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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

versión impresa ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.48 no.2 Bogotá jul./dic. 2021  Epub 23-Jun-2021

https://doi.org/10.15446/achsc.v48n2.95656 

Artículos dossier

El Fondo de Cultura Económica y su sucursal en Argentina: convenios comerciales y circulación de producciones editoriales (1945-1955)*

The Fondo de Cultura Económica and its Branch in Argentina: Trade Agreements and Circulation of Editorial Productions (1945-1955)

O Fondo de Cultura Económica e sua filial na Argentina: acordos comerciais e circulação de produções editoriais (1945-1955)

FRANCISCO JOEL GUZMAN ANGUIANO** 

**Centro de Estudios Históricos El Colegio de México Ciudad de México, México, fguzman@colmex.mx


RESUMEN

Objetivo:

Este artículo busca analizar la formación y desarrollo de los convenios comerciales que realizó la sucursal argentina del Fondo de Cultura Económica (FCE) durante sus primeros diez años de funcionamiento (1945-1956) y cómo ello afectó la circulación de diferentes producciones editoriales. Esto se analiza en el marco del colapso de la industria editorial española y la emergencia de nuevos centros productores en Latinoamérica durante las décadas de 1930 y 1940, lo que funcionó como escenario para la internacionalización de diferentes editoriales de la región, destacando el caso de la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica.

Metodología:

Retomando la importancia de la contingencia histórica como marco de cambio histórico, el estudio centra su atención en las transformaciones de las estrategias comerciales iniciales que adoptaron los directivos de la editorial a la luz de diversas problemáticas económicas y políticas que enfrentaron durante los años del primer peronismo.

Originalidad:

El estudio de las estrategias de expansión internacional que emplearon diversas editoriales latinoamericanas durante mediados del siglo XX ha sido un aspecto pendiente dentro de la historiografía sobre el tema, debido a la dificultad para acceder a fuentes documentales que permitieran conocer a profundidad y en detalle la evolución de este tipo de tácticas. Es por ello que esta investigación resulta útil para profundizar en las adaptaciones comerciales y editoriales que definieron las dinámicas del mundo editorial latinoamericano de la época.

Conclusiones:

Este trabajo permite comprender la forma en que la sucursal argentina del FCE fungió como un nodo de comunicación entre las industrias y los mercados editoriales de México y Argentina. A su vez es posible comprender las transformaciones editoriales que vivió el FCE a la luz de los cambios económicos globales y las medidas que adoptó el gobierno encabezado por Juan Domingo Perón.

Palabras clave: Comercio editorial; editoriales; Fondo de Cultura Económica; libros; México; peronismo

ABSTRACT

Objective:

This article analyses the formation and development ofthe commercial agreements that the Argentine Branch of the Fondo de Cultura Económica (FCE) made during its first ten years of operation (1945-1956), and how this affected the circulation of different editorial productions. This is analyzed within the framework of the collapse of the Spanish publishing industry and the emergence of new editorial production centers in Latin America during the 1930s and 1940s, which served as the stage for the internationalization of different publishers in the region, highlighting the case of the Mexican publishing house Fondo de Cultura Económica.

Methodology:

Returning to the importance of historical contingency as a framework for historical change, the study focuses its attention on the changes of the initial commercial strategies adopted by the editorial directors in light of various economic and political problems faced during the years of the first Peronism.

Originality:

The study of the international expansion strategies used by various Latin American publishers during the mid-20th century has been a pending aspect within the historiography on the subject due to the difficulty of obtaining documentary sources that allow us to know in-depth the evolution of these kinds of tactics. That is why this work is useful to delve into the commercial and editorial adaptations that defined the dynamics of the Latin American publishing world at the time.

Conclusions:

This work allows us to understand how the Argentine branch of the FCE served as a communication node between the industries and the publishing markets of Mexico and Argentina. At the same time, it is possible to understand the editorial transformations that the FCE went through in light of global economic changes and the measures adopted by the government headed by Juan Domingo Perón.

Keywords: books; Fondo de Cultura Económica, Mexico; peronism; publishing house; publishing trade

RESUMO

Objetivo:

O artigo procura analisar a formação e o desenvolvimento dos acordos comerciais que a filial argentina do Fondo de Cultura Económica (FCE) celebrou durante seus primeiros dez anos de funcionamento (1945-1956) e como isso afetou a circulação das diferentes produções editoriais. Este é analisado no quadro do colapso da indústria editorial espanhola e do surgimento de novos centros de produção na América Latina durante as décadas de 1930 e 1940, que serviram de palco para a internacionalização de diferentes editoras da região, com destaque para o caso da editora mexicana Fondo de Cultura Económica.

Metodologia:

Retornando à importância da contingência histórica como um quadro para a mudança histórica, o estudo concentra sua atenção nas mudanças nas estratégias comerciais iniciais adotadas pelos diretores editoriais à luz dos vários problemas econômicos e políticos que enfrentaram durante os anos do primeiro peronismo.

Originalidade:

O estudo das estratégias de expansão internacional utilizadas por diversas editoras latino-americanas durante meados do século XX foi um aspecto pendente na historiografia sobre o assunto, devido à dificuldade de obtenção de fontes documentais para conhecer em profundidade e detalhadamente a evolução de esses tipos de táticas. É por isso que esta investigação é útil para mergulhar nas adaptações comerciais e editoriais que definiram a dinâmica do mundo editorial latino-americano na época.

Conclusões:

Este trabalho permite compreender a forma como a sucursal argentina da FCE funcionou como um nó de comunicação entre as indústrias e os mercados editoriais do México e da Argentina. Ao mesmo tempo, é possível compreender as transformações editoriais pelas quais passou o FCE diante das mudanças econômicas globais e as medidas adotadas pelo governo chefiado por Juan Domingo Perón.

Palavras-chave: Comércio editorial; editoriais; Fondo de Cultura Económica; livros; Mexico; peronismo

El estallido de la Guerra Civil española en 1936 representó una oportunidad de oro para las industrias editoriales de diferentes países latinoamericanos. El colapso de la producción editorial española, debido a la destrucción material y humana de su infraestructura ocasionada por la guerra,1 fue aprovechado por países como Argentina, México o Chile, los cuales buscaron llenar el hueco que la nación ibérica había dejado en la región latinoamericana.2

La emergencia de estos nuevos centros productores de lengua española propició la aparición de intereses trasnacionales en las editoriales más importantes de la región. Ante la equiparación de condiciones de producción y circulación de libros entre España y los países latinoamericanos, la situación favoreció que los sellos más fuertes buscaran traspasar sus fronteras nacionales e internacionalizarse, con la intención de posicionar su producción en nuevos mercados y, con ello, recibir mayores ganancias económicas, así como mayor influencia política y cultural.3 En este sentido, la instalación de sucursales propias fue una estrategia muy usada por las editoriales de la época, pues fungió como una forma de consolidar su presencia en nuevos mercados. Sobre este aspecto trata el presente artículo.

