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Trabajo social

versão On-line ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.24 no.2 Bogotá ju./dez. 2022  Epub 22-Fev-2023

https://doi.org/10.15446/ts.v24n2.97821 

Artículos

Agencias sociales comunitarias femeninas y su aporte en la conservación y lucha del territorio en Sumapaz*

Women's Community Social Agencies and Their Contribution to the Conservation and Territorial Struggle in Sumapaz

Agências sociais comunitárias femininas e sua contribuição na conservação e luta do território em Sumapaz

Ana Marcela Bueno** 
http://orcid.org/0000-0002-5466-8845

Karin Viviana Suárez Puentes*** 
http://orcid.org/0000-0001-8936-0317

** Universidad de La Salle, Bogotá, Colombia. abueno@unisalle.edu.co

*** Universidad de La Salle, Bogotá, Colombia. kvsuarez@unisalle.edu.co


Resumen

Los procesos de organización y participación al cuidado del páramo más grande del mundo, ubicado en el territorio de Sumapaz, son históricos y han permitido posicionar la resistencia a megaproyectos económicos y ecoturísticos que afectarían las condiciones naturales de dicho ecosistema. El presente artículo tiene como finalidad reflexionar sobre la relevancia que han tenido las agencias comunitarias femeninas en el Sumapaz en la preservación del medio ambiente, como garante del bienestar de la comunidad y del territorio. Las narrativas fueron la estrategia que permitió conocer desde algunas mujeres los alcances de su agencia y su participación en estos procesos de lucha y protección territorial.

Palabras clave: Sumapaz; territorio; agencias comunitarias; conservación; mujeres rurales

Abstract

The processes of organization and participation in the care of the world's largest paramo, located in the territory of Sumapaz, are historical and have made it possible to position resistance to economic and ecotourism megaprojects that would affect the natural conditions of said the mentioned ecosystem. The purpose of this article is to reflect on the relevance that women's community agencies have had in Sumapaz in the preservation of the environment, as a guarantor of the well-being of the community and the territory. The narratives were the strategy that allowed some women to learn about the scope of their agency and their participation in these processes of struggle and territorial protection.

Keywords: Community agencies; conservation; rural women; Sumapaz; territory

Resumo

Os processos de organização e participação no cuidado do maior páramo do mundo, localizado no território de Sumapaz, são históricos e permitiram posicionar a resistência a megaprojetos econômicos e ecoturísticos que afetariam as condições naturais desse ecossistema. O objetivo deste artigo é refletir sobre a relevância que aos agênciasórgãos comunitárias de mulheres têm tido em Sumapaz na preservação do meio ambiente, como garantidor garantes do bem-estar da comunidade e do território. As narrativas foram a estratégia que permitiu conhecer, a partir dea algumas mulheres, conhecer o alcance de sua agência e sua participação nesses processos de luta e proteção territorial.

Palavras-chave: Sumapaz; território; agências comunitárias; conservação; mulheres rurais

Introducción

El territorio de Sumapaz ha sido escenario rural reconocido en diversos temas que, hoy por hoy, son relevantes para reconocer el legado de lo que sus experiencias han dejado para la construcción de la paz y la recuperación de la memoria. Asuntos como las luchas campesinas, sus resistencias frente a procesos de estigmatización y exclusión social, sus aportes al cuidado del páramo, además del posicionamiento de lo medio ambiental frente a la imposición de políticas y estrategias de explotación de la ecología de entidades públicas y privadas, se destaca en la actualidad el papel que ha tenido la mujer en estas disputas y conquistas a través de procesos de agenciamiento social comunitario que favorecen asuntos como la protección de la vida humana y ambiental, la visibilización de su participación en el territorio y la búsqueda del bien común como parte de sus apuestas en este escenario.

El presente artículo fue resultado de una investigación realizada por un equipo de docentes sobre los aportes de las mujeres de Sumapaz a la construcción de paz, a propósito de la firma del acuerdo de La Habana. Adicionalmente, este documento retoma otras investigaciones derivadas de la anterior, cuyos elementos centrales hicieron énfasis en las experiencias de organización, participación y movilización social de las mujeres, las cuales contribuyeron en la sistematización de sus aportes.

En dichas investigaciones se identificó que los procesos organizativos y participativos están principalmente en función del cuidado del territorio y la lucha por la preservación del páramo, en la que cuenta la corresponsabilidad para lograr sostener el ecosistema. Una de las acciones más claras de los logros alcanzados por la comunidad de Sumapaz es la Zona de Reserva Campesina, la cual se entiende como un área geográfica con sus características ambientales, agroecológicas y socioeconómicas regionales en el ordenamiento territorial que favorece la estabilización y consolidación de la economía campesina.

Adicional a lo anterior, proyectos como el ecoturismo han logrado ser resistidos por esta comunidad en tanto consideran que dicho proyecto afecta de manera directa el territorio y sus recursos naturales, lo cual representa parte de las disputas actuales ya que sus habitantes vislumbran la necesidad de visibilizar la riqueza que representa el páramo no solo para el distrito capital, sino para la región y el país, como referente de biodiversidad para el mundo. En esta defensa, las mujeres han desempeñado un rol muy importante en cuanto a que sus aportes al trabajo comunitario han sido históricos, pero poco reconocidos y por ende subvalorados.

