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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

On-line version ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.14 no.30 Medellín May/Aug. 2022  Epub May 06, 2022

https://doi.org/10.15446/historelo.v14n30.93985 

Artículos

Sin espacio para los locales. Aproximación al oficio de futbolista profesional en Bucaramanga, 1949-1951

No Place for the Locals. Aproximation to the Profesional Soccer Player Job in Bucaramanga, 1949-1951

Não há espaço para os moradores. Abordagem da profissão de jogador de futebol profissional em Bucaramanga, 1949-1951

Mauricio Prada-Solano* 
http://orcid.org/0000-0001-7406-1103

* Historiador y archivista por la Universidad Industrial de Santander, Colombia. Este artículo es resultado del trabajo de grado "El fútbol una fuente de trabajo. Acercamiento al empleo de futbolista profesional en la ciudad de Bucaramanga, 1948-19562" que no contó con ningún tipo de financiación. Correo electrónico: Mauriciohistoria19@gmail.com


Resumen

El autor analiza las características que tuvieron los primeros jugadores profesionales locales de fútbol en comparación con quienes se mantuvieron en la categoría amateur de 1949 a 1951 en la ciudad de Bucaramanga, Colombia. El enfoque se desarrolla teniendo en cuenta el contexto de ciudad, sus habitantes y los medios locales, y parte del presupuesto teórico que considera al deporte como un componente del proceso de civilización y una herramienta para comprender diferentes aspectos de la sociedad. El autor aborda la prensa local, principal fuente primaria de información, bajo un ojo crítico y comparativo con historiografía local e internacional. Finalmente, concluye que, a consecuencia de la llegada de varios futbolistas profesionales experimentados del extranjero y diversas limitaciones del ámbito local bumangués, las condiciones y características de los jugadores locales profesionales de fútbol se mantuvieron en el amateurismo durante el marco temporal estudiado.

Palabras clave: historia del fútbol; jugadores profesionales; Sociedad Anónima Atlético Bucaramanga; mercado laboral; Bucaramanga

Abstract

The author compares the characteristics of the first soccer local professional players with the ones that remained amateur players from 1949 to 1951 in the city of Bucaramanga, (Colombia). The research approach builds upon the context of the city, its inhabitants, and local media. Furthermore, the author draws on a theoretical framework that considers sport as part of a civilizing process as well as a tool to understand several aspects of social life. The main primary sources are local newspapers, analyzed through critical lenses and based on local and international historiography. Finally, the author concludes that due to both the arrival of foreign experienced players and several limitations in the context of Bucaramanga, the conditions and characteristics of local professional players remained as the ones of amateur players during the years of study.

Keywords: soccer history; professional players; Atlético Bucaramanga Limited Company; labor market; Bucaramanga

Resumo

O autor analisa as características dos primeiros jogadores de futebol profissionais locais em comparação com aqueles que permaneceram na categoria amadora de 1949 a 1951 na cidade de Bucaramanga, Colômbia. A abordagem é desenvolvida levando em consideração o contexto da cidade, seus habitantes e a mídia local, e parte do orçamento teórico que considera o esportec omo um componente do processo civilizatório e uma ferramenta para compreender diferentes aspectos da sociedade. O autor aborda a imprensa local, principal fonte primária de informação, sob um olhar crítico e comparativo com a historiografia local e internacional. Por fim, conclui que, em decorrência da chegada de vários jogadores profissionais experientes de futebol do exterior e de diversas limitações na área local de Bumangués, as condições e características dos jogadores profissionais locais permaneceram amadoras durante o recorte temporal estudado.

Palavras-chave: história do futebol; jogadores profissionais; Sociedad Anónima Atlético Bucaraman-ga; mercado laboral; Bucaramanga

Introducción

En las últimas décadas se evidencian nuevas investigaciones sobre la historia del fútbol en Colombia. Por ejemplo, Alberto Galvis-Ramírez, ofrece dos trabajos en donde hace un acercamiento a la llegada del fútbol y su expansión. En sus textos, Crónica de goles y autogoles (1998) y Cien años de fútbol en Colombia (2008) podemos apreciar las principales teorías del arribo de esta disciplina al país, la creación de equipos, la profesionalización de este deporte, la conformación de selecciones Colombia, entre otros interesantes aspectos.

El ingreso del fútbol a Colombia es un interrogante que Rafael Jaramillo-Racines (2011) también trabaja, su investigación cubre a su vez importantes sucesos del deporte nacional, como los Juegos Atléticos Nacionales y la evolución del balompié desde su práctica aficionada hasta el profesionalismo. El progreso que tuvo este deporte en el país, pasando de ser una actividad exclusiva de las elites hasta convertirse en un espectáculo profesional con oportunidades para personas pertenecientes a diferentes sectores de la pirámide social es estudiado por Herrera-Correa (2008), quien realiza interesantes acercamientos a jugadores profesionales destacando el papel de los medios de comunicación en el progreso de sus carreras.

Ingrid Bolívar (2016) también realiza un abordaje hacia el oficio del futbolista colombiano en las décadas de 1960 y 1970. En su investigación se analiza la evolución de este empleo de manera puntual en jugadores colombianos, profundizando en deportistas que destacaron en el campeonato profesional nacional y que sus orígenes son de sectores de alta vulnerabilidad. Esta investigación recorre aspectos muy importantes de la cotidianidad del futbolista profesional colombiano en una época de transición, donde la oferta laboral tocó a sus puertas cuando los antecedentes señalaban prácticamente exclusividad para los foráneos.

David Quitián realiza un recorrido no solo por los primeros días del fútbol en Colombia, sino por la instauración de toda práctica deportiva como componente de un proceso civilizador impuesto por las elites sobre los sectores populares con el fin de mejorar la raza y controlar posibles brotes de violencia. Quitían (2013) destaca como el balompié pasó de ser en Colombia una práctica exclusiva de miembros de las altas esferas a ser la disciplina más popular, utilizada por varios jugadores locales en su estado profesional como objeto de identificación social y peldaño para obtener mejores condiciones económicas.

El fútbol en Colombia como objeto de identificación es también analizado por Andrés Dávila-Ladrón de Guevara, su estudio se centra en la selección Colombia de fútbol, la cual es señalada como referente en el concepto de nación para este país. Este autor señala que a través del fútbol se pueden construir narrativas y discursos que bajo determinadas circunstancias cumplen el papel de referentes de identidad nacional, donde el fenómeno de selección Colombia cobró mayor relevancia a partir de la década de 1980 (2001, 85).

En cuanto a Latinoamérica se abordaron autores que profundizan en el estudio del nacimiento del fútbol profesional en Argentina. Uno de ellos es Julio Frydenberg (1999), quien analiza como el gobierno argentino en 1931 ocupó el papel de mediador entre jugadores amateurs que se encontraban en huelga, buscando mayor libertad para cambiar de equipo al finalizar las temporadas y los dirigentes deportivos que se negaban a dichas peticiones por temor a desmantelamientos de nómina. Frydenberg señala que el presidente provisorio de la nación en aquel entonces, José Félix Uriburu, quien era sobrino de su homónimo, el también expresidente de Argentina, José Evaristo Uriburu y quien gobernó entre 1895 y 1898, delegó a un miembro de su gabinete para que les propusiera a ambas partes la creación del balompié rentado en Buenos Aires, dando inicio a un complejo fenómeno laboral y social (1999, 1).

El fenómeno desatado en Buenos Aires a raíz de la creación del fútbol profesional rápidamente permeó otros territorios en Argentina. Diego Roldán profundiza cómo la ciudad de Rosario creó el balompié rentado como una medida para mermar la migración de los jugadores aficionados de esta ciudad a la capital en búsqueda de una oportunidad en la nueva opción laboral. Dicho éxodo según Roldán afectó gravemente al fútbol rosarino, pues los equipos se quedaron sin sus mejores figuras, perjudicando al espectáculo, ya que el número de aficionados en los encuentros amateurs disminuyó drásticamente (2011, 3).

