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Ensayos de Economía

Print version ISSN 0121-117XOn-line version ISSN 2619-6573

Ens. Econ. vol.30 no.56 Medellín Jan./June 2020

https://doi.org/10.15446/ede.v30n56.87109 

Editorial

Cambio climático: ¿la humanidad culpable?

Guillermo Maya Muñoz* 

* Profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia (Medellín, Colombia). Correo electrónico: gmaya@unal.edu.co Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín


El planeta tierra se está calentando a una velocidad que los modelos matemáticos del premio nobel de economía William Nordhaus subestiman, y que han servido para retrasar la puesta en marcha de políticas radicales que frenen el calentamiento global (Keen, 2019).

La temperatura promedio del planeta en la época preindustrial está siendo superada en 1.2 °C, pero es necesario que no pase el umbral de los 1.5 o 2 °C; para ello, es necesario reducir las emisiones de CO2 en 45 por ciento para el 2030 y llegar a cero emisiones en el 2050. Sin embargo, los 1.5 °C se alcanzarán en 2030.

Es decir, los efectos del calentamiento global como tormentas, sequías, incendios forestales, olas de calor e inundaciones costeras serán de dimensiones catastróficas. Por ejemplo, las inundaciones causadas por el aumento del nivel del mar podrían costar US$ 14 billones -12 ceros-, en todo el mundo, anualmente en 2100 si se alcanzan los 2 °C (Hemer et al., 2019).

El calentamiento del planeta proviene de las actividades económicas de producir, comerciar y consumir que están movidas por los combustibles fósiles, petróleo y carbón, que generan altas emisiones de CO2 y otros gases que calientan el clima.

Sin duda, los países desarrollados e industriales tienen una participación porcentual mayor sobre este fenómeno y, por lo tanto, mayor responsabilidad que los países pobres y de ingresos medios, que son los más afectados por el cambio climático.

Además, el "consumo conspicuo" e imitativo de las elites y las clases medias de los PED o periféricos, respecto a los patrones de consumo de los PD o países centrales (Prebisch, 2008), alimentado por las importaciones, no solo afecta la acumulación de capital necesario para la transformación productiva de sus economías tradicionales, sino también el medio ambiente, mucho más que el consumo de los sectores populares (Prebisch, 2008).

Según Ritchie & Roser (2020) en su informe sobre CO2 y emisiones de gases de efecto invernadero, "las emisiones globales aumentaron de 2000 millones de toneladas de dióxido de carbono en 1900 a más de 36 000 millones de toneladas 115 años después". Es decir, 17 veces más en 115 años.

En cuanto a las emisiones históricas acumuladas de CO2 desde 1751 hasta 2017, estas son de 1.5 billones de toneladas. Si se miden las contribuciones de cada uno de los países a este monto total, se encuentra que "EE. UU. es el mayor emisor de CO2 con cerca de 400 000 millones de toneladas desde 1751. Es decir, 25 por ciento de las emisiones históricas, 2 veces más que China; la Unión Europea -28 países- contribuye un 22 por ciento". Mientras tanto, los países pobres -la mayoría africanos- solo "han sido responsables de menos del 0.01 por ciento de todas las emisiones en los últimos 266 años". Trivial.

Señalar responsabilidades sobre el cambio climático es muy importarte para evitar que los países desarrollados evadan las suyas, especialmente con los países más pobres y vulnerables porque "una gran fracción del CO2 permanece en la atmósfera durante cientos de años una vez emitida".

Por otro lado, la contribución por continentes de las emisiones de CO2 en 2017 fue así: Asia aportó 53%; China, 27%; Norteamérica, 18%; EE. UU., 15%; Europa, 17%; la U.E. -los 28 países-, 9.8 %, y Suramérica -4%- y África -3%- son los de menor porcentaje de emisiones. En cuanto a la emisión de toneladas de CO2 por persona y por países, las cifras son las siguientes: Australia, 16.24; EE. UU., 16.24; China, 6.98; el promedio mundial es de 4.8, y Colombia aporta 1.66 toneladas de CO2 por persona.

Además, una cosa son las emisiones a causa del consumo, y otra, originadas en la producción. Por ejemplo, Estados Unidos tiene un mayor efecto del 8 por ciento sobre las emisiones vía consumo -5.7 millones de toneladas de CO2 - que por producción -5.3 MDT- debido a que es un importador neto de bienes y servicios -las importaciones son mayores que las exportaciones-, mientras que otros países tienen la situación contraria, como China, con 14 por ciento menos con 6.2 MDT y 6.9 MDT, respectivamente, por ser exportador neto. El transporte aéreo y marítimo de bienes y servicios y pasajeros contribuyen con el 3.2 por ciento de las exportaciones mundiales, lo mismo que Alemania, un país industrial (Timperley, 2018).

Esta situación muestra que los países desarrollados, especialmente EE. UU., han buscado disminuir las emisiones deslocalizando la producción y las importaciones intensivas en emisiones hacia terceros países, no solo por ello, sino también porque sus ganancias son mayores.

