Introducción
La procalcitonina (PCT) podría ser de utilidad en la evaluación de la función renal en el postrasplante renal inmediato por una similitud en la cinética a ciertas citocinas y por la asociación con respuestas inmunológicas postrasplante.
Numerosas causas condicionan la disfunción temprana del injerto (DTI), destacando los eventos de rechazo agudo (RA), toxicidad por inhibidores de calcineurina (ICN), daño por isquemia, recurrencia de enfermedades glomerulares e infecciones, por lo que el monitoreo inmediato de la función del injerto permite identificar de forma temprana patologías intrínsecas con repercusión en la sobrevida renal (1). La creatinina sérica (CrS) es el marcador más comúnmente utilizado para el monitoreo de la función renal, sin embargo, su falta de especificidad ha permitido la investigación de otros marcadores (lipocalina asociada con la gelatinasa de neutrófilos (NGAL), IL-8 urinaria, molécula de lesión renal 1 (KIM-1), inhibidor tisular de metaloproteinasa tipo 2 (TIMP-2), proteína 7 de unión al factor de crecimiento parecido a la insulina (IGFBP-7), con el objetivo de predecir de una manera más temprana eventos de DTI, pero con las desventajas son sus altos costos, lo que limita su uso en nuestro hospital (2, 3).
La procalcitonina (PCT) comparte una cinética similar a citocinas inflamatorias (IL-6, IL-2, TNF-α) que suelen tener una participación activa en la respuesta inmunológica postrasplante (4). Incluso, algunos estudios muestran una asociación entre la elevación de la PCT sérica y los eventos de RA (5). La naturaleza imprecisa de características clínicas para predecir el desarrollo de DTI y el alto costo de biomarcadores ya existentes nos exige la necesidad de algún marcador biológico fácil de medir a un costo razonable, por lo que nuestro objetivo fue determinar la asociación entre los niveles de PCT sérica y la función temprana del injerto renal.
Pacientes y métodos
Cohorte retrospectiva realizada en la División de Nefrología y Trasplantes en el Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS en Jalisco, México, entre septiembre del 2018 y abril del 2019. Se incluyeron receptores de un primer trasplante renal (TR) de donante vivo (DV) o donante fallecido (DF) con régimen inmunosupresor de mantenimiento basado en tacrolimus (TAC), mofetilmicofenolato (MMF) y prednisona (PDN) e inmunosupresión de inducción con basiliximab (BSL), timoglobulina (TMG) o TMG con inmunoglobulina (IG).
La decisión del uso de BSL, TMG o TMG+IG fue determinada por los nefrólogos tratantes. Todos los pacientes tuvieron pruebas cruzadas negativas por citometría de flujo pretrasplante y se registraron las siguientes variables clínicas: tipo de donante, edad, género, índice de masa corporal (IMC), hipertensión arterial sistémica (HAS), causa de la enfermedad renal crónica (ERC), tipo de diálisis, función renal residual (FRR), fracción de eyección ventricular izquierda (FEVI), presión arterial pulmonar (PAP) y variables bioquímicas, incluida la medición de los niveles séricos de PCT a los días 1, 3 y 5 postrasplante, mediante el método de inmunoluminiscencia (BRAHMS PCT LIA).
Fueron excluidos los receptores renales con cualquier tipo de infección clínica o confirmada por algún método microbiológico o quienes no contaban con determinación de niveles de PCT postrasplante. Basado en la presencia o ausencia de disfunción temprana del injerto (DTI) en el postrasplante inmediato (< 7 días), los pacientes fueron divididos en tres grupos:
1. Disfunción temprana del injerto (DTI): presencia de función lenta del injerto, caracterizada por determinaciones de creatinina sérica (CrS) entre 2 a 4 mg/dl en el postrasplante inmediato (< 7 días) sin requerimiento de sustitución renal (6).
2. Función retardada de injerto (FRI): oligoanuria con retraso en el descenso de CrS y necesidad de sustitución de la función renal durante los primeros siete días del postrasplante (7).
