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Suma de Negocios

versão impressa ISSN 2215-910Xversão On-line ISSN 2027-5692

suma neg. vol.3 no.1 Bogotá jan./jun. 2012  Epub 01-Jun-2012

 

Artículo de investigación

Migración, clubes de migrantes y usos de las remesas: el caso del estado de México

Germán Vega Briones1  * 

1PhD. Profesor-investigador del Departamento de Estudios de Población, El Colegio de la Frontera Norte.


Resumen

Este artículo tiene como objetivo central presentar un panorama general sobre la migración internacional en el Estado de México, sobre el uso o usos que se da en este estado a las remesas (colectivas o familiares) que los migrantes internacionales envían a sus comunidades de origen. La funcionalidad, éxito y/o alcances del trabajo de las organizaciones de migrantes mexicanos han sido cuestionados y a la vez justificados, especialmente sobre las bases de la cantidad y calidad de participación de sus miembros. Mientras que los estudios a nivel agregado muestran un panorama general de las características de los hogares y de la dinámica tanto de la migración como de las remesas, un estudio a nivel estatal permite conocer a profundidad las particularidades de los hogares.

Palabras clave: Migración; Remesas; Estado de México; hogares

Abstract

The article’s main objective is to provide an overview on international migration in the State of Mexico, on the collective and family use of remittances that international migrants send to their communities of origin. The functionality, success and / or scope of the work of Mexican migrant organizations have been challenged yet justified, especially based on the quantity and quality of participation of its members. While studies at aggregate level show an overview of the household characteristics and dynamics of migration and remittances, a statewide study allows deeper knowledge of household characteristics.

Key words: Migration; Remittances; Mexico State; households

Introducción

Sobre los cambios en el patrón migratorio mexicano, Lozano (2002) considera que existe una diversidad de opiniones. Así, por ejemplo, Cornelius, en 1992, observó que los cambios en el perfil de los migrantes mexicanos hacia Estados Unidos correspondían básicamente a cuatro factores: en primer lugar, a la composición de la demanda de trabajadores migrantes en el país de destino; en segundo, a la crisis económica de México durante la década de los ochenta; en tercero, a la política de inmigración de los Estados Unidos (IRCA) en 1986, con lo que aumentó la migración de mujeres y niños; y por último la gestación de las redes migratorias trasnacionales. Como consecuencia de estos cuatro factores, se alteró la composición demográfica de los flujos de migración y permitió la incorporación de estados no tradicionales. Este autor también considera que existe una tendencia hacia el establecimiento permanente en los Estados Unidos (citado en Huerta Rodríguez, 2006). Sin embargo, respecto al probable establecimiento de los migrantes en el vecino país del norte, Cornelius (2001) encontró que esta discusión se centraba en las características sociodemográficas y económicas de los nuevos migrantes quienes podrían convertirse, en el largo plazo, en residentes de Estados Unidos, ya que mientras más tiempo pasa el migrante en aquel país, es más probable que se establezca. De igual forma, este autor también confirmó que la migración mexicana hacia ciudades como Los Ángeles y San Diego, reflejan la urbanización de México, debido a que esta proviene más de áreas urbanas que rurales. Por otro lado, Corona (1998) al caracterizar la migración laboral de México a Estados Unidos, concluye que el patrón migratorio se ha modificado, ya que, aunque la migración sigue siendo eminentemente masculina, hay una mayor participación femenina en el flujo migratorio, los desplazamientos se realizan en edades productivas, presentan una mayor escolaridad, son principalmente de origen urbano y con una mayor participación de los estados del norte, centro y sur del país (citado en Huerta Rodríguez, 2006). Este autor también señala que los cambios de la migración laboral mexicana tienen su origen básicamente en el proceso de urbanización por el que ha atravesado el país a partir de la década de los setenta. Asimismo, Durand, Massey y Zenteno (2001), al igual que Corona (1998), consideran que los cambios en el patrón migratorio se han dado como consecuencia de la progresiva urbanización de la sociedad mexicana; no obstante, estos autores señalan que la urbanización no representa ningún cambio en la selectividad de la migración. Por su parte, Lozano (2002) sugiere que, hacia la década de los ochenta, en la región tradicional1 predominaba la participación de migrantes de origen rural, del sexo masculino y con bajos niveles de escolaridad; mientras que en la región emergente2, los migrantes eran, en mayoría, de origen urbano, con una mayor presencia de mujeres y una escolaridad promedio superior. Sin embargo, este autor asegura que actualmente, se está asistiendo a un aparente resurgimiento del predominio de migrantes de origen rural, por lo que, considera que se debe de replantear la discusión teórica sobre los cambios en el perfil de la migración mexicana hacia Estados Unidos, ya que a partir de la década de los noventa la participación de migrantes de origen urbano empezó a declinar en todo el país (citado en Huerta Rodríguez, 2006).

Recientemente Alarcón (2000), discutiendo acerca del papel de los denominados clubes o asociaciones de migrantes comenta que, en términos generales, existe un debate académico entre dos posiciones en torno al impacto económico de las remesas que los migrantes envían a sus lugares de origen, denomina a estas la escuela pesimista y la optimista. La posición optimista, de acuerdo con Alarcón (2000) sostiene que las remesas crean una forma de dependencia económica en la medida en que estas son gastadas, en su mayor parte, en el consumo dando lugar a una nula o escasa inversión productiva. Por otro lado, la escuela optimista sostiene que el punto de vista de la posición pesimista no da suficiente crédito a las inversiones productivas de los migrantes, a los efectos indirectos de los ahorros, y al impacto de las remesas en la promoción del crecimiento económico a través del gasto en el consumo. Según la posición “optimista”, las remesas generan un efecto multiplicador en la demanda agregada, en el empleo y en la inversión de capital en el gasto en general. De una manera bastante crítica, Alarcón (2000) observa, también, que las remesas que envían los migrantes, además de posibilitar el desarrollo económico, funcionan también como un substituto ante la carencia de un sistema de “welfare” mexicano. En este sentido, las remesas funcionan como un suplemento asistencial para una buena proporción de familias mexicanas. Y que un mayor involucramiento del gobierno mexicano en un programa semejante al del “welfare” americano podría facilitar el uso de las remesas con fines de inversión. Otros autores, Canales (2000), se han planteado la pregunta de ¿por qué seguir insistiendo en dejar en las “espaldas” de los migrantes y/o sus remesas funciones de asistencia social o políticas públicas que deberían corresponder al estado mexicano? Ramírez (2002), por su parte, señala que la gran mayoría de los estudios en torno a remesas han encontrado que estas se destinan principalmente para satisfacer las necesidades básicas del hogar. Las remesas sirven a la vez para la compra de distintos bienes duraderos, incluidos lotes y vivienda, y que es sumamente reducida la porción de remesas que se destinan a inversiones productivas o al ahorro. Aunque no se ignora que con frecuencia las remesas proporcionan el capital inicial para impulsar la formación de negocios (familiares en su gran mayoría). Ramírez (2002) indica, también, citando a Lozano (2000) que muchas investigaciones sobre los usos de remesas tienden a ser pobres en términos teóricos y empíricos. El problema es que mucha de la información utilizada es recogida en un solo momento, lo cual impide ver como se han destinado las remesas en periodos de tiempo prolongados, lo que ha llevado a muchos autores a la conclusión de que las remesas se invierten principalmente en consumo inmediato y no en gasto productivo. En este sentido, se sugiere analizar la presencia regional de las remesas como un proceso de acumulación de capital y/o de acumulación de bienes de consumo duradero (citado en Huerta Rodríguez, 2006). Así, la interpretación de autores como Arroyo y Berumen (2000) y García Zamora (2002) va en el sentido de que entre “otros factores que conspiran contra la inversión productiva de las remesas se encuentran: la excesiva dispersión de los recursos para impulsar proyectos productivos; la nula o escasa capacitación empresarial de los migrantes; la baja rentabilidad de las inversiones en las que usualmente se involucran los trabajadores migratorios; y la poca o nula confianza que tienen los migrantes en el desempeño gubernamental, así como la eficiencia de las políticas públicas de apoyo a la pequeña y mediana empresa”. En síntesis, autores como Ramírez (2002) plantean que existe un consenso acerca de que las remesas no han logrado constituirse en una verdadera “palanca de desarrollo económico” en los estados expulsores de migrantes. Igualmente, este autor se pregunta: ¿Por qué atribuirles esta función a las remesas, cuyo uso principal es el sostenimiento de las familias de los migrantes (citado en Huerta Rodríguez, 2006).

Por su parte Durand (2007) indica que, además de las denominadas remesas “salario”, inversión”, y “capital”, que de alguna manera fueron sintetizas o caracterizadas arriba, existen otro tipo de remesas a las que este autor denomina: “remesas disipada, de prestigio y tecnológica”. La remesa disipada o perdida es aquella que significa un costo o pérdida para el migrante. En particular, nos referimos a los costos de la transferencia de remesas y las pérdidas, robos o extorsiones que sufren los migrantes. La remesa de prestigio es considerada por diversos autores como un gasto conspicuo, dado que se gasta en fiestas y celebraciones por medio de los cuales se adquiere prestigio. Este tipo de remesa se adecua a normas y valores culturales de cada sociedad. Las celebraciones de bodas y bautizos sirven para establecer alianzas de compadrazgo. La celebración de quince años sirve para presentar en sociedad a las hijas de la familia y buscar consortes adecuados y adinerados. Los gastos en cargos y fiestas patronales derivan luego en cargos públicos y en acceso a recursos comunales (pp. 226-227). Las llamadas remesas tecnológicas, no es otra cosa que la transferencia de tecnología. En este caso, cada vez más los migrantes pueden aplicar sus conocimientos en sus lugares de origen. Hay docenas de hoteles y restaurantes propiedad de migrantes que aprendieron el oficio en Estados Unidos. Igualmente, existen talleres mecánicos de todo tipo, con tecnología traída del otro lado. Miles de migrantes, que aprendieron inglés en Estados Unidos, lo utilizan en su desempeño laboral como maestros, meseros, taxistas, botones, comerciantes, etc. No es posible contabilizar este impacto, pero puede considerarse como parte del capital humano que traen los migrantes a la hora del retorno (pp. 227-228).

