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Trabajo social

On-line version ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.21 no.2 Bogotá July/Dec. 2019

https://doi.org/10.15446/ts.v21n2.75285 

Artículos

Adultos mayores en zonas rurales de México. Añoranzas y vulnerabilidades frente a la migración de los hijos a EE. UU.*

Senior Citizens in Mexico's Rural Areas. Nostalgia and Vulnerability When Children Migrate to USA

Idosos em zonas rurais do México. Melancolias e vulnerabilidades ante a migração dos filhos para os EE. UU.

Itzel Hernández Lara** 

Ana Silvia Mercado López*** 

** Profesora-investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales Universidad Autónoma del Estado de México, México. itzelina_hl@yahoo.com.mx

*** Trabajadora social-Coordinadora del Programa Desarrollo Comunitario para Mujeres Fundación NEMi A. C., México. anna.silvia.m.l@gmail.com


Resumen

El presente artículo de investigación tiene como objetivo analizar las repercusiones de la migración hacia Estados Unidos en las dinámicas de familias, cuyo jefe de hogar es una persona adulta mayor que habita en zonas rurales de la región noroeste del Estado de México. Se identifican cambios en las relaciones intergeneracionales, así como algunas situaciones de vulnerabilidad de los miembros de las familias que son dejados en las localidades de origen. Se ofrecen argumentos a favor de una intervención de tipo comunitario en Trabajo Social para mejorar el bienestar de esta población.

Palabras clave: adulto mayor; comunidad; familia rural; migración; relaciones familiares; Trabajo Social

Abstract

The objective of this research article is to analyze the repercussions of migration to the United States on the dynamics of families, whose head of household is an older adult living in the rural areas of to the northwest of the State of Mexico. The study identifies changes in intergenerational relations, as well as some situations of vulnerability of those family members left behind in their hometowns. It also provides arguments in favor of a Social Work, community-type intervention to improve the welfare of that population.

Keywords: community; family relations; migration; rural family; older adult; Social Work

Resumo

Este artigo de pesquisa tem como objetivo analisar as repercussões da migração para os Estados Unidos na dinâmica de famílias, cujo chefe de família é um idoso que mora em zonas rurais da região noroeste do Estado do México. São identificadas mudanças nas relações intergeracionais bem como algumas situações de vulnerabilidade dos membros das famílias que são deixados nos lugares de origem para serem cuidados pelos netos. São oferecidos argumentos a favor de uma intervenção de tipo comunitário em Trabalho Social para melhorar o bem-estar dessa população.

Palavras-chave: comunidade; família rural; idoso; migração; relações familiares; Trabalho Social

Introducción

La vida familiar se destaca como un área de interés en el Trabajo Social, al reconocer su papel como núcleo social primario que experimenta importantes transformaciones asociadas a los distintos contextos y demandas sociales. La dinámica familiar implica un tejido de relaciones y vínculos atravesados por la colaboración, el intercambio, el poder y el conflicto que se genera entre los miembros de la familia, de acuerdo con la distribución de responsabilidades en el hogar, la participación y la toma de decisiones (Torres et al. 2008). En ese sentido, la acción del Trabajo Social puede atender potenciales situaciones de riesgo para los miembros de las familias ante dificultades económicas, de salud, ausencia de sus miembros, etc.

Procesos tales como las migraciones internacionales, impactan de manera significativa en la dinámica de las familias, en las cuales al menos uno de sus miembros migra hacia otro país. Tal es el caso de la migración México-Estados Unidos, que provoca interesantes cambios y reacomodos en la organización de las familias en localidades rurales. Estas transformaciones también plantean importantes escenarios ante los cuales las trabajadoras y los trabajadores sociales tienen mucho que aportar. Las transformaciones y necesidades provocadas por la migración hacia Estados Unidos -en adelante, EE. UU.- no son homogéneas, estas se pueden identificar a partir de la consideración de la posición del sujeto migrante en la estructura familiar, el ciclo de vida familiar y la situación de los que se quedan en la localidad de origen.

Con el interés de conocer y analizar las transformaciones familiares asociadas a la migración hacia EE. UU. y los procesos de retorno en localidades rurales de México, las autoras iniciaron una indagatoria de tipo cualitativa en comunidades rurales de la región noroeste del Estado de México entre 2017 y 2018. En dicha indagatoria se aplicaron numerosas entrevistas semiestructuradas a personas que pertenecen a familias con al menos un miembro migrante en EE. UU. en dos municipios de esta región. A partir de las entrevistas fue posible identificar transformaciones en aspectos tales como los patrones de residencia, las relaciones intergeneracionales, las formas de mantener los vínculos familiares, entre otros factores asociados a los procesos de migración internacional.

Tomando en cuenta lo anterior, el objetivo del presente documento es analizar los cambios en la dinámica familiar provocados por la migración hacia EE. UU. en comunidades rurales de México, e identificar situaciones de vulnerabilidad para las familias con miembros migrantes que permanecen en las localidades de origen. Esto con el interés de señalar potenciales áreas de intervención en Trabajo Social, y plantear alguna estrategia encaminada a promover el bienestar de los miembros de dichas familias.

