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Trabajo social

On-line version ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.23 no.1 Bogotá Jan./June 2021  Epub Oct 20, 2021

https://doi.org/10.15446/ts.v23n1.86705 

Artículos

De la virtualidad, las emociones y el trabajo sexual: un acercamiento desde el modelaje webcam*

Of Virtuality, Emotions and Sex Work: An Approach to Webcam Modeling

A virtualidade, emoções e trabalho sexual: uma abordagem a partir da modelagem de webcam para adultos

Paula Daniela Orduz Ramos **  
http://orcid.org/0000-0003-3594-0927

** Socióloga, Universidad Nocional de Colombia, Bogotá, Colombia. pdorduzr@unal.edu.co / https://orcid.org/0000-0003-3594-0927


Resumen

Este artículo recoge uno de los planteamientos principales de un trabajo de investigación enfocado en el modelaje webcam, tomando como punto central del análisis la manera en la que las interacciones entre camgirls y clientes están moldeadas por la intersección entre tecnología y sociedad. El artículo se concentra en el trabajo emocional de las camgirls y describe las habilidades necesarias para el éxito en este oficio. Se argumenta que los lazos emocionales establecidos entre camgirl y clientes son centrales en las dinámicas sexuales dadas en la virtualidad, lo que genera una nueva perspectiva para los debates del trabajo sexual.

Palabras clave: camming; modelaje webcam; sexualidad; tecnologías; trabajo emocional; trabajo sexual

Abstract

This article summarizes one of the main arguments of a study focused in adult webcam modeling, taking as a focal point of analysis the way interactions between sex workers and clients are shaped by and between the intersection of technology and society. My analysis focuses on the emotional labor performed by the camgirls, describing the skills and expertise needed to be successful on this job. I argue that the emotional ties established between the camgirl and her clients are central in a virtual setting where physical contact is deemed as essential, bringing a new perspective to the sex work debate.

Keywords: camming; emotional labor; sex work; sexuality; technology; webcam modeling

Resumo

Este artigo resume uma das principais abordagens de um estudo focado na modelagem de webcam, tomando como ponto central da análise a forma como as interações entre camgirls e clientes são moldadas pela interseção entre tecnologia e sociedade. O artigo se concentra no trabalho emocional realizado pelas camgirls e descreve as habilidades necessárias para o sucesso neste trabalho. Argumenta-se que os aspectos emocionais estabelecidos entre uma camgirl e seus clientes são centrais na dinâmica sexual dada na virtualidade, o que apresenta uma nova perspectiva para o debate sobre o trabalho sexual.

Palabras-chave: camming; modelo de webcam; sexualidade; tecnologia; trabalho emocional; trabalho sexual

Introducción

El desarrollo de tecnologías de la información y la comunicación -en adelante, Tic- ha sido el escenario propicio sobre el cual han emergido formas no antes vistas de experiencias sexuales pagas mediadas por el internet y la telefonía (Holgado 2008). En las plataformas virtuales el comercio sexual ha encontrado nuevas dinámicas y agentes; se diversifican las opciones y las formas de pago; los mediadores se despersonifican y el anonimato es una variable constante mientras navegamos en la web.

En un mundo en donde la interacción entre individuos se ha trasladado a escenarios virtuales resulta interesante observar la forma en la que las nuevas tecnologías han transformado y reorientado los mercados del sexo. Es un panorama que ofrece un marco socioeconómico global de crecimiento del consumo en la industria sexual, una caída comercial de la pornografía en revistas o en video, cambios sociales en la percepción sobre la sexualidad, así como la masificación del acceso a la web y a contenidos digitales de todo tipo, en el que surge un ensamblaje entre tecnología y sexualidad: el modelaje webcam.

El modelaje webcam es un tipo de trabajo sexual que se ha consolidado durante los últimos veinte años. Surge a partir de la introducción de la cámara web, las plataformas de transmisión de video en vivo y la entrada de jóvenes adultos a la navegación en internet a principio de los años 2000. Se caracteriza por la transmisión en vivo de un show erótico por parte de un modelo webcam, usualmente individual y mayoritariamente femenino, a través de unas plataformas web centradas y diseñadas para este tipo de entretenimiento. A cambio de esto, la modelo webcam recibe una propina por parte del cliente en forma de una moneda virtual llamada token, que luego es convertida a su valor en dólares y de la cual la modelo recibe una comisión. Estos shows son transmitidos usualmente desde la residencia de la modelo, aunque es común encontrar estudios que sirven como lugares de trabajo en los que las modelos encuentran todo lo que necesitan para trabajar: cámaras, computadores, internet con banda ancha, habitaciones adaptadas para las transmisiones y personal capacitado para asesorarlas.

El modelaje webcam o camming1, a diferencia de otros tipos de trabajo sexual como la pornografía, el escort y la prostitución que, si bien se expanden, se reforman y se transforman con la entrada del internet, no podrían existir por fuera de ciertos artefactos que articulan la configuración de un trabajador, de maneras de interacción, unos dispositivos sociotécnicos y unos artefactos tecnológicos que se enlazan para construir una nueva opción laboral. El análisis de un fenómeno como el camming permite observar la construcción mutua entre tecnología y sociedad, y muestra cómo se construye un sistema heterogéneo de actores humanos y no humanos, en el que se forman y transforman aspectos sociales como la sexualidad, la separación entre público y privado, el relacionamiento, las emociones y las formas de expresión y comunicación entre sujetos.