La formación de asociaciones o clubes de migrantes

A pesar de que hacia finales de 2002 había sido anunciada la “desaparición” de la Oficina de Atención a Mexicanos en el Extranjero, el personal que componía esta y las respectivas funciones que dicha oficina desarrollaba, pasaron a formar parte de los Consulados de México en los Estados Unidos. Es decir, ahora serían las oficinas consulares las que continuarían atendiendo las necesidades de los migrantes mexicanos que residen en los Estados Unidos, incluidos aquellos que dieron forma a las asociaciones o clubes de migrantes en el extranjero. Sin embargo, es indudable que el estado mexicano no solo no podría dejar de atender las respectivas necesidades y demandas de los migrantes, sino que incluso, ya sea a través de los gobiernos estatales o a nivel federal, sino que, a través de distintos programas de apoyo institucional han venido impulsando diferentes tipos de proyectos -principalmente productivos, aunque sin olvidar los de índole asistencial-, que van de programas del tipo 3 por 1 u otro tipo de proyectos (“Invierte en México”, etc. Fernández de Castro et al., 2006) productivos en el que las remesas “colectivas” son centrales para la continuidad de este tipo de programas, mismos que habían sido implementados juntamente con los diferentes niveles de gobierno. La razón de esta formación tan reciente obedece a dos grandes explicaciones. Por un lado, es un estado que no presenta una tradición migratoria internacional como los estados de Centro/Occidente del país (Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas). Por otro, en la medida de que el Estado de México no ha aportado históricamente fuertes volúmenes de población hacia los Estados Unidos, ello en sí mismo permite entender porque solo se tiene registro de seis clubes de migrantes, tres de ellos por cierto ubicados en la ciudad de Austin, Texas; sin embargo, estos clubes, bajo el impulso de los diferentes niveles de gobierno mexicano, empiezan a cobrar importancia en estados como California, Texas, Pennsylvania, Illinois, Florida, Arizona, Nebraska, Colorado, Illinois y Washington, principales lugares de trabajo de los migrantes del Estado de México (Nina Frías et al., 2006; González Galbán, 2002).

La formación de clubes, asociaciones o casas de migrantes constituye una forma nueva de organización de las comunidades de migrantes mexicanos que trabajan y/o residen en los Estados Unidos. Generalmente están conformados por grupos de ciudadanos que comparten el mismo origen en México y, tienen como uno de sus principales objetivos maximizar recursos económicos para la puesta en marcha de una serie de actividades y/o proyectos que beneficien tanto a los migrantes como a las comunidades de origen y, por lo tanto, a sus familias. Estas acciones o proyectos generalmente se dan en dos formas: 1. Actividades de apoyo al migrante en los Estados Unidos, tales como soporte logístico, orientación, capacitación e integración de grupos de familiares y amigos alrededor de actividades culturales y deportivas. 2. Apoyo al desarrollo de las comunidades de origen, en coordinación con las autoridades locales y estatales, en actividades como el mejoramiento de infraestructura, reparación y construcción de escuelas y jardines infantiles, generación de fuentes de empleo, etc. Los clubes y/o asociaciones efectúan un conjunto de acciones con un alto sentido social, vinculándose con los gobiernos estatales y municipales, generalmente en coordinación con las oficinas consulares de México en los Estados Unidos. A través de estas asociaciones los migrantes, al mismo tiempo que se adaptan a las nuevas circunstancias sociales en el país de arribo, logran mantener vínculos, lealtades y compromisos con sus comunidades de origen, tanto en México como en Estados Unidos, convirtiéndose estas en un importante capital social y económico de los migrantes. Además, contrario al supuesto común sobre la asimilación y/o integración de los migrantes mexicanos en los Estados Unidos -la cual sí se da, pero sobre todo en pequeños sectores de mexicanos que llevan mucho tiempo trabajando en EE.UU.-, los lazos y las lealtades hacia México, de parte de los migrantes, se han venido manteniendo e incrementando mediante una estrecha relación cultural y económica entre estos y sus lugares de origen. En este sentido, la interacción constante entre migrantes y comunidades de origen han venido construyendo una serie de redes sociales convirtiéndose, por un lado, en una fuente importantísima de apoyos para los migrantes en términos de obtención de empleos, hospedaje y el aprendizaje de las reglas de convivencia en el nuevo país y, por otro, en un flujo considerable de divisas hacia México lo cual contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de sus comunidades de origen. Desde esta perspectiva, estas redes constituyen lo que diferentes investigadores han denominado “un capital social”, el cual implica la acumulación de conocimientos, experiencias, y contactos con otros miembros de dichas redes, mismas que generan un potencial de diversos retornos en el tiempo para estos y otros migrantes que se agregan a las redes (Moctezuma, 2001; Escala, 2001; Sabin y Escala, 2002; González Gutiérrez, 1995). Para los migrantes este capital social es muy importante, particularmente en la determinación de las trayectorias de vida y laborales en los Estados Unidos. Además, este capital social juega un rol central, al menos potencialmente, en términos de mejoramiento económico e incorporación social dentro de la nueva sociedad (Sabin y Escala, 2002).

Las Organizaciones de Mexicanos en los Estados Unidos comenzaron como asociaciones mutualistas, más o menos formales, a nivel de población, poblado y barrio de migrantes. La mayoría se avocaron a atender los problemas locales de sus lugares de origen y con algunos apoyos hacia los inmigrantes en torno a vivienda y empleo, en la migración hacia el norte y en el contacto con los recursos necesarios para construir una nueva vida (Daza, 2001; Zabin y Escala, 2002). Las organizaciones tienen similitudes en cuanto a su forma de creación, inicialmente los inmigrantes mexicanos tienen a visualizar su presencia en festividades (individuales o colectivas) de índole religioso o civil, y en actividades deportivas3. La etapa que le sigue es la formación de comités, que representan las comunidades de origen, a los que integran miembros que inician los trabajos de discusión sobre los temas y proyectos a tratar, reproduciendo en muchos casos las mismas prácticas que se desarrollan en reuniones de discusión similares al pueblo de origen. Posteriormente los clubes se agrupan en asociaciones de clubes por regiones de origen, para generar campos de acción mucho más amplios. La actual formación de asociaciones o clubes de migrantes comienza a principios de los años setenta a través de la agrupación de migrantes organizados previamente en clubes de futbol y por región de origen (Zabin y Escala, 2002). En 1972, se formó una de las primeras asociaciones que agrupó a varios clubes de zacatecanos. A mediados de los años ochenta, inmigrantes provenientes de estados de menor índice de expulsión como Oaxaca, conformaron la “Asociación Cívica Benito Juárez”, concebida con dos objetivos primordiales: uno el de proporcionar información sobre los derechos laborales de los trabajadores agrícolas en California, y dos: para generar cambios de mayor participación comunitaria en las decisiones del lugar de origen de los integrantes. Aunque se tiene noticia de organizaciones que se fundaron desde los años cuarenta, como las organizaciones o clubes formadas por guanajuatenses, a partir de la creación del Club de Fútbol León del este de Los Ángeles, fundado en 1945, la de Yucatán cuyo origen fue la Liga Yucateca de Softball de Pasadena, CA, creada desde 1979 en Los Ángeles (Daza, 2001). En el fondo las organizaciones de mexicanos no han variado mucho respecto de las razones que motivaron a los primeros inmigrantes a agruparse, quizá las condiciones sean diferentes, pero el deseo de brindar ayuda a los paisanos es la misma. Como refiere Santa María Gómez (1997), “las organizaciones de los años posteriores a la Revolución Mexicana, las mutualidades, clubes y sindicatos que organizaban a los trabajadores mexicanos eran asignados con nombres en español y de héroes mexicanos; las fiestas patrias más celebradas eran el 16 de septiembre y el 5 de mayo; el mayor interés político estaba en los asuntos de México”. Por otro lado, las organizaciones que se han formado en las últimas cuatro décadas, salvo excepciones, rompieron con la tradición forjada al norte del Río Bravo entre 1848 y 1937, constituyéndose en los principales vehículos de la relación política con el gobierno, los movimientos revolucionarios y los partidos políticos mexicanos (en Daza, 2001). Como ejemplo de lo anterior se puede referir el caso de la organización Oaxaqueña, (FIOB), misma que desde su formación ha tenido tintes claramente políticos. El ex-cónsul de Asuntos Comunitarios en Los Ángeles, Carlos González Gutiérrez (1995), describía las características de las organizaciones mexicana en los siguientes términos: ... “representan los intereses y articulan las demandas de sus agremiados frente a quienes permanecieron en la comunidad de origen, frente a las autoridades municipales, estatales, y federales del gobierno de México, y en menor medida, frente a la sociedad civil y las autoridades locales de las ciudades donde residen”. (Citado en Daza, 2001). Por lo anterior se deduce que las organizaciones de mexicanos radicados en los Estados Unidos han experimentado una evolución en cuanto a sus objetivos centrales, ampliando su rango de acción a actividades que van desde atender a las necesidades de sus comunidades de origen hasta cuestiones políticas que atañen a estas en sus estados de origen y en el país receptor. Al respecto, la participación política en los Estados Unidos se ha manifestado, particularmente en el Estado de California, por ejemplo, a través de la oposición pública a la propuesta de ley llamada 187, durante el gobierno de Pete Willson. Durante el periodo de este gobernador las organizaciones de inmigrantes mexicanos fueron contactadas por los legisladores y líderes de origen hispano, a través de los consulados mexicanos, para manifestar su oposición a esta propuesta, después de lo cual la participación de los migrantes mexicanos se ha fortalecido haciéndose más activa. Así, Zabin y Escala (2002), por ejemplo, califican como actividad política la idea de los migrantes de convertirse en ciudadanos norteamericanos (caso del Club de Damas de Tecuala, Nayarit y del Club Sonora), por ser considerada esta una de las formas en que los migrantes y las organizaciones en que están constituidos podrían tener más participación política en el futuro inmediato. Estas organizaciones ciertamente no han tenido una participación política abiertamente partidaria ni constante, pero cuando ha existido, se ha sido manifestada particularmente dentro de la política mexicana más que en la norteamericana (Santamaría, 1997). Como ejemplo de lo anterior se puede referir la participación de las organizaciones (clubes o asociaciones de migrantes) mexicanas en temas como las elecciones presidenciales desde 1988 hasta las de 2006, y las negociaciones del TLC, en las que hubo importantes manifestaciones públicas firmadas por varios clubes, particularmente de las áreas de Los Ángeles, San José (Ca) y Chicago (Ill), en las que estas apoyaban abiertamente, mediante desplegados, cartas a los periódicos y reuniones diversas, al Partido Revolucionario Institucional y al Gobierno Mexicano. También en estos desplegados se puso de manifiesto la posición de las organizaciones frente a la política interior y exterior de México, al expresar claramente el interés por el voto de los mexicanos en el extranjero (Daza, 2001). A raíz de los acontecimientos derivados de la sucesión presidencial y el desacuerdo con el resultado de las reformas económicas implantadas en nuestro país, desde 1995 se inició un movimiento político activo entre los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos (Ponce Nava Treviño, 1998; Daza, 2001). Por ejemplo, a finales de febrero de 1998, algunas organizaciones de mexicanos en Estados Unidos integraron la Coalición de Mexicanos en el Exterior “Nuestro voto al 2000”, con el propósito de presionar a las autoridades de México, y asegurarse el derecho constitucional del ejercicio del voto para la elección federal de 2000. En cuanto al involucramiento en la política estadounidense, no se observan mayores avances, (salvo las manifestaciones de mayo de 2006 que manifestaron su respaldo a la “reforma migratoria”, previamente discutida por los gobiernos de G. Bush y Vicente Fox y que fue congelada luego de los ataques terroristas a las torres gemelas de New York durante 2001). Este tema sobre la baja o escasa participación política de los migrantes mexicanos, podría reflejar, por un lado, rezagos de los vicios de la cultura política heredada del PRI y, por el otro, la ausencia de una verdadera consolidación de dichas organizaciones en Estados Unidos alrededor de un grupo o partido político, aunque también pudiera tener que ver con el carácter de indocumentado que caracteriza a la gran mayoría de mexicanos que laboran en los EE.UU. Algunas de las razones de la debilidad o ausencia de participación política en Estados Unidos, de parte de los clubes o asociaciones de migrantes mexicanos, se citan a continuación (Zabin y Escala, 2002; Daza, 2001): a pesar de que algunas de estas organizaciones han vivido experiencias desafortunadas durante procesos políticos y con algunos políticos mexicanos en general, algunos representantes, como el actual líder de la asociación Guerrerense, han manifestado su intención de participar en la política de los Estados Unidos para defender a su comunidad, y aunque varias son las voces que favorecen la participación política de las organizaciones, estas aún son pocas y representan a un número muy pequeño y su rango de influencia es limitado (Zabin y Escala, 2002).