Para profundizar en lo anterior, se toma el caso del Fondo de Cultura Económica, editorial mexicana creada en la década de 1930 por iniciativa de diversos economistas como Daniel Cosío Villegas (quien fue su primer director), Edmundo Villaseñor o Jesús Silva Herzog, quienes durante las décadas de 1940 y 1950 buscaron crear y consolidar la presencia del sello en diversos países del continente americano.4 La necesidad de explorar nuevos mercados resultó vital para el crecimiento del Fondo durante estos años, ya que con el aumento de sus colecciones y su producción de libros, fue necesario encontrarles acomodos más allá del territorio mexicano. Para ello, la editorial decidió fundar en 1945 su primera sucursal extranjera, la cual abrió en Argentina, bajo el mando de Arnaldo Orfila Reynal, teniendo como principal objetivo la distribución y comercialización de su producción editorial.

Parte de la historiografía sobre la internacionalización editorial en el mundo iberoamericano del siglo XX se ha nutrido de las perspectivas teóricas de la Escuela de Upsala y la teoría evolutiva de la corporación internacional. Así, el proceso se ha visto como algo gradual y acumulativo a largo plazo, que atraviesa una serie de etapas que permiten comprender la fortaleza de su presencia en los mercados externos.5 Si bien coincido con algunas de las propuestas de esta perspectiva, como la selección lógica de nuevos mercados de acuerdo con afinidades psicológicas y culturales que resulten más próximos, considero que también es necesario poner en relieve lo no gradual y acumulativo del proceso de expansión internacional debido al surgimiento de contingencias que ponen en cuestión y alteran las experiencias e ilusiones iniciales con los cuales se aventuraron las editoriales. A su vez, es necesario resaltar los condicionantes que llevan a la transformación o fracaso de estas iniciativas internacionales, con el objetivo de visualizar "retrocesos" o alteraciones que propician metamorfosis en las dinámicas del campo editorial. Por ello considero útil la propuesta de Sorá de "espacio editorial iberoamericano".

Siguiendo el caso de la sucursal argentina del FCE en sus primeros años, quiero poner en tensión las diversas contingencias históricas que afectaron y transformaron las estrategias iniciales de la filial. En este sentido, me centro en las formas de asociación y distribución comercial y editorial que el Fondo desarrolló con distintos actores argentinos y mexicanos. Esto permite observar los "retrocesos" y alteraciones que replantearon los escenarios e impulsaron cambios en las formas de trabajo de la editorial. En este sentido, los reajustes económicos globales en el entorno de la posguerra y la situación económica y política imperante en la Argentina peronista jugaron un papel fundamental en dichos cambios.

Para explicar lo anterior, el artículo está dividido en tres partes. La primera se centra en explicar el desarrollo de la sucursal en sus años iniciales y las problemáticas que enfrentó a la luz de las contingencias históricas de la época. Después se exploran las asociaciones que el Fondo y la sucursal realizaron con otras editoriales para la distribución y venta de sus libros en Argentina y España, así como las alteraciones de los planes iniciales. Por último, se profundiza en los convenios comerciales de la sucursal con editoriales y revistas de México y Argentina y las condiciones y problemáticas que atravesaron dichos convenios.

La sucursal argentina del Fondo: conformación y problemáticas en sus primeros años (1945-1956)

La formación de un organismo propio en Argentina respondió al especial interés que la editorial mexicana tenía por este país.6 Tal como señala una amplia bibliografía, esto se debió a que la producción editorial se encontraba en pleno auge. Vivía lo que algunos autores llaman su época de oro, aunque con una producción enfocada principalmente en la literatura, con pocas colecciones de ciencias sociales.7 Esto significaba un nicho de mercado desatendido, lo que representó una oportunidad para el Fondo de incrementar sus ventas e ingresos económicos. Por ello, la editorial decidió formar una sucursal propia, la cual comenzó a funcionar en enero de 1945 bajo la administración de Arnaldo Orfila.8 Entre las atribuciones legales que se le dio a la sucursal estuvieron la venta, la distribución de libros, la transferencia de recursos monetarios, además de la capacidad de celebrar contratos y asociaciones tanto en Argentina como en Uruguay y Paraguay.9 Durante la gestión de Orfila (1945-1948), la sucursal vivió un proceso de estructuración de funciones y procesos de operación cotidianas tales como ventas, distribución a lo largo de Argentina, contratación de nuevos libros, estrategias publicitarias o la transferencia de las ganancias del organismo hacía la casa matriz en México. Para esto último, la sucursal presentaba sus facturas de venta certificadas ante el Banco Central Argentino para conseguir los dólares necesarios con los cuales cubrir el envío del saldo a un banco en Nueva York, desde donde se triangulaba dicha transferencia con otro banco en México. A ello se sumó contar con una plantilla laboral que desarrollara las actividades de comercialización,10 con ocupaciones como corredores comerciales, contador, facturista, propagandista y encargado de almacén. Entre los trabajadores de planta, cabe señalar, había personal que militaba o había militado en el Partido Socialista Argentino, como el mismo Orfila,11 María Elena Satostegui12 o Delia Etcheverry, quien reemplazaría a Orfila en la gerencia de la sucursal en 1948.13

A finales de la gerencia de Arnaldo Orfila, y con la llegada de Etcheverry a la gerencia en 1948, se vivieron una serie de transformaciones globales y nacionales que afectaron el funcionamiento de la sucursal. Los reacomodos económicos globales posteriores a la Segunda Guerra Mundial propiciaron que los precios mundiales de las materias primas cayeran, afectando a los países productores como Argentina. Esto trajo un desajuste en la balanza comercial argentina. El menor flujo de divisas extranjeras provocó un aumento de la inflación, así como una merma en su capacidad de pago de importaciones.14 Lo anterior llevó a que el gobierno peronista aplicara una política de permisos cambiarios para realizar transferencias bancarias internacionales con el propósito de regular el flujo de divisas, principalmente de dólares. Esto ocasionó que la sucursal ajustara los traslados de saldos, sumando el proceso burocrático de la solicitud de los permisos ante el Banco Central Argentino.15

