INTRODUCCIÓN

A lo largo de los años las escuelas en Colombia han pasado por distintos tránsitos en los niveles de los educandos conforme avanzan en sus experiencias y procesos académicos; el grado octavo de la básica-secundaria es un grado de cambio para los estudiantes si se toman como referencia los grados de primaria, sexto y séptimo de secundaria. Ahora bien, en lo concerniente al área del conocimiento de las matemáticas, lo anterior se visibiliza con mayor fuerza en los contenidos globales del álgebra, que se entiende como aquella que generaliza patrones aritméticos y, posteriormente, se constituye en una potente herramienta para la modelación de situaciones de cuantificación y de diversos fenómenos de variación y cambio (^{MEN, 1998}); además, según ^{Swokowski y Cole (2009)}, como la rama de las matemáticas que estudia la cantidad considerada del modo más general posible, representada mediante letras.

Se denota así la relevancia e importancia del álgebra en el contexto, y por tal motivo su utilidad inminente, bien sea en grados superiores de la secundaria o bien de la universidad, dado que el álgebra escolar se considera uno de los elementos fundamentales de las matemáticas que influye considerablemente en la formación de los estudiantes, pues se caracteriza porque su aprendizaje apunta al desarrollo del pensamiento variacional que, de acuerdo con ^{Vasco (2003)}, es una manera de pensar de forma dinámica que intenta producir mentalmente sistemas que relacionen variables internas, de tal forma que covaríen en formas semejantes a los patrones de covariación de cantidades de la misma o distintas magnitudes en los subprocesos recortados de la realidad. No obstante, su nivel de abstracción y la dificultad que presentan los estudiantes para convertir el lenguaje cotidiano en el lenguaje algebraico, sumado a que en grados previos a octavo grado los docentes de matemáticas no suelen realizar adecuadas introducciones al álgebra, implica que el rendimiento académico de los estudiantes sea negativo, pese a lo trascedental que es desarrollar el pensamiento variacional en los educandos.

En este sentido, ^{Sánchez y Melo (2016)} aseguran que la mejora de la educación requiere de esfuerzos coordinados de los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, las unidades educativas y las sociedades científicas, entre otros, de modo que se hace relevante la inclusión de tutorías extras curriculares a las clases, en las cuales los estudiantes reciban apoyos suplementarios en los aspectos o en las áreas en las que no alcanza el nivel académico propuesto o exigido (^{Gento, Ferrándiz y Palacios, 2011}). Esto dado que la causa del fracaso escolar por parte de los estudiantes apunta directamente a los programas de estudio, a la masificación de las aulas, a la falta de recursos de las instituciones y al escaso compromiso de los padres, así como a su actitud de creer que su responsabilidad acaba donde empieza la de los maestros (^{Navarro, 2003}).

Por otra parte, el Ministerio de Educación Nacional -el mayor ente educativo en Colombia- en el Decreto 1290 de 2009, artículo 11, inciso 3, hace referencia a que los docentes y los directivos docentes deben analizar, diseñar e implementar estrategias permanentes de evaluación y de apoyo para la superación de las dificultades de los estudiantes, así como proporcionar recomendaciones a los estudiantes, padres de familia y docentes, al ser los planes de mejoramiento el método más utilizado por los docentes; también es el más corto y seguro para que bajo su orientación y liderazgo los estudiantes alcancen las metas necesarias en relación con las áreas del conocimiento (^{MEN, 2009}).

De este modo, son influyentes las quejas de alumnos con respecto al método de enseñanza de docentes, la falta de confianza docente-alumno y los problemas emocionales (baja autoestima), entre otros (^{Chávez Rocha y Vargas Cortez, 2007}), puesto que la enseñanza en la actualidad requiere de docentes competentes, con sentido de pertenencia y autodidáctas, a fin de crear estrategias que faciliten el aprendizaje de los educandos. Esto debido a que, en la sociedad actual, el conocimiento se constituye en uno de los principales valores de los ciudadanos, lo que a su vez se encuentra relacionado con el nivel de formación y la capacidad de innovación que estos posean, lo cual los obliga a establecer garantías para que niños, jóvenes y adultos actualicen constantemente sus capacidades y competencias en una educación que está expuesta a constantes cambios (^{Vaillant, 2014}). Así, el curriculum debe estar estrechamente relacionado con las vivencias que experimentan los educandos a nivel de contexto (^{Gamboa Graus y Fonseca Pérez, 2014}).