Recientemente, en febrero de 2000, se difundió la creación de una Coalición Internacional de Mexicanos en el Exterior (CIME), bajo el lema de “Derechos Iguales para todos los Mexicanos” precedida por el abatimiento de la disposición del Gobierno federal de México de imponer una fianza por internamiento temporal de vehículos el pasado mes de diciembre de 2000 y que supuestamente representa a todos “los mexicanos en Estados Unidos”. Según Daza (2001), desde la convocatoria que hicieron sus líderes la participación de mexicanos inmigrados de primera generación es muy limitada y su creación parece como una simulación de poder, ya que a pesar de que se tocaron temas como del Programa Bracero, nunca fue invitada la organización mexicana que ha estado luchando por la recuperación de los fondos descontados de los salarios de los trabajadores agrícolas por el gobierno estadounidense y transferido al gobierno mexicano entre los años 1940 y 1960: “La Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas y Migrantes”, o bien a su similar en California, Estados Unidos.

¿Cuántos son, quiénes son y a qué se dedican?

No existe un acuerdo acerca del número, registro, localización, organización y objetivos concretos de las asociaciones de mexicanos en el extranjero.

Del análisis de diversos documentos, se deduce que el número de organizaciones de mexicanos en el extranjero es considerable. Daza (2001) menciona aproximadamente 300 en una decena de estados de la Unión Americana y López (1999), da cuenta de 400 organizaciones registradas en el Consulado de Los Ángeles, California. Roger Díaz de Cossio et al. (2001) dan cuenta de 431 asociaciones, como se indica en la Tabla 1. Una distribución general por estados de origen y localización en Estados Unidos se presenta en dicho cuadro, con un total de 431 clubes o asociaciones. Estimaciones hechas por el NAID Center de la UCLA, a partir de la información proporcionada por la Secretaria de Relaciones Exteriores.

Esta secretaria menciona un total de 431 organizaciones de migrantes, provenientes de diferentes estados mexicanos. Como se puede observar en los cuadros 1 y 2, los estados mexicanos con un número mayor de asociaciones son: Zacatecas, Jalisco y Guanajuato y su localización se da principalmente en los estados de California, Illinois y Texas. El Estado de Zacatecas cuenta con el mayor número de asociaciones, cuya localización se da prioritariamente en los estados de California, Illinois y Texas, lo cual está estrechamente ligado con su antigua y fuerte tradición migratoria desde el comienzo del Programa Bracero. Le siguen el Estado de Jalisco que comparte el mismo destino de concentración de migrantes observados en el caso de Zacatecas: en primer lugar, California y segundo lugar Illinois. Guanajuato por su parte ocupa el tercer lugar y la distribución de clubes o asociaciones (Casas Guanajuato) se da principalmente en California, Illinois y Texas.

El fenómeno migratorio en el estado de México

Al igual que lo sucedió a nivel nacional, la economía del Estado de México registró tanto durante la década de los ochenta como en los noventa una de las crisis más agudas en su historia. A pesar de que el Estado de México es eminentemente industrial(contribuye con 16,7% de la producción industrial del país y con el 10,4% de la actividad manufacturera nacional), estas crisis implicaron condiciones de desempleo y subempleo en todo el Estado. Esta situación económica dio pie a que la emigración de mexiquenses se haya incrementado desde los años ochenta. Una parte de esta población se desplazó hacia algunos estados fronterizos como Baja California y Tamaulipas y hacia los Estados Unidos. Analizando los giros que los migrantes envían a sus familiares, González (2001) concluye que algunos de los municipios que recibieron un mayor número de giros fueron: Toluca, Tenango del Valle, Tianguistenco, Metepec, Tlalnepantla, Naucalpan, Cuatitlan Izcalli, Atizapán de Zaragoza, Tultitlan, Netzahualcoyotl, La Paz, Ecatepec, Texcoco, Ixtapaluca, Tejupilco (región caracterizada por ser una zona de alta tradición migratoria hacia los Estados Unidos). “Se puede sintetizar que hay una alta predominancia en la recepción de giros internacionales por parte de los municipios ubicados en las zonas metropolitanas de las ciudades de México y Toluca. También destacan los municipios con características rurales, sobre todo los pertenecientes a las regiones de Tejupilco, Ixtapan de la Sal, y Valle de Bravo”. En su trabajo sobre el Estado de México, González Galbán (2002), al igual que González (2001) menciona que: Según los datos aportados por la ENADID de 1997 cerca de 70 mil personas4 residentes en núcleos del Estado de México se fueron a vivir de manera permanente a los Estados Unidos en el período de 1992 a 1997, lo que representó aproximadamente el cinco por ciento del total de los visitantes potenciales de la República Mexicana, ocupando el sexto lugar respecto a nivel nacional. Este mismo autor menciona que: “Según los municipios de los que salieron los emigrantes potenciales, se aprecia que los que mayores aportes de migrantes se localizan en los municipios de Nezahualcoyotl y Almoloya de Alquisiras. También se reportan elevados valores, de entre el 6 y poco más del 8 por ciento en las municipalidades de Ecatepec, Tlatlaya, Tlaneplantla y Chalco. De importancia, pero en menor grado que los municipios antes referidos, es el aporte de “emigrantes potenciales”, se trata de los casos de los siguientes municipios: Valle de Bravo, Amatepec y Huixquilucan. Para el resto, sus aportaciones al flujo migratorio fueron poco significativas o prácticamente inexistentes. Otro aspecto para destacar de los emigrantes potenciales del Estado de México es una evidente mayor concentración de los movimientos de estos desde las localidades de mayor tamaño poblacional, lo que distingue a este estado del resto del país. De las zonas del Estado de México definidas como rurales proviene poco menos del 30 por ciento de los migrantes (véase Tabla 1), mientras que en el resto del país las localidades rurales aportan más del 40% de los migrantes”. (González Galbán, 2002: 7-9).

Tabla 1 Distribución de Cubes por Estado 

Fuente: Díaz de Cossio et al., 2001.

