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Trabajo social

versão On-line ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.22 no.1 Bogotá jan./jun. 2020

 

Entrevistas

Entrevista con Marcela Sánchez Buitrago*


Marcela Sánchez Buitrago es trabajadora social, egresada de la Universidad Nacional de Colombia, con estudios de maestría en Mujer, Género y Desarrollo y obtuvo el título de magíster en Construcción de Paz de la Universidad de los Andes. Ha contribuido a formular la política en materia de los derechos a la igualdad de las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgeneristas en Colombia, que se identifican con la sigla LGBT. En el 2004, Marcela Sánchez participó en la Fundación Colombia Diversa, organización no gubernamental dedicada a actividades de incidencia política integral para el reconocimiento de derechos de programas y servicios de orientación y apoyo a las personas LGBT. Actualmente, es la directora de esta organización y ha contribuido al logro de la destacada presencia nacional de la entidad, en lo concerniente a las denuncias de la violación de los Derechos Humanos en diferentes escenarios urbanos y rurales en contextos de la degradación del conflicto armado interno, desde finales de los años ochenta, cuando personas LGBT fueron victimizadas de formas particularmente cruentas, por parte de todos los actores del conflicto armado interno en Colombia. Se destaca la participación de Marcela Sánchez en la promoción de actividades pedagógicas y de difusión, en particular, con su discurso renovador en los medios de comunicación sobre las identidades sexuales y de género, contribuyendo así a la democratización política y a contrarrestar las tendencias homofóbicas de la cultura colombiana. En el 2005, obtuvo una beca para líderes del Programa Fulbright, del Departamento de Estado de los Estados Unidos, por lo que durante año y medio estuvo estudiando en ese país.

Empezamos preguntándote sobre la etapa de formación básica, la experiencia en el colegio, sobre los motivos por los cuales optaste por estudiar Trabajo Social, la experiencia universitaria y la trayectoria profesional.

[...] Soy de Belalcázar, Caldas. Soy caldense. Vengo de una familia cafetera muy católica y rezandera, vinculada a la economía cafetera; mis abuelos vivían del café [...]. Mi mamá fue empleada pública; somos la única parte de mi familia que vivimos [en Bogotá]. Tuvimos que migrar en 1982, por un tema laboral de mi mamá cuando salimos de manera abrupta de Pereira, donde vivíamos; yo estudiaba en el Colegio La Enseñanza, de esa ciudad.

[...] para mi familia fue muy duro [...] toda migración es difícil, pero esta, particularmente, fue complicada porque fue no querida, fue obligada [...]. Mi mamá es la única que vivió en Bogotá, no tenemos primos ni tíos ni ningún pariente que viva en Bogotá; solo somos mi mamá y mis hermanos. Mi papá se murió en 1995, ellos ya estaban separados cuando nos vinimos a Bogotá hace 35 años. Ya soy bogotana. Como estudiaba en el Colegio La Enseñanza, de Pereira, buscaron el traslado, y llegué a estudiar al Colegio Flórez Tovar1, que quedaba en la calle 41 con avenida 28, y ahí terminé el bachillerato [...]. Mi formación en el colegio fue muy importante para la elección de estudiar la carrera de Trabajo Social. Yo era, entre otras cosas, muy activa en un grupo juvenil donde trabajábamos el compromiso social, y estudiábamos textos [...] de reflexión sobre el evangelio; nunca estudiábamos la Biblia, sino lo que recuerdo, eran unas fotocopias con fotos de personas reunidas y en contextos donde siempre nos hacían trabajar y reflexionar; la monja dirigía el grupo con unas guías de trabajo sobre temas específicos.

¿Qué destacas de la formación en el Colegio Flórez Tovar en Bogotá?

[...] particularmente unas tres monjas eran claves en nuestra formación. La rectora de ese entonces era María del Carmen Romero, quien fue después rectora del Colegio La Enseñanza de la calle 72. Ella fue una mujer influyente en mi vida. Yo creo que era una mujer experta en pedagogía, era profesional, tenía maestría, y creo que eso para nosotras era muy importante. Era una religiosa que andaba ya sin hábitos. En la Enseñanza solo las más viejitas vestían con hábitos [...]. En el Flórez Tovar las asignaturas estaban a cargo de profesores y profesoras contratados, las monjas solo dictaban religión [...]. Y siempre la monja nos reunía todos los días de siete a siete y cuarto de la mañana [a hablarnos] sobre corrupción, sobre el papel de la mujer en la sociedad, el papel de una estudiante en La Enseñanza, nos hablaba de coyuntura; recuerdo mucho esas charlas.

El grupo juvenil hacía trabajo social en el municipio de Cambao, Tolima, donde las monjas tenían una casa [...]. Cada temporada nos íbamos de vacaciones una o dos semanas [...] a rezar y a trabajar con los niños, a hacer recreación y, me imagino, evangelización porque rezábamos, éramos muy rezanderas y locas, eso sí: adolescentes, adolescentes de no seguir la norma, de no dormir; diez adolescentes en una casa de monjas, pobres monjas, [...] pero éramos muy sanas, pues no fumábamos, no bebíamos, éramos muy locas y habladoras, sí, muy maldadosas y nos reíamos todo el tiempo [...]. En el colegio le dedicábamos una semana en la tarde al trabajo del grupo juvenil. Era un grupo destacado, porque hacíamos de todo. Éramos unas líderes impresionantes. Si había que recoger periódico, ir al barrio, ir a Cambao, organizar eventos, todo tenía que ver con el grupo juvenil. Y [las monjas] eran muy preocupadas también para que siempre estuviéramos muy activas, y nos llevaban conferencistas, íbamos a charlas [...].