3. Sin disfunción temprana del injerto (sDTI): determinada por la presencia de uresis > 2 litros/día y descenso de CrS entre 1 a 2 mg/dl en los primeros siete días postrasplante.
Características de la inmunosupresión
La inmunosupresión de inducción fue basada en basiliximab (simulect) 20 mg al día 0 y 4 postrasplante o timoglobulina (TMG) a dosis de 0,5 a 1 mg/kg/día (dosis acumulada 3-4 mg/kg) o TMG + inmunoglobulina (IG), 200 mg/kg/día por tres días.
La inmunosupresión de mantenimiento estuvo basada en mofetilmicofenolato (MMF) de 1,5 o 2 gr/día, tacrolimus (TAC) de 0,1-0,2 mg/kg (niveles al día 1-30 postrasplante: 9-15 ng/mL; y al día 31-365 postrasplante: de 8-10 ng/mL) y prednisona (PDN) de 1 mg/kg/día desde el inicio del trasplante con posterior reducción.
Análisis estadístico
Los datos están presentados en promedios ± desviación estándar o mediana (percentil 25-75 %), números y porcentajes. Se utilizó la prueba t de Student o U de Mann-Whitney para muestras independientes para la comparación entre grupos. El coeficiente de correlación de Pearson fue utilizado para determinar la relación entre niveles de PCT y CrS, y el análisis estadístico fue realizado con el programa SPSSTM software, versión 17 (SPSS, Inc; Chicago, IL).
Los resultados fueron considerados significativos con un valor de p < 0,05 y el estudio fue evaluado por el comité local de ética e investigación R-2019-1301-051.
Resultados
El 65 % de los pacientes correspondió a género masculino con edad promedio de 35 años; en su mayoría con hemodiálisis al momento del TR y con similar proporción en el tipo de donación. La inmunosupresión de inducción fue principalmente a base de TMG y el 24 % de los receptores de trasplante presentaron DTI (tabla 1).
Notas aclaratorias: HD: hemodiálisis, DP: diálisis peritoneal, DP-HD: transferencia de DP a HD, PAP: presión arterial pulmonar, FEVI: fracción de eyección del ventrículo izquierdo y *p = < 0,05.
Fuente: elaboración propia.
Al momento de la comparación por grupos, la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (LVEF), la uresis residual, la uresis durante el transquirúrgico, la dosis de noradrenalina y la furosemida se asociaron con DTI (p < 0,05) (tabla 2).
Notas aclaratorias: DTI: disfunción temprana del injerto, sDTI: sin disfunción temprana del injerto, FEVI: fracción de eyección del ventrículo izquierdo, TD: tiempo en diálisis y *p = < 0,05
Fuente: elaboración propia.
Los receptores de DF presentaron una PCT sérica más alta en todas las determinaciones (días 1, 3 y 5) con niveles de 4,06 ng/ml (2,20-12,59), 2,50 ng/ml (0,89-10,82) y 1,51 ng/ml (0,40-4,27) comparado con DV; 0,24 (0,14-0,70), 0,22 (0,07-6,49) y 0,18 (0,06-0,94) respectivamente; p < 0,05. Los receptores con DTI presentaron niveles más altos de PCT (13,90, 3,90, 1,22 ng/ml) comparados con el grupo sin DTI (0,32, 0,31 y 0,22 ng/ml) en los días 1, 3 y 5 respectivamente, siendo p < 0,05 (tabla 2).
El nivel de CrS al día 1 mostró una débil correlación positiva; r = 0,321 (p = 0,065), mientras que la correlación fue positiva al día 3 con r = 0,810 (p = 0,001) y al día 5 con r = 0,986 (p = 0,001) (figura 1).
