Este artículo muestra algunos de los resultados de la investigación doctoral denominada "La confianza, eje del capital social en la escuela", que se interesó por develar la relación que hay entre la confianza -como uno de los ejes del capital social-, y las interacciones que se tejen al interior de las Instituciones educativas. Para este caso se tomó uno de los apartes del estudio, respecto a la identificación del estado de confianza que tienen los adolescentes escolarizados, en las relaciones que mantienen a través de los medios virtuales usados por ellos.
El incremento de interés de la población joven, por participar activamente en el mundo a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ha modificado las prácticas comunicativas de la sociedad, transformándola. "More than any other generation, today's young people are the leaders in creation, development, adoption, adaptation and use of information and communications technologies (ICTs)" (Dongtotsang, Andjelkovic & Willard, 2006, p.4).
La mirada esperanzadora de quienes han tenido a la adolescencia escolarizada como centro de sus investigaciones, muestra a la escuela como un espacio fértil para el hallazgo de nuevas comprensiones; un espacio complejo en el que no solamente se desarrolla la persona, sino que se complejiza y, al mismo tiempo, se desarrolla la vida cultural de la sociedad (Hincapié, 2011). Reconocer la evolución de las instituciones educativas, en cuanto al paso de centros transmisores de conocimientos a territorios de socialización, en donde sus actores encuentran mecanismos activadores de la identidad como ciudadanos del mundo, aporta nuevas visiones del presente y del futuro que transformaría la cultura que la rodea.
En este orden de ideas, las instituciones educativas deben propiciar acciones que transformen sus procesos formativos, poniéndolos en condiciones actuales de la sociedad y sus constantes cambios, debido a que han ingresado conceptos y prácticas del mundo que, hasta hace poco, se mantenían alejadas de la realidad escolar, como es el uso de las TIC, las cuales ejercen una incidencia en las dinámicas sociales de las mismas.
En la actualidad al hablar de juventud es inherente tocar el tema de las tecnologías y la relación que guardan entre sí, debido a que la primera hace de las segundas, unas herramientas de uso cotidiano casi imprescindible en sus vivencias e interrelaciones. El uso de las redes sociales virtuales se ha naturalizado de manera determinante en esta población, debido a que "al mismo tiempo que el adolescente desconecta a sus padres... se intensifica el uso que hace de las nuevas tecnologías" (Echeburúa y Requesens, 2012. p.34), haciéndolas partícipes y mediadoras en la formación de su identidad, por su papel motivador hacia la comunicación.
Las bondades de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería móvil, no sólo se centran en la comunicación con otros, sino en la posibilidad de compartir contenidos de interés común que conduzcan al usuario a alcanzar reconocimiento y popularidad, que incluya a los demás en la propia vida virtual del sujeto, provocando así nuevas formas de socializar, pensar, acceder y consumir información en diferentes escenarios, lo cual puede considerarse también, como un factor de riesgo para la población joven.
Es en este aspecto, en donde a las instituciones educativas se les ha dificultado apuntar asertivamente, pues orientan muchos de sus intereses en la adquisición de hardware y software que enriquezca las aulas, pero carecen de una capacitación pertinente de los docentes -en cuanto a su uso pedagógico-, que las convierta en herramientas propiciadoras de habilidades, no sólo tecnológicas sino sociales, para el uso de la comunidad (Vesga & Vesga, 2012). Es indispensable forjar a través de las TIC, no sólo la motivación y disposición de adultos y jóvenes para aprender en cualquier momento y lugar, sino la habilidad y conciencia en la formación de valores sociales y la orientación hacia la selección crítica de la información dentro de la red y su uso productivo en la vida para el bien propio y de los demás.
Martín-Barbero (2000) afirma que "...la escuela no ha podido entender que para interactuar con la sociedad tiene que asumir el desafío que le plantean las nuevas sensibilidades de los jóvenes, no las nuevas tecnologías" (p. 28), por lo tanto, concentrarse en la formación del individuo, como sujeto social, desde las instituciones educativas, implica reflexionar sobre el impacto de las redes sociales virtuales en las relaciones cotidianas de los actores escolares.
