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Revista Colombiana de Sociología

Print version ISSN 0120-159X

Rev. colomb. soc. vol.44 no.1 Bogotá Jan./June 2021  Epub Nov 16, 2021

https://doi.org/10.15446/rcs.v44n1.87885 

Sección Temática

Representaciones socioespaciales de los trabajadores y extrabajadores de la Refinería YPF- La Plata (1993-2015). Un análisis desde los imaginarios y la experiencia urbana*

Socio-spatial representations of workers and former workers of the YPF-La Plata Refinery (1993-2015). An analysis from the imaginary and urban experience

Representações socioespaciais de trabalhadores e ex-trabalhadores da Refinaria YPF-La Plata (1993-2015). Uma análise a partir da experiência imaginária e urbana

** Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina. Doctora en Arquitectura y Urbanismo por la Universidad Nacional de La Plata. Docente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata. Correo electrónico: sandraursi40@gmail.com -QRCID: https://orcid.org/0000-0002-6136-5105


Resumen

Este trabajo analiza los vínculos materiales y simbólicos que los trabajadores y extrabajadores de la Refinería YpF-La Plata-Argentina establecen con los lugares en que viven y trabajan. Para ello se registra la importancia del trabajo industrial y los procesos socioeconómicos en los espacios de la vida cotidiana y en las representaciones espaciales que construyen los sujetos con el espacio urbano.

La petrolera nacional se instaló en Ensenada en 1922, de modo que se transformaron las dinámicas urbanas y sociales de este lugar y de su ciudad vecina, Berisso. En 1993 la petrolera es privatizada, generando despidos y terciarización de mano de obra, con fuerte impacto en la estructura social y urbana.

El interés de estudiar este colectivo social y sus vínculos con la ciudad radica en que la privatización generó una manifestación social que se tradujo en la apropiación de determinados espacios urbanos (fábricas, calles y barrios) y en la deconstrucción de sentidos y significados vinculados a la fuente de trabajo. Dicho escenario, atravesó parte del imaginario de los trabajadores que sobrevivieron a ese despido, pero también permanece en el recuerdo y la memoria de los más jóvenes que trabajan en la actualidad. El abordaje metodológico es cualitativo, basado en la entrevista en profundidad a los dos grupos de trabajadores, y en observación participante en los barrios circundantes a la fábrica. Se complementa con cartografías urbanas: imaginarios, huellas urbanas y mapas cognitivos, como herramientas teórico-metodológicas que permiten analizar la apropiación simbólica de la ciudad por parte de sujetos políticos y sociales con incidencia en la vida comunitaria.

Descriptores: espacio urbano, identidad, relaciones laborales, representación mental.

Palabras clave: Argentina; cartografías urbanas; La Plata; Refinería YPF; representaciones sociales; trabajo industrial

Abstract

This work analyzes the material and symbolic links that the workers and former workers of the YPF-La Plata- Argentina Refinery establish with the place they live and work. For this, is recorded the importance of industrial work and socio-economic processes in the spaces of daily life and in the spatial representations that subjects build with urban space.

The national oil company settled in Ensenada in 1922 changing the urban and social dynamics of this place as well as that of its neighboring city, Berisso. In 1993 the company is privatized, generating layoffs and outsourcing of labor, with a strong impact on the social and urban structure.

The interest in studying this social group and its links with the city lies in the fact that privatization generated a social manifestation that resulted in the appropriation of some urban spaces (factory, streets. and neighborhoods) and in the deconstruction of meanings linked to the source of work. This scenario crossed part of the imaginary of the workers who survived the dismissal but it also settled in the memory of the youngest who work today.

The methodological approach is qualitative, based on the in-depth interview with both groups of workers, and on participant observation in the neighborhoods surroun-ding the factory. It is complemented with urban cartographies: imaginary, urban tracks and cognitive maps, as theoretical-methodological tools that allow analyzing the symbolic appropriation of the city by political and social subjects with an impact on community life.

Descriptors: identity, labor relations, mental representation, urban space.

Keywords: Argentina; industrial work; La Plata; social representations; urban cartographies; YPF refinery

Resumo

Este trabalho analisa os vínculos materiais e simbólicos que os trabalhadores e extrabalhadores da Refinaria YPF-La Plata-Argentina estabelecem com o local em que vivem e trabalham. Para isso, registra-se a importância do trabalho industrial e dos processos socioeconômicos nos espaços da vida cotidiana e nas representações espaciais que os sujeitos constroem com o espaço urbano.

A companhia nacional de petróleo estabeleceu-se em Ensenada em 1922, mudando a dinâmica urbana e social deste local, bem como a de sua cidade vizinha, Berisso. Em 1993, a petroleira foi privatizada, gerando demissões e terceirização de mão-de-obra, com forte impacto na estrutura social e urbana.

O interesse em estudar esse grupo social e seus vínculos com a cidade reside no fato de que a privatização gerou uma manifestação social que resultou na apropriação de determinados espaços urbanos (fábricas, ruas e bairros) e na desconstrução de significados e significados ligados à fonte do trabalho. Esse cenário atravessou parte do imaginário dos trabalhadores que sobreviveram a essa demissão, mas também permanece na memória dos mais jovens que trabalham hoje.

A abordagem metodológica é qualitativa, com base em uma entrevista aprofundada com os dois grupos de trabalhadores e na observação participante nos bairros vizinhos à fábrica. Complementa-se com cartografias urbanas: imaginários, trilhas urbanas e mapas cognitivos, como ferramentas teórico-metodológicas que permitem analisar a apropriação simbólica da cidade por sujeitos políticos e sociais com impacto na vida comunitária.

Descritores: espaço urbano, identidade, relações de trabalho, representação mental.

Palavras-chave: Argentina; cartografias urbanas; La Plata; Refineria YPF; representações sociais; trabalho industrial

Introducción

En 1925 en Ensenada, ciudad ubicada en la Provincia de Buenos Aires, Argentina, se pone en funcionamiento la refinería de petróleo más importante de Latinoamérica: la Refinería ypF-La Plata1. Desde entonces su ubicación y actividad marcaron la impronta territorial de la región, la cual contribuyó a la conformación de un paisaje industrial que ha sustentado la construcción -junto a otras empresas- de un imaginario urbano sobre el lugar con fuerte impacto en las representaciones sociales de sus trabajadores.

La actividad de la empresa condicionó tanto la estructura urbana del lugar donde se instaló -Ensenada de Barragán-, como las de las ciudades aledañas de Berisso y La Plata, las cuales conforman el aglomerado urbano Gran La Plata. Al análisis del componente físico espacial se agrega la importancia de la fábrica en la estructura social de la región, dado que su actividad aún demanda en la actualidad abundante mano de obra y recursos humanos para su funcionamiento.

