Introducción
El objetivo del presente artículo es presentar algunas versiones teóricas del excedente económico -en adelante, EE- bajo una delimitación analítica que permita caracterizar el patrón de desarrollo de una economía del capitalismo dependiente o periférico1.
Se trata de sistematizar una tradición teórica que aborda la particularidad de los problemas de las estructuras económicas subdesarrolladas o dependientes en el marco de la perspectiva del EE. Sin embargo, ¿cuáles son los lineamientos generales que guían una visión del desarrollo bajo una perspectiva del EE?
Una perspectiva integral del proceso de desarrollo enfatiza el análisis de las dinámicas de la estructura productiva; específica a cada formación socio-económica, con sus tensiones entre clases sociales -diversos estratos de capitalistas, trabajadores y rentistas-, con su configuración del poder político- social al interior del Estado y del mercado y, con esto, con las restricciones internas y externas al proceso de desarrollo nacional (Baghirathan, Rada & Taylor, 2004; Da Conceiçâo-Tavares, 1980; Prebisch, 1981).
Así mismo, basada en la perspectiva del EE, la visión del desarrollo intenta superar la comprensión del proceso productivo como una caja negra2 de entrada de factores productivos y una salida de un nivel de producto dado, bajo supuestos adecuados3. Lo cual supone una desconexión entre la distribución del ingreso y la dinámica de acumulación de capital (Furtado, 1969), en donde los patrones de distribución del ingreso son resultados pasivos de una tecnología de producción dada (Yeldan, 1995). Se trata entonces de plantear una alternativa a una concepción mecánica de la distribución del ingreso determinada por condiciones técnicas, naturales o accidentales (Bhaduri, 2007).
En este sentido, se trata de una representación que pone el énfasis el problema de la distribución del ingreso entre grupos sociales y sus efectos sobre la inversión productiva (Bhaduri, 2007; Bhaduri & Marglin, 1990), más que en el desarrollo entendido como un proceso de crecimiento del producto social como jalonado principalmente por el cambio técnico en el marco del libre funcionamiento de las fuerzas del mercado (Bhaduri, 2007), en donde los resultados esperados -neutrales- se juzgan respecto del libre funcionamiento de las fuerzas de mercado, o por negación respecto a "rigideces" o "fallas" impuestas políticamente al funcionamiento de un mecanismo natural (Shaikh, 2016).
Por el contrario, la perspectiva de la economía política en su versión clásica -Smith, Ricardo, Marx-, tiene como punto de partida la existencia de un fenómeno social denominado "excedente económico", que involucra la existencia de grupos sociales -trabajadores, capitalistas y rentistas- y, por consiguiente, de formas de reproducción y transformación socio-económicas a través de relaciones sociales antagónicas en lo económico, lo político y lo institucional -valores, creencias, representaciones- (Bortis, 1997).
Así, la existencia social del EE supone la posibilidad de aumentos continuos de la productividad a través del tiempo y; con ello, la cuestión del cambio técnico pasa a estar subsumida en la cuestión distributiva (Riskin, 1975; Shaikh, 1990). Esto es: el conflicto social distributivo por la apropiación de EE a través de diferentes mecanismos tienen mayor relevancia para explicar el ritmo de los aumentos continuos del producto social por trabajador y; por consiguiente, de las transformaciones en la estructura socioeconómica (Furtado, 1976); Somel, 2003; Mohun, 2005; Paitaridis & Tsoulfidis, 2012; Sbattella et al., 2012).
Sin embargo, ¿qué significa analizar de manera integrada la distribución del ingreso, el proceso de acumulación de capital y la tasa-patrón de crecimiento del producto social? En primer lugar, distanciarse de una versión separada entre producción y distribución con soluciones técnicas dadas, asumiendo que relaciones sociales antagónicas vinculan la distribución del ingreso con la dinámica de acumulación de capital y; con ello, el perfil de crecimiento de una economía (Danielson, 1990).
En segundo lugar, si se asume que el proceso de acumulación de capital presupone un modo de resolución del conflicto distributivo (Yeldan, 1995), se hace necesario incorporar dimensiones del conflicto social relevantes para la comprensión de formaciones sociales concretas (Danielson, 1994).
En tercer lugar, desde un punto de vista del análisis histórico4, esta alternativa teórica tiene especial importancia respecto a predicciones basadas en visiones lineales del desarrollo económico. Así, se ha prescripto como regularidad de largo plazo del proceso de desarrollo que, tomando como punto de partida una economía agraria, en donde la desigualdad en la distribución del ingreso es baja con aumentos en la formación de capital fijo -proceso de industrialización-, se experimenta una profundización de la desigual distribución del ingreso (Bernard et al., 2013). De ahí que, el proceso de crecimiento del producto social y la transformación de la estructura social implican una ampliación en la desigual distribución del ingreso. Sin embargo, esta relación tendrá un punto culminante, en cual se puede hacer compatibles disminuciones en el grado de desigualdad en la distribución del ingreso con un continuo crecimiento de las tasas de crecimiento económico (Bernard et al., 2013). En general, la conexión establecida implica la necesidad de profundizar la desigualdad en la distribución del ingreso para lograr altas tasas de crecimiento en el largo plazo.
Estas visiones adolecen de una falta de perspectiva relacional que vincule la generación, apropiación y uso del EE para explicar el proceso de desarrollo de unas áreas geográficas con el sub-desarrollo de otras que vincule los factores institucionales y políticos en el marco de relaciones antagónicas entre grupos sociales, en el Estado y en el mercado5. Perspectivas lineales que conllevan prescripciones o recetas universales para lograr el desarrollo como un estado, haciendo abstracción del proceso histórico político y económico en una estructura social específica (Furtado, 1969; Prebisch, 1981).