En la Semana Santa amanecíamos en el colegio haciendo [actividades] que para nosotras eran un placer; o sea, tener una actividad toda una noche en el colegio, rezar y sobre todo estar con las amigas toda la noche, [...] entonces la Semana Santa era lo mejor del mundo [...].

En un principio pensé estudiar medicina [...] porque quería ser útil para alguien, y recuerdo que una de las compañeras del grupo juvenil [fue admitida] para estudiar Trabajo Social [en la Universidad Nacional de Colombia]; estábamos en décimo y ella en once. Y nos dijo, "hay una carrera que se llama Trabajo Social que yo la voy a hacer porque tiene mucho que ver con esto que hacemos aquí en el colegio de trabajo social, pero de manera profesional". Y nos llamó la atención, y ahí fue cuando con Adriana González, quien también estudiaba conmigo en el colegio, nos decidimos, nos presentamos y [...] [fuimos admitidas]. Y llegamos a estudiar [a la Universidad Nacional de Colombia], dos adolescentes de colegio católico, creyentes; creo que al siguiente semestre ya no creíamos en nada, [risas], nunca más supimos del colegio; Dios dejó de existir para nosotras, y chao. Creo ahora que tuvo que haber sido un rompimiento muy fuerte, venir de un colegio privado de monjas que, aunque no era el más caro ni mucho menos [...], y pasar a la universidad pública y a la Facultad de Ciencias Humanas, es un choque muy fuerte. Sí, nos volvimos ateas, somos ateas ahora [...]. Empezamos a estudiar sin saber qué era Trabajo Social ni qué íbamos a hacer, con muy poca experiencia en la vida universitaria, a pesar de que teníamos la universidad aquí al lado, o sea, el colegio quedaba a dos cuadras. Creo que veíamos un par de pedreas de vez en cuando, pues para ese momento la universidad estaba abierta. Entonces, las busetas ingresaban por la 45, pasaban por la plaza y [era un espacio abierto] porque no estaba enrejado, lo enrejaron después del cierre de 19842.

¿De tu experiencia como estudiante en la Universidad 280 Nacional qué destacarías?

[...] Empezamos a estudiar en la universidad, con una carga de lecturas tan alta a la que no estábamos acostumbradas, para nada. Cuando llegamos a la universidad nos dimos cuenta de que la formación en el colegio había sido deficiente y que además éramos unas mediocres [...]. A mí, particularmente, la vida universitaria durante los primeros cuatro semestres me dio muy duro; iba a salir de la universidad por bajo promedio [académico]. Tenía una situación emocional muy fuerte. Estaba empezando a ser lesbiana, no entendía eso. Me había enamorado de una mujer, y estaba sufriendo mucho. Acudí al servicio de psicología de la universidad, y creo que eso me salvó la vida [...]. Encontré un psicólogo [...] del servicio de psicología [de la universidad], y fue maravilloso, [...] encontrar una ayuda fue muy importante, porque no contaba con quién hablar de eso [...]. Por ahí en cuarto semestre en 1990 o segundo del 91 tuve mi primera pareja, Elsa Rondón, una trabajadora social de [la Universidad] también. Y ya, mi vida cambió en todo sentido; pasé de tener un promedio como de 3.1 a tener un promedio como de 4.8.

¿Cuáles fueron las asignaturas que recuerdas especialmente en tu formación profesional?

Las clases de investigación social o metodología [de la investigación] con María Cristina Salazar, quien fue además una persona que realmente me dio la mano. En ese entonces abrieron la convocatoria para una monitoria del Departamento y para ello se necesitaba un promedio alto y yo no lo cumplía. Yolanda Puyana me dijo "sé que estás pasando por un momento [difícil], pero te voy a dar la oportunidad y vamos a hacer una excepción". Algo parecido hizo la profesora María Cristina Salazar y no se arrepintieron. Desde entonces mi vida cambió; si estas dos profesoras no hubieran tenido esas conversaciones tan importantes conmigo, me sacan de la universidad, y ya, creo que no estuviera contando esta historia. Pude experimentar que te den una oportunidad y alguien crea en ti.

Así de sencillo [...], las clases de [metodología de la investigación], no porque me tocó repetirlas, sino porque me impactaron tanto que después, [cuando me vinculé como profesora en el Departamento], dicté durante tres semestres metodología de investigación en Trabajo Social [...]. También fue muy importante Magdalena León, con ella cursé [las asignaturas] de investigación y problemas sociales, fue espectacular; y creo que también fue central en mi formación la clase de movimientos sociales. Luego, conocí el Grupo Mujer y Sociedad3 a través de Elsa; conocí el feminismo y conocí los estudios de sexualidad, y mi vida cambió también. O sea, ya, para mí el Trabajo Social era otra cosa.