Por otro lado, la riqueza que tienen los 62 individuos más ricos del mundo equivale a la que tienen 3500 millones de personas, el 50 por ciento más pobre de población mundial (Oxfam, 2016), que solo contribuye con el 10 por ciento de las emisiones de CO2. Incluso, la huella de carbono del 10 por ciento más pobre es 175 veces menor que la huella del 1 por ciento más rico del mundo (Oxfam, 2016). Estos hechos ponen en una perspectiva diferente la responsabilidad sobre el calentamiento del clima.

Es decir, la humanidad necesita replantear sus formas de vida ante la relación causal existente entre crecimiento económico y calentamiento global. En consecuencia, los países desarrollados tienen que transformar sus formas de producir y consumir. Sin embargo, ante la ineludible perspectiva de desacelerar o detener el crecimiento, se hace necesario un mejor reparto de la riqueza, tanto intranacional, como internacionalmente.

Además, la mayoría de países todavía tienen que enfrentar los retos de la pobreza por medio de la transformación productiva de sus economías para crecer y mejorar el bienestar de su población, y no con paliativos como recomiendan los Premio Nobel de Economía 2019 (Kvangraven, 2019).

Asimismo, la crisis sanitaria actual, transformada en crisis económica, como producto de un agente biológico, un virus, el COVID-19 -que tampoco cayó del cielo como un rayo en una noche serena- es el resultado de la manera como los seres humanos habitan, producen y consumen en un mundo de recursos naturales finitos y vulnerables, y cuyo ecosistema global ha cambiado de manera radical en los dos últimos siglos.

Según Vidal (2020), "en 2008, Jones y un equipo de investigadores (2008) identificaron 335 enfermedades que surgieron entre 1960 y 2004, y al menos el 60% provenían de animales. Cada vez más, dice Jones, estas enfermedades zoonóticas están relacionadas con el cambio ambiental y el comportamiento humano. La interrupción de los bosques vírgenes impulsados por la tala, la minería, la construcción de carreteras a través de lugares remotos, la rápida urbanización y el crecimiento de la población está acercando a las personas a especies animales que nunca antes habían estado tan cerca".

En conclusión, ¿toda la humanidad es culpable? Por supuesto que no. ¿Quién pagará los costos del crecimiento y el enriquecimiento? Los que han recibido los beneficios. No hay planeta B al que puedan escapar.

Referencias

[1] Hemer, M., Young, I., Morim-Nascimento, J. & Mori, N. (2019). Climate Change Is Reshaping 50% of the World's Coastlines. Recuperado de World Economic Forum sitio web. https://www.weforum.org/agenda/2019/08/climate-change-ocean-waves-impact-coast Links ]

[2] Jones, K., Patel, N. G., Levy, M. A., Storeygard, A., Balk, D., Gittleman, J. L & Daszak, P. (2008). Global Trends in Emerging Infectious Diseases. Nature, 451, 990- 993. https://doi.org/10.1038/nature06536Links ]

[3] Keen, S. (04 de julio de 2019). Nordhaus's Nobel Prize is Safe but the World isn't. The Mint. Recuperado de https://www.themintmagazine.com/nordhauss-nobel-prize-is-safe-but-the-world-isntLinks ]

[4] Kvangraven, I. (18 de octubre de 2019). Impoverished Economics? Unpacking the Economics Nobel Prize. Open Democracy. Recuperado de https://www.opendemocracy.net/en/oureconomy/impoverished-economics-unpacking-economics-nobel-prize/Links ]

[5] Oxfam. (2016). Una economía al servicio del 1%. Recuperado de https://www-cdn.oxfam.org/s3fs-public/file_attachments/bp210-economy-one-percent-tax-havens-180116-summ-es_0.pdfLinks ]

[6] Prebisch, R. (2008 [1980]). Hacia una teoría de la transformación. Revista de la CEPAL, 96, 27-71. Recuperado de https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/37447/1/RVE96_es.pdfLinks ]

[7] Ritchie, H. & Roser, M. (2020). CO 2 and Greenhouse Gas Emissions. Recuperado de Our World in Data sitio web. https://ourworldindata.org/co2-and-other-greenhouse-gas-emissionsLinks ]

[8] Timperley, J. (06 de abril de 2018). In-Depth: Will Countries Finally Agree a Climate Deal for Shipping? Carbon Brief. Recuperado de https://www.carbonbrief.org/in-depth-will-countries-finally-agree-climate-deal-for-shippingLinks ]

[9] Vidal, J. (18 de marzo de 2020). Destroyed Habitat Creates the Perfect Conditions for Coronavirus to Emerge: COVID-19 May Be Just the Beginning of Mass Pandemics. Scientific American Review. Recuperado de https://www.scientificamerican.com/article/destroyed-habitat-creates-the-perfect-conditions-for-coronavirus-to-emerge/?print=trueLinks ]

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