Para el desarrollo de este documento se presentan dos apartados centrales, además de la metodología. El primero relacionado con el desarrollo teórico del concepto de territorio y su relación con los recursos naturales, y el de agencias femeninas comunitarias como una apuesta evidente en lo que ha significado el desarrollo de los procesos de organización y participación de las mujeres en el cuidado del territorio de Sumapaz. En un segundo apartado se detallan algunos resultados obtenidos en las investigaciones que se desarrollaron con las mujeres sumapaceñas, en los cuales se encontraron especialmente los aportes que han logrado alcanzar respecto a la reivindicación de los derechos relacionados con el medio ambiente, la lucha por la vida y la defensa por lo comunitario, como referentes claves para la construcción de la paz. Al final, se concluye a partir de la relevancia de lo que ha sido la defensa del territorio en Sumapaz y el papel que han tenido las mujeres en esta lucha, como resultado de los procesos de agencia femenina.

Metodología

La estrategia metodológica utilizada en el desarrollo de la investigación, de la cual es producto el presente artículo, es la narrativa, entendida como relatos que condensan experiencias acerca de las interacciones sociales, a las cuales se les da sentido y significado y se apropia para comunicar a través de ellas una versión propia de sí (White y Epson 2002 citados en Puyana 2012). Así, las mujeres a través de relatos fueron comunicando sus historias alrededor de los procesos de organización y participación en el desarrollo del territorio y, con ello, fueron constituyendo agencia comunitaria en torno a la lucha y el cuidado del territorio.

El referente epistemológico central fue la perspectiva emancipatoria, para buscar la valoración de las luchas históricas de la población sumapaceña a partir de sus procesos organizativos. Dicha perspectiva estuvo soportada a través de la teoría crítica y el enfoque de género; la primera fue clave para la comprensión de los procesos de participación de las mujeres por medio de los lugares que han ocupado históricamente en su territorio; y el enfoque de género permitió develar las relaciones de poder que surgen entre mujeres y hombres en Sumapaz, lo cual contextualiza el desarrollo participativo y el aporte de las mujeres, pues la influencia de prácticas machistas en el territorio ha invisibilizado las contribuciones del rol femenino en el tejido de la construcción de paz.

El trabajo realizado se desarrolló en las veredas Santa Rosa y Taquesitos en la localidad 20 de Sumapaz, con un grupo de siete mujeres, entre ellas algunas que hacen parte del grupo de teatro Las Frailejonas. Los criterios de elección de las participantes estuvieron orientados con ser mujeres rurales, residentes de Sumapaz, mayores de edad y contar con trayectoria como lideresas, con el fin de visibilizar su papel en la defensa del territorio y la recuperación de las tradiciones campesinas en Sumapaz.

El trabajo de campo se desarrolló durante un año, en el cual se abordaron dos momentos de la investigación:

En el primero se propuso la identificación de dinámicas de participación y el reconocimiento de las perspectivas y visiones de las mujeres sumapaceñas respecto a sus agencias, y ello fue posible a partir de técnicas cualitativas como talleres y entrevistas semiestructuradas. Se indagó por sus trayectorias en el desarrollo de acciones que promovían conciencia en torno al territorio y sus alcances en los procesos de organización y participación. Así mismo, se lograron diseñar historias orales (Burgos 2011) a través de las entrevistas realizadas en los encuentros en los talleres, y se efectuaron grabaciones, transcripciones, ediciones, análisis e interpretaciones que dieran cuenta de historias personales, familiares, grupales y comunitarias que evidenciaban las prácticas del grupo de teatro, afincado en el rescate de las tradiciones campesinas y el llamado a la continua preservación del medio ambiente.

Y el segundo momento estuvo orientado hacia la codificación de las entrevistas, el cual fue abordado a partir de categorías analíticas como debates al desarrollo, poder y territorio, con énfasis en una mirada crítica de la realidad rural, en clave de construcción de paz territorial desde la perspectiva de género. Posteriormente, se procedió a realizar procesos de análisis discursivos en los que se reconocieron las narrativas de las mujeres como una especie de denuncia y reclamo respecto al riesgo que corre el territorio en cuanto a las políticas gubernamentales del distrito capital, pero también se evidenció un llamado a la recuperación de actividades propias del campesinado que se orientan a rescatar las tradiciones del trabajo campesino, y del amor por el medio ambiente, por la preservación de los recursos, entre ellos, el agua, la flora y la fauna. De hecho, el mismo grupo con su nombre hace un homenaje a uno de los mayores representantes de la flora silvestre del páramo de Sumapaz: el frailejón (Maldonado 2020).