En esta dirección, se propone un análisis que conjugue los procesos tanto materiales como simbólicos que establecen los sujetos trabajadores con el espacio en el cual viven y transitan cotidianamente. Para analizar la dimensión simbólica y cultural, es decir lo intangible, se recurre a los aportes de los estudios culturales urbanos (Segura, 2015; Silva, 1991) de la geografía constructivista (Lindón, 2012, 2006, 2002; Werlen, 2003; Castro Aguirre, 1999) la sociología (Berger y Luckman, 2011; Duhau y Giglia, 2008; Goffman, 1981) y la psicología social (Jodelet, 2002) dada la complejidad que actualmente presentan las problemáticas urbanas. Estos enfoques permiten hacer hincapié no solo en el componente material, sino también en cómo los trabajadores de YPF habitan, representan y transitan las ciudades industriales de Berisso y Ensenada, desde la privatización en 1993 hasta la actualidad.

El interés de estudiar este colectivo social y sus vínculos con la ciudad radica principalmente en que la privatización de la Refinería YPF-La Plata en 1993 generó, a través de la gran echada, una manifestación social que se tradujo en la apropiación de determinados espacios urbanos (fábrica, calles y barrios) y en la deconstrucción de sentidos y significados vinculados a la fuente de trabajo. Dicho escenario social atravesó parte del imaginario de los trabajadores que sobrevivieron a ese despido, pero también permaneció en el recuerdo y la memoria de los más jóvenes que trabajan en la actualidad.

En el presente la empresa es parte del Complejo Industrial La Plata (CILP2), y junto a otras industrias de la zona como Astillero Río Santiago, Petroken, Copetro y siderúrgica Ternium, dinamizan a nivel socioeconómico la actividad industrial y el mercado laboral. A nivel simbólico, es relevante el significante que genera el trabajo y pefeano3 en su entorno social más próximo, donde aún es notable la influencia de la empresa en las esferas laboral, doméstica y barrial.

El artículo se estructura de la siguiente manera: a continuación se presenta cómo se vinculan a nivel teórico los conceptos de experiencia urbana y trabajo industrial para conocer los imaginarios urbanos que se construyen sobre estas dos ciudades y el impacto de ellos en las representaciones socioespaciales de sus trabajadores. Por ello es relevante recuperar el lugar que tienen los espacios de vida externos al trabajo -familia, ocio, tiempo libre, relaciones de amistad y parentesco, relaciones barriales- en las representaciones socioespaciales de los trabajadores del petróleo.

Después se desarrolla la metodología implementada, que consistió en la utilización de técnicas cualitativas para el registro de datos, como la entrevista en profundidad y la utilización de cartografías urbanas: huellas e imaginarios urbanos y mapas cognitivos.

Se prosigue con el análisis de caso, donde se analiza las representaciones socioespaciales de los trabajadores y ex trabajadores de la Refinería YPF- La Plata- Argentina durante el periodo 1993-2015. Finalmente, se presentan las conclusiones de la investigación.

La importancia de los imaginarios y la experiencia urbana en la elaboración de las representaciones socioespaciales

Este trabajo surge al reconocer la importancia de los elementos intangibles y simbólicos de la ciudad, es decir, los sentidos y significados que se construyen alrededor del espacio urbano y que trascienden la dimensión físico espacial para atravesar los espacios de la vida cotidiana del sujeto-habitante. Se parte de la concepción de que el espacio urbano se encuentra atravesado por procesos políticos, sociales y económicos que generan fuerte impacto en la vida de los trabajadores y sus familias.

Para ello, se incorporan los aportes de Lindón (2012), quien estudia la apropiación simbólica del espacio desde el constructivismo geográfico. La autora retoma esta corriente para analizar la comprensión del espacio a partir de la experiencia espacial del sujeto en la vida cotidiana. Este enfoque busca integrar lo material y lo inmaterial, lo que no implica la sumatoria de ambas dimensiones sino que, por medio de la experiencia espacial, el sujeto trae consigo fragmentos de tramas de significación e institucionalización. En este camino, lo material y lo no material del espacio se vuelven indisociables en la práctica y, al mismo tiempo, el sujeto expresa características sociales de diversa índole.

Respecto a la noción de representación social, esta ha tenido amplios usos, pero se ha trabajado de manera más certera desde la psicología social porque para ella la representación social es siempre representación de alguna cosa (objeto) y de alguien (sujeto), es decir, hay un sujeto que vincula al objeto con un contenido. Retomando a Jodelet (2002), se trata de una forma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, orientado a la construcción de una realidad común en un conjunto social. Esta teoría parte de la idea de que hay un conocimiento que proviene del sentido común y otro que procede de diversos conocimientos como la ciencia. Esto último, en parte, limita el análisis propuesto porque se considera que toda práctica discursiva es constitutiva del objeto y que todo tipo de conocimiento es insumo para la conformación de las representaciones. Para Segura (2010) la idea de representación se relaciona con la de experiencia, porque no hay una realidad que representar, sino diversas maneras de interpretar y simbolizar la experiencia social.

La experiencia urbana y la vivencia cotidiana permiten estudiar al lugar como construcción social y darle sentido al espacio materialmente dado, pues construirlo implica hacerlo materialmente; además de dotarlo de sentido y apropiárselo. Ello demanda la incorporación de un conjunto de signos culturales que caracterizan a una sociedad en el espacio físico, y que autores como Raffestin (1993) han denominado la semiotización del espacio.

No obstante, estos procesos simbólicos están atravesados por la acción del sujeto, y para ello se recurre al concepto de experiencia urbana que trabaja Segura (2015), quien plantea que la experiencia es el resultado de algo que se vive o se atraviesa y de la constante vinculación entre lo articulado y lo vivido. No se reduce solo a lo discursivo, aunque se encuentra desde el inicio mediada por modelos culturales. Por ello, esa experiencia puede ser traducida en una narración o un relato y puede ser puesta a dialogar con otras experiencias. La experiencia urbana refiere a los modos de ver, hacer y sentir la ciudad y la vida en la ciudad por parte de actores situados social y espacialmente. El estudio de la experiencia permite captar tanto lo común como lo singular, lo que se reproduce y lo que emerge, siendo sensible tanto a las lógicas sociales dominantes como a las excepciones, a las homogeneidades como a las heterogeneidades.

Esta perspectiva se nutre de la mirada de diversos autores que posibilitan pensar la experiencia urbana como "el lado dinámico de la cultura o como una forma de ver la cultura urbana en su concreta actualización por parte de diferentes sujetos y sus múltiples maneras de vivir y ser parte de las metrópolis" (Duhau y Giglia, 2008, p. 21). Se trata de no perder de vista los procesos complejos que modelan la vida urbana, y en lugar de mirar la ciudad desde lejos y afuera, se propone mirarla de cerca y adentro (Magnani, 2002). Entonces, si bien es preciso tener en cuenta el espacio construido y la materialidad del fenómeno urbano, se hará énfasis en la ciudad evocada y recorrida (Silva, 1991), la ciudad diferencialmente vivida por distintos actores sociales. Para ello, se recurre al uso de cartografías urbanas tales como las huellas, los imaginarios y los mapas cognitivos, que permitirán profundizar en cómo el espacio es vivido y percibido por sus habitantes.

