Segunda Sección: Estudios e Investigaciones
DOI: http://dx.doi.org/10.11600/1692715x.1522824022017
Prácticas familiares de paz: un acercamiento a las narrativas de jóvenes universitarios *
Family practices of peace: an approach in narratives of university students
Práticas familiares de paz: uma abordagem a partir de narrativas de estudantes universitários
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Jhoana Alexandra Patiño-López
Profesora Universidad de Caldas, Colombia. Profesional en Desarrollo Familiar de la Universidad de Caldas. Magíster en Educación y Desarrollo Humano del Cinde-Universidad Manizales. Profesora del Departamento de Estudios de Familia de la Universidad de Caldas. Coordinadora del GT Familias, géneros y diversidades. Investigadora Asociada Colciencias. Orcid: 0000-0002-8431-7317. índice H5: 9. Correo electrónico: Johanna.patino@ucaldas.edu.co
Artículo recibido en febrero 24 de 2017; artículo aceptado en mayo 30 de 2017 (Eds.)
Resumen (analítico):
]]> Objetivo: identificar la forma en que la familia como grupo socializador desarrolla potencialidades afectivas, comunicativas, éticas, y prácticas favorables para la construcción de paz cotidiana. Metodología: es un estudio cualitativo interpretativo, realizado mediante narrativas biográficas, analizadas en forma colaborativa con los agentes. Resultados: encontré que la construcción socio-familiar de significados en torno a la paz se asocia al contexto, a la experiencia de vida familiar y al reconocimiento de cinco prácticas familiares. Alcances: las prácticas familiares como compartir en familia, distribuir los trabajos domésticos, dialogar en familia, tomar decisiones de forma conjunta y cuidar en familia, aportan a la democratización de la vida familiar y a la construcción de paz a partir de las interacciones.Palabras clave: joven universitario, familia, educación para la paz (Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco).
Palabras clave autora: narrativas, significados, prácticas familiares, construcción de paz.
Abstract (analytical):
Objective: to identify the way in which the family as a socializing group develops affective, communicative, ethical and favorable practices for the construction of daily peace. Methodology: it is a qualitative study interpretative, realized through biographical narratives, analyzed in a collaborative way with the agents. Results: it was found that the socio-familiar construction of meanings around peace is associated with the context, the family life experience and the recognition of five family practices. Scope: family practices such as family sharing, domestic work distribution, family dialogue, joint decision-making and family care contribute to the democratization of family life and the building of peace through interactions.
Key words: young university student, family, education for peace (Social Science Unesco Thesaurus).
Key words author: narratives, meanings, family practices, peacebuilding.
Resumo (analítico):
]]> Objetivo: identificar como a família como um grupo de socialização desenvolve potencial emocionais, de comunicação, éticos e práticas favoráveis para a construção da paz todos os dias. A metodologia: é um estudo qualitativo interpretativa, conduzida por relatos biográficos analisados em colaboração com os agentes. Resultados: verificou-se que os significados de construção sócio-familiares sobre a paz está associada ao contexto, a experiência da vida familiar e o reconhecimento de cinco práticas familiares. Âmbito: práticas familiares como a partilha de família, distribuir o trabalho doméstico, o diálogo familiar, tomar decisões em conjunto e família carinhosa ajudar para a democratização da vida familiar e à construção da paz a partir das interações.Palavras-chave: faculdade jovem, família, educação para a paz (Thesaurus de Ciências Sociais da Unesco).
Palavras-chave autora: narrativas, significados, práticas familiares, construção da paz.
1. Introducción
En la investigación que da origen a este artículo, reconozco la actual transición social y política que vive el país a raíz de los procesos de acuerdos de paz con grupos guerrilleros, y de la posibilidad y la responsabilidad compartida que representa participar en tales nuevos acuerdos para construir la democracia.
Esto invita a considerar los actores, los escenarios y las condiciones que usualmente no se han tenido en cuenta de forma explícita en las comprensiones asociadas a la construcción de paz, porque ésta ha sido ligada especialmente a los ámbitos propios de la democracia liberal. En este sentido, la inquietud por el lugar y el aporte potencial de las Familias como agentes con prácticas socializadoras concretas, adquiere un especial interés y relevancia.