¿Dónde desarrollaste tus prácticas?

Hice prácticas en el Programa Interdisciplinario de Apoyo a la Comunidad-Priac4 [...] no me gustaban las clases de "Trabajo Social individual". Y creo que [...] tenía que ver con las docentes, [...] no veía esas materias con placer ni con gusto, sino porque tocaba tomarlas, a diferencia de las otras [asignaturas] con las que sí sentía que aprendía más del contexto, de la vida y de la universidad.

Disfruté las clases de historia, de sociología. Todas las sociologías, no importaba quién la dictara, para mí fueron importantes. Curiosamente, digamos, las áreas que más me llamaron la atención eran las que no tenían que ver con Trabajo Social; incluso, políticas públicas no me gustó nunca, y nunca me gustó la docente, y ahora trabajo en políticas públicas todo el tiempo [risas]. Eran como estilos, y creo que eso también hace la formación de los estudiantes. Es algo, no sé, seguramente, personal y muy interno, donde uno pueda, pues hacer como enlace con ciertas docentes y con otras no, y eso hace que uno ame esa materia; pues, no siempre es así, pero en mi caso sí fue así.

¿Con quién cursaste la práctica en el Priac?

La práctica la cursé con Bertha Niño; hicimos trabajo en [...] el campo ambiental, hicimos una práctica en Cambao, en Guayabal de Siquima [municipios del Departamento del Tolima y de Cundinamarca] [...] con campesinos. En el Priac, también había estudiantes de [Ingeniería] agrícola y de agronomía. Otra práctica fue en Ciudad Bolívar, en comunidad, con mujeres; no alcancé a cursar la práctica con Juanita Barreto o con Yolanda Puyana, sino con Bertha. Esas fueron mis prácticas, creo que durante tres semestres.

En aquel momento se estaban desmovilizando [las guerrillas del] EPL, el M19, el Quintín Lame, la Corriente Renovación Socialista5. Fue una época [...] que ahora estoy estudiando [en la maestría]. Algo que [...] sí recuerdo son los grandes magnicidios. Fuimos a varios entierros, al de Luis Carlos Galán, al de Carlos Pizarro y, antes, al de Jaime Pardo Leal. O sea, fue la época de todos esos [...] asesinatos6 [...]. Recuerdo que la muerte de Pizarro significó mucho para nuestra generación; era nuestro primer candidato presidencial por el cual íbamos a votar; recuerdo que en la Facultad había mucha gente del M19, recuerdo, también, muchas conversaciones alrededor de eso, pero no recuerdo las conversaciones sobre la Constituyente. Creo que tal vez en algunas clases lo discutimos, leímos algunos textos, supongo que de Alejo Vargas [...] quizás en la clase de movimientos sociales con Juanita Barreto y con Yolanda Puyana [...]. Tal vez ahí discutiríamos algo de ese tema, pero no recuerdo el verme a mí misma participando en [los debates] sobre la Constituyente, no recuerdo en qué andaría. Pero sí recuerdo las discusiones sobre el voto por Carlos Pizarro [...]; teníamos 20 años, nunca habíamos votado, [los estudiantes de la Nacional] tampoco votaban; fue un momento importante y participamos mucho, cuando lo asesinaron fue terrible [...].

También viví el momento en que una de las estudiantes de Trabajo Social tuvo el accidente con explosivos y murió7; hicimos marcha por la 26, estuvimos en el sepelio, la policía nos persiguió en el cementerio [Central] y nos llevaron a la estación de policía; la policía nos pegó. El rector en ese entonces era Antanas Mockus8, él tuvo que ir a la Estación de policía a gestionar la libertad de alrededor de 100 estudiantes detenidos por la policía por ir a un entierro de una estudiante de Trabajo Social; había estudiantes de todas [las facultades] [...].

Yo permanecía en la universidad diez o doce horas diarias, llegaba a las siete de la mañana y me iba a las ocho de la noche todos los días. Éramos muy activas en la universidad, muy activas. La vida universitaria para nosotras fue increíble. Fuimos a muchos conciertos, a presentaciones, a semanas universitarias, conferencias, asambleas estudiantiles, o sea, para nosotras la universidad fue todo, todo, todo. La aprovechamos todita.

¿Cuál fue el tema de tu monografía?

[El trabajo de grado] me lo dirigió Magdalena León y fue sobre la desmovilización de las mujeres del EPL, se analizó la participación política de ellas en el grupo armado. A mi juicio, un estudio pionero en ese momento, nosotras por ser estudiantes no teníamos mucha idea de para dónde íbamos. Nos fue bien. No lo he vuelto a leer ni siquiera la tengo, pero me gustaría volverlo a leer ahora que estoy haciendo la Maestría en Construcción de Paz [...]; tuve que hacer un trabajo sobre la participación de las mujeres en la guerra y me acordé, y yo dije: increíble como vuelvo a este tema después de 20 años.

¿Por qué el EPL, qué contactos tenían ahí para estudiar la participación de las mujeres en la guerra? ¿Recuerdas algunos lineamientos que presentaron en la monografía sobre las mujeres y la reinserción?