Con lo anterior, se pone en consideración lo que dirían Rodríguez y Malaver (2011), en cuanto a que los discursos de estas mujeres actúan performativamente, ejerciendo acciones con palabras como medio de actuación sobre la sociedad, en este caso sobre la comunidad de Sumapaz. Además, porque cuando en las conversaciones que se desarrollan en las entrevistas, es la interpretación de los eventos de quienes comparten sus experiencias, lo que se intenta reconstruir a partir del presente de las personas, de sus deseos, proyectos y perspectivas (Vasilachis 2011). En cuanto a las consideraciones éticas de la investigación, se realizó un consentimiento informado y se veló por la garantía de la confidencialidad de la información facilitada por las mujeres.

El territorio y el ecosistema, referentes interconectados

La palabra "territorio" tiene su origen en las raíces latinas terra (extensión tierra) y torium, en la cual habitan algunos grupos humanos (Murcia 2018). Esta definición inicial deja expuestos dos elementos clave para la comprensión del concepto. El primero se centra en lo observable y material que tiene de por sí un valor; el segundo es de orden más subjetivo, se asocia al poder, al dominio y a la posibilidad de algunas personas para apropiarse jurídicamente de estos espacios geográficos. De esta manera, el espacio cobra valor por su ubicación, por su tenencia -individual o colectiva- y por su uso, como un "campo de posibilidades" representadas en la producción, el trabajo y la rentabilidad que pueda ser extraída de él.

El concepto de territorio se ha venido transformando de acuerdo con los contextos sociohistóricos, por ejemplo, los planteamientos de Montañez y Delgado (1998) hacen referencia no solo al espacio geográfico, sino que implica reconocer las relaciones sociales que se tejen en escenarios determinados, lo que se denomina territorialidad. En ese orden, el territorio es un "espacio de poder, de gestión, de dominio del Estado, de individuos, de grupos, de organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales" (Montañez y Delgado 1998, 123). Por ello, es clave reconocer que el territorio traspasa los límites geográficos, pues es un escenario cambiante según las interacciones sociales que fluyen en él.

El territorio también puede ser analizado como una "construcción social", en la cual los protagonistas son los actores sociales, quienes se asocian y dialogan generando identificación con su espacio y facilitando su transformación y valorización; es así que el territorio se comprende como un espacio abierto, evolutivo y cambiante. Jara (2009) señala que el territorio crea y recrea su propia complejidad, por lo tanto se encuentra permanentemente agitado por el intercambio con los elementos externos.

Por su parte, Bourdieu (2001) afirmaba que la construcción social del territorio debiera incluir una dimensión "relacional" en la que los actores despliegan estrategias resultado de su interés y sus motivaciones asociadas a su ubicación en el campo social, generando, a su vez, redes de relaciones duraderas, las cuales no se encuentran dadas solo por pertenecer a una comunidad y organización sino que son resultado de la cooperación, solidaridad, reciprocidad y cooperación.

Desde la dimensión económica, el territorio se comprende como un espacio de asentamiento en el cual las personas producen, intercambian y disponen de la tierra y de los recursos, quedando así expuestas las diversas posibilidades de la tierra, las cuales impactan directamente las condiciones de los sujetos. De esta manera quedan manifestadas las ventajas competitivas y comparativas de los diferentes eslabones de las cadenas productivas, lo cual genera a su vez escenarios de exclusión, marginación y desigualdad (Sepúlveda, Echeverri y Rodríguez 2003).

En perspectiva cultural, el territorio representa identidad para las comunidades que lo habitan; justamente se construye a partir de las conexiones espaciales que se gestan entre las personas, organizaciones y empresas, entre otras, en el que fluyen relaciones de poder. Dichas relaciones se materializan en la distribución y apropiación del mismo territorio, como es el caso del conflicto armado, en el que distintos actores territorializan un espacio configurado por una población histórica, es decir, la apropiación de organizaciones guerrilleras sobre un territorio que representa sentido de pertenencia para una comunidad particular (Montañez y Delgado 1998).

La dimensión ambiental incluye los elementos de sostenibilidad y sustentabilidad ecológica, y en ella se exalta el uso del suelo y el papel que cumplen las instituciones en cuanto a la restitución o adjudicación de la tierra y la importancia de la mirada ecosistémica frente al manejo de los recursos. En el caso de Sumapaz, el territorio se ha convertido en la disputa histórica de la población sumapaceña dadas sus condiciones culturales, sociales y demográficas. Precisamente Sumapaz ha sido un escenario histórico de vulneración de derechos, por ello su reivindicación es la lucha contante de la población, en especial de sus organizaciones, lo cual se refleja en específico en la defensa del territorio (López, Malagón, Montenegro et al. 2017).