Sin embargo, ni desde una perspectiva analítica ni desde una empírica se puede concluir que sea necesario reducir la participación -directa vía relación salarial, o indirecta vía transferencias estatales- de los trabajadores en el ingreso nacional para lograr dinamizar el ritmo de crecimiento económico de una economía (Garegnani & Palumbo, 1997).
Más bien, para el análisis de las diversas formas en que se configura en una formación social, la estructura productiva, las normas de apropiación del EE y el perfil de inserción al sistema mundo capitalista, se hace necesario tener en cuenta el impacto que la demanda por exportaciones, el desarrollo del mercado interno -normas de producción y normas de distribución- y la inversión pública pueden tener sobre la tasa de crecimiento económico de largo plazo de un país(Sbattella, Chena, Palmieri, & Bona, 2012).
En general, esta perspectiva alternativa se contrapone a una idea de mecanismos naturales o autorregulados, que supone una racionalidad maximizadora y atomística para explicar los cambios o permanencias de una formación social. Enfatizando el análisis de las formas de generación, apropiación y composición del EE como una expresión del sistema de dominación social y de una estructura de poder social, permitiendo asociar la puja distributiva con la forma en que se potencia o se restringe el grado de desarrollo de las fuerzas productivas en una formación social específica (Furtado, 1976; Sbattella, 2012).
En el presente artículo para realizar la presentación de la perspectiva del EE en Baran, Prebisch y Furtado, se busca combinar una exposición teórica con una posible comprensión del grado de diversificación productiva a través de la noción de fases de transformación productiva.
De modo que, en un primer momento, se realiza una exposición analítica de la propuesta teórico conceptual del EE de Baran, Prebisch y Furtado.
En particular, Baran busca desarrollar la perspectiva marxista del EE en el marco del capitalismo monopólico, explicando tanto el surgimiento de la gran empresa como el rol del Estado en una economía capitalista desarrollada -EE. UU.- (Baran & Sweezy, 1976). Sin embargo, también propone un abordaje histórico de las formaciones sociales a partir de la relación entre usos del EE, desarrollo de fuerzas productivas y grado de desarrollo socio económico (Baran, 1958), lo cual está en línea con la propuesta analítica planteada en la presente investigación.
Por otra parte, los trabajos teóricos y empíricos basados en la perspectiva del EE en los últimos 20 años tienen en cuenta las discusiones teóricas y empíricas derivadas de los planeamientos de Baran6. Por tanto, resulta relevante para analizar la relación entre una desigual distribución del ingreso y la dinámica de acumulación de capital en una economía dependiente.
En segundo lugar, se aplica un método expositivo basado en la idea de fases de transformación productiva, a través de los cuales se busca mostrar la forma cómo el conflicto distributivo por la apropiación del EE, en la estructura social heterogénea y los usos del EE tienen efectos sobre el proceso de acumulación de capital y; con ello, en el grado de diversificación productiva.
En particular, en esta exposición mediante fases de transformación productiva, se resalta el efecto que tiene el modo de inserción comercial sobre los usos del excedente y con ello sobre el patrón de desarrollo como característica relevante del modo de desarrollo dependiente. Por último, se presentan unas conclusiones.
Marco analítico
La perspectiva del EE puede ser útil para la comprensión del proceso de desarrollo en diferentes formaciones sociales, a partir del siguiente vínculo analítico: el patrón y la tasa de crecimiento económico están determinados tanto por la magnitud como por el uso del excedente, que a su vez están explicados por los resultados del conflicto distributivo (Danielson, 1994; Serrano & Medeiros, 2001).
En este sentido, no se trata solamente de la tasa de crecimiento observada del producto social sino también del análisis de los cambios socioeconómicos que implica y que pueden ser caracterizados a partir de cambios en la estructura productiva, en el perfil de la demanda y de la ocupación, en el nivel y composición del excedente en forma de ingresos, en la fuente sectorial de los aumentos de productividad y en la composición del sector externo, entre otros (Vera, 2013). Estos procesos, a su vez, interactúan con un conjunto de políticas deliberadas, regímenes políticos y otras instituciones sociales, que en general puede servir de insumo para el análisis histórico-estructural (Prebisch, 1981; Serrano & Medeiros, 2001).
En consecuencia, aquí se plantea la siguiente hipótesis teórica: un proceso sostenido de acumulación de capital en el largo plazo requiere un modo de regulación del conflicto social distributivo que promueva el uso productivo del EE y que tienda hacia la formación de la demanda interna bajo la forma de relación salarial7. Esto conlleva a un proceso de cambio estructural que se expresa en un aumento de la productividad del sector manufacturero e industrial, cambios en la composición del producto social -estructura productiva- y; por ende, en la composición del sector externo -exportaciones-importaciones-. Es de resaltar que, al incorporar dimensiones asociados al patrón del desarrollo, se plantea el rol de impulso y de restricción a la diversificación productiva del modo de inserción a la economía mundial de las economías del capitalismo subdesarrollado.
Bajo esta mirada general, en lo que sigue se realiza la presentación teórica de la perspectiva del EE en Baran, Prebisch y Furtado. Asimismo, se utiliza la noción de fases de transformación productiva como una aproximación para evaluar el grado de diversificación productiva en una formación socioeconómica.