En términos generales, el Estado de México está dividido en tres grandes áreas: Oriente, conformada por los municipios más poblados: Ecatepec, Coacalco y Nezahualcóyotl; Norponiente, integrado por los municipios más industrializados: Naucalpan, Atizapán y Tlalnepantla, y el Valle de Toluca, que reúne a la zona rural del poniente mexiquense. El oriente está conformado en su mayoría por habitantes de nivel socioeconómico bajo que trabajan en las factorías y comercios del Distrito Federal. La población está integrada por inmigrantes de todo el país que encuentran en esta región un lugar para habitar; aunque sus labores las efectúan en el Distrito Federal. Con grandes zonas paupérrimas, el oriente es un bastión del perredismo; Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Los Reyes la Paz son gobernadas por el Partido de la Revolución Democrática; aunque Ecatepec, el municipio más poblado en México, es Priísta. El norponiente es una región habitada por gente que tiene ingresos medios y altos gracias a su desarrollo industrial y comercial. Con habitantes que en su mayoría provienen de la capital del país y que poblaron la región en la década de los setenta, el corredor conformado por los municipios de Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán y Cuautitlán Izcalli es un bastión del Partido Acción Nacional. El área rural, ubicada principalmente en el valle de Toluca, es una zona que aporta el voto duro para el PRI. Integrada mayoritariamente por población campesina, el desarrollo de esta región es el que presenta mayor atraso. Sin embargo, de esta se nutre la clase política que gobierna la entidad. (Fuente: http://www.larevista.com.mx/ed507/textual1.htm). Por su parte, la región Sur del Estado de México, zona de larga tradición migratoria internacional está conformada por los siguientes municipios: Tonatico, Villa Guerrero, Tlatlaya, San Simón de Guerrero, Amatepec, Temascaltepec y Coatepec Harinas. Estos últimos municipios colindan con los estados de Guerrero y Michoacán, y según los diferentes cronistas de estos municipios, la migración hacia los Estados Unidos inició durante la década de los años treinta. Varios de los primeros migrantes eran personas que habían contraído nupcias con mujeres u hombres del Estado de Michoacán y Guerrero, estados que tenían mayor tradición migratoria, particularmente el Estado de Michoacán. Entonces al casarse con oriundos de estos estados, nuestros paisanos empezaron a irse a trabajar a los Estados Unidos y así se inició la cadenita que hasta la fecha continúa, por eso es por lo que los municipios del sur del Estado de México son los que cuentan con mayor tradición migratoria, y también porque en esta región nunca ha habido industrias ni empleos bien remunerados. Puede resultar de interés para las autoridades estatales y para estudiosos de la temática en cuestión, el conocer de donde parten los flujos de visitantes que pasan por la frontera Norte de la República hacia el Estado de México; sin embargo, estos datos no se encuentran disponibles en ninguna fuente nacional o extranjera, no obstante ello, si se puede alcanzar una aproximación a esta información a través de la pregunta que se realizó en la EMIF sobre el lugar donde permaneció el visitante por más tiempo en su estancia en los Estados Unidos. En general, los visitantes (migrantes internacionales) al Estado de México han permanecido por más tiempo dentro de la Unión Americana en los estados de California y Texas. En estos dos estados siete de cada diez visitantes permanecieron la mayor parte de su estancia en los Estados Unidos. Arizona, Nebraska, Colorado, Illinois, y Washington fueron los otros estados de la unión, donde los visitantes al Estado de México permanecieron por un período de tiempo más prolongado. Dentro de los referidos estados se destacan por el tiempo de permanencia en las mismas las ciudades de Los Ángeles, Houston y Tucson en los estados de California, Texas y Arizona respectivamente, por lo que probablemente desde estos lugares ha comenzado el mayor flujo que cruza por las ciudades fronterizas del Norte de México, básicamente por Tijuana, Nuevo Laredo y Mexicali. De los visitantes que arribaron por el aeropuerto del México, D.F., más de la cuarta parte declararon haber pasado la mayor parte de su estancia en el Estado de California, mientras que la proporción de los que estuvieron mayormente en Texas, en Illinois y la Florida también fue significativa (19%, 16% y 15% respectivamente). Dentro de estos estados, las ciudades más referidas fueron Los Ángeles, Miami y Chicago (González Galbán, 2002). (Véase Tabla 2)

Tabla 2 Distribución de los emigrantes potenciales según tamaño de la localidad de origen. Estado de México y resto de la República, Enadid. 1997 

Fuente: González Galbán (2002), p. 10.

Aspectos sociodemográficos de los visitantes potenciales

De acuerdo con González Galbán (2002), en la literatura sobre migraciones existen diferentes supuestos teóricos que plantean que los hombres migran más a destinos lejanos que las mujeres. Entre los residentes del Estado de México que se van a vivir de forma permanente a los Estados Unidos los referidos postulados se cumplen de manera evidente pues las mujeres representan solo el 25% del total referido, mientras que a nivel nacional este valor es algo superior (27,1%)5. Esta proporción tan favorable a los hombres aparece disminuida en años recientes, lo que pudiera estar indicando una migración femenina más importante y/o masiva6. (Véase Tabla 3).

Tabla 3 Periodo de emigración, según sexo. Estado de méxico. 

Fuente: González Galbán (2002), p. 11

Los visitantes potenciales pueden ser clasificados como mayoritariamente jóvenes, pues la inmensa mayoría de los mismos tiene menos de 30 años, comparando la estructura etárea de los referidos emigrantes del Estado de México con la del resto del país, se observa que hay una menor proporción de personas de más de treinta años que en el resto de la república lo que puede estar indicando una menor importante tradición migratoria para este estado que se traduce en una distribución menor de los emigrantes a lo largo de toda la estructura por edad de los mismos y mayormente concentrada en los jóvenes (véase Tabla 4).

Tabla 4 Distribución porcentual por edad de los visitantes potenciales. Estado de méxico y resto de la república. Enadid, 1997 

Fuente: González Galbán (2002), pp.11

Por su parte, González (2001) comenta, en términos históricos, que, durante 1924 Manuel Gamio, (1971), autor mexicano pionero en los estudios sobre el fenómeno migratorio mexicano, indicaba que el Estado de México participó durante 1924 con el 1,8% de la migración internacional indocumentada hacia los EE.UU. En 1944 y 1964 el Estado de México participó con el 3,0% y 1,2% respectivamente. Las estimaciones efectuadas por Corona en 1987, basados en el Censo de 1980, indicaban que del total de mexicanos de ambos sexos que permanecieron por seis meses o más en los Estados Unidos trabajando o buscando trabajo y que regresaron a vivir a México entre junio de 1979 y mayo de 1980, 2,8% eran originarios del Estado de México. La participación de población mexiquense en el flujo migratorio se ha venido incrementando con el tiempo. Así, según datos del Cañón Zapata, el Estado de México ocupó el décimo tercer lugar en 1987 y en 1992 subió al noveno lugar, con 4,2% del total que cruzó por alguna ciudad fronteriza (González, 2001). La ENADID (Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica) de 1997 muestra la participación del Estado de México ocupando el octavo lugar con un 5,98% de la migración total nacional. Por otro lado, durante 1994 la economía mexicana se vio afectada por la devaluación de la moneda, fue justamente en este periodo que la participación del Estado de México en la migración internacional aumento a 7,66%. En los años subsecuentes se redujo nuevamente, debido a que las condiciones económicas del país eran favorables; sin embargo, en términos absolutos, se puede decir que el Estado de México presenta un crecimiento importante en estos cinco años, al pasar de 15,217 migrantes, en 1992, a 27,290 en 1997. Otro cambio importante que se puede notar es que la migración ya no solo responde a condicionamientos económicos, sino que basados en la construcción de redes y a una percepción cultural de este proceso, estamos en condiciones de poder afirmar que en la migración internacional del Estado de México se hallan entreverados condicionantes de índole económico y sociocultural que posibilitan la continuidad de este proceso.

Los clubes del estado de México

Se cuenta con información sobre la existencia de seis clubes del Estado de México, estos son: Club Alas con sede en la ciudad de Cicero, Illinois; Club de Bejucos con sede en Austin, Texas; Club de Luvianos con sede en Austin, Texas; Club de Tejupilco con sede en Austin, Texas; Club oriundos de Toluca con sede en Ciudad Reading, Pennsylvania; Club Tonatico con sede en la ciudad de Waukegan, Illinois. Y está en proceso de formación, en la ciudad de Houston, Texas, la sede principal de atención a las comunidades mexiquenses en el extranjero, dado que tres de los clubes ubicados en el Estado de Texas están ubicados en la ciudad de Austin, capital del Estado de Texas, pero esto es aún un proyecto. Lo interesante de estos clubes es que prácticamente todos pertenecen a los municipios del Sur del Estado de México, región que constituye la zona de mayor tradición migratoria internacional en este estado, y en particular al municipio de Tejupilco. Y aunque la formación de estos clubes no tiene más de seis años, hoy en día prácticamente solo el Club de Tonatico y Bejucos están trabajando de manera continua. Los otros clubes prácticamente han desaparecido o sesionan de manera muy irregular, es el caso del Club de Tejupilco y de Luvianos. De hecho, de estos últimos solo se pudo saber que se han dedicado a recabar fondos para enviar paisanos de regreso cuando alguno de estos ha fallecido, para ayudarlos económicamente en periodos de desempleo, y eventualmente han enviado dinero para socorrer enfermos en sus lugares de origen, esto último bajo la petición de los sacerdotes de la región. Pero hasta el momento ninguno de ellos se ha involucrado en ningún tipo de proyecto económico en sus lugares de origen y, en términos generales, se puede afirmar que su radio de acción tiene lugar en los Estados Unidos, país en el que también se han abocado fundamentalmente a realizar actividades de beneficencia o asistenciales como las descritas arriba. Esto nos lo hicieron saber varios migrantes entrevistados en las localidades de Tejupilco, Luvianos y Bejucos, quienes afirmaron que: “desde el transcurso del año 2000 a la fecha, varios mexiquenses perdieron sus empleos y/o se les redujo su “over time”. “La economía de los Estados Unidos no anda muy bien y varios paisanos que trabajan en Austin, Texas han sido despedidos o les han reducido las horas de trabajo. Mucha gente quiso interpretarlo como consecuencia de los sucesos del 11 de septiembre, pero la verdad es que meses atrás los patrones nos estuvieron limitando el over time. Así que algunos de nosotros hasta la fecha no sabemos si vamos a continuar trabajando en esta ciudad (Austin, Texas) o si tendremos que buscar empleo en otras regiones. Hemos oído que algunos paisanos se han estado trasladando a la pizca de la naranja en el Estado de Florida y otros se han ido a Idaho o Washington. También nos hemos enterado de ofertas de empleo en Canadá. Supimos, además, que alrededor de 20 paisanos nuestros murieron en New York, en el atentado a las torres gemelas, quizá también por eso hay mucho movimiento y, también, por esta razón algunos de nosotros decidimos no venir para las fiestas de nuestras comunidades, porque muchos están en calidad de indocumentados y temieron perder sus empleos. Algunos hasta están volviendo a trabajar en el campo porque al parecer en las labores agrícolas no hay tanto desempleo como en las ciudades. Así que vamos a ver que hacen George Bush y Vicente Fox, pero algo tienen que hacer porque una vez que te acostumbras a ganar en dólares ya no quieres que te paguen en pesos”. (Juan González a Germán Vega, diciembre del 2001)”. La razón de esta formación tan reciente obedece a dos grandes explicaciones. Por un lado, es un estado que no presenta una tradición migratoria internacional como los estados de Centro/Occidente del país (Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas). Por otro, en la medida de que el Estado de México no ha aportado históricamente fuertes volúmenes de población hacia los Estados Unidos, ello en sí mismo permite entender porque solo se tiene registro de seis clubes de migrantes, tres de ellos por cierto ubicados en la ciudad de Austin, Texas, sin embargo, estos clubes, bajo el impulso de los diferentes niveles de gobierno mexicano, empiezan a cobrar importancia en estados como California, Texas, Pennsylvania, Florida, Arizona, Nebraska, Colorado, Illinois y Washington, principales lugares de trabajo de los migrantes del Estado de México (Nina Frías et al., 2006; González Galbán, 2002).