Del surgimiento de los nuevos escenarios de la comunicación
Desde finales del siglo XX, la era digital comenzaba a hacer su recorrido en la historia de cada faceta del ser humano, transformando las palabras en imágenes y los átomos en bits, lo cual permitió que las comunicaciones se dieran de manera más ágil y la información llegara a muchas partes del mundo, de manera instantánea, ya que todo se pudo digitalizar (Negroponte, 1995). Así mismo, paradigmas como la concepción de la distancia, como barrera para la socialización, la educación, entre otras formas de participar en la vida, se constituyen como un tema del pasado, pues las TIC permiten el acercamiento de las comunidades, según la finalidad.
Con esta realidad, llegar a "cualquier parte" o encontrar acceso a información diversa, se convirtió en la práctica natural y cotidiana, que dio como resultado un pensamiento más abierto y ágil hacia el consumo de contenidos, lo que contribuyó con la hibridación cultural1, que debilitó los sentidos de identidad y pertenencia cultural propia, regional, debido a que dichos contenidos dominantes trascendieron las fronteras. Ante la multiplicidad de transformaciones sociales, hay que reconocer que la participación constante y activa de los jóvenes consolidó los intereses y las prácticas comunicativas a través de las TIC. A pesar de todo, la reflexión y planeación de estas tecnologías en la vida de los adolescentes, ha sido de trabajo débil y poco intencionado desde la escuela; sin embargo, el gobierno colombiano, a través del Ministerio de Tecnología de la Información y la Comunicación, ha planteado una estrategia denominada "En TIC confío", la cual promociona el uso seguro y responsable de Internet y de las nuevas tecnologías (MinTIC, 2015).
No cabe duda de que las comunidades jóvenes han venido logrando un empoderamiento de los distintos canales de comunicación y la experticia en la generación de contenidos, gracias a la Web 2.0 (Nafría, 2008), lo que indirectamente resta importancia y trascendencia a los conocimientos trasmitidos por la familia o la tradición del entorno, ya que su influencia sobre esta población se reduce de manera notable (García, 2009). El acercamiento virtual con otras personas, lugares y temáticas, interviene en la formación de nuevos pensamientos y formas de actuar, ampliando la gama de comprensiones del mundo sobre múltiples aspectos de las culturas, creencias y nuevas tendencias sociales. Es por esto que se enfrentan a realidades más crudas, más complejas y más inmediatas que hace algunos años, lo que permea y modifica el afianzamiento de la construcción de la identidad (García, 2009). Los jóvenes pueden acceder a un gran número de temas o acontecimientos de la vida desde sus propios dominios tecnológicos, haciendo del mundo un pequeño enjambre de conexiones y redes que ponen a su servicio y beneficio. Ante esto, Balardini (2004) afirma que:
Un aspecto relevante para la socialización de los navegantes... es que la información se encuentra -y circula- libremente en internet..., lo que incluye información pertinente no sólo para la formación y cultura general, para conocer el mundo a través de la más enorme enciclopedia hipermedia, sino para el desarrollo de la ciudadanía juvenil. (p.116).
Por consiguiente, son las redes sociales virtuales2 la influencia más sentida en la comunicación y en la interacción de estos tiempos, dando una nueva forma y dinámica a las estructuras sociales, a los lazos familiares, de amistad, de trabajo, políticos, empresariales, entre otros, permitiendo formar una nueva concepción de capital social.