Para lograr dicho objetivo, en la primera sección del documento se presentan algunas consideraciones generales sobre migración internacional y su impacto en la vida familiar en comunidades rurales, así como la pertinencia de la intervención en Trabajo Social. Posteriormente, se presenta un apartado metodológico, en el que se expone el método empleado para la obtención de la información y su análisis, enfocado a las relaciones intergeneracionales en familias con adulto mayor al cuidado de sus nietos.

En el tercer apartado, se hace una exposición de resultados, en el que se enfatiza sobre las condiciones de vulnerabilidad de los miembros de las familias que son dejados en la comunidad de origen. A partir de esta información, en el cuarto apartado se presentan algunos argumentos a favor de una estrategia de intervención de tipo comunitario en Trabajo Social, con el interés de trascender la esfera estrictamente familiar y promover una mayor participación de la comunidad en acciones a favor del bienestar de los miembros de las familias con migrantes hacia EE. UU. El documento cierra con algunas consideraciones finales que derivan del ejercicio realizado.

Migración internacional y vida familiar en el contexto rural mexicano

Tal como sucede con otros procesos de migración internacional, la migración México-EE. UU. es un fenómeno que tiene repercusiones en diversos ámbitos de la vida social, incluida la esfera familiar. La migración incide en la estructura de los hogares, altera su dinámica interna y se convierte en un elemento que condiciona sus posibilidades de reproducción e intercambio (Ariza y Portes 2007, 130).

Ante la migración de al menos uno de sus miembros, las familias enfrentan diversos retos que incluyen el mantenimiento de sus vínculos a través de las fronteras, sus cambios, así como sus adaptaciones socioculturales y, en general, mantener un sentido de unidad a pesar de que sus miembros se encuentren separados. Si bien los vínculos se mantienen, la migración provoca cambios en la cotidianidad de su organización interna, así como en las responsabilidades establecidas al interior del hogar (García 2017).

De tal forma, se experimentan cambios en la división familiar del trabajo, la obtención de recursos, las relaciones de poder y los mecanismos para mantener los vínculos familiares, por adaptación a los retos que impone el contexto migratorio (D'Aubeterre 2007). Esto promueve importantes alteraciones en la dinámica interna de las familias, afectando el ejercicio de los roles, la afectividad y las relaciones de autoridad entre géneros y generaciones, con consecuencias diversas para sus miembros (Ariza y Oliveira 2004).

En el caso de las familias rurales mexicanas, la migración hacia EE. UU. ha promovido interesantes cambios en los patrones tradicionales de vida familiar, que Robichaux (2002) ha englobado bajo la denominación sistema familiar mesoamericano. Se trata de un modelo familiar con amplia presencia en las comunidades indígenas y rurales, caracterizado por la residencia patrilocal inicial de la pareja; el papel asignado al ultimogénito varón en el cuidado de los padres ancianos y la herencia de la casa paterna; el privilegio de los varones sobre la herencia de la tierra; y la presencia de casas contiguas encabezadas por varones emparentados por el lazo patrilineal. Este modelo favorece la corresidencia o la cercanía residencial entre padres e hijos y la convivencia estrecha entre varias generaciones, así como la disponibilidad de mano de obra familiar para el trabajo agrícola, el trabajo doméstico y de cuidados, así como la posibilidad de recibir apoyo y asistencia personal entre familiares.

La movilidad laboral no es una novedad para las comunidades rurales mexicanas; sin embargo, es una estrategia cada vez más empleada para garantizar la reproducción de las unidades domésticas ante la falta de oportunidades laborales en los territorios de origen, los bajos rendimientos de la actividad agrícola y la precarización de la vida del campo. En el caso de la migración hacia EE. UU., la ausencia de los miembros del hogar se vuelve prolongada, indefinida y de retorno incierto (Arias 2009). Esto promueve interesantes cambios en el modelo de vida familiar tradicional, cuya importancia no es menor, pues forma parte de un proceso de desarticulación de un modelo de organización familiar tradicional propio de comunidades indígenas y rurales en México (D'Aubeterre 2007).

Al igual que sucede en familias en otros contextos, los cambios asociados a la migración no están exentos de situaciones de vulnerabilidad y desigualdades entre los miembros de las familias rurales mexicanas. La literatura especializada ha dado cuenta de los conflictos asociados a la vida en pareja para las mujeres con cónyuges migrantes (D'Aubeterre 2000), los retos en el cuidado y la crianza de los menores en las localidades de origen (Mummert 2011), así como las necesidades y dificultades asociadas al cuidado de personas adultas mayores (Hernández, Ronzón y Román 2017). Se trata de situaciones que se acompañan de importantes repercusiones emocionales, sobrecarga de trabajo para algunos miembros, dilemas familiares y potenciales situaciones de dificultad.

En dicho contexto, resulta viable proponer una intervención desde el Trabajo Social, enfocada a la mejora de las condiciones de vida de las familias con miembros migrantes. El camino para lograrlo implica la movilización de elementos personales, relacionales y comunitarios. Esto con el interés de empoderar a las familias para que puedan hacer frente a determinadas circunstancias que puedan estar limitando el ejercicio de sus derechos sociales (Fombuena 2007).

