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Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica

versión impresa ISSN 2145-8987

perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.12 no.24 Bogotá jul./dic. 2021  Epub 30-Jul-2021

 

Dossier

"MOVERSE: EL LUGAR DEL CUERPO EN LAS MIGRACIONES CONTEMPORÁNEAS"

CRISTINA BURNEO SALAZAR* 

* Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador


Cuando Carolina Alzate, editora de Perífrasis, me invitó a trabajar en un dossier sobre migraciones en abril de 2020, se cumplía en nuestros países la cuarta semana de la emergencia sanitaria declarada por coviD-19. Poco sabíamos entonces de la instauración de esta incertidumbre, que se ha prolongado en formas pavorosas de desigualdad. En mayo de 2021, cuando aún trabajamos entre el confinamiento y el afuera, Colombia vive un proceso de protesta social terroríficamente criminalizado. Las redes sociales muestran imágenes de asesinatos de jóvenes, lideresas y luchadores indígenas junto al llamado #SOSColombia. Al 21 de mayo, las organizaciones de derechos humanos reportan 43 personas asesinadas. En Venezuela, Colombia, Ecuador, Chile, la frontera Uruguay-Brasil, México, Estados Unidos y España, contextos de donde provienen las reflexiones que conforman este dossier, vivimos vulneraciones de distinto orden que atentan contra el derecho a preservar la vida propia, sea por planes de vacunación deficientes, por brutalidad policial y militar, por los efectos de la corrupción sobre la perpetuación de la pobreza, sea porque las migraciones se hallan cada vez más sujetas al régimen inmunológico del cierre de fronteras. Ante este estado de indefensión compartido que constatamos sin cese, migrar sigue siendo una necesidad y un acto de la voluntad.

Los seis artículos que aquí presentamos están firmados por personas con pasados-presentes migrantes y móviles de diversa índole, y se alinean en la comprensión del sujeto migrante como sujeto político pleno y de las comunidades y luchas migrantes como ingobernables. Es decir, el trabajo aquí producido busca afirmar el albedrío de la migración antes que su necesidad de tutelaje y su vitalidad política antes que su sujeción a marcos disciplinantes para controlarla, no sólo en su acontecer cotidiano, sino también en el campo del conocimiento.

Si una visión de conjunto fuera posible, lo que hacen en sus propuestas Diego Falconí Trávez, Lina Gabriela Cortés y Fabián Severo, Martín Ruiz Mendoza, Leyla Méndez Caro, Cristina Yépez Arroyo, y Mafe Moscoso y Amarela Varela es impugnar desde distintos lugares la inacción y la miserabilización del sujeto migrante, de sus lenguajes y de su cuerpo. Hay una torsión vitalista en estas reflexiones que reivindica el lugar del cuerpo como lugar de emancipación (Falconí Trávez), la lengua fronteriza como materia de contrabando para la escritura (Cortés y Severo), el derecho a la memoria a través del arte (Ruiz Mendoza sobre Beatriz González), la politización del cuidado como lazo entre mujeres (Méndez Caro), la resistencia contra la gestión burocrática de la vida (Yépez Arroyo), y el derecho a producir un conocimiento desobediente (Moscoso y Varela).

Para convocar a un diálogo de este carácter, en consonancia con narrativas producidas por voces migrantes, literaturas y artes en fuga de sistemas de prestigio habituales y estudios críticos sobre migraciones, era necesario un enfoque interdisciplinar que buscara también debilitar fronteras cognitivas producidas por las divisiones tradicionales del conocimiento. La convocatoria partió del motivo del viaje como fundante de la experiencia humana. De Ulises o Egeria a los barcos de personas migrantes que sin conocimiento náutico enfrentan barreras dispuestas en las costas de los mares para detenerles, decíamos, hay una larga historia de supervivencia y desarrollo de estrategias para sostener la vida en las aguas, los desiertos y las rutas panamericanas. Esas estrategias son relatadas o poetizadas, se hallan recogidas en testimonios e imágenes y son caminadas o performadas, como lo muestran los materiales que organizan los artículos. La poesía, la crónica, el fanzine, la narrativa, el ensayo etnográfico, el testimonio protegido, la pintura, la escritura epistolar muestran los registros, archivos y lenguajes con los cuales damos cuenta de la experiencia migratoria, en calidad de testigos, acompañantes, activistas o autoras, produciendo conocimiento junto con las comunidades migrantes, cerca de ellas, a su vera.

