptuando de la rebaja de pena a las que estaban condenadas por parricidio o asesinato.

Del total asignado en esta ley se destinaron 500 pesos para: "la celebración de un concurso histórico y científico, que organizará la Junta, relativo a la vida y sacrificio de Policarpa Salavarrieta, a la participación de la mujer colombiana en la guerra de la Independencia Nacional y a las reformas que deben hacerse en la legislación patria, en defensa y protección de la mujer". El Congreso encargaba a la Junta Nacional la presentación de un modelo para las estatuas de la heroína en Bogotá, Guaduas y las capitales departamentales que se sumarían a la celebración.

El 29 de octubre de 1917, el presidente José Vicente Concha oficializó los nombramientos de ocho mujeres, incluida su esposa, como integrantes de la Junta Nacional, encargada de nombrar las juntas en las capitales departamentales, que a su vez nombraban a las juntas provinciales o las municipales. La Junta Nacional distribuiría los 4500 pesos restantes para las celebraciones de Bogotá y de las capitales de los departamentos, además de reglamentar la amnistía concedida a las reclusas en homenaje a La Pola.11

En Bogotá, la revista Cromos dedicó a La Pola, su portada a color del 10 de noviembre (ver figura 1) y su editorial titulada "Flor de Patriotismo" (Ponce 1917, 273-274). En el número del 17 de noviembre, mostró los actos celebrados en la capital con motivo de la fiesta patria, los cuales incluyeron el desfile del batallón Guardia Presidencial y la retreta, así como los discursos frente a la estatua de la mártir en Las Aguas,12 con lo cual se confirma el espacio que iba ganando esta estatua como lugar de la memoria urbana de la capital (Vanegas 2017, 18). Igualmente, se llevó a cabo una sesión solemne de las escuelas públicas femeninas en el salón Olimpia; un desfile con un carro alegórico tirado por dos caballos blancos, con una niña vestida de La Pola al centro y otras dos niñas representando a la Libertad y a la República, precedidas por otro símbolo patrio, el Escudo Nacional con un gran cóndor. Acompañaron este desfile las niñas de las escuelas y sus profesoras, que desfilaron desde el Museo Nacional hasta la Plaza de Bolívar.13

Fuente: 1917. Cromos 91. N de A: portada del número 91 de la revista Cromos, con la imagen de la Pola y los colores, de otro símbolo patrio, la bandera nacional.

Figura 1 Portada de la revista Cromos 91 

Por su parte, la revista bogotana El Gráfico en su número del 17 de noviembre, tres días después del centenario, publicó en la editorial el discurso leído en Las Aguas y, además, la reseña de las fiestas celebradas con motivo de esta efeméride, resaltando en las imágenes, la batalla de flores: "[...] algunos de los coches adornados por los alumnos de las universidades de la capital y ocupados por bellas señoritas que tomaron parte en la batalla de flores celebrada el domingo en el bosque de la Independencia".14 Respecto al desfile que se llevó a cabo el miércoles 17, desde la plaza de Bolívar a la de La Pola, la revista destaca la presencia de delegaciones de los departamentos y los miembros de la Academia Nacional de Historia con la imagen conocida como el Cristo de los mártires. Al llegar frente a la estatua de La Pola, el ejército, que acompañaba el desfile vistiendo traje de gala, depositó una ofrenda floral.15

El centenario de La Pola en Tunja

Las ocho damas designadas por la Academia de Historia en Bogotá nombraron a seis mujeres en el Departamento de Boyacá para constituir la comisión que celebraría el centenario el 14 de noviembre de 1917, que se posesionaron en la Gobernación el día 15 de abril del mismo año. La presidenta de esta Junta departamental fue la esposa del gobernador, Domingo Combariza, doña Soledad Vargas. Esta Junta estaba encargada de hacer los nombramientos de las juntas provinciales, que a su vez crearían las juntas municipales responsables de la celebración de la fiesta patria en el Departamento. En total, se constituyeron once juntas en igual número de provincias de Boyacá (Centro de Historia de Tunja 1917b, 184-185), entre ellas, es importante resaltar la de Nunchía, que corresponde al actual Departamento de Casanare y la de la Provincia de Oriente, cuya capital era el municipio de Tenza, donde se conmemoraría el centenario de los mártires que fueron fusilados en 1817 junto con La Pola.