Los cambios provocados por la migración hacia EE. UU. en las familias rurales mexicanas no son homogéneos, pues dependen de diversos factores tales como el ciclo de vida familiar, la posición del sujeto migrante en la estructura familiar, el contexto y el estatus migratorio del sujeto migrante. Con el interés de identificar algunas situaciones que pueden ser atendidas desde el Trabajo Social en familias con miembros migrantes, y ante la imposibilidad de analizar todas y cada una de las necesidades y retos que plantea la migración para las familias rurales mexicanas, este trabajo se centra en familias con adultos mayores, en las cuales los migrantes hacia EE. UU. son hijos e hijas.

La consideración del ciclo de vida familiar es de primera importancia, pues aparece como una estrategia metodológica que permite visualizar a la familia como un sistema dinámico, cuyos recursos y necesidades cambian con el tiempo, así como también su capacidad de respuesta ante los diversos procesos económicos y sociales (González 2006; Tuirán 2001). De tal suerte, es posible suponer que los cambios provocados por la migración y su impacto en la dinámica familiar también están fuertemente determinados por la etapa del ciclo de vida familiar, así como las estrategias que se pueden implementar desde la perspectiva del Trabajo Social.

Aspectos metodológicos y estrategia analítica

El presente análisis se enfoca en familias en etapas avanzadas del ciclo de vida familiar en comunidades rurales de la región Noroeste del Estado de México (México). Se trata de una región cuyas comunidades rurales cuentan con una amplia experiencia de migración hacia áreas urbanas del país desde mediados del siglo xx, pues, ante la falta de oportunidades laborales y de rendimientos del campo, sus habitantes han buscado ingresos fuera de sus localidades de origen de manera casi cotidiana. Hacia finales del siglo XX, y al igual que sucedió en el resto de la República Mexicana, se experimentó un importante éxodo migratorio hacia EE. UU., generalmente sin documentos migratorios.

Si bien actualmente se ha experimentado un descenso en los flujos migratorios desde México hacia EE. UU., es un proceso que no ha cesado y que muestra características propias de una nueva fase migratoria. En esta hay una disminución de flujos migratorios y de remesas hacia las localidades de origen, así como el fortalecimiento de actitudes xenófobas y medidas antiinmigrantes. Un elemento destacable, vinculado al cierre de fronteras, se refiere a la falta de circularidad de estos procesos, lo que se traduce en una prolongación del tiempo de estancia en EE. UU. por parte de los migrantes que carecen de documentos migratorios.

Consecuentemente, el mayor tiempo de permanencia en EE. UU. implica una ausencia prolongada en las localidades de origen, y una falta de corresidencia con los miembros de la familia que permanecen en dichas localidades. En este contexto, los grupos familiares desarrollan interesantes estrategias para mantener sus relaciones familiares a través de las fronteras, en un contexto de separación prolongada e indefinida (Arias 2009). Esta ausencia implica cambios considerables en la dinámica familiar, marcando diferencias importantes con respecto al modelo tradicional.

El presente trabajo se enfoca en familias en etapas avanzadas del ciclo vital, con el interés de destacar algunas necesidades y condiciones de vulnerabilidad en hogares con personas adultas mayores, que puedan ser atendidas desde el Trabajo Social. Se trata de familias en las cuales los migrantes son hijos o hijas de las personas que son dejadas en la comunidad de origen. La migración hacia EE. UU. por parte de hijos e hijas, y la prolongación de su permanencia en aquel país plantea importantes retos relacionados con la vejez y las estrategias de cuidado para las personas adultas mayores. Como será explicado posteriormente, esto no implica solamente a personas adultas mayores y migrantes, sino también a menores dejados al cuidado de sus abuelos.

La información aquí analizada deriva de un proyecto de investigación de corte cualitativo más amplio, desarrollado entre julio de 2017 y junio de 2018 en localidades rurales de la región noroeste del Estado de México, enfocado al análisis de los cambios en la dinámica familiar asociados a la falta de circularidad migratoria y el retorno. En este caso, se hace uso de la información recolectada para familias con personas adultas mayores en dos municipios de la región: San José del Rincón y Jocotitlán.

Si bien la indagatoria fue mucho más amplia, para efectos del presente análisis se utilizan los datos de doce unidades familiares. En ambos municipios se realizaron entrevistas a personas adultas mayores con hijos e hijas migrantes a través de una guía diseñada para obtener información sobre su situación residencial y familiar, la condición de salud y cuidado, su condición de actividad, la forma de solventar sus gastos y los apoyos disponibles, así como datos sobre la migración de sus hijos e hijas. También se realizaron entrevistas con otros actores como los responsables de las oficinas de Desarrollo Social, delegados municipales, vecinos, profesores y personas encargadas de la atención a personas adultas mayores. Debido a la riqueza de sus testimonios, en distintos momentos del presente análisis se utilizan algunos fragmentos bajo el uso de pseudónimos.

Familias con hijos e hijas migrantes en EE. UU.