Información de índole oficial refiere que el “Programa Migrante Mexiquense” constituye un lazo de identidad entre los paisanos que se encuentran en el extranjero y sus comunidades de origen. Según estadísticas sociodemográficas del INEGI, de total de migrantes mexicanos residentes en el extranjero, entre 1990 y 1995, la mayoría procedía de Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Estado de México, Zacatecas y Chihuahua (cfr. estadísticas del INEGI citadas por González, 2002), y respecto al porcentaje de migrantes, durante el año de 2001 el Estado de México ocupó el decimoquinto lugar. En cuanto a programas de apoyo a migrantes, a nivel nacional se cuenta con el “Programa para las Comunidades Mexicanas en el Extranjero”, creado en febrero de 1990 y cuyo objetivo consiste en incrementar las relaciones con los mexicanos y la población de origen mexicano que vive fuera del país, además de promover una mejor imagen de los mexicano-estadounidenses a través de la adecuada difusión de sus luchas y logros. Se cuenta, también, con el “Programa Paisano,” que en diciembre de 1989 se creó para asegurar trato digno y conforme a derecho a los mexicanos que regresan o visitan nuestro país; este programa tiene el propósito de hacer más fácil y seguro el ingreso a territorio mexicano. Otras formas de ayuda a los migrantes mexicanos en el extranjero se dan a través de las versiones locales de los programas denominados “Migrante Mexiquense”, “Paisano Mexiquense”, “Jalisciense Ausente”, “Paisano Hidalguense” y “Sectur-Paisano” de Chihuahua, etc.

Implementación del programa migrante mexiquense

En los últimos años, y de manera particular a lo largo de la década final del siglo XX, el flujo de migrantes mexiquenses hacia Estados Unidos de Norteamérica ha experimentado un crecimiento significativo. Este fenómeno plantea un reto importante para la sociedad y la economía del Estado de México. A través del “Programa Migrante Mexiquense”, el Gobierno del Estado de México busca impulsar el desarrollo integral, equilibrado y sostenible de las comunidades de migrantes que viven fuera del país; cultivar y fortalecer los lazos de unión e identidad entre los migrantes mexiquenses y sus comunidades de origen; lograr que estas regiones se conviertan en lugares con amplias oportunidades sociales y laborales para todos sus habitantes, e incrementar el capital social del migrante para que pueda enfrentar los desafíos del proceso migratorio. Todo ello mediante dos vertientes: por un lado, los servicios de apoyos al migrante y, por otro, el desarrollo de las comunidades de origen de los migrantes (http://www.edomexico.gob.mx). Sin embargo, pudimos constar en nuestros recorridos de campo por las comunidades que existe una total falta de información, tanto de los migrantes como de las distintas dependencias de gobierno, incluida la Oficina de Atención a las Comunidades Mexicanas en el Extranjero (cuya sede, a diferencia de otros estados, se ubica en la ciudad de México y no en Toluca) respecto a los diferentes programas que estas últimas deberían estar desarrollando. De hecho, durante nuestras entrevistas con las autoridades municipales, no solo desconocía los programas o actividades de la Oficina de Atención a las Comunidades Migrantes en el Extranjero, sino que incluso cuando se les comentaba como en otros estados desde hace varios años se han venido implementando distintos proyectos productivos y programas como el 2x1 ó 3x1, estas autoridades municipales terminaron entrevistándonos a fin de conocer más sobre este tipo de programas. La única alusión que hicieron respecto a los clubes de migrantes es que durante el mes de octubre de 2001 un diputado de apellido Núñez visitó Tejupilco para promover la formación de más clubes, pero no supieron dar más información o no quisieron proporcionarla. Los migrantes que entrevistamos no solo expresaron su deseo de organizarse en clubes y participar en los diferentes programas o actividades que se les comentó tenían lugar en otros estados como Zacatecas, Jalisco y Guanajuato. Concretamente externaron algunas propuestas directas. Por ejemplo, relataron que en el área del municipio de Luvianos se siembra tomate y jitomate, mismo que suelen tirar o vender o abaratar cuando no hay buen precio. Estos migrantes entrevistados comentaron que la instalación de una empacadora representaría una solución para este añejo problema del tomate (y jitomate), e indicaron que ellos estarían dispuestos a cooperar con el gobierno para invertir en una empacadora. Comentaron que ahora que se habían constituido en municipio esperaban poder trabajar en este tipo de proyectos “porque años atrás, como éramos una simple delegación del municipio de Tejupilco, jamás veíamos los beneficios que otorgaba el gobierno estatal y federal. Esperamos que ahora todo esto cambie”. (Entrevista de Germán Vega con cinco migrantes del municipio de Luvianos, Edo de México, diciembre de 2001). También otros migrantes entrevistados de Bejucos y Tonatico expresaron su deseo de participar en proyectos productivos y/o en actividades de mutua cooperación que beneficien a la comunidad. Incluso, personas de la localidad de San Miguel Atotonilco, municipio de Tejupilco, localidad considerada como pueblo fantasma, puesto que la gran mayoría de sus habitantes trabajan en los Estados Unidos, expresaron que ellos también estarían dispuestos a organizarse en un club a fin de obtener beneficios para la comunidad y para ser beneficiarios de las diferentes obras o proyectos productivos que el gobierno tiene contemplado (entrevista de Germán Vega con 7 migrantes de la localidad de Bejucos, Municipio de Tejupilco, Edo. de México, diciembre de 2001). Por otro lado, en los últimos años, y de manera particular a lo largo de la década final del siglo XX, el flujo de migrantes mexiquenses hacia Estados Unidos de Norteamérica ha experimentado un crecimiento significativo. Según cifras del Instituto Nacional de Migración, cada año retornan al país 2.5 millones de mexicanos en periodos vacacionales, de los cuales 76 por ciento llegan por carretera y 24 por ciento en avión. En este sentido, actualmente se encuentra plenamente institucionalizado el “Programa de Apoyo a los migrantes mexiquenses”. El programa cuenta con el apoyo de la Oficina de Representación del Gobierno del Estado de México en Estados Unidos de Norteamérica, con sede en Houston, Texas, para brindar orientación e información a los migrantes en ese país, y vincular a sus organizaciones con las actividades y acciones del programa. Recientemente el gobierno del Estado de México anunció que más de 500 trabajadores de Tlalnepantla van a ir a Canadá donde trabajarán por un año en diversas actividades productivas, principalmente a labores del campo. “Aún está abierta la convocatoria para aquellos mexiquenses que deseen ir a trabajar, por un año a aquel país, ya que al Estado de México le correspondieron mil 500 plazas, las cuales no se han cubierto en su totalidad”. (Fuente: Marco Antonio Nava y Navas, secretario del Trabajo del Estado de México, marzo, 2001). Aunque el Estado de México es la entidad más poblada del país, ocupa el duodécimo lugar de los estados con población oriunda radicada en los Estados Unidos con 207.209 personas, que representan el 2,46% del total de mexicanos radicados en USA (Según COESPO, 2000). La planta productiva del Estado de México, su diversidad, monto y capacidad de absorción de mano de obra, son factores determinantes para la retención de flujos migratorios hacia el extranjero, ya que la proporción de mexiquenses radicados en los Estados Unidos alcanza apenas el 1,5% del total de la entidad. Sin embargo, entre los municipios de mayor expulsión de mano de obra se encuentran: Tejupilco, Tonatico y Tenencingo, ya que debido a problemas socioeconómicos que enfrentaron estos, gran parte de su población joven migró a los EE.UU. En este sentido, la delegada regional en el Estado de México del Instituto Nacional de Migración explicó que de un total de 2.5 millones de mexicanos que salen, 2,6% son mexiquenses. Esta funcionaria explicó, también, que, con motivo del Día internacional del migrante, celebrado el 18 de diciembre, el Instituto Mexiquense de la Juventud (IMEJ) llevó a cabo una reunión con responsables de los Centros Regionales y Casas Municipales de Atención a la Juventud a fin de que “conozcan y participen en el Programa Migrante Mexiquense y Paisano 2001”. De hecho, recientemente el gobernador Arturo Montiel Rojas comentó, en una nota periodística, que el Programa Paisano Mexiquense tiene ya un carácter permanente a “fin de atender a las comunidades migrantes durante todo el año. En el salón de cabildos de Waukegan el gobernador se entrevistó con integrantes del club Tonatico, donde 50% de su población está compuesta por hispanos, de los cuales aproximadamente la mitad son mexiquenses. El gobernador mencionó que muy pronto se inaugurará el boulevar Ixtapan de la Sal-Tonatico, lo que permitirá acercar a dos municipios con vocación turística”. Por su parte, el cónsul general de Chicago, Carlos Manuel Sad Solana, explicó que casi 20% de la población de México se encuentra en el extranjero, y que esta comunidad representa 400 millones de dólares al año. Este cónsul, recalcó que con este tipo de aportaciones se tiene contemplado reforzar el Programa Paisano Mexiquense, que entre otras actividades destacan los programas integrales de educación, cultura, salud y de apoyo al campo. Por su parte, como representante del club Tonatico, Hugo Morales solicitó el apoyo del gobernador para conseguir un sitio donde los migrantes mexiquenses puedan fomentar su cultura a través de eventos educativos, deportivos y artísticos, así como el incremento de la seguridad pública en el territorio mexiquense, solicitó también el otorgamiento de apoyos a sus familiares campesinos para la comercialización de sus productos y expresó el propósito de los mexiquenses radicados en Illinois de invertir en sus lugares de origen”.