Con una intención similar a la de Roldán, pero con un abordaje más profundo, Franco Damián Reyna analiza el nacimiento del fútbol profesional en la ciudad de Córdoba. Reyna (2017) no solo se acerca a las circunstancias que generaron la creación de este nuevo espacio laboral, las cuales parten al igual que en Rosario evitando el desmantelamiento de los equipos amateurs, sino que también profundiza en la mercantilización del deporte y en la transformación del futbolista en obrero. En esta investigación podemos ver como el deportista se convirtió en mercancía que se ofrecía al mejor postor y algunas artimañas de los dirigentes deportivos para sacar provecho del vacío legal existente.

La organización del fútbol profesional en Bucaramanga no ha sido objeto de suficientes análisis históricos. Salvo la investigación de Yezid David Sequeda-Garrido (2007) sobre la fundación e historia institucional del Atlético Bucaramanga, quienes han abordado este tema se han fundado en el relato y la crónica, accionar propio de la comunicación social y el periodismo. A partir del acercamiento hacia la investigación de Sequeda-Garrido y las luces brindadas por los demás autores que investigaron el pasado del fútbol profesional y amateur de Bucaramanga surgieron varios cuestionamientos que fueron el punto de partida para emprender esta investigación. El principal interrogante es precisamente sobre aquellos de quienes muy poco se conoce, los jugadores profesionales, pero en especial, los jugadores profesionales locales, quienes se supone fueron los protagonistas de un nuevo espectáculo y una nueva oportunidad laboral.

El reto planteado fue bastante complejo como consecuencia de la escasez historiográfica, de archivos y de personas sobrevivientes que estuvieron durante la llegada de este fenómeno y que nos pudieran narrar su experiencia. La mayoría de quienes fueron protagonistas del nacimiento de este fenómeno infortunadamente fueron absorbidos por el inclemente paso del tiempo, partiendo con importantes detalles que hubiesen enriquecido aún más esta investigación, en especial desde el punto de vista del protagonista con mayor relevancia, el futbolista. Asimismo, la propia institución, el Atlético Bucaramanga, no cuenta con un archivo histórico y la poca documentación que posee no se puede consultar.

Sin embargo, esto no fue impedimento y por el contrario motivó a buscar otras fuentes, pues se abordaron investigaciones, textos latinoamericanos, colombianos, recientes y no tan recientes para contrastar con todo lo recopilado en la prensa local. Dicho ejercicio se enfocó tratando de dar respuesta al siguiente interrogante ¿cuáles fueron las características diferenciadoras entre los jugadores nacionales de fútbol profesional y los amateurs en la ciudad de Bucaramanga de 1949 a 1951?

La pregunta se enfoca en esta temporalidad a raíz de que el primer proyecto de equipo de fútbol profesional en Bucaramanga, la Sociedad Anónima Atlético Bucaramanga, inició en 1949 y tuvo que liquidarse de manera forzada en 1951. Sin embargo, esto no quiere decir que hasta esa fecha la ciudad disfrutó de este espectáculo, por el contrario, más proyectos se llevaron a cabo para que los bumangueses al día de hoy sigan disfrutando del balompié rentado. Eso sí, cabe aclarar que a pesar de estos esfuerzos el fútbol profesional ha partido de Bucaramanga en repetidas ocasiones, dejando siempre a su afición con incertidumbres, pero por suerte, siempre ha regresado.

Es preciso señalar a su vez que la intención de resolver el interrogante principal va de la mano con el interés de tener un acercamiento a través del fútbol hacia diferentes problemáticas y fenómenos de la ciudad de Bucaramanga a mediados del siglo XX. Finalmente se propone que, durante el periodo demarcado para esta investigación, de 1949 a 1951, las garantías para los jugadores profesionales locales en Bucaramanga se mantuvieron como en el amateurismo y que esto se debió principalmente a las limitaciones económicas, organizaciones, industriales y educativas de la ciudad de Bucaramanga.

Como se manifestó anteriormente esta investigación tuvo varios inconvenientes y limitaciones en cuanto a la recolección de fuente, esto como consecuencia a la falta de archivos, de historiografía local sobre fútbol y la imposibilidad de poder recoger fuente oral debido a la temporalidad, ya que la mayoría de los protagonistas de este fenómeno que inició cerca de mediados del siglo XX falleció o padece la inclemencia del paso del tiempo. Sin embargo, con la consulta de los textos de metodología abordados previo a la investigación se acudió especialmente a la prensa local como fuente primaria, sobre todo los diarios santandereanos Vanguardia Liberal y El Deber.

Para ello se siguieron las premisas de Alvaro Acevedo-Tarazona y Juliana Villabona-Ardila (2020, 350), quienes destacan que a pesar de que en académicos y en especial historiadores existen varias dudas en cuanto a la fiabilidad de las investigaciones que usan la prensa como su fuente principal por falta de objetividad. Es preciso señalar que dicha fuente toma características más llamativas, dado que las voces, las opiniones, los rumores y el debate, son contenidos en la prensa que enriquecen miradas, en especial en la historia política y cultural que tratan de no quedarse solo con lo institucional.

Ante la desconfianza de los académicos hacia las investigaciones hechas principalmente a partir de la prensa, Roberto Franzosi (2017, 260) señala que ante las limitaciones los periódicos como fuentes de datos a menudo constituyen la única fuente de información disponible. Agrega, que no hay fuentes sin errores, incluyendo a las estadísticas oficiales. Para cerrar, Celo Jesús Almuiña-Fernández resalta que en las investigaciones todo lo que pueda aportar alguna información -incluyendo la prensa- debe ser utilizada como fuente, pero no sin antes someterla a una rígida crítica. Destaca, que abordar la prensa como fuente sin un ojo crítico es un desatino metodológico (1989, 247-248).

En el desarrollo de esta investigación se tuvieron en cuenta fundamentos teóricos para poder identificar las diferencias entre deporte aficionado y deporte profesional. Norbert Elias y Eric Dunning (1992) señalan que los habitantes de las sociedades modernas industrializadas se encuentran restringidos a consecuencia de un largo proceso civilizador. El autocontrol ejercido por los habitantes de las sociedades industrializadas es alto, similar a una coraza que funciona de forma automática en diversas situaciones. Sin embargo, este autocontrol no suprime las expresiones de efusividad, solo las cubre, evitando que se manifiesten en público (Elias y Dunning 1992, 85-86). Las actividades miméticas son un recurso utilizado para canalizar la efusividad de los habitantes de las sociedades modernas industrializadas, dentro de esta categoría se encuentran los deportes, la música, el teatro, entre otros (Elias y Dunning 1992, 87).

Sin embargo, señalan Elias y Dunning que las presiones y controles recíprocos que operan en las sociedades industrializadas llegan a repetirse en la esfera deportiva, desencadenando un deporte profesional, con características más serias y donde quienes lo practican no lo hacen de forma independiente y por pura diversión, sino que son obligados a seguir órdenes y estar bajo una seria y rígida preparación deportiva y atlética. Resaltando, que no pueden jugar por sí mismos, deben cargar con la presión de representar unidades sociales de gran tamaño como ciudades o naciones y a cambio recibir dinero (1992, 138).

Profundizando un poco más en cuanto a la teoría del deporte profesional, pero más precisamente en el fútbol. Pablo Alabarces (2018) resalta que en el fútbol ha existido un estado intermedio entre la práctica profesional y la aficionada, dicho estado es denominado como amateurismo marrón, vocablo que proviene del idioma francés que significa clandestino o ejercicio ilegal de una profesión. Alabarces señala que en este estado los jugadores aficionados de fútbol recibían algún tipo de remuneración o incentivo para no abandonar el equipo al que hacían parte o para mejorar el rendimiento. Dicha actividad era algo bastante común en varias partes del mundo, incluyendo a Suramérica, a inicios del siglo XX (2018, 172-173).