Aunque desde los años 2000 se hayan producido distintos artículos periodísticos y una pequeña producción bibliográfica y académica respecto a este fenómeno, especialmente en Estados Unidos y Europa, en Colombia son pocos los acercamientos que ha habido sobre el camming. En este artículo pretendo explorar someramente la manera en la que se construyen y se actúan las emociones dentro de los espacios virtuales en los que se desarrolla el trabajo de modelo webcam, y mostrar la importancia que cobran estas en el establecimiento de vínculos entre camgirls y usuarios; así, demostraré la consolidación de un trabajo emergente, en el que la formación de lazos emocionales mediada por internet es parte constitutiva del oficio como modelo webcam.

Metodología

La aparición del internet ha sido un evento transformador en la manera en la que se suele hacer etnografía (Hine 2000; 2005) y ha facilitado el acceso a muchas comunidades virtuales, así como el estudio de las interacciones entre personas miembros de un grupo social. En el caso de los estudios sobre la sexualidad, este acceso que permite el internet a formas variadas de trabajo sexual ofrece una oportunidad de extender la lupa hacia otros territorios, actores, dinámicas y prácticas, expandiendo las discusiones a otros ámbitos.

Al utilizar el enfoque metodológico de epistemologías del hacer -en el que los objetos y los sujetos en internet se producen a sí mismos a través de sus acciones: el tecleo, la escritura, la imagen, la creación de perfiles y avatares, el video y el audio (Rybas y Gajjala 2007) - y al observar la manera en la que se median prácticas de la vida cotidiana en estas interfaces, pretendo ver el caso de las modelos webcam y entender que su oficio solo existe mientras se encuentre mediado por una red de artefactos tecnológicos que lo sostienen y que su existencia como sujetos está fuertemente influenciada por el contexto virtual y es coproducida a través de las tecnologías; las acciones, las emociones y los comportamientos que tienen mientras se encuentran en línea como camgirls se derivan de los contextos sociales y culturales en los cuales se crearon ciertos artefactos tecnológicos utilizados, producidos y consumidos en este mismo espacio.

Para esta investigación se realizó una observación del modelaje webcam en sus aspectos sociales y técnicos, formas de interacción, valores, habilidades y competencias de las modelos. La etnografía virtual se concentró en dos escenarios: los shows de las modelos en salas públicas y la plataforma desde la cual transmiten. Para ello escogí dos plataformas populares con un número elevado de modelos y de usuarios, en los que las transmisiones son de acceso libre y las salas de chat son públicas y gratuitas, lo que garantizó la observación. De igual forma se realizaron entrevistas semiestructuradas a mujeres y hombres jóvenes que trabajaron o que trabajaran como modelos webcam, ya fuese desde un estudio o de manera independiente. Estas entrevistas giraron alrededor de preguntas sobre trayectorias laborales, visiones a futuro, su relación subjetiva con el trabajo que realizaban, las dificultades a las que se enfrentaron y los beneficios percibidos. Para realizarlas se utilizaron distintos canales de comunicación virtual, así como entrevistas presenciales a lo largo de dos años2. De esta manera logré consolidar un conjunto de aspectos esenciales relacionados con el modelaje webcam en distintos ámbitos que me permitieran ver las cualidades, las funciones y las prácticas de las modelos con relación a las nuevas Tic y las herramientas que estas ofrecen.

Pensar el trabajo sexual: ¿desde dónde?

El análisis del trabajo sexual está atravesado por distintos ámbitos teóricos relacionados con la feminización del oficio, los riesgos enfrentados, el papel de la demanda y el cliente, y otras variables que han sido ampliamente abordadas desde los estudios feministas, los cuales se han encargado de problematizarlo y criticarlo, así como desde los estudios laborales que han hecho un esfuerzo para entenderlo más ampliamente. Aquí recojo algunos de los planteamientos que han permitido disgregar al modelaje webcam desde su particularidad y contexto.

El trabajo sexual está definido de manera clásica como el intercambio de actos, performances o productos sexuales por compensaciones materiales. La mayoría de textos e investigaciones hechas dentro de los estudios de la sexualidad y del trabajo se concentran en el trabajo sexual ejercido en y desde la calle, ocupándose desde el perfil sociodemográfico de las trabajadoras, la percepción de sí mismas, las condiciones de vida y trabajo, los problemas y riesgos a los que se ven enfrentadas, y las posibles estrategias de intervención, así como el estigma que llevan (Amaro 2011; Morcillo 2016). Este foco de atención sobre lo que podría denominarse como "prostitución clásica" hace que existan dificultades a la hora de abordar los distintos tipos de trabajos sexuales que existen, ya que se tiene una visión homogénea y uniforme sobre lo que es y las dinámicas que tienen. Esto hace que se pierdan elementos importantes en el análisis, especialmente aquellos relacionados a la diversificación de prácticas y medios de trabajo. Sin embargo, algunos autores han hecho esfuerzos para desdibujar el horizonte y se han introducido cada vez más prácticas a la definición de trabajo sexual, haciéndola una categoría más amplia y diversa que permite el análisis de más variables.

