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Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica

versión impresa ISSN 2145-8987

perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.7 no.13 Bogotá ene./jun. 2016

 

Ardila Jaramillo, Alba Clemencia. El segundo grado de la ficción: estudio sobre los procesos metaficcionales en la narrativa colombiana contemporánea (Vallejo, Abad Faciolince y Jaramillo Agudelo). Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT; Universidad de Antioquia, 2014. 338 pp.

Mario Alberto Domínguez Torres

Universidad de los Andes.


El segundo grado de la ficción, de Alba Clemencia Ardila, tiene dos objetivos: referir los estudios sobre la metaficción en Colombia para actualizar este concepto a través de referentes europeos, especialmente Paul Ricoeur (Primera Parte); y, a partir de esta actualización, evidenciar cómo se presentan los mecanismos metaficcionales en novelas de tres autores colombianos: Fernando Vallejo, Héctor Abad Faciolince y Darío Jaramillo Agudelo (segunda parte).

En la primera parte, desde el presupuesto de que la metaficción es una ficción que se sabe ficción y por eso le evidencia al lector su carácter ficticio (17), Ardila contextualiza las dos corrientes teóricas que abordan el tema en los años setenta y menciona sus correspondientes metodologías: la escuela anlgoamericana (William Gass, Robert Scholes, Robert Alter, Steven Kellman, Raymond Federman y Michel Boyd), que entiende la metaficción como un fenómeno renovador que responde al agotamiento de formas canónicas y por ende la estudia de manera sincrónica como un rasgo de lo posmoderno; y la escuela europea (Roland Barthes, Gérard Genette), que considera la metaficción como una técnica narrativa presente desde el Quijote y por ello la estudia de manera diacrónica prestándole principal atención a sus estructuras formales.

En este marco se circunscriben, en los años noventa, las propuestas de Álvaro Pineda y Jaime Rodríguez, "pioneros en la consideración de una literatura colombiana posmoderna y metaficcional" (50). Para Pineda la metaficción surge cuando la trama problematiza los límites entre la ficción y la realidad y la diégesis evidencia su carácter ficticio (44). Para Rodríguez la metaficción es uno de los principales procedimientos discursivos y compositivos de la literatura posmoderna colombiana (45) y presenta nuevas funciones comunicativas del relato literario, como la tematización de los procesos de escritura o expresiones de autoconciencia (47).

Para Ardila, la proliferación de novelas metaficcionales en el nuevo milenio llevó a teóricos españoles a resemantizar y ampliar la noción de metaficción (Antonio Gil, Francisco Orejas, Domingo Ródenas, Patricia Cifre, Catalina Quesada y Jesús Camarero). Tras recoger los resultados de estas investigaciones, para establecer cinco principios metaficcionales que rompen la ilusión mimética (79), Ardila señala que la metaficción: 1) no depende de su pertenencia a un movimiento cultural o estético; 2) emplea fenómenos textuales, figuras retóricas o estrategias narrativas; 3) sus temas centrales son los procesos de creación y la relación ficción-realidad; 4) es referencial; y 5) debe manifestarse expresamente (86).

Los puntos 4 y 5 son fundamentales para Ardila y por ello los pone en diálogo con la propuesta hermenéutica de Paul Ricoeur sobre la dimensión referencial del texto literario; la intención es profundizar en cómo se configura, se comunica y se le otorga significado a la referencia en el texto metaficcional. Para Ricoeur la dimensión referencial se presenta cuando: 1) las estrategias discursivas y narrativas construyen una referencia ostensiva; 2) se redescribe el mundo literario y la referencia se circunscribe a este mundo; y 3) el lenguaje acude al propio mundo del texto para ser entendido (89). A partir de Ricoeur, Ardila diferencia tres instancias de producción de la metaficción: 1) la autoconsciencia, que revela procesos de autofiguración pues el narrador, el personaje o el autor se indagan a sí mismos; 2) la autorreflexividad, presente en estructuras especulares (encaje, myse en abyme), que revela cómo la ficción hace ficción sobre o dentro de la ficción y que reflexiona sobre los procesos de creación de la novela misma; y 3) la autorreferencialidad, en donde se problematiza la relación ficción-realidad, se circunscribe al lector en el ámbito del texto mismo y se da pie a la intertextualidad y la extratextualidad (102).