Hace poco menos de dos años, debido a la demanda de pasaportes, se abrió en la cabecera municipal de Tejupilco una delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores. El encargado de esta, Lic. Lino Gracia comentó que había oído hablar de la formación de clubes de migrantes mexiquenses, pero que me dirigiera a la oficina de Toluca porque él carecía de este tipo de información. Supo de una reunión que tuvieron hace como dos meses el presidente municipal de Tejupilco y un diputado del PRI, pero lamentó que él, como representante de la SRE no fuera invitado (entrevista de Germán Vega con Lic. Lino Gracia, Tejupilco, enero de 2002). Posteriormente en entrevista con el Secretario Municipal de Tejupilco, este comentó acerca de la reunión que tuvieron hace un par de meses con el diputado Prisita Núñez, quien “nos dio una charla sobre la importancia de impulsar la formación de clubes de migrantes”. Y aunque el secretario cuenta con experiencia migratoria en los Estados Unidos dijo reconocer todo lo relacionado con los clubes de migrantes. Preguntó de qué se trataban estos y cuando se le informó la implementación en otros estados del país de programas productivos y programas como el 2x1 ó 3x1, quiso saber más al respecto, “porque nunca había oído hablar de estos y me parecen que podrían ser de mucho beneficio para nuestras comunidades”. (Entrevista de Germán Vega con Secretario Municipal de Tejupilco, Edo. de México, diciembre de 2001). Por su parte el Secretario Municipal de Luvianos (este lugar se constituyó en municipio a partir del 1 de enero de 2002), explicó que nunca había oído hablar de algún tipo de club de migrantes, solo de clubes de fútbol cuando él estuvo trabajando en Austin, Texas. Dijo que esa era información que debería de tener el gobernador o el Instituto Mexicano de Migración (entrevista realizada por Germán Vega, Luvianos, Edo. de México, diciembre de 2001). Aquí en Luvianos charle con tres migrantes que residen en Austin, Texas. Los más jóvenes dijeron que de clubes solo conocían los 10 de fútbol que existen en Austin, pero que no sabían de ninguno conformado por migrantes. Sin embargo, la persona de mayor edad relató que ya desde 1980, año en que empezó a migrar de manera masiva la gente de esta región, había unos 10 clubes de fútbol. “Hace como cuatro años se formó en Austin un Comité, tanto de migrantes del Estado de México como de los estados de Guanajuato, Michoacán y San Luis Potosí. Los de este municipio éramos principalmente de las comunidades de Tejupilco, Luvianos, Bejucos y San Miguel Atotonilco. Nuestra idea era recabar fondos para ayudar a gente que había muerto, que estuviera enferma o que hubiera perdido el empleo. Un compañero de sobre nombre “el betote, (Humberto), fue el que empezó a organizar el Comité. Pero pronto este Comité decayó, dejamos de asistir a las reuniones y hoy en día ya nadie se ocupa del Comité, ya vio estos muchachos no saben nada de él. Nos hace falta volver a levantar el Comité porque podríamos hacer muchas cosas por nuestras comunidades, pero hacen falta líderes como el Betotes. Creo también que el comité dejó de funcionar porque todos estamos siempre muy ocupados trabajando tiempo extra para poder ahorrar al máximo. Además, el Betote se alejó del Comité, supongo que porque la gente empezó a faltar a las reuniones. No sé si fue también por los 2 ó 3 dólares que nos pedían. También el hecho de que muchos de nosotros estamos en calidad de indocumentados hacía más difícil tener reuniones. Francamente tampoco veíamos beneficios en el pueblo. Todo el dinero que se enviaba o que otorgaba el gobierno era administrado por el municipio de Tejupilco, municipio del que éramos delegación. Espero que ahora que nos convertimos en municipio sí vamos a poder ver más obras, más beneficios. Aquí en Luvianos nos hacen falta fuentes de empleo, principalmente empacadoras para nuestros cultivos. En el municipio de Luvianos sembramos tomate y jitomate y cuando estos productos no tienen buen precio los malbaratamos, o se nos echan a perder, porque no tenemos modo de almacenarlos (entrevista colectiva realizada por Germán Vega, Luvianos, Edo. de México, enero de 2002). Una de las cosas más interesantes de estas entrevistas fue corroborar que el Programa Paisano, al perecer, ahora sí está funcionando en beneficio de la comunidad migrante. Una de las personas entrevistadas relató que él tenía tres años sin venir a Luvianos. “Ahora vine en mi propio auto desde Austin, Texas. Nadie me molestó. Creo que ahora sí está funcionando el Programa Paisano porque ya hasta podemos legalizar nuestros autos, siempre y cuando hayan sido adquiridos antes de 1992, y los podemos dejar aquí en el pueblo. Este año (invierno de 2001) hasta nos escoltaron a nuestras comunidades, porque antes había muchos robos en esta época. Ya habían matado a dos personas para asaltarlas. No sé si esto tiene que ver con la nueva política de Vicente Fox, con la del gobernador o simplemente ya se le está dando importancia y respeto al migrante. Quizás ahora nuestra voz suena más fuerte, quizás son los cambios políticos, quizás ahora sí valoran los dólares que enviamos a nuestras comunidades”. Este migrante calcula que en Austin, Texas hay como unas cinco mil personas de esta región, trabajan principalmente en la construcción, en restaurantes y en las yardas. Yo trabajo en una carnicería en un supermercado y con los sucesos de 11 de septiembre nos pasaron a afectar los terroristas porque a mí y a otros mexicanos nos han estado reduciendo el “overtime”, algunos hasta el empleo han perdido. Estamos percibiendo menos dinero (entrevista colectiva realizada por Germán Vega, Municipio de Luvianos, Edo. de México, enero de 2002)”.

Con respecto a la formación de clubes en el Estado de México, un migrante entrevistado en el recién creado municipio de Luvianos sintetiza esta situación en los siguientes términos: “Hace seis años nos habíamos constituido en Comité en la ciudad de Austin, Texas, pero debido a la carencia de un liderazgo fuerte y a la falta de interés de varios compañeros lo dejamos morir. Hizo falta otro líder como el Betote, que fue la persona que formó el Comité, para volver a organizar a nuestros paisanos. También influyó mucho que las autoridades de nuestro estado jamás se interesaron por nosotros. Nunca nos sentimos incentivados para continuar y sentimos que solo les interesamos porque contribuimos con nuestros dólares al sostenimiento de nuestras comunidades. ¿Pero que no debe de ser esta la tarea del gobierno?” (Juan P. a Germán Vega, enero 5, 2002, Luvianos, Edo. de México).

En la delegación de Bejucos, municipio de Tejupilco, el señor Samuel Mondragón, representante (vocal) de esta delegación comentó que en las pasadas fiestas vino muy poca gente de los Estados Unidos (esta opinión también fue compartida por las autoridades de Tejupilco y Luvianos), creo que todo se debió a los problemas económicos que está viviendo ese país. He oído que algunas personas han perdido sus empleos o les han reducido el tiempo extra. La gente de aquí de Bejucos trabaja en los estados de Texas, Illinois, California, North Carolina y Florida. Cada vez más en este último estado en los campos de naranja. Bejucos es quizá la comunidad que cuenta con más información y quizá con uno de los clubes de migrantes mejor organizado, esto a pesar del tamaño de la localidad (tiene como unos seis mil habitantes). El Sr. Samuel Mondragón explicó que fue hace como seis años que se fundó el club de migrantes de Bejucos. Se organizaron básicamente para ayudar a gente que perdía sus empleos, para enviar de regreso a gente que haya enfermado o fallecido en los Estados Unidos. Han aportado dinero para arreglos de la iglesia (donaron 20 bancas y suelen enviar donativos para los enfermos). Han regalado balones de fútbol. También donaron un autobús, que la delegación se encarga de administrar. Este puede ser usado por cualquier persona de la delegación que lo solicite, solo se le pide a cambio una pequeña cooperación para gastos de mantenimiento y gasolina. Lo usan muchos los jóvenes para trasladarse a otras comunidades a jugar fútbol o para encuentros de tipo religioso que organiza el Sr. Cura. A cambio de todos estos beneficios el pueblo les suele obsequiar una comida cuando vienen a las fiestas de la comunidad, mismas que se celebran a principios del mes de enero. Este año no hubo comida porque vino muy poca gente. El club es muy eficaz como bolsa de trabajo y sirve también para enviar información y dinero de nuestros paisanos, pero hasta ahora no se han metido en proyectos productivos porque consideran que esta es una labor del gobierno y no de ellos (Samuel Mondragón a Germán Vega, Bejucos, Mpio. de Tejupilco Edo. de México, enero de 2002).

Las remesas en el estado de México

Uno de los aspectos que más llama la atención en tema migratorio es el de las remesas ¿cuál es su monto?, ¿cuáles son las características de los que las envían?, ¿qué uso se les da a los recursos monetarios enviados por los emigrantes, en este caso los visitantes al Estado de México? son cuestionamientos a los que se les tratará de dar respuesta de manera breve en este documento.

De acuerdo con González Galbán (2002, 23), los visitantes al Estado de México que trabajaron en los Estados Unidos durante el último mes de estancia en el vecino país enviaron en conjunto alrededor de 5 millones de dólares lo que representó un promedio de poco menos de 500 dólares por cada uno de los visitantes que envió dinero durante el referido último mes7. Poco más de la quinta parte de los visitantes hizo uno o más envíos de dinero a México, durante dicho mes, lo que debe ser un valor que subestima en buena medida las remesas que regularmente se reciben pues es de suponer que una importante proporción de los visitantes prefiera traer consigo el dinero. Alrededor del 35% de los visitantes no tuvieron ingreso el último mes de estancia en los Estados Unidos, de estos una buena parte fueron mujeres; sin embargo, entre los que sí contaron con un trabajo remunerado, no se aprecian diferencias por sexo en cuanto en la proporción que realizaron envíos de dinero a los familiares o amigos residentes en México. Por otra parte, según algunas características sociodemográficas de los visitantes, se pueden establecer relaciones de interés, según han enviado o no remesas en el último mes de trabajo en los Estados Unidos. (Véase Tabla 5). Las remesas enviadas por los que trabajaron y recibieron ingresos el último mes de trabajo, fueron canalizadas por diferentes medios, fundamentalmente a través de los “money order” como se observa en el siguiente cuadro, lo que sugiere una preferencia marcada y una mayor confianza por este medio, aunque también falta de una política pública del estado mexicano para que sea a través de alguna institución de este que se puedan enviar las remesas para reducir los altos costos de los envíos.

