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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

versão On-line ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.13 no.28 Medellín set./dez. 2021  Epub 23-Jun-2021

https://doi.org/10.15446/historelo.v13n28.94233 

Editorial

Historia de la Familia en España e Iberoamérica. Una perspectiva comparada: métodos, fuentes y líneas de investigación

Francisco Chacón-Jiménez* 
http://orcid.org/0000-0002-1900-9238

Mónica Ghirardi** 
http://orcid.org/0000-0002-9916-3656

* Doctor en Historia Moderna por la Universidad de Murcia (España) y profesor de Historia Moderna de la misma Universidad. La organización del número monográfico de referencia responde al contexto genérico del Proyecto que actualmente dirige Francisco Chacón Jiménez (2018-2021) en el cual participa como investigadora Mónica Ghirardi: Entornos sociales de cambio. Nuevas solidaridades y ruptura de jerarquías (siglos XVI-XX), proyecto coordinado e integrado por siete universidades españolas -Barcelona, País Vasco, Extremadura, León, Valladolid, Castilla La Mancha, Cádiz y Murcia-. Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, del gobierno de España (HAR2017-84226-C6-1-P; 2018-2021). Así como a la solicitud específica: Vida cotidiana, cambios familiares y nuevas sensibilidades. Un estudio comparado entre los mundos ibérico y americano a través de los ejemplos de Córdoba (Argentina) y Murcia (España), siglos XVII-XX dentro de la realización de estancias de investigadores visitantes obtenida por la Profesora Mónica Ghirardi (Universidad Nacional de Córdoba, Argentina), 2018, de la Fundación Séneca, Agencia de Ciencia y Tecnología Región de Murcia (Expediente 20565/ IV/18). Correo electrónico: chaconmu@um.es https://orcid.org/0000-0002-1900-9238

** Doctora en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y profesora de la misma Universidad. Correo electrónico: mariamonicaghirardi@unc.org.ar https://doi.org/10.15446/historeio.v13n28.94233


Ricardo García Cárcel (2006) en la reseña: "Imperios e Historia comparada", del libro de John H. Elliott, Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830), señalaba que: "América ya no es considerada como el mero territorio de expansión; es mucho más que eso: es un laboratorio de experiencias en el que inciden lógicamente aportes españoles y europeos". Pero escuchemos al propio Elliott:

Hay una conciencia creciente de que ciertos aspectos de la experiencia local en cualquier parte de las Américas, sólo se pueden apreciar plenamente en el marco de un contexto más amplio [...] la historia comparada puede resultar un instrumento útil para volver a ensamblar la fragmentada historia de las Américas en una nueva estructura más coherente (2006, 14).

Aunque resulta evidente el avance historiográfico y, sobre todo, el paso adelante metodológico que han abierto estas líneas de investigación, creemos que el destacado papel que se otorga a las zonas geográficas: el Atlántico en este caso -la historiografía sobre América Latina también analiza las poblaciones que habitan en el Pacífico y el mundo del Caribe-, les presupone definiciones de referencia que especifican comportamientos propios y definidores de las sociedades que ocupan dichos territorios, cuando en realidad nos encontramos ante espacios de comunicación y de intercambio que posibilitaron el control político y las fases colonialistas de los siglos XV-XIX; pero nunca ante condicionamientos que se aproximan, sin caer en él, al determinismo geográfico, pese a la encendida defensa de Bailyn (2005). Por ello y para evitar que lo comparativo corra el riesgo de convertirse en una honesta pero insuficiente declaración de intenciones o de estudios superpuestos de países sin análisis que reflejen las diferencias, es necesario poner en práctica tanto la conceptualización sobre el atlantonacionalismo -en palabras de Fradera (2006), "los contornos renovadores de la llamada 'historia atlántica' se constituyen en el instrumento conceptual para superar las limitaciones de las historias nacionales"- como el contexto socio-político. En este contexto, el provocativo título de la colección Mestizo: Sin distancias. Familia y tendencias historiográficas en el siglo XX (Chacón et al. 2002), coloca el objeto Familia en el centro de nuestro debate y explica el porqué de este número monográfico que presentamos.