Siguiendo a Botia y Preciado (2019), la comunidad sumapaceña se ha caracterizado por su apropiación territorial a partir de la reflexividad crítica "sobre el ser, el estar, el hacer y el transformar en su territorio" (14), pues la cuenca del río Sumapaz ha sido un escenario atrayente para las multinacionales desde el desarrollo de proyectos hidrocarburíferos, de minería y energéticos, lo que pone en riesgo la garantía de los recursos naturales para la comunidad, privatizando su acceso y generando problemas ambientales que tensan su preservación y el cuidado del medio ambiente. En respuesta a ello, la comunidad ha ejercido resistencia como ejercicio colectivo contra las formas de configuración territorial de dichas multinacionales, las cuales están regidas bajo los lineamientos de la globalización (Botia y Preciado 2019). Para dichos teóricos estos ejercicios colectivos emprendidos por la población sumapaceña se traducen en resiliencia comunitaria a partir del reconocimiento de los recursos naturales, los daños ambientales y su capacidad de adaptación a nuevas realidades afectadas.

Desde una perspectiva de la nueva ruralidad, el territorio se connota con la "multifuncionalidad" y en él se abordan diferentes actividades en su uso, las cuales están relacionadas con "la importancia de manejo, uso y conservación de los recursos naturales" (Pérez 2004, 191), hacia el fortalecimiento del sector económico rural y la evolución de procesos que promuevan el desarrollo sostenible.

Territorialidad como puente

La territorialidad es considerada como un elemento del territorio en el cual se pone de manifiesto el control que ejerce un grupo social del espacio por parte de los individuos. De igual forma, se comprende como las expresiones de orden material y simbólico que permiten avalar el dominio de este; al igual se crean y transforman históricamente en técnicas complejas de territorialización y desterritorialización (Correa 1996; Montañez y Viviescas 2002).

En la territorialidad se enfatiza en las acciones de los sujetos trascendiendo las fronteras del territorio; por ejemplo, hay comunidades que a pesar de no vivir en el mismo espacio geográfico comparten elementos culturales, es decir, gracias a la territorialidad, las diversas dimensiones entran en diálogo y se constituyen en un elemento que conecta la realidad con el territorio. De esta forma, el sujeto en la territorialidad se considera como un actor fuerte y trascendente, lo cual permite consolidar la identidad de los individuos dentro del territorio; en otras palabras, la territorialidad debe leerse en lo más amplio de los aspectos sociales, culturales, ambientales, políticos y económicos, lo que sin duda posibilita fortalecer a los territorios comprendidos como espacios de derechos.

Agencias comunitarias femeninas

Hablar de agencias comunitarias femeninas pone la necesidad de vislumbrar tres elementos centrales que las configuran: lo comunitario, el agencia-miento y la perspectiva de género como referentes para la comprensión del sentido de lo que implica este ejercicio. La comunidad se entiende como un concepto que incluye dos elementos: uno de orden estructural y el otro funcional. Respecto al primero, es un grupo ubicado geográficamente, regido por una serie de instituciones políticas, sociales y económicas; aquí se hace referencia a un barrio, una localidad, una ciudad, un país... En lo referente a lo funcional, se entiende como la configuración de un grupo con necesidades objetivas e intereses comunes (Causse 2009). En el reconocimiento de este concepto, elementos como los sentimientos, la historia, las costumbres y la identidad son determinantes para la búsqueda de objetivos que les permitan consolidarse como grupo. En este horizonte, Padilla (2015) retomando a Tõnnies menciona que la comunidad debe anclarse al territorio, no tanto en términos físicos, sino en particularidades compartidas por sus miembros, asunto que da posibilidades de construir apuestas como el agenciamiento, el cual se orienta a la construcción de objetivos organizativos y participativos de autogestión, entre otros procesos que favorecen lo comunitario.

El concepto de agencia para Kabeer (1999) se define como aquellas acciones movilizadas por las decisiones que toman las personas, las cuales responden al cumplimiento de un objetivo, una meta o un propósito. Dichas acciones están sujetas al nivel de importancia que representa el propósito particular ya sea en lo individual o colectivo. La agencia es un concepto relacionado con la posibilidad de actuar de un agente y está configurada por el fortalecimiento de la autonomía, la reflexividad y la movilización que propende por transformar la situación particular. A su vez, la agencia comunitaria hace referencia a los procesos movilizadores de acciones que confluyen en colectivo, los cuales buscan tejer y unificar las fuerzas hacia la transformación de la realidad social (Camargo y Castañeda 2020). Desde el punto de vista de su relación con el territorio, la categoría agenciamiento permite la disposición de los elementos bióticos, abióticos y culturales, los cuales se ponen en las experiencias, significaciones y atribuciones que se dan entre los individuos y colectivos (Ambrossi 2020).

Bueno y Suárez (2021) interpretan lo anterior en el reconocimiento de cómo los habitantes de Sumapaz tienen una capacidad de agencia a través de la generación de procesos organizativos que les ha significado el triunfo en la lucha por la tierra, la definición de la Zona de Reserva Campesina y la concienciación respecto a la priorización de la dignidad de la comunidad, entre otros elementos, que como colectividad consideran de significado profundo para dar sentido a la apropiación territorial, respondiendo a una dinámica histórica que se ha dado en este territorio, en el que las políticas públicas muchas veces van en contra de los intereses de la comunidad campesina de Sumapaz y entendiendo que la apropiación de dichas políticas se configuran en núcleo fundamental del agenciamiento social (Oñate, Cujia y Gómez 2014).

