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Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica

versão impressa ISSN 2145-8987

perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.3 no.6 Bogotá jul./dez. 2012

 

Andrade, María Mercedes. Ambivalent Desires. Representations of Modernity and Private Life in Colombia (1890s-1950s). Maryland: Bucknell University Press, 2011. 202 pp.

Natalia Torres Behar
Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia


El libro Ambivalent Desires. Representations of Modernity and Private Life in Colombia de la profesora María Mercedes Andrade es un cuidadoso análisis sobre cómo se estudió, interpretó y recontextualizó de diferentes maneras la ideología moderna en el país. Así, a través del estudio de diferentes textos, la autora argumenta que la modernidad latinoamericana no es simplemente una copia fallida de la europea, sino que las ideas que se apropiaron y la forma de hacerlo perseguían objetivos diferentes. El libro se concentra sobre todo en el estudio del espacio privado y cómo, a pesar de que ha sido dejado de lado por la creencia de que no tiene relación con el proceso de modernización, es clave para ver las tensiones y contradicciones que surgieron durante dicho proceso.

Tras los reconocimientos y una breve introducción en la que se explican los objetivos, el libro se divide por obras y autores en cinco capítulos. Aunque la división sigue una línea cronológica que empieza con José Asunción Silva y el sueño moderno y termina con Ignacio Gómez Dávila y la transformación del sueño en pesadilla, los temas y problemas son transversales a todo el libro y se podrían sintetizar así: la relación entre Europa y América Latina, la dicotomía entre lo público y lo privado y las tensiones entre la tradición y la modernidad, temas fundamentales en la construcción de ideas de lo femenino, las clases sociales y la Nación, que incluso se mantienen hoy en día.

El primer capítulo, "The Modern Dream in the Work of José Asunción Silva", estudia algunos poemas de este autor y al protagonista de su novela De sobremesa, Fernández, quien vive encerrado en su casa llena de objetos lujosos y sofisticados que ha traído de sus viajes. Este espacio interior resulta importante en cuanto revela el carácter de coleccionista del personaje, que es la clave para entender la reinterpretación de la ideología moderna que hace Silva, según Andrade. Para argumentar esto toma la noción de coleccionismo de Walter Benjamin, para quien éste es el paradigma de la subjetividad occidental, pues se asocia al colonialismo y al ejercicio de un poder que posee a un otro' pasivo y lo reinscribe según su propia lógica. Teniendo en cuenta lo anterior, Andrade llega a la conclusión de que la colección ecléctica de Fernández -en ella hay porcelanas chinas, tapetes persas, licores europeos, orquídeas en un florero español y un ídolo quechua- invierte esta lógica colonial y pone a América Latina al mismo nivel que Europa, al tiempo que demuestra el llamado de Silva a una modernidad específicamente latinoamericana, que tenga en cuenta todas las tradiciones que confluyeron acá. Andrade concluye, entonces, que el espacio privado es, en la obra de Silva, el símbolo de la modernidad que propone.

El segundo capítulo titulado "Fashion and Nation in El Gráfico" presenta un análisis de la revista El Gráfico que se publicaba en Bogotá a finales de la década del veinte y cuyo principal interés era informar a los lectores sobre las últimas tendencias en el mundo, y construir al mismo tiempo una idea de la nación a partir de lo que Benedict Anderson denomina "comunidades imaginadas". Esta revista muestra actitudes modernas como la idea de crear un público lector y consumidor, y también una idea democratizada de la moda y el lujo; sin embargo en una lectura más cuidadosa Andrade nos revela una ambivalencia frente a la modernización que se hace clara en los consejos para las mujeres y en la idea del buen gusto. Aunque en principio la revista se autodenomina como "de todos los colombianos" y describe a la mujer como sujeto moderno paradigmático -pues sus gustos siempre están cambiando, como la moda-, propone que la mujer es eternamente igual y no debe seguir los mandatos para la mujer moderna, que le quitan su encanto y feminidad y resultan en la decadencia de los valores, a la vez que sugiere que hay una aristocracia del espíritu y una noción atemporal del buen gusto que sólo un selecto grupo comparte. Como dice Andrade, "The Project of a modern, dynamic nation is ultimately undermined in the serial publication of the 1920s that most clearly defends it" (78).