El primer elemento por destacar se refiere a la larga duración de la ausencia de los migrantes, pues ante la dificultad para cruzar la frontera sin documentos migratorios, se opta por prolongar el tiempo de estancia en EE. UU. En todos los casos reportados, la ausencia de los hijos e hijas migrantes excedía los cinco años, lo que provoca un sentimiento de añoranza e incertidumbre por parte de sus padres residentes en la localidad de origen:

[...] ahorita yo quisiera ir a ver a mi hija, pero cómo la voy a ver si ella se fue de indocumentada y desde entonces no la he vuelto a ver. Yo la quisiera ver, pero ¿cómo le digo que venga?, pues no, no más de visita está difícil [...]. Luego me pongo a pensar ¿cuándo voy a ver a mi hija? (Doña María 2018)

La mayoría de los hijos e hijas reportados como migrantes, a su vez, cuentan con hijos e hijas nacidos o criados en EE. UU., por lo que tienen que atender los gastos de sus propias unidades familiares en aquel país. Ante la gran diferencia en los salarios laborales en ambos países y la posibilidad de ofrecer una mejor vida a sus hijos, los migrantes deciden prolongar su estancia. Otro elemento que incide en dicho proceso se refiere a la falta de documentos migratorios, pues ante los altos costos de cruzar la frontera de manera indocumentada1 prefieren no volver a sus localidades de origen de manera constante.

[...] no recuerdo bien cuándo se fueron [sus hijos], pero ya tienen más de diez años, son tres los que andan por allá. Se me fueron por separado, primero mi hijo y luego mi hija y luego la otra, pero ya tiene añitos [...], pues como se fueron de mojados para venir y volverse a ir está difícil [...]; no creo que vengan, porque según me comenta mi esposa ya compraron casa allá. Quién sabe si vengan, si regresen... A mí sí me gustaría que volvieran, pero solamente que ellos tengan la forma de vivir aquí porque no se puede, está la cosa muy amolda, por eso se fueron. Ahora, si regresan, tendrán que pensar de qué van a vivir. Como le digo, sí me gustaría que volvieran, pero para que ellos no sufran mejor que estén allá, igual están allá más tranquilos. (Sr. Antonio 2018) 223

En todos los casos, se reportó el envío de remesas por parte de hijos e hijas migrantes, como una manera de apoyar a sus padres, aunque no se pudieron precisar los montos o las frecuencias. Sin embargo, la prolongación del tiempo de ausencia también puede promover una atenuación de los compromisos familiares (Arias 2009). Esto puede colocar en situación de vulnerabilidad a las personas que se quedan en las localidades de origen a la espera de noticias, apoyo o remesas, planteando necesidades específicamente vinculadas con la migración de hijos e hijas en EE. UU.

A partir de la consideración de las necesidades de los miembros de las unidades familiares y la composición de la familia, es posible identificar dos situaciones particulares que implican necesidades y potenciales situaciones de vulnerabilidad para las personas que son dejadas en la localidad de origen, y que pueden ser de interés para la acción desde el Trabajo Social:

Adultos mayores que requieren atención, particularmente, con respecto al cuidado de la salud y el acompañamiento.

Adultos mayores que fungen como cuidadores de nietos y nietas, responsabilidad que asumen a partir de la migración de hijos e hijas.

Con el interés de precisar algunos elementos propios de ambas situaciones, a continuación, se exponen algunos aspectos relevantes con el interés de destacar ámbitos de acción para el Trabajo Social.

a) Personas adultas mayores con necesidades de atención y apoyo

Envejecer es el resultado de un proceso biológico, social y psicológico, no solamente definido por los años, sino por el incremento en la posibilidad de perder la salud y la autonomía, junto con la presencia de las incapacidades físicas y mentales (Ham 2003, citado por Reyes 2014, 85). Asimismo, la vejez implica un proceso degenerativo irreversible que puede provocar un aumento en la demanda de servicios de asistencia, pues con el envejecimiento sobreviene un deterioro económico y de salud física o mental, así como un debilitamiento de las redes sociales, dado que hay mayor probabilidad de que exista la pérdida de la pareja y los amigos (Montes de Oca 2001).

En las comunidades rurales bajo análisis, como sucede en distintos contextos, se reconoce que la condición de vejez avanzada implica la necesidad de ayuda y acompañamiento, sobre todo cuando los ancianos ya no son capaces de valerse por sí mismos:

Los adultos mayores que ya no pueden caminar, yo pienso que son los que necesitan un apoyo más grande, que se sientan protegidos, haga de cuenta que son como niños que tienen que protegerlos, cuidarlos, darles de comer, porque hasta para eso se sienten solos y sienten que uno no les hace caso y la familia tiene que estar allí y apoyarlos porque como hijos vamos a estar igual en algunos años. (Sr. Fabián 2018)

De igual forma, se considera que el ámbito familiar es el espacio idóneo para recibir atenciones, generalmente por parte de hijos, hijas y, en muchos casos, nueras. La familia aparece como la principal fuente de trabajo de cuidado (García 2017), lo que implica las tareas de alimentación y cuidados de niños, ancianos y personas enfermas que permanecen en el hogar. Al respecto, se espera que las personas adultas mayores cuenten con compañía, para estar pendientes de ellos en caso de necesidad.