El agenciamiento se puede comprender desde tres perspectivas: como proceso de subjetivación, como proceso de desarrollo y como ontología de la acción social. El primero se refiere a la relación cuerpo-mente, la cual favorece la capacidad de agencia del sujeto en vías de aportar al desarrollo social y político; en esta se reconoce su capacidad de reflexividad e intencionalidad frente a los intereses sobre los que contribuye, en la cual se destaca su autonomía respecto al poder y el control. En relación con el agenciamiento como desarrollo, se trata de una capacidad de elección y logro de metas y valores, en la que se reconoce la correspondencia con la libertad de las personas para transformar sus condiciones en clave de progreso y bienestar. En la acción social lo que se resalta es el agenciamiento como recursividad, la cual se refiere a las capacidades de las personas para afrontar situaciones del contexto y oportunidades para su afianzamiento.

Ahora bien, comprender la agencia en clave de género implica entonces reconocer experiencias de lo que han sido procesos de este orden desde las mujeres en escenarios atravesados por el patriarcado como es en este caso la región de Sumapaz, contexto rural en el cual las tradiciones machistas ponen a las mujeres en lugar de desventaja, reproduciendo un triple rol en el que el aporte a lo comunitario tiene un fuerte poder de incidencia política y social, pero lejos de ser ampliamente valorado, pese a que las mujeres han apostado por la protección de la vida, el cuidado del ambiente y la priorización de lo público, asuntos que van en consonancia con las luchas históricas que se han librado en el territorio.

La participación de las mujeres en Sumapaz ha sido un tema de interés para la academia, pues en la comprensión de lo que han sido las mujeres campesinas en la historia de los territorios, por lo general su invisibilidad es lo que sobresale; asunto distinto en Sumapaz, en donde la lucha se ha dado de manera igualitaria. Miguel y Villareal (2019) advierten que en la división sexual del trabajo, las mujeres han asumido un triple papel que se refiere a lo reproductivo, lo productivo y lo comunitario, lo cual en el ámbito rural es mucho más evidente, por la exigencia que en este contexto tiene lo productivo.

Pese a esto, lo común con las mujeres del campo es que lo productivo y lo comunitario no sea reconocido de la misma forma como se reconocen los aportes de los varones, hace parte de la cultura patriarcal con la que se comprenden e interpretan las experiencias en la mayoría de los contextos. En diálogo con esta idea, Escobar (2007) expresa que la participación de las mujeres en el desarrollo ha estado relacionada con condiciones de precariedad laboral, y que sus procesos de agencia han sido invisibilizados, lo cual repercute de manera profunda en su afectación a condiciones de vida personal y familiar. De todas maneras, Sumapaz da muestra de resistencia frente a esta situación en tanto sus aportes a la protección del territorio, sus recursos naturales, su fauna y su flora han sido temas fundamentales de posicionamiento de las mujeres, quienes privilegian el cuidado de la vida y con ella la del medio ambiente.

Sumapaz y su tradicional lucha por los recursos naturales

La región de Sumapaz fue creada y limitada por el Acuerdo 09 de 1986, expuesto por el Concejo de Bogotá. Al ser esta la localidad número 20 de Bogotá, considerada en su totalidad rural, se ubica en el extremo sur del casco urbano del distrito capital; limita con los departamentos del Huila y del Meta. Cuenta con 78.095 hectáreas, en la que 46.571 pertenecen a áreas protegidas. En esta zona rural se ubica el páramo de Sumapaz, el más grande del mundo, el cual es un generador importante de agua para el país, ya que en él se forman las cuencas de los ríos Magdalena y Orinoco (Secretaría Distrital de Planeación 2009).

Así mismo, los campesinos de esta localidad realizan iniciativas para la sostenibilidad ambiental, económica y social para garantizar la producción de una buena calidad en los alimentos, las cuales tienen mayor fuerza de ejecución en las veredas de Betania, Raizal y Peñaliza, con un enfoque en el trabajo agrícola; a diferencia de ello, se encuentra San Juan que posee menos iniciativas (Secretaría Distrital de Salud 2015).

En el 2016, la Secretaría de Gobierno, por medio de la Junta Administradora Local Rural de Sumapaz, en su Plan de Desarrollo "Sumapaz en paz, más productiva y ambiental para todos" en su artículo 10 hace referencia a "mejores oportunidades para el desarrollo a través de la cultura, la recreación y el deporte" (20). El objetivo de este programa era ampliar las oportunidades culturales y deportivas del campesinado y demás actores de la localidad con perspectiva diferencial y territorial, mediante un programa de reconocimiento de la cultura que resaltara el arte y las tradiciones. De la misma manera, se promocionaron los espacios de formación en arte, cultura, recreación y deportes que recogiera al conjunto de la comunidad en torno a las tradiciones campesinas, fortaleciendo los lazos afectivos de la comunidad en el ejercicio de sus libertades culturales, recreativas y deportivas (Secretaría de Gobierno, Junta Administradora Local Rural de Sumapaz 2016).