La intención política de la investigación fue vindicar la experiencia familiar de los individuos jóvenes universitarios como un espacio de creación cotidiana de condiciones y prácticas de paz.
]]> Con esta intención de fondo, los objetivos que tracé para la investigación fueron: a) interpretar las prácticas familiares de construcción de paz que reconocen los estudiantes del programa de desarrollo familiar en sus narrativas autobiográficas, y b) generar un proceso práctico de reconocimiento, apropiación y motivación investigativa con el grupo de estudiantes adscritos al curso de investigación cualitativa ofertado por el departamento de estudios de familia de la Universidad de Caldas, en el segundo semestre del año 2016.
2. Puntos de partida contextuales y teóricos
El lenguaje y la narración
De acuerdo con la filosofía del lenguaje, con el constructivismo cultural y con el construccionismo social, es posible concebir el lenguaje como una fuente de elementos significativos para la construcción de paz en la vida familiar.
Según los postulados de la ontología del lenguaje y del construccionismo social planteados por Echeverría (2003) y por Gergen (2007), aunque hay condicionamientos de orden biológico, histórico y social externos al sujeto, las personas nacen dotadas de la posibilidad de participar activamente en el diseño de su propia forma de ser. Esto significa que la persona no está determinada a ser de una única y permanente forma. Por el contrario, es un proyecto en construcción, mediado por la capacidad generativa del lenguaje en contextos históricos y culturales. De modo que lo que hace ser como son a los seres humanos, es el lenguaje. Según Echeverría (2003):
Ahora bien, las personas y los grupos no solo son construcción lingüística, sino también construcción social. Por ello el lenguaje va más allá de la oralidad, es todo aquello a través de lo cual el ser humano comunica y produce significados que le permiten coordinar acciones en contextos específicos; es decir, el lenguaje es toda forma de acción a partir de la cual el ser humano puede ser y hacer, estar y decidir, comunicar e interpretar (Bruner, 1989). Por tanto, el lenguaje es poder (Echeverría, 2003). Esto significa que el lenguaje no es ingenuo. Toda proposición, toda interpretación, abre y cierra posibilidades, habilita o inhibe cursos de acción, lo cual ocurre por el poder de las interpretaciones que se construyen en las narraciones.
Respecto a la narración, en un texto de 2012 sostuve que la narrativa es un tipo de construcción social permanente a partir de la cual el ser humano se construye y construye la realidad en la que vive. La narrativa es una forma de ser, de estar y de hacer en el mundo, por medio de la cual los sujetos y los grupos pueden expandir su capacidad reflexiva sobre las experiencias situadas; es decir, sobre la vida que han vivido en comunidades de sentido. Esto permite que al narrar reflexivamente los asuntos de la vida familiar, se logre desnaturalizarlos y dotarlos de nuevos sentidos y posibilidades de acción (Patiño-López, 2012).
]]> Gergen (2007) expresa que la narrativa alberga una serie de posibilidades de comprensión que no buscan:
3. Metodología
Las categorías centrales que orientaron la investigación fueron: prácticas familiares y significados de paz. La investigación se inscribió en una tradición cualitativa de reconstrucción narrativa (Creswell, 1998).
De acuerdo con Freeman, Epston y Lobovits (2001), las narraciones no se limitan a describir, sino que tienen la capacidad de configurar la vida de las personas porque son acciones que generan otras acciones; por virtud de las narraciones se llega a conocer las maneras en que los individuos jóvenes estudiantes y sus familias significan asuntos como las prácticas de paz en la vida familiar, y cómo éstas hacen parte de la constitución activa de las subjetividades e intersubjetividades que se evidencian en asuntos como la transformación de conflictos y la distribución del poder en la familia.
Como técnicas de la investigación trabajé la autobiografía y las entrevistas para obtener las narrativas que me permitieron conocer la interpretación que los estudiantes hacen de sus propias prácticas familiares para la construcción de paz. Según Maganto (2010), la autobiografía se ha considerado como forma de trabajo con las familias y con otros grupos sociales, porque en ella se expone la percepción de la realidad psicológica y social de las personas. Las autobiografías, las conversaciones en grupo y las observaciones en eventos sobre construcción de paz, suscitaron narrativas de los estudiantes que provocaron conversaciones intencionadas con integrantes de sus familias, amigos, amigas y colegas, en torno a los significados de paz y a los retos y posibilidades que actualmente enfrenta el país sobre este asunto. Llevé a cabo la investigación en las siguientes fases:
• Aproximación conceptual a los fundamentos de la investigación. Realicé tres talleres en los cuales los estudiantes leyeron y discutieron documentos sobre investigación cualitativa como marco de referencia para el desarrollo del proyecto.