El Departamento de Boyacá y su capital, Tunja, realizaron los respectivos preparativos para la celebración de la fiesta nacional. El Gobernador Combariza expidió el Decreto 255 del 9 de noviembre de 1917 "sobre la celebración del centenario del sacrificio de Policarpa Salavarrieta y sus compañeros de martirio". Los festejos se extendieron del 13 al 15 de noviembre e hicieron obligatoria la asistencia de los colegios y de las escuelas oficiales organizados por la respectiva Junta Departamental del Centenario, con izada del tricolor símbolo patrio, el pabellón nacional que ondeó en los distintos edificios públicos.16 El mismo día el Concejo de Tunja expidió el Acuerdo 1, donde la corporación:

Se asocia al sentimiento de admiración y gratitud que despierta entre los colombianos el sacrificio heroico de la noble y gentil prócer Policarpa Salavarrieta, quien con denuedo y patriotismo altísimo supo inmolar su vida en aras de la santa causa de la Independencia legando a la posteridad el ejemplo de las más auténticas virtudes cívicas y del más legítimo y aquilatado patriotismo (Municipio de Tunja 1917, 182-183).

El Acuerdo refrendado por el alcalde de la ciudad, Agustín Morales Vargas, también establecía una sesión solemne extraordinaria a celebrase el día 14 de noviembre "a la cual se invitará de manera encarecida y preferente a las damas de esta culta capital" y, en su artículo 3°, el Acuerdo municipal establece que:

La plazuela conocida hoy con el nombre de La Concepción se denominará en lo sucesivo de Policarpa Salavarrieta, y en ella se colocará un busto de mármol blanco sobre pedestal de granito [...] el cual llevará planchas de mármol con las siguientes inscripciones: la frase consagrada que forma el anagrama de la mártir: Yace por salvar la Patria; y en otro lado ésta: La Ciudad de Tunja a la inmortal POLICARPA en el centenario de su sacrificio 1817-1917 (Municipio de Tunja 1917, 182. Énfasis del original).

La plazuela y el busto se pusieron "bajo la protección y cuidado de las damas de esta capital, para que con la delicadeza y gusto artístico que las distinguen y ayudadas por la Junta de Ornato de la ciudad la embellezcan con jardines, verjas y demás adornos que estimen convenientes" (Municipio de Tunja 1917, 182). Finalmente, en los arcos que forman todavía la entrada de esta plazuela -hoy al interior de la Universidad Juan de Castellanos y sin acceso al público- se estamparía la inscripción: "Plaza de Policarpa Salavarrieta" (Municipio de Tunja 1917, 182-183).

El Acuerdo establecía en su artículo 5° que la inauguración del busto de La Pola iría acompañada de una conferencia alusiva a la vida y el sacrificio de la heroína a la que asistirían las escuelas urbanas y rurales de la ciudad, "la cual se repetirá anualmente en cuanto sea posible, para mantener vivo en el corazón de la mujer boyacense el sentimiento de gratitud y perdurar el heroico ejemplo que nos legó la mártir" (Municipio de Tunja 1917, 183).

El 14 y 15 de noviembre se dispuso izar en los balcones del desaparecido palacio municipal, engalanado con festones y gallardetes, el retrato de la heroína rodeado de los nombres de sus ocho compañeros de martirio. Por último, establece un número especial del medio oficial Tunja Municipal, en edición de lujo, número consagrado a honrar la memoria de La Pola (Municipio de Tunja 1917, 183).

La femenina Junta Departamental (1917b, 182-186) solicitó el apoyo del gobierno civil y eclesiástico, "en especial de las señoras y señoritas de la ciudad, acordó solemnizar el centenario del sacrificio de La Pola" con un programa de actividades, que iniciaron el día 13 a las 3 de la tarde, con la inauguración de la avenida Policarpa Salavarrieta.

A las dos de la tarde del 13 de noviembre de 1917, un grupo de damas de la sociedad tunjana que llevaban el tricolor nacional marcharon desde la gobernación de Boyacá acompañadas de las escuelas, colegios, autoridades civiles y eclesiásticas, así como el batallón Soublette, con destino al camellón de El Topo -hoy carrera 15- subiendo por la calle 3 a -hoy la calle 16-, con el fin de inaugurar la arbolada avenida Policarpa Salavarrieta, que se convertía en una de las últimas obras públicas de embellecimiento de la ciudad (ver figura 2), dos años antes de la máxima de las celebraciones para la ciudad, el centenario de las batallas de Vargas y Boyacá (Junta Departamental 1917b, 185).