El capital social en las redes sociales virtuales
El capital social lo constituyen todos aquellos recursos sociales con los que cuenta un sujeto, para desenvolverse de manera solidaria en la sociedad o en una comunidad específica (Bordieu, 1986; Coleman, 1990; Putnam, Leonardi y Nanetti, 1993), y aquel se ve optimizado en las redes sociales virtuales al potenciar las interacciones y encuentros entre sus miembros, así como al hacer visible la red de contactos (Gandlgruber y Ricaurte, 2013). Hay dos clases de capital social (Putman, 1994), que se dan en las relaciones sociales según la expectativa que se genere: el capital social de vínculo y de puente. El primero, capital social de vínculo, se conforma en los grupos cerrados, que buscan la exclusividad de sus miembros y que protegen los intereses propios y subjetividades como microcomunidad. Para este caso, la pertenencia a grupos que se conforman a través de aplicaciones de mensajería móvil3, son un claro ejemplo del capital social de vínculo. El segundo, el capital de puente, que procura la inclusión y el acercamiento a otras culturas, puede encontrarse en Facebook, en donde cabe la posibilidad de conocer a otros sujetos sin referencias personales anteriores; en donde se puede enviar invitación a sujetos que no se conocen y ampliar así en número de contactos, lo cual puede representar un riesgo en la seguridad individual y grupal.
El capital social está conformado por tres grandes dimensiones: las normas de reciprocidad, las redes de compromiso cívico y la confianza. Las primeras, normas de reciprocidad, son aquellas reglas que buscan un equilibrio en el comportamiento social y permiten o prohíben acciones que favorezcan la cohesión social y propone sanciones o estímulos que confronten o afirmen dichos actos según sea necesario (Crawford y Ostrom, 1995). Las redes de compromiso cívico son estructuras sociales articuladas, que se basan en la solidaridad y establecen relaciones de interés mutuo, contribuyendo al bienestar del otro, con la esperanza de recibir algún día, algo como retribución (Almond y Verba, 1963). Por último, está la confianza, la cual se considera como el mecanismo que reduce la complejidad de las relaciones sociales tejidas en las sociedades (Luhmann, 1998) y que permite lograr el orden social desde la regulación de las decepciones (Mariñez, 2012).
Es la confianza la que permite que las redes sociales surjan y se fortalezcan en ámbitos proyectados por los integrantes del grupo, mediante la circulación de la información, las acciones predecibles de los demás y la reciprocidad recibida ante un hecho; por lo que cabe mencionar, que aquella se presenta en el plano emocional del ser. Entonces, cabe decir, que no es fácil generar confianza en los demás; se requiere de un compromiso mutuo entre el grupo, es decir, de reciprocidad que cohesione las relaciones, así como del ofrecimiento voluntario de disposición y colaboración y la aceptación de riesgos ante las dificultades que se asumen.
En las redes sociales virtuales se puede evidenciar que puede darse cada una de estas condiciones para el logro de la confianza; sin embargo, la configuración de nuevas formas de relacionarse van emergiendo, en la medida en que se desarrollan estrategias y restricciones de acceso y permanencia, delimitando cada vez más el acceso por medio de herramientas de privacidad. La confianza, en el plano de la comunicación se nutre de los hechos concretos de interrelación con otros y se adquiere de manera voluntaria con el paso del tiempo (Luhmann, 1996).
Metodología
La investigación está ubicada dentro del paradigma de las Ciencias Sociales y fue abordada a través de un estudio mixto, ya que por medio de la intervención de métodos cualitativos y cuantitativos se buscó llegar a comprensiones relacionadas con la confianza, el tipo de capital social que se vivencia y el estado de las dimensiones del mismo en una población de adolescentes escolarizados y docentes de un colegio privado y uno público de la ciudad de Tunja. El enfoque de la investigación fue hermenéutico, con la técnica de estudio de caso múltiple.
Para la recolección de la información, se diseñó una encuesta, con opción de ampliación de las respuestas para profundizar en el campo de estudio y dar espacio a la voz de los participantes. De las preguntas contenidas, se extrajeron los resultados que hacían referencia a la confianza que los adolescentes escolarizados tienen en las redes sociales virtuales a las cuales pertenecen. Entonces, se aplicó a una muestra de 205 estudiantes del colegio público y a 193 adolescentes del colegio privado, en edades de los 14 a los 16 años.