La perspectiva del excedente económico y su proyección en el estructuralismo latinoamericano
En el marco de la economía política clásica, dada la tasa de crecimiento de la población, el salario de subsistencia, se tiene que la definición de la magnitud del EE está dada por el remante entre el producto creado y los costos de reposición del capital y el costo de la fuerza de trabajo (Eltis, 2000). De igual manera, los usos del EE pueden ser el consumo no esencial y la inversión productiva (Rubio & Castaño, 2020).
Existe un contexto institucional que vincula la determinación de la magnitud del EE -conflicto distributivo primario-, la apropiación y los usos del EE -conflicto distributivo secundario- con el crecimiento del producto social, que tiene variantes explicativas en cada uno de los autores de la teoría clásica del excedente -Smith, Ricardo y Marx, principalmente-
Por ende, en la perspectiva clásica del EE existen proposiciones generales de su comprensión del sistema económico, que se hacen necesario resaltar. En primer lugar, los propietarios son quienes toman las decisiones de inversión, bajo una "economia competitiva". Dado esto, existen sectores, llamados productivos, que generan un excedente sobre los costos, el cual se puede invertir continuamente a través del tiempo y con esto, el crecimiento de la economía en el largo plazo depende de la continua re-inversión -"suficiente"- de una proporción del EE (Rubio & Castaño, 2020).
Un resultado parcial de la perspectiva clásica es que si aumenta a un ritmo mayor la absorción del EE por parte de las actividades improductivas respecto a la inversión productiva, se espera un baja en el ritmo de crecimiento del producto social en el largo plazo (Mohun, 2005; Paitari-dis & Tsoulfidis, 2012; Shaikh & Tonak, 1994).
Para la presentación de la perspectiva de Baran, Prebisch y Furtado, se asumen como dadas las técnicas productivas8. Si bien, se asume que existen interacciones entre la estructura de mercado, el cambio tecnológico y la estructura social configurando el patrón de desarrollo, aquí se delimita el análisis a la interacción entre conflicto distributivo, proceso de acumulación de capital, incorporando la idea de la tasa- patrón9de desarrollo económico o crecimiento del producto social.
La perspectiva del excedente económico de Paul Baran
En la propuesta teórica de Paul Baran hay tres definiciones del EE: real o efectivo, potencial y planificado. Aquí, por fines expositivos, se presentan en primer lugar las variantes conceptuales de EE más generales para r, luego definir las tres acepciones particulares del EE.
Baran y Sweezy utilizan una definición general del excedente como "la diferencia entre lo que una sociedad produce y los costos -asociados- de esta producción" (Baran & Sweezy, 1976). Por otra parte, desde una perspectiva histórica, Baran define el excedente económico como "la porción del producto agregado no absorbida por el consumo de los productores directos de la sociedad y por la reposición ordinaria de sus medios de producción" (Baran P. A., 1958). Los costos de reposición de la producción de una sociedad, en la primera definición, se hacen explícitos en la segunda definición como consumo directo de los productores y costos de reposición de los medios de producción.
Por otra parte, Baran realiza su análisis en el marco del capitalismo monopólico, donde tiene un rol central la distinción entre EE real -o efectivo- y EE potencial, dado que en la magnitud del excedente puede distinguirse aquella parte que se ha convertido en real o efectivo, de la parte considerada como potencial, distinguiendo "los usos específicos a que ambas porciones se dirigen [que] están determinados y a su vez determinan el grado de desarrollo económico de las fuerza productivas, la correspondiente estructura de relaciones socio-económicas, y el sistema de apropiación del excedente económico que esas relaciones implican" (Baran P. A., 1958).
Por consiguiente, en la distinción entre EE real y EE potencial se puede distinguir la relación entre usos del excedente y patrón de desarrollo, caracterizado este por el tipo de relaciones sociales, el grado de desarrollo de las fuerzas productivas y las formas de apropiación del EE. Desde la perspectiva de Baran, estos criterios sirven para caracterizar una formación social. Por ejemplo, en el contexto de la "civilización antigua", el avance técnico y, junto a ello, el aumento continuo de productividad en una formación social tiene como limitación social el uso del excedente en obras públicas, en obras de culto religioso y en consumo no esencial de un pequeño grupo social que concentra el EE. Esto se explica, por el marco institucional basado en relaciones sociales esclavistas10 (Baran P. A., 1958).
Sin embargo, ¿en qué consiste tal relación entre excedente económico real y excedente potencial? En primer lugar, el EE real -o efectivo- se define como la diferencia entre la producción social y el consumo efectivo corriente. Así, se identifica con la parte efectivamente acumulada, dado que no incluye ni el consumo capitalista, ni los gastos gubernamentales en administración pública, etcétera (Baran P. A., 1958). Este excedente económico real se asume como existente para toda época y en toda formación socioeconómica. En la discusión teórica, esta noción de EE ha sido identificada con la tradicional noción de ahorro y; en consecuencia, puesta en duda su utilidad específica para en análisis del proceso de desarrollo (Lippit, 1985).
Por otra parte, el EE potencial se define como "la diferencia entre la producción que podría obtenerse en un ambiente técnico y natural dado con la ayuda de los recursos productivos utilizables, y lo que pudiera considerarse como consumo esencial" (Baran P., 1968).