Respecto a la historia comparada, transcurren treinta y seis años entre El viejo y el nuevo mundo -edición inglesa de 1970 y traducción española en Alianza, 1972- de John Elliott y su estudio comparativo entre los imperios del mundo atlántico: España y Gran Bretaña, mencionados (Elliott 2006). Innovadora propuesta que destacó la fuerza del catolicismo como poderoso instrumento de formación social y cohesión colectiva, no sin la imposición de una fuerte intransigencia de la Iglesia y con el resultado de un potente sincretismo religioso. La monarquía hispánica fue capaz de preservar la obediencia cultural de sus súbditos mediante el control político. En realidad, más allá de la perspectiva comparativa son las diferencias en las estructuras del sistema social y los factores culturales resultantes de un proceso complejo de integración forzada, los que nos permiten pensar a escala global para establecer el campo de lo relacional como el eje de nuestras explicaciones comparativas. Solo así podremos establecerlas, y para ello es preciso pasar a un estadio superior en el que sea la sociedad y los procesos que en ella se desarrollan los verdaderos protagonistas. Lo que significa tener en cuenta la necesaria e imprescindible relación entre individuo, familia y comunidad. En cuyo caso es necesario un planteamiento de preguntas transversales sobre: familia, convivencia, mestizaje, poder colonial y religioso, identidad, autoridad, jerarquía y desigualdad. Pero tenemos que poner en relación, en primer lugar y siguiendo las oportunas indicaciones de Hareven (1991, 95-124):1 el tempus personal e individual con el tempus familiar y el tempus histórico. Solo así se puede entender que el interés en América Latina sobre la familia es especialmente notable dada la fuerza que el parentesco o el compadrazgo posee en las relaciones sociales y la importancia de las relaciones familiares en el campo de la vida económica y política.

Como consecuencia del poder colonial, religioso y el proceso de mestizaje, la vida en América Latina es muy distinta a la de otras zonas de Europa.2 Además, cuando en Europa del Norte e Inglaterra la familia había entrado en un proceso de reducción, en Iberoamérica se producía su ampliación. Sin embargo, siempre las familias, y en ambos espacios, pero con procesos muy distintos, serán básicas y fundamentales para entender la organización social. La diferencia se encuentra, sobre todo, en las distintas situaciones a las que hay que hacer frente; así, mientras en Europa el fuerte descenso de la natalidad produce un envejecimiento que genera graves problemas para el mantenimiento del sistema de bienestar social, en Latinoamérica, las desigualdades se explican, en parte, por las relaciones familiares. Cuando asistimos al fortalecimiento del Estado con legislación y normativas se produce, como consecuencia, un debilitamiento de los lazos y vínculos familiares. Uno de los elementos, precisamente, de mayor diferenciación entre el Viejo y el Nuevo mundo. Es decir, recuperando las palabras de Ricardo García Carcel, nos encontramos ante un laboratorio de experiencias, pero añadiríamos: compartidas. Además, no podemos olvidar que mientras en los años de 1980 y 1990 del siglo XX las ciencias sociales se preguntaban por el origen de la familia, hoy nos interrogamos por su futuro.

En este contexto, la aplicación de nuevas metodologías y variadas fuentes con enfoques novedosos, es la aportación que desde este monográfico queremos introducir en una temática revisitada y renovada, pero a la vez necesitada de superar perspectivas espacio-comparativas para entrar en problemáticas que entre inicios del siglo XVII y finales del XIX nos permitan, en primer lugar, analizar la desigualdad en sus distintas manifestaciones materiales y culturales, socio-étnicas, de género, clase y raza; valorar y considerar, en segundo lugar, el peso de lo antiguo, de lo heredado y de la sangre, así como de los antepasados frente a la importancia de la riqueza, el esfuerzo individual y el tipo de actividad; también estudiar, en tercer lugar, toda una serie de problemáticas que permitan aproximarnos a la conformación familiar: la potencia de las alianzas matrimoniales, parentales y clientelares en la inserción y medro social. Se trata de cuestiones de poder y prestigio; ejercicio de la autoridad; estrategias de movilidad social y espacial, así como la incidencia de la multiculturalidad. Se estudian, además, las transformaciones de la organización familiar en el contexto de las mutaciones inherentes a los procesos de reconfiguración social como los cambios en la sociabilidad; los contrastes y similitudes entre espacios rurales y urbanos; los registros de la emocionalidad concomitantes a prácticas y representaciones culturales.