La encuesta fue aplicada a los jóvenes a través de una plataforma virtual llamada www.e-encuesta.com 4 y, para los casos donde las condiciones no lo permitieron, se entregó de forma impresa. Los consentimientos informados fueron enviados a los padres de familia y los permisos para interactuar con los adolescentes fueron tramitados con las instituciones educativas y la Secretaría de Educación Municipal.
La participación de los adolescentes en las redes sociales y aplicaciones móviles de comunicación
En la condición escolarizada, los adolescentes tienen más opciones de realizarse socialmente y la tecnología virtual ha permitido que se amplíen los rangos comunicativos para conectarse con el mundo. Pensar que estas nuevas formas de relacionarse causan el aislamiento de los sujetos y que son las responsables de la soledad y del truncamiento del desarrollo social de los mismos (Muñoz, 2010), evidencia una mirada superficial a las realidades comunicativas y sociales que existen actualmente. Entonces, en primera medida, se indagó sobre las herramientas virtuales usadas para compartir con los amigos y/o aumentar su círculo social, con el fin de corroborar si en los participantes hay conciencia de los riesgos de la red.
Al preguntar sobre cuál es la red o la aplicación más usada para compartir información y hacer amigos, se obtuvo la siguiente información:
Según la Tabla 1, se puede observar que hay un uso masivo de las redes sociales por parte de los estudiantes -adolescentes- de instituciones educativas en la Básica Secundaria encuestadas, a nivel público (95,1%) y privado (88,1), lo cual puede estar sucediendo en otros colegios, pues en Tunja se maneja una tendencia de cultura juvenil similar. Así mismo, tanto estudiantes como docentes han hecho uso cotidiano de la tecnología virtual, dando un paso importante y decisivo en la socialización de sus usuarios. Los adolescentes buscan herramientas para aumentar su círculo de amigos, contar sus experiencias, publicar fotos que los identifique o producir sus propios contenidos, que les permita trascender en la historia de sí mismos y de otros, sintiéndose sujetos participativos en su propia comunidad (Nafría, 2008).
Es así como, según la Tabla 1, la red social más usada es Facebook, privado (88,1%) - público (95,1%), en comparación con Instagram, (privado 57,5% - público 32,7%), la cual está en un lugar importante entre los adolescentes, especialmente para aquellos del colegio privado, ya que permite alcanzar contenidos concretos y la participación de otros usuarios. En cuanto a la mensajería instantánea, la aplicación a la que más acuden los adolescentes escolarizados es WhatsApp, (privado 93,3% - público 67,3%), en donde se puede interactuar a través de fotos, notas de voz, anotaciones y envío de información, de manera ágil, efectiva y perdurable. El uso de Snapchat6, es otra herramienta usada por los estudiantes de estas instituciones educativas, pero en menor medida: privado (40,9%) - pública (7,3%). Ask.com es un motor de búsqueda que ingresa a redes virtuales sociales y con información concreta hace la localización dentro de la Red; sin embargo, y según las respuestas obtenidas en la encuesta, no es muy utilizado, privado (20,2%) - público (16,6%).
Según la Tabla 1 se evidenció que los estudiantes encuestados en el colegio privado, hacen mayor uso de las herramientas virtuales de comunicación a través de WhatsApp (93,3%), en comparación con Facebook (88,1%). Así mismo, se puede corroborar el masivo uso de teléfonos inteligentes con aplicaciones móviles ya que, para poder acceder a éstas, se requiere de este tipo de tecnología.
Por otro lado, en el colegio público se evidenció el uso de las herramientas de comunicación virtual, mostrando preferencia por Facebook (95,1%), comparado con WhatsApp (67,3%). Los menos usados son Snapchat (7,3%) y Ask (16,6%), debido a la falta de conocimiento de los mismos y a su poca popularidad en su contexto.
Relacionando el espacio abierto llamado "Otros", se indagó por diferentes redes sociales o aplicaciones móviles virtuales de comunicación no establecidas en la encuesta, como son Line, Messenger, Skype, Twitter, Vine, Viber, Tumblr, Periscope y YouTube7, las cuales mostraron un menor uso por los estudiantes encuestados (20%).