Esta ampliación ha sido llevada a cabo por algunos autores que han intentado dar puntadas en la diferenciación de tipos de trabajo sexual a partir de prácticas y lugares de ejercicio del oficio. Donovan y Harcourt (2005) logran identificar 25 tipos distintos de trabajo sexual y proponen la categoría de trabajo sexual indirecto para hacer referencia a trabajos en los que existe un contrato implícito sobre el intercambio de sexo por dinero, en los cuales existe una transacción previa y que usualmente es llevado a cabo en lugares privados. Esto permite pensar en otro tipo de servicios que tienen poco o nulo contacto sexual cuerpo a cuerpo, tales como el striptease, los masajes y el camming.

Pensar en la diversidad de prácticas, escenarios y transacciones en el trabajo sexual implica volver a los paradigmas utilizados para abordarlo teóricamente. Los esfuerzos académicos han partido de la dicotomía opresión-empoderamiento para analizar este oficio; sin embargo, pensarlo de forma más amplia requiere abandonar la unidimensionalidad y plantear un paradigma polimorfo, en el que se consideren las ocupaciones, relaciones de poder y las experiencias laborales, así como las complejidades y condiciones estructurales que moldean la agencia, subordinación y satisfacción laboral. En esta línea se centra lo propuesto por Ronald Weitzer (2009), quien propone una diversificación de las variables de análisis, incluyendo la localidad, el tipo de trabajo sexual, la cantidad de tiempo pasado con el cliente, los riesgos que presentan, entre otras, como manera de abordar la multiplicidad y comprender el fenómeno en su complejidad.

El riesgo es, especialmente, uno de los aspectos esenciales a ser considerados. El trabajo sexual indirecto aparentemente presenta una disminución en los riesgos que se presentan en el ejercicio de este oficio, ya que, debido a su contexto -de interiores, a través de plataformas-, hay una mayor vigilancia y control sobre los clientes, o incluso la misma trabajadora posee los medios propios de control (Barahona y García 2006; Lever y Dolnick 2010). Esta minimización del riesgo, sumada a la expansión de la industria para adultos a formatos de video, internet y televisión, ha permitido la privatización del sexo comercial (Amaro 2011; Bernstein 2007; Guidroz y Rich 2010), lo que se ha traducido en una expansión de la venta de sexo a través de nuevas tecnologías.

El camming se distancia de lo que puede comprenderse como trabajo sexual en su sentido clásico, especialmente por la ausencia de contacto físico cuerpo a cuerpo, y la virtualidad de la presencialidad tanto de quien compra el servicio como de quien vende. El modelaje webcam ofrece una experiencia interactiva y simultánea sin la copresencia física, otorgándole un papel importante a la excitación del cliente como el único factor definitorio dentro de su carácter de trabajo sexual (Henry y Farvid 2017). Esto permite que exista un escenario en el que se explore a mayor profundidad la importancia de la emocionalidad en la realización de este tipo de trabajos, no solo desde quien lo ejerce, sino también de quien lo consume (Chapkis 1997).

Una breve descripción del modelaje webcam

El modelaje webcam o camming es un trabajo que se ha popularizado en los últimos años y se ha convertido en uno de los sectores líderes dentro de la industria sexual en internet. Pese a la vasta literatura sobre prostitución, la academia aún no ha puesto el foco sobre este nuevo tipo de trabajo sexual mediado por el internet y las tecnologías, lo cual hace que sea un área que merezca ser explorada, ya que permite diversificar las reflexiones frente al trabajo, los vínculos emocionales, la virtualidad y la tecnología.

El modelaje webcam se ha vuelto popular en los últimos años, debido a que aparenta ser una labor que permite altas ganancias, con horarios flexibles y con una menor intensidad que en el resto de trabajos, lo que ha sido un atractivo para personas jóvenes que estudian y necesitan un trabajo para mantenerse. Uno de los beneficios de este trabajo es que su carácter mediado por tecnologías hace que se minimice la sensación de riesgo por parte de la trabajadora sexual, quien se siente más segura en el ejercicio de su labor. Angela Jones (2016) hace un esfuerzo sobre esta línea y estudia el carácter indirecto de este trabajo y las expectativas de minimización de los riesgos físicos y materiales, debido a su intermediación tecnológica, centrándose en esto último como una manera en la cual se puede aumentar el placer por parte de la camgirl. Se argumenta que, al ser un trabajo mediado por tecnologías, las modelos son capaces de disminuir las ideas de riesgo y obtener placer genuino -y mutuo-, a través de la interacción con sus clientes. Sin embargo, esta reducción del riesgo no significa la anulación completa: se identifican otro tipo de riesgos asociados con la violencia y el chantaje emocional, el abuso psicológico, el ciberacoso y el doxxing, o filtrado de la información propia (Henry y Farvid 2017).