Esta forma de excedente, en su realización y aproximación empírica, supone la posibilidad de una reorganización tanto de la producción como de distribución del producto social. Asimismo, para la estimación de este EE se asume que se pueden definir claramente "el ambiente técnico" y "los recursos productivos utilizables". En sus usos, este excedente potencial se materializa en el consumo excesivo de la sociedad -no esencial-, en los trabajadores no productivos, como también en el producto perdido a causa de "la organización dispendiosa e irracional del aparato productivo existente" y, en el producto no materializada dada la existencia de desempleo (Baran, 1968).
Por último, la definición de excedente potencial es la más discutida por los trabajos teóricos y empíricos realizados bajo este enfoque (Santarcángelo & Borroni, 2012). Dado que su definición supone una lógica metodológica en el planteamiento del excedente económico que compara la sociedad existente con una "sociedad ordenada en forma más racional" (Baran, 1968). Así, en Baran hay una perspectiva normativa en la distinción entre excedente real o efectivo y excedente potencial, visión que es expresada entre lo que la sociedad es y lo que podría llegar a ser (Barclay & Stengel, 1975; Santarcángelo & Borroni, 2012).
En esta perspectiva, el conflicto distributivo contenido en la apropiación y usos del excedente se puede diluir al definir al uso del excedente como un ingreso discrecional disponible para que la sociedad como un todo cumpla sus metas y, no como una interacción conflictiva entre clases o grupos sociales (Danielson, 1994).
Así, esta lógica analítica es limitada para la comprensión de la relación entre conflicto distributivo y patrón de desarrollo en economías existentes, dado que implica la comparación de una situación dada con una situación ideal (Lippit, 1985). Sin perjuicio de ello, la comparación entre la magnitud del excedente potencial y la magnitud del excedente económico real o efectivo, tiene potencia analítica si puede evidenciar los virtuales usos productivos y poner de relieve en la utilización del excedente el sustento de la estructura de poder social (Sbattella et al., 2012).
Por último, Baran plantea el EE planificado, como la diferencia entre el producto considerado como "óptimo" respecto al volumen "óptimo" de consumo. Tal producto óptimo supone unas condiciones técnicas y naturales dadas, como también una utilización planeada "óptima" de los recursos productivos, que están en disposición en un momento dado. Los niveles óptimos de la producción, consumo, ahorro e inversión estarán dados por un plan racional definido socialmente (Baran,1968). Sin embargo, su aplicación al análisis del patrón de desarrollo es limitada dado que supone una economía centralizada, cuyo caso no puede ser tomado como referencia para realizar generalizaciones teóricas, ni para el análisis del patrón del desarrollo de experiencias históricas en formaciones sociales capitalistas concretas (Santarcángelo & Borroni, 2012).
La perspectiva del Estructuralismo Latinoamericano del EE: Prebisch y Furtado
En la perspectiva del EE, se incorpora las nociones de generación y norma de distribución del EE y reproducción social como elementos centrales para la comprensión de una formación social (Rubio & Castaño, 2020).
En este acápite, al abordar la interacción entre conflicto distributivo, proceso de acumulación de capital y patrón de desarrollo, se hace uso de algunas variantes de dichas nociones de las miradas clásicas y marxista como son: régimen de acumulación, normas distributivas, modos de reproducción y desarrollo.
Prebisch destaca que, en el proceso de desarrollo de economías periféricas, el progreso técnico y los aumentos de productividad, tienen un carácter exógeno (Prebisch, 1981). Esto es, la absorción de formas de organización capitalista, de maquinaria y equipo, y de diferentes formas de capital (Pinto A. , 1973a) se asocia estructuralmente en las relaciones comerciales con los centros capitalistas (García-Isaza, 2006).
Así en Prebisch, la conexión comercial de la periferia con los centros capitalistas genera un impulso dependiente del desarrollo del capitalismo periférico, en cuyo interior se promueve la absorción de técnicas con aumentos de productividad. Sin embargo, en un contexto de estructura social, ocupacional y distributiva heterogénea con diferentes estratos sociales, los aumentos de productividad son apropiados en forma de ingresos por los estratos sociales superiores, así en este marco el EE se define como "la parte del fruto de la creciente productividad que no se transfiere -a la fuerza de trabajo con poder social- constituye el excedente (...)" (Prebisch, 1981, pág. 40).
La conexión comercial con los efectos en aumentos de productividad y de ingresos hace posibles mutaciones en la estructura social, reflejándose en una estructura de poder en donde los estratos superiores apropian y usan el EE perfilando con esto la dinámica de acumulación de capital y el grado de diversificación productiva (Prebisch, 1981).
Por su parte, para Celso Furtado, desde un punto de vista analítico, la idea de EE tiene un grado de generalidad que le permite abordar la realidad histórica del proceso de desarrollo latinoamericano. Así la productividad y el perfil de la distribución del ingreso -grado de desigualdad social- determinan en una formación social dada la magnitud del EE, cuya apropiación y uso expresan el sistema de poder y de dominación existente.
En el marco analítico propuesto por Furtado para comprender la dinámica de crecimiento del producto social se hace necesario caracterizar los diferentes antagonismos entre grupos sociales tanto por la determinación del nivel de subsistencia de los hogares de los trabajadores manuales no calificados como por la apropiación y uso del EE (Furtado, 1976). Así el EE se define como la diferencia entre la producción real11 y el Costo de Reproducción Social -CRS- de la población como un todo.
En suma, es de resaltar que en el caso de la reflexión sobre el proceso de diversificación de la estructura productiva periférica tienen un rol especial tanto el impulso comercial externo a los modos de acumulación de capital -comercial, industrial, usurario, etcétera- (García-Isaza, 2006, Prebisch, 198), como la estructura de clases sociales que apropian EE en forma de ingresos y los canalizan hacia usos específicos.
