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HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local

On-line version ISSN 2145-132X

Historelo.rev.hist.reg.local vol.15 no.34 Medellín Sep./Dec. 2023  Epub Mar 14, 2024

https://doi.org/10.15446/historelo.v15n34.102659 

Artículos

La propagación del cólera morbus de 1833 desde Tampico hasta Aguascalientes y Los Altos de Jalisco

The Spread of Cholera Morbus of 1833 from Tampico to Aguascalientes and Los Altos de Jalisco

A propagação da cólera morbus de 1833 de Tampico para Aguascalientes e Los Altos de Jalisco

Paulina Torres-Franco* 
http://orcid.org/0000-0001-8486-0291

* Doctora en Historia por El Colegio de Michoacán, México. Es profesora titular interina de la Universidad Pedagógica Nacional, México. El artículo es resultado de la línea de investigación que he desarrollado sobre la historia demográfica de las epidemias y familias en los Altos de Jalisco. No contó con financiación. Correo electrónico:carminat24@upn162-zamora.edu.mx http://orcid.org/0000-0001-8486-0291


Resumen

La epidemia de cólera de 1833 fue una de las más letales del siglo XIX. Era una enfermedad desconocida en América. Pese a ser una de las epidemias más estudiadas en México, su análisis requiere salir de las ciudades y enfocarse en las áreas rurales. El artículo tiene dos objetivos, indagar la ruta por la que la epidemia llegó a Aguascalientes y Los Altos de Jalisco, a partir de los datos ofrecidos por los registros parroquiales de entierros; y hacer un análisis demográfico sobre el impacto del cólera en cinco parroquias del estado de Aguascalientes y quince parroquias de la región de Los Altos de Jalisco. De los libros de entierro se obtuvo la información que se analizó con base en el método agregativo. Los resultados muestran que la epidemia de cólera llegó a la región analizada desde San Luis Potosí, tuvo una duración de entre dos y siete meses, atacó en igual proporción a hombres y mujeres, así como causó una mayor mortalidad en adultos.

Palabras clave: cólera; Altos de Jalisco; Aguascalientes; historia demográfica; mortalidad

Abstract

The cholera epidemic of 1833 was one of the most lethal of the 19th century. It was an unknown disease in America, and despite being one of the most studied epidemics in Mexico, its analysis requires leaving the cities and focusing on rural areas. This article has two objectives: to investigate the route by which the epidemic reached Aguascalientes and Los Altos de Jalisco, based on the data provided by parish burial records; and to make a demographic analysis of the impact of cholera in five parishes in the state of Aguascalientes and fifteen parishes in the región of Los Altos de Jalisco. Information was obtained from the burial books and analyzed base on the aggregate method. The results show that the cholera epidemic arrived in the región analyzed from San Luis Potosí, lasted between two and seven months, attacked men and women equally, and caused a higher mortality in adults.

Keywords: cholera; Altos de Jalisco; Aguascalientes; demographic history; mortality

Resumo

A epidemia de cólera de 1833 foi uma das mais mortíferas do século XIX. Era uma doença desconhecida na América. Apesar de ser uma das epidemias mais estudadas no México, a sua análise exige sair das cidades e concentrar-se nas zonas rurais. O artigo tem dois objetivos: investigar a via pela qual a epidemia chegou a Aguascalientes e Los Altos de Jalisco, com base nos dados dos registros paroquiais de enterramentos; e realizar uma análise demográfica do impacto da cólera em cinco paróquias do estado de Aguascalientes e quinze paróquias da região de Los Altos de Jalisco. As informações foram obtidas dos livros de enterro e analisadas com base no método de agregação. Os resultados mostram que a epidemia de cólera chegou à região analisada desde San Luis Potosí, durou entre dois e sete meses, atacou homens e mulheres em proporções iguais e causou uma maior taxa de mortalidade entre os adultos.

Palavras-chave: cólera; Altos de Jalisco; Aguascalientes; historia demográfica; mortalidade

Introducción

Las epidemias y pandemias han sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad, y han afectado a millones de personas en todo el mundo. En México, durante el antiguo régimen demográfico que prevaleció hasta 1930 (Zavala de Cosío 1992, 103-105), las epidemias eran una realidad recurrente, con enfermedades conocidas como el sarampión, el tifo y la viruela, así como otras desconocidas como la epidemia de cólera de 1833 en América.

A pesar de que el cólera de 1833 ha sido ampliamente estudiado por los historiadores mexicanos, existe una limitación en cuanto a la cantidad de publicaciones disponibles que abarquen todos los estados de la República mexicana. Aproximadamente existen menos de dos decenas de obras sobre el tema, lo cual resulta sorprendente dada la magnitud de la epidemia. En su estudio introductorio a la segunda edición de su libro Lilia Oliver (2018, 19-50) sintetiza las principales obras publicadas, aunque omite mencionar algunas importantes, como el trabajo de María del Pilar Velasco, "La Epidemia de Cólera de 1833 y la mortalidad en la ciudad de México", el libro de Jesús Kumate y Gonzalo Gutiérrez, El cólera. Epidemias, endemias y pandemias, el trabajo de Miguel Ángel Cuénya, "El cólera morbus en una ciudad de la provincia mexicana. Puebla de los Ángeles en 1833", el de Laura Machuca, "Control y poder en época de enfermedades. El cólera morbus de 1833 y el pueblo de Boloncheticul, península de Yucatán", el de Silvía Méndez Maín, "Crónica de una epidemia anunciada: el cólera de 1833 en la ciudad de Veracruz" y el libro de David Carbajal López, Epidemias en el obispado de Guadalajara. La muerte masiva en el primer tercio del siglo XIX. Los enfoques más utilizados en estos estudios son la historia demográfica, la salud pública y la historia de la medicina, mientras que las fuentes principales son los registros parroquiales de entierro, los registros hospitalarios, las actas de cabildo, estadísticas y periódicos. Las publicaciones más relevantes se concentran en los estados de Jalisco, Puebla, Yucatán y la ciudad de México.

Para el estudio de la epidemia del cólera, se han utilizado principalmente tres enfoques: la historia demográfica, la salud pública y la historia de la medicina. Las fuentes más recurrentes en la investigación son los registros parroquiales de entierro, los registros hospitalarios, las actas de cabildo, las estadísticas y los periódicos de la época. Entre las regiones con mayor producción académica sobre este tema, destacan los estados de Jalisco, Puebla, Yucatán y la Ciudad de México.

El análisis de las epidemias ha tomado fuerza durante las últimas décadas, sobre todo desde la creación de la Red de Historia Demográfica con sede en México quién ha publicado textos sobre la viruela (Cramaussel 2010; Cramaussel y Carbajal-López 2010; Cramaussel y Magaña-Mancillas 2010), epidemias y rutas de propagación (Magaña 2013), el cólera (Contreras-Sánchez y Alcalá-Ferráez 2014), el sarampión (Torres y Cramaussel 2017), el matlazahual, tabardillo y tifo (González 2017). De sus investigaciones resalta la importancia de hacer análisis locales del impacto de las epidemias para lograr comprender las particularidades de cada lugar de acuerdo con sus condiciones naturales, sociales, políticas y económicas; así como trazar rutas de propagación más detalladas.