Los límites entre el camming y la pornografía no están muy definidos, pues las dos producen imágenes eróticas en video y fotografía. Bleakley (2014) hace un acercamiento sobre esta cuestión y pone al modelaje webcam como una categoría de la pornografía en su evolución transformativa dentro de la industria del entretenimiento para adultos, como fruto del ajuste y de la innovación para incrementar el valor del producto en un mercado creciente y competitivo. Es un tipo de performance sexual interactivo en el internet que trasciende el método tradicional de distribución de la pornograffía, en el que las actrices y los actores crean contenido pornográfico personalizado e interactúan directamente con la audiencia.

Las camgirls ofrecen el contenido visual explícito de la pornografía tradicional y simultáneamente permiten el contacto personal y la personalización que está usualmente asociada con la prostitución; a diferencia de las trabajadoras sexuales físicas, las camgirls están protegidas por el amortiguador que provee el medio de la cámara web, similar al performance pasivo de una stripper. Las camgirls entonces deben ser vistas como una evolución de la industria del entretenimiento para adultos que desafía las categorías existentes y que debe ser evaluada según sus cualidades únicas. (Bleakley 2014, 10)

Pese a estos acercamientos, es difícil ofrecer una definición concreta al compararla con los otros aspectos del trabajo sexual: el camming se da a través de imágenes, hay actos eróticamente explícitos, hay desnudez, involucra un pago, no hay contacto sexual y existe una relación emocional entre la modelo y el consumidor. Esto presenta un panorama novedoso, complejo y multifacético, que merece ser explorado desde su particularidad, y que en este artículo será abordado desde la descripción de habilidades y competencias que tienen sus trabajadoras, así como el establecimiento de este oficio como un trabajo emocional.

El modelaje webcam se define, a grandes rasgos, como un trabajo de entretenimiento enfocado en la realización de actos eróticos y de entretenimiento a través de una cámara web, en salas privadas o públicas situadas en páginas web, a cambio de dinero. Usualmente la mayoría de modelos webcam son mujeres que transmiten en un show individual, aunque existen parejas heterosexuales y homosexuales que también participan de esto. En las sesiones, llamadas shows, pueden haber actos sexualmente explícitos como la masturbación con distintos juguetes sexuales, o actos sexuales penetrativos y no penetrativos entre parejas, aunque también hay actos no sexuales en los que las modelos hablan, chatean, cantan, bailan y juegan mientras interactúan con los usuarios.

Estos shows se llevan a cabo en salas virtuales públicas o privadas establecidas en una página web, específicamente destinada para estos fines, tales como CAM4, MyFreeCams, Chaturbate, Streamate, entre otras. El pago que realiza el usuario se hace a través de monedas virtuales llamadas tokens, que sirven como figura de intercambio entre el usuario y la modelo, ya sea al pagar por actos específicos o para entrar en una sala privada. Estos tokens son comprados con anterioridad y corresponde a un valor en dólares. La modelo los recibe en su cuenta bancaria a través de plataformas virtuales de pago, luego de que la plataforma de transmisión que usa tome un porcentaje de las ganancias totales que hizo en una sesión.

Las modelos pueden trabajar desde su casa como independientes, autosupliendo todas sus herramientas de trabajo y gestionando los vínculos con las distintas plataformas y agentes intermediarios (Bleakley 2014; Jones 2016). También ha surgido una figura de modelo webcam afiliada a estudios de modelos, empresas que se especializan en este oficio y les brindan un espacio de trabajo, conexión a internet de alta velocidad, computadores y cámaras web con alta calidad de transmisión de imagen y micrófonos, así como asistencias técnicas dentro de la sala de chat en la figura de monitores. Los estudios ofertan cursos de sensualidad, control de emociones, actuación, capacitaciones técnicas e, incluso, estrategias de mercadeo para que la modelo aprenda técnicas para lograr comercializarse como una marca. De igual forma existe una figura de modelo satélite, que consiste en una camgirl afiliada a un estudio, pero que transmite desde su propia habitación. El estudio funciona como un intermediario entre la plataforma de transmisión y la modelo, se encarga de realizar el papeleo necesario, maneja los pagos y también les brinda a las modelos asistencias en las salas de chat a través de monitores, quienes aconsejan, alertan y moderan las salas de chat públicas en las que participa la modelo de manera simultánea.

Las plataformas de transmisión están divididas en dos tipos: en primer lugar, se encuentran las plataformas que ofertan salas de chat públicas, en las que interactúan múltiples usuarios a la vez con la modelo que transmite. En este tipo de plataformas la modelo establece unas metas de propinas que prometen un show específico y, conforme se alcanzan, se lleva a cabo el evento, sea de contenido erótico o simple entretenimiento. En las salas de chat públicas la propina es voluntaria, por lo que resulta de bajo costo para el usuario, ya que en muchos casos se realiza cierto tipo "trabajo en equipo" entre los usuarios frecuentes para que la modelo alcance la meta planteada. En este tipo de plataformas también existe la posibilidad de tener sesiones privadas con unos precios establecidos en los que se cobra un monto específico por un tiempo determinado, y en los que se puede tener múltiples clientes a la vez, o tener una sesión unipersonal. Las plataformas más populares de ese tipo son MyFreeCams.com, Chaturbate y CAM4.

El segundo tipo de plataforma únicamente ofrece transmisiones en salas privadas entre la modelo y el usuario, en el que se paga por cada minuto del show en el que el cliente puede hacer pedidos de actos o acciones específicas, con alto contenido sexual, tales como LiveJasmin.com. Estas últimas suelen estar reservadas para las modelos más experimentadas, ya que los estándares pedidos por la plataforma en términos de calidad de transmisión de video, audio, decoración de la habitación y performance son mucho más altos.