Por tanto, para analizar el proceso de acumulación de capital en economías del capitalismo periférico, se hace necesario establecer:
La interacción entre los modos de inserción de la periferia capitalista con las formas predominantes en el régimen de acumulación y los patrones de desarrollo.
La explicación del conflicto social distributivo; esto es, antagonismos de tipo político internos y externos a la economía del capitalismo periférico, que conllevan mecanismos de apropiación-concentración y usos del EE en forma de ingreso.
Las dos últimas relaciones analíticas pueden ser expresadas esquemáticamente a través de fases de transformación productiva, que hacen referencia al "proceso estructural de transformación de los países de la periferia a la moderna economía capitalista" (García-Isaza, 2006), las cuales pueden ser útiles para explicar el grado de diversificación productiva de una formación socioeconómica.
Esquema de las fases de transformación productiva12
Para la exposición de las fases de transformación productiva de la periferia capitalista, la lógica expositiva es establecer una situación inicial -teórica- que caracteriza el punto de partida de los cambios operados en los conflictos distributivos por la apropiación del EE, que conllevan la configuración de formas de acumulación y que implican tanto modos de reproducción de la fuerza de trabajo como la continua configuración de un patrón de desarrollo.
Condiciones Iniciales13
Dado un nivel de productividad bajo, el aumento continuo del EE es limitado y por ende, no se puede hacer referencia a un proceso de acumulación de capital en strictu sensu. Es el caso de un sistema social que no puede generar un aumento considerable del EE de manera endógena, una situación en donde la principal restricción para el aumento de la productividad es el bajo nivel tecnológico (Riskin, 1975).
Suponemos que el único costo de reposición está asociado a la fuerza de trabajo, lo cual es coherente con un nivel técnico precario, de modo que, el producto social crece acorde a una capacidad productiva que se reproduce de manera simple entre periodos, lo cual se explica por un nivel de EE bajo.
Con bajo nivel de productividad, el nivel de excedente entre períodos se asocia con la capacidad de los grupos sociales dominantes para imponer formas de extracción forzadas de excedentes a los trabajadores directos (García-Isaza, 2006), en espacios aislados y desarticulados de producción.
Así, para explicar el consumo no esencial acorde con un EE exiguo, se supone una situación de concentración del ingreso y, por consiguiente, una distribución desigual del mismo. En Furtado, el bajo nivel del excedente creado se utiliza en la forma de demanda de bienes no agrícolas y de servicios; es decir, formas de consumo ligados al status social -no esencial- (Furtado, 1968).
Se caracteriza esta formación social por mercados internos localmente restringidos, donde no existe un mercado integrado y tampoco un espacio nacional del proceso de acumulación de capital. Se trata de relaciones mercantiles simples, en donde la producción y el intercambio están orientados hacia el consumo directo (García-Isaza, 2006). En este sentido, desde la perspectiva de Smith y de Marx, se trata de una formación social en donde no se ha profundizado la división social del trabajo (Marx & Engels, 1973).
En síntesis, las condiciones iniciales se caracterizan por el predominio de estructuras de producción tradicionales, bajo lógicas de exacción patrimonial del EE realizadas directamente en cada proceso de trabajo (Marx, 1967). Por esto, no existe una norma homogénea de distribución del excedente, dado que depende de normas de distribuciones locales y específicas.
Por ahora, hasta aquí se ha comenzado señalando las características de un sistema social de baja productividad en referencia al proceso de acumulación de capital, conflicto social distributivo y formas de reproducción social. Ahora, es necesario establecer el hecho estilizado del proceso de desarrollo de la economía subdesarrollada: la interacción entre la inserción a la economía mundial y el proceso de diversificación productiva (Danielson, 1994), para posteriormente señalar las condiciones restrictivas para una continua transformación productiva.
Etapa de conexión comercial
Un aspecto principal del proceso de transformación estructural, con una incipiente acumulación industrial del capital en la economía periférica, es el impulso dado por la conexión comercial con los centros capitalistas (Furtado, 1977; García-Isaza, 1998; 2006; Prebisch, 1981).
La lógica analítica es: dado un aumento de las exportaciones en el sector primario, con la ampliación de la demanda de los centros capitalistas por bienes básicos, se permite un aumento del eslabonamiento de la demanda sectorial desde el sector que aumentó su exportación hacia otros sectores de la economía, implicando aumentos de los ingresos globales. Este encadenamiento del sector exportador con los circuitos de producción y de circulación domésticos posibilita que la dinámica del mercado capitalista se transfiera al mercado interno en formación (García-Isaza, 2006). Esto por los efectos que el aumento interno de ingresos tiene sobre la composición de la demanda global doméstica, dado que al diversificarse la demanda puede implicar la diversificación de la producción nacional (Furtado, 1968).
En general, se trata de un predominio del crecimiento basado en la esfera mercantil, caracterizado por la valorización tanto de productos de la economía tradicional como de recursos naturales. Desde un punto de vista teórico, se trata de una extensión del mercado externo que, al impulsar aumentos de la productividad sectorial nacional, hace posible intensificar la división del trabajo, logrando "efectos de eslabonamiento mercantil" entre sectores (García-Isaza, 2006). Adviértase aquí, una dirección diferente de la relación entre división del trabajo, productividad y extensión del mercado establecida por Adam Smith.