Los adolescentes cuentan con un gran interés por el uso de los recursos virtuales, no sólo en lo relacionado con la comunicación, sino para hacer búsquedas de información y creación de contenidos que los identifique frente al mundo y a la vida. Desde esta perspectiva, las instituciones educativas y las familias, deben profundizar en temas de actualización tecnológica, en cuanto al conocimiento de lo que son en realidad las redes virtuales, con el fin de evitar el rezago ante el avance social, ahora también virtual, participando activamente en la creación dinámica de espacios en la Red.
Según Margulis y Urresti (1998), los jóvenes de hoy se identifican más con las redes sociales virtuales que con las mismas relaciones presenciales, ya que los espacios de participación y autonomía que brindan, cumplen con los requisitos de socialización esperados por ellos. La diversidad de acciones que estas plataformas ofrecen, presentan opciones significativas a la hora de comunicarse y entablar relaciones sociales con los demás, generando contenidos y abriendo un amplio espectro de consulta y búsqueda de temas de interés.
En el caso de Facebook, se permite al usuario mostrar una imagen planeada y proyectada, que se enfoca a una determinada población según los intereses de quien lo diseñe. Es así como surge un nuevo sentido de relacionarse con los demás sujetos, con los grupos que entre ellos conforman, y con el mundo.
En la pregunta abierta: ¿qué le hace desconfiar de las redes sociales virtuales? se pudo evidenciar que los estudiantes ya están alertas ante los peligros que representa la aceptación de personas no conocidas y de permitir ver el contenido del muro de manera pública, lo cual implica que se asume una desconfianza en los contactos de este tipo de redes. Así, se concluye que las estrategias de prevención formuladas por el gobierno colombiano, las instituciones educativas y, en sí, las experiencias vividas entre ellos, vienen concretando resultados que conducen a procesos de análisis crítico relacionado con seguridad personal y de su entorno, especialmente referenciando a los adolescentes de grados superiores quienes, en baja medida, recurren a filtros y aplicaciones de confiabilidad y privacidad. Por lo tanto, en cuanto a la confianza que tienen en las comunicaciones hechas por las redes virtuales, la siguiente Tabla 2 muestra las opiniones:
Sumado a lo anterior -y según la pregunta abierta relacionada con la confianza que sienten en las redes sociales-, la mayoría de los estudiantes del colegio privado (70,5%) asumen de manera positiva la confianza en las comunicaciones virtuales. Sin embargo, aluden a que ahora más que antes, seleccionan mejor sus contactos que, en muchos casos, son sus mismos compañeros del Colegio. A pesar de esto, se evidencia contradicción en la respuesta, ya hay una tendencia a sentir desconfianza, pues según las respuestas abiertas se encontró que "no hay seguridad de que se está chateando con la persona que se cree". Por otro lado, se puede ver que, en el colegio público, no hay la confianza esperada en estos medios (59,5%), mientras que el 38,5% afirman que sí la sienten.
Como se puede notar en la Tabla 2, en el colegio privado hay mayor inclinación a sentir confianza en estos medios de comunicación virtual (70,5%), lograda por el uso de múltiples formas de mantener cierta privacidad en su perfil, para el caso de Facebook y, especialmente, en WhatsApp, por la selección de sus contactos y la formación interna de los grupos. En cambio, en el colegio público la desconfianza es notoria (59,5%), en la medida en que las posibilidades de blindar la información publicada, no son muy claras para muchos estudiantes, haciéndolos mayormente vulnerables en la Red.