De distintos modos, atraviesa los artículos una comprensión de las migraciones como la representada por Sandro Mezzadra1, entre otres, que atiende a la ambivalencia de la condición migratoria, la cual resiste a la vez a su victimización y a su heroización. Desde sus respectivas posturas, los seis artículos construyen combinatorias teóricas con la migración que dan cuenta de la amplitud de emplazamientos posibles para comprenderla con una apertura interdisciplinar que muestre realidades aún inexploradas y a la vez como una perspectiva crítica para observar a través de ella el momento presente. En una conferencia reciente transmitida desde la Universidad Millia Islamia, Achilles Mbembe anotaba que estos son tiempos propicios para hacernos preguntas profundas y que, a la vez, ninguna de ellas puede ser abstracta, pues se trata nada menos que de examinar qué formas de vida son aún posibles en el planeta. Si atendemos al movimiento de los 281 millones de personas migrantes en el mundo en este momento, ¿qué expresa la migración sobre esas formas de vida posibles, y cómo se narra esto, o se piensa, o se registra?

Diego Falconí Trávez habla de la migración sexo disidente a través de la Constitución república rarita, del colombiano Diego Posada, y el libro Escenas catalanas, de Frau Diamanda, para afirmar el lugar del cuerpo desobediente como materia de invención frente al disciplinamiento nacional. En Poses de fin de siglo2, Sylvia Molloy situaba la construcción de la norma de género del siglo xix en América en el orden de la "paranoia" para construir la salud nacional. El hombre americano era bueno y heterosexual. En la migración hacia Europa del siglo xxi, es el deseo inscrito en la piel el que motiva el viaje, sugiere Falconí: un deseo sudaca, desordenador, que altera la matriz civilizatoria colonial al cambiar la dirección. Y acaso sea justo este "uno de los acontecimientos de la migración contemporánea en Europa: el encuentro corporal y textual", escribe, escribiendo también un relato contra-nacional desde el sexilio.

Nestor Perlongher, otro escritor contra-nacional por sexodisidente y fronterizo mencionado por Falconí, escribió justamente desde una "extraterritorialidad en gozoso portuñol", como la ha llamado Pablo Gasparini3 desde el campo de las escrituras bilingües. El goce por la desmarcación de fronteras en Perlongher se expresa en contrabandos sexuales y lingüísticos que sirven a la creación de una lengua poética tercera. Fabián Severo, entrevistado por Lina Gabriela Cortés, comparte desde la frontera uruguayo-brasileña una lengua con Perlongher. En su entrevista en el dossier, la autora apunta el problema del monolingüismo de Estado en el caso de Uruguay a pesar de la presencia del portugués en su frontera norte, lo que crea una comunidad diglósica ignorada pero recu3perada desde el portuñol. La escritura de Severo, en lengua portuñolesa, está marcada también por un universo femenino de cuidadoras, en una región en donde la migración de los hombres es una condición de vida. A diferencia del sofisticado portuñol neoba-rroso de Perlongher, Severo habla de una poética de barrio hecha de portuñol popular, "torcida por las ganas" de registrar la memoria, como dice este fragmento de Viralata: "Perdone esta lengua que se tuerce das gana que tiene de historiar. ... Cuando usted se vaya, cuando vuelva en las raíz de onde vino, cuando cierre la última página de mi voz, le pido que lembre mis palabra, mucho mejor de lo que yo las dije"4.

Otras comunidades de cuidadoras aparecen en el trabajo de Leyla Méndez Caro. En el macrocampamento Los Arenales, autoconstruido por familias de Colombia, Chile, Perú, Bolivia y Ecuador en Antofagasta, la autora registra los modos multidireccionales de cuidado que se tejen entre mujeres migrantes del Sur a través de los relatos que construyen en colaboración. Josefa, una de estas mujeres, describe las redes para llegar a Chile y a Los Arenales como cadenas en muchas direcciones, "¡hasta que se hace la cadenita!", explica. Estas "cadenitas de cuidados", escribe Méndez Caro, se parecen más a las cadenas de crochet y a las múltiples formas que éstas toman que a un concepto abstracto lineal. Las cadenitas de cuidados se tejen en el mutualismo de mujeres que crían juntas a sus familias, comparten la realidad del desplazamiento forzado y reconstruyen "otras formas de vida sobre la base de prácticas solidarias de existencia", nombradas entre ellas también desde la sabiduría mapuche como reymagnen: vínculos de solidaridad y apoyo social. La memoria de estas mujeres está marcada por la incertidumbre, como dice Josefa, y por la memoria de mujeres como Joane Florvil, mujer haitiana muerta como consecuencia de una detención de Carabineros. "Entender la forma en que [Josefa] describe sus cadenitas me permitió identificar otro tipo de cadenas de saberes y cuidados", escribe la autora, y nos permite imaginar a las mujeres tejiéndose mientras tejen, situándose en su presente entre el desierto y el mar mientras desarrollan otra escritura de su experiencia.