Desde el punto de vista de los centros capitalistas, la periferia capitalista se articula a su proceso de valorización del capital industrial, como fuente de aprovisionamiento de productos primarios (García-Isaza, 1998; Wallerstein, 1998). Desde el punto de vista de la periferia capitalista, la lógica de acumulación doméstica es mercantil-monetaria y su impulso está dado por en la demanda internacional por productos básicos desde los mercados capitalistas y, así, "la internacionalización de la producción tradicional es el principal mecanismo -interno a la economía periférica- importante de valorización" (García-Isaza, 2006).
Esta forma de inserción comercial al sistema mundo capitalista permite un incipiente proceso de acumulación de capital comercial (Prebisch, 1981). La forma de acumulación mercantil supone una extensión de las relaciones de intercambio al interior de la economía periférica; sin embargo, en esta etapa no se ha realizado un proceso completo de homogeneización de las relaciones sociales, dado que coexisten diferentes formas de producción y distribución del ingreso (García-Isaza, 1998). La reproducción social del capital está asociado a mercancías del sector artesanal-domestico (Pinto A. , 1973a).
Se trata de la transición de un sistema producción orientado al consumo directo a un sistema de producción mediado parcialmente por el intercambio, que está intensificando y densificando los intercambios al nivel nacional para distintos grupos sociales y sectores económicos.
El vínculo entre el proceso de acumulación de capital y el conflicto distributivo en el contexto de la conexión mercantil con inicio de diversificación productiva se caracteriza por la capacidad de apropiación de los aumentos de productividad -inducidos externamente- por parte de los propietarios que controlan el sector agrícola o minero y por los comerciantes e intermediarios presentes en los circuitos mercantiles y monetarios (García-Isaza, 2006; Pinto A. , 1973b) y las diferentes clases de trabajadores -rurales, artesanos e trabajadores de manufacturas-.
En esta fase, para Prebisch, el proceso de diversificación productiva se ha activado y; sin embargo, inicia en dependencia de la conexión comercial con los centros capitalistas del sistema mundo, así el proceso de acumulación queda supeditado tanto a la demanda internacional como al uso doméstico del excedente por parte de los sectores que tienen capacidad para apropiarlo (Prebisch, 1981). Se combinan restricciones internas y externas al proceso de diversificación productiva (Da Conceiçâo-Tavares, 1980). Por una parte, los impulsos externos condicionan el crecimiento de la economía doméstica, quedando sujeta a los ciclos de los términos de intercambio. El desarrollo dependiente de la economía doméstica respecto a los ciclos de acumulación industrial de los centros capitalistas (Furtado, 1976)14. Por otra parte, el aumento de la productividad queda concentrado en la mano de los propietarios agrícolas e intermediarios que definen el uso dado a los excedentes generados (Furtado, 1977).
En suma, la captación del EE en forma de ingresos por parte de los propietarios que controlan la producción agrícola o minera, el comercio o la intermediación y su uso en un patrón de gasto dado afecta el proceso de acumulación de capital y; por consiguiente, el proceso de trasformación productiva - composición sectorial del PIB, absorción de la fuerza de trabajo y patrón de inserción internacional-.
Etapa inicial de industrialización
Con la especialización productiva de la economía periférica, la diversificación de la estructura económica ha recibido un impulso desde los centros capitalistas. Este proceso ha implicado la constitución de un escenario nacional de intercambio, la densificación de las relaciones de intercambio y una incipiente demanda interna.
Asimismo, connota una dinámica contradictoria entre el modo de inserción a la economía mundo capitalista basado en precios de productos básicos -altamente volátiles- y la transformación de la estructura productiva, lo cual constituye una restricción al crecimiento estable en el largo plazo (Ocampo & Bértola, 2010).
Sin embargo, en esta fase se experimenta un cambio en las articulaciones económicas que sub-yacen a la formación social periférica. Con la inserción externa mediante un sector primario (producción agrícola o minera), este comienza a interactuar15 con el proceso de inversión manufacturera y, con eso, el proceso de absorción de fuerza de trabajo del sector industrial (Pinto A, 1973a; Furtado, 1977; Prebisch, 1981; García Isaza, 2006).
En este momento, la economía periférica se caracteriza por estar en "transición mercantil e industrial", en donde coexisten tres sectores (García-Isaza, 2006), a saber:
El sector mercantil que se compone de agricultura campesina y, doméstico-artesanal. Son formas de producción y reproducción precarias.
El sector en transición industrial. Compuesto por agricultura moderna, industria manufacturera, servicios productivos y mercantiles modernos.
El sector de agricultura liviana, en donde están la agricultura y la minería.
La característica marcada de esta fase es la coexistencia e interacción entre el modo de acumulación especulativo-mercantil y, un modo de valorización basado en los procesos de producción industrial. Se presentan diversas formas de organización del trabajo, de deducción y distribución del EE y; de procesos de valorización del excedente; esto es diferentes regímenes de acumulación. Por ejemplo; el sector mercantil; en donde está la agricultura campesina y las actividades artesanales; pueden reproducirse por fuera de los mecanismos de mercado. Mientras; el sector industrial y la agricultura liviana pueden generar formas de apropiación y distribución del excedente más cercano a los mecanismos de mercado (García-Isaza; 2006).
Empero, el proceso de transformación productiva en este momento tiende hacia la modernización en un escenario de predominio de los sectores comercial y agrícola. Por un lado, el proceso de acumulación de capital domestico de la economía periférica está en función de la tensión entre la demanda internacional por la producción de productos básicos16 y, la constitución de una fuente de demanda interna, esto es, absorción de fuerza de trabajo por el sector industrial.