La aplicación de esta política causó fricciones entre los directivos del Fondo con las autoridades peronistas debido al otorgamiento irregular de permisos cambiarios para la editorial -y para las editoriales en general-, lo que inmovilizó la transferencia de las ganancias de la sucursal. Esto se debió a la escasez de divisas del gobierno argentino, el cual priorizó otorgar permisos a aquellos productos considerados esenciales para la economía.16 La junta de gobierno de la editorial, aprovechando sus vínculos con el gobierno mexicano, se apoyó en la estructura diplomática de este país en Argentina para realizar presión y realizar un acuerdo que regularizara el otorgamiento de permisos. Entre vaivenes diplomáticos y problemas económicos para el Fondo, propiciados por la continua devaluación de la moneda argentina -y con ello de los fondos de la sucursal-, se logró un acuerdo en diciembre en 1950, el cual permitió la trasferencia de los saldos pendientes, aunque sin regularizar el otorgamiento de permisos cambiarios.17

A esta situación frágil para la sucursal se sumó, en enero de 1950, una imposición de permisos de importación con el propósito de controlar aún más el ingreso de mercancías y el flujo de divisas.18 Al igual que lo sucedido con los permisos cambiarios, los permisos de importación se otorgaron de forma irregular, lo que dificultó el ingreso de embarques de libros para el Fondo en Argentina y provocó que por momentos se agotara el stock y la sucursal quedara paralizada. Esto sumó más tensión a las ya complejas relaciones entre la editorial y las autoridades argentinas. Fueron constantes los choques entre ambas partes con el propósito de renovar el acuerdo alcanzado en 1950 y regularizar el funcionamiento del intercambio editorial entre los dos países. En 1952 y 1954 se lograron renovaciones parciales, pero no sería sino hasta la caída del peronismo en 1955, a causa de la llamada Revolución Libertadora, que la situación de la sucursal se regularizaría. Con las nuevas autoridades argentinas la editorial logró un acuerdo en el cual el gobierno argentino se comprometió a autorizar la transferencia de los saldos pendientes, mientras que la sucursal aceptó que, desde ese momento, dichas transferencias se realizaran por medio del sistema libre de divisas, evitando fijar un precio preferente en la adquisición de moneda extranjera, como venía operando hasta entonces.19

Convenios de venta y distribución: la asociación con otros organismos argentinos

A partir de los problemas que enfrentó la sucursal entre 1948 y 1955, debido a contingencias globales que impactaron las políticas económicas del gobierno peronista, es posible interpretar una serie de transformaciones en las estrategias que adoptó la gerencia de la sucursal respecto a la firma de convenios de venta y distribución con distintas editoriales argentinas, al ver mermadas su capacidad económica y rentabilidad.

Algunas de las iniciativas que la sucursal proyectó en un inicio -como la venta a crédito o la distribución de libros a España- requerían una gran cantidad de recursos económicos, de los cuales no disponía. Esto llevó a que la editorial buscara asociaciones con editores y comerciantes argentinos para la firma de acuerdos comerciales. Estos tenían el propósito de unificar recursos por medio de un convenio y emprender la actividad pactada -ya fuese la venta o distribución de obras-, compartiendo las ganancias económicas entre los miembros de la sociedad. Por lo general, este tipo de asociaciones duraban poco debido a los constantes desacuerdos económicos y comerciales entre los socios.

Uno de estos acuerdos comerciales fue la Empresa de Difusión Editorial (EDE), creada en asociación con las editoriales Atlántida (dirigida por F. Salcedo) y Sudamericana (dirigida por Antonio López Llausas),20 con Miguel Intaglietta al frente.21 Esta empresa tenía como propósito vender colecciones de libros de las editoriales asociadas en versiones de lujo, enfocando dicha oferta al público coleccionista y bibliófilo. La asociación se planteó con el propósito de facilitar que el método de pago fuese a créditos blandos a mediano plazo.22

El funcionamiento de EDE fue irregular desde su inicio en 1947, ya que las ventas de las colecciones del Fondo -como Tierra Firme, Tezontle o Economía- eran bajas en comparación con las logradas por las editoriales socias, a pesar de que estas tampoco eran significativas.23 Esto causó desacuerdos entre las editoriales y la distribuidora, pues esta última, ante las pocas ventas, trató de violar el acuerdo de exclusividad de distribución para comercializar libros de otras casas editoras y hacer más dinámico el negocio.24 Las editoriales socias, por supuesto, se negaron, pues consideraban que la empresa había sido creada solo para sus colecciones.25 Ante estos malentendidos, EDE decidió no hacer pedidos a las editoriales socias en octubre de 1949, además de evitar que sus corredores de ventas laborasen para estos sellos.26 Como resultado, los socios determinaron disolver la sociedad en abril de 1950. Sin embargo, para el caso del Fondo, la decisión también estuvo influenciada por la cuestión de las pérdidas económicas que había tenido la empresa, sobre todo en la coyuntura de las dificultades económicas propiciadas por los permisos cambiarios.27

Otro convenio que el Fondo elaboró con organismos argentinos fue para la distribución de sus libros hacía España. Ante la inexistencia de relaciones formales entre el gobierno mexicano y el español al término de la Guerra Civil española, las relaciones comerciales entre estos dos países se vieron seriamente afectadas.28 Por ello, el Fondo vio al territorio argentino como un espacio de conexión para el envío de sus paquetes de libros hacía España, debido a que existían buenas relaciones comerciales entre el gobierno franquista y el peronista.29

Ante esta iniciativa, el Fondo buscó asociarse con otras editoriales ya que la cuestión no se limitaba al envío de libros hacía España, sino que implicaba también su recepción, distribución y venta dentro del país ibérico. Para ello se formó la Editorial y Distribuidora Hispanoamericana S. A. (EDHASA) en enero de 1947, producto de la sociedad del Fondo con las editoriales argentinas Sudamericana y Emecé.30 Con la unión de estas editoriales latinoamericanas, se tuvo una mayor capacidad de penetración comercial en el territorio español,31 facilitando la tarea para la sucursal argentina, que se limitaba a coordinar el tránsito de los paquetes de libros en su camino desde México a España. Esto consistía en la recepción de paquetes enviados por la casa matriz a la aduana argentina, los cuales eran remarcados con etiquetas de la sucursal para cubrir los rótulos anteriores con los nuevos y así dar la impresión de que los paquetes no habían sido enviados desde México sino de Argentina.32

Inicialmente Arnaldo Orfila mantuvo una postura mesurada sobre el desarrollo de EDHASA, pues aunque consideraba que las ventas registradas eran buenas para el arranque de la empresa, también tenía dudas sobre cómo podría reaccionar el mercado editorial español a la implementación de medidas proteccionistas por parte del gobierno franquista para la defensa de su industria editorial.33 Esto se hizo realidad cuando el gobierno español comenzó a obstaculizar las transferencias de las ganancias económicas hacía Argentina, lo que complicó su funcionamiento y causó tensiones entre las distintas editoriales asociadas.34