Para analizar las prácticas cotidianas de los sujetos en relación con el espacio y los lugares, Lindón (2012) recupera de Werlen (2003) la postura que ha sido identificada como la geografía de la acción, en la cual lo primordial son las prácticas de los sujetos. Sin embargo, para Lindón (2012) este presupuesto no puede entenderse desvinculado del lenguaje y el habla, dado que por medio de la comunicación se entiende y transmite el vínculo que los sujetos establecen con el mundo. De este modo, la acción permanente de las personas sobre el territorio, así como el conocimiento que se tiene del mismo (saberes espaciales), están atravesados por el lenguaje con el que se entienden y transmiten las representaciones espaciales, el sentir sobre los lugares, los significados que se le otorga a esos lugares, la imaginación, las fantasías espaciales y la memoria de los lugares.

Para ello es preciso hacer énfasis en la trama de sentidos que lleva a las personas a realizar ciertos trayectos y no otros, o tener apego o afinidad con un lugar y no con otro. Es decir, analizar los significantes que llevan a que el sujeto actúe de una manera y no de otra en el espacio.

Recuperar la figura del sujeto/habitante implica un posicionamiento respecto al lugar que ocupa el hombre en la sociedad. Desde las teorías microsociológicas (Berger y Luckman, 2011) la sociedad es producida y reproducida, creada y recreada por las personas en su quehacer cotidiano dentro de determinados contextos institucionales. En muchas oportunidades es más reproducida que producida. Pero esa realidad social producida por las personas las configura tanto a sí mismas como a otros sujetos. La producción y reproducción son procesos constantes que resultan del discurrir de la vida cotidiana. Estos procesos no se establecen de manera aislada sino en la constante interacción de unas personas con otras en contextos institucionalizados.

De este modo, en los encuentros de una persona con otra, en este caso de un trabajador con otro, se ponen en movimiento y, a veces en tela de juicio, principios, pautas, acuerdos sociales y formas de hacer instituidos. En algunas oportunidades son reiterados y reafirmados, pero en otras son transformados por la práctica misma. En todo encuentro no solo se movilizan cuestiones inmateriales (pautas de acción, símbolos, códigos, valores) sino también objetos y acciones materiales, en la medida en que tienen una dimensión exterior a la corporeidad del sujeto que actúa. Lo social no se reduce al agregado de personas, sino que refiere a los acuerdos que se negocian o se aceptan, que se recrean permanentemente y que emergen en cada situación, otorgándole justamente el carácter dinámico (Lindón, 2012).

La construcción social de los lugares está vinculada con la habituación, rutinización e institucionalización de las prácticas espaciales y de sus cambios. De esta manera, en la espacialidad cotidiana de los sujetos es necesario articular dichos conceptos con lo social y el espacio en una unidad teórico-práctica, dado que los encuentros entre actores ocurren en ciertos fragmentos espaciotemporales, denominados situaciones (Goffinan, 1981).

En este orden de ideas, los encuentros o situaciones que se dan entre actores/sujetos son instancias comunicativas donde se manifiesta el lenguaje verbal y no verbal. El lenguaje es el medio depositario de códigos sociales, de acuerdos, sentidos y significados colectivamente construidos, es decir, lo instituido. El sujeto, al comunicarse en un mundo compartido con otros, crea y recrea la realidad, porque las palabras por medio del lenguaje dan significados, reconocen ciertos elementos del mundo externo y omiten otros (Lindón, 2012).

Las ciudades deben ser pensadas y analizadas no solo por la espacialidad física, también por las proyecciones y construcciones imaginarias relacionadas con las vivencias y prácticas de los ciudadanos en el espacio urbano (Silva, 1991). En este sentido, los espacios públicos, las plazas, las rutas, los monumentos, las calles, es decir, la materialidad de la ciudad no puede existir sin un imaginario que la construye y la acompaña. Los imaginarios marcan la ciudad y, por ende, la manera de percibirla, de moverse en ella y habitarla.

La cotidianidad que otorga la vivencia permite que los espacios se transformen en referentes tópicos donde los sujetos sociales cristalizan su existencia. De este modo, se reconstruyen no solo circuitos de tránsito cotidianos en los cuales se plasman las variadas relaciones sociales provenientes de la esfera laboral, doméstica y barrial, entre otras, sino que también se generan sitios capitales en los que se desenvuelven operaciones simbólicas respecto a cómo piensan, imaginan y significan el espacio (Lindón, 2002).

A nivel simbólico, la creación incesante de figuras, formas, imágenes, conforma elaboraciones a partir de las cuales los sujetos pueden referirse al espacio, es decir, imaginarios urbanos. Particularmente, cuando estas imágenes y figuras logran trascender el campo de la percepción individual, imprimiendo una direccionalidad sólida hacia los comportamientos sociales, se generan imaginarios urbanos de carácter colectivo.

El carácter dinámico de estas formaciones imaginarias responde a una dimensión espaciotemporal que se conecta con el campo subjetivo y en la cual se trascienden las mediciones geométricas y se hacen posibles variadas referencias que pueden o no corresponderse con la materialidad que representan. En paralelo, la temporalidad opera en los imaginarios admitiendo distancias con respecto al tiempo medido; es decir, puede trastocar la secuencia pasado-presente-futuro, reorganizándose en formas no lineales, sino impregnadas por la tensión que ejerce la subjetividad social y las sensaciones que surgen en el discurrir de las experiencias cotidianas (Lindón, 2006).

Las prácticas cotidianas revisten un papel importante en el proceso de apropiación e identificación que realizan los sujetos con el espacio. La identificación simbólica, en primera instancia, se constituye sobre la base de un reconocimiento común u otras características compartidas con otro u otros (ya sea una persona, grupo o ideal) y formula lazos de solidaridad y lealtad constitutivos del "acuerdo implícito" en dicha base. Entonces, las acciones que los sujetos plasman sobre el espacio lo transforman, dejando en él su "huella", es decir, marcas cargadas simbólicamente. Mediante el despliegue de las acciones, el sujeto va incorporando y asimilando el espacio desde lo cognitivo, subjetivo y afectivo en forma activa y actualizada (Pol y Vidal, 2005).

Esto significa que un espacio cualquiera, en el cual los sujetos sociales viven cotidianamente, solo se transforma en lugar cuando es humanizado, es decir, cuando la carga de contenidos y significados ha logrado grabarse en el sujeto, conquistando un sitio capital en el relato de las referencias identitarias. Como correlato de esta apropiación del espacio se va configurando un imaginario urbano determinado que se teje sobre la base de los límites topográficos compartidos, pero que se reelabora mediante marcas abstractas que provienen del orden de lo simbólico y que los desbordan.

En esta línea, si bien las perspectivas analíticas son variadas, este trabajo se propone recuperar aquellos elementos físicos y simbólicos que quedan en el campo de registros de la memoria urbana de los sujetos y que refuerza su vínculo con los lugares y los espacios, tal como lo ha planteado Yi Fu Tuan (2007) con su concepto de topofilia, que hace referencia a la forma positiva, de aprehensión, proximidad, afecto e incluso amor hacia los lugares. Desde esta mirada, el proceso afectivo que las personas establecen con un lugar se encuentra atravesado por la percepción del entorno a través del protagonismo que ocupan los sentidos -vista, oído, gusto, tacto y olfato- en ese proceso de apropiación del espacio. Este tipo de vínculo con el espacio vivido encuentra asidero principalmente en la experiencia personal. La afinidad hacia un lugar esta mediada por los sentidos que posee el hombre y por cómo ellos sedimentan la memoria del individuo y de distintos grupos sociales en relación con determinados olores, ruidos, hechos o acontecimientos que dejan huellas desde lo visual y lo táctil en la experiencia de los sujetos. La expresión contraria a este tipo de relación con el espacio es denominada por el autor topofobia.