La idea inicial del estudio fue con el M19 y no con EPL; justamente no 284 encontramos contactos con el M19, sino con el EPL. Mi compañera Susana Sánchez Parra, con quien hice la monografía, tenía un contacto con una persona en Pereira; allí se había desmovilizado [el] frente John William Calvo del EPL; como mi familia era de Pereira y allí estaba la información, pudimos hacer el estudio allá fácilmente. Básicamente queríamos explorar las formas de participación política de las mujeres en el EPL, cómo había sido su proceso durante la guerrilla y cómo era en la vida civil, y compararla [...], muy pocos se habían desmovilizado. Hicimos entrevistas con mujeres del M19 y del EPL. [...], lo que no logramos fue comparar el proceso en las dos guerrillas. Era prematuro porque realmente las mujeres no habían logrado consolidar un proyecto productivo ni un proyecto político en ese momento. Ni lo consolidaron nunca, al menos ellas. Fueron mujeres que tuvieron poder dentro de la guerrilla [...]. Cuando pensaba ahora en ese trabajo que hice y revisando una tesis de doctorado sobre las mujeres de El Salvador, las del M19 en Colombia y las de Perú, comparando tres guerrillas diferentes, me hacía eco lo que habíamos encontrado en esa época. [...]. Las mujeres habían tenido poder político en los grupos guerrilleros, pero un poder muy formal. Podían ser mandos de una escuadra de doce personas o de un grupo de tres escuadras que estaban conformadas por treinta personas, ninguna tuvo a su mando un frente [...]; bueno, [admitamos que] los hombres y las mujeres son iguales y que ambos pueden mandar; pero las relaciones en su vida cotidiana y las pugnas personales que establecían eran las mismas; luego era una igualdad absolutamente formal, que no pasaba por el cambio ni el reconocimiento a ellas como mujeres con poder. [...] sus relaciones personales seguían siendo intocadas, o sea, seguían siendo las mujeres de., las esposas de..., y las madres de..., porque además empezaron a tener hijos apenas salieron del M19, y empezaban a ser nadie. [...] al irse de la guerrilla desaparecía cualquier reconocimiento que tuvieran.

¿Es afín lo que hallaron en la monografía a los procesos de reinserción de ahora?

Sí, es increíble. Me gustaría volver a leer esa monografía, porque entonces teníamos 22 o 23 años, cuando [la] escribimos [...]; si revisamos la vida cotidiana y la participación de aquellas mujeres y lo comparamos con el momento actual, hay muchas coincidencias [...].

¿Cuál fue tu trayectoria laboral después de graduarte en Trabajo Social?

[...] trabajé en docencia en la universidad mientras me ubicaba; después en la Dirección de Equidad para la mujer, que se convirtió en la Consejería Para la Mujer; trabajé también en la Casa de la Mujer de Bogotá9; me empecé a vincular al movimiento feminista [...]. Una vez hice la monografía, trabajé en grupos que atendían la violencia contra las mujeres [...]. Luego en políticas públicas; [posteriormente] con Donny Meertens y con Nora Segura participé en proyectos de investigación sobre la mujer, género y desplazamiento forzado; el primer estudio se realizó en Villavicencio, en Montería y en otra ciudad que no recuerdo [...]. Tuve a mi cargo [la ciudad de Montería, viajé varios meses a [desarrollar] el trabajo de campo para hacer [el] informe que fue uno de los primeros en el país sobre mujeres desplazadas [...]. Mi tema era la participación política de las mujeres, [y] la violencia contra las mujeres; estando en la Dirección para la Equidad de la Mujer me asignaron el tema de salud, de salud sexual y reproductiva; tema que no había trabajado; de hecho, le tenía más bien respeto y creo que era por un tema más personal, [no] tiene mucho que ver conmigo, mejor trabajar participación política.

Terminé trabajando en Profamilia10, ya metida de lleno en temas de sexualidad y salud sexual y reproductiva [...]. En Profamilia empecé a dejar un poco el movimiento de mujeres y a meterme con el movimiento lgbt, y a ser activista ya públicamente lesbiana. Fundamos Colombia Diversa en el 2004, con una clara idea de incidir en las políticas públicas.

¿Con quiénes participaste en la Fundación Colombia Diversa?

Con Virgilio Barco Isakson y Andrew Dier, expertos en cooperación, activismo y organizaciones de este tipo en Estados Unidos; German Humberto Rincón, el abogado que llevaba y lleva todos estos casos legales de parejas del mismo sexo; Carlos Iván García, dedicado a temas de niñez y de sexualidad, él ha trabajado con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y con Save the Children, es un investigador reconocido también en temas de masculinidad; y yo. Somos los cinco. Contábamos con un grupo de apoyo muy grande en todos los temas, especialmente en los temas legales. La mitad de mi vida [trabajando esta temática] he aprendido mucho, tanto de estas cuatro personas como de todas las que nos han rodeado, y de todas las alianzas que hemos hecho. Ya me empecé a meter más en temas de incidencia política dura, en el Congreso de la República, en la Corte Constitucional. En estar involucrada en el diseño directo de una estrategia de incidencia política

¿Cuál fue el proceso que antecedió a la fundación de Colombia Diversa?