Estas dificultades llevaron a que Sudamericana y Emecé buscaran terminar con EDHASA.35 La insistencia de los socios por liquidar la distribuidora fue persistente, como revelan las continuas peticiones que llegaban a la junta de gobierno para que se resolviera la situación y las constantes solicitudes de informes a la gerencia de la sucursal argentina sobre el funcionamiento de EDHASA para resolver lo conveniente.36 Ante la insistencia de los socios, en marzo de 1952 la dirección del Fondo decidió mantener el funcionamiento de la distribuidora, liquidó las partes de Sudamericana y Emecé y dejó a José María Llovet -hijo de Antonio López Llausas- al frente de la compañía.37

La persistencia del Fondo para proseguir con EDHASA en solitario se explica por la rentabilidad del negocio para la editorial. Distinto fue el caso de Sudamericana y Emecé, para las cuales resultó más conveniente salirse de la asociación que seguir con ella, ante las dificultades económicas que suponía la coyuntura económica del peronismo. Esto implicó una transformación en la estrategia inicial de la editorial mexicana, que buscó adaptarse al nuevo entorno del campo editorial modificando el funcionamiento de EDHASA, pero procurando mantener la ganancia económica a su favor.

Comercialización de la producción ajena entre México y Argentina

La sucursal argentina del Fondo también desarrolló otro tipo de asociaciones con actores mexicanos y argentinos, principalmente editoriales más pequeñas, revistas y autores. Con estos convenios comerciales, la sucursal se encargó de la venta y distribución de los impresos de "pequeños productores" tanto en Argentina como en otros países latinoamericanos, con lo cual los acuerdos se convirtieron en un nodo de distribución y comunicación entre diversas industrias y mercados de la región. Pero esta estrategia que desarrolló la sucursal en sus inicios se modificó a la luz de los problemas económicos que enfrentó a causa de la imposición de los permisos cambiarios y de importación.

En un inicio, la editorial mexicana analizaba cada propuesta de convenio, con base en la viabilidad económica y el margen de ganancias que este dejaría. Ello se debía a que la realización de estas actividades implicaba el consumo de importantes recursos para el Fondo, como los costos monetarios del envío de libros y la fuerza laboral. Por su parte, las editoriales, revistas y autores que negociaban un convenio comercial con la sucursal tenían como motivación lograr mayor circulación de sus obras en nuevos mercados a los cuales no podían acceder por sí solos. Tal como señala Gustavo Sorá, no todas las empresas editoriales -mucho menos un autor individual- tenían los recursos financieros y humanos para superar las fronteras nacionales y acceder a otros mercados de la región.38

A lo largo del periodo estudiado, fueron cinco las editoriales mexicanas que el Fondo distribuyó en Argentina. En la siguiente tabla se detallan tanto la editorial como el periodo durante el cual fue distribuida.

Tabla 1 Editoriales mexicanas distribuidas por la sucursal argentina del FCE. 

Editorial Distribución
El Colegio de México 1945-1956
Cuadernos Americanos 1945-1956
Porrúa 1947-1956
UNAM 1950-1956
Instituto Panamericano de Geografía e Historia -

Fuente: elaboración propia a partir de Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica (AHFCE), Ciudad de México, Fondo Filial Argentina.

Tal como es posible observar, algunos de estos sellos, como Cuadernos Americanos o El Colegio de México (COLMEX), empezaron a distribuirse a la par de la formación de la sucursal en 1945.39 A su vez, los directivos del FCE mantenían estrechos vínculos con algunas de estas instancias, como en el caso del COLMEX, institución en la que se encontraba Daniel Cosío Villegas, o el Instituto Panamericano de Geografía e Historia, del cual era director el historiador Silvio Zavala, asesor de la colección de historia del FCE.40

A pesar de que los convenios firmados con las editoriales mexicanas se suponían viables, las ventas no siempre prosperaban de acuerdo con los cálculos iniciales, aun cuando al Fondo se le ofrecía un porcentaje considerable de descuento sobre el costo original del libro -entre el 40 y el 50 %-, con el objetivo de que fuera redituable para la editorial. Es por ello que en diferentes ocasiones existió la necesidad de ajustar el acuerdo inicial para hacer plausible el funcionamiento del convenio. Así sucedió con la editorial Porrúa, con la cual se acordó un 30 % de descuento en el precio de los libros, pero en la práctica, la cifra resultó ser insuficiente para que el Fondo tuviera ganancias. De ahí que, por sugerencia de Daniel Cosío Villegas, Arnaldo Orfila tuviese que aumentar el precio de venta al público de los libros de Porrúa en un 50 % para hacer la operación económicamente viable.41

Por otro lado, los convenios comerciales con revistas mexicanas generalmente involucraron a personas que estaban vinculadas de una u otra forma al Fondo como miembros de la junta de gobierno o autores publicados por la editorial. Esto propiciaba cierta cercanía y compromiso por parte de los directivos del sello mexicano para aceptar la firma del convenio y que la publicación fuera distribuida por la sucursal argentina. El funcionamiento de estos acuerdos representaba una triple tarea para la sucursal, pues esta se encargaba de la circulación, comercialización y transferencia de las ganancias a México. Como es posible observar en la siguiente tabla, fueron siete las revistas que se comercializaron durante los años estudiados:

Tabla 2 Revistas distribuidas en Argentina por la sucursal del FCE. 

Revista Titular / encargado Distribución
Cuadernos Americanos Jesús Silva Herzog 1945-1956
El Trimestre Económico Daniel Cosío Villegas 1945-1956
Revista de Filosofía y Letras Eduardo García Máynez 1947-1956
Revista Mexicana de Sociología Lucio Mendieta y Núñez 1947-1950
Revista de América Germán Arciniegas 1947-1952
El Hijo Pródigo Octavio Barreda 1947-1948
Tiempo Martín Luis Guzmán 1948

Fuente: elaboración propia a partir de AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina.