Sumapaz es un territorio cuya organización comunitaria tiene una especial participación de sus habitantes en donde surgen escenarios como juntas de acción comunal, organizaciones juveniles como Japama y Juventud Sumapaceña, entre otras, el Sindicato de Trabajadores Agrícolas de Sumapaz (Sintrapaz) y la Asociación Campesina, Cultural y Ambiental (Sumapro); además existen procesos de organización en torno a planeación de actividades culturales, y en estos se encuentra el comité parroquial y el comité ganadero. Sintrapaz, por ejemplo, se ha caracterizado por buscar un nivel de vida digno en la población campesina, y para ello los socios y directivos de la organización exigen del Estado colombiano la protección y satisfacción de necesidades latentes del sector campesino (vías de comunicación, educación, salud, administración y protección de recursos naturales, especialmente) (Chauta, Díaz, González et al. 2018, 41).

Es posible que el gran auge y la participación de la comunidad en estos escenarios colectivos sean resultado del empoderamiento de las poblaciones, especialmente las rurales, las cuales se han visto aisladas y poco reconocidas por el Estado, como lo mencionó la Defensoría del Pueblo, institución que puso en evidencia tres grandes problemáticas del campesinado colombiano: el primero gravita en torno a la dificultad de acceder a sus derechos, privilegiando el contexto urbano sobre lo rural, de manera que las inversiones públicas han dejado a las poblaciones campesinas y rurales en un renglón de poca importancia; como segundo aspecto está la falta de órganos estatales que promuevan, ejerzan y divulguen los derechos humanos involucrando a la población campesina; y finalmente está la dificultad de acceso al derecho a la tierra y al territorio, a la libre escogencia de mercado y a la determinación del precio, por tal motivo es necesario trabajar con dicha población sobre los derechos fundamentales a los cuales la población campesina debe acceder (Defensoría del Pueblo 2015).

Para lo anterior, es necesario transformar las estructuras opresoras, y una alternativa es la base de las acciones colectivas, ya que desde este marco se propicia la defensa de los intereses comunes como escenario democrático que aporte a una cultura para la emancipación en el territorio, por la justicia y la libertad, así como reiteran tres de las mujeres entrevistadas: "Teniendo en cuenta el objetivo de los plantones, entonces son una de las acciones con las que nosotras contribuimos, nosotras siempre estamos atentas a eso porque, como le decía inicialmente, es como un objetivo que tenemos nosotras de luchar" (Entrevista n.° 6 - BP 2017).

El comité trabaja por la defensa del territorio y apoyar a nuestros compañeros de otras organizaciones con los recursos o en actividades de marchas... Convocar a todas las veredas para que estén presentes en la laguna y cuidarla y se les explica que debemos cuidar y que no hay capacidad para el ecoturismo". (Entrevista n.° 1 - DC 2017) (Chauta, Díaz, González et al. 2018, 49)

Sumapaz es un territorio en el cual la comunidad de forma recurrente se moviliza, con el objetivo de defender su territorio, fortalecer su identidad social y ser visibles ante posibles escenarios de riesgo frente a sus recursos, como ocurrió en el caso de la hidroeléctrica:

[...] la hidroeléctrica quiso montar una planta en La Unión, entonces aquí la comunidad no solo la del sindicato, sino toda la comunidad, todos se levantaron, no, no y no, entonces que debido a todo ese proceso de estar defendiendo el territorio entonces sí están superpendientes qué tipo de personas llegan acá y con qué tipo de interés. (Entrevista n.° 5 - LD 2017)

Lo anterior pone de manifiesto que el Estado colombiano históricamente ha tenido diversos intereses asociados al páramo de Sumapaz, como ocurre con las inversiones extranjeras extractivistas. Sumado a lo anterior, el cese de actividades bélicas en el territorio facilita el ingreso a este por parte del Estado y otras organizaciones con el objetivo de hacer diferentes usos de sus recursos. Por otro lado, los territorios rurales se caracterizan por ser homogéneos, y se destaca el uso del espacio y del desarrollo de la vida social, en el cual el empleo del suelo está centrado en alternativas económicas de tipo agropecuario, minero o de conservación, y así mismo prevalece la relación particular con el espacio, lo que favorece los medios ecológicos, con lo cual existe un estrecho conocimiento personal y fuertes lazos sociales, con una identidad y una representación específica (Zuluaga 2002). En torno a la defensa del territorio y la comunidad son las mujeres quienes han participado en movimientos a favor de la protección de su páramo, reuniéndose no solo para tener un espacio de ocio, sino que sus encuentros son con propósitos, visiones y decisiones al respecto, lo que ha facilitado que en varios casos hayan sido visibilizadas ante el Estado (Guerrero 2017).