En la segunda parte de su libro, Ardila explica cómo la autoconsciencia, la autorreflexividad y la autorreferencialidad están presentes en la narrativa colombiana contemporánea del periodo 2000-2010. Para ello analiza las novelas La rambla paralela (2002) de Fernando Vallejo, Basura (2000) de Héctor Abad Faciolince y Memorias de un hombre feliz (2000) y El juego del alfiler (2002) de Darío Jaramillo Agudelo.

Para Ardila, el narrador de La rambla paralela es un personaje que construye una figuración del yo: "... se representa a sí mismo de una forma híbrida, esto es, acudiendo a datos referencialmente verdaderos, de naturaleza ostensiva, e inventando otros" (138). El empleo de la autorreferencialidad le permite al lector esbozar una imagen de autor a partir de que el narrador-personaje asume una postura radical, se expresa sin censura, no cree en una entidad superior y sobre todo, como base de su proyecto escritural, muestra su mundo afectivo de amores y odios.

En el caso de Basura, Abad Faciolince hace uso de la autorreflexividad. En la novela el narrador y el personaje Davanzati se definen gracias a la escritura y la lectura: ambos son escritores, y mientras Davanzati reflexiona sobre el oficio de escritor que lo lleva a desechar sus cuentos y novelas, el narrador rescata esos borradores, los lee, los comenta y los reescribe, lo que lo convierte en el lector modelo que oficia como juez de estos papeles. En la novela la intertextualidad también está presente por medio de citas directas o indirectas a autores como José Asunción Silva, Gabriel García Márquez, Miguel de Cervantes Saavedra... (209). En Basura a partir "de la lectura de otros textos y de la escritura de los demás es posible crear una nueva obra y erigirse a sí mismo como autor de una novela cuyo tema es la literatura misma" (241).

Finalmente, las estrategias más empleadas por Jaramillo en Memorias de un hombre feliz y El juego del alfiler son la autorreflexividad y la autorreferencialidad. En Memorias por medio de comentarios explícitos se construyen referencias internas en el relato sobre el oficio de escribir que buscan convertir al lector en cómplice del asesinato que el narrador le confiesa. El juego, por su parte, es una novela con cartilla que revela dos historias paralelas: una de mafia en la que se ve inscrito el Darío personaje y la otra que muestra las reflexiones sobre escribir del Darío autor que dan pautas de lectura para abordar la obra. Ambas novelas enseñan los procesos de escritura de la novela de las que se sirve el autor para configurar un mundo posible.

Tras leer El segundo grado de la ficción es fácil entender por qué la Universidad de Antioquia le otorgó el Magna cum laude, en 2013, a la tesis doctoral sobre la que se sustenta el libro: es un estudio serio sobre la metaficción en Colombia desde el campo teórico y desde el campo de la producción literaria. Ardila parte de hacer una reseña de los principales trabajos teóricos sobre la metaficción en Colombia, pero no se queda resumiendo a los autores, sino que los ancla a los referentes que ellos emplean de las escuelas angloamericana o europea. Igualmente, no repite unos postulados, sino que aporta a la comprensión teórica de la metaficción, tanto porque hace fácil su entendimiento como porque le da un giro a partir de la dimensión referencial estudiada por Ricoeur. Por otro lado, en el estudio de las cuatro novelas, Ardila no desconoce que estos textos están inscritos en un proyecto estético más amplio y en una tradición cultural. Sin embargo, me queda un sinsabor: el análisis se queda corto al evaluar los procesos metaficcionales en la narrativa colombiana contemporánea (2000-2010), porque las novelas son de autores antioqueños y pertenecen a los dos primeros años de la década estudiada.