La operación de este tipo de convenios comerciales también fue susceptible a problemas políticos. Las revistas ocasionalmente abordaban temas que causaban molestia a las autoridades peronistas y esto significaba inconvenientes para la sucursal.42 Este fue el caso de las restricciones a la circulación que impuso el gobierno argentino a diversos números de Cuadernos Americanos en 1953, debido a la publicación del artículo de Víctor Alba, "El movimiento obrero en América Latina". Allí, el autor hacía fuertes críticas en contra de distintas agrupaciones sindicales en diversos países de la región e incluía al movimiento sindical peronista como uno de los sectores imputados.43 El texto causó malestar en ciertas esferas del gobierno peronista, las cuales comenzaron a obstaculizar la comercialización de la revista por medio de la interceptación de los paquetes que se enviaban desde México en la aduana argentina.44 Esto despertó suspicacia en los trabajadores de la casa matriz del Fondo, quienes pidieron una audiencia con el embajador mexicano en Argentina para plantearle la situación. Intuían que de entrada existía una prohibición de entrada a Cuadernos Americanos al país sudamericano. El embajador se comprometió a dialogar con los directivos de correos y de la aduana argentina.45 Producto de ese diálogo, se confirmó el veto y se posibilitó su levantamiento, así como la devolución de los paquetes que permanecían en poder de la aduana. El embajador también señaló que las autoridades argentinas habían lanzado la advertencia de que la situación no se volvería a repetir, siempre y cuando la revista no tuviera contenidos "pecaminosos".46 Como se puede observar, los convenios de distribución con editoriales y revistas mexicanas se firmaron durante los primeros años de operación de la sucursal y formaron parte de las estrategias iniciales de operación del organismo. Sin embargo, con los problemas vividos por el Fondo en Argentina a raíz de la aplicación de permisos cambiarios y de importación, se dejaron de realizar convenios comerciales con terceros -salvo el caso de la UNAM en 1950-. Es posible suponer que esta negativa a firmar nuevos acuerdos se debió a los altos costos que implicaban este tipo de operaciones y el poco margen de ganancias económicas, las cuales se veían aún más limitadas por las dificultades para transferir los saldos hacía México. A ello también se pueden sumar las trabas a la operación de la sucursal por motivos políticos, razones por las cuales la sucursal y la casa matriz optaron por prescindir de cualquier nueva propuesta de acuerdo y limitarse a continuar con los convenios ya vigentes.

Por otro lado, para los convenios comerciales celebrados con escritores argentinos para la distribución de sus libros en México, la sucursal solo funcionó como encargada del envío de los ejemplares, dejando el resto de las tareas a la casa matriz del Fondo. Estos acuerdos inicialmente fueron bien vistos por la editorial, pero a partir de 1948 comenzaron a ser rechazados. Este cambio de postura se debió a lo sucedido con el convenio celebrado en 1948 con Juan Esteban Pessano para la distribución de su libro Cáncer. Introducción a su diagnóstico. En dicho convenio se acordó la distribución de cincuenta ejemplares del libro en México, con un pago de quince pesos argentinos por libro vendido para el autor.47 Sin embargo, una vez comenzó su comercialización, las ventas no evolucionaron de la manera esperada. Pasado un año de la firma del acuerdo, no se había vendido ningún ejemplar. Arnaldo Orfila consideró que las nulas ventas se debían a que el libro no tenía un perfil adecuado como texto escolar -su principal mercado-, lo que dificultaba su comercialización frente a otras obras del mismo perfil.48 A partir de este suceso, las autoridades del Fondo determinaron rechazar cualquier propuesta de convenio de este tipo. Esta decisión también puede ser entendida a partir de las limitaciones económicas que empezó a sufrir la editorial con la imposición de los permisos cambiarios, pues al tener una gran cantidad de recursos económicos "inmovilizados" por la situación en Argentina,49 la falta de fluidez monetaria llevó a la editorial a disminuir pérdidas o gastos considerados innecesarios.

Por su parte, los convenios de comercialización con revistas argentinas siguieron parámetros muy similares a los mexicanos, ya que solo se aceptaron aquellos provenientes de personas que tenían estrechas relaciones con la editorial, como es el caso de Victoria Ocampo con Sur y José Luis Romero con Imago Mundi, cercanos a Daniel Cosío Villegas y Arnaldo Orfila. En estos convenios la sucursal era la encargada del envío de los ejemplares hacía México. A su vez, la casa matriz se encargaba de distribuir y vender, además de realizar la cobranza y la trasferencia de los saldos de venta.

Con todo, la sucursal también rechazó propuestas de personas cercanas a ella, como es el caso de Francisco Ayala y su revista Realidad. Este escritor español propuso a Arnaldo Orfila la posibilidad de que el Fondo se encargara de distribuir la publicación en México, apelando a las buenas relaciones que mantenía con Daniel Cosío Villegas,50 pero ante la solicitud, Cosío Villegas se mostró inflexible y la rechazó de la siguiente manera:

Ningún inconveniente tendríamos en encargarnos de la distribución en México de REALIDAD; pero como sé perfectamente bien que la revista por más que se haga, se venderá apenas, y como sé también que los directores de ella, quien quiera que sean, no admitirán que la poca venta se debe a la falta de interés en el público sino a ineptitud del distribuidor, prefiero privarme del placer de prestar un servicio y de ganar para el Fondo diez centavos mensuales, con tal de mantener el prestigio de nuestra casa.51

La negativa de Cosío Villegas para aceptar la solicitud del acuerdo saca a relucir dos elementos que la editorial consideraba fundamentales para la formalización de un convenio justo en la coyuntura de la imposición de permisos cambiarios. El primero era la viabilidad económica de la empresa. De ahí que se rechazaran todas las propuestas que resultaran perjudiciales para las finanzas de la editorial. El segundo era la formalidad de las relaciones que llevaría con los encargados de las publicaciones, con quienes se buscaba evitar conflictos innecesarios a futuro debido a la cercanía que tenían algunos de ellos a la editorial. Es posible intuir que a posteriori este tipo de negativas se generalizó aún más, pues ante los perjuicios monetarios que sufrió la editorial con los problemas de la sucursal, se aumentaron los esfuerzos por reducir gastos innecesarios y empresas sin ganancias económicas.52

Conclusiones

A partir de las páginas anteriores es posible considerar que durante sus primeros años de funcionamiento la sucursal argentina del Fondo de Cultura Económica fungió como un nodo de comunicación entre las industrias y los mercados editoriales de México y Argentina. Esto la puso en una posición particular para comprender las relaciones políticas, económicas, culturales y editoriales en la región. El papel que desarrolló en la política de expansión comercial desarrollada por el Fondo en la década de 1940 y 1950 permite considerarla la puerta de entrada de la editorial mexicana a los mercados globales, pues no solo sirvió como contacto para otros países de la región -como Chile, Uruguay o Paraguay- sino que también fue el acceso al mercado español. En este sentido, es posible considerar que las sucursales y filiales extranjeras que formaron diversas editoriales latinoamericanas durante esta época fungieron como organismos de avanzada que permitieron su inserción e interacción con nuevos mercados editoriales.