Finalmente, Jorge Humberto Ruiz-Patiño (2010, 32) sostiene que el deporte conforma un desarrollo interconectado de elementos que permiten acercarse a una valoración social que tiene cada tema de estudios en contextos sociales y políticos particulares de cada país. Este autor invita a identificar en Colombia los deportes, en especial el fútbol, como un elemento relacionado con la pacificación de la nueva elite sobre los sectores populares. Medina-Cano resalta que, en este proceso de pacificación en Colombia, el fútbol se convirtió en una actividad lúdica utilizada por los sectores populares para construir identidad. Este deporte es una oportunidad para la movilización social y el reconocimiento, en especial, para las clases trabajadoras (2009, 1-2).

El fútbol en Bucaramanga, de su llegada a la organización de los Quintos Juegos Atléticos Nacionales

Los primeros registros de la práctica del fútbol en la ciudad de Bucaramanga son rastreables al cierre de la segunda década del siglo XX, más precisamente dentro de la institución educativa San Pedro Claver, donde un cura jesuita, Federico Piriz, enseñaba la reglamentación básica a los estudiantes y organizaba los primeros encuentros y torneos. Piriz en compañía de personalidades allegadas a la política local como Luis Emilio Garnica y David Martínez Collazos crearon la Unión Deportiva a inicios de los años de 1920. Dicha entidad se encargó de masificar por toda la ciudad las prácticas deportivas, en especial el fútbol. Con el apoyo de la Unión Deportiva varias instituciones educativas, empresas y barrios crearon sus representantes de balompié y participaron en los primeros certámenes a nivel municipal y barrial (Álvarez-Barco 1991, 15).

La iniciativa de la Unión Deportiva logró resultados positivos rápidamente, pues se crearon varios equipos de fútbol en barrios e instituciones de la ciudad. Dicha masificación conllevó a que la Unión Deportiva creara en 1927 las primeras Olimpiadas Regionales con la participación de equipos de Bucaramanga y municipios aledaños (Álvarez-Barco 1991, 9). El certamen contó con encuentros de disciplinas como atletismo, el baloncesto, el tenis y el fútbol. A partir de los resultados y el desempeño de los deportistas, la Unión Deportiva seleccionó los representantes que defenderían la bandera del departamento de Santander en las primeras ediciones de los Juegos Deportivos Nacionales disputados a finales de la década del 20 e inicios de la del 30. (Álvarez-Barco 1991, 20).

Ya que la ciudad no contaba con canchas para la práctica del fútbol, los encuentros se llevaron a cabo de forma improvisada en un amplio terreno baldío conocido como "el campo Virginia" (Álvarez-Barco 1991, 15). Cabe señalar que durante la primera mitad del siglo XX gran parte de la distribución urbana de Bucaramanga estaba compuesta por estas extensiones de tierra sin construir donde se destacan: "el llano de don Andrés", que se ubicaba al norte de la Quebrada Seca, afluente de agua que recorría una considerable porción del centro de la ciudad y "el llano de don David", extenso terreno ubicado hacia el oriente (Rueda-Gómez 2003, 36-37).

En los primeros Juegos Deportivos Nacionales, realizados en 1928, el representativo santandereano de fútbol tuvo que enfrentarse ante las escuadras de Cali, Medellín y Cundinamarca. Infortunadamente los resultados no fueron los esperados, los encuentros ante los antioqueños y vallecaucanos terminaron con marcadores adversos, generando así una anticipada eliminación. Es preciso señalar que varios de los miembros del equipo de fútbol tuvieron que participar también en la disciplina del baloncesto, ya que la delegación no pudo estar completamente presente en las justas (Sequeda-Garrido 2007, 20).

La organización de las primeras Olimpiadas Regionales y la participación en la primera edición de los Juegos Deportivos Nacionales fueron un factor importante para que la disciplina del fútbol fuera cada día más practicada por los habitantes de la ciudad de Bucaramanga. Durante la década de 1930 aumentaron de forma considerable los torneos y equipos. De igual manera, el departamento logró enviar sus delegaciones a los Juegos Nacionales de 1932 en Medellín y de 1935 en Barran-quilla con representativos de fútbol y otras disciplinas (Álvarez-Barco 1991, 24).

Es preciso señalar que masificar las prácticas deportivas en la ciudadanía bumanguesa de inicios de siglo XX era algo bastante complejo, en especial si se incluye a la población escolar. El número de niños que asistía a clases en el departamento de Santander era bajo, uno de los principales factores para la deserción educativa era la desnutrición infantil que solo causó preocupación en la administración pública local hasta 1936, cuando se crearon estrategias para implementar comedores escolares por parte del gobierno departamental (Galán-Gómez 1947, 153-154).

El problema de la masificación de las prácticas deportivas en la niñez de Bucaramanga no solo recaía en el alto número de jóvenes desnutridos, el desconocimiento por parte de un alto porcentaje de bumangueses hacia las bondades que brinda el deporte al desarrollo infantil complicaba aún más la tarea. Reggiani (2019, 193-194) señala que este pensamiento era algo común en Latinoamérica durante la primera mitad del siglo XX y que tan solo a partir de la década de 1920 algunos países habían empezado a abrir un espacio a la práctica deportiva y la masificación de sus bondades dentro de planes de estudio.

De igual manera, es preciso señalar que la desnutrición no solo afectaba a la niñez bumanguesa, gran parte de la población adulta, en especial quienes eran parte de familias obreras o campesinas padecían de una alimentación insuficiente, ya que lo obtenido a cambio de la prestación de servicios no permitía una nutrición balanceada. A dicha problemática se le sumaban las afecciones estomacales, cerca del 70% de la población total del departamento de Santander sufría de parásitos intestinales (Galán-Gómez 1947, 137-138).

Bucaramanga sede de los quintos Juegos Atléticos Nacionales

A pesar de diversas adversidades, el número de deportistas en Bucaramanga aumentó de forma considerable, en especial practicantes de fútbol. Dicho aumento conllevó a que la dirigencia departamental lograra que la ciudad fuera designada como sede de la edición número cinco de los Juegos Atléticos Nacionales por parte del presidente, Alfonso López Pumarejo. Para llevar a cabo dicho proyecto fue designado un equipo organizador que nombró a Alberto Nariño Cheyne presidente y a Numael Hernández como director, quienes fueron fuertemente criticados por la demora en el inicio de las justas (Álvarez-Barco 1991, 27).

La credibilidad del grupo organizador junto a la capacidad organizativa de los líderes políticos locales había quedado en duda ya que se había pactado que iniciara el certamen en 1940 y finalmente comenzó el 12 de diciembre de 1941 con incumplimientos en las principales obras que se construyeron para albergar las justas. El hotel Bucarica, edificado con el fin de recibir a las delegaciones visitantes no contó con el espacio suficiente para ubicar a todos los deportistas y varios de ellos se vieron obligados a refugiarse en improvisados albergues. Asimismo, el Estadio Alfonso López no contó con piscinas olímpicas, obligando a que los encuentros de las disciplinas náuticas se llevaran a cabo en el municipio de San Gil, a siete horas por carretera de Bucaramanga (Acosta-Lozano 2018, 75).

Algunas delegaciones se sintieron inconformes con el trato y la hospitalidad santandereana, en especial los vallecaucanos. Teófilo Perdomo y Alberto Galindo, dirigentes del representativo del Valle del Cauca enviaron varios telegramas hacia los diferentes medios de Cali expresando su inconformismo. Dentro de las comunicaciones destacaban que el rendimiento de los deportistas se estaba viendo alterado drásticamente debido a que los anfitriones no ofrecían la alimentación necesaria, de igual manera denunciaban que estaban muy incómodos en el hotel, dado que había muchas personas acomodadas en espacios muy pequeños y varios sanitarios y duchas se encontraba aún sin terminar o fuera de servicio (El Deber 1941a, 5).

A partir de la denuncia de la delegación vallecaucana podemos entender un poco la calidad de vida de la sociedad bumanguesa durante la década de 1940 y el cubrimiento que tenían en cuanto a servicios básicos. Profundizando un poco en este tema, es preciso señalar que desde la década de 1930 en la ciudad de Bucaramanga el problema del espacio público se agudizó, esto a consecuencia de la migración campo-ciudad. Quienes se vieron obligados a movilizarse hacia la ciudad no encontraron más soluciones que asentarse hacia la periferia en improvisadas viviendas sin ningún servicio público (Rueda-Gómez 2003, 53).