Fuente: Posada (1918, 300). N de A: vista de la ciudad de Tunja desde el occidente, 1917. Se observa en primer plano, al centro, la iglesia de El Topo, frente a la cual pasa la avenida Policarpa Salavarrieta, hoy carrera 15.

Figura 2 Vista de la ciudad de Tunja desde el occidente, 1917 

El discurso le correspondió al banquero Carlos A. Otálora, encargado por la Junta Departamental de señoras y por la Junta de Ornato y Embellecimiento de Tunja, creada mediante Decreto 49 de 3 de septiembre de 1917,17 junta que tenía por objeto: "transformar su aspecto colonial en el de ciudad moderna, con todas las comodidades que ella demanda como capital de este importante departamento" (Otálora 1917, 187). Agua y fuentes, aseo, embellecimiento de fachadas, reparación de edificios, alamedas, jardines, parques, plazoletas, alumbrado y arborización eran las funciones de la Junta de Ornato, con el fin de preparar la ciudad para el centenario de 1919. El discurso está lleno de los ya conocidos elogios a los héroes, en este caso a la heroína "que expiró en el patíbulo en la apoteosis de su gloria", típicos de este centenario. No duda en comparar a La Pola con dos heroínas francesas Juana de Arco que luchó contra los ejércitos ingleses que amenazaban con esclavizar a Francia y con Carlota Corday, personaje de la Revolución Francesa, que le da muerte a Marat en su tina, "hunde su acero en el corazón de la anarquía y salva a la Patria" (Otálora 1917, 188).

Otálora destaca por último en su discurso, una curiosa referencia a la mujer del Japón en la Guerra ruso-japonesa con la dramática historia de una anciana madre que ordena a su único hijo alistarse y marchar a la defensa de la Patria. La ley lo rechaza por ser hijo único y vuelve al hogar, en donde "la anciana toma una daga, se despedaza el vientre y le dice a su hijo: "ha desaparecido el obstáculo, ya nada te impide defender al Japón en el campo de batalla [.] marcha" (Otálora 1917, 188). Finalmente, el orador exhorta, desde la recién inaugurada y hoy olvidada avenida Policarpa Salavarrieta, a las mujeres:

A luchar por su engrandecimiento, por la felicidad de esta Patria tan amada, tan combatida y hoy asaz18 humillada; vosotras sois las encargadas, como que encarnáis el alma nacional, de arrancar de los pechos de nuestros compatriotas esas pasiones que [...] nos han hecho olvidar a la Patria para convertirnos en pueblos enemigos [...] vosotros formareis una nueva generación que sin odios ni resentimientos lanzareis como Policarpa Salavarrieta a la lucha por la restauración de la Nación (Otálora 1917, 88).

Finaliza la exhortación con un llamamiento a la unidad de la Patria:

Cuando hoy en nuestro enlutado pabellón, brille de nuevo en sus pliegues la estrella de Panamá, sus fulgores le anunciaran al mundo, que el orgullo con que ondea de nuevo el tricolor de la República, se debe a la labor constante y patriótica de las heroínas colombianas (Otálora 1917, 88).

A las 8 p.m., en la plaza de Bolívar, se realizó una retreta ejecutada por la banda del Departamento. Al siguiente día de fiesta nacional, a las 9 a.m. se realizó en la Catedral de Tunja un Réquiem por La Pola y sus compañeros de martirio. La oración fúnebre estuvo a cargo del guardián del convento franciscano, el académico y futuro rector del Colegio de Boyacá, Gregorio Celis.

A la 1 p.m. se realizó la sesión solemne del Concejo en el salón de la Asamblea, ubicado en el desaparecido y adornado palacio sobre la carrera novena -hoy Palacio de Justicia-, con discurso de Carlos Junco Márquez, quien dedicó su intervención al heroísmo femenino, "del acendrado amor a la Patria que encierra el corazón de una mujer" (Junco 1917, 189). Narrando la historia de La Pola afirmó que: "una corte marcial ordenó su sacrificio sin atender a su juventud ni a su belleza. Hoy hace un siglo que cayó bajo el plomo asesino en infame patíbulo; pero vive su memoria en la mente de todo colombiano" (Junco, 1917, 189).