• Elaboración de narrativas mediante autobiografías, observaciones y conversaciones públicas. Cada estudiante entrevistó a una persona de su familia (30 entrevistas en total) y aplicó una guía de observación en los puestos de votación del plebiscito por el acuerdo con las Farc. Realicé dos actividades públicas en la universidad, sobre la paz en la vida familiar.
• Ordenamiento de las narrativas. Los estudiantes organizaron las narrativas en subgrupos de trabajo, para identificar elementos de significado.
]]> • Preparación y exposición pública de resultados. Finalmente, los estudiantes y la profesora diseñaron una exposición fotográfica y un folleto para socializar los resultados de la investigación en la comunidad universitaria.
4. Hallazgos
Tensiones en las narrativas
El primer hallazgo se refiere a la identificación de una tensión narrativa que deja ver la existencia de distintos tipos de conocimiento y acción frente a la paz y la familia. Estos no son opuestos y contradictorios, sino hegemónicos e insurrectos, lo que quiere decir que coexisten en la experiencia familiar de la persona joven. Esta tensión la abordé según la literatura sobre la guerra en Colombia, en la que se expresan las posiciones hegemónicas y se contrastan con las narrativas de los estudiantes.
Narrativas hegemónicas sobre la guerra en Colombia
La historia colombiana contada a través de textos oficiales ha estado marcada por ciertos modos particulares de comprender los hechos económicos, culturales y políticos en los cuales se ha fundado una saga de sucesivas guerras. En el siglo XX se gestaron diferentes desencuentros entre las clases políticas, dirigentes y grupos disidentes, por el control político, económico, social y cultural de los territorios.
Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (2013), es posible clasificar los periodos de la guerra reciente en cuatro momentos: El primero, entre 1958 y 1982, marca la transición de la violencia bipartidista a la subversiva. El segundo es territorial y de crecimiento militar de las guerrillas y de los grupos paramilitares, de agudización de la crisis parcial del Estado, de irrupción del narcotráfico, de la Constitución Política de 1991 y sus posteriores efectos en los procesos de paz. Un tercer momento, entre 1996 y 2005, marca el recrudecimiento del conflicto armado entre el Estado y los grupos insurrectos. El cuarto, entre 2005 y 2011, se caracteriza por una ofensiva militar del Estado que logró debilitar a la guerrilla.
La prolongación de la Guerra ha sido posible por las condiciones materiales de desigualdad y exclusión en el proyecto político, y por el proyecto discursivo hegemónico en todas las relaciones sociales. Este proyecto empezó con el surgimiento en 1962 de la "violentología", a raíz de la publicación del libro "La violencia en Colombia", resultado de la primera investigación sobre los hechos de violencia acaecidos entre 1946 y 1958. El objetivo fue explicar las causas y las consecuencias de la guerra, como lo que expresa Bouthoul (1951) en relación con que la violencia es una condición propia de la especie humana que se desarrolla de acuerdo con el contexto. Esta primera perspectiva ha servido para relacionar de manera causal la violencia con la pobreza y el subdesarrollo.
La segunda perspectiva considera la guerra como un fenómeno social complejo que incluye aspectos económicos, demográficos, etnológicos, psicológicos y políticos, que no son aislados. Así, la guerra es una expresión de la violencia asociada a la necesidad de poder y de control. La tercera perspectiva sostiene que la guerra es un instrumento asociado a la expresión de soberanía de los Estados y que cumple funciones sociales¸ políticas y económicas, de progreso y regulación.