El artículo de Francisco Chacón Jiménez y José Antonio Martínez Martínez Vida y obra del capitán Francisco Afán de Ribera (1589-1651). Un soldado en Europa; la investigación de Francisco Precioso Izquierdo y Judit Gutiérrez de Armas sobre Representación de la familia noble en el Atlántico hispánico. El libro de la familia Ponte en las Islas Canarias (1615-1640) y el trabajo de Juan M.C. Larrosa y Laura C. del Valle sobre La red de familias capitulares de Buenos Aires (1700-1820). Dinámica y ciclos de preeminencia ponen la lupa en sectores privilegiados de la sociedad española y de una región americana en el espacio platense. Los análisis se sustentan en fuentes muy variadas y metodologías disímiles, aunque complementarias. El análisis del caso del capitán Francisco Afán de Ribera nos presenta al género autobiográfico como medio privilegiado de aproximación al pasado a partir de la narrativa de su propio protagonista. La obra estudiada forma parte de las conocidas autobiografías de soldados del Siglo de Oro del Imperio español. Más allá del objetivo de glorificación de las virtudes militares de su protagonista y de la de sus antepasados y descendientes, el documento analizado ofrece, en opinión de los autores: una ventana abierta al mundo privado y a su integración social. Narrado en estilo directo y en primera persona, describe las vicisitudes personales de su existencia permitiendo acompañar al capitán de referencia en el itinerario de sus viajes, estancias en ciudades, cargos y funciones desempeñadas, hazañas militares; así como en su vida matrimonial y familiar desentrañando aspectos vinculados a la fecundidad, modalidad de lactancia y crianza de los hijos, abortos, mortalidad neonatal, intervalos intergenésicos y manifestaciones afectivas. Asimismo reconstruye el entramado de numerosas redes de parentesco espiritual, sociales y clientelares, configurando la trama vital de un soldado en la Europa de la primera mitad del siglo XVII nacido en Guadix y establecido en la ciudad de Murcia. El resultado es una historia de vida de valor heurístico singular y relativamente poco utilizada como fuente por los historiadores. El estudio posibilita apreciar el juego de escalas de la relación individuo-sociedad, permitiendo situar en el centro del debate el ejemplo estudiado. Siguiendo a Giovanni Levi los autores defienden el análisis biográfico como método de investigación histórica y espacio fundamental donde probar la validez de las hipótesis científicas concernientes a las prácticas y al funcionamiento efectivo de las leyes y las reglas sociales.

En una línea historiográfica similar, el artículo de Francisco Precioso Izquierdo y Judit Gutiérrez de Armas se vale del libri di famiglia de Bartolomé de Ponte para estudiar los hitos principales de la identidad familiar en los estratos superiores de la sociedad dentro del mundo hispánico, en concreto en el archipiélago canario. Precioso y De Armas recuperan el registro de los denominados libri di famiglia destacando su potencialidad para constituirse en herramientas memoria-lísticas multigeneracionales en el caso que analiza. La familia es, al mismo tiempo, autora, argumento y destinataria de la comunicación textual. A partir de esta fuente el autor recrea la historia de vida del rico hacendado nacido en la isla de Tenerife de ascendencia genovesa, que llevaría a su grupo familiar a constituirse en el más poderoso de la isla alcanzando su influencia a mediados del siglo XVII al ámbito político. Del análisis se desprende que la familia Ponte logró mantener durante generaciones su posición dominante entre la elite insular; en gran medida gracias al despliegue de una cuidada estrategia matrimonial y conformación de redes clientelares que reforzaba su cohesión familiar, evitando la fragmentación excesiva de la herencia a través de la endogamia y estableciendo alianzas con otras familias de poder. Los autores destacan que estos sectores en proceso de promoción social compartían aspectos de la cultura nobiliaria y del culto a los antepasados con las grandes casas y grandes señores tras el objetivo de legitimación social y dotación de un ropaje identitario exitoso.