Para intentar solucionar la problemática de los servicios públicos fue constituida la Sociedad de Mejoras Públicas en 1937. Esta entidad estaba encargada de asistir los parques, las avenidas, sitios de recreo, ornato y embellecimiento de la ciudad. Otra labor importante era la de estructurar y ejecutar proyectos para expandir los servicios básicos a la periferia, sin embargo, esta labor se llevó a cabo de forma muy lenta, varios barrios y asentamientos tuvieron que esperar décadas para recibir energía, alcantarillado, agua potable y vías de acceso (Rueda-Gómez 2003, 57).

La quinta edición de los Juegos Atléticos Nacionales nos brinda también un acercamiento hacia el estado económico de los bumangueses y el desapego que sentían hacia la práctica de deportes y la asistencia a espectáculos deportivos. Los primeros encuentros de las justas estuvieron acompañados de muy poco público, el comité organizador del evento preocupado por el poco recaudo en la taquilla convocó a miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, periodistas y algunos líderes políticos locales con el fin de evaluar posibles soluciones (Álvarez-Barco 1991, 27).

Tras la reunión el comité organizador decidió reducir el precio de las entradas 0.20 pesos. Además de la reducción, este grupo administrativo admitió en algunos medios de comunicación de la ciudad que designar las entradas preferenciales a 1.00 pesos y las populares 0.80 pesos había sido un completo error, dado que ellos eran conscientes de que Bucaramanga era una ciudad de gentes pobres que no podían pagar entradas para espectáculos a estos precios (El Deber 1941b, 3).

A partir de la poca asistencia de público, a pesar de la reducción en el costo de la entrada, se puede intuir que el deporte no era algo muy llamativo para los habitantes de Bucaramanga durante el inicio de la década de 1940. A esta problemática se le puede sumar que nuevamente algunos deportistas del representativo de fútbol tuvieron que participar en otras disciplinas a causa de la falta de personal. En pocas palabras, la mayoría de bumangueses del promedio no tenía dinero para espectáculos deportivos, ni interés en practicar alguna disciplina física.

Para cerrar el acercamiento a la quinta edición de los Juegos Atléticos Nacionales es posible señalar que la mayoría de los resultados en las diferentes disciplinas fueron adversos, incluido el fútbol, esto seguramente a partir de que varios participantes tuvieron que actuar en más de un deporte. Sin embargo, es de destacar que el fútbol fue el evento que atrajo más asistentes, los encuentros del representativo local estuvieron acompañados por un buen número de espectadores. (Vanguardia Liberal 1941, 1-8).

De lo aficionado a lo profesional, el auge del fútbol en Bucaramanga durante la década de 1940

Sin duda, el fútbol había comenzado a posicionarse como el deporte más practicado en Bucaramanga y una de las principales opciones de ocio para los habitantes de la ciudad. Finalizados los Juegos Atléticos Nacionales, el estadio Alfonso López comenzó a ser escenario de una variada y regular programación de encuentros de fútbol. Día a día aumentaban los equipos de balompié que representaban instituciones educativas, fábricas, barrios e incluso a las fuerzas armadas. Los espacios llanos a su vez continuaron siendo canchas improvisadas con multitudes de aficionados (Álvarez-Barco 1991, 27).

La organización de los torneos de fútbol aficionado fue designada a la Liga de Fútbol, dentro de sus principales funciones se encontraba designar la estructura de las normas de las competiciones, elegir a los árbitros y administrar recursos económicos (Sequeda-Garrido 2007, 40). La Liga designó un campeonato municipal aficionado dividido en dos categorías. Dentro de este certamen destacaban los equipos: Once Amigos, Girardot, Libertad, Gran Colombia y Pielroja, este último patrocinado por la tabacalera que llevaba su mismo nombre (Vanguardia Liberal 1948a, 4)

Hacia 1948 el proyecto iniciado por varios dirigentes del fútbol y comerciantes de todo el país, en especial el de Humberto Salcedo Fernández, con el propósito de crear un torneo profesional de fútbol a nivel nacional lograba obtener el apoyo del presidente de la república, Mariano Ospina Pérez (Prada-Solano 2020, 36). Con el visto bueno del mandatario nacional, Salcedo Fernández creó la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), designada para dirigir el torneo profesional (Galvis-Ramírez 2008, 43).

La primera edición del torneo profesional con 10 equipos representando a 6 ciudades terminó al cierre del año 1948 sin ningún contratiempo y con la posibilidad de una segunda versión con la participación de más elencos, incluido uno de Bucaramanga. Este rumor generó que gran parte de los jugadores amateurs de la ciudad abandonaran a sus escuadras con el fin de no tener ningún contratiempo si se abría la oportunidad de ser parte del nuevo proyecto rentado, afectando drásticamente el certamen local aficionado (Vanguardia Liberal 1948b, 4).

A partir de la reacción de estos futbolistas se puede concluir que el recibir dinero a cambio de jugar era una idea que agradaba a gran parte de los deportistas que participaban en los torneos amateurs locales de fútbol y que seguramente necesitaban mayores ingresos económicos. Para fortalecer esta idea se profundiza un poco más en la economía de los habitantes de Bucaramanga al cierre de la década de 1940, donde se encuentra que para 1945 el 50.8 % de los ingresos de los obreros bumangueses dependían de factores extraordinarios (Rueda-Gómez 2003, 81).

Retomando lo concerniente al fútbol, efectivamente se abrió la oportunidad para que Bucaramanga tuviera un representante en la segunda edición del torneo Dimayor, dicha opción fue principalmente aprovechada por Rafael Chaberman, presidente del equipo Pielroja, quien recibió la aprobación del presidente de la Dimayor, Daniel Mallarino, para que su equipo enfrentara un par de juegos ante unos equipos profesionales y dependiendo del rendimiento entraría al selecto grupo del fútbol rentado (Vanguardia Liberal 1949a, 7-8).

Chaberman se reunió con directivos de la Liga de Fútbol y otros equipos aficionados de la ciudad para pedirles apoyo de cara al reto que se avecinaba. Al finalizar el encuentro, los presentes acordaron aportar al proyecto de escuadra profesional con dinero y con el préstamo de jugadores de forma gratuita para enfrentar los juegos evaluativos, sin embargo, el onceno no sería conocido como Pielroja de Bucaramanga sino Atlético Bucaramanga S.A., ya que tendría el aporte de los equipos de la ciudad (Vanguardia Liberal 1949b, 3-8).

Se considera importante aclarar que en algunos registros se ha podido encontrar a un equipo denominado Atlético Bucaramanga disputando certámenes amateurs locales durante el año de 1948. Sin embargo, no es posible señalar de forma concreta si este equipo pasó a transformarse en una escuadra profesional, ya que, como se señala anteriormente, las gestiones adelantadas por Chaberman iban enfocadas en que la Dimayor aceptara a su equipo, el Pielroja. Además, en la actualidad el propio Club Atlético Bucaramanga asegura haber nacido en 1949 (Álvarez-Barco 2000, 11).

En el gramado del estadio Alfonso López el Atlético Bucaramanga afrontó tres encuentros evaluativos, dos ante el Once Deportivo de Manizales y uno frente al Millonarios de Bogotá. En estos encuentros el onceno local alineó a jugadores locales inexpertos junto con refuerzos profesionales provenientes del Junior de Barranquilla, como Boris Rodríguez, Carlos Mendoza y Lucas Martínez. Prácticamente con el primer duelo Bucaramanga aseguró su cupo en el torneo profesional, ya que a los representantes del certamen les agradó el buen acompañamiento de la afición, su comportamiento y el rendimiento del equipo (Vanguardia Liberal 1949c, 8).