Por otra parte, para Da Conceiçâo-Tavares el proceso de acumulación industrial de capital implica un continuo crecimiento conflictivo de las escalas de producción, de la oferta de bienes finales que se puedan corresponder con el proceso de absorción de fuerza de trabajo -demanda interna- y de la demanda de bienes intermedios -capacidad de importar-17 (Da Conceiçâo-Tavares, 1980).
Esquemáticamente, la ampliación del sector externo posibilita la densificación de demandas sectoriales, la ampliación del consumo interno, el gasto público y la generación de capacidad de importar por aumento de exportaciones (García-Isaza, 2006). Esto implica una extensión del sistema productivo y mercantil, en donde incorporando mecanismos de mercado a las formas tradicionales, estás últimas van perdiendo importancia en la formación social del capitalismo periférico (Pinto A. , 1973a). Sin embargo, el impulso externo también genera una dependencia de la valoración de las exportaciones tradicionales en el mercado mundial, al mismo tiempo que sectores -asociados a la producción agrícola, la extracción minera e intermediarios- demandan bienes de producción industrial venidos de los centros industriales desarrollados (Furtado, 1976).
En esta fase se asume que el modo de distribución del EE ha implicado tanto la formación del mercado doméstico, es decir, la continua constitución -aunque todavía incipiente- de la relación salarial y, por otra parte, la tensión -o convergencia de intereses- en la distribución del EE entre propietarios de la explotación de productos básicos y el capitalista industrial (Furtado, 1977). De modo que, se trata de una combinación de la valorización interna de los procesos de producción industrial y agrícola.
Es de resaltar en este punto que, en la experiencia de las economías periféricas, dado el impulso externo a la economía periférica, los efectos en la transformación productiva de la misma dependen de la especificidad de las formas de distribución del EE en forma de ingreso del sector exportador -minero o agrícola-18. Más que una absorción de progreso técnico, con irradiación de aumentos de productividad a otros sectores, este aumento del EE puede estar vinculado con una explotación intensiva de recursos naturales (Pinto A. , 1973a). Por tanto, la forma en que el sector exportador apropia los aumentos de EE tiene efectos sobre la configuración del perfil distributivo -perfil de la demanda- y, en consecuencia, el patrón de desarrollo (Furtado, 1968).
En síntesis, la orientación de las inversiones -uso del excedente- pasa a estar condicionada por el perfil de la demanda interno -perfil distributivo- y conforme a factores institucionales, como el grado de concentración del EE en forma de ingreso y "el sistema de valores de la colectividad"19 (Furtado, 1968; Prebisch, 1981).
El esquema de análisis, en esta fase de desarrollo de las economías periféricas, incorpora una regularidad histórica: ante impulsos externos se experimentó un modelo de crecimiento con esfuerzos internos, iniciando inversiones en el sector de la industria manufacturera (Da Con-ceiçâo-Tavares, 1980) que hizo que "el dinamismo de la economía pasa a depender de la incorporación de equipos, técnicas, formas de organización y capital básico por parte de los agentes colectivos y particulares de producción" (Pinto A. , 1973a) y, del comportamiento de la demanda por bienes básicos de los centros industriales.
Etapa de predominio de la producción industrial
La tercera fase de transformación productiva se caracteriza por el predominio de la producción industrial en la reproducción de la formación social periférica. Esto se manifiesta en la posibilidad de la internacionalización de la producción manufacturera y en la de generar cambios en la composición tanto de la estructura productiva como del sector externo -composición exportaciones-importaciones- (Da Conceiçâo-Tavares, 1980).
La cuestión central en esta etapa es el paso a la generación y distribución del EE basado en "ganancias de productividad" endógenas al sistema productivo. Desde el punto de vista de la distribución del EE, se hace posible una profundización del mercado doméstico, implicando la formación y consolidación de la relación salarial y, por otra parte, la preeminencia de la valorización industrial de los excedentes generados (García-Isaza, 1998). El crecimiento continuo del EE se entiende como una exigencia necesaria pero no suficiente de la dinámica del sistema, dado que son los usos dados al EE en forma de ingresos y que son apropiados por los estratos superiores, lo que permite un aumento continuo en el tiempo de la productividad y de la ocupación de la fuerza de trabajo (Prebisch, 1981).
Desde la perspectiva del EE estructuralista, el proceso de diversificación productiva implica una interacción virtuosa entre usos productivos del EE -aumentos de inversión productiva-, un conflicto distributivo resuelto por la formación de una creciente masa salarial -empleo- y la constitución de un patrón de desarrollo que aumenta la productividad en sectores de mayor valor agregado -mayor productividad-, implicando cambios en la estructura ocupacional, en la composición del producto social y en el sector externo.
La densidad en el tejido industrial permite una profundización de la interacción dinámica pro-ductiva-mercantil, respecto a mejoras en la capacidad competitiva externa y, por otra parte, en relación con los encadenamientos sectoriales internos y la distribución domestica del ingreso (García-Isaza, 2006).
Finalmente, el proceso de transformación, tal como está descrito, requiere tener en cuenta las principales restricciones al proceso de diversificación productiva.