Cuando estaba en Profamilia, la directora en ese entonces era María Isabel Plata11. Yo estaba en la oficina de género, después de haber estado en el departamento de investigación [ahí fue cuando hice paralelamente la cátedra de Metodología para Trabajo Social en la Universidad Nacional de Colombia]. La oficina de género era una oficina asesora de la dirección [...]. Esa oficina tenía dos tipos de trabajo: uno hacia el interior de Profamilia, o sea, en lo que tenía que ver con formación del personal de salud en temas de género y derechos sexuales y reproductivos, junto con la oficina jurídica. Ahí, entonces, por primera vez me encuentro con las abogadas y nunca más las abandoné; las abogadas de servicio jurídico de Profamilia, realmente, me formaron en Derechos Humanos y derecho de familia [...]. Esas abogadas en los años ochenta fueron pioneras en las cuestiones relativas a las violencias contra las mujeres en sus relaciones familiares y de pareja y la atención de esas violencias, cuando todavía en el país no había una ley de protección para esas situaciones; cuando llegué, [era distinto]. El otro tipo de trabajo era [...] de apoyo de Profamilia al movimiento de mujeres en las cuestiones relativas a la violencia contra las mujeres y el aborto, hasta donde era posible [.. .]12.

Le propuse a María Isabel Plata que trabajáramos acerca de la problemática de la población LGBT. [...] Piedad Córdoba13 estaba presentando en ese momento un proyecto de ley para reconocer derechos de parejas del mismo sexo. María Isabel aceptó y, desde el servicio jurídico de la oficina de género, hacíamos asistencia legal a los activistas y a Piedad Córdoba en la presentación de sus proyectos y en la discusión en el Congreso de la República. Uno de los proyectos más exitosos que presentó Piedad fue en el 2002, que se hundió en el 2003. En el Congreso no ha sido pasado ningún proyecto de Ley al respecto; acompañamos a Piedad de manera muy decidida; los activistas conseguimos plata, Profamilia aportó fondos; publicitamos en avisos en el periódico; constituimos el comité de impulso de la ley de parejas del mismo sexo y realizamos actividades de comunicación [...]. Conformamos un comité legal, un comité financiero, un comité de comunicaciones, como áreas dentro del comité de impulso porque éramos cuarenta personas, cada uno con sus dones y con su experiencia. Yo, de hecho, trabajé, creo que en el de comunicaciones, porque en el área legal estaban los abogados.

[...] La familia Barco14 ha sido muy cercana a Profamilia; en la junta directiva todavía participa Carolina Barco, la hermana de Virgilio Barco Isakson. La señora Carolina Isakson fue donante. Esta familia apoyó a Profamilia desde sus inicios [...]. Cuando trabajaba en la oficina de género, nos conocimos con Andrew Dier. Él me dijo: "yo soy el esposo de Virgilio Barco [Isakson]", y le dije: "no sabía que el Virgilio era gay"; "sí", me respondió y, "él quiere ayudar en todos los temas LGBT" [...] y trabajamos juntos en el acompañamiento a ese proyecto de Piedad Córdoba. Luego Virgilio ante el fracaso de ese proyecto me dijo que pensaba que deberíamos formar una organización. [...]. Hacia el mes de septiembre del 2003, nos preguntamos a quiénes de los cuarenta del comité de impulso llamaríamos. Había gente vinculada con el partido liberal y con otras organizaciones y partidos [...] decidimos invitar a personas más por un criterio profesional y que no tuviera militancias partidistas. [...]. Hicimos la planeación estratégica y el 1° de marzo del 2004 abrimos Colombia Diversa.

Hablé con María Isabel Plata, que era mi jefa, y le dije: hay esta posibilidad [...]. Cuando le comenté que ya estaba la organización, teníamos que buscar dirección y que Virgilio Barco Isackson me estaba proponiendo que me presentase a la convocatoria para la dirección [...] le pareció muy positivo y le manifesté, "soy su asesora, o sea, ¿usted me está diciendo que me vaya?", entonces me dijo: "sí, váyase. Este es el momento de trabajar estos temas, si no es ahora, no es nunca" [...]. "Esto hay que hacerlo ya y es usted, usted es quien puede servir para eso".

¿Por qué María Isabel Plata fue tan enfática al referirse a ese momento?

Fue un momento en que por fin se dio una discusión pública sobre ese tema, y de manera muy seria se involucraron muchos estamentos de la sociedad. Por primera vez esa cuestión salió en los medios de manera positiva, por primera vez hubo también una reacción negativa muy fuerte. En el 2002 o 2003 salieron unos avisos en los diarios El Tiempo y El Espectador, a múltiples tintas en versión dominical, muy agresivos, que decían que las familias del mismo sexo iban a acabar con la familia, que era Sodoma y Gomorra, que eran los primeros transmisores del vm/sida, que esto era un influencia extranjera, que esto había acabado con el Imperio Romano, bueno, lo que todavía dicen [...]; recuerdo que firmaba incluso el expresidente Julio César Turbay Ayala; un general retirado; también Yolanda Pulecio de Betancourt, la madre de Ingrid Betancourt15, o sea, firmaba gente importante, inclusive de las iglesias, el mismo señor de toda la vida y que sigue repitiendo lo mismo, el exsenador Carlos Corsi16.