A pesar de la buena noticia que significó la aceptación del Atlético Bucaramanga en la segunda edición del certamen profesional nacional, parte de la prensa local quedó preocupada al cierre de los encuentros evaluativos por el rendimiento y condición física de los jugadores locales. Algunos medios de comunicación denunciaron que varios miembros del Atlético Bucaramanga evidenciaban desnutrición, deficiente estado físico y desconocimiento de las reglas básicas del fútbol, quedando en duda el rendimiento del equipo para afrontar el nuevo reto (Vanguardia Liberal 1949d, 2).

Inicia la era del fútbol profesional en Bucaramanga

Para dar inicio a este segmento en donde se pretende tener un abordaje hacia la llegada del fútbol profesional a Bucaramanga, es preciso acercarnos al concepto de deporte profesional, emitido por Elias y Dunning (1992, 252-253), quienes señalan que el proceso de industrialización de las sociedades modernas permeó en los deportes, añadiendo en sus practicantes deseos de gloria y triunfo, incrementando así la seriedad y competitividad de los encuentros, otorgándole al deporte valores y características de profesionalización donde sus protagonistas son obligados a cumplir largas jornadas de entrenamiento con incentivos monetarios.

La llegada del fútbol profesional a Bucaramanga no significó sólo una oportunidad para los jugadores de fútbol, uno de los primeros entes en sacar provecho sobre este nuevo espectáculo en la ciudad fue la Liga de Fútbol. Este ente administrativo del balompié local estipuló la creación de paz y salvos o licencias que debía pagar cada jugador que fuera a trasladarse de equipo tanto en el ámbito profesional como en el amateur (Vanguardia Liberal i949e, 4-7). Este accionar de la Liga de Fútbol fue criticado por algunos medios locales, pues señalaban que este era el verdadero objetivo del deporte profesional e industrial, que los administradores y practicantes se enriquezcan derribando los ideales puros del deporte que solo busca el mejoramiento de la raza (Vanguardia Liberal 1949f, 3).

Elias y Dunning señalan que el deporte no fue ajeno al proceso de industrialización de las sociedades modernas del siglo XX, durante este proceso el deporte adquirió mayor seriedad dentro de los humanos. El juego pasó de ser un espacio de placer de la clase dominante a tomar características de trabajo y penetrar en los sectores populares. La posición del espectador tomó mayor fuerza ya que quienes lo practicaban lo hacían con el fin de entretener al público que aportaba pagando para poder apreciar el espectáculo (1992, 254).

Quienes tenían algún conocimiento sobre entrenamiento físico, táctica y reglamentación de fútbol quisieron aprovechar de igual manera la llegada del torneo rentado a la ciudad para poder obtener un poco de dinero. Un ejemplo de esto fue la designación del entrenador para el novel equipo profesional, el elegido fue Francisco "pacho" Carvajal, quien había dirigido la selección de Santander en los últimos Juegos Atléticos Nacionales. Ante la designación del estratega hubo opiniones divididas en la prensa local, algunos medios criticaban que Carvajal continuara dirigiendo equipos aficionados junto con el Atlético Bucaramanga, otros lo defendían y señalaban que por su experiencia era el indicado para ocupar el cargo (Vanguardia Liberal 1949g, 5-7).

Partiendo de la designación Carvajal surgió la intención de investigar qué tan preparados académicamente estaban los docentes de Bucaramanga para el cierre de la primera mitad del siglo XX. Para el inició de la década de 1940 el número de docentes en Santander era bastante bajo y un gran porcentaje de los educadores no había culminado el ciclo académico básico. Para tratar de solucionar un poco esta problemática la administración departamental decidió crear unas cuantas instituciones por todo el departamento para formar maestros. A partir de estas medidas, para mediados de la década de 1940 se calculaba que habían 276 profesores en todo Santander, de los cuales solo el 35 % había recibido certificado para poder enseñar (Galán-Gómez 1947, 155).

Retomando el fútbol, la campaña del Atlético Bucaramanga había comenzado sin contratiempos, al equipo lo acompañaba un buen número de espectadores durante sus encuentros a pesar de que los resultados no eran los esperados. A la par, en Argentina los futbolistas rentados decidieron retomar un cese de actividades que venía presentándose de forma intermitente desde algunos años atrás, ya que no pudieron ponerse de acuerdo con los miembros de la Asociación Argentina de Fútbol en cuanto a asuntos contractuales y salariales. Varios de estos deportistas fueron seducidos por ofertas de equipos uruguayos, peruanos y en especial colombianos (Montanari 2018, 194).

Bucaramanga no fue ajena a la oportunidad de poder contratar jugadores profesionales de Argentina sin compromisos contractuales con los equipos de ese país. Para el cierre del torneo, al Atlético Bucaramanga se incorporaron los argentinos Cayetano José Frascione, Norberto Peluffo, Aristóbulo Deambrosi y el costarricense José Joaquín Quiroz (Sequeda-Garrido 2007, 58). Las incorporaciones extranjeras generaron gran expectativa dentro de la afición y la prensa local. Empresas de transporte público como Transcolombia destinaron para el día del arribo de los extranjeros una ruta de buses directa desde el parque Santander, ubicado en el centro de la ciudad, hasta el aeropuerto Gómez Niño, donde una multitud recibió a los deportistas (Vanguardia Liberal 1949I1, 8).

Ante este hecho es preciso señalar que para 1949 el aeródromo de Bucaramanga contaba con una mediana capacidad donde solo modestas aeronaves podían aterrizar, en dicho lugar y sus alrededores siempre hubo gran preocupación a la hora que las aeronaves decolaban ya que el espacio destinado para la pista era muy corto (Rueda-Gómez 2003, 106). En cuanto a los autobuses, se vivía una constante problemática, dado que la distribución vial había sufrido muy pocas reformas en cuanto a ensanchamiento y tampoco se contaba con estaciones y terminales, por lo cual los automotores se detenían en cualquier lugar generando atascos (Rueda-Gómez 2003, 106).

El entusiasmo de los aficionados no fue solo para el recibimiento de los jugadores extranjeros, con las nuevas incorporaciones aumentó drásticamente la participación de los espectadores durante cada encuentro del Atlético Bucaramanga, la boletería se agotaba días previos al partido y horas antes de que se diera el pitazo inicial los alrededores del estadio Alfonso López eran un completo caos por la multitudinaria presencia de aficionados en carros, motos y autobuses (Vanguardia Liberal 1949k, 2).

La práctica de fútbol aficionado también experimentó un impulso, la cantidad de equipos que participaban en torneos municipales y departamentales organizados por la Liga de fútbol y otros entes privados se contaba por decenas, incluso los pocos campos deportivos distribuidos por toda la ciudad, dedicados a otras disciplinas fueron arruinados por los zapatos con tacos de los futbolistas amateur (Vanguardia Liberal 1949k, 2). Alabarces (2018) señala que en Latinoamérica el fútbol fue utilizado dentro de los sectores populares como un objeto pacificador y disciplinador, sin embargo, este deporte lo que hizo fue reafirmar identidades "populares" incluso "contra elitistas". Esta disciplina se convirtió en un espacio de deleite y un camino de ascenso social para los menos favorecidos (Alabarces 2018, 170).

El apogeo de la práctica del fútbol en Bucaramanga tras la llegada de los refuerzos extranjeros al elenco profesional permite tener un acercamiento hacia las brechas socioculturales de la ciudadanía bumanguesa. Algunos equipos compuestos en su mayoría por banqueros, médicos o comerciantes se negaban a enfrentarse con cuadros constituidos por personas del común. Para tratar de darle solución a esta problemática, la Liga decidió crear una categoría exclusiva, denominada "La Especial", donde solo participaban equipos compuestos por jugadores económicamente mejor acomodados (Vanguardia Liberal 1949i, 4).

Dieciocho fue el número de equipos inscritos en la primera edición de la categoría "La Especial", los diarios locales señalaban que el certamen sería de gran envergadura por las profesiones que desempeñaban los participantes de cada equipo. Los periodistas auguraban masiva participación de aficionados, ya que, según ellos, grandes personalidades, con vidas ejemplares, estarían en el gramado del estadio Alfonso López mostrando a los espectadores como se debía practicar el deporte, sin faltas a la moral y contribuyendo al desarrollo del buen ciudadano (Vanguardia Liberal 1949i, 4).