Habilidades y competencias de las modelos webcam: un trabajo técnico y emocional

En la realización de este oficio son importantes ciertas capacidades y habilidades emocionales, físicas y técnicas, las cuales pueden destacar u opacar a la persona que trabaja como camgirl. Al ser un trabajo de entretenimiento, con shows de diferente intensidad horaria, es difícil que en una transmisión de 6 o más horas solo se performen actos sexuales explícitos, por lo que se recurre a distintas dinámicas dentro de la sala de chat que tienen la finalidad de establecer una interacción más cercana con los usuarios, más allá de la sexualidad.

Las dinámicas son de distinto tipo y pueden ir desde escuchar música y comentar sus discos favoritos, ver películas, hasta contar chistes o hablar de su vida personal para establecer cercanía con la audiencia. Estas actividades no se distancian mucho de las realizadas por vloggers, influencers y demás personalidades del internet. Compartir la vida privada, los sentimientos, las emociones, pensamientos y creencias, y formar lazos a través de la web no es algo nuevo (Senft 2008), pero hasta hace poco se consolidó como una herramienta para ganar dinero. Sin embargo, las camgirls como industria introducen el deseo y el erotismo como un añadido dentro de estas relaciones, brindando acceso no solo a la personalidad, sino también al cuerpo y a la sexualidad de la modelo, lo que genera una sensación de mayor intimidad y cercanía.

Estas dinámicas son herramientas de las modelos para fidelizar a su audiencia y consolidar unos usuarios fijos en la sala de chat, a través de los cuales la modelo puede aumentar su popularidad y, por ende, subir sus ganancias. La idea es que el cliente esté tan atento al show que quiera pagar para que la modelo se quite una prenda o haga algún acto, que no necesariamente es sexual. Estas habilidades y capacidades demuestran no solo la experiencia de la modelo frente al saber valorar su tiempo y su trabajo, sino también demuestra que sabe gestionar los espacios y puede manejar a un público.

En primer lugar, se encuentra que la capacidad de hablar, escribir y entender el inglés es algo clave en el éxito como modelo. No saber hablar un segundo idioma, en especial el inglés, dificulta la comunicación con unos usuarios que están ubicados principalmente en Estados Unidos y Europa, lo que representa una desventaja en la popularidad y en las ganancias de las modelos. Si una modelo es incapaz de interactuar en otro idioma y sus habilidades comunicativas se ven truncadas por hablar solo la lengua materna, no es suficiente con tener un atractivo físico ni hacer shows entretenidos, de todos modos, su clientela va a bajar. Sin embargo, en los estudios se intenta manejar esto con la introducción de los monitores, quienes traducen y aconsejan a las modelos en lo que deben hacer, especialmente cuando el idioma del usuario que hace las peticiones no es dominado por la modelo, lo que haría perder a la camgirl y al estudio una cantidad de dinero considerable.

Las competencias técnicas que deben tener las camgirls se concentra en el conocimiento de los dispositivos utilizados, tales como computadores con una RAM de alta capacidad para que corran con facilidad los cuatro o cinco programas que tienen abiertos de manera simultánea, una conexión a internet de alta velocidad que no sea una red doméstica, unas cámaras web o externas que permitan una transmisión en alta definición, el tipo de micrófono que se debe comprar, y el manejo e instalación de todos estos dispositivos. De igual forma, debe aprender a manejar las distintas interfaces de los programas que utiliza, sumado a las diferencias entre cada plataforma en la que transmite. Si una modelo trabaja como independiente es esencial que pueda asesorarse sobre el tema para que pueda transmitir un buen show, ya que de estos depende la calidad de su transmisión, el éxito que pueda tener, los usuarios y los tokens que reciba. En el caso de las modelos que trabajan con estudios, las competencias técnicas las suple el estudio, que les otorga a las modelos sus equipos técnicos y, a través de la figura del monitor, les maneja la sala de chat en las plataformas que utilice. La calidad de los equipos resulta de importancia, puesto que algunas plataformas, por ejemplo, suelen multar a las modelos que no utilicen los equipos adecuados, llegando a penalizarlas con suspensiones de días y semanas. Esto pasa especialmente en las plataformas privadas, que cuidan mucho más los estándares de las transmisiones, con el fin de preservar la reputación de las salas, a diferencia de las públicas, en las que son mucho menos estrictos con ese aspecto.

Por otro lado, las competencias emocionales que debe tener una modelo exitosa se concentran principalmente en tener una personalidad atractiva, sociable y amigable, como forma de destacarse dentro del mar de modelos que transmiten desde las distintas páginas. Estar de buen ánimo, entablar conversaciones, estar pendiente de quienes frecuentan la sala y las otras redes sociales de la modelo, así como actuar complaciente con los usuarios o tener una personalidad encantadora es indispensable en el objetivo de entretener a la audiencia, ya que esto aumenta la productividad y les otorga una ventaja competitiva importante frente a las otras modelos webcam. Estas competencias emocionales se refuerzan en los estereotipos de la feminidad, en los que las mujeres son vistas como aquellas personas sensibles, empáticas, comprensivas y atentas con los hombres, pero a su vez atractivas y deseables sexualmente.