El orador centenario exaltó su ejemplo ante las juventudes, La Pola se convirtió en una heroína pedagógica, una figura femenina digna de imitar por las niñas y jóvenes de la centenaria República, que permitía incorporar a las mujeres al discurso del Pueblo Boyacense:

Fue un hálito que infundió vigor en todos los pechos, que enardeció las voluntades y enloqueció los cerebros. Sangre divina de la mártir, pura e inocente, roja como la pasión, ardiente como el fuego, generosa como el amor; sangre ofrecida con vehemencia y derramada con fervor: ¡bendita seas! Humedeciste la tierra y por donde quiera que pasaste nacieron hermosísimas flores; tu huella señaló la senda de la victoria a los patriotas; nuevo hilo de Ariadna, enseñaste, por entre desdichas y sacrificios heroicos el camino de la Libertad (Junco 1917, 189).

Luego de estas efusivas palabras, la concurrencia se desplazó al también desapareció Teatro Municipal -donde se encuentra actualmente el edificio de la Sociedad Boyacense de Ingenieros y Arquitectos-; el gobernador inauguró la III Exposición de la Academia de Pintura en la "Década de los Centenarios" y descubrió el retrato al óleo de La Pola, que fue elaborado por el pintor tunjano Rafael Tavera (Junta Departamental 1917b, 185). La exposición de la Academia contó con cuadros de ocho señoritas y seis señores. Pasteles y óleos con temas de paisajes, bodegones, flores y, como era obvio, hubo un exaltado discurso del gobernador, quien aprovechó para destacar a las heroínas del departamento: "María de los Ángeles Ávila, Salomé Buitrago, Genoveva Sarmiento, Ignacia Medina, Inés Osuna y muchas más que ofrendaron su sangre en suelo boyacense" (Combariza 1917, 193). Concluyó el discurso afirmando:

No hay duda de que la mujer está llamada a ser el despertador del amortecido sentimiento patrio, el alentador eficaz en las contiendas de la civilización y del progreso, la inspiradora de las ideas que ennoblecen el espíritu, purifican el corazón de las escorias de violentas pasiones y elevan el alma y la dignifican (Combariza 1917, 193).

A las 3 p.m., a beneficio de las obras de caridad del Club Noel para niños pobres, se realizaron los juegos florales en el parque Pinzón recientemente inaugurado y cuidadosamente arbolado y enrejado con motivo de la celebración del centenario de la muerte de Ricaurte en 1914 (ver figura 3).

Fuente: Posada (1918, 304). N de A: vista del arbolado parque Pinzón desde la Penitenciaría, a la derecha se observa el busto de Ricaurte.

Figura 3 Parque Pinzón 

Cerraron las actividades de este día centenario con la velada en el Teatro Municipal, celebrada a favor de las casas de beneficencia y del Hospital de Tunja a las 9 de la noche (Junta Departamental 1917b, 186). Esta velada lírico-literaria empezó con otro símbolo patrio, el himno nacional, cantado por un coro de niñas, que cierran el evento lírico-literario con un himno en honor de La Pola. Se interpretaron además varios pasajes de óperas de Verdi y Rossini, obras de piano y valses de orquesta (Junta Departamental 1917c, 194). Exceptuando las dos poesías realizadas por hombres y la conferencia sobre las mujeres de la Independencia, leída por el historiador, político, diplomático y, más tarde, gobernador Nicolás García Samudio (García 1917, 201-202), la parte musical del programa fue realizada íntegramente por mujeres.

El día 15 el programa inició a las 10 de la mañana con la inauguración de una placa de mármol conmemorativa del centenario del sacrificio de La Pola, homenaje del gobierno departamental que se colocó en plena plaza de Bolívar, en la fachada de la Gobernación de Boyacá. Con discurso de Roberto Gonzáles, que termina por develar la placa en la Gobernación con estas palabras: "en letras imborrables quedan a la posteridad dos páginas de historia: una de la mártir, consagrada por el patriotismo y otra del Pueblo Boyacense, que ha sabido inmortalizar su sacrificio" (Gonzáles 1917, 209). Placa de mármol "blanca como la vida de la mártir", con letras rojas "como la sangre que le arrebataron los tiranos", que en nombre de los boyacenses se develó aquel día en honor de Policarpa Salavarrieta (Centro de Historia de Tunja 1917a, 15) y que, con motivo de las remodelaciones del edificio, hoy se encuentra en el vestíbulo de la escalera principal de la gobernación (ver figura 4).

Fuente: Fotografía de Ana María Martínez Santamaría, 2019.