El periódico Vanguardia Liberal (1949i, 4) resaltaba que el Colegio de Árbitros de Santander se había ofrecido a impartir justicia sin ningún cobro durante todo el certamen, algo que los redactores deportivos de este medio veían como muy acorde a la situación, ya que según ellos lo árbitros no tendrían mayores contratiempos durante cada encuentro, cabe destacar que varios periodistas participaban en la categoría "La Especial". A modo de contraste la edición de ese día cerraba pidiendo mayor acompañamiento a la policía local durante los encuentros de fútbol amateur, ya que eran frecuentes los pleitos entre jugadores y espectadores embriagados en el estadio (Vanguardia Liberal 1949j, 8).

La fiebre del fútbol no solo contagió a nuevos practicantes aficionados, algunos miembros de los sectores más acomodados de la ciudad y la política local consideraron viable la creación de un segundo equipo profesional de Bucaramanga, por esta razón emprendieron la creación del Independiente Santander. Con una sociedad anónima constituida el 22 de noviembre de 1949 con un capital de 100 000 pesos, el club pagó su cuota de afiliación al Dimayor e inició todos los trámites pertinentes para lograr un cupo en la tercera edición del certamen profesional (Vanguardia Liberal 1949m, 2).

La prensa local destacaba la capacidad de quienes encabezaban el proyecto de Independiente Santander, resaltaban que ya habían logrado el apoyo de seis equipos profesionales y que se habían enviado delegados a Italia para mirar jugadores e importarlos. En cuanto al tema del viaje al continente europeo, los medios aseguraban que el elenco santandereano había logrado un importante acercamiento con el equipo profesional Roma para que 14 italianos viajaran a Bucaramanga para lucir los colores del Independiente. Tan solo hacía falta que la Dimayor avalara el equipo para la siguiente temporada y así los incorporados iniciaran su viaje (Vanguardia Liberal 1949n, 2).

Las conexiones entre la directiva del Independiente Santander y el fútbol profesional italiano despertaron gran expectativa dentro de los aficionados en Bucaramanga. Centenares de cartas llegaron a los diferentes medios de comunicación de la ciudad pidiendo que se hiciera un seguimiento más minucioso al tema, de igual manera varios aficionados señalaban que se encontraban interesados en aportar económicamente al proyecto (Vanguardia Liberal 1949o, 2). Uno de los directivos del club, de apellido Costello, manifestó en el aeropuerto de Bogotá en pleno tránsito a Italia que gracias al apoyo de varios aficionados había logrado más conexiones y que partía en búsqueda de concretar los acercamientos. Sin embargo, destacaba que era necesario mayor aporte de los ciudadanos (Vanguardia Liberal 1950a, 4-7).

Mientras que para el Independiente las cosas marchaban de la mejor manera, para el Atlético Bucaramanga el panorama se tornó opaco, ya que a través de los diferentes medios de comunicación locales la Liga denunció que el equipo debía un saldo correspondiente al préstamo del estadio durante toda la segunda ronda del torneo profesional. Las denuncias estuvieron acompañadas de críticas por parte de los cronistas deportivos, dado que no creían como el equipo podía estar tan endeudado si el acompañamiento de la afición había sido bueno (Vanguardia Liberal 1949p, 7).

El diario Vanguardia Liberal publicó unas cifras tras un encuentro disputado entre el Atlético Bucaramanga y los Millonarios en el Alfonso López el 14 de diciembre de 1949, allí se puede ver que ingresaron 6500 personas pagando su entrada, generando un ingreso neto de 13 184 pesos, obligando a pagar 669.20 pesos por préstamo del escenario (Vanguardia Liberal 1949p, 7). Es preciso señalar que, para el cierre de este mismo año en Bucaramanga, 500 gramos de azúcar tenían un valor de 0.20 centavos, la misma cantidad, pero de carne de res de primera costaba 0.80 centavos, una botella de leche cruda de 360 mililitros tenía un valor de 0.23 centavos, mientras que el precio de una gaseosa marca Coca Cola de tamaño personal era de 0.10 centavos (Vanguardia Liberal 19491, 8).

1950, una nueva temporada sin oportunidad para los jugadores locales

A comienzos de 1950 la directiva del Atlético Bucaramanga y varios de sus accionistas quedaron insatisfechos con los resultados obtenidos en el torneo anterior. Ante tal inconformismo hubo varios cambios en el grupo administrativo. Fue nombrado Luis F. Sanmiguel como gerente; Jorge Reyes Puyana fue designado como subgerente; para el puesto de revisor fiscal fue elegido Gabriel Umaña, y algunos de los vocales fueron: Rafael E. Perez, Vicente Díaz, Esteban Ríos y José Vicente Niño (Vanguardia Liberal 1950c, 6).

Para que el lector conozca un poco más de quienes administraban para 1950 el Atlético Bucaramanga, se profundizará un poco en sus ocupaciones. Esteban Ríos estaba dedicado a la administración de inmuebles, fundó la Oficina de Arrendamiento en 1940, una década después de iniciar labores llegó a administrar los inmuebles de 200 bumangueses (Rojas-Bellón 2017, 17). José Vicente Niño estaba vinculado a la fabricación y comercialización de bebidas (Avellaneda-Nieves 2004, 796). Este mismo ejercicio económico lo realizaba Rafael Ernesto Pérez, quien participó en la junta directiva de la Licorera de Santander. Logró posesionarse como alcalde de Bucaramanga en 1959 y en 1973 alcanzó el cargo de gobernador del departamento de Santander (Vanguardia Liberal 2012, 6).

La primera orden de esta junta directiva fue designar a Rafael Velásquez como negociador para poder pactar un acuerdo con la Liga de Fútbol y solucionar así el problema de las deudas a raíz del préstamo del estadio (Vanguardia Liberal 1950c, 6). Asimismo, se rumoraba que este nuevo grupo administrativo continuaría organizando la plantilla titular a partir de jugadores extranjeros. La prensa local daba por sentado que dos jugadores costarricenses llegarían pronto a la ciudad, de igual manera se aproximaba un grupo de argentinos, del cual destacaba un joven llamado Felipe Stemberg, quien ya se encontraba de viaje rumbo a Bucaramanga (Vanguardia Liberal 1950b, 4).

El año 1950 claramente comenzó con malas noticias para los jugadores locales que aspiraban a un cupo en el equipo profesional de Bucaramanga. A las declaraciones de la junta directiva del Atlético Bucaramanga que señalaban que mantendrían las prioridades para los extranjeros, se sumó el infortunio del Independiente Santander, ya que a pesar de que se aumentaron los cupos para la tercera versión del certamen nacional rentado no logró estar incluido en la lista de los debutantes.

La administración del Atlético Bucaramanga tuvo que pronunciarse, ya que algunos aficionados y medios de comunicación aseguraban que no habían apoyado el nuevo proyecto santandereano. Los voceros del cuadro bumangués declararon todo lo contrario, que se habían esforzado por que se gestara la iniciativa pero que los representantes de los demás equipos del país no vieron viable la idea y era necesario tener un buen respaldo para ganar por mayoría. La junta directiva del Atlético Bucaramanga agregó una invitación a los líderes del Independiente Santander para que se vincularan económicamente, ya que, según ellos, Bucaramanga solo tenía aficionados para una escuadra (Vanguardia Liberal 1950d, 5).

La propuesta del Atlético Bucaramanga que significó una rotunda negativa por parte del Independiente Santander dejó ver que los problemas económicos continuaban. Al déficit económico se sumaron malos resultados en lo competitivo. Las directivas del cuadro bumangués señalaron que buscarían mejorar el rumbo tratando de contratar más jugadores extranjeros, continuando con la tradición de mantener en el olvido a los futbolistas locales (Vanguardia Liberal 1950e, 3).