]]> Según Foucault (1980), estos argumentos originaron un tipo de conocimiento/poder construido por la academia y por el Estado y sus políticas, que puso como centro de sus interpretaciones la violencia como condición natural de las interacciones humanas y la guerra como destino inevitable, asociado a una idea lineal de la historia y a un enfoque progresivo y acumulativo del desarrollo. Estos argumentos sirvieron para crear una narrativa dominante sobre la violencia, que se instaló en las prácticas cotidianas. De acuerdo con Páramo (2008), la subjetividad es la concepción que tenemos sobre nosotros como personas. Estos sentidos no surgen de la individualidad, pues la identidad y la subjetividad se construyen socialmente a partir de elementos culturales como el lenguaje, las disciplinas científicas y los discursos ideológicos (Alvarado, Ospina, Quintero, Luna, Ospina & Patiño-López, 2012).Según Bruner (2004), no hay una subjetividad independiente de la existencia histórica cultural que se comparte con otros. Sobre esto, Gergen (2007) plantea que la persona y sus múltiples identidades y subjetividades se construyen y se controlan en las interacciones mediadas por el lenguaje, y cobran sentido en una cultura específica. Al respecto, Foucault (1980) considera que la forma como se nombra el mundo instala verdades que producen cuerpos y mentes dóciles para participar en la proliferación de conocimientos "globales", derivados de las acciones eruditas sobre la realidad producida por las ciencias, los medios de comunicación y las religiones, para asignar modos de ser, hacer, estar y decidir.
Para White (1987), el discurso es un aparato para la producción de significado (p. 60), pero también de poder, pues el discurso que narra acontecimientos es acción que construye realidades que pueden revelar y ocultar aspectos de éstas. Al respecto, Fairclough (2008) encuentra que en lo narrado se asumen posiciones que aceptan o critican determinadas relaciones mediante la producción del discurso. Esta idea se refleja en varios relatos de los jóvenes participantes de la investigación:
"Mi abuelo me cuenta mucho sobre la violencia de los 50, a él le tocó salir volado de su finca y hoy en día él dice que todo sigue igual, y yo creo que sí es así" (ab.5).
En un contexto de guerra, la violencia se internaliza como parte natural de la vida, se acepta, se normaliza y se recrea en narrativas que justifican su existencia y la perpetúan mediante los juegos de los niños, a través de los medios de comunicación, de la vida laboral, de las pautas de la vida familiar y de la pareja, las creencias y los rituales:
Las consecuencias de la naturalización se expresan en las comprensiones sobre la vida colectiva, como muestran los relatos de algunos jóvenes:
Conocimientos insurrectos y narrativas de jóvenes universitarios frente a la construcción de paz en la familia
Las personas jóvenes tienen conocimientos expresados en narrativas alternativas frente a la paz y al lugar de las familias en su construcción. Este hallazgo fue posible comprenderlo a la luz de los planteamientos del construccionismo social, en donde se asume que el conocimiento y lo social no tienen características estables; son productos temporales, parciales y situados. En las interacciones humanas hay regularidades y hay emergencias. Según FriedSchnitman (2015), las posibilidades emergentes son estructuras de comprensión humana imaginativas, que influyen en la construcción de las significaciones.
Estas posibilidades se originan en los diálogos de comunidades discursivas:
White y Epston (1993) piensan que en la narrativa se pueden resignificar las experiencias al tejer la memoria del pasado y la proyección del futuro, ya que "con cada nueva versión contada, las personas reescriben sus vidas" (p. 30). Así mismo lo interpreta Patiño-López (2017), al manifestar que las narrativas son formas de creación de la vida familiar con elementos y hechos que antes no habían sido considerados por ellos mismos y, por tanto, movilizan la reinterpretación de significados y la modificación de prácticas que originan nuevas configuraciones de sentido:
El segundo hallazgo alude a la relación entre el significado que los jóvenes y las jóvenes han construido de paz y sus contextos de procedencia y socialización. La interpretación del significado se realiza en interacciones con otros y con el contexto social y cultural. Las interacciones permiten construir y coordinar acciones mediante el lenguaje, aunque varían con el tiempo de las relaciones. Las interacciones inciden en los aprendizajes que permiten el desempeño social de las personas y la construcción de su subjetividad.
Según Muñoz (2008), la paz puede ser entendida como un símbolo de interpretación y acción, donde se involucran emociones y conocimientos. Sus raíces podrían hallarse en aspectos de carácter sicogenético, sociogenético, filogenético y ontogénico. En el proceso de interpretación, destaco que en las narrativas y en las entrevistas coexisten distintos significados de paz relacionados y construidos a partir de las dimensiones cognitivas, afectivas, comunicativas y éticas, y desde las experiencias particulares de socialización, procedencia, género y generación:
"La paz es cuidar, es aprender a querer, es dar" (cp.1).