Figura 4 Placa en la Gobernación de Boyacá en honor al centenario de La Pola celebrado en Tunja, en 1917 

A la 1 p.m., en el salón de la Asamblea se realizó el acto solemne de la Escuela Anexa a la Normal de Institutoras, de las escuelas infantiles, de los colegios de señoritas y de las primarias de niñas. El himno nacional, que inaugura siempre estos actos patrióticos, fue nuevamente interpretado por niñas de las escuelas públicas, con discurso del sacerdote y académico fray Gregorio Celis, quien exaltó la caridad mostrada por la centenaria junta de señoras.

Se presentó además la obra en dos actos "Yace por salvar la Patria" y luego música, poesía, distribución de vestidos y dulces a las niñas pobres de las escuelas rurales y del barrio de Las Nieves. En este programa solo se presenta, aparte del discurso de Celis, una composición en verso a cargo de Aurelio Rodríguez, alumno de la Facultad de Agronomía del Colegio de Boyacá. Al final del acto se distribuyeron entre las asistentes medallas con el retrato de La Pola. La partida dada por el Concejo fue aplicada para regalar los vestidos a las niñas pobres en honor a la "simpática heroína Policarpa Salavarrieta" (Junta Departamental 1917a, 210).

A las 4 de la tarde se cerraron las actividades del centenario con una fiesta de caridad en favor de los niños pobres de la Asociación de la Doctrina Cristiana nuevamente en el parque Pinzón (Junta Departamental 1917b, 186). Como recuerdo de esta fiesta, el gobierno del Departamento publicó la conferencia que el académico Eduardo Posada dictó en la Academia Nacional de Historia sobre la vida de la heroína.19

Siguiendo con las fiestas departamentales de 1917, el 18 de noviembre se celebraron en Tenza, dirigidas por el cura párroco, el centenario de La Pola y el de los mártires de Tenza que inició el 17 en la noche con una iluminación general y marcha de antorchas, una alborada a las 5 a.m. en la cual los niños cantaron primero el Himno Nacional por las calles y la plaza de la población. A las 9 a.m., misa campal y a las 11, la sesión solemne del Concejo, a las 12, un Te Deum, a la 1 p.m., desfile desde la plaza al lugar donde se inauguró el parque de los Mártires de Tenza con carros alegóricos que representaban, uno a los mártires con un árbol de la Libertad y 13 niños con cintas con los nombres de los sacrificados20 y el carro de las heroínas, con el siempre presente escudo nacional del cual pendían cintas con cinco niñas vendadas, en actitud de sacrificio. A las 8 p.m. terminó la celebración con la presentación pública del drama, en honor a la mártir, La Heroína (Anónimo 1918, 222-226).

La Pola en capilla

Los dioses tutelares de la República conservadora, en palabras de Martínez (2000, 330), los héroes, heroínas y mártires se hicieron presentes simbólica y físicamente a través de estatuas y placas de homenaje en calles, avenidas, plazas y parques de las ciudades que conmemoraron esta fiesta nacional, un juramento de fidelidad respaldado por la Iglesia Católica y dirigido por las elites nacionales y regionales.

En diciembre de 1911, la Fábrica Bavaria saca al mercado en pleno centenario de la Independencia una cerveza popular que bautiza con el nombre de "La Pola" (ver Figura 5), en patriótico halago a los consumidores y alivio para las clases pobres, y que circuló hasta los años sesenta del siglo pasado.

Fuente:Matiz y Villalobos (2018, 288).

Figura 5 Etiqueta cerveza La Pola, 1911 

Al igual que la cerveza, La Pola fue siempre la más popular de las heroínas; su estatua en cemento de 1910 se erige en Bogotá en un barrio periférico y popular lleno de obrajes. Con estos antecedentes y en el marco del centenario de su martirio en 1917, las élites conservadoras del país, apoyadas por la Academia Nacional de Historia y la Iglesia Católica, pusieron en escena un discurso pedagógico sobre la heroína, dirigido por las esposas de los gobernantes, que, a pesar de participar en las juntas y comités, no reciben el mismo reconocimiento ni dan los discursos que son los que llegan a la actualidad como fuentes. La Pola se convierte en Policarpa Salavarrieta, modelo a imitar por las niñas y señoritas de las escuelas públicas de Colombia, heroína que de ser pobre pasó a realizar obras de caridad, de coser vestidos para vivir, pasó a regalarlos a los seres más necesitados, como lo ejemplariza el caso de la fiesta patria celebrada en la capital de Boyacá en noviembre de 1917 con guion del Centro de Historia de Tunja.