Ahora, dar respuesta a requerimientos académicos de este tipo de estudiantes, a través de la realización de acciones integrales, fortalece tanto competencias básicas y específicas como las competencias socioemocional y de autoeficacia vocacional (^{Dapelo Pellerano y Espinoza Brito, 2016}). Esto en razón a que es necesaria y fundamental la influencia de los padres -de acuerdo con Martínez et al. (s. f., p. 4, citado por ^{Arias Manrique y Ávila Carreño, 2014}) en la educación actual los padres de familia juegan un factor muy influyente en la determinación del rendimiento académico de sus acudidos-, pues es proporcional: a mayor nivel educativo de los padres, mayor es el tiempo dedicado a los hijos y, además, mayor la calidad de la supervisión de ese nivel. Estos es relevante en la influencia del desarrollo psicosocial y cultural de los estudiantes, pues la estimulación recibida en el hogar, entre el nacimiento y el comienzo de la escolaridad -y durante los periodos de vacaciones y las actividades recreativas- resultan fundamentales para estimular sus habilidades cognitivas, su desarrollo emocional y social y, por ende, su rendimiento académico (^{Mata Rodríguez, 2014}). Esta afirmación la sustenta, a su vez, la ^{Unesco (2015)}, al asegurar que la participación y el acompañamiento de los padres de familia en el proceso académico de sus acudidos beneficia los resultados escolares, así como el desarrollo de habilidades cognitivas y motivacionales.

Así, esta investigación centra su atención en experiencias que ostentan estudiantes de octavo grado de una escuela distrital de Barranquilla, quienes asisten a tutorías extracurriculares a su jornada académica con el objetivo de fortalecer las deficiencias que presentan en el aprendizaje del álgebra, de acuerdo con los "Estándares Básicos en Competencias de Matemáticas", las cuales apuntan específicamente a la no identificación y construcción de expresiones algebraicas y la resolución de operaciones.

En este orden de ideas, ^{Socas, Camacho y Hernandez (1998)} afirman que las dificultades de aprendizaje del álgebra tienen que ver con la complejidad de los objetos del algebra, con los procesos de pensamiento algebraico, con el desarrollo cognitivo de los alumnos, con los métodos de enseñanza y con las actitudes afectivas y emocionales hacia el álgebra, de lo que se infiere que son varios los factores que repercuten en que los educandos obtengan resultados negativos cuando se enfrentan a situaciones de tipo algebraico, en especial debido a los métodos de enseñanza que utilizan los docentes en la enseñanza de los contenidos. De este modo, se hace indispensable actuar sobre estos factores que se encuentran asociados al desempeño de los estudiantes y concurren en el espacio que denominamos "salón de clases" (^{MEN, 2011}).

Por otra parte, la realidad mencionada -que se evidencia en el grado octavo de una escuela distrital de Barranquilla- muestra que si bien los docentes aplican programas de planes de mejoramiento y nivelación a estudiantes con dificultades, esta medida educativa no satisface ni fortalece la necesidad que ellos presentan. Puesto que no son actividades de apoyo constante sino que se realizan hacia el final de los periodos académicos, es decir, no se trabajan a diario, resultan escasas si se considera que en poco tiempo no es posible superar dificultades presentes durante un semestre o año escolar. Esto dista de lo referenciado por ^{Guanotasig (2016)}, quien afirma que las tutorías deben realizarse con el fin de brindar enseñanza compensatoria y complementaria a estudiantes con dificultades de aprendizaje o que no han logrado en el tiempo establecido -por cualquier causa directa o indirecta- concluir con éxito los programas de enseñanza regular.