Tabla 5 Envíos de remesas en el último mes de estancia en los estados unidos, según diferentes características sociodemográficas de los visitantes. 

1. Incluye a los sin ingresos el último mes y no trabajó.

2. Incluye casados y unidos consensualmente.

3. Incluye los que no tienen ningún nivel y los que cuentan con primaria.

4. Incluye los que cuentan con secundaria y preparatoria.

Fuente: Tabla elaborada por González Galbán (2002), p. 22.

Las remesas de los emigrantes fueron utilizadas principalmente en cubrir las necesidades básicas de sus familiares, o sea en comida y renta. De gran importancia fue también lo dedicado a la reparación o construcción de viviendas y en apreciable menor medida se dedicó a comprar carros, pagar deudas. Al comparar el uso dado a las remesas a nivel nacional, se observa (véase Tabla 6) que en el Estado de México se dedica una mayor parte de esta a comer y a pagar la renta, de manera similar al del resto de la República. Sin embargo, la proporción de las remesas destinada a las viviendas es apreciablemente superior en este estado que en el resto del país (González Galbán, 2002, p. 24).

Tabla 6 Distribución porcentual de los medios de envío de remesas del último mes de trabajo en los estados unidos 

Fuente: Tabla elaborada por González Galbán (2002), p. 23

Según la relación de parentesco con el jefe del hogar, se les da un uso similar a las remesas enviadas por los migrantes, así el dinero mandado por los jefes de núcleo es utilizado básicamente para comer y pagar la renta y en menor medida para vivienda (50,4% y 36,1% respectivamente). Aunque con algunas diferencias, el valor de la proporción para el resto de los miembros del hogar que aportan se utiliza fundamentalmente para cubrir necesidades básicas y para la vivienda. Respecto a la estructura familiar de los emigrantes visitantes potenciales del Estado de México, destacan los hijos del jefe del núcleo, los que constituyen poco más de la mitad del total de los que se desplazan a Estados Unidos a residir de manera permanente, también los que tienen otro parentesco con el jefe del núcleo. El aparente menor movimiento de los jefes puede estar relacionado a que estos han migrado en mayor medida en forma conjunta con el resto del núcleo familiar, lo que no es captado por la fuente utilizada ya que esta se realiza en el lugar de origen, por lo que de no existir algún miembro del núcleo aun residiendo en México, no se obtiene ninguna información al respecto. Otra posible explicación sería que, al migrar el jefe del hogar, se declare jefe a otro miembro del núcleo familiar (González Galbán, 2002). (Ver Tabla 7).

Tabla 7 Uso dado a las remesas 

Fuente: Cuadro elaborado por González Galbán (2002), p.24

Consideraciones finales

La funcionalidad, éxito y/o alcances del trabajo de las organizaciones de migrantes mexicanos han sido cuestionados y a la vez justificados, especialmente sobre las bases de la cantidad y calidad de participación de sus miembros. Así, por ejemplo, Luin Goldring (1997) asegura que los miembros más activos son aquellos de estratos (económicos) más acomodados de “transmigrantes”, considerando que estas organizaciones son vínculos importantes para la participación de la población ambos lados de la frontera. Por su parte González Gutiérrez (1997), sugiere que los alcances del trabajo de los clubes, a largo plazo, tienen impacto considerable aun cuando los miembros de las organizaciones que participan son una minoría. Por otro lado, este autor considera que el hecho que las organizaciones sean principalmente integradas por inmigrantes de primera generación, como es el caso del Estado de México en general, quienes están profundamente afectados por el proceso de socialización en México, afecta el desarrollo de los trabajos, aunque no aclara si de manera negativa o positiva (citado en Daza, 2001). En cuanto a la funcionalidad relacionada en que sean o no organizaciones basadas en sus lugares de origen, algunos académicos afirman, que precisamente esta cualidad es la que ha ayudado a los inmigrantes a ascender la escalera económica y la participación en el proceso político (Nagengast y Kearney, 1990; Light, 1972; Portes y Rumbaut, 1991; y Zabin y Escala, 1998, citados en Daza, 2001). Los migrantes mexicanos se agrupan primordialmente atendiendo a su lugar de origen y después al grado de afinidad que exista entre ellos. Así puede verse que existe más de una decena de organizaciones Oaxaqueñas que se agrupan por comunidad; algunos otros migrantes se agrupan por municipios (caso de los Michoacanos y Guanajuatenses), y después por estado de origen: Zacatecas, Jalisco, Durango, Guerrero, Nayarit, Puebla, Sonora, etc. A decir de Zabin y Escala (1998) las organizaciones son conformadas principalmente por originarios de zonas rurales, aunque las hay también de las grandes ciudades. Esta situación, la organización por lugar de procedencia, ha traído discusiones a colación, relacionándolas con la funcionalidad. Se dice que esta condición las mantiene especialmente ligados a sus lugares de origen enclavándolos en la esfera de acción Mexicana (Zabin y Escala, 1998), rezagándolos y auto aislándolos de los avances experimentados por otros clubes (López et al., 2000, al referirse a la organización oaxaqueña de San Juan Teitipac), marginándolos en asuntos inamovibles o en trabajos secundarios del sector servicios que no requieren del uso del idioma inglés (véase Daza, 2001). Derivadas de las anteriores aseveraciones, el análisis de la funcionalidad o éxito de las organizaciones ha sido calificada severamente por algunos autores, argumentando que han enfrentado más obstáculos que logros. Entre estos obstáculos se señalan los siguientes:

  1. La amplia gama de problemáticas a las que se enfrentan sus miembros.

  2. La centralización del poder de los líderes.

  3. La falta de relación entre comunidades e instituciones gubernamentales, por características especiales de los oriundos.

  4. La improvisación y carencia de mecanismos institucionales de permanencia y evolución.

  5. La ausencia de estructura formal de organización y funcionamiento, carencia de reglas y procedimientos establecidos por consenso de sus miembros: una declaración de principios, estatutos, manual de organización y funcionamiento, relaciones institucionales dentro de México y Estados Unidos, bases de elección y renovación de sus dirigencias, órganos internos y regímenes de gobierno y decisión.

  6. Se ha dicho también que algunos de estos clubes u organizaciones no solo han sido formados o impulsados por los distintos órganos de gobierno, sino que han sido justamente estas instancias de gobierno las más interesadas en impulsar la formación de clubes, dado el torrente de remesas que pudiera ser canalizado a través de los clubes. Además, comúnmente algunas de estas asociaciones están basadas en liderazgos cuyos comportamientos se asemejan en mucho a las tradicionales prácticas clientelares observadas, fundamentalmente, durante el predominio del PRI. (No debemos olvidar que los clubes o asociaciones de migrantes fueron impulsados a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores a principios de los años noventa, cuando aún el PRI estaba en el poder). (Zabin y Escala, 1998, Daza, 2001).

Quisiéramos comentar finalmente que en el caso del Estado de México, al igual que en otros estados, la organización de los migrantes si bien ha partido de parte de las diferentes instancias de gobierno y se han montado sobre liderazgos locales y asociaciones deportivas como los clubes de fútbol esto, sin embargo, no nos debe llevar a suponer que los migrantes son un ente pasivo ni que al participar en esta labor de organización no tengan o expresen sus propios intereses tanto de índole económico como político. Y si bien pudiera uno hablar de cierto uso de los migrantes, no debemos olvidar que estos no solo contribuyen con sus remesas a complementar los magros ingresos percibidos en sus comunidades de origen, también ellos aprovechan coyunturas como la formación de clubes y han aprendido a demandar de los funcionarios mexicanos mayor respeto y atención a sus problemáticas particulares. En síntesis, la formación y consolidación de los Clubes del Estado de México nos enseñan que si bien el estado mexicano pretende beneficiarse y beneficiar a las comunidades de oriundos, los migrantes también han aprendido a aprovechar los espacios que junto con el estado se han venido construyendo a fin de beneficiarse mutuamente. Constancia de ello pudimos observarla in situ a través de lo que los migrantes nos comentaron sobre el Programa Paisano: “Este año no vimos tanta extorsión como en años pasados, suponemos que ahora si el gobierno se está dando cuenta de la importancia de los migrantes, de los dólares que mandamos a nuestras comunidades y del potencial político que representamos en el futuro para el gobierno mexicano en los Estados Unidos. Pero el asunto no termina en formar clubes de migrantes, tenemos que contar con un gobierno con voz y presencia fuerte, con nuestro derecho a votar y ser votados en el extranjero y con el respeto a nuestras formas de organización y la atención a nuestras demandas, de lo contrario no solo vamos a votar por partidos que favorezcan nuestros intereses, vamos también a aprovechar estas organizaciones y a hacer oír nuestras voces, ya sea en forma organizada o sin organización”. (Juan Sánchez a Germán Vega, enero de 2002, Luvianos, Mpio. del Edo. de México).