"La paz es una posibilidad que tenemos, es estar mejor con uno y con los demás siguiendo las normas" (cp.2).
Destaco significados que señalan la paz como una condición que se experimenta interna y externamente, y que depende de las circunstancias que el medio social ofrece. Estos individuos jóvenes asocian la construcción de paz con las formas de acción que permiten garantizar los derechos por parte del Estado. Puedo señalar que para estas personas jóvenes, la paz implica ausencia de conflictos bélicos y de grupos armados.
Para los estudiantes procedentes de sectores urbanos, el significado de paz está vinculado a la construcción social de formas de relaciones mediadas por el diálogo y por el respeto a las diferencias de pensamiento y acción. Sostienen que estos significados se construyen en las interacciones cotidianas en la familia, en el barrio, en la escuela, en el grupo de pares y en los medios de comunicación. En estas interpretaciones, es posible identificar que para estos individuos jóvenes la construcción de paz implica reflexión, autonomía, capacidad de elegir formas de vida y de relacionarse de manera horizontal para crear acuerdos y cambios.
]]> Destaco los elementos que resaltan el significado de paz:En primer lugar, para todos los jóvenes y las jóvenes participantes, la paz significa formas alternativas de transformación de conflictos en todas las dimensiones y relaciones. Estas formas alternativas se caracterizan por el uso de la palabra, el argumento, el afecto y el reconocimiento, como mediadores de las diferencias y potenciadores de capacidades.
En segundo lugar, aparece la justicia y la equidad social como elementos centrales de la construcción de condiciones que permitan a todas las personas ejercer sus derechos. Este aspecto permite ver que, para estas personas jóvenes, el significado de paz está asociado a la abolición de toda forma de violencia -especialmente las violencias simbólicas y estructurales como la exclusión, la pobreza y la discriminación-, pues consideran que de ellas se derivan las violencias físicas.
En tercer lugar, el significado de paz alude al cuidado de las nuevas generaciones y al aseguramiento de los derechos, y aparece como aspecto relevante en el significado de la paz entendida como una posibilidad ligada a la capacidad imaginativa, a su indeterminación y a la construcción permanente como proyecto de ser. Según los jóvenes y las jóvenes, la paz es un proyecto de existencia conjunta que se va forjando en un momento histórico, según lo que se valore como significativo y deseado. En ese sentido, significan paz como acción consciente, creadora, social y transformadora.
Esta interpretación es sugerente porque permite contrastar los significados de paz que los individuos jóvenes expresan, con lo que Muñoz (2008) considera categorialmente como paz imperfecta, que rompe con las concepciones anteriores en las que la paz aparece como algo perfecto, infalible, utópico, terminado, lejano y solo alcanzable en el otro mundo, en la gloria, en los cielos, en el no-tiempo de dios. Este contraste ayuda a reconocer las prácticas pacíficas donde ocurran y a planificar de forma alternativa los futuros conflictivos y siempre incompletos.
En esta forma, la paz es acción social construida, constitutiva y compleja, y da cuenta de la condición humana.
"La paz es un estilo de vida que incluye a uno mismo y todas las personas y lugares en los que uno vive" (cp.2).
El tercer hallazgo, y uno de los más interesantes de esta investigación, se refiere al reconocimiento que hacen los sujetos jóvenes de las potencias familiares que permiten actuar en el ámbito de las interacciones cotidianas a favor de la construcción de condiciones de paz:
Potencia narrativa. Se refiere a la capacidad de las familias de crearse mediante las narraciones de sí mismas. Esta potencia teje tres asuntos: la historia del contexto del cual heredan y aprenden sentidos y prácticas, normas y costumbres; la historia del grupo, que transcurre en las interacciones según sus necesidades y capacidades y a partir de la cual crean su micro cultura. En estos asuntos, las familias crean su identidad grupal, su historia familiar, y se vinculan a una comunidad de sentido más amplia; las biografías de cada uno de sus integrantes en las que se identifica la experiencia de la familia, y la de sus integrantes. Esta potencia aparece de forma recurrente en varios relatos:
"Escribir sobre la vida propia es muy complicado, pero vale la pena porque uno termina viendo cosas que no había visto y al final eso ayuda no solo a valorar, sino a actuar de otra forma; también me gustó escribir de mi familia porque luego me di cuenta, cuando les preguntaba cosas a ellos, que aunque somos de la misma familia cada uno la ve diferente, la siente distinto" (ab.8).