Así, bajo los parámetros de esta investigación, las tutorías académicas son, entonces, una medida que busca suplir las necesidades que presentan los estudiantes con dificultades en el aprendizaje del álgebra, a quienes no se maneja con criterios de calidad en la institución, entendiéndose que el rendimiento académico es un medida cuantificable obtenida de un proceso de evaluación del conocimiento adquirido en un tiempo determinado en el espacio escolar (^{Bernal García y Rodríguez Coronado, 2017}), y el cual, por tanto, así como es evaluado, requiere de la atención a los estudiantes que no cumplen con los objetivos propuestos, de manera que este tipo de estudiantes que presentan dificultades no se vean forzados a repetir un grado escolar, ya que esto puede traer consigo consecuencias socioemocionales negativas en la autoestima, en la motivación escolar y en la conducta (^{Cordero, Manchón y Simancas, 2014}). Por esta razón se hace necesario fortalecer las necesidades de este tipo de estudiantes y contribuir a su formación antes de que sus estimulos se quiebren, para lo cual resultan relevantes los métodos de enseñanza utilizados por los docentes en el aula, así como las tutorías académicas, ya que estas examinan los resultados de actitud, los cambios en actitudes hacia la escuela y resultados socioemocionales tales como los cambios en el autoconcepto y los sentimientos de eficacia académica (^{Robinson, Ward y Steers, 2005}).

Ahora bien, las tutorías académicas cuentan con características que determinan su éxito o no como estrategias en el fortalecimiento de las habilidades de los estudiantes, dentro de las cuales se destaca que un tutor académico debe adaptarse al ritmo, al estilo y al nivel de aprendizaje del alumno, proporcionar retroalimentación inmediata y desarrollar prácticas adaptadas a la preparación del estudiante; en relación con el aspecto emocional, debe ayudarlo a progresar sin hacer comparaciones con otro tipo de estudiantes. Esto al ser este un tipo de entorno de aprendizaje privado en el que los estudiantes suelen sentirse más cómodos para cometer errores, el cual aumenta la confianza y la creencia de los estudiantes en sus capacidades (^{Karsenty, 2010}).

En función de lo anterior, ^{Hernández Vargas, Martínez Espinosa y Carranza Núñez (2013)} ponen de manifiesto que las tutorías académicas dan lugar, en cuanto son una alternativa para prevenir problemas de reprobación y deserción estudiantil, a facilitar la adaptación del estudiante al ambiente escolar y mejorar sus habilidades de estudio y trabajo, de manera que la probabilidad del éxito en sus estudios aumente. Dado que las tutorías académicas toman importancia en situaciones dificultosas que afronta el estudiante con relación a su aprendizaje total, esto es, el conjunto de componentes temáticos que cursa y la trayectoria formativa de la disciplina, se revelan las tutorías como espacios propicios que permiten superar problemas de aprendizaje (^{Calle y Saavedra, 2009}) e impactan de manera positiva los resultados de los estudiantes porque producen aumentos en el tiempo que estos dedican activamente a las tareas académicas (^{Dufrene et al., 2010}).

Sin embargo, cuando se presentan desarticulaciones entre el rendimiento académico de un estudiante y el que se espera obtenga, en muchos casos va atado a los métodos didácticos de enseñanza utilizados por los docentes (^{Lamas, 2015}), esto es, la falta de atención a los estudiantes por parte de sus docentes cuando presentan falencias, dificultades o necesidades en el aprendizaje de una temática, así como las escasas conciliaciones para que este tipo de educandos reciba ayuda extra a las clases habituales. De este modo, varios factores (a nivel personal, social y familiar) son acreedores de que los estudiantes también presenten rendimientos académicos aceptables o bajos, y surgen de situaciones de presión a las que no pueden hacerle frente y que repercuten en que los resultados sean los no deseados (^{Contreras, Caballero, Palacio y Pérez, 2008}).

Por tal motivo, las tutorias académicas se convierten en una práctica informal extracurricular en la institución educativa de la cual surgen preguntas como, por ejemplo: ¿Quién orienta dicha tutoria? ¿Están capacitadas las personas que orientas las tutorias? Esto si se tiene en cuenta que un tutor académico apoya a los estudiantes a estimular sus capacidades en la toma de decisiones y la resolución de problemas. Por tanto, el tutor debe contar con herramientas necesarias para detectar las actitudes y las aptitudes de los estudiantes y asi contribuir en su formación integral (^{Rodriguez Pérez, 2017}), sin perder de vista que, cuando se solicita la ayuda de un tutor académico, se espera que este brinde sus conocimientos y experticia en una temática correspondiente a los estudiantes sin resolverle de forma directa las actividades, sino al crear espacios en los cuales sean los propios educandos quienes indagen su propia solución a problemas propuestos, es decir, el tutor debe permitir que el estudiante asuma una parte razonable del trabajo, mientras él es una guia y un orientador en el proceso (^{Palomares Ruiz, Torres Bugdug, Sordia Salinas y Sánchez Garza, 2016}).