En uno de los tantos discursos pronunciados en esos días, el gobernador de Boyacá insiste en que la mujer es "el despertador del amortecido sentimiento patrio", que alienta la civilización y el progreso, inspira las ideas del espíritu, purifica el corazón de las violentas pasiones y eleva y dignifica el alma de la Patria, razón por la cual se da, además, una amnistía a las mujeres que purgaban su condena en las cárceles colombianas, la gracia de justicia que ella misma no obtuvo en similar trance.

La Pola aparece representada, desde su estatua en Guaduas, pasando por la etiqueta del grabador Moros Urbina para la popular cerveza, la portada de la revista Cromos y los carros alegóricos con motivo del centenario de su sacrificio, envuelta en la bandera tricolor -como los otros héroes pedagógicos Ricaurte y Girardot-o acompañada del escudo nacional en el panteón de los dioses tutelares de la República, los héroes y mártires fundadores de la Nación. Niñas y señoritas cantan siempre en todas estas celebraciones el himno nacional, portando la bandera que se coloca, no en las casas, pero sí en todos los edificios públicos, intentando consolidar los símbolos patrios21 creados por la hegemonía conservadora al colocarlos junto a la heroína mártir, la popular, Policarpa Salavarrieta.

La Pola como símbolo de la Nación, se convirtió así en la herramienta pedagógica por excelencia para inculcar en las niñas y señoritas los símbolos patrios que unificaban a esa República imaginada por los hombres del centenario, protegida por su voto de la paz al Sagrado Corazón de Jesús,22 encomendada al cuidado de la Virgen de Chiquinquirá23 y custodiada por las genealogías de conquistadores y héroes -y heroínas-, que hoy, en el bicentenario, nos resulta tan lejana.

Reflexiones finales

En las fiestas dedicadas a La Pola de noviembre de 1917, la ciudad de Tunja, capital del Departamento de Boyacá, inauguró en el antiguo camellón de El Topo su primera avenida circunvalar, la que se honra con el nombre de la mártir natural de Guaduas. Actualmente este trazado aún existe, aunque ha perdido su centenario nombre y, también, su arbolado entorno. Esta obra, es una de las últimas avenidas construidas para recibir a las autoridades nacionales, embajadores y representantes plenipotenciarios del centenario próximo, el de la batalla de Boyacá en 1919, la culminación lógica de toda esta preparación, modernización urbana y década de fiesta nacional.

Hoy, la plazoleta pública del antiguo convento de la Concepción, propuesta por el Concejo de Tunja para llevar el nombre, la placa y el busto de La Pola, es una plaza interior que pertenece a una universidad y no se ha podido encontrar documentos que demuestren que el proyecto monumental y ornamental plasmado en el acuerdo municipal se llevó a feliz término. La placa en honor a Policarpa Salavarrieta en la cual se dejaba constancia que el Pueblo Boyacense celebró dignamente este centenario ya no está expuesta al público y permanece descontextualizada en el Palacio de la Torre, sede de la Gobernación de Boyacá.

La generación del centenario, a diferencia de la del bicentenario, no se quedó en el discurso, plasmó en lo urbano la unión de las dos genealogías que reconocía, los conquistadores-encomenderos y los héroes de la República y en este caso, la exaltación de la máxima heroína de la Independencia. El proyecto urbano continuó hasta 1939, cuando se celebró el cuarto centenario de la fundación de Tunja. De allí en adelante, el proyecto de ciudad es reemplazado por otro, carente de armonía y de referentes históricos.

Los héroes, heroínas y mártires reúnen en sus características biográficas, en las narrativas del relato de sus aventuras, en las figuras literarias que los exaltan y en su presencia física a través de sus restos -cuando es posible- y de sus esculturas en espacios públicos, todo aquello que les permitió convertirse en los símbolos de aquella República mutilada ansiosa de paz, progreso y unidad ante la cual congregar de nuevo a la comunidad imaginada de la Nación.

A diferencia de los primeros centenarios del nacimiento de los héroes celebrados en la segunda mitad del siglo XIX; durante esta década de celebraciones en el siglo XX, es evidente el aumento, no solo de biografías, textos para los colegios, poesías, piezas musicales, obras de teatro y discursos; sino de los retratos, dibujos, fotografías, grabados, esculturas y placas para el espacio público que van haciendo visible el imaginario de la Nación colombiana cien años después, acompañados ahora de la bandera tricolor, el escudo, que mantiene el istmo de Panamá, y el himno nacional de la República.