Las agencias femeninas comunitarias luchando por el cuidado del territorio

Las narrativas de las mujeres entrevistadas hacían referencia a la lucha por la reivindicación de los derechos del campesinado, pues, como se planteaba anteriormente, Sumapaz ha sido un escenario histórico de vulneración de derechos, ya sea por conflicto armado, explotación de recursos naturales por parte de las multinacionales y la ausencia histórica del Estado colombiano que ha impedido la garantía de los derechos de la población. De esta manera, las agencias comunitarias femeninas han sido claves para la consolidación de ejercicios de resistencia que aboguen por la defensa del territorio, el tejido comunitario y la garantía de derechos. Su persistencia y conservación de las luchas ha sido un continuum, ya que las mujeres reconocen que estos procesos requieren del sostenimiento y la claridad de los ideales organizativos desde la reflexividad crítica, tal como se identifica en el siguiente relato de una de las campesinas entrevistadas: "es liderar procesos, de pronto como se dice así: de no tragar entero y luchar por algo que uno quiere, y por algo que uno ve que es un derecho... expresamos nuestro modo de pensar" (Entrevista n.° 6 - BP 2017 citada en Chauta, Díaz, González et al. 2018, 44).

En estos ejercicios de resistencia de las mujeres, la construcción de lazos identitarios colectivos ha sido fundamental, pues la movilización de acciones y el tejido de relaciones de la comunidad han sido puentes en la preservación y el cuidado del territorio. Ello es notorio en el siguiente apartado: "el objetivo principal que tenemos es dar la pelea acá para que no haya el ecoturismo ya que eso nos trae. seríamos esclavos de muchas cosas" (Entrevista n.° 6 - BP 2017 citada en Chauta, Díaz, González et al. 2018, 45). Efectivamente la lucha contra el territorio de Sumapaz se convierte en la propia lucha de las mujeres, lo cual está vinculado con el valor subjetivo del campo y su relación con la tierra, puesto que lo rural se configura en el escenario en el que se ha forjado la subjetividad femenina, sus historias y significados sobre la comprensión de su lugar en el mundo que confluyen con la tierra.

La defensa del territorio también es la posibilidad de lucha de los derechos de las mujeres, como se identifica en los planteamientos de Chauta, Díaz, González et al. (2018) quienes enfatizan que en los procesos de participación y acción de las mujeres sumapaceñas, las luchas colectivas visibilizan no solo las irregularidades contra los territorios, sino también las inequidades que ellas presentan por su condición de género marcado por las relaciones de poder machistas que caracterizan al territorio. Dichas inequidades se reflejan en las limitaciones de acceso a la tierra que históricamente las mujeres rurales han presentado a partir del "uso, acceso y titularidad de la tierra generando dinámicas de poder y dominación en los cuales las mujeres quedan relegadas a actividades de mano de obra sin remuneración" (11).

La desvaloración sobre el papel agente de las mujeres rurales en el desarrollo económico y agrícola en el campo ha sido una deuda histórica. Autoras como Villareal (2011) en estudios sobre la dinámica de las relaciones de género en la ruralidad plantean que las campesinas no son reconocidas por el protagonismo activo que ejercen en los procesos productivos, pues su trabajo de cuidado tanto en la satisfacción alimentaria de las personas encargadas del trabajo agrícola, como su participación en los cultivos provee de forma significativa ganancias en la comercialización debido a la disminución de costos. Pese a lo anterior, las mujeres continúan no solo aportando en el desarrollo del campo colombiano, sino también a la conservación y el cuidado de los recursos naturales. Paradójicamente aun cuando las mujeres no son valoradas,

las organizaciones de mujeres campesinas tienen mayor visibilidad que las demás debido a sus luchas agrarias por su territorio y el uso de este, apuntan a la redistribución de la tierra y la dignificación de la vida campesina, así como los ideales de transformaciones estructurales para el campo colombiano. (Chauta, Díaz, González et al. 2018, 11)

La representatividad de las mujeres en Sumapaz si bien ha sido una lucha constante contra el patriarcado, también se ha convertido en la posibilidad de posicionar su protagonismo como mujeres campesinas que abogan por la defensa de los derechos en colectivo. En este escenario, el trabajo comunitario les ha permitido visibilizarse como mujeres que tienen el poder de la palabra, de la acción, pero también de la movilización, a partir de la resignificación de los lazos identitarios con el territorio, dado que algunos procesos organizativos de mujeres han unido fuerzas para conservar la cultura sumapaceña a partir de la transmisión del arraigo cultural a las nuevas generaciones. Además de proveer con la continuidad de los procesos organizativos sobre la defensa del territorio, como se identifica en el siguiente relato de una lideresa en Sumapaz:

lo que nosotras hacemos son muestras inspiradas para mostrar que Sumapaz es grande, que Sumapaz es un paraíso, que Sumapaz tenemos que cuidarlo y que se está envejeciendo, a ver si nuestros niños y jóvenes son más arraigados porque nos quieren sacar de acá. (Entrevista realizada por López et al. 2017, 97)