La gestión de las emociones y el establecimiento de vínculos con los usuarios permite la cercanía entre camgirl y cliente, tejiendo una relación más allá del atractivo sexual. En este oficio, el atractivo físico cobra relevancia en un primer lugar; sin embargo, los clientes se quedan por la personalidad de la modelo. En ese sentido, la modelo webcam debe aprender sobre psicología y emociones, persuasión y lenguaje, gestión de marca personal, construcción de perfiles atractivos, psicología del consumidor y otras actividades sobre cómo hacer shows y ciertas prácticas útiles en la sala de chat, para conocer al usuario y crear cercanía e intimidad con él.

Para el perfeccionamiento de estas habilidades han surgido varios manuales y guías virtuales sobre el quehacer camgirl, que hacen referencia a las estrategias de marketing, a los equipos que se deben utilizar, las habilidades adicionales que les ayudan a aumentar las ganancias, las formas en las que pueden invertir el dinero ganado en juguetes sexuales, tipos de iluminación, vestuario, etc., para obtener mayores ingresos. Juan Bustos es "el primer centro de entrenamiento y profesionalización de modelos webcam en Colombia" (Janita O 2019) y dentro de su oferta educativa cuenta con un diplomado, una revista y distintos cursos que se pueden tomar para mejorar sus habilidades. Las clases ofrecidas cubren los temas de lenguaje corporal y trucos de seducción, detalles sobre distribución del espacio, la postura, los sonidos, las cosas que se deben o no hacer para tener éxito, los tipos de personalidad de las modelos, etc. En el sitio web de este centro de entrenamiento se encuentra una sección de consejos en la que se exploran "técnicas de seducción para ser una increíble camgirl" y se insiste en "la importancia de que una camgirl entienda que este trabajo se trata de construir conexiones y hacer que los usuarios quieran más" (Suárez 2020) a través del coqueteo.

Según las modelos y los estudios, mientras más habilidades emocionales y sexuales se adquieran, mayor es su éxito. No necesariamente tienen que ser sexuales; por ejemplo, las habilidades de escuchar atentamente, brindar consejos, tener empatía con las personas, saber cantar, bailar bien, sonreír, poder entrar y salir de un rol de manera fácil, de ser utilizadas correctamente, pueden monetizarse.

A lo largo de esta exposición pudimos ver que el modelaje webcam permite observar una dupla entre la creación de vínculos emocionales y afectivos, y la sexualidad en un entorno virtual y laboral, en el que no existe contacto físico y las maneras de relacionarse están en constante transformación y negociación, con la introducción del dinero como mediador de estas dinámicas. Estas maneras de relacionamiento siguen reproduciendo ciertos estereotipos femeninos sobre cómo tienen que ser las mujeres, cómo deben moverse, qué cosas deben decir para agradar, qué estrategias implementar para atraer a los hombres, entre otras cosas. De igual manera resulta interesante observar la forma en la que la industria se apropia y crea un prototipo de modelo que puede ser entrenado a través de cursos y talleres, y que se convierte en la camgirl ejemplar.

El modelaje webcam como un trabajo emocional

Diversas investigaciones han mostrado la manera en la que el trabajo sexual directo e indirecto implica un nivel alto de trabajo y gestión emocional (Chapkis 1997; Henry y Farvid 2017). Chapkis (1997) relaciona la comercialización de las emociones a la prostitución y servicios de escort. Explica que al usar técnicas de actuación se pueden crear e invocar emociones experimentadas como reales por una audiencia y por el yo. Entendiendo las habilidades emocionales que debe tener una modelo webcam para realizar su trabajo y la importancia que estas cobran como un vehículo principal para el éxito de lo que hace, considero clave retomar tres características esenciales del trabajo emocional:

Supone un encuentro cara a cara o voz a voz con el público; la trabajadora debe producir un estado emocional en la otra persona mediante la gestión de sus propias emociones [en el que] el empleador ejerce algún grado de control sobre las actividades emocionales de las empleadas a través del entrenamiento y la supervisión. (Arango 2011, 12)

En ese sentido, el trabajo emocional resulta indispensable en el modelaje webcam. A pesar de que la presencia cara a cara sea mediada por la cámara web y el computador, las modelos deben controlar las emociones y las expresiones físicas, por lo que es un rol que requiere la supresión o inducción de sentimientos, "con el fin de mantener la apariencia externa que produce en otros el estado mental apropiado" (Hochschild 1983, 7), que para el modelaje webcam es la excitación sexual en unos casos y, en otros, la sensación de intimidad y amistad entre modelo y usuario. En este escenario, los sentimientos de la modelo son instrumentalizados en pro de un beneficio económico y productivo, en el que las emociones son procesadas, estandarizadas y sometidas a un control, en este caso por parte del usuario a través del intercambio monetario.