Dos fueron los objetivos de esta investigación. El primero, mostrar la ruta de propagación del cólera desde Tampico hasta Aguascalientes y Los Altos de Jalisco, a partir de los datos ofrecidos por los registros parroquiales de entierros. Se consideró importante hacer esa indagación por qué sobre la fecha de inicio en Aguascalientes se encontraron dos menciones: una decía que la primera víctima de la epidemia había sido enterrada el 8 de agosto (Carbajal-López 2016, 110) y otra en la que se afirmaba que el cólera había comenzado el 25 de mayo de 1833 (Gómez-Serrano 1988, 38-39). Si el 8 de agosto era una fecha muy tardía, en lugares colindantes la epidemia llevaba meses activa; el 25 de mayo era demasiado temprana, puesto que se sabe que el cólera entró a México por Tampico el 24 de mayo. Al hacer la revisión de las partidas de entierro se encontró otra fecha, el cólera cobró las primeras vidas en la parroquia de Jesús María, perteneciente al estado de Aguascalientes, el 2 de julio de 1833. De igual forma, se observó que la propagación del cólera no siguió una sola ruta, pero sin duda se propagó por los caminos, tal como lo afirma Oliver (2018) y Márquez (1991).

El segundo objetivo fue proporcionar datos acerca del impacto de la epidemia en una región predominantemente rural con similitudes geográficas, sociales y económicas. Se analizó la mortalidad ocurrida a causa del cólera en cinco parroquias del estado de Aguascalientes y 15 parroquias de la región de Los Altos de Jalisco. Se obtuvo que la epidemia tuvo una duración diferenciada según el tamaño de la parroquia, entre más grande era el número de habitantes mayor fue la duración -siete meses-. También se analizó la mortalidad diferenciada entre párvulos y adultos, hombres y mujeres, así como por grupo de edad. De igual forma se elaboraron curvas de mortalidad de 1828 a 1838 que hicieron visible la gravedad de la epidemia de cólera.

El enfoque que se ha utilizado en el análisis de esta investigación es el de la historia demográfica. Para ello, se han utilizado como fuentes de información los libros de entierro de varias parroquias mexicanas, que hasta el momento siguen siendo consideradas las más completas para estimar la mortalidad y el impacto de las epidemias desde el siglo XVII hasta la primera mitad del siglo XIX en México, a pesar del posible subregistro que pudieran presentar. Esto se debe a que desde el año 1585, los curas tuvieron la obligación de registrar en libros los bautizos, confirmaciones, matrimonios y entierros de los fieles, responsabilidad que mantuvieron hasta la promulgación del decreto que creó el registro civil en el año 1857 por parte del Estado Mexicano (Morin 1972, 390).

Se revisaron los libros de tres parroquias del estado de Tamaulipas -ubicadas en los municipios de Tampico, Ocampo y Tula- y siete parroquias del estado de San Luis Potosí -Tlaxcaltilla, Armadillo de los Infante, Charcas, Guadalcazar, San Luis Potosí, Mezquitic y Moctezuma-, con la finalidad de encontrar los primeros entierros que tuvieran por causa el cólera y así, poder observar la ruta de propagación del cólera desde Tampico hasta Aguascalientes y Los Altos de Jalisco. Se consideró necesario hacer esa busqueda de información, por qué la región de Los Altos de Jalisco colinda con San Luis Potosí, por lo que parecía probable que desde ese lugar hubiera llegado la epidemia.

De cada una de las parroquias de Aguascalientes y Jalisco se elaboró una base de datos de Excel, de manera agregativa, con los siguientes datos: fecha del entierro, estado -párvulo, soltero, adulto, doncella, casado, viudo, viejo-, el sexo, la edad -cuando se anotó, puesto que no todos los sacerdotes registraron ese dato- y la causa de muerte. Se capturó la información del periodo de 1832 a 1834, con el fin de estimar la fecha de inicio y fin de la epidemia de cólera en cada una de las parroquias, así como analizar el impacto que tuvo en la población por sexo y edad. Además, se contabilizaron los entierros por mes y año de 1828 a 1838, esto es, cinco años antes y cinco después de la epidemia, para poder elaborar curvas decenales de entierros y observar los picos de mortalidad causados por el cólera.

Los Altos de jalisco y Aguascalientes

La región de Los Altos de Jalisco fue nombrada así por ser una extensa meseta (12 000 km2) con una altura que va de los 1700 hasta los 2500 metros sobre el nivel del mar. Además de la altura, la región de Los Altos de Jalisco presenta semejanzas en cuanto a su orografía, vegetación y clima. También comparten aspectos sociales y culturales, algunos de sus rasgos distintivos son los que se han acuñado para las sociedades rancheras: propiedades de pequeña extensión, el papel predominante de la ganadería, un patrón de asentamiento disperso, una fuerte endogamia, el gran valor que se le da a tener una tez blanca y ser de origen español sin mancha; el parentesco es el que le da cohesión a la organización social (Torres-Franco 2017, 48).

Los municipios que actualmente conforman la región alteña son: Acatic, Arandas, Encarnación de Díaz, Jalostotitlán, Jesús María, Lagos de Moreno, Mexticacán, Ojuelos de Jalisco, San Diego de Alejandría, San Juan de los Lagos, San Julián, San Miguel el Alto, Tepatitlán, Teocaltiche, Unión de San Antonio (San Antonio Adobes en el siglo XIX), San Ignacio Cerro Gordo, Valle de Guadalupe, Villa Hidalgo (Paso de Sotos en el siglo XIX), Cañadas de Obregón, Yahualica de González Ortega. No obstante, aquí sólo se presentan los datos de 15 lugares, ya que los restantes cuatro -Jesús María, San Julián, Valle de Guadalupe, Cañadas de Obregón y San Ignacio Cerro Gordo- no existían durante la época de estudio, se crearon en el siglo XX (figura 1).

N de A: elaboración propia a partir de Fábregas (1986).

Figura 1 Aguascalientes y Los Altos de Jalisco 

Aguascalientes se ubica en la región centro-occidente de México, colinda al norte con el estado de Zacatecas y al sur con el estado de Jalisco. Actualmente, está integrado por 11 municipios: Aguascalientes, Asientos, Calvillo, Cosío, Jesús María, Pabellón de Arteaga, Rincón de Romos, San José de Gracia, Tepezalá, El llano y San Francisco de Romos. En este trabajo sólo se pudieron consultar los registros parroquiales a través de la página de familysearch.org, por ello, solo cinco parroquias fueron objeto de estudio -Asientos, Calvillo, Aguascalientes, Jesús María y Rincón de Romos-.

Aguascalientes colinda con la región norte de Los Altos de Jalisco, podría decirse que son parte de la misma región por la historia en común; por los lazos de parentesco, políticos y económicos que han establecido desde el siglo XVI, cuando comenzó la colonización hispana, y hasta la actualidad. Aguascalientes y Los Altos de Jalisco fueron considerados como territorios de frontera (González-Esparza 2018, 22), un espacio que era necesario poblar y pacificar para garantizar el tránsito de la plata proveniente de las minas de Zacatecas y que iba rumbo a la ciudad de México. Así, la villa de la Asunción, como se le nombró a Aguascalientes en su fundación en 1575, se estableció en un sitio de paso en el camino de la plata (Gómez-Serrano 2019, 61). Durante la colonización hispana Los Altos de Jalisco se poblaron creando "villas protectoras rodeadas de ranchos que conformaron una barrera defensiva en contra de los chichimecas, además de garantizar la producción y el flujo de productos agroganaderos hacia Guadalajara y las áreas mineras" (Fábregas 1986, 79).

El cólera morbus y el inicio de la pandemia en México

En los registros parroquiales de entierro, anteriores al siglo XIX, ya se utilizaba la palabra cólera como causa de muerte, era una enfermedad relacionada con el incremento de bilis en el cuerpo humano. "En el siglo XVII, Sydenham diferenció la enfermedad Cholera morbus y persistió el nombre como justificación de que un exceso de bilis irritaba al estómago y a los intestinos, de suerte que la expulsaban como vómito y diarrea" (Kumate 1993, 3). Al principio la enfermedad fue denominada cólera asiático, puesto que surgió en aquel continente, pero pronto se le agregó la palabra morbus que en latín significa enfermedad, pero como indica Cramaussel, la palabra morbus se asoció rápidamente con la muerte por gran letalidad que provocaba este padecimiento (2014, 151).