Desde la geografía de las representaciones, Avendaño Arias (2017, p. 60), incorpora a la noción de representaciones socioterritoriales el equivalente de toporrepresentaciones, como:

Ese conjunto de valores, idealizados, materiales y/o simbólicos, asignados relacionalmente a los lugares y espacios, donde operan como mecanismos de construcción tanto la experiencia vivida, las generalizaciones, las simplificaciones y el rol de las estructuras hegemónicas, como los intereses de control y poder, a partir de los marcos culturales y geohistóricos, para lograr niveles comprensivos e interpretativos de la manera como vivimos y configuramos los espacios, desde los vínculos individuales hasta los de los sujetos sociales y colectivos.

Las toporrepresentaciones permiten comprender la importancia del lugar, los recuerdos y valores asignados por los trabajadores y extrabajadores a la experiencia de vivir y trabajar en estas dos ciudades, donde el trabajo industrial, los lazos barriales y el paisaje ribereño operan a partir de marcos culturales y geohistóricos que las conforman. Ellas no son neutrales, porque responden a un imaginario dominante: el de la industria.

Metodología

La metodología que se plantea es cualitativa con diseño flexible. Para rastrear el conjunto de sentidos y significados que conforman las representaciones sociales de los grupos sociales de estudio, se realizaron entrevistas en profundidad, observación participante y se articuló con las cartografías urbanas que provienen de los estudios culturales urbanos.

Las cartografías urbanas comprendidas por imaginarios, huellas urbanas y mapas cognitivos, son herramientas teórico-metodológicas que permiten analizar la apropiación simbólica de la ciudad por parte de sujetos políticos y sociales con fuerte incidencia en la vida comunitaria (Valencia Palacios, 2006).

La selección muestral de los extrabajadores, se realizó siguiendo la técnica bola de nieve, de modo que las decisiones se tomaron en relación con los motivos de despido, la antigüedad en la empresa y el barrio donde viven actualmente. Se identificó a un informante clave, médico del sindicato, que contactó primero a un extrabajador, luego a otro y así sucesivamente, teniendo en cuenta el criterio de saturación y factibilidad en la realización de la muestra.

Se realizaron entrevistas en profundidad a doce extrabajadores que fueron despedidos con la privatización de la década de 1990, a trece trabajadores actuales, a familiares de personas que trabajaron en la Refinería, al Secretario General del sindicato Supeh de Ensenada, a funcionarios municipales vinculados al planeamiento urbano y al médico de la obra social.

El relevamiento se complementó con fotografías del paisaje industrial y ribereño, notas de campo, revisión de archivo en la Biblioteca Municipal de Ensenada, observación directa en la Refinería a través de visitas guiadas y también en espacios urbanos circundantes a ella -espacios públicos, Club YPF, plaza Puente Giratorio, Puerto, fiestas locales, entre otros-.

La Refinería YPF-La Plata en Berisso y Ensenada

En 1925, en el área portuaria del actual Gran La Plata y específicamente en la ciudad de Ensenada, se construyó el mayor establecimiento industrial, la Refinería YPF- La Plata (figura 1 ). Los principales factores de localización fueron las instalaciones portuarias, necesarias para disponer del insumo básico, y la proximidad de Buenos Aires, principal mercado consumidor de la Argentina.

Fuente: Archivo de la Biblioteca Municipal de Ensenada, agosto del 2016.

Figura 1 Foto aérea de la Refinería YpF-La Plata, 1925 

La petrolera estatal tuvo una modalidad de ocupación del territorio que se basó en la estrategia de construir tanto establecimientos productivos como ámbitos específicos para la reproducción de la fuerza de trabajo: vivienda, equipamientos de salud, recreativos y educativos, dando lugar a barrios obreros. En varios de los establecimientos de la empresa se implementó una política social y laboral que ayudaba a la familia del trabajador. La perspectiva de esta política se centraba en mantener al trabajador y a sus hijos como potencial fuerza de trabajo, mientras la mujer cumplimentaba el rol de cuidar la familia y la vivienda. Estas condiciones contribuyeron a que YPF se constituyera en un importante promotor de desarrollo urbano y regional (Muñiz Terra, 2012).

La Refinería YPF-La Plata (figura 2) articuló con otras grandes empresas de Ensenada: Astillero Río Santiago, Propulsora Siderúrgica y Petroquímica General Mosconi. Con las empresas siderúrgicas se vinculó para la construcción de tanques de almacenamiento e infraestructura interna, con Petroquímica para sustituir importaciones y desarrollar el sector de parafinas y con Astillero para la movilización social y sindical. Estas relaciones económicas y políticas la convirtieron en un eje fundamental en la construcción comunitaria e identitaria de la población de Ensenada y Berisso (Ursino, 2019).

Fuente: Diario Hoy, 26 de diciembre del 2020.

Figura 2 Refinería YpF-La Plata en la actualidad 

En 1996, según los informes de la Federación Sindicatos Unidos Petroleros e Hidrocarburíferos (Supeh), la plantilla de trabajadores en la refinería fue reducida en un 89 %, y paso de tener 5400 trabajadores en 1991 a 600 en 1994. Es decir, cerca de 4800 empleados quedaron en la calle. La desvinculación fue realizada de tres formas diferentes: el retiro voluntario; la obligatoriedad de capacitación laboral con salarios pagos y cobertura social; y la tradicional forma de despido (Muñiz Terra, 2008).

Estas medidas, se dan en el marco de la sanción de las leyes de reforma del Estado y Emergencia Económica de 1989 que dieron lugar a una mayor desregulación y apertura de la economía, a la privatización de empresas y activos públicos, y a la descentralización administrativa (Ursino, 2019).

Inicialmente, los trabajadores de YPF que pasaron a engrosar las filas de los despedidos y optaron por integrar pequeñas empresas, no poseían capital propio ni equipamiento para armar estos emprendimientos. La firma les cedió en comodato bienes que pertenecían a la empresa, acompañados por un contrato de uno a tres años renovables con la propia empresa madre. De esta forma, YPF se convertía en el principal cliente de estas empresas que le ofrecerían los servicios que hasta ahora los propios trabajadores venían desarrollando como empleados directos de la petrolera estatal. Tal como se expresa a continuación:

Después estuve un tiempo, se armaron muchas cooperativas que inclusive se hicieron como proveedores del Estado y otras se han fundido porque no sabían manejarse dentro de lo que es ese rubro [...] (Mariano, 57 años, extrabajador de YPF)

El desempleo generó profundas desigualdades sociales en la población, dado que la pérdida de la fuente de trabajo en un escenario neoliberal potenció el individualismo, el sálvese quien pueda y las changas4 como medio de vida. A pesar de ello, hubo un retraimiento hacia la vida barrial que potenció la construcción de ciertos lazos comunitarios, a través de la conformación de organizaciones sociales, centros culturales, clubes, copas de leche, etc. (Ursino, 2019). Tal como expresan los extrabajadores cuando se le preguntó cómo actuó la comunidad con la privatización de la empresa:

La gente se iba con una pequeña indemnización, en esa época, en el 91. Yo veía que ponían un kiosquito, una verdulería, y a los cuatro meses cerraban. Dentro de acá, de Ensenada. La gente se quedó sin plata enseguida. (Luis 56 años, extrabajador de YPF)

En el paro del 91 se despidió a mucha gente. De 5400 empleados que tenía la Refinería, quedaron 600. A partir de ese paro esos 600 quedaron en YPF. El resto quedó todo tercerizado. O sea, estuvieron un tiempo en la calle, después se pusieron a formar una cooperativa [...] (Luis, 56 años, extrabajador de YPF)

El proceso de privatización en YPF expulsó a una gran cantidad de trabajadores sumamente especializados en la actividad. A través de diversas estrategias de organización y negociación con la propia empresa y el Sindicato Supeh, los empleados despedidos fundaron la Cámara de Emprendimientos y Empresa del Polo Petroquímico. Tal como expresa una extrabajadora:

Toda esa gente que echaron... muchos se terciarizaron dentro de la misma empresa. O sea, quedaron trabajando en la destilería o en Petroquímica con empresitas que se formaron, que hasta el día de hoy la mayoría está trabajando. Algunas quedaron en el camino por mala administración, pero muchas siguen funcionando. Media Caña es una, es más que una Pyme, tiene mucho personal. Ellos arrancaron como cooperativa porque todos los que empezaron, eran todos los echados [...] (Silvia, 56 años, ex trabajadora de YPF)

Al respecto, el representante sindical y extrabajador también expresa cómo fue el proceso de recuperación de la fuente de trabajo y la terciarización de la mano de obra:

Los trabajadores ypefeanos, después de haber sido echados, dimos pelea. Pasaron veinticinco años y hoy estamos muy orgullosos. Recuperamos gremios, insertamos empresas como Media Caña, hoy empresas que están expandidas por todo el país, otras están trabajando en el exterior [...] (Ramón Garaza, representante de Supeh)

Tal como expresa en la entrevista el Secretario General de Supeh, Ramón Garaza, actualmente la Cámara de Emprendimientos y Empresas del Polo Petroquímico está conformada por once Cooperativas de trabajo, mientras que el conjunto de Pymes que trabajan de modo directo o indirecto para la Refinería llegan a más de noventa emprendimientos industriales.

Esto muestra la importancia de la empresa para dinamizar el mercado de trabajo en la región, así como la consolidación de un polígono industrial fuertemente dependiente de la actividad productiva y económica de YPF.

Imaginarios urbanos y representaciones sociales de los trabajadores y extrabajadores de la Refinería YPF

-La Plata (1993-2015)

Al momento de abordar la dimensión simbólica surgió inmediatamente el tema de la representación y las narrativas urbanas que circulan en torno a las ciudades de Berisso y Ensenada y a los trabajadores de YPF. Entonces, se plantearon las siguientes preguntas: ¿Qué imaginario urbano industrial se construye a partir de la experiencia de trabajar y vivir en las ciudades de Ensenada y Berisso?, ¿cómo viven y transitan la ciudad los trabajadores y extrabajadores de YPF?, y ¿qué representaciones elaboran en función de dicha experiencia?

Por medio de las cartografías urbanas se (re)construyen las imágenes colectivas, lo que se ha denominado imaginario urbano. Las huellas o marcas sobre el territorio y los mapas cognitivos que elaboran los trabajadores en función de las representaciones espaciales -y junto a las prácticas espaciales-, ponen en juego los diversos sentidos y significados que hay sobre el lugar.

El imaginario es entonces esa "imagen" mental que se construye de un hecho, un espacio, una vivencia, sin que implique una experiencia material por parte del individuo, y la cual está mediada por la acción de otros canales como narraciones, recuerdos, idealizaciones (Avendaño Arias, 2017).

Sin embargo, la espacialidad de la vida social ha llevado a indagar sobre el vínculo entre espacio e imaginario, en esta dirección Avendaño Arias (2017) retoma de Bernard Debarbieux (2003) la definición de imaginario geográfico como:

[…] aquel conjunto de imágenes mentales relacionadas entre sí, que confieren -sea para un individuo o un grupo- un significado y una coherencia relativa a una localización, una distribución o la interacción de fenómenos en el espacio; vínculo que contribuye a la organización de concepciones, percepciones y prácticas espaciales. (p. 489)

El imaginario claramente es una manera de representar los vínculos individuales, colectivos, reales e irreales, con los lugares y los territorios. En nuestro caso de estudio, el trabajo industrial, la vida barrial y la militancia política se unen y confluyen entre las imágenes mentales, la experiencia vivida y las prácticas espaciales.

De esta manera los imaginarios también se apoyan en figuras, formas e imágenes que se expresan en palabras y también en mapas cognitivos; operan desde lo mental -lo que supone recorrer la espacio-temporalidad inscriptos en las figuras y sentidos que la componen- pero también suponen la existencia de la producción de imagos mentales y sus referencias de sentido que construyen una materialidad concreta, visibilizada en la (re)creación de los espacios. Entonces, aunque los imaginarios se relacionan con procesos subjetivos, cognitivos y de memoria, también están acompañados de la existencia de expresiones en formas materiales (grafiti, monumentos, puerto, fábricas, etc.); es decir, registros físicos del espacio que pueden ser duraderos o efímeros, pero que dan cuerpo a las elaboraciones de carácter simbólico.

Esto último implica considerar la existencia de dos planos que representan la compleja constitución y configuración de un espacio. Por un lado, el recorrido por el campo de registros y producciones materiales que se presentan en él y, por otro, los aspectos simbólicos que emergen en las experiencias diarias y recrean la espacialidad ponen en diálogo permanente ambos caminos de exploración e indagación.

Los imaginarios se construyen desde las imágenes y las narrativas urbanas, y se emparentan con el universo de las representaciones sociales. El ejercicio de cartografiar los imaginarios se sitúa en un plano entre lo real y lo imaginado, es decir, lo deseado, lo perdido, lo que no se tiene. Representar los imaginarios urbanos supone visualizar lo invisible de la ciudad, reconocer sus huellas en la urbe (Valencia Palacios, 2006).

Por medio de estas herramientas se pueden comprobar los sentidos y representaciones que genera la Refinería, un mojón urbano que irrumpe en el límite de ambas ciudades y que incide en las representaciones de los trabajadores y extrabajadores de dicha empresa, formando parte de su memoria geográfica. De este modo, el imaginario urbano tiene una impronta tanto física como simbólica, como se expresa aquí: "Es una ciudad de los caños, como le dicen [...] Es inmensa, la planta que estamos nosotros es grande." (Julián, 26 años, trabajador de Nepea).