El siguiente capítulo se denomina "Public Private Memories in the Work of Tomás Rueda Vargas" y aborda el problema de cómo la autobiografía tiene un carácter público y busca construir un sentido de unidad nacional en Colombia. La diferencia de este tipo de autobiografía con la europea ligada al romanticismo, argumenta Andrade, es que tiene un carácter explícitamente pedagógico y ejemplarizante, y las referencias a la vida privada se ponen a modo de guía sobre lo que se debe hacer en el hogar para formar correctamente' a los hombres que saldrán a la vida pública a dirigir la Nación. Todos los ejemplos de Rueda Vargas revelan una visión negativa de la modernización en Colombia y un intento de controlar los comportamientos para evitar la degeneración de los valores y costumbres, pues no ve a Europa como un modelo a seguir. Sin embargo, su ambivalencia reside, como concluye Andrade, en que para mantener el status quo recurre a la idea moderna de la nación y a una visión idealizada del pasado, del hogar y la familia que es eminentemente burguesa.

El capítulo "Caged Birds, Hothouse Flowers: Women Writers and the Interior" habla de tres autoras colombianas muy poco conocidas en la actualidad: Manuelita Mallarino Isaacs, Juana Sánchez Lafaurie y Fabiola Aguirre, quienes son para Andrade las precursoras del feminismo en Colombia. Aunque las tres novelas estudiadas, escritas en los años treinta, cuarenta y cincuenta, son muy diferentes y se evidencia un claro avance en la conciencia feminista con el paso de los años, es indudable que comparten elementos como la reflexión en torno al papel y al lugar de la mujer en la modernidad. Las novelas revelan una clara conciencia del cambio y un intento por superar la creencia de que la mujer estaba por fuera de la historia y de los cambios sociales y, por lo tanto, de la esfera pública. Como dice Andrade, las autoras toman elementos modernos para intentar establecer nuevos modelos de la identidad femenina e ir más allá de los roles preestablecidos. Finalmente y como lo nota Andrade, vale la pena rescatar de estos textos el intento de sus autoras por reconciliar la tradición con la ideología moderna para establecer una nueva forma de ser mujer con posibilidades más liberadoras.

El quinto capítulo, "The Modern Interior as Nightmre in the Work of Ignacio Gómez Dávila", funciona también como conclusión del libro. En éste se estudian tres novelas que giran en torno al Bogotazo, que se puede considerar, asegura Andrade, como el primer gran síntoma del fracaso de la modernización en Colombia. Estas novelas muestran a una élite encerrada y oprimida en su espacio privado y que vive preocupada sólo por tener objetos de lujo como forma de diferenciación social, gente con vidas vacías que se ha olvidado de los otros. Gómez Dávila hace entonces una fuerte crítica a su época, pues muestra que la llegada de valores modernos no erradica los comportamientos anteriores, sino que tal como sucede con el caso de Rueda Vargas, éstos son adaptados para acentuar las diferencias sociales existentes. Tras estudiar los textos de Gómez Dávila, Andrade concluye que su propuesta es que los individuos deben tomar una posición crítica frente a la apropiación de los valores modernos y enfocarse en sus potenciales emancipatorios y liberadores para alcanzar una vida más plena (169).

Entre las muchas virtudes de este libro sobresalen algunas que el lector encontrará dignas de atención. En primer lugar, rescata obras poco conocidas y no canónicas que abren nuevas perspectivas para los estudios literarios en Colombia; obras que, como dice Andrade, desestabilizan las jerarquías y le dan a América Latina un papel igual de importante al de Europa en la configuración de la modernidad. Además, el libro de Andrade es un estudio profundo y cuidadoso que hace justamente lo mismo que las obras estudiadas: destruye las jerarquías, se inscribe en la tradición crítica de Europa y Estados Unidos y abre nuevos caminos de investigación en torno a cómo se vivió la modernidad en Colombia, y las consecuencias que esto aún trae para el país, pues nos revela que los textos estudiados tratan problemáticas todavía vigentes y en torno a las cuales vale la pena reflexionar.