El cólera era una enfermedad endémica en el continente asiático (Olivier 2018, 9), pero fue hasta el siglo XIX que se extendió por todo el mundo y se convirtió en una pandemia. La primera pandemia de cólera se presentó en 1817, en ese momento no se sabía qué la causaba ni cómo se transmitía. Fue hasta 1854 que John Snow descubrió que la enfermedad se contagiaba, principalmente, por el agua contaminada. Hoy en día se sabe que el cólera es una enfermedad producida por una bacteria (Vibrio cholerae) que solo afecta al hombre y este descubrimiento se le debe a Robert Koch. La enfermedad también puede transmitirse por la ingesta de alimentos contaminados con heces fecales de enfermos.

Pese a que no se tenía la certeza de qué era lo que causaba dicho padecimiento, se sabía que la insalubridad estaba relacionada con su propagación. Por ello, como medida preventiva, en las ciudades mexicanas, las autoridades se pusieron a trabajar para hacer limpieza y eliminar los posibles focos de infección. Por ejemplo, en Chiapas recomendaron a la población limpiar calles y plazas públicas, asear sus casas y evitar arrojar basura y excretas a la vía pública (Contreras-Utrera 2014, 117-118). Las medidas preventivas no estaban solo relacionadas con la limpieza, también se tomaron previsiones sobre la capacidad de los cementerios; el cauce de las aguas negras; la recolección de los excrementos, puesto que no existía un sistema de drenaje; se publicaron recetas y cartillas para informar a la población; y también se pensó en el número de médicos y eclesiásticos que pudieran atender a los enfermos (Cuenya 2020, 5). El cólera:

Fue la primera pandemia que mostró a nivel internacional el grave problema de la insanidad y la miseria a la que estaba reducida gran parte de su población. Obligó a los gobiernos, tanto europeos como americanos, a una toma de conciencia por parte de las autoridades y a la elaboración de las primeras medidas sanitarias aplicadas a nivel nacional (Cuenya 2020, 4).

En 1889, Domínguez señaló que el cólera podía presentarse de forma benigna, grave y fulminante (Velasco 1992, 98). En su forma más grave se observa una "brusca aparición de diarrea intensa colicuativa, vómitos, deshidratación rápida que conduce al desequilibrio hidroeléctrico y a la muerte, 24 horas después de su aparición" (Oliver 2018, 61-62). Sin un tratamiento adecuado puede causar la muerte del 50 % de los enfermos (Velasco 1992, 97) y con el tratamiento correcto solo fallece el 1 % de los afectados (Oliver 2018, 10).

La primera pandemia de cólera inició en 1817, las tropas inglesas fueron el medio para que la bacteria se diseminara por el continente asiático, terminó en 1824 (Kumate 1993, 4). La segunda pandemia comenzó en 1826. Los conflictos bélicos de los rusos produjeron que la enfermedad arribara al Báltico en 1831; por mar llegó a Inglaterra y de ahí fue transportado a Canadá, después a Estados Unidos y, en seguida, a México (Kumate 1993, 6). En junio de 1832 la epidemia llegó a América, las primeras ciudades afectadas fueron Quebec y Montreal. Para julio de ese año ya estaba causando estragos en Nueva York (Carbajal-López 2016, 100).

Las noticias del avance de la enfermedad llegaban a México, "tanto el gobierno como la población sabía y temían la inminente llegada de ese mal" (Méndez-Maín 2016, 46). La expectativa del arribo del cólera era tan alta, que en enero de 1833 circuló la noticia de la aparición del cólera en Chiapas (Méndez-Maín 2016, 62), el 11 de marzo se pensó que había llegado a Colima (Netzahualcoyotzi-Méndez 2001, 40), también hubo avisos de su aparición en Zacatecas (Netzahualcoyotzi-Méndez 2001, 32) y Aguascalientes en mayo de 1833 (González 1881, 112). Sin embargo, todas fueron falsas alarmas.

La fecha más temprana de la presencia del cólera, en los límites actuales del territorio mexicano fue Texas, en ese entonces perteneciente a Coahuila, apareció en abril de 1833 (Carbajal-López 2016, 101). Para el 24 de mayo de 1833 la enfermedad ya estaba en el puerto de Tampico (Hutchinson 1958, 10). La primera defunción por cólera, registrada en el Sagrario de la ciudad de Tampico, se encuentra en la partida 102, del libro tercero:

En el campo santo de la ciudad de Tamaulipas, a los veinte y siete días del mes de mayo de mil ochocientos treinta y tres: Yo el presbítero Julian de la Garza Farías, cura propio de esta ciudad, di sepultura eclesiástica con entierro menor y [¿?] De a veinte reales al cadáver del adulto soldado artillero Pedro Rivera, soltero. No se confesó por haber sido repentina su muerte del cólera morbus a los veinte y siete años de edad.1

La primera ciudad de importancia, en el interior de la República Mexicana, en ser atacada por el cólera fue San Luis Potosí, la primera defunción está fechada el 28 de junio de 1833 (Hutchinson 1958, 15). Lilia Oliver coincide con lo anterior, ambos citan como referencia de tal fecha el libro de Manuel Muro, titulado Historia de San Luis Potosí y escrito en 1910 (Hutchinson 1958, 15; Olivier 2018, 55). Martínez-Hernández señala que la fecha del arribo del cólera a San Luis no está del todo clara, puesto que, en una carta enviada por Ignacio Muriel, con fecha del 16 de julio y dirigida a Joaquín María Erazu se "menciona que el cólera tenía 25 días que hacía estragos en este lugar, es decir el 22 de junio" (2017, 92).

Martínez-Hernández desestima ese dato argumentando que la fecha de llegada a Guadalcázar, lugar por el que se tenía que pasar de Tampico a San Luis Potosí, fue el 24 de junio (2017, 196-197). El autor no considera posible que, en la ruta de propagación, la enfermedad, pudiera saltar un lugar en el camino para regresar más tarde. Al revisar el libro de entierros de Guadalcázar, se observó que el 20 de junio de 1833 se anotó el primer entierro de un fallecido por cólera.2 La referencia encontrada en el libro de entierros de Guadalcázar muestra que la epidemia estaba haciendo estragos en aquella ciudad antes del 24 de junio, por lo que podría ser probable que en la ciudad de San Luis Potosí ocurriera lo mismo.

En el libro de entierros de la parroquia del sagrario de San Luis Potosí, el cura no acostumbraba a escribir la causa de muerte en las partidas. Pero, el 24 de junio de 1833 registró la muerte de Estefana Rodríguez, de 30 años, viuda hace dos días de Joaquín Pérez. Al margen de la partida se anotó una C, podríamos suponer que esa C significa cólera, tal como ocurrió en Guadalcázar.3 El marido de Estefana fue enterrado el 22 de junio, es probable que ellos fueran los primeros muertos por cólera en la ciudad de San Luis Potosí. No obstante, solo se puso la C en 110 partidas, después del 4 de julio ya no se observó de nuevo esa nota al margen.4 Pero esta fecha coincide con lo que señaló Ignacio Muriel sobre la presencia del cólera desde el 22 de junio (Martínez-Hernández 2017, 92).