La red de familias capitulares de Buenos Aires (1700-1820). Dinámica y ciclos de preeminencia es el título de la investigación realizada por Juan M. C. Larrosa y Laura C. del Valle, centrada en el caso de las familias de la elite capitular porteña en el Virreinato del Río de la Plata en un período que abarca más de 120 años entramándolas dentro del contexto histórico de sus propias interacciones. Al igual que los dos trabajos anteriores el estudio se concentra en sectores patricios, en este caso correspondientes a un tejido de grupos familiares de singular, aunque desigual despliegue exitoso en los planos político y económico. Se trata de familias nucleares de comerciantes y capitulares cuya evolución rastrean en el transcurso del tiempo. Los autores incursionan en los ciclos de vida de estas familias desmenuzando sus tramas de relaciones sociales. La metodología de investigación de este sector de la elite bonaerense es completamente diferente respecto de los artículos anteriores ya que basa su análisis en el estudio de redes sociales. Las fuentes se refieren a registros de nacimientos, matrimonios y defunciones durante el período estudiado en diferentes archivos eclesiásticos de Buenos Aires y la Península. Se incluye la selección inicial de un grupo de 1215 actores sociales a través de la utilización de fuentes genealógicas. El objetivo que se proponen los autores radica en presentar información sobre cómo las familias de capitulares fueron emergiendo, creciendo y ampliándose a lo largo del tiempo, hasta que, siguiendo el ciclo de vida, van paulatinamente extinguiendo su influencia. Estudiar de qué manera, a través de matrimonios y compadrazgos, estos grupos familiares logran vincularse a sectores tradicionales de comerciantes que ya estaban instalados y que operaban en el lugar para conseguir su asentamiento y expansión de los negocios. Analizan cómo generaciones de estas familias pasarían de vivir del comercio a realizar, además, inversiones en tierras.

En su artículo, Familia rural, familia urbana. La Nueva España frente a la modernidad del siglo XVIII, Pilar Gonzalbo Aizpuru parte de revisar mitos y prejuicios acerca del campo de estudio "familia". Entiende que si bien la misma es reconocida en casi todas las culturas como portadora de creencias, costumbres y representaciones colectivas y generadora de vínculos sociales y de formas de adaptación, resulta frecuente su asociación con la tradición. En contraste, sostiene que ha sido más difícil identificar en ella rastros de procesos de renovación y de adaptación a las transformaciones operadas por determinados contextos políticos, económicos o coyunturas particulares. Cuestiona la idea de un modelo cultural de organización familiar único indiscutido basado en la legislación castellana trasladado a América desde las regiones españolas de procedencia de los conquistadores y ordenado sobre la base del matrimonio monógamo, la costumbre de la convivencia y el grupo doméstico unifamiliar de tipo nuclear. Resalta la diversidad y variantes existentes del sistema familiar en la misma península ibérica y en su proyección en los virreinatos americanos, donde cada región y generación tendría sus particularidades que por otra parte cambiarían con el tiempo. Reflexiona sobre el modo en que afectaron en la familia los cambios correspondientes a las últimas décadas del dominio colonial a partir de la aplicación de una serie de reformas con las que se pretendía lograr un gobierno más eficiente y una recaudación más abundante tendente además a un mayor bienestar de la población. Sostiene que la legislación reformista fue aplicada a una organización social de tipo estamental y jerárquica, debilitada y en crisis a la que, paradójicamente pretendió reforzar perpetuando privilegios y desigualdades ancestrales. La autora se propone y consigue definir con maestría a los actores que enfrentaron el dilema de decidir entre los valores del pasado y las propuestas de bienestar de un futuro inseguro. Comprueba el inicio de los cambios originados en las ciudades y en aspectos impensados al punto de que lejos de afianzar las diferencias propiciaron la formación de una nueva sociedad en la cual la riqueza y el tipo de actividad importaban más que la adscripción por nacimiento a un estamento determinado. Gonzalbo considera a la familia como un agente activo en las transformaciones de la modernidad ante al avance del trabajo individual, el socavamiento irrefrenable de las barreras sociales y la creciente atracción de la vida urbana que encontraban en las ciudades un crisol de emergentes estímulos económicos.