Por tanto, y al tener en cuenta los anteriores insumos, surge la pregunta principal de la investigación, de la cual se desprende una serie de preguntas secundarias.

MATERIALES Y MÉTODOS

Esta investigación se fundamenta en un enfoque cualitativo, ya que es un estudio de tipo descriptivo que busca especificar propiedades y características importantes de cualquier fenómeno que se pretenda analizar, de modo que describe tendencias de un grupo o población (^{Hernández, 2014}), la cual, en el caso de esta investigación, la conforman estudiantes que presentan necesidades educativas en el aprendizaje del álgebra en una institución del distrito de Barranquilla, Colombia.

La investigación se desarrolló en las siguientes etapas:

RECOCIDA Y ORGANIZACIÓN DE LOS DATOS

Se observaron algunas clases de matemáticas del grado octavo del Colegio Distrital Gabriel García Márquez de Barranquilla, las cuales dictó una docente de edad mayor. En las observaciones no participantes se tuvo en cuenta la metodología utilizada por la docente en la enseñanza del álgebra, además de las principales necesidades que presentan los veinte estudiantes con edades entre los trece y los quince años partícipes de la investigación y seleccionados a través del muestreo no probabilístico o muestreo dirigido, ya que la elección de los elementos no se dio por probabilidad, sino por medio de causas relacionadas con las características de la investigación o los propósitos del investigador (^{Hernández, 2014}), lo cual en este caso es la elección de estudiantes con dificultades en el aprendizaje del álgebra en el grado octavo.

En este orden de ideas, se constató lo observado a través de la aplicación de una prueba diagnóstica de temáticas que abordaron los estudiantes durante el año escolar (números reales y su orden, factorización y resolución de problemas algebraicos), a fin de explorar sus principales falencias en el aprendizaje de estos temas, además de una entrevista informal con respecto a sus opiniones acerca de cómo les parecía el desarrollo de la clase de matemáticas, si su profesor de matemáticas de la institución y de la tutoría utilizaban estrategias didácticas en la enseñanza de dichos contenidos y si sus padres los acompañaban en los procesos de tareas. Con base en las respuestas obtenidas en la entrevista informal se diseñaron entrevistas dirigidas a la docente de álgebra, a los padres de familia y al tutor académico en las que se abordaron preguntas para cada caso. En el de los docentes acerca de las metodologías y las estrategias utilizadas y la atención a este tipo de estudiante; en el caso de los padres de familia, acerca del conocimiento de las metodologías utilizadas por los docentes y, a su vez, su acompañamiento en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos.

ANÁLISIS Y DISCUSIONES

Tabla 1 Análisis de la prueba diagnóstica 

Fuente: elaboración propia con base en los resultados obtenidos en la prueba diagnóstica.

Tabla 2 Análisis de entrevista a padres de familia 

Fuente: elaboración propia con base en los resultados obtenidos en la entrevista

Tabla 3 Análisis de entrevista al docente de álgebra 

Fuente: elaboración propia con base en los resultados obtenidos en la entrevista.

Tabla 4 Análisis de entrevista a estudiantes 

Fuente: elaboración propia con base a los resultados obtenidos en la entrevista

Tabla 5 Análisis de entrevista a tutores académicos 

Fuente: elaboración propia con base a los resultados obtenidos en la entrevista

CONCLUSIONES

Esta investigación permitió establecer que las tutorías académicas son una medida y una estrategia dirigida a fortalecer problemas educativos que presentan alumnos en su proceso de aprendizaje. Sin embargo, deben realizarlas los docentes, puesto que una persona que no es licenciado pueda que contribuya a fortalecer la actitud motivacional y afectiva del estudiante, mas no el desarrollo de sus competencias matemáticas.

Por medio de esta investigación se evidenció que los estudiantes de octavo grado no lograron superar del todo sus dificultades académicas en el álgebra a pesar de la implementación de tutorías académicas extracurriculares, lo que denota que este proceso no es eventual sino diario, y que en él no solo intervienen los estudiantes y los docentes, sino también los padres de familia.

Los resultados obtenidos en la investigación permiten prever que las escuelas requieren espacios de profundización en los cuales los estudiantes con dificultades en el aprendizaje de cualquier área puedan nivelarse y aclarar las dudas e inquietudes que se presenten en clase.