Las necesidades que los adultos mayores tienen son muchas y son más cuando viven solos y se tiene que ver alguien con ellos, porque si está solo un viejito es muy peligroso. Imagínese, que se ponen a calentar agua y que se les caiga y luego no hay nadie; es mejor que estén acompañados para que, aunque sea un nieto le ayude, alguien les pase las cosas. (Sr. Rosendo 2018)

En el modelo de residencia familiar tradicional, las personas adultas mayores viven con sus hijos -generalmente, el hijo menor y su familia-, o al menos en proximidad a través de un principio patrilineal (Robichaux 2002). De tal forma, este tipo de residencia, si bien no garantiza en su totalidad las atenciones a los adultos mayores, sí promueve una mayor disponibilidad de apoyo familiar para atender necesidades propias de la condición de vejez.

Uno de los principales cambios promovidos por la migración de hijos e hijas, es precisamente la erosión del modelo de residencia patrilocal2, pues al migrar hacia EE. UU. y asentarse en aquel país con su pareja, los hijos e hijas ya no se encuentran cerca de sus padres y no los pueden apoyar de manera personal. Los hijos ya no apoyan en las actividades agrícolas a sus padres, y las nueras ya no pueden apoyar en las labores domésticas de la familia de su esposo. Asimismo, este tipo de residencia también implica un espacio de convivencia entre distintas generaciones -no necesariamente armónico, pero real-, en el que los adultos mayores corresiden con sus hijos y sus nietos, y cuentan con cierto tipo de apoyo y cuidado.

La migración de hijos e hijas hacia EE. UU. promueve una reconfiguración de las ayudas que pueden otorgar a sus padres cuando son adultos mayores. En vez de estar presentes en la casa de sus progenitores y ofrecer ayuda personal, como se esperaría en el modelo tradicional, envían remesas para apoyar a los gastos de sus padres, principalmente de salud. Asimismo, disminuye la convivencia estrecha entre generaciones, pues los hijos e hijas migrantes en EE. UU. ya no conviven con sus padres y, por consiguiente, los nietos nacidos o criados en aquel país no están cerca de sus abuelos; muchas veces ni siquiera los conocen.

En todo caso, se trata de un contexto en el cual ya no hay disponibilidad de apoyo, atenciones y posibles cuidados en caso de necesidad, particularmente de salud. Lo anterior puede generar condiciones de potencial vulnerabilidad para personas adultas mayores, situación que se agrava cuando los hijos e hija migrantes dejan de enviar remesas y estar pendientes de sus padres:

Los adultos mayores necesitan de mucho apoyo, de cuidado, regularmente de acompañamiento, porque, por lo general están solos, y aquellos que tienen hijos en Estados Unidos puede que tengan dinero que les mandan sus hijos, y aun con dinero ellos están solos y esa compañía no se compensa con lo económico. Por otra parte, también muchos hijos se olvidan de sus padres y no les mandan nada y se puede decir que están doblemente olvidados. (Médica de la clínica de salud 2018)

Durante la indagatoria realizada en campo, la falta de compañía fue una de las situaciones expresadas por las personas adultas mayores al hablar de la migración de sus hijos e hijas. Si bien les envían remesas, y cuentan con apoyo monetario de programas gubernamentales, las personas entrevistadas manifestaron la necesidad de contar con compañía, apoyo y atención por parte de sus familiares migrantes.

Estas personas comparten las necesidades propias de la vejez con el resto de su grupo etario; sin embargo, la ausencia de su progenie aumenta sus necesidades en cuanto a la falta de compañía y apoyo personalizado, la soledad y la incertidumbre de no saber si volverán. En ese sentido, la ausencia por migración aparece como un elemento que determina de forma diferencial sus condiciones de vida y experiencia de envejecimiento, pues manifiestan sentimientos de tristeza ante la ausencia de sus hijos e hijas, y en muchas ocasiones, suelen guardar silencio ante enfermedades para no preocuparlos.

Doña Cata: Sí, está [su hija] al pendiente de mí, me habla por teléfono, cuando yo no le hablo, ella me llama.

Entrevistadora: Y cuando usted se enferma, por ejemplo, ahorita que está mal de su espaldita, ¿usted le cuenta a ella?

Doña Cata: No, no le digo. No la quiero preocupar, por eso no le digo nada. [...] Entrevistadora: ¿Y cómo se siente usted que su hija está allá?

Doña Cata: Pues a veces me da gusto de que la oigo que está contenta, pero me da tristeza de no poderla ver. (Doña Cata 2018)

En aquellos casos en los que estas personas adultas mayores cuentan con algún hijo, hija o nuera que les pueda brindar apoyo personal, es posible encontrar situaciones de sobrecarga de trabajo, principalmente para las mujeres. Aquellas hijas o nueras que están cerca de estos adultos mayores asumen la responsabilidad de su cuidado, incrementando su carga de trabajo doméstico. En todo caso, se trata de una situación que implica vulnerabilidad, en donde la esfera familiar muestra límites y ante lo cual resulta factible pensar en la necesidad de la intervención en Trabajo Social.