Asimismo, el caso de la sucursal argentina del Fondo de Cultura Económica hace necesario poner en relieve los problemas que vivieron este tipo de organismos a la luz de eventualidades históricas inesperadas que provocaron virajes en las estrategias inicialmente adoptadas y transformaciones en sus mecanismos y lógicas de funcionamiento. Esto con el propósito de ver las sucursales no solo como estadios de experiencias que siguen una lógica predeterminada y ascendente, sino como mecanismos contingentes, susceptibles a "retrocesos" o fracasos en su operación cotidiana que ocasionalmente las llevaron a su cierre.

De cara a futuras investigaciones, resulta conveniente señalar la necesidad de profundizar en el estudio de las representaciones comerciales de editoriales latinoamericanas en mercados externos a sus países de origen. A través de ellas resulta posible conocer algunas de las tensiones y negociaciones fundamentales del campo editorial latinoamericano de mediados del siglo XX, sobre todo en el cruce de dinámicas nacionales, internacionales y globales, capaz de provocar rearticulaciones y fragmentaciones momentáneas. A su vez es necesario profundizar en el análisis de las legislaciones aplicadas por los gobiernos a la exportación e importación de libros durante la época, y cómo esto llevó a confrontaciones entre diversos actores de los principales centros editoriales del periodo: Argentina, México y España.

Obras citadas

I. FUENTES PRIMARIAS

Archivos

Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica (AHFCE), Ciudad de México, México [ Links ]

Fondo Autores Fondo Filial Argentina Fondo Junta de Gobierno [ Links ]

Publicaciones periódicas

Revistas [ Links ]

Cuadernos Americanos (1953) [ Links ]

II. FUENTES SECUNDARIAS

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*El presente artículo forma parte de la investigación de tesis para optar al título de maestro en Historia en la Universidad Nacional Autónoma de México, "La sucursal argentina del Fondo de Cultura Económica en sus primeros años: circuito editorial y prácticas (1945-1955)", defendida en septiembre del 2019.

1Jesús A. Martínez Martín, "La autarquía editorial. Los años cuarenta y cincuenta", Historia de la edición en España 1939-1975, dir. Jesús A. Martínez Martín (Madrid: Marcial Pons, 2015) 233-271.

2La bibliografía sobre estos procesos es amplia. Para el caso chileno, ver Bernardo Subercaseaux, Historia del libro en Chile (Santiago de Chile: LOM, 2000). Para el caso mexicano, ver Roberto González Moreno, "Medio siglo de industria editorial y lectura en México: 1900-1950", tesis de maestría en Bibliotecología (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007); Luis Mariano Herrera Zamorano, "La producción de libros en México a través de cuatro editoriales (19331950)", tesis de maestría en Historia (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2014). Para el caso argentino, ver José Luis de Diego, dir., Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010) (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2014); y Alejandra Giuliani, Editores y política. Entre el mercado latinoamericano de libros y el primer peronismo (1938-1955) (Buenos Aires: Tren En Movimiento, 2018).

3Esto lo propone Gustavo Sorá con su concepción del "Espacio editorial iberoamericano", donde considera que, aunque una editorial puede operar en un espacio más pequeño, el espacio articulador por excelencia es la nación, ya que esta impone leyes, formas de gobierno, sistemas económicos, educativos, lengua, etc. A su vez, señala que son pocos los agentes dentro del campo editorial que cuentan con una capacidad de trascender los límites nacionales —por poseer los recursos necesarios para superar dicha frontera—, pero que aquellos que no logran trascender lo nacional no quedan excluidos de los efectos que se perciben en el campo trasnacional. Gustavo Sorá, Editar desde la izquierda. La agitada historia del Fondo de Cultura Económica y de Siglo XXI (Buenos Aires: Siglo XXI, 2017) 19-21. En este sentido, las discusiones sobre la historia de la edición llaman a romper con la visión nacional y ubicar al libro en dinámicas trasnacionales. José Luis de Diego, "Editores y políticas editoriales en América Latina", La otra cara de Jano. Una mirada crítica sobre el libro y la edición (Buenos Aires: Ampersand, 2015) 27-33.

4Sobre la historia del Fondo de Cultura Económica existe una amplia bibliografía. Por esta razón me limito a remitir a las obras de Sorá, Editar desde la izquierda; Víctor Díaz Arciniega, Historia de la casa. Fondo de Cultura Económica, 1934-1996 (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1996); y Javier Garciadiego, El Fondo, la Casa y la introducción del pensamiento moderno en México (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2016).

5Ver los trabajos de María Fernández Moya, "Instituciones y estrategias empresariales. El sector editorial en castellano en la edad dorada (1950-1973)", Anuario Centro de Estudios Económicos de la Empresa y el Desarrollo 8 (2017): 121-156; María Fernández Moya, "Multinacionales del castellano. El proceso de internacionalización del sector editorial español (1898-2008)", Revista de Historia Industrial 40 (2009): 23-50; y María Fernández Moya y Nuria Puig, "Shaping the Rules of the Game: Spanish Capitalism and the Publishing Industry under Dictatorship (1939-1975)", Business History (2020). https://doi.org/10.1080/00076791.2020.1757072.

6"Carta de Daniel Cosío Villegas a Pedro Henríquez Ureña", feb. 3, 1939. Archivo Histórico del Fondo de Cultura Económica (AHFCE), Ciudad de México, Fondo Autores, 1.a Sección, exp. 156 Pedro Henríquez Ureña, ff. 3-5.

7Ver José Luis de Diego, "1938-1955. La 'época de oro' de la industria editorial", Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010), dir. José Luis de Diego (Buenos Aires: Fondo de Cultural Económica, 2014) 97-133; Gustavo Sorá, "Editores y editoriales de las ciencias sociales: un capital específico", Intelectuales y expertos. La construcción del conocimiento social en la Argentina, comps. Federico Neiburg y Mariano Plotkin (Buenos Aires: Paidós, 2004) 272-277.

8Antes de la formación de la sucursal, el Fondo operó una representación exclusiva administrada por Gonzalo Losada entre 1940 y 1944. Durante esta etapa, el Fondo utilizó la publicidad en la prensa como una herramienta para dar a conocer su producción editorial. A su vez, utilizó columnas y espacios periodísticos de autores que habían editado con anterioridad para encargar reseñas que promocionasen sus libros. Para profundizar, ver Francisco Joel Guzmán Anguiano, "La sucursal argentina del Fondo de Cultura Económica en sus primeros años: circuito editorial y prácticas (1945-1955)", tesis de maestría en Historia (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2019) 67-72, 139-147. Para profundizar en la figura de Gonzalo Losada, ver Eduardo Gudiño Kieffer, Gonzalo Losada, el editor que difundió el libro argentino en el mundo (Buenos Aires: Dunken, 2004).