El caso del Estado de México, dado que se trata de una entidad de reciente participación (masiva) en el proceso migratorio, suponemos, de acuerdo con Alarcón (2004), que los migrantes aún están en proceso de asentamiento en los Estados Unidos, y que, además, se encuentran en edades jóvenes y por tanto, es posible que aún no hayan conformado su propio hogar. Sostenemos esto a partir de la lectura de Becerra (2004), quien encontró que cuando el migrante no está unido tiende a permanecer más tiempo en los Estados Unidos, lo que le permite ser el soporte económico del hogar. Además, porque los hogares con jefatura femenina tienes mayores probabilidades de recibir remesas, y son los esposos los que remiten dinero para la manutención, educación y salud de los miembros del hogar. No obstante, en los hogares mexiquenses, los hijos (varones) y los esposos son los principales remitentes de remesas. Tal como Serrano (2004) ha sugerido en caso del Estado de Hidalgo -misma sugerencia que aplica para el caso mexiquense-, el envío de remesas a los padres ancianos puede ser entre 100 ó 200 dólares al mes para que no tengan la necesidad de trabajar, y dado que en este estado la migración es más reciente y los hogares más jóvenes, tal vez no envíen mayores cantidades, pero sí con más frecuencia. En segundo lugar, la educación del jefe es una característica determinante de la recepción de remesas, ya que un porcentaje más alto de hogares con jefe cuya educación es menor a los seis años de primaria reciben este ingreso por concepto de remesas. Tal como han mostrado Mummert (1988), Serrano (2004) y Lozano (2005), el migrante remite dinero y una parte de este se destina a la educación de los miembros del hogar, por tanto, esta inversión que Lozano (2005) considerada es destinada fundamentalmente en la formación de “capital humano”, se refleja ya en los jefes de los hogares, de manera que probablemente en un futuro, entidades como el Estado de México, la inversión de las remesas en la educación de los miembros del hogar se plasme en un mayor nivel educativo. Una tercera característica sociodemográfica explicativa de la recepción de remesas es el estado civil del jefe del hogar. En este sentido, hemos señalado que en el Estado de México un mayor porcentaje de hogares con jefe unido o casado recibe remesas. Sin embargo, también mostramos que al disminuir los hogares con jefe unido o casado disminuyen las remesas. De manera que, en el Estado de México, dado que un porcentaje importante de hogares con jefatura femenina reciben remesas, es posible que ocurra lo que ha señalado Canales (2005), que la jefa de hogar sea divorciada, separada, viuda o soltera y sean los hijos los que asuman la responsabilidad económica del hogar, para que, como ha mencionado Serrano (2004) no tengan la necesidad de trabajar. De esta manera, aun cuando la mayoría los hogares del Estado de México estén jefaturados por una mujer, esta condición, pensamos, constituyen una estrategia, consciente o inconsciente, para mejorar la calidad de vida de los miembros del hogar. Como cuarta característica demográfica, tenemos a la jefatura femenina, la cual está relacionada con la migración masculina. Como lo mostramos a lo largo de este trabajo un porcentaje de hogares con jefe unido o casado recibe remesas, por lo que asumimos que, al emigrar el varón, la mujer asume el rol de jefa del hogar, administrando las remesas que este envía, procurando destinar una buena parte a la salud y educación de los miembros del hogar. De esta manera, en este trabajo hemos demostrado que la jefatura femenina es determinante de la recepción de remesas del hogar, sea porque el esposo y/o los hijos que residen en Estados Unidos son los que remiten dinero al hogar. Por otro lado, debido a que, en el Estado de México, un porcentaje importante de hogares receptores de remesas tiene jefe unido o casado pero en edades jóvenes, hemos considerado que posiblemente sea el esposo y/o los hijos migrantes quienes remiten dinero. Canales (2005), han demostrado que cuando el migrante aún no tiene un hogar propio asume la responsabilidad de sostener económicamente al hogar de origen. Por otro lado, dentro de las características geográficas y económicas, tenemos el tamaño de localidad, el cual, determina en mayor medida la recepción de remesas. Sin embargo, en el Estado de México los hogares receptores de remesas se concentran en las zonas rurales, aunque cada vez más participa población de origen urbano, como es el caso de habitantes de Ciudad Netzahualcoyotl. Aunque nosotros también hemos encontrado que los desplazamientos se realizan en edades productivas y reproductivas y con una mayor participación de mujeres ya no solo como receptoras de remesas sino también como emigrantes. Con los resultados de este trabajo, podemos corroborar lo señalado por Lozano (1993), acerca de que la migración es un medio o estrategia del hogar para obtener mayores ingresos, pues efectivamente, los hogares receptores de remesas tienen ingresos más altos que los que no reciben este ingreso, por tanto, se encuentran en mejores condiciones de vida. En el caso de Hidalgo, autores como Álvarez (1995) señalan que, aunque los migrantes hidalguenses trabajan en la construcción, el servicio doméstico y las fábricas, una porción importante labora en actividades agrícolas. No obstante, Serrano (2005) menciona que la migración internacional de carácter laboral ha permitido mejorar las condiciones de vida de los miembros de los hogares hidalguenses. En el caso del Estado de México, el hecho de que un hogar reciba remesas internas no le impide que también reciba de Estados Unidos, pues un porcentaje importante de hogares receptores de remesas internacionales también recibe remesas internas, lo cual nos muestra efectivamente, como lo ha mencionado Serrano (2005) que los antecedentes de la migración internacional descansan sobre la migración interna. Con respecto a la estructura y composición del hogar, hemos visto que la migración internacional genera cambios al interior de la estructura del hogar (González, 1994), debido a que, como han señalado Ariza y De Oliveira (2001) la gran mayoría de los hogares receptores de remesas siguen siendo de tipo nuclear, pero una parte importante ha pasado a conformar hogares de tipo extendido. Este cambio en la estructura del hogar también se refleja en la importante presencia que tienen las mujeres al asumir el rol de jefas en hogares cuya característica particular es la recepción de remesas. Canales (2005) y otros autores han mencionado que, una vez que un miembro emigra, es muy probable que otro también lo haga, para asegurar el ingreso por concepto de remesas del hogar. Por otro lado, Canales (2005) asegura que cuando la vivienda es propia el índice de percepción de remesas disminuye, mientras que por el contrario cuando la vivienda es rentada la incidencia de las remesas es mayor. Sin embargo, el trabajo etnográfico que realizamos podemos decir que diferimos de los hallazgos de este autor, pues en nuestro caso, hemos encontrado que, el tipo de propiedad de la vivienda es una característica que influye en la recepción de remesas. No obstante, en los hogares mexiquenses con vivienda propia, existe una mayor probabilidad de recibir remesas, por lo que, de acuerdo con Durand (1994) y Corona (2001), esto se debe a que una parte de este ingreso se destina a la construcción, mejoramiento o adquisición de la vivienda, por tanto, dado que el Estado de México es una entidad de migración emergente, es probable que el desvío de remesas hacia este rubro se refleje, de manera particular para el mantenimiento de los miembros del hogar y en la construcción, mejoramiento o equipamiento de estos hogares.

Consideramos que los estudios a nivel estatal nos permiten conocer de manera detallada el contexto en el que se desenvuelven los hogares que reciben remesas, debido a que cada entidad tiene sus propias particularidades tanto demográficas como económicas. En este mismo sentido, Becerra (2004) menciona que los resultados de una información presentada a nivel agregado no son fácilmente generalizables, pues existe diferencia al interior de cada entidad federativa que merecen ser tomadas en cuenta. En conclusión, los estudios a nivel agregado nos muestran un panorama general de las características de los hogares y de la dinámica tanto de la migración como de las remesas, pero un estudio a nivel estatal nos permite conocer a profundidad las particularidades de los hogares. De esta manera, este trabajo se inscribe en la línea de investigación de los factores que determinan la recepción de remesas, desde el punto de vista de los hogares, por lo que consideramos que el estudio de estados como el Estado de México (estado de alta intensidad migratoria y de alta y mediana marginación), la importancia particular de su contexto socioeconómico e histórico representa una contribución central a la literatura que trata el tema de remesas y hogares. Sin embargo, aún falta mucho por descubrir en un tema tan vasto como el envío/recepción de remesas, por ellos, consideramos sería interesante desarrollar un estudio a profundidad sobre el ciclo de vida de los hogares que reciben remesas, es decir, conocer en que etapas (formación, expansión o fisión) se reciben mayores ingresos por este concepto, considerando las variables de tamaño del hogar, relación de parentesco con el jefe, condición de residencia de los miembros, edad del jefe y de los miembros, actividad económica e ingresos de los miembros, con la finalidad de obtener ciclos de vida más precisos. Igualmente, sabemos que la migración indígena, en el caso de México, es importante en la entidad; sin embargo, faltan trabajos que traten sobre la recepción de remesas y estudios a profundidad sobre los arreglos de los hogares al presentarse la migración de algún miembro del hogar, ya que en este trabajo hemos mencionado de manera general que los hogares hidalguenses receptores de remesas han pasado de nucleares a ampliados; sin embargo, no conocemos la serie de arreglos por los que han pasado, ni tampoco la relación existente entre los miembros.

Finalmente, en este trabajo nos hubiera gustado conocer, no solo la condición de migración y recepción de remesas en los hogares, sino también el estatus legal, en los Estados Unidos, de los migrantes que envían remesas y la condición de actividad de estos en el lugar de origen. Es decir, si el migrante tenía o no trabajo antes de desplazarse hacia el vecino país del norte, así como también, identificar si el migrante emprendió el viaje con ayuda de redes sociales o no. Y finalmente conocer y analizar a profundidad el uso y distribución de las remesas que reciben los hogares; sin embargo, algunos factores impidieron que no se desarrollara un trabajo tan ambicioso con las características que se plantean; desafortunadamente el XII Censo de Población General de Población y Vivienda, no proporciona la información suficiente, pues únicamente tiene como objetivo de profundizar en el conocimiento de algunos aspectos sociodemográficos y económicos de la población mexicana.

Referencias

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1 La región tradicional está conformada por los estados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Durango, San Luis Potosí, Nayarit, Colima y Aguascalientes.

2Los estados de Querétaro, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal, Morelos, Oaxaca, Guerrero y Veracruz constituyen la región emergente.

3Este trabajo constituye una versión modificada de un primer documento que fue preparado por encargo del Colegio Mexiquense, El COESPO-Estado de México y El Colegio de la Frontera Norte. Deseo agradecer el generoso apoyo económico proporcionado por estas tres Instituciones.

4Se debe recordar que este valor debe subestimar en buena medida el total de los emigrantes durante el período considerado al no tomar en cuenta a los núcleos en los que la totalidad de sus integrantes migró.

5Las mujeres no solo migran menos que los hombres a destinos lejanos, sino también que la que si migran lo hacen en menos ocasiones que los hombres. Solo poco más del 12% de las mujeres que migran lo han hecho más de una vez, mientras que para los hombres se duplica dicha proporción.

6También pudiera manejarse la hipótesis que los hombres viajan primeramente solos y posteriormente llevan consigo a la esposa y el resto de la familia y por ello la información obtenida varios años después solo puede captar menos mujeres que migran en los inicios del periodo migratorio analizado.

Recibido: 05 de Octubre de 2011; Aprobado: 10 de Diciembre de 2011

*Autor de correspondencia: Germán Vega Briones, correo electrónico: gvega@colef.mx

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