Por su parte, Martín Ruiz Mendoza se aproxima a la migración venezolana desde la obra de la artista colombiana Beatriz González titulada Zulia, Zulia, Zulia (2015), un óleo sobre lienzo realizado como cenefa para emular los largos caminos de quienes cruzan a pie nuestros países cargando sus pertenencias. A través de esta obra y la poéitca que lleva inscrita, el autor puede explorar la relación entre política y estética: la imagen pictórica guarda la experiencia humana que exige un lugar en la memoria colectiva, dice el artículo, y allí radica su valor. El trabajo del arte abre una temporalidad distinta a las del periodismo y de la política. De hecho, hace décadas González toma imágenes de prensa y las reproduce en distintos soportes, como si acercara y a la vez alargara esas temporalidades hacia la memoria. El arte, si se quiere, espera, guarda sentidos en sí para luchar contra los regímenes del olvido. La imagen de las personas migrantes se repite miles de veces en las redes sociales. En Zulia, Zulia, Zulia, las figuras humanas y sus pertenencias se muestran en cambio en siluetas, rebasan así el presente al volverse perennes, persistentes: la migración no será solo hoy, no será solo aquí. Las siluetas, inscritas en la memoria larga, responden aun a la noción de "crisis": la migración no es un mero trance, es permanencia en movimiento. Un trabajo como Zulia, Zulia, Zulia obliga a contextualizar e historizar, como hace el autor, a fin de situar su análisis en la realidad específica de Venezuela. Lo hace en inglés para apelar a contextos académicos a los cuales este debate debe seguirse extendiendo.

En su ensayo etnográfico sobre el centro de detención de migrantes de Quito conocido como "Hotel" Carrión, Cristina Yépez Arroyo se concentra en la construcción de ilegalidad y en las maneras como las comunidades migrantes responden a la amenaza de la deportación. El uso eufemístico popular del término "hotel" y el de "centro de acogida" por parte del Estado, que recurre al lenguaje de la hospitalidad cuando se trata justo de su opuesto, lo que Eduardo Domenech ha llamado "política de la hostilidad", se vincula en esta reflexión a daños no evidentes que sufren las personas detenidas. La angustia que produce la ambigüedad, el limbo en que se ve el cuerpo, el doble discurso permanente que sostiene la respuesta burocrática, constituyen un daño. Este ensayo etnográfico apunta a la práctica de gaslighting en el ámbito de la prisión: las personas dudan de su realidad, de su estatus migratorio y del lugar en que están, lo que permite a la entidad que administra sus vidas acumular poder sobre sus circunstancias. En ese sentido, el eufemismo les dice algo que al mismo tiempo encubre, no es tan sutil como podría pensarse. Y luego vienen la deportación o la expulsión ilegal -en su memoria Children of the Land, Marcelo Hernández Castillo5 narra cómo la deportación deja sembrado el temor y la conciencia de la vigilancia en familias enteras-. El cuerpo, el volumen de voz, el modo de caminar, se transforman ante el miedo constante, tal como la autora narra sobre las personas que lograron salir del "hotel". El daño no desapareció al cruzar su puerta.