9"Acta de la Junta de Gobierno", sep. 18, 1944. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Junta de Gobierno, Libro de Actas 1937-1945, ff. 144-151. Para profundizar más en el desarrollo de estas tareas dentro de la sucursal argentina, ver Guzmán 98-168.

10La plantilla laboral varió a lo largo de los años estudiados, pasando de 12 personas en 1945 a 18 en 1956. Ver "Nómina del personal del Fondo de Cultura Económica, Sucursal Buenos Aires". AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a parte, exp. 594 Arnaldo Orfila, f. 71; "Nómina de los trabajadores de la sucursal de septiembre de 1956". AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 10, s. f.

11Para profundizar en la figura de Arnaldo Orfila, recomiendo que se revise la tesis de Víctor Erwin Nova Ramírez, "Arnaldo Orfila Reynal. El editor que marcó los cánones de la edición latinoamericana", tesis de maestría en Historiografía (Ciudad de México: Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 2013).

12Nacida en Argentina en 1908, militó en el Partido Socialista argentino y formó parte de la Universidad Popular Alejandro Korn, donde coincidiría con su futuro esposo, Arnaldo Orfila, y con Delia Etcheverry. Trabajó como contadora en la sucursal argentina durante la gerencia de Orfila. Después, se trasladó a México cuando Orfila fue nombrado director de la editorial. Debido a su divorcio, regresó a Argentina en 1951 a laborar en la sucursal, de la cual fue nombrada gerente en 1956. Desde ahí ella sería una de las encargadas de expandir internacionalmente a la editorial mexicana, organizando las sucursales de Chile en 1954 y España en 1962. Se mantuvo como gerente en Argentina hasta 1985, año en que falleció. Para profundizar en su vida, ver Rafael Vargas Escalante, "La esencial María Elena Satostegui", De México para América entera. Pequeñas historias del Fondo de Cultura Económica (Ciudad de México: Grano de Sal, 2019) 91-99.

13Delia Etcheverry fue una editora, educadora, feminista y militante socialista argentina nacida en 1898. Militó en el Partido Socialista argentino desde 1934, y en 1937 fundaría junto a otras personas vinculadas al socialismo la Universidad Popular Alejandro Korn, lugar donde coincidiría con Arnaldo Orfila y María Elena Satostegui. Doctora en letras por la Universidad Nacional de La Plata en 1949, laboró como gerente de la sucursal del Fondo en Argentina entre 1948 y 1956. Sobre su gerencia, ver Guzmán 81-97. Sobre su perfil biográfico, ver Sorá, Editar desde la izquierda 105-107.

14Al respecto, ver Tulio Halperín Donghi, Historia contemporánea de América Latina (Madrid: Alianza Editorial, 2018) 431-454; Marcelo Rougier, "Crédito e industria en tiempos de Perón, 1944-1955", Revista de Historia Industrial 34 (2007): 91-92; Teresita Gómez y Silvia Tchordonkian, "El comercio exterior en la encrucijada. Limitaciones internas y condicionantes externos en el segundo gobierno peronista (1952-1955)", H-industri@ 20 (2017). Es posible considerar que esta situación económica desfavorable para el gobierno argentino se prolongó hasta mediados de la década de 1950, provocando grandes transformaciones en las políticas económicas e industriales adoptadas por el peronismo. Ver Loris Zanatta, "El peronismo", Historia mínima de Argentina, coord. Pablo Yankelevich (Ciudad de México: El Colegio de México / Turner, 2014).

15"Carta de Arnaldo Orfila a Daniel Cosío Villegas", sep. 12, 1947. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 4 1949, s. f.

16Giuliani 192-200.

17Es posible señalar que esta tardanza para solucionar la situación se debe a dos factores. El primero de ellos fue la mala relación que tenía el gobierno mexicano con el gobierno peronista debido a los desencuentros diplomáticos que sucedieron en distintos espacios, como la Conferencia de Chapultepec en 1945 o la Conferencia de Río de Janeiro en 1947. Ver Soledad Loaeza, "La política intervencionista de Manuel Ávila Camacho: el caso de Argentina en 1945", Foro Internacional 4 (2016): 851-902. Un segundo aspecto se debió a la presencia de militantes del partido socialista argentino en la sucursal, el cual era uno de los sectores disidentes del peronismo, y que en cierta medida fueron perseguidos y reprimidos por el régimen argentino. Al respecto, ver Flavia Fiorucci, "El antiperonismo intelectual: de la guerra ideológica a la guerra espiritual", Fascismos y antifascismos, peronismo y antiperonismo. Conflictos ideológicos y políticos en la Argentina (1930-1955), ed. Marcela García Sebastiani (Madrid: Iberoamericana Vervuert, 2006) 161-193. Para profundizar en el proceso de negociación del acuerdo y las tensiones que provocó, ver Guzmán 81-95.

18Esto puede ser entendido en parte por el cambio en materia económica que el peronismo aplicó a inicios de 1950, con el objetivo de fomentar las exportaciones y depender menos de las importaciones. Giuliani 211-218.

19Guzmán 92-97.

20Para profundizar en la editorial Sudamericana, ver Gabriela Dalla Corte y Fabio Espósito, "Mercado del libro y empresas editoriales entre el Centenario de las Independencias y la Guerra Civil española: la editorial Sudamericana", Revista Complutense de Historia de América 36 (2010): 275-281; Gloria López Llovet, Sudamericana: Antonio López Llausás, un editor con los pies en la tierra (Buenos Aires: Dunken, 2004).

21"Carta de Arnaldo Orfila a Daniel Cosío Villegas", sep. 19, 1947. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 3 1947, s. f.

22Las condiciones de la asociación se pactaron en que las ventas de las colecciones se realizarían a precio de catálogo, al que se sumaría el costo de la encuadernación y un 15 % más, que sería la comisión por venta para Intaglietta. "Carta de Daniel Cosío Villegas a Delia Etcheverry", jun. 29, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 148-149.

23"Carta de Arnaldo Orfila a Daniel Cosío Villegas", abr. 3, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, f. 106.

24"Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", jul. 14, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, f. 170.

25"Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", jul. 20, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 182-183.

26"Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", oct. 22, 1949. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, caja 1, exp. 5 1949, s. f.

27"Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", abr. 20, 1950. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, caja 1, exp. 5 1950, s. f.

28Para profundizar en las relaciones informales entre México y España durante los años del primer franquismo, ver Ricardo Pérez Montfort, "La mirada oficiosa de la hispanidad. México en los informes del Ministerio de Asuntos Exteriores Franquista, 1940-1950", México y España durante el primer franquismo 1939-1950. Rupturas formales, relaciones oficiosas, comp. Clara Lida (Ciudad de México: El Colegio de México, 2001) 61-119.