YPF se construye y después se construyen barrios en la periferia, como el barrio de YPF que está yendo para Berisso ese barrio era de YPF, era para la gente trabajadora de YPF. Y después, dentro de la misma destilería, había un barrio que era para los jefes. (Clemente, 59 años, extrabajador de YPF)

También se recuperan fragmentos que muestran cómo los trabajadores y extrabajadores se representan su entorno más inmediato, el apego al barrio y al río como lugares de esparcimiento de gran significado, los cuales, junto a los vínculos vecinales e institucionales refuerzan los lazos con el lugar. Esto se observa en la importancia que se le da al río, dado que las dos son ciudades ribereñas, y también se refleja en declaraciones de este tipo: "Hay que estar cerca del río. Nosotros aprendimos a estar cerca del río. Lo primero que hicimos de chicos, allá en Punta Lara era o pescar o ir al río." (Mariano, 57 años, ex trabajador de YPF).

Otra característica de peso en estos imaginarios es el pasado migratorio, dado que además de estar relacionado con el trabajo en los frigoríficos, el puerto y las industrias, le dio una impronta cultural y política a ambas ciudades, basada en la diversidad étnica producto de la oleada inmigratoria de 1880 a 1930. Esto forma parte de la memoria colectiva y se ve reflejado en afirmaciones como estas:

Hay distintos lugares que identifican a Berisso. A nivel político y a nivel social. A nivel político, por ejemplo el Saladero, el Swift. Las primeras revoluciones peronistas. La revolución libertadora salió del Armour (frigorífico). Los milicos lo tiraron todo abajo. Y después tenemos, a nivel social, todas las colectividades. Hay muchos lugares copados acá en Berisso. Es un menjunje de colectividades, razas, crisoles de gente. Acá a la vuelta tenés una piba que hace dos años fue reina del inmigrante, una alemana. (Carlos, 53 años, trabajador contratado por Uocra para YPF)

El componente político también forma parte del imaginario y se visualiza principalmente en el espacio urbano de Ensenada, donde se registran expresiones materiales de la resistencia obrera de la década de 1970 y de la importancia que tenía el trabajo en la fábrica para sus habitantes. Parte de esta historia se recupera mediante prácticas culturales tales como las que realiza el Espacio de Cultura y Memoria El Rancho Urutaú, en el marco del proyecto Mosaicos en el espacio urbano de la ciudad de Ensenada (figuras 3 y 4). Las intervenciones de este colectivo aluden a la lucha por la memoria, la verdad y lajusticia, y busca interpelar al sujeto habitante de estas ciudades, dado que irrumpe en el espacio urbano contribuyendo a la memoria geográfica de dichos lugares (Ursino, 2015, 2019).

Fuente: Rancho Urutaú, 2016.

Figura 3 Mosaico Mario Gallego y María del Carmen Toselli 

Fuente: El Rancho Urutáu, 2016.

Figura 4 Mosaico Carlos Esteban Alaye 

Estas imágenes, junto a la voz de las personas que habitan y trabajan en Berisso y Ensenada, permiten reconstruir parte del imaginario urbano industrial. Aunque se pudo apreciar que no es solo la Refinería la que forma parte de este imago, sino que es todo el complejo industrial -conformado por YPF, Astilleros, Propulsora, etc..el que pone en juego un conjunto de sentidos que se comparten y tienen que ver con el barrio, el trabajo y la lucha obrera.

Ahora bien, en cuanto al ámbito laboral, pertenecer a YPF implicaba cierta superioridad frente a otros obreros, en una jerarquía relacionada con la calidad de trabajo, el tipo de empresa, los beneficios sociales, etc. todo esto tenía un fuerte impacto en la vida cotidiana de los trabajadores y sus familias. El paternalismo de YPF les simplificaba la vida y les otorgaba beneficios únicos que no ofrecían otras empresas del lugar: "Nosotros en el Club YPF teníamos una cancha de fútbol que íbamos siempre a jugar, cancha de básquet, un gimnasio de bochas, una pileta de natación, y vimos como la grúa rompía la pileta de natación." (Mariano, 57 años, extrabajador de YPF). "Tenía la mejor obra social, el mejor sueldo. Porque en Ensenada, como Berisso, tenés YPF, Astilleros y Propulsora. Y era YPF primero, Propulsora segundo y Astilleros después en el nivel de sueldo [...] (Juan, 63 años, extrabajador de YPF).

La drástica disminución en el número de empleados, producto de la privatización, derivó en una fuerte tercerización laboral y en una estrategia de racionalización de personal que fue implementada por medio de una política de retiros voluntarios, despidos y cesantías. Estas medidas económicas, propias de las privatizaciones realizadas durante el periodo neoliberal, se han implementado en muchos países de Latinoamérica, como México y Brasil. Ambos países han atravesado un proceso de privatización y liquidación de activos de sus principales empresas petroleras, las cuales no solo generaron un fuerte impacto en la estructura social y económica, sino también en la vida cotidiana de sus trabajadores y en las ciudades donde estos viven con sus familias (Laureano, 2008; Peiro, 1994, Devblin, 1993)

En nuestro caso de estudio, se recupera la palabra de un representante gremial que manifiesta el impacto de la privatización de la refinería local en la vida barrial, y también en la dinámica comercial y económica de la región:

[…] a partir que privatizaron y echaron tantos trabajadores, se cerraron clínicas, negocios, comercios, compañeros que se mataron. Pasó de todo, porque la fuente más grande de trabajo acá en esta región sigue siendo YPF. (Ramón Garaza, representante gremial y extrabajador de YPF)

Las intervenciones de los extrabajadores se realizan en el espacio urbano, con reclamos postergados de resarcimiento económico o por incumplimiento de participación en acciones de la empresa, que tienen que ver con cuestiones vinculadas a la reparación histórica por los despidos en 1993, pero también con otros efectos de la privatización -como el cierre del Club Social y Deportivo YPF y su intento de recuperación-. Estas demandas se expresan generalmente a escala urbana en la puerta de la refinería o en espacios circundantes a ella.

El corte de ruta o calle fue la metodología de acción directa que se consolidó en respuesta al ajuste neoliberal implementado en ese periodo, tanto a escala local como nacional. Además de canalizar la protesta social, esta metodología implica una construcción de sentidos y significados por parte de los sujetos colectivos vinculados a la efectividad y visibilidad de la intervención en el territorio como campo de disputa. Al respecto existe una amplia bibliografía sobre el corte de ruta o "piquete" en Argentina, que ha sido abordado desde una perspectiva sociológica por Svampa y Pereyra (2009), Torres (2011) y Retamozo (2006), entre otros. Mientras que, desde un enfoque espacial y de la geografía de la resistencia, son relevantes los aportes de Sznol (2008) y Pintos (2004).

En este contexto, el barrio fue la escala urbana más próxima al sujeto-habitante y toda experiencia urbana se remite de un modo u otro a dicho espacio. En las figuras 5 y 6 se nota cómo el nombre marca un signo de pertenencia y apropiación, esto es algo que no ocurre con otros espacios urbanos y que se refiere a una actividad específica, como el barrio Campamento (figura 5), que debe su nombre a las primeras instalaciones de obreros para construir el puerto, y el original Barrio YPF (figura 6) construido en sus comienzos para los cargos jerárquicos y que en la actualidad es habitado por vecinos que no necesariamente trabajaron en la empresa.

Fuente: autora, registro de trabajo de campo, octubre del 2015.

Figura 5 Barrio Campamento 

Fuente: autora, registro de trabajo de campo, octubre del 2016.