Sin embargo, no fueron necesarias más contrataciones extranjeras, el equipo pudo enderezar un poco el rumbo, el cambio en los resultados no fue tan drástico, pero sí causó conmoción dentro de los aficionados locales. El agrado en la afición local fue tanto que, tras una buena actuación en un encuentro en la ciudad de Cali, el portero argentino, Cayetano José Frascione, fue homenajeado en las instalaciones de Radio Santander, donde recibió una medalla de oro de parte de Roque Covelli y una nueva radio marca Phillips (Vanguardia Liberal 1950f, 4).

En contraste, mientras el portero extranjero titular era aclamado por la afición, homenajeado por sus actuaciones, el portero suplente, Pedro Pinto, de origen local, atravesaba por un complejo quebranto de salud. Pinto había sufrido un fuerte golpe en una de sus manos, la cual ya se había visto afectada en dos ocasiones anteriores que tuvieron desenlace en el quirófano. Esta vez la situación era más compleja, a consecuencia de sus afectaciones anteriores, los médicos solo veían como solución la amputación de uno de sus dedos. El deportista, sin ningún acompañamiento de la afición se negaba a la intervención quirúrgica y por el contrario contemplaba acudir a un "arregla huesos" ya que su estado económico no le permitía un mejor tratamiento (Vanguardia Liberal 1950g, 5).

El impase del portero Pinto da pie para tener un pequeño acercamiento hacía el estado del sector salud en Bucaramanga. Para 1950 la ciudad contaba con un solo hospital que se encontraba próximo a cumplir cien años de funcionamiento y una pequeña clínica que había sido fundada en poco menos de un lustro. El San Juan de Dios que había sido intervenido en 1941 a raíz de la designación de la sede de los Juegos Atléticos Nacionales, no contaba con sala de rayos x, pabellones para tratar pacientes con enfermedades contagiosas y su planta física se encontraba en situaciones deplorables (Acosta-Lozano 2018, 216).

Como consecuencia de las constantes súplicas por parte del personal médico del San Juan de Dios y el incremento de casos de tuberculosis, la administración local decidió aprobar la creación de un nuevo centro asistencial. Sin embargo, el proyecto se gestó algunas décadas después (Acosta-Lozano 2018, 219). Es preciso añadir, que para 1945 fue fundada la Caja Nacional de Prevención del Sistema de Seguridad Social en Colombia y en 1946 el Instituto Colombiano de Seguros Sociales con la intención de mejorar el cubrimiento y la asistencia a trabajadores del sector privado (Fortich-Lozano 2012, 17).

A pesar de la creación de estos organismos, suponemos que los jugadores profesionales, incluidos los del Atlético Bucaramanga, no se encontraban salvaguardados de la mejor manera en cuanto a seguridad social y pensión. Sumado al caso del portero Pinto, para la década de 1970 era común encontrar futbolistas profesionales prestando sus servicios a equipos rentados, e incluso a selecciones Colombia, con casos de anemia y parásitos intestinales. Es preciso añadir que para este espacio de tiempo la gran mayoría de deportistas sufría afectaciones de salud oral, lo que hace suponer que tampoco tenían un buen cubrimiento odontológico (Bolívar 2016, 176).

El adiós al primer proyecto de equipo profesional de fútbol en Bucaramanga

La temporada de 1950 terminó nuevamente con problemas económicos para el Atlético Bucaramanga, a pesar del repunte en los resultados y el destacable acompañamiento de los aficionados. Sin embargo, la directiva del elenco pudo sortear las adversidades financieras y el equipo inició el certamen de 1951 con muy pocas novedades en su nómina y sin contratiempos. Durante la primera parte de esta competición el equipo se mantuvo en los puestos medios de la tabla de posiciones buscando con irregulares resultados ingresar a los lugares de privilegio de la clasificación.

Cuando parecía que el Atlético Bucaramanga había encontrado la fórmula para mantenerse, por lo menos económicamente hablando, sus directivos se llevaron una desafortunada sorpresa. Para el mes de junio de 1951, la Superintendencia de Sociedades comunicó a la junta administrativa del equipo que serían liquidados por pérdidas superiores al 50 % del capital (Vanguardia Liberal 1951a, 1-7). El gerente del Club, Ernesto Azuero Soto, manifestó que la decisión era totalmente arbitraria, ya que las supuestas pérdidas reflejadas en los libros contables eran lógicas, dado que el capital eran los jugadores y el dinero estaba invertido en ellos (Vanguardia Liberal 1951a, 1-7).

La directiva del club, en conjunto con medios de comunicación locales, miembros de la política local, así como algunos organismos como la Sociedad de Mejoras Públicas y la Sociedad de Comerciantes, decidieron suprimir los pases de cortesía para los juegos del Atlético Bucaramanga en el estadio Alfonso López, pedir una rebaja en el cobro por préstamo del escenario a la Liga de Fútbol y lo más importante, crear una semana cívica con diferentes actividades de recaudo para tratar de mejorar el estado económico del equipo (Vanguardia Liberal 1951b, 8).

Infortunadamente, las estrategias por mejorar las finanzas del Atlético Bucaramanga no funcionaron, la participación económica de los aficionados en la compra de abonos y donaciones durante las actividades de la semana cívica no fueron las esperadas y para empeorar las cosas, el recaudo total de la boletería del juego disputado entre el Atlético Bucaramanga y el Huracán de Medellín en el mes de julio fue robado. En el hurto, al parecer cometido por el encargado de realizar las consignaciones en el banco, el equipo perdió cerca de 4424.60 pesos (Vanguardia Liberal 1951c, 8).

Tras los infortunados sucesos, la directiva del Atlético Bucaramanga decidió jugar el resto de encuentros del campeonato en condición de visitante, señalando que al jugar en Bucaramanga solo se obtenían pérdidas, ya que el acompañamiento de los aficionados era muy poco y no brindaba beneficio económico al equipo (Vanguardia Liberal 1951d, 4). La decisión tomada por parte del grupo administrativo del equipo era bastante cuestionable, dado que, a pesar de las irregulares presentaciones del Atlético Bucaramanga, la afición bumanguesa hizo presencia en buen número durante la mayoría de encuentros en condición de local. La capacidad administrativa de la directiva del onceno quedaba en entredicho.

La estrategia de jugar el resto de encuentros en condición de visita no funcionó y el 26 de septiembre en el Hotel Bucarica fueron designados: Saúl Trillos, Galo Lafaurie Acosta, Rafael Pérez, Vicente Díaz Romero y Bernardo Pinzón como liquidadores del Atlético Bucaramanga S.A. (Vanguardia Liberal 1951e, 1-2). El grupo liquidador logró mejorar las finanzas y cancelar parte de las deudas con la Liga y algunos jugadores. Además, obtuvo que el equipo terminara el calendario del certamen profesional nacional en condición de visita, junto a una pequeña gira de tres partidos en Curazao durante el mes de noviembre (Vanguardia Liberal 1951f, 4).

Conclusiones

El abordaje del fútbol como expresión de fenómenos sociales, culturales y económicos en Bucaramanga entre 1940 y 1950 permite generar el siguiente apartado de conclusiones. Antes de continuar, es preciso señalar que para este artículo se propone como hipótesis que, durante los primeros tres años de fútbol profesional en Bucaramanga, lo que duró la primera Sociedad Anónima Atlético Bucaramanga, las oportunidades y garantías para los jugadores se mantuvieron como en el amateurismo. Agregando, que el proceso de transición del fútbol amateur al profesional brindó menos opciones de trabajo para los futbolistas bumangueses, esto como consecuencia de las limitaciones económicas, organizacionales, educativas e industriales de Bucaramanga. A continuación, la hipótesis se desarrolla.

Durante el periodo anteriormente señalado se evidenció incapacidad administrativa por parte de la dirigencia política de Bucaramanga. Dicho señalamiento parte desde la poca intervención en las Olimpiadas Regionales de 1927, las posteriores participaciones de delegaciones bumanguesas a los Juegos Atléticos Nacionales, junto al punto cúspide, la designación de Bucaramanga como sede de la quinta versión del certamen anteriormente señalado en 1941. En esta oportunidad quedó revelado ante todo el país un evidente atraso de la ciudad en diferentes ámbitos.