29Fernando Larraz, Una historia trasatlántica del libro. Relaciones editoriales entre España y América Latina (1936-1950) (Gijón: Trea, 2010) 167. Las relaciones que guardaban el régimen franquista y el gobierno peronista durante parte de la segunda mitad de la década de 1940 fueron estrechas, lo que propició la cercanía entre ambos países. Ver Raanan Rein, "El pacto Perón-Franco: justificación ideológica y nacionalismo en Argentina", Estudios Interdisciplinares de América Latina y el Caribe 1 (1990): 106-132. Pero a pesar de esta estrechez política, las relaciones editoriales fueron difíciles, sobre todo para aquellos editores españoles exiliados en Argentina. Aun así, la relación comercial entre los dos países facilitaba el intercambio editorial. Ver Ana Martínez Rus, "Ni rojos ni ateos: las difíciles relaciones editoriales entre la España franquista y el exilio argentino", Kamchatka. Revista de análisis cultural 7 (2016): 11-33. También fueron diversas las trabas que puso el gobierno franquista para la entrada de libros argentinos a su país, a pesar de existir el tratado de cooperación cultural firmado por ambos países en 1942. Ver Fernando Larraz, "¿Un campo editorial? Cultura literaria, mercados y prácticas editoriales entre Argentina y España", Cuadernos del GILHA 15.21 (2014): 123-136.

30"Carta de Arnaldo Orfila a Daniel Cosío Villegas", ene. 4, 1947. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 2 1947, ff. 1-3. Para profundizar sobre Emecé, ver De Diego, "1938-1955" 97-110. Para el caso de EDHASA, ver Josep Mengual Català, "La editorial EDHASA y la mutación de las formas (1946-1960)", Negritas y Cursivas. May. 8, 2015. https://negritasycursivas.wordpress.com/2015/05/08/la-editorial-edhasa-y-la-mutacion-de-las-formas-1946-1960/.

31Para profundizar, ver Martínez.

32Para diferenciar entre los paquetes que se dirigían a España y los que pertenecían a la sucursal, los primeros eran marcados con una "E" para distinguirlos. "Carta de Manuel Muñoz Cote a Arnaldo Orfila", feb. 25, 1947. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 2 1947, f. 62.

33"Acta de la Junta de Gobierno", ene. 20, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Junta de Gobierno, Libro de Actas 1948-1949, ff. 180-181.

34"Carta de Arnaldo Orfila a Daniel Cosío Villegas", mar. 17, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 87-89; "Carta de Daniel Cosío Villegas a Arnaldo Orfila", mar. 30, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 100-101. Otras de las restricciones que aplicó el gobierno franquista contra las editoriales latinoamericanas fueron la aplicación de políticas censoras en contra de los libros provenientes de estas naciones, además de leyes proteccionistas en favor de las editoriales españolas. Ver Fernández y Puig.

35"Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", sep. 8, 1951. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 5, s. f.

36"Acta de la Junta de Gobierno", nov. 9, 1951. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Junta de Gobierno, Libro de Actas 1950-1951, ff. 196-199.

37"Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", mar. 13, 1952. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 6, s. f.

38Sorá, Editar desde la izquierda 19-20.

39"Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", may. 7, 1949. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 4 1949, s. f.

40Garciadiego 29-58.

41"Carta de Daniel Cosío Villegas a Arnaldo Orfila", abr. 2, 1947. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 2 1947, ff. 113-114.

42El fenómeno de la censura durante el peronismo no fue tan común, aunque si fue una herramienta utilizada ocasionalmente por el gobierno para silenciar voces incomodas. Para profundizar al respecto, ver Perla Zayas de Lima, "Teatro y censura en el primer peronismo", Telón de Fondo 19 (2014): 22-39.

43Víctor Alba, "El movimiento obrero en América Latina", Cuadernos Americanos 19.3 (1953): 33-50.

44"Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", abr. 20, 1953. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 8 1953, s.f.

45"Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", jun. 17, 1953. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 8 1953, s. f.

46"Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", ago. 14,1953. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Filial Argentina, caja 1, exp. 8 1953, s. f.

47"Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", ago. 21, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 236-237. Originalmente el autor pedía 20 pesos argentinos por libro vendido, ya que en Argentina se vendía a 30 pesos. "Carta de Delia Etcheverry a Arnaldo Orfila", ago. 14, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 236-237.

48"Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", oct. 18, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 294-295.

49Cabe señalar que el mercado argentino era el segundo en importancia para el Fondo de Cultura Económica, solo detrás del mexicano, así que la imposibilidad de transferir las ganancias de la sucursal hacía la caza matriz representó un serio problema para las finanzas de la empresa. Queda como ejemplo el balance de la situación presentado ante la junta de gobierno en septiembre de 1952, donde es posible observar que las ventas en Argentina representaron el 27,5 % de los ingresos totales de la editorial, frente al 32,4 % del mercado mexicano. "Acta de la junta de gobierno", sep. 26, 1952. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Junta de Gobierno, Libro de Actas 1952-1953, ff. 80-82.

50"Carta de Arnaldo Orfila a Daniel Cosío Villegas", feb. 12, 1948. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 55-60.

51"Carta de Daniel Cosío Villegas a Arnaldo Orfila", feb. 18, 1948, AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 2.a Sección, exp. 594 Arnaldo Orfila, ff. 63-64.

52En este sentido solo se presenta como excepción el caso de Imago Mundi, de José Luis Romero, la cual se comenzó a distribuir en 1953. Tal como señalé con anterioridad, Romero era muy cercano a Orfila, debido a que ambos habían participado en la militancia del Partido Socialista argentino y en otros proyectos culturales de la época. Esta relación de cercanía explica el hecho de que, a inicios de 1953, ante las dificultades económicas que pasaba el historiador argentino por el encarcelamiento de su hermano, Francisco Romero, como parte de una oleada represiva por parte del peronismo, el Fondo de Cultura Económica otorgara un adelanto por las regalías del libro que Romero estaba preparando para la colección Breviarios. "Carta de Arnaldo Orfila a José Luis Romero", abr. 21, 1953. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, 1.a parte, exp. 298 José Luis Romero, ff. 40-41. El caso de Imago Mundi se inserta en una concesión similar. "Carta de Arnaldo Orfila a Delia Etcheverry", abr. 1, 1953. AHFCE, Ciudad de México, Fondo Autores, caja 1, exp. 8 1953, s. f.

Cómo citar este artículo Francisco Joel Guzmán Anguiano, "El Fondo de Cultura Económica y su sucursal en Argentina: convenios comerciales y circulación de producciones editoriales (1945-1955)", Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 48.2 (2021): 301-326.

Recibido: 06 de Julio de 2020; Aprobado: 20 de Octubre de 2020

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