La comunicación familiar es un proceso mediador de la vida de la familia para construirse a sí misma. La comunicación familiar alude al proceso interactivo, simbólico, transaccional y permanente, en un contexto histórico, en el que el grupo construye significados para orientar su vida. La comunicación incluye mensajes verbales y no verbales, percepciones, sentimientos y cogniciones de los integrantes del grupo familiar y del contexto. La potencia comunicativa alude a la capacidad de las familias de crear significados para dar forma a sus relaciones, y para transformar sus conflictos. Esta potencia es clave para construir paz, porque hace de la familia un espacio vital para formar personas capaces de reconocer la violencia como una construcción social que puede ser transformada. Esto estimula a crear nuevas formas de relación, sustentadas en la comunicación como una práctica interactiva:
Según Abric (2001), las prácticas sociales se crean a partir de aspectos como las condiciones sociales, históricas y materiales en las que ellas se inscriben, a partir de los modos particulares para ubicarse y relacionarse en un contexto. En este sentido, puede decirse que la vida social y familiar está hecha de prácticas que dan forma, relación y sentido a las interacciones, y permiten usar los recursos -materiales y simbólicos- para actuar juntos en el mundo. Según las narraciones de estos individuos jóvenes, las prácticas familiares son posibles por las potencias de los grupos. Estas prácticas sociales reproducen y transforman el mundo social. Se refieren a la necesidad de trasmisión y estabilidad y a la posibilidad de emergencia, creación y cambio.
Las prácticas familiares pueden ser entendidas como las actividades que expresan su capacidad de actuar, mediante la cual los grupos se relacionan con el contexto y entre sí, para construir, proyectar y cambiar sus procesos de relación con mediaciones educativas, dialógicas y afectivas. Según Fried-Schnitman (2011), la práctica familiar que crea condiciones de paz deriva en un emprendimiento creativo en el que las innovaciones pueden construirse, reconociendo y valorando situaciones, capacidades, recursos, diferencias, oportunidades y posibilidades de acción hacia el cambio o el fortalecimiento de sus relaciones.
]]> En los relatos identifiqué cinco prácticas familiares que son aportes a la construcción familiar, de condiciones de socialización y relación que contribuyen a la generación de paz como una forma de vida en la familia que busca el despliegue de la libertad y la realización de las personas, según sus capacidades y sus necesidades.Compartir en familia
La práctica de compartir en familia se manifestó en todos los relatos; por tanto, no se puede asociar con una forma particular de familia. Esta práctica puede verse en los diálogos en la familia, en el afecto, en la concertación y en la recreación, como expresiones para socializar a sus integrantes:
"El pasado domingo salí con mi familia al bosque popular en el prado, sacamos un espacio para la recreación; este momento permitió que nos reencontráramos nosotros mismos y con las personas que queremos, y permitió fortalecer vínculos afectivos y compartir como amigos, aprender los unos de los otros y vivir en paz" (ab.5).
Distribuir los trabajos domésticos
Esta práctica familiar apareció especialmente en las narrativas sobre experiencias de familias extensas. El significado atribuido a esta práctica está relacionado con las condiciones de justicia en la familia. Los individuos participantes decidieron construir relaciones equitativas en las que se reconoce la necesidad de que todos los integrantes de la familia participen en la vida doméstica. Se nota que hay un esfuerzo familiar por reconocer el valor del trabajo de cuidado en la familia. Esta práctica cotidiana es significativa como aporte para crear condiciones de paz en la familia, porque favorece un intercambio justo y solidario entre los integrantes y propicia relaciones democráticas en el grupo que tienden a equilibrar la distribución sexual del trabajo doméstico, lo que se muestra en los siguientes relatos:
"Cada 15 días, los domingos, mi mamá reparte justamente las labores domésticas a todos los integrantes de la familia y lo hacemos de la siguiente forma, esta es una práctica que contribuye a la paz dado que es un espacio en el cual todos hacemos partícipe de las actividades de la casa" (ab.18).