La capacidad organizativa de la administración política bumanguesa quedó en entredicho con el incumplimiento en la apertura de las justas. Otro factor importante e influyente en la tardanza fueron las demoras en la entrega de los escenarios y las principales obras. Dicho suceso es un ejemplo de la incipiente industria bumanguesa a inicios de la década de 1940. A partir de este percance logramos también tener un acercamiento a la urbanística de la ciudad, la cual se encontraba en precarias condiciones, sumado al débil cubrimiento de los servicios básicos y públicos que tenían los bumangueses.

Es preciso señalar que para las justas de 1941 también se evidenció desinterés por parte de los habitantes de Bucaramanga en cuanto a las prácticas deportivas. Dicho señalamiento se puede encaminar tanto al papel del deportista, como al del espectador, pues, la delegación no contó con los participantes suficientes en las diferentes disciplinas. Mientras que, por el lado de la afición, los diferentes encuentros estuvieron acompañados de muy poco público. Sin embargo, como lo pudimos ver en el apartado dedicado a la quinta edición de los Juegos Atléticos Nacionales, la economía del bumangués promedio le impedía asistir a este tipo de eventos.

Es posible agregar que la ejecución de los Juegos Atléticos Nacionales en 1941 fue un factor importante para que los bumangueses adoptaran en mayor medida la práctica del fútbol a pesar de que para la época se tuviera muy poco conocimiento de las bondades que ofrece para la evolución corporal realizar actividades físicas y la imagen del deportista no se encontraba muy bien catalogada. A partir de este incremento de practicantes del fútbol se puede denotar que la ciudad no contaba con espacios ni escenarios propicios para llevar a cabo actividades físicas.

A partir del bajo conocimiento que tenía la sociedad bumanguesa durante la década de 1940 en temas como la eugenesia y las bondades en la juventud de las prácticas deportivas se logra un acercamiento hacía la calidad de la educación que recibían los bumangueses. Gracias a las cifras que se abordaron es posible encontrar que la cantidad y preparación de los docentes era baja, asimismo, el porcentaje de deserciones en las instituciones educativas era bastante alto, como consecuencia del difícil presente de las familias bumanguesas del promedio, donde tanto chicos como grandes se veían obligados a trabajar, en especial en el rebusque.

La llegada del fútbol profesional a Colombia en 1948 fue importante para la ciudadanía bumanguesa. Para comerciantes, líderes políticos y personajes de la clase media-alta esto significó la oportunidad de sacar provecho explotando una nueva actividad o ejercicio económico. Para los ciudadanos del común significó la ilusión de tener una nueva oportunidad de esparcimiento y para algunos, en especial los futbolistas, una nueva opción de rebusque que infortunadamente tardó demasiado en consolidarse.

A modo de contraste, el fútbol profesional tanto en Colombia como en Argentina recibió el aval del gobierno nacional a consecuencia de ser tomado como herramienta para calmar agitaciones sociales. Es preciso señalar que a pesar de que fueron épocas distintas y que la magnitud de la conmoción social vivida en Colombia tras la muerte del líder político Jorge Eliecer Gaitán fue a mayor escala que el descontento de los jugadores amateurs bonaerenses que exigían a sus directivos pases libres para cambiar de equipo, en el trasfondo hay intenciones similares.

El Atlético Bucaramanga nos ofrece diversos acercamientos hacia algunas problemáticas de la ciudad a mediados del siglo XX. El actuar de los futbolistas aficionados locales, abandonando los compromisos con sus equipos amateurs evidencia el gusto de los deportistas por recibir sueldo a cambio de jugar al fútbol. Sin embargo, quienes primero obtuvieron ganancias en este nuevo ejercicio fueron algunos directivos y los miembros de la Liga de Fútbol. Agregando, que la intervención de la administración pública local en este proyecto fue muy poca.

El accionar de los jugadores de fútbol en Bucaramanga tras conocerse la noticia de la llegada del profesionalismo contiene similitudes al de los argentinos. Los bonaerenses apoyaron la iniciativa y levantaron la huelga sin que su principal exigencia, el pase libre, fuese aceptada. No obstante, es preciso deducir que recibir un salario por jugar fue más importante que tener la libertad de competir en el equipo deseado. De este modo, es posible concluir que en ambas situaciones la necesidad económica primó.

Asimismo, como sucedió en Rosario, la profesionalización del fútbol fue vista por los jugadores aficionados como una oportunidad laboral y de ascenso social. Dicha opción afectó a los equipos y ligas amateurs ya que los mejores futbolistas partieron hacia el profesionalismo o finalizaron las actuaciones con sus equipos para así no tener ninguna atadura a la hora de que llegara el llamado hacia el balompié rentado. Dicho fenómeno perjudicó gravemente a la categoría aficionada pues se quedó sin sus figuras, el nivel del espectáculo disminuyó, así como el acompañamiento de los aficionados.

Durante los primeros encuentros para que el Atlético Bucaramanga lograra un cupo en el certamen profesional de 1949, los medios de comunicación locales señalaron falta de conocimiento de las normas básicas del fútbol por parte de los miembros del equipo bumangués y afecciones de salud. Dicha problemática vivida por los jugadores era un ejemplo del presente de la gran mayoría de bumangueses durante mediados de siglo XX, poca educación, problemas de salud pública y alimentación inadecuada.

Tal como sucedió en Argentina, el fútbol profesional se convirtió en todo un espectáculo que atrajo multitudes de aficionados que ansiaban un entretenimiento de calidad. Dicha exigencia de los espectadores llevó a que los jugadores se vieran obligados a destinar más tiempo de sus jornadas en entrenamientos, acercándose a convertirse en deportistas de tiempo completo. La necesidad de entrenar cada vez más tiempo significó, a su vez, la oportunidad de mejorar y perfeccionar las habilidades para así ampliar las posibilidades de ser fichados por los clubes con mayor capacidad monetaria.

Con el certamen en marcha, se pudo evidenciar que a un gran número de bumangueses le agradó el fútbol como espectáculo, sobre todo, con la llegada de refuerzos extranjeros, en especial argentinos. Este agrado de los bumangueses hacia las condiciones físicas y futbolísticas de los jugadores argentinos fortalece la premisa anterior del jugador a tiempo completo. Dicha dedicación de tiempo perfeccionó las habilidades de los forasteros desde inicios de la década de 1930, mostrándolos superiores a los colombianos que para 1949 apenas comenzaban a conocer la necesidad del entrenamiento y la práctica con mayor intensidad y frecuencia.

A partir de este gusto por este nuevo espacio de esparcimiento y el buen número de aficionados durante cada partido en el estadio Alfonso López, surge la duda en cuanto al déficit económico que persiguió a la institución durante sus primeros tres años de vida. De igual manera, queda en duda la forma en que los directivos administraron el capital y las estrategias planteadas para tratar de evitar la liquidación.

Finalmente, a pesar de las limitaciones que tuvo esta investigación en cuanto a la escasez de archivos, historiografía y la imposibilidad de abordar fuente oral, se puede deducir que, durante el periodo de tiempo demarcado, el jugador local profesional quedó prácticamente al margen de la nueva opción de trabajo como consecuencia, principalmente, al lento desarrollo de la ciudad. Dicha premisa da pie para a futuro continuar con este tipo de investigaciones, en especial en ciudades intermedias como Bucaramanga, indagando si el fútbol profesional, visto como espectáculo y oferta laboral se condiciona a partir del desarrollo del territorio.

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Cómo citar este artículo/ How to cite this article: Prada-Solano, Mauricio. 2022. "Sin espacio para los locales. Aproximación al oficio de futbolista profesional en Bucaramanga, 1949-1951". HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local 14 (30): 214-250. https://doi.org/10.15446/historelo.v14n30.93985

Recibido: 27 de Febrero de 2021; Aprobado: 21 de Mayo de 2021

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