Cierra el dossier un texto titulado "El 'paper' como un campo de batalla: conversaciones académicas deslenguadas", confeccionado por dos autoras que hacen visible una frontera poco frecuentada en publicaciones de este carácter: la del conocimiento indexado. Mafe Moscoso y Amarela Varela, desde Barcelona y Ciudad de México, buscan abolir los controles del formato "paper" en pos de un saber del mañana, abierto a preguntas inacabadas para algunas de las cuales aún no tenemos lenguaje, cercanas a la poesía y a la hospitalidad e impugnadoras del disciplinamiento del capitalismo cognitivo. Su estrategia es hacer esto dentro de una revista académica, lo que produce una especie de V-Effekt respecto de los espacios en que reflexionamos. En ese diálogo que invita al extrañamiento epistemológico queda prefigurada una posibilidad de pensar juntas y "sin papeles", y está dada por la poesía de Gloria Anzaldúa y Val Flores, de quienes las autoras toman su horizonte: lograr un diálogo "deslenguado". Escribir también es interrumpir. A la vez que abordan la realidad de las migraciones, en una reflexión de doble grado las autoras hilan una metarreflexividad sobre el hacer académico para oponerlo a la técnica autómata de producción depapers/papeles y su catalogación compulsiva. Una cualidad fundamental de este pensamiento prefigurativo conduce a la posibilidad de la autorrepresentación radical de las migraciones. Junto con Appadurai, elaboran en ello: la hospitalidad no es unidireccional, y las personas migrantes que "llegan" no traen solamente su historia de pérdida, sino otras, inesperadas, aún intraducidas. Solo una producción de conocimiento abierta a lo intraducible puede hacer posibles formas renovadas de autorrepresentación que fuguen de los controles discursivos con que trabajamos. La sexualidad, las lenguas fronterizas, el arte, los cuidados, la voluntad de migrar, aparecen todas como dimensiones de lo intraducible, es decir, de lo indomesticable, a la luz de este último artículo.

Justamente, es Amarela Varela una de las editoras de un volumen reciente, especialmente relevante para conocer el debate crítico de las migraciones. Se trata de América Latina en movimiento. Migraciones, límites a la movilidad y sus desbordamientos (Cordero, Mezzadra y Varela eds., 2019). Allí, y en el proyecto (In)movilidad en las Américas, covid-19 (https://www.inmovilidadamericas.org/, Soledad Álvarez Velasco coord.), centrado en el redoblamiento de controles migratorios ante la declaración de la emergencia viral en 2020, entre otros proyectos colectivos afines, aparece un diálogo transnacional fundamental para entender el presente. Todo este trabajo comparte la defensa de los distintos "ángulos de la ingobernalidad de la movilidad humana", como dicen las editoras de América Latina en movimiento, es decir, la defensa de su persistencia, que demanda a la vez miradas teóricas y políticas también en fuga respecto de las fuerzas de domesticación del conocimiento. Al cerrar este dossier, el proyecto (In) Movilidad anuncia la Primera Asamblea Latinoamericana de Personas de Movimiento, un acontecimiento migratorio inédito en las Américas.

Estos momentos de confluencia política, teórica y social guardan afinidades con otros que tienen lugar en la literatura, las artes o la performance, como esperamos que se vea en los artículos de este conjunto. Las múltiples relaciones allí expuestas entre vida, capital, política y poéticas dan cuenta de horizontes amplios para pensar y hacer que, como es obvio, no se limitan a esta muestra. En el trabajo minucioso de quienes dictaminaron los textos aquí presentes y de otros que esperamos se sigan desarrollando, hubo un diálogo que los procesos editoriales no permiten mostrar. Va un agradecimiento por hacer del lugar del "dictamen" una ocasión para la retroalimentación generosa y prepositiva. Un agradecimiento especial a Carolina Alzate, por su hospitalidad paciente y cuidadosa, ante modos del hacer que no siempre coinciden con los procesos institucionales de indexación, sin perder el hilo editorial, o hallando otros

1Ver, por ejemplo, Mezzadra, Sandro. "Capitalismo, migraciones y luchas sociales. La mirada de la autonomía". Nueva Sociedad, núm. 237, 2012, https://nuso.org/articulo/capitalismo-migraciones-y-luchas-sociales-la-mirada-de-la-autonomia/

2Molloy, Sylvia. Poses de fin de siglo: desbordes del género en la modernidad. Eterna Cadencia, 2012.

3Gasparini, Pablo. "Néstor Perlongher: Una extraterritorialidad en gozoso portuñol". University Library System, University of Pittsburgh, 2010.

4Severo, Fabián. Viralata. Estuario, 2019.

5Hernández, Castillo Marcelo. Children of the Land: A Memoir. Harper, 2020.

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