Dialogar en familia
]]> Esta práctica apareció en formas diferentes en todas las narrativas analizadas, de modo que no está asociada a una forma particular de familia. En las experiencias narradas sobre el diálogo en familia, se comprende que el diálogo incluye formas de comprenderse a sí mismo, a los otros y a lo otro, a partir de lo que Sánchez (citada por Patiño-López, 2017a), denomina códigos sociolingüísticos. Según las narraciones de los jóvenes, el diálogo es acción a través del lenguaje, es construcción de significados compartidos a partir de la experiencia, es coordinación de acciones en contextos particulares, es posibilidad permanente de creación.El diálogo se diferencia de hablar porque aquél está mediado por la reflexión sobre la acción, mientras que el hablar se asume como un acto aprendido de oralidad. El diálogo, según estas personas jóvenes, es una forma de interacción que constituye la vida en común. En el diálogo las personas se reconocen a sí mismas y a los otros como semejantes y diferentes. En él, las familias discuten, argumentan, escuchan, preguntan, aconsejan, solucionan, regañan y construyen; por eso consideran que no hay formas únicas de construir diálogo, sino más bien diversas formas según los actores, los contextos, los contenidos, los tiempos y las necesidades.
También asumen que el diálogo es una práctica tensional mediada por relaciones de poder. Según los individuos participantes, todo diálogo familiar está precedido por una historia, orientado por unas concepciones, atravesado por emociones y necesidades, y se disputa en él la legitimidad y la vigencia de formas de ser y de enunciar, de organizar y decidir, usualmente expresadas en roles, jerarquías, valores, conocimientos y procedimientos. Por ello, el diálogo genera tensión, alteración, intercambio entre las partes; no es una práctica vacía de juicios, ni abstraída del contexto. Desde lo social, dialogar en familia es una práctica cargada de lo que hemos sido y de lo que somos personal y colectivamente:
"Cada que tenemos algún inconveniente o desacuerdo, problema, escuchamos los puntos de vista de cada uno, para así tomar decisiones conjuntas; con esta práctica aportamos a la construcción de paz porque aceptamos la diferencia de pensamiento, entendemos que mediante el diálogo podemos construir más como pareja" (ab. 10).
Esta práctica familiar apareció especialmente en las narraciones de los estudiantes y las estudiantes con familias extensas. El significado que le otorgan a esta práctica los sujetos participantes se relaciona con las condiciones de participación y de distribución del poder en la familia, mediante la reconfiguración de las asimetrías o jerarquías, según condiciones tales como el género y la generación.
En las narrativas se observa que para estos individuos jóvenes, la toma conjunta de decisiones permite que, sin importar el género o la generación, los integrantes de la familia tengan la posibilidad de ejercer el derecho de pensar y resolver asuntos que los incluyen, como la distribución de los ingresos, la priorización de necesidades, los castigos y los estímulos, los horarios de salida y entrada, entre otros. Además, la práctica familiar de tomar decisiones conjuntas se refiere a la construcción de formas de relación basadas en el respeto, en la confianza, en el reconocimiento y en la cooperación, a partir de lo cual se hace posible incentivar la autonomía y la corresponsabilidad en los asuntos del grupo.
"Nos sentamos en la mesa, revisamos el problema y proponemos qué hacer. No es fácil, porque todos pensamos diferente. Esto construye paz porque es más justo y mejora las relaciones entre nosotros" (ab.28).