Discusión
La PCT eleva sus niveles no solo en procesos infecciosos sino también en otras situaciones con respuestas inflamatorias sistémicas con gran participación de citocinas (8, 9). En TR, la FRI refleja un sustrato anatomopatológico de necrosis tubular aguda (NTA) y su fisiopatología responde a varios mecanismos como la lesión isquémica con activación de citocinas proinflamatorias, respuestas inmunes innatas y adaptativas, mientras que en eventos de RA los linfocitos Th1 favorecen una mayor producción de IFN- Υ, TNF-α y TNF-β (10).
La elevación de la PCT comparte una cinética parecida a la de las citocinas (IL-6, IL-2 y TNF-α), sin embargo, estas retornan a sus niveles normales a las seis horas, mientras que la PCT disminuye progresivamente en un 50 % cada 24 horas hasta retornar a sus concentraciones normales (11).
Nosotros determinamos niveles basales más elevados de PCT sérica en nuestros pacientes pretrasplante (de 0,20 a 0,44 ng/mL) comparado con población sana (< 0,05 ng/mL), lo que concuerda con el reporte de Level et al. que determinó valores promedio de 0,69 ng/mL en diálisis peritoneal (DP) y 0,5 ng/ml en pacientes sin DP (12), por otro lado, en pacientes con ERC sin tratamiento sustitutivo y ausencia de infección, los valores de PCT son altos (1,80 ± 0,39 ng/ml) comparado con individuos sanos y los niveles son aún mayores en pacientes con hemodiálisis (HD) sin procesos infecciosos, de 0,32 a 1,18 ng/ml (13).
Así, la ERC parece condicionar el incremento de mediadores inflamatorios y la estimulación del sistema inmunológico que favorece la elevación de la PCT (14). Nuestro estudio demuestra que los receptores de donante fallecido (DF) mostraron niveles más altos de PCT, comparado con donantes vivos en todos los días de evaluación.
La elevación de marcadores inflamatorios en pacientes con muerte cerebral puede jugar un papel importante en la función del injerto renal (15), sin embargo, la asociación de la PCT y la función en el postrasplante inmediato no se ha determinado. En receptores de trasplante cardiaco de donantes con muerte encefálica se han reportado niveles de PCT altos y asociados con DTI (16).
Estudios muestran que la inmunosupresión basada en OKT-3 o globulina anti-timocito puede elevar los niveles de PCT hasta 10 veces sus valores (13), no obstante, con la inmunosupresión de inducción diferente que empleamos TMG, BSL o TMG/IG, solo encontramos diferencias significativas al comparar el grupo de TMG/IG con el valor más alto de 3,99 ng/ml.
La PCT mostró niveles más altos en pacientes con DTI comparado con aquellos sin DTI, llegando hasta de 54 ng/mL al día 1 postrasplante y disminuyendo durante los siguientes seis días postrasplante. Diversos estudios han intentado mostrar la asociación de la PCT con la falla del injerto renal afectada por eventos de RA o procesos infecciosos, sugiriendo que la PCT podría ser útil como marcador para diferenciar eventos de RA de procesos infecciosos (2, 4, 17), no obstante, la evaluación ha sido en los periodos tardíos del trasplante. Nosotros mostramos correlaciones positivas entre la PCT del día 1 con los niveles de CrS a los días 1, 3 y 5, y los resultados obtenidos con este marcador económico y de fácil acceso en nuestro medio nos permite determinar de manera oportuna eventos de DTI.
Los eventos de DTI se han reportado hasta en un 50 % en DF y 10 % en DV (18), e incluso se documentan como factor de riesgo para nefropatía crónica del injerto (NCI) (19); de hecho, durante eventos de FRI, la presencia de RA y pérdida del injerto es documentada hasta en un 49 % de los casos y en un 41 % comparado con una función inmediata (20).
Conclusión
Nuestro estudio muestra una asociación entre la PCT con disfunción temprana del injerto (DTI) desde el primer día postrasplante, comparado con aquellos sin disfunción. Los resultados obtenidos con este marcador nos podría permitir identificar, de manera oportuna, eventos de DTI.
El acceso fácil en nuestro medio y la naturaleza económica del marcador motiva a la realización de ensayos clínicos para fortalecer estos resultados.