Por su parte, el trabajo de Antonio Irigoyen López y Juan Hernández Franco: Sociabilidad y autoridad: la familia en España ante los retos del siglo XVIII, se complementa perfectamente con el anterior ya que los autores nos ofrecen resultados de una investigación centrada en desentrañar aspectos de los cambios sociales en España durante el siglo XVIII dentro del proceso de transformación de la familia hacia una nuclearidad doméstica en la que primarían los afectos. A partir de un minucioso análisis de obras de autores eclesiásticos, sostienen que la Iglesia católica diseñó toda una estrategia para hacer de la familia el centro de su acción y así influir en la sociedad pretendiendo fortalecer la estructura jerárquica puesto que, en su opinión, los padres de familia habían perdido su autoridad. Se valen de tres obras eclesiásticas publicadas en distintos momentos a lo largo del siglo en las cuales los hombres de la Iglesia ofrecían consejos para enfrentarse a los cambios que estaba experimentando la sociedad. Los autores nos muestran una sociedad en transformación con un avance de la esfera pública y de los sentimientos en la que tanto las esposas como los hijos e hijas se proyectaban, cada vez más, fuera del hogar. Un proceso en el cual las mujeres veían redefinirse su feminidad, si bien con un predominio de la maternidad, también con un mayor acceso a la educación y una creciente actividad intelectual que los autores entienden iría generando un pensamiento crítico propio.

El artículo de Mónica Ghirardi, Hacia una historia socio-cultural de las emociones en tiempos de reconfiguración de la organización familiar a fines del siglo XIX en Argentina, avanza en el tiempo y propone contemplar la dimensión emocional de las sensibilidades y los sentimientos en discursos y prácticas sociales, condicionadas por un contexto cultural y socio-histórico en transformación en el paso de la familia tradicional de Antiguo Régimen hacia el afianzamiento de la familia conyugal, doméstica y patriarcal. Toma como punto de partida del análisis la consideración de las desigualdades socio-étnicas características de las sociedades hispanoamericanas coloniales, en tanto caldo de cultivo de prejuicios naturalizados socialmente a través del tiempo y atravesados de intensa emocionalidad expresada entre otras modalidades, en la atracción o particular repulsión en las elecciones matrimoniales en el seno de los grupos familiares. A partir de un abundante y variado conjunto de fuentes primarias inéditas bucea en el proceso de reconfiguración social en Argentina a fines del siglo XIX detectando indicios de cambio en el ejercicio de la autoridad en la familia, coherente con las constataciones de Irigoyen y Hernández en su artículo. Coetánea a una afirmación de la figura del marido y padre, localiza atisbos de una sensibilidad más humanitaria promovida desde los estrados judiciales eclesiásticos en el trato considerado como admisible en la vida conyugal. Explora la explosión de manifestaciones emocionales que despiertan los cambios socio-culturales de la época vinculados, entre otros aspectos, a una valoración creciente del dinero y su control en el ámbito doméstico; a los cambios en la sociabilidad familiar y a la percepción positiva de la educación femenina, así como a la importancia acordada a las apariencias en la sociedad burguesa.