b) Personas adultas mayores como cuidadores de nietos menores

Además de la situación anteriormente analizada, durante el trabajo de campo fue posible identificar hogares con personas adultas mayores responsables del cuidado de sus nietos y nietas, cuyos padres se encuentran en EE. UU. Los padres de estos niños y niñas tuvieron que migrar para obtener los recursos necesarios para su manutención y poderles proveer económicamente para continuar sus estudios. Sin embargo, ante la falta de documentos migratorios, no existe la posibilidad de realizar retornos frecuentes a la localidad de origen, por lo que los abuelos asumen la responsabilidad de la crianza de sus nietos:

Yo vivo con mi esposo y mis tres nietas, porque mi hija trabaja, se tuvo que ir; ella es madre soltera, y se tuvo que ir para el otro lado porque aquí no alcanza el dinero. Fíjese, una está en la prepa y una sale de sexto este año, si Dios quiere, y la más chiquita sale del kínder, por eso se tuvo que ir y mi esposo y yo vemos a mis niñas. (Sra. Amalia 2018)

De tal forma, abuelos y abuelas llegan a encargarse del cuidado de sus nietos menores de edad, dando lugar a hogares conformados por dos generaciones no continuas. Estos hogares han sido denominados hogares dona por Triano (2006), para hacer referencia a grupos domésticos donde corresiden estas dos generaciones, pero falta la generación intermedia.

Estos cambios en la composición demográfica y generacional de los hogares implican, sin duda alguna, un ajuste significativo en la dinámica familiar tradicional provocado por la migración, pero al mismo tiempo pueden traducirse en situaciones de vulnerabilidad tanto para los abuelos como para los menores a su cargo. La migración de los padres y las madres de estos menores implica una ausencia en la disponibilidad en la mano de obra familiar, lo que conlleva una sobrecarga de trabajo, principalmente para las abuelas.

A diferencia de lo que sucede en el modelo familiar tradicional, las personas adultas mayores al cuidado de sus nietos son más vulnerables. Si bien los abuelos, y principalmente las abuelas, son considerados figuras de autoridad y confianza, la edad avanzada, enfermedad o dificultad para desplazarse, les impide resolver los problemas cotidianos y atender todas las necesidades de sus nietos (Mummert 2011).

De tal forma, hay un cambio en las actividades en función de las necesidades familiares, en este caso, la ausencia prolongada de los hijos puede llegar a demandar un rol más activo de estas personas en la vida de sus nietos (Triadó et al. 2009). Aunque esta situación puede verse desde un enfoque optimista como una forma de vejez activa, no hay que dejar de lado que la responsabilidad de cuidar a los nietos puede incrementar sus cargas de trabajo, provocar estrés ante acuerdos sobreentendidos en la crianza y la manutención de los menores, etc.

La ausencia de los padres de estos menores permite proveerlos económicamente; sin embargo, se modifica el esquema de vida familiar tradicional. En ese sentido, los menores no están exentos de experimentar sensaciones de abandono, añoranza por vivir con sus padres o, incluso, presentar problemas de comportamiento, lo que implica una dificultad para los adultos mayores.

Lo expuesto hasta este momento permite señalar que la migración de hijos e hijas hacia EE. UU. establece un contexto de potencial vulnerabilidad para las personas adultas mayores y los menores que son dejados en las localidades de origen. Debido a la falta de documentos migratorios y la consecuente ausencia prolongada de los migrantes, hay una añoranza por su presencia y una falta de apoyo personalizado ante situaciones de necesidad. Las personas entrevistadas expresaron su deseo de tener a sus hijos e hijas cerca, así como incertidumbre sobre su retorno, pues no saben si algún día volverán.

Ellos [sus hijos] no tienen todavía papeles, ellos quieren que yo vaya [a EE. UU.]. Que ellos nos van a arreglar papeles para ir, pero no me animo porque si ahorita me pongo a llorar que hablo con ellos así de lejos. Pero ya, si voy allá y verlos y dejarlos ahí y venirme. Imagínate, es triste. Por eso yo quisiera que se vinieran y que ya no se fueran. (Doña Alba 2018)

La gran diferencia salarial entre ambos países, así como la falta de oportunidades laborales en las localidades de origen y los pocos rendimientos del trabajo en el campo, hacen difícil que las y los migrantes vuelvan de inmediato. De tal forma, es necesario construir mecanismos para garantizar el bienestar de las personas dejadas en las localidades de origen, que pueden ser establecidos desde una intervención en Trabajo Social.

Migración y vida familiar desde la mirada del Trabajo Social

A partir de las situaciones familiares aquí expuestas, a continuación, se proponen un par de interrogantes para reflexionar sobre la pertinencia de la intervención en Trabajo Social en familias con hijos e hijas migrantes. Esto con la intención de ofrecer argumentos a favor de un enfoque de intervención de tipo comunitario para atender las situaciones de vulnerabilidad que enfrentan estas familias.

a) ¿Por qué es importante la intervención de Trabajo Social en contextos de migración internacional?

La esfera familiar se destaca como un escenario de interés para el Trabajo Social, al favorecer un conocimiento y análisis de las estructuras, los roles sociales, la forma de comunicación, las afectividades y las emociones que predominan al interior de las familias. Asimismo, atiende las situaciones que pueden colocar a los miembros de las familias en situaciones de riesgo, entre las que destacan las dificultades económicas, de salud o bien de migración laboral con ausencias prolongadas.