Figura 6 Barrio YPF 

Asimismo, en estas ciudades medias las representaciones espaciales respecto al barrio y la localidad entran en tensión, puesto que a veces la escala ciudad se confunde con la escala barrio. En tiempos de prosperidad, pero sobre todo en las crisis económicas, el lugar que se habita es (re) significado permanentemente por los habitantes. De este modo, el barrio y la ciudad adquieren fuerza en los momentos difíciles, son lugares que generan no solo la sensación de refugio y amparo ante la adversidad, sino que efectivamente se demuestra que la ayuda proviene de las redes de solidaridad que se tejen en el espacio barrial. Parte de lo mencionado se refleja en la voz de los entrevistados: "En Ensenada te conocen todos... yo la pasé mal pero a mí la gente me dio una mano, hasta un plan trabajar cobré hasta que enganché algo mejor" (Carlos, 63 años, ex trabajador YPF). "Ensenada primeramente es muy comunitaria. Vecinos, muy sociable, muy solidario un vecino con otro. Aunque nosotros no estemos de acuerdo políticamente con el intendente actual, hizo un montón" (Jorge, 81 años, jubilado de YPF).

El apego al barrio es algo que atraviesa a todas las generaciones, y esto se observa en los trabajadores actuales y más jóvenes, que pudiéndose trasladar a otras zonas de la región, continúan transitando el lugar donde nacieron y los espacios circundantes a la empresa.

Este barrio se llama Juan B. Justo. Las casas de enfrente ya es Barrio Obrero. Esta manzana es del Juan B Justo, cruzando la calle es manzana A del Barrio Obrero. Y nosotros hace como 30 años que estamos acá. (Julián, 26 años, trabajador de Nepea)

La elección de vivir en ese barrio, además de estar ligada a la vida familiar tiene que ver con las imposibilidades de obtener la casa propia; los cambios que ocurren en él, en algunos casos no son visualizados de manera positiva o se los vincula con algún "otro externo" que no es del lugar o con un pasado que en sus representaciones "fue mejor".

Y... como todo barrio, qué sé yo, hoy veo a los chicos que los veía jugar y que hoy salen a robar [...] vino mucha gente de afuera también, trajeron mucha gente, del fondo del Barrio Obrero, de Fuerte Apache, o de otras zonas, y se puso jodido. Que no son de acá de Berisso. (Julián, 26 años, trabajador de Nepea)

Me crié acá y siempre fue un barrio muy tranquilo (barrio Mosconi). Además, mis viejos, mis amigos viven todos por acá. nos conocemos todos, es difícil que me vaya para otro lado. (Gabriel, 39 años, trabajador de YPF)

En el barrio, como en ningún otro espacio, se expresan sentimientos, ideas políticas, religiosas y deportivas, expresiones artísticas, grafitis, etc. (figura 7). Es la escala urbana más próxima al sujeto-habitante, el lugar desde el cual comienza a transitarse la experiencia de vivir en la ciudad.

Fuente: autora, registro de trabajo de campo, septiembre del 2016.

Figura 7 Mural de Eva Perón en el barrio Mosconi de Ensenada 

Los vestigios del paso del tiempo dejan una marca tanto física como simbólica, así, de un modo u otro el pasado se vuelve a (re)significar y adquiere importancia en la apropiación simbólica del espacio como en la construcción de representaciones sociales vinculadas al trabajo y al lugar. Tal como se registra en este fragmento:

El lugar representativo para mí es mi casa materna-paterna. En Villa Detry. Pero no ahora, porque cambió mucho todo eso. Antes, mucho tiempo atrás cuando no había nada enfrente, mi casa era la última casa de todo Ensenada... y veías todo campo, hasta La Plata [...] ahora ya hay casas, hay barrios, hicieron la Petroquímica... (Silvia, 56 años, extrabajadora de YPF)

El recorrido por los barrios cercanos a la fábrica devuelve una imagen nostálgica de una ciudad que ha cambiado al ritmo de los modelos económicos de producción, pasando de un tipo de producción fordista y taylorista a uno flexible y de ensamble. Es por ello que el crecimiento urbano industrial de Ensenada y Berisso se ha ido amoldando a los requerimientos del mercado y los trabajadores se han venido adaptando a este nuevo tipo de contratación. Sin embargo, en sus representaciones espaciales todavía persiste un apego al lugar anclado en el recuerdo de trayectorias laborales pasadas y vivencias barriales que se expresan de modo verbal, pero también físico-espacial, puesto que la actividad fabril dejó marcas y huellas en la morfología urbana que se tradujeron en un tipo de arquitectura característica del lugar.

Otro modo de registrar los procesos de significación y representación fue cuando se les pidió a los entrevistados que, por medio de mapas o esquemas, diagramaran sus principales recorridos, los lugares más significativos de su barrio y de su ciudad.

La elaboración de estos mapas implica un proceso cognitivo que permite procesar la información registrada, las coordenadas en que se ordena y dispone de esas textualidades que llaman la atención, o la forma en que a través de los datos se construye un paisaje representativo. Pero también existe el mapa como productor de sentido, como un sistema significante en el cual la experiencia subjetiva de lo real se traduce en un código simbólico, en un lenguaje cartográfico (Castro Aguirre, 1999).

Tal como expresa Avendaño Arias (2017) en su trabajo sobre las to-porepresentaciones de la inseguridad en Colombia, el análisis de mapas mentales o cualquier tipo de representación gráfica de un espacio que transita y vive una persona cotidianamente debe realizarse en la comprensión de su contexto social y rol de vida, para poder dimensionar el papel que cumplen estas imágenes en una medida mucho más proporcionada y en su incidencia real en las prácticas individuales y sociales.

Por medio de esta cartografía se observó como el entorno urbano es relevante en las experiencias vinculadas al barrio y al trabajo. En Ensenada y Berisso, la actividad industrial forma parte de los imaginarios urbanos y de las representaciones del espacio que los habitantes tienen sobre el lugar.

Los mapas realizados por el sujeto trabajador de YPF permitieron conocer cómo dichos sujetos representan la ciudad y cómo este ejercicio moviliza sentidos y significados respecto al lugar donde viven y trabajan, que muchas veces son olvidados. Aquí la memoria urbana de los sujetos adquiere protagonismo e interpela los discursos hegemónicos que se construyen sobre un lugar.

Algunos ejemplos registraron la importancia del barrio en la cotidianidad, dado que en ellos se expresa al detalle los recorridos que realiza la persona, pero se pierde de vista la visión global de la ciudad. Esto pasa en la figura 8, en la cual se aplica el método itinerante, más primitivo y carente de la visión del conjunto, pero abundante en detalles dado que representa escalas de diferentes grados de orientación o apreciación personal.

Fuente: Dibujo de trabajador retirado de YPF, septiembre del 2015.

Figura 8 Mapa cognitivo de Barrio Villa Detry, Ensenada 

Otros entrevistados pudieron manifestar su apego al lugar y al río por medio de los dibujos (figura 9). Si bien en las entrevistas quedó manifestado, el paisaje ribereño o la referencia al río tienen mucho peso en las representaciones espaciales de estas personas. Incluso, el tema de la contaminación ambiental o la cercanía a la empresa queda soslayado para algunos entrevistados ante el apego a lo natural, a las actividades náuticas y recreativas.