Se han encontrado otros indicios, a través de los registros parroquiales, de que el cólera rondaba San Luis Potosí antes del 28 de junio. En la parroquia de Tlaxcalitilla, uno de los siete pueblos que rodeaban San Luis Potosí,5 se escribió una partida el 12 de junio de 1833 que dice "En esta parroquia de Tlaxcaltilla di sepultura eclesiástica en el cementerio de esta iglesia al cuerpo de Albino Tobar, natural y vecino de Tlaxcala, de 55 años, casado con María Septiembre, recibió los santos sacramentos de penitencia y extremaunción y murió de cólera morbus".6

Si se considera que tras la primera defunción por cólera debía haber otras inmediatamente después, podría llevarnos a considerar que la partida de entierro proporciona una causa errónea, o un caso aislado, porque el siguiente fallecimiento por cólera no ocurrió sino hasta el 29 de junio, esto es, 17 días después. Pero no es una situación anormal, ese fenómeno también ocurrió en otras parroquias. Por ejemplo, en Jesús María (Aguascalientes) el primer caso sucedió el 2 de julio, el segundo el 3 de julio, pero pasaron 21 días (23 de julio) hasta que se anotó el tercero. En Ojuelos de Jalisco transcurrieron 10 días entre el primer y segundo muerto por cólera. Y en la parroquia de San José de Gracia -actualmente Rincón de Romos en Aguascalientes- pasó un mes, el primero fue asentado el 13 de julio y el segundo el 11 de agosto. Es probable que, en las parroquias más pequeñas, donde la población estaba disgregada, los contagios y las muertes fueron más espaciadas.

En la parroquia de Armadillo -hoy Armadillo de los Infante-, cercana a San Luis Potosí, se pudo averiguar que el 13 de junio se registró la primera muerte por cólera. La partida de defunción dice: "Yo el R.P. Fray José María Rua, religioso de la orden de Nuestro Padre San Agustín, [...] con licencia del prelado di sepultura eclesiástica en el camposanto de esta parroquia al cadáver de D. Anastasio Carbajal, natural de Temascal y vecino de la hacienda del poso de este partido, murió de cólera morbus".7

También en Charcas, perteneciente al estado de San Luis Potosí, pero más alejado de la capital en el norte, se registró la primera muerte por cólera durante la primera quincena de junio. En aquel día, se dio sepultura eclesiástica a María Diega Obregón, "transeúnte mujer",8 es decir que no era originaria, ni vecina de la parroquia, sino que iba de paso. Al igual que en Tlaxcaltilla, en Charcas, la siguiente partida de defunción por cólera tardó en aparecer. Un mes después de la primera mención, el 26 de julio de 1833, murió de cólera "Tomás Jiménez, originario y vecino de los Charcos de edad de cuarenta y seis años, marido que fue de Rufina Campos".9 Por todo lo anterior y, en específico por la partida de entierro encontrada, se puede señalar que el Cólera estaba en la ciudad de San Luis Potosí desde el 24 de junio.

No solo en San Luis Potosí parece haber discordancia entre las fechas en que apareció el cólera. David Carbajal afirma que en Aguascalientes el cólera comenzó el 8 de agosto de 1833, para obtener el dato utilizó el informe que el cura de la parroquia envió al obispo de Guadalajara en 1849, ante la inminente llegada de una próxima epidemia de cólera (Carbajal-López 2016, 109-110). Quizá el error presentado en el informe se debió a que el párroco de 1849, José Ignacio Pérez, no fue quien certificó las defunciones de 1833 y por ello no vio el libro número 27 donde se registró el mes de julio de 1833.10 Gómez-Serrano señala que el cólera de 1833, en Aguascalientes, inició el 15 de mayo, cuando acaeció la primera defunción (1988, 38-39). Por su parte, Gutiérrez-Gutiérrez menciona que "la epidemia apareció a fines de abril y prendió fuertemente en Julio" (1998, 113). Gómez-Serrano y Gutiérrez-Gutiérrez basan sus afirmaciones en el libro Historia del Estado de Aguascalientes escrito por Agustín R. Gonzalez y publicado en 1881, donde señala:

Aguascalientes fue invadido este año [1833] por el cólera morbo. Hacia el 15 de mayo hizo la entrada su primera víctima; sucumbió un vecino del barrio del Estanque, y si bien a esta desgracia no siguieron inmediatamente otras, la epidemia comenzó a desarrollarse a principios de junio. Por término medio morían entonces veinte personas diarias, aumentó a cien el siguiente mes y los días 25, 26 y 27 de julio murieron 600 personas. Fue decreciendo en agosto el número de defunciones, y al terminar el mes terminó también el formidable azote. Cerca de 5000 habitantes de la ciudad desaparecieron (González 1881, 112).

Agustín González afirma que la primera víctima de cólera falleció el 15 de mayo de 1833, dice que fue un vecino del barrio del Estanque. Lamentablemente el autor no menciona la fuente de la que obtuvo la información. Podría pensarse que fue de los libros de entierros de la parroquia de Asunción de María, pero en el libro de entierros no se hace mención del lugar de residencia de los difuntos. Los libros tampoco registraron las 600 personas fallecidas durante tres días en la última semana de julio. Del 25 al 27 de julio solo se registró el entierro de 379 personas. Además, la información obtenida a través de los libros de entierro no coincide con el número de muertos que proporcionó Agustín González. Dicho autor señala que en la ciudad murieron cerca de 5000 personas, pero al contabilizar los entierros de todo el año de 1833 se encontró que fueron anotadas las partidas de 3617 almas, y por cólera fallecieron 2479 (68.53 % del total). Aún sí se cuentan cinco parroquias del estado de Aguascalientes no se alcanzan los 5000 muertos por cólera (tabla 1).

Tabla 1 Entierros en parroquias del estado de Aguascalientes, 1833 

Municipio actual Entierros 1833 Muertos por cólera
Jesús María 295 254
Rincón de Romos 72 40
Aguascalientes 3617 2479
Asientos 350 124
Calvillo 102 35
Total 4436 2932

Fuente: Parroquia de la Asunción de María (PAM), Parroquia de Nuestra Señora de Belén (PNSB), Parroquia del Señor San José (PSSJ), Parroquia de Nuestro Señor Padre Jesús Nazareno (PNSPJN) y Parroquia de San José de Gracia (PSJG), Aguascalientes-México, libros de entierro 1833. http://familysearch.org.

Además, el 15 de mayo hubo seis entierros, cuatro fueron párvulos que fenecieron a causa de la tos, una mujer casada de 60 años que murió de una caída y una mujer de 10 años cuyo deceso estuvo causado por la diarrea.11 Se podría considerar que esa muerte por diarrea fue un caso mal diagnosticado de cólera, sin embargo, la diarrea fue una enfermedad común en la parroquia de Aguascalientes sobre todo en los meses de primavera y verano, ya que el clima caluroso provocaba el incremento de las enfermedades gastrointestinales.

Por ejemplo, en 1832, 75 personas tuvieron como causa de muerte la diarrea, el primer caso se presentó en marzo, pero julio y agosto fueron los meses de mayor incidencia (figura 2), en septiembre comenzó el descenso, pero hubo casos hasta diciembre. El primer fallecido por diarrea, registrado en el libro de entierros de 1833, se encuentra en el mes de febrero; en marzo hubo otro caso, en abril cinco, en mayo cinco, y así, durante todo el año se anotaron muertes causadas por la diarrea. Pero, como se observa en la figura 2, en 1832 hubo más casos de diarrea que en 1833 y el pico se presentó en el mes de agosto.