La incertidumbre de los usuarios en Facebook, al reconocer que no es fácil confiar en el interlocutor detrás del monitor, abre nuevas formas de riesgo entre los adolescentes interesados en interactuar por este medio: "en el colegio yo hablo con mis compañeros y tengo certeza de su identidad, pues puedo verlos y tocarlos, sin embargo, cuando los tengo en el face, hay cosas que dicen que me hacen dudar de que sean ellos y les hago preguntas que me confirmen si son o no"- afirma uno de los encuestados en el colegio público. Muchos de los estudiantes, generan estrategias de autocuidado y buscan información de quiénes serán sus posibles contactos: "antes de contactar a alguien que me guste o parezca interesante, puedo saber qué le gusta, a dónde ha ido, qué le interesa, qué hace en su tiempo libre, dónde estudia y muchas cosas más. Por eso yo cuido mi imagen y pongo solo cosas que les gusten a otros para que me acepten"- comenta otro estudiante, ahora de colegio privado, demostrando que desde la Red se construyen nuevas subjetividades y formas de identidad. La edad es un factor clave en este aspecto. Se evidenció que, a mayor edad, es mayor la desconfianza que se tiene en las redes sociales virtuales y/o en las plataformas o aplicaciones con fines comunicativos, por lo que son mayormente cuidadosos con sus contactos.
Conclusiones
La confianza es un factor determinante para lograr relaciones sociales estables y duraderas, lo cual no es diferente para aquellas que surgen en la virtualidad. Bajo esta afirmación, se buscó comprender mejor las relaciones que tienen los adolescentes a través de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería móvil, llegando a la conclusión de que actualmente las más usadas por los encuestados, son Facebook y WhatsApp, por permitir una participación más dinámica, asequible y de bajo costo.
Dentro de las reflexiones asumidas por los participantes del trabajo investigativo, se hicieron evidentes la conciencia de la necesidad de abordar el tema de la confianza a nivel general, enfocando la mirada hacia uno de los campos que más les llama la atención: las TIC, y con ellas, las redes sociales virtuales. Lo anterior, teniendo en cuenta que se evidenció que los estudiantes poco confían en los contactos de Facebook y son débiles al dimensionar poco la cantidad de otros contactos desconocidos, que pueden acceder a sus cuentas y, por lo tanto, a su información. Para el caso de WhatsApp, la confianza es un poco mayor, dado que afirman conocer a todos sus contactos, la comunicación es más personalizada y privada.
Así mismo, dentro de las preguntas abiertas relacionadas con la conciencia de autocuidado y cuidado de la información de los miembros de la Red, se evidencia en menor medida que en el colegio público -a diferencia del privado-, hay una baja intencionalidad de protección a sí mismo y de los demás, debido a que no se usan efectivamente los dispositivos de seguridad y privacidad que ofrece Facebook (para este caso), permitiendo el ingreso de extraños a los perfiles de sus contactos, situación que pone en riesgo la información de los sujetos que hacen parte de este vínculo.
La mayoría de los adolescentes escolarizados, usuarios de Facebook y WhatsApp, desconfía de las personas con las que interactúan, pero no sospechan de la Red en sí misma, la cual concreta su riesgo con malware8, que puede comprometer la información personal, la ubicación del usuario, la confidencialidad de las conversaciones y hasta la identidad de sus contactos, entre otros.
La expectativa y la realidad de las redes sociales virtuales en la escuela parece no tener un interés claro, que permita acortar la distancia entre ellas. Ni la escuela, ni la familia, han tomado posturas claras sobre su uso y pertinencia en la vida cotidiana o en la educación; lo cual puede traducirse como actitudes confiadas, al aceptar de manera amplia y abierta la transformación y evolución de las prácticas sociales a través de dichas herramientas de comunicación, o como una desinformación ante los riesgos que corren los usuarios de éstas.
A modo de reflexión, puede decirse que hay una debilidad en los currículos escolares, relacionada con el seguimiento de las prácticas tecnológicas de los estudiantes adolescentes, situación que trasciende e impacta la vida escolar actual. Se requiere mayor formación respecto al uso correcto de las TIC, que motive cambios significativos y reales de las prácticas docentes y familiares, para que comprendan y contribuyan en la educación integral de los jóvenes y para que asuman lo positivo de estas herramientas, en aras del mejoramiento tanto pedagógico como social.