[...] como estaba Virgilio Barco [hijo de un expresidente de la república], y con el respaldo de Profamilia, logramos publicar un aviso de prensa bajo el título Por una Colombia incluyente, que mucha gente firmó y que preguntaba por qué no es posible que esas discusiones se den: esta gente tiene derechos, existe, esta gente son nuestras familias e invitaba a una discusión seria; [...] los avisos publicados en El Tiempo y en El Espectador no hacen parte de una discusión seria ni respetuosa de los Derechos Humanos de esta población. Y creo que eso también, al menos para nosotros que conocemos la historia, sí marcó un antes y un después en ese momento. Hoy esos grupos siguen existiendo, con nuevas estrategias, han movilizado gente a la calle, a decir [...] que somos unos enfermos, que pervertimos a los niños, y nadie que no sea gay sale a decir: oiga, no, respete, [...] hace falta que muchos vuelvan a decir como en el 2003: oiga, así no es la discusión. Y creo que ahí [...] el tema LGBT se volvió más público, masivo, ya no de un grupo particular de interés. Ya no era Piedad Córdoba en el Congreso presentando sola un proyecto de ley, sino una discusión en [los] partidos, las Cortes, los medios; fue algo mucho más grande y visible que involucró al ejecutivo, [...] hicimos esta discusión, por primera vez invitamos a mirar los estudios [...].

Esa discusión de aquel proyecto de ley marcó lo que luego fuera Colombia Diversa [...]. Sí hay gente que nos acompañó y, sobre todo, lo que mirábamos es que realmente se necesitaba un proceso de incidencia efectivo y estratégico, porque lo que veíamos hasta ese momento era reunirnos cada vez que había un proyecto de ley. En aquel momento, Manuel Velandia17 estaba trabajando en cuestiones relacionadas con VIH/sida, apoyémonos; German [Humberto Rincón Perfetti] en asuntos legales, pero no había una organización tan visible, aunque había muchos líderes y lideresas en todo el país trabajando en los temas más diversos, desde VIH, arte, danza, en la academia, en investigaciones.

¿Cuáles fueron las líneas y los planes estratégicos que se trazaron?

[...] trabajamos inicialmente en tres objetivos. El primero fue el de los Derechos Humanos, el segundo la violencia y el tercero los derechos de las parejas del mismo sexo. Respecto a lo primero, se trataba de tener muy claro que somos una organización de Derechos Humanos y que queríamos impulsar [...] unas líneas de investigación. [...]. Empezamos a trabajar sin mucho conocimiento, aunque sabíamos para dónde íbamos; queríamos documentar la situación de Derechos Humanos de las personas LGBT. Hemos logrado avanzar en metodologías, con desafíos sobre todo en investigación frente a ciertos derechos, como los derechos económicos, sociales y culturales que superen los casos [...].

El otro tema fue la violencia, en el que sí tenemos más experiencia. Al respecto, sí logramos construir una metodología, aunque también fue aprender haciendo [...]; elaboramos informes sobre homicidio, sobre abuso policial y sobre amenazas, pero no monitoreamos, por ejemplo, la violencia intrafamiliar, la discriminación de manera sistemática [...]. Todavía hay que pensarlo.

[...] No somos la academia ni un centro de investigación, hacemos investigación para incidir en políticas públicas. Hemos logrado incidencia en la forma en que se investigan los homicidios de personas LGBT en Colombia; que la Fiscalía defina lineamientos de investigación sobre estos temas, que el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses construya variables para recoger información de la que no disponían [...]; ya se incluyó la categoría LGBT, no sabemos todavía cómo lo miden; ellos tienen unos protocolos que han venido desarrollando, también, aprendiendo sobre la experiencia. Con la policía logramos sacar una política interna de manejo a los asuntos LGBT, con la policía es mucho más difícil, es más lento este cambio cultural. Y sobre amenazas, ahí vamos. Ahí vamos en los temas que tienen que ver con defensores de Derechos Humanos, introduciendo la perspectiva de las personas LGBT en la discusión actual sobre la legislación y los programas de protección de defensores [...]. La semana pasada acaban de lanzar el de defensoras mujeres, y la Procuraduría está sacando otro ya sobre defensores y defensoras.

La tercera línea es la de derechos de parejas del mismo sexo; hicimos un proyecto de ley, y trabajamos lo de unión marital de hecho, matrimonio, adopción, registro de niños y niñas, con participación, entre muchas otras organizaciones y grupos, de la Universidad de Los Andes y con Dejusticia18. Esa ha sido una gran estrategia, pues las facultades de derecho han ayudado mucho, pero también la gente de la universidad que ha hecho estudios sobre familias; todo eso ha llegado a la Corte Constitucional.

Nos hemos encargado de mostrarle a la Corte el debate sobre la familia que [...] no es un invento de Colombia Diversa y de los gais por casarse. Es un problema social que está siendo documentado de manera muy seria en la academia, [...] creo que el Departamento de Trabajo Social hizo varias intervenciones para el proceso. Pero no solo le hemos demostrado a la Corte, sino a la sociedad colombiana, que este era un tema de Derechos Humanos y no un capricho de un grupo minoritario [...] como afirman grupos opositores a los derechos para todos.