Fuente: PAM, libros de entierro ne, 26, 27 y 28, http://familysearch.org

Figura 2 Diarrea en la parroquia de Asunción de María 1832-1833 

Al contar las muertes ocurridas durante el año de 1833, en la parroquia de Asunción de María (Aguascalientes) se puede observar que la mortalidad comenzó a aumentar desde febrero, pero es en mayo donde encontramos un pico previo al embate del cólera. En la figura 3, se aprecia que en febrero la mortalidad se incrementó, comparada con el número de entierros de enero. No obstante, es en marzo cuando se hace evidente el alza, en abril disminuye la mortalidad, pero se mantiene alta, vuelve a elevarse en mayo, para descender en junio. En julio, el número de entierros fue de 1350, lo que demuestra el feroz impacto de la epidemia de cólera en la ciudad de Aguascalientes.

Fuente: PAM, libros de entierro nº. 26, 27 y 28, http://familysearch.org

Figura 3 Entierros en la parroquia de Asunción de María, 1833 

Esta evidencia del incremento de la mortalidad desde febrero podría indicar que el cólera si arribó a la parroquia de Aguascalientes desde mediados del mes de mayo. Pero al analizar la mortalidad diferenciada entre párvulos y adultos (figura 4) se puede distinguir que en los primeros meses de 1833 algo provocó el incremento de la mortalidad infantil.

Fuente: PAM, libros de entierro ne, 26, 27 y 28, http://familysearch.org

Figura 4 Entierros de párvulos y adultos en la parroquia de Asunción de María 1833 

Al revisar las causas de muerte anotadas durante el año de 1833 se detectó que hubo un incremento de los entierros de párvulos a causa de la tos. Durante el año de 1832, 99 niños perecieron por una tos, mientras que en 1833 la cifra fue 429. Los meses en los que con más intensidad atacó la tos fueron de marzo a julio, pero el pico más elevado se encuentra en mayo (figura 5). Así, fue la tos y no el cólera lo que provocó el aumento del número de muertos. Es probable que Agustín González, sí es que tomó como fuente de información los libros de entierros, solo contó el número de defunciones por mes y al ver un incremento en el mes de mayo y una muerte por diarrea los relacionó con el cólera morbus. Aunque no se puede descartar la idea de que Agustín González haya consultado una fuente distinta a las parroquiales.

Fuente: PAM, libros de entierro ne, 26, 27 y 28, http://familysearch.org

Figura 5 Párvulos fallecidos por tos en la parroquia de Asunción de María, 1832-1833 

Así, como no es fácil determinar cuándo ocurrió la primera muerte por cólera, tampoco es sencillo inferir cuál fue la ruta de propagación que siguió la epidemia de cólera de 1833 por México, no existen documentos, ni mapas que lo señalen con exactitud. Las investigaciones históricas se basan en la fecha de la primera muerte registrada en los libros de entierros o en algún informe a las autoridades civiles o eclesiásticas, cartas o relatos de la época. Con ello, se puede estimar cómo avanzó el cólera, con qué rapidez se extendió por todo México, pero no se puede considerar imposible que un portador de la bacteria haya podido atravesar algunos poblados sin contagiar a nadie; o que atravesó la localidad, contagió a uno, dos o más, y murió más adelante en el camino provocando que el asentamiento previo en una ruta tenga una fecha posterior, puesto que el periodo de incubación puede ser muy rápido, algunas horas o tardar hasta cinco días.

Chavert, en su Disertación sobre el cholera-morbus, escrito y publicado antes de que la epidemia llegará a México, señala que "El cholera camina a saltos, brincos, busca a sus víctimas, las devora, se detiene y vuelve a presentarse con un furor nuevo" (1833, 2). Un caso que puede ejemplificar lo que menciona Chavert es el de San Juan de Los Lagos.

San Juan de los Lagos se ubica en el centro de la región de Los Altos de Jalisco, la primera víctima de cólera fue enterrada el 30 de julio. En dicho mes perecieron cuatro personas por esa causa, en agosto fallecieron 183, en septiembre 54, en octubre hubo un sepelio de un muerto por cólera y en noviembre no hubo ningún caso. Parecía que la epidemia había terminado en tan solo tres meses. Sin embargo, en diciembre hubo un repunte y murieron 54 por el vibrión colérico (figura 6). La última partida que tuvo como causa de muerte al cólera se presentó el 24 de febrero de 1834. Así que como menciona Chavert, en San Juan de los Lagos la epidemia devoró a 238 personas, se detuvo y en diciembre se presentó con nuevo furor.

Fuente: Parroquia de San Juan Bautista (PSJB), San Juan de los Lagos-México, libros de entierro 11 y 12, año 1833, http://familysearch.org

Figura 6 Curva de entierros de enero 1833 a marzo 1834 en San Juan de los Lagos 

La propagación del cólera en México, de Tampico a Los Altos de Jalisco y Aguascalientes

La enfermedad se esparció por los caminos de México. De Tampico siguió la ruta comercial hacia San Luis Potosí, Oliver explica que los 21 días de diferencia entre el inicio de la epidemia en esas dos ciudades, coincide con el tiempo que tardaría una recua en recorrerlo (2018, 56). Los registros parroquiales también dan muestra de ello, en algunos lugares los primeros decesos causados por el cólera fueron de personas que estaban de paso. Por ejemplo, en la parroquia de Encarnación, en Jalisco, la primera partida en la que apareció el cólera como causa de muerte fue la de José del Rosario Huerta quien murió en el Mezón "en su tránsito para Aguascalientes".12 En Ojuelos, el primer entierro fue de un hombre que era originario de San Nicolás de los Anayas, jurisdicción de Lagos;13 en Tepatitlán también fue un transeúnte que iba para Guadalajara;14 En Jalostotitlán fue un hombre de Guanajuato.15

Con la información obtenida de los libros de entierro de varias parroquias ubicadas en los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí, Zacatecas, Jalisco y Aguascalientes se elaboró la figura 7 y la tabla 2. En ellas se puede observar la ruta de propagación del cólera de 1833 desde Tampico hasta Aguascalientes y Los Altos de Jalisco. En la figura 7, con el número 1, aparece Tampico, lugar donde el primer fallecido por cólera se enterró el 27 de mayo de 1833. El segundo punto en la ruta fue Ocampo el 9 de junio (número 2). Después siguió Tlaxcaltilla el 12 de junio, ya en San Luis Potosí (número 3), en Armadillo de Infante la primera defunción es del 13 de junio (número 4), en Charcas el 14 de junio (número 5), en Ciudad Tula el 17 de junio (número 6), en Guadalcázar 20 de junio (número 7), San Luis Potosí 24 de junio (número 8).

N de A: consultar la tabla 2

Figura 7 Propagación del cólera de 1833 de Tampico hacia Los Altos de Jalisco y Aguascalientes 

Tabla 2 Fechas del primer entierro registrado como causa de muerte: el cólera 

Lugar Primer entierro Lugar Primer entierro
Tampico 27/05/1833 Aguascalientes 16/07/1833
Ocampo 09/06/1833 Zacatecas (Carbajal-López 2016, 109) 16/07/1833
Tlaxcaltilla 12/06/1833 Lagos de Moreno 17/07/1833
Armadillo de los Infante 13/06/1833 Asientos 25/07/1833
Charcas 14/06/1833 Encarnación de Díaz 25/07/1833
Ciudad Tula 17/06/1833 Tepatitlán 28/07/1833
Guadalcázar 20/06/1833 San Juan de los Lagos 30/07/1833
San Luis Potosí 24/06/1833 Teocaltiche 30/07/1833
Jesús María 02/07/1833 San Diego de Alejandría 31/07/1833
Mezquitic de Carmona 03/07/1833 Calvillo 01/08/1833
Moctezuma 09/07/1833 Jalostotitlán 01/08/1833
Acatic 10/07/1833 Unión de San Antonio 02/08/1833
Ojuelos de Jalisco 10/07/1833 San Miguel el Alto 05/08/1833
Pinos 12/07/1833 Yahualica 06/08/1833
Rincón de Romos 13/07/1833 Mexticacán 07/08/1833
Ahualulco 14/07/1833 Arandas 19/08/1833
Villa Hidalgo 15/07/1833