Como puede apreciarse, los artículos de autoría de Gonzalbo Aizpuru, Irigoyen López y Hernández Franco y de Ghirardi, centrados dos de ellos en espacios americanos y uno español, tienen como impulsores de la reflexión preocupaciones similares respecto del proceso de transformación social y familiar en el transcurso de los siglos XVIII y XIX, llegando a conclusiones que se retroalimentan entre sí, a la vez que complementan la comprensión de los fenómenos estudiados en la larga duración.

El estudio de Isabel Barreto y Andrés Azpiroz, Familia y movilidad social en la frontera al norte del río Negro (Uruguay) durante la primera mitad del siglo XIX, se adentra en el fascinante universo de la frontera y sus horizontes culturales. Utilizando las técnicas y fuentes propias de la demografía histórica, con matices propuestos por la antropología social, proponen observar los procesos de poblamiento y formación de las sociedades entendiéndolos como mucho más complejos y dinámicos de lo que se suponía desde el punto de vista de los encuentros humanos y culturales. Realizan un análisis de las características étnico-sociales de distintas poblaciones de la frontera del norte del río Negro, en el actual Uruguay, en la primera mitad del siglo XIX, encuentran que las familias se caracterizaban por una conformación multiétnica y una gran movilidad espacial. Reconocen que el mapa poblacional que analizan es complejo y heterogéneo, configurado a partir de la presencia de indígenas, misioneros y jesuitas, denominados "indios infieles"; vecinos de Montevideo, Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fé, Santiago del Estero; vecinos y contrabandistas de Río Grande: portugueses y brasileros, españoles y criollos, esclavos y libertos. Si bien la frecuencia de uniones interétnicas que constatan los autores indicaría una población socialmente abierta, los registros bautismales de Paysandú y Belén ponen de manifiesto una preferencia homogámica en el momento de constituirse familias mientras que en Salto y Tacuarembó se observan uniones "mixtas". Otra de las características comprobadas consiste en una considerable ilegitimidad que interpretan como una constante en las poblaciones de frontera, consecuencia de la marcada heterogeneidad étnica y geográfica de sus habitantes y de los elevados índices de masculinidad. El perfil de la configuración familiar que surge de la investigación presenta familias multiétnicas con un importante aporte indígena misionero y de afrodescendientes. El análisis sugiere el papel clave desempeñado por la mujer misionera y africana como elemento fundamental, tanto en el proceso de mestizaje como de continuidad cultural y factor de transculturación asimiladora, según expresión que los autores toman de Padrón Favre.

Los trabajos aquí expuestos como laboratorio de experiencias compartidas constituyen una aportación a la historia social, política, demográfica, cultural y genealógica de Iberoamérica. Son miradas desde ambos lados del Atlántico en perspectiva comparativa que reafirman la potencia explicativa de las familias como realidad y herramienta clave para el conocimiento y la comprensión de las dinámicas sociales del pasado y del presente en ambos territorios.

Murcia (España) y Córdoba (Argentina), desde ambos lados del Atlántico, 24 de febrero de 2021.

Referencias

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Chacón Jiménez, Francisco, Antonio Irigoyen, Eni de Mesquita, y Teresa Lozano, eds. 2002. Sin distancias. Familia y tendencias historiográficas en el siglo XX. Murcia: Universidad de Murcia, Universidad Externado de Colombia. https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=11416Links ]

Elliott, John H. 2006. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830). Madrid: Taurus. [ Links ]

Fradera, Josep María. 2006. "Jubiloso certificado de defunción". Revista de Libros 120, 10 de diciembre. [ Links ]

García Cárcel, Ricardo. 2006. "Imperios e Historia comparada". ABC cultural. [ Links ]

Hareven, Tamara. 1991. "The History of the Family and the Complexity of Social Change". The American Historical Review 96 (1): 95-124. https://doi.org/10.2307/2164019Links ]

Segalen, Martine. 2004. Prólogo a La familia en Iberoamérica 1550-1980, 9-14. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, Convenio Andrés Bello. [ Links ]

1 Traducción castellana fue publicada en 1995.

2Señalamos la lectura del sugerente prólogo de Segalen (2004, 9-14).

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