La transmisión de saberes ancestrales es una apuesta significativa de las mujeres que no solo aporta en el fortalecimiento del sentido de pertenencia de las nuevas generaciones, también es una forma de democratizar el conocimiento con su propia comunidad, y con ello aportar en el legado de agencias femeninas, puesto que estos procesos educativos representan la movilización de las mujeres hacia la búsqueda de su propia autonomía, el fortalecimiento de sus capacidades y la conquista de escenarios que habían sido vetados históricamente para las mujeres. Lo anterior se vislumbra en el significado que tiene el teatro para algunas lideresas:

Para mí fue una experiencia muy buena porque uno aprendió a expresarse, por ejemplo yo era muy tímida, y a mí me gusta mucho la danza y el teatro. Entonces ya participando en esas obras de teatro, ya no me daba miedo salir delante de las demás personas [...]. A veces nos critican, y entre más nos critican pues decimos: "la gente es envidiosa y porque ellas no son capaces de pararse allá al frente del demás público". Nosotras sí somos muy capaces. Entonces es una experiencia muy buena para nosotras. Aquí tenemos a nuestra señora Rosalba, que ella es nuestra líder, ella es la que nos escribe, por ejemplo, una obra de teatro y ella es la que lee, y ella nos explica, y nosotras la apoyamos también. (Entrevista a Rosa Moreno realizada por Bueno, 2018)

En el anterior relato se identifica la valoración de los liderazgos de las mujeres en el territorio, especialmente de otras mujeres como una manera de visibilizar la influencia de la agencia femenina en los procesos de participación y acción hacia la transformación del territorio. A su vez, se reconocen relaciones comunitarias que se sustentan en el tejido de alianza entre mujeres como una forma de identificar la necesidad de cambiar los estereotipos de las campesinas involucrándolas no solo en la reproducción de roles tradicionales, sino también como constructoras de paz que aportan en el cuidado y la preservación del territorio, pero también de sus formas de habitarlo y resignificarlo.

A modo de conclusión

La historia de Sumapaz se caracteriza por una lucha política constante en la que han sido relevantes los procesos de organización y participación de sus habitantes, en la que se han identificado varias organizaciones constituidas en el territorio, con un relevante interés para promover la participación de sus miembros en pro del cuidado del medio ambiente, la búsqueda de la paz, la construcción de escenarios colectivos en favor de los intereses comunes y entre ellos las organizaciones femeninas han sido claves en la búsqueda de caminos que favorecen a sus habitantes y al territorio.

En esta historia del territorio sumapaceño, la comunidad ha mostrado capacidad organizativa frente a su contexto coyuntural y estructural, sustentada en organizaciones sociales y comunitarias que favorecen la defensa de una territorialidad democratizante, lo cual facilita la participación de sus habitantes en decisiones que afectan los intereses colectivos, lo cual se logra en espacios de intercambio comunitario, en los que se afianzan los lazos territoriales. Con ello, y siguiendo a Silva (2014), esta comunidad ha demostrado potencialidad a través de la gestión de espacios internos por medio de herramientas normativas como los planes de desarrollo y otras iniciativas en torno a organizaciones tradicionales y en conjunto con las instituciones locales, con las cuales se han creado estrategias de intercambio para la información, el trabajo y la energía, en las que también se presentan tensiones y conflictos internos en el normal desarrollo del tejido asociativo y representativo campesino.

El aporte de las agencias femeninas en Sumapaz no tiene implicaciones solo en la lucha por la preservación y el cuidado del territorio, también ha permitido reivindicar la garantía de los derechos de las mujeres, pues los procesos de acción y participación de ellas han visibilizado las desigualdades de género, y son estas un impedimento en el goce efectivo de los derechos de la población sumapaceña; y ello se ha reflejado en las acciones del trabajo comunitario, la transmisión de saberes desde el arte y los procesos organizativos de las campesinas.

Adicional a lo anterior, las agencias femeninas abogan por la defensa de lo comunitario, tienen una visión del territorio desde una dimensión integral que involucra los ámbitos cultural, social, relacional, ambiental y económico, lo cual favorece la lucha por la garantía de los derechos colectivos. Si bien las iniciativas de los procesos de las mujeres no tienen un objetivo específico de cuidado, ni para ellas mismas ni para la defensa de sus propios derechos, los aportes de sus procesos de movilización se convierten en una contrapartida al patriarcado, pues son mujeres quienes, desde la búsqueda de la defensa de sus comunidades, fortalecen sus capacidades de agencia para promover acciones de transformación de sus familias, su territorio, su legado, pero también de sus propias subjetividades.

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* Documento producto de la investigación “Participación de la mujer sumapaceña en la construcción de paz: una reflexión desde los acuerdos de La Habana”, realizada entre 2017 y 2018 y financiada por la Universidad de La Salle.

CÓMO CITAR ESTE ARTICULO Bueno, Ana Marcela y Karin Viviana Suárez Puentes. 2022. "Agencias sociales comunitarias femeninas y su aporte en la conservación y lucha del territorio en Sumapaz". Trabajo Social 24 (2): 87-109. Bogotá: Departamento de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. DOI: 10.15446/ts.v24n2.97821

Recibido: 17 de Agosto de 2021; Aprobado: 29 de Marzo de 2022

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