Cuidar en Familia
]]> Esta práctica la observé en la mayoría de los relatos y, por tanto, no se refiere a una sola forma de familia que la realiza. La práctica de cuidar en familia se refiere a las formas de garantizar el bienestar de sus integrantes. Esta práctica trasciende los trabajos de manutención física y satisfacción de necesidades biológicas. Los sujetos jóvenes consideran que el cuidar en familia es un trabajo relacional, para dar bienestar emocional y espiritual en las tristezas, los duelos y las enfermedades. Se relaciona con todas las tareas cotidianas que implican ayudar al desarrollo del otro; por tanto, es una práctica vinculada a la solidaridad con el otro, a su reconocimiento como alguien importante en el círculo afectivo relacional más amplio de cada persona y grupo familiar.Desde las experiencias de estos sujetos jóvenes, cuidar en familia es una práctica que aporta a la construcción de paz, porque ayuda a democratizar las relaciones puesto que distribuye las responsabilidades entre todos los integrantes del grupo, más allá del sexo, el género y la generación, y facilita la consolidación de vínculos afectivos de reciprocidad y cercanía, sustentados en asuntos como la justicia. Cuidar deja de ser un asunto de mujeres, asociado a la naturaleza femenina; este verbo pasa a ser comprendido como una posibilidad resultante de un tipo particular de relaciones que se construyen a partir de procesos de socialización que no están centrados en las diferencias sexuales entre hombres y mujeres, sino más bien en el reconocimiento de una responsabilidad compartida que involucra a cada integrante de la familia.
"Mi hermano y yo nos hacemos mandados, si el uno necesita algo el otro sale y se lo trae, si alguno está realizando algún trabajo en la casa o está en la cama el otro le pasa lo que necesita" (ab.16).
5. Conclusiones
1. La construcción de la paz como una práctica social que se da a partir de las interacciones entre actores en distintos escenarios, requiere:
• Reconfigurar el concepto y la práctica de la democracia, lo que implica su ejercicio consciente en todos los ámbitos de la vida social, la participación de diversos actores, escenarios y procesos (Estado, academia, empresa privada, sociedad y familia).
• Ampliar nuestra comprensión y acción sobre la paz. Para ello es necesario asumirla como: a) una construcción social de acuerdos situados históricamente, por tanto, móvil y compleja; b) un derecho relacionado con la posibilidad de vivir libre, digna y tranquilamente una vida normal que no implique riesgo de muerte o daño por violencia, exclusión o desigualdad; c) un proceso social asociado con la democracia en todos los ámbitos de la vida humana, más allá de la relación EstadoCiudadano. Esto significa entender que la familia es un escenario de formación necesario en la construcción de paz.
• Entender que la paz se expresa en discursos y prácticas cotidianas que aprenden y enseñan, y se transforman en procesos de socialización como los que realiza la familia; por tanto, es necesario asumirla como parte de los aprendizajes y prácticas que los niños, niñas y jóvenes desarrollan en las interacciones con sus padres, madres, y demás familiares.
]]> • Democratizar las relaciones íntimas, privadas y públicas, y no solo las que median entre el Estado y la sociedad. De ahí la importancia de reconocer a las familias como agentes centrales en los procesos de construcción de paz desde la vida cotidiana. La democracia familiar puede favorecer la formación de personas capaces de participar en la toma de decisiones sociales, porque toman conciencia de los mecanismos simbólicos y materiales que ocasiona la desigualdad social.• Crear condiciones democráticas en la distribución del poder y de los trabajos, a fin de facilitar el acceso a recursos, propiciar el reconocimiento, ampliar los vínculos afectivos y favorecer el disfrute de espacios de creación, ocio y convivencia.
• Formar potenciales éticos, comunicativos, afectivos y creativos en las familias, mediante prácticas socializadoras que expresen formas de significar y hacer la paz. Esto es necesario porque históricamente se ha desdeñado la vida familiar como fuente de paz.
Notas
* El presente artículo de investigación científica y tecnológica presenta los resultados de la investigación en el aula titulada "Prácticas de paz en la vida familiar: un acercamiento desde las narrativas de un grupo de estudiantes de Desarrollo Familiar y Trabajo Social de la Universidad de Caldas", realizada entre el 1 de julio de 2016 y el 7 de diciembre de 2016, financiada por la Vicerrectoría de Investigaciones y Posgrados de la Universidad de Caldas. Acta N° 07 de 2016 área: Ciencias Sociales. Subárea: Estudios de Familia.
1 Las citas de Aristóteles las hacemos de acuerdo con la publicación de Immanuel Bekker en 1831-1836 de la obra completa de Aristóteles. Se indica la página (980), luego la columna (a ó b), y luego el año de la traducción del griego del que se cita el texto.
2 Para Aristóteles, la potencia es la capacidad de los seres de transformarse, es decir, de ser afectados por los accidentes que son causa de la transformación de su sustancia. Es pasar de la potencia al acto mediante las causas (material, eficiente, formal y final).
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