Fuente: libros de entierro de 1833, consultados en: Parroquia de San Juan Bautista Acatic (PSJBA), Parroquia de San José (PSJ), Parroquia de La Santísima Trinidad (PST), Parroquia de Santa María de los Lagos (PSML), Parroquia de Encarnación (PE), Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores (PNSD), Parroquia de la inmaculada Concepción (PIC), Parroquia de San Francisco de Asís (PSFA), Parroquia de San Juan Bautista (PSJB), Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (PNSA), Parroquia del Señor de la Ascensión (PSA), Parroquia de San Miguel (PSM), Parroquia de Mexticacán (PM), Parroquia de San Miguel el Alto (PSMA), Parroquia de Santa María de Guadalupe (PSMG), Parroquia de la Asunción de María (PAM), Parroquia de Nuestra Señora de Belén (PNSB), Parroquia del Señor San José (PSSJ), Parroquia de Nuestro Señor Padre Jesús Nazareno (PNSPJN), Parroquia de San José de Gracia (PSJG), Parroquia de El Sagrario, Tampico (PEST), Parroquia de Santa Bárbara (PSB), Parroquia de San Antonio de Padua (PSAP), Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (PNSAT), Parroquia de San Francisco (PSF), Parroquia de San Pedro (PSP), Parroquia de El Sagrario (PES), Parroquia de San Miguel Arcángel (PSMAL), Parroquia de San Gerónimo (PSG), Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria (PNSC), www.http://familysearch.org.

Después, la enfermedad aparenta dar un salto y el 2 de julio se registra el primer entierro por cólera en Jesús María, en Aguascalientes (número 9). Sin embargo, no es tan extraño ese salto. Aguascalientes era una ciudad muy transitada, era un lugar de paso en el camino de tierra adentro, es posible que la epidemia llegara a Aguascalientes desde San Luis Potosí, puesto que desde el siglo XVII había relaciones comerciales entre ambas ciudades (Hernández-Soubervielle 2012, 156).

Los puntos 10 y 11 en el mapa, se ubican de nuevo en San Luis Potosí, en Mezquitic de Carmona y Moctezuma. Según los datos encontrados en los registros de entierro, el cólera apareció en Los Altos de Jalisco el 10 de julio en dos puntos extremos de la región. En el punto 12 está Acatic, ubicado en el extremo sur de Los Altos de Jalisco, y el punto 13 es Ojuelos, en el extremo norte, colindante con San Luis Potosí.

A finales del siglo XVII, San Luis Potosí era "además de un real de minas, un lugar de paso para la Tierra Adentro y otras regiones que conectaban el sur con el septentrión novohispano" (Hernández-Soubervielle 2012, 151), había un camino que conectaba con Ojuelos, por lo que no es sorprendente que Ojuelos sea uno de los primeros lugares contagiados de cólera en Jalisco. No obstante, encontrar que en la misma fecha ocurrió la primera defunción por cólera en Acatic, es más difícil de comprender, porque no se han podido localizar rastros de la enfermedad en los municipios aledaños antes del 28 de julio de 1833. Tampoco el primer enterrado con el cólera como causa de muerte fue un viajero, lo que podría explicar una fecha tan prematura. Si no que fue María Ponce, viuda de 34 años, vecina de la parroquia.16 Sin duda, habrá que buscar en otro tipo de fuentes para poder explicar cómo el cólera llegó a Acatic en una fecha tan temprana.

Fue hasta el 15 de julio que el cólera comenzó a propagarse por toda la región de Los Altos de Jalisco y Aguascalientes. El 16 de julio aparecen las primeras defunciones en la parroquia de la Asunción, en la capital del estado de Aguascalientes, y el 17 del mismo mes en Lagos de Moreno. La figura 7 y tabla 2, muestran que la aparición del cólera no siguió un orden lineal, de este a oeste o de norte a sur. Falta hacer un análisis más detallado sobre los caminos y las fuentes de agua para poder explicar más a detalle las rutas que siguió la propagación. Sin embargo, encontrar fuentes de ese tipo ha sido complicado para la región de Los Altos de Jalisco, donde la mayoría de los archivos fueron destruidos durante la revolución de 1910 o la guerra cristera de 1926-1929.

El cólera en Aguascalientes y Los Altos de Jalisco

En el área analizada, la epidemia duró entre dos y siete meses. Jesús María tuvo las fechas más tempranas de aparición y fin, del 2 de julio al 3 de octubre de 1833. El lugar donde más tardó en surgir fue en Arandas (19 de agosto de 1833). El cólera desapareció de la zona estudiada el 22 de febrero, su ulterior mención se ubicó en Teocaltiche. 6173 personas fenecieron por el cólera en las 20 parroquias analizadas (tabla 3).

Tabla 3 Duración y entierros en Los Altos de Jalisco y Aguascalientes 

Lugar Primer entierro Último entierro Entierros 1833 Muertos por cólera %
Jesús María 02/07/1833 13/10/1833 295 254 86.10
Aguascalientes 16/07/1833 16/12/1833 3617 2479 68.54
Teocaltiche 30/07/1833 22/02/1834 939 603 64.22
Lagos de Moreno 17/07/1833 11/01/1834 1881 1050 55.82
Rincón de Romos 13/07/1833 28/10/ 1833 72 40 55.56
Yahualica 06/08/1833 01/11/1833 326 127 38.96
Villa Hidalgo 15/07/1833 16/12/1833 267 101 37.83
San Juan de los Lagos 30/07/1833 24/02/1834 764 276 36.13
San Miguel el Alto 05/08/1833 14/12/1833 297 106 35.69
Asientos 25/07/1833 20/12/1833 350 124 35.43
Calvillo 01/08/1833 12/01/1834 102 35 34.31
Tepatitlán 28/07/1833 19/01/1834 695 235 33.81
Unión de San Antonio 02/08/1833 17/12/1833 136 44 32.35
Encarnación de Díaz 25/07/1833 23/11/1833 771 244 31.65
Mexticacán 07/08/1833 3/12/1833 489 133 27.20
San Diego de Alejandría 31/07/1833 27/10/1833 346 94 27.17
Acatic 10/07/1833 20/10/1833 102 27 26.47
Jalostotitlán 01/08/1833 17/12/1833 473 120 25.37
Ojuelos 10/07/1833 14/12/1833 275 57 20.73
Arandas 19/08/1833 25/10/1833 439 24 5.47
Total 12 636 6 173 48.85

N de A: consultar la tabla 2

En la tabla 3, se puede observar que la ciudad de Aguascalientes fue el lugar donde hubo mayor número de decesos provocados por el cólera (2479). 8.09 % del total de sus habitantes murieron por la enfermedad (Carbajal-López 2016, 118). Lagos de Moreno tuvo el segundo lugar con 1050 defunciones, 4.56 % de la población falleció en 1833 (Carbajal-López 2016, 118). Ambas ciudades son las más grandes del área analizada, es donde había mayor concentración de la población. La localidad menos afectada fue Arandas, solo 5.47 %, del total de entierros de 1833 (24 casos) se debieron al cólera.