Fuente: dibujo de trabajador de YPF, agosto del 2016.

Figura 9 Mapa del embarcadero a la Isla Paulino 

En un nivel más avanzado de registros, algunos entrevistados, ante la invitación a dibujar su barrio y la ciudad, utilizaron el método global que es detallista y refleja una mentalidad cartográfica con mayor sentido de la orientación. En este tipo de representación se suele utilizar diferentes escalas para el marco más general del entorno urbano hasta llegar al barrio, usando detalles de contexto, completando con elementos principales y tratando ser fieles al máximo a la realidad. En la figura 10, la empresa, cuya ubicación y referencia es central para la vida cotidiana, fue el punto inicial para continuar diagramando un entorno.

Fuente: dibujo de trabajador de YPF (Uocra), octubre del 2016.

Figura 10 Mapa cognitivo realizado en contexto familiar 

Finalmente, la utilización de registros gráficos como los mapas cognitivos que elaboraron los entrevistados, permitió introducir una herramienta metodológica de carácter subjetivo que ayuda a entender la apropiación simbólica del espacio urbano y cómo al momento de graficarlos intervienen vivencias barriales, laborales y familiares de gran importancia para la construcción de un imaginario fuertemente anclado en el trabajo industrial y en el apego al lugar.

Conclusiones

Analizar la dimensión simbólica de los procesos urbanos es un desafío a nivel teórico y metodológico, dada la diversidad de enfoques con los cuales se puede abordar dicha labor.

En este trabajo se recuperan los elementos simbólicos que caracterizan un proceso urbano singular, como fue la instalación de la Refinería en la región, y el impacto que tuvo en la construcción de un imaginario industrial que representan principalmente a Berisso y Ensenada.

A nivel microsociológico se hizo hincapié en el sujeto-habitante-trabajador de estas ciudades y en sus representaciones socioespaciales, en las cuales se pudo registrar la centralidad que posee la fuente de trabajo en el sentido de ser el lugar de los trabajadores y extrabajadores de la Refinería YPF-La Plata que viven y transitan estas ciudades.

Por medio de las cartografías urbanas, se registró la importancia de la experiencia laboral en la vida cotidiana de los sujetos y sus familias, puesto que el trabajo en YPF tenía una capilaridad que atravesaba todos los espacios de la vida del sujeto, principalmente los ámbitos de reproducción externa como clubes, asociaciones, sindicatos, vida barrial, entre otros. En ellos, la vivencia urbana se expresó en el plano simbólico, a través del apego al lugar y de compartir espacios en común como la calle, la plaza, el río y el barrio. No obstante, estos espacios también se encuentran atravesados por la dimensión material, en la cual el trabajo y la empresa tuvieron un lugar central, puesto que la pertenencia a YPF daba una jerarquía a los trabajadores, la cual se traslada también al ámbito familiar, posibilitando el ingreso futuro de otro de sus miembros. En esta dirección, se puede afirmar que los sentidos y significados con los que se construye una identidad no abarcan solo una esfera de la vida del sujeto, sino que esta se configura en relación con la experiencia en el trabajo, la vida política y la ciudad.

Las huellas y marcas que deja el trabajo industrial en ambas ciudades se caracterizaron por medio de la observación participante y el registro fotográfico de intervenciones urbanas y grafitis en calles, plazas y barrios. Ellas muestran la importancia de la industria, y puntualmente de YPF, en la construcción de un imaginario urbano dominante.

Los mapas o diagramas realizados por los trabajadores mientras fueron entrevistados brindaron información valiosa que permitió caracterizar la apropiación simbólica del espacio urbano y cómo al momento de graficarlos se desencadena un proceso cognitivo en el cual intervienen recuerdos y vivencias vinculadas al barrio, al trabajo y la familia. Estas experiencias operan con fuerza en el campo de lo simbólico y en la construcción de representaciones espaciales que alimentan fehacientemente el imaginario urbano industrial de las ciudades en las que viven. Al momento de representar los espacios diarios transitados, la refinería aparece como elemento estructurante de estas representaciones gráficas.

A partir de los distintos relatos y narrativas urbanas de los trabajadores, se pudo identificar las elaboraciones simbólicas que se construyen alrededor del lugar y el trabajo, por medio de un devenir permanente entre lo material y lo simbólico, que se encuentra atravesado por la temporalidad de los procesos económicos y sociales.

Finalmente, si bien esta investigación se centra en un caso de estudio paradigmático para la Argentina, la privatización de YPF, esta medida económica fue implementada en varios países de Latinoamérica, y en su mayoría en empresas de gestión estatal, dado que desde la mirada neoliberal estas eran mal administradas. Generalmente, tales procesos de reestructuración del capital no tienen en cuenta el impacto socioterritorial en las ciudades donde se instalaron dichas empresas, ni en la vida cotidiana de sus habitantes y trabajadores, es decir, en su experiencia vivida y sentida desde el trabajo, el barrio y la ciudad.

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* Artículo derivado de la tesis doctoral Vivir y representar la ciudad desde el trabajo. Experiencia urbana, imaginarios y construcción de identidad de los trabajadores y ex trabajadores de la refinería YFF-La Plata (1993-2015), desarrollada en el Centro Interdisciplinarios de Estudios Complejos, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina, durante los años 2015-2019. Asimismo, agradezco al Conicet dado que la elaboración de éste manuscrito se da en el marco de la beca Postdoctoral 2020-2022.

1Es parte de la empresa petrolera nacional YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales).

2El Complejo Industrial La Plata (CILP) es uno de los complejos más importantes de América del Sur y uno de los activos industriales más dinámicos de la República Argentina perteneciente a YPF. Se encuentra en Ensenada, Provincia de Buenos Aires y abarca una superficie aproximada de 450 hectáreas. El CILP está integrado por: Refinería La Plata, Complejo Química, Puerto, Terminal de Despacho y Planta de GLP. Tiene una capacidad de refinación de 190 000 barriles por día, 118 800 barriles diarios de conversión y un índice de Complejidad Solomon de 8,2. La refinería posee la capacidad de procesar todas las variedades de crudo que se producen en el país para obtener una amplia gama de productos. También cuenta con una planta de elaboración de bases lubricantes, parafinas, extractos aromáticos y asfaltos y productos petroquímicos (Toccaceli y Aguilar, 2014).

3Expresión coloquial que hace referencia al trabajo en la empresa YPF, la cual es muy utilizada por los entrevistados y los pobladores locales.

4Referencia coloquial al trabajo ocasional, generalmente en tareas menores, que permite la subsistencia mientras se busca otro trabajo de carácter fijo, y es precarizado dado que no se cuenta con los beneficios de seguridad social.

Cómo citar: Ursino, S. (2021). Representaciones socioespaciales de los trabajadores y extrabajadores de la Refinería YPF-La Plata (1993-2015). Un análisis desde los imaginarios y la experiencia urbana. Revista Colombiana de Sociología, 44(1), 45-72. DOI: https://doi.org/10.15446/rcs.v44n1.87885

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Recibido: 31 de Mayo de 2020; Aprobado: 08 de Octubre de 2020

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