Los trabajadores y las trabajadoras sociales intervienen con las familias para empoderarlas y lograr que enfrenten determinadas circunstancias que puedan estar limitando el ejercicio de sus derechos sociales (Fombuena 2007). De igual forma, el Trabajo Social ha tenido desde sus orígenes un fuerte compromiso con la familia. Solar (1995) afirma que ninguna otra profesión se ha centrado tan consistentemente como el Trabajo Social en los problemas cotidianos de la vida familiar.

A pesar de la histórica y consolidada relación que existe entre la disciplina de Trabajo Social y el ámbito familiar, este no es el único espacio de intervención para la atención de problemáticas sociales. El enfoque de intervención puede ser ampliado, promoviendo una perspectiva que considere a las personas en sus relaciones con el entorno, para analizar sus redes de apoyo y potenciar sus recursos.

En comunidades rurales mexicanas, las potenciales situaciones de vulnerabilidad para las personas adultas mayores y los menores dejados en las localidades de origen de los migrantes pueden ser consideradas como problemáticas emergentes, que requieren acciones de atención. Sin embargo, estas acciones deben trascender el ámbito familiar y considerarse un asunto de interés comunitario, orientando acciones colectivas que involucran a diversos actores sociales. Estos actores pueden ser locales -delegados, vocales, etc.- hasta estatales, en conjunto con sus sistemas de políticas públicas.

Esto plantea una importante ventana de oportunidad para la intervención en Trabajo Social, dadas las necesidades inherentes a los procesos de envejecimiento y la necesidad de procurar bienestar a los miembros de las familias con hijos e hijas migrantes. La participación del Trabajo Social en contextos comunitarios con presencia del fenómeno migratorio es de gran importancia, y al involucrarse debe brindar alternativas de intervención de acuerdo con el contexto analizado. Justamente, al tomar en cuenta la forma de organización social propia de las localidades rurales mexicanas, que se considera pertinente una intervención de tipo comunitaria.

b) ¿De qué manera puede intervenir el Trabajo Social en contextos de migración internacional en el ámbito comunitario?

El Trabajo Social enfrenta múltiples y complejas relaciones entre las personas y su ambiente, como es el caso de las comunidades rurales con presencia del fenómeno migratorio. Para asumir su papel de agente de cambio, enfocado a procurar el bienestar, debe promover los recursos de la comunidad y el individuo "para ayudar a éste a superar conflictos derivados de su interrelación con el medio y con otros individuos apoyado de técnicas y procedimientos propios" (Escartín 1992, 9). Teniendo en cuenta la complejidad de las situaciones expuestas en apartados anteriores, el Trabajo Social comunitario aparece como una opción pertinente de intervención, al organizar a la gente para llevar a cabo un conjunto de acciones bien planeadas que sean coherentes con las situaciones sociales que se quieren abordar (Kisnerman 2003). Este método se enfoca en escenarios sociales colectivos y problemas que se refieren a cuestiones que van más allá de entornos inmediatos del individuo y del ámbito de su vida privada.

Al trabajar en comunidad se pretende activar el proceso a través del cual los miembros de la localidad participan en la elaboración y realización de planes, programas y proyectos con el propósito de elevar su nivel de vida. De acuerdo con la indagatoria realizada en campo, los habitantes de las localidades consideran importante procurar el bienestar de las personas adultas mayores, lo cual puede ser encaminado con éxito a través de una adecuada intervención comunitaria, en donde se involucren la ciudadanía y las instancias estatales.

El enfoque comunitario requiere de una metodología que promueva escenarios de cooperación y de diálogo. En el caso aquí analizado, dicho proceso se considera viable, no solo por el tamaño de las localidades rurales, sino por sus formas de organización social que contemplan la participación en asambleas, el trabajo hacia la comunidad (faenas), celebraciones comunitarias y colectivas, la organización en comités, etc. Asimismo, en estas localidades se cuenta con figuras tales como delegados municipales, comisarios ejidales, vocales de programas sociales, comités escolares y de dotación de servicios públicos -agua, luz, etc.-, estructuras de organización religiosa -mayordomos, fiscales, comités de feria- y mecanismos para promover vínculos entre sus miembros -compadrazgos-.

Tomando en cuenta lo anterior, se pueden seguir los tres procesos propuestos por Ávila (2017) para orientar las acciones y la participación comunitaria, que en este caso estarían enfocadas al bienestar de las familias de adultos mayores con hijos e hijas migrantes:

  • Sensibilización: se promueve que los habitantes de la comunidad conozcan e identifiquen el tema de los adultos mayores con falta de apoyo o acompañamiento como un problema colectivo y de interés comunitario.

  • Organización: se pretende que, a través de reuniones con agentes comunitarios, se puedan planear actividades dirigidas a reforzar los vínculos de cooperación y de compartir información.

  • Movilización: consiste en relación de fuerzas y la negociación sobre los retos colectivos y sociales con los actores institucionales.