Antes de finalizar esta entrevista, una última pregunta, ¿estudiaste la Maestría de Estudios de Género, Mujer y Desarrollo?

Sí. Soy de la primera promoción de la Maestría de Estudios de Género Mujer y Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia, pero no terminé la tesis que era sobre empoderamiento de las mujeres, donde quería analizar la experiencia de un movimiento popular de mujeres que se con vertía en partido político, me la estaba dirigiendo Magdalena León [...] vivía muy apenada con ella y duré mucho tiempo para volver a mirarla a la cara y que me preguntara nuevamente por mi trabajo de tesis [...]; hasta que un día me la encontré y me dijo, "ya que no se graduó de la Maestría por no presentar la tesis, míreme sin ningún problema y no se siga escondiendo" [risas]. Hace poco me escribió para felicitarme por los 15 años de Colombia Diversa.

Muchas gracias, Marcela.

* Apartes de la entrevista de Gloria E. Leal Leal y María Himelda Ramírez con Marcela Sánchez, realizada el día 18 de junio del 2018, en el marco de la investigación “El Trabajo Social en Co lombia 1990-2000” seleccionada en la Convocatoria del Programa Nacional de Semilleros de Investigación, creación e innovación de la Universidad Nacional de Colombia, mayo 2015 del Grupo de Investigación “Historia de la Asistencia, la Beneficencia y la Disciplina del Trabajo Social”. Participaron en la entrevista Adriana Bello, integrante del semillero, y Nidya Ivette Avella Mariño como invitada. Deisy Johanna Moreno Sanabria, integrante del semillero, realizó la transcripción de la entrevista.

1 El Colegio Flórez Tovar forma parte de las entidades educativas de la Compañía de María, congregación religiosa que fundó, en el año 1783, el primer colegio de niñas y jóvenes en Santa Fe de Bogotá, en el Nuevo Reino de Granada.

2El 16 de mayo de 1984 el campus de la Universidad Nacional de Colombia fue cerrado de manera indefinida por graves problemas de orden público; el rector Fernando Sánchez Torres presentó su renuncia. En el mes de agosto de ese año, Marco Palacio Rozo asumió la Rectoría adelantando una serie de medidas como el cierre de las residencias estudiantiles y las cafeterías, y el encerramiento del campus.

3En la fundación del Grupo Mujer y Sociedad de la Facultad de Ciencias Humanas, en el año 1986, participaron tres profesoras del Departamento de Trabajo Social: María Eugenia Martínez, Yolanda Puyana y María Himelda Ramírez, con la coordinación de Florence Thomas, entonces profesora del Departamento de Psicología; después de iniciar labores se vinculó Juanita Barreto y Magdalena León, quien estuvo por algún tiempo. El Grupo fundó el Programa de Estudios de Mujer, Género y Desarrollo (PMGD) en el 2006, proyectado a la formación en especialización y en maestría que daría lugar a la Escuela de Estudios de Género, en el 2004.

4El Programa Interdisciplinario de Apoyo a la Comunidad-Priac fue una experiencia de proyección universitaria con la participación en su fundación, en 1987, de docentes del Departamento de Trabajo Social, con el fin de dinamizar un espacio académico para la investigación e intervención. Fue un escenario de prácticas solidarias interdisciplinarias, en el cual se incentivaron modalidades de trabajo interinstitucionales. La localidad de Ciudad Bolívar en el Distrito Capital fue uno de los escenarios de esta experiencia.

5Durante el gobierno del presidente Virgilio Barco (1986-1990) se emprendieron varias conversaciones de paz con distintas fuerzas insurgentes. El 10 de enero de 1989 se firmó el Acuerdo de Paz con la guerrilla del M19. El Ejército Popular de Liberación (EPL) se desmovilizó el 24 de mayo de 1990. Se iniciaron las negociaciones con la Corriente de Renovación Socialista (CRS), el Movimiento Quintín Lame y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PTR).

6Durante la campaña para las elecciones presidenciales del año 1990 se produjeron tres magnicidios de candidatos a la Presidencia de la República: el de Luis Carlos Galán Sarmiento, candidato del Nuevo Liberalismo, el 18 de agosto de 1989; el de Bernardo Jaramillo Ossa, candidato de la Unión Patriótica (UP), el 22 de marzo de 1990; el de Carlos Pizarro Leongómez, candidato por el Movimiento Alianza Democrática 19 de abril, el 26 de abril de 1990; y en 1987 el asesinato del también candidato presidencial por la UP, Jaime Pardo Leal.

7Marcela Sánchez se refiere a Beatriz Sandoval, estudiante de último año de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Colombia, quien falleció al estallarle un artefacto de fabricación casera el 16 de mayo de 1991.

8Antanas Mockus fue rector de la Universidad Nacional de Colombia durante el periodo comprendido entre 1991 y 1993.