Oliver señala que "el cólera causa una mayor mortalidad cuando el lugar que toca está más densamente poblado. El hacinamiento de la población favorece la transmisión de la enfermedad" (Olivier 2018, 94). Ejemplo de ello son las ciudades de Guadalajara, perdió 7.33 % de sus habitantes durante el cólera de 1833 (Carbajal 2016, 118), Puebla el 8 % (Cuenya 2020, 24), Yucatán el 11 % y en Campeche el 25 % (Machuca 2006, 144). Laura Machuca refiere que fueron los asentamientos urbanos los más afectados por el cólera de 1833 porque ahí había más pobreza y hacinamiento (Machuca 2006, 144). Carbajal-López no está del todo de acuerdo con Oliver y Machuca, ya que encontró que Tuxpán (Jalisco), poco poblado, fue el curato más afectado por el cólera en el obispado de Guadalajara, 16.24 % de su población falleció durante 1833 (2016, 120).

En las zonas que aquí se analizan, parece que los lugares más densamente poblados como Aguascalientes con 30 000 habitantes y Lagos de Moreno con 22 539 habitantes (Carbajal-López 2016, 118) fueron los que presentaron mayor número de occisos. Sin embargo, también es notable que dos poblados con bastantes similitudes como Arandas y Encarnación, ambas dedicadas a la actividad agropecuaria; con una historia de poblamiento similar: una villa rodeada de ranchos y haciendas; con una población similar: 17 033 moradores en Arandas y 17 188 en Encarnación (Carbajal-López 2016, 118), tuvieran una afectación tan dispar. En Arandas solo hubo 25 defunciones por cólera, mientras que en Encarnación quedó la evidencia de 244 entierros por cólera.

Para saber si en Arandas las condiciones de pobreza, dispersión, higiene, salud o las medidas preventivas fueron las que ayudaron a minimizar los efectos de la epidemia, sería necesario localizar otros datos que proporcionen información sobre las acciones que tomaron las autoridades y los habitantes de aquel lugar como estrategia. Sin embargo, hasta el momento no se han encontrado esos indicios.

En cuanto a la distribución por sexos, hombres (48.85 %) y mujeres (51.14 %) murieron casi en la misma proporción (tabla 4). Solo en los lugares donde hubo menos decesos por cólera, como Arandas, Acatic, Rincón de Romos y Unión de San Antonio, se detectó una diferencia más marcada, arriba del 60 % de los fallecidos fueron hombres. El cólera causaba sobremortalidad adulta, ese ha sido uno de sus distintivos. En Aguascalientes y Los Altos de Jalisco así sucedió. Los lugares donde menos párvulos fenecieron por el cólera fueron Rincón de Romos (2.50 %), Acatic (3.70 %), San Diego de Alejandría (5.32 %) y Encarnación (6.15 %).17

Tabla 4 Distribución por sexo y edad de los fallecidos por el cólera de 183319  

Lugar Mujeres % Hombres % Párvulos % Adultos %
Aguascalientes 1337 53.93 1141 46.03 604 24.36 1872 75.51
Lagos de Moreno (Jalisco) 554 52.76 496 47.24 207 19.71 843 80.29
Teocaltiche (Jalisco) 293 48.59 310 51.41 152 25.21 451 74.79
San Juan de los Lagos (Jalisco) 138 50.18 137 49.82 46 16.73 229 83.27
Jalostotitlán (Jalisco) 129 47.78 141 52.22 47 17.41 223 82.59
Jesús María (Aguascalientes) 135 53.15 119 46.85 65 25.59 189 74.41
Encarnación (Jalisco) 110 45.08 134 54.92 15 6.15 229 93.85
Tepatitlán (Jalisco) 115 48.94 119 50.64 48 20.43 186 79.15
Mexticacán (Jalisco) 60 45.11 73 54.89 34 25.56 99 74.44
Yahualica (Jalisco) 64 50.39 73 57.48 22 17.32 105 82.68
San Miguel el Alto (Jalisco) 46 43.40 60 56.60 15 14.15 91 85.85
Villa Hidalgo (Jalisco) 51 50.50 47 46.53 38 37.62 60 59.41
San Diego de Alejandría (Jalisco) 50 53.19 45 47.87 5 5.32 89 94.68
Ojuelos (Jalisco) 27 47.37 31 54.39 14 24.56 43 75.44
Unión de San Antonio (Jalisco) 14 31.82 30 68.18 9 20.45 35 79.55
Rincón de Romos (Aguascalientes) 16 40.00 24 60.00 1 2.50 39 97.50
Calvillo (Aguascalientes) 16 45.71 19 54.29 6 17.14 29 82.86
Acatic (Jalisco) 10 37.04 17 62.96 1 3.70 26 96.30
Arandas (Jalisco) 9 37.50 16 66.67 4 16.67 20 83.33
Total 3174 51.14 3032 48.85 1333 21.51 4858 78.38

N de A: consultar la tabla 2

En la mayoría de los lugares aquí analizados, alrededor del 20 % de los muertos por cólera fueron párvulos, esto es niños desde cero hasta 7 años y 80 % adultos.18 Sin embargo, al estudiarse la mortalidad por grupo de edad, los niños de 0 a 7 años fueron el grupo de edad más afectado por el cólera, 24.58 % del total (figura 8 y tabla 5). Proporción que coincide con la encontrada en Guadalajara, 23.39 % (Oliver 2018, 139). Dentro del grupo de adultos, el vibrión colérico causó la muerte con mayor frecuencia a los que estaban en el rango de 30-59 años, quienes acumularon el 43.74 % del total de las muertes.

N de A: consultar la tabla 2

Figura 8 Edad de los muertos por cólera 1833 en Aguascalientes y Los Altos de Jalisco20  

Tabla 5 Edad de los muertos por cólera 1833 en Aguascalientes y Los Altos de Jalisco 

Edad Frecuencia % Edad Frecuencia %
0-7 912 24.58 50-59 527 14.20
10-19 223 6.01 60-69 398 10.72
20-29 408 10.99 70-79 203 5.47
30-39 584 15.74 80-89 139 3.75
40-49 512 13.80 90 y más 28 0.75

N de A: consultar tabla 2

El cólera de 1833 era una enfermedad desconocida en México, las personas no tenían anticuerpos para hacer frente al padecimiento, no se sabía qué la provocaba ni cómo se contagiaba y mucho menos había medicamentos para hacerle frente.

Se le tenía miedo porque una persona podía morir en cuestión de horas por la deshidratación. En algunos lugares, como la ciudad de Aguascalientes y Lagos de Moreno, el cólera provocó que el número de entierros se triplicara en comparación con los años anteriores y posteriores.

En la figura 9 aparecen las curvas de entierros de Aguascalientes, Lagos de Moreno, San Juan de los Lagos y Encarnación, 21 algunos de los lugares con más muertos por cólera. El primer pico de la curva (1830) refleja una epidemia de viruela. Durante ese año en Aguascalientes se enterraron a 1522 almas. En el segundo pico (1833), provocado por el cólera, se registró la defunción de 3617 personas. La mortalidad en Aguascalientes, comparada con otro año de sobremortalidad (1830), se duplicó. En las tres parroquias de Jalisco -Encarnación, San Juan de los Lagos y Lagos de Moreno-, las muertes durante el cólera también fueron mayores que durante la viruela, pero la diferencia es menos perceptible.

Fuente: PAM, PSML, PE, PSJB, libros de entierros de 1828-1838, http://familysearch.org

Figura 9 Curva de entierros de 1828-1838 de algunas parroquias de Jalisco y Aguascalientes 

Mientras que en otros lugares como Acatic, Arandas y Tepatitlán la viruela, una enfermedad ya conocida desde el siglo XVI en América, para la cuál se había creado una vacuna desde 1798, que había sido introducida a la Nueva España en 1804, todavía seguía causando fuertes estragos en la población, sobre todo infantil. En la figura 10 se muestran los entierros ocurridos durante 11 años en los tres lugares antes mencionados, en ella se observa que la sobremortalidad fue mayor durante la viruela que con el cólera. Por el momento, no es posible explicar esa circunstancia, es probable que las condiciones contextuales como el aislamiento o el poco tránsito de sus caminos así como el almacenamiento del agua permitieran que los contagios no se multiplicaran como en otros lugares.