Al ser un trabajo que implica una cercanía emocional con el usuario y que se dedica a vender una experiencia similar a la de tener una pareja sentimental, el trabajo emocional es latente (Lever y Dolnick 2010). En el camming se comercializa una ilusión de intimidad en la que tanto la modelo como el usuario saben que es una fantasía y ambos deciden jugar este juego. El usuario sabe que él no es el único cliente de la modelo y que para hablar de manera privada e íntima con ella debe pagar un monto que le permita acceder a una conversación, lo que hace que el precio aumente y la modelo acepte, puesto que hace mucho más dinero, tal y como afirma una entrevistada: "[que] uno no tenga que estar moviéndose de un lado a otro, es más cómodo" (entrevistada n.° 1 2018).

La cercanía emocional a través de la virtualidad es bastante común, especialmente en países desarrollados, en donde no hay mucho tiempo disponible para cultivar lazos afectivos fuertes. Según la entrevistada n.° 2 (2018) para esta investigación, los usuarios que usualmente acceden a este servicio son "muy solitarios y tienen problemas en su vida, por lo que acuden a una mujer para que los escuche y los aconseje", aunque esto signifique pagar por ello. En ese sentido, la modelo convoca ciertos aspectos de su feminidad, tales como ser comprensiva, sensible, escuchar atentamente, demostrar atención y otorgarle importancia a lo que el usuario le está contando, aun cuando esta atención sea actuada.

Estar presta a escuchar es importante, yo lo escucho, le doy consejos. Obviamente en el fondo no es que a uno le importe mucho lo que ellos le cuentan, pero sí siento empatía. Uno siempre tiene que dar lo mejor, pero no mezclar la vida personal con eso. A uno le toca ser cortés y comprensiva. (Entrevistada n.° 2, 2018)

El trabajo emocional implica que la situación, las normas establecidas para ella y las expresiones emocionales del individuo estén integradas, con el fin de conseguir la sincronía necesaria (Martínez 2001) y así lograr convencer al cliente que está pagando por un servicio determinado. Una de las entrevistadas nos explicaba que para ella fue muy difícil lograr esta sincronía, sobre su experiencia relata:

No fue muy grata, la verdad. Inicié haciendo cosas muy básicas, luego los hombres querían cosas muy extremas como llenarme el cuerpo de salsa de tomate, o de aceite de cocina, o peor aún... Mantener un tipo de contacto [sexual] con mi amiga (ella es bisexual, para ella era fácil. Para mí no, pero seguía, el dinero era bastante) [...]. Al principio estuve cómoda, ganaba dinero por sonreír a la cámara y coquetear. ¡Después, no! Fue duro, me sentía rara, incómoda. (Entrevistada n.° 3, 2017)

Lo anterior nos muestra el esfuerzo que necesitan algunas modelos para lograr la sincronía entre la situación, las normas establecidas y las expresiones emocionales requeridas, aunque al final se logra a través de la actuación, pues recuerda el objetivo principal de su trabajo: el económico. Esto hace que el desarrollo de la confianza y la empatía, entre otros sentimientos que se generan en medio de la transacción, únicamente tengan lugar en presencia de un intercambio económico (Chapkis 1997), si bien esto no le quita la autenticidad a la emoción producida.

Lo expuesto en el párrafo anterior no niega que las modelos puedan llegar a establecer vínculos reales con los clientes o disfrutar de las interacciones establecidas (Jones 2016), pero evidencia que existen ciertas situaciones con las cuales las modelos no se encuentran cómodas, haciéndolas reconsiderar su labor en algunos casos. Sin embargo, en otros, no se llega a una alienación del yo de la trabajadora, sino que se construyen ciertas distancias y se forma un extrañamiento entre el yo verdadero y el rol que juegan, que toma forma en un personaje distinto al propio. Una de las entrevistadas me decía:

Les muestro una imagen mía y ellos me dan una recompensa. Yo construyo un personaje, porque me gusta mucho tener mi vida privada. La que te está dando la entrevista es muy diferente a la que transmite en cámara: ahorita estoy usando poco maquillaje, sin arreglarme, relajada. En cambio, la que transmite y la que el cliente ve, dura seis horas existiendo. Ella se maquilla, se viste bien, tiene otra actitud, soy sensual, más paciente, soy muy formal, ella tiene todas las cosas buenas de mí. Es un personaje que saluda a quien entra a la sala de chat; yo no soy así en la calle. Hay algo siempre que ocultar. (Entrevistada n.° 4, 2018)

Este rol de juego les brinda a las modelos una sensación de control sobre cómo, dónde y a quién se presentan de determinada manera, logrando separar su yo real del yo performativo, lo que otorga un refugio a su personalidad verdadera. Es una fachada que hace parte de la actuación en la que la modelo se desempeña cada vez que está frente a la cámara, cada vez que interactúa con los usuarios dentro y fuera de salas de chat, cada vez que escribe algún mensaje a través de otras redes sociales. Según Goffman (2001), la fachada funciona regularmente de un modo general y prefijado, por lo cual hace parte de una puesta en escena determinada y un modo de representación a partir de una apariencia y unos modales específicos. A la modelo, la construcción de un personaje le permite representarse de otra forma en un mundo virtual, mostrarse con una personalidad que puede ser distinta, más extrovertida, más sensual, más empática, más sensible.