9La Casa de la Mujer es una organización no gubernamental feminista fundada el año 1982 por un grupo de profesionales formadas, en su mayoría, en disciplinas como la medicina, el derecho, el trabajo social, e interesadas en reorientar la formación académica tradicional hacia la defensa de los derechos de las mujeres violentadas en sus relaciones de pareja y familiares. Su activismo pionero, apoyado por la cooperación internacional, contribuyó a la organización del movimiento de mujeres, tanto en Bogotá como en otras partes del país, desplegando iniciativas orientadas al logro de nuevas formas de relación de las mujeres consigo mismas, con sus entornos familiares, comunitarios, con las instituciones, y con el Estado. Desde los años noventa la Casa de la Mujer es un escenario de deliberación e incidencia en políticas públicas que atiendan, como lo proclamaba una consigna de aquellos años, la violencia en la casa y en el país.

10Profamilia es una organización no gubernamental fundada en 1965 por Fernando Tamayo, médico ginecólogo, dedicada a la promoción y acceso a los derechos sexuales y reproductivos por parte tanto de las mujeres como de los hombres, mediante la introducción en el país de modernos métodos de control de la fecundidad. A lo largo de más de cincuenta años, Profamilia ha contribuido al cambio de la estructura demográfica, expresada en una disminución sensible de la tasa de fecundidad, calculada para el 2010 en 2,1 hjos por mujer, en contraste con los años 60 cuando se calculó 7,1 hijos por mujer. La entidad también ha favorecido el cambio cultural respecto al reconocimiento de la sexualidad masculina y adolescente, mediante campañas educativas; además, al reconocimiento de la asociación entre el ejercicio de la sexualidad y la violencia contra las mujeres, fomentando programas de prevención; ha contribuido a la inclusión en la agenda pública de las discusiones sobre las identidades sexuales y de género, y, de manera sistemática, a proporcionar información sobre estos cambios en la Encuesta de Demografía y Salud.

11La abogada María Isabel Plata durante 17 años se desempeñó como directora de Profamilia, impulsando la investigación de cuestiones que apenas se insinuaban en los años ochenta como lo relacionado con la violencia contra las mujeres en su medio familiar y los asuntos concernientes a la salud sexual y reproductiva tanto de las mujeres como de los hombres.

12La Sentencia c-355 de 2006 de la Corte Constitucional aprobó la interrupción voluntaria de la gestación en tres circunstancias: primero, cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificada por un médico; segundo, cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; tercero, cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto. Esta sentencia reconoce el derecho, crea la opción, pero no obliga a ninguna mujer a optar por la interrupción voluntaria del embarazo, con lo cual se ratifican los derechos a la autonomía y la autodeterminación reproductiva.

13Piedad Córdoba es una abogada y política colombiana integrante del Partido Liberal y líder del movimiento Poder Ciudadano Siglo xxi, en el ala izquierda de su partido. Fue Senadora de la República desde 1994 hasta su destitución en el 2010, luego de que la Procuraduría General de la Nación, bajo la dirección de Alejandro Ordóñez, la acusara de colaboración con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Farc; el 27 de septiembre del 2010 fue inhabilitada en primera instancia por un periodo de 18 años para ejercer cargos públicos en Colombia. Luego de una investigación, el 11 de octubre del 2016 el Consejo del Estado retiró ambas inhabilidades por falta de pruebas sobre los supuestos vínculos de la exsenadora con la guerrilla de las Farc.

14Marcela Sánchez se refiere al grupo familiar del presidente Virgilio Barco Vargas (1921-1997), político liberal que desempeñó altos cargos públicos y ejerció la presidencia de la república de Colombia entre 1986 y 1990; su esposa fue Carolina Isakson; de sus hjos, Carolina Barco Isakson se dedicó a la carrera diplomática, fue Ministra de Relaciones Exteriores entre el 2002 y el 2006 y, Embajadora en los Estados Unidos; Virgilio Barco Isakson, politólogo con maestrías en Economía y Administración, se ha destacado en el activismo LGBT y es integrante de la junta directiva de la Colombia Diversa.

15Ingrid Betancourt Pulecio es politóloga colombo-francesa. Fue elegida por el Partido Verde Oxígeno a la Cámara de Representantes para el periodo 1998-2002, en este año renunció con el fin de postularse como candidata a la presidencia de la república. El 23 de febrero del 2002 cuando se dirigía a la zona de distención establecida por del presidente Andrés Pastrana Arango (1998-2002), con el fin de realizar conversaciones de paz con la guerrilla de las Farc, fue secuestrada por esta guerrilla; el secuestro duró seis años.

16Senador por el movimiento Laicos por Colombia

17Manuel Velandia Mora, con León Zuleta, fue pionero del movimiento gay en Colombia. En 1982, también, con Zuleta, encabezaron la primera Marcha del Orgullo Gay en la ciudad de Bogotá. Es la primera víctima del conflicto armado colombiano por su opción homosexual, reconocida en el exterior. En el 2007, se exilió en España por causa de las amenazas. En el 2002 sufrió un atentado en su residencia por parte de los paramilitares; en ese momento, era candidato al Congreso de la República.

18 Dejusticia es un centro de estudios jurídico-sociales y ambientales dedicado al fortalecimiento del Estado de Derecho y a la promoción de los Derechos Humanos en Colombia.

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