Los miembros del Centro de Historia de Tunja legitiman en estas celebraciones centenarias, a través de las obras históricas que publican, su oficio de historiadores legítimos y oficiales, considerándose descendientes de los héroes y mártires de la Independencia, hechos de guerra que, en el caso de Boyacá, sucedieron en su territorio y que mezclan con la genealogía de los conquistadores hispánicos, ocultando el pasado indígena. Los héroes y los conquistadores legitiman el régimen dual de la Gobernación y la Diócesis en el Departamento a través del proyecto del Pueblo Boyacense, al cual se invita a participar a las mujeres aprovechando el centenario de La Pola, la única heroína reivindicada nacionalmente a lo largo de una década de Fiesta Nacional.

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1En 2017 el Ministerio de Cultura público el libro La Pola. el cual contiene un estudio de Sarah González Mojica y la obra teatral La Pola, tragedia en cinco actos sacada de su verídico suceso, escrita por José Domínguez Roche en 1819, ideada como homenaje a la heroína por el vicepresidente Francisco de Paula Santander. Ver: Mojica y Domínguez (2017).

2El 25 de enero de 1911 fue inaugurada en la plaza de la Constitución de Guaduas la escultura de bronce realizada por el maestro Silvano Cuellar (Museo Nacional de Colombia 1996, 34). Esta estatua fue destruida en 2016 en un fatal accidente, que cobró la vida de una persona que pretendía tomarse una selfi. Para Carolina Vanegas, esta estatua relaciona a La Pola con Juana de Arco, utilizando una formula común a las poesías y biografías de la heroína en el siglo XIX. Además, plantea el asunto de la actitud desafiante de la estatua de Guaduas en contraposición a la sedente de Las Aguas de Bogotá inaugurada en 1910 (Vanegas 2012, 111-112).

3En 1910 se produjo la primera emisión filatélica en honor de La Pola por valor de un centavo, en 2011 la serie "Mujeres de la Independencia" incluía el retrato de Policarpa Salavarrieta que se conserva en el Museo Nacional con valor de $1.500 pesos.

4La referencia comercial más conocida de La Pola es el nombre dado en Colombia a la cerveza, ya que en diciembre de 1911 la cervecera Deutsch-Columbianische Brauerei G.mb.H. Bavaria-Bogotá, inició la comercialización de un producto con ese nombre en homenaje a la heroína con una bella imagen realizada por Ricardo Moros Urbina, que se inspiró en la estatua de Guaduas para crear la etiqueta de Bavaria. Aunque la marca desapareció en 1960, la cerveza era conocida por su bajo precio y popularizó el uso de la palabra pola como genérico de la cerveza en Colombia (Matiz y Villalobos 2018, 285-287).

5El 30 de noviembre de 1995 se puso en circulación en Colombia el nuevo billete de $10 000. El Banco de la República rendía así homenaje a la heroína y mártir de la Independencia en el bicentenario de su natalicio. Igualmente, entre 1972 y 1977 circuló un billete de dos pesos con el retrato de La Pola (Rosero 2009, 25).

6En 1988 se puso en circulación una moneda de 5 pesos con la imagen de perfil de la estatua de La Pola situada en Las Aguas (Rosero 2009, 47).

7El barrio Policarpa Salavarrieta nació como una invasión a espaldas del hospital San Juan de Dios de Bogotá. En los sesenta, el sitio conocido como Tres Esquinas intentó ser legalizado por la Universidad Nacional de Colombia con el fin de crear un Centro Médico Universitario y trasladar las tres Facultades de Salud a ese lugar. Finalmente, el proyecto universitario fracasó, el Hospital se acabó y el barrio Policarpa continúa (Cortés 2017, 46).

8Los centenarios de hechos políticos corresponden a los de Independencia nacional (1910), Constitución de Tunja (1911) e Independencia absoluta de la provincia de Tunja (1913); los centenarios de los mártires y el centenario de cierre, el de los héroes de Vargas y Boyacá (1919).

9República de Colombia, Diario Oficial 16.212, "por el cual se manda celebrar el primer centenario del sacrificio de Policarpa Salavarrieta", Bogotá, 6 de octubre de 1917.

10No fue la primera vez que se intentó homenajear a La Pola, el proyecto de la estatua de la mártir en Guaduas data de la Ley 15 del 2 de octubre de 1894 "Sobre erección de un monumento a la heroína de la Independencia Policarpa Salavarrieta", con motivo de la celebración del centenario de su natalicio en 1895. Mediante esta Ley, el Congreso destinaba la suma de $ 10 000 pesos para el monumento en honor a La Pola. República de Colombia - Congreso de la República. Ley 15 de 1894, Bogotá, 2 de octubre de 1894. De acuerdo con Vanegas, esta fue la primera vez que se ordenó por ley, levantar un monumento a una mujer en Colombia (Vanegas 2012, 111).