Este personaje se refleja en los perfiles que tienen las modelos en cada una de las páginas de transmisión. Allí ofrecen una descripción sobre su carácter, sus gustos, sus pasatiempos, entre otras cosas. Este perfil le permite construir un otro yo a través de su inserción en ciertas categorías que puedan describirlas, que brinden información -estatus social, ocupación, carisma, actitudes asumidas acorde a los roles representados- y coincidan con su aspecto físico y los actos que realizan para ser conocidas más a fondo por los espectadores, ya que esta ilusión de familiaridad y autenticidad en los lazos establecidos, es uno de los bienes que se comercializa en la interacción.

Esta autenticidad que las modelos intentan brindar en la interacción es lo que Bernstein (2007) llama bounded authenticity, al referirse a la compra y venta de una conexión física y emocional. El encontrar mujeres jóvenes, amateurs, que se dedican a ser "ellas mismas" en frente de una cámara, es para el usuario un motivo principal para acceder a este servicio. Es la posibilidad de la construcción de un vínculo con una persona "real", con quien hablan, se ríen, le cuentan cosas personales, lo que les permite sentirse hablando con una amiga; por ende, su disposición en conocer sus intereses y su personalidad más allá de lo mostrado en la transmisión.

El modelaje webcam tiene la particularidad de incluir el trabajo emocional, con el control y la expresión de las emociones desde la corporalidad de los sujetos al tenerse que demostrar estados de excitación. Por ello considero apropiado retomar la conceptualización propuesta por Ashforth y Humphrey (1993) sobre el trabajo emocional como "la acción de expresar la emoción apropiada, entendiendo por apropiada aquella que prescriben las normas de expresión" (citados en Martínez 2001, 135), concentrándose en los aspectos observables de la emoción, ya que considera que la expresión física afecta la calidad del servicio. En un tipo de trabajo que implica la visualidad de manera tan directa, las modelos webcam construyen unos personajes al ponerse en frente de la cámara web, realizando una actuación profunda en la que se logra naturalizar la emoción que se quiere transmitir, resultando en el éxito de su trabajo.

En suma, el show no se trata únicamente de lo erótico y sexual que pueda pasar allí, por eso la presencia de estos elementos se negocia a lo largo del tiempo. Como se ha querido resaltar a lo largo del texto, la diferencia que introduce el camming es el ofrecimiento de la visualidad tradicional de la pornografía, pero con una conexión emocional entre un público que anima, pone atención y charla, y una modelo webcam que entretiene, interactúa, contesta a las preguntas y a los comentarios que le hacen, mientras está protegida por una pantalla (Bleakley 2014). Las camgirls hacen un uso amplio de las estrategias de seducción y relacionamiento afectivo en todas sus formas y enganchan a quienes están viendo el acto a través de la creación de lazos emocionales.

Reflexiones finales

El sexo, la sexualidad y el erotismo se han visto inmersos en la intersección entre lo tecnológico y lo social, en la que se ha generado un nuevo nicho dentro de la industria para adultos y en el mercado del trabajo sexual: las modelos webcam. Este oficio ha transformado la concepción de la sexualidad, haciendo un especial cuestionamiento frente al carácter físico de lo sexual, introduciendo tecnologías que median estas relaciones y que, pese a que se suelan ver como barreras, ha permitido la consolidación de nuevas formas de relacionamiento entre individuos, en las que la generación de lazos emocionales ha sido su principal herramienta para afrontar las distancias que media la virtualidad.

El caso del modelaje webcam resulta interesante de analizar desde una perspectiva feminista, en especial los componentes de trabajo emocional realizado por las modelos, la discusión frente al trabajo sexual como trabajo de cuidado y la posibilidad de analizar la virtualidad de este último y la feminización de las labores relacionadas con las emociones y sentimientos de otros, entre otras posibles cuestiones que quedarán abiertas a partir de esta lectura.

En un mundo cada vez más inmerso en las Tic, hacer foco sobre las maneras en las que se viven los lazos emocionales establecidos, las relaciones entre personas, comprender cómo se establecen, cómo varían y se moldean respecto a las dinámicas virtuales y cómo estas también transforman a las propias tecnologías resulta clave para la comprensión de fenómenos sociales emergentes, de los cuales este trabajo es apenas un pequeño aporte.

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Fuentes primarias

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* Este artículo recoge algunos de los planteamientos principales del trabajo de grado "Watch Live Cams Now!: El modelaje webcam como un ensamblaje sociotécnico", para optar al título de socióloga de la Universidad Nacional de Colombia. El trabajo fue dirigido por el profesor Yuri Jack Gómez Morales, Ph. D.

1 A lo largo de este artículo usaré los términos camming y modelaje webcam intercambiablemente. De igual forma me referiré a quienes trabajan allí como modelos webcam o camgirls, siempre utilizando el género femenino.

2En este artículo se recogen solamente algunas de las entrevistas realizadas en el trabajo de grado que resultaban relevantes para el tema aquí desarrollado.

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO Orduz Ramos, Paula Daniela. 2021. "De la virtualidad, las emociones y el trabajo sexual: un acercamiento desde el modelaje webcam". Trabajo Social 23(1): 153-172. Bogotá: Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. DOI: https://doi.org/10.15446/ts.v23n1.86705

Recibido: 27 de Abril de 2020; Aprobado: 15 de Octubre de 2020

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