Fuente: PSJB, PSMG, PSFA, libros de entierros de 1828-1838, familysearchi.org

Figura 10 Curva de entierros 1828-1838 algunas parroquias de Jalisco 

Conclusiones

Los libros parroquiales son una fuente rica en información, afortunadamente han sobrevivido al paso del tiempo y permiten realizar análisis histórico-demográficos sobre las epidemias. La información aquí presentada mostró que la consulta de los libros de entierros es necesaria para poder comprender la propagación y el impacto de la epidemia de cólera de 1833 en varias parroquias de Tampico, San Luis Potosí, Aguascalientes y Jalisco. Uno de los objetivos fue indagar acerca de la propagación del cólera desde Tampico, puerto por el que se introdujo a México el cólera de 1833, hasta Aguascalientes y los Altos de Jalisco. Mientras se revisaba bibliografía sobre el tema se detectaron divergencias en cuanto al inicio de la epidemia en Aguascalientes y San Luis Potosí. Al analizar el porqué de esas diferencias y contrastarlas con los datos de los libros de entierro, se observó que los diversos trabajos fueron elaborados con distintas fuentes documentales y con diferentes objetivos. Por lo tanto, llegaron a conclusiones distintas.

Al utilizar los libros de entierros para definir una ruta de contagio, se advirtió que la epidemia siguió las rutas comerciales, pero su avance no fue lineal, la enfermedad a veces saltaba algunas poblaciones. En Aguascalientes la fecha más temprana de una muerte causada por el cólera fue el 2 de julio de 1833, y en Los Altos de Jalisco el 10 de julio del mismo año en los poblados de Acatic y Ojuelos, es probable que la enfermedad llegara de San Luis Potosí debido a los contactos comerciales que esa ciudad tenía con la región aquí analizada.

Las autoridades civiles y eclesiásticas, así como la población que vivió en el México de 1833 estaban acostumbrados afrontar, cada pocos años, la llegada de una epidemia. No obstante, el cólera era una enfermedad desconocida, con una alta letalidad. Hombres y mujeres fallecieron casi en la misma proporción en la zona estudiada, aunque se pudieron encontrar matices dependiendo la localidad. Al comparar la mortalidad diferenciada entre párvulos y adultos se encontró que 21.51 % de los decesos por cólera fueron de infantes mientras que 78.38 % fueron adultos. Pero al examinar por grupos de edad se encontró que los niños de 0 a 7 años fueron los más afectados (24.58 %) seguidos por los de 30 a 39 años (15.74 %).

La epidemia tuvo una duración de entre dos y siete meses (julio 1833 a febrero de 1834), el número de muertos por cólera fue desde los 24 hasta los 2474 casos en el área estudiada. La explicación más usual señala que los lugares con mayor concentración de población suelen ser quienes presentan mayor mortalidad, parece que en Aguascalientes y Los Altos de Jalisco así fue. Pero como se mostró en este texto hace falta encontrar otras fuentes documentales que proporcionen una visión más amplia de las acciones realizadas para prevenir y afrontar la epidemia en cada población, para así comprender las singularidades de cada caso.

Referencias

Carbajal-López, David. 2016. Epidemias en el obispado de Guadalajara. La muerte masiva en el primer tercio del siglo XIX. Ciudad de México: Universidad de Guadalajara. [ Links ]

Chavert, José Luis. 1833. Disertación sobre el cholera-morbus: escrita con acuerdo de la Junta Directiva del cuerpo de sanidad Militar. Ciudad de México: Impresa en la oficina de Valdés. [ Links ]

Contreras-Sánchez, Alicia, y Carlos Alcalá-Ferráez, eds. 2014. Cólera y población, 1833-1854. Estudios sobre México y Cuba. Zamora: El Colegio de Michoacán. [ Links ]

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1Parroquia de El Sagrario de Tampico (PEST), Tampico-México, Libro tercero de defunciones, 1833. Énfasis del original. https://www.familysearch.org

2En el libro de entierros de la Parroquia de San Pedro, no se anotaron las causas de muerte. Sin embargo, en las partidas de 1833 se agregaron las letras C y M, para identificar a los muertos por cólera. El cura añadió una nota que dice: "Los anotados con una C y una M son los que han muerto de la epidemia del cólera morbus". En Parroquia de San Pedro (PSP), San Luis Potosí-México, libro de entierros 1829-1833, f. 174v, https://www.familysearch.org.

3También en la parroquia de Santa María de los Lagos (Lagos de Moreno) se puso al margen "C.M" en las partidas donde el cólera había provocado la muerte.

4Parroquia de El Sagrario (PES), San Luis Potosí-México, libro de entierros número 9, año 1833. https://www.familysearch.org.

5Era uno de los siete pueblos suburbios que rodeaban la ciudad de San Luis Potosí (Martínez-Hernández 2017, 10).

6Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción Tlaxcaltilla (PNSAT), San Luis Potosí-México, libro de entierros 1833-1842. https://www.familysearch.org.

7Parroquia de Santa Isabel (PSI), San Luis Potosí-México, libro segundo de partidas de entierro de indios y castas, https://www.familysearch.org.

8Parroquia de San Francisco (PSF), San Luis Potosí-México, libro de entierros 1830-1847, https://www.familysearch.org.

9PSF, libro de entierros 1830-1847. https://www.familysearch.org.

10El libro 27 inicia en marzo de 1833 y termina el 8 de julio de 1833; libro 28 comienza también el 8 de agosto de 1833, en Parroquia de la Asunción de María (PAM), Aguascalientes, libros de entierros 27-28, https://www.familysearch.org.

11PAM, libro 27 de entierros. https://www.familysearch.org.

12Parroquia de Encarnación (PE), Encarnación de Díaz-México, libro 5 de entierros, 1833, https://www.familysearch.org.

13Parroquia de San José (PSJ), Ojuelos de Jalisco-México, libro 2 de entierros, 1833, https://www.familysearch.org.

14PSF, libros 15-16 de entierros, 1833, https://www.familysearch.org.

15Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción (PNSA), Jalostotitlán-México, libros 10-11 de entierros, 1833, https://www.familysearch.org.

16PSJBA, libro segundo de entierros, 1823-1849, http://familysearch.org

17Sin embargo, para el caso de Encarnación el porcentaje debe ser mayor, puesto que era poco frecuente que el cura asignara, en la partida de entierro, la causa de muerte de los niños.

18Se consideraban párvulos a los menores de 7 u 8 años. En las partidas de entierro se observó confusión al momento de designar a los niños de 8 y 9 años. Algunas veces eran párvulos y otras, adultos. En el cuadro se les incluyó en la columna de 10-19 si decían adultos y si decían párvulos en la de 0-7.

19En el cuadro no se incluye Asientos porque no se pudieron capturar sus datos. En algunos lugares la suma de los párvulos y adultos no coincide con el total porque en algunos casos no se pudo determinar el sexo del difunto.

20En la gráfica y el cuadro no se incluyen los datos de Lagos de Moreno, Teocaltiche, Jalostotitlán y Encarnación de Díaz porque en las partidas no se anotó la edad. Tampoco se incluye asientos por no tener los datos capturados.

21No se incluyó Teocaltiche porque no hay libro de entierro para los años de 1828-1832.

Cómo citar este artículo/ How to cite this article: Torres-Franco, Paulina. 2023. “La propagación del cólera morbus de 1833 desde Tampico hasta Aguascalientes y Los Altos de Jalisco”. HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local 15 (34): 90-127. https://doi.org/10.15446/historelo.v15n34.102659

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