Tomada en cuenta la forma de organización social de las comunidades rurales en México, es posible promover una intervención basada en el enfoque de redes, como un primer paso para construir el camino hacia una propuesta de intervención específica. Esto permitiría realizar una estrategia de intervención comunitaria integradora de los diferentes elementos y relaciones, existentes en una comunidad. Dicha intervención puede ser realizada a través de tres etapas:

a) Identificar la red: de acuerdo con un diagnóstico previo, seleccionar a aquellas personas de la comunidad que formarán parte de la red e identificar a los beneficiarios de esta estructura. En este caso, se deberá recurrir a las autoridades municipales e instituciones con presencia en las comunidades y se identificarán las necesidades a atender, al igual que la población objetivo.

b) Analizar la red: analizar si entre los distintos actores -delegados, comités, servicios públicos, etc.- existe un intercambio eficiente de información con respecto a la problemática identificada o, en caso contrario, establecer estrategias para iniciar con estas líneas de comunicación e información.

c) Intervenir en red: en esta etapa se moviliza la red, es decir, a los actores que participarán en ella, junto con una sensibilización de la comunidad para lograr una participación informada y con mayor alcance.

El Trabajo Social es una disciplina que se enfrenta a múltiples y complejas relaciones entre las personas y su ambiente, como es ahora el caso de familias con miembros migrantes, teniendo el reto de promover en las personas el interés por el desarrollo de sus potencialidades y hacerlas partícipes en la solución de sus problemáticas. De tal forma, se considera que la intervención comunitaria basada en los fundamentos aquí expuestos puede construir el camino hacia la satisfacción de necesidades, convirtiéndose en verdaderos motores de la sensibilización individual, grupal y comunitaria, siendo esta última la que dará lugar a una acción colectiva, con el propósito de integración, autonomía, bienestar y participación de las personas con relación a su entorno.

Consideraciones finales

A partir del ejercicio aquí realizado es posible dar cuenta de la importancia de los efectos que tiene la migración en los hogares rurales de México, pues la ausencia de uno o más miembros promueve cambios en la organización familiar y plantea importantes retos que son de interés para el Trabajo Social.

En el tema analizado, la migración de hijos e hijas provoca cambios y puede colocar a las personas adultas mayores en condición de vulnerabilidad ante la falta de apoyo disponible para el cuidado de la salud, pero, de igual forma, promoviendo una mayor carga de trabajo y responsabilidades al colocarlos como cuidadores y responsables de sus nietos y nietas. Debido a la falta de opciones laborales en las localidades de origen y la falta de documentos migratorios, no es posible solicitar a los hijos e hijas migrantes que vuelvan a apoyar de manera personal a sus padres. De tal forma, es posible plantear una intervención que trascienda la esfera familiar, bajo un enfoque comunitario, en el que se activen las redes y el papel de los distintos actores sociales locales que pueden contribuir a acciones encaminadas a promover el bienestar de las personas en hogares con personas adultas mayores.

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Entrevistas

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Doña Cata. Entrevista realizada por Itzel Hernández en el marco de la investigación "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Documento inédito, San José del Rincón, 23 de abril de 2018. [ Links ]

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Sr. Antonio. Entrevista realizada por Ana Silvia Mercado en el marco de la investigación "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Documento inédito, Jocotitlán, 12 de marzo de 2018. [ Links ]

Sr. Rosendo. Entrevista realizada por Ana Silvia Mercado en el marco de la investigación "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Documento inédito, San José del Rincón, 24 de mayo de 2018. [ Links ]

Sra. Amalia. Entrevista realizada por Itzel Hernández en el marco de la investigación "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Documento inédito, San José del Rincón, 24 de abril de 2018. [ Links ]

Sr. Fabián. Entrevista realizada por Ana Silvia Mercado en el marco de la investigación "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Documento inédito, San José del Rincón, 30 de mayo de 2018. [ Links ]

Médica de la clínica de salud. Entrevista realizada por Ana Silvia Mercado e Itzel Hernández en el marco de la investigación "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Documento inédito, San José del Rincón, 31 de mayo de 2018. [ Links ]

* Derivado del proyecto "Migración internacional y dinámica familiar en el Noroeste del Estado de México: reorganizaciones domésticas ante la ausencia prolongada y el retorno". Apoyo a la incorporación de nuevos PTC-2017 de la Secretaría de Educación Pública, México.

1 El costo era de alrededor seis mil dólares en 2017.

2La residencia patrilocal implica que cuando un varón inicia su vida de pareja, lleva a su cónyuge a vivir a casa de sus padres. En estos casos, la joven recién casada se desliga de su propio grupo familiar, quedando bajo la autoridad de sus suegros e integrándose a las tareas domésticas y productivas de su nueva residencia (Córdova 2002). Un aspecto que ha sido muy destacado de este tipo de residencia se refiere a las jerarquías y relaciones de poder entre sus integrantes, en donde destaca la posición subordinada de las mujeres jóvenes que llegan a la familia del marido (Arias 2009).

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO Hernández Lara, Itzel y Ana Silvia Mercado López. 2019. "Adultos mayores en zonas rurales de México. Añoranzas y vulnerabilidades frente a la migración de los hijos a EE. UU.". Trabajo Social 21 (2): 215-235. Bogotá: Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. Doi: https://doi.org/10.15446/ts.v21n2.75285

Recibido: 02 de Octubre de 2018; Aprobado: 02 de Mayo de 2019

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