11República de Colombia, Presidencia, "Decreto 1839. Por el cual se reglamenta la Ley 10a de 1917, que ordena celebrar el primer centenario de Policarpa Salavarrieta", Bogotá, 29 de octubre de 1917.

12La estatua sedente de La Pola se encuentra hoy en el paseo con el nombre de la heroína, al cuidado de la Universidad de los Andes. Antes estuvo en la plaza de Las Aguas. Así como sucederá en Tunja, una plazoleta colonial sería rebautizada con el nombre de Policarpa Salavarrieta. En 1899 el escultor Dionisio Cortés presentó el proyecto de estatua en la Exposición Nacional de Bellas Artes que tuvo acogida entre el público, pero no fue escogida por el jurado (Vanegas 2012, 97-98). El 29 de julio de 1911, se inauguró la estatua en cemento de La Pola en Las Aguas y se efectuaron parte de las ceremonias del centenario de su muerte. En el sesquicentenario de la Pola, el 27 de julio de 1967, la junta de festejos patrios de la Academia de Historia, dentro del "homenaje a la mujer en la Independencia", inauguró la nueva estatua, esta vez en bronce, en reemplazo de la de cemento muy deteriorada, obra del escultor Gerardo Benítez (Torres y Delgadillo 2008, 44-47).

131917. Cromos 92, 301.

141917. El Gráfico 379/380, 229.

151917. El Gráfico 379/380, 229. En ese mismo número aparece una dramática imagen de la captura de La Pola, basada en un manuscrito incluido en la obra del historiador Posada. En los números de noviembre de El Gráfico se publicó un aviso de la galería fotográfica de L. Lara, que vendía ampliaciones de un retrato de la heroína con el cual había ganado dos medallas internacionales y un premio en el concurso de fotografía nocturna de Bogotá de 1914.

16Gobernación de Boyacá, "Decreto 155", Tunja, 9 de noviembre de 1917.

171917. El Boyacense 598, 48.

18Según la Real Academia Española, es un adjetivo en lenguaje poético, bastante, mucho.

19El académico Eduardo Posada había publicado en el Boletín de Historia y Antigüedades dirigida por Pedro María Ibáñez, en tres entregas (febrero, marzo y abril de 1915) una biografía de La Pola, que hacía parte de una semblanza de mártires de la patria aparecida en el mismo boletín (Posada 1917a).

20Los mártires de Tenza fueron: Esteban Ávila, José Antonio Barahona, Domingo Barrera, Andrés Bernal, José Antonio Bohórquez, Fermín Contreras, Juan Manjarrez, Juan José Medina, Juan Gabriel Mora, Pedro Ramírez, Diego Zamora y Juan Manuel Zea.

21El desarrollo de los símbolos patrios, que no se consolidaron hasta después del centenario de Boyacá de 1919, está expuesto claramente por Carlos Rincón en su texto "Sobre la bandera, el escudo y el mapa, o las debilidades de los símbolos representacionales del orden político" (Rincón 2015).

22El 24 de septiembre de 1916, con motivo de la conferencia de obispos de Colombia, se consagró el templo del Sagrado Corazón de Jesús ubicado en el costado occidental de la plaza de los Mártires de Bogotá, en donde los prelados realizaron el Voto Nacional de la República al Sagrado Corazón (Reina y Del Castillo 2016, 80-82).

231919. Cromos 170. En julio de 1919 y en medio de las celebraciones del centenario de la batalla de Boyacá, el cuadro de la Virgen de Chiquinquirá fue trasladado a Bogotá, donde el obispo de Tunja Maldonado Calvo, en una multitudinaria ceremonia la coronó como Reina de Colombia.

Cómo citar este artículo/ How to cite this article: Martínez-Martín, Abel Fernando, y Andrés Ricardo Otálora-Cascante. 2020. “La Noble y Gentil prócer. El centenario de La Pola, Tunja (1917)”. HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local 12 (25): 117-148. http://dx.doi.org/10.15446/historelo.v12n25.83180

Recibido: 26 de Octubre de 2019; Aprobado: 14 de Abril de 2020; Revisado: 19 de Abril de 2020

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