Primero, en el financiamiento del proceso de diversificación productiva. En el caso de los países del capitalismo periférico, a través de la inversión extranjera o a través de un ciclo favorable para los términos de intercambio que contribuyan a una mayor capacidad de importar técnicas avanzadas20. Para tener un crecimiento sostenido de largo plazo, junto con la política industrial -orientación del uso del EE en forma de inversión productiva- se debe superar las brechas entre necesidades de financiamiento del proceso industrial y los ingresos generados por exportaciones -capacidad de importar-. Lo cual, a su vez, implica que el grado de diversificación productiva encuentra una restricción en el comportamiento de la demanda externa por productos básicos (Prebisch, 1981).
En segundo lugar, en la relación entre el proceso de distribución del EE y proceso de democratización, dado que la capacidad de absorción de fuerza de trabajo del sistema se expresa en una mayor capacidad de representación y negociación política de la fuerza de trabajo para pugnar por un mayor compartimiento del EE. Lo cual puede implicar un aumento de la disputa social por el excedente, generando cambios en el grado de desequilibrios políticos y sociales (Daniel- son, 1994; (Furtado, 1977; Prebisch, 1981).
En tercer lugar, restricciones internas en el sentido de que las decisiones clave del sistema, respecto a los usos del EE, se concentran en un grupo social superior que detenta los medios productivos y, en definitiva, la capacidad de apropiar EE.
Perspectiva del excedente económico en el capitalismo dependiente: algunas consideraciones finales
Di Filippo señala la necesidad de la perspectiva del EE de tener en cuenta los cambios en los años noventa del siglo XX, asociados a la apertura comercial y financiera de la mayoría de los países de América Latina, para comprender la interacción entre conflicto distributivo, proceso de acumulación de capital y proceso de desarrollo (Di Filippo, 1999).
En particular, porque en el marco de las políticas de ajuste estructural se experimenta una persistencia de la heterogeneidad estructural y de la dependencia externa por la demanda de productos básicos. En el marco de la profundización de la especialización productiva, se ha experimentado un auge de los canales financieros de valorización del capital -la hegemonía financiera- como centro de las políticas fiscal y monetaria.
Como resultado, el auge de políticas de modernización liberal no ha conducido al proceso de diversificación productiva, ni tampoco al cambio en la composición del sector externo, el empleo de la fuerza de trabajo y las fuentes de productividad y valor agregado. En el marco de la perspectiva del EE, se resalta que los aumentos endógenos de productividad tienen una restricción de carácter institucional, en la medida en que la inserción externa basada en productos básicos genera unos grupos sociales -terratenientes y finanzas- que buscan a través de su poder político, social y económico apropiar y hacer uso del EE en formas improductivas cuyas decisiones clave afectan el proceso de diversificación productiva. Se trata de unas restricciones institucionales al desarrollo económico.
Conclusiones
Para el caso de las economías del capitalismo periférico, se exponen los conflictos distributivos por la apropiación del EE, que implican la configuración de formas de acumulación de capital y la configuración de un patrón de desarrollo a través de la idea de fases de transformación productiva que representa el "proceso estructural de transformación de los países de la periferia a la moderna economía capitalista" (García-Isaza, 2006).
Así, la perspectiva del EE cobra relevancia para comprender el grado de diversificación productiva como resultado de la interacción entre puja distributiva -apropiación y uso del EE- y las formas de acumulación de capital.
En el caso de la perspectiva de Baran, se tiene que hay una tensión entre la generalidad de su marco analítico y la posibilidad de aplicarlo a un caso concreto. Esto es, dada su extrema generalidad teórica no permite captar las diferencias o especificidades entre formaciones sociales (Barclay & Stengel, 1975).
Sin embargo, la diferencia entre EE potencial y EE real puede ser útil para caracterizar estructuras de poder y dominación al interior de una sociedad dada.
Por otra parte, las definiciones de EE en los trabajos de Baran están basados en la comparación entre lo que una sociedad es y lo que debería ser, lo cual dificulta la construcción de datos comparables entre países, continuos en el tiempo y, por tanto, disponibles (Danielson, 1994).
La definición del EE como ingreso disponible diluye el conflicto social distributivo entre clases sociales respecto a los usos dados al EE (Danielson, 1994), al dejar la impresión de un uso social acordado de manera armónica o mediante un mecanismo impersonal de coordinación social de las decisiones de los diferentes grupos, estratos o clases sociales.
En el caso de la propuesta de Prebisch y Furtado, se buscó señalar su propuesta analítica incorporando el elemento histórico -mediante la idea de fases de transformación productiva- en la reflexión sobre la interacción entre conflicto distributivo y acumulación de capital, utilizando la categorías de modos de reproducción de la fuerza de trabajo, normas de distribución y de patrón de desarrollo económico para dar cuenta de la idea de estructura social cuya dinámica está dada por intereses antagónicos, la cual está contenida tanto en Prebisch (1981) como en Furtado (1976).
Es de resaltar que la perspectiva del EE del estructuralismo Latinoamericano permite captar las restricciones internas -estructura de poder y dominación- y las restricciones externas -modo de inserción a los flujos financieros y comerciales internacionales- a la diversificación productiva, sintetizando su interconexión a través de la idea de usos del EE -como expresión de una estructura de poder social- y su impacto en el patrón de desarrollo -estructura productiva, distributiva, ocupacional junto con el modo de inserción externa-.
Así, la relevancia del presente artículo ha sido doble. Estableció, en primer lugar, la continuidad analítica respecto a la perspectiva clásica del EE y su adaptación al caso latinoamericano. En segundo lugar, su extensión en la fijación de lineamientos para la caracterización empírica de la relación entre una desigual distribución del ingreso y la acumulación de capital, con los efectos sobre el patrón de desarrollo para el caso de una economía del capitalismo periférico.