SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.5 número10Informe del oidor Pedro Catani sobre el estado y fomento de Santo Domingo (1788)Restrepo, Luis Fernando. El Estado impostor. Apropiaciones literarias y culturales de la memoria de los muiscas y la América indígena. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2013. 187 pp. índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica

versão impressa ISSN 2145-8987

perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.5 no.10 Bogotá jul./dez. 2014

 

Añón, Valeria. La palabra despierta. Tramas de la identidad y usos del pasado en crónicas de la Conquista de México. Buenos Aires: Corregidor, 2012. 354 pp.

Azuvia Licón Villalpando
Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia


La palabra despierta es un estudio amplio y detallado de un siglo de crónicas sobre la conquista de México: desde las Cartas de relación de Hernán Cortés (1519-1526) hasta las Obras históricas, en particular el Compendio histórico del reino de Texcoco (1608) y la Historia de la nación chichimeca (c. 1624) de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, pasando por la Historia de la conquista de México de Francisco López de Gómara (1552), la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo (1568) y la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo (1585).

Una de las principales características de esta obra consiste en el uso de lo que la autora llama "textos de dos tradiciones", la occidental y la mestiza. A la primera corresponden las crónicas de Cortés, López de Gómara y Díaz del Castillo, y a la segunda los textos de Camargo y de Alva Ixtlilxóchitl. La selección de estos autores permite, por un lado, observar las continuidades y las transformaciones en los discursos, que narran un mismo episodio desde perspectivas o a partir de fuentes distintas y, sobre todo, que buscan fines distintos (desde la legitimación del poder ante el rey hasta la reivindicación de la participación en la conquista para reclamar los favores prometidos). Por otro lado, permite elaborar un panorama de los actores heterogéneos que participaron en la construcción de la identidad social a lo largo de ese siglo, que incluyen tanto a los mismos cronistas como a los personajes en los que se detienen o que omiten los textos.

Si bien la selección de textos y autores resulta interesante, el mayor aporte del libro de Añón radica en que la autora analiza las crónicas, y particularmente ciertos acontecimientos narrados en las crónicas, desde perspectivas literarias, semánticas y lingüísticas, a partir del estudio de la escritura (discurso indirecto, homo y heterodiégesis, focalización), el cuerpo (real y simbólico) y la conformación de la subjetividad (ellos/nosotros) como elementos recurrentes en los textos de los cronistas. Por esta razón La palabra despierta es un texto que no solo resulta valioso para los estudios coloniales, sino que, además, por sus aportes metodológicos, resulta útil como ejemplo para los estudios interdisciplinarios en general.

El libro está dividido en cinco capítulos más una introducción y un epílogo. En la introducción, a partir de cuatro escenas de lectura y escritura, se sitúa al lector en el hipotético momento de la creación de estas crónicas y se introduce a los autores/personajes. Además, la autora explica el origen y el funcionamiento del que será el concepto rector de los cinco capítulos del libro: la trama. Añón elige, para poder acercarse a las múltiples dimensiones que ofrecen estas crónicas de la conquista, la naturaleza y articulación de los quipus incaicos. Estos, al ser entramados de hilos y nudos con significaciones propias, articulan a su vez una rama de significación mayor y exigen una lectura en dos dimensiones simultáneas: sincrónica y diacrónica. De ahí que la autora elija estructurar su libro en las tramas del discurso, de la identidad, de la violencia, del espacio y, finalmente, del fracaso, cada una correspondiente a un capítulo.

En el primer capítulo Añón describe las circunstancias de escritura de cada una de las crónicas con especial énfasis a las relaciones de lectura y reescritura entre los textos y sus autores, y concluye que los relatos sobre la conquista de México, es decir, los relatos del pasado, son utilizados "para sostener los reclamos del presente" (71). La relación entre estos textos no es progresiva en el tiempo, es decir, no se trata de que cada texto sea una apropiación o una respuesta al anterior, sino que, en cierto sentido, cada uno es una síntesis y una (re)elaboración del pasado.

El segundo capítulo, "Tramas de la identidad", es uno de los más interesantes y mejor logrados del libro. Aquí la autora aborda el papel que tuvieron los "lenguas", expresión metonímica para referirse a los primeros traductores que empleó Cortés a su llegada a México. La figura más representativa de estos intérpretes fue la Malinche (cuyas variaciones en el nombre Malintzin o Marina son también estudiadas por la autora), y su presencia a lo largo del capítulo resulta fundamental, no solo porque la autora logra presentarla alejada de las configuraciones dicotómicas (ni reivindicadora del rol de las mujeres ni traidora), sino también a partir de la importancia y función que cada cronista le da en sus textos. Esta figura sirve como un ejemplo claro de las tramas de la identidad que, al hablar de ella, hablan de ellos mismos. En otras palabras, Añón ubica la configuración del personaje dentro del sistema narrativo-ideológico de las crónicas y los autores.

En el capítulo tres la autora expone cómo la guerra está estrechamente ligada, tanto en el mundo occidental como en el indígena, a la producción discursiva. Uno de los principales aciertos de este capítulo consiste, por un lado, en el análisis del cambio, que ocurre en las formas narrativas entre los primeros encuentros de los españoles _optimistas y victoriosos_ con los indígenas y la posterior derrota, especialmente en las crónicas sobre la Noche Triste. Por otro lado, la autora advierte las transformaciones en la construcción de los cuerpos españoles e indígenas: el español pasa de tener un cuerpo "mágico" que los indígenas confunden como uno solo con el caballo, a ser un cuerpo debilitado y herido en la derrota, mientras que los indígenas pasan de ser cuerpos que se esconden a ser un solo cuerpo colectivo capaz de vencer. Algo similar ocurre con las transformaciones del nosotros/ellos y del yo/el Otro que en las cónicas se van reconfigurando a partir de las derrotas y las victorias.

En las "Tramas del espacio", capítulo cuarto, Añón estudia la fundación de las ciudades españolas y las descripciones de las ciudades indígenas que hacen los españoles, concentrándose en el uso de recursos narrativos como la elipsis, para narrar los acontecimientos que resultan conflictivos para la configuración del pasado. Destaca de este análisis que en las crónicas de tradición mestiza, probablemente como justificación de la destrucción que sufrieron incluso los pueblos indígenas aliados a los españoles, es decir, como una forma particular de uso del pasado, es posible observar un intento por reconstruir el espacio social del centro de México. Asimismo, destaca en este apartado el uso de la metáfora en cronistas como Díaz del Castillo, quien ante el encuentro con lo otro terrible (el interior del Templo Mayor, la sangre de los sacrificios humanos), recurre a la metáfora como única posibilidad de narrar.

El último capítulo narra la debacle de Cortés que inicia con el viaje a Hibueras. Este capítulo sirve para cerrar temporalmente un recorrido que, aunque no pretende ser lineal, sí presenta el desarrollo histórico desde la llegada de los españoles hasta la caída de Tenochtitlan. Asimismo, retoma elementos de los capítulos pasados, como el intérprete, el caballo o el territorio, mostrando así que su estudio crítico es, a la vez, un relato que afirma que la colonia, lejos de ser una etapa sujeta a una temporalidad fija, es más bien una serie de discursos y de procesos que se reelaboran constantemente, de ahí la importancia, sutil pero fundamental, de los fragmentos de poemas de José Emilio Pacheco que acompañan, a manera de epígrafe, todos los capítulos: la conquista se sigue escribiendo.